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Graciela Hierro

QCJféitiSliMAfJDN DE HIMAWDANS

141101RAMA 9W/E PSiTARIO DE


ESTLIDCS DE GENERO
1.1Mmtatles Ro9arlo Casiehnor

De la domesticación
a la educación
de las mexicanas

EDITORIAL
TORRES
ASOCIADOS
2 r /77:
Indice

9 PROLOGO
"La paradoja de Choderlos de Lacios" 11
k-r". El problema
El método

INTRODUCCION
La madre 19

CAPITULO I
I. La educación de las antiguas mexicanas 27
en la casa y la escuela
1. La educación no formal en la casa
2. La educación matrilineal
Ilustración de Pampa Antinopay, 1981 3. La educación formal en las escuelas
4. La educación matrilineal en el Calmecac
La separación del Calmecac
Segunda edición, corregida, 1990. CAPITULO II
Primera edición, 1989.
La educación de las mujeres colonizadas 39
°EDITORIAL TORRES ASOCIADOS 1. La educación matrilineal durante la colonia
Otomíes Lt. 1, Mz. 15, Interior 6.
2. La enseñanza en las "Amigas"
Col. Ajusco, CP: 04300, Deleg. Coyoacán. 3. La educación mística y teológica
México, D. F. 4. La educación musical
©Graciela Hierro 5. Las mujeres sabias de la colonia y las cronistas
6. La educación de Sor Juana
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta pu-
blicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un
El temor y la reverencia
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por Su sexo
ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético
o electroóptico, por fotocopias, grabación o cualquier otro, sin per-
miso previo, por escrito, del editor. CAPITULO III
La educación de las señoritas mejicanas 57
Impreso en México. Printed in Mexico 1. Entre liberales y conservadores
2. La esclava se levanta
ISBN 968-6586-00-8

7
CAPITULO IV
Las maestras mexicanas 69
1. El Estado de Yucatán y la
educación de las mujeres
2. José Vasconcelos y el magisterio femenino
3. La filosofía educativa de Rosario Castellanos
y la cultura femenina

CAPITULO V
La educación feminista 89
"Educando a Emilia" y los ciclos de vida femenina
La educación
Los ciclos de la vida femenina PARA LAS MAESTRAS MEXICANAS
Hacia una nueva educación feminista
1. Emilia y la infancia
2. La adolescencia de Emilia
3. La juventud de Emilia
4. La madurez de Emilia
5. La vejez de Emilia

CONCLUSIONES
y cuestiones pendientes 111
La Etica feminista del interés

Bibliografía 119
PROLOGO

"La paradoja de Choderlos de Lacios"


¿Cuáles serán los mejores medios para perfeccionar
la educación de las mujeres?
Choderlos de Lacios.
LA EDUCACION DE LAS MUJERES
"El mal no tiene remedio cuando los vicios se han
transformado en costumbre". Seneca, CARTA 39.

En marzo de 1783 la Academia de Chalons-sur Mame abre su


concurso literario. Esta es la repuesta de Lados:
"Un grupo de eruditos y sabios ofrece una corona literaria para
aquél que mejor diga: cuáles serán los medios para perfeccionar
la educación de las mujeres. La turba de oradores aparece. Cada
uno de ellos viene a presentar a sus jueces el fruto de su trabajo
y todos esperan obtener el premio. Otros son los motivos que a
mí me traen aquí. Me presento frente a esta respetable asamblea
a consagrar una verdad aun más respetable, con voz débil pero
firme, que no alterará el temor al rechazo, ni la esperanza del
premio. Tal es la responsabilidad que hoy asumo. El primer
deber que se me impone es el de reemplazar una verdad severa
por un seductor error. Se debe, por tanto, tener la osadía de de-
cirlo: NO EXISTE RECURSO ALGUNO PARA PERFECCIONAR
LA EDUCACION DE LAS MUJERES. Esta aseveración parecerá
temeraria y ya escucho alrededor mío reclamar contra la parado-
ja. Pero, a menudo, es la paradoja el inicio de una verdad. En
este caso surgirá una si yo consigo probar que la pretendida edu-
cación, que se ha dado a las mujeres hasta este momento, no
amerita, en efecto, el título de educación. Que nuestras leyes y
nuestras costumbres se oponen igualmente a que se les pueda dar
(a las mujeres) una educación mejor, y que si, a pesar de estos
obstáculos, algunas mujeres acceden a procurársela por sí mis-
mas, esto constituirá una desgracia más para ellas y para noso-
tros. En este momento surge la necesidad de plantear algunos
principios, y si este desarrollo pedadógico no obedece a la elo-
cuencia, es suficiente, desde mi perspectiva, que se apegue a la
verdad. "

13
El método
Con las palabras anteriores Choderlos de Lacios
inicia su texto acerca de la "Educación de las muje- Cada tipo de conocimiento requiere de la metodología
res", publicado en Francia a finales del siglo XVIII. que le sea propiada. La educación tradicional de las
La paradoja de la educación de las mujeres que señala mujeres puede ser observada, con provecho, con base
Lacios es una realidad actual. Lo que entonces, y aún en el método feminista de investigación. Si bien existen
ahora se titula "pomposamente" con el nombre de muchos "feminismos", yo lo entiendo como el des-
educación viene a ser, en muchos casos, una instancia cubrimiento, la creación y la práctica de la cultura fe-
más de DOMESTICACIÓN que sigue inscribiendo a las menina, que persigue el objetivo político de realizar la
mujeres en México al sitio que el poder masculino ha revolución de la vida cotidiana. En el caso de la
elegido para ellas: el reino de lo doméstico (de "do- educación, lograr la hazaña que señalo arriba: La crea-
mus" , casa). ción de una educación para personas, sin distinción de
género. La investigación feminista surge de la conside-
El problema ración de lo que hacen las mujeres y de cómo lo hacen
observado por las mismas mujeres. En esa medida sur-
En este libro intento investigar acerca de la educación ge avasalladora la experiencia femenina, el descubri-
de las mujeres mexicanas. Para ello he querido plante- miento de sus intereses y de sus necesidades, como ellas
ar de nuevo la pregunta que surge de la paradoja de mismas los entienden. La metodología cruza el cuerpo
Lados: ¿Hay, en efecto, algo que en verdad pueda lla- femenino. Se ha superado ya la etapa del feminismo,
marse eduación de la mujer mexicana actual, frente a creo yo, en que se daba la lucha de las mujeres en con-
su contrapartida la educación del hombre mexicano, tra de los hombres concretos, padres, hermanos, espo-
que es evidente que existe, y a la que se refieren los tex- sos, amantes o hijos y se combatía la ideología
tos pedagógicos que por todos lados aparecen? Textos patriarcal en la figura del hombre con la que se entabla
y enseñanzas que sé de antemano que no incluyen a las la relación interpersonal. O contra las mujeres que
mujeres, por razones conocidas y que se harán eviden- constituían la cara femenina del patriarcado. En esta
tes más adelante. nueva época de reflexión y acción feminista, las peri-
Si el nombre de educación no es el apropiado y ha pecias son otras. Para muchas de nosotras el interés se
sido un mero eufemismo en el caso de las mujeres, in- centra en el intento de hacer explícita la cultura que ve-
tento saber en qué ha consistido esta práctica, y resca- nimos elaborando las mujeres. También queremos
tar lo que aún es valioso de toda esa experiencia para descubrir y sacar a la luz la labor silenciosa de nuestras
la formación óptima de las mexicanas. También deseo madres y abuelas, reales e históricas, que desde tiem-
plantear por qué se habla de educación haciendo distin- pos inmemoriales se ha venido elaborando y que había
ción de género. Esto último para avizorar las condicio- sido ignorada. Es trabajo nuestro, de las contemporá-
nes de posibilidad de que se imparta en el futuro una neas, tomar sobre sí la amorosa tarea de descubrir, fo-
educación para PERSONAS, que se abra más allá de las mentar y enriquecer esa cultura femenina milenaria.
distinciones de género.
15
14
Cuando hablo de cultura me refiero al conjunto de sa- Sabemos ahora que a lo largo de la historia de la
beres, obras, hechos, acciones, actitudes, costumbres, humanidad las mujeres estábamos ahí, inteligentes, ac-
símbolos, tradiciones, rituales, lenguajes, gustos, tivas, compasivas y creativas. Pero nuestra actividad se
preferencias, principios y procedimientos que han disolvía en la masculina; así debe ser, pensábamos en-
desarrollado las mujeres. En una palabra, al cúmulo de tonces, nuestra labor se identifica y reconoce con la de
sentidos que se confiere a la totalidad de la experien- los hombres, con la humanidad. Hasta que nos dimos
cia vivida, y en nuestro caso, identifica al conjunto o cuenta, unas hace mucho tiempo, otras recientemente,
al grupo femenino. A través de la metodología feminis- que "hombres".no significa "mujeres"; que la "huma-
ta que se utiliza para conocer y reconocer-se en el pasa- nidad" no eramos nosotras. Y así se inició la revolución
do, entenderemos el presente y prepararemos el de la vida cotidiana en la vida femenina. En una voz
futuro. No es pues una investigación que acumula sa- que se escucha, en una actitud que se descubre, en una
beres sino que requiere y exige actividades vitales, forma de vivir la vida que se hace patente, las mujeres
comportamientos religiosos, morales, linguísticos y de hablan, sienten, actúan, viven en "voz alta". Y ahora
todo tipo, para todas y desde todas. es el tiempo de reconocer y hacer valer esa labor en el
Urge pues que se haga explícita la creación de las conjunto de la cultura de nuestro país.
mujeres y que se descubra su visión del mundo que La situación anterior, en gran medida, obedece a
hasta épocas recientes se encontraba enmascarada. la forma en que tradicionalmente se nos "hace muje-
Como señalaba antes, el propósito de este camino res"; porque la nuestra es una condición, no una "na-
que recorro hacia el pasado de las mexicanas consiste turaleza". No "nacemos mujeres", es la llamada
en desarrollar la crítica feminista de la educación que "educación" femenina la que ha conformado esa con-
tradicionalmente se ha dado a las mujeres, y que ha dición nuestra que muchas de nosotras deseamos cam-
contribuido a que nosotras aceptemos como "natural" biar. Para superar ese estado de cosas, habrá que mo-
la condición de ausencia dentro de la creación cultural dificar la idea de la educación misma.
masculina. Con base en esa preocupación, este trabajo persi-
Vengo hablando de la educación de la mujer, pero gue dos vertientes: primero, hacer la hermenéutica de
deseo hacer énfasis en las características que esta tarea la educación mexicana para las mujeres, intentando
ha tomado en México. Pienso que develar, aunque sea hacer explícita la condición domesticadora de nuestra
en forma somera, la educación femenina, sin duda nos formación cultural. En el sentido de confinarnos al ám-
permitirá alcanzar la plena conciencia de que la AU- bito doméstico. En segundo lugar, apoyar al movi-
SENCIA de las mujeres en la creación cultural ha sido miento que desenmascara la creación cultural
enmascaramiento. Y que este hecho que antes conside- femenina, lo cual ha propiciado el fenómeno social que
rábamos "natural", frente a la creación cultural casi ex- ya estamos viviendo de la revolución de la vida cotidia-
clusivamente masculina, ha constituido una forma de in- na. Merecen mención distinguida el grupo cada vez
justicia para las creadoras de cultura, dando origen a una mayor de intelectuales mexicanas y mexicanos, que
comprensión unilateral de nuestra realidad nacional. han hecho estudios profundos, concienzudos, comple-

16 17
tos y en extremo creativos, sobre las distintas etapas de
la educación de las mujeres en México. Sus nombres INTRODUCCION
aparecen en todos los capítulos de este texto. Por últi-
mo, es el objetivo de este trabajo rescatar los rasgos va-
liosos de la educación mexicana en esta visión his-
tórica. integrándolos creativamente en la educación ac-
mal de las mexicanas; en su capítulo informal, en la
casa, y en su etapa formal, en las escuelas y universida-
des. Deseo finalmente destacar la importancia de pen-
sar en una educación para las mujeres de acuerdo con
sus ciclos de vida, ampliando la historia interminable
de la autoeducación nuestra, que culmina con la prepa-
ración para la madurez y la vejez.

18
La madre

Coatlicue, la de "la falda de serpientes", imagen señera


de las mujeres mexicanas: Surgió "hermosa, portentosa,
poderosa", en palabras de Justino Fernández, como "la
más fantástica creación plástica de todos los tiempos". 1

Cada día es mayor la conciencia de la necesidad y de


la importancia que tenemos las personas de indentifi-
carnos con imágenes positivas —masculinas y
femeninas— que nos permitan fortalecer la autoesti-
ma, indispensable para desarrollar las potencialidades
individuales. Esta conciencia ha hecho evidente en el
caso de las mujeres mexicanas, la dolorosa carencia de
imágenes fuertes y positivas, tanto en la literatura co-
mo en la tradición sagrada y profana de nuestro país.
Como una reacción para llenar este vacío, muchas de
nosotras nos hemos lanzado a la búsqueda de imágenes
perdidas en la oscuridad de los tiempos, investigando
historias de mujeres —nuestras abuelas y madres, ima-
ginarias e históricas—, que permanecían ignoradas.
Al investigar las ideas centrales que han guiado la
educación femenina tradicional, de inmediato surge la
imagen de la madre que cruza todo el territorio. Se re-
fleja en las ideas religiosas precisamente en la diosa-
madre de la cultura antigua: Coatlicue, Tonanzin.
Después del encuentro con los conquistadores será Ma-
ría de Guadalupe el arquetipo de la educación femeni-
na. Sabemos que nuestro destino es la maternidad, y
que nuestra vida ha de desenvolverse en el ámbito ce-
rrado de la familia. El espacio que nos reserva la cultu-
ra es el de lo privado, los hombres dominan el público.
Nacemos a lo doméstico y todo el esfuerzo educativo se
concentra en lograr nuestra exitosa "domesticación".

1 Fernández, Justino. Coatlicue. Pág. 211.

21
por la vida, contra la muerte.'
Domésticos han de ser nuestros conocimientos, domés-
La poesía mexicana ha inmortalizado a la diosa en
ticas nuestras habilidades y domésticas nuestras actitu-
su invocación materna: "Nuestras madre..." TONAN-
des, hasta que lleguen los tiempos propicios para
ZIN.
nuevas perspectivas, se abran las puertas de nuestras
casas y el mundo se convierta en el espacio compartido
"El Aguila, el Aguila Quilaztli, la pintada con sangre
de los géneros. Esto último se ha logrado en forma pau-
de serpientes,
latina gracias a los esfuerzos y las contribuciones de
cuyo penacho es de plumas de águila,
mujeres de las distintas culturas que conforman el mo-
el sabino de los de Chalma, la de Colhuacan.
saico de nuestro pasado. Ellas son las que pueden ins-
Ah, el sostén de nuestro alimento, el maíz, en el campo
pirar la labor educativa de las mujeres actuales, de
divino: el bastón de sonajas es su bastón.
todos los lugares y de todas las escalas sociales. Son sus
Espina, espina tengo en la mano:
visiones las que han abierto nuevas formas para el ser
espina tengo en la mano, en el campo divino:
y el quehacer femenino. Y para contribuir a su conoci-
el bastón de sonajas es su bastón.
miento traigo a la memoria la rica tradición cultural
Escoba tengo en la mano, en el campo divino:
mexicana en el capítulo de las deidades femeninas,
el bastón de sonajas es su bastón.
ellas también aumentan el acervo cultural que nutre las
Trece-Aguilas, nuestra madre, la reina de los de
imágenes de la femineidad en la nueva historiografía
Chalma,
feminista.
con la coa de cactos labra para mí la sementera:
Nuestra madre Coatlicue, Tonanzin y María de
ella es un prodigo: mi hijo Mixcóatl.
Guadalupe constituyen el arquetipo de la finalidad
Nuestra madre, la guerrera; nuestra madre, la
educativa para las mujeres. Hemos de ser educadas pa-
guerrera,
ra ser madres, que es el alfa y el omega del destino fe-
el Ciervo de Colhuacan, ya está aderezado con plumas.
menino. Coatlicue representa una imagen femenina. Un
Oh, ya salió el sol; ha sonado el grito de guerra;
sentido de maternidad se desprende de su imponente fi-
ya salió el sol: ha sonado el grito de guerra.
gura. Unido éste a un dejo de guerra y de muerte, a tra-
vés de los corazones y las serpientes. Comenta Garibay en Sean arrastrados los hombres cautivos: ¡ perezca el
su interpretación sobre la diosa (Fernández, J. Ibidem país entero!
El ciervo de Colhuacan ya está aderezado con plumas.
pág. 212): A su simbolismo se unen los ciclos que dan
Plumas de águila son vuestro aderezo,
vida en su función de fecundadora de la tierra, que
oh, el combate valiente en la guerra
ofrece el "sostén de nuestro alimento el maíz"; tam-
ése es vuestro aderezo".'
bién es "la que hace brotar las legumbres"; la madre
fecundadora de los hombres, representada "ora en
Su historia se cuenta diciendo que hace muchos
forma de mujer, ora en forma de culebra". Guerrera
Ibidem Pág. 229.
en su relación con el sol, y en analogía de las parturien-
Ibidem. Pág. 228.
tas con los guerreros, se la ve emprendido combates
23
22
años vivió en la sierra de Coatepec cerca de Tula. Se tradición de infinidad de pueblos, entre éstos el nues-
llamaba Coatlicue y era la madre de los que se decían tro, nos ayuda a comprender la enormidad de aquello
Centzonhitznahua. También tenía ella una hija cuyo que ha sido tradicionalmente ignorado acerca de las
nombre era Coyolxauhqui. imágenes de la mujer, tal como ha sido percibido por
Como toda las madres barría y así "hacía peniten- la experiencia humana en épocas diferentes. Coatlicue,
cia" y un día cayó una pelotilla de pluma que ella nuestra madre, no ha sido una excepción. En su tiem-
guardó en su seno y quedó preñada. Sus hijos se mos- po se le considera el origen de todo, aun de los mismos
traron muy enojados por ello, y la hija Coyolxauhqui dioses y esa es su fuerza y el alcance de su poder. Los
les decía que mataran a su madre, pues ella los había historiadores contemporáneos, hombres, la consideran
a todos deshonrado. Dura condición la de las mujeres, en un momento dado como dios hombre, anulando el
aun de las diosas que cargan sobre sí el trabajo domés- sentido femenino de la diosa. Así, Justino Fernández
tico cotidiano y el honor de toda la familia. Coatlicue en su COATLICUE, dice: "el ser de la belleza de Coa-
se atemorizó ante la amenaza de sus hijos, pero desde tlicue es el ser guerrero". Y dado que el sentido de la
el vientre le hablaba la criatura y le decía que no temie- vida de los aztecas es la guerra, como es actividad ex-
ra pues él sabría qué hacer. Sus hijos tomaron las ar- clusiva masculina, y por el poder que la diosa represen-
mas, se vistieron para la batalla y para matar a la madre ta, la despojan de su ser femenino para estar en
Coatlicue. Su hijo nació y se llamó Huitzilopochtli, condiciones de comprenderla. (Ibidem, pág. 231).
que de inmediato creó una serpiente hecha de teas e hi- Por mi parte no intento saber quién era esa diosa
rió a la hija, Coyolxauhqui, que murió hecha pedazos, y qué significado tuvo su culto para los antiguos mexi-
luego mató a los demás hermanos y desde entonces los canos. Solo quiero destacar la relación que guarda su
mexicanos le tuvieron por dios de la guerra. imagen con la vida y la consideración de las mujeres
La lección que puede sacarse de la leyenda es que mexicanas concretas. Recordar el valor del principio
aún siendo diosa, Coatlicue, al igual que otras diosas femenino reflejado por las diosas antiguas. Y rescatar
más modernas, requiere del hijo para que la salve y la el ser y el valer del principio femenino que ha sido ig-
vengue. Tal vez sea esta la historia del cambio de poder norado.
femenino de las diosas, al masculino de los dioses. Ha- Con la invocación a Coatlicue comienzo el camino
bría que estudiar en profundidad esta relación como lo que me lleva a la consideración de las etapas cruciales
hacen en el panteón europeo las antropólogas feminis- de la educación de las mexicanas. Sigo los avatares de
tas.' nuestra historia nacional, hasta alcanzar el tiempo pre-
Es evidente que la gloria de la diosa se centra en su sente. Leo lo que aprenden las "antiguas mexicanas",
ser madre, y su destino no se aparta de lo doméstico. en el primer capítulo de la historia. Sigo con la forma-
Sin embargo, el conocimiento de que el principio feme- ción básicamente moral de las "colonizadas" y me de-
nino ha sido considerado como sagrado y heróico en la tengo en la educación de Sor Juana, que por ser
autoeducación superó las barreras de su tiempo. Conti-
1 EISLER, Riane. The Chalice & the Blade. (El Cáliz y la Espada). núo con la formación moral de las "señoritas mejica-

24 25
nas" hasta culminar con las "maestras" para CAPITULO I
desembocar en la excelencia de Rosario Castellanos.
Finalizo con una propuesta: "Educando a Emilia -
Educando a Emilia y parafraseando a Rousseau,
apunta al territorio que avizoro para la nueva educa-
ción de las mujeres. Está formado con los hallazgos de
LA EDUCACION DE LAS ANTIGUAS
todas las épocas recorridas. Arranca con la idea de las MEXICANAS
antiguas mexicanas de la "Educación Matrilineal"
que es lo que las mujeres enseñan y aprenden de otras
mujeres. Se enriquece y profundiza con el procedi-
miento pedagógico de Sor Juana: "La autoeduca-
ción". Se torna sabia, crítica y política con "la iro-
nía" de Rosario Castellanos. Y la recorre el desper-
tar de las señoritas mexicanas del siglo XIX con la
fuerza intelectual y 'social de las maestras normalistas.
Todas ellas nuestras madres y maestras.
Los estudios de mujeres, que son el brazo intelec-
tual del feminismo, concretan la "Educación" y los ci-
clos de vida" proponiendo una educación específica
para cada etapa de la vida femenina. Se inician en la
educación para la niña, sigue con la adolescente, luego,
la juventud, la madurez y finalmente culmina con la
vejez. Y esta es la educación feminista que se crea, se
enseña y se aprende en los estudios de mujeres, que ya
existen en nuestras escuelas y universidades.

26
"Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos
bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales,
en prudencia, ingenio, virtud y humanidad, son tan infe-
riores a los españoles, como los niños a los adultos y las
mujeres a los varones".

Ginés de Sepúlveda. I

I. La educación de las antiguas mexicanas


en la casa y la escuela

La llegada de los conquistadores españoles estableció el


primer contacto con la población nativa de habla ma-
ya. Sin embargo, de acuerdo con Garibay, no se hizo
la penetración cultural en esa región hasta muy avan-
zado el siglo. La conquista española que culminó el 13
de agosto de 1521 fue en pueblos de habla nahua. A su
juicio los más cultos y organizados bajo la dominación
del señorío de Tenochtitlán y sus aliados, que con
nombre ya divulgado suele llamarse Imperio Azteca.
En 1528 se redacta y escribe por indios, la primera
de las recopilaciones históricas que hoy se hallan en la
Biblioteca de París. De esta serie de testimonios en len-
gua nativa traducidos por Angel Ma. Garibay, tomo a
continuación los llamados "Discursos educativos" que
son: La exhortación e instrucción a las hijas' y La
educación sexual al hijo. Este último escrito contiene
advertencias también para las hijas. Los testimonios
anteriores pueden considerarse como la educación no
formal de las niñas, es decir, la instrucción impartida
por las madres en el hogar. Hablaré también del discur-
so educativo formal, es decir, del que se hacía al ingre-
sar en las escuelas bajo el título de "Ceremonias de

1 Kobayashi, José María. La educación como conquista. Pág. 143.


2 Garibay, Angel María. Historia de la literatura Nahua. Pág. 9.

29
Coatlicue .
recepción de las escuelas", que en las niñas correspon-
que eran educadas las niñas de niveles socioeconómicos
de a su ingreso al Calmecac.' distintos. Garibay señala que "la carencia de alfabeto
El testimonio de Sahagún hace patente que las cul-
impidió a los antiguos mexicanos dejar por escrito la
turas indígenas daban a la mujer el papel tradicional de
doctrina que regía su vida y sus costumbres". Piensa
esposa y madre, dependiendo siempre de un hombre
que la falta de escritura fonética fue un incentivo para
padre, marido, hermano, hijo, para su defensa y valer.
el desarrollo de la memoria. Y de memoria se transmi-
También sabemos que sus tareas domésticas, artesana-
tieron y redactaron los discursos que los padres y maes-
les, agrícolas, comerciales y religiosas eran siempre su- tros enseñaban a los jóvenes.'
bordinadas frente a su destino absoluto: el
Parece ser que estas enseñanzas en lo básico , no
matrimonio. Sin embargo, las mujeres mexicanas tam-
serían muy distintas para las demás clases sociales.
bién participan en la vida pública; lo hacen como sa- Puede destacarse, sin embargo, algunas preocupacio-
cerdotisas y como cacicas. Podían heredar de sus nes específicas de los señores acomodados, como es el
padres y esposos la sucesión política. También las ha- caso del linaje: se afirma que la hija del señor es la de-
bía sabias, escribientes y poetas. En el Códice Telleria- positaria del honor de la familia, la joven no se pertene-
no Remensis aparece una mujer tlacuilo, "escribana",
ce a sí misma; sus actos —buenos y malos—
que con el pincel en la mano hace el registro de los repercuten sobre todos los demás miembros de la fami-
acontecimientos con sus fechas. Se llamó Xóchitl y fue lia, de allí la importancia de su sujeción a las normas.
hija del señor Hutzilihuitl. Macuilxochitzin, señora de Esto se hace patente en las palabras siguientes: (Eres)
Tula, es una poeta náhuatl que enumera, en un poema "Prueba de mi fuerza viril, de mi sangre y de mi lina-
épico, las batallas del rey Axayácatl. 2 je", le dice el padre. De este destino como ya vimos,
ni las diosas se salvan: Coatlicue es amenazada por su
"y (como) es hombre no conviene que le enseñemos oficio embarazo.`
de mujer teniéndolo en casa".
La recomendación básica a la joven, que se en-
Sahagún cierra en los conceptos vertidos por el padre, se
resume en la prescripción: "No vivas vida vana, no
1. La educación no formal en la casa vivas sin cordura, no andes por lugares inciertos". La
vida valiosa —para la doncella- consiste en el culto a
"Sordas y mudas". la divinidad. En seguida, en el cumplimiento de las la-
bores domésticas propias de su sexo. Cualquiera que
El testimonio educativo "Exhortación e instrucción a sea su condición, ya que en el fondo es la misma "la
las hijas" corresponde a la enseñanza para las niñas forma en que estas cosas hacen las sirvientas, las seño-
nobles. Desgraciadamente conocemos poco la forma en ras y las mismas princesas". En verdad cambian poco

2 López Agustin, Alfredo. La educación de los antiguos Nahuas. Garibay, Literatura de los aztecas. Pág. 106.
2 Muriel, Josefina. Cultura femenina novohispdnica.
Pág. 12
Cfr. Introducción.

30 31
las labores mujeriles de acuerdo con la alcurnia; tal vez la hija, lo aprecia y hace patente el "desvelo" de la ma-
se exija más a la princesa que a la campesina, en cuan- dre, tomada la expresión en sentido literal, cuando dice
to a la excelencia del trabajo doméstico, pero en sí la "teniéndome en los brazos fatigada de sueño". Tam-
labor en la casa es la misma. bién reconoce el sufrimiento del embarazo, "por los
Sin embargo, la vida no sólo es ritual y trabajo pa- trabajos que teníades, y por estar embarazada conmigo
ra las mexicanas, también existe "la risa... y aquél dul- no podíades acudir al servicio de vuestra casa". El
ce placer de la carne con que se propagan los pago a la madre lo constituye la obediencia de la hija,
hombres". Parte esencial de la educación de la joven con la conducta apropiada'y así dice, "siendo yo la que
es la preparación para el amor. Debe saber de antema- vos deseáis" .'
no que ella es elegida, que nunca elige porque no se En: "Educación sexual al hijo" , podemos descu-
pertenece. "Uno solo unido a tí y para ella será el espo- brir la idea de la "pureza" que se espera de los jóve-
so: hasta el fin". nes. Se trata de la pureza de costumbres entendida
En la sociedad mexica, todo individuo —hombre o como castidad, ya que se refiere a la conducta sexual
mujer-, nacía señalado para la misión específica debida, en primer lugar, para corresponder al amor de
que aquélla le imponía: el hombre para la guerra, la los dioses a los jóvenes. Estos deberes se alcanzan tam-
mujer para el matrimonio. bién cumpliendo los ritos: "Si son mujeres, a limpiar
la boca a los dioses". Si son hombres, cuidando la cas-
2. La educación matrilineal tidad al alejarse de las cosas libidinosas; se le advierte
que "no desees polvo y basura". Se amenaza al joven
Se hace patente al leer: "De otra exhortación que con la pérdida del potencial sexual, lo cual también
una madre hizo a su hija".' Nota 1. atrae la desgracia de las mujeres, en el sentido siguien-
te: si el hombre que les corresponde no las satisface,
En el "Agradecimiento de la hija a su madre", la ellas buscarán sustituto sin importar su edad; esto es
joven reconoce el esfuerzo de la madre en la crianza de evidente en el relato de las ancianas. Se dice que las
mujeres tienen "una cueva, un abismo hay en nosotras".
1 López Austin, Alfredo. La educación. . . Pág. 45.
Nota 1: Esta es la educación no formal que recibimos todas las mu-
Vemos que la amenaza de la infidelidad femenina es
jeres de cualquier época, de nuestras madres y abuelas reales e his- la sanción para lograr la pureza masculina. El cuerpo
tóricas. En el caso de la madre azteca, vemos que sus consejos son de la mujer no le pertenece a ella sino es de él —de su
semejantes a los del padre (de los que ya hablamos). La preocupa- pareja— por ello, él debe cuidar de los dos cumpliendo
ción de la madre se fija en la preparación para el matrimonio que la regla de la abstinencia cuando sca necesario, y no ex-
es el destino femenino por excelencia y así le dice: "Si no eres como
cediéndose en el ejercicio sexual, cuando ya le sea per-
debes... ¿quién te querrá por mujer?". Para dar mayor fuerza a
sus palabras recuerda que la parió, que la crió. El hecho del esfuer- mitido.
zo de la madre que procrea y cría —arriesgando su vida— resulta La conducta sexual femenina supone la castidad,
equivalente al del guerrero que cuida y defiende a la ciudad.'
' Ibídem. Pág. 2. Ibidem. Pág. 49

32 33
antes del matrimonio. Se hace patente la amenaza con-
ter se cumple no sólo en la forma sino también en la
tra la "vida de disolución" para las mujeres, la prosti-
actitud de la joven al aceptar internamente el mandato.
tución, frente a la cual el padre advierte a la hija:
Se requería además la penitencia física: hacer ejercicios
"Más valdría que murieras".
para logra la perfección espiritual.
Los discursos morales corrían por cuenta de los
3. La educación formal en las escuelas. mayores. Pedían a las jóvenes obediencia y diligencia
—no estar ociosas— y de acuerdo con Motolinía, las
Nos es relatada en la descripción de las ceremonias de muchachas mexicanas había de ser "sordas y mu-
recepción en el Calmecac para las niñas, "cuando ya das".'
eran grandecillas, cuando ya eran algo prudentes".
La finalidad de la educación en esta escuela es lo- 4. La educación matrilineal en el Calmecac
grar que las educadas sean mujeres de distinción:
"hermana mayor o dama". Aclara López Austin que
"hermana" significa "servidora del templo" o sacer- "Amargar el corazón y el cuerpo"
dotisa. Este momento marca la entrada de las mujeres
al servicio religioso. Existe en el mundo mexicano la Si los ejercicios para la perfección espiritual son seme-
idea de un lugar de recogimiento para las doncellas: la jantes para los varones y las doncellas, existen sin em-
yida de penitencia se considera deseable. "Allí trabaja- bargo, recomendaciones específicas para las jóvenes
rá arduamente para el dios tutelar", formando parte recibidas por boca de las madres y abuelas, quienes son
de una casa colectiva de varones o de doncellas en la "las hermanas mayores". Ellas indican cuáles son los
que no sólo se organiza el servicio eclesiástico, también ejercicios de "penitencia" para lograr los dones divi-
se proporcionaba conocimientos y se modelaba la mo- nos. Estos dones se alcanzan siempre por la obedien-
ral de jóvenes y niños; el templo-escuela era también cia. El mal trae consigo un castigo que puede ser el
una casa de producción. daño físico, la pobreza y por último la muerte deshon-
Según López Austin el término tlamacazqui, "sa- rosa. La ipihua, es decir, la "sufridora" si se salva
cerdote", puede ser también aplicado a las mujeres. cumpliendo la penitencia podría salvar a los otros. La
No son pues "monjas" como quiere Sahagún. Ellos y castidad femenina es la limpieza del ánimo, del cuerpo
ellas alcanzan dones de acuerdo con el rigor con el que y de la casa; la suciedad y la maldad se equiparan si no
cumplan los ejercicios religiosos. Recibirán enseñanza tiene la casa limpia y hace poco aprecio del cuerpo si-
a través de lo que vean y oigan, y castigos corporales guiendo la recomendación de "amargar el corazón (y)
si fallan en la disciplina.' el cuerpo". La joven cumplirá con los requisitos para
Para las mujeres la educación religioso- política se alcanzar el favor divino.
resume en una virtud: la obediencia. Este rasgo de carác-

Ibídem. Pág. 27.


Kobayashi, José María. La educación. . . Pág. 65.

34
35
La separación del Calmecac Así lo muestran los instrumentos miniatura que
entregaban a los padres de la recién nacida durante la
ceremonia del bautismo: aquello en que consistiría su
Los jóvenes dejan el Calmecac para casarse. "Y las an- deber en el matrimonio: la pequeña escoba que se ente-
cianas solicitadoras de mujeres salen al amanecer de su rraba en el hogar.
hogar; van entonces a rogar a los "dueños de donce- Se pedía a la joven la devoción religiosa y la casti-
llas" "... Y así se concertan las alianzas entre las don- dad; la generosidad si poseía bienes, la obediencia, y
cellas y los varones entregados al Calmecac", nos rela- por fin, la valentía, todo lo cual, de acuerdo con Saha-
ta la crónica. gún, constituía el centro de su educación moral.
En la historia de la educación de las antiguas mexi- Torquemada nos relata un tercer modo de educa-
canas se aprecia perfectamente la distinción entre la ción femenina que era la permanencia voluntaria al
educación informal dentro del hogar y la formal en el servicio de la religión. Cualquier muchacha o señora
Calmecac. Cada una cumpliendo debidamente con la que quisiera vivir por algún tiempo en el templo podía
tarea educativa que le corresponde. hacerlo voluntariamente. Las que vivían en retiro se
Las concepciones del organismo humano, señala sometían a una vigilancia estricta sobre todo respecto
López Austin, justificaron y guiaron el comportamien- a la castidad. Al ingresar al templo se cortaban el cabe-
to requerido para los sexos. La diferencia hombre- llo, lo cual las distinguía de las demás. Dormían juntas
mujer determina la distinción de ocupaciones y y vestidas. Tenían obligación de levantarse tres veces
jerarquía, razón de la diferencia en la educación que durante la noche. Se les dedicaba al dios protector Tez-
reciben el varón y la doncella. 1 catlipoca. Trabajan bajo la dirección de las hermanas
En el caso de las mujeres vemos que la finalidad mayores que atendían a las más jóvenes. Parece que es-
educativa es que las doncellas cumplan su destino: el tas muchachas no llevaban vida comunal y se queda-
matrimonio. Se puede hablar también de una posibili- ban muchas veces en casa de sus padres.
dad de ejercicio femenino más allá del hogar, en las Se ofrecían, al igual que los jóvenes desde la más
funciones religiosas. También existía un trabajo acep- tierna infancia, a los respectivos centros de recogi-
tado para las mujeres, el de las señoras que se dedica- miento. Las madres de las niñas prometidas al Calme-
ban al comercio y a la administración de bienes. La cac se comprometían, a su vez, a llevar al templo cada
partera azteca ocupa un lugar preponderante en la so- 20 días ofrendas de escobas, leña y copal para el servi-
ciedad. No sólo atiende el parto, sino también es casa- cio. Luego las sustituían las hijas en la encomienda de
mentera y consejera matrimonial. las ofrendas.
El trabajo hogareño consistía en hilar, tejer y coser, Por último, se sabe que existía un tercer tipo de en-
moler el maíz y hacer tortillas; preparar comida y ba- señanza para la doncellas, los Cuicacalli: "Casa de
rrer. La escoba es el símbolo de la vida de las mujeres. cantos" . Aprendían allí canto y baile con un sentido
político religioso. Era una instrucción que servía para
López Austin, Alfredo. Cuerpo humano e ideología. Pág. 7. honrar a los dioses y relatar las hazañas de los héroes,
37
36
CAPITULO II
aprender su historia y sus tradiciones.'
Debo advertir que dado que toda la información que se
tiene acerca de la educación de las antiguas mexicanas, nos
ha llegado a través de las crónicas de los conquistadores cris-
tianos medievales, salta a la vista, en muchos de los relatos, LA EDUCACION DE LAS MUJERES
una semejanza muy sospechosa entre la visión moral cristia-
na y la visión moral mexicana. Sin duda, la interpretación
COLONIZADAS
de los misioneros de las costumbres mexicanas debe estar in-
fluida por un sentido moralizante del que cree que conoce
toda la verdad, frente al "infiel" que la desconoce.

I Kobayashi, José María. La educación. . . Pág. 103 a 113.

38
"La voz de las nobles indias calla cuando un mundo ex-
traño las invade. El desarrollo de su cultura se trunca, otra
diferente les es impuesta por la fuerza de las armas.
Pero mezclas de sangre y cultura germinarán al correr
de los siglos, y la voz de las nobles mujeres indias, las
hijas de los caciques que sobrevivieron en la Nueva Es-
paña se volverá a oír, pero en otro tono y hablando de
otras cosas".
Josefina Muriel

CULTURA FEMENINA NOVOHISPANA

Los españoles trajeron consigo una idea de la condi-


ción femenina cristiana medieval copiada de las ense-
ñanzas de Platón y Aristóteles; unida ésta a la concep-
ción judeo-cristiana acerca de la mujer normada por la
legalidad romana. En suma, es la consideración de las
mujeres como inferiores a los hombres, en cuanto a su
ser y a su valer. Se puede decir que los modelos educa-
tivos para las mujeres traídos del viejo mundo, y que
siguieron vigentes por varios siglos, fueron descritos en
los famosos tratados sobre educación de Luis Vives
(1492-1540): Instrucción de la mujer cristiana, y de Fray
Luis de León (1527-1591): La perfecta casada. Dos ma-
nuales que convierten en ley lo que de hecho se practi-
ca en las sociedades cristianas medievales.'
Una de las preocupaciones de los recién llegados
fue la educación de los indígenas. Había que transfor-
mar la cosmovisión mexicana en una concepción cris-
tiana del mundo, es decir, "humanizarla". De ahí que
el catecismo se convirtió en la ta.) ea educativa más im-
portante de los conquistadores. El catecismo consistía
Sor Juana Inés de la Cruz.
en aprender de memoria las oraciones principales, los
mandamientos de Dios y de la Iglesia. Para esta
instrucción se ordenó que, "a los niños los traerán jun-

1Vázquez, Josefina. 1979. "De encomenderos, colonizados y otros anima-


les de razón".

41
La segunda etapa que se caracteriza como de "cul-
to a los hombres grandes y a las niñas las traerán junto tura media" es el período formativo cuando ya se ense-
a las mujeres grandes para que aprendan honestidad y ña a leer, a escribir y las cuatro reglas de la aritmética.
castidad" .' Además de los "oficios mujeriles".
Para intentar comprender la forma en que se desa-
También se preocupan los conquistadores de la
rrolló el proceso educativo en la Nueva España, debe "cultura del corazón", es decir, de la enseñanza mo-
tenerse en cuenta que se trata de una sociedad muy po- ral. Constituye esta formación la práctica de las virtu-
co homogeneizada. Por una parte, los pueblos indígenas des humanas que se consideran indispensables para la
son diversos y variadas sus costumbres, jerarquías de vida en sociedad.
valores, organizaciones sociales y políticas: náhuatl, Las mujeres estudian y aprenden, celosamente cus-
maya, quiché, tarasca, zapoteca, mixteca y otomí — todiadas por los hombres de la familia y bajo el ojo,
por nombrar algunos de los pueblos—, las cuales pre- muy cercano, del inquisidor. Si la educanda era mujer
sentan diferencias básicas. Por otra parte, los españoles de condición, los oficios mujeriles le hacían aprender
pertenecen también a diversos pueblos hispánicos, gru- economía doméstica, para el buen manejo de criados,
pos y clases sociales distintos. esclavos y trabajadores a su servicio.
Tal vez lo único que tienen en común todos estos Esta segunda etapa se llevó a cabo en los colegios,
pueblos, es el hecho de que las mujeres se dedican a los los conventos y beateríos y en las escuelas públicas y
mismos oficios "mujeriles" y que su destino principal privadas; también en las escuelas llamadas "Amigas"
es el matrimonio. Y como segunda opción la vida reli- y en otros colegios e internados.'
giosa. La segunda fase de la educación femenina virreinal
Me voy a referir enseguida a la educacie n virreinal es el antecendente o la base para la adquisición de una
de las mujeres, hablando en términos gene rales y to- cultura superior. Para las mujeres, los estudios supe-
mando en cuenta al grupo social dominante: los riores se tenían que realizar en forma autodidacta. Los
criollos. maestros seguían los intereses de las alumnas, siempre
La educación femenina en el Virreinato puede or- bajo la estricta vigilancia de los confesores. Estos estu-
denarse en tres etapas: la del catecismo; la de la cultura dios superiores podían ser matemáticas, astronomía,
media y la de la educación superior autodidacta. En es- latín, griego, música y pintura. Los maestros particu-
ta periodización me referiré a las investigaciones de Jo- lares generalmente eran bachilleres de la Real y Ponti-
sefina Muriel, autoridad indiscutible en materia de ficia Universidad, o Maestros de Colegios Mayores,
cultura femenina novohispana y otras materias más. siempre hombres.
La primera etapa consiste en la educación de la cultura La tercera etapa "autodidacta" obviamente estaba
occidental católica, es decir, la enseñanza de las "ver- reservada para las mujeres acomodadas. Las escuelas
dades básicas", por ejemplo, la explicación de la exis-
tencia humana y de la creación divina. 1 Muriel, Josefina.La cultura. . . Pág. 494. Las "Amigas era el título in-
formal que se daba a los Colegios sólo para mujeres.
1 Kobayashi, José María. La educación. Pág. 270.
43
42
nas de sangre limpia, hijas legítimas y de buenas cos-
públicas eran gratuitas, pero escasas en número, por
tumbres". No se les exigía habilidad para enseñar a
ello los padres que podían hacerlo enviaban a sus hijas
leer o escribir; los requisitos mínimos eran tener cono-
a los colegios privados. En los internados, aunque no
cimientos de las oraciones y de la doctrina cristiana. De
se cobraba la enseñanza, había que pagar la manuten-
acuerdo con Elizabeth Tanck, probablemente la mitad
ción de las alumnas.'
de las maestras de las "Amigas" sólo enseñaban rudi-
mentos de la doctrina cristiana.'
1. La educación matrilineal durante la colonia.
En 1813, la maestra Gregoria Pleimber, aspirante
a la licencia de Maestra en las escuelas "Amigas", in-
Las madres enseñaban a leer a sus hijas. A su vez, ellas dica su esperanza de que mejore la enseñanza para las
ayudaban a la instrucción de sus hermanas menores. niñas y así dice: "con mi ejemplo... (expresa su deseo)
Las madres completaban la educación de sus hijas ense- de sacar a las maestras que hasta aquí se han llamado
ñándoles "labores de mano", a bordar, tejer e hilar. "amigas" de esa torpe rutina que han seguido de no
También economía doméstica; y algo más, señala mu- enseñar otra cosa que coser, bordar y medio leer, sin
riel: un sentido de vida que se sostenía en la fe cristiana considerar que las mujeres necesitaban de otras luces
que prescribía la conducta regida por los mandamien- como las que he propuesto, tanto para desempeñar en
tos de Dios y las costumbres de la España católica. la casa el grave ministerio de madre de familia, como
Las lecturas permitidas por sus madres a las jóve- para manejarse en cualquier otra situación que les des-
nes, eran literatura "profana" y religiosa. Así forma- tine la providencia divina en la sociedad". 2
ban las mujeres su cultura, lo mismo las que vivían en
las ciudades como las que habitaban en las 1- aciendas.2 3. La educación mística y teológica

2. La enseñanza en las "Amigas" La educación religiosa para mujeres se impartía en los


grandes colegios, o en conventos donde se admitía a ni-
El problema de la educación para las niñas de escasos ñas. Esta instrucción se llevaba a cabo, señala Muriel,
recursos económicos durante la Colonia era patético. a través de lecturas del Evangelio y de las historias de
Las escuelas de niñas llamadas "Amigas" o "migas" los santos. Todas estas enseñanzas las vigilaba cuida-
no estaban incluídas en ninguna reglamentación, la dosamente el confesor de la familia que dirigía la vida
única salvedad era la prohibición de enseñar a niños de las mujeres.'
varones que no fueran de dos o tres años y a veces hasta El latín se aprendía leyendo el "Oficio Divino",
de cinco.
Se expedían licencias para estas escuelas a "perso-
1 Tanck, Elizabeth. La educación ilustrada. Pág. 160.
2 Ibídem. Pág. 166.
I lb dem. Op. Cit. Pág. 495.
3 Muriel, Josefina, Op. cit. Pág. 435.
2 lb dem. Pág. 378.

45
44
las sagradas escrituras y las obras teológicas y litúrgi- cribir música y aún componerla. Se ejecutaba música
cas.' Una vez que se conocía la lengua latina se podía
religiosa y profana.'
iniciar el estudio de las obras religiosas, las doctrinas Se puede decir que la cultura femenina novohispa-
místicas y los comentarios de escritores católicos. Es na fue creada por las "criollas". Sin embargo,
frecuente el caso, durante el Virreinato, de la existen- "criolla" no se entiende como española pura.* Puede
cia de teólogas como por ejemplo María Ana Agueda hablarse más bien de españolas tal vez con sangre indí-
de San Ignacio.' El conocimiento que se tiene de la gena, pero siempre se trata de las mujeres que se inte-
vida conventual es por las crónicas que existen de la resaron por su propia educación. Las escritoras
fundación de los conventos y colegios femeninos. Estas indígenas, que fueron la minoría, se interesaron bási-
crónicas se escribían por mujeres, las cuales excepcio- camente en las biografías de las indias caciques dentro
nalmente las mandaban imprimir y casi siempre cir-
culaban manuscritas.' de los conventos.'

5. Las mujeres sabias de la Colonia y las cronis-


4. La educación musical
tas
En todos los conventos y en los colegios y beateríos de
Durante el virreinato, escribe Muriel, existieron muje-
carácter docente había clase de música. Por ejemplo,
res sabias que se distinguieron en el cultivo de la mate-
en el Conservatorio de las Rosas en Morelia y en el Co-
mática, que aprendieron para poder administrar sus
legio de San Miguel de Belén en México. Hubo algu-
bienes. También las hubo en los conventos encargadas
nas de estas instituciones que se destacaron por hacer
de la música la materia más importante en su enseñan- de cuidar el dinero de la comunidad, en este caso se les
za y se convirtieron en verdaderos conservatorios de llamaba "contadoras". Una obra escrita por una ma-
música, como en el caso del Conservatorio de Morelia. temática de esa época lleva el título de: Efemérides calcula-
Sin embargo, en estas instituciones no existían planes das al meridiano de México para el año de 1757, compuesta
de estudio obligatorios, de allí que cada escuela impar- por Francisca González Castillo, matemática y astró-
tía la enseñanza de acuerdo con su capacidad y necesi- noma.' Queda también la memoria de otra mujer le-
dad, ciñéndose a las ceremonias religiosas o a los trada, Beatriz Galindo, llamada "la latina", que fue
intereses educativos de la comunidad.' La enseñanza maestra de niñas indígenas, mestizas y criollas.' Jose-
de la música comprendía primero canto; luego tocar fa Antonia Gallegos, se le conoció con el honroso nom-
por nota diversos instrumentos musicales; también es- bre de "la abeja de Michoacán". Ella aprendió a leer

I Ibidem. Pág. 485.


* No existe una clasiticación precisa de estos conceptos. Su definición es de
1 Ibidem. Pág. 449.
2 Ibídem. Pág. 450.
acuerdo con la cultura dominante.
3 Ibiden. Pág. 44. 2 Muriel, 1978. Fem. Pág. 5.
4 Ibídem. Pág. 483. 3 Morid, josefina. La Cultura... Pág. 493.
Op. Cit. Pág. 15.
46 47
"con pluma de ave casera" y tinta hecha de carbón menina novohispánica, de las que ya hablamos. Será
molido y agua. En Cocupao fue la fundadora de un co- la última, la de la autodidacta, el modelo de excelencia
legio gratuito para niñas y doncellas) mayor al que ha llegado mujer mexicana alguna, pro-
La crónica de la vida de la venerable madre Mag- bando la idea educativa de que toda verdadera educa-
dalena de Jesús, india cacique, nos muestra la preocu- ción culmina en autoeducación.
pación de los españoles por la-educación religiosa de las La importancia que reviste la historia de la educa-
indígenas de alcurnia. Como ya vimos, los conventos de ción de Sor Juana no radica únicamente en la descrip-
monjas aceptaban como internas a niñas de escasos ción de los logros de la monja jerónima; nos interesa
años. La finalidad de la educación de la niña no era también conocer los argumentos que utiliza en la de-
otra que la preocupación del siglo: guardar la castidad, fensa de la educación de las mujeres que siguen siendo
garantía de la salvación del alma; también de un matri- válidos hasta nuestros días. Especialmente en lo que
monio ventajoso. Y así, también aprendieron las niñas hace referencia al género.
caciques como sus hermanas, a leer y escribir, los ofi- Su relato se inicia con la educación formal que reci-
cios mujeriles y las virtudes propias de su sexo y condi- be, por interés propio, en las "Amigas", donde apren-
ción. de a leer y los "oficios mujeriles". Posteriormente
A continuación voy a comentar brevemente la recibe lecciones de gramática latina de un profesor par-
famosa educación que recibió Sor Juana. En ésta se re- ticular, etapa que hemos caracterizado como de
sume la inquietud de algunas de las mujeres de su épo- "instrucción media". Se corta el cabello por lo limita-
ca por recibir una educación tan excelente como la de do de sus ideas como si quisiera rebatir —antes de
los hombres ilustrados del siglo. Se hace patente en su tiempo— la definición del filósofo Schopenhauer
relato, las dificultades y los sacrificios que impone tal acerca de las mujeres: "Mamíferos de cabellos largos
propósito, cuando el intelectual es mujer. e ideas cortas". La lectura de los libros de la biblioteca
del abuelo completa su instrucción, ante la imposibili-
6. La educación de Sor Juana dad de que asista a la Universidad "mudándose de tra-
je,'
"Molieres in Ecclesia laceant" 2 Esta es en síntesis, su preparación intelectual antes
de ingresar al convento. Veamos a continuación la jus-
San Pablo tificación que hace Sor Juana de su dedicación intelec-
En su texto Respuesta a Sor Filotea' Sor Juana nos ofre- tual cuando ya monja. La Respuesta... persigue el intento
ce la biografía de su propia educación. En su historia de rebatir, primero, la crítica que le hace el Obispo de
se resumen las tres etapas que siguió la educación fe- Puebla, Fernández de Santa Cruz, por estudiar Filosofí-
a,1 en vez de catecismo y Teología, materias apro-
Ibidem. Op. Cit. Pág. 32.
1 Recuérdese que en el siglo XVI la Filosofía comprende to-
2
Que las mujeres callen en el templo. do el saber profano; también lo que ahora corresponde a la
3 De la Cruz, Sor Juana Inés. "Respuesta a Sor Filotea".
ciencia empírica.
48 49
piadas para las mujeres que se han dedicado como ella época - de leer de la Biblia: "Los Cantares" y aún "El
Génesis". La Respuesta... Sor Juana la escribe a los 40
a la penitencia, única tarea salvadora del alma.
El argumento puede desglosarse en tres componen- años, ya viviendo plenamente la edad de la madurez.
Por tanto, tendrá que defender su caso utilizando tam-
tes: al primero le llamo: Del temor y la reverencia. Al se-
bién el argumento del sexo.
gundo: Por su sexo, y al tercero: La necesidad de conocer
La justificación de la dedicación al estudio de lo
previamente las ciencias profanas (Filosofía) como preparación
profano, paradójicamente la funda en su falta de capa-
para las sagradas (Teología). A continuación examino
cidad; se puede decir que es una herejía que las muje-
brevemente los tres argumentos de Sor Juana que a su
res estudien, pero no perseguible por el Santo Oficio,
juicio justifican la dedicación de una mujer de su tiem-
sino por ser ofensa contra el arte (es decir, la ciencia);
po y condición a los estudios superiores.
que merece, por tanto, la risa y la censura. En seguida
argumenta que ha escrito violentada y sólo por dar
El temor y la reverencia
gusto a otros. En suma, su capacidad es limitada, su
preparación escasa y obediente al mandato de sus supe-
Para defender el estudio de la Filosofía hecho por mujeres riores. El temor y la reverencia ante estudios esotéri-
"Yo la peor de todas"
cos como son los teológicos, la ha guardado de penetrar
en estas cuestiones. Así, dice que no quiere ruido con
Sor Juana el Santo Oficio, en el siglo de la quema de brujas,
Tradicionalmente se sostiene que las mujeres no tie- cuando las mujeres llevaron la peor parte. En este sen-
nen capacidad para los estudios profundos, como los de tido el primer argumento se enlaza con el segundo: El
la Filosofía. A esto se añade la prohibición de algunas hecho de ser mujer.
autoridades eclesiásticas de la época, para que las mu- En seguida Sor Juana explica una razón profunda
jeres estudien. San Pablo, por ejemplo, prohibe que las para no dedicarse a las ciencias sagradas: su verdadera
mujeres enseñen. Ordena que callen en el templo. Sos- vocación. Y dice: "Yo no estudio para escribir, ni me-
tiene que si piensan, piensan mal. Luis Vives, en el nos para enseñar (que fuera en sí desmedida soberbia),
texto que ya mencionamos, describe cuidadosamente sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos. Así lo
todos los argumentos de la época, contra la educación respondo y así lo siento". En esta advertencia aparece
femenina superior. su deseo de ser sabia ("scholar") como apunta Octavio
Sor Juana, como más tarde lo haría Rosario Caste- Paz: su vocación es la filosofía, dedicada "al saber por
llanos, utiliza la ironía como recurso para la defensa de el saber mismo".' En apoyo a su vocación Sor Juana
sus ideas. Afirma su falta de capacidad como mujer en describe las cualidades naturales que posee y así dice,
cuanto a la inteligencia para comprender temas arduos "me ha hecho Dios la merced de darme grandísimo
que aún los varones doctos tenían que esperar a la ma- amor a la verdad que desde que me rayó la primera luz
durez, tanto intelectual como moral, para comprender-
1 Paz, Octavio. Las trampas de la fé.
los. Prueba de ello es la prohibición que existía - en su

51
50
de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclina- Por ello se pregunta Sor Juana, "des lícito a las muje-
ción a las letras, que ni ajenas represiones, que he teni- res dedicarse al estudio de la Sagrada Escritura, y a su
do muchas, ni propias reflejas, que he hecho no pocas, interpretación?". Se apoya para plantear la pregunta
han bastado a que deje de seguir este natural impulso en lo dicho por el apóstol San Pablo: "Las mujeres ca-
que Dios puso en mí; y sabe que le he pedido que apa- llen en las iglesias, porque no les es dado hablar". Es-
gue la luz de mi entendimiento dejando sólo lo que bas- tos argumentos bastarían para justificar la decisión de
te para guardar su Ley, pues lo demás sobra según Sor Juana de no tratar asuntos teológicos, sin embargo
algunos, en una mujer; y aún hay quien diga que da- la monja los usa para demostrar lo contrario: la necesi-
ña". Como vemos, el primer argumento del saber fe- dad de que las mujeres se eduquen. Concluye defen-
menino se enlaza continuamente con el del género. Se diendo el derecho que tienen ellas de discutir asuntos
dice que el mucho saber daña a las mujeres. Recuérde- sagrados. Finalmente se apoya en un argumento utili-
se la desgracia que constituye ser "mari sabidilla"; tario a favor de la educación femenina; la ventaja que
o mujer "sabia" a juicio de Moliere; y en nuestro me- traería, para ambos sexos, que existiera una verdadera
dio "culta dama" de acuerdo con Salvador Novo. educación matrilineal, es decir, que fueran las mismas
En suma, el argumento completo de Sor Juana a mujeres las sabias o ancianas que iniciaran a las jóve-
favor de la educación de las mujeres, más allá de los nes en las cuestiones intelectuales. Salvando así el peli-
estudios religiosos que siempre han sido alentados por gro de la inmediación, que en términos actuales es el
las mismas mujeres, se apoya paradójicamente en la hostigamiento sexual que sufren algunas mujeres por
inferiorización femenina. El temor y la reverencia parte de algunos profesores hombres.
frente a lo sagrado, por falta de inteligencia y prepara- En este momento de La Respuesta... se hace patente lo
ción precisamente por el hecho de ser mujer. que podríamos llamar el conflicto existencial de Juana
de Asbaje, entre su vocación intelectual ; su sexo y las
Su sexo convenciones del tiempo que le tocó vivir. Y así dice:
"cedieron y sujetaron la cerviz todas las impertinenci-
Retomemos su argumento acerca de que la inteligencia llas de mi genio, que eran de querer vivir sola; de no
y el estudio, en exceso, dañan a la mujer. Ella preten- querer tener ocupación obligatoria que embarazase la
día salvarse de su vocación intelectual y parece ser ésta libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que im-
la razón de su entrada a la vida religiosa: "He intenta- pidiese el sosegado silencio de mis libros". El convento
do - dice - sepultar con mi nombre mi entendimiento era "lo menos desproporcionando y lo más decente
y sacrificárselo sólo a quien me lo dió; y que no otro que podía elegir en materia de la seguridad que desea-
motivo me entró en religión, no obstante que al desem- ba de mi salvación", humana y eterna. Según comenta
barazo y quietud que pedía mi estudiosa intención eran Octavio Paz, su confesor tuvo mucho que ver en la de-
repugnantes los ejercicios y companía de una comuni- cisión de entrar al convento garantizándole la indepen-
dad". Continúa comentando cómo, al parecer, el sexo dencia para continuar su vocación, circunstancia que
femenino y la Teología parecen estar en contradicción. se vio desmentida con la experiencia de las críticas,

52 53
prohibiciones y amenazas a que se vio sujeta a lo largo
de su vida conventual.' por el carácter masculino, cuando no son ni doctos ni
Continúa diciendo la monja: "Pensé yo que huía virtuosos ni de ingenios dóciles y bien inclinados; a és-
de mí misma, pero miserable de mí, trájeme a mí con- tos "mas daño les hace el saber que les hiciera el igno-
migo y traje mi mayor enemigo en esta inclinación, rar". Ella, concluye, no tiene esa presunción, y por
que no sé determinar si por prenda o castigo me dio el tanto se justifica el hecho de que no se dedique al estu-
Cielo, pues de apegarse o embarazarse con tanto ejer- dio teológico. "Pues en qué ha estado el delito, si aun
cicio que la religión tiene, reventaba como pólvora y se lo que es lícito a las mujeres, que es enseñar escribien-
verificaba en mí el "privatio est causa appetitus"" (la do, no hago yo porque conozco que no tengo caudal
privación causa el apetito o deseo). para ello". El hecho de haber escrito la Carta Atenagó-
Como sabemos sobradamente, ninguna circuns- rica* lo hizo por mandato, siguiendo el derecho de todo
tancia pudo alejarla de su vocación intelectual. Con cristiano, hombre o mujer, de intentar entender las
ironía advierte "qué podemos saber las mujeres sino verdades religiosas. Desafiante dice: "Si es, como dice
filosofías de cocina". Sin embargo concluye que Aris- el censor, herética, ¿por qué no la delata?. Con eso él
tóteles hubiera escrito más, si hubiera sido mujer coci- quedaría vengado y yo contenta".
nera. Cómo supieron de ciencia humana y divina todas Para terminar este apartado quiero destacar la im-
las mujeres que cita con admirable erudición, desde las portancia de la defensa de Sor Juana de la educación
legendarias, las mitológicas, hasta las de carne y hueso. matrilineal; veámoslo brevemente: "Si las ancianas
Concluye brillantemente su alegato a favor de las mu- fueran doctas como Leta, y que supieran enseñar como
jeres diciendo: "que el hablar públicamente en las cá- manda S. Pablo y mi padre San Jerónimo... se evitaría
tedras y predicar en los púlpitos no es lícito a las muje- la ignorancia de las mujeres por preservar su pureza...
res; pero que el estudiar, escribir y enseñar en el manoseo de la inmediación", a lo que antes hice
privadamente, no sólo les es lícito, pero muy provecho- referencia. Actualmente sabemos la importancia que
so y útil; esto no se debe entender con todas, sino con han alcanzado los "estudios de mujeres" en la mayoría
aquellas a quienes hubiere Dios dotado de especial vir- de las universidades y escuelas. Estos estudios son he-
tud y prudencia y que fueren muy proyectas y eruditas chos por mujeres y para mujeres. El presente trabajo
y tuvieren el talento y requisitos necesarios para tan sa- persigue esa finalidad.
grado empleo". No se trata pues de imponer la vocación San Jerónimo, en la Carta a Leta sobre la educa-
intelectual para todas las mujeres, sólo para aquellas ción de su hija, dice: "Acostumbre su lengua aún tier-
que así lo deseen. na a la dulzura de los Salmos. Los nombres mismos
Termina la discusión atacando a los hombres, con que poco a poco vaya a habituarse a formar frases,
"que con sólo serlo piensan que son sabios" y son ellos no sean tomados al azar, sino determinados y escogi-
el origen de un sinnúmero de herejías, precisamente
* La Carta Atenagórica que critica el sermón del jesuita Antonio Vieyra,
1 Paz, Octattio. Ln.e trampas... consejero de los Reyes de Portugal. Circunstancia que suscita la necesidad
de La Re.spuevia...
54
55
dos de propósito, como los de los profetas y de los após- CAPITULO III
toles... La tarea que te entregue diariamente se tome
de las flores de las escrituras"

LA EDUCACION DE LAS SEÑORITAS


MEJICANAS

San Jerónimo, "Carta a Leta".

56
"La madre da la educación de la niñez, por ello debe ser
educada"

El panorama de la educación en la Nueva España se


desarrolla en forma paralela al europeo, si bien con un
cierto retraso por razones de lejanía y también por los
avatarse de la política colonial. A la lucha por la inde-
pendencia de la metrópoli le sigue la convulsión
política que trae consigo el establecimiento de la nueva
república. No obstante, los "aires nuevos", tanto de la
Ilustración francesa como de su revolución, llegan a la
Colonia. Obras revolucionarias fueron leídas con avi-
dez por los ilustrados de este lado del Atlántico, quie-
nes difunden las modas francesas en el vestir, en las
costumbres y en las ideas, dentro de la sociedad criolla.
Todo lo cual contribuye a romper lentamente los mol-
des tradicionales dé la vida novohispana de las distintas
capas sociales. A continuación veremos brevemente los
cambios que sucedieron en las instituciones y las ideas
educativas para las mujeres.

1. Entre liberales y conservadores

Existía, desde el Siglo XVI, el Colegio de Nuestra Se-


ñora de la Caridad. También el que había sido Recogi-
miento de San Miguel de Belén. Operan, asimismo,
las escuelas de las "Amigas" de las que ya hablé, im-
partiendo la precaria instrucción de las niñas. Poste-
riormente se funda el Colegio de las Vizcaínas (Nota
1) y el de Nuestra Señora del Pilar (Nota 2). Es el siglo
"La Criolla". Nota 1. El Real Colegio de San Ignacio de las Vizcaínas se funda
en 1767 y está consagrado a la educación femenina. Planeado y cre-
ado por la iniciativa privada, de las colonias vascongada y navarra,
residentes en la Ciudad de México. Es un colegio de niñas y seño-
ras viudas para aprender oficios femeninos. El clero mexicano pre-
tendió someterlo a su poder. El papa Clemente XIII sostuvo su

59
en que mujeres educadas, como María Leona Vicario (Nota 3.)
y Josefa Ortíz de Domíguez, mostraron con su ejemplo
el poder de la educación, en ambos casos autoeduca- Para las mujeres de escasos recursos se ofrece tam-
ción, para el desarrollo de las mujeres. Esta circustan- bién adiestramiento como artesanas, educadoras de
cia como ya vimos, también es decisiva en el caso de jardin de niños y maestras de primaria (Nota 4). To-
dos estos trabajos y oficios "decentes" se ofrecen para
Sor Juana. las señoritas mejicanas.
También se seguía el ejemplo de las "Damas de los
salones" que organizaron la cultura en la Francia del Aunque las opciones de vida para las mujeres de
este siglo gracias al pensamiento liberal comienzan a
siglo XVIII; las damas mexicanas de alcurnia, educa-
das, organizaban tertulias culturales y como sus her- ser más amplias de lo que fueron las de sus madres du-
manas francesas, tuvieron alguna influencia política. rante la Colonia, por otra parte han disminuido los
conventos, como lugar "lo menos desproporcionado y
La inquietud intelectual de las mujeres comienza a súr-
gir. Vemos que en 1823 Josefa Caballero de Borda pu- lo más decente que se podía elegir en materia de la se-
guridad que deseaba de mi salvación" —como escribe
blica el libro: Necesidad de un establecimiento de educación Sor Juana. El matrimonio sigue siendo la opción me-
para las jóvenes mejicanas. Sin embargo, su iniciativa no
jor, desgraciadamente no siempre posible; queda pues
alcanza éxito.
La prensa mexicana comenta estas cuestiones y la soltería impuesta. Por ello, la mujer sola requiere de
por ejemplo, en el diario "El Aguila Mexicana", de la una instrucción, por mínima que sea, para sostenerse
misma época, en un editorial se afirma que las mujeres con decoro. Y por último, para evitar el peligro grave
sin educación son un verdadero parásito social. Los que la acecha, del que también ya se precavía a las
tiempos anuncian cambios importantes en la considera- abuelas mexicanas: la prostitución en vista de la pobre-
ción de la educación femenina. Esto se hace evidente za, que no de la ignorancia. Así se advierte en la época:
en las escuelas para mujeres que surgen en ese siglo, "Si queremos evitar la prostitución... eduquemos a las
tanto la de las Vizcaínas como las Normales, todas per-
siguen los mismo objetivos educativos: la formación de Nota 3. La escuela secundaria para señoritas se funda en 1867. Se
mujeres madres y esposas. Aún no aparece la idea de enseña a las jóvenes lectura y escritura, correspondencia y gramáti-
que las mujeres se eduquen para desarrollar sus pro- ca, elementos de álgebra y geometría. Historia y rudimentos de geo-
grafía.
Deberes de la madre a la familia y al Estado.
pias capacidades, y para contribuir al desarrollo social También otros
oficios mujeriles. Protasio Tagle en 1877 la declara Escuela Nacio-
nal Secundaria de Niñas. Posterioremente se convierte en Escuela
independencia. Se mantuvo cerrado 16 años mientras duró la bata- Normal para Señoritas. Hasta 1900 se funda una escuela privada
lla por su independencia. Se inauguró primero con niñas españolas para señoritas que enseñe las mismas materias: esta es la Escuela
y luego se abrió para niñas mestizas e indias. del Sagrado Corazón.
Nota 2. En 1753 María Ignacia Viaflor de Echaver funda el Cole- Nota 4. Los primeros jardines de párvulos se fundan por señoritas
gio de Nuestra Señora del Pilar; pretendía elevar la educación de en 1884; estos establecimientos se vuelven oficiales en 1887. La ca-
las mujeres a la altura de los mejores colegios de la Europa de su rrera de educadora se estudia en la Escuela Normal para Señoritas
tiempo. dirigida por mujeres. En Puebla se fundó la primera Normal de
Maestras, en 1881.

60
61
que saben leer, cuando digo que escriben, no quiero
mujeres", escribe el socialista José Romero Cuyas en decir que lo hagan siempre con buena ortografía":
un ensayo titulado: "La emancipación de la mujer". ' Guillermo Prieto en sus Memorias se refiere a la
Debiendo pensarse también en la educación de los educación religiosa de las niñas: "Tenía su muñeca
hombres, añadiría yo. vestida de monja, su perrito faldero y su bastidor para
Además de la pobreza y su consecuente peligro de bordar. A todas se permitía la escritura y el maestro de
la prostitución, hay que erradicar un mal que aqueja baile y la maestra de piano... El ocio más completo, el
a las señoritas mejicanas, sobre todo de la "clase me- desdén más absoluto a la gente baja, la idea más arrai-
dia". Comentan pensadores como Fernández de Li- gada de que la mujer al casarse era la víctima, perdía
zardi: este mal es la frivolidad, tan propia de nuestro su libertad y renunciaba al estado perfecto de vírgen
sexo. Surgen "Semanarios" que advierten contra los que la llevaba al cielo...". Producía esto, esposas devo-
rasgos de la imprudencia, indiscreción y vacío, justo tas que mantenían un primor de hogar y estaban dis-
porque las mujeres carecen de una sólida educación. El puestas a sacrificarlo todo por la familia, concluye
"Semanario de las Señoritas Mejicanas" que aparece Josefina Vázquez.' Ignacio Ramírez se preocupa tam-
en 1848 ofrece artículos que pretenden llenar el vacío bién por la educación femenina. Este autor piensa que
de la ausencia de educación media y superior para las la educación de la mujer la enaltece; por ello, reclama
jóvenes; en estos periódicos se habla "de religión, de sa- la igualdad política de los sexos y aduce la razón que
na moral, de ciencias, literatura y artes, educación (re- se considera el fundamento de las demandas por la
glas de urbanidad), economía doméstica... e igualdad femenina en todos los órdenes: La madre es
historia...". Uno de los contribuyentes en el "Sema- la educadora de la niñez. Y, continúa diciendo:
nario" es Guillermo Prieto, feminista que habla por "Cuánta diferencia resultará entre la niñez pasada en-
boca de Doña Quiteña, diciendo: "Nuestros defectos tre mujeres instruidas y nuestra actual infancia que si-
únicamente dependen de nuestra abandonada o mal gue amamantándose de miserables consejos"; a su
aplicada educación, por cuya causa no se sabe todavía juicio la mujer tiene: "Personalidad religiosa y civil y
de lo que serán o no capaces las mexicanas". El femi- sólo le falta la política y cosa rara, comenta, la mujer
nismo de Prieto puede deberse al ejemplo de Leona Vi- que no puede ser elector ni alcalde puede ser reina".3
cario, mujer de su protector Quintana Roo, afirma La preocupación educativa del siglo también se hace
Macías.2 patente en escritores mexicanos como Joaquín Fernán-
De la frivolidad de las mujeres mexicanas nos ha- dez de Lizardi, autor de El periquillo sarniento y La Quijo-
bla también la Marquesa Calderón; dice: "En térmi- tila y su prima. Preocupado en esta última novela por la
nos generales las señoras y señoritas mexicanas educación de las mujeres, defiende la idea de que la
escriben, leen y tocan un poco, cosen, cuidan de su ca-
Calderón de la Barca, "Co rres po nd e n c ia ": en Vázquez,
lose fina 1)e
sa y de sus hijos. Cuando digo que leen quiero decir Encomenderos, colonizados... Pág. 9.
2 Vázquez, Josefina. Op. cit. Pág. 12.
3 Ibidem. Pág. 11.
IMacías, Anna. Against dl Odds. Pág. 8.
2 Macías, Anna. Op. Cit. Pág. 13.

63
62
2. "La esclava se levanta".
instrucción sea gratuita y sirva de corrección para los
defectos del carácter. Plantea que la educación de las El pensamiento conservador no fue favorable a la edu-
mujeres además de moral debe ser intelectual y políti- cación de las mujeres. De acuerdo con Lucas Alamán.
ca. Utiliza una analogía literaria para lograr su propó- las mujeres estaban incapacitadas para un patriotismo
sito y plantea dos ideales de vida: el ornamental que desinteresado; insistía, por ejemplo, que las acciones
sólo busca el lucimiento personal y que fracasa en la de Leona Vicario y todas la mujeres, heroínas o no, se
instrucción de la hija; frente a la verdadera educación guían por la emoción y no por la razón. En respuesta
para las mujeres, encarnada en la joven prudente de a estos comentarios, Leona Vicario escribe a Alamán:
nombre Prudencia, y ante la Pomposa instruida en la "Admita, Sr. Alamán, que no sólo el amor es lo que
frivolidad; la primera es ejemplo de las virtudes feme- mueve las acciones de las mujeres; que son capaces de
ninas: diligencia y sociabilidad, tal como se aconsejara sentir un intenso interés en todas las materias, v que
a las antiguas mexicanas. En abril de 1856, siendo pre- el deseo de gloria y libertad del propio país, no son sen-
sidente Ignacio Comonfort, al entrar éste en la ciudad timientos ajenos a las mujeres, más bien actúan sobre
de México y. ser coronado con laureles por un grupo de ellas con mayor fuerza, porque los sacrificios de las
señoritas, le pidieron las jóvenes que estableciera una mujeres siempre son, sin importar su objeto o causa.
escuela secundaria para mujeres de todas las clases so- más desinteresados y parece que las mujeres buscan no
ciales. Comonfort aceptó la sugerencia del "bello se- más recompensa por sus sacrificios que ser acepta-
xo" y apuntó que ya había establecido un Decreto para das" .' Sin embargo, como hace patente la revista
el establecimiento de una escuela secundaria para las "La Mujer Mexicana", revista mensual científico-
jóvenes de la ciudad de México. Sin embargo, ni Co- literaria de la época, consagrada a la evolución, pro-
monfort ni su sucesor Benito Juárez más tarde, pudie- greso y perfeccionamiento de la mujer mexicana,
ron de inmediato cumplir tal promesa. Juárez en su vemos que se destaca la importancia de la profesión fe-
alocución al Congreso en 1861, afirma que: "La edu- menina de maestra. Se habla de ellas como: "Verdade-
cación de las mujeres también tendrá sitio prioritario, ras sacerdotisas del saber", compensando su escaso
dada la importancia que merece por la influencia que
sueldo y reconocimiento social con homenajes póstu-
las mujeres ejercen en la sociedad" .1 Sin embargo, la mos. Por ejemplo, sabemos que María de Jesús Soto,
escuela secundaria para señoritas se abrió hasta 1869. maestra hidalguense, cuando muere, en Pachuca,
También surgieron entonces escuelas técnicas de carre- se cierran ese día las escuelas y a su funeral asis-
ras femeninas, todas estas extensión de las labores do- ten personalidades. Antecedentes todos estos del
mésticas: bordado, costura, relojería, etcétera. "día de la madres", "de la enfermera" y de otras
celebraciones que pretenden dar importancia al esfuer-
zo que han realizado las mujeres en México, extensión
1 Trujillo, Echánove Leona Vicario, p. 167, en: Macías, Anna. Op. Cit.
Pág. 20.
I Macías, Arma. Op. cit. Pág. 11.

65
64
de sus destinos de madres y esposas glorificadas, pero En el siglo XIX se hacía oír la voz femenina. Las
poco apreciados económica y socialmente. Las mujeres mujeres pedían en los editoriales de "La Mujer Mexi-
que asistieron a la Escuela Secundaria para Señoritas cana" mejores oportunidades educativas, salarios dig-
pronto manifestaron otras inquietudes vocacionales. nos para las trabajadoras y reformas al Código Civil
No todas deseaban ser maestras, muchas aspiraban a que mejoraran la condición femenina. Personalidades
ser científicas, agricultoras y mujeres de negocios. Las
dentro del gobierno mexicano apoyaban esas deman-
directoras de los planteles pidieron a los dirigentes que
das. Por ejemplo, el gran educador Justo Sierra (1848-
se ampliara el número de carreras. Pero no se atendió
1912) en su movimiento a favor de la pedagogía social
a la solicitud de las mujeres. Se requería que fueran
enfrenta el problema de la educación de la mujer cuan-
profesoras normalistas puesto que este trabajo era lo
do afirma que: "La inferioridad de la mujer, es una le-
que la sociedad necesitaba. En cuanto a ser científicas,
yenda que ha concluido hace mucho tiempo"... dice:
sólo la instrucción del oficio milenario de partera les
fue acordado. Sin embargo, la lucha continuó y Matil- "Feminismo significa colaboración... (pronto) Acabará
de Montoya fue la primera mujer, que rompiendo los por morir esa impía preocupación de que las mujeres
prejuicios, estudió medicina. Para 1904 ya había tres que saben resultan poco aptas para el hogar. Esto no
doctoras practicando medicina en la ciudad de México. significa nada; mañana todo lo contrario, la mujer
La primera abogada fue María Sandoval Zarco, con instruída y educada será la verdaderamente propia para
gran escándalo de la "gente decente". Fue en 1904 el hogar, para ser la compañera, la colaboradora del
cuando las mujeres ingresaron a las Escuelas Supe- hombre en la formación de la familia".' Como resul-
riores. Este avance educativo de las mujeres de la clase ta patente, también Sierra defiende la idea de la educa-
media fue impresionante; pero, el otro lado de la mone- ción de las mujeres, con fundamento siempre para su
da se hacía patente en el número cada vez mayor de mu- función dentro del hogar, nunca porque son seres huma-
jeres pobres que ingresaron al servicio doméstico y a la
prostitución, viviendo todas ellas en virtual servidum- cho en el hogar. Está excluída de la participación en cualquier cosa
bre, sin ninguna instrucción, sin esperanza de mejorar pública, carece de personalidad legal para contratos. No puede dis-
este estado de cosas. Otro signo trágico de la suerte de poner de su propiedad privada ni siquiera administrarla y está le-
las mujeres mexicanas en este tiempo, era el hecho de galmente invalidada para defenderse contra el mal manejo de su
que cerca del 30 por ciento de las madres mexicanas propiedad por parte del esposo, aun cuando use sus fondos para fi-
nes que sean poco nobles y ofensivos para su sensibilidad. (La espo-
eran madres solteras o sosténes de familia; el 80 por
sa) carece de autoridad sobre sus hijos y no tiene el derecho de
ciento de la población vivía en amasiato y, sin embar- intervenir en su educación... Debe en tanto viuda, consultar a per-
go, los niños ilegítimos no tenían derechos legales, ni sonas designadas por su esposo antes de su muerte, de otro modo
a la herencia ni a su paternidad, puesto que ésta no po- puede perder sus derechos sobre los hijos".
día ser investigada.' (Nota 5). Estudio de la Srita. Hermila Galindo con motivo de los temas que han
Macías, Anna. Op. co. Pág. 13. de resolverse en el "Segundo Congreso Feminista de Yucatán" Mérida,
Nota 5. Yuc. Imprenta del Gobierno Cons. 1916. En: Macías, Anna. Op. cit. Pág.
El código de 1884 dice: "La esposa no tiene ningún dere- 13.
66 1 Sierra, Justo. Obras completas. Tomo VIII. Pág. 329.
67
CAPITULO IV
nos. Y así afirma: "No quiero ver a las mujeres persis-
tir en el feminismo extremo de querer convertirse en
hombres, esto no es lo que ustedes desean; si así fuera,
el encanto de la vida se perdería. No; dejad a los hom-
bres que luchen por las cuestiones políticas, que for-
LAS MAESTRAS MEXICANAS
men las leyes; ustedes deben luchar por la buena bata-
lla, la del sentimiento y forjar almas, lo cual es mejor
que forjar leyes".'
La educación de las mujeres para la libertad, como
deseaban los liberales y después Justo Sierra, no fue en
realidad libertad para seguir los propios intereses fe-
meninos. Esta idea se hará realidad hasta que las muje-
res tomen su educación en sus manos, como siglos an-
tes lo había hecho Sor Juana. Y esta es la hazaña de las
maestras mexicanas que en nuestro país cambiaron el
destino femenino.

COORDINACION DE ITIDINIDADES
tUEUrk.jEE.:TUDICS DE GENERO
Cto. Mtro. Mario de la Cueva
Cd, de la Investigación en Humanidades
.vk.iniversitaria 04510 México, D. Po

.1 Macías, Anna. Op. Cit. Pág. 15.

68
"Sólo el silencio es sabio.
Pero yo estoy labrando, como con cien abejas, un pequeño
panal con mis palabras".
Rosario Castellanos
"El resplandor de ser"

Fueron las maestras mexicanas que estudiaron en las


escuelas vocacionales y normales en los albores del siglo
XX, las que cambiaron la fisonomía de las mujeres me-
xicanas de hoy, a través de su acción revolucionaria. Su
puerta de entrada a la educación fue muy estrecha:
unos cuantos años de estudio formal; sin embargo, les
bastó cruzar esa frontera antes vedada, para invadir el
campo de la cultura, en forma lenta pero segura, en
ámbitos tradicionalmente cerrados a la inteligencia fe-
menina. Maestras y escritoras como Juana Belén Gu-
tiérrez de Mendoza, Dolores Jiménez y Muro, Elisa
Acuña Rosetti, Guadalupe Rojo de Alvarado, Inés
Malváez, Sara Estela Ramírez y Hermila Galindo de
Topete. La vida de todas ellas constituye el ejemplo cla-
ro de luchadoras empeñadas en cambiar el estado de co-
sas imperante. Juana Belén fue una educadora admira-
ble, ejemplo del trabajo magnífico de las maestras, que
por cierto nunca ha recibido, que yo sepa, el reconoci-
miento que merece por parte de las mismas mujeres.
Funda el club liberal Benito Juárez en 1899, y la revista
Vesper que es un semanario político que defiende las ideas
de Juárez. También organiza la Agrupación de Gremios
de trabajadores: "Socialismo Mexicano" y edita su ór-
gano Anáhuac en 1905. Se procupa de la inserción de las
Rosario Castellanos.
mujeres en la vida pública en el club femenil político
"Amigas del pueblo" e "Hijas de Cuauhtémoc". Para
la educación de las obreras es maestra y fundadora de
escuelas industriales para mujeres.'

1 Rascón, María Antonieta. "La mujer y la lucha social". En: Fem. 1978,

71
Un grupo importante de mujeres participa activa-
mente en la Revolución de 1910. Asisten al Primer ejemplo en una época se llamó El Desmonte (1913). Julia
Congreso Feminista de Yucatán en 1916; apoyan el Nava de Ruiz Sánchez funda la "Sociedad protectora
constitucionalismo de 1917; y contribuyen al proyecto de las mujeres". Elisa Acuña y Rosetti es colaboradora
educativo nacional de José Vasconcelos. Son ellas las de Vesper. Pero es La mujer mexicana, (1915-1917), el se-
minario fundado por Hermila Galindo, en el que se
que abrieron el camino de la educación superior para
apoya la lucha de las mujeres por mejorar su situación
las mujeres, y su movimiento político culmina en la fi-
gura de Rosario Castellanos, la maestra feminista que política y por obtener una educación que merezca el
nombre de tal, permitiendo así el desarrollo de las mu-
escribe el primer ensayo filosófico defendiendo el
derecho de la mujer mexicana a la cultura: Sobre cultu- jeres como seres humanos completos. Hermila Galindo
ra femenina, en 1950. Antes de que Simon de Beauvoir es una de las primeras luchadoras feministas que se
en Francia publicara el Segundo sexo, biblia del feminis- atreve a criticar a la jeraquía religiosa católica, a favor
de la educación de las mujeres. Sostiene la idea de que
mo mundial. En su momento me referiré a este trabajo.
el poder religioso de los confesores sobre la conciencia
La accción política y las ideas de todas estas muje-
res se hacen sentir en la realidad mexicana; aparecen femenina desde tiempo inmemorial, es el agente prin-
publicaciones feministas fundadas y dirigidas por ellas. cipal de la condición oprimida de la mujer en nuestro
país. Hermila afirma que si se imparte una educación
Se comienzan a definir tesis revolucionarias sobre la
equivalente tanto a mujeres como a hombres, la mujer
condición femenina. En éstas se hace la defensa del di-
dejará de ser: "Un ser sin conciencia y sin aspiracio-
vorcio, se pide una educación igualitaria, se reclama li-
nes... (será capaz de) apreciar las ventajas de la inde-
bertad frente a la religiosidad opresiva imperante, se
critica la prostitución y se busca la participación políti- pendencia y la belleza de la verdad" .'
ca femenina. La crítica más severa de algunos de estos La Constitución de 1917 prohibió que impartieran
escritos es contra la jerarquía religiosa mexicana, acu- instrucción primaria las jerarquías religiosas. Se decla-
ró que las iglesias fueran propiedad nacional y se limitó
sándola de que su autoridad constituye el obstáculo que
el número de ministros de los credos religiosos. Las
impide lograr el progreso social, económico y político
de las mujeres de México. mujeres radicales como Juana Belén Gutiérrez, Dolo-
res Jimenéz y Muro y Hermila Galindo, apoyaron el
En las páginas que siguen haré una breve reseña de
movimiento anticlerical.
algunas de las ideas de las maestras que iniciaron la
La jerarquía católica mexicana a partir de la Colo-
irrupción de las mujeres en la vida cultural mexicana.
nia mantuvo un estrecho control sobre la educación.
Como ya mencioné, en una publicación fundada y edi-
Especialmente en el caso de las mujeres el control siem-
tada por Juana Gutiérrez de Mendoza, ésta, la escrito-
pre fue más rígido y esta es una de las razones que se
ra, ataca al régimen porfirista. Escribe editoriales in-
adujeron para no conceder el voto a las mujeres, por el
flamados defendiendo la justicia social, contra la
tiranía política y el obscurantismo religioso. Su revista hecho de que estaba controlada su voluntad por la
duró de 1910 hasta 1941, bajo diferentes nombres, por
1 Macías, Anna. Op. Cit. Pág. 36.

72
73
iglesia. A partir de los primeros años del movimiento re- socialista de avanzada para las mujeres. Ambos políti-
volucionario mexicano, las mujeres más ilustradas inten- cos, de marcado anticlericalismo, dado el conflicto que
tan liberarse de este yugo, pidiendo una educación más li- prevalecía en esa época por la hegemonía entre Estado
bre, sobre todo en materia sexual, y en otros rubros e Iglesia, se dieron cuenta de la importancia de resca-
que afectan su vida; específicamente el lugar que ella tar del control clerical a las mujeres más inquietas para
ocupa dentro de las jerarquías familiares. De inmedia- integrarlas al movimiento liberador que ellos encabe-
to se deja sentir la reacción del poder religioso creando zaban. En 1846 se funda en Yucatán la primera prima-
asociaciones católicas femeninas. La primera de éstas ria pública para niñas. El interés en la educación feme-
se funda en Guadalajara en 1913. Se reclutan a las so- nina continúa, y en 1870 aparte una sociedad
cias entre las profesoras, por ser las que presentan ac- feminista llamada la "Siempreviva", fundada por
titudes más revolucionarias, al ser fundadoras de las Rita Cetina Gutiérrez. Intenta despertar el interés de
revistas y los clubes culturales a los que antes hice refe- las yucatecas por la cultura superior y promover la
rencia. También se busca la membresía de trabajado- educación formal femenina en todos los niveles. En
ras de comercios y oficinas, de sirvientas domésticas, 1870 funda una escuela para niñas, la Escuela "Siem-
estudiantes y amas de casa. Estas asociaciones siempre previva", que más tarde se convirtió en la primera Es-
son dirigidas por clérigos. Entre 1913 y 1918 se es- cuela Secundaria pública para niñas. En esta institu-
tablecen también los llamados "Círculos de estu- ción estudiaron las maestras yucatecas que
dios femeninos" que suponen la creación de una cultu- participaron en el Primer Congreso Feminista de
ra femenina tradicional religiosa, lo que constituye el Yucatán; la Maestra Consuelo Zavala y Castillo, la
apoyo a la caridad social, así como la preparación cate- ' Maestra Dominga Canto y Pastrana, son destacadas
quista para los niños.' La jerarquía religiosa sintió la personalidades que surgieron de esa institución.'
amenaza grave por parte de estas maestras revolucio- Todavía bajo la presidencia de Salvador Alvarado, go-
narias que anunciaban el fin de su hegemonía sobre las bernador del Estado de Yucatán, se inaugura el Primer
conciencias femeninas. Congreso Feminista en México. El contingente que asis-
te al Congreso está formado básicamente por maestras
1. El Estado de Yucatán y la educación de las de primaria. En el Congreso se plantea la necesidad de
mujeres que las mujeres cuenten con una educación moderna,
con mayor libertad sexual y el uso de métodos anticon-
ceptivos. *
Debe recordarse que dos gobernadores del Estado de
Yucatán se preocuparon, en forma especial, por la I Macías, Anna. Op. Cit. Pág. 61.
educación de las mujeres: Salvador Alvarado que invi- * Es entonces cuando aparece publicado por primera vez la "Brújula del
Hogar", de la Dra. Margarita Sanger, donde se da un instructivo detallado
ta al Primer Congreso Feminista en México y Felipe para la regulación de la natalidad. Con este folleto se inicia la posibilidad
Carrillo Puerto, quien intenta fomentar la educación de la separación, para las mujeres mexicanas, de la procreación y la sexuali-
dad, q ue ha sido la condición necesaria de la emancipación femenina en to-
1 Macías, Anna. Op. Cit. Pág. 47. do el mundo.

74 75
Muchos fueron los logros de las mujeres en ese mo- las condiciones de tinte maternal apropiadas a juicio
mento histórico en el camino de su formación perso- del Ministro de Educación para la niñez mexicana. En
nal. También en su desarrollo social y político. Ellas esa forma la SEP consideraba que las mujeres, por su
lograron la apertura de puestos en la administración sexo, eran más aptas para el ejercicio del magisterio.
pública. La mejora de las condiciones de trabajo para Unos años antes, comenta Gabriela Cano, en 1919 las
las trabajadoras domésticas. La reforma del Código maestras de la Ciudad de México padecían de
Civil, en cuestiones tales como la mayoría de edad de discriminación laboral expresada por salario menor y
las mujeres a los 21 años. Todo lo anterior por el es- la imposibilidad de ascenso a categorías administrativas
fuerzo colectivo de las maestras y del pensamiento y académicas superiores. Así mismo, estaban sujetas a
rescisión de contrato por contraer matrimonio, tener
avanzado de los dos gobernadores yucatecos: Alvarado
hijos fuera del matrimonio y otras causales atentatorias
y Carrillo Puerto.
a la dignidad de esas mujeres. Si bien puede afirmarse
2. José Vasconcelos y el magisterio femenino que en el período vasconcelista las mujeres no alcanza-
ban iguales puestos que sus colegas hombres, sin em-
bargo, su condición laboral y prestigio académico fue
El proyecto educativo de José Vasconcelos, en los años mejorado; el magisterio se reconoció como "espacio de
veintes, se apoyó en forma importante en las profeso-
la mujer" .1
ras normalistas. El promotor de la educación nacional
La visita de Gabriela Mistral, invitada por Vasconce-
hizo un llamado específico para obtener el apoyo de las
los para formar parte de su proyecto de educación na-
— señoras y señoritas" , diciendo:
cional, constituye una prueba más de la valorización de
Vasconcelos frente a la tarea educativa femenina.
"La Universidad no se sentirá satisfecha de sus ges-
tiones mientras no vea que se constituyen agrupacio- José Vasconcelos el filósofo defiende el cambio de la
nes de señoritas dedicadas a la enseñanza voluntaria condición femenina en el ámbito de la cultura, sin em-
y gratuita. Esta Universidad convoca a las señoras bargo, nunca piensa que ella abandone su papel tradi-
y señoritas de toda la República, que no tienen tra- cional dentro de la familia.' La educación de la ju-
bajo dentro de sus hogares, o fuera de ellos, dediquen
ventud, por parte de las mujeres, se visualiza como la
unas horas a la enseñanza de niños, de hombres, de
mujeres, de todo el que se encuentra a su lado y sepa extensión natural de su tarea materna. El magisterio es
menos que ellas ".1 el arquetipo de las profesiones femeninas. Las maes-
tras son las madres que enseñan en los niveles iniciales
Según Vasconcelos ellas poseían más que nadie, las de la educación, con la devoción que toda madre inicia
cualidades ,,ue requiere el magisterio, entendido como a su hijo en la cultura. No ha llegado el tiempo aún de
apostolado Estas son la moralidad, la sensibilidad, la considerar el valor intelectual femenino con indepen-
espiritualidad y la entrega sacrificada. En suma, todas dencia de su definición ancestral de madre. Rosario
Castellanos dará el paso adelante.
Cano, Ruth l 11a7.1a 1985 "Las maestras en la fundación de la SEP". ' Cano, Ruth Gabriela. 1985 "Las maestras... .
Ibídem.
77
76
3. La filosofía educativa de Rosario Castellanos sición y la creación cultural. Una de sus preocupacio-
y la cultura femenina nes esenciales, podríamos decir, más bien vital, es la
falta de identidad que descrubre en la mujer; su caren-
cia de ser propio, la ausencia de imágenes positivas de
La obra de Rosario Castellanos es multifacética. Su sí misma; su escasa o ninguna realización; su inmer-
fama se debe tanto a sus escritos literarios, poesía y no- sión, por una parte, en el mundo contemporáneo y,
vela, como también a sus ensayos; al tratamiento del por otra, en el hecho de estar subyugada por tradicio-
problema indígena en México y a los puestos públicos nes y atavismos ancestrales. Doble sujeción la de algu-
que ocupó. En vista de esto, el título de esta sección nas de las mexicanas, primero, por ser mujeres, y tam-
debe ser fundamentado. ¿Tiene Rosario Castellanos bién por su condición de indígenas o mestizas.
una filosofía educativa que pueda merecer tal nombre? Oigamos sus palabras: "Cuando descubrí que era mu-
Pienso que sí. No obstante que Rosario Castellanos jer... Es decir, cuando fui sintiendo que tenía ya un
sólo escribió dos obras propiamente filosóficas, una So- papel determinado por el hecho de ser mujer, y que
bre cultura femenina que apareció en 1950 (su tesis para existía una gran discordancia entre lo que ese papel me
alcanzar el grado de Maestría en filosofía). Así mismo, imponía en un país como México y lo que yo quería y
algunos ensayos recogidos en su libro de 1973, Mujer podría ser...", se convierte en defensora del feminismo
que sabe latín. Los demás escritos son en su gran mayo- en México, al denunciar la doble opresión de la mexi-
ría, literarios. Es por ello que puede decirse que sus in- cana: por indígena y por mujer. La vía de la denuncia
tereses se centran en la literatura, más que en la filoso- que sigue Rosario es la de la literatura, pues siempre
fía. Sin embargo, aunque no escribió una filosofía en ha sido clara su vocación de escritora. Y así dice: "Yo
el sentido estricto del término, se argumenta en sus es- vivo la poesía como un oficio con todo el entusiasmo
critos un problema filosófico: la identidad femenina. Esta y toda las constancias que exige un oficio libremente
es una cuestión a la cual la autora intenta dar respues- elegido. La importancia que tiene la poesía en sí misma
tas desde los distintos ángulos de su trabajo, sean los es rescatar del naufragio que es el tiempo y el olvido
ensayos, la literatura, los artículos periodísticos y sus y la muerte, a las cosas y dotarlas de una suerte de eter-
discursos públicos. En el penetrante estudio psicoanalíti- nidad... la poesía es mi intento de ordenar y entender
co que realiza Ma. Estela Franco (Rosario Castellanos, las cosas". Todo lo anterior la impulsa en un momento
1984) se hace evidente la preocupación de Castellanos dado, a abandonar la perspectiva donde se contempla
por la identidad. Su vida "constituye un testimonio vi- "líricamente la vida" ; el tono subjetivo se torna en de-
viente de la lucha de una mujer por alcanzar su identi- nuncia de la injusticia de los indígenas y de las muje-
dad", concluye Franco. La escritora reiteradamente se res, específicamente de las mexicanas.
pregunta sobre las condiciones de posibilidad de ser mu- El "otro modo de ser humano y libre" que escogió
j'er mexicana y alcanzar la personalidad de ser humano Rosario fue el camino recorrido por la mexicana sa-
libre. La vía no es otra, concluye Rosario, que la adqui- bia, Sor Juana, camino que se inició y se interrumpió
tres siglos antes de la cultura femenina. El hecho de

78 79
plantearse la cuestión acerca de si existe o no una cultu- dos autoras pretenden dar un tratamiento filosófico a
ra femenina, sitúa claramente el interés de Rosario diversos problemas femeninos; y ambas son excelentes
Castellanos dentro de la filosofía educativa, donde se escritoras que poseen una educación esmerada. Por úl-
contemplan perspectivas de educación para ellas que timo, coinciden en su visión total del universo masculi-
van más allá de sus papeles tradicionales de esposa y no. Simone afirma que: "el mundo siempre ha perte-
madre. La escritora ha dejado el tono lacrimoso o "vo- necido a los hombres"; Rosario, que: "el hombre es el
luntarista" característico de algunos escritos femeni- rey de la creación".
nos. Utiliza los instrumentos intelectuales de su disci- Ya entrando de lleno a la obra, vemos que Caste-
plina para emprender el análisis sistemático al estudiar llanos se plantea la cuestión acerca de ¿cuáles han sido
el fenómeno de la situación femenina actual. Para ello históricamente las aportaciones culturales femeninas?
revisa las opiniones de filosófos que antes de Castella- Luego se pregunta, ¿por qué son tan escasas? Y para
nos se ocuparon del tema; utiliza una metodología ex- terminar cuestiona, ¿en qué consiste su especificidad?
plícita que permite la definición de los conceptos clave Si la hay, ¿en qué sentido puede hablarse de cultura fe-
como son, el de la 'cultura' y 'femenina'. Emplea una menina? Para responder al problema utiliza Castella-
teoría filosófica como marco de referencia y con todo nos las ideas de los filosófos Schopenhauer, Weininger
este instrumental alcanza conclusiones sobre el fenó- y Simmel. Como es de esperarse, se concluye que la
meno que se investiga: la especificidad de la contribu- cultura existente es masculina y que los contados ejem-
ción de las mujeres a la cultura. Todo lo anterior cru- plos de contribución femenina son escasos y poco va-
zado por un rasgo que es característico de los estudios liosos. La razón que se aduce es que el campo creativo
de mujeres, el uso de la ironía. Rosario alcanza maes- femenino es el hogar, en forma directa, y es indirecta
tría en ese supremo recurso de la inteligencia, como ve- su influencia sobre los hombres de talento. Y al hablar
remos en seguida. Para ello resulta iluminador plante- de lo específicamente femenino, Rosario sigue con el
ar un paralelismo curioso entre El segundo sexo de Simon manejo de la ironía diciendo que la esencia de la femi-
de Beauvoir y el pensamiento de Castellanos. Hay en neidad radica fundamentalmente en aspectos negativos:
ambas pensadoras una resistencia inicial a tratar temas la debilidad del cuerpo, la torpeza de la mente, en su-
femeninos que las dos enmascaran a través precisa- ma: "la incapacidad para el trabajo". Es por ello, con-
mente de la ironía. Beauvoir dice: "el tema es irritante cluye Castellanos, que el mundo de la cultura pertence
sobre todo para las mujeres" y Rosario, a propósito de a los hombres: "el mundo que para mí está cerrado tie-
la cuestión acerca de si existe una cultura femenina, ne un nombre: se llama cultura. Sus habitantes son to-
comenta: "... esta interrogación parece, a primera vis- dos ellos del sexo masculino. Ellos se llaman a sí mis-
ta, tan superflua y tan conmovedoramente estúpida, mos hombres y humanidad a su facultad de residir en
como preguntarse si existe la serpiente marina".' Las el mundo de la cultura y de aclimatarse a él. Y el pe-
'Castellanos, Rosario. Sobre cultura femenina. Tesis. 1953. queño grupo de mujeres que se ha introducido en este
Nota. La primera tesis feminista en Filosofía la escribe la Mtra. Paula mundo masculino lo ha hecho de contrabando... lo que yo
Gómes Alonso. La cultura femenina. México, 1930.
quiero es intentar una justificación de estas pocas excepcio-

80 81
nales mujeres, comprenderlas, averiguar por qué se sepa- nos relata la escritora resulta tan patética y la historia
raron del resto del rebaño e invadieron un terreno pro- tan triste, que la sola posibilidad de enfrentar el pro-
hibido y, más que ninguna otra cosa, qué las hizo diri- blema de la educación de las mujeres, sin por ello per-
girse a la realización de esta hazaña, de donde extraje- der para siempre la esperanza de mejorarla, es utilizan-
ron la fuerza para modificar sus condiciones naturales do la ironía, como lo hace Rosario Castellanos.
y convertirse en seres aptos para labores que, por lo Intentemos hacerlo en lo que sigue. Hemos visto a lo
menos, no les son habituales". Para descubrir el secreto largo de esta historia que, cuando se concede graciosamen-
Rosario usará "la intuición femenina" que según te la necesidad de mejorar la educación femenina formal,
los autores más vulnerables es "oscura, inexplicable y es para beneficiar a la educación infantil, ya que ellas son
generalmente acertada". Su conclusión es que los las encargadas de ilustrarlos. En Mujer que sabe latín...,
hombres crean la cultura como una forma de perpe- Castellanos pasa revista a las mujeres famosas de la
tuarse a sí mismos, en tanto que las mujeres se tras- historia universal. Las figuras femeninas del Antiguo
cienden a través de la maternidad. Por eso el hombre Testamento; las del mundo clásico griego, las roma-
es el que "inventa los aparatos para dominar la natu- nas, hasta llegar a las mujeres de la cristiandad medie-
raleza... lleva a cabo las empresas comerciales, las con- val donde se cruzan las imágenes con las antiguas me-
quistas, las exploraciones y las guerras... organiza la xicanas.
política, escribe los libros y es quien los lee..." Todo Toda la descripción y los comentarios críticos de
está sujeto a su dominio: "las cosas, los animales y las Castellanos descubren las constantes de la situación femeni-
mujeres". Por último, "el afán de conservación y per- na que son, primero, que estamos determinadas por nues-
petuación de la vida al que los seres inferiores obede- tra biología; somos un cuerpo que procrea; y las deposita-
cen y sirven... se transforma en el hombre en un afán rias del honor masculino, aunque diosas, como Coatli-
consciente de inmortalidad, a través de la creación cul- cue. La enseñanza de los catecismos y el encierro son
tural". Concluye irónicamente Rosario: las mujeres, las fórmulas para educarnos moralmente. Las labores
"expulsadas del mundo de la cultura, no tienen más mujeriles y la escasa formación intelectual es el curri-
recurso que portarse bien... ser insignificantes y pa- culum que nos conviene. Se perdona la frivolidad
cientes, esconder las uñas como los gatos; con ésto lle- cuando jóvenes, si va unida a la seducción que permita
garán, si no al cielo, sí al matrimonio que 'es su cielo asegurar el destino femenino del matrimonio. La vejez
inmediato"' .' de las mujeres cuenta únicamente con la astucia para
En Mujer que sabe latín... Rosario Castellanos anali- defenderse, que no con la sabiduría. Las mujeres ex-
za la educación formal de las mujeres mexicanas. Pien- cepcionales —nuestra Sor Juana— constituyen la ex-
so que no se puede escribir un análisis más agudo y cepción que confirma todas las reglas. La creación cul-
preciso de los avatares de la educación formal de las tural será lo que da sentido y justificación a la
mujeres en México que este ensayo. La situación que existencia tanto femenina como maculina. Es por ello
que al examinar con cuidado la escritura de Rosario
1 Ibídem. Castellanos podemos apreciar su evolución de pensa-

82 83
miento, acorde con el devenir histórico de la concep- dido'" Hay que meditar seriamente sobre nues-
ción de la cultura en México, y específicamente, de la tra condición, y luchar por la causa del genéro y sobre
cultura femenina. En otras palabras, la educación aris- todo, "hay que reír, pues la risa, ya lo sabemos, es
tocrática y ornamental que tradicionalmente se daba a el primer testimonio de la libertad". Para esto úl-
las mujeres mexicanas se convierte en un saber timo Rosario Castellanos sugiere una campaña: "no
práctico, en un conocimiento que contribuye a la trans- arremeter contra las costumbres con la espada fla-
formación de la realidad social. La obra de Rosario mígera de la indignación ni con el trémolo lamen-
Castellanos muestra la evolución del México agrario y table del llanto, sino poner en evidencia lo que las
latifundista, en nación industrial capitalista. Vemos costumbres tienen de ridículas, de obsoletas, de cursis
cómo este cambio socioeconómico afecta todos los ór- y de imbéciles... la risa, nos dice, es la forma más in-
denes de vida, incluyendo a las relaciones entre los se- mediata de la liberación de lo que nos oprime, del dis-
res y a los sistemas de valores que las rigen. tanciamiento de lo que nos aprisiona... quitémosle, por
El lugar que le corresponde a la mujer mexicana en ejemplo, la aureola al padre severo e intransigente y el
la sociedad en la segunda mitad del Siglo XX abre ya pedestal a la madre dulce y tímida que se ofrece cada
la posibilidad de una existencia propia: "necesaria y mañana para la ceremonia de la degollación propicia-
resplandeciente de sentido, de expresividad y de her- toria. Los dos son personajes de una comedia ya irre-
mosura", como dirá Rosario Castellanos. Podrá reali- presentable por obsoleta. Quitémosle al novio ese aro-
zar la hazaña —si se lo propone—, corno sus hermanas ma apetitoso que lo circunda. Se valúa muy alto y se
de otros países de mayor avance cultural, de convertir- vende muy caro. Su precio es la nulificación de su pa-
se en lo que se es —hazaña de privilegiados sea el que reja y quiere esa nulificación porque es él una nulidad.
sea su sexo y sus condiciones—, que exige no única- Y dos nulidades juntas suman exactamente cero y pro-
mente el descubrimiento de los rasgos esenciales bajo crean una serie interminable de ceros... Quitémosle al
el acicate de la pasión, de la insatisfacción o del hastío, vestido blanco y a la corona de azahares ese nimbo glo-
sino sobre todo "el rechazo de esas imágenes que los fal- rioso que los circunda. Son símbolos de algo muy tan-
sos espejos ofrecen a la mujer en las cerradas galerías gible y que deberíamos conocer muy bien, puesto que
donde su vida transcurre". El remedio para las muje- tiene su alojamiento en nuestro cuerpo: la virginidad...
res mexicanas que propone Rosario es doble: primero Tengamos el valor de decir que somos vírgenes porque
la toma de conciencia y la creación de la nueva imagen, se nos da la real gana" . Por último, "la maternidad no
desembarazarse de los mitos y ponerse frente al espejo. es, de ninguna manera, la vía rápida para la santifica-
Darse cuenta de que nosotras vivimos en la tierra de ción. Es un fenómeno que podemos regir a voluntad...
enmedio, el lugar de la falta de ubicación. Que somos y en cuanto a los maridos, no son ni el milagro de San
criaturas "mutantes que atraviesan ese momento de Antonio ni el monstruo de la laguna negra. Son seres
transición en que se tienen todas las desventajas de lo humanos a quienes nuestra inferioridad les perjudica
que se ha abandonado, y no se alcanza aún la posesión
plena de las ventajas de aquello hacia lo que se ha ten- Ibídem.

84 85
tanto o más que a nosotras, para quienes nuestra igno- nas que luchen por la adquisición y la conservación de
rancia o irresponsabilidad es un lastre que los hunde". su personalidad, sus intereses y sus derechos.
En síntesis y para terminar con esta visión somera Se abría una nueva época para la cultura femenina.
del pensamiento educativo de Rosario, concluyo con
sus palabras: "Quedamos en un punto, formar con-
ciencia, despertar el espíritu crítico, difundirlo, conta-
giarlo. No aceptar ningún dogma sino hasta ver si es
capaz de resistir un buen chiste".'
El trabajo femenino dentro del hogar, en la familia
y en la comunidad ha fructificado. La madre que edu-
ca a sus hijos, la hermana que instruye a sus hermanas
menores, se ha convertido en la Maestra universitaria.
La mujer que cuida a los niños y a los enfermos, en la
Enfermera. La que cree y practica la caridad, en la
Trabajadora Social. La que media en los conflictos fa-
miliares, en la Dirigiente política. Paulatinamente se
ha ido consolidando la educación de las mujeres; se
han ido profesionalizando las carreras femeninas, to-
das éstas extensión de las labores domésticas. La cultu-
ra femenina ha ido adquiriendo nuevos métodos, cono-
cimientos y prestigio. Se valora cada vez más la
personalidad de las mujeres y aumenta su contribución
social. Puede decirse que ningún aspecto de la cultura
masculina ha permanecido igual, a partir de que las
mujeres en México, como en otros países, hemos toma-
do nuestra educación en nuestras manos.
Las palabras que Rosario Castellanos pronunció
en 1975 en el Museo Nacional de Antropología de
México, en su calidad de funcionaria del gobierno me-
xicano, constituyeron un hecho hasta ese momento sin
precedente. Por vez primera una funcionaria mexica-
na habla en viva voz del trato indigno entre hombre y
mujer que se da en nuestro país. Les dice a las mexica-

I lbidem.

86 87
CAPITULO V

LA EDUCACION FEMINISTA
"Educando a Emilia" y los ciclos de vida feme-
nina.

Capítulo dedicado a J.J. Rousseau, famoso educador


fránces —1712-1778— que sólo pensó en Emilio para
educar a Sofía y olvidó a las Emitías en su famoso tratado
de educación precisamente con ese título: EMILIO. (Cfr.
Badinter, E. 1983).

Este es el siglo en que ha surgido la voz de las mu-


jeres. Es la época en la que al fin hemos creado nuestra
propia palabra, cuyos ecos resuenan por todos los pun-
tos cardinales. Ya se levantan las plataformas donde se
escucha esta nueva voz. Ya aparece, se difunde y crea
la problemática propiamente femenina. Se conocen las
diversas gamas de necesidades, intereses, condiciones
socioeconómicas, laborales y de toda índole, que cu-
bren el amplio espectro de la realidad de la mujer.
Se trata del ejercicio de una nueva experiencia que
antes permanecía silenciada y enmascarada, en la re-
clusión doméstica, en los lugares de la infancia, en los
rituales religiosos y familiares; en los asilos de los viejos
y en los sitios de los enfermos y los muertos. También
se abría elegantemente, en los espacios destinados a la
cultura de la belleza, la moda y la lucha por la conser-
vación de la eterna juventud.
La salida de las mujeres de los espacios exclusiva-
mente femeninos, y el hecho de encontrar esa voz que
ya se hace oír en tribunas que nos eran ajenas; la pre-
sencia de las mujeres en los espacios de trabajo y acción
que anteriormente nos estaban vedados, obedece, en
gran medida, a la apertura de una nueva educación fe-
menina para la independencia y la igualdad —en nues-
Frida Kahlo. tro caso— de la mujer mexicana.

91
La educación Los ciclos de la vida femenina

Históricamente se han dado dos formas de concebir la La importancia de las distintas etapas de la vida, y de
educación para las mujeres —y para los hombres—. los significados que cada una de estas edades puede su-
La tradicional, que hace énfasis en la obediencia a los poner para la persona han de ser tomados en cuenta
patrones acostumbrados de identidad del género. En el para la educación, como ha venido sucediendo con
caso de los sujetos femeninos, la identidad del género base en la mayor conciencia de los educadores, de las
está centrada en el matrimonio, la maternidad y el cui- condiciones socio-económicas y políticas de los educan-
dado infantil. Y la llamada educación "nueva" o "ac- dos. Por ejemplo, a partir de que se concibió la impor-
tiva" que surge de una preocupación por el educando; tancia de la infancia para el desarrollo ulterior de los
por descubrir y seguir sus necesidades e intereses, más individuos, se habla de educación infantil. Ya dejamos
allá de las formas acostumbradas de ser y actuar, en de considerar al niño como a "un adulto pequeño".
este caso, del sujeto femenino. (Cfr. Philipe Aries, 1963). Cuando se creó la adoles-
Inscribiéndonos en esta segunda propuesta educa- cencia, ya no se piensa que el adolescente es un joven
tiva para la educación de Emilia, hemos de descubrir "inmaduro". Así mismo la juventud y la madurez se
los intereses de las alumnas. Es decir, preguntar a las distinguen como etapas igualmente valiosas, pero con
mismas mujeres cómo desean ser, qué tipo de conoci- metas diferentes. Y por último, la vejez puede dejar de
mientos desean obtener, qué tipo de habilidades dese- ser considerada como: "lo contrario de la vida", según
an adquirir y en qué tipo de sociedad desean vivir. señala Beauvoir en su texto (Beauvior, 1980). Ahora
Porque la educación de las mujeres es un problema sabemos que, con base en la educación para la vejez,
que apenas se ha comenzado a investigar por parte de se puede enriquecer esta última etapa de la vida; de
las mismas mujeres. Tradicionalmente, fuera de algu- manera que se abran nuevas perspectivas de sentidos
nos ejemplos aislados, por ejemplo, se pensaba que "e- de vida, alternativos cuando se descubre la pasión por
ducar" a las mujeres es muy sencillo. Solamente ha- vivirlas en formas diferentes.
bría que seguir "el instinto" femenino, puesto que se Lo anterior nos muestra, en cierta medida, la ne-
pensaba que las mujeres, en forma "natural" saben cesidad de una educación de acuerdo con los ciclos
ser madres, esposas y amas de casa. Es hasta este siglo de vida, que cada vez se van haciendo más, en cuanto
que la psicología y la sociología nos han iluminado al número y más largos, en cuanto a su duración tem-
acerca de las diferencias —no sólo del género, sino poral. Todo lo cual enriquece el juego de la vida.
también en la consideración de nuestra llamada "con- Si bien la educación no es la panacea universal, sin
ducta instintiva". Estudios como el de Elizabeth Ba- embargo, es la condición de posibilidad de una nueva
1 conciencia —para hombres y mujeres—. Conciencia
dinter sobre el llamado "instinto maternal" resultan
iluminadores en esa temática. (Badinter, E. 1980). que permite una percepción enriquecida de la realidad.
Que mueve a la decisión y a la acción revolucionaria
y creativa, también de hombres y mujeres.

92 93
Esta nueva educación hace que uno a uno se desba- todas las demás capacidades, intereses y actitudes hu-
raten los mitos que envuelven la condición femenina. manas. En el sentido que dejen de considerarse como
Mitos que tal vez, fueron útiles y efectivos —en otros las únicas personas que pueden o deben ser las encar-
tiempos—, pero que actualmente ya son obsoletos y no gadas —en forma exclusiva— de los infantes y niños
pequeños; y que sólo se considere importante educar-
pueden responder a los retos de la vida actual; en mu-
las a ellas y no a los hombres para desempeñar las tare-
chos casos, sólo producen sufrimiento y pérdida. Sufri-
as del cuidado infantil. (Cfr. Dinnerstein, Dorothy.
miento de sentir la propia vida frustrada, como es el
1977).
caso para muchas mujeres; y pérdida de la potenciali-
La propuesta básica de la nueva educación se cen-
dad femenina, —no sólo para lograr el propio
tra en la idea de que las tareas del cuidado infantil sean
desarrollo, sino también para la contribución al me-
compartidas con los hombres. De esta manera se logra
joramiento de la vida de todos. Lo que una feminista
una triple consecuencia, favorable para ellas, para
mexicana, Alejandra Jaidar, llama: "la fuga de cere-
ellos y para los infantes y niños. En el sentido siguien-
bros femenina", que se centra en la idea de los talentos
te. Las consecuencias positivas de compartir el cuidado
femeninos desperdiciados por la educación tradicional.
infantil para las mujeres, suceden porque podrán ellas de-
dicar sus energías, no sólo a esta tarea milenaria, sino
Hacia una nueva educación feminista también a desarrollar sus capacidades intelectuales, fí-
sicas y morales, de manera que puedan alcanzar la au-
Tal vez eh ese momento Me di cuenta de que la mía es una
guerra cuyo final no se vislumbra, ad es que más vale dar-
tonomía y la igualdad. Podrán en esa medida, desarro-
la con alegría, para que no se me vaya la vida esperando llar su capacidad para todo tipo de trabajos que
una posible victoria. consideran de su interés. La ventaja para los hombres
Eva Luna se ofrece en la posibilidad de enriquecerse en el contac-
Isabel Allende to con los niños, en cuanto al desarrollo afectivo que
trae consigo la relación continuada y la responsabilidad
hacia los infantes y niños.
Para lograr que la nueva educación femenina, dirigida
Con base en la nueva educación, las mujeres desde
a la autonomía y la igualdad de las mujeres, se haga re-
niñas podrán tener el mundo más abierto para elegir el
alidad —para todas—, y en esa medida se expanda el
tipo de persona que desean ser, el tipo de conocimien-
ideal de ir "educando a Emilia", se requiere de condi-
tos y habilidades que desean adquirir y el tipo de mun-
ciones necesarias y de condiciones suficientes.
do en el que desean vivir, al lograr la igualdad de
La condición necesaria para que esto suceda se
condiciones con los hombres. Respetando, en cada ca-
centra en lograr una revolución en la educación tradi-
so, las diferencias personales. Para los hombres, desde
cional pre-escolar, para mujeres. La que se da en gene- niños se abre la posibilidad de que se eduquen en la
ral, en la familia, la iglesia y la sociedad civil. En esta afectividad, y se acostumbren a vivir con compañeras
nueva educación se considera deseable que las mujeres
que lo son en verdad, porque se encuentran en la mis-
no sólo sean maternales, sino que también desarrollen
95
94
ma jerarquía. Estos dos aspectos están muy poco desa-
rrollados en muchos hombres. nas" útiles para transformar el mundo y mantener a
Finalmente, la ventaja para las nuevas generacio- sus familias, independientemente de las necesidades,
nes, viene de la acción conjunta de hombres y mujeres, los intereses y las capacidades de las personas.
en su cuidado y en su educación. Todo lo cual hará que Finalmente, es deseable que se considere la educa-
se enriquezcan los niños —en la formación de su ción como el proceso que se inicia en el nacimiento y
carácter— con base en las perspectivas femeninas y termina con la muerte —física o espiritual—, para re-
masculinas de la vida; pues hasta ahora, los modelos de chazar la visión tradicional que restringe la educación
vida están con frecuencia restringidos unilateralmente, a períodos específicos de la vida, por ejemplo, la infan-
al hecho de haber sido cuidados y educados, todos, en cia, la adolescencia y la juventud. Nos es familiar el he-
nuestra primera infancia, sólo por mujeres. cho actual de que cada etapa del desarrollo de la vida
Estos cambios educativos no surgen de la voluntad ofrece nuevos retos que es necesario enfrentar, y sin
de los educadores, sino que aparecen ya en muchas duda la educación específica para cada época de la vi-
conductas de las parejas jóvenes, que se enfrentan a da, nos ayudará a lograrlo. También nos ayudara a des-
condiciones de vida distintas a las de sus padres. Suce- pertar la conciencia, por una parte, de la finalidad de
de ya en Méxio y es práctica aceptada en muchos paí- toda educación que es la de mejorar la calidad de vida
ses. personal y perfeccionar las instituciones sociales. Por
Con base en la propuesta anterior, ¿cuáles son los otra, para enfatizar la idea de que toda educación
mitos que se derriban?. Varios, y muy fuertes. Prime- culmina siendo "auto-educación", en el momen-
ro, que sólo las mujeres poseen capacidad afectiva to en que tomamos nuestra vida en nuestras manos e
apropiada para el cuidado infantil; y segundo, que es iniciamos la crítica de los conocimientos, habilidades y
deseable que sólo los hombres desempeñen todo tipo de actitudes que constituyen nuestro bagaje educativo,
trabajo remunerado. con objeto de crearnos un ser de acuerdo con nuestros
Veamos brevemente este mismo esquema para la propios ideales de vida.
educación escolar. El mito que se destruye es la vieja En suma, la educación para la autonomía y la inde-
idea de la vocación por género. En palabras del poeta pendencia femenina, se propone que en el ejercio labo-
Diaz Mirón: "Los hombres para el combate, las muje- ral y profesional de las mujeres se derrote el prejuicio
res para el nido". La nueva educación hace que se libe- del género. Aquel que considera deseable la educación
ren las posibilidades de elección, tanto para hombres para "ser mujer valiosa", allecho de poseer juventud
como para mujeres, de acceder a una profesión, más y belleza, como una "Sofía" cualquiera, educada para
allá de consideraciones de género. Especialmente en los acompañar a un "príncipe azul" de nombre "Emi-
sectores de educación superior como las escuelas, uni- lio", como diría Rousseau.
versidades e institutos. En estos espacios sigue rigiendo Hasta aquí las condiciones necesarias para lograr el
la vieja costumbre de las "carreras femeninas" (exten- cambio de la educación femenina. Veamos brevemente
sión de las tareas domésticas), y las carreras "masculi- cuales son las condiciones suficientes. Estas ocurrirán
cuando un gran número de mujeres se apasione por es-
96
97
1. Emilia y la infancia
te proyecto social igualitario. Cuando las "Sofías" descu-
bran el valor de ser "Emilias" y decidan luchar por él. En "Mi madre me regalo mi cuerpo". Dasha. Psi-
una lucha que —corno dice Eva Luna (véase el
epígrafe que escribo antes)— se ha de dar con alegría, coanalista.
porque es larga. Para construir una imagen de mujer Comencemos por la infancia, que no es destino. Para
nueva, en la igualdad y la independencia. ello tendremos que considerar a la mujer más allá de
su biología. Y en esa medida, devolver su cuerpo a la
POESIA niña que generalmente le es arrebatado precisamente
en la infancia.
MUJER La educación que se requiere para promover la
formación de una idea nueva de la infancia, será
Un ser que aun no acaba de ser. aquella que deje de programar a las niñas para que
No la remota rosa angelical que los poetas cantaron. sean mujeres en la pasividad y la dependencia. Cuando
No la maldita bruja que los inquisidores quemaron. las niñas pierden su cuerpo, se tornan pasivas y así son
No la temida y deseada prostituta. formadas fácilmente para la vida dependiente. Ob-
No la madre bendita. viamente —las niñas— pierden la eficacia y el pla-
No la marchita y burlada solterona. cer del ejercicio de su cuerpo con el "color rosa" que
No la obligada a ser buena. las aprisiona en la ropa femenina; con los zapatitos
No la que vive porque la dejan vivir. blancos que más adelante serán de tacón; con los calzo-
No la que debe siempre decir que sí. nes de encaje, los peinados de ricitos, la muñeca y los
Un ser que trata de saber quién es pequeños utensilios de cocina, que las van a ligar a su
y empieza a existir. único destino: la maternidad y la maternalidad —que
no es lo mismo—. La primera es función procreativa
Alaíde Foppa. (Poeta guatemalteca). y la segunda se refiere al encargo exclusivo del cuidado
de los infantes y niños, en función de una actitud que
Como una pequeña contribución a esta tarea, ofre- llamo "maternalidad" y convierte a las mujeres en
cemos los prolegómenos de la educación de Emilia, que "seres para otro", no "para sí"; es decir: seres sin
resulta necesariamente esquemática y sólo es el análisis vida propia dedicadas al servicio de los demás, fomen-
subversivo de la visión educativa tradicional y mexica- tando la actitud de abnegación ("ab-negatio", nega-
na de los ciclos de la vida femenina, a la luz del femi- t. ción de sí), que constituye el rasgo de carácter típica-
nismo. mente femenino.
Es necesario modificar la educación informal tra-
dicional de las niñas, para que la nueva educación las
incite a alcanzar metas de vida que rebasen los intere-
99
98
ses centrados en la materialidad. Sin que por ello de- 2. La adolescencia de Emilia.
jen de fomentarse los rasgos positivos de esta educación
pre-escolar femenina, como son la suavidad, la ternura "Qtte a amar se aprende". Colette. (Escritora Fran
y el afecto. Esto puede lograrse —creo yo— en primera cesa).
instancia separando los ideales de vida femeninos de
las funciones biológicas femeninas. De manera que la
Durante la adolescencia la joven debe aprender muchas
niña comprenda que ser esposa y madre no es su profe-
cosas en la educación escolarizada. Entre otras, los conoci-
sión. Que éstas son relaciones biológicas afectivas, con
mientos necesarios para considerar que los avatares de
posibilidad de entablarse libremente si la persona así
la sexualidad femenina no son enfermedades venéreas
lo desea. Que la maternalidad y el trabajo doméstico
que deben ser ocultadas, sino funciones biológicas co-
no se desprenden esencialmente del carácter femenino,
nocidas por la investigación científica.
sino que se comparten con el compañero. En suma,
Que la educación para la igualdad y la autonomía,
que la profesión femenina no es el matrimonio.
supone la reconsideración y la evaluación crítica de la
Creo que es precisamente en la infancia cuando mente, su potencial creativo y el carácter femenino, tal
puede consolidarse la independencia del carácter feme- como lo han demostrado los estudios de mujeres; en
nino. A partir de una formación del carácter infantil primer lugar, para romper el mito de la función feme-
que no sea sólo para la afectividad, sino también para nina de la mente que sólo se considera apropiada para
la formación de las múltiples capacidades humanas, ejercitarse en determinados temas y se la excluye de
intelectuales, espirituales y creativas. Es, sin embargo, otros; por ejemplo: que las mujeres no "pueden" des-
el desarrollo de la habilidad física y de la auto- tacar en la ciencia "dura" y sí en las actividades de
afirmación, a través de los juegos, los deportes, las servicio (en las llamadas "carreras femeninas" como
amistades, las responsabilidades, en suma, todo Enfermería y Trabajo Social, donde la participación
aquello que desarrollará y ampliará los ámbitos del in- femenina es abrumadora, cfr. Hierro, et. alt. 1989).
terés infantil, lo que hace que la niña tenga la posibili- Debe de criticarse la idea de la ausencia de creati-
dad de formarse como un ser independiente. La inde- vidad científica y artística femenina, con base en el co-
pendencia de la niña fundamentada en la posesión de nocimiento histórico de la condición femenina y sus re-
su propio cuerpo. Al devolverle la capacidad de cono- percusiones sobre los conocimientos, habilidades y
cerlo, explorarlo, tocarlo, ejercitarlo y vivirlo en pleni- actitudes poco propicios para la creación cultural.
tud. De manera que cuando sea mayor, pueda excla- (Cfr. Eisler, Riane. 1987).
mar: "Yo soy mi casa". (Pita Amor. Poeta mexi- Se debe combatir también la idea de la debilidad y la
cana). Con el regalo de su cuerpo, la niña puede fragilidad enfermiza del carácter femenino que no se
lanzarse al despertar de la inquietud política, a la cien- ajusta a empresas continuadas, complicadas o esforzadas,
cia, a la filosofía, el arte y a la espiritualidad. En suma, tradicionalmente desarrolladas por hombres, como
podrá aspirar a todos los dones de la cultura. producir ganancias, administrar negocios, dirigir políticas;

100 101
combatir este prejuicio con base en los nuevos estudios so-
bre la psicología femenina desarrollados por feministas. 3. La juventud de Emilia.
En segundo lugar, la educación para la igualdad y
la autonomía busca desbrozar el camino para descubrir "Tuércele el cuello al príncipe azul". Una
y crear las posibilidades y recursos del ser y el hacer fe- princesa de Cuernavaca.
menino, más allá de las bondades de la maternidad, o
las maldades del erotismo femenino. Que las jóvenes
obtegan una información clara y precisa acerca de su En la juventud se consolida el trabajo femenino como
cuerpo. Saberes sobre la gestación, la contracepción y forma de lograr la autonomía y la igualdad. Porque la
el erotismo. También estar familiarizadas con el cono- misión fundamental de este momento del desarrollo fe-
cimiento de los ciclos biológicos de la mujer; todo lo menino consiste, a mi juicio, en eliminar el miedo a la
anterior para estar pertrechadas con armas críticas, independencia —esta actitud se puede explicar como
que las defiendan contra esa ideología conflictiva que "el síndrome de la cenicienta" (cfr. Dowling, Colette.
construye a la sexualidad. Es decir, que la mujer no es 1981)—. Consiste básicamente en erosionar el miedo a
"el mal" porque tiene deseos sexuales; aunque tampo- no encontrar el "príncipe azul" que le resolverá su vida,
co es "el bien" porque se mantiene casta. En suma, conservando los llamados "privilegios femeninos" que
que la joven tenga una educación sexual que la salve consisten en ser "mantenida y sujeto de trato galante
de ser María Coretti, la mártir cristiana de la virgini- masculino" (Cfr. Hierro, G. 1985). Es por ello que
dad, y la "paloma para el nido", mártir de la posición todo el esfuerzo de la joven debe centrarse en esa terri-
subalterna en la relación interpersonal. ble lucha. Aceptar la dolorosa verdad, que debe ser
Que aprenda, a tiempo, que ser joven y ser atracti- propagada: "Ya no existen los príncipes azules" . Una
va no es el pasaporte para la sobrevivencia. Las adoles- vez que se sustituye esa dorada falsedad por la certeza
centes han de saber la importancia y el placer de la pre- actual de que una sola se salva a sí misma, se abre la
paración intelectual y moral para la vida. En esta posibilidad real para la mujer de ser una profesionista
época es importante salvarse de las tentaciones del con- responsable en su trabajo. De ser una persona que se
sumismo, y comenzar a prepararse para el trabajo que preocupa por su propio desarrollo, más allá de la fami-
les permita tener "cuarto propio", opinión indepen- lia; de ser miembro de una comunidad social en la cual
diente, mente propia y voluntad propia. (Cfr. Woolf su acción laboral y política es ejercida, y en esa medida
Virginia. 1912-1918). la joven puede considerarse, por ella y su comunidad,
La nueva educación, de la maternalidad comparti- como persona útil y valiosa.
da con los hombres, hará posible —para las mujeres— Ha llegado el momento de emprender la educación
la compatibilidad del trabajo remunerado, la realiza- que en este momento del desarrollo personal ya debe
ción personal y la contribución social, con la materni- ser auto-educación, que la lleve a ser "Mujer que sabe
dad y la familia, terminado con el agobio de la "doble latín" por más que no se encuentre marido ni se alcan-
y triple tarea femenina". ce, mediante ello, un buen fin como advierte nuestra
Rosario Castellanos. (Castellanos, R. 1973).
102
103
al de la consideración de los hijos. Este mito es igual-
La educación para la igualdad permite el acceso a mente doloroso. Por ello, hay que decirlo en voz alta:
la educación superior, eliminando la función profesio- Los hijos no son valor vicario de las mujeres. (Ni de los
nal femenina que considera a esta educación superior hombres, pero esto ellos —los hombres— ya lo saben).
como preparatoria para la "verdadera profesión", el ma- Tampoco puede sostenerse, en lo tiempos que corren,
trimonio. (O carrera "m.t.c.". Mientras te casas). que: Por mis hijos tengo que prepararme; por mis hijos
También es el momento de promover el proceso de re- tengo que superarme. Por mis hijos, tengo que sacrifi-
valuación de la propia identidad, que ha de incluir algo carme. Ninguna de éstas es ya razón que legitime una
más que sólo la belleza física y la juventud, para conce- vocación maternal. Los hijos no son divertimento. No
der importancia al ejercicio laboral, la realización per- son la compañía de la soledad. No son compensación del
sonal, la participación política efectiva y la con- vacío existencial. Los hijos no son "anzuelos" para pes-
tribución social. Lo anterior, ejercido para la solución car al "príncipe azul". Tampoco "salvavidas" contra el
de los problemas familiares y nacionales, amplian- divorcio. Ni para conseguir pensión alimenticia. O para
do la acción femenina, reducida tradicionalmente a la alcanzar el reconocimiento social. No funcionan como
familia; y de esta manera lograr su inserción en el seguro de vida para la vejez. (Madrid, Ma. Elena 1980).
mundo social y político, además de preparar la entrada La vocación maternal se reconoce como el resulta-
de la mujer a la madurez. do de una relación sexual madura; de una decisión
compartida acerca de cuándo deben venir los hijos; de
"Remedio para la fuga de cerebros femeni- su consideración como una opción responsable, que re-
nos". Alejandra Jaidar. Física nuclear. quiere de una educación para el desempeño de la fun-
ción maternal y paternal. No se nace sabiendo ser
Como señalé arriba, Alejandra Jaidar expuso atinada- madre o padre. Se aprende a desarrollar esta nueva re-
mente el peligro de la fuga de cerebros femeninos. En lación con el infante, mediante un sentido humano
la infancia, porque a las niñas no se les educa; en la ju- cuando los padres son personas educadas, provistas de
ventud y madurez, porque las mujeres sostienen toda la capacidad y el afecto para mantener, cuidar e iniciar
la responsabilidad de la maternalidad. Y finalmente, a al infante en su vida. Porque los hijos son un fin en sí
las grandes porque se les excluye de la vida productiva. mismo y requieren, como condición necesaria para su
El remedio para evitar la fuga de cerebros femeninos desarrollo, tener padres realizados como personas.
en todos los ciclos de vida, podrá lograrse mediante la Las mujeres necesitamos superar el prejuicio —
nueva educación. En esta forma se evita el desperdicio que se nos ha inculcado en "las rodillas de nuestras
de recursos humanos valiosos; también de los ya for- madres"— de que la mujer es la poseedora de los senti-
mados. mientos y, por ello, la encargada de la especie. Que la
Todo lo anterior permite derrotar "lo azul" del racionalidad y la eficacia laboral, política, etcétera, es
príncipe, y encontrarse con los hombres concretos, en masculina. Hemos de entender, hombres y mujeres,
una relación "inter pares". que las diferencias son personales y no necesariamente
• Existe todavía un mito más que romper: me refiero
105
104
de género. Sin embargo, no vale la pena discutir lo an-
terior, no puede probarse más que por la experiencia. lares. Todo ello va en detrimento del desarrollo perso-
nal y del desempeño profesional de las mujeres.
4.- La madurez de Emilia No puede darse el salto -sin más- de la joven mujer
a la mujer madura , sin un proyecto de vida propio en
cuanto al desempeño del trabajo, o al ejercicio de
"Darle pasión a la razón y hacer a las pasiones una profesión que permita la satisfacción de las necesi-
razonables" dades económicas, afectivas, creativas y de contribu-
ción social, y también, la función maternal. Todo lo
Como la mujer de éxito en su trabajo no necesaria- cual no se mide en proporciones económicas, o de la in-
mente es la "mala" madre; ni la "buena" es -en fluencia política o social. Los parámetros de la madu-
consecuencia- la abnegada, se concluye que: La "bue- rez son personales, una se mide consigo misma. Tam-
na" mamá es otra especie en extinción, junto con el bién con las mujeres que uno admira. Lo económico,
"príncipe azul". Que los únicos hechos de los que pode- el prestigio y aprecio profesional, así como la contribu-
mos enorgullecemos las mujeres y los hombres, son ción social -de cada una- son relativos a la persona mis-
aquellos que vienen a ser la consecuencia de nuestras ma y a su entorno.
acciones. Todo lo cual trae consigo el cambio de priori-
dades en la vida femenina, el cual permite acceder a la 5.- La vejez de Emilia
madurez por medio del reconocimiento de que el tra-
bajo y la vocación materna pueden ser conjugados. Y
de que, finalmente, a la madurez se accede c )mo pre- "Los avatares de la vida pueden destruir a una
mio para la que ha logrado consolidar una "vida pro- joven liberada, pero una vieja libre, posee una
pia", puesto que parte de esta madurez consiste en fuerza imbatible"
atreverse a "vivir en voz alta". (Emily Dickinson. Poe-
ta norteamericana). Las barreras a las que se enfrenta la mujer vieja,
El fracaso profesional sucede cuando las tareas y son en lo afectivo y en la salud y en la actividad. En
responsabilidades femeninas —es decir, ser hija, esposa o cuanto a lo afectivo y a la salud física, es necesaria la
madre— se oponen a su realización, desarrollo y de- reconsideración de la menopausia, para que se refute
sempeño educativo, laboral y profesional propio, debi- la tradicional desvalorización las mujeres por la ce-
do al sacrificio en aras de esas supuestas responsabili- sación de su capacidad reproductiva, acompañada de la
dades tradicionales (al parecer imperativas). Veamos supuesta disminución de la respuesta erótica femenina.
cuales de éstas son las más comunes: llevar a la mamá También es el caso de otros malestares físicos durante el
al doctor... acompañar al esposo a comprar corbatas... ciclo de la vida femenina. (Cfr. Reiz, Rosetta. 1984).
al niño al dentista... esperar al plomero y hacerla de Ha de asimilarse la pérdida de todo aquello que
"chofer" de los niños para llevarlos a sus clases particu- mistifica y enmascara una dura realidad: el hecho de
que el atractivo sexual femenino está centrado, en gran
106
107
medida, solamente en atributos físicos de la belleza en una sola clase social. Utópico, porque va en contra de
la primera juventud. Y que el valor femenino, en mu- los mitos que han nutrido la historia medieval hasta la
chos casos -para las propias mujeres- se centra en su modernidad. Y desafortunadamente solo es viable
función reproductora. Para muchas personas aún no para una clase social, porque las mujeres de las clases
existe un ideal de valor para la madurez de las mujeres; desprotegidas carecen de cosas más importantes que la
y sí lo hay para la madurez, y aún la vejez, de los hom- educación; y las pocas mujeres de las clases más favo-
bres. Ellos pueden ser "feos, fuertes y formales", recidas, no requieren de educación, porque ellas sí tie-
y maduros y viejos conservan su valor. Las muje- nen a sus "príncipes azules" para que las protejan del
res pierden muy pronto la fragilidad de la belleza juve- crecimiento efectivo
nil. La nueva educación permitirá encontrar valores
POESIA
más duraderos para las mujeres en la vejez. La solida-
ridad humana ilustrada por la sabiduría, por ejemplo. ROSA DE LA TARDE
La entrada a la madurez activa de las mujeres es Cuando sea vieja, vestiré de morado,
la época de mayor productividad -femenina y con un sombrero rojo que ni haga juego,
masculina- que puede y debe culminar en una anciani- ni me quede bien,
dad realizada. Se ha de estar atenta al riesgo de que la y me gastaré el dinero de mi jubilación
jubilación temprana no anule la rica experiencia alma- en coñac y guantes de verano,
cenada de toda una vida. La jubilación tiene sentido y sandalias de raso.
cuando se visualiza otro tipo de trabajo creador, que Y diré que no hay dinero para mantequilla.
por alguna circunstancia no ha podido ser realizado Me sentaré en el pavimento
plenamente. Cada vejez es el resultado final é-e una vi- cuando esté cansada
da, que si es de gran productividad y experiencia, hará y devoraré muestras de las tiendas
la vejez más rica, eliminando la visión de la vieja arrin- y oprimiré los botones de alarma
conada por su familia, comodín de la nada. Se levanta y rasparé con mi bastón los barandales de las calles.
la imagen de la mujer que trabaja para sí y para el me- Y compensaré la austeridad de mi lejana juventud.
joramiento social; aquella mujer es la que nunca está Saldré a caminar bajo la lluvia en zapatillas,
sola. y arrancaré flores de jardines ajenos
Por último, en este momento de la plenitud de la y aprenderé a escupir...
sabiduría, el desarrollo de la religiosidad es imperati- Pero, tal vez debiera practicar un poco todo eso
vo, de manera que una se prepare a integrarse -re- desde ahora.
ligarse- con el todo, de acuerdo con el clima de creen- Así la gente que me conoce no se asombrará,
cias que haya alimentado en su existencia. ni se escandalizará al ver que, de pronto,
Para terminar he de señalar las limitaciones obvias soy vieja y me empiezo a vestir de morado.
de este esquema que he ofrecido a ustedes, de la nueva
educación femenina. Es utópico yademás se centra en Jenny Joseph Poeta norteamericana

108 109
CONCLUSIONES
y cuestiones pendientes
Llegamos al final del recorrido. Dirigimos la mirada
hacia atrás escuchando las voces de nuestras madres y
abuelas. Reflexionamos también sobre el futuro del
género. El camino seguía el propósito básico de reen-
contrarnos con las que nos precedieron en el ser y en el
quehacer de la mujer mexicana. Buscamos en sus imá-
genes ya depositadas en la historia, un reflejo para con-
formar la nuestra. Descubrimos en esa figura lo que
aún encarnamos de ellas, haciéndolo presente, anali-
zándolo y desechándolo.
"Sordas y mudas" querían a las antiguas mexica-
nas y, recluídas en los conventos, a las que deseaban una
vocación más allá de la maternidad, descubriendo pe-
nosamente la cultura en acción auto-didacta y final-
mente derrotadas por el clima de opinión de los tiem-
pos, en la certeza de ser: "yo la peor de todas". Los
aires de la independencia tocan a la mujer que pasa
de ser "la esclava que se libera", a la madre-maes-
tra. La maestra de todas la mujeres, que levanta
la lucha por la liberación femenina en congresos, aren-
gas y revistas feministas mostrando el camino de la
igualdad y la independencia. Sofía se desdibuja y se
avizora la construcción de Emilia.
Las Emilias del siglo XX heredamos de las anti-
guas mexicanas el método de enseñanza de LA EDUCA-
CION MATRILINEAL: "Lo que sólo las mujeres ense-
ñan y aprenden de y para otras mujeres", punto de
arranque de la cultura feminista que se apoya en la
idea marxista de que "la educadora debe ser educa-
da". Ya no por los hombres que nos presentan sólo dos
imágenes femeninas maniqueas: madre-diosa, pros-
tituta-villana. Tendrá que ser por nosotras a través de
los "estudios de mujeres".
De las colonizadas aprendimos la creatividad del
método feminista de la educación, que supera las limita-

113
ciones del enmascaramiento y la indiferencia caracte-
rísticos de la educación tradicional -para mujeres-, con nos han querido los educadores patriarcales. Mujeres
de "carne y hueso", unas más empeñadas que otras en
base en la AUTOEDUCACION FEMENINA. Sistema que
investiga, con una óptica nueva, la cultura masculina. alcanzar la libertad y la independencia. Cada una con
Crea sus propios instrumentos de análisis en la lectura sus propios intereses y razones de vida.
feminista de los textos. No rechaza la cultura patriarcal No puedo terminar este libro sin referirme a la
sino que se apropia de sus "insights" DESCONSTRU- EDUCACION FEMINISTA. Los logros son modestos y se
han ido construyendo penosamente en el texto. Lo úni-
YENDO la tradición teológica, filosófica y científica
para apoyar el ser y el quehacer feminista. co que me parece que ha quedado claro es que se trata
Las señoritas mexicanas del siglo XIX participaron ac- de una educación para mujeres. Pienso que también
tivamente en la lucha por la independencia del país. Y puede aceptarse que esta educación se origina y evolu-
así culminaron en la propia independencia de sus 'con- ciona a través del pensamiento feminista que re-
quistadores'. (Igual que las sufragistas norteamerica- construye la cultura hasta hace poco sólo escrita y leída
nas de Seneca Falls, que luchando contra la esclavitud en clave masculina.
de los negros, tomaron conciencia de su propia esclavi- Resulta también claro que el énfasis mayor está en
tud como mujeres, iniciando la lucha por el sufragio la educación del carácter, es decir, en la formación de
femenino.) La educación que nos legaron fue política: actitudes morales que propicien la independencia y la
fundaron clubs, revistas, realizaron congresos, uniones libertad del género. La libertad entendida como poder
sindicales y así hicieron evidente para todas la necesi- de decisión personal frente a las opciones vitales. Y la
dad de la UNION DEL GENERO, como condición de po- independencia como la asertividad del propio ser y
sibilidad para lograr la igualdad, conservando la dife- quehacer femenino. Creo importante destacar que el
capítulo de la formación del carácter se estudia poco en
rencia.
De la educación MATRILINEAL, a la AUTO- las escuelas. Se piensa, en la mayoría de los casos, que
EDUCACIÓN, se continuó con la educación formal la formación intelectual trae necesariamente como
femenina. De la unión de las mujeres en la escuela nor- consecuencia la formación moral. Las educadoras sa-
mal de maestras, a la cátedra universitaria de los estu- bemos que la erudición científica no supone automáti-
dios de mujeres, que representan la profesionalización camente el desarrollo de la sabiduría. (Cfr. Hierro, G.
de la cultura femenina en el aquí y en el ahora. Estos 1989 "La prudencia").
estudios de mujeres son "el brazos académico del mo- La educación del carácter es la educación moral
vimiento feminista". que supone, para nosotras, una ética del género. Inten-
En el último capítulo de este recorrido, "a vuelo de té desarrollar una en forma esquemática en mi libro
paloma que se escapó del nido", se marcan las pistas Etica y Feminismo. Necesariamente requiere de mo-
para el nuevo camino abierto a las Emilias, cuidadosa dificaciones y complementaciones críticas. Sólo se ofrece
y amorosamente observadas desde la infancia hasta la como un primer acercamiento al problema.
vejez. Ni diosas madres ni malvadas prostitutas como Finalmente, para la educación intelectual de las
mujeres ésta aparece tratada brillantemente en los Es-
114
115
tudios de Mujeres en la mayoría de las universidades minista.
del mundo. En las nuestras ya se abrieron varias cáte- b) La parte práctica está constituida por la lucha
dras en la UNAM y en la UAM . La creación científi- política feminista por imponer los intereses de las mu-
ca feminista es ya una realidad. jeres tal como ellas mismas los entienden. Se está vi-
Es así como vamos cocinando y tejiendo nuestro viendo la revolución de la vida cotidiana.
caldo y nuestra red. La utopía feminista se centra en lograr que lo que
hacemos las mujeres y cómo lo hacemos, sea un trabajo
La Etica Feminista del interés. humano, libre y digno.
La Etica feminista del interés abre la posibilidad de la
creación de una nueva forma de vida para las mujeres,
y también para los hombres que las acompañan.
El punto de partida de esta Etica surge de la toma de
conciencia, por parte de las mujeres, de su condición
de opresión. La opresión significa no concederle a un
ser humano su calidad de persona. Es decir, impedirle
su desarrollo como ser libre, inteligente y digno. Un
ser oprimido no puede llevar a cabo el ideal ético de al-
canzar su propia felicidad y contribuir al bienestar de
los demás. La toma de conciencia de la condición de
opresión supone por parte de las mujeres, la convicción
de que este estado de cosas puede, y sobre todo debe
ser superado por nosotras mismas y sólo por nosotras
mismas.
La condición opresiva se vive entonces, como un
estado de injusticia que debe ser superado a través de
la lucha feminista. Esta lucha tiene dos vertientes: una
teórica y otra práctica.
a) La teórica consiste en el estudio de la condición
femenina y la creación de la cultura femenina. Los es-
tudios de las mujeres han demostrado que no se es mu-
jer por una condición biológica; que el ser mujer, como
el ser hombre, es producto del condicionamiento social
y obedece a los intereses patriarcales. Se está viviendo
una revolución cultural con base en la metodología fe-

116 117
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De la domesticación a la educación de las mexicanas,


en su segunda edición, corregida, se terminó de imprimir el 2
de diciembre de 1990 en los talleres de Obra Citada S. A.
La edición estuvo al cuidado de la autora y de José Alfredo
Torres. El tira¡e fue de 1,000 ejemplares.

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