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La racionalidad andina
1 Lo que Parménides todavía introdujo de manera implícita (la diosa Diké como
guía mítica del filósofo), posteriormente ya no se explícita, pero se presupone
axiomáticamente. El afán moderno de auto-fundamentar el saber filosófico me
diante un acto de evidencia inmediata (cogito ergo sum), presupone, sin embar
go, como axioma (irracional) la evidencia del logos. La historia de la filosofía
occidental puede ser interpretada como el proceso paulatino de 'olvidar' (o tal
vez de ‘suprimir’) su propio ‘mito fundacional’, y de divinizar y absolutizar a sí
misma como causa sui.
98 FILOSOFÍA ANDINA
4.1. Introducción
mítico, la ‘razón’ fue identificada por largo tiempo con algo divino y
sobrehumano en que el ser humano participa (Nous, Logos), lo que
se profundizaba aún más en la cristología y en el platonismo cristia
nizado (logoi spermatikoi). La ‘secularización’ plena de la ‘razón’ re
cién empezó con el nominalismo medieval y se estableció definitiva
mente en el racionalismo continental moderno. Pero a pesar de su
‘emancipación’ de lo mítico, numinoso y divino, la razón mantenía a
lo largo de la modernidad ese hálito extraordinario y casi-divino.4
Recién la postmodemidad empieza a ‘deconstruir’ este mito fundacional
de la filosofía occidental, en especial su encarnación moderna en la
llamada ‘racionalidad instrumental’.
¿Podemos entonces usar-un concepto tan polifacético y
culturalmente arraigado en Occidente, para describir los rasgos fun
damentales, los ‘presupuestos’ inconscientes de una filosofía tan dis
tinta que es la andina? Es cierto que en este momento estoy come
tiendo una inconsistencia hermenéutica, pero es una ‘inconsistencia
fructífera’5 y sobre todo explicitada. El círculo herm enéutico
involucrado se podría describir de la siguiente manera: Antes de sa
ber exactamente lo que es ‘racionalidad’, tenemos que presuponer
(como ‘hipótesis de trabajo’) esta noción; antes de haber definido
exactamente lo que es logos, tenemos que empezar con el ‘diá-logo’.
No hay un comienzo ‘puro’ y absoluto (ex nihilo), sino siempre
una cierta entrada a este círculo hermenéutico que hay que explicitar.
Tampoco nos salva el acto voluntarista de ‘definir’ de una vez para
todas el concepto de la ‘racionalidad’, porque este mismo acto reve
laría ya un cierto ‘modo de pensar’ que corresponde a una actitud
clasificatoria o esencialista. Lo único que podemos hacer, es enrique
cer paulatinamente —dialogando— los conceptos involucrados, en
un acercamiento mutuo y respetuoso.
La luz es tanto un atributo natural del hombre (lumen naturale), una característi
ca del creyente (lumen supernaturale), como también un atributo divino (luz
divina). En la Biblia y los escritos filosóficos de Occidente, abundan las metáforas
de la luz’.
Véase: Estermann, Josef (1993). “Visage et Vision: Die Konzeption der Individualität
bei Emmanuel Lévinas im Spannungsfeld jüdischer und griechischer Kategorien".
En: Concordia 23. 2-12.
* "Alles Wirkliche ist vernünftig, und alles Vernünftige ist wirklich".
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tres nasales sonoros (m, n, ñ), dos laterales sonoros (1, 11), una vi
brante simple (r), dos semiconsonantes sonoros (w, y), y tres voca
les (a, i, u) [en el quechua se mantiene por regiones las cinco vocales
a, e, i, o, u] con sus alófonos, un alargamiento vocálico O [en aimara],
además de los fonemas prestados del español (b, d, g). En total se
trata (con los alófonos) de unos 42 sonidos distintos.27 Típicas tam
bién son las interjecciones expletivas que imitan fonéticamente el so
nido real (achachaw; alalaw, hatu, law, wahay, uhuy, chu, ch’in, etc.
en quechua y achhichhiw, atatqw, alalaw, way en aimara).
El runa/jaqi ‘escucha’ la tierra, el paisaje y el cielo; ‘siente’ la
realidad mediante su corazón. El verbo quechua rikuy (‘ver’) [uñjaña
en aimara, con el sufijo exagerativo -/Va-] contiene el sufijo reflexivo
-ku- para indicar que no se trata de una acción unidireccional (suje
to-objeto); el verbo quechua uyariy (‘escuchar’) [istaña en aimara]
está compuesto por la raíz uya- que significa ‘cara’, y el enclítico
responsivo -ri- que actúa como tópico en las preguntas para indicar
que dichas preguntas tienen un nexo con los eventos que han ocurri
do previamente. El verbo quechua tupayuy (‘tocar’, ‘palpar’) [llamt’a ña
en aimara] es el reforzamiento de tupay (‘encontrarse’, ‘verse’) con el
sufijo aumentativo -yu-, el verbo mallikuy, (‘saborear’) [mallt’aña en
aimara que significa ‘saborear’ y ‘probar’] es el reflexivo de. malliy
(‘probar’). La sensibilidad y sensitividad andinas no dan preferencia
al ‘ver’, y por lo tanto, la racionalidad cognoscitiva no es en primer
lugar ‘teórica’ (theorein), sino más bien emocio-afectiva.28
Los idiomas quechua y aimara poseen una gran variedad de sufijos
y tonalidades para expresar sentimientos, emociones y afecto; a ma
nera de ejemplos puedo mencionar para el quechua los sufijos deses-
pcrativo -paya, exagerativo -tiya, aumentativo -sapa, intensificador
-y, emotivo -ya, impresivo -ma y dubitativo -suna/-sina. Y para el
aimara los sufijos despectivo -la, estimativo -su, diminutivo -ku/-chu,
culpativo -tuqi-, benefactivo -rapi- y exagerativo -ja. Contrariamente,
51 Cabe decir que la crítica intra-científica (Thomas Kuhn, Fritjof Carpa, etc.) no
necesariamente cuestiona el paradigma mismo de la ciencia occidental, arraigado
fuertemente en el ‘mito fundacional’ de su racionalidad. Según la teoría de lo»
'cambios paradigmáticos’ (Kuhn), la ciencia siempre procurará incorporar fenó
menos 'heterodoxos’ en la misma teoría hasta que ésta ya no serviría. Pero en el
fondo, se trata de cambios ¿«ira-culturales y no dé perspectivas ¿«/er-culturalej.
32 El conocer teórico (noein, theorein) siempre es una reducción de la diversidad y
abundancia de la vida y del universo. Un científico occidental sólo 'conoce' la
vida destruyéndola; el ‘análisis’ es el método más destacado para llegar 1 la ver
dad (episteme), es decir: deshacer, abrir, violar, dividir y separar (ana-lysis), >Ul
Biblia Hebrea nos plantea otra forma de ‘conocer’ (unirse con el misterio d< le
vida en el acto sexual); la mística contiene un concepto más sintético del 'saber'
(myein: unirse); el movimiento gnóstico y la tradición índica enfatizan el carácter,
salvífico del ‘saber’.
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