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ANTIGÜEDAD
I. Grecia
a. El pensamiento económico en Grecia.
Del Estado
El Estado representado por la polis se ocupaba del buen gobierno para los ciudadanos, en
los asuntos de la guerra y la política. Su papel en la economía, si bien fue marginal, tuvo
funciones específicas orientadas a normar su desarrollo.
Al Estado desde el plano económico le va a corresponder vigilar tanto el cumplimento de
las leyes, como registrar la cantidad de bienes de los ciudadanos. Teniendo como principio
la conveniencia de la vida comunitaria, la ley, decía Platón, va a dictar el acrecentamiento o
disminución de los bienes de los ciudadanos, con el fin de que prevalezca la igualdad.
Procurando cubrir las necesidades de acuerdo a un orden jerárquico, primero se ubican los
deseos y necesidades naturales, y después los deseos superfluos relacionados con los
manjares y los lujos.
El Estado, para florecer, señalaba Platón, debe encontrar el justo medio entre riqueza y
pobreza, aún cuando la primera no es bien vista por este pensador en tanto se opone a la
virtud, pues del deseo ilimitado de riqueza –apunta- nace la injusticia y la guerra.
Aristóteles por su parte, concibe la organización social fuera de los lazos de la vida
comunitaria, la que sólo es válida para la vida familiar y no para la vida social en general.
Aristóteles va a considerar la búsqueda de la igualdad en la comunidad como contraria al
desarrollo del Estado, siendo las diferencias las que lo favorecen mediante el impulso de la
propiedad privada. Cada quien –dice- pone mayor interés en lo propio que en lo comunitario;
y por lo tanto el propietario lo cuida más favoreciendo de esta manera el desarrollo general.
II. ROMA
Propiedad y trabajo
Paralelo al poderío civil que Roma fue alcanzando, la propiedad de la tierra iba
concentrándose en manos de la nobleza gobernante, lo que se tradujo en el descenso de los
assidui y el aumento de los proletarii, constituyendo poco a poco la mayoría de ciudadanos,
llegando incluso a repercutir posteriormente en la reducción de las filas de soldados. Aspecto
relevante para entender la conformación posterior de las legiones romanas en la época del
imperio.
Durante el apogeo de la república el campo estaba dividido en grandes territorios, la
población de las ciudades conformada por ciudadanos sin propiedad, había encontrado una
forma de sobrevivir dentro de las mismas, para quienes en última instancia, la propiedad dejó
de ser un factor prioritario de subsistencia.
Ninguna otra civilización en la antigüedad conoció el dominium ex iure quiritium, la
propiedad absoluta. Propiedad sin restricción traducida en grandes latifundios que no
necesariamente se conformaban por compactos bloques de tierra, sino que se componían por
un gran número de fincas o villae de mediana extensión distribuidas a lo largo de todo el
territorio romano.
El concepto de propiedad a su vez incluía por supuesto a los esclavos. La esclavitud
adquiere en Roma un espectro más amplio del que tuvo en Grecia. Se erigió en el elemento
central para un modo de producción que, aunque basado también en la agricultura, tenía
mayores alcances por las extensiones de tierra y el intercambio comercial generalizado,
condición de bienestar e investidura del noble para su dominio social dentro de las ciudades.
La labor del esclavo no se restringía al servicio doméstico como lo fue en su momento en
el mundo griego. Aquí el esclavo era propiedad privada, propiedad que poseían los
aristócratas urbanos, quienes sin la presencia de esclavos no podían ejercer sus funciones
públicas ni disfrutar del dominio social y económico. Se les aplicó el principio de propiedad
absoluta.
El trabajo en Roma
Con la introducción de las grandes propiedades territoriales, la esclavitud se erigió en
condición fundamental de las relaciones económicas, misma que fue impulsada por una
compleja estructura legal que reguló tanto la existencia del esclavo, base de la producción,
como las relaciones económicas de la compra, la venta, el arrendamiento, la herencia, las
fincas; así como el derecho civil familiar, matrimonial y testamentario.
Junto a ello se debe destacar la importancia de las acciones militares de un amplio ejército
que dieron a Roma el dominio de vastos territorios y que en primera instancia, garantizaron
durante un largo período la provisión de esclavos.
El trabajo esclavo se extendió más allá de la actividad agrícola en el cultivo de vino,
aceituna y cereales, llegando a formar parte de la actividad comercial y artesanal. Se calcula
que en el 225 a.J. había unos 4, 400,000 personas libres y alrededor de 600,000 esclavos,
para el 43 a. J. 4, 500,000 habitantes frente a 3, 000,000 de esclavos; datos que reflejan la
importancia de la esclavitud como modus vivendi del ciudadano romano.
La agricultura no obstante, tuvo un gran impulso por la introducción de descubrimientos
tecnológicos importantes para su época como son el molino hidráulico, la máquina segadora,
lo que fue acompañado de construcciones al interior de las ciudades.
Trabajo en la minería. Roma logró asimilar los avances técnicos realizados por los griegos
y egipcios. Una de las más usuales era el derrumbe de montañas. En una mina llegaron a
trabajar 40,000 personas. La mayoría de los mineros eran esclavos o trabajadores
dependientes e incluso libres quienes se empleaban para obtener el beneficio de liberar el
pago de los tributos o impuestos.
Trabajo de los artesanos. Este trabajo estaba orientado a la producción de tejidos, pan,
vidrio, calzado, monedas y cerámica, entre otros. Solía realizarse en talleres que llegaban a
reunir hasta 70 trabajadores. Había sin embargo una clara distinción entre los trabajos
artesanales domésticos de aquellos realizados en talleres especializados. Los primeros eran
ejecutados por los esclavos y estaban destinados a lograr la autosuficiencia de las grandes
casas señoriales para el consumo local, tal era el caso de la panadería y la confección de
prendas para vestir e incluso la construcción. En tanto los segundos, si bien podían participar
los esclavos, eran mayoritariamente realizados por hombres libres. Se trata de un trabajo
sofisticado dentro de talleres especializados dirigido a la exportación y no al mercado
interno.
Sistema legal
Sin duda, una de las mayores aportaciones que Roma legó a occidente fue su compleja
estructura legal, la cual se preocupó tanto por regular las relaciones económicas relativas a
la compra, la venta, el alquiler, el arrendamiento, la herencia y las fincas, como en materia
de derecho civil familiar, matrimonial y testamentario.
Coste de vida
Plinio afirmaba que la vida en Roma era muy barata, ejemplificándolo de la siguiente
manera. Con un as (moneda de bronce) se podía comprar un celemín de trigo (alrededor de
8.75 kilos) un congio de vino (3.3 litros), 30 libras de higo, 10 libras de aceite y 12 de carne
(la libra equivalía a 330 gms.)
Señalaba que un procónsul ganaba anualmente un millón de sestercios (monedas de
bronce), un médico podría ganar 400,000 y los funcionarios entre 200,000 a 60,000. Los
legionarios empezaron ganando 900, llegando a 2,000. Un jornalero agrícola ganaba 4
sestercios diarios incluyendo comidas y alojamiento. Su ingreso anual podría fluctuar entre
720 a 2200 sestercios. En cuanto a los gladiadores los menos capaces ganaban de 1000 a
2000 sestercios, pero los más experimentados hasta 15,000.
El gasto medio de alimentación de una familia de dos miembros y un esclavo era más o
menos de 6 sestercios considerando un menú de pan, vino, verduras, queso y dátiles. Vestido
y calzado rondarían los 30 sestercios. La renta era cara, giraba alrededor de 2000 sestercios
aproximadamente.
La caída de Roma
Las conquistas aportaron a Roma el dominio de un amplio territorio que a la vez de dotarla
de grandeza, poco a poco le fue impidiendo conservar la unidad de las provincias bajo un
mismo sistema político, aspectos que más tarde repercutieron en su estabilidad social.
Las guerras civiles del tránsito de la República al Imperio fueron apaciguadas, a través de
una compleja organización política que Ulpiano reflejó como la voluntad del príncipe tiene
fuerza de ley. La época de paz trajo consigo a una milicia desocupada a la cual se le
proporcionó parcelas para su manutención.
En las ciudades, las tensiones fueron apaciguadas con la distribución de trigo que el Imperio
incorporó de los graneros de Egipto, realizando a su vez grandes construcciones que dieron
empleo a los plebeyos.
Asimismo, se estableció en las provincias un sistema fiscal uniforme a través del pago de
impuestos sobre la tierra, basándose en censos muy precisos, cuya consecuencia fue el
aumento de los ingresos del Estado.
El sistema legal fue conservado por el principado, quedando intactas las leyes que
regulaban las transacciones económicas enmarcadas en el derecho civil. La propiedad siguió
protegiéndose y se produjeron las grandes sistematizaciones de la jurisprudencia en un
cuerpo codificado de normas públicas.
Quizá la gran debilidad del Imperio fue su incapacidad de lograr la reproducción natural
de los esclavos. De hecho, las reseñas sobre Roma, destacan que éstos vivían en barracas o
bien al amparo de un señor, pero sin lazos familiares que les permitiera el nacimiento de
esclavos. Las mujeres eran consideradas de baja utilidad, salvo en algunos casos de empleo
doméstico, por lo que su lugar dentro de la organización laboral y factor de reproducción
social se ubicaba al margen de los resortes importantes que movían el sistema de producción
romano. .
Los esclavos dependían de las conquistas, éstas habían llegado a su límite y aún cuando
existía el comercio de esclavos, no se pudo suplir la escasez.
Al levantarse el sistema de producción del imperio sobre la base de la mano de obra esclava,
la caída de la oferta llegó a impactar seriamente las relaciones económicas. A ello hay que
agregar que las crisis políticas, dadas por la magnitud de Roma, así como la descomposición
social de las últimas décadas, trajo aparejada la caída del Imperio. Lo cual por supuesto, llevó
algunas décadas más para terminar de desmoronarse.
En esta última fase, el precio de los esclavos representaba una inversión aventurada para
el propietario y su prole una fuerte carga financiera, quien a su muerte la perdía.
La dependencia de la sociedad romana al modo de producción esclavista trajo
contradicciones irresolubles. El imperio no pudo concebir una forma de organización
distinta, lo cual, significó su caída y desaparición del escenario del mundo antiguo.
Político escritor, que exaltó el trabajo de los campos, tratando de valorizarlo ante todo
moralmente, respecto a otras actividades humanas.
Catón señalaba que los ladrones de cosas privadas pasan su vida en prisión, en tanto que
los ladrones de lo público andan cubiertos de oro y púrpura.
Fue propietario de lagos, de baños de agua caliente donde pudieran trabajar cardadores
de paños y de campos labrantíos donde estuviesen pastoreos y selvas, con el fin de recibir
el suficiente dinero para hacer frente a las inclemencias del tiempo. Aún cuando ve al
comercio como una actividad arriesgada en relación con la agricultura, fue inversionista
en el comercio marítimo, valorando el trabajo agrícola por encima de los demás, de ahí –
decía- surgen hombres fuertes, soldados valientes y su provecho, es justo y seguro. Su
obra se encuentra recopilada en De re rústica donde trata desde consejos financieros,
plegarias y exorcismos, hasta amplios inventarios de todo lo necesario para una empresa
agrícola.
Catón ejerció la abogacía hasta que se dedicó a la carrera política. Fue cuestor, edil, pretor
y cónsul, en este cargo reprimió revueltas en Hispania, recibiendo posteriormente el cargo
de censor.
De la usura y el comercio
Se pueden conseguir riquezas aun con el comercio, pero es arriesgado; y también con la
usura, pero no es honrado. Yo creo, pues, que quien se dedica a los comercios es hombre
osado y solícito en adquirir riquezas, pero, como he dicho, es hombre cargado de peligros y
desventuras. De la agricultura en cambio, surgen hombres fortísimos y soldados muy
valientes, y su provecho es justo y seguro, y nada tiene de execrable; y no están sujetos a
malos pensamientos.
El padre de familia debe ser propenso a vender y no a comprar. Venderá cuando esté a
buen precio, el aceite; y venderá el vino y el trigo que sobraren; y los bueyes viejos, y el
ganado y las ovejas en mal estado, la lana, las pieles, el carro viejo, las viejas herramientas y
los esclavos viejos y enfermos. (Ibid, 1, pp. 44-45; 2, pp. 50-51)
Del trabajo
La vida humana, en efecto, es casi como el hierro; se usa, se consume; y si no se usa, de
todos modos, la herrumbre lo destruye. Así pues, vemos a los hombres consumirse en el
trabajo, y si no hacen nada, la inercia y la indolencia causan mayor daño que la fatiga. (Op.
Cit., 5, pp. 54-55).
De la cosecha
No se conceda que la cosecha y el laboreo de las aceitunas sean arrendados a precios
superiores, salvo el caso en que se diga en el momento que el arrendatario es socio. Si así se
hiciere, cuando el patrón o el custodio lo quieran todos los socios prestarán juramento; y si
no juraren, nada se dará por aquella cosecha y laboreo, y nada se deberá a quien no hubiere
jurado. (Op. Cit)
El viñedo será cuidado por el trabajador, así como el predio, el arbolado, los campos de
trigo; y se le deberá dar heno y pastoreo en la cantidad necesaria para los bueyes que están
en el predio; todo lo demás deberá ser común.
La buena granja es un buen fundo de cien yugadas y en óptimo emplazamiento, primero
es el viñedo, cuando produzcas mucho y buen vino, luego la huerta regadía; en tercer lugar,
el saucedal; en el cuarto, el olivar; en el quinto, el prado; en el sexto, el campo para trigo; en
el séptimo, el bosque apto para la tala; en el octavo, el arbolado, y por último, el encinal de
bellotas. (Op. Cit., 144, pp. 172-173; 1, pp. 46-47)
Organización económica.
Varrón sostiene una concepción desarrollista, observando tres fases ascendentes en la
organización productiva humana. Primero, la cosecha de frutos espontáneos; segundo, el
pastoreo y tercero la agricultura. La cría de animales pequeños, así como la zootecnia y sobre
todo la agricultura, ocupan un lugar preponderante en su obra económica. En este sentido va
a introducir una importante innovación para su época como es la recomendación técnica de
rotar la tierra un año sí y otro no, con el fin de ventilarla y que proporcione mayores frutos.
Cicerón más que tratados sobre economía, escribe obras histórico-filosóficas mostrando
gran afinidad con los griegos. Sus escritos se orientan a dictar preceptos morales dentro
de la vida práctica que en última instancia, persiguen la finalidad de regular diferentes
aspectos de la existencia. Sus aportaciones a la economía en consecuencia, se
circunscriben al deber ser del hombre dentro de la vida práctica. Para Cicerón el sabio es
aquél que sabe cuidar de las cosas domésticas, procediendo conforme a las costumbres,
las leyes y las instituciones.
Economía y moral
Es deber del hombre sabio cuidar de las cosas domésticas, con tal que no proceda
contrariamente a las costumbres, las leyes y las instituciones; puesto que nosotros queremos
ser ricos no sólo para nosotros, sino también para los hijos, los parientes, los amigos y sobre
todo para la patria. En efecto las fortunas de cada ciudadano son, en el fondo, la riqueza del
Estado.
Nada es útil, en efecto, cuando no es al mismo tiempo honesto; y no es honesto en cuanto
es útil, sino es útil en cuanto es honesto.
Cada uno de nosotros, en efecto, desea la utilidad y se siente atraído hacia ella; y no puede
ser de otra manera, pues no hay quien rehuya, o bien no trate de conseguir por todos los
medios lo que es ventajoso para él. (De officiis, III, 15,64, p. 260; 28,101, pp. 293-394).
No hablo de las riquezas, que quienquiera, aun siendo indigno, puede poseer…y no hablo
de la popularidad, resonante del aplauso de los necios…sino también las cosas que serían
mínimas deberían ser llamadas bienes: la blancura de los dientes…la belleza de los ojos, la
gracia del colorido. La vida feliz está formada la virtud. (Tusculanae, V, p. 16).
Pero puesto que no podemos hallar lo útil sino en el amor, en el decoro y en lo honesto,
nosotros consideramos estas mismas cosas como los primeros y más grandes bienes; y
juzgamos lo útil como un nombre necesario, más que como una cosa realmente bella.
La honestidad es el valor que está por encima de todos los demás, concepto que traslada
a la economía al considerar que si bien los hombres buscan la utilidad, ésta sin embargo, se
relaciona con el amor, con el decoro, con los deberes y medios que son comunes ya sea por
naturaleza o por educación, bienes supremos que se pueden poseer en tanto son útiles para la
vida social. Principio sobre el cual Cicerón levanta la totalidad de sus concepciones
económicas. (De off., III, 3, 13-14).
La aceptación de la ley y la comunidad de intereses es lo que constituye al pueblo, de ahí
que no haya más interés en la economía que el común.
La prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza son las virtudes que orientan la
economía. Un vendedor –nos dice Cicerón- tiene la obligación de decir todo lo que sabe sobre
su producto, incluyendo los defectos de la mercancía, aún cuando el comprador no lo solicite
y la ley no las tutele. (De off., III, 8, 30,35).
Riqueza financiera
Las cosas que sirven para la conservación de la vida, son en parte inanimadas, como el oro,
la plata, los productos de la tierra, etcétera; en parte, son animadas y poseen instinto propio.
De éstas, algunas son irracionales, como los caballos, los bueyes y otros animales domésticos,
las abejas y, en suma, todos los animales de los que se obtiene alguna utilidad; otras, son
racionales, y se dividen en dos especies: los dioses y los hombres. (De officiis, II, 3, 11, p.
140)
Las riquezas son deseadas para la necesidad de la vida y el goce de los placeres. Pero, en
quien posee ánimo muy elevado, este deseo mira a tener poderío en el Estado y medios para
poder proporcionar favores…no es suficientemente rico el que, deseando ser el primer
ciudadano, no puede mantener un ejército con los frutos de sus riquezas. (Ibid., I, 8, 25, pp.
20-21)
Todos se propusieron vivir en plena libertad, no necesitando de nada y no dependiendo de
nadie. Cuyo fin, siendo común a los ambiciosos y a los amantes de la vida tranquila, piensan
poder alcanzarlo por dos modos distintos: uno poseyendo mucho, otros, conformándose con
su pequeña fortuna; no siendo condenable ni una ni otra opinión. (Op. cit., I, 8, 25, pp. 20-
21)
El fruto de la riqueza consiste en la abundancia, mas la abundancia se manifiesta por la
saciedad…la que tú nunca alcanzarás, ni, por lo tanto, nunca serás rico.
La medida del dinero no es dada por la estimación del censo, sino, en verdad, por el
alimento y por los objetos de uso. No ser ávido: esto es dinero
¿A quién llamamos rico? ¿En cuál hombre pondremos pues esta palabra? En aquel, creo
yo, que posee lo que le permita vivir fácilmente de un modo libre; que no pida nada, que nada
desee y nada espere de más. Es preciso que sea tu mente, la que te juzgue rico, y no la voz
vulgar ni tus pensamientos. Los que trabajan porque necesitan ganar, no pueden ser
verdaderamente ricos. Consideramos que tengan necesidad de ganar lo que honestamente se
procuran bienes comerciando, prestando su propio trabajo o tomando en arriendo. (Paradoxa,
VI, 1, 2, 3).
Todo lo que hace el hombre para otro hombre, a fin de engrandecerlo y honrarlo, depende,
pues, de varias causas: de sentimientos de benevolencia…de causa de honor…o de
confianza…creyendo con ello proveer también a sus propias cosas; o de temor…o de la
esperanza de alguna ventaja…o, finalmente, de dinero; y es ésta la razón más abyecta y vil,
ya sea par los que son impulsados por ella, como para los que a ella recurren…Mas, puesto
que a veces también este medio puede ser necesario, diré de qué modo debemos servirnos de
él…Además, es de admirar sobre todo el hombre que no se deja arrastrar por el deseo del
dinero. ( De off., II, 11, 38, pp. 163-164).
La riqueza es relativa al hombre que se piensa a sí mismo como tal, no depende del trabajo
ni de los bienes materiales, sino que se relaciona con la virtud que cada uno es capaz de
poseer. Es importante gastar para ser bien visto, pero en obras que sen útiles para lo público.
(Op. cit., I, 8, 25).
La equidad será destruida, si ya no estamos seguros de poseer lo nuestro; porque, como ya
he dicho, el fundamento de toda asociación civil, es la libre y tranquila posesión de la
propiedad…El que está en el gobierno, debe procurar ante todo que cada uno conserve sus
propios bienes, y que el Estado no disminuya los bienes privados. ( Op. cit., II, 21,22,73,79
pp. 196, 202).
Propiedad y comercio
Aquellos que por Deseo de popularidad maniobran con las leyes agrarias para despojar de
sus bienes a los legítimos propietarios o, con las nuevas tablas, atentan contra las bases del
Estado, destruyendo ante todo la concordia, que no puede subsistir cuando se quita el dinero
a unos y se lo condona a otros.
Más no ha de ocurrir que, una vez contraídas las deudas, los acreedores deban perder lo
suyo en provecho de los deudores, pues la confianza es la más grande garantía de los Estados,
y no puede haber confianza alguna cuando no es factible obligar a los deudores a cumplir
con sus obligaciones. ( Op. cit. II, 22, 23, 83. p. 205)
Así como deseamos ser generosos en donar, no debemos ser demasiado rigurosos en exigir
lo que se nos debe; y en las contrataciones, en las compras y ventas, en las locaciones, en las
cuestiones de vecindad y de límites, debemos mostrarnos discretos y acomodaticios,
cediendo a menudo algo de nuestros derechos y evitando, hasta donde es posible, todo litigio.
Débese decir todo, a fin de que el comprador nada ignore de lo que sabe el vendedor, el
vendedor tiene la obligación de declarar sólo aquellos vicios que la ley civil le obliga a
declarar; mientras, por lo restante, debe limitarse a actuar sin fraude. (Op. cit., I, III, 12, 18,
51, 64, pp. 187, 250).
Junto con su descalificación del comercio en beneficio del trabajo agrícola, ubica
Columela su ataque a las artes escénicas y a los leguleyos, argumentando que las ciudades
podrían ser más felices si aquellos no existieran, más sin los agricultores, es evidente afirma,
que los hombres no podrían subsistir.
La obra de Plinio el viejo, se trata de una notable y amplia enciclopedia del saber de su
época, dirigida sobre todo a exaltar a Italia. En cuanto a los aspectos agrícolas, su obra
presenta mucho mayor complejidad que la de Catón y Varrón, aludiendo a nociones técnicas
mucho más elaboradas debido quizá a progreso que debe haberse verificado en su época
respecto a las anteriores. Para Plinio la tierra sola, entre todas las cosas de la naturaleza, a
causa de sus altos méritos, hemos llamado madre. Así como el cielo pertenece a dios, ella
pertenece al os hombres; ella que nos recibe al nacer, nacidos nos alimenta, una vez
alumbrados nos sostiene; nos ampara finalmente en su regazo cando ya hemos sido
rechazados por el resto de la naturaleza, cubriéndonos entonces sobre todo, como una madre,
sagrada por ningún mayor mérito que aquel por el cual nos hace también sagrados, trayendo
aun los monumentos y los títulos, prolongando nuestro nombre y extendiendo la memoria
contra la brevedad del tiempo; cuya divinidad suprema, airados solicitamos que sea pasada a
los ya parecidos, como si ignorásemos que sólo ella nunca se encoleriza con el hombre.
( Nat. Ist,. 1,2, n, 154, cap. 63)