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Dolor y política
sentir, pensar y hablar desde el feminismo
Marta Lamas
OCEANO
DOLORY POLÍTICA
Sentir, pensar y hablar desde el feminismo
ISBN: 978-607-557-291-8
2. Pensar la época, 21
Los mandatos de género yel postfeminismo, 25
La Cuarta Ola, 28
Elfeminismo antisistema, 34
Las marchas, las protestas y las huelgas, 39
La diamantina ylos destrozos, 43
La multitudinaria marcha de 2020, 49
oc io ne s, id eo lo gí a y políica, E
5. De em ad, 12:
la sexualid
Las guerras en torno a
minista, pe
Una rancia disputa fe
lidad 2.132
¿Convicción 0 responsabi
Mis incidentes, 138
2
Juicios previos y prejuicios, 14
149
6. Epílogo: ¿qué significa hablar?,
La política de la no-violencia, 152
Herejes sin riesgo, 158
163
La “temporalidad afectiva” de dolory rabia,
Elfeminismocrítico y el malestar sobrante, 166
Notas, 173
Bibliografía, 191
ANEXOS
A. Determinaciónde las prácticas sociales individuales
según Pierre Bourdieu, 213
B. Movilización Nacional contra las Violencias Machistas, 214
C. Carta delas francesas, 220
D. Acciones inmediatas UNAM, 223
E. Cien gritos y consigas (Reforma), 224
F. Yo no soy Ayotzinapa, 228
G. Poema de María Teresa Priego, 230
H. Del amor a la necesidad, 235
l. Manifiesto desde los feminismos mexicanossobre el acoso sexual
y otras formas de violencia contra las mujeres,
241
J. Declaración de Cambridge sobrela Concie
ncia, 247
K. Declaración de Toulon, 249
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]
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INTRODUCCIÓN: SENTIR, PENSAR Y HABLAR
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S1 yy.
cuestionando que
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al salir ala calle, desplegando en el espacio público sus cuerpos, sus emo-
ciones y sus palabras para que su dolor y rabia sean escuchados y vistos,
dejo fuera lo que ocurre con multitud de iniciativas y acontecimientos fe-
ministas, muchos de los cuales se llevan a cabo endistintas entidades del
país, con movimientos locales muydestacados. Además, las feministas es-
tán desarrollando cantidad de expresionespolíticas creativas y esperanza-
doras; en especial, son notables sus manifestaciones artísticas, sus formas
de solidaridad interna y sus espacios de encuentro y disfrute. Sin embar-
go, en este texto no abordola contribución que han hecho —ysiguen ha-
ciendo— muchas de ellas con sus prácticas artísticas y culturales que,
como señala Mouffe, son fundamentalesparala revitalización del proyecto
emancipador de la política democrática radical. La contribución de las
prácticas artísticas y culturales a la ruptura de las representaciones tradi-
cionales de la feminidad merece una reflexión aparte, que en estas pági-
nas no puedorealizar.'? No sólo en México, sino también en otros países
de América Latina, muchasactivistas despliegan una variedad de accionesy
reflexiones desde una forma distinta de organización: las constelaciones
(Borzacchiello 2018; Gago et al. 2018) ylas artistas no son una excepción.'”
En estas páginas relato principalmente lo que he escuchado de un sector
muy específico de universitarias de la UNAM'* y, en menor medida, del
ITAM (pues tengo vínculos con alumnas y exalumnasde esas instituciones
con las que hablo y discuto).
Al analizar el entramado, afectivo y cultural que da sustento a los
actos solidarios y transgresores de estas jóvenes activistas me confronto
con mi propia subjetividad. Como académica yactivista feminista soy, a la
vez, observadora y parte de lo que observo,y enfrentola difícil tarea de asu-
mir la autorreflexión, cuestión que el psicoanalista y antropólogo George
Devereux (1977) plantea como indispensable. En su obra clásica sobre el
métodoen las ciencias sociales, Devereux insiste en la necesidad de explo-
rar no sólo la estrategia de investigación, las “decisiones” acerca de lo que
se investiga, sino tambiénlas angustias y las maniobras defensivas de quien
investiga. Según Devereux, es imprescindible el estudio del interés afectivo
personal del científico por su material y, por fortuna, segúnél los llamados
trastornos o perturbaciones creados porla existencia y las actividades de la
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e e 'a as / la stos
Nuestra época, que Guy Debord perfiló tempranament
a del es
ciedad del espectáculo” (1999), ha desarrollado “la can
del vacio (Lipovetsky 198 3).
(Lasch 1979) y se ha convertido en “la era
NvA
Los valores individualistas han derivado en una preocupación SXCE
tard 19 19). Más
porel Yo, y ha aparecido “la condición posmoderna” (Lyo
2) y
recientemente Byung-Chul Hanhabla de La sociedad del cansancio (201
de La agonía del Eros (2014), y reflexiona acerca de cómo se ha producido
una nueva subjetividad, tanto enlo individual como enlo social. En estas
páginas me interesa revisar aspectos de la subjetividad.
¿A qué me refiero con “subjetividad”? Las psicoanalistas Lucila
Edelmany Diana Kordonseñalan:
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:
o neutro, sino mujeo
res, hombres, trans,, así como personas con iden-
oe CiS”ri ) trans
ae: edades y perte-
tidades no binarias, disidentes y queer que, a Su vez,
s (clase social) en
nencias étnicas diferentes, OCu pan posiciones distinta
derivadas de sus
zonas geopolíticas diferentes y, aclemás, las diferencias
esdistinciones
capitales sociales, económicosy culturales introducenfuert
:
“interse ccional” se
entre ellas (Bourdieu 1998). Desde esta perspectiva A :
analiza cómo cada uno de dichos elementos impacta,y a se conb;-
nan y entrelazan (intersectan) con los demás. Aunque existen cuestiones
que las jóvenes comparten generacionalmente, cada una encarna las mar-
cas de su clase social y su pertenencia étnica, y no viven lo mismolas de
bachillerato que las que ya trabajan como tampoco las que no estudian.
Las jóvenes urbanasa quienes el acceso ala educación superiorjunto con
la libertad sexual de los métodos anticonceptivosles abrieron un horizon-
te de potencialidades personales hansido las principales destinatarias del
fenómenocultural que se expresa en una subjetividad que ha recibidoel
nombre de postfeminista. Subrayo el término destinatarias porque hace ya
muchos años han sido el público objetivo de la mercadotecnia delas in-
dustrias culturales, y las de la moday la belleza.*
El término postfeminismo transmite simultáneamente una idea de
superación del feminismo, pero también de que el feminismo ya llegó a
su fin, incluso que falló. Es ambiguo, pues denota tanto el agotamiento de
la política feminista como una expresión más avanzada del feminismo, y
se suele interpretar de distinta manera en la academia que en los medios
de comunicación (Genz y Brabon 2009).* A finales de los años ochenta se
empieza a hablar de postfeminismo en los medios de comunicaciónde al-
gunos países europeos, Estados Unidos, Canadáy Australia, y su uso cobra
fuerza en los noventa. Varias autoras analizan el postfeminismo, y retomo la
interpretación de Angela McRobbie (2009), quien plantea que el repudio
al feminismo fue alentado por los medios masivos de comunicación, las
revistas femeninas, los programas de televisión y la literatura “chick lil".
ae calificaron de postfeministas las actitudes de muchas jóvenes que asu-
mían una imagen de feminidad sexyy se comportaban de manera aserti-
va, e
con frecuencia diciendo: ndo: * “Yo no soy
SOV feminista”,
ms ei
aunque en la práctica
asumieran planteamientos feministas.
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am
noventa, cuando empecéa darclases en el rramM. En ese Anioness, un
plio grupo de universitarias de clase mediay alta asunila que el feminis-
mo era algo del pasado, aunque disfrutaban de sus “triunfos” (la libertad
sexual y el derecho a ser económicamente independientes); las más po-
litizadas hablaban de “empoderamiento” y veían con buenosojoslas ac-
ciones afirmativas (como las cuotas en puestos políticos). Incluso entre
quienes tomaban mi clase (Género ypolítica) muy pocas se asumían fe-
ministas. En ese entonces lamenté, junto con otras colegas, que las jóve-
nes nose interesaranen el feminismo. Sin embargo, en 2013 me llevé una
sorpresa. Una docena de jóvenes (algunas habían sido mis alumnasyse-
guían estudiando en el ITAM) me propusieron hacer un grupo de lectura
en mi casa para analizar La mística de la feminidad de Betty Friedan, que
cumplía ya mediosiglo. ¡Qué extraño su interés por leer a la pionera de
la Segunda Ola, y además hacerlo porfuera de la currícula académica! En
ese momento, incluso en ese sectorprivilegiado de estudiantes, la postura
calificada de postfeminismo era la generalizada y esas chicas eran una rare-
za. Ellas no se identificaban a sí mismas como postfeministas, sino como fe-
ministas, y crearon un grupo feminista en el rram al que nombraron “La
Cuarta Ola”. Posteriormente escribirían acerca de su proceso (Meltis el
al. 2014), y en ese texto se describen como jóvenes de entre 20 y 25 años,
de clase media yalta, estudiantes de relaciones internacionales y ciencia
política, provenientes de varios estados de la república y distintos entor-
nos académicos ysociales. Pese a las diferencias por haber estudiado en
escuelas católicas o laicas, compartían un común denominador: “el pri-
vilegio de una educación privada” (2014:119). Ellas mismas preguntan:
“¿Por qué jóvenes formarían un grupo feminista? Parece algo del pasado”
(2014:119).
La Cuarta Ola
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90117
Orgad (2017) as S e
analizan este fenómeno y plantean que ha ocurrido unaes-
pecie de reformulación (remaking) del feminismo a través de la construc-
« . C *
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exhorta a las chicas y las mujeres a modelarse ellas mismas, sino que tam-
bién reconfigura las preocupaciones feministas.
Una versión anterior de esta “seguridad en una misma” fue el “em-
poderamiento”. Desde los años ochenta empezó a circular el mensaje de
quesi las mujeres nos empoderábamos podríamos cambiar el mundo, en
especial, que podríamos convencer a los hombres de transformarlas in-
justas y desiguales relaciones en que todes estamos inmerses. Pronto, la
problematización crítica que varias feministas hicieron al término lo resituó
dentro dela tendencia empresarial / liberal del feminismo.'” Lascríticas se
centraron en si es posible que todas las mujeres (incluyendoa las indíge-
nas, las campesinas, las viejas, las que tienen una discapacidad, etcétera)
se “empoderen”o si para lograr tal “empoderamiento” se debe trabajar
para una emancipación colectiva. Las conferencias de corte empresarial
hablaban de empoderamiento de las mujeres para referirse a la promo-
ción de éstas en altos puestos de trabajo asalariado, de representación po-
lítica y de gestión pública y, sobre todo, como las nuevas consumidoras.
Obvio que tal empoderamiento político y económico de algunas mujeres
no llega a la inmensa mayoría que sigue inmersa en desigualdades sus-
tanciales, asociadas a su clase, sus orígenes étnicos y demás características
sociales. Y, aun en el caso de las privilegiadas que supuestamente estaban
“empoderadas”, muy pocas lograron emanciparse del mandato cultural
de la feminidad. Sí, de lo que incluso esas mujeres privilegiadas no se han
emancipado aún es de las prescripciones culturales que han internaliza-
do: ser buenas, obedientes, recatadas y hacerse cargo, “por amor”, del cui-
dado de los demás.
Mientras que en el Tercer Mundoel término empoderamiento se uti-
lizó por los grupos feministas para fortalecer a las mujeres que enfrenta-
ban distintas formas de opresión machista, en el Primer Mundo adquirió
una connotación negativa para ciertos sectores críticos del feminismo,
como algunos de izquierda, que lo analizaron desde lo que ahora se de-
nominan tecnologías del yo, siguiendo a Foucault.'* Las tecnologías del yo o
técnicas de sí mismo son mecanismos que permiten a los sujetos hacer, con
sus propios medios o con ayuda de otras personas, un cierto número de
operaciones sobre sus cuerpos y pensamientos, conducta y formasde ser,
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El feminismo antisistema
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lo hacen
variadas formas de violencia y al exigir al Estado hacerse cargo,
: ; ñ 1e:
detallando cada horror que viven, en especial señalan q
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hacían referencia al
“favores sexuales”. Dejan do de lado algunos tuits que
adulterio, al desamor o a la indiferencia de la pareja, las denu
ncias de los
tiMeToo mexicanos fueron un potente indicadordel sufr
imiento, la in-
dignación yel hartazgo de muchísimas mujeres pur los episodios de hos-
tigamientolaboral, abuso, agresión, incluso violación, que han padecido,
Además, junto a la rabia por los abusos de poder llevados a cabo parjefes,
y porlas insinuaciones groseras y los toqueteos de colegas, también fue
notorio el miedo a perderel empleo. Y para muchas denunciantes sus pa-
labras tuvieron un costo personal, pues hubo represalias tanto en el plano
individual como enel social: desde el hostigamiento mediático hasta ame-
nazas telefónicas, además del quiebre de algunas amistades.
Aunque en México hay un consenso social velado acerca de que es
verdad que existen esos horrores, el activismo de las denunciantes exhibió
la magnitud y gravedad de lo que ha estado ocurriendo, y eso que quienes
se expresaron pertenecen básicamente a un sector urbano de clase media:
faltarían todavía t+MeToo de obreras, campesinas e indígenas. Este sesgo
de clase ha sido una de las mayorescríticas que han recibido los +MeToo a
nivel mundial. Las denunciantes suelen ser mujeres de clase media urba-
na, con una presencia mediática mayor de mujeres blancas y famosas. Las
denuncias mexicanas se insertaron en el amplio reclamo contrala violen-
cia hacia las mujeres, pero también se consideraron “acoso” expresiones
sexualizadas, como miradas de deseo o palabras de admiración que pue-
den incomodar a quien las recibe, pero que no necesariamente implican
violencia, ofensa o agravio. Hay, pues, una resignificación semántica, en la
que el términoacosoes utilizado para nombrar actos machistas. El rechazo
de muchas mujeres a expresiones sexualizadas que no son necesariamen-
te dañinas, pero a las que se les otorga una connotación negativa (como
los “piropos”), obliga a revisar cómo llegamos a pensar lo que hoypen-
samos, no sólo del acoso, sino más ampliamente acerca de las relaciones
de coqueteo, cortejo y seducción entre mujeres y hombres.” Aclaro que
lo que estoy relatando tiene que ver con mujeres que habitan
en grandes
ciudades; aunque hay feministas que acompañanlas luchas de las mujer
es
de medios suburbanos y rurales, la información
acerc a de lo que les ocu-
rre a ellas no trasciende igual.
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ió n fu e in sa ti sf
; ac to ri
ds a para las víE cti.
de violencia de género cuya res oluc :
A a
a establecer una Comisión Tripartita y una aUnidad
dificaci
mas. Además proponí
S : ificaci
de Atención a la Violencia de Género, junto Con una mo ón de la
iva de genero
gén y fe-
currícula para que se incorporen talleres con perspectiva
Ele * studio p para todaslas ];.]
minismos, y cursos de género en los planes de e
cenciaturas.
to
A cuatro días de iniciado el paro, el 8 de noviembre fue reelec
Enrique Graue porla Junta de Gobierno de la UNAM para Un segundo pe-
riodo como rector. El 14 de noviembre un grupo de estudiantes marchó
pacíficamente para exigir medidas contra el acoso, y cuando ya habían
terminado su movilización, aparecieron grupos de encapuchados que
atentaron contra las instalaciones universitarias, destruyeron vidrieras,
vulneraron el emblemático mural de Siqueiros (Patrimonio de la Huma-
nidad), saquearon y destrozaron la librería Henrique González Casano-
va, robaron pertenencias de los trabajadores y amenazaron al rector de
la Universidad (Gaceta 5098). Se dijo que los encapuchados eran provoca-
dores, pero ¿pagados a cuenta de quién? ¿A quién beneficiaron y a quién
perjudicaron? Más bien parecían integrantes del “bloque negro” que ocu-
pa el Auditorio Justo Sierra/Che Guevara de la Facultad de Filosofía y
Letras.” A esas situaciones de violencia colectiva, donde no se visualiza
lo que está encubierto, pues hay una mezcla de intereses que producen
una confusión que dificulta comprender quién es quién y qué motivoslos
mueve, Javier Auyero (2002) las llama la zona grisun espacio que se pro-
duce en eventos de violencia colectiva, donde interactúan diversos actores
sociales que tienen también intereses diversos.
Los miembros de la comunidad universitaria, las directoras y di-
rectores de las entidades académicas, publicaron el 17 de noviembre un
mensaje titulado “Defender la UNAM”, y dos días después el rector Graue,
en el discurso de su toma de posesión el 19 de noviembre, abordó de ma-
nera directa el tema de la violencia y el acoso;
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.Y
Eliminación de la Violencia contra las Mujeresylas Niñas (Gaceta 5101)
por-
aunquela portada de la Gaceta del 5 diciembre reprodujo la atractiva
tada FEMINIsMOSde la Revista de la Universidad que se presentaría en la Fe-
ria Internacional del Libro, junto con una entrevista a Guadalupe Nettel,
su directora, y un fragmento del artículo “Feminismos desde Abya Yala”,
de unade las feministas decoloniales más importantes, Francesca Garga-
llo (Gaceta 5103), de nada sirvieron esas señales de apertura al feminismo.
El año 2019 terminó con la Facultad de Filosofía y Letras en paro.
Sin duda la protesta estudiantil empezó a tener efectos. El 16 de
enero de 2020 la portada de la Gaceta anunciaba: “El protocolo da resulta-
dos. Todas y todos contra la violencia de género”y ponía los númerosen
relación con los alumnos suspendidos o expulsados (108);” los académi-
cos sancionados (159)* y los trabajadores (99).* Al buscar en las páginas
interiores más información, lo único que se encuentra es un breve artícu-
lo titulado “Hay diversas propuestas teóricas del movimiento feminista.
Concibe el poderdiferente al patriarcado”. Ninguna explicación acerca
de cuánto dura la suspensión o qué implica una amonestación. Luego ven-
dría otro gesto simbólico, éste de mayor peso: en la sesión del 12 de febre-
ro de 2020, el pleno del Consejo Universitario de la UNAMresolvió quela
violencia de género “es causa grave de responsabilidad” y modificó la es-
tructura del Tribunal Universitario para “garantizar la equidad de géne-
ro en su integración” (Gaceta 5117). Así se equiparó la violencia de género
como una falta especialmente grave a las que ya lo eran, como la hostili-
dad por razones de ideología o portar armas en los recintos universitarios
(Fuentes 2020). En relación con el aumento del número de vocales en la
composición del Tribunal, principal órgano disciplinario de la Universi-
dad, Diana Fuentes (2020), profesora de la FryL subraya que:
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despare cidas o asesinadas. Luego irían las mujerese con criaturas peque-
QUA
ñas o con alguna discapacidad, desp ués| as organizaciones feministas y
ch: ymultitudinaria, con
hasta atrás los grupos con hombres. Fue una mar
mujeres de todo tipo, edad yclase social, que salieron a demostrarsu so.
s
lidaridad conla lucha contrala violencia. Hubo pancartas rudimentaria
-
hechas a mano, y también pancartas muy bien impresas. Mujeres en cami
setas con diseño; algunas “aniformadas” con unos sombreros morados.A]
nesles grita-
principio, cuando unos chicos se acercaron a ver, unas jóve
ron: Hombres ¡afuera! e inmediatamente otras dijeron: Hombres¡atrás!, mar-
cándoles el lugar acordado. Cerca de donde yo estaba parada había un
muchacho con uncartel que decía: Por mi madre, por mis hermanas, por mi
novia. También vi dos o tres pancartas que decían: Feminismo no es contra
los hombres, es contra el machismo.
Hubo consignas nuevas, que me sorprendieron: $ nosotras somos
las nazis, ¿por qué somos las que morimos?, Nacer en una familia machista me
hizo feminista, Me prefiero violenta que muerta y Me vestí de pared para que aho-
ra sí te indignes si me pasa algo. Como era de esperarse, hubo protestas con-
tra el gobierno: El Estado opresor es un macho violador y también aludiendo
a AMLO: Sr. Presidente, disculpe las molestias, nos están matando. La mezcla
era alucinante: dolor, rabia, entusiasmo,alegría, indignación, curiosidad.
Grupos de jóvenes cantaban: Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven,
abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer. La ola violeta estuvo salpicada
de pañuelos verdes, incluso hubo un contingente de la Marea Verde: Que
no haya aborto legal, también es violencia patriarcal, Aborto sí, aborto no, eso lo
decido yo; Ni puta por coger, ni madre por deber, ni presa por abortar, ni muerta
por intentar,
Esta movilización se distinguió no sólo por el número enorme de
contingentes organizados, una verdadera ola violeta, sino que logró que
se escuchara lo que Jesús Silva-Herzog Márquez (2020) calificó “El es
truendodelas ausentes”. Las pancartas*! hechas a mano porlas mujeresre-
petían Ni una más. Ya no tenemos miedo. No estás sola. Una somos todas, pero
también había algunas desgarradoras, que recordaban con sus nombres
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jo de las
en la Ciudad de México, quedóclara la contribución del traba
mujeres, pues muchos lugares tuvieron que suspender las actividades,
Como bien señaló Lucía Melgar, el +$M y H+9M fueron “un paso más por
la justicia y la igualdad” (2020:16). Cinco días después de la marcha,el
13 de marzo el gobierno empezaríaa alertar sobre el peligro de la covip
y a insistir en su recomendación “Quédense en casa”. La pandemia forzó
a las paristas de MOFFYL a terminar con la toma de las instalaciones de la
Facultad, y el 14 de abril levantaron el paro yse retiraron, por considerar
en riesgo su salud. Marisa Belausteguigoitia, profesora investigadora dela
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAMrelata:
discuten y disienten acerca delos límites de la protesta: ¿e) fin justifica los
medios? Aunque no están en disputa Jos hechos, el marco interpretativo
varía. Unas consideran que con violencia no se combate a la violencia,
que existen otros cauces para vehicular el descontento, que los destro.
zos no sientan un precedente precisamente ejemplar para “darla batalla”
en futuras causas. Sin embargo, otras recuerdan que para defenderJa Jj.
bertad, para luchar contra opresiones de todo tipo, para defenderse de
agresiones y para combatir porlo que se cree justo, ha sido indispensable
utilizar la violencia, A mí también me preocupalo que dice Wendy Brown
respecto a no comprender adecuadamente lo que está pasando. Ella se-
hala que nuestra época afronta un buen número de peligros políticos,
muchos delos cuales han sido potenciados “por una comprensióninade-
cuada de las formas de poderespecificamente posmodernas” (1995:33),
Y claro, dudo y me pregunto si es adecuadala comprensión que tenemos
acerca de estas nuevas configuraciones políticas,
4
3
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
Blair cita a Jacques Sémelin, quien señala que no existe una teoría capaz
de explicar todas las formas de la violencia, pues sus numerosas caras son
fruto de distintos procesos. En su búsqueda de una aproximación teóri-
ca al concepto, Blair encuentra una dimensión política (que remite al
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Lo que voy a tratar en este capítulo cabe en los conceptos de violencia es-
tructural, violencia cotidiana y violencia espectáculo. Blair también cita a
Otto Klineberg quien, desde una perspectiva psicosociológica, recuerda
“la necesidad de la mirada histórica antes de pronunciarse sobrela violen-
cia en la época contemporánea” (2009:14). Cuando Blair analiza lo plan-
teado en relación con el vínculo entre violencia y agresividad, señala que
una de las mejores aproximacionesa la violencia y a su historia es apor-
tada por quienes hacen antropología, ya que por su perspectiva “insisten
en el carácter de los ritos, normas y símbolos que hacen posible la vida so-
cial, “domesticando” la violencia” (2009:17). No es casualidad, pues, que
una de las interpretaciones más agudas acerca del horrorífico fenómeno
de “las muertas de Juárez” lo haya realizado la antropóloga argentina Rita
Laura Segato.?
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DOLOR Y POLÍTICA A
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Ella registra que la participación femenina es muy baja, pues como “los
jóvenes adscritos a estos grupos encuentran en el patriarcado y el machis-
mo el principal mecanismo de dominación del sistema” (2012:85), lo re-
producen en susrelaciones con las chicas. Reguillo señala que las bandas
mixtas no duraban mucho pues llevaban internamente una lucha porel
derecho a “la posesión de las mejores chavas” (2012:85). También dice
que, en términos generales, para esas jóvenes (las artistas de la pared, las
escritoras, las grafiteras, las cantantes de rock o simplemente aquellas que
han buscado alternativas de identificación en el grupo de pares) no ha
habido demasiadas opciones: “o se resignaban a ser las mujeres de los ma-
chines o formaban sus propios grupos” (2012:85). La transgresión empie-
za cuando la conducta social no se corresponde a las expectativas sociales
(el mandato de la feminidad) que implica tener un cuerpo de mujer. Y
Reguillo relata un aspecto de lo que ocurrió con la formación de pandi-
llas exclusivamente de mujeres:
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DOLOR Y POLÍTI
ATICA
AÑ
El dolor en la rabia
Hartas de la impunidad que rodea las agresiones que desde hace mu-
cho tiempo viven las mujeres en un contexto de precarizaciones múltiples
(económicas, culturales, afectivas) y junto con las noticias de los atroces
feminicidios que no cesan, las activistas sienten dolor y
sienten rabia, y
exigen un cambio político, no sólo de las autoridades sino también
dela
sociedad. Como dijo Lucía Melgar en un breve y contundente artículo:
“Amplios sectores sociales reproducen la misoginia, la
cosificación de las
mujeres, la sexualización de las niñas, en un afán
de dominación que no
AS edades, ni parentescos, ni lealtades de
ningún tipo. Las historias
e acoso y abuso sexual, en casas calles, des
ñ an
parte de obscuros secretos de famili, de
nr masDoronales
(2016). Esta académica y activista
feminista concluye: “Sí, algo está podri-
do en México y no sólo el Estado” (20
16), ;
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DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
El texto finaliza:
Estado de Méxi.
Nosotras no somos Ayotzinapa. Nosotras somos Juárez,
co, Chiapas y Guanajuato.
soy Ayotzina-
No todos somos Ayotzi. Ayotzinapa son ellos. Yo no
univer:
pa. Nosotras no somos Ayotzinapa y no creo que sea necesario
y el clamor
salizar desde nuestra lógica inclusiva para compartir la rabia
de justicia.
La autora de este texto escrito con mucha rabia es Dahlia de la Cerda, una
joven escritora feminista que se autocalifica de “feminazi enferma dera-
bia”, y supongo que lo hace para “curarse en salud”, ya que el término fe-
minazi se usa contra las feministas que protestan.
Es ahora, recientemente, que las feministas asumen públicamen-
te su rabia. El primer documento colectivo que he encontrado, dondelas
mujeres hablan de su rabia es el Pronunciamiento de la Ciudad de Méxi-
co de la Movilización Nacional contra las Violencias Machistas,!? esa que
se llevó a cabo el 24 de abril de 2016, y se llamó la Primavera Violeta. Vuel-
vo a citar este pasaje:
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DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
¿De veras van a perseguir a las compañeras que rompieron unos vidrios?
En este país de mujeres rotas. Cuerpos rotos. Corazonesrotos.
¿De veras?
Entonces, vengan por nosotras y somos muchísimas.
Yo también “vandalicé” los muros con consignas.
No eran sólo ellas, las 300 mujeres que acudieron a la marcha.
Somosmiles y miles y miles.
Nueve niñas, adolescentes y mujeres asesinadas cada día.
Tras abuso sexual y tortura.
Yo también usé esa arma tan dañina y tan mortífera: la diamantinarosa.
Yo también mesiento herida, furiosa, indignada.
Yo también siento miedo, sobre todo por las niñas y las mujeres muy
jóvenes.
Las mujeres muy jóvenes son —sobre todo— las víctimas de la violencia
misóginay feminicida.
“No noscuidan, nos violan”.
ante el horror.
La diamantina rosa como símbolo de la denuncia
Y de la impotencia.
Y del “Ni una menos”. (Priego 2019)
67
DOLOR Y POLÍTICA
su rabia,
Lasjóvenes feministas desarrollan formas artísticas que expresan
sustantivo en todo
y recientemente unas chilenas han logrado un impacto
camino”, crea-
el mundo. Merefiero al performance “Un violador en tu
Lea Cáceres, Este
do por Dafne Valdés, Paula Cometa, Sibila Sotomayory
performance es una práctica significante que tiene una decidida relación
con la formación social latinoamericana. Sus creadoras, cuatro mujeres
su grupo,
de 31 años, oriundas de Valparaíso, Chile, llamaron LasTesis a
puesel sentido de su trabajo es el de retomartesis de teóricas feminis-
tas para hacer puestas en escenay así difundir sus análisis. En el caso de
“Un violador en tu camino” se inspiraron en textos de la antropóloga y
feminista Rita Laura Segato, cuya reflexión acerca de la relación entre la
violencia política y la violación tiene inmensa influencia en América La-
tina (2006, 2018). A diferencia de la narrativa de MacKinnon, la de Sega-
to, que ubica su análisis en América Latina, es mucho más cuidadosa en
relación con el papel de los varones, pues reconoce el peso quetiene la
masculinidad y es mucho más crítica con el sistema al subrayar que no se
puede pensar la violencia hacia las mujeres por fuera de las estructuras
económicas capitalistas “de rapiña”.
LasTesis declaran que a ellas no les interesaba hablar sobrela vio-
lación como un problema personal, o considerarla únicamente como una
patología del hombre queviola, sino que retomanla crítica política de Se-
gato para plantearla como un asunto social. La coreografía, con decenas
dejóvenes con los ojos tapados por una venda negra, acentuó la fuerza de
SAR
El patriarcado es un juez
que nos juzga por nacer,
y nuestro castigo
es la violencia que noves.
El patriarcado es un juez
que nos juzga por nacer,
y nuestro castigo
es la violencia que ya ves.
Es femicidio.
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
69
DOLOR Y POLÍTICA
verso del himno nacional y retoma la consigna *Si tocan a una, responde-
mos todas”:
70
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
Fue un dolor el que nos movió y nos puso con toda la rabia [...] esta
sensación de “¡cómo quela violaron!”, ¿no? Es una rabia milenaria...
entonces es también la sumatoria, la sumatoria de las rabias que crean
procesos políticos; o sea, la rabia es un impulsador increíble ¿no?, un
motor de la vida que yo apenas experimento hace pocosin tanta restric-
ción (2020:13).
71
DOLOR Y POLÍTICA
72
o
bajos tan sólidos como la Historia de las mujeres, coordinada por Georges
Duby y Michelle Perrot, donde sólo en el tomo 4, dedicadoal siglo x1x,
Anne-Marie Káppeli alude de pasada a que: “Algunas sufragistas ingle-
sas practican la violencia física, el incendio voluntario y la destrucción,
formas extremas de militancia que su líder, Emmeline Pankhurst, debe
haber aprendido del movimiento nacionalista irlandés”? (2000:546). Sin
embargo,la historiadora Karen Offen sí registra en su monumental inves-
tigación acerca de los feminismos europeos la forma impactante en que
un sector del feminismo británico decidió pasar “de las palabras, a los ac-
tos”. Guardando toda proporción con lo que ha pasado en México,vale la
pena recordarlo pueshay ciertas coincidencias interesantes.
Offen señala que en 1867: “Todo el mundo occidental fue testigo
del primer debate parlamentario sustancial sobre el sufragio femenino,
iniciado porJohn Stuart Mill y numerosas mujeresactivistas...” (2015:218).
Mill, además, propuso un cambio en el vocabulario: cambiar la palabra
hombre por persona, o sea, justo lo que hoy se llama usar “lenguaje incluyen-
te”. Su propuesta acerca del sufragio femenino se retomó parcialmente, y
en 1869 el Parlamento inglés aprobó el derecho al voto de mujeres adultas
solteras en las elecciones municipales y escolares, para enseguida ser can-
celado en 1892 por el primer ministro Gladstone. Esto impulsó a Emme-
AAA
saron sesenta años de lucha entre el primer debate en 1867 y 1928, para que
finalmente las sufragistas inglesas lograsen el voto para todas las mujeres.
Un sector del movimiento sufragista inglés se caracterizó por su
posicionamiento teórico-político al desafiar una ley que consideraba in-
justa, y su campaña generó gran escándalo por el uso fuera de lo común
de la violencia por parte de mujeres. Esto se debió principalmente a la
decisión de Emmeline Pankhurst de abandonar la conducta femenina co-
rrecta o apropiada (proper) y alentar tácticas violentas, como el sabotaje,
pintarrajear paredes, encadenarse a las rejas de ciertos edificios, romper
73
DOLOR Y POLÍTICA
físicamente a cier
vidrios, incendiar establecimientos públicos y agredir
o atentar contra sus
tos miembros del gobierno y el Parlamento, así com
urso,calificado de
casas y otras propiedades. En 1912 Pankhurst da un disc
1914,y
incendiario, que luego recogerá en su autobiografía publicada en
será reproducidovarias veces. Ella declara:
a las mili-
Cuando los miembros antisufragistas del Gobierno critican
tantes, es como cuando los animales de presa reprochan a los animales
inofensivos el hecho de que se defiendan desesperadamente en el mo-
mento de la muerte (Pankhurst citada por Martín Gamero, 1975:176).
Ante las críticas sobre las acciones violentas durante la lucha por conse-
guir el derecho a votary ser votadas que usó su grupo sufragista (y que llevó
a varias a la cárcel), Pankhurst alega que ellas nunca pusieron en peligro
la vida de ninguna persona, lo que sí hacen los gobiernos con las guerras.
Señala que comoa los gobiernos les importan mucho más las propiedades
que las vidas humanas, ellas han optado llevar a cabo su lucha atacando
las propiedades del gobierno y de algunos funcionarios y políticos. Enton-
ces esta líder feminista hace una provocadora declaración, que las demás
mujeres quela siguen van a suscribir:
Nos tienen sin cuidado vuestras leyes, caballeros, nosotras situamosla li-
bertad y la dignidad de la mujer por encima de todas esas consideracio-
nes y vamos a continuar esa guerra comolo hicimos en el
pasado; pero
sd Sano responsables de la propiedad que sacrifiq
uemos o del per-
Juicio que la propiedad sufra como resultado. De todo ello será
culpable
el gobierno que, a pesar de admitir que nuestras peticiones
son justas,
se niega a satisfacerlas (Pankhurst citada por Martín Gamero
1975: 177).
Offen señala que “la campaña por el voto de las mujeres británicas se
considera como el acontecimiento mediático más extraordinario del mo-
vimiento feminista y las medidas represivas iniciadas porel gobierno bri
tánico contra las su/fragettes despertó la indignación de mujeresy.hombres
de todo el mundo” (2015:319). Un aspecto'muy divertido fuela: hábil
74
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
75
|,
pm OR Y POLÍTICA
AA AI NTDES DAA IATA AS ETT
76
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
|
Separatismo y resistencia
77
DOLOR Y POLÍTICA
Si metes todas estas ideas en una licuadora, concluyes que las mujeres so-
mos oprimidas con base en nuestro sexo, que ese cuerpo sexuado produ-
ce una ontología (o un análisis existencial concreto) y que somoscriadas
bajo ese yugo llamado género. En el lado antagónico están los varones,
quienes son socializados en la masculinidad —que siempre es tóxica—,
cuya toxicidad deviene en una construcción ontológica que los hace in-
capaces de no ser violentos: son educados desde el poder para cometer
abusos de poder y que, por más buena voluntad que tengan en decons-
truirse como antipatriarcales, siguen siendo beneficiarios del sistema
porquelos privilegios no se tratan de cómo te beneficias de ellos sino
cómoel sistema te beneficia a ti.
Basándonos en este marco teórico, mantener cualquier tipo de re-
lación con ellos es seguir perpetuando sus privilegios y exponerse, o ex-
ponera otras, a sus violencias.
Entonces el separatismo es: con los varones NADA. El separatismo
significa apostar en la medida de lo posible, pero siempre como postura
política, por otras mujeres.
78
FAA
|
la cena a tu novio o marido. Long Chu hace una aguda crítica acerca de
ciertos dilemas de las feministas de la segunda ola, pero prefiero el aná-
lisis de De la Cerda, que mezcla unacrítica al “feminismo blanco” (de
|
la Colectiva del Río Combahee,la aldea africana Umoja ni los encuentros
para mujeres convocados porlas compañeras zapatistas'* son ejemplo de
separatismo, sino que se trata de ciertos momentos de lucha que requie-
ren espacios no mixtos.
Desde unacrítica del determinismo biológico como una base pe-
ligrosa y reaccionaria para construir una política feminista, De la Cerda
distingue la estrategia de tener reuniones exclusivamente de mujeres de
lo que sería de una política separatista. Ella da en el clavo cuando señala
la carga de las emociones en quienes siguen pensando que el separatismo
es la cúspide de la emancipación:
79
DOLOR Y POLÍTICA
80
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
81
DOLOR Y POLÍTICA
y tam-
organizan los procesos emocionalesy la experiencia emocional,
bién los procesos emocionales y la experiencia emocional alientan e in-
tensifican los procesos socioculturales (Markus y Kitayama E Las
causas por las cuales muchas mujeres ocultan su enojo y lo manejan de
manera indirecta son básicamentetres: la socialización familiar, las expec-
tativas culturales de la feminidad y el enfrentamiento con un poderfrente
al cual se hallan en una situación de subordinación. El comportamiento
pasivo-agresivo, que mantiene la rabia controlada y rechaza la confronta-
ción, es un mecanismo de defensa para evitar un conflicto mayor. Esta es
unaestrategia de sobrevivencia femenina quea la larga puede convertirse
en una forma de relación. Rosario Castellanos calificó esa estrategia como
hipocresía y reconoció:
Expresarla rabia ha tenido unalto costo para las mujeres, incluso cuando
se trata de figuras famosas. Eso le ocurrió a Virginia Woolf con Tres
guineas
(1938), el largo ensayo donde denuncia la exclusión y discriminación
de
las mujeres. A diferencia de Una habitación propia (1929), este
otro ensayo
feminista ha tenido muchísimo menos éxito, supue
stamente porque tras-
luce la rabia de Woolf. Aunqueella lo llamó “mi
panfleto contra la gue-
rra”, se trata de una durísima crítica a las tenace
s formas de sexismo que
veía cotidianamente. De manerairónica y erudita, Woolf
da rienda suelta
a su indignación porla situación de sus contemporáneas en un
mundo
dominado por los varones. Para documentar
con detalle el sexismo, re-
úne en notas a pie de página unaincreíble cantidad de ejemplos que ha
82
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
estado juntando a lo largo de los siete años que le tomó escribirlo. Citar
así de abundantemente fue su estrategia para legitimar una información
tan brutal que podría parecer provenir de la mente calenturienta de una
feminista rabiosa, y no de los dichos y hechos que ella quería mostrar.
Al exhibirel vínculo entre el machismo y la guerra, Woolf hace una
analogía entre el régimen patriarcal y el fascismo, y dice que lo que Hitler
encarna también está presente en Inglaterra en esas actitudes queella ca-
lifica de “hitlerismoinconsciente”. Reivindica a las sufragistas y les dice a
los varones que ahora ellos sienten en sus propias personas lo quesintie-
ron sus madres cuandose las encerraba y se las hacía callar, por ser muje-
res. “Ahoraa ustedesse les encierra y se les hace callar porque son judíos,
porque son demócratas, por su raza, por su religión.” Además, ella pone
en evidencia los aspectos abominables y ridículos de la masculinidad, en
especial el narcisismo grotesco de los hombres en el poder, para lo cual
reproduce cinco fotos de los atuendos fastuosos y absurdosdel infantilis-
mo megalómano delos patriarcas: las capas de armiño y las pelucas posti-
zas de losjueces, los trajes púrpura de seda y los crucifijos enjoyados de los
obispos, los uniformes con charreteras, medallas y plumas de los milita-
res. También hace comparaciones que escandalizan, como la que estable-
ce entre san Pablo y Hitler. Critica duramente a la religión, en concreto
al cristianismo, al que caracteriza como un agente de la represión. Si to-
davía hoy en día es mal visto burlarse de la Iglesia y el ejército, en el am-
biente de preguerra de los años treinta lo fue aún más. No es extraña, pues,
la mala acogida que recibió Tres guineas; pocos críticos lo comentaron y la
prensa se centró con amarillismo encriticar lo quecalificó de la ferocidad
de Woolf al denostar los ropajes de curas y militares. También hubo quien
dijo que Tres guineas era como el Manifiesto comunista de las feministas. 2
Pero las críticas negativas no vinieron solamente de los conservadores; a
la mayoría de sus amigos no les gustó, en especial les molestó la rabia que
manifestaba.?! Sus lectoras entusiastas fueron las feministas del momento,
algunas escritoras y directoras de escuelas parajovencitas.
las mu-
Tres guineas no es un panfleto político típico. No convoca a
jeres ajuntarse para hacerla revolución, sino quelas insta a hacerlo perma-
neciendo al margen, como lo que Woolf dice que son: outsiders (excluidas),
83
É
DOLOR Y POLÍTICA
,y las extrañas,
las de afuera, en la traducción argentina de Sudamericana
como bru-
en la traducción española deLumen. Hace un llamado a bailar
jas frente a una hoguera, y a quemar un papel donde está escrita, ¡ho-
rrorl, la palabrafeminismo. Su mordacidad no se entendió. Tampoco gustó
mu-
quedijera que los varones se aprovechan del trabajo doméstico de las
jeres, por lo cual las amas de casa y las madres deberían recibir un salario,
ni agradó que, al hacer su analogía entre la tiranía del Estado patriarcal y
la tiranía del Estado fascista, dijera que no hay tiranía sin-complicidad de
las mujeres, denunciando la colaboración de muchas de ellas en la pro-
moción de los sentimientos nacionalistas y bélicos. Algo muy destacado
fue que,al interpretar la situación de las mujeres como outsiders, ella formu-
ló un conmovedor alegato antinacionalista, al subrayar que las mujeres no
puedenser patriotas en un país que las. excluye y discrimina: Como mujer,
no tengo país. Como mujer no deseo tener país. Como mujer mi país es el mundo
entero. Ante las exclusiones de hoy a migrantes, personas no binarias y
otros seres humanos con identidades disidentes de la norma habría que
retomar el espíritu internacionalista de Virginia Woolf y plantear: “Como
ser humano, no tengo país. Como ser humano, no quiero país. Como ser
humano, el mundo entero es mi país”.
Será mucho después, en los años ochenta y noventa, y en un cam-
po lejanoal dela literatura, que varias académicas feministas se interesen
porinvestigar las dificultades de las mujeres para expresar la agresión o la
rabia.” Poco a pocola rabia femenina se interpretará no.como algo des-
tructivo o irracional, sino como un catalizador en procesos.queson posi-
tivos para toda la sociedad.” Las académicas que analizán:las expresiones
culturales en los medios de comunicación, luego de revisar las maneras
diferentes en que se califica la rabia en función de quien la expresa, mu-
jer u hombre, dan cuenta de casos sobre cómo se caricaturiza y deslegiti-
ma la rabia femenina. Estos artículos documentan las complejas maneras
en que las mujeres expresan su rabia y el tipo de mediaciones que llevan
a cabo (Boyce Kay 2019).
Las expresionesactuales de rabia femenina, que ejemplifican el gran
cambio cultural que está ocurriendo, hoy se documentan enbestsellers recien-
temente publicados. Entre 2018 y 2019 dos de estos libros estadunidenses
84
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
A
les proponen a las mujeres “reinterpretar” su furia y usar ese poder para
generar un cambio“positivo”. Velozmente traducidosal español, resulta lla-
mativo que ambostraten de “matizar”la rabia: el de Rebecca Traister (2018)
Good and Mad se tradujo como Buenasy enfadadas. El poder revolucionario de
la ira de las mujeres. “Mad” es mucho más que “enojada”, y además, aunque
se enojen, las mujeres siguen siendo buenas, con lo cual el mandato dela
feminidad sale ileso de la explosión de rabia. El de Soraya Chemaly, Rage
Becomes Her. The Power of Women's Anger (2019) primero se tradujo como
Enfurecidas. Reivindicar el poder de la irafemenina (Planeta) y un año después
apareció como Rabia somos todas. El poder del enojo femenino para cambiar el
mundo (Océano). El matiz es significativo, pues en la segunda versión la
emoción es altruista y cumple con el mandato femenino.
Casi simultáneamente a la publicación de los bestsellers, han surgi-
do análisis académicos en el campodela filosofía política y la psicología
moral que abordan aspectos poco debatidos acerca de quéotorga o qui-
ta legitimidad a larabia.? La filósofa Amia Srinivasan (2018) reflexiona
sobre cómo la rabia puede ser una emoción“apropiada””e introduceel
concepto de injusticia afectiva** Estetipodeinjusticialo viven las perso-
nas forzadas a decidir si responden corrabia“apropiada” con el riesgo
de que empeoren sus propias condicionesde vida:Srinivasan opone lo
contraproducente que puede ser la rabiafrentealaposturaque consi-
dera útil y necesario expresarla; Ella retoma una largatradiciónpolítica
de pensamiento negro y feminista; y pone:como ejemplo -paradigmático
a la poeta negra Audre Lorde (1997), quien argumenta los-usos de la ra-
bia de las mujeres en la lucha contra el racismo,y la:considerauna “fuen-
te de energía” y “de clarificación”. En esetexto, queespartedel canon
feminista,Lorde habla de “un arsenalbienprovistode:rabiapotencial-
¿ mente útil contra esas opresiones,pe | ds la po
» votaron” (1997:280). ; A a
. sur Srinivasan le debate a Nussbaumvarias cuestiones,pues bi coin-
- cideen gran medida con los estoicos respecto 'a que la rabia involucra
constitutivamente un deseo de venganza y requiere ser contenida porci-
vilidad. Nussbaum dice que hay muchas formas en que la rabia se puede
equivocar, pero que en otras puederesultar correcta: cuando ocurrió una
85
DOLOR Y POLÍTICA
e rehúsa a
injusticia o hubo mala fe y se produjo un daño deliberado. Blas
de retribución /vengan-
hablar de “rabiajustificada” pues implica el deseo
y en su lugar intro-
za, lo cual le parece problemático por muchas razones,
límite de
duce el concepto derabia de transición, para nombrarun caso
rabia racional y normativamente apropiada. La emoción que Nussbaum
califica de “rabia de transición” se acerca a la indignación, pero es distin-
ta. Ella la encuentra cuando las personas se enojan ante la violación de un
principio importante o un sistema injusto (2016:36). Me parece que ésa
es la rabia que muchas feministas sienten.
Enel debate entre quienes defiendenla rabia como una respuesta
adecuada a un mundoinjusto y entre quienesla critican por contrapro-
ducente, Srinivasan destaca que aunquela rabia sea “apropiada”, puede
no ser productiva (2018:126). Al conflicto que las víctimas de la opresión
viven cuando deben elegir entre expresar una rabia apropiada o actuar
prudentemente, Srinivasan lo califica de “injusticia afectiva” y lo conside-
ra unainjusticia de segundo orden, pues resulta “una suerte de impuesto
psíquico que se aplica a las víctimas de opresión” (2018:135). Son varias
las precisiones que Srinivasan hace en tornoa la rabia: distingue la dife-
rencia notable que hay cuandose discute la rabia en contextos políticos y
en situaciones mundanas; revisa las razones intrínsecas en contraposición
de las razones instrumentales; y aborda la rabia de las mujeres.
Ella señala: “Desde hace tiempo a las mujeres se les ha dicho que
el progreso del feminismo sería más rápido si solamente fueran menoses-
tridentes” (2018:125). Precisamente la manera como se expresa la propia
rabia y el contexto en el que se hace pueden, según Srinivasan, resultar
“contraproducentes”, y es una razón porla cual las mujeres tratan de no ex-
presar su rabia. Esta filósofa califica ciertas maneras de hablar de la rabia
como opresivas, como cuando el misógino desecha la rabia de una mujer
al calificarla de chillona, agria o destemplada, o cuando explica la rabia
femenina como producto de un carácter inferior. También ocurre que
un hombre, sin entender lo que causael estallido de rabia, diga: “¿Y por
qué te enojas tanto?”. Las mujeres que expresan su rabia suelen servistas
como histéricas, amargadas o aguafiestas. También Srinivasan alude al
conflicto de decirles de manera insensible a las mujeres: “no te enojes, así
86
2 cs e.
DOLOR, RABIA Y VIOLENCIA
empeora las comaN, pues ese tipo de frase sugiere que la mayor respo
nsa-
bilidad para corregir el problema radica en la víctima y no en quien perpe-
tró el acto injusto o agresivo, Ella hace una analogía con los consejos que
se les da a las mujeres para que nolas violen (abstente de beber alcohol,
de usar ropa sexy, de salir de noche,etcétera), consejos que sugieren que
la responsabilidad de minimizarlas violaciones radica en las mujeres, en
lugar de verlas violaciones como una “contingencia por la cual los hom-
bres tienen una responsabilidad moral” (2018:133).
La lectura de las reflexiones de Nussbaum y de Srinivasan deja
planteadas varias preguntas acuciantes: ¿existe la rabía sin deseo de ven-
ganza? ¿Se puede sentir rabia sin que lo que la causa tenga una conexión
personal “apropiada”? ¿Deben las víctimas de una injusticia controlar su
rabia? ¿Qué hacer si expresar la rabia conduce a afectar a otras personas,
sean de la propia familia o comunidad? Si la rabia puede ser contraprodu-
cente, poniendo a la persona rabiosa en una situación peorde la que está
y exacerbando lo que la hizo rabiar, ¿no sería mejor que se aguantara la
rabia y expresara su reclamo de otra forma? ¿Existe una razón moral para
no expresar la rabia? Ése es en parte el sentido dela crítica deNussbaum,
que plantea la importancia de la civilidad con las demás personas. ¿Cuál
es una respuesta de rabia “apropiada”? Para Srinivasan la rabia también es
una forma de comunicación, una manera de marcar públicamente una
falta de valor o una injusticia. ¿Nuestra rabia requiere reconocimiento pú-
blico, o lo mejor que nos puede pasar es deshacernos de la rabia? ¿Cómo
encauzar políticamente la rabia?
La narrativa de que la rabia es contraproducente le parece a Sri-
nivasan más un intento de control social que una manifestación de preo-
cupación legítima (2018:134). En México hay unalarga tradición cultural
que plantea que no hay que enojarse porque es contraproducente: “el que
se enoja, pierde”. Sin embargo se olvida que, en ocasiones, expresar la
rabia conduce a mejorar la situación. La movilización de las estudiantes
de la unam, que culminó con el paro de cinco meses encabezado porlas
MOFFYL, llevó a un cambio de actitud de muchas autoridades universita-
rias, a la inclusión dela violencia de género enel Estatuto general de la
UNAM como una conducta grave y a la creación de la Coordinación para
87
DOLOR Y POLÍTICA
88 :
LAS IDENTIDADES A LA HORA DE HACER POL
ÍTICA
89
DOLOR Y POLÍTICA
to común
la argumentación que a la presencia o a la ausencia de un obje
entre una personay otra, y la situación extrema del desacuerdo es aquella
Para
en que una persona nove el objeto común que le presenta la otra.
a la políti-
Ranciére, esta situación extrema concierne fundamentalmente
pero
ca. ¿Qué puede hacer alguien quese sirve de la palabra para discutir,
que le otorga a la palabra ciertos sentidos O inflexiones, y mpone que la
otra persona lo comprende? La desavenencia política significa diversidad
de metas y métodos, pero también implica este tipo de desacuerdo. ¿Has-
ta dónde se nutre de ese tipo de desacuerdos mucha de la polarización
política que es el signo de estos tiempos?
Traigo a cuenta el pensamiento de Ranciére como ejemplo de la
utilidad política de la teoría para esclarecereste tipo de conflictos. No nos
debe extrañar que si no somos capaces de verbalizar la naturaleza de las
querellas entre nosotras, internalicemos antagonismos que concebimos
cada quien a su manera. La teoría sirve para alimentar nuestra praxis,
nos ayuda a interpretar los procesos, a enriquecer nuestro vocabulario, y
a mejorar la manera de. hacer política. La lucha que existe por la tensión
inherente a las múltiples diferencias presentes, eso que Moutffe califica
de agonismo, es distinta del antagonismo. Esperar que en política se den
consensos sin conflictos es un desacierto que también deriva de nuestro
posicionamiento teórico. Una meta podría ser la de llegar a puntos de
acuerdo, avanzando en coaliciones puntuales, sin que eso signifique bo-
rrar nuestras particularidades y diferencias, y eso implica impulsar otra ló-
gica política para instaurar nuevas prácticas de debate y argumentación.
La posibilidad de construir algunas alianzas está estrechamente vinculada
a la posibilidad de debatir y ello también obliga a fundamentar nuestros
posicionamientos.
Wendy Brown (1995) nos dice a las feministas que debemos ser
precavidas pues nuestro proyecto político, por muy bienintencionado
que sea, puede volver a trazar, sin darnos cuenta, las mismas configuracio-
nes y efectos de poder que pretendemos derrotar. Entre las precauciones
que señala está la de comprender que no es posible una comunicación no
distorsionada y no contaminada porel poder; es más,ella ni siquiera cree
en la posibilidad de un “lenguaje común”. Por ello nos insta a reconocer
90
LAN IDENTIDADES A LA HORA DE HACER
POLÍTICA
91
DOLOR Y POLÍTICA
tas tendencias
la ausencia de ciertos derechos y oportunidades vitales, cier
con los hom.
feministas han pasadoa reivindicar una diferencia eserciil
muje-
bres, que incluso algunas formulan con exaltación esencialista “las
res somos más sensibles, menos corruptas”, etcétera. Quiero aclarar que
elijan tras
el hechode quelas feministas se organicen entre mujeres yque
Repito:
bajar políticamente con otros grupos de mujeres no es mujerismo.
encauzar los afanes políticos a las mujeres noes, en sí misma, una postura
tra-
mujerista, El planteamiento feminista de la necesidad de realizar un
bajo político específico con las mujeres es correcto y hay que deslindarlo
del mujerismo, La perspectiva que llamo mujerismo considera que las muje-
res tienen unaesencia que las hace distintas de los hombres. Una cosa es
reconocer que existe una sexuación distinta y otra es pensar que ciertas
características de conducta o de personalidad se derivan en automático
de los cromosomas, sin visualizar los factores culturales y psíquicos que
inciden en la conformación de la identidad. El mujerismo es una forma de
esencialismo.
Arditi reconoce como algo muy positivo que los grupos de la po-
lítica de la identidad lograran que la diferencia pasara a formar parte
de la agenda pública y se plasmara en las llamadas acciones afirmativas.
Este politólogo cuestiona el simplismo conservador de quienes descalifi-
can al movimiento indigenista, al feminismo, al altermundismo y al popu-
lismo como monstruos producidos porel atraso de la cultura política, la
ausencia de reglas e incluso como reacciones premodernas. Igualmente
desarticula el argumento conservador que intenta reducir al absurdo el
particularismo de estas corrientes y sus demandas (como las accionesafir-
mativas). Por el contrario, señala que la comunicación y las nuevas for-
mas de socialización política pueden contribuir a formar seres humanos
multidimensionales, y reconoce que la hibridez* reina por todas partes.
El registra el activismo transfronterizo de quienes se vuelven una especie
de nómadas, que mediante modos alternativos de vida se alejan del orden
existente. Reconociendo la hibridez y su complejidad, Arditi desarrolla la
noción de “periferia interna”, donde este nomadismo surge comola resis
tencia de sujetos y grupos a ser sobrecodificados por el orden dominante,
aunque sigan dentro de sus límites,
92
LAS IDENTIDADES A LA HORA DE HACER
POLÍTICA
93
DOLOR Y POLÍTICA
es UN CONCepto
también se expresa en algunas posturas mujeristas. Mujer
que se usa para distinguir entre hembras y machosbiológicos, pero que
es,
también encubre las múltiples diferencias que existen entre las mujer
ochenta y a
Ésa es, justamente, la denuncia que hicieron desde los años
lo largo de los noventa las feministas llamadas de color y las de los países
del Tercer Mundo. ¿Por qué hablar de “las mujeres”, comosi todas tuvie-
ran los mismos problemas, intereses y necesidades? Desde el mujerismo
se habla en nombre de las mujeres como si éstas tuvieran una posición
uniforme en la sociedad, lo cual favorece un discurso político ideológico
cercanoal esencialismo: las mujeres somos, las mujeres queremos, etcé-
tera. Este discurso facilita un enganche identificatorio, pero dificulta una
práctica política radical democrática.
Hoy en día se sigue distinguiendo entre sexo (biología) y género
(cultura y psiquismo), comosi no estuvieran muy intrincadas. Haycierta
confusión conceptual entre subjetividad y psiquismo,* y no es casual, ya
que existen traslapes entre ambos conceptos. En estas páginas hablo de
sujeto, subjetividad y psiquismo, y como éstos son conceptos que se usan
desde distintos campos del saber (psicoanálisis, filosofía, antropología y
otras ciencias sociales) creo necesario precisar a qué me refiero. Llamar
sujeto al ser humano implica aceptar que está “sujetado” y que su Yo ha
sido constituido de manera compleja, pues interviene su inconsciente,
que se identifica con,resiste o transforma las posiciones de sujeto disponi-
bles en un determinado contexto cultural, político y socioeconómico. Mi
guel Kolteniuk (1999), psicoanalista mexicano, plantea que Freud nunca
se BEupa explícitamente del sujeto, sino que con la “nueva ciencia” del
psicoanálisis (a inicios del siglo xx) trató de demostrar que “todo acto
humano tiene un sentido” que noresulta evidente a quien lo observa, y
en ocasiones tampoco a quien lo vive. Para poder descifrar dicho senti-
do, Freud produjo un concepto, el de aparato psíquico, que remite a cier-
ta organización o estructura y a ciertas acciones (amar
y odiar, imaginar,
pensar). El concepto de aparato psíquico cobra sentido si pensamos que
el actuar, incluso el afecto quees la energía que impulsa y permeaese ac-
tuar, tiene como sustrato una o varias significaciones o sentidos, a veces
coherentes entre sí y a veces no, independientemente de que la persona
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ER POLÍTICA
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LAs IDENTIDADES A LA HORA DE HACER POLÍTICA
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LAS IDENTIDADES A LA HORA DE HACER POLÍ
TICA
Pese a todos los debates, todavía hoy gran parte de la política femi-
nista se construye haciendo un llamadoa las mujeres en tanto mujeres. En
el mejor de los casos significa un llamado a la unidad de las mujeres. Pero
¿qué implica hablar de las mujeres como unidad política, con los mismos
problemas, intereses y deseos? En su análisis de las formas en que las muje-
res legitiman su lenguaje público,la crítica literaria e historiadora Cathe-
rine Gallagher nos recuerda que lo que sacó a las mujeres a las calles, lo
que las empujó a las distintas manifestaciones de la lucha feminista, des-
de las huelgas de hambre de las sufragistas hasta los enfrentamientos con
la policía, fue “su sentimiento de lealtad hacia una comunidad de com-
pañeras en el sufrimiento: en otras palabras, la solidaridad con un sujeto
colectivo” (1999:55). Ahora bien, admitir que se requiere de un supuesto
estratégico del cual partir, del tipo “todas las mujeres estamos oprimidas”,
para facilitar procesos de apertura y comunicación, no es lo mismo que
creer en una esencia compartida. En política se necesita una idealización
mínima para moversubjetividades y lograr cambios. De ahí quela utilidad
estratégica de promover llamados a una toma de conciencia con frecuen-
cia vista ropajes esencialistas, comola frase “tú, como mujer”. Pero pasado
ese primer momento, se requiere de un trabajo respecto al complejo dile-
ma de afirmar la importancia de la diferente sexuación sin esencializarla.
Esto se ha enriquecido con la perspectiva interseccional, que plantea que
una mujer no habla sólo como “mujer” sino también habla marcada por
una cultura, una clase social, una pertenencia étnica o “racial”, cierta se-
xualidad, unareligión, en fin, unahistoria o posición determinada (Cren-
shaw 1995; Grabham et al. 2009; McCall 2005).
Unadiferenciación muy provocadorae inteligente es la que con-
trapone “ser mujer” con “estar mujer”. Esto tiene que ver con esa “tempo-
.ralidad afectiva” que en la actualidad asume la condición inacabada e
híbrida de todas las personas, que estamos troqueladas culturalmente hasta
lo más íntimo de nuestro psiquismo. Las palabras con las que expresamos
nuestros sentimientos y pensamientos son las de ta cultura, nuestra
clase social, nuestra pertenencia étnica, nuestro genero, muesta edad,
tiene un
nuestra nacionalidad, etcétera. Indiscutiblemente el vocabulario
Ha-
gran poder y el término mujer alude claramente a un sujeto colectivo.
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as a A AX e e _——
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Las IDENTIDADES A LA HORA
DE HACER POLÍTICA
Cuando Brown critica “la fuerza retórica, la incoherencia teórica y los efec-
tos políticamente dañinos de la teoría social de género de MacKinnon”
(1995:x1i), está criticando también su esencialismo y su mujerismo. Mac-
Kinnon sugiere —y muchas feministas coinciden con ella— que las mu-
jeres tienen mayor necesidad de igualdad social y de protección política
que de libertad. De ahí que proliferen los reclamos proteccionistas, así
como los que exigen sancioneslegales. Esta postura se nutre, y vuelvo a
subrayarlo, de la tríada que señaló Halley (2006): inocencia de las muje-
res, dañoa las mujeres e inmunidad de los hombres. La estrechez de mi-
ras que no visualiza las variedades humanas que existen, ni reconoce las
diferentes intersecciones que hay con la clase social, la condición étnica,
la edad,la orientación sexual y demás, reduce la complejidad y generaliza
al plantear que todas las mujeres viven el mismo daño/agravio. Así pro-
voca lo que señala Brown: “La protección legal de determinadas identida-
des consolida de manera vaga la misma conexión identidad-agravio que
denuncia” (1995:80). |
Muchas feministas que hablan de “empoderamiento” lo plantean
como un objetivo a alcanzar vía la resistencia. Brown señala que “empo-
deramiento” es un “sustituto contemporáneo para hablar de libertad”
(1995:22), pero su uso tiene complicaciones pues “expresa la posibilidad
de generar las propias capacidades, la propia autoestima, el curso de vida
propio sin capitular a los constreñimientos de los regímenes de poder
particulares” (1995:22). Según esta politóloga, “los discursos contempo-
TAC PARC
la vida
poderamiento y una capacidad real de dar forma a los términos de
política, social o económica. De hecho,la posibilidad de quealguien pue-
da “sentirse empoderada” sin estarlo conforma un importante elemen-
Padul ¡ i tidemocráticas del liberalismo
to de legit imidad para las dimen siones an
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sel
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Más adelante, Hall hace una precisión más dirigida al campodela política:
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[Era] como saber de pronto que podía tener un respaldo con alguiensi
me volvía a pasar algo. Era como eso, como justo eso, ¡no sentirse sola!,
¡no estar sola! Y eso fue... [Ellas] me dan fuerza... A veces [cuandolas
busco] no sé qué decirles, pero... simplemente estar ahí... Creo que eso
es lo más importante que me han dado y que no se documentan más que
las protestas, pero... esa experiencia... y los vínculos (Mingo 2020:16),
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todos los intercambios sexuales fueran “expresivos”, que todas las relacio-
nes sexuales siempre fueran por deseo. Pero eso es unautopía o, al me-
nos, es imposible de realizarse a corto plazo porvarias razones, entrela
que destaca la situación económica. Para erradicar las transacciones de
servicios sexuales por dinero habría que lograr que la propuesta de un
“ingreso mínimo vital” fuera una realidad o, si no, que al menos viviéra-
mos en unsistemasocial que garantizase a todo ser humano acceso a lo
que la Organización Internacional del Trabajo (orr) califica de empleos
“decentes”, término que no tiene nada que ver con el moralismo sino con
condiciones dignas de trabajo, seguridad social, horarios y vacaciones. Tal
vez esto reduciría la cantidad de personas que viven del trabajo sexual,
aunque seguramente habría otras que lo seguirían realizando no porra-
zones de orden económico, sino como unadecisión de otro orden.
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DOLOR Y POLÍTICA
Jeminists y que, desde sus puestos de influencia como la ONU y ciertos go-
biernos, intentan eliminar el comercio sexual. Un recurso utilizado ental
política ha sidola fusión discursiva que se establece entre el trabajo sexual
yla trata, respaldada por unanarrativa victimizante, como la de Kathleen
Barry" y Catharine MacKinnon. Barry, fundadora de la Coalition Against
Trafficking in Women (CATw), construyó unaespiral de significación al
sostener que conel término comercio sexual se oculta la esclavitud sexual de
las “prostitutas”. MacKinnon darásustento a este deslizamientode senti-
do usando una retórica impactante: “las mujeres son prostituidas preci-
samente para ser degradadas y sometidas a un tratamiento cruel y brutal
sin límites humanos; eso es lo que se intercambia cuando las mujeres son
vendidas y compradas para tener sexo” (1993:13). Ella equiparala prosti-
tución con una “violación repetida” (repeated rape), y afirma: “Ninguna ins-
titución social la excede [a la prostitución] en violenciafísica” (1993:25).
De entoncesa la fecha MacKinnon ysus seguidoras han ido desarrollan-
do una argumentación que asocia la “prostitución” con la violaciónyla
desigualdadsocial, y que ha sido retomadaen todo el mundo por muchas
activistas que luchan contra la violencia hacia las mujeres. Esta perspecti-
va se califica de neoabolicionista pues originalmente el abolicionismo res-
pecto al comercio sexualsignificó la lucha contra el involucramiento del
Estado en el otorgamiento de permisos e inspección de las trabajadoras
sexuales (Day 2010).*
Las feministas neoabolicionistas han colaborado, sabiéndolo o no,
en el ascenso de las políticas de mano dura del proyecto económico del
capitalismo neoliberal, que avanza despiadadamente con un giro puniti-
vo y carcelario hacia la erosión de las libertades individuales y los dere-
choslaborales. Se han realizado investigaciones académicas que exploran
cómoel discurso incendiario de las neoabolicionistas es tambiénparte de
una política xenófoba de “seguridad nacional” contra migrantes.* Si bien
las neoabolicionistas manifiestan como objetivo el acabar conla violen-
cia hacia las mujeres, su proyecto de rescatara las víctimas y castigara los
hombres prostituyentes que “consumen” cuerpos de mujeres ha quedado
atrapadoenel paradigma de la gobernanza neoliberal: castigar a los pobres
(Wacquant 2010). Esto es evidente en la forma en que, al criminalizar el
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a
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¿Convicción o responsabilidad?
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hay mujeres que “deciden”, sin duda muchas constreñidas porsus cir-
cunstancias, realizar dichos intercambios. Claro que “decidir” no siempre
implica que verdaderamente se pueda elegir. Comoya lo señaló Martha
Nussbaum (1999), “elegir”el trabajo sexual no es un problemacuandolas
mujeres tienen otras opciones; el problemaradica en que existen mujeres
para quienes ésa es la única alternativa económica. Eneste casola lucha
debería encaminarse a abrir otras alternativas con un ingreso compara-
ble. Debería también escandalizar la situación de otras trabajadoras ya
que, aunque sus labores no tienenel estigma que la doble moral sexualle
ha adjudicado al trabajo sexual, están peor remuneradas. Para una obre-
ra o una empleada del hogar el problema radica igualmente en que esas
labores son su única posibilidad, sin olvidar que sus ingresos son mucho
menoresysin flexibilidad horaria. Me sigue asombrandoque lo que más
preocupay escandaliza es el sexo, mucho más que la explotaciónlaboral.
Mis incidentes
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Lo que pretendí que fuera un análisis cultural acerca del fenómeno +tMe-
Too ahora había compañeras que lo leían como que yo legitimaba el aco-
so, el hostigamiento, la violación sexual y los feminicidios. Otra espiral de
significación. Hubo feministas que compartieron lo que dije en ese libro
y otras que no, pero no plantearon tales infundios. Porlo visto hubo quie-
nes no entendieron, y me di cuenta de que, de nuevo, faltaba discusión
incluso para disentir con base en un texto. Y quizá muchas delas feminis-
tas que firmaron ese manifiesto en mi contrani siquiera leyeronellibro,
sino que suscribirlo fue asumir una postura dentro delas fronteras identi-
tarias, esas que separan a “nosotras” de “ellas”. Como muestra Mouffe, en
el campo delas identificaciones colectivas —dondese trata de la creación
de un “nosotras”— siempre habrá la posibilidad de que la relación noso-
tras/ellas se transforme en un antagonismo, en lugar de en un agonismo.
Ella señala:
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Sé que no soy “monedita de oro para caerle bien a todas”, como diría
Cuco Sánchez, pero una cosa es caer mal, y otra muydistinta es que se
tergiverse mi postura, sea por la animadversión hacia mi defensa de las
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mis emociones. Para finalizar esta reflexión, más que ofrecer conclu-
siones, quiero dejar planteadas algunas nuevas cuestiones acerca del en-
tramado feminista entre la agencia, la vulnerabilidad y la resistencia. Para
ello me sirvo de algunos puntos que planteaJudith Butler en relación con
la “política de la calle”, con la clara conciencia de que no es comparable
la situación en los países del llamado Primer Mundo conla que se vive
en América Latina. Sin embargo, la reflexión de esta filósofa acerca de la
vida precaria (2004), el duelo por las vidas que no son lloradas (2009) y
las dinámicas de las manifestaciones públicas (2015) me sirve para pensar
sobre el tan visible vínculo que existe entre vulnerabilidad y resistencia en
el accionar de las activistas feministas.
Tradicionalmente la vulnerabilidad se ha conceptualizado desde
la creencia de que las personas vulnerables requieren protección y apoyo.
Butler plantea que ciertos movimientos políticos y sus prácticas culturales
ofrecen la visión de unavulnerabilidad enresistencia;conagencia políti-
ca, prácticas de autodefensa, tomas de espacios,duelo i tidos, de-
claraciones transgresoras; actosde solidaridad einter venciones artísticas
en espacios públicos:que/movilizan los afectos:yla memoria-y:exponen
Problemas políticos, Esto-esloque las activistas feministas han rea
con dolor, rabiayenergía política en la Ciudad deMéxico: Según A. hs
el mero hecho de'que:se reúnan los cuerpos muestra una nueva “ona
odel
de entenderlassocialidad y la resistencia en el campo contemporáne
o público de alguna manera
Poder, y esta'fhúeya' comprensión del espaci
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ececiónoralmigraciones dsplaamin
con el narco) y la miseria % da Mn nt pi AE
, Según esta feminista italiana, a:
una globalización intencionalmente no regulada, la fina
nciarización de
la economía, el crecimiento de las desigualdade
s,la pérdida de fuerza y
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MS EPÍLOGO: ¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR?
estrucción de; AS me
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La política de la no-violencia
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ciones y todo tipo de violencias Le. pi A ea an
tema de los vínculos afectivos ps ui e. ps Ea
a otros grupossociales que ed en Ea - ere eni
tas violentas. Insiste en la im portancia
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delas alianza as
s y analiza srrl
el prejuic io
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EPÍLOGO: ¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR?
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EPÍLOGO: ¿QUÉSIGNIFICA HABLAR?
de los animales así comoa grupos que luchaban contralas corridas de to-
ros. Liliana Felipe yJesusa Rodríguez han ampliadoel debate acercade la
crueldad hacia los animales y su sufrimiento, al incluir en su discurso po-
lítico el conceptode especismo, que consiste en la discriminación que ha-
cemoslos seres humanos de los demásseres vivos por considerarnos una
especie superior.
Porlo pronto, y con el objetivo de darle más elementosa la cuestión
de la violencia hacia los animales como un temaaincluir en nuestra agen-
da feminista, incluyo en los anexos dos documentos fundamentales que
Liliana Felipe me hizo llegar y que es indispensable difundir: la Declara-
ción de Cambridge (Anexo J) y la Declaración de Toulon (Anexo K). La
Declaración de Cambridge sobre la Conciencia es un manifiesto suscrito
por un prominente grupo internacional de neurocientíficos, neurofarma-
cólogos, neurofisiólogos, neuroanatomistas y neurocientíficos de la compu-
tación. Trata acerca de los sustratos neurobiológicos de la experiencia
consciente ylas características compartidas entre seres humanosy animales
no humanos que se revisaron durante una serie de conferencias realiza-
das en julio de 2012 en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.
Por otra parte, la Declaración de Toulon la hizo un grupodejuristas pre-
ocupados porquelas leyes no hayan aprovechado los avances científicos
para modificar a fondo todoel cuerpo normativo relacionado conlos ani-
males. En la mayoría de los sistemas legales, los animales aún se conside-
ran cosas y carecen de personalidad jurídica.* Dado quela ley ya no puede
ignorar el progreso de la ciencia, los expertos jurídicos declararonel 29
de marzo de 2019, durante la solemne reunión del simposio sobre la per-
sonalidad jurídica del animal, que es necesario iniciar cambios legales
para tener en cuenta la sensibilidad yla inteligencia de los animales no
humanos.
Creo que el tema es mucho más profundode lo que suele supo-
nerse a primera vista pues, además del doloryla indignación que despier-
tan los maltratos y abusos hacia los animales no humanos, remite a una
cuestión más grave: la internalización de la crueldad en los seres huma-
nos. Este proceso se inicia en la infancia con un “entrenamiento” enla
crueldad que permite —ya veces alienta—a niñosy niñas a que torturen
—]J
—
|
DOLOR Y POLÍTICA
a los animales, desde arrancarle las alas a una mariposa o cortarle la cola
a una lagartija hasta incluso golpear a sus mascotas, y quienes los rodean
consideran esas conductas como simples “travesuras”. Los seres humanos
que se acostumbran así a maltratar y a herir, aunque sea “jugando”, no
conciben sus actos comoformas de violencia pues no se los califica como
tales. Esto, que acaba por naturalizar esas crueldades, vuelve a poner en
evidencia lo fundamental que resulta la manera con la cual hablamos
acerca de ciertos actos de violencia.
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EPÍLOGO: ¿QUÉSIGNIFICA HABLAR?
idea de los artistas como una vanguardia que ofrece una crítica radical.
Sin embargo, señala que las prácticas artísticas críticas como intervencio-
nes contrahegemónicas contribuyen a “la creación de una multiplicidad
de lugares en los que la hegemonía dominante puede ser cuestionada”
(2014:109).' Y esto lleva a desarrollar nuevoscriterios dejuicio político.
Tal vez sea necesario recordarla vieja idea del “enemigo principal"
y de sus representantes y operadores. Para mí, ese “enemigo principal”es
el capitalismo patriarcal y racista, y sus operadores son los funcionarios y
figuras políticas que siguen órdenes sin responsabilizarse de lo que pro-
ducen. Por otra parte, en nuestro espacio de la micropolítica, ¿quiénes
son nuestres adversaries y quiénes nuestres aliades? Construir una hege-
monía política diferente requiere definir con quiénes podemosaliarnos
para objetivos puntuales. Sumar para tener fuerza. No podemos pensar
en una transformación política del tamaño que implica enfrentar al ca-
pitalismo patriarcal y racista, y a sus operadores, sin alianzas con otros
movimientos. Mouffe señala lo complejo que es “articular una diversidad
de demandas heterogéneas que no solamente no confluyen necesaria-
mente sino que también pueden estar en conflicto las unas con las otras”
(2015:132). En ese sentido,ella insiste en la importancia de las "cadenas
de equivalencias” y recuerda que cuando Laclauyella escribieron Hegemo-
nía y estrategia socialista:
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EPÍLOGO: ¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR?
Hablar de las feministas que hoy son parte de la Cuarta Ola en térmi-
nos de una temporalidad afectiva no implica ver como homogéneo el
accionarde los distintos grupos, sino solamente encontrarciertas coinci-
dencias en las emociones que expresan sus actos y narrativas. Prudence
Chamberlain (2017), al explicar la “temporalidad afectiva” de la Cuarta
Ola, distingue entre la especificidad generacional que surge en el movi-
miento en la medida en que una generación más joven apareceytrata de
imprimirle un sentido más de acuerdo consus necesidades y anhelos,yla
especificidad histórica, que implica que el feminismo, como movimiento
social, se adapta a los cambios recientes. Uno de estos cambioses el in-
creíble uso de las TIC, con la velocidad de comunicaciónyrelación que
ofrecenlas redes sociales, lo cual tambiénle ha dado gran velocidad ala
transmisión, no sólo de información, sino de emociones. De ahí que esta
feminista británica considere que en el momentocronológico del tiempo
en que vivimos, donde la innovación tecnológicaes inevitable, las emocio-
nes resuenen más que antes.
En la cuidadosa lectura que Ana Sofía Rodríguez Everaert hizo de
mi primer borrador notó que, en la Primavera Violeta de 2016, las ma-
dres de las víctimas no tienen el protagonismo que adquierenluego,enel
8M de 2019, donde ya encabezanla marcha,al igual que ocurre en la de
2020. ¿Cómose da este cambio? Según ella, parte de la explicación radi-
ca en el rumbo que ha tomadola protesta civil en su conjuntoenel país
desde Ayotzinapa, donde los reclamos de madres y familiares cobraron
mucha importancia. Sí, pero también creo que la temporalidad afectiva
de la Cuarta Ola latinoamericana ha incidido en ello. Me explico, Cuando
en Ciudad Juárez empiezan a darse a conocerlos espantosos feminicidios
surge, a mitad de los años noventa, la consigna “Ni Una Menos”, que se
le ha adjudicado a Susana Chávez Castillo, poetayactivista mexicana que
denunciólos asesinatos de mujeres en esa ciudady fue violada y asesina-
da en 2011. Sin embargo, quienes vuelven viral esa consigna y conmue-
ven conella a todala región sonlas feministas argentinas que en junio de
2015 salen masivamente ala calle a protestar por el feminicidio de una
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EPÍLOGO: ¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR?
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EPÍLOGO: ¿QUÉ SIGNIFICA HABLAR?
Hacer una política que sea no sólo audaz sino también eficaz impone va-
rias cosas: procesos de deliberación colectiva, reflexión acerca de nuestras
teorías y prácticas, producción de narrativas creativas que den cuenta de
la complejidad, renovación de las formas de representación feminista. Pero
¿cómo escucharnosy hablar si hay conflictos ideológicos que parecen in-
superables? Pensar políticamente es ir más allá de las consignas, por muy
buenas que sean, y pensar también es interrogarnos sobre nuestros pun-
tos ciegos. Wendy Brown es implacable cuando señala que si tomamos la
convicción como principio, como la Verdad, no hay posibilidad de diálo-
go. Por ello, para Brown “la pregunta que expresa la quintaesencia de la
política no es ¿En qué crees?, sino ¿Qué hay que hacer, dado un cierto conjunto
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EPÍLOGO: ¿QUÍ. SIGNIFICA HABLAR?
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A EPÍLOGO: ¿QUÉ SI
GNIFICA MABLAR?
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173
DOLOR Y POLÍTICA
El término Tercer Mundo surge en la década de los cincuenta para designar a países de
América Latina, el Sureste Asiático y África que no pertenecían a ninguno delos dos
bloques que estaban enfrentados enla GuerraFría, el occidental (con la hegemonía es-
tadunidense) y el comunista (conla soviética). Tras la caída del Murode Berlín, y desde
los años noventa, el términodesignael nivel de “desarrollo” de ciertos países comparan-
dolas economías del Primer Mundo y centrándose en nuestra pobreza. Aunque hay un
debate acerca de si utilizar o no dichos términos actualmente, yo lo hago nodesde una
perspectiva valorativa sino en aras de distinguir la situación en los países de Europa y Es-
tados Unidosde la de nuestra región latinoamericana.
Enla actualidad se habla de perspectiva decolonial para nombrarlas relaciones de saber-
poder resultantes de la ocupación de un determinadoterritorio por otro Estado ysu
conversión en una *colonia”, En países como los de América Latina, que fueroncolo-
nias, a pesar de sus procesos de independencia y del avance del capitalismo mundial, se
continúa reproduciendouna lógica cultural que sostiene una configuracióncolonial de
las relaciones sociales, uno de cuyosejes es la caracterización —ydiscriminación— delas
personas con base en su aspectofísico. Á esta práctica se la denomina racialización. Para
un panorama del feminismo decolonial véase Suárez y Hernández 2011. Para América
Latina véanse Mendoza 2014 y Gargallo 2015.
Se ha escrito muchísimorespecto a las emociones en la dinámica de los movimientos
sociales. Un balance que resumelos distintos aspectos que se investigan es el de Jasper
(2013).
Unavisión sobreel arte feminista en México se encuentra en Abelleyra y González 2015.
Para América Latina véanse Elenes 2017 y Giunta 2019. Sobre el arte feminista decolo-
nial véase Bidaseca 2018. Para un panorama mundial del arte feminista ver el trabajo
colectivo coordinado por Reckitt 2018, Para cierto tipo de intervención cultural, véase
Guerrilla Girls 2020. En el campode la músicay el performance véase el trabajo de gran
influencia mundial de las Riot Grrrls, Pussy Riot, Femeny otros grupos feministas que,
vía sus performances y música, contagiaron a millones de jóvenes de su aspiración ra-
dical. Para las Riot Grrrls véase Marcus 2010; para Femen, Ackerman 2014 y para Pussy
Riot, Tolokonnikova 2019.
Emanuela Borzacchiello señala que estas feministas usan el concepto de constelaciones
como metáfora de su acción política, pues promueven una vinculación especial, como
la delas estrellas distintas que están agrupadas, y que incluso puedenestar en conflicto,
aunque siempre mantengan sus vínculos. Según Borzacchiello (2018) las constelaciones
feministas se desplazan por todala ciudad con iniciativas diferentes, lo que permite que
más gente se pueda sumar.
No he entrevistadoa las activistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Quien
sí lo hizo fue la doctora Araceli Mingo. Su trabajo de investigación registra la voz de es-
tudiantes del último semestre de la carrera y de posgrado, en un rango que va de los 20
alos 35 años. Véase Mingo 2020.
174
NOTAS
»
- PENSAR LA ÉPOCA
Véase Eisenstein 2017. Recientemente Sarah Banet-Weiser publicó un libro acerca del
empoderamiento, el feminismo popularyla misoginia. Véase Banet-Weiser 2018,
En nuestro país, muchas feministas han encauzado sus energías políticas e intelectuales
a investigar, denunciarytratar de comprender la violencia hacia las mujeres cis, en espe-
cial su expresión más brutal que es el feminicidio (Gutiérrez 2004; Monárrez 2007, 2009
y 2011; Belausteguigoitia y Melgar 2007; Melgar 2011; Huacuz 2011; Saucedo y Huacuz
2011). Valenzuela (2012) acuñó el término juvenicidio para aludir a la vinculación que
existe entre el fenómenodel feminicidio, la situación de lesjóvenesyla exclusión social.
Paraotro tipode violencia, considerada “doméstica” véanse autores como Torres Falcón
2001; Saucedo 2002, Castro y Casique 2008; Izquierdo 2011; Saucedo 2011 y Agoff et al.
2013. Entre los trabajos de carácter más documental acerca de la violencia generalizada
destaca el de Frida Guerrera 2018.
Retomola propuesta con que Bourdieutrabaja el concepto, como esquemas de percep-
ción y acción que internalizamos. Para un esquema explicativo realizado por este autor
véase el Anexo A.
Hoyen día raza es un concepto cultural, no biológico. En las ciencias sociales se utiliza
el término racializar en el sentido de discriminar a una persona o caracterizarla a partir
de su aspectofísico,
Esto proponela perspectiva interseccional. Véanse Crenshaw1995, Grabhamet al. 2005
y McCall 2005.
El prefijo cis provienedel latín y nombra lo que está de este lado. Es el antónimoalpre-
fijo trans: del otro lado, Cis es un neologismo acuñado en los años noventa para nom-
brar a las personas que tienen una correspondencia entre su determinaciónbiológicay
la identidad de género del marco binario. Se habla así de mujeres cisu hombrescis, para
diferenciarlos de mujeres trans u hombrestrans.
Este fenómeno ha sido muyestudiado en países del llamado Primer Mundo. Véase
McRobbie 2009; Gill y Scharff 2011; Zeisler 2016.
Comoel uso del término dependedel contexto (la academia, los medios de comunica-
ción o la cultura popular), haytextos postfeministas que son conservadores, e incluso an-
tifeministas, mientras que otros tienen un potencial innovador y progresista. Véase Gill
2016, McRobbie 2009, Genz y Brabon 2009.
10
En argot angloamericano chick equivale a chica y lit hace referencia a literatura. Chick lit
es un tipo de narración cercana a la novela romántica, pero que no presenta a la mujer
DOLOR Y POLÍTICA
como una víctima dependiente del criterio masculino para encontrar su propia valía, La
chick lit pretende mostrarla extensa gama de experiencias que atraviesa la mujer actual,
en especial respectoal amoryel trabajo, en las grandes urbes, La novela El diano de Bnd-
getJones, escrita por Helen Fielding, es el ejemplo paradigmático, Véase Gill y Herdiecker-
hoft 2006.
Enese sentido, es muyrevelador lo que representala figura de Madonnaparalasjóvenes
postleministas, y un buen númerode investigadoras del campode los estudios cultura-
les y del feminismo ya lo ha analizado. El reciente libro de Cathy Schwichtenberg (2019)
es una fuente muyinteresante de referencias.
El policía canadiense Michael Sanguinetti fue quien realizó el comentario durante un
seminario sobreagresión sexual en la Universidad de York, en Toronto: “Las mujeres de-
benevitar vestirse comoputas para noser víctimas de la violencia sexual” (Women should
avoid dressing like sluts in order not to be victimized). Sanguinetti tuvo que ofrecer una dis-
culpa pública, diciendo que estaba “avergonzado” por su dicho y que éste no reflejaba
el compromisodela Policía de Toronto conlas víctimas de agresiones sexuales. Yla vo-
cera de la Policía de Toronto, Meaghan Ray,salió a declarar que los policías deben dar
una lista detallada de los lugares y los tiempos en los que ocurrenlas agresiones sexuales
para que las mujeres puedan adecuar su conducta, pero que no deben sugerirles cómo
vestirse. Un texto especialmente atinado es “Abuso sexual yvestimenta sexy” de unabo-
gado progresista quien, desdela postura del realismojurídico, desmonta las excusas ma-
chistas. Véase Kennedy2016,
!*. En México Minerva Valenzuela fue una figura central en la marcha. Sutexto dijo clara-
mente: "Aunque use medias de red y tacones de aguja: si digo no,significa no. Aunquela
apertura de mi falda suba hasta mi muslo: si digo no, significa no. Aunque en cualquier
momento decida no consumarel acto sexual: si digo no,significa no. Aunque me ponga
una borrachera marca diablo: si digo no, significa no. Aunque baile de forma sensual: si
digo no,significa no. Aunque el escote de mi vestido sea tentador: si digo no,significa
no”. Dato curioso: mi artículo en Proceso con el título “La marcha de las putas” no se pu-
blicó enla edición de papel, sino solamente en la electrónica ese mismo domingo 12 de
junio. Es la única vez que meha pasado. Sin comentarios.
!* Enrelación conel feminismo de Beyoncé también se desató una polémica entre feminis-
tas. Véase “Our Beyoncé, Ourselves: Celebrity Feminism” (Zeisler 2016: 111-137).
'* La traducción de cool es complicada. Antiguamente aludía a algo fresco, pero poco a
poco se usó para nombrar a una persona, una actitud, unasituación, alivianada, agrada-
ble, buena ondao, como se dice hoy en México, “chida”. Vale la pena seguir los desliza-
mientos de sentido que son performativos.
'* Rosalind Gill es una experta en medios de comunicación, y tiene una amplísima biblio-
grafía acerca de las formas en que se expresa y representa la feminidad en el postfemi-
nismo. Véanse susvarios trabajos citados enla bibliografía final, que no son ni la décima
parte de lo que ha publicado.
176
NOTAS
que implica desde cuestiones de maquillaje, peinadoyvestido hasta dietas y cirugías. So-
bre el paradigma del makeover y la subjetividad véase Gill y ScharfT 2011.
Esta fechala fijamoslas feministas que asistimos al Primer Encuentro Feminista de Amé-
rica Latina y el Caribe, que se llevó a cabo en Bogotá, en 1981. Elegimos ese día en
recuerdode las Hermanas Mirabal, Posteriormente la onu retomaría la fecha y los go-
biernosla instrumentalizarían con el Día Naranja, que obliga a las dependencias guber-
namentales a hacer gestos institucionales en relación al combatea la violencia.
La aprobaciónse logró conla mayoría de 46 votos a favor (PRD, Pr, Convergencia, Alter-
nativa, PRI y el Partido Nueva Alianza), 19 en contra (PAN y PVEM) y una abstención(PRI)
del diputado Martín Olavarrieta. Para mi versión de los hechos sobreel proceso véase
Lamas 2015.
Se reproduce completo en el AnexoB.
El público objetivo fueron hombres de 20 a 50 años, de diversos niveles socioeconómi-
cos, que hacen usodel transporte público de forma cotidiana, con énfasis en el Metro
de la Ciudad de México. La campañabuscó “desnaturalizar” la violencia sexual hacia las
mujeres en el transporte público y generar empatía entre los hombres que podrían mo-
dificar sus prácticas si reconocen que sus conductas son una formade violencia sexual y
que tienen un impactoenla vida de las mujeres.
En mi libro Acosocritiqué la reacción de Tamara de Anda (Plaqueta) al piropo de “gua-
pa” que le espetóuntaxista. Hoy pienso que lo que ocurrió tuvo que ver conla campaña
177
DOLOR Y POLÍTICA
chez 2009; Frías 2011; Peña Saint Martin y Fuentes 2012; Fuentes Valdivieso 2014 y Fon-
devila 2018,
Este dato lo difundióla académica del cricn (UNAM) Aimeé Vega Montiel en el foro que
se llevó a cabo en la Comisión de Derechos Humanos dela Ciudad de México.
Sólo aludoa Las relaciones heterosexuales, ya que desconozcolos códigos de esas prácti-
cas entre lesbianas y homosexuales. Agradezco a Gerardo Mejía su señalamientoacerca
de que entre los hombres gays hay códigos muydistintos acerca de tocamientos, que no
se viven como un acoso negativo sino como una invitación.
“
La traducción del documento del grupode francesas se reproduce en el Anexo €.
Foucault, en el cuarto tomodela Historia de la sexualidad, que permaneció inédito duran-
te treinta y cuatro años y apenas se publicó en Francia en febrero de 2018 conel título
Las confesiones de la carne, plantea que entre el siglo 11 y el v el cristianismo elabora una
concepción que sigue definiendo en gran medida los elementos que componen nues-
tras creencias acerca de la sexualidady de la relación entre las mujeres y los hombres:
la valoración de la virginidad, la continencia, la monogamia, la fidelidad y el sexo para
la procreación, así comola condena de las relaciones homosexuales, la prostitución, el
adulterio ylos placeres del cuerpo. Véase Foucault 2019. Para la cultura hispana, Julio
Caro Baroja rastrea esa doble valoracióny la encuentra en Las Siete Partidas, códigocas
tellano del siglo x111, dondela serie de ordenamientos medievales expresa las nociones
] 8
”
NOTAS
morales y políticas como un todo, y concluye que ahí se hace explícita la doble moral.
Véase Caro Baroja 1968,
“a
Toda la prensa se ocupódel caso; yo sólo revisé los cuatro periódicos a los que estoy
suscrita: El Universal, Milenio, Reforma y La Jornada. De esos, destaco a Sefchovich 2019y
Silva-Herzog Márquez 2019. Los caricaturistas de La Jornada se expresaron agudamen-
te sobre la movilización. Las primeras planas fueron: en Reforma (17 agosto): “Protesta,
furia y vandalismo”. En El Iniversal (17 agosto): "Violencia tiñe marcha de las mujeres”.
En Milenio (17 agosto): “Marcha por equidad de género termina en vandalismo”. En La
Jornada (17 de agosto): “Estalla furia en marcha contrala violencia hacia las mujeres”.
“ Esto es un fenómeno general en América Latina, como documentala revista Nómadas de
Colombia, en su número 51 (julio-diciembre de 2019), dedicadoa Violencia de género
en las universidades. Véase Fuentes Vásquez el al. 2019,
w
"ara una atinada explicación acerca de esta formade operar del anarquismoinsurreccio-
nal quees el “bloque negro” véase lMlades 2019. Agradezco a Diana Fuentes la referencia.
Auyero ysu equipo investigaron en BuenosAires lo ocurrido durante 2001, cuando por
la crisis económica sectores de la población saquearon supermercados. La sorpresa en
los resultados de esa investigación fue que esas acciones no eran tan espontáneas, sino
que estaban coordinadas al punto que, en varios casos, la policía orientaba ala pobla-
ción a que escogieranciertas cadenas de supermercadoy dejaran indemnea otra. Y esos
policías actuabaninvisibilizados porla “zona gris”. Véase Auyero 2007.
y
De estos alumnos, 90 fueron suspendidos y 18 expulsados.
Su
De estos académicos, 48 recibieron amonestaciones, 65 suspensionesy 46 tuvieron resci-
sión de contrato,
hi]
Deestos trabajadores 23 recibieron amonestaciones, 48 suspensiones y 28 tuvieron resci-
sión de contrato.
4“
Véanse en el Anexo D.
“1
El periódico Reforma registró cien gritos y consignas. Significativamente, no registróla
cantidad enorme deconsignas acerca del aborto ni la presencia de contingentes que exi-
gían su despenalización. Véasela lista del Reforma en el AnexoE.
Copioparte del volante que se repartió: “La Red cannábica de Mujeres Forjando Porvos, For-
jando Luchas, es un espacio de conversación, intercambio de conocimientos, aprendizaje
y sanación a través de la organización de mujeres usuarias de la planta de cannabis. Bus-
camos posicionar la lucha y acción de las mujeres dentro del movimiento cannábicoy
la lucha cannábica dentro del movimiento feminista”. Denuncian la masculinización
que existe dentro de los espacios cannábicos, en donde hombres invisibilizan o minimi-
zan la lucha feminista y desean erradicar los estigmas y discriminación que les da la so-
ciedad por ser usuarias de la planta. Luchanparasalir del clóset cannábico e inspirar la
sororidada las feministas, quienes por desinformación y estigmatizaciónlas discriminan
por ser consumidoras. Decidieron impulsar una Contingenta Cannábica dentro delas ac-
ciones del 48M, pues sería la primea ocasión en que muchas mujeres participaban en la
179
DOLOR Y POLÍTICA ==
3. DOLOR Y RABIA
180
—H— Noras
n
Texto completo en el Anexo B.
1 offen explica a qué se debe la alusión al movimi
1910-1914 el destino del sufragio femenino en e
mente ligado al destino del gobierno autónomo para
jiujjitsu y fun diróñ
Edith y su marido aprendieron
Self-Defense. Véase Dorlin 2019,
1
16
181
DOLOR Y POLÍTICA
' Algo así se lo leí al filósofo Daniel Innerario: “Una sociedad es democráticamente ma-
dura cuandoha asimilado la experiencia de que la política es siempre decepcionantey
eso no le impide ser políticamente exigente” (2011:23),
Desde finales de los ochentael antropólogo Néstor García Canclini analizó las culturas
.i
182
NOTAS
183
DOLOR Y POLÍTICA
! Rechazo utilizar el término prostitución por su connotación negativa, así que lo pondré
en comillas cuando lo deba mencionar. Hablo de comercio sexual, y aunque personas de
distintas identidadesy orientaciones sexuales realizan trabajo sexual, a lo largo del texto
hablo más de las mujerescis, ya que, por un lado,la disputa feminista se centra en la for-
ma heterosexual de comercio sexualy, porel otro, mi trabajo de investigación y acompa-
ñamiento político lo he hecho con trabajadoras sexuales cis y trans. Véase Lamas 2016.
2 El modelo heteronormativo no visualiza la homosexualidad más que comoalgo margi-
nal. Dentro de los diversos feminismos existe una amplia variedad de relaciones lésbi-
cas, peroel lesbianismono es el temacentral enla discusión feminista acerca del trabajo
sexual. El trabajo sexual masculino, mayoritariamente homosexual, ha sido materia de
reflexión principalmente en el campodela salud pública, debido al vimsida. Existe tam-
bién un trabajo sexual de hombres que venden sus servicios a mujeres heterosexuales,
pero eso tampocoes tema de discusión en el movimiento.Para bibliografía al respecto
véase Meisch 1995; Sánchez Taylor 2001; Carr y Poria 2010; Frohlick 2016.
3 Conel apelativo de “puto” se alude a la conducta homosexual de un hombre, pero no a
la promiscuidad heterosexual de los varones.
' Un panorama de los primeros debates y confrontaciones se encuentra en Lamas 2016.
"ara Estados Unidos véase Chateuvert 2013,
* Al respecto véase Duggan 1995. Para una mirada desde España véase De Lora 2019.
184
NOTAS
Autora de Female Sexual Slavery (1979), funda en 1988 la organización Coalition Against
Trafficking in Women (catw). Su libro The Prostitution of Sexuality. Global Exploitation of
Women (1995) es la biblia de las neoabolicionistas.
Por eso Lázaro Cárdenas suscribió el tratado abolicionista que entró en vigor en 1940,
pues se refería a ese tipo de intervención gubernamental. A partir de ese momento el
gobiernodejó deregistrar a las trabajadoras sexuales. Véase Bliss 2001.
Véase en especial los trabajos de Kulick 2003, Farley 2003, Agustín 2007, Scoular 2010,
Weitzer 2010, Kempadoo et al. 2012 y Bernstein 2018.
En Ecuador se crea la Asociación de Mujeres Trabajadoras Autónomas de Ecuador en
1982 en la provincia de El Oro. En Uruguayen 1985 se crea la Asociación de Meretri-
ces Profesionales del Uruguay (AMEPU) y logra su reconocimiento jurídico en 1988. En
1987, en Brasil, Gabriela Leite funda la Asociación Nacional de Prostitutas, con sede en
Río de Janeiro, y lleva a cabo la Primera Conferencia de Prostitutas; en octubre de ese
mismo 1987, en San José Costa Rica se establece la Red de Mujeres Trabajadoras Sexua-
les de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex) donde hoyparticipan organizaciones de
trabajadoras sexuales de quince países. A lo largo de la década de 1990 surgirán más gru-
pos organizados, comola Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) en
1994; en 1997 se crea la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe. En
República Dominicana, cl Movimiento de Mujeres Unidas (MODEMU) nació en noviem-
bre de 1997; en México, la Organización Mujer Libertad de Querétaro, en 1997, y en
1998 mujeres de dieciochoestados de la república fundan la Red Mexicana de Trabajo
Sexual; en Chile la fundación Margen aparece en 1998,
10
La antropóloga Laura Agustín, quiencritica “la industria del rescate”, hace una reflexión
distinta sobre las migrantes a partir de sus investigacionesylas caracteriza como protago-
nistas valientes. Véase Agustín 2013.
La definición de trata en el Protocolo implica tres cuestiones: 1) conductas (captación,
transporte, traslado, acogida o recepción de la persona); 2) medios (amenaza, uso de la
fuerza, engaño); y 3) fines (explotación) (onu 2000),
En Méxicofaltan datosal respecto, pero muchasinvestigaciones de otros países, que tie-
nenestimaciones del número de personas que se dedican al comercio ylas que están en
situación de trata, señalan la gran brecha que existe: hay muchísimas menosvíctimas de
trata que trabajadoras sexuales. Véanse los clásicos estudios de Weitzer (2005 y 2010),
producto de rigurosa investigaciónestadística, así comoel libro de Van den Anker y Doo-
mernik 2006. Para un panoramasobre México, véase la compilación de investigaciones
hechas en Chiapas, Oaxaca, Campeche y Ciudad de México en Lamas (coord.) 2018.
Véase los trabajos de Kapur 2005; Agustín 2007; Cheng 2010; Parreñas 2011; Kempadoo
et al, 2012; Chang 2013; Bernstein 2018, Para México véase Maldonado 2018.
Hay investigaciones sobre la dinámica económica del comercio sexual que documen-
tan esto, Véase Cameronet al. (1999); Della Giusta et al. (2008). En 2016 se publicó The
Oxford Handbook ofthe Economics of Prostitution, con artículos de economistas que exploran
185
DOLOR Y POLÍTICA
186
NOTAS
Se entiende por “desmentida” cuando se niega un hecho externo evidente y, porlo tanto,
se cuestiona en ese mismo acto la capacidad o la percepción de la persona quelo vivió.
Conla epidemia de covib hemos comprobado queel internet es una necesidaddepri-
mer orden, y no contar con este servicio afecta cuestiones básicas como el acceso de la
niñez yla juventud a la educación.
Su libro The Force of Non Violence apareció en 2020. A la fecha en que escribo todavía no
se publica en español, por lo quelas citas las he traducidoyo.
Las feministas mexicanas han señalado que el feminicidio funciona para establecer un
clima de miedo enel cual cualquier mujer siente que puede ser asesinada. Véase Hua-
cuz 2011; Melgar 2011. Esto también queda claro en las consignas de la movilización del
8M. Véase AnexoE.
Tambiénlaregistra la lista del Reforma con el número 23. Véase Anexo E.
Creo que todaslas feministas estamos en contra de la violencia, pero no todas partici-
pamosenlos grupos que se dedican prioritariamente a intervenir al respecto, sea en cl
litigio jurídico o en el apoyo directo a las víctimas. Aunque existen otros camposde in-
tervenciónpolítica feminista, la expertise la tienen esos gruposytal vez ellos podrían ini-
ciar el debate, al que nos sumaríamos quienes trabajamos en otros temas.
Hay muchos trabajos acerca de la relación entre el pensamiento feminista yla crítica a
la violencia hacia los animales. En México está el de Hilda Nely Lucano Ramírez; véase
Lucano 2020 y 2017. Un clásico es Adams 2015. Agradezco a Liliana Felipe ambasrefe-
rencias.
Uncaso quesaltó a los medioses el de la orangutana Sandra. Nacida en Alemania, pasó
por varios lugares de encierro hasta llegar al zoológico de Argentina. Vivía inactiva yse
escondía, Un médicoveterinario le diagnosticó depresión por estar sola y encerrada, y
la Asociación de Funcionarios por los Derechos de los Animales (AFADA) logró que un
tribunal le concediera personalidad jurídica y a partir de ahí su defensa logró que se le
permitiera ser trasladada al santuario Center for Great Apes en Florida. Esto es parte de
la campaña porla liberación de los animales que se encuentran en zoológicos. Véase:
hups://proyectogransimio.org/noticias/noticias-destacadas/sandra-la-orangutanade
188
NOTAS
claradajudicialmente-201cpersona-no-humana201d-abandona-cEzoologico-proxima
mente-con-destino-a-un-santuario-de-orangutantes-en-estados-unidos
Los habitus son los esquemas de acción y percepción que los seres humanosinternaliza-
mos. Ver Anexo Á.
Ya lo señalé muyal inicio, pero vuelvo a insistir en el papel que han desempeñado gru-
pos contraculturales comoRiot Grrrls, Guerrilla Girls, Pussy Riot o Femen.Para las refe-
rencias, véase la nota número12 de la Introducción.
En Chihuahua la feminista Esther Chávez Cano desempeñó un papel fundamental
abriendo Casa Amiga en 1998. Luego Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) tuvo un
mayor involucramientoen la problemática dela violencia contralas mujeres y en el año
2003 impulsó la conformación del Observatorio Ciudadano para Monitorear la Imparti-
ción de Justicia en los casos de feminicidios en Ciudad Juárez y Chihuahua, quese inte-
gró por ocho organizaciones: Católicas por el Derecho a Decidir, la Comisión Mexicana
de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Equidad de Género, Ciudadanía,
Trabajoy Familia, Justicia para Nuestras Hijas, Nuestras Hijas de Regreso a Casa, la Red
Nacional contra la Violencia hacia las Mujeres y Jos Hombres Jóvenes yla Red MujerSi-
glo XXI. Esta articulación de organizaciones consolidólos primeros pasos para la exigen-
cia de rendición de cuentas al Estado mexicano en procuración e impartición dejusticia
a esos espantosos crímenes de mujeres. El Observatorio se ha ido transformandoyhoy se
llama Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, cuenta con cuarenta organiza-
ciones de veintidós estados del país y ha logrado importantes triunfos en los litigios que
ha llevado, en especial, la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A Marisela Escobedo le asesinan a su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo de dieciséis
años, en Ciudad Juárez, el año 2008. Convencida de que la pareja de Rubí, untipo llama-
do Sergio Rafael Barraza, era el asesino, Marisela inicia una investigación por su cuenta
y logra encontrarlo en el estado de Zacatecas. El asesino es trasladado a Ciudad Juárez,
confiesala autoría del feminicidio y señalael lugar donde yacen los restos de Rubí. Para
escándalo de todala sociedad, los jueces lo declaran inocente por falta de pruebasylo
ponen en libertad. Á partir de entonces Marisela Escobedodesarrolla todo tipo de pro-
testas en contra de dicha resolución contra las autoridades del estado de Chihuahua, Un
tribunal de circuito revoca la sentencia absolutoria y condena por asesinato a Barraza,
que se da ala fuga. Marisela se instala en una protesta frente al palacio de gobierno,sede
del gobernador,y eneste sitio, el 16 de diciembre de 2010, unsicariola asesina. Dos años
después Barraza es abatido por militares. Acaba de salir el desgarrador documental Las
tres muertes de Marisela Escobedo en Netílix,
El bloque negro, como ya comenté más arriba, es una delas tácticas de lucha de los anar-
quistas insurreccionalistas. Véase Mlades 2019,
1 Agradezco a Mariana Palumbo habérmelo dado a conocer.
15
Agradezco a la doctora Leticia Cufré habérmelo dado a conocer.
189
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211
DOLOR Y POLÍTICA
212
As
A
Ánexo A
Determinación delE
as prácticas sociales individua
uall e
según Pierre Bourdieu
:
Lógica específica
Actualidad
Hábitus
Coyuntura
Esquema de percepción
de pensamiento
de acción
Individuo
y
213
Anexo B
Movilización Nacional contra las Violencias Machistas
Pronunciamiento de la Ciudad de México $24*
Hoy 24 de abril del 2016 nosotras, mujeres feministas, mujeres sin partido, mujeres
de todas las diversidades, estamos aquí frentea la historia reciente de México para
gritar, exigir, denunciar que estamos hartas de todos los tipos de violencia machista
a los que sobrevivimos día a día, desde la más directa, hasta la que proviene de las
partes más obscuras de este sistema económico,político y cultural heteropatriarcal
capitalista; de este Estado fallido e indolentemente feminicida, que nos reconoce
comosujetas fiscales, como mano de obra, comocapital intelectual y manual para
acrecentar su riqueza, pero nos desconoce como personas, que nos quita la ident+-
dad en todos los sentidos, condenándonos a una fosa comúnenla historia.
Hoy mujeres obreras, campesinas, indígenas, mestizas, estudiantas, mi-
litantes, maestras, activistas, trabajadoras sexuales y trabajadoras del hogar, ar
tistas, cocineras, lesbianas, bisexuales, heterosexuales, mujeres trans, disidentas
sexogenéricas, mujeres de todas las corporalidades, mujeres con discapacidades,
mujeres de todas las clases, profesionistas, analfabetas, encarceladas, guerrilleras,
presas políticas, parteras, chamanas, mujeres en situación de calle..., tenemos un
propósito común: manifestar nuestro absoluto hartazgo, nuestra rabia acumu-
lada en contra dela violencia estructural, cultural e institucional que creciente-
mente provoca cifras alarmantes de feminicidios, el extremo más grave de estas
violencias, que convierten las desapariciones forzadas y asesinatos de mujeres en
manifestaciones brutales de odio y amarillismo.
Hoy nos manifestarnos multitudinariamente para visibilizar estas violen-
cias machistas, pero no queremos dejar esta movilización como un mero acto de
rechazo y condena sino que es nuestra vía para DENUNCIAR Y EXIGIR.
En esta movilización contra las violencias machistas, buscamos quela de-
nuncia y la exigencia se conviertan en un inmenso, hondo y duradero grito colec-
tivo que haga temblar las instituciones gubernamentales y privadas, económicas,
culturales, de medios de comunicación. Un grito que fracture las columnas sobre
la que descansa el heteropatriarcado capitalista que nos domina, oprime, explo-
ta y violenta.
214
ci cc
ANEXO B. MOVILIZACIÓN NACIONAL CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS
215
DOLOR Y POLÍTICA
216
i
ANEXO B. MOVILIZACIÓN NACIONAL CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS
217
DOLOR Y POLÍTICA
de que son propiedad de los padres. Exigimos al gobierno mexicano que se pon-
gan en marcha mecanismos no sólo de castigo sino pedagógicos para combatir
el machismoexistente en el país, porque es evidente que es necesaria la reeduca-
ción social, que se enseñe a los hombres a no acosar, a no violentar, a no golpear,
a no amenazar,a no violar, a no esclavizar, a no abusar y a no matar a las mujeres
y niñas. Exigimosel cese de los mensajes de odio, que se castigue a quien difunda
estereotipos sexistas que promuevan la violencia de género y la misoginia.
Exigimos que se pongan en marcha todos los mecanismos necesarios
para detener los feminicidios y encarcelar a los responsables; exigimosla liber-
tad de las mujeres presas por abortar, la libertad de las mujeres que en defensa
propia han herido o matado a sus atacantes y la libertad de las presas políticas.
Exigimos se incorporen a la normativa nacional y a la primera Constitución de
la Ciudad de México, en la definición de la discriminación, el sexismo, la miso-
ginia, el machismo, la lesbofobia, la bifobia, la transfobia y la intersexfobia; así
como tipificar penalmente los lesbofeminicidios, los bifeminicidios y los transfe-
a
minicidios, como crímenes de odio. Exigimos el acceso de las mujeres a los es-
pacios de participación política y pública y el sistema de paridad y condiciones
efectivas de equidad.
oi
Exigimos el cese al acoso y hostigamiento sexuales en las escuelas públicas
y privadas, que no se encubra a maestros y empleados agresores y que se le deje
de exigir a las niñas el uso obligatorio de la falda como uniforme, ya que eso es
discriminación sexual. Exigimos que se castigue a los pederastas de la iglesia cató-
lica y que ésta deje de entrometerse en materia legislativa, en temas de derechos
reproductivos de las mujeres. Exigimos también educación sexual laica y libre de
prejuicios y estereotipos sexistas para todas las mexicanas y mexicanos; el acceso
a los métodos anticonceptivos y la despenalización del aborto a nivel nacional de
manera queéste sea seguro y gratuito, en nombre de nuestra autonomía corporal
y nuestros derechos reproductivos. Exigimos derechoslaborales para las trabaja-
doras sexuales porque viven en la vulneración extrema. Exigimos unalto a la trata
de mujerese infantes, que es el segundo negocio ilegal más redituable del mundo,
así como la encarcelación inmediata de toda la gente involucrada en las redes de
trata, desde proxenetas hasta policías y autoridades corruptas. Por último deman-
damos un alto a la invasión y depredación de las comunidades indígenas y nos
unimosa las exigencias de las compañeras queresisten en los pueblos originarios.
218
eo
Ii
ANEXO B. MOVILIZACIÓN NACIONAL CONTRA LAS VIOLENCIAS MACHISTAS
219
Anexo C
Carta de las francesas
220
ANEXOC. CARTA DE LAS FRANCESAS
221
DOLOR Y POLÍTICA
y gozarde serel objeto sexual de un hombre, sin ser una “zorra” ni unavil cóm-
plice del patriarcado. Puede cuidar de que su salario sea igual al de un hombre,
pero no sentirse traumatizada para siempre por un frotador en el metro, aun si
eso es considerado un delito. Puede hasta encararlo comola expresión de una
gran miseria sexual, incluso como un no acontecimiento.
En tanto que mujeres, no nos reconocemos en ese feminismo que, más
allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro de un odio a los hom-
bres y a la sexualidad. Nosotras pensamosquela libertad de decir no a una pro-
puesta sexual no sucedesinla libertad de importunar.
Consideramosque es necesario saber respondera esa libertad de impor-
tunar de otra manera que encerrándose enel rol de la presa.
Para aquellas de entre nosotras que hanelegido tenerhijos, estimamos
que es másjuicioso educar a nuestras hijas de manera que estén lo suficientemen-
te informadas y conscientes para podervivir plenamente su vida sin dejarse inti-
midar ni culpabilizar.
Los accidentes que pueden tocar el cuerpo de una mujer no necesaria-
mente alcanzan su dignidady no deben, tan duros como sean algunas veces, ha-
cer necesariamente de ella una víctima perpetua. Porque no somos reductibles a
nuestro cuerpo. Nuestra libertad interior es inviolable. Y esa libertad que atesora-
mosno va sin riesgos ni sin responsabilidades.
Las autoras de este texto son: Sarah Chiche (escritora, psicólogaclínica y
psicoanalista), Catherine Millet (crítica de arte, escritora), Catherine Robbe-Gri-
llet (actriz y escritora), Peggy Sastre (autora, periodista y traductora), Abnousse
Shalmani (escritora y periodista).
Adheridas también a esta tribuna: Kathy Alliou (curadora), Marie-Laure
Bernadac (curadora general honoraria), Stephanie Blake (autora de libros in-
fantiles), Ingrid Caven (actriz y cantante), Catherine Deneuve (actriz), Gloria
Friedmann (artista plástica), Cécile Guilbert (escritora), Brigitte Jacques-Waje-
man (directora de teatro), Claudine Junien (genetista), Brigitte Lahaie (actriz y
presentadora de radio), Elisabeth Lévy (directora de redacción de Causeur), Joé-
lle Losfeld (editora), Sophie de Menthon (presidenta del movimiento Ethic),
Marie Sellier (autora, presidenta de la Société des gens de lettres).
222
pS
Anexo D
Acciones inmediatas UNAM
la UNAM para generar una síntesis de los principales problemas para ser inclui-
dos en el Plan de Desarrollo Institucional.
6. Se llevará a cabo también un programade identificación de espacios proble-
máticos en tornoala violencia de géneroy se renovaráno se haránlas adecua-
ciones necesarias.
¿Sereforzarán conel Programa Camino Segurolos principales puntos de trans-
=I
223
Anexo E
Ciengritos y consignas (Reforma)
224
ÁNEXOE, CIEN GRITOS y CONSIGN
NSIGNAS
o ea
99,
da de
DOLOR Y POLÍTICA
65. ¿Y cómo sellama cuandoa una mujerle arrancan del pechoel corazón?
66. Cuandonos dejen de matar, regreso a limpiar tu monumento.
. Ningunaes libre hasta que todas seamoslibres.
68. Nosotras somosla cosecha,
69. Si ser libre es ser puta, yo soy reputa,
. A quemar, a gritar, a pintar, que el machismose va a acabar.
—
pm,
—
mm
ls
. Patriarcado es impunidad.
“O
om 2%
226
ÁNExXO E. CI
EN Gr OS Y C
ONSIGNAS
227
Anexo F
Yo no soy Ayotzinapa
228
ANEXO E YO NO SOY ÁYOTZINAPA
ARA
Anosotras nos venden, nosviolan y nos matan todoslos días, de a poco a
¿0co: Tambié n somosterrorismo y crímenes de Estado, Nosotras también somos
obres, racializadas, estudiantesy símbolo de rebeldía porque ser mujer y sobre-
México es un actode resistencia y no he miradoal socialismo exigiendo
ml¿vir en
sentación con vida de las desaparecidas.
la pre
Sin feminismos no haysocialismo, el capitalismo no caerá sino cae el
patriarcado primero. No he visto al EzLN marchando para exigir que parenlos
asesinatos de mujeres; sin feminismos no hay otro mundo posible, ni un mundo
donde quepan muchos mundos.
Nosotras
EXE E
no somos
a
Ayotzinapa.
ñ po
Nosotras somos Juárez,
E
Estado de Méxi-
At
DAHLIA
229
DOLOR Y POLÍTICA
Anexo G
Poema de María Teresa Priego
230
ANEXO G. POEMA DE MARÍA TERESA PRiEGO
232
ANEXO G. POEMA DE MARÍA TERESA PRIEGO
233
DOLOR Y POLÍTIGA
234
Anexo H
Del amora la necesidad
A Julieta Kirkiwood
235
DOLOR Y POLÍTICA
POSITIVO
La fuerza dela creencia en estos mitos ha generado una práctica política femi-
nista que impide valorar positivamente las diferencias, y que dificulta la construc-
ción de un proyecto político feminista.
Estos 10 mitos configuran unsistema de pensamiento, encadenándose
uno con otro y retroalimentándose. Veámoslos someramente, aunque cada uno
de ellos merece una reflexión más profunda. Lo que queremos mostrar es la ma-
nera en que se van entrelazando.
Primer mito: “A las feministas no nos interesa el poder”. Si partimosdel
reconocimiento de que el poder es fundamental para transformar la realidad, no
es posible que no nosinterese. A lo largo de nuestra militancia hemosvisto que a
las feministas sí nos interesa el poder, pero que, por no admitirlo abiertamente,
no avanzamosen la construcción de un poder democrático y, de hecho, lo ejerce-
mos de una manera arbitraria, reproduciendo además el manejo del poder que
realizamos en el ámbito doméstico: victimización y manipulación.
Sí, queremos poder. Poder para transformar las relaciones sociales, para
crear una sociedad democrática en la cual las demandas de cada unodelos sec-
tores encuentren un espaciode resolución. Esto requiere reglas del juego que ga-
ranticen la presencia de una pluralidad de actores sociales; en síntesis, queremos
poder para construir una sociedad democrática y participativa.
Aquí nos enlazamos conel segundo mito: “Las feministas hacemos polí-
tica de otra manera”. Sí, hacemospolítica de una manera atrasada, arbitraria, vic-
timizada, manipuladora. Teóricamente, intentamoshacerla de otra manera, pero
si somos honestas, nuestra práctica deja mucho que desear y eso tiene que ver
con la dificultad de aceptar la unidad en la diversidad y la democracia, no sólo
como necesidad sino como condición de nuestra acción. De ahí la imposibilidad
de establecer reglas de juegoclaras.
Esta no aceptación de la diversidad se enlaza con el otro mito: “Las
236
ANEXO H. DEL AMOR A LA NEGESIDAD
mujeres somos todas iguales”. Negar la disparidad entre mujeres, negar las di-
ferencias intelectuales, en habilidades, sensibilidades, etcétera, nos ha llevado a
una práctica paralizante, que ha restado efectividad y presencia política al mo-
vimiento. Este mito dela igualdad se engancha con otra creencia que dominó
nuestra práctica, la idea de un “ser mujer” más allá dela clase, raza, edad o nacio-
nalidad y, por ende, dela unidad natural desdela esencia del ser mujer.
Todas sabemos que noexistensujetos a priori, sino que son construc-
ciones sociales, El sujeto político mujer también es construido social y política-
mente. Esta idea dela unidad natural de las mujeres —el mujerismo— hasidoel
fantasma que recorre el feminismoy que se traduce en el quinto mito:
“El feminismosólo existe como unapolítica de mujeres hacia mujeres.”
Esto es contradictorio conla idea del feminismo comofuerza transformadora.
La creencia de un “ser mujer”, de la unidad natural de las mujeres, de una polí-
tica de y para mujeres tiene su expresión más cabal en confundir el grupofemi-
nista con el movimiento, Esto noes sino pensar que los espacios de mujeres en
sí mismos garantizan y producenefectos transformadores. Se hallegado a idea-
lizar este “mujerismo”, olvidando que en infinidad de ocasiones los espacios de
mujeres se vuelven ghettos asfixiantes donde la autocomplacenciafrenala crítica
y el desarrollo, o negandola frecuencia con quelas feministas tomamoslo que
ocurre en nuestro grupo como si eso fuera el movimiento, La permanencia en
un mismo grupo cerrado impide la confrontación con otras mujeres, con otras
ideas, con otros feminismos.
Este “mujerismo”se acentúa en el siguiente mito: “Porque yo mujer lo
siento, vale”, que significa no reconocer quelos sentimientos están tenidos ideo-
lógicamente. Pensar que por tener un cuerpo de mujerlo que se piensa o siente
es válido o feminista, es el nivel más arbitrario del feminismo.
El noveno mito: “Lo personal es automáticamente político”, lleva hasta
el absurdoel lema distintivo del feminismo de que lo personales político, Si bien
este lema concreta toda unacrítica legítima ala división artificial entre lo domés-
tico y lo público, plantear que todolo personal es automáticamente político vuel-
ve lo político automáticamente arbitrario. Haycuestiones personales que no son
políticas, y hay cuestiones personales que son patológicas. Un ejemplo concreto
de esta política arbitraria es la idea de que “El consenso es expresión de demo-
cracia”. Esto es confundir el consenso con la unanimidad, y no analizar queel
237
DOLOR Y POLÍTICA
238
ANEXO H. DEL AMOR A LA NECESIDAD
Este documento fue elaborado colectivamente durante las tres mañanas que se reunió el
grupo para reflexionar sobre “La política feminista en América Latina hoy”. Paruciparon
en la discusión:
239
DOLOR Y POLÍTICA
Lo suscribieron:
240
Anexo l
Manifiesto desde los feminismos mexicanos sobre el acoso sexual
y otras formas de violencia contra las mujeres
A las personas preocupadas porla violencia contra las mujeresy las ninas,
Alas feministas que luchan en contra dela violencia de género contralas mujeres
y las ninas.
A la opinión pública:
241
DOLOR Y POLÍTICA
mujeres por revelar los actos de violencia y exoneran, protegen y solapan alas
personas que cometen agresionesydelitos.
Las ideas promovidas en el texto abren puertas peligrosas que legitiman
la pervivencia de usos y costumbres mexicanas patriarcales sobre acoso, hostiga-
mientoyviolación, que infringen daños a niñas, jóvenes y adultas. Dichas ideas
se enmarcan en una nueva cara del conservadurismo patriarcal que ha sobrevi-
vido a pesar de tantas décadas de luchas feministas mexicanas. Estas luchas han
promovido un cambiocultural que trata de erradicar el sexismo, en aras de al-
canzar unavida libre de violencia para las mujeres de todas las edadesylos estra-
tos sociales.
Las afirmaciones del libro cometen injusticia epistémica porque se ad-
vierte ausencia del contexto estructural mexicanoyla vulnerabilidad que existe
para las mujeres. No reconocen los numerosostestimonios de las víctimas sobre
las diferentes formas de violencia experimentada, en relaciones de poderasi-
métricas entre mujeres y hombres, que aseguran la reproduccióncotidiana del
maltrato, acoso, abuso, violación sexual y feminicidios, así como la violencia ins-
titucional. Y en este sentido también, revelan un gran desconocimiento de los
avances sobre la jurisprudencia mexicana para analizar los casos de violenciase-
xual con perspectiva de género, y con esto el reconocimiento de un estándar de
'aloración probatoria de especial naturaleza en casos de violencia sexual, debido
a la falta de pruebasfísicas, documentales, como en cualquier otro delito,
Estamos preocupadas porque vivimos en México. Todas somos vulnera-
bles y estamos expuestas a la violencia; por ese motivo, hemos luchado desde los
diversos feminismos para romperel pacto del silencio patriarcal, de manera más
visible desde el 2016 conla articulación del movimiento ttPrimaveraVioleta y H+Mi-
PrimerAcoso, porque apelamosal principio de credibilidad del testimonio delas
denunciantes y víctimas de violencia.
Es importante señalar que las afirmaciones de Marta Lamas sobre las de-
nuncias falsas no se fundamentan en datos ni estadísticas. Ella menciona que se
entera por medio de una colega sobre la baja frecuencia de éstas, pero a lo largo
del texto sigue insistiendo en defender: *la presunción de inocencia y se pone
en evidencia nefastas prácticas, como acusacionesfalsas o exageradas”. Sabemos
que las denuncias falsas son la excepción a la norma, los únicos datos reales que
existen nos dicen que el número es mínimo. En el caso de la unaM, los propios
242
ANEXO IL. MANIFIESTO DESDE LOS FEMINISMOS MEXICANOS
243
DOLOR Y POLÍTICA
244
ANEXO |. MANIFIESTO DESDE LOS FEMINISMOS MEXICANOS
las mujeres comosujetos pasivos y a los hombres como seductores activos conel
supuesto “derecho” a incomodare importunar.
El pánico moral o sexual al que se alude no lo detentamosnosotras, sino
los y las agresores, quienes los respaldan y solapan, manteniendo los privilegios
de acosar y violentar impunemente, incluso en espacios en los que se vanagloria
contar conigualdadde género yrespeto para todas las personas, como sucede en
muchas universidades.
Nosotras manifestamos con preocupaciónla articulación de una nueva
oleada de ideas conservadoras que estigmatizanytratan de reforzar el pacto de
silencio al banalizar la violencia que nos vulnera, y que señala a ciertas manifesta-
ciones feministas en las universidades como“enardecidas”, “irracionales” y hasta
“terroristas”, criminalizando las diferentes formas de lucha, Calificar como *lin-
chamientos” a los escracheses atribuirles unfalso carácter de estar fuera dela ley
ya que éstos no implicanviolencia física contra ningún ser humano.Señalar pú-
blicamenteel acoso no busca poner propiamente enriesgo físico al perpetrador,
sino que setrata de un recursoválido para la denunciasocial, ante la inoperancia
dela justicia legal y antela situación generalizada de que a las mujeres no se nos
cree, porel contrario, se nos ridiculiza, culpabiliza o revictimiza; y los hombres
suelen tenerprivilegio de mantenerse en el poder pese a ser abusadores.
Reivindicamosel giro afectivo feminista desdelo psicológico, lo filosófico
y lo social, que parte devalidar pensares, sentires y emociones, para fundamentar
la base de la empatía entre mujeres que se oponena la violencia estructural, Pro-
movemos desde las luchas feministas la interdisciplina en la academia y en este
sentido la jerarquización dicotómica de toda generación de conocimiento, Lo
emocional es tan importante comolo racional.
Nuestra noción del feminismo, en sus variadas formas, no refuerzael vic-
timismo, porqueal protestar y nombrar las diferentes violencias resistimosyac-
tuamos para transformar el mundo e imaginamos un horizonte donde quepan
muchas voces que impugnanal heteropatriarcadoy al capitalismo para trastocar
los cimientoscivilizatorios. HAcosoNoEsVictimismo.
Nuestros feminismos son parte de un movimiento global interconectado
en Red, que está respondiendo a demandasque no se resolvieron en los añosse-
tenta en Latinoamérica y estamos rompiendo la noción del sujeto femeninoin-
dividual. Las mujeres mexicanas tenemosderechos universales, pero sufrimoslos
245
DOLOR Y POLÍTICA
ra,
feminicidios que nos arrebatan la vida. Nueve mujeres 0 ela sen asesinadas en
México, comopaís ocupamosel primer lugar en feminicidios en Latinoamérica,
Hemosgritado H+NiUnaMenostantas veces hasta desgarrar el alma. *SiMeMatan
es una pesadilla que muchas nos dimosala tarea de imaginar. Nuestro movimien-
to clamadesde cuerpo, mente y corazón 4f¡VivasyLibresNosQueremos]
Hacemos un llamado a no abonaral terreno conservador, a no fragmen-
tar las luchas contrael pacto del silencio, a no fortalecer el pacto de derecha pa-
triarcal del machismo mexicano, y a no promover ideas sexistas sobre el acoso y
las violencias contras las mujeres en México y en todo lugar del mundo.
246
AnexoJ
Declaración de Cambridge sobre la Conciencia
(La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia fue escrita por Philip Lowy edita-
da por Jaak Panksepp, Diana Reiss, David Edelman, Bruno Van Swinderen, Philip Lowy
Christof Koch. La Declaración fue proclamada públicamente en Cambridge, Reino Unt
do, el 7 de julio, 2012, durante la Conferencia Francis Crick sobre Conciencia en Animales
Humanosy no Humanos, en el Colegio Churchill, Universidad de Cambridge, por Low,
Edelmany Koch. La Declaración fue firmada porlos participantes de la conferencia esa
247
DOLOR Y POLÍTICA
248
Anexo K
Declaración de Toulon, Francia
PREÁMBULO
249
DOLOR Y POLÍTICA
De esa manera, más allá de las obligaciones impuestas a los seres huma-
nos, los animales tendrán sus propios derechos, permitiendo que sus intereses
sean tomados en cuenta.
Que los animales deben ser considerados como personas físicas no hu-
manas.
Quelos derechos de las personasfísicas no humanas serán diferentes de
los derechos de los individuos humanos.
Queel reconocimiento de la personalidad jurídica al animal se presente
como un paso esencial para la coherencia de los sistemas del derecho.
Que esta dinámica es parte de una lógica jurídica tanto nacional como
internacional.
Quesólo el caminodela personificación jurídica es capaz de aportar so-
lucionessatisfactorias y favorables para todos.
Que las reflexiones sobre la biodiversidad y el futuro del planeta deben
integrar a personas físicas no humanas.
Se enfatizará el vínculo con la comunidadde los vivos que puede y debe
encontrar una traducción legal.
Quea los ojos de la ley, la posición legal del animal cambiará por su ele-
vación al rango de sujeto de derecho.
250
ÍNDICE ANALÍTICO
251
DOLORY POLÍTICA
232
ÍNDICE ANALÍTICO
253
DOLOR Y POLÍTICA
D'Antonio, Débora, 168 Echeverría, Bolívar, 61, 100, 143, 173, 181,
Daich, Deborah, 187 188
Day, Sophie, 124 Edelman, Lucila, 24
De Lora, Pablo, 184 Eisenstein, Hester, 175
Dean, Jonathan, 173 Elenes, Evelyn, 174
Debarbieux, Eric, 76 emancipación, 11, 13, 22, 31, 79, 156, 170
debatefeminista (publicación), 19, 184 empoderamiento, 22, 31, 58, 102
Debayle, Martha, 33 Encuentros Feministas Latinoamericanos
Debord, Guy, 24 y del Caribe, 105, 108
Declaración de Cambridge, 157 equidadde género, 47, 48
Declaración de Toulon, 157 Equidad de Género: Ciudadanía, Trabajo
Della Giusta, Marina, 185 y Familia, 19, 189
Derrida, Jacques, 145 Equipo Latinoamericanode Justicia y
deslizamiento de sentido, 12, 43, 124, 133, Género, El
155, 176 Erazo, Viviana, 183
Devereux, George, 17, 18 Eschle, Catherine, 173
Día Internacional de la Eliminación de Escobedo, Marisela, 164, 189
la Violencia contra la Mujer, véase escritura enel cuerpo de las mujeres asesinadas
marchas en CiudadJuárez, La (Segato), 180
Día Internacional de la Mujer, véase esencialismo, 91-94, 98, 100, 101
marchas, 8M especismo, 157
diamantina, 43, 44, 53, 67, 75, 118, 230 Espinosa Damián, Gisela, 184
Diamond, Diana, 173 espiral de significación, 60-64, 124, 130,
diario de BridgetJones, El (Fielding), 176 133, 139, 140, 166, 178, 180
Díaz Valverde, Mariela Vanessa, 45 Evans, Dylan, 182
Díaz-Romero, Pamela, 173
Dimensiones y perspectivas conceptuales. Farley, Melissa, 185
Activismos feministas jóvenes: Federici, Silvia, 133-135
emergencias, actrices y luchas en América Felipe, Liliana, 157, 188
Latina (CLACSO), 173 Female Sexual Slavery (Barry), 185
doble moral sexual, 43, 122, 130, 131, Femen, 174, 189
138, 146 Feminaria (publicación), 106
Doezema, Jo, 187 feminazi, 66, 226, 228
dominance feminism, 61, 62, 64, 123, 124, feminicidio, véase violencias machistas
127 feminismo(s)
Doomernik, Jeroen, 185 affidamento, 102, 104
Dorlin, Elsa, 75-77, 181 crítico, 19, 166, 168
Duby, Georges, 73 de izquierda, 119, 133, 135
Duggan, Lisa, 184 de la dominación, véase dominance
feminism
254
ÍNDICE ANALÍ1 ICO
o
256
ÍNDICE ANALÍTICO
o
258
ÍNDICE ANALÍTICO
259
AS
DOLOR Y POLÍTICA
psiquismo, 22, 27, 94-99, 182, 183 Resistance through Rituals (Hall y
Pulido, Sonia, 45 Jefferson), 57, 180
puritanismo, 43, 123, 220 Revista de la Universidad de México
Pussy Riot, 174, 189 (publicación), 45, 48
Riley, Denise, 98
rabia, 15-19, 22, 35, 37, 38, 50, 51, 53, 55- Riot Grrrls, 174, 189
88, 139, 149, 155, 160, 163-166, 180, rivalidad, 107, 108, 114, 117
181, 214, 228, 229, 234 Rodríguez, Gabriela, 126
“apropiada”, 13, 82-88 Rodríguez, Jesusa, 157
contraproducente, 13, 66, 82-88 Rodríguez Everaert, Ana Sofía, 20, 130, 163
controlada, 82 Rodríguez Magda, Rosa María, 173
racismo, 32-34, 53, 85, 143, 146, 161 Rooney, Ellen, 183
antirracismo, 34, 115, 121, 145, 162, Rose, Jacqueline, 146
168 Rose, Nikolas, 32
crímenespor, 65, 83, 228 Rottenberg, Catherine, 34, 177
Rage Becomes Her. The Power of Women's Rozitchner, León, 22
Anger (Chemaly), 85
Ramos, Rebeca, 19 Sackville-West, Vita, 181
RamosSaavedra, Patricia, 20 Salguero, Friné, 19
Ranciére, Jacques, 89, 90 San Martín, Neldy, 45
Ray, Mcaghan, 176 San Pablo, 83
razón arrogante, véase arrogancia Sánchez Díaz, Sergio G., 178
Reckitt, Helena, 174 Sánchez Felipe, Ofelia, 20
Red Cannábica de Mujeres Forjando Sánchez Felipe, Vicenta, 20
Porros, Forjando Luchas, 179 Sánchez Taylor, Jacqueline, 184
Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales Sanguinetti, Michael, 176
de Latinoamérica yel Caribe Santacruz, Adriana, 183
(RedTraSex), 185 Santacruz Giralt, María, 60
Red Latinoamericanay del Caribe contra Santoro, Sonia, 135, 136
la Trata de Personas (REDLAC), 187 Sanz, Marta, 173
Red Mexicana de Feministas Diversas, Satz, Debra, 131, 132
139, 140 Saucedo, Irma, 175
Red Mexicana de Trabajo Sexual, 185 Scharff£, Christina, 175, 177
Red Mujer Siglo XXI, 189 Schwichtenberg, Cathy, 176
Red Nacional contra la Violencia hacia Scoular, Jane, 185
las Mujeres y los Hombres Jóvenes, Secretaría de Trabajo y Fomentoal
189 Empleo del Gobierno del Distrito
Red NoEstás Sola (REDNES), 117 Federal, 136
Reforma (publicación), 177, 179, 188 Sefchovich, Sara, 20, 155, 173, 179
Reguillo, Rossana, 59, 60, 76 Segato, Rita Laura, 56, 68, 135, 180
260
Ínbice ANALÍTIC
O
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DOLOR Y POLÍTICA
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INDICE ANA
LÍTICO
A
A
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Esta obra se imprimió y encuadernó
en el mes de febrero de 2021,
en los talleres de Litográfica Ingramex, S.A. de C.V.
Jenteno 162-1, Col. Granjas Esmeralda,
C.P. 09810, Iztapalapa, Ciudad de México.