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LA SENTENCIA DE ADJUDICACIÓN EN EL EMBARGO INMOBILIARIO EN REPUBLICA

DOMINICANA

Caracteres de esta sentencia. La sentencia de adjudicación dispone el artículo 712, será la


copia del pliego de condiciones redactados en la forma establecida, por el artículo 690, y
ordenará al embargado, abandonar la posesión de los bienes tan pronto como se le notifique.
La sentencia de adjudicación no es una verdadera sentencia, sino un acto de administración
judicial que se contrae a dar constancia del transporte de propiedad, operado como
consecuencia del procedimiento de embargo.

Primera copia ejecutoria. Como la sentencia de adjudicación constituye para el adjudicatario


su título de adquisición, el tiene interés en obtener su primera copia ejecutoria. Pero el
artículo 713 prescribe que esa copia no se entrega al adjudicatario, sino a cargo de que
presente al Secretario la prueba de haber satisfecho el saldo de las costas ordinarias del
procedimiento y la prueba de que ha cumplido las condiciones del pliego de condiciones que
sirvió de base a la adjudicación y que deben ejecutarse antes de la entrega.

Formalidades posteriores a la adjudicación.

Declaración del nombre del adjudicatario

Notificación de la sentencia. La sentencia de adjudicación debe ser notificada únicamente ala


persona embargada, a su persona o en su domicilio. Esta notificación es indispensable porque
el ejecutado está en posesión de los bienes vendidos en subasta, y debe en ejecución de la
sentencia, entregarlos al adjudicatario.

Efectos de la adjudicación

Transferencia del derecho de propiedad

Transferencia entre las partes. El derecho de propiedad es transferido del embargado al


adjudicatario por el solo efecto de la sentencia de adjudicación, aún antes de su transmisión o
registro, de la misma manera que lo es entre vendedor y comprador de una venta
convencional, por el solo efecto del consentimiento de las partes.

De el hecho de que el adjudicatario adquiere el derecho de propiedad el mismo día de la


sentencia de adjudicación resulta que el puede intentar inmediatamente la acción en
reivindicación y las demás acciones reales, petitorias y posesorias relativas al inmueble y que,
inversamente, el adjudicatario puede ser accionado por los terceros que pretendan tener
derechos reales sobre el inmueble.

Transferencia frente a terceros. Para que la sentencia de adjudicación como acto traslativo del
derecho de propiedad produzca sus efectos con relación a los terceros, es preciso si se trata de
inmuebles no registrados, de acuerdo con lo que dispone el artículo 29 de la ley sobre el
registro y conservación de hipotecas del 21 de 1980, que sea transcrita, o si se trata de
inmuebles registrados, que sea registrada según lo dispone el artículo 186 de la ley de registro
de tierras. Los acreedores hipotecarios inscritos o registrados son ciertamente terceros con
relación a las enajenaciones consentidas por el embargado, transcritas después de la
transcripción o inscripción del embargo.
Ejecución contra el tercero detentador. Cuando el inmueble ha sido embargado en manos de
tercero detentador, es evidente que han ocurrido dos transferencias sucesivas del derecho de
propiedad: una del deudor al tercero detentador, otra del tercero detentador de la parte
embargada. Por aplicación de esta idea, el artículo 2177 del Código Civil mantiene las
hipotecas consentidas por el tercero detentador, en cuyas manos se practica el embargo.

La adjudicación como justo título. Tratándose de inmuebles no registrados, la sentencia de


adjudicación constituye para el adjudicatario que es de buena fe en el momento de su
adquisición, un justo título que, según lo disponen los artículos 2265. Y 2269 del Código Civil, lo
pone en condiciones de prescribir por 5 o 10 años. Por otra parte, según resulta de la
disposición contenida en el artículo 549 del Código Civil, el adjudicatario de buena fe adquiere
los frutos siempre que su buena fe exista en el momento de cada percepción. Estas cuestiones
no se plantean cuando se trata de inmuebles registrados puestos que éstos no pueden ser
adquiridos por prescripción, según lo dispone el artículo 165 de la ley de registro de tierras.

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