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parámetros espacio-temporales.

No se trata de una ‘filosofía de se­


gunda mano’ que se basa en textos filosóficos ya elaborados (lo que
Nietzsche solía llamar una “filosofía rumiante”). Sin embargo, el obje­
to (material) de la filosofía andina tampoco es una reálidad 'objetiva'
y pre-conceptual, un mundo prácticamente ‘virgen’, sino una cierta
experiencia, y por lo tanto: una interpretación vivencial de este mun­
do. Metódica y hermenéuticamente, la filosofía como reflexión siste­
mática siempre llega tarde y presupone ya una pre-concepción
(Gadamer habla de "prejuicios") y pre-hermenéutica existentes que
anteceden a cualquier intento de conceptualización.41 Por eso,
metodológicamente podemos distinguir cuatro niveles:

1. La realidad ‘cruda’ como un supuesto ‘objetivo’ y pre-vivencial


en el séntido de una alteridad radical (el D in g-an -sicb o
noúm enon kantiano corresponde más o menos a este nivel). Se
trata de un cierto ‘ideal’ construido (como extrapolación) a partir
de su vivencia y experiencia, porque cada apropiación emocio­
nal, artística, social e intelectual de esta realidad, de hecho, ya es
una ‘interpretación’, aunque pre-conceptual y no-sistemática. En
el ámbito andino, este nivel corresponde a los factores geográfi­
cos, topográficos, climáticos, cosmológicos y biológicos ‘más acá’
de su experimentación por el runa/jaqi. Filosóficamente, sólo
tiene importancia como ‘idea regulativa o heurística’, es decir:
como un fenómeno liminal imprescindible para el proceso
hermenéutico posterior.42

41 Véase: Gadam er, H ans G eorg (1960; 1991). Wabrbeit und Methode: Grundzü$e
einer philosophischen Hermeneutik. Tubinga; Verdad y Método: Principios de una
hermenéutica filosófica. Salamanca: Síguem e. G adam er se refiere e n su análisis
ante todo a la ‘herm enéutica ontológica' d e H eidegger q u e habla d e u n a 'pre-
com prensión’ (Vorverstándnis) o ‘com prensión del ser' (Seinsverstdndnis) pre-
conceptual q u e pertenece a los existenciales del Dasein. Cf. H eidegger, Martin
(1927). Sein und Zeit. Tubinga: Max N iem eyer [El Ser y el Tiempo. M éxico 1988;
especialm ente 11-24].
42 A unque d efacto resulta im posible distinguir entre la 'realidad' extra- o pre-experi-
m ental y su experiencia vivencial posterior (que siem pre ya es una cierta ‘inter­
pretación’), m e parece im portante m antener esta distinctio form alis, p ara evitar
dos extrem os: Por u n lado, u n idealism o ‘herm enéutico’ en la tradición del princi­
p io esse est p ercipi d e B erk eley (sería e n to n c e s m ás e x ac ta m en te: esse est
interpretarí), y p o r otro lado, un realism o pre-crítico y gnoseo-céntrico (adaequatio
rei et intellecti). El prim er ‘contacto’ con esta ‘realidad’ n o es de tipo racional, ni
teórico, sino una experiencia 'holística' e irreducible que trasciende la escisión
gnoseológica entre sujeto y objeto.
2. La experiencia vivencial de esta realidad por el runa/jaqi. Tal,
como cada experiencia, se trata del primer nivel hermenéutico¡
y, por eso, ya es una cierta ‘interpretación’ del mundo. También^
la vivencia por el ser humano andino ‘interpreta’ la realidad pre-
vivencial de acuerdo a los parámetros de su vida.. Esta experien­
cia, por tanto, no es ‘objetiva’ ni ‘neutral’ (en contra de la
Wertfreiheit de Max Weber), sino que obedece a intereses prag­
máticos y existenciales de la y del intérprete. El ru n a/jaqi expe­
rimenta su entorno ‘real’ mediante una codificación cultural que
obedece a necesidades físicas y sociales, y que introduce una
cierta ‘valoración’ a un mundo idealmente no-axiomático. Esta
experiencia primordial como interpretación significativa (herme­
néutica) es lo que podemos llamar ‘cosmovisión’: Un cierto or­
denamiento del kosm os como alteridad y trascendencia real, por
medio de parámetros antropológicos (e inclusive antropo-
mórficos), pero no necesariamente en sentido conceptual, lógi­
co y racional.'*3
3. La interpretación conceptual y sistemática de esta experiencia
vivida. Es el nivel de la reflexión filosófica en sentido original y
propio. Según Aristóteles, la admiración (que es una cierta expe­
riencia) es el punto de partida para la reflexión filosófica. La
filosofía corresponde entonces a una necesidad de segundo or­
den: Conceptualízar lo que ya es vivido dentro de un ordena­
miento pre-conceptual y pre-reflexivo. Este es el nivel exacto en
el que se ubica la ‘filosofía andina’. Como ya dijimos, es la ‘se­
gunda palabra’ después y en base a la interpretación primordial
hecha por el mismo ru n a/jaqi mediante su experiencia vivencial.
En este sentido, la ‘filosofía andina’ es ‘interpretación de la in­
terpretación’, pero sin ser por esto ya interpretación textual. En
el fondo, se trata de una explicitación (racional y conceptual)
de lo que implícitamente ya está presente en el primer nivel de
interpretación. Consecuentemente, la ‘filosofía’ tendría que ser
definida como ‘cosmovisión explícita’ o ‘interpretación racional
de la experiencia vivencial del mundo'. La filosofía andina, en

'i3 La experiencia vivencial (en sentido del Erlebnis) más que con la razón tiene que
ver con los sentimientos y las emociones; es una suerte de ‘conciencia natural’
(Husserl), un arraigamiento subconsciente del ser humano (como el In-der-Welt-
Sein de Heidegger). Esta experiencia primordial se expresa mediante un sinnú­
mero de medios predominantemente no-conceptuales (mitos, creencias, ritos, ce­
lebraciones, costumbres, símbolos, etc.).
específico, es la interpretación sistemática (conceptual y racio­
nal) de la experiencia vivencial del ru n a/jaqi de aquella parte
del kosm os que le rodea.44
4. La reflexión e interpretación histórica de esta misma filosofía ori­
ginaria. Es el nivel, en donde la filosofía se convierte en ‘historia
de la filosofía’, en una interpretación de tercer grado (y una re­
flexión de segundo grado o ‘meta-reflexión’). Si bien es cierto
que el quehacer filosófico (y sus productos textuales) también
es un objeto de la misma filosofía, de ningún modo puede ser su
carácter principal. El gran peligro de esta concepción de ‘filoso­
fía’ es que se encierre en su torre de marfil y se vuelva narcisista;
ya no toma en cuenta como punto de referencia la alteridad no-
filosófica radical. Por lo tanto, se conviene, en última instancia, en
meta-filosofía (un círculo hermenéutico sui generis)^ , en filología
(amor a la letra) o hasta en “logo-logia" (reflexión de la letra).
La predominancia, en el mundo occidental (y fuera de éste), de
esta concepción de ‘filosofía’ se debe sobre todo a la ‘historización’
de la filosofía (occidental) en el siglo XIX. El ideal hegeliano de
que la filosofía llegue a la ‘concepción de sí misma’, a través del
estudio de su recorrido histórico (espíritu objetivo), más tarde se
transformó en ‘historismo’, en el sentido nietzscheano de la pa­
labra. Este nivel de reflexión filosófica necesariamente requiere
como fuente y punto de partida de textos filosóficos elaborados
en períodos distintos a la misma interpretación. Ya no es una
hermenéutica entre realidades coetáneas, sino entre dimensio­
nes en perspectiva día-crónica. A pesar de esta alteridad históri­
ca, se trata, en el fondo, de una reflexión inmanente de “lo mis­
mo” (Lévinas): textos sobre textos. En el caso de la ‘filosofía andina’,
este nivel prácticamente no es aplicable, a causa de la falta de

** N o m e parece o p o rtu n o definir el objeto (m aterial) d e la filosofía a la manera


'realista' com o ‘la totalidad d e lo q u e es', po rq u e este 'ser- ('realidad') siem pre ya
e s m ediad o p o r la experiencia pre-conceptual. La filosofía sólo indirectam ente
tiene q u e ver c o n la ‘realidad’, pero directam ente con la totalidad (bolon) de la
experiencia vivencia! hum ana de esta ‘realidad’. Esto quiere decir que la palabra
filosófica es ‘segunda palabra’.
•t‘l La problem ática d e una ‘m eta-filosofía’ (o ‘filosofía d e la filosofía’) tiene que ver
con la señalada, al hab er discutido el tem a de la supra-culturalidad: una 'historia
d e la filosofía’ a su vez es histórica y culturalm ente situada. Esto lleva o bien a un
regressus ad infinitúm, o bien a u n círculo herm enéutico, p ero nunca a u n a posi­
ción supra-cultural o m eta-histórica.

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