Está en la página 1de 114

Eve Kosofsky Sedgwick

Traducción de 1\.'.faria José Bclbel Hul1ejus y Rocío h1artinez Rancdo


Edición de l'vlaría José Belbcl Bnllejos

Estudios de
,
Genero -
-
-m @11
Pul1licado por Editorial /dpucrto, lviadrid, en 2018. Edición a cargo de Iv!arÍ<-t José Bclhci
Hallcjos dentro de la colección Estudios de Género. Tradnceió11 de Touclúngl---celinp;. ,-1/fó:t,
Pedop;op,:1¡, Pn.J"'nnnativity de EYe K.osofsky Sedg-,vick pnblicado por Dnkc lJniversity Press,
Durharn y Londres, en 200.'3.

La traducción de este libro fue realú,acb por l\tlaría .José Bclbcl Bnllcjos y Rocío l'vLutínez Raneclo
(capítulos.! y 2) y la colaboración <le José Iv1anucl Bueso en la edicíón de ·los teA"tos.

1-",.gradeee111os cspccialn1entc el apo:vo de Tan1ara Diaz Bringas, Ha1 Sedg,vic1', Diane Grossé, Clau-
dia Conson, l'vfichae1 IVIoon, Jonathan Cok1herg, ]'daría Unceta, Isiar Rozas, Julia l\/for(ludeira,
ParaT WºMº
lVl anueJ Sega de, Diego del Pozo, Sally Gutié.rrez, Orestcs Hurtado, Alicia Pinleílo, Í'...l11paro Badio-
cori xni 'l'idfculo a.'mor
la, Jorge García Gila, Jesús Gil Hcrnúndcz, Césrrr R. A1table, Susaua Talayero, Azucena Vieites,
.Joaquín Vázquez, Fernando He1be1 Laynez y Palorna U ria para llevar a caho esLe proyecto.

El epígrafe del principio de "Tnterludio, Pedngó,~ico" se titula "La Esperanza" y se encuentra en


1'he Coniplele Poerns de Randa11 Jarrell.

ln1agen de portada de Jndith Scott © 1999 de Lean Borensztein, reproducida g;racias al a11K1.ble
pcnniso de su autor.
Texto (e) 2003 por Eve Kosofüky Scdg>>ick
CopyTight de la traducción (e) María José Belbel Bullejos y llodo .:\.1artínez Rancdo, 2018.
Copyriglü del prólogo a la edícióu española© J'\.laría José Bclbcl Bullcjos, 2018.

El lihro fue diseñado por ferranE10Lro Studio e.11 l\Jedellín, Colon1hia. e ilnpreso por i'-t.11ograí
!1npressors en Barcelona, España.

TSBN 978-84-381-0511-5

Distribuido por lJDL Libros, i\zuqueca de llenares.


\V\vw.udllibros,corn

Todos loe; r.lereclws reservados: ninguna parte dr este hbro puede ser reproducida en cualquie1·
medio, por in1prcsión,_fotocopía o cualquier o!rn 1nediu, !>in el perrniso por escrito del editor.

li
11
l!:i
\i
l'I
vn Prólogo: un sentido de posibilidad

·xxi i\.gradeci.rnientos

3 Introducción

29 Interludio, pedagógico

39 Ci\PÍTULO UNO
Vergüenza) teatralidad y pc1formati"'l.-idad qnecr: .El arte de la novela de
I-Icnry J aJ11cs

71 CAPÍTUlD DOS
En torno al perfür]nativo: vecindades periperfOrunati,ras en la narrativa
de1 sig1o XTX

97 CAPÍTULO TRES
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de SHva.11 Tonnkins
(escrito con Adam Frank)

129 CAJ'ÍTULO CU1\TRO


Lectura paranoica y lectura reparadora., o, eres tan paranoü:o,
que quizás pienses que este texto se refiere a ti

159 C/\PÍTULO CINCO


La pedagogía del budisn10

í 89 Bibliografía

197 Índice
vii_

J)edicrrdo a lviigu.el Benlloch 1 u1Ttigo fn,t-imo .desde 1.970. STEAfPRF RP.IJAS1


TPTGjTPT'J<:

La ir.npos:ibiiidad de ensefíar. La in1posihil~dad de, Recibo 1'l invita-


ción de Maria José en _i\zala (Lasierrai ATaba), en plena sesión con los
estudiantes del máster en Investigación y Creación en Arte ( UPV / EIIU ).
Exploran1os la materialidad del lenguajci su sonoridad1 su sustancia
tOnica y rítnrica. Hoy cada una hace algo para las den1ás. Escuchamos
'llJ1nerahles, compa.rtin1os ]a e:x'Periencia de aprender juntas. Acaba-
n1os de estar tn1nbadas cinco minutos escuchando ]a h11posibilidad
del silencio.
En una lista hecha a lnano con rotulador plateado sobre pape!
negro tengo el non1bre de Sedgvvick entre Zambrano, Kristeva, 1Icji-
nian, Cavarero, Stein. Algu.nas. Escritoras pendientes, in1posihles que
probablernente 111u1ca terminaré de leer.
En el año 2015 co-cdité con Quim Pujol el Hbro f{jercü:ios de
ocupación. A}Cctos, vida .Y trabajo. Ahí publicru11os, entre otros teA'ios
sobre los afectos, 1a traducción que María J o._-;;;é hizo N castc1ku10 de
"La vergüenza en el plieg11e cibernético. Una lectura de Silvan 1'om-
kins". Eve Kosofsky Sedg>,ick con Maria José Belbel Bullejos, con gra-
titud a las dos.
- IXIAR Ro/.J\S, co1n1111icación por correo electró11icu1 16 de tehrero de 2018

La prin1era vez que escuché a Scdg1-,,ick h1e en 1986; después la volví


a leer y cada vez que lo hacia su escritura me pedía que pensara de
una for1na diferente a co1no lo hago nur111ahnente. Nuestras sensi-
biHdades son en algunos aspectos con1plctan1ente difere11tcs. Ella es
una apasionada investigadora literaria y una pensadora innovadora,
nricntras que rr1i propia for1nación es, para lo bueno y para lo ma]o, la
de una filósofa más lineal a nivel conceptual[.,.] Una parte del desafio
que la obra de Sedgwick me ha planteado ha sido la posibilidad de
rnotivar1ne a pensar en contra de las censuras que el pensan1iento r:i-
gurosa1nente lógico establece. Y, por supuesto, eso lo ha hecho 1nucbo
Ylll Prólogo
Prólogo ix

n1ás interesante)''ª que Sed_gyvic1' es u11a pensadora profu_ndarnente bien es un n1oti'lO de satisfc1cción que 12 obra de _But1er sei:1 accesible en nuestro
conccptual 1 aunque ±Orn1u1a los conceptos y los re1aciona entre si de idJlHna (su_ prhne-r libro taTdó once años en traducirse, en l.a ·versión publicada
una 1r1anera que prozluce disonancias ·y pcrcepcioDes nuevas con 111n- por Paidós en 2001) dentro del ProgT<nna de Estvdios de Género della Univer-
cha frecucnl'ia. A la vez 1 su escritura tan1poco se puede separar de las sidad de México), es e'v'idente que 1 una vez n1ás, se pretende que u:i1 solo autor
fig11ras litcrarias 1 de su tonalid::u:l) de una fo1111a de lírica poética. Leer- o autora Tepresentc a todo un n10\in1icnto cornplcjo y ele gran plura1idact Con
la me ha hecho más capaz y, por ello, le estoy agradecida !,,, I, Leer y ello se in1pide a los lectores acceder a los contextos en los que suTgc la historia,
dar c1ases sobre Sedg\·Vick [.. .] n1c ba obligado a pensar de un n1odo en ]a riqueza y 1a dhrersidad de toda una corriente de pensa1niento y de sus derivasº
que no sabia que se pudiera pensar- y, aún asi, q_ue continuara s]endo Juditl1 Butler ha ido an1plJando sus focos de -interés teórico de forn1a nota-
pensanllento. ble en los últin1os quince años (y en especial desde el 11 de septiernhre de 2001 ),
- JlJDlTil BlITLER¡ "Capacit:y", 2002 volcándose además en -intervenciones fllosoíicas política Egadas a los n10\l111ien-
tos sociales y a la política a escala nacional e internacional. Pero quizás resulten
n1enos conocidas para un público rr1ás amplio las aportaciones de E\re Kosofs-
Eve Kosofsky Sed¡;wick (Dayl:on, Ohio, 1950-Nneva York, 2009), cofondadorn ky Sedgvvick a1 desarrollo de la teoría de los afectos, y las claves que nos briJJda
de la teoría qneer y figura clave de 1a teoría de los a1ectos 1 fu_e poeta) profesora, y para ente11dcr la construcción de la subjetividad y problc1natizar el autoritarisn10
artista vi'Sual del tex.-til1 }', adelnás, una de las -fign:ras más re1evantes en la teoría cicntifico-psicoanalítico-exclush.rista de la inodcrnidad, todo e1lo acon1pañado de
literaria de los últin1os cuarenta años. Por todo ello resulta incuestionable la per- la relcctura crítica que la autora l1acc de su propio trabajo a la 1uz de los debates
tinencia de traducir a1 castellano el conjunto de su obra, de la que prescnta111os teóricos en los que ha participado. Nos atreve1nos a decir qucJ en su co1nplejidad,
aquí su último libro escrito en vida: Tocar /a,fibm, AfectoH Pedagogía Pei:fimnat'i- 1os textos de Sedg,'\vick son audaz y radicalmente políticos, pero, ft1izn1ente, 1no
vidad [Touching Feeling. irlfect Pedagogy Performativity], un teA'to funda1nentaJ son ni moralistas ni prescriptivos, y de ahí que el tít111-o de este prólogo apele a un
para la teoría conte1nporánea ele los afectos. El trabnjo de Eve Kosofsky Sedgvvick (triple) sentido de posibilidad,' un sentido político: es decir, de los afectos y de su
no solo constitnyen aportaciones imprescindibles a ca1npos como los csh1clios de textura; 'Un sentido peclagóg-ico: es decir, de qué se hace con el conocüniento; y
género, los estudios te1ninistas, los cstu_dios sobre sexualidad, y a la postre, a la un sentido ]Je'([orrnati-vo: es decir, de los debates sobre las esencias tutela d_e
forn1aclón de lo que conoce1nos como teoría queer; tarnbién nos brinda herra- lo lingiiístico sobre otras für1nas de conocimiento. Junto a su notable apo1tación
mientas potentes para 1a an1pliación y refOrn1u1ación de la teoría de 1os afectos) y a los estudios terninistas y de género mediante la teoría q_uecr, la escritura de
de lo que entendemos por política) 1nosh'ándonos cón10 construir pedagogías del Sedgvd_ck es tan1bién esencial para replantearnos lo que ente11d.emos por politica
conocin1iento y modos de hacer no binarios. (sobre todo frente a una cierta versión inuy e1npohrecida y silnplista de ésta úl-
Si hacemos un repaso por la obra de Sedgwick publicada en castellano, tima). Y tainbién debe ayudarnos a repensar -por poner un ejen1plo en relación
hallamos que su único libro traducido al co111pleto hasta la fecha es Episterrtolo- a las políticas feministas- a unas identidades de género fnertes, ginocéntricas,
p.;ía clel (trn1ario (Ediciones de La Te111pestadi 1998; traducción de Teresa B1adé algo shnp1istas y hil1a1ias y que ponen el acento -en la práctica- anás en la lu-
Costa), que en este n101nento se encuentra descatalogado. En 2002, en la re- cha contra el patriarcado que en la lucha contra el heteropatriarcado. Ojalá lT1le
copilación de ensayos Seit'ualidades trarzsgresoras: Una antolog;ía de estudios equivoque, y e1 Estado no for1nule, apelando al fe1ninis1no, políticas prescrlpti-
queer, editada por Rafael Mérida para la }--:,ditoria1 Icaria) se incluye una traduc- vasJ prohibicionistas, autoritarias y excluyentes con los sectores de 1a disidencia
ción de "Quecr and No\v" [Queer y ahora], un texto de Tendencies [Tendencias] seA'1Ja1 más inarginados de los que con gran ac-Ue1io hau hablado autoras con10
(1993), También encontramos en la red (www,inventandopolvora,org/textos/ Gaylc Rubír1, Gail Peterson, Judith VValko\vitz, 'i;Vendy Brovv1n, por citar a unas
Scdgwick) una versión española del capítulo primero de Tocar lafihm ("Henry pocas y toda la corriente del activisn10 +e1ninista deno1ninado, desde las grandes
James's Art of the Novel" [El mte de la novela de Henry James]), traducida por po1érnicas de las se,_T 7.L'ars de 1os años ochenta, "pro-sexo". :Es tarea nuestra no
Víctor Manuel Rodríguez Sarnriento. volver a dividir el f€minisn10 mediante el uso, una vez más, de n1odelos binm:ios,
I1oy en día, la teo1ia queer ha pasado a f01111ar parte de los estudios de géne- Al describir la escritura de Eve ICosofsky Sedg1:vü:k1 Michael Lucey (ftu1-
ro acadénllcos, como teoría de1 género y de la sexualidad con presencia interdis- dador y director del Centro para el Estudio de la Cultura de la Sexualidad de la
ciplinar y transversa] en nu1nerosos depa1tan1entos universitarios. Pero la única Universidad_ de Bcrke1ev) se refiere a un llcrouiinJzz'.ng ef.J'ectJ un efecto de aleja-
teórica queer cuya obra se traduce regn1arn1ente al casteHano es Judith Butler. Si 1niento y 11Jptura de las rutinas n1as afianzadas de nuestro pcnsan1Jento) que nos
Prólogo Prólogo xi

hace sentir al leerla "que [nos] sería posible vo]ver a pensar de fi::n1:na innO,/ado- a Lsp,rfia _,_i\s] n1is1no, debo señalar el interés qne n1c l:i.abian suscitado
ra". Creo que ésta es una de las gTandcs aportaciones que el estudio de 1a obra de sus reflexiones sobre "In posició11 depresiva''' J un concepto clave en 1a obra de
Sedgvd_ck nos proporciona. Mclanie l(_lch1 del que nunca había oído h;:-i.blar. resaltaba ade1nás
La ausencia de traducciones del conjunto de ]a obra de una arntora tan ün- la in1portanci.a de ol1ras corno el l)Ü:cinnario del }Jensa'!Jl'iento klcineano de
prescindiblc como Sedg--.,.-vick rne ha hecl10 plantcarn1e el objcti'lO de traducix, R.D. l-Jinshel'.,voud y 1~1elarrie J{lein.~ Her }TTork irt C'onte:r:t [La in1porta:ncia del
editar y publicar su trabajo. En el plano personal, adc1rr1ás, la lectura. de ]os texios conteA'i:o en lia obra de :tvlclanie IGeln] de JVIeira _Likier111ani do.'1 tcA'tos secun-
de Sedgvvick en inglés a lo largo de los aüos n1e había llevado a la conclusión de darios que nuestra autora consideraba con10 "abso1utan1cnte indispensables)
que se h·ataba de la filósofu -la autora terni:nista J' quc'CT- oon la que rnás me si realmente queren:i.os utilizar el pensarn1ento de ](]ein". Se daba la circuns-
identificaba, y la que n1ás me habla aytH_.lado a entender la c:onstrucción de n11 tancia de q_uc yo ya l1ab-ía comprado estas dos obras antes de 1eer Shanze ancl
propia subjetividad dentro del sistema hcteropatriarcal También influyó el gran Its S'isters y Tocar lajlbra, antes de leer el cu_sayo "Mclan-ie IGcin y 1a diferencia
in1pacto que me supuso co11ocer a :Eve e11 persona durante el scn1inario Crítica que supone el afecto", y aún antes de leer ala propiaJ<Jein. l-J!:ablando de estas
§¿ueer: Narrativas disidentes e broención de subjetividad, dirigido por Paul B. dos obras y de su efecto sobre mí, se podiía aplicar el concepto scdgiv,,ci.ckiano de
Preciado y organizado por UNIAArteypensan1iento en Sevilla en 2007i en el que '1ibro de :fiJLntasía" Lecturas que per1.saba que 11ecesit:1.ba y que obedecían a 1111
participé presentando d trabajo "Hot tapie is thc way wc rhyme" (Le Tigre) sobre necesidad {_le salir de un exclusi,is]·no "l1ege1nónico" freudü-1no con:i.o ideología
la relación entre la 1núsica pop, la presentación corporal y el esti1o co1no resisten- no cuestionada en el acti,,ris1no que se antodeno1nina "contrahegernón-ico" y
cia en las subculturas de género. En dicho seminario) Eve l(. Scdg;,vick ilnpartió de la tiranía de ]o lingüístico 1 y que ta1nbién incluía un intcr·és por la obra de
el curso inonográfico "Proust y los dioses queer" y dictó una conferencia titulada Ferenzci. Ta.1nbién se daba la circunstancia) a nivel personali que una. vez que
"La represi611 y sus alternativas: IVIás allá de las rutinas de la teoría queer". le co.rncnté a Evc [(. Sedgvvick que :rne encontraba "a1go deprü:nida", ella n1e
La noche que nos conocimos, tuvi111os una conversación rnuy divertida; en contestó que pensaba que yo no estaba deprimida. sino que estaba pasando
ella participaron además de la autora, su lTiarido Hal Sedgvvick1 Didier Eribon por "un estado de scntirnientos interesante" [an intercsting state of íeelings],
y yo. Al día sig11iente por 1a 1nañana, Evc me comentó: "sabes una cosa., Jvlaría lo que rne llevó a contestarle rápidan1ente con un correo electrónico que se
José, soy bast:1nte n1onja", a lo que yo le contesté: "yo tan1hién" y ella ine respon- titulaba "un estado ele sentimientos interesante se va a Nueva York" [interes-
dió "ya rne 11c dado cuenta". I~a relación personal con Eve l(. Sedgvvü:k continuó ting state of fec1ings goes to Ne1,v York], la cirndad donde eHa residía en ese
hasta su fallecin1iento, y se continúa más allá ele éste n1ediante el estudio de su moinento y a donde fui a 1,isitar a cl1a y a I--lal Sedgvvick en la prirnavcra del
obra y la relación con personas de su entorno n1ás cercano, en especial con su 2008, De alguna manera conecté ese "interesante estado de seIJ.tin1]entos" con
marido Ha1 Sedgvvick. Gracias a Eve, conocí a su antiguo alumno Ada1n J:<'rank, la posición depresiva co1no algo distinto a la depresión.
co-editor de Sham,e and Its Sisters [La vergiienza y sus hermanas], y a Claudia JVIás ade1ante, en Conocilniento.feminista ?! políticas de traducción I (Ai:-
Gonson, buena an1iga y antig1_i1_a alun1na de Sedgvvick y 1niembro del grupo n1n- teleku1 2013)) traduje "Pensar a través de la teoría queer". lJicho tc:Ai:o, junto al
sical The Mag:netic Fields, mi grupo rnusical estadounidense contemporáneo anteriuTmentc citado sobre JV1eianie I\]eini se había. publicado de forn1a póstu-
preferido al que había visto actuar en directo en un concierto en Madrid donde ma en 17ie Weather in Prou3t [El tiempo en Pronst] (2011), el libro editado por
actuaron co1no teloneros otro g:rt1Lpo favorito nTÍo: Astrud. Ta1nbién cuento con Jonathan Goldberg, albacea literario de Sedg'<-v-Ilck, En Conocim'iento.fem'i'nista
la amabilidad y disponibilidad como "amigos de mi proyecto" de Michad Moon JI politica,_r.; de traclucc·/ón JI (A1-teleku 2014), t:rad1~je tres capítulos de Tocar la
y Jonatban Goldberg. ,/ibrai ("Introducción") "Lectura paranoica / lech1Ta reparadora) o eres tan pa-
En una publicación que forn1ó parte del proyecto Vitrina::,·) que Erreakzioa ra11oico que scg11ro que piensas que este teA'to se refiere a ti" y "La pedagogía
realizó para el TVIUSAC en 2012, traduje, junto a Rocío Martinez Ranedo, el del budisn:10"). l~os teA'tos para Alteleku se publicaron en una edición bilingüe
artículo de Scdgwick titulado "Mdanie Klein y la diferencia que supone el euskara/ castellano 1 algo que creo habría encantado a la propia Sedg·;,,;vick, una
afecto". El motivo principal flJ_e darlo a conocer a inodo de l101nenaje, pues de cuyas frases, tan sencilla con10 incmorable1 y qnc jamás olvido es "n.o t'/ene
i10 se me ocurría nada inejor que contribuir a la difusión del trabajo realiza- por qué ser ·necesarüunente asf'. Lo rnisn10 n1c 8ucedc con otra frase igualn1entc
do por Sedg-.vick con posterioridad a su trabajo de ten1ática específican1ente senciUay m.c111orable suya -si nos la ton1a1nos lo bastante en serio-i esta vez una
quecr y, n1ás aún, cuando una versión de dicho ensayo se habla presentado en frase que constituye el axio1na I en 1a Introducción 1\,--d.01Ti.ática de AjJisten1olog'Ía
la conferencia anteriorrnente citada que la autora dictó en Sevilla en su único del arrnario: 'las personas son diferentes entre sí".
Xll Prólogo xiií

En 20151 l::riar Rozas :Y Clrnirn Pt\iol recabaron mi colaboración para esco- En su scg11ndo libro, Betineen lvfen: 1!,nglish Literature and lt1ale rion2oso-
ger un ensayo de Scdgv1,'1ck a publicar en el volun1cn Ejercü;ios .de ocuz;ación.º cial _l)esire [Entre ho1nbres: LiteTatura inglesa y deseo ho1nosocial lTJ.asculino]
_14/Cctosj vida _y trabajo, que esta-han cocditando. Opt.a1111os por traducir "l.a (1985)) Sedgvvick CA1J1ica en el "Prcfi1cio" \rl.iJ) que se propon-la:
vergüenza en el pliegue cibcrJJético: Una lectura de Silvan 'fo111kins"i el tex---to
que Scdg¡,'lick es::ribió junto a s11 alumno Adan1 Frank para servir de introduc- Intervenir [en los estudios fen11inistasl de dos inodos diferentes" l'Su] públi-
ción a ,._c;hanze arzd Its Sisters: A .S'ilvan Ton2kins R.euder [La vergüenza en el co n1ás inmedia:to eran otras investigadoras fen1inistasº En ese n101T1ento,
plieg11e cihea·nético: Una compilación de Sllvan Ton1kinsJ, una selección de los la investigación fenninista parecia tratar de un so]o proyecto[ ... ] Iv[e mre<'Í.O
cuatro volúmenes de4ffect l1nagery Conscio·itsness [Afecto I1núgenes Concien- DecesaTio y urgente recstn1ctnrar el pensamiento ferninista en un conjun-
cia] de 'fomk-ins, puhlicada por Seclg1'vick y 11'rank en 1995. l)icha ]ntroducción to de disciplinas porque necesitaba y quería que fuera diferente) a la vez
(el capítulo ~1 de Tocar lafihra) resulta d_e gran interés por n1llltiples razones, que ll1e sentía apoyada y en11poderada en el día a día por trabajar co11 un
ya que la vergiie11za y las dinámicas que origina, (y entre ellas el pensa111iento conjunto de pensadoras fe1ni:nistas. Encontraba pa1ticular1nente oprcs1-
paranoico ) 1 es precisarnentc la constelación de afectos que 11evó a Sedg;,vick a '/ª la n1anera higiénica en la que u.n nlunero de contingencias diferentes
escribir sobre esta temática y a reflexionar con 1a ayuda de la obra de T omkins. a ni,.Tel institucional, conceptual, pohtico, ético y e111ocional prollnetía (¿,o
El ensayo contiene reflexiones de cno11_r1_e utilidad sobre la diferencia entre los amenazaba'?) alinearse de una Rnanera tan pulcra con el desarrollo de un
afectos y las pulsiones que Tornkins analizó con tanta sabiduría y q_uc pcrn1i- can1po gii1océntrico de "Estudios de las Mujeres" y en el que 1os te1nas,
ten, con10 tan acertadamente expresa Jason Ed-,,vards, "cuestionar las presu- paradigmas y el e1npl~je político de la investigación, asi CO]_TIO las propias
posiciones ]_nodernas sobre la centralidad de1 deseo a ]a hora de desarrollar investigadoras se identificaban con lo "fcn1enino" [fernale]. A la vez que
inodos diferentes de con1prender la identidad) y desafiar la creencia freucliana participaba en estas contíngencias 1 necesitaba 1nantencr lTii te en una obs-
de que u11 solo origen -fisiológico -la sexualidad o 1a líhido- co11stituye e1 ori- tinada intuición: que los cabos sueltos y los cabos cruzados <le la identidad
gen funda1ncntal y encarna, según Poucault, la "verdad" de las cn1ocioncs/ eran más Íecundos que los espacios donde la identidad, el deseo 1 el análisis
afectos, identidad ~y inotivación human.a". Más k1.rdei Sedg'\vick afirmaría en y ]as necesidades están todos a1ineados en torno a un centro.
]a Introducción de Tocar la.fibra, que "cada artículo de Tocar la fibra intenta l\!Ii inte11ción era realizar una. contribución antiseparatista y an-
de algún modo ofrecer alternativas a la habitual subordinación de 1os afectos ti-l1omó-füba a un lnovimiento ferninista con eR que me identificaba sin
a las pulsiones". problen1as.

En 1990, Sedgv\Tl_ck publica. b'pistem,afo,f!ja del armario, su obra 111ás conocida y


Un recorrido por el trabajo de Sedgvvick nos llevaría a citar su prhner libro (]unto a El género en disz1uta de But1er, que apareció e1 rnis]_no afio) uno de los
pub1icado: The Coherence ofGothic Convent'ions [La coherencia de las con- libros fundacionales de ia teoría queer1 donde nos encontra1nos con la siguiente
vc11ciones de la novela gótica], que comenzó co1no una tesis doctoral, reali- introducción axio1nática (11):
zada en la universidad de Yale, en 1980. En e] prefacio, que añadió en 1986,
la autora escribe sobre la relación que encuentra entre los relatos paranoicos El libro sostendrá q_ue ]a comprensión de casi todos los aspectos de la cu1-
propios de la novela gótica y 1os relatos estadounidenses sobre el sida. Pero tura occidental modc1na no solo es incon1pletai sino que esk'l pe1judicada
Sedgvvick señala q_ue cuando en1_pezó a escribir su tesis "el bagaje que aca- en 1o esencial en 1a rnedida en 1a q_u_e no incorpora un análisis crítico de la
rreaba no era 1a pasión sino un interés relativo y una. depresión profunda, así definición n1odcr11a de la 1101110/heteroseA-ualidad; y partirá del supuesto de
con10 un interés estructural y espacial que tenia desde hacía n1ucho tie1npo y que el terreno 111ás apropiado para iniciar este análisis teórico es 1a perspec-
que aún sigo teniendo" ("This Picrcing Bouquet: An Intervievv vvith E\re I(o- tiva re1ativa1nente dispersa de la. teoría inoderna gay y antiho1nófüba. (11)
sofsky Sedgw:ick by David L Clark", en Stephcn JVL Barber & David L. Clark
(ecls.), Regarding Sedgwick Essays on !?{,:11.eer Culture and Crit'icul Themy, Mucho se ha hablado, en los debates de las personas con1pro1netidas con la
Nueva York, Routledge, 2002, pp. 248-244). Aunque tan1bién señala que le disidcnc1a de género durante 1os año..s 90 y 1a prin1cra década del presente si-
interesaba el "aura de erotisn10 perverso y 1os secretos sexuales propios de la g101 sobre si la teoría y las teóricas queer eran "fen1inistas" o "postfen1inistas".
literatura gótica". 'fengo que decir que esta discusión siempre ha conseguido dejar1nc perp1~ja)
:.._iv Prólogo Prólogo XV

ya q_ue) corno acaba1nos de n1encionar, Scdg,vick consideró, de fi1r1na expllc1~ f~sto es cierto a pesar del extraordinario florecin1Jcnto reciente de los estu-
ta en su obra de 1986 Bctween. 1\!len. lEntrc hon1bresJ, que cHa era fen1h1.lstaJ dios gays y lésbicos, sin 1os cuales, co1no he indicado, este libro 11ubiera siclo
que su trab<:\}O era fcn1inista y que dicb_u libro consistía en "una J_ntcrv'.ención en pero este fiorecirrliento es joven y frágil, se ha1la graYernente
los estudios ternini.stas 1.,.] n1ov-Jn1iento con el que n1e identificaba {1.e lnodo no a111enazadk\ tanto desde dentro con10 de0de h1eTa de las instituciones aca-
prob1ernático" ("Preface", 'liii). Nlc pregtn1taba córno se puede discutir sobre si dé111icasJ y toda\ia depende necesarian1cnte de un foHtlo cornún lixnitado
una autora es o no ferninista o postfcn1inista (térn1ino que ronHeYa la caracte- de paradigrnas y lect1Jras.
ristica de "después del Íe1ninismo", que tanto ha preocupado a nurnerosas acti-
vistas y pensadoras ten1inistas y que tantos conflictos ha ocasionado y era lógico En 1993 Scdg1viclz publica Tendcnci.es, su obra inás dirc-"l:tan1ente política, con-
que fuera así, porque "postfe1ninismo" era un término que se entcndiía) que se sistente en un co1npi1ación de trece ensayos agrupados en tres apartados: "Queer
equiparaba, que se traduciía con10 renunciar a que las rnujeres fueran_ el Sl\jeto 1'utelage", "Crossing ofDiscourses"y "Across Genders) Across Se:\tJalities". Junto
político del terninisn10 o el stüeto político privilegiado del fen1inisn10 en rela- a los te:h'tos de hon1enaje a dos pensadores y activistas_ que f~-lllecicron por enfi:r-
ción a otras opresiones de género y sexualidad). Me preg11ntaba para q_ué sir1,re e1 1ncdades relacionadas con el sida (Craig ()v1rens y Michael Ly-ri.ch\ se encrtc1ntran
conocirniento, el trabajo intelectual tan co1nprcnnetido con el fe111inisrno, con10 el infiuyente te:h'to "A Poenl¡ is Being ..,VVritten" [Se está escribiendo un poerna]) el
el de la propia Se<lg-.vick -junto a otras n1uchas persona.s- 1 y sus propias ase'lET.a- 1-r1uy pedagógico "Ho\v 1'o Bring Your l(id_s Up (;ay: The V'ilar On :Etten1Unate
cioncs en las q_uc, de nuevo, se define con10 e1..'Plícita1ncnte terninistai e.sta ·vez en Boys" lCóm_o educar a tus hijos gays. La gu_erra contra los chicos afen1inados], a.si
su obra B'pistemología del armario (1990 ), una de las obras fundacionales de la con10 la pieza "Divinity: A I)ossicri A Pc1forrnanee Picce, A Little Understood
teoría q_ueer y que nadie podía desconocer en el Estado cspafiol: "los privllegios Ernotion" [Di\1nidad: un dossier, un trabajo de perfürn1ance) ln1a e1noción poco
del desconocer", que Sedgv,r-Ilck criticaría en un capitulo así titulado "Privilegies entendida_! sobre Divine, el gran actor y artista de perforn1ance cstadonnidensei
oflJnkno\ving: Diderot's 'rhe Nun" Ltos p1ivi1egios del desconocer: L11no:nja de co-escrita junto a su a1n_igo y colaborador Michael Moon.
DiderotJ de su sigrriente obra Tendencies de 1993. Todas las personas activistas 1 En 1994, Seclgwicl< publica su libro ele poemas Fat Art / 17ún Art [Arte
estudiosas o interesadas en la teoría del género podían acceder, aunque no su- Gordo / Arte Delgado], compuesto por tres secciones, La portada del libro nos
pieran inglés, a la lcch1ra de Ep'Ü;teninlog{a llel arrnario en castellano a paii:ir de n1uestra a unajovcnci.;:;in1a Sedgv·1rick, con el torso desnudo, en una foto en la que
1998, fecha en la que se puhlicó sn traducción. al Tetrato le falta el pezón izq1lierdo. -Dicha t~1lta nos hace recordar, según Jason
Considero in1portante citar las propias palabras de Sedgvvick in c;,_'tenso Ed,vards, la n1astecton1ía a la que se vio son1etida Sedg'-7Vick después de que le
tomadas de la Introducción 1\.,,do1nática de dicho libro) escrito -no olvidc1nos- diagnosticaran un cáncer de n1a1na :Y el enc1J_entro de la autora con su propia
cn p1ena pandc111ia del sida 1nortalidad. En la sección I, un buen número de poen1as nos ofrece porn1cnores
de las n1ucrtes ele Michae] l.y11ch y de Gary Fisher1 un alun1no afroan1ericano de
J:!,'pisternoloirf,a del arrn.ario es un libro fcrrünistaJ sobre todo en e1 sentido Sedg'hicL Tras el fallecimiento de Fisher, Sedgwick editó su obra con el tfrulo de
de que la autora de sus análisis es alguien cuyas ideas han estado influi- Gary in Your Pocket [Gary en tu bolsillo] (1996), En la sección II cabe destacar
das n1acro y inicruscópica1nente poT el fen1in_isn10 duTante un largo :pe- el poe1na narrativo '"I'race at 46", :n1-Uentras que la sección III, "The Warm Dc-
riodo de tiennpo. Sin ernbargo, en las diversas intersecciones en las que un cernbers"1 fue escrita durante nn bloqueo literario de la autora acontecido entre
estudio inconfundiblel11entc fe1ninista (esto es, centrado en el género) e 1984 y 1986) lo que supuso que dicl1a ohra fu.era la l11itad de amplia de lo que
inco11fi111dib1ernente anti-hon1ófübico (e.._.;;to es centrado en la sexualidad)
1 originahnente se había. propuesto.
han parecido divergir, este libro ha tratado sisternát-Ucan1entc de presionar En 1999i Sedg-,vick publica su obra rnás autobiográfica: A Dialog·ue on Lave
en 1a últilna dirección. Mi elección se debe principaln1ente a la considera- [Un diálogo sobre e] an1or], que da cuenta de la Telación con su terapeuta Sha-
ción de que e11 la actualidad el análisis fcn1inista está considerablen1ente nnon Van Wcy, y que la autora define con10 "1u1 haibun expandido a dos voces"
n1ás desarrollado que el análisis gay masculino o antibomofObico (teórica, (en la literatura japonesa un haibu.n es una co111posición Hteraria que con1bina 1a
política e institucionahnente). Hay más personas que se dedican a1 aná- prosa y el haiku, n1ezclando autobiografía, diario y ensayo, enh·e otros géneros).
lisis fe1ninista, se ha realizado dura:ntc 1nás tiempo, es menos precario y Esta obra1 colno señala. J ason Ed,vards, "ofrece iinportante y sugerente infi)r1na-
arriesgado (con todo, aún bastante precario y arriesgado) y ya se dispo11e ción sobre el papel de las n1t~jeres en la obra <le Sedgvvick y un conteA'tü c111cia1
de u11 conjunto de instrun1entos n1ucho 1nás an1plio para que progrese. para su reciente interés en desarrollar un trab<:\io artístico visual centrado en el
Prólogo Prólogo xvii

arte textil y en e1 budisn10". ~4 IJialog;ue on Lave nos rcveJa aclcn1ás aspectos au- de posibilidad. E1 ideal que \'ish_u11brn es el de una n1ente reccptilva a los
tobiográficos funda111entales para entender los motivos que llevaron a Sedgv.1ck pensarnlentosi que sea capaz de nutrirlos y conectarlos y que pueda sentirse
a interesarse por e1 estudio de ]as cn1ociones y los afectos, cornenzando sing1J]ar- feliz al llevar a cabo esta tarea f... l .
1nenitc por la vergiienza, el .seutinricnto que la llc.v6 a iniciar dicha investigación, A la vczJ uno de ]o.s acun1uh1th/üS relatos de TI' quizás tenga que '.TCr
Tal y como señala 1a ~v'Oz de su terapeuta, Shannon Van en esta obra con la decreciente sensación de 11na escritora de tener un fi1c1i:c centro de
gravedad en un can1po intelectual espctiflco. (EHo ha sido ocasionado por
EN RELi\CIÓN A Li\ lVlENOPACSJA, HABLA. DF. LOS SOFOCOS co:v10 ]'vlOTIVO OHIGlNi1.RTO los e11cuentros con la n1ortalidad y el budisn10) r... l q1u1e han ocasionado
QUE Li\ LLEVA AL\ TEFL'\PTA -DR.Al'vf.ATIZA._:\TJ)O LA VERGÜENZ!-\1 El" CALOR1 EL AURA unos efectos que han desplazado la conciencia -fuerte de una vocación qrne
~11.FECflVA DE SENTIRSE FATALY"l'vL.l..LA"- "l\JE HACE POSIBLE PENSAR SOBRE ET. AFECTO hizo que uu. libro corno Epistemolop;ia del ar1nario se mostrara segrnro de
COivlO TElVIA" -lv{ENCIONA HABEHSE "VISTO A SÍ l\JISlVL<\. COl'víO UNA PERSONA SI\! EJ:vlO- su inte.rvcnción en los escenarios conte1nporáneos de la sexualidad y de 1a
CTONES O STN ACCESO A ELLAS - PUDO CUESTIONAR ESTO CU)u"JDO LOS ,.\FECTOS Y L\S teoría crítica. En contrastci n1is ú1timos textos (l1an sido) el Hbro de poe-
SENSACIONES COitPOfu\LES LE LLEGARON COivíO ALGO fu"'{'l'EHi\JO, co::.v10 UN SÍNTOIVIA, n1as: Fat..!lrt / ThirtArt; A Dialogue on Love, un haibun expandido a dos
EN LOS SOFOCOS, voces; articulas periodísticos sobre el. cáncer de n1a1TILa y tu1 itrabajo cada
vez n1enos Hngiiístico centrado en el arte textiL A la vez1 y es interesante re-
A este libro le sucede Tocar la fibra en 2003. Después de la gTan eclosión dlc las saltarlo, m.i trabajo docente ha desarrollado una mayor textura y rnn n1odo
políticas queer de los ú1tin1os quince afios del siglo xx, es posible afir1nar con10 más relajado de llevarse a cabo.
hace Sedgvvick en la introducción que El título que he elegido para estos ensayos, 10ca.r lafibrai recoge Rni
intnición de que parece que existe una inti1nidad particular entre 1as textu-
parece que debido a la banalización estratégica de las políticas gays y les- ra..s y 1as emociones. Pero el n1isn10 doble sentido sentido, táctil n1ás en10-
bianas, así con10 a su resuelto distancia1niento de la relación histórica y cionali ya Jo encontran1os e:n lasil11ple palabra "tocar" (touch); e igualn1ente
presente con 1a epide1nia del sida, podría haher sucedido que haya pasado es inl1ercnte a las pa1abras "sentin1iento"/"scntir" (;!Ce[).
el mon1ento en el que la teoría tuvo una re1ación inuy productiva con el
activismo sexual en n1últiples áreas de conocin1iento. Eve l(. Sedg".vick falleció en el año 2009. Dos años después, Jonathan Gold-
berg, su albacea literario, editó 11ze Weathcr in Proust [El tien1po en Proustl, un
Y en efecto, la influyente obra que ahora pnblica1nos en castellano -quince corijunto de ensayos escritos por Sedg\l\ick durante la últh11a década de su vida,
años después de su aparición en inglés- representa su alejan1iento de un tra- cuando la autora trabajaba en un libro sobre Proust. El libro nos ofrece lJJna mi-
bajo explícito sobre temas (to11ics) de la teoría queer y su adentran1icnto en rada sobre este trabajo y pone el acento en la col1crenc-Ua y diversidad de la obra
tenias con10 el budismo, la obra de Mclanie EJein y Silvan Tomkins, los afectos de ]a autora. En palabras de la profesora y escritora LalJJren Berlant
y 1a pedagogía) lectura~ críticas sobre tendencias de pensan1icnto reciente, así
COJTIO iJnpo1tantes enstlyos sobre la pe1formatividad qucer y el afecto detern1i- 1he liVeafher i'n Proust no constituye única1nent.c un conjunto aleatorio de
nante que llevo a Sedgvvick a repensar sobre los n1is1nos: la vergüenza. la colección final de los ensayos de Eve Kosofsky Sedgwick Es un análisis
Sedgvvick describe los diferentes artículos que confor1nan Tocar la.fibra fluido y frani::o de1 conflicto entre el placer :Y ]a destrucción que confürrnan
como nuestro apego a la \1da, es una narración de h1s d.eidades que los artistas
inventan para encarnar estas dra1náticas fu.erzas <le 1a vida; y quizás, sobre
Un proyecto que analiza algu11as 11crran1ientas y técnicas que pueden ser ito<lo, es lo que ella. lla.n1ari.a "un libro de fantasía", un estín1ulo para perse-
útiles para segu_ir desarrollando tu1 pensamiento y una pedagogía no dua- guir e] afecto n1ás allá de las convenciones del pensan1iento.
listas. Muchas voces nos dicen que no pense1nos de forma dualista e incluso
nos enseñan lo que debe1nos pensar al respecto. Pero son inenos los que nos Un prólogo que nos acerque a la obra de Sedgvvick no puede dt;_jar pasar por alto
dicen co1no acon1eter dicha tarea, los hábitos y las prácticas atectiv:::ts que su trabajo con10 editora y to-editora. Junto a las obras ya citac11.s de Ga.ry Fisher
ello conlleva para que no se vean sometidos a fórmulas y inodelos prescrip- y Silvan Ton1kins, 11ay que resa1tar la "Series q' iniciada en 199.'3, una colección
tivos. E1 n1ejor resultado que espero es que el libro transn1ita [. .. ] un sentido publicada por DtIB.e Univcrsity Press 1 en1a que Scdgvvick for:n1a parte de un eqrni-
Xliii P1·ólogo

pode edito.res ccnnisionados ju11to a TYiic:hCle _/~ina Barnle1 Jona,than Go1dberg y


1V[icl1acl TYI0011. (\\.'\V\VA]uke-uprcssºedu/l.Jooks /hk_serics,p11p.)
Junto a Andre\v Sedgvvick co-editó Pe~forrnativity and Pe1,for-
rnance [Perf:or1n_ati'>·'idad y perfor1r:tance-I (1995)º 1'arnbién editó Novel Gazing.:
!!¿ueer Reall'ings-inJi'-iction [Una n1jrada a ]a no\rela. l . ecturais queer ele la novelís-
tica] (1997), y pal'ticipó en 1996 en Pop Out: rJ¿ueer Wadwl [El pop sale: Queer
'Warl101L un Hbro editado por sus alunu1os Jeunifer l)oyle, Jonathan l'lat1ey)
y José Esteban Ivíuñoz para Series Q de Duke Univcrsit}- Press, con el te;rto
1

"Queer Performativity: Warhol's Shyness / Warhol's White11ess" [Performati-


vidad quccr: la timidez de Warhol /la palidez de Warhol], Cabe destacar este
libro por la reivindicación de la figura de VVarhol con10 activista queeri frente a
la l101nófoba denostación que con frecuencia cncontra1nos en e1 análisis de la
vida y obra de dicho artista. El artículo es de gran interés tanto para e[ público en
general con10 para un sector del público especializado, un sector de 1os artistas
·visuales y <lel contexto del n1undo de las artes plásticas, cuya receptividad 11acia
el trabajo y la vida de Eve Kosofoky Sedgwick, no puedo dejar de resaltar,
Otras redes de interés para adentrarnos en el trabajo de Scdgtvick y en la in-
fluencia del n1ismo las cncontran1os en \\T\l\T\V.evekosofskysedgvii_ck.net, la página
web puesta en n1archa por su marido Hal Sedgvvick y algunos alumnos, anllgos
y colaboradores de la autora, El libro Eve Kosojilq; Sedgwick de Jason Edwards,
profesor de la Universidad de York, pnblicado en Routleclgc Critica! Thinkers en
2009, nos facilita. un acerca111iento sencillo y co1nplejo a la vez sobre Scdg;,vick.
Para terminar este texto, quiero citar a Sedgvvick en algo que tori'Cs i1os po-
demos reconocer, algo que nos toque la -fibra. EnA Dialog·u.e on Lo've, Eve relata
coino en un momento del transcurso de su terapia, le dice a su terapeuta

"Me he dado cuenta de lo q_ue quiero decir cuando te vengo con qut;_ias de
cosas que ine han pasado". Le digo. "O cuando se lo digo a otra persona.
Cuando te digo qué 11.nal me encuentro, cuanto he trab~jado sobre algo, por
todo lo que 11e tenido que pasar, solo hay una frase que quiero oír.

'Que es:

Ya basta. Pnedes
Parar ahora.'

Parar. Vivir, es decir.


Y ba.-'3ta: de sufrir.

"Algo así co1no, 'No n1e he dado cuenta qué dificil te ha resultado
todo; lo has hecho bien, has tenido que pasar por n1ucho; estás disculpada."
(Sedgwick 1999: 83)
No es 1a gratitud un afecto5 segÚJ-1 Sihra:n 'fo1nld.:ns, sino una en1oción con1pl~ja. Aún
siendo con1pl~ja, para nú es una de las en1ocio:nes n1ás felices y gratificantes. J\1i-
chael Ivioon ba sido ]a persona qu.c n1is 1nc ha aJL1Í1Tiado a Hevar a cabo este proyecto
de rnu.chas maneras diferentes, tantas que él reconocerá algtu1<.~.s y negará otras) y
cada una de ellas ha sido una nueva fo1111a de beilezai por lo nnenos para in-L ,.!\. nli
adorable pan~jaj Hal Sedg.,,vi.ckJ y a nris pach'csi Y~eon y Rita f{osofsh'}Ti para los que
todo agTadecüniento es pocoº Los interlocutores que inc han apo1tado 11na inagota-
ble fuente de ideas a 1a hora de aco111eter este tratn:\io son Stephen Barber, Laurent
Bcrlant, Judith Butlcr, Mary Campbell, Jonathan Flatlcy, A&rn Frank, Jonathan
Goldherg, Tim Güttid, David Kosafsl<y, Joe Litvak, Melissa Solomo11, Andy Parker,
Cin.dy Patton, Shannon Van 1/Vey y Josh V'\TilneL Ta111hién he de mencionaT a Alan
f\strovv 1 Iviark Baner) Laverne Berry, :1\1andy Ber(V, l{afael Carnpo, Tyler Ctuialli.1
Cathy J)avidson1 E1ic Dish1nan, Jcnnifi:.r l)oyle, l)enisc Full.brook, Claudia Gen.son,
Joe Gordon, Janet HaUey, Nelll llcrtz, Marsha Hill1 J:h11 Kll1caid, Wayne Koesten-
baun1, Nina l(opeskyT1 SongTnin y Noa1n Ray KosofukyT, Ad:1n1, Daniel y Roscmary
Lebo-1,v, Ivieredit11 J\/IcGil1, Grcgory Mcrctu1o, José Nltu1ozJ Joan Richa.rdson, Ivlary
Ru.ssoi Barbara Herrnstein Sn1ith, G:rcgT01nsoi Dan y Karen 1)\Tarner, Carolyn V\Ti-
11ian1S, Car1ie y Joe Hill VVilner, f~ric Winer y l(en V'Vissokcr1 todas e11a"O arnist:Ldcs
cuyo cariño me ha alentado a lo largo de todos et.tos estupendos añosº La temporal
Inovible)· no sectaria con1unidad sangha que sostiene n1i iinaginación budista,j1u1-
to a 1-Ial, Michael y IVlary C.J tan1bién incluye a Sharon Uu11cron1 Don T.ope0 Tina
Ivicyerhoff: Nax1C}' V\Ta1ingy la radiax1te a:n1abilidad de Ivlary Moon.
Touchinp;l~'eeh'rt~e; [Tocar ln fibra] es un palll11psesto de inateria1cs publica-
dos y no pub1icadus antcriorn1enteº Aunque n1e he ton1ado la libe1tad de revisar
aquello que he considerado oportuno, los e11sa;yos aparecen en el orden en el que
fueron escritos en su origen. Los principales présta1nos de n1ateria1 ya publicado
son los siguientes:
El interludio se dio a conocer con10 una parte de "Socratic Raptures 1 So-
cratic Ruptnres: Notes t.ovvard Quecr Pe1forrnativity" [Placeres socrúticos 1 rup-
turas socráticas: notas paTa una perfor1nathridad queer] en English Inside an.d
Out [El inglés 1,risto por dentro y por fuera], ed. J onathan Karnho1tz y Susan
Guhar (Nueva York Routledge, 1992),
Una versión del capítulo 1 se publicó con e] títu1o de "Queer Perfor111ati-
"'ity in tl1c Ne\v York ~:<lition ·Prefaces" [La perf0Tn1atividad queer en la edit'ión
neoyorquina de los Prefacios de Henry J an1es], en Ilern;y :Jarnes:r; Nezo York Ecli-
Agradecimientos Agradecimientos AXiii

tion: The Construction ·QfAutlrurshi¡J [La edición neoyorquina de los Pi"efacios


de Henry J~rnnes: la construcción de la autoría], ecl l);-rvid Mc\Alhirter (Stand_-
ford: StandfOrd Univcrsity Prcss, 1996), después de que hubiera aparecido pre-
·vian1ente en dos partes: "lnside }lenr:y Jan1cs: Tov-.,rard a LcAicon for 1'hc Art
r¡f'the J.Vovel' ["En el interior de f-Ien1}' Jarnes: 11acia un léxico de El arte de la
1 [N. de 1a T,] El libro se publicó en 2005.
novela"] 1 en l\Tegotiating ]_,csbiari and .C?ay Suhjects [Negociar los ternas lésbicos
y gays], ed. Monica Dorenkamp y Richard Hcnke (Ncw York: Routledge, 1995)
y "Queer Perforrnativity: Henry Jm11cs's TheA1t of'the _l\Tor)f;T' [PeJLforn:1athr:i<lad
Quccr: El arte de la nuvela de Henry James"], en GLQLI (199'.l) .
..._i\.dam Frank y yo publicarnos prin1cro una versión del capitulo ,'J en Criti-
ca! Inqvir,_z; (en la edición del ÜTvierno de 1995); postcriorn1ente apareció co1T1.o
la introducción a un volun1cn que edita1nos conjunta1ncntc: Sha,'Jne arul lts Sis-
ters: A S'ilvan Tornkins Reafler (IJurha1n, NC: l)uke University Pressi J995).
Una versión del capítulo 4 apareció como parte de la ÍJTtroducción a Scd-
gvvick (ccl) _Novel Gazinf!»: §2.}¡,eer J?.ea(Nng~c.: in Fictio·n (Durha1n) NC: Duke Uni-
versity PressJ 1997).
El capítulo 5 fnc un encargo de l)ona1d S. Lopcz Jr., para su edición de
Critica! Te;·rnsfor the Stud,y qf,.Buddhis1n ( Chicago: Univcrsity of Chicago Press,
de prÓJ\-in1a aparición). 1
Algunos párrafüs sobre la pcrlormatividad -que for1nan parte de la in-
troducción y de los capitu1os 1 y 2- pertenecen a la introducción que Al1d.Te'l<l
Parker y yo cscribiinos para el libro que editarnos juntos 1 PC'Jjbrniativii~z; artd
Performance (NewYork: Routledge, 1995). El debate sobre el erotismo anal de
Henry James del capitulo l retoma y amplia el análisis detallado de 1he Wings
of the Duve [Las alas de la paloma] que ya inicié en mi libro Tendencies (Dur-
ha1n: Dukc University Press, 1998)i a 1a vez que amplía dicho debate.
3

Una gran parte de los articu1os del libro Tocar la,fibr.a se han publicado antes
en otros contextos, Pero esta colección <le ensayos tan1bién representa. un pro-
yecto específico; un proyecto que ha supuesto diez años de trabajo, y que no
obsta:nte se ha negado, con creciente y terca detcrn1inación a ser lineal en su
1

estn1ctura. Creo que la inejor manera de describirlo es como un proyecto que


analiza algr11nas hcrrarnicntas y técn.icas que pueden ser útiles para seguir desa-
rrollando un pensaxnientD y una pedagogía no dualistas.
Sin duda el propio afán de pensar de forma no duahsta ha co11figurado la
1

resistencia del proyecto a dejarse n1oldcar en la fOrn1a de un arg1unento lineal


sobre un único tema y que ocupe un libro entero. Muchas voces se alzan para
pedir que pensemos de forma no dualista e incluso de paso) tarnbién para de-
1

cirnos lo q_ue debemos pensar. Pero pocas son capaces de c:xphcar la n1anera de
consegi_ürloJ o los l1ábitos y prácticas afectivas y cognitivas que se rcquiere11, y
éstos últi1nos no se dejan condensar fácHrnente en n1odelos prescriptivos. En el
m~jor de los casos espero que este libro resulte reconocible para algunas de las
n1uchas personas que trabajan con éxito en esta línea; y en la medida en que
algunos cnfOqucs puedan ser nuevos y aún estén por articular que trans1nita
1

un sentido de posibilidad. :E1 ideal que vislun1bro es el de una inente receptiva a


1os pensa1nientos, que sea capaz de nutrirlos y conectarlos y que pueda sentir.se
f{:liz al Hevar a cabo dicha tarea.
A partir de 1os años sesenta del siglo xx, sobre todo, han ]do incrementán-
dose en Occidente las referencias a enfoques no dualistas en todo tipo de dis-
cursos -acadé1nicos, profesionales o populares- en án1bitos tales corno la fisica,
el género y 1a seA'11alidad, e] arte, la psicología y el psicoanálisis, la deconstr11c-
ció111 1as relaciones postcoloniales, la pedagogía, la religión y la espiritualidad,
1a raza, la prob1en1ática ligada a incnte y cucTJH\ el movhniento de rehabilita1_-
ción (recover~y 1noven1ent) y la sociología de la ciencia (science st-udies), entre
otros inuchos ca111pos de1 saber. Pero, por supuesto, es bastante rnás tacil de-
plorar los confusos y tendenciosos efectos de los n1odelos de pcnsa1nicnto bina-
rio -y denunciar su incesante estulticia- que articular o modelar otras forn1as
de pensa1nic11to. Incluso invocar el no dualismo, como sefialan 1T1uchos sutras
budistas, supone caer directan1ente en una tran1pa dualista. Sierr1pre he dado
por hecho que e1 trabajo inás útfl que se puede hacer a este respecto probable-
mente se produzca al llegar quien escribe a los lú11ites de 1o que difíci1n1ente
puede decir -y no tiene ni n1ucho lTlenos intención de prescribir- a los den1ás:
4 Introducción Introducción 5

en un i::-ornbate con10 el de Jacob -o el taichíi que tan1bién IlO:) puede scr'v·ir ele dades que solía pensar que eran evidentes en sí mts11rms, inchüdo el pri-.rilcgio
ejen1plo- que n1czcla agencia y pashrldad, e1 }''O con e] libro y e1 rnundo, los ob- absoluto de la escritura,
jetivos del trabajo con los rned.ios p;:i.ra conscguir1os y qulzási lo que es aún rnás En el ac1a111ado pocn1a "Un .a1te''', Eli7.abeth m"·''"I' repite corno estribillo
ala.rn1ante, la inteligencia con la estupidez, Si es quizás algo alentador "el arte de perder es fácil de clonlinar". Por su insistencia en una estética puJ--
en la obstinada reticencia a la estructuración de Tocar la.fibra. gantci este poema suyo no 1nc ha glj_i.stado nnncaJ 1ne lo con10 un in1án
Entre las form_as de terquedad que este Ebro encarna (si) soy TauTo), uJ1a de que se pone en la puerta de una nevera conn1iJ1ando a la gente que está a dieta
las 1nás evidentes es su fijación con nu pequeño grupo de te;.,_"tus teóricos, todos a no abrirla. Una versión que 111c resultaría 11Jás cercana invocaría el a1ic de
ellos publicados en 1990. Soy proclive a señalar có1no ]a obsesión es la forlina "dejarse ir" y no solo cun10 un arte sino colíno un co11jtu1to de artes relacionadas.
más duradera de capital intelectual. De forrna iná.s o inenos CA'])licita, todos los En t"H.na situación ideal, la ··vida, los arnores y las ideas podrían sentarse Hbrc-
ensayos de este ]ibro exploran la estünulante sensación de posibilidades aún no n1cnte, durante un rato, en [a pahna de nna rr1ano abie1ia. J\.1c babria grnstado
agotadas, y también la frustración, que suscitan cuatro textos difíciles: Cómo ha- que 10car la.fibra resultara igua1 de abierto y tuvier<-l. _su n1.isn10 nive[ de con-
cer cosas con palabras de Jol1n Langsha\v Austin 1 el vohunen introductorio de centración. En esta introducción, yo solo puedo desvelar a1gunos de los n1uchos
l,a historia de la se~rualillad de lv1icl1el 1''oucault, El género en disputa de Judith te1nas que se han convertido en indispensables durante su escritura.
Butler y los prin1eros tres volíunenes de 4ffect 1mage'ly Consciousness de Siivan
'To1nkll1s (los pasajes que fOrn1an parte de ~')hcnne artd lts Sisters [La vergiienza
y sus hern1anas] de 'fon1ki11s 1 el libro que edité junto a Adan1 Frank). Además, Pertormatlvldad y ¡:¡ertmmam:e
excepto el trabajo de 1'onikins que es 1nenos conocido, inis ensayos responden a
la recepción pedagógica y critica y a los usos que se han dado a estos h1Íluyentes Tocar la fibra nace de la intransigente fascinación que suscitan algunas ilnpli-
textos, y a n1enudo lo hacen con la exasperación revitalizadora, aunque a veces i:aciones y efectos que rodean el trabajo fundacional sobre las oracio11es perfor-
ta1nbién áspera e ingrata, que dicha recepción n1c ha producido. Lo que yo qui- n1ativas de J.L. Austin. f\unque el concepto de perfor1natividad ha in1pu1sado
siera q_ue fuera ig11ahnente evidente (quizás en algi_1nos sitios lo sea), es ini sin1ple líneas de pensarrliento en diversas disciplinas notablen1ente divergentes 1 yo he
y llana gratitud por haber goz:ado del privilegio de ser ilTterlocutora en las conver- tenido n1ás en cuenta una línea de pensamiento que se ex"'tiende 1 pasando por
saciones en las q_ue he participado, y que han sido para n1í experiencias cruciales Derrida, a las prin1eras obras de Judith Butler, una linea que se ha 1nostrado
en 1o político, lo intelectual y lo in1aginativo. particularme11te fructífera en e1 desarrollo <le los estudios de género y de los
A la vczJ q_uizás uno de los relatos ac11111ulativos que se desgranan en To- estudios q_ueer a lo largo de la década de los años noventa.
car la.fibra sea el de có1no una escritora se siente cada vez n1enos atada a un El potencial "queer" del té1111ino pe1for1natividad se relaciona de fOrn1a
centro de gravedad fuerte, anclado en un can1po intelectual específico. Los en- cv'identc con 1a poca consistencia de su funda1nento onto1ógico, con10 indica
cuentros con la mortalidad y e1 budis1no, ten1as q_ue confor1nan ]os dos últimos el hecho de que el propio acuñador de1 término repudiara dicha palabra j11sto
capítulos de1 libro 1 han ocasionado, para lo bueno y para lo 1naloJ ett:ctos de cuando ésta con1enzaba su andadura intelectual. Austin inh,odujo el térn1ino
desplazamiento sobre la sólida conciencia vocacional que per1nitía a un libro pe1for111atividad en la prin1era de las conferencias que pronunció en l-Iarvard en
como E'pistemología llel armario mostrase seguro de su intervención en los 1955 (que lnás tarde fueron publicadas con e1 título de C'ó-rn,0 hacer cosas con pa-
escenarios conten1poráneos de la sexualidad y de la teorla crítica. En contraste, labras), y lo desautoriz:ó hacia la octava conferencia . .El autor recusó y de.-;n1ru1-
algunos experhnentos editoriales colaborativos han for1nado parte del trab~\io te1ó el concepto de "per:fOrinatividad", es decir, e1 nombre <lado a una t:ategoria
que he realizad.o de fOrn1a para1ela a Tocar la.fibra durante esta últin1a década: distintiva y bien acotada de enunciados que podrían oponerse a los n1erarnente
un libro de poen1as; A Dialogue on J_,ove [Un diálogo sobre el an1orJ, un haibun "constatativus" o descriptivos, señalando que "cada acto de 11abia genuino es las
expandido y realizado a dos voces; un buen número de artícu.los per]odísticos dos cosas". De este n1odo 1 el uso que la deconstrucción le ha <lado al término
sobre el cá11cer y un trabajo cada vez menos lingi.iístico centrado en el a1te "pe1for1natividad" coinienza con el reconocin1iento por parte de Austin de una
textil. A la vez 1 y es interesante resaltarlo) n1i trabajo docente ha desarroUado propiedad o aspecto que es co1nún a todas las oraciones. En contraste, la filo-
una n1ayor textura y un n1odo n1ás relajado de llevarse a cabo. Al esforzarme sofía analítica y la lingiiistica, a pesar del repudio que e} propio J\ustin hace del
por hacerle sitio en Tocar la.fibra a un sentido de la realidad que no excluyera término, han segtlido durante inucho tie1npo interesadas en la tarea de clasificar
ning1.1no de esos elen1entos, ta111blén he tenido que desasir1ne de a1gunas ver- los enunciados perfor1nativos por oposición a los constatativos,
6 Introducción introducción 7

Sin en1bargo, tal y con10 Shos11ana _Fch11an señala en 'Th_,r: L1'iemru CfHIJ.o ln1a forn1a de conocin1iento espaci.alizado, ta1 y coro.o el Knis1110 J-\ns-
Act- [ER acto de habla literariol, la propia pcrÍorn1<n1ce de A11stin en estas con- tin dice) fi.nahnentc no hay' una dis:;llH1ción bina.ria (de1 sí/no) entre los
ferencias no es nada t~lcit llna de sus astrttas características consiste en un enunciados perfOrn1ati'vos )' los no pcrforn1ativosJ paTece lnás úti1 in1.aginar
repetido tropisrno una e\i.de10tc f~1scJnación ante un tipo particular de cjcn1-
1 un conjunto de relaciones presentadas corT10 un n1apa: un n1apa donde figu-
plos de los cu_unciados pe1for1nativos. ApaTecen presentadas en prirncr lugar ren 11acia. l.a n1itad los enunciados perforu.1<1.ti,ros expHcitos 1 que se conforman
con10 perfor1nativas puras, originarias y definitorias del concepto y, finahnente, siguiendo estrict;:n11ente las :norn1as de la 1i:t1a 6, y una gran 1,rari.edad de otros
desdeñadas con un rnero "caso n1argina1 en el lírnitc", eso ad1nitiendo que sea enunciados disc1ninad.as o agrupadas in.ás cerca o inás lejos de dicho centro,
posible decir que los cjc1nplos o el concepto fu_eron capaces de "sobre-.,ritir" a dependiendo de las di-versas forn1as en las que puedan asemejarse o diferir
1a operación analítica que Austin (1970: 150) Hevó a cabo en el conjunto de de dichos ejen1plos. :En el capitulo 2 de Tocar la._fibrrt, "En torno a lo pcrfor-
sus conferencias, Sin en1bargo hay un retorno constante a cUchos enunciados n1ativo", continuaré con este irnpulso espacializador proponiendo un nuevo
con10 si no l1ubiera análisis ni argu1nentació1n, ni desn1a.J1tclan1icnto ni decons- tipo de enunciados peripc1jOrrnativos, cuya con1pleja eficacia dependerá de
trucción que realr11ente pudieran ininar o desafiar la n1anificsta evidencia de su relación tangencial así como de sus diferencias, con 1as expresiones perfor-
su fuerza eje1nplar: son las oraciones que la obra de Austin instala en nuestra rnativas explícitas.
in.ente co1no ep-íton1e de la perf-Orn1atividad sin n1ás 1 lisa y llanan1enteJ pese a lnc1uso este an1plio interés en las forn1as de[ lenguaje perfor1nativo repre-
haber (no1ninalmentc) anulado la operativridad ter1ninológica de1 propio con- senta una salida de la filiación quecr/ deconstructhra a la que n1e referí con ante-
cepto. Se trata de un grupo de oraciones n1uy conocidas) sobre las que "parece rioridad. Porque desde J acques Derrida a J udith Butler 1 la trayectoria de la teo-
claro que proferir el enunciado (por supuesto en el contexto adecuado) no con- ría literaria y de género se ha orientado cada vez n1ás lejos de (lo que pod.Tian1os
siste en clescrib,ir lo que estoy haciendo [. . .] ni en deciT que lo estoy haciendo, lla111ar) el n1on1ento gra1natica1 o el ünpulso gran1at]ca], en los debates acerca
sino que es hacerlo". Algunos ejemplos son "pro1neto", "lego", "bautizo"1 "1ne de la perfür1natividad. Per1nitasen1e que ofrezca una explicación excesivan1ente
d1scu1po", "te reto") "te condeno" (3). sirnplista cuando sostengo que tanto la deconstrucción eo1no la teoría del gé-
En este libroj voy a apartarn1e del uso de l\ustin, y ine voy a referir a es- nero se han valido de la performatividad austiniana al scir•licio de un proyecto
tos casos cjc1nplares con10 enun,ciados 11eifOrn1Jztivos e;r;¡1lfcitos. 1'ienen varios cpiste1nológico al que pod.en1os deno1ninar, de forma genera1, antiesencialista.
rasgos sintácticos y se1nánticos en co1nún: están en 1) 1a pri:n1cra persona del La perfor1natividad austiniana trata sobre có1no e] lenguaje construye o afecta
singular, 2) en el tie1npo presente, 3) en el n1odo indicativo, 4) en la voz activa) a la realidad en 1ngar de si1np1e1nente describirla. Este carácter productivo del
5) el verbo de cada oración no1nbra precisan1ente el acto (en palabras de Aus- lenguaje es inás significativo para los pro~yectos a.:ntiesencialistasi L1J.ando los
tin, la ilocución que la enunciación n1is1na lleva a cabo), 6) la locución adverbial enunciados en cuestión se encuentran más cerca de n1anifestar sin1plen1ente
"por la presente" podría ü1sertarse en cada una de ellas sin distorsionar ni su una relación descriptiva sobre alguna realidad independiente, evidcnte111en-
fürma ni su sentido. De este modo "Yo (por 1a presente) pido disculpas" pide tc e:xira-discnrsi.va. De 1noclo análogo 1 en el terreno de la historia) los n1isn1os
disculpas, "yo (por la presente) te condeno" condena) y así sncesivan1ente. proyectos antiesencialistas han puesto en prin1er p1ano las repetidas den1os-
Si la categoría enunciados 1Jer:JOr1nativos e:x:plicitos puede resultar úti1i no traciones que nos brinda. Foul'.ault sobre la fuerza productiva que poseen tanto
quiero que lo sea porque esconda los casos dudosos debajo de la alfcnnbra. Hay las t&"'i:Onornías y las disciplinas) que pretenden ser simplen1e11te descriptivasi
inuchas oraciones cuya fuerza parece sin duda pe1forn1ativa en un sentido clá- co1no las prohibiciones cuyo aparente eÍecto consiste si111plem.ente en negar,
sican1ente austiniano pero que ·vio1an todas las nor1nas antes rnencionadas. "Se Que el lenguaje en sí n1isn10 puede producir rea.Helad es la base fundai11cntal de
suspende la reunión" viola la l y la 4J por ejemplo; "la Corte dispondrá" ·viola la cualquier investigación antiesencialista.
l y 1a 2; "estás descalificado" viola la 1yla5; "lPresente!" viola la lJ la 2 y la 3 y En esa n1edida, parece que tanto la deconstrucción con10 la teoría del
quizás tainbién la 6. género están interesad.as en desplazar el concepto de lo perforn1at1vo de Aus-
Pero el interés de una categoría acotada no consiste en presentarnos otro tin de su espacio localizado en varios e11unciados o tipos de enuncia.dos que
nivel en el que jugar a1 juego de buscar excepcio11es y de entresacar los enun- lo ejernplifican, y en presentarlo, en can.nbio corr10 una. pTopicdad n1ás amplia
ciatlos que cualificarían separándo1os de los que no cualificarían en la cate- del lenguaje o del disc'urso. Poden1os caricatcurizar a Derrida cuando respon-
goría de enunciados perforn1ativos explícitos según las norn1as que acaba1nos de a una n1anifestación de Austin sobre los pcrforinativo!:l explícitos diciendo:
de citar. En lugar de eso, creo que la categoría es lnás útil si ]a consideran1os "pero lo único interesante de esto es observar cómo todo lenguaje es perlür-
8 lnt1·oducción lniroducción 9

n1ativo"; y a Judith But1er añadiendo: "no sólo eso sino q¡_1e en realidad es -¡_nente en los estudios de género"':/ en los estu·dios cultura1cs) eJ térnüno pa-
más perforn1ativo cuando menos lo parece de rnodo explicito, aunque esto sea rece estar ligado prünordiahnente, así co1no prln1ordialn1ente por
dist'.utihle, sobre todo cuando ni siquiera está encarnad.o en palabras reales". la noción de perf0Tn1ance tal y corno se define en el lenguaje del teatro. Las
No seré yo quien discuta estos poderosos ejernplosv ni siquiera el antie- prirneras obras de Butler ar'riculan una invlltaeión a ello cuando la autora se-
se:ncialisrno que lleva a forn:aularlos. Solo rne gi._11staría señalar cón10 tanto la ñala cnE'l género en di::;puta: "considero e1 género [.. J corno L..J un 'acto' 1 por
perfor1natividad de Derrida corno la de But1er1 en la medida en que a.inbas es- así decirlo, que es a la vez intencionado y perf:orn:-i¡ati\rOi clonde lo 'peTforn1.a-
tán al servicio de un proyecto cpisten1ológico anticscncialista, paTeccn ser el tivo' lleva un doble siguificado de 'dran1áticu' y 'no referencial'" (272-27t:i).
reverso de las taxononTias gTarnaticales hipostasiadas que han caracterizado el El térn1ino "perfor1nativo" en el mo1nento actual se basa en la autoridad de
uso positivista de las ideas de Austin por pa1tc de autores como J ohn Searle o dos discursos bastante diferentes: por un lado el del tcatroi y por el otro el
Én1ile Benvenistcº E!:> decir, que parece que tanto Derrida con10 Butler parten de la teoría de los actos de habla y de la deconstrucción. Sin e1:nbargo 1 aun-
de una dis:yuntiva en la que las t<:L'\Ono1nías sin.tácticas de J\ustin, que eran a la que el térn1ino pa1iicipa de1 prestigio de a1nhos discursos, tal y como Butler
vez provisionales y lúdicas, pueden persistir sola1nentc co1no reductivan1ente sugiere, los dos tienen significados 1nuy distintos. Parece que la expansión
esencializadoras; el desplazan1iento qne lleva de alg;úrt lenguaje a todo leng;uqje entre los significados teatrales y dcconstructivos de1 térn1ino "perforn1ativo"
parece necesario en su proyecto antiesencialista. Es posible que si qrnere1nos ta1nbién se 11a expa11dido a las polaridades de las acciones verbales y las no
prestar atenció11 a las texturas y efectos de los aspectos particulares del lengua- verbales. Ta1nbién se expande a aquellas que en ca.da eA'tren10 se refieren a la
je, como intento hacer en muchos de estos ensayos, haga falta dejar de lado el extroversión del actor (dirigida totalmente al público) y a la introversión, del
anticscncialisrno y dar un menor peso relativo a las de1nandas epistcn1ológicas sig11ificante (si "me disculpo", solo n1e estoy disculpando; si "sentencio" solo
acerca de la verdad esencial. estoy sentenciando) y así sucesivamente). La oposición que establece lvlichacl
También me he apartado un poco del proyecto deconstructivo que analiza Fried entre teatralidad y absorción resulta lnuy oportuna para esta paradoja
fenómenos aparenten1entc no li:nglhsticos en térnlinos rigurosamente lingüís- sobre lo "performativo": en su sentido dcconstructivo, la performatividad se
ticos, como cuando Bntler (1990 b: 272-27,3) analiza un estilo específico ges- refiere a la absorción; en la cercanía del escenario) sin etnbargo, lo perfür-
tual c:omo una variedad de la enunciación perfor1nativa. ¡\l igual que una buena 1nativo se refiere a lo teatral. Pero en otro tipo de uso.si en un teA-to co1no La
parte del proyecto deconstructivo, Tocar la fibra quiere tratar sobre aspectos <le condición postn1oderna de Lyotard se utiliza el tér1nino "pcrforn1ati'vidad"
la experiencia y de la realidad que no se presentan en forn1a propositiva ni tan para referirse a un extre1no <le algo parecido a la f.!.ficacia -a la representación
siquiera en forma verbal junto a otros que sí lo hacen, en vez; de dar por bueno post"l.noderna con10 una forn1a de eficacia capitalista- inientras que, de nue-
un supuesto sentido co1nún que requiere una estricta separación entre los dos vo, la "perforlnatividad" deconstructiva de Paul de Man o de J. Hillis Miller,
aspectos y que, en realidad, implica otorgar un privilegio ontológico al prhnero. se caracteriza por una desconexión entre, prccisan1ente, la causa y el efecto
Lo que acaso sea diferente en el presente trabajo, sin en1hargo, es una falta de entre el significante y el inundo. A la vez, con\'Ícnc no olvidar que incluso en
inclinación por ntl parte a dar la v1Jelta a dichas prioridades substu11icndo los la deconstrucción se puede decir algo más sobre los actos de habla perfor-
aspectos no verbales de la realidad a la tutela de lo lingiiistico. Doy por hecl10 1nativos que únican1entc señalar que están desconectados ontológicamente
que la frontera entre las palabras y las cosas o entre los fcnón1enoS lingiiísticos o que son introvertidan1ente no referenciales. Siguiendo el plantean1iento de
y no lingüísticos se inodifica constanten1entc 1 es permeable, y en absoluto es Paul de lVIan (1979: 298) acerca de "el radical extrañamiento que existe en-
susceptible ele articu1arse de forma definitiva. Pero, sin en1hargo, estoy n1uy de tre el significado y la performance que todo tczcto ene] erra", querría ahondar
acuerdo con VVittgcnstein, cuando este filósofo se n1ostraba reacio a aprobar la no tanto e11 el carácter no referencial de lo perfor1nativo sino en (10 que de
asignación de una inística o un valor inny especial, o un ser-en-sí-1nisn10 al len- JYian lla1na) su relación necesariamente "aberrante" con su propio referente:
guaje y al sentido. Muchos tipos de ol~jetos y de acontecin1ientos tienen senticlo, la torsión, la perversión n1utua, como podría llamarse a la relación del refe-
en formas y contextos inuy heterogéneos, y creo que hay que valorar el no reificar rente con la perfor1natividad. Los dos prhneros capítulos de T'ocar la .fibra
ni n1istificar los tipos de sentido lingiiístico ele forma innecesaria. están especia]n1ente dedicados a tratar de esta desasosegante aberración que
l:íasta aquí) estoy tratando la pcrforn1atividad corno si su pertinencia existe entre la perfür1natividad y lo teatral: el prin1ero tratará de la nostalgia
teórica procediera directamente de trab.ajos sobre los actos de habla que par- profundai no correspondida y sostenida a lo largo de toda sn ·vida, con 1a que
ten de la obra de Austin. Pero en n1uchos usos contemporáneos, especial- Henry Ja1nes fantaseó en relación a1 teatro británico; el segundo tratará de
10 Introducción Introducción 11

un análisis del n1atrimo:nio burgués y 1a propiedad de los esclavos reducidos Las tah::s con10 la gcogra-fía y la antropología, cuen-
a la condición de bienes sen1ovicntesi co1no dos versiones del teatro ambu_- tan con la ventaja de que per1nitcn dar enfoques ecológicos o sistémicos a teinas
lante -del proscenio 'liajero- en el género narrativo del siglo XTXº tales con10 la identidad Por ejemplo, en su irf1/estigación 1\Jo-
ther Carn:¡J (1972)) dedicada a los tra.nsfc1r1nistas rnascnlinos estadounidenses)
la antropóloga Esther Ncvvton incluyó los planos de los locales de dos clubs
Más allá [lrag. Los planos forman parte de los datos del trab.ajo de carnpo de los espect.á-,
culos que se Hevaban a cabo en cada ]ocaL y uno de los ele1ncntos 1nás potentes
Ya he indicado que, a pesar de su interés en la performati\idad) la orientación de su análisis espacial tan preciso consiste en <lar cuenta, de forn1a eA-trernada-
de los ensayos de Tocar lajibra no pretende sacar a la 1uz for1nas residuales de mente perspicaz 1 de la multiiplicidad de interacciones que se dan entre la gente
esencialis1no agazapadas detrá.s de n1odos de análisis en apariencia no escncia- que se encuentra ':iunto a" otra en un 1uga'L l)e este rnodo 1 mientras que en
listas. Ni tampoco pretende desentrañar pu1sioncl'.l inconscientes ni eleinentos cierto tipo de representaciones un artista está solo en el escenario y cuando ésta
co1npulsivos subyacentes al juego aparente <le las für1nas literariasº Ni desen- finaliza no se n1ezcla con el público, el art]sta de otra representación interactúa
1nascarar fuerzas históricas opresivas y ·violentas can1ufladas bajo un pretexto en todo n10111ento con el director del grupo musical, el encargado del club) 1os
estético liberal-progresista. n1ie1nbros del público y con otros artistas n1ás jóvenes o n1ás mayores, tanto
Sin pretender devaluar dichas prácticas criticas, en este proyecto he in- an1ateurs co1no profesionales, que van poniéndose o quitándose distintos tipos
tentado adentrar1ne en algunas vías en torno al concepto de profundidad u de atuendos drag, El efecto subraya la constante consideración de Ne1,,.ton de
ocultación, a los que les sigue proverbiahnente un desvelamiento dramático, que el dra.g; es n1ás un sistcn1a heiterogéneo que un solo itipo de acto) un terreno
algo que ba sido un elemento muy básico en el trabajo teórico llevado a cabo en ecológico cuya relacionalidad intensiva y definitoria es intcrna 1 a la vez que va
las cuatro últimas décadas. Resulta dificil separarse de debqjo de y de detrás de, dirigida a las normas que pretende desafiar. Ade1nási cuando Bntler se vale de
pero inucho 1nás distanciarse un poco de rnás allá de, en part]cular del gesto la investigación de N C\Vton en la parte final de El p;énero en disputa, el cshu.lio
autoritario de "conminar a" realizar una práctica crítica que se perfeccio11c rá- ecológico del espacio se desplon1a en beneficio de un énfasis temporal sobre el
pida1nente o que sea revolucionaria y que solo se puede vislu1nhrar. género en tanto "repetición esitilizada" y "una ten1poralidad social" (140-141).
En su lugar, como el propio título sugiere, la preposición más destacada Con la pérdida de ]a espacialidad 1 sin emhargoi e1 cainpo internarnente con1-
de Tocar la fibra quizás sea junto a. Al invocar un interés deleuzia110 en las plejo de la perfor1nance drag sufre una simplifi_cación y reificación que parece
relaciones entre planos, la pos.icionalidad irreductible1nente espacial de junto inevitable. l)e hecho, creo que la pérdida de esta dimensión espacial pue(le ex-
a quizás también pueda ofrecernos alguna resistencia útil a la facilidad con la plicar por qué entre las personas que leyeron esta obra nada xnás publicarse,
que 'más allá de y fleba¡jo de n1odifican su descripción espacial y se convierten en mucl1as interpretaron de türn1a equivocada el debate qne proponía Butler y
narraciones implícitas de origen y finalidad respectivan1ente. creyeron que la autora estaba prescribiendo un voluntarismo silnplista. A pesar
Adernás,.fu.nto a también es una preposición muy interesante porque no de que el pensamiento ten1poral y espacial en realidad nunca son alternativas
hay nada esencialmente dualista en ella; un conjunto de elcrnentos pueden es- cxc1uye11tes, en Tocar la fibra he intentado rec11azar una tendencia de 1a profe-
tar unos a11ado de los otros, aunque no en un número infinito . .fu11fo a tan1bién sión que suele descuidar la rica dimensión espacial
nos provee de un saludable agnosticismo en relación a varias lógicas lineales
que refu_erzan el pensa1niento dualista: la no contradicción, la ley de las fra11jas
intermedias excluidas') de la causa en relación al efecto, del st~jeto frente al ob-
jeto. Su interés, sin elnbargo, no depende de una fantasía igualitaria n1etoními-
ca ni siquiera. iinplica unas relaciones pacificas, co1110 cualquier niña o niño que Los chistes que inás recuerda la gente son aquellos que no acaban de entender.
haya cornparticlo cama con un hermai10 sabe. ,Junto a incluye una an1plia gan1a Creo que Tocar la.fibra despliega una relación scm~jantc con respecto al pri-
de deseos; de identifi.cación 1 de representación, de rechazo, de establecimiento 1ner volumen <le La historia de la sexualidad de l7oncault Dicho volun1en me
de paralelismos, de diferenciación, de rivalidades, de ser proclive a, de apoyo, recuerda a tu1 chiste por lo prometedor y económico de su argumentación; rni
de sesgo, de imitación, de separación, de atracción, de agresión, de distorsió11 y sensación de no acabar de entenderlo se debe a que su nJ.is1na elegancia irnpidc
otras relaciones. ta111bién que dicha promesa sea realizable.
12 Introducción Introducción 13

J\~c parece que ]a promesa deliTante del libro está más Hgada a 1a identi- de la hi-
ficación de Foucault de la "hipótesis represiva" y de su sugerencia de que debe pótesis represiva a través de tantos discursos supucstarncnte radicales y dis-
de haber rnaneras de pensar en torno a la n1isn12L Según 1a hipótesis represiva currti.nu_os -n1arxistas) psicoanalíticos y y ta111bién Eberales-
que Foucault rechaza, la historia de 1a sexualidad solo podría ser la historia de claro que el proyecto de pc11sar de otra forn1a fue una n1otivaciún principal
la "relación negativa" entre el poder y el sexo) de la "insistencia de la nor1na" y de su estudio. 1{ en buena n1edida su escritura después de este prin1er ,,~0Iu-­
1

del "ciclo de prohibición", de '1a lógica de la censura" y de '1a uniformidad del n1e11 intenta desarrollar este _pro1 ecto, Pero 1a fuerza Tetórica tritu1faln:i_cnte
1

dispositivo" de la escase7. y la prohibición: se trate de la foTma en la que el caris_1_nática del voh_n11en 1 tan1bién sugiere que Foucault se convenció a sí
monarca forn1ula los derechos, el padre prohíbc 1 el censor obliga a callar) o el n1ismo -y ciertan1ente convenció a n1uchas personas que lo leyeron- de que
inacstro proclan1a la ley, en cualquier caso, el poder se formula de modo jurídico dicho análisis representaba una instancia ejernplar sobre cón10 trabajar al
y sus efectos se definen con10 sumisión" (Foucault 1978: 82-85). Por otro lado, n1argen de la hipótesis represiva. Sin ernbargo, n1ás que trabajar fuera de
aunque lioucault está lejos de inanifestar que "el sexo 110 haya sido prohibido o ella, el volu1ne:n l, co1no la inayor parte de 1as prilneras obras de FoucaultJ
desterrado o ernnascarado o mal entendido desde la época clásica" (19 )i l'.Onsi- puede entenderse n1ejor co1no una obra que propaga incluso más an1plia-
dcra que este se ve inás afectado por la proliferación de los discursos inodcrnos n1ente la hipótesis represiva por n1cdio del dcsplazaJJ1ientoi la n1u]tiplicación
sobre la sexualidad que por la supresión de los nlismos. O, de forma que resulta y la hipóstasis,
aún más interesa11te, el autor percibe que quizás no haya una "ruptura" entre "la Si mi análisis es acertado) esta podría ser una taxonon1ía de las forn1as
represión y el análisis critico de la represión" cuando se responde a las paradojas inás con1uncs de (ln1al?) interpretar el debate de Foncanlt sobre la hipótesis
de una sociedad "que habla con prolijidad de su propio silencio, (y) se esfuerza represiva, U11a serie de teóricos y teóricas recientes parecen estar seguros de
sobremanera en contar con detalle las cosas que no dice" (15). Por el contrario, comprender este volurnen como una obra que argumenta lo siguiente:
Foucau1t obsenra que el período moderno se define por '1a 1nultiplicación de los
discursos en tor110 a1 sexo en el terreno del ejercicio del poder n1ismo: una inci- l. Más allá de 1a hipótesis represivai lo que verdaderan1ente in1porta si-
tación institucional a hablar del sexo, y de hacerlo cada vez más; una determi- gue siendo entender algu_na versión de la prol1ibición. Si bien esta fun-
nación de las instancias del poder a oír l1ablar del sexo, y hacerlo hablar a través ciona n1ediante la producción n1ás que la eli1nil1ació11, de cosas/ tipos
1

de las articulaciones explícitas y detalladas incesanten1ente acu1nuladas" (18). de personas / conductas / sul,jetividades.
De este modo, la propia hipótesis represiva que sería liberadora Hega a ser vista 2. IVIás allá de la hipótesis represiva, 1o que verdaderan1ente importa si-
con10 un tipo de artin1aña para tener cada vez n1ás poder sobre la proliferación g11e siendo entender alguna versión de la prohibición. Si bien esta ope-
-verbal opresiva que también ya había circulado antes en torno al sexo. ra mediante n1ecanismos aparcntcn1cntc voluntarios e internalizados 1

Para un proyecto que il1tenta deslindarse de las fOrmas de pensamiento nlás que a través de sanciones negativas espectaculares,
dualista -especialmente sobre el sexo- ¿qué mejor punto de partida podria haber 3. IVIás allá de la 11ipótesis represiva, lo que verdaderan1cnte hnporta si-
en este debate que la hipótesis represiva? Y, no obstante, si leemos el libro de Fou- gue siendo entender alguna versión de la prohibició11. Si bien esta se
cault de inodo lnás detenido, especi.aimente si anaiizan1os el trabajo realizado en 1nanifiesta con frecuencia a través de rnúlti:ples canales y discursos y 1

to11.10 a esta problemática en los textos de otras personas dedicadas a la investiga- no mediante la imposición vertical de una ley única.
ción) resulta cada vez n1ás claro que el libro de Foucault aparecía dividido contra 4º IVIás allá de la hipótesis represiva) lo que verdaderan1ente ilnporta
sí nrismo en relación a lo que el autor quería conseguir a partir de esta a1nplia, sigue siendo entender alguna versió11 de la prohibición. Si bien esta
infinitamente ranrificada y sutil critica de la hipótesis represiva. Lo que yo sí sé es funciona a partir de una única prohibición transcendental (el propio
lo que yo queria de dicha obra: alguna inanera de entender el deseo l1umano que lengrnaje, por poner un ejemplo, o el No_1_nbre del Padre) en Jugar de
pudiera tener una relación tangencial con la prohibición y con la represión, que expresiones locales o explicitas.
pudiera estar estructurada de otra manera a la complacencia heroica, "liberado- 5. IVIás allá ele la hipótesis repres]vaJ lo que verdaderan1cnte in1porta
ra" e inevitablemente dualista de pcrseg11ir y atacar la prohibición/represión en sigue siendo entender alguna versión de la prohibición. Si bien esta
todas sus for1nulaciones ca1naleónica.s. Si el análisis crítico de la represión es en sí opera bajo el disfraz de naturaleza (con10 esencia, por ejemplo). I~a
mismo inseparable de la propia represión, entonces seg11rrunente se deberá pen- naturaleza y el esencialis1no son y han sido sie1npre las artiinañas de-
sar de un n1odo ma11i-fiesta1nente diferente si queremos hacerlo de for111a eficaz. finitorias de la prohibición/represión.
14 !ntroducción Introducción 15

f?~esulta c1aro que) a pesar de la potencia heurística que pudieran tener es- la hipótesis scg;1ón Foncault.} 1'..s la poro útil estructura Cfr1e se
tas lineas de pcnsan1icnto, ninguna de eHas puede cumplir la pron1csa implícita utilizó pa,Ia desarticular 1os argt.nnentos histórlJ.'.OS sobre si una época histórica
de Foucault: la pro1ncsa de qu_c deberíu haber forn1as de salir de la hipótesis concreta era un periodo de "continuidad" o de "carnbio". ()tro prohlerna afia-
represiva en favor de n1odos de pensamiento que no se estructuraran de una dido cuando se reifica el statu qua, es oó111_0 esto afecta a las zonas n1cdias de
n1anera tan preponderante en torno a la cuestión de la prohibición. Pero en- agencia. La relación de una persona con lo que es -corre el riesgo de convertirse
tonces, lpor qué todo el inundo te11ía la esperanza de hacerlo? Dada la evide11tc en reactiva y bifurcada, con10 la de un consumidor cuyas posibilidades <le elec-
realidad de la prohihición 1 que Foucau1t ad1nite co1110 un componente de todos ción se estrecl1an al aceptaI o no aceptar (al co1nprar o de co1nprar) esta o
1os discursos huTnanos 1 y no solo de los discursos sobre la sexualidad, parece esta otra 1nanifcsfració11 de aquelh\ exacerbando solo 1os ex'tremos de la ob1iga-
que el salir de la hipótesis represiva solo podría surgir de una c]erta ingcnuidad1 ció11 o de la voluntariedad. Y con todo, son solo las zonas n1edias de ag,encia las
ya sea h1tcncionada o sincera: de una reticencia terminal a aceptar 1a realidad. que ofrecen espac]o para un CaJ.11bio y una creatividad efectivos.
Pero, al responder con tanta contundencia a la promesa implícita de l1ou-
caultJ a 1ní en 1ealidad no me movía la fantasía de un inundo sin represión i1i
prohibición. Mi descontento con las interpretacio11es que he mencionado rnás
arriba tan1poco se deben a que las considere demasiado pesimistas o insufi-
cientemente utópicas. Todo lo contrario, hnpresionada por la de111ostración de Co1110 buen sujeto foucaultiano que soy, e.:i-toy un poco .:rvergonzada <le que
1-i'oncault de 1a estructura incesante, autopropagadora y adaptativa de la hipó- en Tocar la.fibra haya tan poco sexo. En buena n1edida, esto se debe a mis
tesis represiva, empecé a ver un enorme riesgo cognitivo en estas interpreta- c]rcunstancias actuales, ya que la terapia del cáncer ·va di1igitl1 a bloquear 1os
ciones: la probabilidad de que se convirtieran en una tautología inoralista que estrógenos, lo que 11ace que e1 sexo sea cada vez iuenos una rnotivación que n1e
cada vez era más incapaz de reconocerse con10 tal. estimule a la reflexió11. Ta1nbién pod1:ía parecer que debido a la banalizac-ñón es-
O en vez de una "ta.uto1ogía.", un concepto que procede del lenguaje está- tratégica de las políticas gays y lesbianas, así como a su resuelto distancünnien-
tico de la lógica, podría ser una descripción sistémica. Hay que señalar que los to de la relación h-istó1ica y presente con la epide1u-Ua del sida1 es posible que
intentos de situarse al margen de la hipótesis represiva basados en un conth1uu haya pasado el momento en el que la teoría h1vo u11a relación inuy productiva
y riguroso estudio de su carácter proteico e incluyente forman un bucle indiso- con el activismo sexual en muchas áreas de conocimiento,
luble de retroali1nentación positiva. Sería como si A y B estuv1-eran en la cama Donde inás se acerca este libro a una sostenida y directa te1nática sexual
debajo ele una n1anta eléctrica de doble mando, pero con los n1andos de control es en el capítulo 1, en un debate sobre la fascinación de l-Icnry Jan1es con la
invertidos accidentalmente: si A tiene frio y sube la temperatura, el lado de la hnagen de una n1ano que penetra el recto y desobstruye o "saca" el tesoro hna-
n1anta. de B es el que se ca.lienta, por lo que B bajará la te1nperah1ra y hará que ginaclo que está escondido allí. En un en._c;;ayo de Renu Bora que me ha influido
baje aún más la del lado de la manta de AJ por lo que A subirá n1ás la te1npera- mucho 1 "Outing 1'exture", el autor ntiHza el intenso interés de James por lo
tura en el lado de la manta de B y, así sucesiva1nente, hasta el in"finito. fecal como punto de partida para un debate n1uy productivo sobre el ten1a de
El capítulo 4 de Tocar la fibra analiza con mayor detalle estos bucles de la textura. Bora desarrolla su impresión de que percibir la textura es sie1npre,
retroalimentación que, seg1in Silvan ~romkins, funcionan como auto-refuerzo inmediatamente, y de hecl10 est.:1-r inmerso en un terreno de narración activa
opuesto a la a.utorrealización. Breven1cnte, en el caso del volumen de Fo11ca111t que 1anza hipótesis, comprueba y refor1nula cón10 actúan las propiedades fisi-
y de sus efectos, diría que su análisis de la falsa dicoton1ía entre represión y libe- cas y co1no se actúa sobre ellas a 10 largo del tie1npo. Tener sien1pre en cue11ta
ración ha conducido, en muchos casos, a la restitución de dichos conceptos bajo la textura no solo consiste en pensar, en preg11ntar o en saber cÓ]TIO es, ni tan
la rúbricai p.Ún más reificada y abstracta, de lo hegen1ó11ico y lo subversivo. La siquiera en cón10 nos afecta. La percepción de 1a textura siempre incluye otras
aparente urgencia ética de dichos térn1inos en1nascara el gradual vacian1iento dos cuestiones: ¿có1no se convirtió en eso'? y ¿qué puedo hacer con ella? Estas
de sustancia, como si un contagio foucaultiano-gra111scia.no convirtiera el tér- son el tipo de propiedades intrínsecamente interactivas que J ;:unes J. Gibson
1nino ''hegen1ónico" en una nueva denominación del stat-a quo (por eje111plo, llan1a "prestaciones" en Tlte S'enses Consídered as Jlerceptual Systems [Los sen-
todo lo que es) y definiera el término "subversivo" en términos de una relación tidos considerados como sisten1as de percepción], publicado en 1966. Co1no en
meramente negativa, cada vez mayor, en relación al término hege1uónico (un e1 caso del estudio de Ton1kins, este cnfüquc de la percepción debe n1.ucho al
extre1no de la mis1na "relación negativa" que, en prünera instancia, ha definido in1pacto de la teoría de sistemas y la cibernética en la posg11e1Ta.
16 Introducción Introducción 17

Co1no muestra c1 trab<-\iO de Bora, yo no he percibido u_na te:xtura hasta tarnbién existe la textura. -esta vez con una sola x- que de forrna dcsa.fiante 1
el mo1ncnto en el que he presentado una hipótesis sobre si el objeto que estoy o incluso i1T\·'Ísible) bloquea o 11icga scn1cjante infor1nación; hay una te:x'tura,
pcrcibiend.o está sedirncntado, acu111ulado 1 laminado) granula(loi pulido, des- norn1aln1cntc JlJ1uy pulida y con frecue-ncia hortera) que por el contrario, insis-
gastado, cubierto de fieltro o n111llido. De modo silnHar, percibir la textura es te conth1ua111cntc en 1a po]aridad entre 1a sustancia y la superficie, la textura
saber o inantener una hipótesis sobre si una cosa será fácil o dificil, segura o que significa el borrado vo1nntario de su l1istoria, Una consecuencia de] tra-
peligrosa de asiri de apilar, de doblar, de coitar en trozos, de escalar, de cstiral', ta1niento que realiza Bora de este concepto es que por 11tuy rn1lida que esta se
de deslizar o de n1ojar. Incluso de forn1a más inn1ediata a otros sisten1as de 1nucstre: 1a textura sien1pre existe.
percepción, parece que el sentido del tacto co11vierte en algo carente de senti- Bora lleva a cabo un análisis técnican11eni:e magistral sobre ]a historia de]
do cualquier enfoque dualista sobre la agencia y la pasividad; tocar es siempre concepto de fetichismo ligado a la textura, que taRnhién incluye el fetichismo
ya querer llegar a alguien, acariciar, levaJ.1tar, conectar o envolver y, sie1npre de 1a 1nercancia y el psicoanalítico, ya que a1nbos dan la impresión de propiciar
tainbién entender a otra gente o a las fuerzas naturales que efcctivan1cnte han u11 can1bio en los desplaz;:unientos del fetichisn10) con10 si lo hicieran a la. velo-
hecho lo misxno antes que nosotros, aunque solo sea porque dichas personas cidad de la luz 1 junto a los desplaza111ientos de las superficies nlanufacturadas
han fabricado los objetos dándoles su te:x--tura. o excesivan1ente destacadas. Pero la densidad narrativo-perfOrmativa del otro
VValter Be11jamin caracterizó una manera de analizar 1as propiedades re- tipo de tcx,tura, su histor'ieidad llnposible de erradicar, tan1bién se convierte
versibles de los objetos y sttjetos que tienen teA'tura cuando escribió: en susceptible de tener un tipo de valor fetichista. Un ejen1plo de esto últin10
Pese a su incapacidad para dar permanencia a su ser terrenal) parece que podr-Da ocurrir cuando se trata de una cuestión de exotismo, del registro tc>-'tural
para un burgués el preservar para 1a posteridad los rastros de los artículos y ob- palpable que se puede adquirir, de1 precioso y barato tTabajo que 11acen n1uchas
jetos iinprescindibles que usa a diario es una cuestión de honor. La burguesía tnanos extranjeras visto desde la perspectiva de ojos extranjeros cuya capacidad
deja huella alegremente en un conjunto de objetos. Bien sean estos zapatillas Y de percepción está n1uy dañada.
relojes de bolsillo) ten_nómetros y hueveras) cuberterías o paraguas, siempre h1- El ensayo de Bora tannbién 11ace hincapié en que aunque 1a textura tiende
tenta cubrirlos co11 fundas o estuches. Prefiere cubrirlas con inateriales co1no el a definirse en relació11 al sentido del tacto, la textura e11 sí n1isma no es coex-
terciopelo o la telpa que preservan 1a huella de las veces que estos se han tocado. te11siva con ningún sentido en especial, sino que más bien se registra de fOrma
Hacia finales del segu.ndo ilnperio [. ..]la vivienda se co1Tvierte en una especie de liminal "en Jos límites de las propiedades del tacto y de la vista". Y m verdad,
estuche (Benjamin 1983: 46). otros sentidos más allá del de la ·vista y e1 táctil está11 presentes en la percepción
Este estilo ve la vivienda con10 una especie de estuche para la persona de la textura con10 cuando oímos el roce de unos pantalo11es de pana o el crqjir
que la habita y la encastra en él con todas sus pertenencias, coloca sus huellas de la piel de u11 pollo n1uy crocante.
coino la naturaleza a la fauna n1uerta que en1potra en gTanito, Es in1portante Si la teA-tura in1plica a Jnás de un sentido, también es cierto que 1as di-
percatarse de que este proceso tiene dos caras. Se hace hincapié en el valor real ferentes pTopiedades y las historias n1oclernas radicahnente diferentes de 1os
o sentünental de los objetos que así se preservan. Se quitan de la vista profana diferentes sisten1as de percepciones ta1nhién pueden modificar y ex-tender la
del que no es su propietario y, en particular, se difuminan especialn1ente sus historia. de la textura. La tecnología ha sido, por lo Inenos hasta la fecl1a 1 in-
contornos. No es eA'lraño que esa resistencia al control) algo que para las perso- cre-íb1emente poco capaz de an1plificar el sentido t1Üsn10 del tacto físico. A las
nas asociales es su segu11da naturaleza, vuelva a estar presente en la burg1-tesía mujeres que se autoexan11inan el pecho se les ensefia a utiHL.ar una película
propietaria" (46-4 7). de jabón liquido e11 un tejido satinado o incluso un trozo de plástico en1pa-
Partiendo de la fE:lpa victoriana hasta llegar al brillo post1noderno, Bora pado en agua para que el contorno del pecho destaque rnás al palpar con los
señala ql1e "lo liso es tanto un tipo de textura como el otro de la tcxtl1ra" (Bora dledos, Pero esta míniina incjora es solo una pequeña aportación cuantitativa
1997: 99). Su ensayo distingue de modo muy útil entre dos tipos o dos sentidos si la comparam_os con las mejoras del estilo visual literalmente exponenciales
de teA-tura, la que denomina tecr:tura, con una x, y la que denomina te::v.xtu- con las que contan1os desde Leeu\venhoek y Nevvton. El narrador de 1Vfiddle-
ra, con dos x. La teaxrtura es un tipo de tcA-tura densa ya que ofrece informa- march, una de las novc1as definitivas sobre 1a textura, puede can1biar de un
ción sobre el modo sustai1tivo, histórico y material que dio lugar a la textura. enfoq_ue teiescópico a uno microscópico en un par de oraciones (Eliot 1966:
Un recipiente de ladrillo o de metal que aún conserva las cicatrices y el lustre 83). Una vez que esos espectros de visión se convierten en un lugar coxnún, la
desigual de su fabricación sería un ~jen1plo de texc1:t'nra en ese sentido. Pero autoridad de los dedos no v-uclve a ser la inis1na -aunque su n1is1na resistencia
18 lntroducció11 Introducción 19

a ser an1plificada puede significar que representa una especie de patrón oro 158) y, al revés) su ropa es ornan1cnto porque '·'le gt1sta veT el cuerpo cubierto
de la percepción. V crd:'1derarnentc 1 las escalas físicas cada ·vez 1nás divergentes con la n1isn1a belleza que tienen nuestros cuerpos) de1 n1is1110 1nodo que la piel
(y los índices que tanto difieren en sus ca111bius) q_ue caracterizan la relación de un cieJL~To o de una nutria i:lOn beHas desde el principio" (165),
entre el tacto y la visión en el periodo rnoderno1 tienen con10 resultado que 'farnbién rnerece la pena señalar de qué n1odo tan inesperado el lengt1aje
se pueda considerar la teA'tura como apta para representar crisis y ·fisuras de de la textura está presente en la misn1a definición de pcrforrnati\rldad. Las te-
contenido como continuidades n1ctonimicas. 1náticas que Austin aplica a su trab;:~jo ta'\:onómico sobre 1o perforn1ativo son
De este modo, la necesidad de debatir sobre la textura por n1edio de los de una consistencia parecida a la del barro, lo que contrasta \r]\.'arnente con
sentidos ac,,'trrca un.a necesidad de pensar sobre 1a teA'tura a diferentes escalas. su sintaxis escrupulosa y aciealada; es corno si las {Hn1ensiones de verdadero/
l~as tecnologías de los "Viajes, por ejemplo, lo n1ismo que las de la visión ha- falso (para el constatativo) y de feliz/desgraciado (para el performativo) estu-
cen hinc.:<tpié en que, aunque la textura tenga tanto que ver con la escala, no vieran sie1npre en peligro de borrar ell confut:;O eje de hún1edo/scco. Seg{in nos
existe ninguna escala física que sea de modo intrínseco la escala de la textura. avisa Austin, y a pesar de su cortante sentido del hunior que se asen1eja en su
JYiie11tras tu avión da v1J_eltas por e) aeropuerto antes de aterrizar, la textura es estilo al de J ack Benny, con su proyecto podcn1os encontrarnos "atascados por
lo que te llega del conjunto de algo lnenos de media hectárea de árboles que tran1os lógicos"i o tener "dos nuevas llaves en nuestras rnanos, y por supuesto)
1

observas desde el avión. Pero cuando estás cortando madera) su forn1a o su sin1ultánean1ente darnos dos nuevos patinazos" (Austin 1970: 25). "Se11tir el
estructura dentro de tu campo visual se materializa en un solo árbol, inicntras suelo firme del prejuicio dcsli:z;=rrse es estimulante") escribe ArKstini "pero aca-
que la textura se inanifiesta en las fibras de la madera transversales al pulcro rrea sns venganzas" (61); y n1ás tarde nos promete "os daré una vuelta o, inejor
corte del hacha. dicho un revolcón" (151). Claran1cnte, paraAustin, el trab~\jo taxonómico con
1

Aden1ás sea cual sea la escala, un choque sobre una superficie o incluso
1 oraciones específicas no es una reificación de 1a perforn1atividad rígida a la
tres, no constituirán una textura. El dibujo de lunares repetidos en una tela manera de Scarl, sino el sucio taller de su creación, entrecruzada con inarcas
podría serlo, aunque dependería del tamaño que tuvieran o a qué distancia te deslizantes, llenas de dicotomías que "hace falta elirninaT, co1110 tantas otras
encontraras de ellos: desde los extren1os de una habitación podrías verlos como dicoto1nías" (149); representa e1 nücleo vital, quizás doloroso e indiferenciado,
una gama lisa de grises; a una distancia de un metro, los lunares se convertirían del que surge el pcrformativo.
en una texh1ra visible y con una lupa verías que están fOr1nadus por una textu-
1 J~.:;;í pues, parece que debe1nos prestar atención a la textura ya que ot1:ece
ra subyacente de tela o de papel sin conexión alguna con las dos o tres for1nas un punto de ·vista pron1ctedor para desplazar e] énfasis y 1a reciente fijación
redondeadas que constituyen cada una de las forn1as dibujadas en grande. En de algunos debates interdisciplinares de la episten1ología (que sugieren que la
resumen, la te:x'tura comprende un conjl1nto ele datos pcrceptualcs que ll1clu- pe1forn1ativiclad/perf'ormance nos enseñan s-Il existen ·verdades esenciales o no y
yen la repetición? pero cuyo grado de organización ronda justo por <lebajo del cómo pode1nos º~ por qué no podemos saber1o) y llevar a cabo dicho desplaza-
nivel de la forma o de la estructura. n1iento n1ediante la formulación de nuevas preguntas sobre la feno1nenología y
Co1no desafío a la ecuación que establece Walter Benjamin entre la iln- el afecto ( lqué motiva la perlOr1natividad y la perf-Ormance 1 por ejenJploi y qué
portancia de la textura y 1a privacidad burguesa, William Morris hace un uso efectos individua}es y colectivos se n1ov1-Hzan en su ejecución?). El título que
utópico de las propiedades de la textura en su obra especulativa Nett'S .from he elegido para estos ensayos, Tocar la,fibra, recoge mi intuición de que parece
Norvhere [Noticias de ninguna parte] donde la igualdad política, la ética comu- que existe una intimidad pa1ticular entre las texturas y las cn1ociones. Pero el
nitaria, el placer estético productivo y la ecuanin1idad psicológica se extienden inis1110 dub1e sentido, táctil inás emocional, ya lo euJ:ontra1nos en la si111ple
sin fisuras desde una a otra superficie de una escala congruente; y el carac- palabra tocar; e igualn1ente es inl1crente a la palabra sentiniiento, N1e animo
terístico modelo Morris de una orna1ne11tación equidistante, imprevista, que a realizar esta afirn1ación aún a riesgo de su proxúnidad con el dudoso epíteto
continúa de una a otra superficie, sin perspectiva, dibujada "a partir de la na- de sensiblero [touchy-feely], que i1nplica que hablar sobre el afecto equivale vir-
turaleza" se extiende del paisaje a la arquitectura, al diseño interior al atuendo
1
tuahncnte al contacto cutánc'O.
masculino o fe1nenino, al cue1110 mismo, y vuelta a cn1pezar, Con su liberadora Si acaso, la asociación e11tre tacto y afecto podría ser den11_asiado obvia) al
y elástica estética de la te:xi:ura estos signos expresan "un a1nor intenso y arro- ser de sentido co1nún parece ofi.'"C'Cer lLn a.poyo de1nasiado fúcil a 1os n1odernos
gante por la propia piel y superficie de la tierra en la que el hombre vive, equipa- supuestos sobre la centralidad del deseo seAual en todo contacto y sentin1iento
rable al que un hombre tiene por la bella piel de la mujer amada"' (Morris 1994: humano. El régimen posromántico del saber/poder que Foucault anaHza, el
20 introducción Introducción 21

que estructura y propaga la hipótesis represiva, signe al frc11diano dice que "si Freud no htllbiera n1etido de contrabando de las propieda-
que a:firn1a que una pnlsión fisiológica -la sexualidad) la libido) el deseo- es la des del sisterna del afecto en su concepciún de las pr1_lsiones) su sisten1a habría
k~L1cntc originaría de la inothración) y por eHo la palabra ele Ii'oucault. se \re 001110 tenido n1ucl10 nnenos interés" 1 y tan1.bién considera que la teoría freudl1ana se
la cnca1,nación de "la verdad" de la e1noción, de la identidad y de Ra rnotiva- ve dañada por utilizar la SCA'1Jalidad par.a representar las pu]siones en general,
ción humanas. Yo n1isn1ai en n1i primer libro sobre la sexualidad1 por ejen1ploi Pero en el sentido (lin1itado) en que la sexualidad es una pulsión, coinparte un
me basé en este consenso 1nodcrno para explicar el tér111ino "deseo hon1osocial carácter instrumental inn1ediatoJ una orientación definitoria l1acia un objetl-
masculino": "En la inayoría de las ocasiones 1 utilizaré el término deseo de n1odo vo y una finalidad especifica diferente d.e eHa n1Ils1na, que es lo qrte a la postre
n1uy sii1iilar al uso psicoanalítico de libido, no en el sentido de una emoción o distingue las pulsio11cs de los afectos.
afecto particu1ar, sino por razón de la fuerza afCctiva y social del térrnino, con10 Lejos de constituir una sinopsis con1p]eta de la obra de Ton1kinsi estas
si estuviera soldado, incluso cuando se inanifiesta en forn1a de hostiH<lad u odio dhnensiones pueden dar cuenta de las diferencias significativas entre los afec-
o algún afecto que conlleve una n1enor carga emocional que for1ne parte de una tos y las pu1siones, ~~os afectos tienen una inayor libertad que las pulsioncs con
relación iinportai1te" (Sedg,vick 1985: 2). Este punto de vista de consenso no respecto a 1 por ejen1plo, e1 tie1npo (e] enfado se puede evaporar en cuestión
excluye las en1ociones, pero, tal y con10 sugiere la cita, ve las en1ociones en pri- de segundos pero tan1bién pue<le ocasionar que se en1prenda un plan para
mer lugar como veh-ículo o n1arrifestación de una pulsión libidina] subyacente. vengarse que dure décadas) y el interés por a1go (el placer que n1e produce
La excitación) la rabia, h1cluso 1a in.diferencia se ven co1no transformaciones, a escuchar una pieza inusical puede 11acer que la quiera escuchar una y otra vez 1
rnayor o inenor escala1 del "deseo". J__.a naturaleza o la cualidad del afecto en si escuchar otra música, o estudiar para convcrtirn1c yo lnisma en co1npositora).
rnismo no parece que sea de mayor consecuencia que el color de un avión utili- Sin en1bargoi ]os afectos tienen especia11nente una n1ayor libertad en relación
zado para acelerar el viaje de una persona a su destino. a su objeto porque, a diferencia de 1as _pulsiones, "cualquier afecto puede tener
R.educir e1 afecto a la pu1sión per1nite así al pensan1iento una agudeza cualquier "ol~jeto". Esta es la fuente básica de la complE;jidad de la cond.ucta y
diagramática que, sin embargo, en tér1ninos cualitativos puede resultar su1na- de Ja motivación humanas°' (Tomkins 1995: 7)º El objeto de los afectos tales
mente empobrecedoraº Cada a1tícnlo de Tocar lafibra intenta de algún modo con10 el enf~1do, el disfrute, la excitació11J o la vergüenza no son propios de los
ofrecer alternativas a la habitual subordinación de los afectos a las pulsiones. afectos tal y co1no el aire es apropiado para la respiración: "no existe literal..:
El capítulo 3 debate los estadios primeros de n1i encuentro y el de Adan1 Frank Inente una clase de objetos que no haya estado ligado histórica1nente a uno u
con la escritura de Silvan Ton1kins, el psicólogo cuyas teorías sustentan ]ama- otro afecto. El afecto positivo ha estado investido de dolor y de todo tipo de
yor parte de estos enfüques. 1 Para To1nkins, la diferencia entre el sistema de miseria htunana y el afecto negativo se ha experimentado co1no una conse-
las pulsiones y el sistcn1a de los afectos no estriba en que uno esté inás enraiza- cuencia de1 placer y de todo tipo de triunfo del espíritu hun1ano [. .. ].El inisn10
do en el cuerpo que el otro; el considera que ambos lo están, así como también 1necanis1no capacita fa la gente] a invertir todos y cada uno de los aspectos de
que están e11trelazados con los procesos cognitivos con inayor o inenor inten- su existe11cia en la inagia de 1a excitación y de la alegría o en el terror al n1iedo,
sidad. EAiste sin en1bargo una diferencia entre 1o más espec-ífico y lo más gene- a 1a vergüe11za o a la tristeza" (54,). I,os afectos pueden estar -de hecho están-
ral, entre lo inás o menos constreñido: e1Ttre los sistemas de base b]ológica que liga<los a las cosas, a las personas, a las ideas) a las sensaciones) a las relaciones,
tengan una mayor o n1enor capacidad para ge11crar niveles de co1nplejldacl o a las actividades, a las a1nbicio11es, a las ]nstituciones 1 y a. cualquier otro tipo
grados de 11bertad. 2 11e este mo<lo, por eje1nplo, las pulsiones están estrecha- de cosas) incluidos otros afectos. De este n1odo, el entado puede resultar cxc1-
1nente constreñidas en relación a sus fines, respirar no va a satisfacer 111-i ham- tante, se puede estar asqueadlo por la vergüenza, o sorprendido por la alegría.
bre, ni dorn1ir mi necesidad de excretar los desechos. Las pu]siones, además, Esta libertad de los afectos tan1bién les otorga un potencial estruch1ral
están co11streñidas a nive1 te1nporal, en la medida en que necesito respirar en que el siste]na de pulsiones no tiene: al contrai'io que el carácter instrumenta]
el periodo comprendido en e] 1ninuto siguiente, beber algo 11oy, y con1er en de las pnlsiones y su orientació11 directa hacia un ol1jetivo diferente a sí n1ismo,
las próximas se1nanas para poder seguir viviendo. Y aú111nás in1porta11te, su los afectos pueden gozar de autono1nia: "no existe una estricta analogía en el
gan1a de objetos también está relativamente constreñida: sólo una pequeña sisten1a de afecto para el efecto co1npe11sador <le la consun1ación de la pu1sión.
cantidad de gases va a satisfacer mi necesidad de respirar o de líquidos mi Más bien sucede que la excitación y la compensación clel q.fecto son idénticos en
necesidad de beber. En estos y otros ejcn1plos, la sexualidad es claran1entc la el ca-'!o del qfecto positiL10; 1o que activa al afecto positivo "satisface"" (58, las cur-
pulsión menos constreñida (y más parecida a los afectos)º Tomkins (1995: 49) sivas son mías). si tienes seguro que no quieres venderlo a la Fundación, creo
22 Introducción Introducción 23

que le pondría un precio rr1ás alto del pensarnicnto de Ton1l;;.ins sobre có1T10 sentido con1ún sostiene que c1 sistcrna.. pL1lsional es el inotivador pTimario de
crca;r un autómata hn1nano genuinoi 1a conducta huxnana, de Ja que los afectos son ine\··itab1en1ente secundarios.
Ton1kins nn.uestra que la 'Verdad es justo 1o contraTio: que la nTi.01na IT1otiva-
[l,a rnúquina] reqnerixía un sisteina de afectos, ¿,Qué significa esto en tér- ción, inc1uso ]a motivación de satisfacer las pnlsiones biológic:as, es lo propio
1ninos de un progran-ia específico? Habría que construir en esta n1áquina. del sistema de afectos:
un núrncro de respuestas que contuvieran unas características que auto-
pren1iaran J' autocastigaranº Esto quiere decir que est"1.S re'1puesta'1 son Por poco me caigo de la silla de la sorpresa y la excitación q_ue n1e pro-
inherentemente aceptables o inherenten1ente inaceptables. 3 Son esen- dujo el darrne cuenta de pronto de que el pánico que uno experimenta al
ciahncnte características estéticas de las respuestas afectivas y en cierio no poder respirar por quedarse sin aliento, no tiene nada que ver co11 la
sentido no se las puede reducir Inás. Al igual que la experiencia del color experiencia de la prop]a pulsión anóxica (ya que una pérdida gradual <le
rojo no se le puede describir a un b_ombre que sea ciego ante el colori asi oxígeno, incluso cuando co11Heva a un fhtal clcsenlace, i10 genera pánico).
la_<; cualidades particulares de la excitación, de la alegría, del rniedo, de Una persona puede estar y con frecuencia está aterrorizada por cualquier
}a tristeza, de la vergi.ienza y de la rabia no se pueden describir si uno cosa. A partir de ahí solo necesité un pcqucfio paso para darrne cuenta de
no tiene el necesario aparato emisor y receptor. Esto no equivale a decir que la excitación. no tiene nada que ver por si n1isma con la sexualidad o
que las propiedades fisicas del estín1ulo y de los receptores no puedan ser con el hambre 1 y que la aparente urgencia propia <lel sisten1a de pulsiones
sometidas a un mayor análisis. El análisis es ilimitado. Más bien se tratu- se había tomado prestada de su coensan1blajc con los afectos apropiados
ria de que 1a cualidad fenomenológica que esta1nos invocando tenga unas que l1acian de amplificadores necesarios. El e11o de Frcud n1e pareció de
características gratificantes o punitivas. repente un tigTe de papel ya que 1a sexrn.alidadi seg-l1n él, era la más velei-
Si el autómata aprendiera inglés, en el momento en que lo está dosa de las pulsiones, y la vergüenza, la ansiedad, el aburrimiento o la
aprendiendo, requcririan1os una reacción cspo11tánea de alegría o exci- rabia la podían neutralizar fücilmente (Tomkins 1981: 309)º
tación del tipo "esto me gusta" y de miedo, vergüenza o tristeza del tipo
"se trate de lo que se trate, esto no ine interesa". No pode111os definir esta En resumen, c1 siste1na de pulsiones no puede ser propian1e11te cnte11dido
cualidad en tér1ninos de respuestas conductistas inn1ediatas, ya que es la con10 una estructura primaria en 1a que los efectos funcionan co1110 apoyos o
brecha entre estas respuestas qfectivas y las re8pirestas inslrurnentales lo detalles subordinadosº De hecho, por su libertad y complejidad, "los afectos
que se requ,iere si va a funcionar con10 una respuesta rnotivacional hu111a- pueden ser inucho n1ás producto de la cEn.sua1idacl que cualquier pulsión. o ser
na (42, la cursiva es inía). n1ucbo n1ás monopolistas[ .. .]. La n1ayor parte de }as características que Fre11<l
le atribuyó al inconsciente y al ello (id) son de hecho aspectos destacados del
Por ello tiene sentido que rro1nkins (60) considere la sexualidad COlllO "la pu1- sistema de afectos [. .. ]. I~os afectos posibilitan tanto la insaciabilidad con10 1a
sió:n en la que el componente afectivo dese1npeña un papel inayor": no solo 1abilidad extre1na, la veleidad como la co1np1icación" (52).
considera Tomkins que la sexualidad es 'la 1nenos in1perativa de tod2Lo;;; las pul- Si la te>..'tura y el afecto, el tocar y el sentir parecen for1nar parte de 1o n1is-
siones" sino que es la única "en la que la activación de la pulsión, incluso sin su mo, no se debe a que con1partan una especial exquisitez <le escala, tal como la
consu1nación, tiene una cualidad q_ue compensa 111ús que una cualidad puniti- que necesarian1e11te pediría una lectura detallarla o un.a descripción_, densa, Lo
va. Compensa inás y es mucho más excitante", añadeJ "sentirse excitado sexual- que te;..rtura y afecto tienen en común es que a cnalqtrier escala q'ue los contem-
rnente que tener han1bre o sed". A pesar de que el deseo sexual nor1nalmente pleTnos, aJ11bos son irreductiblen1ente fenomenológicos. Describirlos prhnor-
est.1. clirigido a un interés y a un objeto diferentes a uno mis1n{\ es 1nucho Inás dialmente en términos de estrl1ctura siempre comporta una falsa representa-
n1alcable en sus intereses y objetos que 1as otras pulsiones 1 y también, al igual ción cualitativa. Prestar atención a la psicología y a 1a n1aterialidad a nivel del
que los afectos positivos, tiene e1 potencial de ser autónomo, afecto y de la texh1ra es también adentrarse en un terreno conceptual que no
El punto de vista inás ilnportante que e1 sentido coxnún tiene sobre las está confor1na<lo ni por la faltaj ni por las dualidades de sentido co1nún del
pulsiones y que Ton1kins de1nuestra que es falso es q_ue, con10 las pu1sioncs sujeto frente al objeto1 ni de los medios frente a los fines.
están inás inmediatamente }igadas a }a supel\.7Ívencia, éstas se experimentan Las diferencias entre los sucesivos ensayos de Tocar la.fibra parecen ras-
de modo n1ás directo, más urgente y más fue1te que los afectos. Es decir, el trear varias narrativas simultáneas cuyo significado n_o me resulta evidente.
:J'I
!'
24 Introducción Introducción 25

Parece que el interés sc;;.ual de estos artículos, con10 ya h_c dis1rtinuyc lento profnndan1ente entre las rnuchas capas que lo errv1.1c1~,TCH o 11o·viznar grá--
n1ientras que el sentido pedagógico se hace n1ás profundo. rfodos los ensayos fican1entc a través de una sutura nTny precisa.
están 11T1J_y ligados al afecto, pero la vergüenza) e] afecto que entre todos ine Todo el trab¿\~O de Scott que he "'Visto posee una presencia intensa, pero el
fascinó y n1e hizo adc11trarme en la selva elle la teoría de los afectos, una vez allí, te1na de esta foto ta.n1bién incluye su relación con su obra una vez finalizada y,
d~jó de mandar en mL Hacia el final del libro, los afectos positivos (el interés n1u.y posiblen1ente 1 la relación con el espectadoT cuando contennpla esta diada.
de estar ii1tcresada y 1 especialn1ente, el disfnxte de estar disfrutando, según Para iní, diferenciar en esta in1agen el sujeto de1 objeto nne resulta tan difícil
el csque1na de 'fon1kins) rne resultaron 1nucho n1ás excitantes. Que estos 110 co1no establecer esa n1isma diferenc]a en la relación entre Scott y su obra. Ella y
sean solo afectos felices sino también autónomos parece que tiene que ver co11 su creación se dan la una a la otra una misina bic1T\rcnhla expansiva. JYiediante
haberle hecho sitio al budis1110 en el presente volurnen. Dichas narrativas han su cercanía, parece que el sentido de la 'ista se disuelve en tavor del sentido del
podido entrelazarse, pero el resultado no es n1ucho más lineal que la narración tacto. No solo las n1anos de la artista y sus brazos desnudos y tan1bién su cara
que intenté con1poner enA D·ialogue on Lotie [Un diálogo sobre el an1orL en el están ocupadas en esta transacción con la tc,'tura. Los padres y 1os bebés 1 los
que las notas del terapeuta casi al final del lihro invocan geinelos (Scott tiene rnna hern1ana gen1ela), o los an1antes pueden comu]gar a
través de esa absorción táctil. No existe una sola manera de entender la "unión"
TRiillA.JO EN SEDA-CAIVIBIAR UN TEJIDO POR OTRO TEJIDO j LA IVIANTA DE L/1. IN- de esas dos for1nas incluso aunque sepa111os que una de e.Has fue b.ccha por la
FANCIA CON EL BOHDE DE SATÉN j lL~IBRE DE PIEL / Lf-\ ALJ.'vfOHADAi LLi\:VlADA otra, El afecto que satura la foto encierra una cualidad Knisteriosa o, por lo n1e-
"rTFFO" DEL HER1\1lu'l0 / su BABEO, "QUE :HACÍA llYIAGENES DE PESCADOS" EN ELLA nos, inü1tip1e. Ade1nás, la evidente ternura con la qu.e Scott abraza la escultura)
j PUEDE DECTR ALGO S01HlE CUÁNTA HAlVlBRE TENÍA NUESTR..4.. PIEL DE QUE SE LA su musculatura relajada y su cabeza echada hacia un lado parece que refleja
TOCARA; PERO TAIWBIÉN DICE ALGO SOBRE PERlVIITTRSE DESARROLL\R RECUHSOS tTisteza, con10 quizás lo refleja tan1bién el abandono con el que deja que su cara
AUTÓNOIViOS j ... ATESORAR IVIUESTRAS DE SEDA j DE ALGUNA l\1ANERA, LA SEDA se aplaste co11tra la pieza. La altura y Ja an1plitud de su abrazo podrían indicar
Y LA lVliERD.1\ ESTAN RELACIONADAS 1 LOS PRODUCTOS DEL DESHECHOy LAS FAN- que está consolando a 1a escultura o que se siente consolad.a por ella 1 ya que la
TASÍAS DE AUTO-SUFICIENCIA, DE NO DEPENDENCIA, DE HILAR L.\ PAJA EN ORO escultura está ecl1ada hacia su lado n1icntras que ella está d.e pie; la extren1a
(Sedgwick 1999; 206). laxitud a1ticular de este abrazo también puede leerse co1no una señal de que
tiene sh1dron1e de Do\Vl1. Pero los tonos alegres de la pallte superior e inferior
de la escultura de tOrlna redondeada son las inucstras n1ás visibles que sugieren
Jmfüh Scou, artista textil que esta sobria fotografía incluso en blanco y negro transmite una sensación de
triunfo, de satisfacción y de alivio.
La foto de la portada de Towr la fibra füc el catalizador que me impulsó a lnevitablemente 1 antes y después del reconocin1iento <le su obra dentro
componer este 1ibro en su for1na. presente. La foto es una de las n1ucl1as que el del arte "n1arginal", Scott sic1npre había sido diagnosticada en términos de "ca-
fotógrafo californiano Leon A Borensztein tomó de Judith Scott (1943-2005) rencia". Su sordera no le fue detectada hasta que tuvo una edad n1adura y fue
en la que la alltista aparecía junto a su obra. una <le las causas por la que se la consideró una persona que padecía un severo
La escultura de esta foto es 1nuy característica de la forma en que Scott retraso; c1asificada collno "in1posible de educar" en su infUncia, fue h1gresad.a en
construye su trabajo: un núcleo ensan1blado a partir de inateriales grandes y un pésilno asi]o de Ohio durante n1ás de treinta y cinco afi.os (MacGregoT 1999,
heterogéneos ocultos hajo muchas capas inulticolores de hilo, cuerda, cable, Smith 2001). E incluso después de ser considerada artista gracias al apoyo del
cinta y ob:os tipos de fibras que lo envuelven o zurcen y que producen una Creative Grovvth Center [Centro para el Crecin1iento Creativo] de California, el
für1na tridin1ensional estable, norn1aln1ente orie11tacla en torno a un solo eje, profesor que n1ás la a) 11dó y que n1ás interesado estaba por su trabajo, decidió
1

cuyos planos y curvas tienen resonancias biomórficas y cuya esca1a se puede que ella no tenía sentido de] color y que no era capaz de decidir por si misn1a
comparar con el propio cuerpo de Scott. Los logros formales presentes en su cuándo una pieza estaba tern1inada. (JYlacGregor 1999). Y John MacGTegor,
arte incluyen continua1nente técnicas ilnaginativas para asegurar esos gigan- el crítico psicoanalista del Art Brut que había sido su mayor apoyo, le aplicó a
tescos bultos, la sutil construcción y modulación de líneas y complejas curvas Scott el lenguaje de la negación enf~'itica de modo tajante: "No existe la n1enor
tridhnensionales, y su sorprendente originalidad a ia hora de utilizar el color, posibilidad de que Judith pueda vislumbrar el resultado final de su obra" (33);
ya sea pálido o briHante, que puede extenderse sobre un plano, cocerse a fuego "es evidente que Judith no está co1npron1etida con producir obras de arle" (72);
26 lnüoducr:ión introducción
27

"Judith no tiene ni idea de lo que es la escultura" (92)º "La i<lea de Li!na fürrna
abstracta no -figurativa es una idea co1np leja que se escapa. a la e<:1pacidad de
cont'.eptuaHzar de Judith" (ibíd.: 109), Parece que Mac Gregor ta1nbién consi-
dera que toda la actividad artística de Judith -y de hecho, toda su actividad-
tiene q_ue ser catcgorizada conno un trabajo producto del "inconsciente", quizás
porque ella no utiliza el lenguaje hahlado" 1 Hasta ahora, 1ie utilizado los ténninos u}Ccto y en1oción de fonna intercainbiab1c. Sin
cn1bargo, en el resto ele la sección 111e refiero a los "afectos" en e} sentido en que lo
Adn1ito que pueda resultar ofensivo de parte de quien domina pc1fecta-
utiliza Ton1kins, Para Ton1k.ins, un linütado nlu11cro de afectos -con10 los ele111entos
1nente el lenguaje, es capaz de sacar réditos de ello y ha tenido acceso a una
de la tabla pcrjódica- se co1nbinan para producir lo que nonnahnente se consideran
buena. educación, el "quedarse prendada" con tal grado de iclentificac]ón de una
cn1ociones que, con10 las sustancias físicas -fonnadas a partir de los c1en1entos, son
fotografia, de una obra y de un relato como el de Judith Scott. Aunque pueda teórica111ente ilünitadas en nún1ero, Ver To111kins, Sluune and its Sisters [La vergü.en-
parecer extraño, ini identificación con Scott no se debe tanto a algín1 tipo de za y sus hennanas], (34-74).
carencia co1n.o al hecho de ser poseedora de un tesoro desconocidt\ o rccep- 2 En este contexto, To1nkins no utiliza el tén11ino libertad en el sentido de voluntarie-
tivamente poseída por él. El drama del talento de Scolt probablemente se vea dad individual. Para conocer su útil debate de la relación entre libertad y con1p1cjidad,
magnificado por su horrible 11istoria de aislamiento en relación con el habla, y ver S'hanie and its S"isten; fLa vcrgi_i_cnza y sus hcrn1anas], (35-fí2), que otJ:ece algunas
por lo que considero que pueden ser reiteradas frustraciones cognitivas. Pero herra1nicntas para. una aproxiinación a la teoría ele los s1ste1nas a la que 1ne he referido
la. evidente plenittH.l de su conciencia estética, su acceso Heno de confianza y ca- antes co1no "las gan1as n1edias ele agencia".
bezonería a la producción autónoma, su capacidad artística para seguir hacién- 3 T-1ay que tener en cuenta que es la respuest({, no el estí1nulo, la que tiene cualidades
doles preguntas difíciles a sus materiales -preguntas que a la vez serian dificilcs afectivas inherentes. Esto representa una diferencia in1po1tante respecto a los condnc-
y satisfactorias de resolver- constituyen privilegios que parecen proceder de tistas, con los que Ton1kins no tenía ninguna paciencia, aunque los lcci:orcs dc1 siglo
xx1 pueden encontrar que su estilo de escritura se parece.
algún ángulo ortogonal al eje de su discapacidad"
A Barbara Herrstcin Smith le gusta mucho la idea de '1a senilidad subli-
n1e", tér1nlno que ella utiliza y que a n1í sien1pre me ha atraído. Lo utiliza en
conversaciones en las que describe varias perfor1nances 111ás o n1enos inteli-
gibles de ancianos n1uy brillantes -científicos, artistas o intelectuales- en las
cuales los rasgos puros de su sing11lar idioma creativo por fin parece11 emerger,
desprendiéndose (como si se tratase de capas de gordura infantil) de la afa-
bilidad, del sentido de la oportunidad e incluso de la coherencia de sentido.
¿Quié11 no encontraría ge11ial la idea de emerger a una senilidad sublime? Yo
me encuentro inuy cercana a Scott porque evidenterncnte co1npartin1os una
sensibilidad común que concede un valor especifico a los tejidos y a las texturas
desde un punto de vista relacional y, en cierto grado 1 ontológico. Pero al reco-
nocer el sentin1iento de ternura que produce un talento atesorado que hace fal-
ta eiqilorar, es posible que también me identifique con la tristeza y la fatiga, tan
evidentes en esa fotografía. Es probable que una de las razones por las que esta
foto de Scott se ha convertido en catalizadora de este libro dificil de articular es
que contiene una plenitud estética y afectiva que puede incluso estar ligada a
la fru.stración cognitiva. A la hora de escribir este libro, me he sentido constan-
teinente presionada por los Hn1ites de mi propia estupidez, incluso cuando n1e
sentía muy cerca de la posibilidad de transmitir algo valioso.
29

Ella me recuerda a una persistente


Escena de n1i infancia.
La escena se Han1aha Tvladre Se Ha l)esmayado.
El cuerpo ele mi anadre
Era 1nás grande, y ya no se rno·vía;
Respiraba de alguna manera, con10 si ya no respirara.
1

Su cara ya no nos sonreía


Ni nos reprendía. Nada nos decía.
En su cara un extraño rubor,
O una extraña palidez; ya no n1c acuerdo bien.
De que era extraña, sí estoy seguro.
- R.ANDALL .JARRELL, "La Esperanza".

J__.o n1ás dramático que me ocurrió en el verano de 1991 fue que xne des-
mayé para la televisión. Las cámaras de la televisión. que se ocupan de las
noticias ]ocales estaban allí porque había una manifestación organizada
por una Coalición de Gays y Lesbianas Negros Ad I-Ioc, que contaba con la
participación de Act-Up Triangle. La manifestación tenia con10 objetivo
protestar contra la cadena local PBS ele la Universidad ele Carolina del
Norte porque se negaba a ernitir Tangues Unt'ied [Lenguas desatadas] de
JYiarlon Riggs, la prhnera película sobre los hombres negros gays, cuya
infra-rcpresentación. en los Estados Unidos alcanza casi proporciones de
genocidio. Era una tarde de verano sureña, hacía bochorno y nos encon-
trábaRnos en el Rcsearch 'friangle Park a un lado de la autopista. Había
creído que contaba con fuerzas suficientes para asistir a lo que se preveía
que iba a ser una manifestació11 tranqui]a (ya que no se iban a llevar a
cabo acciones de desobediencia civil) a pesar de que llevaba varios meses
so]_netida a un tratamiento de quimioterapia que había diezn1ado bastante
mis glóbulos rojos,
Pero creo que se n1e había olvidado, o había repr:ünido el recuerdo de lo
diñciles que resultan las situacio11cs en 1as que un grupo de personas intenta
proyectar sus voces y sus cuerpos en u11 espacio de protesta pública, que tiene

_J
30 interludio, pedagógico lntedudio, pedagógico 31

que Teinventarse constantemente partiendo de CCTOi aunque (o porque) las i1ervios'? l\![]entras que a 1os n1an1fcstantes se les leí.an sus d.eTechos, se les es-
instituciones del estado ·y de 1os rnedios de con1unicación que 1a hacen posi- posaba y se les despachaba b_acia el helado autobús 1 las cuestiones de estatus
b]e han convertido na,fitnción de la protesta en algo n1uy rutinario y banal. se tornaban c11 peligrosas cuestiones de equilibrio: cuando un po1icía g-ira .su
Ya sabéis cón10 son los noticiarios locales: lo nor1nal que es que hay.a de vez i11uñeca al agaTrar al detenido 1 o cuando su brazo simplen1ente no está ahí
en cuando ton1as de personas q_uci con una expresión sornbría ·y desalentada, sirviéndole de apoyo, o se retira por silnetría, entonces no se requiere iu_ucha
están agitando pancartas y Inoviendo la boca; es decir) que estamos rnO\·rien- \ioleu_cü-1 estatal para que la persou.a esposada acabe estreHándlose contra un
do nuestras bocas; es decir, que estan1os gritando, suelo rcsbaJadizo. Y resultaba desconcertante porque parecía que los con-
Pero el carácter rutinario de esta escena no exime de peligro a la gente cretos y altan1cnte ünprevisihles peligros de esa csccnaJ que interferían con
que forma parte de ella. _AJ llegar allí) inc "\iJ10 de golpe a la n1emoria una el n1ero registro simbólico de la desobediencia ci"vili eran a la vez, de alguna
escena muy diferente que había ocurrido en Nueva Inglaterra unos invier- manera, los que en realidad constituían su esencia y su poder sin1bólico y
nos antes, cuando e1 An1herst College 1 de respuesta tan sensible y adaptable pcrforn1ativo.
en los asuntos curriculares, pero tan dura y despiadada en las burocrática,si Pero aquello era NueYa Inglaterra y esto es Carolina de1 Norte 1 un
había decidido dedicarse (con éxito) a la destrucción sindical en el pintores- Nuevo Sur cuyos espacios correosos e irregulares parecían haber sido di-
co hotel Lord Jeffery. En una rnaravíllosa tarde de invierno digna de E1nily señados para proporcionar un tablero de tedio y \riolcncitL Por otra parte,
DickinsonJ los profesores -unos cinco quizás- y los a1un11nos a los que este e1 conflicto en A1nherst era una disputa laboral, asuntos que sie1npre se
asunto nos preocupaba. nos reunhnos en un parque de la ciudad, llevan- sitúan en un terreno relacionado con esa grande y flageladora abstracción
do pancartas para ser "testigos" silenciosos de las acciones de desobediencia blanca que es e1 Dinero; y la presente lucha estaba relacionada con los
civil de una docena de empleados del sindicato que iban a cortar el tráfico negros, con las personas qnecr el jmplícita1nente, con el sida: con las carac-
delante del hotel y que, por elloi iban a ser arrestados. La policía contaba terísticas de los cuerpos, algu11os de ellos nuestros cuerpos, de cuerpos de
con un autobús amariH0 1 todo estaba preparado cuando empezó a caer una 1os que parece importante decir que la n1.ayoría de la gente está dispuesta, y
hermosa y fuerte nevada, si1ente y silcnciadora. Esta era una de las prime- algunos con fervor, y de manera asesina, a ver desaparecer de la existencia.
ras inanifcstacioncs no inultitudinarias a la que yo asistía y 111] corazón, a Llegué allí tarde) di abrazos y besos a algunos an1igos y estudiantes que
pesar mío, casi estallaba de emoción por lo escueta y caractcrístican1c11tc no había visto desde hacía varias semanas, y Brian n1e dio una pancarta
estadounidense que era la escena, corno leer a 'fhoreau pero tan1bién como para que la llevara. No n1c acuerdo -casi no n1e di cuenta- de lo quepo-
una pe1icula; por ese espacio de1nocrático en el proco1nún de la ciudad, tan nía en la pancarta, aunq_ue soy capaz de .acordarme que de niña) cua11do
escénü:o y de escala tan íntiina; por 1a paciencia tan coreografiada de la poli- veía un piquete 1 su rr1ayor poder simbólico era lo que parecía inherente a
cía; por lo que parecía ser la en1ocionante ventaja sin1bólica -dentro de una esa auto-violación aceptada, 1o que rne parecía que era una. inconcebible
historia y de un discurso legal firmemente articulado- de los actos de habla aceptació11 voluntaria del estigma, que es lo que para ]_TIÍ suponía que al-
n1ás austeros de las personas que protestaban -silencio, inmovilidad, repul- guien estuviera dispuesto a ser públican1ente un cuerpo escrito, un cartel
sa-; y supongo que tan1bié11 por la religiosidad secularizada de n1i propia ambulante, una figura que yo, de niña, solo podía asociar con el castigo a
función de "testigo" de esta escena, otro acto pcrfOr1nativo silencioso pero los niños. J-\hora me pregunto cómo relacionaba. ese estigma voluntario con
aparentemente denso, que me hacía sentir que el estar de piei in1nóvi1 y con un estigma invo1untario co1no el color de la piel -es decir de un color de la
1a boca cerrada, encarnaba toda la Carta de Derecl1os de los Estados Uni- piel que 110 sea e1 blanco-, si tene1nos en cuenta que, cuando yo crecí en 1os
dos. La nieve, profusa, gratuita, igualadora, teatral1nente transforn1adora, años cincuenta y a principio de los sesenta, el verbo "protestar" sie]_npre se
parecía garantizar la totalidad y ecuanhnidad simbólica de este puro espacio refería a la protesta por los derechos civiles de los negros. Me encontraba
significante. Sin e1nbargo fue esa nTis1na contingencia de la nieve 1a que, en a una relativa distancia de ese terror infantil del cuerpo escrito, aunque
el lento discurrir de la tarde, proyectó como en una pa,i1ta11a n1ás grande toda no a una distancia infinita, cuando ya con la ca1niseta negra con e11e1na
la a1nbigi.iedad inherente al estatus "sin1bólico" de las protestas de 1os ma11i- "Silencio== Muerte", que n1e había puesto porque pensé que se leería inejor
festaJ1tcs, poniéndo11os e} corazón en vilo. desde lejos que mi ca1niseta blanca de ACT UP-Tri.ang1e, cogí agradecida la
lSc pararía el tráfico frente a esas e)rtrañas siluetas en la carretera? pancarta que me dio Brian y comencé a moverla con energía y satisfacción,
¿podría hacerlo? ¿Sabrían en cadn caso si podían o no? ¿Hahría ataques de con10 si 1a animara con la animación de mi propio cuerpo y la hiciera. ha-
Interludio, pedagógico Interludio, pedagógico 33
32

blar: para las cá1naras de tele\risióuj para las personas qu·c pasaban en los contrabando". Con la fuerza ele nuestras -es decir, de f()rma refe-
coches) y para la pequeña fila de n1anifcstantcs que se encontraba a1 otro rencial~ nuestro objetivo consistía en desacreditar la pretensión de }a cadena
lado de la ca1Tetera. El calo·r, la autopista y e} estar al aire libre parecían eH- de representar a la gente, que era. Jo que :nuestro equipo de retransn1]sión
1x:1_inar las voces y los gestos y las consignas que lanzában1os a todo puln1ón 1
"pública" consideraba que estaba 11ac~enc1o, y avergonzarlos porque se ha-
intentando crear de forn1a exhaustiva una continua cortina de exigencias bían sometido o habiían llegado al acuerdo de no en1itir la pcHcu1a de TYiarlon
y de rabia: "aquí estamos, somos quecT y no harenllos el Jura1nento a la Riggs Tong'1.tes Unt'iedº Sin ernbasgo, con la fu.erza de nuestros cuerpos y 1

bandera este año" 1 ; "ista, ista, istaJ lQué es esa mierda racista?". rra1nhién en ese sentido, dle tDrn1a perfor1nativa.J nuestro objetivo no era solo el exigiT
cantarnos 1nuchas de las divertidas i::onsignas preferidas de ACT uP, que me estar reprcsentadosi ni ser representados en otros sitios) sino que nosotros
ponen n1uy nerviosa, llamando unos y respondiendo otros adaptci_n<lo la
1
1nis1nos representáran1os, que ,fuéra'lnos esa rcpTesentación: pasar de con-
n1anera que utilizó un provocador en otra n1anifcstación que 11ab-íamos or- trabando alguna versión de lo que para dicha progran1a.ción que había sido
ganiza.do con anteTioridad: un grupo grita de forma lla1nativa "¡l~ibertad vetada parecía una conjunción amenazadora y a1ncnazante que no se podía
de expresión!") y el otro grupo responde "lCállate!" -"¡Libertad de expre- representar: la conjunción de negro con quecrº
sión!" "!Cállate!''. Nuestra necesidad de ser cuerpos que sinrieran de ejcn1plo suTg-Ila ele
El espacio de la manifestación no solo estaba plagado de socavones la historia. de la negación Tadical de la función ejen1p1ar de los crnerpos ne-
acústicos, sino de amplias brechas de sentido insalvables. En estas brechas gros gays presente en la intersección de dos tipos de comunidades que) con
1

o desde fuera de ellas podría materializarse la fuerza de cualquier protesta tanta frecuencia, parecen fo1jarse n1ntua:n.nente al margen de una existe11cia
l)ÚblicaJ pero también se corría continuamente el riesgo de que la protesta perceptiva: u11a co1nunidad blanca gay tácitamente racista para la que un
pudiera disolverse. Pienso en la inanera en la que nuestro espacio se creaba cuerpo negro queer por muy erotizaclo que esté puede representar }a neg1i-
1 1

y se deshacía continuamente) por la interferencia controladora y la hosca tud pero nunca encarnar 1o propiamente quecr, y u.na co1nunidad afroame-
retira.da de, por un lado, la policía estatal: unos policías estatales blancos ricana más o rr1enos ahierta1nentc ho1nófoba, para la q11e el e1emento queer
patética1n.ente jóvenes y acicalados, que a la vez parecían estar completa- de cualquier figura negra debe de ser negado, supriinido o invalidado para
mente fuera de sí con esos unifo1mes que daban tanto calor y, aún a..-;i, de que a dicha figura se le permita funcionar con10 la encarnación <le la lucha o
forma natural, con esos 1nisn1os uniformes y las arn1as y radios que llcvaba11, 1a identidad negra.
ordenaban toda la presencia física y la densidad silnbó1ica que nosotros es- I,os objetivos de nuestro grupo de manif'estantes -avergonzar, pasar
tában1os luchando por acumular y que hacía que su propio espacio estt1vi.e- de contrabando- eran evidentes, pero para que ca.da propósito fuera eficaz,
ra ostentosamente separado del de los 1nanitestantes, fuera ostentosan1en- se tenían que presentar como u.no solo. So1o la presencia asertiva de queer
tc "neutral", ünpenetrable ante la fuerza de cualquier cosa que pudiéramos negros en la n1anifestación reforzaba la reivindicación sohre la ausencia de
gritar; pero que ta1nbién tenían la función de irradiar rachas de an1enazas representación de la rca1idad en la programación ele la cadena. Aden1ás la
en nuestra dirección, frag;rnentos de posibilidades volátiles que tuvieran un función de la protesta daba un pretexto y una 1egitimidad a la pTcsencia de
efecto bu1nerang en el éter de nuestra expresión. Y, por otro lado, enfrente, tales cuerpos: es bastante probab1e que nuestra protesta fu.era la prin1era
las cá1naras de TV, en rea1idad un con1p1ejo de ca1niones, trípodes, 1náquinas ocasión en la que una televisión local de 1a zona central del estado d.e Ca-
fijas Y portátiles, y personas blancas que estaban a u.no y otro lado de las rolina del Norte se viera obligada a of'reccr i1nágene..s de unas personas que
cámaras: estaban los operadores de las cá1naras -insolentes en su implícito explicita.mente se autodenon1inaban bajo la rúhrica de una identidad negra
atrevimiento y audacia- que 1as paseaban delante nuestra filad.e caras y de y qucer.
cuerpos, y los lindos reporteros y reporteras que aportaban un prh11er pla- Avergonzar, pasar de contrabando: eran 1os dos propósitos señalados,
no respecto del cual nuestros cuerpos enfadados ser.,.rían de telón de fo11do, y, en un sentido, repTesentan un juego de una tradición filosófico-lingüísti-
generando la profundidad de campo, y la fiabilidad de la perspectiva y la ca entre una alocución constativa y nna pertürn1ativa. f\.vergonzar, en este
distancia de tres metros de las cuales son garante y guardián los noticieros ejemplo, de forma constativa "la representai:ión inclusiva que tu, la 'felevi-
ele la televisión. sión Pública de Carolina del Norte, alegas que ofreces de esta sociedad exclu-
Los objetivos de este equipo de noticias, inuy diferentes de los nuestros, ye de fürn1a de.H.nostrahle a una parte de sus componenfres": una aseveración
los resu111í n1cntalmente en una dob1e formulación: "avergonzar y pasar de verifica.ble y retere11cial de algo que está 1nuy lejos. Pasar de contrabando) de
34 lnterludio, pedagógico interludio, pedagógico 35

forma perforrnativa: "iPrescnte! J;,"cce IioTno": una forxna de significado que


1

se validaba a si misma y q_ue por lo tanto, era autorrefcrcnciai y q_ue ofrecia


1
Cuando llegue 1a gentt;, que no haya rnúsica, solo silencio.
con10 garantía su rc1ación con la corporeidad. lYic gnstan los silencios torpes, aunque bastante gente se resiste a ellos,
PcTO, a pesar de todo, no puedo afirmar que en los dos propósitos gc- especiahnentc en 1nis clases. Pero 1nuchas cos;_is pasan durRni:e los silencios.
n1elos de esta rnanifestación baya u11a diferencia supuestan1cnte e-vidente - tHCHAEL LYNCH, insi:rl1u..:ione-s para su funeral, febrero de :1990
entre 1o co:nstativo y lo performativo o entre el referente y la corporeidad.
Después de todo, pocas palabras podrían ser más perfo11nativas en el sentido E] significado que le daba tnrnaña densidad a ese cuerpo, dcunasiada densi-
austiniano que el tér1nh10 "vergüenza": "!'fe debería dar vergüenza!", "¡Qué dad en realidad i10 era aprovechable) considerad1ne la cara q_ue se desecha
vergüenza!" o simplen1entc "lVergüenza!", las locuciones que dan sentido a en la sala de montaje en relación con los objetivos y ef'ectos pc1forn1ativos
la palabra, ni describen ni se refieren a la vergüenza sino que el1as mis1nas tan con1plcja1nente coreografiados en esa manifestación. A pesar de eso, rne
la confierenº A la vez, nuestra actividad "contrabandista" de corporeidad a 1 gusta cavilar sobre la reconstrucción de ese 1non1cnto en el que lnc desma-
pesar de ser autorreferencial, no podía presu1nir de tener autono1n:iía con res- yé1 en parte porque el l1echo de n1i ausencia n1e sitúa, da igual si es por un
pecto a los circuitos indirectos de la representación. Para errtJJezar, porque bre,re rnomentoi en el centro del acto de la protesta, con10 si fuera el lu11nino-
la mayoría de }os cuerpos que intentábamos pasa.r de contrabando no eran so vacío de una 11cruína Mcridian 2 de A1ice VValker, por poner un ~]en1plo 1
negros muchos de los que tenemos tanta necesidad de crear nuevos espacios
1 cuya narcoléptica presencia/ausencia. parece un perfecto resulne11 de su nula
para la represe11tación negra queer estában1os, por desgracia, involucrados inconsciencia contagiosa en relación al miedo, su nüster]oso talento para
en los procesos de referencia: referencia a otros cuerpos que se encontraban cristalizar la pérdida y la rabia. co1no un desafío y co1no un n1ovin1icnto so-
junto al nuestro, a. las pa]abras de las pancartas) y a aquello que, sin nlás ga- cia11ne:nte encarnado.
rantías que nuestra esperanza, aspirában1os que fu:era la sustancial suficien- Ojalá tuviera esos rasgos rneridianales, pero solo puedo aspirar a ello;
cia del sentido -si es que en verdad nosotros misn10.s lo tenlÍa1nos claro- de si ese cuerpo tun1bado daba testin1onio, se debía 1nás a un ch_~rto sentido
nuestro objetivo, magnético queer (por magnético n1e refiero a productor de desviación) en el
Después de un rato, rne di cuenta de que me encontraba cansada y de proceso Han1ado n1a:nifestación que a una resolución triunfaL Lo que sentí
que n1e estaba n1areando, y me pareció razonable sentarn1e. Había algo tan casi como un resumen telescópico de1 evento de protesta corporeizadoi con10
absorbente y tan radicalmente heterogéneo en ese espacio de protesta que lo l1aría el resumen 1nás radical, era Jnenos e1 poder de resu111ir que e1 del
lne quedé en blanco y de lo siguiente que tne enteré fue de que mi non1- desplaza1niento de significado que lo intercalaba. (Dcsplazan1ientos: la piel
hre sonaba una y otra vez y e1npecé a darn1e cuenta de mi desorientación blanca de alguien que había llegado a sentir la invisibilidad negra queer -en
y de que estaba tumbada en el suelo -volviendo) surgiendo violentamente parte a través de un trabajo de repaesental'.ión como Tong'ues Untierl, en par-
de1 pozo profu11do de otro mundo- n1ientras que un policía me ton1aba el te por las brutalidades que se leen cada día en el periódico, en parte a través
pulso y una ambula11cia venia de camino. El enor1ne e h1salvable agtüero de interacciones con estudiantes cargadas de transferencias- como una bre-
que se había producido en mi consciencia parecía una ünagen 1nise en ahíme cha dolorosa en lo real: los legibles estign1as corporales no de1 sida sino de
del conjunto de la tarde; en particu1ar porque la ilnagen, una ln1agen inuy un cáncer "fcmenii10" cuyas lecciones para 'ili\ir con mucha fuerza, que era
llamativa sobre la que convergían las dos cán1aras se veía dificultada porque
1 co1no me encontraba en ese mo1nento, las habla aprcn(lido sobTe todo de
los manifestantes luchaban para entorpecer su visión ("Vaya, eso es censu- horr1brcs con sida; la dcsf~1miliarización y, ciertan1ente, las brechas a la hora
ra", farfullaba la gente de la TV, sin faltarle algo ele razón). La imagen de de no reconocer 111-i "propio" cuerpo "fen1enino" y "blanco" que 11abía expe-
1

una figura descon1unci.li en posición supina, vestida de negro, blanca como rin1entado b:::\jo la presión de la arnputación y la prótesis, de las drogas) de
el papel, y extrañamente calva (1ni bonito sombrero africano había volado), la experiencia del derrumbe de género de la calvicie femenina; la u1anera en
engalanada con el lema Silencio=Muerte, in1nóvil, aparenteme11tc mujer, ]a queJ sean cua1es sean }os privi.1egios que se tengan, a una peTsona que vive
misteriosamente grávida de significado (¿pero qué significaba exactan1cnte? con una enfermedad grave en esta particular cu]tura. se 1a inicia cada d-ía de
¿en qué sentido era aprovechable?) estuvo disponible para todo el inundo forn1a más consciente, n1ás necesitada, y cad:'t día con una inayor repulsión
inenos para su protagonista. profunda y transfor1nadora en lo terriblc1nentc diferente que es el lnundo
de la atención sanitaria bajo ei capitaEsn10 estadounidense). Cada vez más
!nterlud10, pedagógico 37
lnterludio, pedagógico
36

estaba Hegandu a sentir con alegría) con desazón, con nna inolcstia inn1cnsa
tales desplazamientos en el espacio del aula, tan reducido y tan co1nplcja-
1nentc rcprcsenta-rdvoJ el espacio de un aula regulaTn1entc reconstituido por
la a.1nenaza y el duelo y por la desnudez de las resistencias l'.ognitivas y per-
forn1ativas que érarnos capaces de acurnular en torno a ellos. ,_aj_ encontrarn1e [N. de la T.] El Juran1ento a ]a bandera o Juran1ento ele lealtad (en ingll:s "P1edge of
yo ]]1is1na, co1no profesora, co1no cje1nplar, con10 persuasora) co1no lectora Allegi_ance") es nnjura1ncnto a los Estados Unidos y a su ban<lera que se suele J_Teitar,
cada vez inenos en el centro de rni propia clase, también estaba c11contrando al unísono, en acontecinüentos públicos y especialmente en las ;_n1]as de los colegios
que la ·voz de un cierto desplazan1ien.to abisal -y e] inío cierta1nente no era públicos, donde eljura1nento es, a 1ncnudo, un ritual inatutino.
el único dcsplazan1iento que ocurría en las aulas- estaba siendo capaz de 2 [N. de Ja T.] J1,1erúlian es una nove] a de la escritora afroa1nericana A1ice '1Va1J,cr escrita
conseguir efectos que a veces pudieran abrir los 1í1nites del discurso de forn1a en 1976. Se 1a ha descrito co1no una reflexión de VVal1~er sobre el n1ovilniento de los
productiva aunque esto no fuera sien1prc evidente. derechos civiles de dicha época ·vistos desde la perspectiva de 1\'1cridian, la protagonis-
ta, una joven estudiante universitaria afroa1nericana.
Capítulo uno 39

En la quincena posterior a la dcstr11cción de las 1'oRTes Ge1nelas, en scpticn1-


bre de 2001, viví la diaria repetición de una extrafia experiencia que proba-
blen1cnte era común a buena de los 'iandantes de ]a zona sur de Man-
hattan. Al doblar la esquina de cualquier caHe con la Quinta i'\venlda, aunque
xne dirigiera al norte, algo 1n_e obligaba a.111::i.irar hacia el sur, en dirección al ya
desaparecido World Trade Ccntelr. Esta inexplicable qjeada furtiva iba aso-
ciada a un deseo consciente: que esa panorá1nica en dirección sur se viera
bloqueada -con10 siempre hasta el 11 de septie1nbre- por la vista fa1niliar de
las Torres Gen1elas cerniéndose de nuevo sobre los neoyorquinos desde lo
1

alto de su despectiva fealdacL Ni que decir tiene que las torres seguían des-
aparecidas ya sien1pre. Al alejarme, el sentin1iento que ine embargaba era
sin1plemente de vergüenza.
G."Por qué vergüenza? Creo que aqueHa era, en efecto, una de esas situacio-
nes en las que, co1no dice Silvan Ton1kins (1995: 185): "Nos encontramos de
pronto bajo 1a n1irada de a1guien extraño o bien desearíamos n1irar a alguien
o con1partir algo con alglücn, pero nos resulta imposible porque ese alguien
es un extraño o porque esperábamos que nos fuera familiar, pero de golpe se
hace evidente que no es así, o porque había1nos cn1pezado a sonreír) pero nos
encontra1nos con que estában1os sonriéndole a un extraño". No digo que una
panorán1ica urbana pueda compararse a nn lf'Ostro querido, pero tan1poco son
cosas tan distintas: la panorán1ica expoliada era, por ejcn1plo, con10 un rostro
que de pronto apareciera desdentado, o preocupado o inue1to, po1 no hablar
de las ciTcunstancias históricas iln.plícitas en scn1eja11te can1bio de paisaje.
Estas erupciones de vergüenza no parecían espec-ialrnente relacionadas
con una prohibición o una tTansgresión. Ade111ás, aunque fuera yo la que sen-
tía vergüenza, no era exactan1ente que n1e avergonzara de mi 1nisn1a. Sería
111ás acertado decir que sentía vcrgiienza ajena por aquel c::rtrmño y despojado
horizonte urbano; estos sentin1ic:ntos estaban, por supuesto) entreinezclados
con el org11llo, la solidaridad y el dolor que me vinculan a la ciudad, La ver-
güenza tenía ta1nbién que ver con la -visibilidad y el espectáculo: 1a desventu-
rada visibilidad de las torres en su ausenciai y 1a teatralidad ele su destrucción,
que nos fascina en graclo chocante.
'frabajos recientes de psicólogos y teóricos de la vergüenza sitúan la p1rO-
to-forn1a (n1irada baja, cabeza agachada) de este podc1oso y te1nprano afecto
40 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de la novela de Henry James Vergüenza, teatraiidad y performatividacl queer: El arte de la novela de Henry James 41

(pues aparece entre el tercer y el séptiuno n1cs de 1,1ida, ta11 pronto el infante s]gt:iicra dea11nbulando por la sala. I\!le la tren1enda aJ!.siedad en todos los
es capaz de distinguir y reconocer el rostro de la persona q_uc lo en ida), en un asistentes: todos i-niran hacia el si__11elo, deseando estar e111 Lualquicr otra p~nte,
momento detern1inado de una detern1inada y reiterativa narración. Se trata pero a la vez sabedores del destino inexorable que supoBe estaT justo allí 1 cada
del n1on1cnto en el cual se rornpe el circuito espccn1ar de expresiones en el cual en su pellejo y todos consc:ientes de ello corno si les Cf11Je111a.ra) y a.1111 no
que se reflejan el rostro del infai1tc y el rostro conocido de quien lo cuida (un obstante, incapaces de restafiar 1a de dolorosa iclcntificación con e1
circuito que, si se considera como forma de i1arcisisn10 primario) sugiere q_ne hon1bre ele co1nportarnicnto inaceptable, En eso consiste el doble irnpulso de
éste últin10 desde su inicio se arroja, con empeño sociable y arriesgadoi hacia el 1a. vcrgi.ienza: por un lado, lleva a una indhriduaclón dolorosa, por otro, a una
campo gravitatorio de1 otro), Es el rnon1cnto e11 que e1 rostro del adulto deja de relacionaHdad i11controlable.
(o se niega a) cumplir su papel en la continuidad de la n111tua contcn1plac]ón; Tradicionahnente, se ha diferenciado la vcrgiienza de la culpa en tanto la
cuando, por la razón que sea, ese rostro deja de reconocer (o de serle recono- vergüenza tiene que ver con (y agudiza) el sentido de 1o que so1nos) inientras
cible) al h1fante que l1a estado, por asi decir) "dando la cara" y confiando en la que la culpa tiene q_11c ver co11 lo que hacen11.os. J-\tn1que 1'on1]dns está n1enos
persistencia <le1 circuito. Con10 explica Michae] Franz Basch (1976: 765): "La i11tcresado que los antropólogos) r11oralistas o psicólogos populares en dis-
adaptación conductual del infante depende casi en su totalidad de que se 1nan- tinguir an1bos conceptos 1 insiste ilnplícitan1ente en que en la CA1Jcricncia se
tenga eficazme11te ]a co1nunicación con la parte coordinadora y ejecutiva del puedan albergar hipótesis rnás o n1enos certeras sobre qué es lo que se es. En
sistema n1adre-infantc. K,a respuesta vergüe11za-humi1lación 1 cuando aparece, e1 proceso de dcsarrol1o n1enta1, hoy en dia la vergüenza se considera frecnen-
representa el fallo o la ausencia de sonrisa de contacto; se trata de una reacció11 te1nente con10 el afecto que mejor de-fine el á1.nbito en e1 cual se desarrollará
a la falta de respuesta por parte de los otros, que indica aislamiento social y el sentido del Yo ("La vergüenza es a la psicología del Yo lo que la ansiedad a
señala la necesidad de alhriar dicha condición". Así pues, el proto-a-fecto "ver- la psicología del Ego: la piedra angular del afecto") (Broucck 1982: 369), Per-
güenza" no está definido por la prohibición (y, por 1o tanto, tarnpoco por la sonalmente) yo no lo interpreto en el sentido de que la vergüenza es el lugar
represión). La vergüenza aparece corno un mon1ento, un inomento de ruptu- donde la identidad está rnás firmemente ligada a las esencias, sino que en di-
ra, en un circuito de co1nunicación identificativa que constituye la identidad. cho lugar es donde se plantea de forma 1nás originaria y relacional la cuestión
De l1echo, como ocurre con el estig1nai la vergüenza es en sí n1isma una for.o_na de la identidad,
de co1nu11icación. Las n1anifestaciones de vergüenza, la hu1nillación de1 rostro Al 111-Rsmo tien1po, la vergüenza deriva de la sociabilidad y tiende a la
con los ojos bajos y 1a cabeza agachada -y, en n1cnor inedida, el rubor-, son sociabilidad. Con--io dice Bascl1: "La reacción de vergüenza-liumillación en la
señales que indica,i1 problemas y, a la vez, el deseo de volver a tender puentes infancia, consistente en agachar la cabeza y apartar la mirada, no significa que
en la comunicación interpersonal. el niño tenga conciencia de un rechazo, más bien_ indica que se ha roto el con-
_,Ahora bien, al ü1terrumplr la identificación, la propia vergüenza cons- tacto efectivo con otra persona ... Así pues, la vergiienza-ln111liHación a lo largo
truye identidad. De hecho, la vergüenza y la identidad n1anticncn una relación de la vida puede considerarse con10 inhabilidad para suscitar de für1na eficaz
muy dinán1ica, a la vez deconsti.tuyentc y fundacional, porque la vergüenza es reacciones positivas por parte de otra persona hacia los n1ensajcs propios. La
singular por lo contagiosa y por cón10 nos individualiza. Una de las propieda- extre1na aflicción de esta reacción en períodos posteriores de la 'ida está re-
des más extrañas de la vergüenza -pero tal vez también la que bi·indaría n1ás lacionada con esa prin1era etapa, cuando dicha condición no es n1eran1cnte
potencia conceptual a nn proyecto político- aflora cuando e1 maltrato ~jerci­ incó111oda1 sino que constituye una an1enaza para Ja ·vida nTisma" (1976: 765-
do o padecido por otros, la vergüe11za de otra persona, la cstign1atización, la 766). Por lo tanto, sie111prc que el actor, el artista de pcrf0Tn1ance )' tainbién,
debilidad, el ma1 olor o los con1portan1ientos el>.."iraños, en apariencia ajenos a a linl entcnder 1 el activista en políticas de identidad brinda el espectáculo de
n1í, consiguen de in1nediato -si soy una persona predispuesta- que 111c inunde su narcisisn10 "in-fUntil" ante los espectadores, e1 escenario está n1ontado (por
esta sensación cuya capacidad de saturación parece delinear e1 contorno exac- así decir) bien para una nueva dramatización del Sl\ieto abru1nado por la ver-
to de mi individualidad de la forn1a 1nás aislante que cabe imaginar. güenza ante el recl1azo a responder, bien para la exitosa pulsación de 1a mirada
En mis clases sobre la vergüenza, suelo pedir a los asistentes que parti- especular en un circuito narcisista devenido elíptico (o lo que es ]o inis1110:
cipen en un experimento intelectual, consistente en visualizar a un hombre inevitablcn1ente clistorsionado) por la fürma hiperbólica clel elenco original.
sucio y inedio loco que vagara por la sala inascullaJ1do en voz alta un discurso Como Ton1kins describe acert.adan1entcJ la vergüenza se horra a sí nüsn1a; la
cada vez más acusador y desarticulado, que orinara luego frente al público y vcrgiienza apu11ta y proyecta; la vergüenza se da la \'ll1e1ta como un guante:
Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de fa novela de Henry James Vergüenza, teatralidad y periormativiclad queer: El arte ele la novela de Henry James 43
42

vergüenza y orguHo, vergüenza y dignidad, vergüenza y vcr- cón10 en la escritura de estos textos el propio J arncs insiste en ternatJzar cier-
g-ücnza y exhibicionisnJ_o so11 entretelas de la rnisma pTenda. Podría decirse tos ele1TJ.ent.os co1no específican1entc con la consecuente e::p<:ct.ación
Íinalni.ente que la verg·ücnza, 1a vergüenza transfor1nacional, es ¡;e~fornrancc. pehgro) pérdida)' rnelancoHa que le brindaba el teatro de
Me refiero a 7Je~for1nltnce teatraL I ,a ;1eijOrrnance está asocü1da a ila vergüenza) ac1we!la época) con10 expHca Joseph I_,1tvak en Cau,ght in the Act en el
y 110 solo por ser la n1ancra o el resultado de protegerse de ella, aunque esto acto], El segt1n d.o de estos circuitos
1
dran1atizado en los
últinao sea rnuy importante. La. ·vergi_lenza cubre c1 lünite entre introversión y prefacios es el que une al ha..bL:u1te 1 de for:nn_a peligrosa y prodlncti>,~.a, con su
eA"troversióni entre ensimisrnan1iento y tc;:ntrallldadi entre pe1for1nati\ridad y ... propio pasado. En los pref~1cios es l1ahitual que J arnes in1aginc su relación con
pcrforn1atividad. e1 pasado co1no la relación cargada de intensidad entre el autor de los :rnis1nos
y el escritor -considerablen1ente rnás joven- de los cuentos y novelas prologa-
dos, o tambi6ni con10 la relación entre cua]qu-Uera de estas dos fig11ras y 1a de
Henry James emprendió 1a Edición de Nueva York (bellísimo rccopilatorio un hon1bre aún n1ás joven que representaría la propia ·ficción,
en veinticuatro volún1enes -revisado y con nuevos prefacios- de sus n1ejores ¿(_:¿ué en1presa podría ser n1ás excitante o peligrosa en sentido i1.arcisista
relatos y novelas, a juicio de1 autor en aquella época), cerrando asi un perio- que la de re]eerJ revisar }' recopilar las obras propias'? S-i dichas obras 1 o su
do relativamente teliz de creación literaria ("la tase n1ayor"); fue un per-llodo joven autor invocado a tal efecto) dcvol\rieran esa n1irada de anhe]o con ojos
fc1iz, enmarcado, no obstantei entre dos crisis devastadoras de n1elancoH:a. apagtu]osi indiferentes o distraídos, ll1abría lünite a la vergüenza. (por por
l.a prin1era. de aque11as arrasadoras depresiones se activó en 1895 con10 con- uno i1lisn10) en que se incurriría'? No inenor peligro es, sin en1bargo, el de no
secuencia de lo que Ja1ncs vivió como el fracaso rotundo de sus arnbicioncs llegar a reconocer o desear dichas obras y a dicho autor. Corno escribe To111-
de dran1aturgo 1 tras ser abucheado en el estreno de su obra Gu,y Doniville. A kins (1995: 135): "Al ig1Ja1 que la repugnancia [la vergüenza] opera so]o una
pesar de ello, en 1907, cuando e1npezaro11aaparecer1os prhneros volúmenes vez que se ha activado el interés o el gozo, e inhibe uno u otro o aJJ1bos. El
de la Edición de Nueva York, Ja:rnes se ha11aba suficienten1ente repuesto de activador innato de la vergüenza es la reducción inco1npleta del interés o del
su auto-proyeceión dra1natúrgica Yi de hecho, había 'ru:elto a la batana por 1a gozo. De ahí que cualquier obstáculo a una n1ayor exploración que reduzca
escritura de obras teatrales y a la de su negociación. con los productores, lo cua1 parcialn1ente el interés ... activará el bajar la cabeza o retirar la rnirada por
era 1 verdaderan1entej una actuación de rnucho mérito. La siguiente depresión la vergüenza que se está pasando, y limitará tanto la continuación de dicha
terrible no fue originada por una 11umillación sobre el escenario, sino por el exploración co1no 1a exhibición de la propia vulnerabilidad"º Considerar el in-
fiasco de la propia Edición de Nueva York: un fracaso absoluto de ventas y un terés en si 111ismo co1no 1111 afecto distü1to y plantear u.na asoci.ación entre la
fracaso aparentemente definitivo en la consecución de un reconociiniento del vergüenza y el interés (o su [incompleta] inhibición) tiene 1 a rni enten·der, sen-
tipo que fuera por parte de los 1ect.ores. tido desde el puntó de ·vista feno1nenológico respecto a la depresión y, en este
Al leer los prefacios a la Edición de Nueva York, esta1nos pues ante una caso, a las depresiones de las que Ja1nes había conseguido salir para escribir
serie de textos qne 1nantiencn con la vergüenza una relación dinán1-Ilca mucho sus "novelas mayores", novelas que, ciert~nnenteJ parecen mostrar 1os efectos
inús allá de 1o que cabría i1naginar. Los prefacios ~rnanifestación exultante de de una co1nplicada historia de tTastornos y una profusión de remedios para la
la recuperación de J a1ncs de ese episodio casi fatal de vergüenza en e1 teatro- recuperación del interés. Aún así, eran depresiones en las que el autor volvería
son un espectáculo lúdico rebosante de un productivo 11a1cisisn10 de nn autor a hundirse de nuevo.
casi obscenan1ente confiado o "proyectado", aunque ta1nbién ofrecen el espec- El Ja1nes de los prefacios se n1anifiesta en la 1nis1na sorprendente 1netá-
táculo de invitar a (es decir: quedar abiertos a) 1o que, de hecl101 era tanto el fora que inspira hoy· en día los escritos sobre "el niño interior": la inetátOra que
destino de los tcx"tos co1no el del autor: la aniquilación ante 1a ausencia abso- presenta ]a relación de la persona con su pasado corno u:na relación interper-
luta de reconocin1iento por lector a1guno. En su1na) los prefacios significaron so11al, tanto intersubjetiva co1no h1tergcncracionaL Yi añadir, que para 111ucha
una vc1dadcra salida (y en Jnás de un sentido, desde luego). gente esta es, por definición, hon1oerótica. Con frecuencia, el joven autor está
Operan en ellos al n11enos dos circuitos distintos de la órbita hiperbólica presente en estos prefacios co1no una figura personalizada, pero n1ús habitual-
narcisismo/vergüenza, y an1bos en una relación n1utua volátil. E] primero de n1ente aparece representado en ]a propia ficción o en los person<\ies de la n1is-
e1los 1 co1no ya he suge1idoi es el dran1a de la relación de Jan1es con su pú- ma. No es necesario adoptar (corno hace la psico1og]a popular) una teleología
b1ico lector: su audiencia. Al usar aquí el tér1nino "audiencia" quiero resaltar 11igiénicai norn1alizadoraJ sanadora de dicha relación -n1cd1ante una sobre-
44 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de la novela de Henry James Vergüenza, teatralidad y peíformai:iviclad queer: E! arle de fa novela ele Henry James 45

valoTación_ sensiblera del acceso del "niño" a la autoridad narrativa a costa de angustJosa rc1.r-isión, \'lH:lve a reaparecer el rubor de la vida, El rccono{_'irniento
1a de1 "a<lulto" 1 o 11_ncdiante la totalizadora a1nbición de conseguir que los dos de esto rnisn10 en buena parte de _La edafl i-ngTata es) cle1i:arnente, 1o q_ue 211c
yoes se sub.~un1an definitivamente en un solo Yo-) para caET en la cuenta de TJe-,, a a calificarlo todo, sien1pre con inucho cariñt\ de n1onstruoso" (1984: 99).
1

que esta figuración abre un rico panoran1a de posiciona1nientos relacionales, Es corno si el poder inductor de vida de ese "rubor de 1a \'ida" cu la criatura
muy especialmente qu_izás respecto al te11_na de la ·vergiienza. Sin duda, Jan-nes joven, al que también se refiere cuando 1e aplica ]a etiqueta potcncia1n1entc
no muestra deseo alguno de convertirse de nuevo en el joven y n1istificado vergonzosa de "1nonsi:111osiclad") fuera el reflujo de1 Iubor de vcrgi1cn.7.H o de
autor de su obra n1ás ternprana. i\ntes al contrario 1 esa distancia entre las au- repudio que el hon1hrc n1ayor ya n.o siente en esta reescritura. De n1anera si-
to-figt1raciones interiores y el yo ac'tual que habla queda subrayada, revaloriza- n1i1ar, James (124) escribe acerca de sus disparata.dos errores en ]a estin1ación
da y, de hecho, erotizada. Esa distancia separadora (te1nporal, figurada como de la eA'tensión de lo que de entrada pensó que seria un cuento corto: "Hasta
intersubjetiva y a la vez con10 espacial) parece, en todo caso, constituir el tan esta cuidadosa revisión, para rní El e,x;poNo fle Poyntoni habían quedado {lo10-
preciado espacio interior de la ensimis1nada subjetividad de James, Con todoi rosa1nente asociados a la e1nbarazosa consecuencia de ese estúpido error, 1<:1
por n1ucl10 que se valore esa distancia, en estos ensayos la especu1ació11 de tema. en1ergió ... en una desbordamie11to de sentido; gracias a esa bocanada
J a1nes sobre las posibles salidas, reflejada mediante diversos procedünientos iiTesistib1e, )'solo pude c;q)licarlo así, me encontré a iní mismo ... seducido y
para salvar esa distancia (solicitaciones de diversa índole, formas variadas de arrebatado". "AqueHo ocurrió asfJ, concluye el escrJtor sin <lisin1ular el sen-
contacto, de interés y de a1nor entre la figura lnás t;,'\.'}Jerin1cntada y la n1enos) 1 sual, pero nada senciHo, placer "se abrió la flor de la concepción". Y describe
1

dota de especial impulso a su proyecto teórico. El yo que habla en los prefacios 1a revisión de sus prin1eras obras corno la n1anera de él (o eHas) de "quedar sin
no intenta tiJ_ndirse con las potencialmente vergonzosas o vergonzantes figura- verp;üen:za" y co1no un proceso mediante el cual estas "se han renovado fe1-Ilz
ciones ele su yo inás joven, sus ficciones n1ás jóvenes o sus héroes Inás jóvenes; y ruhorizadaniente" (345, la cursiva es n1ía). Aqu-íJ parece q_ue James quiere
lo que intenta es a1narlos. Ese amor acontece, no sólo a pesar de la vergiienza, desplazar el rubor de su lugar terminal -corno emb1e1na que traiciona la rup-
sh10, lo que es más notable, gracias a ella. tura de un circuito narcisista-, para ponerlo en circulación como el signo de
Es bastante 11abitnal, como veremos, que la empresa de "reparenta1i- un ·vinculo tierna1ncnte reforzado y realmente "irresistible" entre el escritor del
zación", por así Uamarla 1 o de "reedición" del infante bastardo de (lo que se presente y el escritor abatido dei pasado, o bien entre cualq_uicra de ellos y el
presenta co1no) la juventud de James se describa l1ana1nente como un parto extraño [queer] pequeño cigoto [conceptirs]. Este desplaza1niento puede a.pre-
masculino. James también cuenta cómo encuentra en si 111isn10 "esa delicada ciarse en e1 siguiente pasaje (337-338), que se corresponde con la descripción
consideración que alberga el pecho de los progenitores hacia el niño lisiado o -u.nás conocida de su proceso de revisión:
despreciado, des-figurado o derrotado, infortunado o poco prometedor") con
ese desafortunado fugaz pensa1niento de que ir más al1á sería algo "einbara- Cort.,eguir acabar y dejar atrás la obra, y tener lo mínimo que decir, a
zoso" (1984: 80-81). James ofrece 1núltiples razones para sentir incon1odidad ella y sobre ella, había sido durante años mi única regla, así que, durante
ante esos :retazos de un pasado abandonad.0 1 pero }a persistencia de la ver- ese interregno tedioso, tuvieron tiempo de medrar y florecer terroríficas
güenza que acompaña la evocación reiterada del mismo se corresponde con supersticiones sobre lo que rcahnentc debía haber sucedido.
la persistencia co11 la cual él n1ismo se describe a su vez como catectizando o Entre todas ellas sin duda no fne la n1enor el estúpido ten1or a que
erotizando esa 1nisma vergüenza como si fuera la manera de inantener una c1 menor aseo de aquella extraña prolci cualquier intento de limpiarle
relación a1norosa con unajuve11tud queer o "cornproinetedora". el polvo acu1nulado, cualquier enjuague de sus rasgos inarchitos, el pei-
Por cje1nplo, en varios pasajes, Jan1es se refiere de forina n1ás o 1nenos nar sus 1ncchones canosos o e1 tirar de sus vri~jas prendas -para conse-
explícita a :Frankenstein y lo inquietante que puede ser un parto masculino guir un -u.nejor efecto- podían, de acuerdo con e1 dicho, costar un ojo de
·violentan1ente rechazado. Pero el autor evoca lo inquietante para desactivarlo la cara. Hago uso de la figura de la edad y sus achaques, pero, de hecho,
o, al menos, para 11acer algo más con ello, ofreciendo c1 espectáculo, no de su he tenido más bien la visión de la reaparición del recién nacido ele mi
rechazo, sino de su erotizada ansiedad por reconocer a su progenie pese a su progenie ... , como si hubieran bajado unos infantes n1olcstos desde el
rareza: "la cosa 1 una vez hecha y abandonada) presenta siernpre, para el ope- cuarto de los nifios al salón, en respuesta a las an1:_tbles i1reguntas de
rario laborioso, la engañosa apariencia de algo n1ucrto, cuando no enterrado; unas visitas que l1ubieran n1anifestado interés por e11os. En consecuen-
de forma que este siente un estremecüniento cercano al éxtasis cuando, en una cia, he dado por sentado las convenciones sociales a1 uso en estos casos:
46 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte ele le novela de Henry James Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte efe la novela de Henry James 47

una supervisión responsable de las criaturas por autoridad, el irnpudicia está sicn1pre presente, dlgan1os que en beJ1eficio de su efec-
brillo Íltgaz de una aguja laboriosai u.n chapoteo apenas perceptible ele tismo y atractivo; está sobre todo presente porque la lüstoria no e.s n1ás que el
agua jabonosa ... niñ.o n1í111ado del ATtc, :l porque, pues sleu:npre nos sentin1os decepcionados
Cotno orden bárbara) "¡Que la niñera no se r_rieta cu_ absoluto en cu.ando los consentidos no se portan tan 1nal con10 esperába,i11os, nos gu_sta
esto!" no hu1biera sido, en puridacl 1 inconccb]hle, pero es a todas luces por lo n1ismo que eHa aclopte ese carácter, Esto prohahlen1entc suceda de ver-
cierto que jan1ás habría sido efectiva para una reedición adecuada ni ex- dad, incl11so cuando nos jactarnos de ser capaces <le negociar para rnegar a un
celente. Por lo tanto, resultaba evidente que la 1nás 1nínüna co11ccsión de acuerdo con ella" (Jan1es 1984: 315), Dran1atizar ]a ficción con10 in1pudente
disculpa 1 co1no la supresión de ese "en abso1uto''i la n.1ás ininhna partícu_- en relación con su creador es tanJbién dran1atizar la espléndida distancia entre
lajabonosa1 iha a dejar la puerta más que entreabierta. esta escena y la del repudio: la conccbib]e vergüenza ante un yo de1 pasado 1
una producción antigua, queda atrapada y reciclada inediantc una brH1ante
Este pasaje, que se inicia cun la evocación del carácter inquietante de una figuración interpersonal de 1o privado, que consiente en un juego ·de prcs]on·es
joven/vieja estirpe frankensteiniana abandonada (rerrliniscencia de }os ni- ligeramente distintas entre poder y saber.
fíos repudiados o maltratados en Dickens, co1no S1nike o Jenny VVren, cuyos Jan1es (25) dice acerca de ]a escritura de El americaxt,o: "Uno quisiera po-
cuerpos deformes representan narraciones de desarrollo a la vez aceleradas y der volver a disfrutar aqueUas horas de hern1osa precipitación .. ,) de i1nágenes
congeladas, debido, entre otras cosas 1 a una extrcni.a i1ccesidad n1aterial) se tan libres) tan certeras, tan dispuestas que soslayan toda pregunta y retozan
va 1nodulando, ele fi:nma tranquilizadora, hacia el confort cálido y sobrepro- como los ingenuos escolares de la hc11.11osa oda de Gray, en todo e1 éxtasis de la
tector (al estilo de Chrístopher Robín') de los rituales de crianza infantil pro- ignorancia que 1os aco1npaña". (Véase lo pre.suntuoso de sus palabras sobre Otra
pios de la burgi.1esía cduardiana. La posibilidad real de que el niño inquietante vuelta (le tuerca (J70): "una pizca n1ás [.. .]habría echado a perder ese valioso
quede abandonado a sn sue1te, ti·ente a la soledad y a la pobreza, se esquiva polviHo tan hien dirigido"). En ocasiones, e.sa. solicitud se ve fina]_n1ente fru.s-
mediante la evocación de lo don1éstico. Esta don1esticidacl conlleva, para e] trada: "En vano ine esforcé [.. J por e111perifOllar y adornar a aquel joven prodi-
ahora acogido y alilnentado -y por lo tanto "infantil" - infante, una n1oda1idad gándole un centenar de rasgos ingeniosos" (97). Con todo, e] galanteo en estas
de coqueteo ex11ibicionista con los adultos nueva y placentera, que dra1natiza escenas de revisión pederasta no es unidirt"Ccional; incluso 1a diferencia de edad
lo lejos que está el infante del abandono y el repudio. En el lugar en que el puede ·figurarse de fürma n1uy con10 cuando se encuentra releyendo El
ojo del cuidado parental había amenazado con retirarse, hay ahora un baño funericano "aferrado a 1111 héroe co1no quien se aferra en un sitio escarpado a un
do11de incluso 1a atención de la nodriza está suplen1e11ta<lo por la inquisitiva protector y complaciente hermano n1ayor" como dice a propósito de Lambert
escucl1a de las solícitas y preguntonas visitas. Y en el lugar en que el n1iedo a la Strethcr: "Me regoc~jaba con la pro111esa de llll héroe tan 111aduro, en quien, en
exposición solitaria ha sido rechazado 1 hay ahora la desnudez juguetona ele las consecucnc]a, podría hincarle bien el cliente" (39 y 810). El autor se refiere al
abluciones y una puerta que 11a quedado "1nás que entreabierta" a la bromita protago11ista de f.,a bestia en la jungla con10 a "otro pobre caba1lero sensible, a
sobre la supresió11 de1 "todos". la n1edida, ciertamente) de Stransom en El altar [de los muertos]" y afiade: "Mi
R.;;te admitido coqueteo intergen.eracional representa un acorde suspen- confirmada predilección por desgraciados caballeros sensibles n1e resulta c1r1ba-
dido en la edición de Nueva York. Jani.es dirige a sus obras tern1inadas unos razosa ihasta para mi propia marcha!" (246). La inclinación a unir esa prin1era
halagos que chocan por su similitud con los que hace en su correspondencia persona al apellido de John Marchcr Yi a su vez, el ro1núntico e1npareja1nieuto
de Hendrick Anderso11 1 J ocelyn Persej Hugh Walpole y otros jóvenes que, en de Marcher con e1 .soltero e iguahncntc "sensible" L~eorgc Stransoni. ofrece 9 sin
esa etapa de su vida, están dispuestos, con n1ucho éxito 1 a atraerle. Véase en lugar a dudas, un exceso de toque gay a ese s·ensación cerca11a al apuro que, sin
este pasaje (del prefacio de Los embajadores) que la "impudicia" es el rasgo de cn1bargo, está tratada no co1no un pretexi:o para 1a autoprotección autoral, sino
gla111ur que imprüne James a sus historias, una impudicia que no se refiere a como fuente de un n1ag:netisn10 autoral nuevo, performativamente inducido.
la ausencia de vergüenza en esta escena de coqueteo, sino, más bic11, a la luz Así p11esJ J a1nes, en los prefacios, utiliza la rcparentalización o "re.edi-
de su evocación: "[La historia} se recrea en ofrecerse a la luh, pues aparenta ción" con10 estrategia para dran1atizar e integrar la ·vergüenza, en e1 sentido de
saber, con un conocimiento profundo, de lo que se trata1 cuando, en rca1iclad, hacer productivo este afecto potenciah11cnte paralizante, (lesde lo narrativo, lo
pod.Tían1os en este mis1no mon1ento darnos cuenta de que no hay nada serio, en1ocional y lo pe1for1nativo. El escenario de reparentalización es tan1 bién, en
nada q_uc lo avale salvo su espléndida ilnpudicia. Pode1nos garantizar que esa los tc:x-tos teóricos de Ja111csJ un e.scenario pcderástico/peclagógico en el cual,
Vergüenza, teatralidad y pe1formatividad quee1·: El arte de la novela de Henry james Vergl:1enza 1 teatralidad y periormatividad queer: El arte ele la no11e!a de Henry James 49
48

el arrebato de vergüenza se convierte en una for1na fingida y erotizada de ex- supone que la teatralida·d perfür1T1ativa de La edad i'ngrata encaja con su
hibición J.T!LUtua. El -,,ríncnlo de seducción entre el sujeto de la escritura y el no acto ilocutorio perforn1ativu, y su sustancia con su for111;:::., con10 se supone
einergido1 pero ta.1npoco repudiado niño "interior" 1 p;:-i.rece 1 ser 1a ·verdadera que el hur:0bre }'la nTu_jer quedan "in.Jisolub1ernente" unidos en el acto cjen1-
condición para que el s11jeto en cuestión pueda tener algún tipo de intcriori- plar de 11abla que es el rnatrilno:nioº Pero, ·verdadera1nente, no es necesario
tlad1 una sul~jctividad espac.ializada que puede caracterizarse por absorción. O recurrir a La edad 'ingTata (aunque se poclría, püY' supuesto) ni rernitirse a la
tal 'lez sería n1cjor decir: es una condición para que pueda. nzostrar la subjeti- capacidad desintcgrador.a de Austin en sus propos1ciones, para darse cuen-
vidad espacializada que se ¡:aracteriza por la absorción. Porque el espectáculo ta de que la indisoluble unidad del matrinlonio inal puede ofrecerse corno
de la absorción perforn1ativa de James aparece solo en re1ación con el cstable- garante de la estabilidad de esta cadena de ;:n1alogias. Bastante malo es que
cin1iento de nn~ teatralidad pe1forn1ati\ra (si hien en una relación rnás con1- el lnatrin1onio sea un sacralnento de ~jecu.cü5n, y q_ue apenas pronunciadas
p1¡-;;ja e inestable); el circuito narcisismo/vergüenza entre el yo que escribe y ell las veinte palabras que lo certifican co1no indisoluble, el inatrünonio no solo
"niño interior" se cruza con ese otro circuito narcisista hiperbó1i.co y peligroso) resu1te ineficaz para evitar una ruptura -ni siquiera en prevenir el escándalo
configurado l'omo pe1for111ancc teatral) que se extiende hacia afuera entre el correspondiente- sino que, además 1 solo vale para 1o que vale: para evitar
expresivo rostro n1ostrado y su audiencia. que el escándalo de la ruptura salga a la luz. Pero lo peor es que) incluso
Quisiera desarrollar aquií la hipótesis de que las reflexiones <le James so- para asegurar esos limitados beneficios, el matrimonio ("solo") "tiene que
bre performatividad pueden resultar más interesantes desde el punto de \i.sta ser un "·verdadero" Inatrin1onio". Las comi11as que pone Ja11ncs recalcan lo
de cón10 negocia el cruce entre absorción y teatralidad, entre el espacio gene- resbaladizo de scn1ejante ca1i-ficativo, ¿En qué sentido debe un rnatrimo11io
rador de espacio sul~jetivo definido por el a1nado) pero no integrado, "niño ser "verdadero" para garantizar q_ue no surgirá el escándalo de una ruptura'?
interior", por un lado 1 y, por otroi el del espacio frontal de la actnació11. Jan1es Tal vez deba ser verdadero en el sentido de que 1os contrayentes, o sus votos,
trabaja en los prefacios en el desarrollo de un vocabulario teorético para <lis- lo sean, o en que el n1atrimonio mantenga su palabra en algún á1nbito de lo
t]no'uir (en la estructura de sus novelas) entre lo q_ue Austin llan1ará provisio- inefable, es decir, en el sentido de que 1as partes re11uevcn de fOrn1.a cons-
"
nahnentc 1o constatativo y lo performativo, y entre los diferentes sentidos de tatativa: unos votos precisa1nente descritos en su propio compo1ianTiento.
la perfor1natividad. Ninguno de estos términos diferenciales queda incólume Así pues 1 no puede haber ocasión de ruptura, y se garantiza que la garantía
al análisis una vez sube al escenario performativo de los prefacios. E11tre los es innecesaria, es decir) que caTece <le sentido CO]_TIO ta] garantía. Dotar a la
binon1ios diacríticos que acaban 111ás o menos emparejados con términos di- verdad_ de cua1quier tipo de calificación es sugerir que el acto de habla puede
ferenciales en una cartograña de correspondencias centrada en la perfor1na- ser perforn1ativamente eficaz solo c11 la n1edida en que es constatativarnente
ti·vidad -y a partir de ahií, inás o n1enos explíeitan1ente deconstruidos- están validado (es decir, so]o mediante esa constatatlvidad).
el de ro1nance fTcnte a realidad, sustancia frente a rca1idad, anécdota frente a Entre las diferentes formas a través de las cua1es James establece los sen-
descripción y anecdótico frente a evo1utivo (adviértase el ca1nbio categorial), tidos de perfor1nathridad, la más só1ida es la cuasi ubicua oposición entre el
(James 1984: 30-:n, 115-116 y 233). dra1na en sí 1nismo (o lo "escé11ico") y la "imagen". La eA'trema inestabilidad y
Daré un ejemplo de la auto-deconstrucción más o menos explícita de el retorcin1icnto de a1nbos términos de esta oposición son ocasión de vergüen-
estos bino1nios diferenciales: precisamente porque "se mantiene sin desviar- za y a la vez excitación:
se un solo n1on1ento de acuerdo con el principio de las obras dran1áticas",
James (1984•: 115-116) dice que cada escena de La edad ingrata "nos ayuda No me siento al1ora co11 á11hn.os, lo confieso) de aducir detalles de tanta
sien1pre felizn1entc a apreciar la irnportantc diferencia entre forxna y s-ustan- apartada solicitud; considero, en cualquier caso, que ]a explicación de
cia en una elaborada obra de arte notablemente analizada. Considero hnpo- i11uehas de e11as es la crudeza de una verdad que me go1peaba a través
sible decir, antes de La edad ingrata, dónde termina una y dónde e1npieza de esas reconsideraciones, la extraña e inveterada envidia de la hnagen
1a otra; al lTienos yo al reexan1inarla he sido incapaz de señalar ningún tipo respecto al drama, y 1a suspicacia del dran1a (aunque, en térn1inos ge-
de junta o costura de ese tipo, de ver a1nbas tareas por separado. Estaba11 nerales, creo que n1uestra n1ayor paciencia) respecto a la in1agen. Sin
separadas, antes del acto 1 pero e1 sacran1ento de 1a ejecución los casa de fOr- eluda entre axnbos hace11 n1ucho por el tema, pero, aún así, cada uno de
1na indisoluble y el n1atrimonio, como cualquier matrhnonio, es "verdadero" ellos inistifica insidiosan1entc el ideal del otro y trata de ir corniéndole
co11 tal que no se 1nuestre el escándalo de una rupturan. De igual 1nodo, se el terreno.
50 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de la novela de Henry James Vergüenza, teaüaliclad y performativiclacl queer: E! arte de la novela de Henry James

E,xcesiva1nente bellas, por eso rnismo, son esas ocgsiones o ino1ncn-


tos en una ocas~Úni en que el lixnite entre ini.agen y escena soporta en
alguilla medida el peso de esta doble presiónº (James 1984: 298 y 300)º Lo que tano bién COlT'l'-ienc especificar es la hr1age11 de la sexual v
,::1e2 acto sexual e11 el cual estas relaciones se escenifican reiteradanl.ente en 1o~s
Característicamente, la afirmación estética de J an1.es sobre la belleza de "la pTefacios, En una nota a de página que puse en nn ensayo anterior sobre
doble presión" entTe ÜTllagen y escena se encarna en la narrativa psicológica JaJ11es, "'fhe Bcast in the Ciosct" rLa bestia en el ar1narlo]) citaba yo un pasaje
a diferentes niveles de texto. Es coherente con una rc1ació11 pederástica entre de sus cuadernos -escritos durante una ·visita a CaEfornia) solo unos n1eses a;1 _
los pcrsonajes 1 e igualmente de 11uevo eon la que se crea entre el autor y la tes de que con1enzara con la edición de Nueva York- q_·u_e me sigue parecie11do
novela personificada, como personaje. l,a relcctura (Je Los embajadores lleva a el n1ejor compendio de lo que estos prefacios nos Hevan a Teconocer como su
James observar có1no "la exquisita traición.,. que con seguridad cabe esperar más característica y fecunda relación con su propio erotis1no anal:
que aün la n1ás recta 2 de las ejecuciones cometa contra el n1ás inadu.ro de los
planes" (825). El escritor localiza este lapso -un lapso de la técnica autoral, un J\quí estoy sentado 1 tras largas sen1anasJ de todos inodos 1 frente a 1nis
lapso, dice, de 1o "escénico" a 1a "for1na llO escénica" (325)- en un 11ito crucial atrasos) con una acumulación interna de n1ateriaJ cuya riqueza pneclo
de la novela: la escena en la que Strethcr, quci como ya hablamos apunta- sentir) y ffente a la cun.1 solo me cabe invocar mi den1onio fa11_niHa~, de la
do, a James le parece adorable por su Ina<lurez, de pronto pierde la cabeza paciencia¡ que sie1nprc acude, ¿,no es cierto?) cuando Han10. Está aquí
por un chico joven, Chad Newsome. Sin e1nbargo, Cl1ad va a decepcionarlo conn1igo, frente a este frío y verde Pacifico; se sienta cerca y noto su sua-
pues de1nuestra ser un joven heterosexual más bien vulgar e ignorante, inca- ve respiración, que refresca, sostiene e inspira, sobre mi -in~jilla. Todo se
paz de responder a las intensidades de Strether, como también es ü1capaz de abisma, nada se pierde; todo-vive y fertiliza y renueva su pro1nesa dorada,
responder como se merece al amor ql1e suscita entre las Inujeres. "I~a t-'Xquisita hacié11dome pensar con 1os ojos cerrados en la profunda y agradecida
traición, L. .] que con seguridad cabe esperar que aún [el] más [recto1 3 cometa añoranza del verano en L[amb I-Iouse], cuando acabada mi larga y polvo-
contra el más maduro LºT es además la que Chad inflige a Strcthcr, algo que rienta aventura., podré [l1undir] la n1ano, e1 brazo más y n1ás hondo 1 l1asta
la novela (o el person<\ie) a su_ vez impone a James y una "descripción'' -como el l10111bro, en la pesada bolsa de los recuerdos 1 de la in1aginación, dell
descripción o proposición de un c1iterio de composición- que se impone en la arte y pescar todas las -figuri11as y la felicidad, todas las pequeñas ocurren-
"escena" con carácter performativo. En cada uno de estos nivelesi representa, cias y el capricho que puedan valer para ini propósito. Esas son cosas que
con una locl1ción cnracterística, la "desviación de una visión original dcma- ahora están e1npaquctadas, más espesas de lo que podría yo penetrar,
sirtdo benevolente" (325). I,,a original visión benevolente y madura del autor n1ás hondas de lo que puedo alcanzar, y allí clejaren1os que descansen
sobre una técnica "escénica" no contaJninada sufre la misma suerte que la pri- de moancnto, en su sacra y fría oscuridad, hasta qnc d~j'e ]legar a ellas la
n1era visión benevolente sobre Chad y su destino es, igua1n1ente, quedar "dis- suave luz d.e mi querida y ,,ieja L[an1b] H[ouse]i bajo la cual empezarán a
n1inuida [. ..] compron1etida [.. J despojada", en suma., toda la relación entre el brillar, a refulgir y a tomar foTma co1no e] oro y las piedras preciosas de
autor y su personaje l1a de organizarse alrededor de la redef1nición de puntos una n1ina. (Jan1es 1947: 318)
importantes" (325-326). Pero véase có1noJ de nuevo, la traición se describe, de
forma más bien a1nbigua, como "exquisita", y, có1no se nos in·vita, a11nque sea En aquella época lo t'.]té co1110 una descripción. de "jlsi-i'ng-as-écritnre" (Sed·-
con ironía, a esperarla con toda "seguridad". Es 1a. propia. ii1est:'lbi1idad de estas g··vvick 1991: 208); estoy segura de que lo es, peTo el contex-to del prcfi11_cio ofrece
relaciones y, a Ini entender, su capacidad para resistir:'3e a la representación a1 otros dos aspectos sobresalientes en esta escena de.fisting igualnlcnte poten-
nivel que Sea lo que le confiere su valor: "Desde una mirada critica, sin en1bar- tes, dos aspectos relacionados entre sí y 1 a su vczi con el proceso de escritura,
goi es conmovcxlor lo Heno que está el libro de esos encubiertos y en1ncndados por supuesto. J::<',stos implican) en prin1er lugar, puño y, en segundo, parto. Uno
fallos 1 esas recuperaciones arteras, esas co11erencias fuertemente redentoras" de 1os intertextos que n1ás resuenan en el pasaje es, sin duda, "}'uH fatho1n five
(.326). En la teorización de Jan1es sobre la novela, "coherencia" i1ombra, no your f3,ther lies" [Bajo cinco brazas de agua tu padre yacc] 4 con énfasis quizás
cualquier pureza ho1nogénea del acto de 11abla en un nivel dado, sino n1ás bien en "cinco", con10 cinco dt-xlos. Otro intcrtex-to que parece hnporl:ante es el li-
la irreductible, ligada heterogeneidad y 1 si, tm.11bién i111pureza con la que cada bro 4 de The Dunciad5 [La_ Dunciada] en el pa':l~1je en que 1:\J.111ius descYibc la
cual alcanza a "tocar" a otro. moneda griega que se ha tragado para ocu1tarla de los ladrones y anticipa que
52 Vergüenza, teatralidad y periormatividad queer: El arte de la novela de Henry James Vergüenza, teaüalidad y pe1iormaiividad queer: E! arte de la novela de Henry James 53

la devolverú a1 honlbre que los ha cornprado con10 manda u"ccu., "'"''·ª· a tr~t"vés "n1e enfern1r'. pensar en tu ·vida arruinada por esa dolencia. N 0 co-
del "santuario sagrado" de sus tripas: 1nentaré nada a 1a farni1ia sol)re pues no puedcr, hacer nada por aliviarte
y solo serviría para, causarles cloilor" [James, Vl. 1992: 118]) que es análoga al
esta panza 1n] a bloqueo interno de Henry) a la vez que i11voca la at1núsfE:ra de un sccTcto se-
'_f'odavía la lleva fic)incnte; as-1 que esto que corno, xual 'VH1ian1J por ejelrnploj achtie1ie a Ja.rnes: "Se inc ocurre que estaría bien.
_Es para refundir las rncdaUas con las carnes. que escribieras esto en hojas diferentes de papel con scHo privado, de fOr1na
Para probar 1 loh, diosa!, que no tengo artificio, que yo pudiera darle el resto de 1a ca1ta a Ali ce para que la lleve y la relea ... Si lo
OfTéce111e con la cena de Polio, al igual que 1a n1is1na: n1etes entre los dc1nás t1;n1as, va a ser un impcclirncDto para que 1a carta circu-
Allí todos los sabios estarán presentes en el parto, le. "--')urce Dicu vous g;arde" (84). El ten1a en cuestión en la larga consulta entre
Y Douglas prcstMá su suave mano Je obstetra (Pope 1963: 387-394), hermanos es: ¿,qué tipo de tecnología (quirnicaj eléctrica, térn1ica, hidráulica,
Inanual) sería. más adecuada movilizar para llegar al intestino de IIcnr~yy des-
En el contexto de The Duriciad1 la mano de1 obstetra palpando e1 recto en bus- atascarlo? Williarr1 (113) aconsE;_ja: "Inyecta Lº.] un enen1ajabonoso con aceite)
ca del dinero parece representar lo 1nás abyecto y grosero, pero ante la presión tan largo y caliente con10 puedas soportar (no te lo pongas 1 more tuo, hirvien-
de la turbación de James es evidente que 11a experhnentado un cambio radical do)[ .. .]. La electricidad también tiene unos efectos maravillosos, si se aplica no
pasando a convertirse en un símbolo <le indiscutible valor cre.ativoº en cantfrladcs nimias, co1no hiciste el hTvierno pasado, sino 1nediante una po-
Por mucho que difiera este énfasis temático del acostumbrado tópico derosa corriente galvanizadora, desde la columna a los lTIÚsculos abdomñinales
sobre las preocupaciones estéticas de Jan1es, el lector inteTesado por los in- 0 1 si el recto está paralizado 1 poniendo un polo dentro del recto. Si estt.P,1iera en
testinos de J a1nes estará sorprendentemente bien acompañado, como vamos tu caso, recurriría a ello"º Y Henryr1 fl~ su vez:
a ver. "Me sonroja decir", escribe William James a Henry en 1869, "que los
detallatlos inf01111es de tus -inte.__.;;tinos [. .. ]para ini son absolutan1ente fascinan- La dieta aquí es buenaJ senci11a y a ]a vez sabrosa. Pero el único trata-
tes" (James, W. 1992: 73). A algunos puede parecerles exi:raño que sem~jante miento para n1is dolencias es el baño de asientoº Ivie disgustó mucho no
lugar resulte cautivador, pcTO yo argumentaría que atender apasio11adamen- encontrar aqui ningún tipo de mecanis1no (p. ·~i· la ducha-inyección)
te1 o sin1ple1nente bien, a 1nuchos de los escritos de n1ayor fuerza de James como los que había en Divonnc. (63).
e._.;; a...hora, como 1o era entonces, dejarse cautivar inevitablemente por lo que Podría decir sin faltar a la verdad) que he conseg,1-lido abrir un cami-
durante 1n.ucho tiempo h1e sn doloroso, pesado e inmen.sarnentc productivo no. Mi "pequc:ñajeringa" no 11a conseguido cu111plir su con1etidoº }:<""',]agua
foco de sensaciones, acciones y parálisis, acun1ulaciones, tactos y expulsiones o bien no sale o bien sa1e tan inocente con10 entró. Estos últimos diez días
de su propio tracto digestivo b~~jo. La reciente publicación de la corresponden- he llegado a estar n1uy desrnoralizado y 1ne he lnedicado frenétican1entc
cia temprana entre 1os dos hermanosJ incluidas páginas y 1nás páginas sobre con píldoras. Pero tan1bién han resultado ser de poquísüna uti1idadJ pue-
el estreñimiento de Henry -"eso que 11amas tan alegremente ini co111novedor do ton1ár1nelas por doce11as sin sentir ape11as nada ... De alguna manera
dran1a intestinal" (188)~ ernpieza ofreciendo un correlativo objetivo -ason1- tendré qU:e ponerme inanos a la obra. (105),
broso no en cuanto a sustancü_1, pero si en detalles e intiinidad- a lo que hasta Lo que yo he Han1ado la "crisis" se desencadenó por to1nar dos píl-
al1ora eran lecturas interpTetativas de .James respecto a la centralidad de una doras supuestamente "anti-biliosas", q_ue rne rcco1nenda.ron en la far1na-
preocupación anal en la percepción de Sll propio cuerpo, en su producción y cia ing1esa. No n1e aliviaron en absoluto) fueron totalmente incon1pati-
e11 su placer. b1es con1nigo y n1e provocaron una especie de diarrea abortiva. Es decir
lncluso en estas primeras cartas es evidente de que no 11ay nada simple que sentí la más reiterada y violenta inclinación a la deposición, sin ser
en el hec.110 del estreñimiento de Ja1nes: nos ii1forma no solo de lo que come, capaz de efectuar nada salvo el paso de algo de sangre [. .. ] Por supuesto)
del ejercicio que realiza, c1e los cuidados médicos que recibe, sino ta1nbié11 de mandé llamar al [. .. ] médico irlandés [. .. ] Nic sometió a una irrigación
sus destinos viajeros (durante una parte de su vida n1arcada por el viaje), de de clen1entos desconocidos, que fracasó con1p1etamente en ponen.ne en
sus lecturas, de sus relaciones familiares y de la composición y circulación de n1ovin1iento. Lo repetí varias veces, perfccta1nente en vano. Ivie d~jó ya
sus escritos. La necesidad de discutir su estrtdo con el 11ermano que está en entrada la nochei bastante desesperado, aparen.ten1ente [. ..] Ya han pa-
ca.sa, por ejemplo, inoviliza el dra1na de una co1nplicidad secreta (William: sado varios días. I-le visto al inédico repetidas veces y parece dispuesto
54 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de la novela de Henry James Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: Et arte de la novela de Henry james 55

(iguuro si co1110 n1édico o n1ás bien_ co1no an11go) a ccharrne una ruano frontal (pla-na) 1 se i.n.terprete con10 lo que da lihrcrnente a1 "recto", este últi-
[,.<l Examinó [nTis tr]pas] (hasta dónde pudo) rnediantc la inserción de 1no en el sentido de (penetrable) trasero. Jani.es escribe a propósito de Lo que
nn dedo (ihorrorosa lristorfrl!) y di.ce q_uc no hay una obstrucción palpa- l'vfaisie sabia sobre "esa dura"';/ hril1antc de c:x-trafia una-de
ble ... Nlc cuesta rnucho (corno rne costaría con alguien que no 1o hubiera i::uyos lados es lo correcto y el bienestar de alguien y la otra.) el dolor y ]o rnalo"
observado) hacerle entender e11 alguna 1nedida la dureza y extcnsi6n 1 la (143). Si) reahnente, "el a.nverso y el reverso" se convierten en una "una opción
longitud) ancl1ura y profundidad de n1i prohlcina. (108), inar.a\rll1osa para el espectador"i es porque el recto Y"'erso 1 lo straip)ll (lo recto,
lo hetcro) o correcto y lo "desviado"1 per-.rertido o "1nalo", coincide11 n1uy estre-
Con todo, de esta relación intensa y tcrriblen1ente infeliz entre el joven escri- cha1nentc en lo que no solo es un juego de paln.bras, sino ese anatóanico dou];fe
tor y lil.na pa1te de sn cuerpo 1 ta1nbién iban a surgir riquezas y placeres. En entendre que en aquella época James experhnentó coni.o fuente inagotable de
concretl\ las valencias relathras a la acun1ulació1i. digestiva y a la penetración interés y deseo, (en lo que coincido absolutamente con él).
n1anual acabarían experiincntando un can1bio profundo. 1Iabr1a que esperar Es difícil ponderar suficicnten1ente la irnportuncia de lo "co1·rccto" y de
treinta años) o n1ási en la carrera de esta erótica tan rica en in1ágcnes y de esta algún otro térn1ino (directo) erecto) de la ra1z ]atina recten el papel rncdia.dor
tcnJática tan escritural. I,as primeras cartas ofrecen un punto n111y particular que tiene para Ja1nes en su concepto "recto" (anverso) y "verso" (reverso) del
(el punto de 1a distancia y de la transmutación imaginativaj a..;;i con10 el punto cuerpo expuesto y gozado: "En todos los casos, el dran1ah1rgo, por la verdadera
de la sini.ilitud) a un pasaje con10 el del cuaderno de 1905 con el que en1pecé natura1eza de su genio, no solo cree que salida correcta por más estrecho
esta parte. que sea el lugar correctamente concebido, sino rnás aún) cree, firm_ementei en
En la época en que se escribieron los prefacios, las iinágencs de la rnano que dicha "estrechez" es necesaria (salga lo que sa]ga), .. J-\..si puesJ no se trata
del obstetra y la del puño en el co1on n1aterializan, de forma casi holográfica, la en absoluto de qué hacer con ello, sino solo, n1uy deliciosa y conde:nablemc:ntcJ
convergencia de dos espacialidades incongruentes: la espacialidad del afuera y cón10 meterle mano" (311-12)º "Sa]ida correcta de materia} del estrecho lu-
del adentro, por un lado y, por otro, 1a espacialidad de aspectos ("aspectos, por gar rectan1ente concebido", una frase así puede referirse a la vezi a la recta
muy C2'irnfio que suene esta palabrita") (.James 1984< 110), corno mostrado y (straight) (adecuada o convencional) vfa de salida del recto (straight) lugar
apartado, delante y detrás. Tan parejos corno el "recto" del folio y el "recto" de de concepción y a 1a salida rectal del recto lugar de concepción, esta sÍi stra'it
la fisiología. les decir estrecha} solo en el sentido de placenteramente apretada. Cualquiera
I,a condensación de las dos espacialidades, frontal e interior, se adhiere que sea la "salida" o lo que sa1e, "no hay nada correcto salvo que lo ilnagine1nos
con insistencia a las referencias a la 1nedalla o n1eda1lón, tal vez a través de 1a correctamente" (214).
asociación con e1 pasaje de 1'he Dunciacl, citado más arriba. En el prefacio de Esta f~1milia léxica, en la que se insiste en los eje1nplos presentados, pro-
Las alas de la 71alorrllt 1 por ejemplo, Ja1nes (294) sugiere que las dos tran1as lifera en los últimos escritos de James (tanto en novelas con10 en prefacios),
de la novela son co1110 1as dos caras de una inoneda que se graba y se toca: "Si con10 si en estas silabas se condensara un acceso privilegiado a "la esencia
~yo pudiera hacer que n1i medalla colgara libren1ente 1 sería un.a opción mara- primigenia de la fantasía": "Este es el encantador, el ator1nentador, el eterno
villosa para el espectador con-Jtemplarla por delante o por detrás. Podría dcciT asuntillo que hay que cncan1inar rectan1ente en todo el tE;,jer de hilos de plata
que los quiero grabados de forma pareja, inscritos y Tepresentados con igua.1 y remac]1es de oro, y tal vez pareciera yo encontrar un consue1o de1nasiado
relieve; aun cuando sea extre111adani.cnte evidente que, como ya be dicho, que fantasioso en cada atisbo de tan logrado ajuste) si no cstuvie-rnn hechas las
mi "clave" -la joven neoyorquina regenerada [Milly] y lo que de ella depende- consolacio11cs del artista de la esencia prin1igenia de la fantasía"º La evocación
dche conforrn_ar n1i centro 1 todos los aspectos de lT!.Í circunferencia son sus- asociada de la n1ano tan1bién es, corno veren1osJ ha1io frecuente.
ceptible.._.;; de ser tratados ... Preparatoria1nente y, COlTIO si dliéra1nos, anheloso 'feniendo en cuenta que _El a1"te de la novela se considera (en la rr1edida
-dada ]a situación expuesta-, e1npecé por el anillo exterior y 111e fui aproxi- en que se ha debatido) co1no el más puro manifiesto para la posibilidad de
rnando al centro mediante circunvoluciones cada vez 1nás estrechas". Encon- la forma orgánica y el poder del centro orgánico de consciencia en 1o que se
trar el sentido a cómo esta geografía de 1o concéntrico) que irnplica una "cla've/ refiere a la ficción, resulta sorprendente en qué rnedida viene a constituir un
Have" y la penetración de anillos interiores y exteriores acontece en este pasaje incrnorándum de centros descolocados. 1~odo lo referente a círculos o cir-
en la plana geogra"f'ía de dos lados de anverso y reverso, requiere ·virtualn1ente cunferencias en cualquiera de los prefacios es prohle111ático. Ja1nes (85-86)
que cara y cruz se interpreten con10 recto y verso; y que este "recto" co1no cara habla de:
56 Vergüenza, teatralidad y petiormatividad queer: El arte de Ja novela de Henry James Vergüenza, teatralidad y perfoímat1viclad quee1·: El arte de Is. novela de Henry James 57

Un ·vicio particu]ar de1 espíritu a1tlstico, contra el cnal la 'vigilancia 11a- cx:trañarnente desig;ua1es" (86). en un rnapeo n1uy distinto: "I_,a tal
hía sido destinada a ejercerse en ·vano desde el principio) y cuyo efecto como sueile practicarse gcncrahncnte en Tnglatcrra) es el paraíso perfecto de
era que el centro de n1i estructura iba a insistir una y otra. 'lez, perversa los cabos sueltosº La obra dran1útica solo consiente ]a de un solo Jcm<wu,
e incurable1nentei en situarse -por así decir- en n1cdio [,... ], Ivíe siento rnatcn1átican1cnte y los cabos sueltos constituyen una in1perl:i11.er1cia de
ilnpulsado a confesar con tota] franq_ucza que, entre n1is prod.uccioncsi a bulto en su superficie" (]_]_"1),
mi parecer son 1nuy pocas aqueHas en las que el centro orgánico l1a con- Seguir las ran1ificacioncs de estas .in1ágenes en los prefacios .in1plicarla
seguido colocarse en la posición adecuada. citar (1iteralmente) todas y cada una de las páginas de los n1isn1os. Una apro~
Asi, una y otra vez, la preciosa pretina o el cinturón abotonado) xin1ación más operativa sería) tal vez, presentar algo breve, tipo g]osar-Ilo de
abrochado y colocado para una valerosa exhibición acababa, pese a las tér1ninos clave y de algunas combinaciones inclliante las cuales fu_nciona 1a
desesperadas protestas -es decir, pese a los esfuerzos indispensables por ünagen deljlsting en estos prefacios, puesto que la acu1nu1adm y asin1dlada
desmontar la tran1a-, a una altura peligrosan1ente cercana a las rodi- fragancia de significantes es uno de ]os p]aceres que Ja1nes se jacta particu-
llas ... Estas producciones tieneni de hecl10J si se n1e per1nite la crudeza, larn1ente de disfrutar "en ini lucha para mantener una compresión rica, si no
centros a la vez espurios e ilusorios) para co1npensar su fUlta de verdad. rnejori para mante11cr las acun1ulacioncs coxnpactas" (232).
Pero con10 avance de este glosarioJ supongo que debería decir algo sobre
"Centro" se utiliza clara1nentc de fOrma polivalente en pasajes de este tipoi del qué supone oír esos significantes ricamente acun1uladosJ casi 2Jquhnican1ente
misn10 rnodo que cuando se refiere al orificio imposible a través del cual u11 ü11buidos de forma tan poderosamente sex1J_alizada y, en térn1inos generales,
medallón plano y redondo se abre a las profundidades. Aquí se presenta co1no sobre los tipos de resistencia que la lectura que propongo puede ofrecer a un
pretexto para la antropomorfización cón1icamente explícita de la novela como proyecto de interpretación psicoanalítico. En su trabajo psicoanalítico sobre
un cuerpo, un cuerpo exaltado por el per1nanente peligro <le reorganización James, K;ija Silvcrman (1988: 165) declara (a propósito de un pasaje concreto
"perversa" alrededor de una zona baja "peligrosamente" desplazada. Perol para de un prefacio co11creto) q_ue está deseando: "arriesgarse a violar un dogma
inayor confu.sión, esas 1netáforas espaciales se refieren a la interactuación de fundamental de la crítica de Ja1nes: que el lenguaje del Maestro no puede te-
puntos de vista de los personajes (como "centros de conciencia", por ejen1- ner significación sexual, independienten1ente de cuan violentamente provoca-
p1o), pero también (lo cual es difíci1n1cnte mensurable) a 1a re!ación entre la tivo sea". Estoy, desde luego, totahne11tc de acuerdo con ella en este sentido,
prin1era n1itad y la initad posterior -en n1odo antropomórfico, la mitad baja/ con una salvedad: que la diligencia de Silvern1an en apreciar el carácter abier-
trasera- de cada novela. Con10 en el diagnóstico que James intenta Hevar a t.a1nente sexual de los prefacios de James 'Va a la par de su insistencia en que
cabo en el prefacio a Las alas de la ¡Jaloma, '1a mitad posterior 1 es decir la el autor no podía ser consciente de ello. La relación erotizada de J a1nes con
initad falsa y deformada" de la novela, manteniendo su "1nano libre'' para "la sus escritos y con sus personajes se rige, según ella, por "e1 deseo -inconsciente
maliciosa busca primera del lugar en que ernpezó la defOrmación" (302-303). n1ás que por una organización consciente"; "armado contra un h1descado co-
Por incoherente que resulte, la relación entre las dos initades con11eva unos nochniento de sí mismo", Jan1cs, según el diagi1óstico de Silvern1ai1 pone "sus
riesgos que pueden dcsen1bocar en placeres, y unos placeres que adoptan e1 defensas" "en lugar seguro contra un descubrilnie:nto que no sería bien reci-
ritmo de un clíma"I{; e.n La niusa t1'ág'ica, J an1es celebra "la compacidad en la bido" (149). Me alegra extremadamente que se oiga el lenguaje sexual de Ja-
cual 1a hnaginación puede hacer una tajada densa, co1no en la rica densidad de mes, pero no de que se escuche con esa insultante presunción de un privilegio
una tarta de bodas. Mucho ine temo que la 1noralcja de todo esto tal vez resulte epistemológico por parte del oyente; pri\ilegio que, por otra parte, depende
trivial, pero a n1i entender, 1o denso, la falsa, la oculta segunda 111itacl del tra- n1ás de la insistencia acrítica de Silver1na11J empeñada en considerar la sexua-
bajo ... presenta ese esfuerzo sin1ilar a ese espasrno últin10, bastante co1Tv1Jlso, lidad solo en tér1ninos de represión e ignorancia de sí. Cuando sintonizamos
pero no por ello menos agradable a su 1nanera" (88). el lenguaje de Jarnes en esas frecuencias, no pretenden1os, desde una posición
Sobre el antropon1órfico mapeo de esas relaciones reaparece continua- de privilegio y superioridad, descubrir subrepticünnente una. narrativa sexual
mente la imagen, aún inás incon1nensurable, de1 teatro. "La prilnera 1nitad oculta a1 propio autor, sino, más bien, ser una audiencia que se sabe privilegia-
de una ficción se 1ne figura siempre como el escenario de un teatro para 1a se- da por participar de su disfrute exhibicionista y de la representación ele u11a se-
gunda mitad" escribe, por ejemplo, J a1nes, "y he dado en genera] tanto espacio xualidad organizada c11 torno a la vergüenza. V crdadera1ncnte, se trata de un
para propiciar el teatro que, con frecuencia, mis dos n1itadcs 11an resultado público entregado, lo cual viene a ser, afOrtunadan1ente, uu público deseado.
Vergüenza, teatralidad y peliormati11idad queer: E! arte de fa novela de Hern-y James Ve1-güenza, teatraiidad y performat1vidad queer: El arte ele fa novela de Henry James 59
58

Algunos términos que {Ja111ani especialn1cnte, por su inclus1ón en c0te francés para "botton1 [fondo, trasero (crúo)J" puede explicar la afinidad con
pcquefio glosario -aun cuando podrían ser n1uchos n1ás y 1 de 11echo, cual- "1,etJ'DSpecl [retrospectiv~'L]", "backzvard :rriezo hacia atrás]" e iDclusc la
quier lector de estos pocos pasajes podría generar una lista de otros tantos "thrilling tale [fábula ~Ji] afecto del artista -en p.aráfra~>is d_c Jan1es
~ignificantes reiterados 1 rnagnéticos, y con frecuencia enign:i_áticos- son: FUND/ ton1.ac1a de sus pre±acios- p11cde residir en su "-vo1untad de pasar por tonto del
FO[TJ1,TDATT01V [AFECTO A, "El'\TR.c-\J"'\rABLE, BRNEVQJ,ENTEi CRÉDULO INGENUO E:_\IClúUÑADO/ culo" (Jau1.esi 1984< 83).
FL>TDACTÓN/CUL0] 1 ISSUF [Sii.LIDA, PUilLICAClÓN, EIVllSIÓN 1 FLUJO, PROGEJ\..TE 1 .'..\1.i\TERTA/ La. asociación entre [afecto]" y ':·fúrulairten_.t [fund.an1ento]" se
ASUNTo"L _¿-1._~ST.'-JT [ASISTir~, AYUD~ill]j FRAGRA,\''1/FL¿JGRhVT [FR..'\.GAJ\il"E/l•'L\GRANTE], GLO- extiende, igual111entc, al interés de Ja¡_nes por la "pou;vnATioN" 1 en la con1pleja
VF/GAGE [GUANTE o GiVE, PRENDA]i HALF [1VHTlill] y, C01110 ya ·vimos: RIGHT [RECTOi (y sien1pre antropon1órfica) iln_agen co:n 1a que describe 1a estructura ·de sus
DERECHO] y un grupo de palabras en torno a /rect/' CEJVTBJ-t/CIRCUI\!fFERE]l,TCE [cEN- obras: "Es ]a diversión) a n1i entender) X.o que en cualquier iniciati·va artística
TRO/CJRCUNFERENClAL ASPECT LASPECTO] y NIEDAL [:r.vJEDi\.LLJ\J. No l1c escogido estos provee de pa1ticular firn1eza la base d..c: la obra y los cimientos de los que son.1os
tér1ninos por su pc1tenencia a 1a tópica "fTcudiana" de significantes en el n1o<lo conscie11tcs L.. J. Lo que ron1pe el corazón [.",j es la. dificultad que pro·viene
fálico convencional -que poco tiene que ver con J an1es- 1 sino más bien porque de unos frnndarnentos endebles [... ]. El dran1aturgo sólido en el sentido de su
cada uno de e11os conlleva, para el autor, "esa transforn1ación inística) propuesta f. .. J tiene rcaln1cnte que está abocado a la arquitectura,
1nica" [. .. l la fern1entación palpable, siempre interesante, y en el ejen1plo que a la construcción al precio que sea; debe in1plantar pro-f11ndan1cnte los sopor-
tene1nos ante nuestros ojos especialmente flagrante, que pernTite al sentido tes verticales y tender sobre ellos los horizontales, las carreras, fijándolas con
originaln1ente con1unicado, establecer términos nuevos, posible1nente bastan- -firrneza, ele forn1a qrne no haya peligro por :u:nás vibraciones que produzcan sus
te distintos, para el nuevo uso que allí 1e aguarda" (Ja1ncs) 1984: 249). golpes de inaza. Así, el •.;alor arthro de su base se hace inn1cnsai pern1itiéndole
FOND, por ejemploJ es una de las palabras inás caras a J arnes, especial- avanzar con sus flancos protegic:los" (109), "Fond" es, pues) un nodo donde se
mente cuando la utiliza para describirse a sí n1is1no; ya sea aplicada al autor unen 1a dramatización de la ve1~güenza, el afecto y la cxl1ibición co1no prin-
joven "jirstfond goodfaith qfcomposition [primeriza e ingenua buena fe en cipio con1positor, que está a su vez firn1e1nentc ubicado -en el plano de los
la composición]" o al viejo ".fondfabulist [fabulador entrañable]" (318), como significantes~ en una zona concreta del cuerpo erotizado. (l-Iabría que h1rluir
también en "thefond [.. J complacency [la benevolente complacencia]", (21) de también 1 si esto fuera un glosario con1p1eto, una utilización cuasi arq_uitcctó-
una ficción personificada. Señala el lugar del placer que eAJlerhnenta el autor nica, por parte de Ja1nes, de tér1ninos como ARCH fARco], JJI&1CE [ABHrl.il\DElt.A..],
en dramatizarse a sí 1nismo pe1fecta1nente ilnbuido por el delirio y el sentido PRfiSSURE [PREST<JN], 1+"I-i'IG1-rr [PESO]). Ta1nbién creo que resultaría interesante, a

del ridículo, pero también por el placer. Cuando habla de sí mismo diciendo propósito de FOJVD, considerar que esta sílaba proporciona 1a nota vibrante gra-
que ha tenido "a.fo'nd idea'\ no se sabe si hay que interpretarlo como "1nala" ve a esa '.'fitn [diversión]" a 1a que James era tan afecto ¡que de incluirla
idea o si hay que entender, en palabras de J an1es, la recurrente "exl-1ibición" de en citas alarn1ante1ncntc insinuantes! "Para el artista entusiastai tanta fuente
"una euforia posiblemente infundada" (30). Sin embargo, el auto absorbente de abundante "diversión",jai11ás debe 1nenospreciarse" (.'324) o "'fodo se redu-
':fOncl" tan1bién lo estigmatiza como si estuviera imbuido de una energía tran- ce a lo misnl{\ a mi diversión y a la suya" (345)) ltufbnd .. º

sitiva, catéxica: la energía de la solicitud, especialn1entc ''jbnd qfsO"rneane [afec- Un binonTio ter1ninológico hnportantc en los prefacios es LS'S'UH [SALIDA,
to a a1gi_lien]" 1 co11 esa tier11a, solícita inclinación hacia e1 otro ~por.lo general, F.lVlISJÓN, PUBLICACIÓN] y /ISSTSTtASTSTTR]. Cada uno de ellos está significanternente

a1gi.1na figura masculina más joven en ese dra1na inter/intrapersonal, an1orosa cargado de alusiones a la escena obstétric.a1 co1no es el caso de la oTden "¡Que
e interesada "de for1na sublirne y quizás tan1bién un poco ilusoria" (29). La la niñera no se aneta en absoluto en csto!" 1 de la cual se dice que a1u1 cuando
'.'foncl [afectiva]" nota de deleite y autodeleite, que ya puede apreciarse en el pudiera concebirse, haría in1posiblc "ninguna reedicíón [re-issuc] ad..ecnada
pasaje del diario de California, constituye la urdimbre y la trama del tejido de ni excelente" (337-338). Co1no nnoon [estirpe) progenie--! y cOIVCEIVE [concebir],
los pretftcios: "Propenso a la retrospectiva, al mirar l1acia atrás el escritor es que n1ereccrían sendas entradas, cada uno de estos térn1inos es relevante en
afecto a considerar el desarro11o y el proceso inismo de producción como una la co1nposición o en la escena dran1ática. Llamáhan1os antes la atención sobre
fábula excitante" ( 4). cón10 1a Teedición del libro [volver a "sacarlo" revisado] y el proceso, de repa-
O, con distinto uso del énfasis: "Prope11so a la retrospectiva, al 111irar ha- re11talización) por así decir, de los prefacios ptrrecen confluir en el sig11ificantc
cia atrás) el escritor es afecto a considerar el desarrollo y el proceso inismo de "issue". "Jssue" no es solo la edición o la criatura o cualquier otro elen1cnto eini·"
producción co1no una fábu]a excitante". Que '.'foncf' sea ta1nbién un término tido, sino ta111bién el cana1 del parto, la "salida correcta por ni.ás estrecho que
60 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de fa novela de Henry James Vergl:1enza, teatralidad y pedormativ1dad quee;·: El arte de la novela de Henry James 61

sea e1 lugar recta111ente concebido''' (311\ Y tanto e:n e] caso en que el c.scritor asicrltcJ, esa "in1nensa" "base" "arnplia, suficienternente están rTlU)'
era "propenso a la retrospectiva) al 1nirar hacia utrás" y "afee.to a considerar ei presentes en 1os prefacios. Por ejen1plo, desde la. ventw.1a, ante la cual Ja1nes
desarrollo y c1 proceso n1isn10 de producción con10 una fábula excitante" con10 cscrt!){l, se ve "una "casa grande" [.,.l) sornbria) d9J-adrillo oscuro, co1110 una
en e1 de 1as mitades "posteriores", lo tcn1pora1 en J arnes se nnapea antropo1nór- ex-tensión de 111.i pero con una neutralidad ~Tny conveniente que pro.nto
fi.can1ente con10 lo cspacia1 1 la publicación pasada (anterior) se co1T\'ierte en la percibí como protectora'</ no ii1quis-Utiva, por lo cual, pese a rni sedentaria vida
publicación sigr1_iente (posterior): "Cuando llegue cl 1no1ncnto de encajar his- y a sus rutinas cotidianasi todo ello adoptó una especie de color local propio
tórican1ente todos estos l1ijuelos de mi imaginación con sus correspondientes de la superficie 1narrón grisácea que tenía siernpre enfrente. IJicha s-uperficie
parejas de progenitores,"!/ todas rnis uniones reproductivas con StllS inevitables colgaba a.Hi con10 un pesado telón, que ocultaba e1 escenario anténtico del gran
frutosi parecerá que presento ini co11ciencia retrospectiva co1no la -figura de teatro de la ciudad. A ciertas horas, se11tarn1e ante el escritorio frente a ella
un proyectil cargado y recargado por los hados con algún singular e infalible venia a ser, en cierto nJ.odo, ocupar de 1a n11_anera más correcta del inundo los
explosivo" (178). proporcionadamente a1nplios intereses del rnás nimio de los dramas" (212) 6 •
Como JSSUb', el térnnino Assr.'i'T [asistir] parece que empieza por aludix a la es- Un conjunto de asociaciones de toda esta sedentaria la]Jor grnarda re-
cena del nacin1iento; relaciona la inano obstétrica con la del aplauso 1 y el pa1to, lación con e] proceso <le digestión y sus productos; no hay labor de cita que
no con la publicación, sino con el teatro. En c1 prefacio de Las alas de la paloma, pueda dar cuenta de hasta qué punto este pcrfu1ne in1pregna el lenguaje de los
Jan11_es parece asu1nir L'1 actitud cuidadora del médico de la novela, sir l,uke Stre- prefacios: "El arte ton1a su Inateria [..J dcljardí11 de la vida) materia crcchla en
tt, a la vez que a través de una cadena de sugerentes decisiones léxicas reescribe cualquier lugar, rancia e incomestible. Pero apenas lo ha hecho cuando tiene
la enfermedad fatal de Milly 'fheale con10 un embarazo al que "sincerai.nente, que dar cuenta de un proceso [..J, el de 1a expresión, Hterahnente expelida 1 del
uno debería asistir"; se habla de su enfer1ncdacl como de "un estado interesante"i significado [. .. J. Esa es precisarnente la infusión que, tal co1no expongo 1 coin-
con intensidades que "se aceleran" y luego "coronan"; el papel de ella es "la sin- pleta la fuerte rniidura L..l. Todo ello es una parte sedentaria" (230), El len-
gular actividad de ]a apasionada, inspirada resistenc1a. Esto últin10 era el quid guaje más disponible para la digestión esi sin duda, el de la cocina, en n1ayor o
de la cuestión, [issue] puesto que la vía se hacía recta" (289). menor medida, en el que todo es "concebible L.,J -hasta donde pueda serlo- en
Pero no resulta tan fácil decir en qué sentido opera el término "asistir", térn1inos quírnicos, casi místicos":
si en esta c;.,_1Jlicación del pape} del punto de vista de El a,rnerican,o se emplea
en su acepción obstétrica o en la teatral: "'Asisthnos' desde esa adm.irable posi- Sin duda nada hay reseñable en 1a 1abor del novelista que no haya pasado
ción: la ventana de la an1plia, inny a1nplia conciencia [de Nev.,,n1an], Por tanto, por el crisol bullente de su pot-fat-jCu intelectivo. Aqui pues nos :figura-
el que rcaln11_entc importa es él; todo lo de1nás importa solo en la medida en que mos ese bocado, no recocido hasta lo insípido, por supuesto, sino expues-
él lo siente, 1o trata) lo conoce. La intensidad del esfuerzo creativo para ineterse to, a can1bio del sabor que confiere, a una nueva y más ril'.a saturación.
en 1a piel de 1a criatura es siempre) creo yo, una hern1osa pasión; el acto más En ese estado, a su debido tiempo es e::,.'traído y servido, y le aguarda una
con1pleto de posesión persona} de un ser por otro[. .. ]. Es pues una gran verdad n1agra consideración [..J inientras no se exceda en hablar de su último y
que corrobora mi instinto para inultiplicar los de1icados toques que logran genial caldo de cultivo, de la buena 1 la mara·villosa co1npañía que, co:n10
dar ·vida a Nev·vn1an y hacer que transn1ita 'ida" (38). "11ssist [asistir]" está e11 doy a entender, 1o ha mantenido estéticarnente. Al fin, se ha incorporado
el texto de Ja1nes entrecon1iUado 1 y no resulta fácil (con Ja111es no suele serlo en nuevas relaciones y en1erge dispuesto a incorporarse en otras. Su sa-
nunca) saber el porqué, salvo que pense1nos en 1a doble significación ( obstétri- bor final se ha constituido, pero su identidad priinera ha sido destruida.
ca/teatral), o en que es ·una llamada de atención) con10 en el caso de 'fun [di- [. .. ].As], gracias a u11a rara alquünia, ha quedado convertido en algo dis-
versión l", a n1cnos que esté n1etiendo un juego de palabras traído por los pelos tinto, en algo n11_ejor (2~30)º
con el térn1ino francés: en este casoJ la asociación entre estar sentado ante la
ventana y "desde esa admirable posición", asistir. En francés, "assister" (asis- Los productos del cocinado y de la digestión parecen intercambiables -e igual-
tir, a un parto o a un espectáculo) y "s'asseoir" (se1Ttarse) no están realmente n1cnte irresistibles- 1 porque ambos son rcsu]tado de un proceso de rccircula-
relacionados, pero sí suena11 parecido por la sibflante sílaba ass- [culo]. Y por ción descrito como potencialn1ente interminable) simplen1ente enriqueciendo
muy firn1es que sean desde lo arquitectónico, las asociaciones incsperadan1cn- el "residuo" (co1no dice Ja1nes habituahnente) 1 lo que se torna 1 se pelUzca (155),
tc dTamáticas de asiento (sobre todo las referidas al placentera1ncnte amplio o se pesca, co1no escribe en el pasa.je de California y en 1nucbos otros. "La 1arga
62 Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte de la novela de Heníy james Vergl:1enza, teatralidad y performatividad queer: El arte de fa novela de Henry James 63

pértiga de la men1·oria rernueve y hurga el fondo, y nosotros pescan1os estos inano que toca. Algunas palabras que J an1es elige para. esta relación son, por
fragn1entos y vestigios de 1a ,,rJda sun1ergida y de la conciencia ex-tinta que nos ejemplo 1 GLOVE rGU.:..NTE] y G!lGf:"' [i\J'L'EST1\ PRENDiJ, en francés gageu.re: "Ese era
tientan a rcoo11stituirlos" (26)º En 1a .,,,rida intelectual de[ dice Jan1csi ini problen1a, p0:r dccir1o asíi y rni gageure con el pequeño abanico de
"la materia antigua está ahí, de nuevo recibida, gustada) exquisitan1ente asi- valores por lo que reah11ente va1ían-ytra.bajar mi,.. peculiar grado de presión
1n.i1ada y de nuevo disfrutada [. .. ],todo un proceso de crecimiento de] "gusto" rnotivada por n1i interés" (3«50-331). Ilealrr1ente 1 el g1Jante o prenda es para
propio) cun10 solía11 decir nuestros pad.res, térrnino afortunado que abarca Jan1cs una prirnera figuración de cn,¡5'.agerrtent, de interés, de n1otivaciú11) y de
gran parte dello inás pro:frnudas que hay en nosotrosº El "gusto" del poeta esi catexia tout súnple. ~\propósito de eHo escribe: "un cncanta:n1-iento que crece
en el fondo, y en la n1edid_a en que en prevalezca sobre cualquier otJra cosa, su proporcionalmente a iT1edida que su, atracción lo pone a prueba, lo tensa y lo
sentido activo <le la \ida; según esta verdad, practicar el gu.sto es tcneT la llave estira, lo entrega enérgica1nente al contacto" (u1). JYfás enérgican1ente, si cabe,
de plata del completo laberinto de su conciencia. Así lo siente él misn10J señor ofrece una imagen consistente para la creación (es decir, para la habitación
mío" (3él9-340), der1nal) de personajes encarnados. Como cuando Ja1nes ve "ese tipo adn1ira-
Seguir las trazas del término FRAGiJ\TTE (incluyendo también su variante ble de jove11 alto y esbelto, tranqui1o y estudioso" habitable para un perso11aje
n1ás Han1ativan1ente perforn1ativa, FLAG-fuU\TTE) a través de los prefacios nos lle- que James a.penas había entrevisto en su in1aginación: "0,1vcn \iVingrave 1 11c-
varía igualmente 1 en algún 1nomento, a la tran1a digestiva, Vea1nos un eje1nplo buloso y fluido, solo por contacto podría l1tdlarsc a sí m'isrruJ en aquel cabaUe-
cumbre de lo anterior: ro; hallarse, es decir, hallar una figura y un h.ábito, una for1nai un rostro, un
destino" (259-260, la primera cursiva es nuestra).
Por esta razón, el análisis ulterior es casi siempre la antorcha de la \ric- por supuesto 1 el dar ·vida al personaje levantándolo por detrás tiene su
toria y el éxtasis, en tanto la xnano firn1e del artista lo agarra y juega con propio esce11ario 1 en este caso, el teatro de Inarionetas: "Para el cue11tacuentos
ello; ine refiero) naturalmente) a un éxtasis sofocado y a una oscura vic- o el titiritero no hay privilegio 1nás dc1icioso o juego dificH inás ansiosamente
toria1 gozados y celebrados no en la ca11e 1 sino en c1 santuario interior; ejecutado ni con mayor suspense y e1noción que esa tarea suya de buscar lo
las apuestas eran ciento a uno, en cualquier caso, y a esto no se 11cga de ii1vis1ble y oculto, en u11a intriga captada solo a medias, a la luz de 1a prenda
buenas a prhneras, sino mediante un complejo proceso dc1 mejor rcsidu_o que ya tiene en la mano , o por así decir) gracias al olor que esta desprende"
de la verdad. }!""',ste 1 con buen juicio, era el encanto de la escena [. .. ].As-U, (331). El rastro oloroso del guante 1 de la lnanoJ de la marioneta1 no parece en
los elementos no podían sino emerger hasta la propia superficie 1 con una este caso particu1arn1ente inexplicable. Es el olor de la n1ierda.J el mis1no que el
ironía más profu:nda que 1o incran1ente ob·vio. Acechaba en la pre1nisa de la vergüenza. Es el olor de una identidad a la. que es especialmente afecto 1
\rulgar como un perfu1ne oculto; cuanto más i:ie cernía la atención) Inás lograda mediaiTte el proceso de volver lo de dentro a-fuera7 •
consciente era yo de 1a fragancia. A lo cua1 debo añadir que cuanto más Evidenten1cnte, podrían crearse n1ás entradas de términos que operan de
arañaba y penetraba la superficie, IT1ás potente resultaba esta cualidad manera sinLHar en los prefacios) solo n1cncionaré unos cuantos: BR.JSTLI!.. [CERDA,
para la pituitaria intelectual A1 fin 1 llegó e1 residuo en cuestión, yo n1e PELO], []llTEREST [1NTERF.S]) USE [uso]J BASIS [BASE], UNCA1Vlví~ [EXTRANO], TRFATivfENT
hallaba en presencia de aquella dran1ática chispa roja que refulgía en el [TRATAJVIIENfO]j STJUUJV [ESFUERZO, FORCEJfui_R]i A'XPRES.'-,' [fu'ITRESAR], HL4STJC [ELÁSTT-
centro de rni visión, y, confOr1ne yo sop1aba suavemcnte 1 ella ar<l-ía n1ás CO], the J-[_[GF-¡/FREE F-JAl\TD [la JY1ANO ALTA/IJBRE]i F-IA1VDS01WE [HF.Rl\10SO], BEAR(verbo)
alta y más luminosa, (142). fLLEVAR, CARGAR], C01VCEIVR [CONCEBIR], TOUC.fIING (adjetivo) fCO::_\íl\¡10VEDORJ RILW
lRlCO]J .'i'PRfl\TG (sustantivo y verbo) [RESORTE, BRO'LIBL H'L1STij~T&lIST [DESECHO/
No quisiera que los prefacios sonaran den1asiado a El silencio de los corderos, CIJ\H'UR..A.] 1 POSTULATE fPROPONER], I'REPOSTEROUS [RIDÍCl:LO, DISPAH.A.TADO]i TUI?.i\T
pero Jan1es tiene una forma n1uy gráfica de figt1Tar las re1aciones autorales en (sustantivo) [GTRO], PAS.SAGE [PAS1\JE1 TRANSCURSO] y FORESF-IORTEJV [ESCORZ.il.._R, RE-
tér111inos de habitación dern1al. Como ya trin1os 1nás arriba, considera que "la DUCIR]. La variedad de los significados responde, entre otras cosas, a1 abanico
intensidad dc1 esfuerzo creativo por ineterse en la piel de la criatura" es una de objetivos seA'Ua1es, objetos, partes del cuerpo, y f3-ntasias corpora1es y pla-
"her1nosa pasiún"i reahnente, "e1 acto más completo de posesión personal de ceres, todos ellos en torno al fantasmático jisting, Son destellos fugaces del
un ser por otro" (37)º Todo rubor que marca 1a piel co1no órgano prhilegia- f[1lo, la matriz, la próstata, así corno del intestino y del ano 1 destellos fugaces
do tanto para la generación con10 para el contagio del afecto parece ligado a en un patrón de pautas rítmicas constantes, entre lo inscrtivo y lo receptivo,
una fantasía de la piel ocupada, ocupada específicamente por una mano, 1u1a lo acumulado y lo liberado, lo aloerótico y lo autoerótico. Espero que resulte
Vergüenza, teatralidad y performatividad queer: El arte ele fa novefa de Heni·y James VergC1enza, teatralidad y performatividad queer: El arte de fa novela de Henry James 65
64

evidente, más allá de cualquier duda, que los prefacios rcspon·den a este tipo quccr" es la denon1inación de una cstn1tcgiD para la producción de sentido)'
de lectura "en tanto la incntci corno d~je, es susceptible) esto es, susceptible de de ser, relacionada con e] afcc[.o de la V<'1º¡;Ü1cnzs y con el posterior 11echo de la
ser n1uy sutfln1ente atraída por e[ "buen n1aterial" acurnulado ·y de sucun;_bir al e;;t!¡:;nia1t1zacJón que dicho afecto conlle•,ra.
interés de ponerse rnanos a la obra": .A~ú:n no puedo saber cuáles son las afirn1aciones que-valdría la pena hacer)
en lo ontológico, sobre la perforn1ati\ridad queer que aq_uí describoº ¿seria úti1
En cuanto a ini, .rne siento in1pulsado a señalar que el "asünilar" ha sido sugerir que algunas de las asociaciones que he heclno respecto a la DE'rf:rmmrtiº
para ini conciencia, durante todo el proceso de esta reedición) la parte vidad queer podriían realrn.entc ser características generales de cuaJquier per-
menos dificil: al primer toque del resorte, :u.nis manos se sintieron Ucnas for1nati"vidad? i.Po<lríai en otro sentid.o) ser de utilidad la sugerenc]a de que la
enseguida; se trataba inás de que parecía que el "buen Inaterh1.1" actnnu- gra1nática transfon.nacional de '\')fu.une on JJOU [vergüenza deberiÍa da.l!.tc]" pu-
lado daba y daba insistentemente" (341)e diera ser parte solo de una actividad. pe1forn1ativa considera.da especialn1ente
I.,a simple verdad sobre un ser b.u1nano 1 una situación, una relación Ugada a lo queer, por gente que se identifica con10 queer? En cualquier caso) ]a
[. .. ],en vi1tud de la cual se consigue Hamar la atención seducida1 türcejea utilidad de pensar sobre la vergüenza en relación con la pe1forrnatividad queer
sien1pre, en nuestras n1anos, más intensamente, con la n1áxi111a intensi- no proviene de ninguna certeza adicional sobre qué enunciados o actos que
dad) para justificar esa 11.arnada de atención; tira co1no si estlrviera en el podrían clasificarse con10 perforn1ativos, o qué personas podrían clasifi.carsc
extremo u objetivo últhno de su sentido o de sus innu1ncrablcs conexio- como "quecr". Lo últhno que este texto pretende es dcfin.ir 1a Telación entre lo
nes y, desafiando el a1nenazador dedo levantado, lucha a cada paso, para queer y el a1nor y el deseo por e] 1nis1no sexo. Lo que si hacei por el contrario,
expresarse con1pleta y plenamente (278). es ofrecer alguna densidad y rnotivación psicológica, feno1ne:nológica y te1ná-
ticai lo que describo en la introducción como "torsiones" o aberraciones entre
Con todo, por mucho que el texto responda a ello copiosan1c11te, esta referencia y pe1formativida<l 1 y 1 sin duda, entre lo queer y otras for1nas de ex-
1ectura cumulativa y acu1nulativa Hgada al léxico no deja de ser u11a lectura perimentar la identidad y el deseo.
particular y, por tanto 1 parcial 1 no tanto por organizarse en torno a la sexuali- Tan1poco querría que pareciera que n1i proyecto tiene que veT ft.111dan1c11-
dad, sino por hacerlo en torno a la unidad semántica. Decir que está orienta.da ta]men.te con recuperar lo queer para la deconstrucción (o para cualquier otro
a lo seinánt]co y a lo ten1ático es, tal vez, decir ta1nbién que está, de tOrma no proyecto antiesencia]ista) 1 despojado de cualquier especificidad o referencia
subli1nable (aunque inestable)) ligada a1 intensiva1nente parcelado cuerpo hu- política . .AJ.1tcs bien al contrario, sugiero que considerar la perforn1atividad en
1nano. No es lo peor que pueda darse. Aun cuando, evidenten1cntc también, la términos de vergüenza habitnaJ y sus transtOrn1acioITTes abre 1nuchas s.alidas
potencia argu1nentativa de los prefacios queda tanto obstaculizada como f~1ci­ para pensar acerca de las políticas de identidad.
litada por una lectura que consiente u honra la apuesta de J a1nes en lo absorti- Parece harto probable que la estructuración de las asociaciones y de los
vo o (con10 é11nisn10 suele decir) en el significante "rico" (o extraño). El torpe, 1,rí11culus del afecto de la vergüenza constituya u11a de las n1ayores diferencias
"benevolente" (fond), rit1no de la 1ectura refOrzado por cualquier absorción o entre las distintas culturas y períodos históricos: no es que pueda dividirse
adhesión scn1ántica1 parece constituir una des>riación teorética ine\itable. claramente el n1undo entre "culturas de 1a 'rergüenza" (supuesta1nente pri-
n1itivas) y "culturas de la culpa" (supucstarn_ente evolucionadas), sino que,
con10 afecto, la vergüenza es, claran1ente, un col!.11ponente de todas ellas. La
Una advertencia para finalizar: nada .u.nás lejos de n1i intención que ofrecer \rcrgüenza 1 corno otros afectos de acuerdo con la utilización que hace Tornk.ins
aquí una "teoría de la homosexualidad". Ni la tengo ni la quiero. Cuando in- del térrnino, no constituye una estructura intrapsíquica, sino 11na especie de
tento, en la lnedida de lo pos1b1e, hacer justicia a la especiticidad 1 la riqueza y, radical Hbre que (en culturas y personas diversas) puede adherirse al signi-
sobre todo, a lo explícito de la erótica particular de J arnes, no entra en n1is ob- ficado de todo tipo de cosas -partes del cuerpo, sistema se.nsoriali conductas
jetivos 11acer de él un ejemplar de "hon1osexualidad." ni ta1npoco de un "tipo" prohibidas o permitidas 1 otros afectos como la ira o la excitacióni identidades
d.c "hon1osexualidad", aunque, ciertamente, tampoco quiero hacer que parezca. dc11on1inadas, pautas para la interpretación de la conducta de los de1nás hacia
que no fuera gay. Sin e1nbargo, sí que quiero designar al J an1es ele los prefacios uno inisn10, etc.- intensificándolo o alterándolo de for1na permanente. i\sí,
de la edición de Nueva York co1no un prototipo, no de "h(Ji.nosexnaHdad", sino el carácter o la personalidad de cada individuo constituye lU1 registro de 11is-
de lo queer, o de la perfürmativida<l queer. En esta acepció11J "pcrformatividacl torias individuales singulares a través de las cuales la e1noción efÍlnera. de la.
66 Vergüenza, teatralidad y performat1vidad queer: El arte ele la novela ele Heni-y James Vergüenza, teatralidad y performatividad quee!": El arte ele la novela de Henry James 6?

vercilenza
b
ha establecido ca111bios estructurales n1ucb_o n1ás duraderos en las e1ástica y ten1poralrnente intrincada- con el de atrilJutos que
estrategias rc1acionalcs para interpretarnos a nosotros n1is1nos y a los dc1nás, en día se resun1en en lo que se entiende por "ten.er respecto a adu1tos
Lo cua1 sig11ificai entre otras cosas, que las cstrategici.s terapéuticas o po- o .a adolescentes, :Es sabido qt1e hay lesbia.nas y hon1bres hornosexuaJes q11e
líticas cuyo objetivo sea ali'viar ]a vcTgüenza individual o grupa1 o elin1inarla nunca podrían contarse con10 quecr, y otras personas que vibran con el acor-
Tozan el disparate: pueden "fnncionar" -tienen, sin duda) poderosos efectos-i de queer sin tener apenas erotisn10 hcnnosexual o sin identlfi.car su erotisrno
pero no en el sentido que dicen hacerloº (Estoy pensando en un a1nplio aba- ho1nosexual con las etiquetas lesbiana o ]narica. Sin cnibargu, en Ja jerga del
nico de n1ovin1ientos que tienen que ver con la ·vergüenza) con10 por ejern- an1biente gay y 1ésbico son nun1erosas las expresiones idcntitarias pcrforn1a-
plo, ]a dignidad comunitaria de los rnovi1nientos por los derechos civiles; el tivas ob1lia1nente rc1acionadas ("ruborizadas" diría Jarnes) con conciencia de
indi1ridua1izador "orgullo" del black is beautiful y el orgullo gay; distintas la vergüenza y creati"í,idad de la vergüenza. Por nornbrar solo una cuantas: la
±Orinas de "resentimiento" indigena; la abyección ominosa1ncnte exhibida de abyección /yutch! la,fe-m'mitudei el leather, el orguHo, el s/-1n) el drag, la rnusi-
los slcin,heads; los primeros eA'"Perimentos fcrninistas, que reb,rindican la ira calidadi elfistj'ucln'.n,gi los fanzines, e1 histrionisrnoi el ascetismo, la cultura
y la ponen en prilner plano co1no reacción ante la vergüenza; la insistencia Snap ! , el culto a las divas) el exceso ornan1ental religioso, en una pa1abraJ 1o
epistc1nológica en contar 1a verdad sobre 1a vergiienza entre el rno\rimiento excesivo 1 lo provocador, la plulína.
de supervivientes al incestoi por no no1nbrar n1ás que unos pocos 1 por su- Y el activis1no.
puesto)e I,as for111as que adopta la vergüenza, tanto en un grupo con10 en una l,a vergüenza me interesa desde la perspectiva de lo político, porque ge-
identidad individual, no son partes "tóxicas" diferenciadas que puedan ser nera y 1egitima e1 lugar de 1a identidad -]a cuestión de la identidad- como
e::rtirpadas; al contrario, son parte integrante residual de los n1is1nos procesos génesis <le la pulsión pe1-10rn1ativa, pero 1o hace sin otorgarle por ello a este
que conforman 1a identidad misn1a. Operan en el trabajo de iT1.etamo:rfüsis1 espacio idcntitario la categoría de esencia. Lo constituye co1no "ser para la
recontextualización, refiguración, tranefi,guración., carga afectiva y silnbólica constitución", o lo que es lo n1isn10, como que ya está ah] para ser, necesaria y
y deformación, pero tal vez sean excesivamente potentes para e1 trabajo de produ_ctivamente, inalnnterpretado e 1rreconoeihle. La vergüenza -que habita
purga y cierre deonto1ógico. la superficie y el interior de los n1úsculos y 1os capilares del rostro- parece ser
Si bien la estructuración de la vergüenza difiere i1otable1nente entre dis- solo contagiosa de persona a persona. Y lo -único que coadyuva a ese contagio
tintas culturas y entre distintas formas de acción política, también se observan de la vergiienza es su anamórfica y proteica susceptibilidad a nuevas gramáti-
diferencias a nive1 individua} independientemente de la época y de la cultura. cas expresivas.
Son los 11a1nados "thn.idos" (palabra familiar): infa.ntes, niños o adultos para Estos hechos nos inclinan a pensar que el plantearse preguntas adecua-
qule11es la vergüenza constituye el más efectivo mediador de identidad. (Lily das sobre vergüenza/pe1formatividad podría conducirnos allá donde se pro-
Ton1lin solía decir: "¿~re acuerdas de los cincuenta? En los cincuenta nadie ducen los numerosos e intrincados nudos que se forinan e11 las tripas de las
era 'ga}!; solo había tímidos"). Se me ocurre que podría resultar útil en1p1ear políticas de identidad, sin por ello deslegitimar d notable poder y la palpable
queer para referirse, e11 prin1er lugar, al grupo correspondiente de infantes urgencia de la n1isma noción ele "identidad". La dinámica de1 desecho y con
y de niños 1 esos cuyo sentido ident]tario, por alguna razón, forn1a un acorde la persecución ideológica o instituciona1, así con10 la dinán1ica de1 duelo 1 re-
duradero con la nota de la vcrgi.ienza. Qué hay en ellos (o en nosotros) para sultan ininteligibles sin una con1prcnsión de la vergüenza. El sentin1]ento de
que así sea sigue sin estar claro. Con esto no solo quiero decir que 110 me es culpa de los supervivientes y, en térn1inos generales, las políticas de la cu]pa,
posible al1ora explicar el porqué de esto -sin duda habrá n1ús de una razón-, se entenderán n1ejor cuando sea1nos capaces de re1acionarlas de alguna ina-
sino también qne tampoco a ellas les es posible, pues sie1npre 11ega tarde: e] nera con la resbalosa dinámica de 1a vergüe11za. A n1i entender, podría decirse
lugar de la identidad que dibuja la vergüenza no dctern1ina ni la consistencia otro tanto respecto de las po1iticas de solidaridad y de identificación, e incluso 1
ni el significado de dicha identidad, y raza, género, clase¡ sexualidad, aparien- tal vez, respecto del hun1or y la falta <le sentido del 1nisn10º 'fan1bién querría
cia, y capacidad no agotan las construcciones sociales que acaban crista1lzan- apuntar) aunque lo pongo entre paréntesis, que el hinon1io ·vert:,>i.ienza/per-
do en ella1 desarrollando a partir ele este afecto primario estructuras específi- fürrnatividad pueden hacernos avanzar n1ucho n1ás en el entcndin1iento de 1a
cas de expresión, creati\ridad, placer y esfuerzo. Yo ine atrevería a sugerir que, constelación de fenómenos calificados glohaln1cnte co]110 "can1p" que el con-
en este sentido, 1o queer 1 en este inomento histórico, se solapa de n1anera cepto de parodia) y desde 1ueg.o n1ucho rnás que cua1quier oposición binaria
significante en cuanto a su definición -aunque sea de forma vibrantemente entre "profundidad" y "superficie". PoT no hahlar de que difíci1n1entc podre-
Vergüenza, teatralidad y pe1formatividad queer: El arte de la novela de Henry Jan1es Ve(güenza, teaüaliclad y pedormaii 11idad queer: E! arte de fa novela de Henry Jame.s 69
68

1n~s ]legar a entender lo sucedido en torno al concepto de "lo pc>!íticmtertte


correcto" a no ser q_ne lo considere1nos, entre otras cosasi co1110 una reacción
en cadena, fne.rten1ente polJtizada, de la diná111ica de 1a vergüenza.,
Nada más fácil para los psicólogos y los escasos psicoanalistas que tra-
hE~jan sohre el te11J<t de la vcrgi_ienza q_ue inscribirla de nuevo en el rn.oraEsn10
[N. de 1a T.] iuüor de Vi/innie ihe l)ooh.
de la hipótesis represiva: "saina" o "enfcrmiza"i la "'Vergüenza puede ser consi-
2 [N. de la T.] :E1 térnüno que usa el original es "straight", que en el uso con1ún actual
derada buena, en tanto prese:r\ra la privacidad y la decencia, o ina1a) en tanto
ta1nbién designa a los heterosexuales por oposición a todas las otras identidades y
conspira contra la auto-represión o contra la represión social. E\ridente1ncu.tei orientaciones sexuEtles.
en mi caso n.ingu_na de estas valoraciones constituye 111] ohjctivo. Lo que quiero 3 [N. de la T.] Es decir, "el n1ás hetera". La au-torajuega aquí con los dos sentidos d.c
decir es que1 al inenos i1ara algunas personas (queer), la vergüenza es senci- "straight". "'léase la nota anterior.
llamente el rasgo estructurante de su identidad1 como tal per1nanece y, c.01no 4 [N. de la T.] VVillian1 Shakespeare, La tnnpeslad.
indica el ejemplo de J ames 1 sus singulares posibilidades metan1órficas en lo S [N. de la T.] Alexander Pope.
productivo y en lo social son notr1.blcs. 6 Y de nuevo a propósito de la revista en la que había publicado uno ele sus rcJatos
antiguos: "Recienten1ente, tuve ocasión de 'n1irar desde abajo' [adviértase el uso de
estas (Onlillas], por los viejos tiempos, ese asiento ino1ncntáneo de 1a bienhu1norada
inusa satírica, el asiento de las 111usas, aun cuando he de decir que el n1ás ligero vuelo
de sus túnicas es para n1í abso1utan1entc sagrado, pues, por casualidad, tuve el honor
de ofrecer al visitante la silla" (Jan1es 1984: 214•).
7 Por lo n1is1no ta1nbién d olor de la excitación parece con11evar un afecto grotesca-
mente inapropiado, pnesto que la cita en cuestión prosigue así: "En lo que respecta a
'excitación', ni la horrible y antigua persecución de1 esclavo :fugitivo con sabuesos y una
prenda de rastreo puede, a mi juicio, superado" (311). Resulta desasosegante eD esta
frase la a1nbigüedad respecto a esa "excitación" (repárese en las co1nillas, atribuible
tanto a1 esclavo sujeto de la huida co1no al del esclavista perseguidor. Personal111cnte,
aunque pudiera estar equivocada, yo rne inclino a interpretarla ligada al te1na de la
n1arioneta. A 1ni juicio, 1a evidente referencia de Jan1es en la ligera eA--presión "horri-
ble y antigua persecución del esclavo fugitivo" no es a la esclavitud en sí nüsn1a, sino
a las fonnas populares de n1elodra1na teatral y sus recursos apelativos presentes, por
ejeniplo, en La cabaña del Tío Ton1. Sin einbargo, condensadas en la ligere;,a de esta
cita aparecen dos circunstancias vergonz;antes especiahnc11te penosas para .James: la
prünera, el no haberse alistado para luchar en Ja c;uerra de Secesión ~descrita en otro
de los prefacios co1no "diluvio de fuego, sangre y lágrin1as" necesaria para "en1nendar"
el esclavisrno (215); la segunda, su propia inclinación artística por fon11as y tradicio-
nes de tipo ineloc1ran1ático, que Ja1nes sien1pre n1antuvo pese a renegar con frecuencia
de ellas.
Capitulo dos

Sin en1bargo, en un sentido rnfi.s an1plio, no poden1os dedicar


-no poden1os consagrar-, no pode1nos glorificar este suelo,
- AB11..,.i,_1-1A:v1 UNCOLN, "Discnrso de Gettysburg"

"Sin ernbargo, en un sentido n1ás amplio, no podemos dedicar -no podcn1os


consagrar-, no podemos glorificaT este suelo". E1npiezo con esta frase por tratar-
se de uno de ¡os ejemplos ]nús conocfrlos de un tipo de enunciado, en rea!idad_
harto con1Ün, sobre el que parece que valdría la pena una reflexión rnás profun-
da. Los enunciados que voy a estu.diar en este capítulo no cuJ11plen las condicio-
nes que el filósofo británico J .L. Austin c::;,,,_1Jnso c11 su descripción clásica de los así
Humados 'enunciados perforn1ativos explícitos', en un sentido estricto del térn1i-
noº _En su libro Córno hacer cosas .can ¡Jalahra.s, Austin ilustra esta clase de enun-
ciados n1ediante una conste1ación de oraciones en pri1nera persona del sLngular
del presente de indicativo de ]a voz activa1 sobre las cuales dice: "parece claro
que enunciar la proposición (por supuesto que en las circunstancias apropiadas)
no es describir lo que hago [una cosa] [. ..] ni enu11ciar que lo estoy haciendo, es
hacerlo" (Austin 1970: 6). Los ~jemplos de lo peiformativo en Austin incluyen:
"pron1cto"i "apuesto", "lego"i ''bautizo"J "pido disculpas", "reto" y "sentencio a".
Con10 digoJ las oraciones -sin1ples o cornp1ejas- que voy a considerar en
este capítulo no pc1tcncccn a esta categoría <le enunciados. Su rasgo distinti-
"'VOi por contra1 estriba en que alu(len a enu11ciados pcrformativos CX1Jlícitos,

es decir: no "dedicarnos aquí" o "consagra1nos aquí", sino "no podcm,os dedi-


car", "no JJodenios consagrar". Es precisa1nente porqrne describen o se refieren
a oraciones pcrforn1ativas C:X1Jlicitasi y porque en ocasiones incluso las niegani
por lo que estos enunciados no pc1iencccn a la citada categoría; de este rnodo 1
enunciados tales co1no "nos electriza dedicar este suelo" o "nos habría gustado
dedicar este suelo" ta1npoco son perforrnativos, aunque -o, según yo sugiero,
justo porque- se refieren explíeitan1ente a enunciados pe1formativos explíci-
tos. J\!Ie dispongo incluso a con1etcr el austinúrrno de acuñar un nuevo término
para el tipo de enunciados que estoy describiendo: propongo aquí llan1ar1os
"pcriperfOr1nativos" 1 lo cual significa que, aun no siendo en si misr11os per-
forn1ativos, tratan, de ios enunciados perforn1ativos y, para hablar con n1ayor
propiedad, se agrupan en el entorno (le los enunciados performativos.
72 En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo XIX En torno al performa!ivo: vecindades periperiormativas en la narrativa dei siglo x1x 73

¿Dónde rtu.1icaría el interés de r·eagrupnrlos asf? Co1no argu:n1enté en n1odo de la tácita -de1narcac.ión de1 de una tercera persona ele] plural,
mi introducción, el si1nple hecho de re-introducir la espacialidad en conceptos de un "ellos/ellas" -testigos- estén o no 1itcra1n1ente presentes. All retarte a
1

q_ue, en general, se abordan desde el á11.gulo de ]o ternporal podria ser un valor cometer alguna acción terneraria (o de lo contrario a exponerte a aparecer)
en si n1ismo. Las importantes discusiones sobre la perforrnati-v1dad planteadas ·vamos u suponer a n1odo de ejen1plo co1nü cobarde) yo (singular hipotético)
1

por Jacques Derrida y Judith Eutlcr, por l:jen1plo, tienden a proceder 1_nedi~u_1- estoy pidiendoi necesariamente) el consenso ante la 1nirada de otros, pues es
te el análisis de la con1plejidad ten1poral de lo performativo: H:erabilidad, cita- ante sus ojos donde tú. te a11-iesgas a aparecer como un cobarde. Y de igual
bi1idad1 la idea del sie.rnpre" / "sicrnpre de anten1ano" (a!roays already) 1 y suerte, es porque y en tanto co1npar'ten conmigo e1 desprecio cobarde, por lo
todo un >,ralioso repertorio de inovin1icntos conceptuales que entretejen futuro que esas terceras personas se ven inte11Jc1adas, con o sin su consentinliento,
y pasado como la lanzadera de un telar. En ca1nbioJ el carácter 1ocal de lo pcri- por el acto qrne he realizado a] retarte.
performativo se inscribe en una n1etaforicidad de }o espacial. J_.os enunciados Ahora bien) supuesto que existan y están presentes, esas personas pue-
peripe1forn1ativos no solo tienen que ver con los enunciados pe1formativos den tener interés en sanc]unar la cobardía, o pueden no tenerlo. Es n1ás, pue-
en un sentido referencial; sino que se agrupan en torno a ellos, se encuentran de qne tan1bién sean cobardes y sie11tan orgullo de serlo. Puede que deseen
en sus in111ediaciones, pegados a ellos o agolpados co:ntra ellos: residen en e1 oponerse activa]_nente a un orden social basado en el desprecio a los cobardesº
vecindario de lo pe1formativo, Como los veeindarios en los anuncios in1nobi- Otra opción seria que fueran escépticos respecto a ]_Tii posicionan1ieJ1to en esta
liarios1 los vecindarios peripe1for:n1ativas cuentan con centros prestigiosos (el incesante guerra contra los cobard.es: puede que no les venga bien dejarn1e a
enunciado pe1formativo cx}}1icito), pero no con circunferencias estables; aún ini el arbitraje; puede que sospechen que yo tan1bién tiendo a ser cobarde y
asi, el prestigio del centro se e;.,_1:iende de forma desigual, e iguah11ente in1pre- que, tal vez por ello, Ine siento in1pulsado a co1nprobar el cociente cobarde <le
deciblc, sobre el resto del vecindario. otros. Por ese motivo, tú n1ismo la persona retada puedes con1partir con ellos
1 1

Resulta tentador recurrir a] registro espacial para intentar re-figurar al- cierta actitud de eseepticis]_no sobre ese particular, e incluso puedes poner en
gunas de las cuestiones n1ás arduas, de entre aquellas que en las cliscusiones duda SLt 11ropia autoridad para clasificarte en la esca.la de ~a cobardía) o puede
filosóficas sobre la propia perfor1natividad se han venido forn1ulando hasta que no tengas interés en eHo.
la fecha en términos exclusivamente temporales; cuestiones tales como, por Por lo tanto) "te reto" h11plica la pre.sunción -pero solo ]a presunción- de
ejemplo, la inte11ción, el uso o la relación entre lo ilocutivo y lo perlocutivo. un consenso entre el que habla y los testigos y, hasta cierto punto, entre eHos
LJ na perfor1natividad espacializada y local puede ofrecer también herra1nie11- y el destinatario del reto. La presunción se encarna en la falta de una fór1nula
tas nuevas para establecer recorridos bidireccionales entre la teoría del acto de respuesta negativa al hecho de ser retado o interpelado co1no testigo de 1111
de habla y la perforn1a11ce drarnatúrgica; idealn1ente, permitiría incluso abrir reto: retar es un perlür1nativo explícito; no ser retado, no retarse a sí J.nismo o
un espacio para 11ablar de la afecti,ridad pcrformativai evitando rei:ntroducir a otro, es más probable que tome la for1na de una expresión periperfor1nativa:
falacias intencionales o descriptivas . .tvie parece también que este marco es- No acepto el reto, lQuién eres tú para rctar111e'? ¿,A quién 1e in1porta a qué lTie
pacializado "en torno a lo perfor1nativo" nos pern1itiría an1pHar el concepto quieras retar? La fascinante y poderosa categoría de enunciados pe1furn1ati-
althusserlano de interpelación en forn1as Inás flexibles y 111.atizadas que las vos negativos -la denegación) la objeción, la renuncia) el reputHoi el "no acep-
puestas en práctica hasta ahora. tes el reto en nombre nuestro" 1 el des111entido- viene inarcada, casi sie1nprc 1
Si me per1niten, e1T1pezarernos con el ejcn1plo a.ustiniano de "te reto". "Te por la propiedad asi111étrica: tiende a l'.Onvertirse en convencién ]_nucho ]_lle-
reto" queda sumarian1ente clasificado junto con "protesto", "desafío" y "en·vi- nos qrne las pe1formativas positivas. Deshacer la interpelación en una escena
do" en la ho1gad:1 categoría ele los "co1nportativos" que ".incluyen la idea de re- perll)r1r1ativa no suele requerir ni otro enunciado performativo explícito ni su
acción frente a ia conducta y la suerte de los demás) y actitudes -y expresiones forrna negativa, sino el acto referencial de un enunciado pcriperfOrn1ativo ad
de actitudes- frente a la conducta pasada o inminente del otro" (Austin 1970: hoc, cn1itido e:r: prufCso para 1a ocasión nonce ta,rort0'1nies 1. Las perlOrn1at.ivas
160-161). Pero para hacer justicia a la fuerza. perforn1ativa de "te reto" -por negativas tienden a tener un alto nive1 de iniciativa. (Por eso, Dante habla del
co1Ttraste con su discutible función constatativa de expresión de "actitudcs"- rechazo -incluso del rechazo mediante la cobardía- como de aigo "grandio-
es necesario desatascar y descomprimir tanto la escena con10 el acto de la so"2. R.equiere poca presencia de ánin10 dar con la cóinoda fórn1ula "te reto"1
enunciación. Para einpczar, aunque a prin1era vista "te reto" in1plica tan solo a pero los presionados testigos necesitan bastante n1ás para deshacer la interpe-
la prilnera y la segunda persona del !:lingular, su efectividad depe11de de igual lación cu11 un "no te per1nito que ]o hagas en non1bre 1n.io".
En torno al performativo: vecindades periperformativas en la nar¡·ativa del siglo XIX En torno al perfo;·mativo: vecindades pel"ipe1-fo1· 11ativ2s en la narrativa del siglo x1x
1
75
74

A pesar de todo, este tipo de proezas son y devienen al enu:n-


ciado en sí rnisrno y, en ese sentido, conviene entender cónno cualquier instancia rente naturalidad ·e.un ]a que ese sqjeto que actúa y send1~t en nri1I1era
1
del "te reto" constituye u.na crisis en el terreno o en el espacio de 1a aul:orida{ l casi perS'l)llft constituido en n1atrür1on.io por recurso a la fiah]e c.uxtoridad del
tanto con10 un acto en sí 1rásrno. Pues, al rctarh':i al einprender la reinscripción E:Jü1d1J, gracias a la tranquila interpeJación a los otros en calidad de
de uu 1narco de presuntas relaciones de fürn1a n1ás pTofi111da n1ecliante cualquier "testigos", y a la lógica del suplerncnto (heteroscx11nJ)J n1ccH.antc la cual lavo-
iteración) y, por 1o tanto 1 al establecer rnás firn1eirnente mi propia autoridad para luntad queda garantizada. al conjugarse con un cónyrtge 4 del gér1ero
n11_anipularlas, acentúo la natL1raleza consensual tanto de dichas 'raloraciones con10 opuestcL Eil ·que habla en el "si quiero" es un solo en la n1ecEcl.a en qnc
de n1i propia auto-ridacl Que iill reto fuera acogido por un coro peripe1formativo él o ella cuns1ente en Íorn1ar de un "nosotros" establecido y heterosexual,
de testigos entonando "No aceptes el reto en no1nbre nuestro", alteraría de TDrrna con10 tal. constituido en presencia de un "ellos'', y su capacidad de actuación
radical el espacio social1 político e interlocutorio (yo, Il11 ellas/ellos) de nuestro en- y volició11 sobre este asunto depende por oon1p]eto de un ritual de confusa
cuentro. Con10 ta1nbién lo alteraría, aunque de otra rna.ncra, que tú cu1nplicras hiper-identificación con los poderes (para los c1Jales no hay prono11i_hre que
tranquilamente el reto y volvieras a mí, en el espacio circunscrito por la presencia \ralga) del Estado Yi con frecueneiaJ tan1liién de la Iglesia.
de 1os n1isn1os tcstigos 1 con la eA1Jectativa de que yo, a ini vez) lo cun1pliera tan1bié:n. E1 ~jemplo del n1atrin1onio, co1no es evidente, il11pactará .a cualquller lec-
Pero, volvan1os a Austin y a su prin1er y más influyente -se podría decir tor queer por otra serie de motivos rnás o nnenos directos. Las personas que se
fundacional- ejcn1plo de enunciado perforrnativo explícito: "S:i_ quiero ('turnar identifican con10 q neer son cuya su~jetli,1.dad reside en negacio1nes o
a esta n11_ujer co1no mi legíti111a esposa')"3 , tal como se dice en la ceren1onia m<JL- desviaciones de (o n1ediante) la lógica del suplen1ento heterose:xua]; en un tra-
trilnonial (Austin 1970: 5). l,a ccren1onia del n1atrin1onio está, sin duda, en el to rnucho n1enos si1nple con ]a autoridad estatal y la sancJún reHgiusa; en una
núcleo n1isn10 <le los orígenes de la "pe1for1nati.,ridad", dada la extraña, refuta- re1ac1ón 1T1.ucho n1enos con1placicnte con el testii11onio de los otros. Para la per-
da, pero sie1npre poderosa persistencia de lo ejemplar en esta obra (cuyo titulo forrnatividad quccr, la cn1crgc:ncia ele la prirnera persona, del singular) del in-
n1ás apropiado podría ser Cómo decir (o escribiI) ':-,í quiero" C'ientos de veces dicativo o de la voz activa) son interrogantes) n11_ás que presupuestos de entradaº
sin por ello acabar ni más ni 'menos casado que antes lle Cf7l]Jezar). Y eso es así Cualquier perso11a. queer que se haya visto ante la <lifici] tesitura de encon-
porque n1uchos de esos "si quiero" (n "os declaro marido y lnujcr") que pre- trar el 1nodo de explicar a an1igos o Í8-mHiares por qué 1 pese a quererlos tanto 1
senta este libro se ofrecen con10 cjen11_plo de cómo lal:l cosas pueden ir 'lnal de no quiere as'l:stir a su. boda) entiende perfectan1ente la dinán1ica espaciaHzada
muy diversas forn1as con las oraciones perforinativas (p. ej. "porque, digamos, ele obligado testin1onio a la que apela 1a cercn1onia 111atrinnonial. rfesti111onio
usted ya esté casado o porque sea el sobrecaTgo y no el capitán quien pronuncie obligado, no solo en el sentido en q_ue nii1gún asistente puede ausentarse 1 sino
esas palabras); y, 1Tiás que nadai porque se presentan como ejen1plos y, por 1o en un sentido inuc110 :n1ás profu_ndo de "testigo" (más profundo incluso que e1
ta.nto, queda de ante1nano invalidad.o su sentido perforn1ativo. As:i pues, Cómo que Austin refiere) 'Y que se activa en este prototípico enunciado perforn1ativo.
hacer cosas con ]Jalabras realiza un acto triple respecto al matrilnonio: pone Es la constitución de una coanunidad de testigos }a que hace el matrimonio; es
el n1atrin1onio diádico) monóga1no y 11etcrosexual1 a.probad.o y Tespaldado por el silencio de los testigos (no habl<unos ahora, callaren1os para sicn1pre) la que
1a Iglesia y el Estado, con10 centro definitorio de todo un edificio filosófico; lo pern1ite; el acto de habla desnudo) negativo) poclcrosoi pero no discrecional
a<le1nás ofrece como herran1ienta l1euristica prin1era de esta filosofía el tipo de de la propia presencia fisica (tal vez incluso, y es_pecialmente, la presencia de
cosas (p.ej. características personales n objetos de elección) capaces de \7Íciar esas personas que la institución 1nisma del n1atrhnonio define por exclusión)
o invalidar de anten1ano el rnatrimonio. Y construye al filósofO rn1is1no -el Só- es lo que ratifica e inscribe la legitin1idad de su pri'vl]egio.
crates n1odcrno 1 como un v,aróni presentado en for1na especialmente cómica, Y considerando, corno hemos hecho atpJ.-ii el pape] espacializado de los
cuya relación con los votos matrin1oniales fuera en últin11_0 término -y pese a testigos en 1a constittu:]ón de ]a "'Vecindad relacional del acto de habla 1 ¿dónde
una reiteración co1npulsiva y aparentemente apotropaica- de exención. nos Heva todo esto, sh10 al tcn1a del Inatrilnonio n1isn10 como teatro, el ina-
Así pues 1 como confirma el tralx\iü de Fehnan en The _l_,'itera17; SpeechAct triinonio como una especie de cuarta pared o invisible arco de proscenio que
[El acto de habla literario], la extraña centralidad del ~jemplo del matrimonio circula por el inundo (una pareja heterosexual segura del derecho que les asis-
para 1a perforn1ati\l.<lad en general no indica necesarian1ente que esta cadena te a ir de 1a mano por ]a caUe), que reorienta continua.n1cnte en torno a e11a las
de ideas se vea abocada a quedar anquilosada en la ortodoAia sexual. Austin reJacfones circundantes de 1ris-ibilidad y audiencia, de lo tácito y lo c:xp1ícito, de
v'11clve una y otra vez a 1a fór1nula "prin1cra persona dc1 singular del presente la posibilidad o la hnposibilidad de que una persona dcterrninada exprese una
En torno al pe1iormativo: vecindades periperformat1vas en la narrativa del sigio )(IX En i:orno al performativo: vecindades periperforn1ativas en la narrativa del siglo J(IX 77
76

posición enunciativa deternTinada'? El 1natrirnonio no sien1prc es un inficrnu 1 estarnos corno so1ían1os estar durante una breve hora) tal 'lez dos- eso
1 1

pero no es por ello nJenos cierto qne le niariage, c'est les ctuires5 : co1Ti.O en nna es lo que Heva sen1anas tlándon1e '.·'111cltas en la cabezaº lVfe refJ_ero, por
obra de teatroi el nu:rtrin1onio existe a y para 1os ojos de los otros, Una de las snpu.esto) q, conseguir hacerlo antes, antes de lo que usted va a 11acer [<,,],
creencias populares 1nás arraigad.as de los casados parece ser q_uc no es un Eso es lo que he conseguido. Lo que tendré para sien1pre. L.o que) desde
asunto prc;saico siuo nn gran prhrilegio para cua]quiera, conten1plar una boda
1
luego, ine habría faltado -siguió dieiendo-J caso de que usted hubiera
0 una par~ja casada o estar al tanto de sus secretos) incluidos lo.s secretos sobre decidido que asi fuera f,.. ]º 'rcní.a que a eHo. Pues usted
abuso y opresión, el guiñol de Pnnch y Judy6 ) pero ta1nbié11 el f~llso secreto es todo lo que yo podía haber espera.do. Eso es lo que tenía que decir. Yo
exl1ibicionista del "1_natrimonio feliz", Con10 en la definición n1ás convencio- no quería shnp1en1c:nte, pasar rnn rato con ·usted; yo quería q_ue usted lo
1

nal de obra teatral, el inatrünonio se constituye en espectáculo que niega a su supiera. Quería que usted -Charlotte subió leve1nente el tono, despacio,
público ]a posibilidad tanto de 1T1.ira.r hacia otro lado con10 <le intervenir e11 él. suave1nente, con una nota trérnu1a en la voz) sin por eHo perder en nin-
lncluso la epistemología de la relación marital sigue estando profunda- gún n1Lon1ento el hi1o dei discurso-, que usted lo entendiera. Es decir) que
n1enite defürn1ada por el proscenio marital co1no can1po de fuerza. Adquirir 1o oyera. En realidad, creo que no 1ne iinporta si lo entiende o no. Si nada
sabiduría de1 nnundo consiste, entre otras cosas, en construir un repertorio }e pido, tampoco puedo pedírselo. Lo que usted pueda pensar de iní ca-
disponible de apotegmas del tipo: "No esperes que te perdonen ,jamás si le rece en absoluto de irnportancia. Lo que quiero es que esto le aco1npañe
dices a una a1n]stad '1ne a.legro de que hayáis roto; ade1nús nunca n1c gustó la
1 sicn1pre de forn1a que nunca pueda deshacerse de lo que hice. Yo no diré
1

]llanera en que te trataba' y, al final, vu_clven ajuntarse, aunque sea por breve que usted lo hizo, y puede darle la importancia que q11iera por nin1ia que 1

tiempo". Igualmente: "No esperes saber nunca lo que está pasando o va a pasar sea. Pero eso no itnpedirá que yo estuve aquí con usted -tal conio estan1os
entre ellos por lo que te cuente, ni tampoco por n1ás escenas acara1neladas o y donde estamos-, diciendo yo esto LººJ Eso es todoº (James 1980: 93-94)
ácidas que puedas presenciar pues, en cualquier casoJ pueden ser meras re-
1

presentaciones a 'beneficio dell espectador'" (aunque por supuesto no es que te La ostentosa circularidad del enunciado peripc1for1nativo de Charlotte ("Quie-
vayan a reportar a ti ningún beneficio). ro dejarlo dicl10, eso es todo; no quiero d~jar de hacerlo L..]. Pero eso no iin-
Basta pensar en todas las novelas ·victorianas cuya intriga sexUlal alcanza pedirá que yo estuve aqui con usted_ ~tal co1no esta1nos y donde estamos-, di-
el clín1ax, no en el ino111ento del adulterio, sino cuando el arco de1 proscenio ciendo yo esto") pone su discurso en una relación corr1pleja con e1 enunciado
del n1atrin1onio se desplaza por1nuy penoso que resulte: cuando la infelicidad
1
pcrfor111ativo de ]os votos n1atrimoniales que están a punto de ocurrir. Char-
del 1na.trin1onio deja de ser un secreto -o un secreto a voces- y se con1,rierte en lottc aquí se anticipa y desplaza. el voto matrin1onial del principeJ sin por ello
un vínculo con alguien fuera del inatrimonio porque ella dice o da a enten- ilnpedirlo. Su acto peripc1forn1ativo es tan reiterativo e h1sistcntc porque no
der, a un a1nigo o un amante, a1go sobre "su matrünonio" que no le diría a su puede lhnitarse a rellenar los huecos de una convención perfor1nativa preexis-
n1arido. Estas reorganizaciones de la vecindad pcriperforn1ativa tienden a ser tente, antes bien debe n1overse trabajosa1nente a través de ella, creando una
las más devastadoras y, desde el punto de 'rista episte1nológico, los n1omentos ex' JJrofCso. Parodia a1g1xnos aspectos de1 voto inatrirr1onial, en particular, la
"álgidos" de 1as novelas sobre el matrünonio. Por lo tanto, este tipo de textos resbaladiza inex'}Jlicitud con 1a qucJ en cada ocasión, un acto de enunciación
constituyen también u11a CAJl1oración de causas probables y del potencial per- aspira a represe11tar y a la vez subsun1ir la narración de unos actos seA'"uales no
"fürrnativo de negativas, fracturas y distorsiones periperfor1nativas del n1ovedi- especificados ("lo que hice LºJ no diré que usted lo hizo")º Saca además el ma-
zo proscenio ele los testigos n1aTitales. yor partido de cierto pathos (''Yo no quiero absolutan1ente nada de usted") en
T_,a trama completa de La copa dorada de 1-Icnry J a]nes, por ejemplo, está 1a distancia que pone con la presnnituosa lógica del suplemento heteronorma-
estructurada por una extraordinaria aria peripe1formativa que dirige Cl1ar- tivo: la actuación de su "yo" no está exactamente asegurada por el eco de otro
lottc Stant al príncipe Amerigo, su antiguo amante) cuando le persuade para "sí quiero" que lo constituya retroactivamente en un "nosoitros".firme. Pero la
pasar una tarde a solas con eHa en ·vísperas de su inatrimonio con otra inujer: il1sistencia. en el aislarniento de ese "yo" no asegurado t<-n11bién conlleva i111plíci-
tanJLente un _1_nero chanta.je sobre lo sexual ("Yo no diré [ahora n1Lisn10] que usted
No me iinporta lo que le parezca; yo no quiero absolutan1ente nada de lo hizo"). Es n1ás, Charlotte se posiciona claran1entc en la tradición de 1a novela
usted, solo estoº Quiero dejarlo dicho, eso es todo; no quiero dejar <le gótica (pensen1os en El 'moru·e o en Frank:enstein) en 1a que las diversas a]usio-·
hacerlo. Verle una vez y estar con usted -estar con usted co1110 ahora nes a Jos votos matrimoniales funcionan como ina.Jdiciones o i][nprecaciones,
78 En torno al performativo: vecindades periperforrnativas en la 1121Taiiva del siglo )(IX En tomo al periormativo: vecindades periperiormativas en la narrativa del siglo xix 79

que cHscuTrcn oblicuarnente entre espacio 7-l tiernpo, no este, pero pero, de su fuerza depende de ·una citación tácita del presente Jv de1
envenenándolo de for1na prospccti\.'a o rctroacti·va, n1cdia:ntc algún tipo de ad- flnturo ;,r de u11a reterenc]a ocluida a un espacio n1ás allá de sí n1is_1_na. Por el
hesión de la literalidad al significado supucstan1cntc cont1,arioi lo periperfOrn1atil-·oJ es 1 ante todo, abiertan1ente alorrcferenciaL y
n 1ó,r]t En su discurso) Charlnttc Stant hace lo que está en su :rnano l1accr -y no no creo que debanJos .asun1ir que cntenden1os de anternanoJ con10 si fuer.a
es poco- para colocar su propio ":ro" cun10 una especie de envión perrnanen- por analogía o silnplc contrario, cuáles pueden ser ]os efectos del agu~ión de 1a
te en 1nedio del prosccDjo de] n1atrii11on1oi socavando 1os 1h11ites entre quién autorreferencia 1 solo _1_nedio oculto en su parte trasera7 <

puede o q_uién debe, o quiéu_ no puede o i10 debería, co11tcn1plar e] <lra1na de la En la novela Daniel JJeroncla de C~eorge Eliot1 por ejcnnplo, donde la in-
\riela de quién; y entre los "yocs" que se cons-dtuyen 1 o no se constittllycnJ cú111oj teu""trención periperforn1ativa tlave ocurre la uoche después de los votos inatri-
y n1cdiante, el scmipúhlico y conyu.gal "nosotros" que irnplica, y no in1plica, el 1nonialcs y no la tarde a11tes 1 ]a carta de Lydia Glasber a G\::i.rendolen -al igual
poder dd Estado, que el discurso de Char1otte al príncipe en La co_pa clora(la- da \tueltas a toda
Espero que los ejeJL11plos to1nados de] "Discurso de Gettysburg" y de J_,a 11na a1npha gama de actos perfi:irmativos, tratando de reclutar para su causa
copa dorada hayan bastado para ilustrar otro aspecto de las vecindades de lo un poder peripcrforn1ativo que pueda contrarrestar el del enunciado pe-afor-
perfor1nativo: aunque exista un centro y uu_a periferia, la lógica espacial de lo mathro "[(lo" (en aparic11cia anodíno, y ]egitirnado por la autoridad),
periperforni.ativo no es una lógica de sin1ple atenuación. Es decir, aunque el K~yd-ia, la querida de Grandcou1i recién casado con Gv.rendolen, escribe una
prestigio del vecindario estriba en su proxin1idad a un enunciado pe1forn1a- nota que envía a esta última junto con los cllla1nantcs de la farnilia Grandcou1i:
tivo explícito, clicl10 prestigio 1 o tal vez debería decir esa fuerza retórica, no
disrninnye proporcionahnente a su alejamiento gradual del centro per-fOrrn<".t- Estos dian1antes, entregados en cierta ocasión con ardiente a1nor a Lydia
tivo a la periferia pcripcrformativa. Más bien la fuerza retórica se rarifica o Glasher, ella, ahora, se Jos pasa a usted, Usted ha faltado a la palabra que
se concentra en c{rnnrnlos inesperados, af1ora1nientos y amalgan1as geológicas. le dioJ de no poseer lo que una vez fue suyo. Tal vez piense en ser tCliz,
De ahí la afinidad de lo periperformativo con el proscenio xnóvil, el escenario con10 ella lo fu_e en su día, y en tener hijos hern1osos corno los suyos) y
itinerante, el un1bra1 desplazable. 11c ahi 1 tan1biénJ sin embargo 1 el particu1ar que apa1tarán a los suyos a un lado. Dios es den1asiado justo para eso.
caráA_ter habitual del enunciado peripe1for1_nativo, respecto de1 cual, a diferen- El hon1b1e con quien se ha casado tiene el corazón secoº Su n1ejor a11_nor
cia ·de ]os pe_1_forn1ativos c:xpl-íc-itos, quiero creer que nadie se ang11stia.rá por de juventud fue 1nío; eso no podría quitármelo usted aún quitándon1e el
elucidar si tal o cual oración será o no será de este tipo. Si una oración suena. resto. Es un a1nor ]nuerto, pero yo soy la tu1nha que sepulta su oportuni-
periperfo:n_nativa, pues probable1nente lo sea ... , y hay 1nuchísiinas oraciones dad de ser telizjunto con la nnia. Usted estaba advertida. Usted decidió
de todo tipo que 1o son. Lo periperfOr1nativo es "lenguaje corriente" en el sen- pe1judicarJne a n1í y a n1is hijos. Él tenia intenciÓD. de casarse con1ni-
tido en que \lV ords\vo1~th o Cavell consideran que las cosas más habituales en go. l-Iabría acabado haciéndolo 1 si usted no hubiera faltado a su palabra.
el lenguaje son con1plejas, heterogéneas, reflexivas, n1ó-vilesi potentes e incluso Tendrá su castigo. Lo deseo con toda 1ni alrna.
elocuentes. [,.J ¿Cree usted que disfrutará presentándose ante su n1arido con
De hecho, una de las obsesiones con la que llevo 1nás de tu1a. década y que estos dian1antes sobre usted J' con mis palabras en los pcnsan1ientos ele
llle ha ino•.rido a llevar a cabo este proyecto es cómo el variopinto vecindario a.1nhos? L.. ] Usted no lo tornó cum_o esposo a ciegas. El daño delíberado
definido -si bien no limitado- por lo pe1for1nativo puede llegar a ser un es- que me ha hecho será su maldición, (Eliot 1967: 406)
pacio de poderosas fuerzas que, f:rccnente1nente, distorsionan, transfOrn1an y
dcsp]azan 1 e incluso Hegan a derrn1nbar, la supuesta ce11tralidad sancionadora Esta prosa alude a buen nú1nero de actos de habla perfor1nativos explícitos ta-
de dicho enunciado. Por supuesto, esta cadena argurnenta.l coquetea abier- les con10 una. promesa 1 una maldición 1 una advertencia1 unos votos matrin10-
ta1ncnte con la pasmosa tauto1ogía consistente en que para decir cualquier niales, un co1npron1iso hasta la 1nne1ic, una donación (de un regalo). Pese a
cosa -de mayor o menor interés- respecto de los enunciados perforn1ativos, todas estas oportunidades y, aparentcmente 1 a tanto aliciente para ello, se abs-
no queda en ocasiones más remedio que construir oraciones que hablan de tiene rigurosamente de utilizar en nh1guno de ellos la prin1era persona del sin-
los enunciados perfOrmativos, Pero semejante obviedad no n-1c molesta exce- gular del presente de indicativo en voz activa, 1a forma que caracteriza los ac-
siva1nente. El enunchtdo perfor1nativo explícito, con10 Derrida dcn111estra9 se tos de habla per:forn1ativos. Supongo que n1uchos 1ectores) recordando _Daniel
presenta en -forrna de autorrefE:rencialidad transparente y autopresencia pura, l)eronda se inclinarían a 11acer un con1pendio de la carta de la scfiora Glashcr
En torno al performativo: vecindades periperforrnativas en la narrativa del siglo x1x En torno al perfo1·mat.ivo: vecindades pe1·iperformativas en la narrativa del siglo J(IX 81
80

parafraseándola de este I11odo: "1e entrego los dian1antes "':/la n1aldigo"; sin Pcrn1ancció sentada largo tie111po, consciente solo de qrne se c11corL1i:raba
en1ba:rgoi la carta Tecurre a o-l:ras formas de la sintaxis para evitar estas fOr- enferma y de que aquellas escritas seguían repitiéndose en su
niulas y consigue, por el contrario, presentarse Cü]1lO periperforrnativai una interior.
forma clara1uente oon1puesta y parodiada de las constatativasº No es fáci1 Reahnen.te 1 sí 1 aquellas gernas estaban envenenadas, y ese veneno
explicar por qué estas peripcrformativas tienen aqn-í 'más fv1erza que la que habiía entrado en la dcs\renturadajoven.
tendrían las perfo-r1nativas propia1nentc dichas. Una razón podría ser que Al caboi se oyeron unos golpccitos en la puerta y entró Grandcourt,
dran1 atizan el ¡;athos (así 1o dice Nei1 I-Iertz) de un agente incierto, en vez de vestido para la cena. La visión de su marido le produjo un nuevo choque
obstruirlo co1110deben11acer casi todas las oraciones pcrforn1ati,ras, Después nervioso, y G\.vendo]en e1npezó a dar gritos con histérica violencia. Él
de tudoi el propio Austin tiende a considerar evidente la unidad agente/lo- había esperado enco11trarla vestida y sonriente, dllspuesta a ser nevada al
cutor, co1no si la persona que habla fuera prácticamente la mis1na, o indis- piso bajo. I.a "io den1udada, te1nblorosa y aparentemente aterrorizad.a,
tinguible al menos, del poder mediante el cual el acto individual de babia se con las joyas esparcidas por el suelo en torno a ella. ¿,Sería un ataque de
inicia, se autoriza y se ejecuta. (¡En el cjen1plo 1nás extren10 f\ustin (1970: locura'? Sin que se supiera cómo, las Furias habían traspasado el u1nbral
40, 156) parece sugerir que la guerra es algo que sucede cuando los indivi- de su casa. (Eliot 1967: 407)
duos ciudadanos declaran la guerra!). "Las acciones solo pueden ser llevadas
a cabo por personas", escribe 1 "y en nuestros casos [las oraciones perfor1na- I~a transgresión del u1nbral inarita1 por las Furias, invocadas por las palabras
tivas explicitas], oh·viamente, el que habla es, necesariamente, quien reali- de Lidia a Gv¡rendolcn "presentándose ante su marido con estos diam.antes
za ]a acción" (60). Proyectos teoréticos recientes, fuucaultianos, marxistas, sobre usted y con n1is palabras en los pensan1ientos de ambos" basta para dar
deconstructivistas y psicoanalíticos, entre otros, han rechazado de plano la fe del poder de distorsión espacial ejercido por las palabras de Lydia al aunar
obvi.cdad de ese "obviamente".ª periperformativa1nente dos actos ilocutivos -el obsequio y la inaldición- en
Por otro lado, la solución periperfOrn1ativa. de la señora Glasher no re- cercana vecindad de un tercer actu ilocutivo, los votos matrimoniales.
quiere ni solicita voluntad de deconstrucción demistificadora alguna. "Estos Pero 1a 1nezc1a de referencias ilocutivas en la carta de Lydia de1nuestra
dia1nantes, que fueron dados en una ocasión con ardiente a1nor a Lydia Glas- que existe una diferencia más entre perfor1nativa explícita y periperfürmati-
l1er, ella, ahora, se los pasa": fijémonos en el uso de la voz pasiva que perrni- va. La fuerza 1 la "alegria", la ilusión de la transparencia autorreferencial en
te obviar el origen de los dian1antes; en la forn1a e11 que la tercera persona la perfor1na.tiva explícita, todo ello Tequiere que este acto i.locutivo sea, si no
sustituye a la prirncra (allí donde una perforlnativa eAplicita exigiría exacta- algo sencillo -tal vez nunca pueda serlo-, al menos sí algo unívoco. Si, me-
naentc lo contrario: la condensación de las fuerzas de terceras personas en un diante una expresión performativa explícita, estoy haciendo una pron1esa,
enunciado e11 prirnera persona); en la anteposición del objeto, que dota a los no puedo (en el ámbito Hocutivo) hacer ta1nbién u11a a1nenaza; si mi acto
1nislnos dünnantes de una oscilante y sobrenatural voluntad y, ti.nalrnente, en ilocutivo es hacer un do11, no puede, al n1is1no tiempo, ser una inaldiciónº
la doble transferencia (los diamantes "fueron dados" a Lydia Glasheri pero eUa Apostar por el carácter distintivo de la performativa explícita implica deste-
solo '1os pasa" a Gwendolen) que apunta al fondo del problema material y ju- rrar estos actos mixtos a algún otro nivel que no sea el que define los actos de
rídico de cón10 se puede decir que una mt~ier posee o transn1ite una propiedad. habla i1ocutivos. Pueden contarse entre los efectos perlocutivos de nli acto de
Y estos recursos retóricos se repiten en toda la carta. habla (pero en ese apartado podrian1os incluir incontrolables contingencias
Co1110 su hon1óloga, la Medea de Euripid.cs, tejedora de una túnica enve- tan diversas co1no los perdigones que pueden caerte 1nientras te hablo o lo
nenada para la i1ueva esposa de su n1aridu Jasón, la señora Glasher ta.n1bién fastidioso que puede resulta1te nai parecido con tu profesor de historia de
necesita de una téchne inaterialista que le permita (de for1na. visible e incluso séptimo grado). O esos actos naixtos podrían agruparse con las emociones
\iolcnta) embridar dos niveles ontológicos distintos, que sirva de argamasa que puedo llegar a experimentar n1ientras realizo el acto de habla; pero esto
para unir la fuerza de una n1a1dición a la corporeidad de u11 obsequio, el obse- también es bastante degradante, porque está en la esencia del concepto de
quio de un 11ábito, de algo para ponerse, desde donde el veneno se ex-tenderá acto performativo desvi11cular estrictarnente su fuerza de ]os aspectos psi-
por siinple proximidad con el cuerpo. Que es, cxacta.n1ente, el efecto que t1ene cológicos que toquen a las en1ociones que yo pueda experii11entar ]nientras
el obsequio/maldición sobre Gwendolen: lo realizo. No, el acto Hocutivo se produce en la propia acción, al inenos en
el propio acto de habla, en la vecindad de lo performativo 1 y 1 respecto a las
82 En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo XIX En tomo al performativo: vecindades periperfori-nativas en la narrativa del siglo. XIX
83

expresiones performativas explicitas, parece que estuvieran estrictan1cntc li- noción inteligible de ontología y rrgcncian1iento hun1ano. c:on todo, fu.e nece-
mitadas a un acto i1ocutivo por cada enunciado, sario que se prod11jeran a.ctos locales y retóricos, y actos cspecificanJ.ente peri-
A.;;í pues) tal 'lez otra razón ele que el enunciado peripcrforrnativo no ptérlorm,ativc's para entender dicho con1ienzo crónico. Poden1os encontrar lLU.l
presente neccsaria1nentc menos -fi_1erza que el pe1for111ativo explícito a1 q11e se eje1nplo de estas conexiones entre el "l'i.tlántico negro")' 1a sobre la
refiere es q_ne, a diferencia de aquel) puede evocar (cuando no pa1ticipar ple- esc1avitud americana en la no\rela Dotnbey e de que es nn eje 111 ."
namente de) la :fuclrza de más de un acto ilocutivo. Y este efecto tan1bién tiene plo '/ictr1rlano adecuadoº Concretamente) n1J delJumbe,y .e h{jo pone el
que ver con la espacialidad <le la enunciación periper-fOrn1ativa1 en la inedida acento en có11101 eutre la n11iltitud de tra_mas del "n1atri1no:nio co1110 tOrrna de
en que 1 co1no discutirerr1os en el capítulo siguiente, un registro espacial tiene eschrvitud" c:n la novela 'lictorianaJ el n1atrin1onio de Paul Do1nhev co11
lnucha inayor capacidad de representación analógica, a diferencia del carácter Ed.ith Don1bey es uno de los que más aciertan en romper los tópic¿s sobre est~
binario (si/110) 1 más bien digital, de la representació11 que parece acon1pañar tema presentando una inagnífica dernostración de rnn esfuerzo expl1citan1ente
al registro tcn1poral. Si lo peripe1forn1ativo es el vecindario de lo perforn1ativo, pcriperí:Ormatllvo para desplazar y realizar un nuevo -n1apeo de1 espacio teatral
bien podría haber otro vecindario pe1formativo no muy distante del norte o del matrin1onio,
del noroeste de este último; si en lni dea1nbular me alejo de la principal fuente Acabo de enumerar una serie de actos pe1forn1ativos que estructuraban
energética de mi propio vecindario, la aguja de mi bnijula puede registrar tam- el día a día en la cultura escla:vista del Nuevo Mundo -con1prar, vender, recla-
bién el magnetisn10 de otro centro numinoso del que puedo estar n1ás cercaº mar) anunciar, n1an11n1itir-, aunque uno de los aspectos lnás llanlativosi y a nTil
Me parece también que la dimensión periperfor1nativa -y, curiosamente, entender dañinos, de los resún1enes del discurso esclavista decirnonónicos es
en tanto en cuanto se refiere a lo espacial y a lo analógico- es tan1bién más apta que parece que hubiera sido el único cuya escena y acto de venta haya ]ogrado
que lo perforn1ativo explícito para registrar el can1bio histórico. A diferencia ejcn1plificar la institución <le 1a esc1trvitud en su conjunto, Con la publicación de
de 1o performativo, lo periperformativo es el 1nodo e11 que la ge11te puede invo- Do1nbe:y e hijo en 1848, la iconografia "'Visual prcdon1inante de cscla,is1no y an-
car actos ilocutivos en el contexto explícito de otros actos ilocutivos. Así pues, tiescla'vis1no debería haber inutado, al n1enos para los lectores británicos, de la
puede ta1nbién contribuiT a deshacer esa funesta depe11dencia de la perlorma- imagen de1 ho1nbre encadenado que diseñó J osiah Wedgvvood para el n1edallón
tividad explícita respecto de lo e;jen1:plar1 del ejemplo único, que tan a n1enudo ¿Acaso n.o so;y ;yo hornbre ,Y herrnano? en la de la i1nagen realizada por Hirr:un
ha venido a significar ~en las contingencias de la práctica filosófica y literaria- Povvcrs en 1843, La esclava g"riegit, una 1111-\ier desnuda que \111elve ]a cabeza,
la ejemplaridad del mismo acto del matrin1onio. Incluso en el caso en que lo bastante co1líl_Ún en la pintu.ra ron1úntica y neoclásica, pero que adquirió especial
periperformativo insiste ~como, sin ir más lejos, hace este capítulo- en perpe- popularidad gracias a esta escultu.ra de Po\vcr de la que se hicieron n1últiples
tuar el prestigio del matrilnonio como centro neurálgico de eficacia retórica, reproducciones. En la figura aislada) pero no inu da, de 1/vTcdgvvood, el signo de
no por ello d~ja de tener la propiedad de bosquejar un entorno diferencial y 1a condición de esclavo, las cadenas y el color de la piel, son clara1nente recono-
n1ultidirccc1ona1 que puede can1biar los significados y efectos del mismo. cibles. J_,a esc1ava griega, su 1nuda contrapartida fe1nenlna, es de raza indeter-
Quisiera aqui·exan1inar breven1ente las dinámicas de lo que debe consi- n1inada -se trata de una escultura no ¡J0Hcron1a ¡r neoclásican1ente ''<..rriecra"
b b
-·, su
derarse uno de los más convencionales topoi perforn1ativos de la época victo- postura tensaJ vnc]ta 1a cabeza y con ]os ojos bajos evocai no la penos;x corulición
riana, aun cua.11do para algunos lectores continúe siendo u110 de los más in- del esclavo, sino de la escena -espacializada por la drainaturgiaJ y definitoria de
tensamente e1nocionantes, me refiero al que vincula los actos perforrnativos los afectos- de una exhibición forzada y un acto de venta. De hecho, el historia-
y las escenas que constituyen el matrimonio entre los súbditos británicos con dor del teatro Joseph Roach (1982: 174) ha argumentado que el espectáculo de
los actos perfür1nativos y }as escenas que supuestamente caracterizaro111a ins- la venta de esclavos viene a definir no solo la escla;i•.ritud en si n11isn1a, ·sino una
titución clcl esclavismo de africanos y sus desce11dientes en el Nuevo Mundo. con1plcta tcatraHzación consumista del espacio co111ercial u_rfDano en la década
Es sin duda cierto que, a lo largo del último siglo de esclavitud legal, los ac- de 1850: "La ce11tralidad de la carne dcs11uda significa ]a abundante asequibili-
tos perfor1nativos explícitos realizados por unos seres hun1anos para 1a venta, dad de todo tipo de bienes: todo puede estar a la venta, y todo pr1.ede ser exan1i-
compra, legació111 herencia 1 reclamoj anuncio y manumisión de otros seres nado )' Inanoseado, incluso por los que se lir:nitan 'a niirar"" (174).
hun1anos crearon las condiciones para una especie de estado crónico de cri- l'~s do1orosan11ente evidente que, con110 representación 1netonín1.ica de 1a
sis incipiente en el entendimiento de la performatividad n1isma, en paralelo escl<rvitud en _Estados 1Unidos para ciudadanos britáuicos, esta escena rcitc-
con el de cualquier otra forma socia}, lingüística y espacial que supusiera una rada1nentc evocada de la exhibición fÜTzada :Y 1a venta de una J11ujer es n1uy
84 En -torno al performativo: vecindades periperformat!vas en la nan·ativa del siglo x1x En tomo al performativo: vecindades periperformativas en ia na1Tativa de! siglo xix 85

ini.portantcº El persistente aclarado del co1or de la piel que asocia:rnos co11 una ~,inculante de estos dos actos flocr,Jtivos: el rnatri111unJo británico y la venta
rnnjer africana es solo una clave de 1o que debe describirse como 1a violenta y Je escla\-'OS en Estados Unidos, EJ aspecto de esa J!.,'sclava g;rü:ga que repre-
n1endaz 1aschrla de estos lugares de rerirescntación; sin que estas i1n- senta 1a exhlbición forzada y la coerción el tenso esfuerzo que
pliquen por rni parte disn1inuiT ~a co1nplejidad de la lasch,i.a 1lli como atributo n1anifiesta su digna postrnr<:t y sn ¡,y1,~ergonzada lnirada es la clave
ni con10 relación" En parte la n1end_acidad radica en có1no años <le trabajo explícita de] personaje de la Edith Do1nbey, segunda esposa"':/ .:r:_n_1~jtT
agotador infligido a generaciones enteras -en una te1npuralidad sin fin y sin trofeo del señor l)ombcy -el rnagna.tc que da no1nbre a la no\rela-; EdH:h 1
c1 alivio de esperanza ajcnai y una espacialidad con1plieja pero no estru.cturnda pese a ser "singular]_nente encantadora y agraciada", "desdeñaba sus rn'm'i''''
por 1a seguridad ni los cuidados infUntilcs ni los fu_ndan1cntos básicos de la atractivos co1no si se tratara ele una insignia o uniforn1e que aborreciese"
agencia- se condensan. 1 con un tono plañidero del que se hace ostentación, en (Dickens 2001: 371), Cuando, a punto de casarse, le reprocha a su madre
esa figura fcrnenii1a que es hiper-legib1e, hiper-relacional, e l1ipcr-asequible haber con_certa<lo el inatrimonio e insiste, de forma periperfoTmativa y exp1í-
tanto en su empatía co1no en su sexualidad, y cuyo consentimiento forzado se en esa con1paració11:
obtiene -en última instancia- para una labor de represe1Ttación in1puesta, ha-
ciéndola encarnar en escena 1 para quien quiera el h~nto ]nestable afecto - Usted sabe que é] n1e ha con1prado ... O que lne comprará inaña-
de 1a ,rergiienza.
1
naº Ha considerado la ganga; se la ha enseñado a su a111igo; está incluso
Para los escritores victorianos absortos en el tema del n1atrimonio 1 el orgn1loso de ella) cree que ]e vendrá bien) y tal ·vez la. conseguido
aumento de valor tan hnportante representado por esta irnagen se prestaba suficientemente barata y la con1pre n1añana. ¡Dios ¡_nío, que haya ,,,],ido
a diversos usos de carácter periperformativo. Unos años después de lJurrt- para esto y para sc11tirlul
bey e hijo, Thackeray tod;:rvia la consideraba perftcta1nente adecuada para En aquella 11er1nosa faz) oculta entre los blancos brazos cstrcn1.e-
e1nplearla en el texto y las ilustraciones de J'he 1VerIDCO'lnes. En aque11a época., cidos, quedaba condensado el consciente en,ilecin1iento y la clamorosa
la so1nbrla década de 1850, cuando la opinión pública en Gran Bretaña se indignación de cientos de inujercs, con toda la fu_erza de la pasión y del
1nostraba crecientemcnte favorable a la posesión de esclavos y receptiva a la orgullo,
funda1ncntación científica del racismo -coincidiendo con la reilnprcsión del - Ni 1os esclavos a la venta1 ni los caballos en la feria se exponen de
panfleto de Carlyle "Occasional discoursc on the Negro question" [Un dis- esta n1anerai no son así of:recidos 1 examinados, exl1ibidos con10 ]o he sido
curso ocasional sobre la cuestión negra] en la que el término 1Vegro cambió a yo durante diez años vergonzantes, madre -exclamó Edith fulminándola
Nigger-Thackeray apareció también como apo]ogista de la causa sureña que) con la mirada[,,,],
corno CA'}Jlica Deborah Tho1nas en su obra Thackeray and Slaver,y ['fhacke- - I__,a licencia para ver y para tocar -afiadió con los ojos llamean-
ray y la csc1avitud], (1993: 138) consideraba que en materia de esclavismo tes- a todo eHo he sido sometida L.. } hasta que se apagó en rní el menor
estadounidense convenía repre_scntar los dos puntos de vista divergentes que vis1n1nbre de dignidad y, ahora, ine aborrezco L"°] (371).
existían sobre el te1na. E11 su gira por Estados Unidos de 1858J Thackeray no
solo rechazó asistir a un n1ercado de esclavos en 1lic11mond, sino que, tam- Edith ya señalla) sin en1bargo, que en esta escena de forzado co:n.sentin1iento
bién intentó evitar que asistiera su secretario, y no lo hizo movido por un al matri1nonio, ella está realizando y expresando elecciones peripe]_forn1a.tivas
sentimiento de repulsa, sino por i11iedo a que e1 éxito de su gira de conftTen- que crean un1brales de sentido de fuerte carga en1ocional Y el hecho de que
cias se viera co]11pron1etido porque se interpretara que pretendía juzgarlo, Dombey no las perciba como tal o no se dé por aludido no les resta carga e1110-
por su in era asistencia como testigo a se1nejante espectáculo. No obstante, ciona1, antes bien al contrario:
Thackeray sacó el mayor partido de aque11as in1pactantes escenas como re-
flejo corrosivo del panora1na del matrhnonio britá11ico; como declara uno de - E<lith -d~jo su inadrc- 1 podías haberte casado en no n1enos de
sus personajes: "A11tes de educar a una h~ja para se1nejante transacción [el veinte ocasiones 1 a poco que hubieras puesto a1go de tu parte.
del n1atri111onio de conveniencia en Londres], preferiría bajarla del bosque y - iNo! Quien me tome por esposa rechaza lo que yo soyyta.Jnbién lo
venderla en Virginia (1:38). que merezco ser -contestó con la cabeza a1ta 1 esh·en1ecida de verg·üenza
Como Thackeray en la década de 1850, en Ja de 1840 Dickens, al es- y orgullo zaherido-, me to1nará, co1no va a hacerlo este hon1bre, sin aso-
cribir Donibe.y e hijo, ta1nbién confió en la periperfor1nativa fuerza retórica mo de engaño por ini parte. f~] 1ne ha visto en la subasta y le l1a parecido
86 En torno al performativo: vecindades periperformativas en !a narrativa ele! siglo x1x En tomo al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo x1x 87

hien ¡Pues adelante! (:'.uando '.in.o a vern1e -tal vez a pujar P'Típerhmmttíva para alca.nzar el estado 11natrirnonial desde el exteríori E',chtl1
_por ini- pidió la lista de ni.is habilidades. Yo se la di. Cuando quiso que está ele anten1ano confinada en e1 espacio n1_arital. El outsider decidido a forzar
}e dc111ostrara u:na de ellasi parajustifh~ar antes esos 1101nbres su cninpra, el 11:rnbra.1 de los Don1 be)' no es, en este casoi una sino el señor
le pedí qrte ni.e dijera cuál_ de ellas quería e hice n1i exhibición. No haré Carlzcr -e1 teniente Yago 9 particular de un repu1ido epiceno cuyo
nada n1ás. Él con1pra librcn1ente, con criterio propio de lo que vale su objetivo 1 trasparente para Ed.ith, es en1baucar a su jefe y ponerle 1os cuernos
adquisición y puede su dinero, yyo espero que no quede defraudado. Por con su mujer y luego des11onrar a esta púb!icarnente.
n1i pa1ie yo no 11c hecho nada ni para hacer valer ]a rnercancía ni para La tensa :Y eA1:ensiblc elegancia de este plautea1niento, lo que contntmJ'C
forzar el tratoº (376-877) a tan feroz resonancia de cada gesto pcriperforn1ativo y del n1ás sutil de los
desplazamientos del proscenio conyugaL es que cada uno de los tres persona-
trienc sahración este matrin1011io? jes principales siente evidente desprecio por los otros dos, aunque cada uno de
}-lasta ahora, estamos ante el s1111il estándar entre el lnatri1nonio y el cHos necesite del desprecio de los otros. Y, a la vez, todos se con1placen en hacer
n1ercado de esclavos. Pero hay un elen1cnto en Do1n,bey e hijo que refuerza esta cx:plícitos los te1nas relativos a los testigos del n1atrimonio. Do1nbey ejerce srn
comparación y es que, aunque Dickens con1parta el tópico 1,ictoriano del acto poder sobre Edith y cree tenerlo sobre Carker, a quien ün¡plica despótican1ente
y 1a escena de la 'renta de esclavos, en algo difiere de otros autoresi por ejen1plo en el espacio de sus peleas conyaJ_gales, a sabiendas de que Edith lo desprecia;
1~hackeray, e11 tanto en cuanto presta también atención a otros actos y otros insiste c11 su presencia en esas escenas y lo utiliza con1.o un correveidile para
contextos relacionados con la esclavitud. Es decir, Dickens está realmente in- castigar a Edithº Carker aprovecha el ciego desprecio de Dombey hacía él para
teresado en la escla\,itud en }os Estados Unidos con10 institución y experiencia ir cercando a Edith y sus secretos (secretos deliciosamente desvelados ante él
vital, y no solo con10 filón de energía retórica susceptib]e de ser explotado para precisamente por el espectáculo de Edith a quien no le queda n1ás remedio que
uso local en Gran Bretaña, aunque, evidenten1ente, tan1bién recurre a ello. El disimular el aborrecilniento y el inicdo que él le produce). Entretanto, Edith 1
horror y la repulsa que le produce no lo enn1udece ~ni el acatamiento tampo- cada vez más atrapada, intenta. de alguna manera ganar ventaja sobre Don1bey
co, desde luego~ y en su libro de vit\ies Arnerican Notes [Notas de América], mediante las artimañas de Ca.rker para que ella 1o engañe, pero sin ceder en
de 1842 se enajenó) a sabiendas, a buena parte de su público a111ericano al
1
su persona ni en su dignidad ni revelar su indefensión a Carker 1 al tie1npo que
afrontar e1 ten1a de la esclavitud con10 centro de su recensión sobre la cultura h1tenta ocultar a a1nbos su verdadera inte11ción que es proteger a quien ella
estadounidense. Así pues, Dickens co1no los abolicionistas en Estados Uni-
1
realmente quiere: Florence 1 la abandonada y maltratada hija de Dombey.
dos, utiliza de fOrn1a eficaz lo pcriperforn1ativo respecto a. un ten1a que 1e fas- El placer de citar a Dicke11s prevalece sobre el de proscgt1ir m.i argumento.
cinaba especialn1cnte: los anuncios de los periódicos sobre esclavos fugitivos. Esta es exactan1ente la primera escena del complot, sucede después de una fiesta.
Este tipo de publicidad tenia co1no objetivo, en los nuevos n1edia de la época,
n1agnificar de for1na evidente el un1bra1 entre la condición de ser esclavo o ser - Espero que las fatigas de esta deliciosa velada no incon1oclen n1a-
librci pero esto rnis1no, periperfOr1nativau1ente citado, tan1bién conlleva (por ñana a la señora Do1nbey-d\io Carker.
la desvergonzada enun1eración de las inarcas al hierro) las cicatrices y otras - l.a señora Do1nbey ha racionado tanto sus fatigas -intervino el
1nutilacioncs 1nediante las cuales podía identificarse a los fugitivos) un efecto señor Don1bey- que puede usted_ estar tranquilo a este respecto. Siento
no deseado: el de abrir de par en par la puerta de un án1lJito casi don1éstíco c11 decir, señora Dombey, que, en esta ocasióni habría deseado que se ffltig·a-
el cual se producía. la ,r]_o1encia propia del siste1n.a esc1a"',rista) oculta, en princi- ra usted un poquito más.
pio, a la n1irada de posibles testigos. Ella le dedicó una inirada altiva, co1no si no valiera la pena c:xi:en-
Sin duda nada hay de ac~iclerrtal en eH0 pero no pretendo sugerir que es
1
derse sobre ello, y volvió la cabeza sin responder
n1ás que probable -creo que todo ello es sun1;unente revelador de ]a "estructura - La:rnento, señora, q_ue no haya considerado que fuera su obligación ...
de sentinüento" en Dickens, de la fürn1a de su in1aginario lingüístico y social, Ella vo1vió a xnirarlo
n1ás que de sus análisis políticos~ que la psicon1aquia épica del inatrin1onio en - lSe da usted cuenta de que no cstan1os solos? -replicó mirándolo
Don1hey se transforn1e a su vez, en una an1plia lucha periperfOr1nativa glo-
1
ahora fJ,jamente.
bal sobre la delineación espacial de la privacidad pcrfórn1ativa y testin1onial. - iN0 1 Carker, le ruego que no se lnarche. Insisto en que no se n1ar-
1\ diferencia de Charlotte Stan.t y de Lydia Glasher, ql1c rccurTen a su fuerza che -exclamó el señor Do111bey, interceptan.do la sigilosa retirada del ca-
88 En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del sig!o l(IX En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo x1x 89

ba11ero-. El señor CarkeJr, con10 bien sabe ustcd 1 sefiora, goza de toda rni qnc yo le desprecio a é1 ca.si tanto con10 n1c desnre¡;io a n11sn1a por ser
confianza. Está tan al tanto de] asu:nto en cuestión con10 yo n1is11lo ... suya?
- Le estoy pregt11ITU:ando 1 caballero -repitió cHa posando sobre él Edith le había preguntado el porqué de su proceder. De no haber
una mirada tría :Y desdeñosa- , i.Se da cuenta de que no esta1nos solos? estado obcecada por su org1Jllo y su y por la humillación a la que se
- Le suplico -dijo el señor Carker echando a andar-) le ru.ego, le son11etía [.º.]J habría podido leer 1a en el rostro de Carker. Lo
pido que n1e perinita retirarme. Por leve e irrelevante que sea esta peque- había hecl10 para conseguir de eHa aquella declaración, (595)
ña diferencia ___ (Dickens 2001: 494-495)_
Es grand.e la tentación de trazar con detalles de opereta có1nu (en palabras de
Aún asíJ al dia siguicnte 1 Carker se presenta ante Editl1: Dickens) van "saltando los sucesivos reso1i:es" del la trampa en la que Carker
atrapa a Edith, activándose uno tras otro a lo largo de la cxplicitación periper-
- Me he tomado la libertad -dijo Carker- de pedirle una entrevista_ for1nativa y consta11te1nente afinada de las razones del contacto entre eHos.
- Tal vez el señor Dombey le haya encargado que me haga llegar al- Co1no cuando Carker pretende explicarle a Edith:
gún mensaje de reprobación de su parte -dijo Edith-- El señor Dombey
tiene en usted tamaña co11fianza, que no me sorprendería q_ue ese fuera - Rea]mente, señora, el señor Do1nbey no es capaz de inayor con-
su mandado. sideración por usted que por mí. La cornparación es extrenJ.a; así lo pre-
- No tengo mensaje alguno para la dan1a que añade lustre al nom- tendía, pero no por ello inenos justa. El señor Dombey, en la plenitud
bre del señor Do1nbey-dijo el señor Carker~, pero sí le suplico, e11 nom- de su autoridad, n1c ha pedido -ayer Inismo rne lo dijo personahne:nte-
bre propio, [. .. ] que considere n1i con1p1eto desvalimiento de la pasada quc le sirva de inter1nediario con usted, porque sabe q_ue yo no soy de
noche y que me f!Je imposible sustraerme a participar de tan dolorosa es- su agrado, señora, y porqllle pretende que esto sinra de escarmiento a su
cena[. .. varios párrafOs ... ]. Pero si tiene a bien juzgar de mis sentimientos contu1nacia; y, aden1ás, porque considera que, uti1izar como en1bajador
por los suyos propios, sabrá perdonar que yo, en el interés excesivo que a un empleado a sueldo suyo no puede por 1nenos que resultar un agra\1-o
me tomo por él, a veces yerre. para la dignidad de su esposa ... , que es pa1i:e de sí n1]smo. Puede usted
Para el orgulloso corazón de Edith era como una puñalada estar figu.rarse la indiferencia absoluta q_ue siente hacia nú, mis sentilnientos
allí sentada1 frente a él, cara a cara, y oír có1no él le presentaba su falso o mis opiniones sobre este particular1 cuando es capaz de decirme, abier-
juramento ante el altar, una y otra vez 1 para que ella asintiera, icóxno le ta1nente, que ese es el empleo a que estoy destinado. Se hará cargo de la
instaba a apurar hasta la hez aquella vene11osa pócima que ella no podía perfecta indiferencia que sus sentimientos suscitan en él, señora, cuando
apartar ni confesar que aborrecía! lCuánta vergüenza, cuánto re1nordi- la amenaza con semejante mensajero [.,.] EHa seguía conte1nplándolo
miento y cuánta pasión hervían en su interior mientras, erguida y n1ajes- atenta1nc11te. Pero él ta1nbién la observaba y se percató de que aquella
tuosa, perxnanecía ante él en toda su belleza, a sabiendas de que espiri- indicación de que él sabia, de que algo había pasado e:ntre ella y su lnari-
tualmente era ella quien estaba a sus pies- ( 499-501) do1 era con10 una flecha envenenada que se había cla·vado dolorosa1nente
en el altivo corazón de Edith_ (597-598)
Pronto, incluso la supuesta deferencia hacia la circunsta11cia n1arital se
hace añicos 1 au11que esto no aligera el tenso odio que el conflicto provoca Sin lugar a dudas 1 Edith parece la perdedora en este juego; está a todas luces
entre ellos. Así, Edith se ve incitada a decirle a Carker en un encuentro atrapada en el fuego cruzado ho1nosocial, ritual, paralizadora.mente conven-
posterior: cional y1 no por ello, menos letal de los testigos maritales, que la tiene someti-
da a un continuo escrutinio por parte de su marido y, a la vez, de quien aspira
- ¿,Por qué se presenta así ante mL y me habla de n1i amor y de mi a convertirse en su amante. Todo parece detinitivan1ente perdido cuando ella,
obligación hacia mi marido 1 y finge creer que estoy felizn1e11te casada literaln1ente, franquea el un1bral de lo do1néstico y lo nacional y accede final-
y n1uy honrada por ello? ¿cómo se atreve a afrentarn1e de esa manera, mente a una cita con Carkcr en un hotel en territorio francés. Edith le dice a
cuando usted sabe -n1ejor incluso que yo misma, caballero [. .. ] - que Do1nbey: "No voy a ocupar ningún puesto en su casa, ni 111añana ni nunca el
en lugar de afecto lo que hay entre nosotros es aversión y desprecio, y día de mañana [. .. ]. No volveré a ser exl1ibida ante nadie co1110 la esclava re-
En torno al performativo: vecindades periperformativas en la narrativa dei sigio XIX En torno al performat1vo: vecindades ¡)eriperformativas en la narrativa del siglo x1x 91
90

belde que adquirió[ .. .]. De con1ne1norar el día de 1ni boda, lo conrn_ernoraría con un negro libre :r n1arcl1ó con él a donde se establccie1ron.
co1no un dia de vergüenza" (627). 'r1Tvieru11 varios sin que nadie 1es n1olcstara hasta que el an-
Aún con su fuga 1 consigue hu1rniHar 1nortaln1ente a Don1bcy y expo- tig110 axno falleció, n1on1ento cJ1 que su heredeYO intentó pero
ner a Carker a Ra ira mortífera de este. ¡-\demás, al antes que Carker al el n1La.gistrado ante quien se Jle'/Ú la cansa decid.ió ·que no era en
hotel, ella ton1a deliberadamente el control sobre quien sabe q_ue a1nbos están el caso, El ,pr(~pietario raptó a la Ji a s1,1,s hijos una se los llevó
juntos y q_ue ',/ª a entender que ella es una esposa a la fuga y 1 también si van a a 1Vlrn:yland, (Dickens 2001: 205, en ciJ.rsiva en el origina]).
quedar abiertas o cerradas las pue1tas entre las habitaciones de la suite y de
qué lado va a quedar la llave. Estos arreglos per1niten a Edith 1 en el n1ornento D.ickcns es consciente de la nno\ri.liclad de1 un:nbral en este"':/ otros casos -1Tr1.atri-
en que se supone que el adulterio llega a su clin1ax, negarse también a entre- 1nonio, se:r\idun1bre, e1nancipación- como una caracteristlca especifica de la
garse a Carker. Dice Eclith: institución esclavista en Estados U nidos. No obstante 1 corno puede apreciarse
en e1 caso de Maryh1nd, esta con1prcnsión espacial de la perfOrrnatividad
- En cada fanfarronada suya está mi triunfo[.,.] ¡Afardee y vénguc- que suplementarla con el co1np]cjo sentido de la ternporaHdad nachtriiglich 10
1ne de él! Usted sabe cón10 ha venido aquí esta .noche y có1no está ahí q_ue la deconstrucción nos ofrece.
n1uerto de iniedo [. .. ] iAfardee, pues así ine venga de usted mis1no! L.J La cornbinación de estos ele1nentos está perfectan1ente dran1atizada en
I-le echado a perder mi reputación y ]lli buen non1bre; soportaré el opro- 1a historia de Harriet J acobs. Entre los "incidentes" recogidos en la narración
bio que caerá sobre mi -pues yo sé que no habrá razón para ello, con10 de J acobs sobre su "vida y srn fa1nilia destacan 1os siguientes:
usted ta1nbién sabe, pero él no, iél nunca podrá saberlo, jamás 1o sabrá!
Por eso me he citado con usted aquí, bajo un no1nbre fa1so, como si fuera l. La abuela de Jacobs, liberta legal, es capturada duran.ll·.e un ·viaje a
su esposa. Por eso me ha11 visto aquellos hombres que me han dejado Florida por unos esclavistas que 1a venden de nuevo.
aquí. Ahora nada puede salvarlo [. .. ] y, déje1ne darle un últüno consejo, 2. En su testarnento 1 el nuevo a1no libera a la mujer, peroi aún así, el
¡ande con cuidado l -dijo sonriendo ele nuevo- Usted ha sido traicionado albacea testamentario la saca a subasta. La con1pra un amigo ele sn
[..J Se ha hecl10 lo necesario para que se supiera dónde está ahora iTJ.ismo ant]g1u1 ama, que la pone en libertad.
[.,J iPor mi vida, que l1e visto pasar a Ini 1narido en coche por esta calle! «J. El hcr:rnano de Jacobs se fuga en nn barco con destino a Nueva York;
(728-729) el barco se ve atrapado en una torn1cnta y tiene que poner rurnbo
al Sur. El fugithro, reconocido gracias a un anuncio c11 la prensa) es
La temática del csclavismo en la narrativa del inatrimonio de Do111bey siempre devuelto al barco donde se le encadena. Consigue liberarse y nadar
vuelve a la escena ele la venta y exhibición forzosa de una mt~jer. Sin e1nhar- hasta 1a oriHaJ pero es perseguido, capturado y dev-uelto a su an10, y,
go, a mi parecer, la estructura espacial periperformativa del u1nbral n1óvil, se finahncntc, rc·vcndido. Finaln1ente, 1ogra huir al Norte.
corresponde tanto con 1a interpretación que realiza Dickens de la institución 4, La abuela consigu.e libertar a dos hijos de Jacobs, hipotecando sn casa
esc1avista estadounidense co1no con la <1ue hace del matrilnonio británico. La para cornprar1os; la libertad. ele ellos dcpcndci no obstante) de que
fuerza del discurso periperfOrn1ativo depende, por tanto, de su 10calizació11 pueda pagar su deuda.
geográfica; Carkcr y Eclith, al igual que los perpetradores y los resistentes a 5º J acobs se enan1ora de un ar"'Q:esano negro, nacido libre, que le propone
la esclavitud en Estados U nidos 1 cuentan entre su arse11al más eficaz con esas conJ.prarla Yi snpuestan1entei aun cu.an.do esto no se hace expHcitoi
fuerzas pc:rfürmativas adecuadas a la distinta localización geográfica. En sus puesto que el nl.atrilnonio de un esclavo no existlla legaJn:nente, 1na-
Notas de América, por eje1nploJ Dickens reproduce el artículo de un periódico nun1itirla para que puedan casarse. El propietario de e11a se niega a
estadounide11se con el inocuo título de "Interesante caso jurídico": venderla para que se case.
6. Jacobs consiente en hacerse a1nante de un ho1nhrc blanco que no es
E1 Tribunal Supre1no está juzgando un caso interesm1te. Los hecl1os son los su amo. l<~l pro1nete co111prarla y hacerse cargo de los hijos d,e an1bosi
siguientes: un caballero residente en Mal}rlru.1d babia concedido varios años pero no consigue que el ·dnefio de eHa se ]a venda.
atrás la libertad de hecho, aunque no legal, a una pareja de antiguos escla- 'f, Jacobs se escapa, pero solo tras afios de vivir oculta1 puede bnir al
vos. 'fuvieron una h~ja que creció en libertad ta1nbién, l1asta que se casó Norte. Su abuela cornpra a sus b.ijos con el dinero que le presta el pa-
En torno al performativo: vecindades periperformativas en la nan-ativa de! siglo x1x En torno al pe1iormat1vo: vecindades periperformativas en la narrativa del siglo )(IX 93
92

<lre de estos. Los intentos de J acobs para cornprar 0u libertad l"'""'"'"v pen¡ie11tclrrna.formm:n1:e el proscenio siernpTc n1Ó\i1 del
fracasanº teatro Je la propiedad so1bre seres h1u112J1osi tal 001110 se condensa CTl la con-
8, :E1 padre de los q11e se ha casado con tu1a rnnjcr blanca 1 "adop- vencional dcZ'.]araci_óu de 1ca1tad -del suyo atento y st:guro servi-
ta" a uno de Ros niños y hace que su cuñada "adopte" al otroº incluso dor" - supu_cstan1cntc de su significado por el mero l1ccho de que, en
cuando parten a \iv'ir al Norte 1 el estatus d·e estos oscila entre c1 de 1838) sí ocurría que en algunos lugares) aunque no en todos, existían seres
fa:rniliarcs y el de esclr:t1,ros, humanos que eran) dej-ure y de,fa.cto 1 propiedad de otros seres 11u1T1anos.
9. Pese a ,i_,ir en el Norte) la aprobación de la Ley de Esclavos Fugi- En este cap1tuloi uno de nlis objcth,'os era e:;q)J.orar córno la posesión de
tivos de 1850i devuelve a Jacobs a la sujeción a las leyes sureñas de esclavos africanos y sus descendientes en el hcn1isferio occidental -crin1en his-
esclavitud, tórico con1plejo y duradero- rnarcó a fuego, y de tOrn1a más que notab1e 1 las
10,El dueño de Jacobs tallece; su viuda y sus hijos deciden volver a cap- modulaciones de significado en el á1nbito periperforrr1ativo al a1caJ1ce de cual-
turarla. Su a1niga, Cornelia Willis, se ofrece a comprarla. Jacobs se quier hablante, tanto descendiente de europeos con10 de africanos 1 y có1110 esto
niega a conseguir la libertad ]_nediantc la co1npra de su persona "po:r se prodlL\iO en e] V]ejo y en el Nuevo l\l[u11do. TV!ás concretamente, n1i supuesto
alguien adecuado", pero la an1iga insiste en la negociación y hacien- es que 1 m_icntras duró la escla,rUU1d y durante un período de tiempo de difíÍcil
do caso omiso de su voluntad, consigue comprarla; Jacobs escribirá estin1ació11 tras su abolición, pero que sin duda se extiende hasta nuestros días)
a propósito de ello: "La emoción me ernbargaba. Recordé có1no mi estos actos llngüísticos notablemente poderosos -agrupados sin n111cho rig.or
pobre padre había tratado de comprarme siendo yo 1nuy ]_liña L..], b.asta qne J. L. Austin los reun]ó bajo el epígrafe de "perforn1ativos"- deben
recordé có1no la abuelfita había entregado todos sus ahorros para entenderse siempre a la luz ele los eje1nplos n1odélicos <lel esclavismo. Deben
cornprar1ne años después, y có1no se hablan frustrado aqneHos planes entenderse de esta manera 1 al n1enos en la 1nisn1a ni.edida e11 la que han sido
[. . .]. Pero Dios habiía dispuesto que n1e quedara junto a n1i amiga, la considerados ya en el ámbito de lo filosófico, lo lingüístico y 1a teoría de género
señora Bruce. A ella Ine atan ta1nbién el ani.or, el deber y el agradeci- en lo que respecta a los ejemplos D.1odélicos del co1tejo/n1atrhnonio y de los
mientoº Es un prhrilegio servirla, a ella que se apiada de mi oprini.ido actos jurídicos en sentido general
pueblo y que me ha otorgado el incomparable don de la libertad a mí Tv!ás que de1nostrarlo, lo que he 11ccho, con10 ya digo, es darlo por s11-
y a mis hijos" (Jacobs 1987: 200-201). pucsto; de hecho es lo que ha servido de base a este estudio :cuyo objetivo es iJi.-
dicar que el incnosprecio de Austin hacia la "falacia descriptiva", aun siendo en
Cuando en 1838 el hcr1nano de I-Iarriet Jacobs, el escl<.rvo John S. Jacobsi viaja cierto 1nodo inevitable) no in1p1ica necesariainenteJ y por tanto no debería te-
hacia el norte con su amo Sa1nuel Sa,vyer, algunos amigos de Nueva York le ner co1no efecto, una con1prcnsión despersonalizada de la fuerza pe1for1nativa
hablan de 1a posibilidad de fugarse durante su estancia en el Norte. Joh11 Jac- ajena a una comprensió11 psicologizada y espacial-izada de la fuerza afectiva, y
obs escribe sobre ese particular: ello apunta a fürtalecer nuestra percepción de la relación entre los perfürma-
tivos cxplíc]tos -enunciados que rodean y aluden a pc1forn1ativas e:gplícitas-y
[Los Sa._,:vyer] cenaban en el Astor a las tres en punto; a las cuatro y media el álnbito más an1pUo de efectos perlOrn1ativos en el lenguaje y en el discurso.
yo tenía que estar a bordo del barco camino de Providence. Coni.o en A1 emprender esta tareai no ine n1ovín el deseo de de1nostrar hasta qué pu11to
aquella época yo no sabía escribir, y no queriía dejarlo sin más, pedí a un puede dar de sí una piel del misn10 tono y teoría para recuhrir 1 miínima1ne1Tte,
an1igo que escribiera lo siguiente: "Señor, lo dejo a usted para no volver; tan diversas situaciones ontológicas (ciudadanos y ganado) realis1no románti-
cuando me establezca, le daré n1ás explicaciones. Nunca n1ús suyo, J ohn co yfiJ.nción de 1os testigos 1 convenciones de cortejo y adulterioi leyes de servi-
S. Jacobs" L.J La nota debía dejarse en la oficina de correos para que le du1nbrc), sino el de no dejar pasar la ocasión de poner en C"'videncia que debe-
llegara a la inañana siguiente. Les atendí a él y a su esposa durante la 1nos intentar hacer ese estirtun-iento desgarrador, aun cuando ello ampliara el
co1nida. Cuando el re1oj del ayunta1nicnto dio las cuatro, salí de la habi- eco de cada desagradable h1cohcrencia; es n1ás, deben1os hacerlo aun cuando
tación. (208 y 281). ese punto de la prédica no fuera el n1ás importante en todos los casos.

"Nanea 1nás suyo, John S, Jacobs": con cuánta e1egancia el esc1avo fugitivo
revivifica de un chispazo el significado inerte de una für1nula de cortesía. Lo
94 En torno al performativo: vecindades periperiormativas en la narrativa dei sigio )(IX En torno al perfrn·mativo: vecindades periperformalivas en la narrativa del siglo x1x 95

decir.se que tanto ~4..ustin <.:01110 Foucault llevan al ]ecto.r a identificar y representar el
tipo de inversiones entn~ figura y fondo, que analizó la psíco1ogia de 1a Gestalt en la
pri.111era 111itad del siglo xx. Austin, por 1.jcrnplo, acaba rcJJunciando a su intento de
distinguir entre 1os enunciados intrínsecfl.n1entc pe1fonnativos de los int1insccamente
constatativos y, en s11 lugar, ofrece una explü.:ación aplicable a cua]quier enunciado, en
1 [N. de la T. l E1 concepto "noncc taxonornles", enunciado por SedJ:,•Yvick, es nn térn1ino tén11inos de percepción y atención (con c1 cur]oso verbo intransitivo "hacer ahstrac-
cnyo significado se refiere a que ha sido creado ad hoc, e,:r prqfeso para nna detern1i- ción de"): "con el enunciado constatati1lo, hacen1os abstracción de los aspectos i1ocuti-
nada ocasión con el objetivo de que nos a:yude a teorizar y celebrar las diferencias que vos [... ] de1 acto de habla y nos conccntran1os en el aspecto locutivo r. .. l Con el enun-
no se encuentran aún codificadas. Esto nos pennite huir de las oposiciones binarias, ciado pcrfónnativo, nos concentran1os lo n1ás posible en Ja fuerza ilocutiva hacemos
así con10 de una excesiva porn1enorización/con1partin1cntalización q_ne ta111poco es <le abstracción de ]a dbnensión rdativa a la correspondencia con los hechos" (Folicau1t
gra.ll aynda a la hora de querer entender algo nuevo. 'ler Echvards, Jasan. Eve J(usofS- l978: 145-146).
ky 5'edgrcYick en Critica} Rontledge Thinkcrs, Abingdon, OxoTJ y Nueva York, NY, 2009. 9 [N. de la 'f.] Alusión al personaje de Yago, antagonista de Otelo en la tragedia ho1nóni-
pp. 67 y 68, ma de Shakespeare.
2 « Tl gran rifiuto», en In,ferno, TII, 60. \léase tan1bién el poe1na <le CavaíJ, "Che fece [ . .l 10 [N. de la T.] Te111poralidad diferida o a posteriori en el psicoanálisis freudiano.
il gran rifiuto" (Cavafy 1992: 12).
3 [N. de la T.] .En e1 origina} en inglés: J do (lake tlás tornnan lo he niy lazcjid roedded
'ff.J'i}C). En inglés en esta expresión do es verbo auxiliar con el que se pregunta (do you
lake this roornan ... ?), se responde a:finnativan1entc (1 do) o ncgativa111ente (J do not),
peTo en otra de sus nu1nerosas acepciones el verbo "lo do" tarnbién significa "hacer".
En español ninguno de los cjernp1os <le este tipo es válido con10 acto realizativo (per-
fonnativo}
4 [N. de la T.] En inglés en el original: guaranleed by the zoelding; juego de palabras
entre rrJe!dirt,e; (soldadura) y roedding (boda).
5 [N. de la T.] Alusión a la obra teatral de .J .P. Sartre, L'Enjf:r c'cst les aulres.
6 [N. de la T.] Personc:tjes de títeres de cachiporra de i:ra<lición inglesa. i\daptat:ión del
Pulcine1la italiano, Punch pega con frecuencia a su n1njcr, .J udy.
7 Pese a la selección de ejeni.plos en este ensayo, no es n1i intención sugerir que haya
algo inhcrcnten1entc antinorn--:.ativo en la consideración de los enunciados peripcrfor-
n1ativos, ni siquiera respecto al inatriinonio. Un buen ejen1plo en este sentido podría
ser 1a e:x-traordinarian1entc aquilatada conciencia periperforn1ativa de Collins en Olp_;u-
llo ,y prqjuicio.
S Aunque poclría1nos afiadir, en nota al 111argen, que, en lo que se refiera a la teoría
post-foucaultiana, es evi<lentc que la ventaja de sen1ejantc crítica reside exacta111en-
te en el espacio abierto por el interés de Austin en su distinción provisional entre lo
que se está diciendo y el hecho de decirlo.,·\ propósito de la scxnalidad, por cjenrplo,
Foucault escribe lo siguiente: "El proble111a central l... ] no consiste en detenninar si
deeirnos sí o no al sexo, si for1nuknnos prohibiciones o pern1isos, si aseveramos su
in1portancia o denegan1os sus efectos [.. .l, sino en dar cuenta del hecho de qne se habla
de ello [.. .J. En su111a, lo que está en juego es el 'hecho discursivo' en su totalidad". E1
proceder foucaultiano no es, por supuesto, idéntico a la distinción que realiza ,4.ustin
entre la constatación (verdadera o falsa) de un enunciado y su poder pc1forn1ativo:
des-enfatizar un "sí" frente a un "no" no es lo niisn10 que <les-enfatizar lo verdadero
frente a lo falso. No obstante, an1bos procederes están estructurados de la 1nisn1a
rnanera, pues apelan y responden a capacidades interpretativas 1nuy siini1arcs. Podría
Capítulo tres 97

J-\qui van algunas cosas que hoy por hoy la teor]a da por sabidas:
Q 9 paTa ser n1ús justos, aqu] os presentan1os ciertos presupuestos básicos
que a grandes rasgos conforman los hábitos l1eurísticos y los procer.lhn-Ilentos
asertivos de la teoría actn21J (no la teoría de los teA'tos teóricos prhnarios, sino
la que se plasrr1a de forma rutinaria en los proyectos críiticos de la "teoría
cada"i es decir, de la teoría entendida con10 un proyecto an1plio que hoy en dia
abarca las htnnanidadcs y se extic11de a la histoTia y a la antropología; la teoría
después de I<oucault y después de Grecnblatti desprnés de l~~rend y de Lacan,
después de Lévi-Strauss y Derrida, después del ferninisn10) a la hoTa de dar
cuenta de las culturas o los seres 1Tu1nanos:

1º Para i:ualquier modelo explicativo, se presupone una estrecha corre-


lación entre el alejamiento respecto de cualquier funda1nentació:n
biológica) y el potencia1 para hacer justicia a la diferencia (individual,
histórica y transcu1tural), a ]o contingente, a la fuerza de lo perforana-
tivo1 y a la posibilidad del can1bio.
2. Se presupone que el lenguaje humano ofrece el .o_nodo más prodlH.~tivoi
si nu el único modelo posible, de entender 1a representaciórL
3. Las relaciones b]po1ares y transitivas entre Sl~jeto y objeto, el yo y el
otro, y lo activo con lo pasivo, y el sentido físico (de 1a vista), entendido
como aquel que se corresponde de un 1nodo más ajustado con estas
relaciones, son los tropos organizativos dorninantcs 11asta ta1 punto,
que la tarea de desrnantelarlos como tales se concibe co1no algo a la
vez urgente e intern1inable. Esta inq_uictud tan1bién se extiende a pro-
cesos co1110 la subjetivación, la autorrea.Hzaciúni la objetualización
i:on.strucción de otrcdad [otheringl; a la inirada; al núcleo de nuestra
identidad personal, bien sea considerada con10 1n1a tcleo1ogía en de-
sarrollo o co1no un peligroso espejismo que requiere una actitud de
'Vigilante deconstrucción.
4. En correspondecia con lo anterior, la confianza estructuralista c11 1a
simbolización n1cdiaute conjuntos de elcn1cntos binarios -definidos
en una relación diacrítica inutna y sin inás asociación con aquello que
sin1b0Hzan qrne la pura.1ne:ntc arbitraria-, no solo ha sobrcv1-'·'ido al
.o_no1ncnto estructura1ista sino quei ade1nás se ha di-fu_ndido inás a1n-
1
98 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergüenza en el pliegue cibemético; una lectura de Silvan Tomkins 99

plia;rnentc gracias a una crítica inc.ansable y profusa -una critica que del autor aparec;2 tarr:1bién en una sección sobre 1as dif"t;Tencias de1 ai'ec-
reproduce y populariza la cstrucluraJ pese a que hace n1ás dificil de to en las diferentes especies: "El autor consigri.ió dorncstJcar a 1111
entender eljfJ;ncionarnJento de 1os binari.s1nos anteriorn1entc r·1ir:irin•r. Uan1ado Barnbi, que b_a1)ian aterrorizado n1edia docena de
adernás de otros tales como la presencia/la anscncÜli 1a falta/la pleni- que con 1os que 'livía en una Ba1u_bi era un salvaje con ncu1osis
tud) la naturaleza/la cultura, la represión/la liberación :l lo subversi- de ansiedad~'/ un pánico insupera1;le a todos [os EJ.J1ÜTl¡ales, incluido el honnbre,
vo/lo hegcn1ónico. _Pude paliar su 0J1sú~dad y su estado .abrazándo1e n-nuy fuerte hasta que
acabé con su respuesta de pánico. Después de ,que se le hubiera pasado el rnie-
Q1]erennos hablar en este tex"io del psicólogo estadoun]dense Silvan 'fomkins doJ seguí abrazándolo 111uy fuerte para qru.e se acostun1brara a que e1 contacto
(1911-1991), una -figura poco conocida basta la techa, que cuestiona in1plicita- hun1aJ10 neo le produjera dicho scntinniento. l\,epeti esta. opera¡.'.]Ón todos 1os
mente estos hábitos y procedimientos, y lo hace no desde la posición ventajo- días 11asta que, al final, c1 n1iedo se le pasú" (Ton1Jzins i: 61) 1 º
sa del presente sino desde (lo que pensa1nos que es) un 1no1ncntu inn1ecHata- Este cjcn1plo describe bastante bien h-i. n1ancra de escribir de 1'0111kins:
1nente anterior al de su entroniz:ación corno teoría. 'fon1kins seria tan1bién por agarra una idea o una in1agen potenciahn_ente terrorífica y aterrorizadora, la
consiguiente una figt1Ta que se vería impugnada de forn1a tajante por dichos sostiene durante los párraifüs que hagan falta hasta que desaparezca la "res-
hábitos y procedhnientos. De hecho, la lectura del trab[rjo de Tomkins sobre puesta de1 pánico") para seguir haciendo lo D_1isn10 hasta que esa idea o ünagen
los afectos nos ha involucrado de for111a siste.rnática en un doble n10\ri1niento: puedan aparecer en el b.:A'to sin que produzcan terror. oraciones y a
parece que responder al gran interés que nos suscita su obra conlleva también veces párrafos enteros se repiten.; signe escribiendo páginas enteras con ora-
ilustrar continuamente los mecanismos que tienden a descalificarla con mu- ciones que sintáctican1entc se parecen unas a otras (desde un punto de ·vista
cha facilidad. Incluso un principiante en el estudio de la teoría podría hacer epistén1ico 1 enunciados ni.oda1es no-factivos 2 del tipo: "es posible q_ue.<." 1 "Si ...
añicos, por eje1nplo, nn planteamiento psicológico que depende de la existen- pued.e ... "i "Bien por ... "), oraciones que no cje111phfican principios de tipo ge-
cia. de ocho (que a veces son nueve) afectos distintos prc-insta1ados e11 el siste- neral sino que dan un n1ucstreoJ u1i.a lista de ]u posible. Esta rica escritura
1na biológico hun1ano. claustral nutre, pacifica1 refuerza y pone de nuevo en circulación aque11a idea.
Y aún as-í, no logra convencernos la idea de que, por ejen1plo, la riquisirna Bannhi no es el único ser salvaje aterrorizado en este contexto.
f:Cnon1cnología de las en1ociones de Ton1kins tenga una relación accidental o En la etapa postdoctoral de Tonlki11s cu la universidad de IIa1~lardi e1
ni.arginal con su muy sospechoso cicntifismoº En todo caso, parece que a una psicólogo se sometió a una terapia psicoanalítica a lo largo ele siete años; el cs-
teoría que hallase fácil desca1tar el cientifisn10 de TonU<lns, dicho cientifis1no tín11llo directo que le llevú a cHa fue un severo bloqueo con 1a lectura. Un severo
la vería con10 propia de otro aún n1ás "'VlJ1gar. En realidad, el cientifisn10 de la bloqueo con la 1ectura: un sínt.on1a de1 que no habí.an1os o-ído hablar nunca
"teoría" se nos haría "'Visible, desde esta perspecti,.rai como un producto dife- pero que nada n1ás oírlo nos din1os cuenta de que nos resonaba intúnan1ente,
rente de1 misn10 -y inuy particular- n1?n1ento tecnológico que genera el de 4ffect I1n_ag,e17¡ Consciousness es una obra que afecta sobrcn1ancra porque pre-
Toni.l<lns. El hecl10 de que uno de ellos hoy en diía parezca disparatado yel otro, senta 1os rastros de u11 proceso verbal intensarnente proble111atizado. Kning
en can1bio, se considere de puro sentido común 1 o de que uno parezca 111uy J-\lexaD_<ler, que fue a1nigo de 'I'oni.k-ins durante rnuch<JS décadas, nos d.cscrib1ó
anticuado y el otro ni.ás fresco que la tinta recién in1presa1 dice 1nás sobre las en una entrevista que Tonikins cscribia seis o siete renglones de un tirón "con10
diná1nicas ligadas a la formación del consenso y a 1a trans1nisión 1nterdiscipli- si fu_era escritura auton1ática" y que 1 a ·veces, con gran sorpresa por su parte 1
nar que sobre la exactitud transhistórica de la "teoría". después de escribir una gran pa1te de un ensayo, se daba cuenta de que te11ía
ei1 un C<-\ión un n1ontón de pape]es que había escrito rneses antes) y en ]os q_uc
llegaba a 1a nlisn1a conclusión 1 pero desde un punto de partida diferente. Si
Conforn1c nos íb:::unos haciendo adictos a 1eer a Toni.kins, experünc1i.ta- la escritura de AffCct- Imap;ery Consciousness, una obra de una l1eterogeneid.ad
mos un conjunto de efectos sobre el afecto: su escritura nos excitaba y a la vez sorprendente, a menudo contie1i.c una n1u1tiplicidad de voces que se solapan
nos tranquilizaba; nos inspiraba y a la vez nos dejaba satisfecli.os. _En una oca- para atenuar el pánico, ello se debe no tanto al objetivo de querer reducir e1
sión, uno de nosotros se quedó dorn1ido n1ientras lo lela y después le explicó número d_e voces presentes en el texto sino para lin1itar el espacio en el que
al otro: "me sue1o cansar cuando estoy aprendiendo mucho". La h11pctuosa se solapan y 1 así, evitar que se extiendan a an1plias secciones de 1a obra. La
generosidad de esta fiJrana de escritura se inuestra en nurnerosos ejen1plos, y la repetición estructural rara vez es exacta, y ex1Jresiones con10 "quizás" y "puede
100 la vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergUenza en el pliegue cibernético: una iectLi;-a de Silvan Tomkins

que" se alternan sin seguir una panta disccrnib1e en t1n c1_:;_yo rit1110 nos diante tus puntos de vista sobre la naturaleza del hon1bre pero CJUi7.ás yo
recuerda a los de Gertrnde Steini otra escritora qv.e tan1bién conoce el placer solo pueda abrirn1e al Cü1i.T1fLn1icar n1i pasión por el acero y la cinta
de las eDun1craciones: rada de un ordenador que rasi cn1THJ un hornbre< Es posible que
tu zp.11eras co1T11unicarn1e tus sentin11entos n1ás personales sobTc 1111 pero
Si a ti te gusta que te n1iren y a n1í me gusta quizús podair:nos q11c yo so]o p11eda conseguir una intirnld.ad socia} a tra\rés de una rn;¡;'·ºº"
lograr una relación interpersonal placentera. Si a ti te gusta l1ablar y a rni opinión con1ln1 sobre los n1.1éritos de a1go i.rnpcrsona1i de una teorlia en
rr1e gusta escuchar lo que dices) es posib]e que esta experiencia. sea 111u- particular, por eje111ploi o de una ran1a del conocin1icnto u de una. n1arca.
tua1nente gratificante. Si a ti te g;usta senti1te protegida y a ini poner los de autornóvit (To11.nkins l: 413-414)
brazos alrededor tnyo 1 quizás los dos podan1os disfrutar de un tipo espe-
cial de abrazo. Si a ti te g11sta que te agarren y a iní m_c gusta sostenerte
en inis brazos, es posible que podan1os disfrutar de ese al)razo. Si a ti te Conocin1os la obra de Si1van Tou1kh:i.s cuando estábamos buscando -ideas apro-
gusta que te besen y a mí ine g1_ll_Sta besartei quizás poda1nos disfrutaxnos vechables sobre la vergi..lenza. En un paJsc\je intelectual en1papn<lo <le irlécs
1nutuan1cnte. Si te gusta que te succionen o que te Inuerdan y a n1í ine rcrues inoralistas y sensib]eras sobre una en1oción que, sin cn1bargo, es la inás
gusta succiona1tc y morderte, quizás podai11os disfrutarnos mutua1n.ente. veleidosa de todas 1 las for11.nulacioncs de 'f.on1kins nos aso1nbraron por su agu-
Si a ti te gusta que te froten la piel y a 1ní ine gusta ::6rotá1tcla, po<le1nos deza y a.trc\i.1niento, por su arnplitud y por contener unas descripciones llenas
disfrutarnos mutuan1entc. Si a ti te gusta que te abracen y a ini n1e gusta de sensatez que, en un co11tcA'to intelectual desalentador co1no el qrne acabarnos
abrazarte, esto puede ser n1utuamente gratificante. Si a ti te gusta que te de señalar, nos parecieron casi surrealistas. ~fonn.kins considera que la vergüen-
do1ninc:n. y a mi me gusta controlarte, quizás disfruten1os n1utua1nenteº Si za, junto al interés, la sorpresa, la alegria, el enfa.do 1 la tristeza, e1 desprecio Yi era.
te gusta con1u11icar tus experiencias, ideas y aspiraciones y a n1i ine g1.1sta posteriores escritos, el asco [dissrn.e!l] "el reflejo físico que l1acc:u.nos para evitar
que otras personas ine cuenten sus experiencias, ideas y aspiraciones, qui- oler algo ma1o1iente") conforn1an el conjunto básico de afectos. i)c hecho) él
zás poda1nos disfrutarnos. Si a ti te gu.sta hablar sobre el pasado y a mí n1c sitúa la vergüenza en el po}o opuesto de una línea de los afectos que iría de la
g11sta escuchar relatos del pasado, quizás podan1os disfrutarnos, Si a ti te verg,üenza al irtterés. Y sugiere que las pu1saciones di.e la catexis en torno a ]a
gusta especular y predecir el futuro y a n1í rne g1.1sta que 1ne lo cuenten, es vergüenza son las que facilitan o dificultan un funcionamiento tan básico con10
posible que nos disfrutemos mutuamente. Si quieres ser como yo y yo de- la capacidad de interesarse por el mundo: "Co1no el asco, l1a vergiienza_l funcio-
seo que tú n1e in1itesi podeinos disfrutar el uno del otro. ('ro1nki11s 1: 411) na solamente después de que el interés o el disfrute se hayan activado) e inhibe
el uno o el otro o los dos. El activador innato de la vergüenza es la reducción
Con la misn1a frecuencia con la que los párrafos pern1iten al escritor y al lector inco1nplcta del interés o de 1a alegTÍa. Por el10 1 poner una barrera a una inayor
un hacer -aquí está hablando de disjf"1.ttar pero en otros lugares habla de CJ?;fG.- indagación que reduzca parcia.hncnte el interés ... activará el movimiento d.e ha-
da.rseJ de e,x;c'itarse o de avergonzarse o de adentrarse en espacios y representar la cabeza y los ~jos por la vergüenza que se está pasando y quitará las ganas
papeles ligados a capacidades afectivas asi co1no perceptivas o re]ativas a la de scgu]r indagando o dándose a conocer.., 1'al barrera podría deberse a qrne,
n1en1oria- tan1bién le pcrn1iten al lector un no hacer: de repente, uno se ve observado por un desconocido, o a que uno desea inirar o
estar en contacto con otra persona pero no puede porque la persona 1e resulta
No es raro que dos personas, a1nbas muy sociables 1 sean incapaces de desconocida, o porque uno espera que 1e resulte farniliar y, d.c repente, se da
n1antener una relación social sostenida en e] tiempo a causa de sus diver- cuenta de que es alguien desconocido) o uno co1nienza a sonreírle a alguien y se
sos intereses en diferentes tipos <le interacción personal Así tu puedes da cuenta de que le está sonriendo a. un extraño". (123).
desear :u.nucho contacto físico y una co1nunión silenciosa y yo querer ba- rfa1 y como apunté en la introducción, el énfasis que el n1od.clo de To1n-
blar. Tu quieres mirarn1e fijamente a los qjos pero yo solo consigo tener kins le daba a lo e!l:traño -antes que a lo prohibido o 1o desaprobado- era
intiinidad en un abrazo sexual en la oscuridad.. Tu puedes desear que te congrue11te con una intuición que nos esti1nulaha a ver en el fenÓ!neno de la
den de comer y te cuiden y yo puedo querer exhibirme y que n1e· n1iren. vergiienza nuevas for1nas d.e cortocircuitar esos hábitos de pcnsan1iento en
Tu puedes querer que te abracen y que te froten 1a piel y yo solo querer apariencia casi insuperables que Foucau1t habla agrupad.o bajo el noJnbre de
abrirn1c discutiendo sohre rni fi]osofia de la vida. 'fu quieres abrirte n1e- "la 11ipótesls represiva". A su vez, la "rareza" del relato de Ton1kins resultaba
102 La vergüenza en el piiegue cibernético: una lectura de Siiva11 Trn-r1kins La vergüenza en 01 pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins í03

111 uy agradable por la dif'erencia de su relato con eJ abr1Jn1a<.lor y biográfico sobre rfon1kins (1995: 263). La presunción de que existe un .núcleo
casi escatológico c¡ue envr¡_elvc a 1a vergüenza en el discurso convencional, que de personaliclad consolidado que el con1poncntc de tales
c0 donde norn1alrnente se habla de el1a hoy en día: en los rnovirnientos de au- d111cl11l1m18 es algo que la obra de 'I'ornkins cuestiona por con1plcto, a s11 nivel_
toa:yuda y de r·ecupcracíón :y en la psicología del ,yo [sef;1 cuya teoría n1ás básico y ITñás so-fisticado 1 n1ediante otro giro disciplinario: la y
estos n1ocL.::los" 1a tcoria de los sisternasi o) tanJ bién de rnodo 1nediante la eto-
_En realidad, n11cstro conocinliento de rforn kins se produjo a travé_s del 1ogia, la ncuropsico1ogfrti 1a pcrcepc1ún :l }o cognitl\ro, la psicologia socia1 1 así
filtro Ule psicología del 7;0 y de 1a psicología de las relaciones objctu_o.J2sº Sn ohra corno inediantc una clari,,iidcnte re[ectura de Freud. Puu1 Goodn:1an y Gregor:r
se ha popu]arizado con10 si propusiera una especie de n:üto original (de la ver- Bateson) otras fértiles y eruditas fig1J.ras, que al igual q11c 'fomkins esti.nrieron
güenza del niño pequeño) para u11 relato genético acerca de la indiviclv.ación y rnarcadas por el periodo de 1a posguerra estadounidcnsci 110 contaron oo:n un
filiación del yu. I,a teoría del afecto de rfon1kins se originó n1ediante 1a detenida centro de gravedad tan am_plio en las distil1tas rarnas de la psicología y por lo
obser,ración de un u]ño llevada a cabo en 1955 y en la qne fnc capaz de localizar tanto no pudieron ejercer la 1nisn11a presllón contra las teorías que afir1nan la
e:x1Jresiones ten1pranas dle la. vert,viiienza en un período (en torno a los siete i11e- psicología disciplinaria: la prllrnera vez que se pub1icú la teoría del afecto de
scs) anterior a que el niño pudiera haber adquirido ningún concepto sobre 1a 'fomkins se hizo en francési en un volun1en editado poT una figura con la que
prohibición. Tal)' co1no explica en el capítulo 1, n1uchos psicólogos de1 desarro- se puede coinparar a pesar de ser 111uy diferente: Jacques I.acali1,
llo respondieron a su descubrin1iento, y a.hora cousideran 1a vergf1euza con10 el Pensan1os que }a psicolog-Ha es con1pletan1ente ajena a ]a presunción/ pres-
afecto que n1ejor define el espacio en donde se desarrollará un sentido del yo. cripción del desarrollo de un núcleo del yo. Y podrían1os añadir que ta1nbién
En el contexto de u:n relato sobre el desarrollo de las relaciones objetnales 1 este se resiste enor1ncn1cnte a cnaJ aunque lo grandioso en este caso reside en que
enfoque de To111kins es "'Falioso ei1 la medida en qrne es una forr:na 1 dentro de una mantiene con ella una distancia ca1tográfica notable 1 no una lucha dialéctica.
]nultitud de for1nas que dicha psicología {Yfrece 1 que pernlite desplazar el hinca- Incluso resulta aún n1ás e.xi:raño, al tratarse de una obra de la psicología esta-
pié freudiano en ]a represión y en el factor cdípico. I~o que la oscurece, sin en1- dou11idense del período de la guerra fría observar la ausencia total en la 1nisn11a
bargo1 es hasta qué punto 1a propia obra de rfon1kins perrnanecc enor111en1ente no solo de un sesgo homófübo sino ta1nbién de teleología heterose-
ajena a cualquier proyecto de re1ato del surgin1icnto de una esencia del yo. Un xista.3 Esta capacidad esclarecedora tan silenciosa y escru:pulosa de 'fo1nkins
lector que pase por la experiencia de 1eer los cuatro ton1os de _,_4ff'ect Inuz¡;.;cr:y resulta aún rnás co1Tvincentc si observamos 1a variedad y heterogeneidad de las
Consciousness percibirá la alquln1ia de lo contingente, tan íntüna111ente liga- fuentes disciplinarias de las que el autor se nutre: 1a etología) la psicología social)
dla a la identidad que tendrá la ünpresión de que 'To1nkins es el psicó]ogo que el psicoanálisis, etc. son discipliinas que están estructuradas y basadas en su-
a una le gustaría 1eer cuando está leyendo a Proust. 'I'omkins supera tanto la puestos heterosexistas, y cada una de ellas lo hace de Íor1na diferente. De nuevoJ
f~1sci11ación proustiana por ]as tipologías de las personas co1no la certeza prous- sin embargo 1 el logro de ,--fomkins parece deberse no tanto a un proyecto autlbo-
tiana de que el n1ayor interés de tales tipologías reside en pro,vocar la sorpresa n1ófübo organizado (relacionado con que tuviera algún interés n1arcadan1cntc
y en rechazar la convención. gay) sino más bien a que) sencillan1enteJ encontró un punto de partida diferente"
Co1no es norn1al en To1nki11s, tales tendencias se iban plasn1and.o en ne- La resistencia de To1nkins a la teleología 11ctcrosexista se fundan1enta en
gociaciones costosas con disciplinas dispares y contrapuestas a la llan1ada psi- los tér1ninos n1ás básicos de su co1nprensión del afccto. 4 'fal ;y con10 he señala-
cología que se practicó desde los años cuarenta l1asta n1ús allá de los sesenta do en la introducción de 'Tocar la fibra, en ·prilner lug.a.r resulta inherente a la
en EEUU: con la psicología experimental, así con10 con la psicología clínica distinción que establece entre un sistema de afectos y un siste1na de pn1siones
:y 1a psicología aplicada. Aplicadai eu este caso 1 co1no teor]a de la personali- que an1plifi.ca analógicamente y que, al contrario de las pulsioncs (como por
dad. Durante los i1u1nerosos años que ejerció de profesor en 1a universidad de ejen1plo respirar, comer) 1 "cualquier afecto puede tender a cualquier 'objeto'.
Princeton, Ton1kins trabajó tan1bién en el desarrollo de tests de personalidad Esta es la fuerza básica de la complejidad de la conducta y la n1otivación hu-
para el Educatlonal Testing Service [Servicio de Pruebas Educativas], y escribió manas" (TonLki11s I: 847). Aden1ás 1 en un explicito rechazo a los térrninos de1
un libro sobre la interpretación del Then1atic Appcrception Test [Pruebas de conductisn10 1 señala que el sisten1a de afectos "no tiene un único 'rendimien-
Percepción 1'en1ática] -un libro que TI1e "muy bien recibido co1no un logro in- to'" (nr: 66). Y afiade que "la an1plificación afec1iva es indifeTente a la cliterenciDL
telectual, pero del que tengo rnis dudas de que alguien lo utilizara para apren- entre los lnedios y los fines", al contrario que 1as pulsioncs (111: 67). "Se disfruta
der a interpretar una prueba TAT", señala 1-rving E. A1exander en su ensayo de disfrutar. Excitarse es excitanteº J\terrorizarse, aterroriza y cnf~1darse, enfa-
104 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins
105

da. E1 afecto scjustifiea a si inismo sin que tenga por qué aunque quizás resultante de difCrentes posibilidades de re}e,rancia sexual (que eonsistcn c;L1
pueda haberlo, un referente ulterior" (1n: 404•), Estos presupuestos son los q_uc los afectos específicos de la vergiicnza) ta anEúedad) e1 aburrin1iento
l1acen de la teoría clel afecto un instrun1cnto tan útfl para bacer frente a los o la rabia). l,a se:,._'11alidad ya jan1ás volverá a ser una cuesti611 de on/rrfl· que
supuestos telcológicos tan diversos que se encuentran subsumidos histórica- equivaldría a Expresa o R.eprirne. La sexualidad corno UTUl ]Jals'iórt continúa
n1entc en 1as disciplinas de 1a psicología. cJLracterizándose aqui rnediante un rnode1o binario (potcntc/hnpotente), a
K,a fu_er'7,a de (lo que paxecc) el refinado y potente "puede" de la prin1cra pesar de eU0 1 su relación coD_ la atencióni con la n1otivación o con la acción
de estas proposicio11cs -"Cualquier afecto puede tener cualquier 'ol~ieto"'- el sucede so1o JL través de u11 co-ensa1nblajc con un sistcn1a de afectos 1 descr]-
"puede" que a través de los cuatro volúrncnes de Ton1kins se nos revela corno la to co1no algo que conlleva n1ayor núrnero de posibilidades y n:1ayor cl-Uterencia
locución n1enos presch1dible, procede por lo incnos en parte <le las complejisi- cualitativai que la oposición activado/desactivado [on_./qf¡1,
n1as y 111uy explicitas capas de los modelos biológicos y n1ecánicos que forrnan Discutin1os este 1nodelo siguiendo la costun1bre de Ton1kins de ir colo-
parte de su concepción de las personas. Una de las primeras pregu_ntas que se cando capas digitales (on/qff) junto a n1odelos de representación analógica
hizo fue "si sería posible diseñar una máquina completan1entc b_umanoide". (graduados y)o diferenciados de fOr1na n1últiplc), y argüin1os sobre el gran
Pero una lectura más profunda del pasaje al que nos referin1os en la introduc- valor conceptua] que tiene esta costurr1bre. Si parece que "rünan" estructural-
ción, deja claro que para Ton1kins el concepto de "n1úquina" era complejo: n1entc con la incncionada costumbre de ir superponiendo capas de 1nodelos
biológicos co11 1nodelos realizados por n1áqninas o por ordenadores, debe-
1\!Iientiras continuaba con este razonan1iento, me encontré con los prime- n1os, sin en1bargo, rechazar (como lo haría rron1kins y en realidad cualquier
ros escritos de Wiener sobre la cibernética L.. ]. No era posible adentraTse teórico de los siste1nas) una hon1ología subyacente que pudiera identificar la
en un proyecto <le este tipo sin tener en cuenta el concepto de ensa]_nbla- ináquina o e1 ordenador con 1a representación digital, y el organis1no biológi-
jes n1{tlt.iples con diversos tipos de independencia, de dependencia1 de co con la representación analógica. La tácita hon1ología ináquina es a digital
interdepc11dencia, y de control y transforn1ación del uno por el otro. co1no animal es a analógico (con el privilegio inherente que se concede a la
_Fue esta concepción general la que hizo posible que, un día a finales n1áquina/ digital) nos parece una potentísüna hipótesis que estructura la teo-
de los años cuarenta, co1nprendiera el papel del mecanisn10 del afecto ría actual y que surge de un rnodo especialmente fuerte co1no un anti-biologi-
como un co-cnsa1nbh\ie amplificador y separado. Por poco n1e caigo de cisn10 reflexivo. Pero en realidad representa una inala ingeniería y una mala
la silla de la sorpresa y la excitación que me proclqjo el dar1nc cuenta de biología y conduce a una n1a]a teoríaº Incluso si partin1os de la base de que
pronto de que el pánico que uno experimenta al no poder respirar por las n1áquinas de infor1nación y los organismos ·vivos son clases totaln1c;te
quedarse sin alientoi no tiene nada que ver con la experiencia de la propia diferentes, ciertan1e11te tienen en con1ún q ne cada una cornpa:rte una inezcla
pulsión anó:xica (ya que una pérdida gTadual de oxígeno, incluso cuando heterogénea de mecanismos de representación estructurados digitaln1ente y
conlleva a un fi1tal desenlace, no genera pánico). Una persona puede es- estructurados analógicamente. En realidad, la distinción entre digital yana-
tar y con frecuencia está aterrorizada por cualq1úer cosa. A partir de ahí lógico no es en sí misma radical: la medida analógica puede ser utilizada,
so1o necesité un pequeño paso para darme cuenta de que la excitación con10 en nn tern1ostato o en una ncuronai para producir un cambio de on/off;
no tiene nada que ·ver por sí misn1a con la sexualidad o con el han1bre, y inientras que los n1odelos o acu1nulaciones de can1bios on/qffpucdenJ corno
qu_e 1a aparente urgencia propia del siste1na de pulsiones se había to111a- en el caso del modelo de activación neuronal del cerebro realizada por Donald
do prestada de su co-ensan'"lblajc con los afectos apropiados que hacían Hebb en 1949, tener corno resrnltado la fürn1ación ele co1nplejas estJLltcturas
de ainp1ificadores necesarios. El ello de Frend n1e pareció de repente un analógicas.
tigre de papel ya que 1a seA'Ua1idad, según él, era la inás ·veleidosa de las A11tho11y \!Vildcn aporta el siguiente principio, uno <le los que serán cla-
pu1sioncs, y la vergüenza, la ansiedad 1 el aburrhniento o la rabia lapo- ves para orientarnos en este ten1a, en u11 ensayo de 1970 titu1ado "Analog and
dían neutralizar facilmente, (Tomkins 1981: 309) Digital Con11nunication: On Negation 1 Signification and Mcaning" [Con1uni-
cación digita1 y analógica: sobre la negación, la significación y e1 sentido]:
Observernos aquí una estructura analítica de 1o rnás característica. Lo quepa-
rece ser una disminución del papc1 que se le asigna a 1a pulsión sexual, corres- La cuestión de lo analógico y lo digita1 es una cuestión de relacfr'.·1n, no de
ponde sin e1n_bargo a una n1u1tiplicaciiónJ una n1ultiplicación concreta y finita entidades,
La vergüenza en el pliegue cibernético: una iectt.;ra de Silvan Tomkins La vergC1enza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins
106

Can1biaT de lo ana1óg]l'O a lo digital (o es necesario para Sobresalto 1V1iedo 1nterés


que 1a co.!lnunicación pueda cruza.T cie1ias fronterasº Una gran .cantidad
de con1u.nil'ación -quizás toda ella- eon1porta sin duda un carnbio cons-
tante de un sisteJ11a a otro.
El pens<-'nnicnto digital es analítü.:o y bivalente\ F,1 pensarniento ana-
/
Józico es dialéctico y polivalente. Densidad de
u Un sisterna digital tiene un nivel de organización n11ayor y, por lo
activación neuronal
tanto, un tipo de lógica 1ncnor que un sisten11_a analógico, E1 sisten1a ana-
lógico tien~ n1ayor "libertad semiótica", pero está finah11cnte gobernado
por las reglas de la relación analógica entre los sistemas, subsiste1nas y
supra sistemas de la naturaleza. (Wilden 1972: 188-189)
P~isa Alegría
La teoría del afecto de 1~on1kins, que refleja un lnon1cnto intelectual cercano al
de este ensayo de Wilde11, parte de un conjunto de diferentes tipos de entrccrn-
Tien1po
za1nientos entre las fürrnas de representación analógicas y digitales. Por eje1n-
plo1 algunos <le los afectos que analiza se estructuran de la sig1-Üe11tc forrna: F1nURJ\ 1. Representación grá-f-ic<t de u11a tco1ia de activad ores innatos de afectos ..Ajji~ci Irnagei:y
Consciousness de Silvan Tonilins, ·vol. 1, Copyright (() Inspringer rublishing Con1pany, Inc.,
Para la diferencia en la activación de los afectos, tendria en cuenta tres Nc\vYork, J0012. Con pcnniso de la cdito1ial
variantes de un solo principio: la densidad de la activación neuronal. Por
densidad inc refiero a 1a frecuencia de la activación neuronal por unidad
de tiempo. Mi teoría propone tres clases d]ferenciadas de activadores de con la que los lectores científicos actua1es sefialar'Ían el Tednccionisrno del con-
afectos, cada uno de los cuales an1plifica a su vez las fuentes que 1as acti- cepto de "densidad de activación neurona.J"? f:n todo caso) lo que nos interesa
van. Se trata del aumento <le la csti1nu1ación, el nivel de 1a estimulación. y señalar aquí es la n1ancra en la que la con1prensión de Hcbb de Ja activación
el descenso de la estimulación. neuronal con10 un suceso especifico de on/ qff(y por ello digital), propulsado por
De este modo) cualquier estímulo que aparezca de forma relativa- un estín1ulo cuantificable (y por ello analógico), se cuantifica, una vez n1ás, de
1nente repe11ti11a y un súbito au1nento del porcentaje de activación neuro- n1odo analógico en e1 gráfico de Tomkins sobre la diinensión del tieJLnpo, pero de
nal activará de forrr1a innata el sohresa[to como respuesta. Con10 observa- un 1nodo que conduce a su vez a la "activación" de1 on/ qff·( digital) de cualquiera
mos en la Figura. J, si el porcenttrje de la activación neuronal aurnenta con de estos diversos afectos específicos, Esta parte de ]a teoría de To1nkins podría,
n1ayor lentitud) se activa el miedo, y si lo hace con una lentitud aún rnayoT, de este n1odo, esq_uen1atizarse con10 analógica ----;, digital ----;, analógica ____, digital.
es e1 interés e1 que se activa de forma h1nata, Por el contrario, cualquier I.,o que le falta a este esque1na (digitalizador), a pesar de todo, es que la tcorí.a
aun1ento sostenido en el nivel ele la activación neurona1, con10 por eje1nplo de Ton1kins se ran1ifica (y en ese sentido es analógica) hacia una co111prensión
un ruido fuerl:c continuado, activaría de inodo innato un grito de angustia. JJolivalente del afecto: si el encendido/apagado lon/qff'J de la "activación neu-
Si contirn1ara sonando y lo hiciera de forma más fuerte, activaría de forn1a ronal" está in<liféren!.'.iado cua1itativan1elllte, e1 ele la activación del afecto está
innata una respuesta de entado. F1naln1ente, cualquier descenso repc11tino 1nuy diferenciado cualitativan1cnte -por lo 111cnos en el caso de siete atectos. (La
en la esti111111ación que redujera el porcent~\je de la activación neuronal, si diferenciación cualitativa sicn1prc es en algún sc11tido analógica porque, para
por ~jernplo e1 ruido excesivo se redl~jera de repente, activaría de fürn1a empezar, en la inedida en la que existen flfferentes afectosi 1os inisrnos e:¡,_igen
il1nata una sonrisa ele alivio como recon1pensa (Ton1kins 1981: 817). representarse de f'ónna necesariarnente analógica rn_ediantc un lnapa o un grá-
fico). Asíi 'I'on1kins escribe "que 1a ventaja general de la excitación afectiva en un
¿podrian1os postergar el debate sobre el inicdo, el ina1estar y el enf~ldo que pro- espectro tan an1pHo de niveles y cambios de ni-veles de la activación neuronal
voca en los lectores interesados por la teoría la densidad de la fTecuencia que 1a consiste en pern·litir que la persona se preocupe de asuntos bastante ditlcrcntes
palabra "innata" tiene en este pasaje? ¿Q postergar la sonrisa condescendiente dejór;na hastante llfferenle" (Tonlkins 1981: 318, las cursivas son nuestras).
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectu~a de Siivan Tomk!ns La vergüenza en ei pliegue cibeméiico: una lectura de Silvan Tomkins 109
108

y deberían1os añadir que dicl1os "asuntos bastante difei-entcs"5 r10 se deben l'\.lns conti1TÚa (con posterioridad a la publicación ele "1ftCct-IrnagcJ:_l-J C'ortscious-
entender nunca co1no asuntos rnerarnente e¿r:tern,os, Aunque To111J<lns ponga en ness) mostrando resistencia a la cspecifi.cació11 de dóru1e o en qué Zoculizaciones
este caso el cjernplo sh11plificado del "ruido n1uy fucxtc" con10 -fOrrna de repre- nJ:uronales (supuestatnenie especializadas ]JOf' sufirnci6n) tiene lugar dicha
sentar un estin1ulo, este tipo de ~jen1.plos son poco frecuentes en sus te.:>.i:os, ya acti'\Tación. A pesar de que Affect Inu1ger,y Consciousness tiene un gran interés
qne Ton1kins ja111ás presenta. la densidad de la activación ncuroITTal coino una en la localización de los lugares de1 cerelJro donde se producen funciones es·-
traducción casi directa de algún suceso externo que _pudiera ser diferenciado pecific.as1 e1 in1po1tantisi1110 concepto de densidad de la acti,,ración neuronal
corno "esthnulo" en el conjunto de su obra. 1\l contrario 1 refleja la compleja continúa trata;n.do el cerebro corno una rnasa hornogénea que ofrece 1 co1no
Jntercalación de ]o exóge110 y lo endógeno, lo interpretativo, perceptual y pro- rnucho_, únican1ente e1 potencia] de desarrollar especiaHzacJones cualitativas
pioceptivo -las cansas, efectos, retroalimentaciones, inotivos 1 estados de larga localizadas.
dural'.ión tales con10 estados de áninno y teorías) junto a acontecin1ientos fisicos Consideram_os que esta co1Tn.prensión del cerebro es in1portantc para
o verbales cspecí-f1ca1nente transitorios. En oposición a los conductistas, Torn- definir la (n1uy fructífera) relación histórica con lo que Ha1T1arnos el n101nen-
l<lns insiste en que los estímulos relevantes para el sisten1a de afectos incluyen to específico del pliegue cibernético, la época con1prendidu a grosso 1nodo
sucesos tanto internos con10 externos y concluye que no existe una baseJ y por entre finales de los años cuarenta y n1ediados de los sesenta. Por "pliegue
supuesto no una base que oponga lo interno a 1o externo, para una distinción cibernético" nos referin1os al n1or11ento en el que la co1n.prcnsión del cerebro
definitoria entre el cstin1ulo y ]a respuesta. A nJodo de ejen1plo1 Tornl<lns Te- y otros procesos vita]cs por parte de los científicos '1-c:icne n1arcada por el con-
vela un e:xperimento estímulo-respuesta que deshace la supuesta shn.plicidad cepto, la posibiH<ladJ la inrninencia de ordenadores potentes, pero en el que
de la experiencia del electro-shock, que se había considerado clásica111ente el la fuerza con1putacional real de ]os nuevos ordenadores toda-.,ría no estaba
estín11ilo aversivo más evidente por cxcelencÜL "Basta con escuchar las exclama- desarrollada.. El pliegue cibernéticoi por tanto, es el 1non1ento de la teoría
ciones espontáneas que surgen de principio a fin en esta serie de experi111entos", de los sistc1nas -y tan11bién, en un desarrollo direct~u11ente relacionado pero
con1enta, "para darse cuenta de 1a dificultad de evocar un solo afecto mediante no idéntico al n1isnno, e1 n1on1ento estructura!ista. Uno de nuestros objetivos
el uso de lo que parece un estín1u1o apropiado". Lin1itándose a registrar lo que reside en describir e1 estructuraHs1no no con10 ese ente erróneo que sobre·vino
dicen los sujetos de su CA1Jerin1e11to en el mo1nento en que les están ap1icando antes del posestructuralismo pero que ajOrtunadarnente cond11:jo a él, sino
electro-sl1ocks, Tomkins nos brinda una deconstrucción carnavalesca en lugar más bien con10 parte de una rica ecología intelectual, una Gesta1t (teoría de
de 1os "resultados" esperados. Entre el abanico de respuestas afectivas a un es- los siste1nas incluida) que 1e per1nitió pensar cuestiones más interesantes
timulo, que aparenten1ente siempre es idéntico a sí 1nis1no, hallamos: "Es lo y de n1ayor diversidad que 1as que han sobrevivido a su pu1cra trayectoria
n1ismo que cuando Papá ine azotaba". "Hace cien años tú serias una especie de hacia el posestructura1is1no. 5 Cree1nos que 1a temprana noción cibernética
delincuente, lverdad'?". "Si quieres una pauta aterradora1 la has conseg1iido". de1 cerebro como un sisten1a homogéneo, cliferenciablc pero no diferenciado
"No es justo". "Canallai apágalo 1 me está volviendo loco". "Esto no n1e aporta origina1mente, es una característica y un c1nblcn1a fructífero de n1uchas de
gran cosa; espero que a ti 1 sí". "Este experiinento es estúpido". "1-\si que eso es lo las posibilidades ele este inomento intelectual que hasta la fecha no se 11abían
que se siente cuando te dan descargas". "Tengo miedo de que me den náuseas". llevado a cabo. 6
"1VIe gusta la descarga". "Resulta interesante caer en las 1na11os de nn psicólogo". El pliegue cibernético puede describirse con10 un p1iegue entre los modos
"t.Se supone que esto me tiene que volver prudente'?". "De todos n1odos, nunca posrnodernos y modernos de realizar hipótesis sobre e] cerebro y la inente. La
quise ser un soldado de caballería de prin1era fila". "Uff: n1e ha sobresaltado I_ ••• ] posibilidad de un poder con1putacional práctic::nnentc iHn1itaclo renovó el in-
pero no me ha dolido". "Parece un deporte para hacer .apuestas". "La prin1cra vez terés en conceptos tales co1no la retroalin1cntació11, concepto que se había uti-
te da una especie de cabreo". "Dios n1ío, 1ne estoy durn1icndo". lizado instru1nentaln1ente en el <liscño n1ccá11ico desde hacia n11ás de un siglo,
pero q_ue si se hubiera entendido con10 una característica continuada de n1u-
chos sisten1as, el biológico incluido, habría introducido un nivel de co1npleji-
Señala1n.os anteriorn1ente que los lectores con n1entalidad científica proba- dad ilnposib1e de asimilar para los cálculos descriptivos o predictivos. Entre 1a
blcn1cnte se mostraría11 reacios al reduccionismo de la in1portante idea de "la época en la que era in1pensable llevar a i::abo tales cálculos y la época en 1a que
densidad de 1a activación neuronal" de Ton1kins. Aunque parece que la idea se realizaron norn1ahnente, hubo un período en e1 que fue posible in1aginar·-
de activación neuronal ¡1er se se utiliza en este texto de rnodo inteligible) Ton1- los de forn1as n1uy variadas -pero aún podían in1aginarsc con una elegancia
110 La vergüenza en el pliegue cibernético: una iectura de Silvan Tomkins La ve1·güenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins i 11

estructural, un interés en una econor:.riia conceptu<JJ de IIJ.cdius y de lTl.ocicJ.osi sivan1enteº Donde la piscolog5.a cognitiva ha intentado c-onYe-rdr los procesos
que no estaban destinados (y tan1poco parecía que hiciera falta) a sobre\1-"'vir a 111enta1es en transparentes una y otra vez desde el punto de vista d.e lo cognitivo,
la introducción de la tecnología real donde e1 conductis.rno ha intentado hacer lo n1-isn10 desde el de >,ista del
Las evocadoras enumeraciones que constituyen un rasgo característico "1\.:sultado" condrnctual) donde e] psicoanálisis se ha apn.Yvechado de la e1egan-
de la escritura de _;.~ffect [rnap;e17¡ ·Consciousn.css parecen Hevar la rnarca de este cia conceptual de una sinlple barra (!a represión) entre una y continua
n1o]nento de la in1agina{_jún tecnológica. Con unas difcrc~nciaciones gra,i11a- "conciencia" frente a un sin11p]c "inconsciente", la teorlla del afecto de Tomk.~ns
ticales n1ínin1as y aparenten1entc no significati'vasi los tc1nas de estas listas oftece) por e1 contrario) una riqueza de lugares de una, opacidad prod.uctiv<:L .La.
apuntan la posibilidad de pcrn1utaciones infinitas y a1eatoriasJ algunas de ellas revalorización de la retroaHmentarión en la teoría de 1os siste1nas es también
nhrlias 1 otras i11uy in1portantcs. La sugerencia de un a1cance ilin1]tado in1pri- necesarian1entc 1a valoración de1 error y la ceguera con10 productores espcci-
1ne un sello de contingencia radical en. los posibles resultados. Pero los temas fican1cntc de estructura. Si pensan1os, por ejen1plo, en el Perceptron de J:''rank
de las 1istas, lejos de estar hechos al azar, están siempre elegidos co.n cuidado Rosenblatt (Luger 1998: 516-528), diseñado en ese n10111ento te1nprano para
para abrirse y apuntar a nuevas perspectivas) para representar los nuevos ti- enseñarse a sí 1L11isn10 c6rno UJJren({er precisamente a través de un proces~ de
pos de posibles supuestos que conlleva cualquier generalización. Pueden leerse ensayo y errorº Sus principios teóricos se declararon obsoletos al cn1erger orde-
corno si estuvieran deshaciendo o proponiendo un nuevo trabajo taxonón1ico. nadores n1ucho inás potentes, para resurgir hace poco tiempo con el no1nbre de
Las listas de Ton1kins probablemente a lo que más se parecen es a las 1argas conexionis1no y procesan1iento distribuido en paralelo. Con10 escribe Tomldns,
oraciones de Proust, en las que una especulación de los motivos de alguien 1111a. n1áquina ht.nnanoidc verdaderamente fürrnidahle
se expresa en un conjunto de largas oraciones paralelas que con1ienzan "Bien
porque ... o porque ... o porque ... " . Una sint&-xis pos111oclerna que parece inva- requeriría con toda probabilidad una infancia relativanicntc indefensa,
lidar ]a posibilidad mis1na de entender el n1otivo al pluralizarlo como si fuera seg1..Tida de 1111 proceso de creciente capacitación a lo largo de la niñez y la
rnecánicui in-finit.oi parece que a la vez ofrece unas herran1ientas sen1ánticas adolescencia. Es decir, que requeriría un tic1npo para aprender a apren-
que no poden1os dejar de usar, que ligan a uno de 1nancra má'l ilnaginativa y der por el inétodo de cometer errores y corregirlos. Esto es bastante c1aro
profunda a las posibilidades concretas de una psicología individual. Las Jistas :y es una de las razones de las lin1itaciones de los autón1atas actuales. Sus
de Toml<lns invocan la irresistible fuerza tecnológica que, al rebosar 1 evitaría autores no están capacitados ten1peramentahnente para crear y nutrir
ennn1erarlas. Al recurrir a e11as, sin e1nbargo, tan1bién las anticjpa y las des- n1ecanisn1os que con1ienzan con ]a indefensión 1 la confusión y el error.
plaza mon1entánea111ente. Y tan1poco se siinpli-fica11 los ternas por el 111odo en E1 <lisefiador del autómata es con110 un padre sobreprotector y excesiva-
que 1,0111kins solo repite en estos volúu1enes de modo sistemático varios de sus 111cnte CA.igente que está de1nasiado contento con la precocidad de sus
ejen1plos claves -una perseverancia que parecería indicar una capacidad de creaciones. Tan pronto como ha podido traducir un logro }1u1nano al ace-
intercan1bio de 4ffect lmagery Con.'Jciousness entre unas partes y otras, con10 ro) la cinta perfürada y la electricidad, se entusiasma con el logro de esa
si se tratara de una n1áquina, si 110 evocara con una mayor h1tensidad el patc- criatura hija de su intelecto. Tal precocidad garantiza esencialn1ente un
tisn10 del bloqueo en la lectura y cón10 superarlo, la econon1ía psíquica de lo b~\jo nivel de capacidad de cqYrendizqje de su autón1ata. (Ton1kins 1: 116)
que 'l'o1nkins llama "guiones ricos", "avaricia perceptua1" y ocasionalmente una
pobreza vergo11zosa de recursos 1 que la obra de To1nkins nos ofrece nuevas y 'fonilins subraya que la introducción de la opacida.d y el error sólo a nivel cog-
nun1erosas posibilidades de entender. nithro no seria suficiente ni siquiera para una potente capacidad cognitiva. Y
El epíteto "pliegue" parece ap1icablc a1 n10111ento cibernético en parte por- escribe sobre e1 sisten1a de afecto: "hen1os hecho hinca.pié en la an1bigüedad y
que la teoría de 1os sisten1as, preci.san1entc por su tropisn10 l1acia la ünage11 de la ceg-u.era de este sisten1a inotivacional prin1ario para acentuar lo que conside-
una ecología indiferenciada pero diferenciable, tiene co1no una de sus grandes ran1os que es el precio necesario que debe pagar cualquier sisten1a que quiera
fuerzas represe11tacionales una habilidad para debatir sobre cónio se dijCren- cn1plcar sus principales energ·ías en un océano de rie•;o·os a¡1render inedian-
~b j

cian las cosa;;;;: cón10 las diferencias cuantitativas se convie1ien en cualitativas, te la equhrocación. El logro del poder y la precisión cognitivos necesita de un
cómo las representaciones analógicas y digitales se superponen o se interca- sisterna inotivaclona1 que sea n1ás plástico y rnás audaz. Los pasos cognitivos
lan mutua1n.ente, lo que pone en cuestión las :fronteras ei1tre lo calculable y están lirnitados por los motivos que los urgen. El error cognitivo, que es fu11-
lo incalculable (que 11abría de evolucionar hacia la teoría del caos) y así suce- dan1ental para el aprendizaje cognitivo 1 solo puede hacerlo a1g1-Üen capaz de
112 La vergt:ienza en el pliegue cibernético: una lectura de Si!van Tomkins
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lec-tura de Silvan Tomkins 1i3

coincter un error rnotivaciona], por cje1nplo, equi'r'Ocarse sobre los de- Si:rva co1no eje1nplo de las peripecias del ai'Ecto en el decurso rutinario
seos, sus cansas y s111s resultados" (I: 114) 07 De esto rnodo, la ineficacia del ajuste de la teoría reciente una in-,,,restigación realizada en 1992 por J\.nn Cvctkovich :/
entre el sisterna de afecto)' e] sistcn1a cognitivo -y entre cualquiera de los dos y titulado 1vfL:re.d Feeling0.· Fentinünn, Mass Cu.lture ancl Victorian Sensationa-
1

el sisten1a de pulsioucs- posibilita el aprendizaje) e1 desarrollo, la continuidad 1 lisin fSentinTientos encontrados: fen1inismo 1 cultura de lnasas y sensacionaHs-
la diferenciación. La libertad 1 el juego, la permisibilidad y el significado misuJo mo victoriano]. f~legin1os este ejen1p]u no porque el Hbro sea poco inteligente
derhTan de la riqueza de 1as posibi1idades no evidentes para equhrocarsc sobre y poco útil (todo lo contrario) sino porque sus logros parecen depender de una
un objeto -lo que in1plicai cquJvucarse sobre uno 1nisn10. relación cspccialn1ente clara y expHcita co11 las diversas corrientes teóricas ac-
tuales (el psicoanálisis, el marxisn10, el pensa1niento de Foucau]t) en las que
se apoya. 9 Lo único que tiene de h1usual es que basa st1 argu111entación en una
Pero 'Volvan1os a la Figura 1. Es in1portantc q_uc la polivalcncia de este sistema teoría del afecto que constituye el núc]eo explicito del libro. I_,a teoría central
analógico se refiera a Tnás rle dos pero también a muchos valores o düne11sio- cuyo objetivo es "una política del afecto que no resida en una concepción esen-
nes,finitos (co1110 por eje1111ploi en un n1apa el norte, sur, este y oeste) aunque, cialista del rnis1no" (Cvetkovich 1992: 25) se especifica1 sin e1nbargo 1 de forrna
como e11 toda representación analógica) pueda haber una infinita gradación a n1uy somera:
1o largo de din1cnsioncs finitas especificadas. Un rasgo suficientcn1ente con1ún
v banal de n1uchísimas representaciones. Con todo, nos parece que para que Con10 la sexualidad, el afecto debería entenderse con10 algo construido
~na teoría del afecto se estructure de esta forrna debe haber1)o[ivalentesfinitos discursiva.mente. (.'30)
(n>2) que se encuentren rea1n1ente en el centro de la resistencia a la que se
opone, o en la luz que puede arrojar sobre las actuales inaneras conve11cionales No sólo doy por hecho que 1a unión entre acontecimientos sensacionales
de pensar la "teoría". La resistencia c::\.iste porque parece que hay una fuerte y sensaciones corporales es constnüda y no natura}, sino que también
ligazón entre las especificaciones "polivalentes finitos (n>2 )"y ese tér1nino que doy por hecho que ]a aparente naturalidad de las sensaciones corporales
da lugar al ·fin de la discusión: innato. (Aunque en la obra de Toinkins esta li- o afectivas es en sí misn1a una construcción. Como la sex11alidad y otros
gazón resulta estar bastante atenuad.a, quizás, precisan1ente por las capas que procesos físicos, el afecto no es una entidad pred.-Uscursiva, un hecho que
se superponen J-' la 1nutna y constante perturbación de los 1nodelos biológicos se oculta con frecuencia al plantear que ]a construcción de los afectos y
y mecánicos). l)e alguna manera, es difici1 n1antener el concepto de que se las sensaciones corporales son a1go natu.ral [..,].Además, si las respuestas
trata de ocho o de trece (de cualquier modo nunca infinitos) [!?fe-rentes tiJNJS afectivas no son tan naturales con10 parecen ser, entonces la construcción
lle -algo irnportante si no se tiene un inodelo biológico en algún_ lugar cerca- dc1 afecto con10 algo natural bien podría ser parte del aparato discursivo
no< Esta ligazón hien puede tratarse de un desarrollo 11istórico: como si algún que realiza el trabajo de lo que Foucault ha descrito co1no e1 régin1en
hnpulso de la rnodern-Ildad (i.a1 que quizás podríamos lla1nar n1onoteísn10?¿0 disciplinario del cuerpo. La potencia disciplinaria radica precisamente en
la Reforma? ¿,o 1a racionalización capitalista?) hubiera desplazado de tal for- que funciona como si fuera natural en vez de hnpuesta. (24-25)
ma el espacio existente entre el 2 y el infinito que deberá D_ccesitar la fricción
inercial de un biologicisn10 para poder incluso sugerir la posibilidad de volver Aunque Cvetkovicb lleva a cabo esta investigación bajo el supuesto de "teorizar
a habitar dicho espacio. No tenernos ningún interés en nlinin1izar la continua el afecto" (como índica el titulo de uno de los primeros capítulos del libro),
historia del racis1no, el sexisn10, la hoinofohia u otros tipos de biologicis1nos no queda muy claro por qué su infra-desarrollada a-firrnación de que el afecto
abusivos, o la urgencia de tener que evidenciar aquel1os que l1an constituido "está construido discursivamente" en lugar de ser "natural" debeTÍa arrogarse
el gravamen de tantos proyectos críticos. A la vez, nos da n1icdo, que con 1a el estatus de teoría. A no ser que prccisa1nente_se entienda que una afirn1ación
instalación de un antibiologicis1no automático) co1no la baza inrnutable de la tal basta para investir cualquier cosa con el rango de teoría. En vez de resuniir
"teoría", se pierda el acceso a un completo espacio del pensarniento, e1 espacio o abordar una teoría real sobre el afecto, estas proposiciones 1 por el contrario,
analógico de los polivalentes finitos (n>2). El acceso a este espacio es ünpor- "teorizan el afecto" en el sentido de que lo pastorean y lo llevan hasta el corra]
ta11te porque, entre otras cosas, permite una visión politicade la diferencia que donde se da por hecho que está contenido el corpus de la 1~coria. La 1narca
puede plantear una resistencia tanto a la hon1ogenización binaria co1no a 1a que Heva ese corpus es ind_e1eble: la "teoría" se ha convertido prácticarnente
trivialización infinita. 8 en intercaJnbiable con 1a siguiente afirinación (que por mucho que se diga, se
114 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergl1enza en el pliegue cibernético: una lectura de Si!van Tomkins

considera que no se dice lo suficiente): no es r1Lliural. Una c>-'traordinaria afir- _;,;, Quizás lo n1ás exiraño cuan.do se trata de "un<J. teoría del afecto" es
xnación que aquí se presenta co1no evidente: "el valor ( i el ·valor!) de una tcorÍai que en ella no scntin1icntos. E! afiecto se trata co1no una caten¡)··
o b

con10 el valor del .análisis histórico, reside en su habiHdad para cuestionar los ria con una historia unltarh1 y una política 1nnitaria. No hay
presupuestos sobre la 'naturaleza"'º ( 43--44) sitio teórico para ninguna d.iterencia entre esta,ri pongan1os por caso,
1~al y co1no se ha sugerido en 1a introducción 1 se podría esperar que este i:Uvertidoi asqncaclo 1 ª''Tergonzado o cnf8.da·do. lv:fediante una .analo-
antl-biologicisrno ref1exivo fuera de la inano de diversas n1aneras de argumen- gía con la teoría d.e la sexualidad de Foucau1t, C\.'etkovich se refiere a
tación que se sitúan en una supuesta relación parad1~jica con ]os mencionados una n1oderna "historia de la construcción del afecto que tiene senti-
principios de la obra de Cvetko\rich: do) que resulta e•.ridente [. ..] en las novelas del sig1o dieciocho sobre la
sentirnentaHdad y la sensibilidad 'Y en el hincapié q1rnc l1ace la poesia
1. La desaprobación füucaultiana de la "l1ipótesis represiva" se tornará de romántica en los sentin1ientos" (30-31), pero ohvian1ente no en sen-
forma práctican1cnte instantánea en alegorías hiper-moralistas y bina- tin1ientos específicos. Lo sub1in1e, por poner otru ejeunplo, se describe
rizadas de lo subversivo frente a lo hegen1ónico 1 de la resistencia frente con10 "la versión que tiene 1a alta cu1tura del afecto" (35) (lde cua]-
al poder, "Si el afecto está históricamente construido este puede conver- quier afecto?). Ylo que da a cutender Cvtekovich a lo largo de su texto
tirse -como señala Foncault en relación a la sexualidad bajo la nor1na es que los gé11eros literarios se diferencian entre sí, no en relación con
de la hipótesis represiva- no en un mecanis1no para la liberación del los t'Í]Jos de afecto que puedan evocar o generar, sino de u.-rrJ n1odo rnás
selfsil10 en un n1ecanis1no para la contención y la tlisciplina del seif'. sünple, por la presencia o ausencia de una sustancia rcificada Han1ada
(31) "Si el afecto puede ser un lugar de resistencia, tan1bién es [. .. ] un Afecto.
mecanismo del poder". ( 40) "La afirmación de Foueault de que la resis-
tencia no es exterior al poder significa que estos don1iillos pueden ser a Seguramente la au.sencia de afectos ditercntes en esta "teoría del afecto" no es
la vez vehículos de resistencia y vehículos de imposición del poder". (41) fruto de un descuido sino que, por el contrario, constituye una decisión teórica:
2. Una desaprobación nominal sobre la cuestión de la verdad esencial como si lo que se presenta no pudiera finah11cntc ser teoría si dejara un hueco
se convierte e11 asidero para frecuentes apelaciones y escrutinios de- definicional para las diferencias cualitativas entre los afectos, ¿Acaso no (nos
tectivescos sobre afirmaciones de una supuesta verdad hechas por ilnagina1nos la perplejidad de cualquier sen1inario de posgrado bien encarri-
otros -afir1naciones parafraseadas y presentadas en los términos inás lado), L.J acaso no se correría el riesgo de caer en el esencialisn10 si los afectos
absolutos. Uno de los términos centrales de la argurnentación de Cve- se entendieran co¡no cualitativamente diferentes unos de otros? Por supo_1esto
tkm~tch es "garantizado". Por ejemplo: "la ligazón entre la transfor- que sí. l)e hechoJ si no nos equivocamos a] lanzar la hipótesis de que el conjun-
mación personal y la social no están en absoluto garantizadas" (I). to del pe11san1iento del polivalente.finito (n>2) analógictnnente estructurado
"No hace f3-1ta defender la novela victoriana para garantizar la posibi- se puede obtener hoy en día únic;J111ente desde alg1in tipo de relación con rno-
lidad de la transformación social". ( 41) "No se puede considerar que el de1os biológicos, y de que los conceptos de lo esencial, lo natural y lo biolóp;ico
afecto L.. ] garantice las tendencias subversivas de un texto". (34) Las están ya ligados teórican1ente en la actualidad a través de procesos históricos1º 1
opciones 011tológicas se reducen a garantizar frente a no garantizar, por ]o que tiene 111uchís-imo sentido que un.a "teoría" estructurada en prin1er
incluso si deja1nos de lado su resonancia extrañamente consu1nista, lugar sobre un anti-naturaHs]nO y anticscnciaHsrno hiper-vigilante necesite
esta tosca manera de relacionarse con 1'1 verdad significa que el acento sacrificar estrictan1cntc las diferencias entre, en este caso ]os cUferentes afec-
7

episten1ológico del argun1ento de Cvetkovich, en vez de hacerse n1ás tos. La higiene del antiesencialis1no actual parece depender de u11a rigurosa
liviano, se convie1te en más persistente. De n1odo característico, por adhesión al rnodelo digital ( errónean1ente identificado con la ináq_uina)J a la
ejemplo, llega a la conclusión, después de mucho trabajo deductivo, representación binaria (on/ q-jj'). En 1a n1edida en laque .'1e "teoriza" sobre eHo.s 1
de que el debate de Frederic J ameson sobre la cultura de masas "es los afectos lleben convertirse en el Afcctoe
sospechosamente esencia1ista en su concepción del afecto". (29) I,a Insistin1os e11 sefialar que e11 este inon1cnto h]stóriüc\ cualquier apela-
sospecha reside en el ojo del lector, no en el texto leído, pero es un ción definitoria a diferencias cualitativas, concebidas analógicanncnte, según
desarrollo co1nún y corriente, la CA-traña metamo1fosis del antiesen- el esque1najlnit-o polivalente (n>2), corre el riesgo de reproducir un e.sencja-
cialis1no que se convierte en un detective privado ontológico. lisn10 de carácter biológico. Pero dicho riesgo no lo ·va a evitar -ni de lejos- ni
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Torr'kins La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectu;-a de Silvan Tomkins
116

la inás concJenzuda práctica de digitalización. El escncialis1:nc que se adhiere hurnano e l,a novedad, 1.a divergencia y 1a
a los 1nodc1os digitales se estructura de inodo di.fere:nte del cscncialis1no de interrupción generan respuestas "'Viscerales, 111ientras qt1e nuei:ltro s-Ilstc-
[o analógico. Pero por ello, en este n1on1ETJ.to, es precisarnente i113s peligroso n1a cognitivo interpreta el innndo co11_io susceptll1Jle de an1cnazarnos 1 de
-precisani.ente porque bajo las nTtinas actuales de la "teor]a"i no se recono- producirnos iTliedo) alegría o cn'itusias1110. El 1111undo hu111ano está Heno
cen con10 csencialis1no. Y,a esenci.a se desplaza cu_ estas 001Tvenciones, de 1a de en1ociones) no porque sean10s anin1ales en el fondo) sino porque está
posibilidad ana1ógica de las dijCrencias.finita'lnenle polivalentes a algún lugar 1le11.o de señales que nos ei1tusiasn1an o an1enazan, y Heno de ac.ontcci-
anterior donde un fluir indiferenciado de inateria o energía originaria se 111odi- nlicntos y de personas qnc producen divergencias e interrupciones . ( Grrc-
fica en un on/qff' (infinitamente). \Ter el últin10 como 1netafórican1ente n1enos gory 1987: 219-220)
"csenciaHsta" que el prin1ero refleja, a nuestro entender, únicamente otorga un
privilegio -tal y como se viene haciendo- a los inodelos digitales, a los que_ se llesu]ta fY1cil de ver lo que hace que esta tcor]a del afecto sea congruente con
equipara de forn1a equivocada con la n1áquina, sobre los n1odclos analógicos, a la "teoría", l_,,o de las "divergencias y las interrupciones" de u11 flujo de "excita-
los que se equipara de forma equivocada, con lo biológico. ción" indiferenciado suena a código 1norse, tranquilizadoran1ente 1necánico:
Por ejc1nplo, aunque Cvctkovich no hace alusión a la c.01nprensión cien- no existe ningún peligro de que se pueda uno topar con la falacia de q_ue una
tlÍfica del afecto que tácitan1entc sustenta su argt1n1ento, su "teonía del afecto" Tepresentación pudiera llevar incorporada cualquier relación no arbitraria con
es muy' congruente con una particular teoría de la cn1oción que ha Uegado a la cosa representada. Ade1nás, el espacio para !a construcción discursiva del
ser an1plian1entc aceptada con la expansión de la psicología cognitiva. El uso afecto parece garantizado por las anotaciones de qu.e (co1no "en el fondo no
de esta teoría sin necesidad de citar sn procedencia parece testificar que se ha so1nos anin1ales") el n1is1no inaterial de nuestra excitación es in-finita1nente
convertido en un conse11so de "sentido co1nún" de 1a teoría actual. Ta111bién se n1aleahle por una facultad cognitiva totahnente aculh1rada.
da la casualidad que representa (aunque aú11 tenga un cierto nivel de contes- Si algo podeinos anticipar es que este relato parecerá tan tamHiar a ]os
tación) el sentido con1ún actual de la ciencia cognitiva, co1no qneda reflejado lectores de teoría crítica que resultaría útil recordar que el 111is1no con11eva
en la reproducción con1p1etamente acrítica que ofrece la edición de 1987 del (por no decir algo peor) una fuer7.a contra-intuitiva. Así que llegados a este
O;.efórd Cornpanion to the lvlind. punto, co11vcn.dría que los lectores se preguntaran: ;,cuánto ticn1po tardas al
desperta1te por la noche por a) un ruido fuerte y repentino o b) por una exci-
La más importante contribución (al estudio de Ja emoción) [. .. l fue la que tación sexual gradual, en "analizar" y "valorar" cognitiva.mente "el presente es-
realizó Stanley Schachter [. .. L E1 postulaba que solo era nel:esario un es- tado de 1a cuestión" lo suficiente1nente bien como para asignar una apropiada
tado de excitación visceral para experimentaiº la cn1oció11: por ejen1ploJ cualiflacl esencial a tus emociones? Es decir, lcuánto tien1po tiene que pasar
que diferentes ex'Periencias en1ociona1es se producen por el misn10 ante- desde el momento de 1a interrupción del sueño al Inornento ("subsiguiente")
cedente visceral. A continuación, Schachter dio por hecho que dado un para que te des cue1Tta de si lo que estás c:A-perimentando es terror o un estado
estado de excitación ·visceral, una persona describiría sus sentirnientos en placentero?
términos de las cognicio11cs (Jos pensa1nicntos, ]as experiencias anterio- No, nosotros ta1npoco tarda1nos mucho en darnos cuenta.
res, las scña1es medioa1nbie11tales) con las que contaba en aquel 1no11.1cn- Pero independienten1ente de que este relato cognitivo de la e1noción sea
tu l. .. l. La excitación 'risceral se veía con10 una condición necesaria para verdad, lo que queren1os resaltnx es que este relato no es en absoluto 1nenos
la CA'}Jeriencia e1nociona1, pero la cualidad de la en1oción dependía de las esencialista que los de 'fon1kins que localizan en el cuerpo algún rasgo in1-
evaluaciones perccptualcs y cognitivas del n1undo exterior y de los esta- portante de la diferencia entre las diversas emociones. Una "excitación visce-
dos internos[. ..] el saber común sugeriría que cualquier divergencia, cual- ra1 indiferenciada" no está en absoluto 1nenos basada en lo biológico que una
quier interrupción de las expectativas o de las acciones deseadas, produce excitación diferenciada, por mucho empeño anti-darvvinista que le ponga el
una excitación visceral indiferenciada (auton1ática). La cualiclall esencial Oa;fvrd Co1npanion oj.the J\!find al disociar al hoino sapiens de "nuestro pasado
de la einoción subsig11iente depe11dcrú de la evaluación cognitiva en curso anterior al inisn10". La biolog]a implícita aquí es, sin ernbargoJ diferente: está
(es decir del análisis, de la valoración) del actual estado ele la cuestión [. .. ]. n1uchísin10 n1ás irr1buida de la separación <luaH.':ita cartesiana entre el cuer-
(Las emociones) no son necesariarnente restos de nuestro pasado ante- po y la tnente. De l1echo, "una excitación ·visceral indiferenciada" sugiere una
rior al ho1no sapiens, sino que son características importantes de un ser esencia corporal recalcitrante marcada1nente ho111ogénea, n1onótonai peen-
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura ele Silvan Tomkins í 19
118

liar1nente carente de art1culación con las estructu.ras o procesos relacionadus tal y con10 describe TonnkJns, parpadear) bajar los ojusJ ladear la cabeza son
con J.a infor1naci{n1) la retroalirnentac1ón y 1a representación, i\ todos ellos, por posturas que adoptan1os cuando sentil1i. os \rergücnza) tarnbién son propias de
el contrH1sioi se les atdbuyc una "cognición" diferente) CL:':SCOTl)oreizada y ten1- la lectura: de n1apas, no,,,elas, tebeos y gruesos 1,~olún1enes sohrc
p0Taln1ente antónon1¿L Y a pesar dle su intención anticonductista, ta1 relato psicología, incluso carteles y señaJ.cs de tráfico, Nosotros (las personas para las
deriva i1nplícit.an1entc de una separación estrictarncnte condnctista entre el que 1a lectura ha. constituido o constituye una n1anera de interac-
estin1ulo y la respuestai incluso cuando defiende que la separación conceptual tuar cun el n1undo) sabernos del poder generador de protección que tiene este
es de sentido con1ún 11u111anista. postura, e1 t]po de piel que una co1npleta atención te>..'tuaJ puede tejer sobre un
Se pueden considerar varios lengu.ajes teóricos del sig1o veh1tc con10 in- cuerpo lector: podemos dejar de ser conscientes de que estamos en una ruidosa
tentos, congruentes con este, de desintoxicarse de los excesos del cuerpo) del estació11 de autobuses o en un ruidoso avión) negarnos a contemplar un suceso
pensan1iento y del sentin1icnto inediante 1a reducción de los n1ú1tiples riesgos insopo1iahle que está ocurriendo ante nuestra no prestar atención a un
csencialistas <le la representación analógica a una única certeza, abiertan1cnte n1onólogo aburrido que está teniendo lugar en una clase. Y ninguno de estos
esencia.lista, basada en algún tipo de inte:n.i._1ptor de encendido y apagado [on/ ejen1plos ubarca por co1111p]cto una cierta idea perniciosa que afirn1a que la
off']. No queren1os inll1iln.izax la importancia, producthridad o incluso lo que lectura es una fon.na de cscapisn10. ¿,Escaparse <le qué? Ostens.iblenllente la
podría ser la suti1eza increíble de un pensamiento estructurado de este n1odo. respuesta suele ser "del n1undo rcal"J de 1a "responsabilidad" de "actuar" o de
Pero aln1 asi se asemeja a un escáner o a una copiadora capaz de reproducir "representar" en este mundo. A pesar de que esta postura lectora dt;,ja traslu-
una obra de arte en 266.000 tonos de grisº Pese al grado infinitesimal de su- cir, por 1o n1enos, una actitud tan extrovertida como introvertida, tan pública
tileza para diferenciar matices, hay conocirr1ientos importantísi111os que sin1- como privada: todo lo que un lector necesita hacer para transforn1ar esta exlJe-
p1emente no puede transrnitir a no ser que esté equipada para hacer frente a la riencia del "1nundo interior" en una representación audible es c1npczar a leer
posibilidad s1J..u:namente reductora de que el rojo es diferente <le[ an1arfl1o (que) en voz alta, Incluso es posible que no haga falta esto, Freud habla de la fasci-
es diferente a su vez del azul. nación que a veces experimentamos ante la visión de un niño con1pletan1ente
El anti-biologicis1no de 1a teoría actual da por hecho) coxno hemos seña- in1buido por un juego de "narcisismo prin1ario", corno si algo re1acionad.o con
lado, que el alejan1iento de cualquier teoría respecto de una fn11dan1entación esa ocupación intensa y sostenidajúera. senciHan1e11te teatral, un trance tasci-
biológica (o por una deducción equivocada, analógica) es lo único que puede nantc. Una capa de piel eA'terior reluciente con10 pegada al calor alrededor de
hacer justicia a "1a diferencia (individual, histórica y transcn1tural), a 1a con- un cuerpo-y-libro o en un entorno de cuerpo-y-juego/trabajo delh1ea la con-
tingencia, a la fuerza perfor1nativa y a la posibilidad del can1bio". Pero no hay junción o la composición de fOrn1a clara y transparente) creando figuras que no
necesidad algu11a de creeT que los modelos necesariamente analógicos de la son escapistas ni indiferentes sino figuras que transu1ite11 atención e interés.
paleta de color o la tabla periódica de elementos dificultan un conocilniento i.Có1no n1o"Viliza el afecto <le la vergüenza un proyecto como e1 que aquí
sobre la diferencia, la contingencia) 1a fuerza perfürn1ativa o la posibilidad del presentamos? Es llamativo que en la escritura de Toniki11s la vergüenza es el
ca111hio. En realidad, hemos estado dando razones que quizás sean absolut.a- afecto por exce1encia de la teoría. La i1oción de teoría surge por prin1era vez
rr1ente cruciales para acceder a ciertas modalidades claves de la diferencia. No en el volu1nen 2 de Ajjf!ct Imap:;e1:lJ Consct'.ou.sness en la sección "Production of
hay necesidad de elegir entre el esencialismo y el no esencialismo, a la hora de a Total Affect-Shame Bind by Apparently Innocuous and VVell-intentional
evaluar modelos teóricos, Caso de que tengamos que hacer una elección) esta Parental Action" [Producción de un vínculo con1pleto <le Afecto y Vergüen;:a
debería ser entre csencialismos residuales que se han estructurado de n1odo 1ncdiante una acción parental bien intencionada y aparente1n.ente inocua], una
diferente. ¿Pero poT qué tendrian1os que lin1itar nuestras opciones a elegir viñeta que trata de "nuestro 11éroe"i "un niño destinado a que el conjunto de
un lnodelo digital? Un Tepertorio de riesgos, un circulo cron1ático de diferen- sus afectos estén ligados a la vergüenza". ('l'o1n.kins u: 228).1'on1kins son1ete a
tes riesgos, una tabla periódica de elementos del sisterna de afectos capaz de hipótesis u11 conjunto de escenas atroces en las que e1 niño se n1uestra avergon-
combinarse de modo infinito, una masa hojaldrada de lo analúgico y lo digital zado cuando expresa excitación, 1T1a1estar, enfado, miedo, desprecio e incluso
con1p1eja y de n1tH:has capas: esto!:> son los 1node1os de la obra de Tontl<lns que vergüenza. Por n1edio de una con1prensión, un rcsu1n.en 1 el no111brar y ordenar
nos encanta utilizar. de for1na cada vez n1ás 11ábil, nuestro héroe elabora e.'Jtas escenas en una teoría
de la vcrgiienz<L Cognitivo y afectivo (para Tomkins, estos mecanisn1os con-
llevan n1uchos tipos de transfor1naciones interdcpendientes) 11 , una teoría del
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tornkins La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura ele Siivan Tomkins ·121
120

afecto tiene dos co1nponentes: "en prirncr 1uga.r, UD. examen de toda de un lírnitc, linea o barrerai la "introch1cción" de un 1ín1itc o n1arco particular
la inforn1ación recibida que es relevante para este afecto en particn1ar) en este en un continu_u111 analógico"< Es decir, la Yergüenza presupone un~t GestaJt1
caso la vergiienza y el desprecio. Esta es la antena cogniti,,ra de la vcrgii.enzaº En igual que hace falta un pato cun10 señueJl.o para atraer 1a atención o (poder
scgu:ndo h.11_gar 1 incluye un conjunto de estrategias para Hdiar con u11a variedad disfrutar) de un conejoº
de situaciones de vergüenza y desprecio, que 11agan posible evritar la vergih;nza Sin afecto pos]tivo no puede haber vergüenza: soJl.o uJL1 pannra1na que nos
y 1 si no es posib1e 1 atenuar sus efectos" (u: 319-"320). Cuanto más fuerte sea ofrece disfrutar o que capta nuestro interés puede producirnos rubor. De la
}a teoría de la veTgiienza, n1ús costosa resultará para la persona que la experi- rn1is1na 1nanera, solo algo que pensan1os qrne iba a deleitarnos o a con1p1accr-
menta ("Una teoría del afecto debe de ser eficaz para ser débil") 12 1 y sus antenas nos nos puede asquear. An1bos afectos producen oonocin1ientos corporalesº El
harán posible evidenciar con mayor facilidad "los aspectos que tienen que ver asco, crnno cuando escuphnos una cornida que sabe ma1, conoce la diferencia
con 1a vergüenza en una situación da.da [.. J en relación con otros aspectos de entre ]o interior y lo exterior al cuerpo y lo que dejaríamos entrar o no en el.
la n1isma situación" (n: 231); es decir, cuando con inás frecuencia el teórico La vergf1cnza, corno una precaria hiper-rcflc:xi"rlldad de la superficie del cuer-
cometa un error a1 reconocer 1a vcrgiienza o la vea, la imagine o la atrape. po, puede volverlo a uno del revés, o viceversa. \/Vi1den coJLnenta: "para que un
;,Pero por qué utiliza aquí el ejemplo de la vergüenza? ¿ror qué el con- sisten1a se abra a un entorno [. ..] el sisten1a debe ser capaz de diferenciarse de
cepto de 1a "teoría del afecto"j que se pensó para que fu.era bastante general dicho entorno para que pueda de este 1nodo captar mensajes del rnisrno" (174).
en su definición de "un potente resu1nen sin1plificado de nn conjunto n1ayor La vergiienza es uno de esos afectos cuyos n1ecanis1nos digitalizadores funcio-
de experiencias sobre el afecto, se desarrolló primero en diversos capítulos nan para "señalar (al sisten1a) como algo diferente". Es posible que sea junto al
acerca de la humillación"'/ (n: 230) En la sección titulada "Shame from Sha- desprecio y al asco u11 desencadenante para 1a individuación de los sistemas de
1ne Theory" [La vergüenza desde la teoría de la vergüenza] que sigue direc- representació11, de la conciencia, de los cue111os, de las teorías) de los egos -una
tamente a la viñeta anterior, 'fomkins hace un listado de varias alternativas individuación que no tiene necesarian1ente por qué decidir una identidad, sino
teóricas posibles, cada una de las cuales podría provocar tristeza, miedo o una imagen, una distinción o una n1arca ele puntuación. Y) a diferencia de!
alegria en la misn1a situación, pero el estatus cjemplificador de la vergüenza desprecio o e] asco, la vergiienza se caracteriza por su fracaso en renunciar para
nos hace ercer que, según Toml{ins, no solo la vergüenza sino tan1hién la siempre a su objeto de catcxis y por su relación con el deseo de placer al igual
teoría pro'Viencn de la teoría de la vergüenza. U na razón por lo que esto po- que por la necesidad de evitar el dolor.
dría ser verdad seria que tanto la vergüenza como la teoría son parcialmente
análogas a un cierto nivel de digitalización. Wi1den escribe: "Una gcstalt se
forma por 1a decisión de digitalizar u11a diferencia específica, para así forn1ar lQué significa enan1orarse ele un escritor? ¿Qué quiere decir) en realidad -o
una distin,ci6n entre figura y fondo. I-lay1 en efecto, una decisión que puede q_uizás deberíamos preguntarnos qué otra cosa podría significar- catectfi?;ar
ser neuronal, o conscie11te 1 o inconsciente, o habit11al, o aprendida, o nove- de una for1na sin1ilar un n1on1ento teórico que no es el propio'? Nuestro tra-
dosa -para introducir un lhnite o marco particular dentro de un continuum bajo editorial sobre Tomkins representa solo una parte de un proyecto cu-
analógico" (Wilden 1972: 174). yas dimensiones van cambiando conforme van1os avanzando, Algo tiene que
Para que cualquier teoría sea teoría-para especificar por lo menos parcia1 ver con el discurso del a1nante propio del crítico literario: quere1nos difundir
o ten1pora1mente un can1po de acció_n- es necesario que tenga o que produzca entre nuestros ]ectores nodos de recepción para 1o que consideran1os que es
relaciones entre fondo y fig,To.ra, función a la q11e Tomkins denomina "la antena u11 conjunto de tonalidades y cambios m_uy interesantes y poco conocidos.
cognitiva" de una teoría. La vergüenza, junto al asco [d'iss'm,ell] y el desprecio, Igual que cuando alguien se cnan1ora quiere a su vez exhibirse de1ante de
son diferentes de 1os otros seis afectos que fig11ran en la representación gráfica otros co1no siendo amado, ta1nbién estában1os deseando hacer a1go que ni
que hace Tomkins de una teoría de activadores innatos del afecto (FIGURA 1) y siquiera hen1os sido capaces de con1enzar a hacer aquí: rnostrar de qué JLnodo
de hecho no está incluida en este gráfico. Mientras que cada una de las otras tan perfecto Tornkins nos entiende. Desvelar un texto cargado <le reflexiones
-el sohresa1to, el miedo, el interés, el enfado, la tristeza y la alegría- se activa11 dcspatologizadoras y sin necesidad de que se refieran sien1pre a una finalidad
n1ediante una cierta "frecuencia de activación neuronal por unidad de tiempo" sobre '1o depresivo", sobre la claustrofilia 1 la transferencia de] profesor: sobre
representada por una línea recta algo inclinada (positiva, negativa o ning11na), la rica vida de las teorías de cada día y a qué alto precio las teorías se convier-
la vergüenza, como el desprecio o el asco, se activa rncdiante e1 establecimiento ten en la Teoría.
La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins La vergUenza en el pliegue cibernético: una lectura de s;lvan Tomkins í23

fie1nos sido rnuy conscientes de nuestro deseo ele difcrJJ~ un cierto 1110-
inento de rendición de cucutas no solo porque quere1nos proteger a 'J'o]nkinsi
1

sino ta111bién por considerar que si un difi:rir tal fuera posible, los térn1inos de
dicha rendición de cuentas podrían alterarse enorn1en1ente. He1nos diferido 1

especia11ncnte, la confrontación frente a cualquier pcrspecti,,ra transcultural


1 La obra de Tón1kins~1{/éct [n1ag;CJ'.!J Conscirnrsness a la que se refieren las citas apare-
y la hipótesis de 1'0111kins de que hay una tabla de elcn1cntos afectiva. Que
cerán solo con el nú1nero de la página en la que estas se encuentran.
coru.prende nueve cun1ponentes, infinitainentc recon1hinablcsJ pero enraizada
2 [N. del.a T.J i\l1nquc el térn1ino "factivo" no es n1uy cornún en las gran1átic:is
en e1 cuerpo humano de nueve for1nas características e irreductibles. A algún de 1a lengua española, basándose en trabajos de 1ingüistas nortcani.cricanos, A.
nivel, ni siquiera nos hcn1os pedido a nosotros inisn1os dejar claro si creemos 1tfanteca Alonso-Cortés lo define así en su Gríunálica del subju.nti·vo (1vf adrid:
o no que tales hipótesis sean verdaderas. Hernos pensado que prin1ero había Cátedra, 1981, p.11S): "un verbo factivo presupone la verdad de la oración corn-
tanto que aprender al observar el siste1na nervioso auto1nático en vez derecha- plen1e1lto [... ] en la estructura latente de estos verbos existe una frase no1ninal eL
zarlo de forn1a convencional según los tér1ninos de la Teoría actual. I~a higiene hecho de''.
moralista n1ediantc la que, hoy en día, cualquier 1ector se cree con el derecho 3 Un eje1nplo eA1)lícilo, algo poco frecuente:
incuestionable a tener una postura paternalista con respecto al pensa1nicnto
de cualquier mo1nento del pasado (quizás) especialmente) del pasado reciente) La boca que succiona no pl1edc llorar. Si se con1bina la boca con la sexualidad
está globahnente disponible para cualquiera que do1nine realizar dos o tres producirá un interés oral en succionar, n1order o tragarse partes del cuerpo del
preguntas de esas que quitan prestigio. Qué provisionales en can1bio, qué di- otro o e1 cuerpo entero y un intcr{;s en ser succionado, n1orJic10 o tragado e incor-
1
porado al otro. No ca.be eluda de que dichos deseos son con:iunes y con1entes [... l
fíciles de reconstruir y qué exorbitanten1ente especializadas para utilizarlas,
No están, coi.no Freud creía, neccsaóan1ente restringidos a1 juego sexual pre\rio
son las herran1ientas que para cualquier caso que se presente nos pern1itieran
ni snbonlin<tdos a las fon11as posteriores de la con1unión sexual propias de los
preg11ntar: ¿qué fue posible pensar o hacer en un detern1inado rnomento del
adultos. Iviuchos adultos norn1alcs prefieren l1til.izar la intcrpenetración getüta1
pasado que hoy en día ya no es posible? ¿y cómo pueden encontrase esas po-
con10 una fon11a de realzar el deseo oral de incorporar al otro o un deseo claustral
sibilidades, desplegarse, permitir que se muevan y que respiren y que busquen anterior aJ rnis1110. La relación seA'ual, co1no vere1nos, se presta a scr\·ir de vehícu-
nuevas voces y usos en una ecología disciplinaria tan diferente a la que existió
1 lo para las diferentes inversiones que rca1izan1os en el afecto social. Está claro que
solo hace unas décadas? es una de las 1nancras principales n1ediante las que una persona adulta v1i.elYc
Ve1nos a To1nki11s, como a Freudj como una figura excesivan1ente disci- a experilncntar sentirse físican1ente cercana a otra persona, a que se 1a abrace y
plinaria en la psicología, un escritor de energías heterogéneas cuyas aportacio- apoye, a que se le estünule la piel, a aferrarse a alguien, a sentirse envuelta en al-
nes más e)ctraordinarias se entre1nezclan con e1ementos de auto-ignorancia, se guien y tan1bién a envolver a a1guicn, a unirse trascendiendo durante ese 1non1cn-
rodean de contradicciones, y se encuentran inextricableme11te n1arcadas por to la distancia y la distinción entre una persona y la otra r... 1.1\ Freud, los n1odos
la ciencia especulativa de su época. Por tanto, 'fomkins es, co1no Freud, una de cornunión anteriores a la interpcnctración genital le parecían básican1ente
figura a través de cuya obra hace falta desbrozar una gran cantidad de sen- infantiles. So1o le parecía at:cptable su presencia en 1a genita1ida<l c1dl11ta cn 1a

deros interpretativos con frecuencia 1nuy diferentes, que a menudo entran en inedida en que se restringieran al juego se:\.tJa1 previo y estuvieran subordinados
a un .rcconocin1iento adulto y a una aten!:ión hacia el ol1jeto an1oroso indepen-
conflicto. La historia de las lecturas de l~'reud ha sido una de las inás ünpor-
diente del se(/ En esta tcorí.a queda irnpllcito un juicio de valor oculto sobre la
tantes aventuras intelectuales del sig1o veinte. Y sigue siendo h1teresantísimo
inutilidad, dependencia, cegnera y codicia de 1a co111unión previa a la separación
e1 presentar la obra de To1nkins, una obra que nosotros considera1nos vigorosa
del. objeto arnoroso, y con10 tal, a que tuYiera una superación en e1 desarrollo
y fructífera, a los lectores con capacidades para adentrarse en dicha aventura. posterior y a que el desarrol.lo fuera perverso en caso de no tenerlo. (To1nkins r:
420-421\

4 Fundados en los afectos pero apenas garantizados por ellos: resulta aleccionador ver
con qué facilidad y con1odidad, la teleología heteroscxista, ausente en el pensa111lcnto
de To1nkins, se instala incluso en una obra que se basa de forn1<t explícita en la suya:
nos rcferin1os a S'ha1ne and J>ride lLa vergüenza y el orgullo] de .Donald L. Nathanson,
124 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura cie Silvan Tomkins La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura de Silvan Tomkins 125

dedicada a To1n1UIJs, y en 1a que ent:ontran1os unos pasajes con10 !os dos que vn111os a rando cucstioJJes presentes en e1 Axiorna l de l!,}Iiéitcrno1op,'ia del an1utrio ck~ Sedg\v1ck:
citar, que serian con1p1etarnentc inconcebibles en la obra de Tonúdns: "las pcrsonfl.s son diferentes unas ele otras",
Se 11os ha preguntado por qué he1nos utilizado solo el prirner libro de una autoia
Al igual que 1<1 1nayoría de las forn1as de la vida se dividen en grupos por su género, corno nuestro linico eje1nplo para artÜ.'u1ar esle arguxnento en YCZ de citar por
Jos indi\iduos inaduros tienden a forn1ar parejas debido a sus diferencias seA'l1alcs. supuesto, 1as citas pueden ser legión e incluir a Scdg>vick) a otros teóricos de supuesto
La fuerza que i:rca la atracción es inherente al sistcrna que nos hace diferentes por n1ayor ranp.;o e'n estas convenciones de la teoría y que tan1bién han sido roas dircc-
nuestro género, es la fuerza que crea la atracción f. .. J. .El sexo se refiere a la apa- tarnente responso bles a la hora de su divrilgación, Lo hen1os hecho por dos razones,
sionada atracción entre opuestos, al proceso at:tivo que cotnienza t'n la cópula del Prin1ero porque i111agina111os este capítulo co1110 una estrategia de ,G·estalt consistente
varón y la he1nbra, que los une en la relación se_:__,-ual y que tiene con10 resultado la en involucrar a nuestros lectores en \tna repentina reorganización perceptiva y una
procreación y el n1antenilniento de la especie. (Nathanson 1992: 260) idcnti1icación inesperada -en pri111er lugar, privada- relacionada con algunas prác-
ticas críticas que pudieran dejar de resultar fan1iliares si utilizában1os este n1étodo.
Hay adultos cuyas vidas interiores son un \ivo reflejo de la cara que grita en un Si hubiéran1os utilizado a un conjunto de teóricos sobre los qne n1nchos lectores ya
cuadro de Edvard Munch, al infierno que reproduce el GutTnica de Picasso, a la tuvieran una opinión forn1ada, nuestra estrategia no habría tenido ninguna posibi-
agitación que produce pesadillas deAge qfAn:l'icty [La edad de la ansiedad] de lidad de éxito. En segundo lugar, sin en1bargo, rncrece la pena analizar el libro de
Leonard Bernstein. Estos son los hon1bres torturados que buscaban solaz en las Cvetk0Yic11 -entre otros n1uchos que se podrían analizar- precisan1entc pur tratarse
saunas que servían de burdeles ho1nosexuales, pero tuvieron una n1ue1te horrible ele un prin1er libro, que tiene sn origen en una tesis doctoral y que, por ello, es un rito
poT causa del sida. (426) de transición cuyas convenciones son las que 111ejor pueden teatralizar la econon1ía de
lo transmisible (entre 1as generaciones de acadénlicos así con10 entre la transnlisión de
5 En relación con ello, ver el análisis de Vicent Desco1nbes que considera que el estruc- diversas disciplinas) que es de lo que aquí estan1os hablando.
turalismo pierde sus rasgos específicos inás definitorios casi en el rnisn10 n1omento en 10 Queren1os resaltar que se realiza a través de un proceso histórico. En Platón, por
que se conecta con los estudios literarios (Desco1nhs 1980: 85-87). ejen1plo, lo esencial, 1o biológico y lo natura} en absoluto se consideran equivalentes.
6 Un estudio útil de esta época lo encontramos en la obra The C)¡bernetits Group lEl Agradecemos este comentario a 1'in1othy Goukl. Un importante aná1isis sobre estos
grupo cibernético] de Heims. términos lo poden1os encontrar en el texto "Sexual Orientation and the Politics of
7 lLos ordenadores discfíados según estos protocolos "serían n1ucho n1ás interesantes Biology" [Orientación sexual y políticas de la biologíaJ de Janet Hal1cy.
que nuestros ordenadores actuales, pero ta1nbién tendrían sus desventajas. No po- 11 "La diferencia que he1nos establecido entre la initad cognitiva y 1a 1nitad motivacional
drían funcionar tal y con10 estaban programados por su diseüador durante largos debe de ser considerada co1n.o una distinción frágil entre la transfoTmaci.ón y la a1npli-
períodos de tie111po mientras otros ordenadores les estuvieran enviando incns(\jes, ficación, entendiendo esta últi111a co1no una clase de transfonnación especializada. Los
inientras estuvieran asustados por las graves alternancias de sus fuentes de electri- elen1cntos c.ognitivos unidos a los afectos se convierten en ele1ncntos n1ás apn.;111iantes
cidad, mientras se dep1i.111icran al intentar solucionar estos problenias irresolubles y n1ás potentes. T.os afectos unidos a los ele1neJltos cognitivos se convierten en e1en1en-
o mientras se .sintieran on1nipotentes debido a una confianza falsa y arrogante. Por tos n1ás inteligentes y inejor inforn1ados [... l. La amplificación sin la transforn1ación
decirlo en pocas palabras, ellos no representarían a la inteligencia sin cuerpo de un sería ciega y la trans±Onnación sin la an1p1ificación sería débil". (Tornkins rv: 7)
cerebro au.-.U.liar sino a una inteligencia n1ecánica íntin1an1ente unida a las propios y 12 'fon1kins piensa que la inedida de la fuerza de nna teor:ía consiste en el tai.11año y la to-
co111plejos fines de un autón1ata". (Ton1kins 1: 119) pología del clorninio que organiza y los inétodos de que se vale para deterrninar dicho
8 Benedict .t\nderson, por poner un ejcniplo, dcscrjbía en 1965 la co1npleja autono- donün1o, no en su capacidad paTa evitar el afecto negatiYo o encontrar el afecto po-
1nía entre los sistenu1s de significados polivalentes y bivalentes (rnúltiples y bina- sitivo. Suele poner con10 eje111plo de una teoría débil la qne nos permite a 111uchos de
rios) de }a cultura javanesa. El describía la "auténtica legiti.n1ación existente entre nosotros cruzar la calle sin 111iedo, un conjunto de actos que se pueden resurnir c11 la
tipos psicológicos y sociales que diferían a1npliarnente" debido a una "rica variedad frase "antes de cruzar mira a tu izquierda y a tu derecha", que le pern1iten a una perso-
de 1nodelos específicos" en la 01nnipresente, antigua y popular 1nitología ZOl(IJang na actuar con10 sj eshn,iera asustada para e\itnx, ele este inodo, la e.1..pe.riencia real del
y analizaba los inecanisrnos n1ediante los que dicha ga1na de n1odelos mú1tiples y miedo -"el afecto actuando en la distancia" (n: .'320). Lo qne es débil en esta teoría es
finitos podían convertirse en una cadena de binarisn1os b<1jo la presión del 1nono- su do111inio restrictivo, qne quizás induye lo aprendido inicialinente, tan solo el cruzar
teís1no, del nacionalis1110, del urhanisn10 con1crcial y de las estructuras del cinc que una calle donde uno aprendió }a 11orn1a de pequeño, que luego se expandió analógi-
con1pitcn con este. carnente para incluir cruzar otras calles o pas;:ljes sirnilares y posterionnente llegó a
E1 debate que pone1nos c11 circulación en este capítulo sohre los espacios vacíos incluir 1nontar en bicicleta o conducir un vehícu]o. ·vamos a considerar un caso en d
del pensanüento conte1nporáneo entre el 2 y el infinito trata en parte de seguir e1abo- que esta teoría débil se con\.i.ertc en fue1te: "Si nna persona no encuentra ]as norn1as
126 La vergüenza en el pliegue cibernético: una lectura ele Silvan Tornk!ns

niediante las que pueda (T111,ar la calle .sin sentir ansiedad (por causa de, por ejeinplo.
una serie de accidentes desafortunados), sus estrategias para e>itar esta ansiedad se
harán cada vez n1ás difr1sas. l)<\io estas condiciones la persona podría Yersc forzada,
en priiner lugar, a evitar todas las calles que tengan in1J_cho tráfit:o y, a continuación, a
salir solo por la Doche cuando haya poco tráfico, hasta finahnente, encerrarse en casa,
y si pensara que un coche pudiera chocar con la n1is1na casa, se vería ünpelido a bus-
car un refugio 111ás profundo" (ll: $24).
Una teoría fuerte no tiene n1ás éxito que una teoría débil a la hora de "prevenir
la e"'-1x:ricncia del afecto negativo", en este ejen1plo, el n1iedo. En dicho caso n1ás bien
sucede lo contrario. Tanto la antena cognitiva ele la teoría con10 1as cstratcg"ias preven-
tivas han ca111biado. Esta persona ha aprendido a contar inucbas 1nás cosas con10 si
fueran cal1es: este fuerte teórico del n1iedo siempre está dispuesto a llevar n1ás allá los
lhnitcs de su teoría.
"Las distinciones digitales introducen HUECOS en continuos ... 1nicntras q<1e las
diferencias analógicas f. . .l LLENAN continuos", escribe \.fililden (1972: 186), y esto nos
ayuda a cspei:'.i'ticar una diferencia entre las teorías tl1ertes y débiles. El donünio de una
teoría débil puede pensarse como bolsas de terreno en los que cada uno se encuentra
en una relación analógica con otros y se expande solo incdiante una analogía con su
tc:x-tura. El dorninio ele una teo1ia fuc1~te es inás digital: 1nucho 1nás organizado y ex-
pandible n1ediante analogias a las que le faltan ciertas cualidades. Si una teoría débil
encuentra un terreno diferente al que antes ha atravesado -si no p11edc entender que
este terreno es notablernente parecido o suficiente1nentc sirnilar a uno o rnás de uno
en su do111inio -levantará 1as manos, se encogerá de hon1hros, se quedara inenne":
"Lo analógico no posee 1a sinta'i:is que necesitaría para decir 'No' o algo equivalente a
'no', se puede RRCH1\ZAR o 1u:HuSAR en lo analógico, pero no se puede NEGA.R o decir que
no" (l 63). Una teoría fuerte sicn1pre tiene algo que decir sobre cualquier cosa porque
sien1pre puede decir No.
Capítulo cuatro

paranoica y 11;21.,u11 a
eres tan

En una ocasió:n hacia n1cdiados de la pri111era década de la cpidcn1ia del Sidai


me hallaba yo exprüniéndole el cerebro a n1i a1nigaJ la acthista investigadora
Cindy Patton 1 con preguntas sobre la probable historia natural del vui. En
aquel tiempo se especulaba por doquier con la idea de qu_e el viru1s fuera una
obra de ingenicr]a diseñada o esparcid.a de for111a deHberada; con 1a _posibi-
lidad de que el \TCI-I se originase e11 una conspiración o un experin1ento de ]os
n1ilitares estadounidenses que se había escapado de su controL o que tal vez
estaba funcionando justo según lo planeado. Tras extensas explicaciones por
su parte acerca de la geografía y la econon1ía del tráfico global de los pro-
ductos sanguíneos, al final le pregunté con expectación qué pensa·ba sobre
esos siniestros rumores acerca del origen del 1.1irus. "En cua1quiera de los
estadios ten1pranos del virus", rne respondió, "su difusión podría ha]Jer sido
accidental o deliberada, pero se me hace difícil ver por q_ué eso habría de in-
teresar1ne. Va1nos a ver: snpo:ngan1os que posee1nos la certeza sobre todos y
cada uno de los elen1entos de la trama: que para los Estados Unidos las vidas
de los africanos }'los afroalnericanos carecen de va1or; que se 1nenosprecia
a los gays }la los drogadictos -cuando no se les odie directan1ente-; que los
n1iEtares il1vcstigan dcUberadamente forn1as de rnatar a los no con1batientes
a los que consideran sus encn1igos; que la gente en el poder no se preocupa
de la posibilidad de q_ue sucedan catástrofes inedioambientalcs ni de que
haya cambios poblacionales. I1nagínatc que estuviérainos seguros de todo
ello: ¿En qué can1biaría eso lo que ya sabemos?",
En los años siguientes posteriores a esta conversación, 1e he dado mu-
chas vueltas a la respuesta que n1e dio Patton. Dejando aparte un cierto pesi-
n1ismo en1pedernido con el que sintonizo, 1o que encuentro sugestivo en dl-
cl1a respuesta es cómo apunta a la posibilidad <le desentrañar (desenredando
la maraña de inter-relacRones históricas sobre-determinadas en 1a que se
hallan incrustrados) Jos di·versos ele1nentos de esa "mochila" intelectual que
n1nchos llevamos a cuestas y qne se sue1e llan1ar "l1crn1enéutica de 1a sospe-
cha", El comentario de Patto11 indica que tener una \risión des-n1istificada
::v airada de las opresiones sistén1icas realmente existentes a gran esca1rt, no
tiene porqué llevar a nadie de manera intrínseca u obligatoria a abrazar una
linea específica de consecuencias epistc1nológicas o narrativas, Saber q·n:e,
130 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan pa1·anoico. que quizás pienses .. Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que qui2ás pienses .. í 31

en ténrninos rculistas, el origen o la difusión del v111 bien haber sido en la expresión "historizar Lle Fredric Ja1ne.':;on y, al .igual q_uc ésta)
consecuencia de una conspiración urdida o apO)'ada por el cstadoi resulta enc[\ja de forn1a extraña en su nue\la posición en las ]'abla;;; de la Le)''. ;J-Ilsto-·
ser un cfHlociiniento que pode!rnos disociar de esa otra cuestión q_uc plan.tea rJzar ¿Qué podría ser rnás CDD !nlstorizar que e1 atc1n-
si el JJJejor uso que se puede dar a las cJ1ergías de un deter1ninado activista pora1 -:;/ autoritario adverbio Esto n1e recuerda esas pegatinas en
0 ººTn110 intelectual consiste en intentar desvelar y desenmascarar tal posi- la parte trasera de los auton1Ó\,ilcs q_uc exhortan a los otros conductores a
t
ble conspiración. Puede que sÍi aunque bien pensaclo tan1bién puede que "cuestio111ar ]a autoridacl", iE:xcelente consejo, pero tal vez fLnúti1 si se dirige
noº Aun sobrecargada ética1nenteJ la respuesta no cae por su propio peso; n quien hace lo que le ordena un trozo de papel pegado en un auton1óvil! El
lanzarse o no a esta absorbente inisió111 de investigación y re·;,rclación cntrañtt n1arco in1pcrativo hará cosas extrañas con la hern1enéutica de la sospecha.
una decisión 1ocal y estratégica) no un imperativo categórico. La respuesta No es de c:rtra1lar que la centralidad metodológica de la sospecha e111 1a
de Patton parecía abrir n:n espacio q_ue nos pern1itiria superar la 1~jación práctica crítica actual conlleve prhr11eg-iar el concepto de paranoia. En los últi-
con preguntas co111u "les este saber concreto conocin1iento verdadero, y si es mos párrafüs del ensayo de Freud sobre el paranoico doctor Schreber, se aborda
aslÍ cón10 poden1os saber[o?" para avanzar hacia otras preguntas tales co1no lo que l''reud considera una "shnilitnd Han1n.tiva" entre el dc1irio persecutorio
"2,qrné hace el conocin1icnto: su búsqueda, su posesión su revelación; 1a re- sisten11.ático de] doctor Schreber y la propia teoría de Freud, Y ciertarnente con
cepción reiterada del conocin1iento de lo que ya se sabe? En breve: ¿De qué posterioridad l''reu<l Hega a generalizar esta observación en una frase farnosa:
rrtvdo es perforn1at],ro el conocüniento y cón10 hay que transitar entre sus "el delirio de los paranoicos posee sll11ilitudes externas y filiaciones internas con
causas y efectos? los sisternas de nuestros fi1ósof0s que rcsu]tan difícil d.c digerir" -:filosófos entre
l\1e in1agino que esta debería ser una epifanía algo tri"via1: descubrir a 1os que é1 mismo se incluía (Freud xu: 79i xv11: 271). Con toda su astucia 1 debe
estas alturas qne el conocimiento hace y no simple1nente es debería resultar de ser verdad que la supuesta congruencia entre la paranoia y la teoria era h1di-
rutinario. Y aún así, parece que en gran parte c1 impacto real de tales dcs- gerib1e para J4'reud; si fue así, sin en1bargo, hoy por hoy no se•le co1110 hnposiblc
cubKin1icntos han debilitado las prácticas habituales de las misn1as forn1as de digerir. La artit:nlación de tal congrue11cia puede haber sido ine·vitable, en
de la teoría critica que han dado tanta circulación a las propias fórmulas, En cualquier caso, con10 el n1isn11.o Ricoeur señala: "Para Marx, Nietzscl1e y Freud,
especial, es posible que los n1uy productivos hábitos críticos incorporados la categoría fundan1cntal de la co11cicncia es la relación ocnlto/oste11sib1e o, si
a 1o que Paul R.icocur 11amó con rúbrica n1c111orable "la b_crnJ.cnéutica de 1a se prefiere) simulado/1nanifiesto .... De este i11oc10 1 la característica distintiva de
sospecha" -háhitos críticos ciertan1ente muy eA'tendidos, y quizás 11oy c11 día Marx, Freud y Nietzsche es la hipótesis general que abarca los procesos de falsa
casi sinónimos de la propia actividad critica- puedan h;;iber tenido, sin pre- conciencia junto con el inétodo utflizado para clescifi_·arla. Los dos van juntos 1
tenderlo, un efecto i1npre\7Ísto de bloqueo o atrofia: han dificultado, en lugar porque el ho1nbre de 1a sospecl1a reconstruye a la inversa el trab;.~jo de t3Jsifica-
de posihilitari que se desentrañen 1as relaciones loca.les y contingentes entre ción del hombre de la argucia" (Ricoucr 1970: 3él-34).
un conocilniento concreto y las in1plicacioncs narrativo/epistc1no1ógicas que El ho111bre de la sospecha recurre a unj(trol doble (una jugada que apa-
con11eva para el que lo busca, lo conoce o lo dice. renta ser un fi1rol pero es auténtica) frente a1 hombre de 1a argucia: en las
Ril'.oeur introdujo la categoría de la hern1cuéutica de la sospecha para inanos de los pensadores posteriores a FreudJ la paranoia se ha convertido
describir 1a postura de Marx, Nietzsche y Freud, y sus discipülos intelec- hoy en día, abicrtan1ente, 1ncnos en un cliagnúst]co que en una prescripción.
tuales, en un contexto que tan1bién incluía una hern1c:n_éutica disciplinaria En un mundo donde no hace falta que nadie delire para encontrar pruebas
alternativa con10 la "her1nen.éutica de recuperación del sentido" filo1ógica y de la opresión sistén1ica) teorizar a partir de cualquier otra prcn1isa que no
teo1ógica. Su intención aJ ofrecer la prünera de estas forn1ulacioncs era des- sea una instancia critica paranoica se tiene por ingenuo) beato :y cornp1acien-
criptiva y ta-xonón1ica 1nás que irnperativa. En el contexto de la teoría crítica te. Yo 1nisn1a no tengo ningún deseo de volver al uso <le "paranoide" con10
estadounidense reciente, sin embargo, en la que Marxi Nietzsche y Frend por diagnóstico pato1ogizador, pero me parece una gran pérdida que la investi-
sí n1isn1os son considerados como una n1uy suficiente genealogía para 1a crí- gación paranoide se haga equivaler sin más a la investigació111 teórica crítica,
tica domh1antc de los neohistoricistas, deconstructivistas, fc1ninistas, queer en lugar <le ver e11dicho1nétodo una fOrrr1a de pr{u:tica teórica afectivo/cog-
y psicoanalistas, inc parece que aplicar la he1111enéutica de la sospecha se cn- nitiva, entre otros tipos de posibles alternativasº
tie111de an1plia1nentc como un rnanda111iento obligatorio más que co1no una Incluso si dejan1os de lado el prestigio qne en la actualidad está liga-
posibiHdad entre otras. La frase tiene a.hora una especie del estatus sagrado do a 1a herrnenéutica de la sospecha en el eonjrnnto de 1a teoría crítica, los
132 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres ian paranoico, que quizás pienses. Lectu(a paíanoica y lectura ;·eparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses_. ·133

estud_ios q_uccr han tenido un cspeLial historia de intirrndad con el in1pera- corno ella lo está, sino que finaln1_.cntc consigue que yo lo esté. estos
tivo paranoico. Frcn<l, por supucstu localizó el origen de todas las for1nas
1
cjen1plos, a propósito, son ficticios).
de paranoia en 1a represión del deseo hacia el n1isn10 sexo) tan- IJado que parece que la paranoia tiene una rc1ación
to en los hon1bres corno en las n1ujcrcs. El 11so psicoanalítico homufóbico inthna oon las dinán1icas fóbicas en torno a la hornosexualidad) se puede
tradiciona1 que generaln1ente se ha hech_o de esta asociación de Frcud ha colegir que siclo estrncturalrnente lne\ritab1e que las prúcticas de lectura
Lons]stido en p11to1ogizar corno paranoicos a los hornosexna1es o considerar que se han hccl10 rroás {_lispo1.-:i.ibies y fTuctíferas en un trabajo anti.-l1ornófobo
la paranuia como una cnfcr111edad netarnente ho1nosexuaL Sin en1bargu 1
hayan sido, a. su vczJ prácticas de 1cctnra paranolcas, Debe 11abcr razones
en El deseo homosexual, un libro de 1972 que se tradujo al inglés en 1978, l1istóricas y estructurales para este dcsarrol10 sin embargo, porque es n1e-
1

Guy I--Iocquengbem \'lJ_elve a los pla:ntcan1ientos de l''reud para establecer nos fácil dar cuenta en térn1inos estructurales que privilegian de forma fre-
una conclusión a partir de la nlisma que no reproduciría esta dañino non cuente las 111eto<lo1ogias paranoides en recientes proyectos críticos no queer
seqiu:f'ur. Si la paranoia Tefleja 1a re1Jres-ión del deseo hacia el n1is1no sexo, tales como la teoría fc1ninista, la teoría psicoanalista.) la deoonstrucción) la
razonaba l--Iocquenghen1i entonces 1a paranoia constituye un á111bito pri- crítica marxista o el neohistoricisrno. Un deba.te reciente sobre 1a paranoia
-,,1.legiado para clarificar no a la propia hon1osexuaHdad, con10 en la tradi- aludía "a un dicho de finales de los años sesenta: 'el que tu scn.s paranoico
ción freudiana, sino prccisan1cntc los n1ecanisn1os de la nor1nativ-idad que no significa que no vayan a por ti' " (Ada1ns 1995: 15). De hecl10, parece
se ejerce contra la inis1na, que es fruto del hetcrosexisn10 y la homofohia. n1uy posible que alguna versión de este axion1a (quizás "Incluso un para-
Lo que ac1ara nuestra co1nprensión de la paranoia no es cón10 funciona noico puede tener enemigos" que pronunció 1--Ienry I(issinger) esté inscrita
la hon1osexualidad, sino cón10 funciona la homofobia y el hetcrosexisn110; de for1na tan indc]eble en 1os cerebros de la generación del baby boon1 que
por decirlo de forma breve, si entendemos que dicha opresión es sistén1icaJ nos ofrece una ilusión continuada de poseer una percepción especia! sobre
entcnderc1nos có1110 funciona el n1undo. las epistemo1og-ías de la cnc1nistad. 'fengo la ünpreslón, de nuevo) de que
Es por ello por lo q_ue la paranoia se convirtió en un ohjeto privilegiado somos capaces de producir esta formulación constatativa de una. inanera tan
de la teoría anti-hon1ófoha a n1ediados de los años ochenta. i.Có1no se extien- feroz que parecería que tuviera una fuerza in1peratlva incuestionable: la idea
de de una inancra tan rápida para que desde ese estatus pasara a ser la única de que il1cluso las personas paranoicas tiene11 ene111igos se esgrhne co1no si
metodolog[n aprobada'? F-le revisado lo que otros cr-ítil'.os y yo escribíamos fnera completa.1ncntc 11.ecesario que tuviera de corolario e1 1nandato "¡Jor lo
en 1.980, para intentar volver a rastrear dicha transició11, una que parece que nunca se puede ser lo bastante paranoico".
digna de n1encionar hoy en día pero quc en su n101ncnto parecía e1 c;:n11bio
1 1
Pero el valor verdadero del axioma original, si asun1in1os que sea ver-
inás natural del inundo. U na parte de esa explicación reside en la propia dad, rcaln1ente no convierte en incuestionable un ünperativo paranoicoº AJ.
naturaleza de la paranoia. Por decirlo de for1na breve: la paranoia suele ser aprender que "solo porque seas paranoico no significa que no tengas cnc-
contagiosa; o por decirlo de modo 1nás específico: 1a paranoia se ve abo- n1igos", alguien podría deducir que ser paranoico no es una forrna eficaz de
cada y tiende a estab1ecer relaciones sin1étricas, en especial epistemo]ogías librarse de los enen1igos. :En lugar de concluir "por lo que no se puede ser
sin11étricas. Co1no señala Leo Bcrsani: "inspirar interés garantiza ser leído nunca lo bastante paranoico", una persona podría verse i1rnpe1ida a reflexio-
de for1na paranoica, igual q_ue clebe1nos conte1nplar con sospec11a inevita- nar "pero, entonces, solo porque tengas enemigos no significa que tengas que
blen1entc las interpretaciones q_ue inspiramos. La paranoia es un ineludible ser paranoico". :Eso es decir, 1111a ·vez n1ás: e] que alguien tengg, una visión no
desdoblan1iento interpretati.,..ro de la presencia" (Bersani 1990: 188). Encarga mistificada sobre ]as opresiones sisté1nicas no exige 'intrínseca o necesaria-
a un ladrón (y, si hace fU1ta, pues se convierte en 1adrón) que atrape a otro nzente que esa persona tenga una 1ínea especifica de consecuencias narrativas
ladrón, 11101/iliza la astucia contra la sospecha y 1a sospecha. contra 1a culpa, o epistemológicas. Ser otra cosa que paranoico (y, por supuesto, ncccsita1nos
"se cree e] ladrón que todos son de su condición/¡ Pues anda que tú!" U na definir dicho térniino de rnanera n1ucho n1ás cuidadosa)) practicar otras fOr-
a111iga 1nía. que es paranoica y que cree q_ue le estoy leyendo el pe11san1iento, n1as de conocin1iento no paranoico TlO conlleva en sí inismo negar la realidad
se lo cree porque ella está leyendo el inío; siendo ta1nhién escritora suspicaz, ni la gravedad de la opresión o del odío.
donde haya p1agio ella aparecerá sie1npre en el lugar del crin1cn, ya sea co1no GCó1no tencn1os que entender la paranoia para situarla co1110 1111 t]po
víctiina o perpetradora; y siendo además amante del litigio, esta colega n1ía de práctica episten1ológica entre otras prácticas alternativas? Aden1ás de
no solo se in1agina que estoy tan fa111iHarizada con las leyes sobre el libelo las forn1u1ac-iones de FrcutL las forn1ulacioncs rr1ás útiles a este propósito
-¡ 34 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, e1·es tan psranoico, que quizás pienses Lectura paranoica y lectura reparadora, 0 1 eres tan paranoico, que quizás pienses .. 135

serian las <le JV[elanie lCiein y (en tanto la paranoia reprcsrnfa un rnodo Por razones de oportui:üdad 1 ton10 prestados n1is ejen1plos eriticos de
a1:Cctivu ade1nás de cognitivo) Slh.'an 'I'ornkins ..En I(Jein, encuentro espc- dos influyentes estudios de h1 pasada década., e] uno 111ás o n1cnos µ'1ocia-
cialrnente afín el uso del concepto de posiciones- la posición csquizo/pa- nalítico y el otru n1{~s o rncnos neohistor]cista -pero 1o hago in1ás que por
ranoicaJ 1a posición depresiva- por oposición a -por ejernplo-, los estallios razones de oportunidad) porque an1bos libros (El g;énero en llis11uta c1e J udi-
norn1ativarnente ordenados) ]as estructuras estables o los tljJos de 71ersona- th Butler y The Novel cmd the Po/ice [La novela y la policial de D,A ~;Jiller)
lillad CHagnosticada. CoTno escribe l-J inshc}~,vood en su Diccionario ele pen- cuya centralidad_ para el desarrollo de mi propio pensan1icnto, y de otros n10-
sarniento klefneano, "el tér1nh10 'posición' describe la postura característi- \in1icntos críticos que son los que n1ás rne interesall~, constituyen cjcrnplos
ca que adopta el ego en rc}acióu. a sus objetos ... [I{lein] quería transrnitir, por su cspecia1 -P,J.erza y singularida(L Es interesante señalar q_ue cada nno
con la idea de posición 1 un proceso Inncho n1ás flexible, n1ás de ida y vuelta de ellos está profundan1ente situado e11 una re] ación originaria y autorizada
eutre c1 uno y el otro, de lo que se entiende i1ormaln1cnte por regresión a con diferentes sensibilidades de la teor-ia qrneer, de n1odo tácito u ostensible-
los puntos de fijación en las fases del desarrollo" (Hinshelwood 1991: :-J94), n1ente n1arginal. Finalmente, creo que n1e pern1ito 11ablar sobre eHos porque
El flexible n1·0-vi.111iento de ida y vuelta ünplicito en 1as J?osiciones kleinca- ninguna de estas obTas es ya n1uy representati_-...ra del trabajo n1ás reciente de
nas será útil para nli discusión sobre hls prácticas críticas paranoicas y ambos autoresi por lo qne confío en q_ne Jos con1entarios sobre las prácticas
reparati\TaSi no con10 ideologías teóricas (y 1 cicrtan1cnte, tarnpoco con10 ti- de lectura de cada texto se l]bren de estar pegados al nornbre del autor co1no
pos <le personalidad estable de los cr-fitico!:l) sino con10 posturas re!aciona]es si se tratara de una alegoría,
ca1nbiantes y heterogéneas. De entrad.a ine gustaría dejar fuera de este estudio cna1quier solapan1ien-
:El inayor interés del concepto de Klein reside, a Ini entender, en que ve to entre 1a paranoia per se y los diversos estados denominados dernencia pre-
1u posición paranoica sie1npre en el contexto oscilante de una posiciÓJ1 posible coz (de Kraepelin), esquizofrenia (de Bleuler) o n1as generalmente) delirios o
pero inuy diferente: la posición depresiva. Para el infante o achtlto kleineano psicosis. 'fa] y l'.Omo señalan Laplancb_e y Ponta1is, la historia de la psiquiatr-fia
J 1a posición paranoica ~con1prensib1emcnte inarcada por el odio, la cnviclia ha intentado construir diversos 1napas de estos solapanlientos: "Kracpelin di-
y la ansiedad- es una posición de alerta terrible ante los peligros planteados ferencia claramente entre la paranoia y la forma paranoica de la d.en1encia
por 1os odiosos y envidiosos objetos p<nTcialcs que uno proyecta, esculpe e in- precoz; Bleuler trata la paranoia como una ..::;uhcatcgoría de la de1nencia pre-
giere del n1tn1do que le rodea corno :n1eca.nis1110 defensivo. A diferencia de coz, o del grupo de las esquizofrenias; y en cuanto a Ii'rcudi estaba bastante
1a posición depresiva, que es un logro que initiga la ansiedad que el infante preparado para ver a ciertas y denon1inadas formas paranoicas de la demencia
o el adu1to solo a veces y, con frecuencia por un periodo de tien1po breve, precoz asignadas a la entrada paranoia ... (Por eje1nplo,) el caso de 'den1encia
1ogra l1abitar: esta es la posición desde la que es posible a su vez utilizar lo!:l paranoica' de (Schrcbcr) es, a ojos de Freud, csc11cla1n1ente un caso de auténti-
pro.pios recursos de uno para reunir o "reparar" los objetos parciales asesil1os ca paranoia (y por ello no nna fOrn1a d_e esquizofrenia)" (l,aplanche y Pontalis
en algo parecido a una p1enitud -aunque, ine gustaría enfatizar) q'ue no nece- 1973: 297). En los últin1os escritos de IZlein, sin en1bargo, que sucedan eventos
sarianiente con1.o ·una plenit11,cl/totalidad ]Jree~:r:istente. Una vez reunidos con 1nentales de tipo psicótico se ve con10 a1go universal tanto en niños co1110 en
las propias especificidades, el objeto que inás satisface está dispo:niblc para adultos, por lo que mecanismos tales con10 1a paranoia ocupan una clara prio-
identificarse con é! 1 así corno para que a su vez reconforte y nutra. Entre lo!:l ridad ontológica sobre categorías de diagnóstico tales co]_no la dcn1cncia. La
non1bres qrne IGcin <la a este proceso reparador está el de ainor. razón por la que quiero insistir de anten1ano en este desplaza1niento es, una
Dada 1a inestabiEdad y la inscripción. rnutua construida en 1a noción vez n1ásJ e1 intentar desenredar hipotétican1ente la prcg11nta sobre el valor de
kleineana de posiciones, tarnbién estoy interesada en hacer justicia en este 1a verdad de la pregunta sobre el eÍecto perfOrmativo.
proyecto a las potentes prácticas reparadoras que, estoy convencida, infu_n- Lo q_ue sostengo es que las razones n1ás importantes para cuestionar 1as
den a11toproclan1ados proyectos críticos paranoicos) así como las eJ>-"igcncias prácticas paranoicas no estriban en que sus sospechas puedan ser delirantes
paranoicas que con frecuencia hacen falta para el conocilnicnto y las n1ani- o que estén si111plen1cnte equivocadas. Y en consonancia con el10 1 algunas de
f'estaciones no paranoicas. Por ejemplo, la tranquila respuesta que me dio las razones 1nás importantes para practicar las estrategias paranoicas pueden
Patton sobre el origen del VIH está basado en una pro1ija investigación, la no consistir en qu_e ofrecen un único acceso para el conocin1iento verdadero.
suya y la de otras personas, muchas de la cuales requicTen estar estructura- Representa11 una n1anera, entre otras, de buscar, encontrar y organizar el co-
das de n1odo paranoico. noc]m-Ilento. La paranoia conoce algunas cosas n1uy bien y otras pobrerncnte.
136 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, 8(8S tan paranoico, que quizás pienses .. Lectura paranoica y lec-tura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. í 37

Ivie gustaría iniciar ahor;,1 algo así corno un boceto ele 10 que
quicTO decir cuando hablo de paranoia en este sentido -no torno una herra-
1nienta para un diagnóstico diferenc1ado, sino con10 una hcrrD.J11ienta para ver
n1ejor difCre11cias de práctica, Mis enca1bezn_n1ientos principales serían: itl señalar tal y coi.no he hecho) el tropisrno contagioso de la. paranoia hacia
1

las episten1ologías sin1étricasi n1e he basado en el doble sentido de la paranoia


1,a paranoia es antici¡Jaioria como reflexiva y inirraéticaº Parece que la necesita ser inlitacla para
_La paranoia es rqf/e,:r:i'oa y 1n·ilnética, qlJJe se la entienda Yi a su vez, parece entender solo :rnediante la i:rnita.clón. -La
l.a paranoia es una teur[ujúerte. paranoia propone a la vez que Cualqu.-ier cosa que tu ¡xueclas hace'r(1ne) yo la
l.a paranoia es una teoría de los uji3ctos neg;utivos. puedo hacer peor, y Cualquier cosa que tu puellas hacer(nie) yo la.1xuedo hacer
La paranoia sitúa su fe en el llesvelamiento. prirnero, a ini n1is1no:L En The JVovel an,d the Poll'.ce, IYiiUer es n1.ucho n1ás expli-
cito que Freud a la hora de abrazar ]as proposiciones gernelas de que la para-
noia so1o se entiende si se la practica a sabiendas, y de que el lilodo qu_e lapa-
ranoia tiene de entender algo es n1ediante la i1nitación y la incorporación. Que
la paranoia se niega a ser solo o una forn1a <le saber o una cosa sabida, sino que
Que la paranoia es auticipatoria queda claro a partir de cada narrativa y tan1bién se caracteriza por un insistente tropismo hacia la ocnpar]ón de tun-
teoría que trate de este fenó1neno. El priincr in1perativo de la paranoia es bas posiciones, se dran1atiza con agudeza en la primera página ele este estudio
no debe haber sorpresas desagTadables, y, verdadera1nente 1 esta aversión a definitivo sobre la paranoia: un prcán1bulo titulado "Pero, agente ... '' e1npiez.a
las sorpresas parece ser aquello que cen1enta la intinYidad entre la paranoia con una oración que -ya-desde sicrn_pre- es un segundo supuesto so1bre con10
y el conocin1iento per se, lo que incluye tanto a la cpistc1nología con10 al "incluso el 'trabajo investigador' inás insulso o el inás osado tcn1e n1cterse en
escepticis1no. D. A. Millcr señala en 1'he }lovel anll the Police, "J_,a sorpresa probleinas", lo que incluye tener pro1blen1as "con los adversarios cu:y'os ataques
... es precisamente aquello que el paranoico intenta eliminar, pero dada la concTetos hace que se lnantenga ocupado anticipándolos" (I'viiller 1988: vii).
ocasión, es también aquello a lo que él sobrevive inediante la lectura como Con10 seña1a en el último párrafo del libro acerca de David Coppe1.fielll! lVLiHer
incentivo aterrador: no se pu.ede ser lo sufi.cienteinente paranoico" (Mi11er también "sugiere un rnodelo en el que el sujeto se constituye a sí nnis1110
1988: 164). 'contra' la discip1ina1 asumiendo dicha disciplina en su propio no111bre" (220)
La vigilancia unidireccional ligada a] futuro de la paranoia genera, o incluso en su propio cuerpo (191).
paradójican1ente, una relación co1nplcja con la temporalidad que cava/ Por ello no resulta eA'i:raño que la paranoia) cuando el tenia se aborda en
hace una madriguera hacia delante y hacia atrás: porque no debe de ha- un contexto no clínico, parece crecer co1no un cristal en una solución super-
ber malas sorpresas, y porque aprender que existe la posi1bilidad de una saturada1 borrando cuaJqu.ier atisbo de posibilidad de forn1as alternativas de
mala sorpresa ya constituye en sí misn10 una 111.ala sorpresa, la paranoia con1prensión o de las cosas n1is1nas que hay que comprender. JYiás adelante
requiere que las nlalas noticias se conozcan/sepan ya desde sie1npre. Con10 me referiré a algunas in1plicacio11es que con11eva inevitable1nente el estatus
sugiere el análisis de Miller, las regresiones y progresiones tem_porales de de la paranoia en tanto que "teoría fuerte", en el sentido en e1 que lo estamos
la paranoia son, en principio, infinitas. Aquí, quizás, sugiero los repetidos utilizando. J,o que puede ser incluso inás in1portantc es con qné .severidad el
y tota1n1cnte abrasivos eje1nplos de Judith Butler en El género e·n d'i::J]Juta rrlimetisrno de la paranoia acota su potencial co1no n1edio de lucha cultural o
acerca de que no puede haber momentos anteriores a una in1posición de la política. Co1no señalé en un ensayo que escri1bi en 1986 (en el que n1i referencia
totalizadora Ley de 1a diferencia de género; de aquí su incesante vigilancia in1plicita partia de un ensayo que luego formó parte de uno de los últin1os ca-
por rast1~ear en la escritura de otros teóricos de la nostalgia de tal impo- pítulos de The Novel and the Police ), "El problema con el que nos encontran1os
sible n1omento anterior. Ningún tien1po podría ser demasiado ten1prano aquí no es si1nplc1nente que la paranoia sea una forma de amor, porque en
para que uno ya lo haya sabido sien1pre/ de ante1nano, porque haya ya sido cierto lenguaje lqué no lo es? El problen1a más bien reside en que, de todas las
sien1prc ine\1-table, de que algo n1a1o pudiera suceder. Y ning11na pérdida forma. s de an1or, la paranoia es la n1ás ascética) el a1nor que menos demanda
estaría tan distante en el fu:turo para que haga falta que se descuente pre- de su objeto ... El deslun1brante trabajo narrativo Hevado a cabo por e] para-
ventivan1ente. noico foucaultiano, al transfürn1ar los caos sin1ultáneos de las instH·.uciones en
138 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. Lectura paranoica y lectura 1·ep;:;-.radora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses. 139

el CHagra111a (consecutivo ·y de incfab1e elegancia) de una de evfLSiones Hticas se escapen necesarian1cnte a la crítica o sean idénticos a los origi11;1k s, 0

y re-capturas, ta1T1bién es la propuesta que hace de sí rnisrno y d.e su talcn- I_,a Butler) entre otros nos ha enseñad.o a utilizar el térrnino
~r.o cognitivo el s1qjeto p;_n,anoico, ;la preparado para cualquier cosa que quiera "111irnético" de una fürrna n1aJcho n1enos letal). ·Pero . . por cjcrnplo, en esta tra~
10 resentar bajo una apariencia de halago o de violencia1 de un orden de cosas d.ición post-lacaniana, el pensan1iento que no esté en pr1rner
;.norcelé [troceado] que hasta entonces ha carecido so[o de J1l:UTabilid.ad, de un lugar organizad.o en torno a la "diferen{.'.ia sexual'; f~í.licaJ tiene que ser
cuc1110, de 1a cognición" (Scdgvvick 1986: xi). traducido 1 aunque los resultados aparczc¡-.u1 distorsionados) a e.se le1L1g:,ntie an-
1\. riesgo de ser tre1ncndan1ente reducci.onista, n1e parece que este n1eca- tes de que se les pueda dar cualqui_er otro uso teórico, Las poslbUidadcs con·-
nisn10 nlin1ético y anticipador puede darnos alguna luz acerca de un aspecto tingentes de pensar de otra Inanera que no sea rnediantc la "diferencia sexual"
Han1ativo de los recientes usos fe1ninistas y queer del psicoanális]s, l)ejando se subordiuau a1 in1pcrativo paranoico que) considera que si la ·violencia de tal
de un lado a I,acan, pocos psicoanalistas, en la práctica, soñarían con ser tan reificació11 del género no pued.c darse definitivan1ente de anteananoi no tiene
rigurosan1ente insistentes con10 ]o son innchos teóricos opositores-de los que por qué derivar en una escena conceptual que sorpreruia. En una visión para-
Butler está n1uy lejos de ser la n1ás simple- en reafirn1ar la h1exora~Dle, irreduc- noica1 es rnucho más peligroso para tal reificación que no se ha;, a anticipado 1

tible) ineludible, on1nipresentc realidad, en cada aspecto psíquico de 1us he- que el que pcrn1anczca sin ser ct1estionadaº
chos (pese a todo, artificiales) ele la "diferencia sexual" y del "falo", Sería dificil
desde Freud. en ad.elante, lo que incluiría los ú]timos escritos de JYlelanie IGeln,
apre1H.1er algo de tal trabajo con fi·ecnencia tautológico. La 11istoria del pensa-
111icnto psicoanalítico ofrece herrainientas n1uy diferentes y 11eterogéneas a la
hora de pensar sobre aspectos co1110 qué es ser persona, acerca de la concien- Por estas razones, en ]a obra de Si1van rron1kins, la paranoia se ofrece con10 el
cia, del afecto, de la filiación, de las dinámicas sociales y de 1a sexualidad que, cjcn1plo por excelencia de lo que rfo1nkins entiende corno "una teoría fuerte de
a pesar de ser relevantes para el género y lo qneer) con frecuencia no están en los afectos") en este caso, una teoría :fu_erte de la hu1niHación o d.cl 111icd.o a la
absoluto centrados en la "diferencia sexual". Y no es que necesaria1nente sean hurniUación. Co1no eA11lico en el capítulo 3 de este libro, el uso que Ton1kins
anteriores a }a "difCrcncia sexual" ni que conceptualmente ocupen un lugar da al tér1nino "teoría fue1te" -incluso que utilice incluso el térn1ino "teoría" -
cercano a esta, ni siquiera que se relacionen con ella de forn1a tangencial o parece darle e] carácter de una dob1e valencia, Él va n1ás aHá de la reflexión de
contingente ni siquiera que tengan alguna relación con ella. Freud sobre las posibles súnilitudes entre la paranoia, por eje1np1o, y 1a teoría;
Parece que la reserva restante de tal pensamiento y especulación po- según 1'ornk.i11s, en 1111 análisis n1uy n1arcado por el interés de 1os prin1eros
dría constituir un yacin1-llento ilnpo1tante para los teóricos con1pron1etidos en pasos de la cibernética en los procesos de retroalin1entación, las \i.das cogn.i-
pensar en 1as vidas humanas Inás allá de las rcificacioncs de género que son tivo-atf>ctivas de todas las personas están organizadas según teorías del afecto
corrientes en el psicoanálisis así con10 en otros proyectos de la ciencia y la fi- alternativas, ca1nbiantes 1 estratégicas e hipotéticas. De lo que resulta que no
losofía inodernas. Lo que 11a ocurrido en su lugar, es algo así con10: primero, a habría desde el principio una diferencia ontológica entre los actos teorizadores
través de un proceso que podrían1os llamar de escaneo \rigilanteJ feministas y de Freud y los de, por ejemplo, uno de sus analizados. "fornkins considera que
queer han entendido correctainente que no hay tema o zona del pensan1iento hay un rnetanivel reflexivo en la teoría de Freud, y que el n1is1no afecto, el afec-
psicoanalítico qne prieda ser declarado a priori inn11u1e de tales reificaciones to norn1al y corriente, a la vez que es irreducHblen1ente corporal, íra111.1bién está
de género. l(n seg11ndo lugar, sin en1bargo -cosa que a mí n1e parece innece- forn1ado fundamenta11nente 1 n1edianíre el proceso de retroalirnentación, justa-
saria y pe1judicial-i la falta de esa inmunidad a priori, la ausencia de ningún n1cnte por s11 acceso a esos 1netaniveles teóricos. En Ton1kins, no hay ninguna
punto de partida que garantice la falta de prejuicios d.e1 pensa111iento fcn1inis- distancia entre la teoría del afecto) en el sentido de ]a in1portan.te teorizaciún
ta dentro 'del psicoanálisis, ha conducido a una e;,.'ten<lida adopción por parte explícita que algunos teóricos y filósofos llevan a cabo en torno a los afectos, Y
de algunos pensadores, de una estrategia mimética a:nticipatoria en la que ha la teoría de los afectos 1 en el sentido de la amplia y tácita teorización que toda
de 1n·es'1.trn'irse o rrato-asLnn'irse siernpre una cierta ·violencia estilizada sobre la gente hace al experin1entar e intentar negociar con sus propios afectos Y los
la difCrenciación scA'uaL incluso si hace f~llta, imponerse sirnp1emente bajo la de otras personas.
pren1isa de que no puede flescartarse por co1npleto (no quiero sugerir al utili- Por e11o, lla1nar a ]a paranoia una teoría fuerte es pues, a la vez, darle e1
zar el térn1ino "111in1ético"J que estos usos de 1as categorías de género psicoana- estatus de gran logro (es una teoría fuerte, del 1nodo que para Harold Bloon1)
i 40 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan parano;co, que quizás pienses. Lectu;·a paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. -¡ 41

Ivlilton es un poeta fuerte) pero tarnbién encasillarhL Es un de teoría de cierto n1odo tautológica. Pero debido .a su aJ11plio alcance ~y riguroE;a cxclnsi-
]os afectos, entre otros rnuch_os y, según Ton1kh1s 1 es posible que ciertas teorías un_a teoría fuerte se arriesga .a ser fucrternentc t;,m1:oló,:ica
del afecto interrelacionadas, de diferentes tipos y de diferente potencia1 consti-
tuvan la vida n1enta1 del cua1quicr persona. Ivlás directa1nente, el contraste de He1nos afirn1ado que 11a:yr una sobre-org.anización en la teoría 1nou.opo-
]a ~J::eoría fuerte de ]'ornl<lns se contrasta con la tcorla débil, y dicho contraste 1ista de la hu111illaciórL Con esto queren1os decir que no so1o una
no conlleva que la tcoria fuerte gane en todos ]os casos. El alcance y el carácter integración excesiva entre 1os subsisternas que norn1alrnentc son lTJ.ás
re<luctivo de la teoria fu_erte -es decir, su elegancia y econornia conceptual- indcpendientes 1 sino tanJ.bién que cada snbsiste1na está sobre-especia-
contiene yentajas e inconvenientes. Lo que caracteriza a una teoría fuerte) se- lizado para tratar de JLnininnizar la experiencia de la hun1illaciórL .. El
g-1111 'fon1kins, no es después de todo lo bien que evita los afectos negativos o conjunto del aparato cognitivo está en un estado de alerta constante en
encuentra los afectos positivos, sino el tarnaño y la topología del terreno que relación a tales posibi1idades 1 sean estas in1ninentes o ren1otasi ambi-
organiza. Y así escribe que "cua1quier teoría n1uy general" guas o evidentes.
Con10 cua]quicr efecto de detección Knuy organizaclo 1 se deja al aza.r
es capaz de dar cuenta de un a1nplio espectro de fenÓJTlenos que parecen posibilidad de influencia. La antena de1 radar se sitúa allá donde parez-
inuy ren1otos unos de 1os otros, y del origen coinún de los n1ismos. Este ca posible que el enemigo pueda atacar. Agentes de intcligc11cia pueden
es un criterio co1núnn1ente aceptado inediante el que se puede evaluar e1 i11onitorcar incluso con\rersaciones irnprobables si una posibilidad
poder explicativo de cualquier teoría científica. En la n1edida en la que cA'Lcrna de que se pueda detectar a]go rclc\TO.JTtc o si existe ]a posibilidad
esta teoría puede dar cuenta solo de los fenómenos "cercanos", es una de que dos noticias independientes unidas) analizadas juntas puedan dar
teoría débil, apenas In~jor que una descripción de los fenómenos que una indicación. de las intenciones del enemigo ... Pero, sobre todo, existe
se propone explicar. En la n1edida que ordena cada vez más fenómenos un lnodo a1tan1ente organizado de ii1tcrpretar la inforrnación para que
remotos en una única für1nulación, crece su poder ... Una teoría de 1a lo que pueda ser relevante se abstraiga y inagnifique rápida1nente y, el
hun1illación es fuerte hasta el punto de que posibilita que sean tenidas rcsto 1 se dcscstin1c. (1'01nkins u: 4.33)
en cuenta cada vez inás experiencias, como ejcu1plos de experiencias de
hu_n1il1ación, o hasta el punto que posibilita cada vez 1nás anticipar tales Y asi sucede que rnna estructura explicativa que u_n lector pueda considerar
contingencias. (1~oxnkins n: 4-33-434) tautológica, en el sentido de que no puede evitarsei o pararse) o hacer otra
cosa que probar los n1ismísin1os supuestos con los que cornenzó, pueda ser
Tal y co1uo esta narración sugiere, lejos de convertirse en xnás fuerte al e\ritar o eA'])erirnentada por qulen la practica con10 un avance triunfal hacia la verdad
aliviar la hu1niHación, una teoría de la hu1nillació11 se hace más fu_erte exacta- y la \indicación.
1nente en la inedida en la que fracasa al hacerlo. La conclusión de 'l'omkins es Sin e1nbargo, con n1ayor frecuencia, los roles de esta obra de teatro se en·-
que no todas 1as teorías fuertes son ineficaces -en realidad pueden llegar a ser cuentran n1ás 1nezclados y más a111pliamente repartidosº No creo que demasia-
den1asiado eficaces~ sh10 que "la teoría lle los qfectos tiene qiu: ser r¿ficaz para dos lectores -nii tan siquiera, el n1ismo autor- se sorprendieran dernasiado si
ser débil": "Af1ora podernos ver rnás clara1nente que aunque una teoría res- se señalara que la argt11ne11tación principal o la teoría fuerte de The 1Vovel and
trictiva y débil no pueda tener siempre éxito a la 11ora de proteger a 1a persona the Police es con1pletan1ente circular: todo se puede entender co1no un aspecto
contra el efecto negativo, es dificil que per1nanezca débil si no lo hace. 1\l revés, de lo carcelario 1 por lo tanto lo carcelario está en todas partes. Pero ¿quié_n lec
una teoría <lel afecto negativo gana fuerza, paradójicax-ncnte, en ·virtud de los The J.Vovel ancl the Police para averig11aT si la argumentación es verdadera? En
continuos fracasos de sus estrategias para co11ceder protección al evitar con este caso, con10 también se da frecucntcn1c11te en el caso de 1as tautologías de
éxito la experiencia del afecto negativo ... J_.a extensión de la repetida yapa- la "diferencia sc:xual" 1 la misn1a an1plitud del alcance que hace que la teoría
renten1ente incontro1able expansión de la ex:i1eriencia del afecto negativo es la fue1te tarnbién ofrezca el espacio -del que el libro de I\1iHcr saca sus venta-
que in1pulsa a la fuerza creciente de la organización ideo-afectiva que he1nos jas-para una riqueza de n1atices tona]es, la actitud, la observación n11n1dana 1
l1a1nado una teoría fu_erte del afecto" (n: 328-:324). 1a paradoja performativa, la agresión, 1a ternura) el ingcn]o, la lectura inven-
Una teoría del afecto es, entre otras cosas 1 un tipo de escaneo y an1plifi- tiva, el ob'iter rlicta y el 1ustre literario. Estas recon1pensas son tan locales y
cación selecti1)0; por esta razón, cualquier teoría del afecto se arriesga a ser en frecuentes que uno querría decir que una plétora de 1as teorías débiles poco
Lectura paranoica y lectura reparadora, o, e1·es tan paranoico, que quizás pienseS .. 143
i 42 Lectura paranrnca y lectura reparadora, o, eres tan pa1·anoico, que quizás pienses.

rel<1c]onadas entre sJ_ pareccn Han1adas a refugiarse en el abrazo hlperatrofiailo distintiv·o, con frecuencia arriesgado- el que un niñu peql1efio o nn adulto
de 1a teoría fuerte g1ohaL l)e 1nucl1as n1aneras) tales acuerdos son todos para se dirijan a buscar el placer de forn1a sostenida (a tra,lé0 de 1as estr.ategi;is
bien -sugercntes 5 placentc<.'US y su_n1arncntc productivos; la lnsistcncia en que reparadoras de la posición en. de contJ_nuar a la b·úsqueda de
todo significa la n1isn1a cosa pern1ite, de alguna nn avezado sentido rle estrategias de retroalin1entaciún, porque se considcra.n contraproducentes
todas las n1aneras que de poder decirlo. Pero no 11ace falta leer las i1H:on- para anticiparse r11 dolor propias de 1a posición csquizo-paranoica. Es quizás
tahles perífrasis derivativas de la teoría fuerte (y sornbría) de este libro, escritas n1ás frecuente a la hora de debatir 1.a posición depresiva de I(}ein hacer hin-
por a1urnnos 11 otros críticos, para percib]r, a la \rez algunas de las ]h:nitacio11es capié en que esa posición inaugur<c-1 una posibilidad ética -en forn1a de una
1

de esta relacién1 no articulada entre las teorías fi1e1ies y débiles. Corno teoría culpable percepción en1pática de la otra persona co1no buena, dañada e ÍITTte-
-fuc1te y con10 espacio de un 1nimetisn10 retlcxivuJ la paranoia no sería nada si grai que requiere y está solicitando que se lia. an1e "':/se la cuide. Tal posibilidad
no se 1a pudiera enseñar. La potente gan1a y la fuerza rcduccionista pueden ética) sin einbargo, se fundan1cnte en -y coincide con- e] 1110.vi1niento del
causar que el pensan1ie11to tautológico sea dificiJ de identificar incluso cuando sujeto hacia lo que Foucault llan11_a "el cuidado uno n1isn10 [le souc1: de sol],
lo hace de inodo convincente y casi ine-,,rltab1e; el resultado es que es posible la preocupación, con frecuencia rTJ.uy frágil, de darle al yo placer y alin1ento
que tanto los escritores con10 los lectores) por desgracia no se den cuenta si dentro de un entorno que se percibe co1110 no particular1nente dispuesto a
se está haciendo y dónde un auténtico trabajo conceptual y cual podría ser ofrecerlo.
1

exactan1entc este trabc~o. Los desplazarnientos conceptna]es de ICllein y de Ton1kins son rnucho
1

n1ás sofisticados Yi sobre todo, n1enos tendenciosos que los supuestos corres-
pondientes de Freud. Para ernpezari _Freud subsume la b-úsqneda del placer
y el evitar el dolor de n1anera conjunta bajo la rúbrica de un supuestan1ente
prilnordial "principio del placer", con10 si los dos n1otivos no pudieran ellos
IVlientras Ton1kins distingue entre un nún11_ero de afectos cualitativarnente di- n1isn1os diferir radicahnc11te. 1 E11 segundo lugar9 es so1o la estrategia d_e anti-
ferentes, ta1nbién para ciertos propósitos agrupa los afectos f!,'l'Osso rnodo con10 cipación del dolor en Freud la que (co1no ansiedad) se proyecta en la consecu-
negativos y positivos. En estos tér111inos, 1a paranoia se caracteri:t:a no solo por ción del desarrollo del "principio de realidad", Esto deja la búsquecla del placer
ser una teoría fuerte en oposición a una débil, sino por ser una teoría fuerte de como un supuesto a.nanantia1 bajo tierra que sie1npre es in1posible de exami-
un afecto negativo. El1o es -importante en tér1ninos de los objetivos afectivos nar e iI1agotable de motivos aparentemente "naturales", uno que solo plan-
globales que To1nkins ve có1no potenciahnente pueden entrar en conflicto unos tea la pregunta de cómo mantener bajo contro1 sus ÍlTetl·enables ehu)liciones.
con otros en cada perso11a: distingi.1e en pri1ner lugar entre el ol~jetivo general Quizás, incluso de 1nodo n1ás problemático, este esqnen11_a freudiano instala
de buscar n1inin1izar el afecto negativo y e1 de buscar n1axi1nizar el afecto posi- de for1na si1en.ciosa en el ansioso in1perativo paranoico la irnpos-ibilidad, pero
tivoº (Los otros, ol~jetivos inás sofisticados respectivamente que él identifica son ta1nbién la supuesta necesidad de anticipar el dolor y la sorpresa) con10 "reali-
que la inhibición del afecto se lninirnice y que se n1ffxiJnice el poder de lograr los dad" -con10 la for1naJ el n1otivo, el contenido y la prueba única e inevitable del
tres objetivos precedentes). En 1a inayor parte de las prácticas -en la inayoria ·verdadero conocin1icnto.
de las 1.Tidas- hay negociaciones pequeñas y sutiles (aunque acu1.11ulativamen- Por tanto, no habría lugar en Freud- excepto con10 un ejemplo de au-
te potentes) entre estos objetivos, pero la fuerza 01nnipresente y el respaldo toen.gafio- para la epistemología proustiana en virtud de la cnaJ el narrador
que ofrece una estrategia 1nonopo1ista de anticipación de los afectos negativos deÁ la recherche [A la búsquedal-que en el último volun1cn de 1a obra siente
puede causar según To1nkins, el efecto de bloquear el objetivo pote11ciahnente "e1npujando unas a otras dentro de mi un conjunto con1plcto de verdades
1

operativo para buscar e1 afecto positivo. "El único sentido en el que (lo paranoi- que conciernen a las pasiones, al carácter y a la conducta hun1ana" - }as reco-
co) cie1iarnente puede luchar por el afecto positivo consiste en que pro1nete un noce colno verdad en la rnedida en que "percibirlas rne causa aleg;ria" (Pronst
escudo contra la humillación", escribe To1nkins. "Ton11_arse en serio la estrategia v1: 803 1'-.ts cursivas son inías). En la episte1nología paranoica :f:reudiana, ya
1

de 1naximizar el afecto positivo, n1ás que sin1ple1nente disfr1.1tarlo t:uando llega es de por sí inveroshnil suponer que la verdad pudiera ser n1otivo de alegria
1a ocasión, está totalmente fuera de lugar" ('foa.nkins n: 458-459). aún accidental, e inconcebible in1aginarse la alegría co1110 garante de la ver-
Del inisn10 n1odo, en los escritos de JVIelanie l<Jein entre la década de los dad. Ciertan1ente, desde cualquier punto de vista resulta circular o algo por
años cuarenta y cincuenta, representa un logro real ~un can1hio de posiciún el estilo, suponer que el placer que nos da conocer nlgo puede ton1grse con10
Lectura paranoica y lect 't'::i
~•c.
reparadora ' o ' eres tan p21"2no1co, que quizás pienses ..
144 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, e1·es tan paranoico, que quizás pienses .. í45

•7''r·c-lacl ele] conoci.111iento. Pero una teoría fu:crtc del afi-:cto po-
l -.I'd\·'.:·
pruc1;a (e L - - _ - . •• , ,. ,_, • • • (, "convergentes proeedi11lientos de dcsn1itifi.cación" (1970: y por lo tanto
¡ ¡ · ·
s1t1vo) ce_ tip 0 al
· · e
c¡ue -i-iende
~
el D<"HT::tdor
·
de El r;Iein-]JO•
rel.upt1(ulo1
-
no es nuu_;
una f{-; parecida, inexplicable en sus propio térrninos, en re1ación a ]os efectos
1
- . t o I'og1ca
cau · qu - 'ºL- ]"tcor1'a- e f1Jer}e~
sobre el afecto negatrvo
~
representan a en, por
1 ,:e • de tales procedin1ientos, En his influyentes páginas finales de El ,e;énero en dis-
· ¡ "J"'•loi"t
eJCTilp O, su P<v ~._ l - ' e•1 Lit cautiva
' ' '
(En verdad, \Ten
~
la n1ed1da en la que la
]Jutai por ejen1plo, Butlcr ofrece un argtu11ento progran1átíl.co a fa'vor de la des-
• ¡
lJusquec a te " · ¡ ¡ ·¡f'ec·to ¡)osit]"'FO
_ . es. bastante nllenos pTobab1e que resulte de la n1itificación con10 "el foco normativo de un.a prúctica gay y lesbiana" (Butler
forn1ac.ión de una teoría n1uy fuerte 1 q_uizás tienda bastante n1enos a la tauto- 1990: 124) con rci·vindicaciones tales corno que "el drag revela la rnisn1a natu-
logía), Pernlitan1os a cada teoria su propio y diferente inotiv~ ~;·imorclllal, en raleza in1itativa del género" (137): "ve!nos el sexo y el género rlesnaturaliz·ados
cua1quicr e.aso -en un caso la anticipación del dolor, la pro1,,11s1on del placcri por 111cdio de la perfOrn1ance" (138); "1a parodia de género revela. que la iden-
en el otro- v 1i-inguno de eHos puede ser considerado rnás realista que el otro. tidad originat .. es una imitación" (188); "la perfürn1ance de género llevará a
Ni siquiera~ es necesarian1cnte verdad que las dos emitan tlln juicio difere1T~e cabo/representará y revelará la pe1fonnatividad del propio género" (139); '1a
sobre la "realidad": no se trata de que uno sea pesin1ista y vea e1 ·vaso n1e(ho repetición paródica ... desvela el efecto fantas1nagórico de una identidad fija"
vacío v el otro optimista y vea el vaso n1edio Heno. En un inundo Ucno de pér- (141); "la paródica repetición del género expone/denuncia ... la i1usi6n de la
cH<las: dolor, v opresión, es probable que an1bas episte1nologías estén basadas identidad de género" (146); y "l.a 1lliperbólica exposición de "lo natural .. re'l1ela
en un profu1~do pcsirnis1no: el n1oti.vo reparador de la búsqueda del placer su estatus fundamentahnente fantas1nagórico" (147) así como "que e:rpone su
llega, después de todo, según TGein solo con la consecución d~ una posición falta de natura1idad fundan1ental" (149J las cursivas son mías).
depresiva. Pero llo que cada una busca -lo que se trata de dec1r de nuevo, el Lo que define el in1pulso paranoico en estas páginas, diría que es n1enos
n1 ~t1vo que cada una tiene _para buscar, seguro que difieren ampJ.iamente. el acento que se pone en la 1nín1esis reflexiva. que la aparente fe en el desvela-
De }os dos, sh1 en1bargoJ es solo un conocin1iento paranoico el que tiene una miento. El archi-suspica:¡; autor de The Alovel and the Police ta1nbién habla en
práctica con1pleta de (re)negar de su 1notivo y fuer:r:a al en1nascararse afecti- este caso, n1ediante los protocolos de algunos críticos recientes n1uc]10 1nenos
vanllcute con10 si fuera la m.is1na n1atcria ele la verdad. interesantes, cuando ofrece proveer el 'flash' de una creciente y necesaria \i-
sibilidad para dar cuenta de que la disciplina moderna es un prohlen1a en sí
n1ismo" (Mi11er 1988: be) -co1no si "'Visibilizar un problc1na fuera resolverlo en
la par¡mola sit!:ía su fe e11 el desvelamle11to un santian1én) por lo menos se hace evidente en esa dirección. A ese respecto,
por lo incnos, aunque no en todos, Mil1er escribe en The 1Vovel anlZ the Police
Sea cna1 sea el relato que pueda ofrecer sobre su propia 1notlvacitón) la pa- con10 un neohistoricista paradig1nático. Porque, lllacia un punto Han1ativo, las
ra.11oia se caracteriza por situar, en la práctica, un énfasis extraordinario en articulaciones de los neohistoricistas se basan en el prestigio de un solo y g1o-
la eficacia del conocin1iento per se -el conocin1iento e11 la for1na de dcsvcla- ba] relato: desvelar/exponer/ denunciar y prohlennatizar las violencias ocultas
1niento. Quizás a ello se deba que el conocin1iento paranoico sea tan ineludi- en la genealogía del sujeto liberal n1oderno.
blemente narrativo. Como esa persona desal1uciada de una institución psi- Con el tien1po que ha pasado desde que el neohistoricis1no era algo nue-
quiátrica y arrojada a la calle -traicio11a.da por una conspi:·ación de la ciudad vo, se ha hecho más fH,cil ver las fürn1as en las que este proyecto paranoico
entera- y que aún insiste e11 que te leas su gastado dossier cargado con su de denuncia podría ser inás especifico d.csde un punto de "'Vista histórico de
preciada correspondencia, la paranoia a pesar de toda s~l cacar~ada sospecha lo que parece. "El sujeto liberal inoderno": ahora parece, o debería parecer,
funciona coino si el trab<:\jo se 11ubiera finalmente realizado s1 por fin, esta cualquier cosa n1enos una elección evidente como e1 único terrninus ad q'ue1n
vez 1 pudiera hacer que su relato se diera a conocer de verdad. Que un oyente de la narrativa histórica. l.Dónde están_ todos esos supuestos st~jetos 1ibera-
comp]etan1ente iniciado se pudiera sentir todavía indift:rente o contrario a lcs n1odernos? Nor1naln1entc ine encuentro con estudiantes de postgrado que
dicho dcsvehuniento, o no pueda servir de ayuda, en modo alguno) apenas se son virtuosos expertos en la tarea de desvelar ocultas violencias históricas que
considera una posibilidad. subyacen bajo un hu1nanis1no liberali secular y universalista. Y, con todo, los
Resulta raro que una hern1enéutica de la sospecha sea tan confiada res- años fürmativos de esos estudiantcs 1 a diferencia de los años for1nativos de sus
pecto a los efectos del desve1an1ientoi pero Nietszche (mediante la genealogía profesores, lllan ocurrido completa1nente en la An1érica xenó±Oba de la secuen-
de la moral), Marx (mediante la teoría ele la ideología) y Frend (mediante la cia Reagan-Bush-C1inton-Bush, donde ]o "1iberal"1 si acaso, es una categoría
teoriía de los ideales y las ilusiones) ya representan según palabras de lticoeur tabú y donde el "hnmanis1no secular" se 'le tratado norn1al1nente con10 una
146 Lectu1·a paranoica y lectura reparadora, o, eres tan p8.ranoico, que quizás pienses. Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses í-4'?

secta religiosa de ca.rúctcr n1inoritario, n1ientras que una ·vasta n1ayorfa de la ganadas a duras penas para hacer >,"isib1e, detrás de las apariencias de toleran-
población reivindica q_ue están en contacto directo con rnúltiples identidades cia) Jos rastros ocultos de la opresión v h-1 n<en;ecm:iónº,
üxvisibles tales con10 los ángelesi Satán o Dios. La confianza paranofr.~a en el de~vclarniento parece depender, adcn1ás 1 de
J\den1ás 1 }a fuerza de cualquier proyecto interpretativo que se proponga u11a inf1nita reserva de ingenuidad en el púb1lco de tales desvefaun_ientos. ¿cuál
clesvelar la violertcia oculta parecería depender de un conteA'to cultural, como es la bas~ para as1nnir que so11)renderá o n101estará, por no decir n1_oti\rará) a
el que se presupone en las pri111eras obras de Iioio_cault, en las q_ue en prin1er que algi..uen aprenda que una inanift\'Ji:aclón socia1 dad.a es urtiifñcial rnin1ética
lugar se Iuenosprcciaria a la \.i.olencia y, por ello) ésta se ocultaríaº ¿,Para qué fi1ntásn1atica, se contradice a si 1nis111n) o es inclu.so violenta? Como sJeñala Pete;
molestarse en desvelar o denunciar las artimañas del poder en un país en el SlotcrdjikJ el ci1risn10 o "la fillsa conciencia ilustrada" -la falsa conciencia que se
que 1 en un inomento dado) al n1enos el 4ocyº de los jóvenes negros están in- sabe a sí nllsn1a falsa, "sn falsedad ya reflcxi1,ramente regnlada/an11_ortiguada-ya
]_nersos en el sistema penal? En los Rstados Unidos, y a escala internacional) representa ."el can1ino extendido de forma universal lnediante el que la gente ilus-
mientras que 11ay ]_nucba violencia oculta que requiere ser desvelada tan1bién trada se crnda de que no se ies to1ne por -1111héciles" (Sloterdijk 1987: 6) ¿,Cuánto0

encontra1nos, el aun1ento de un etl1os donde las fürmas de violencia que son ·dernpo debe de haber estado alguien sin ver la televisión para i:onsidcrar cb_o-
hipe1""1risibles desde el principio se ofrecen como un espectáculo ejcn1plar en cante que las ideologías se contrarligan a si 1nis1rr1_as1 que los sin1.ulacros no ten-
ver. de per1nanecer ocultas como un secreto escandaloso. Las controversias gan o~·i~~1ales, o que las representaciones de género son artificiales? lVIi propia
sobre los derechos humanos en casos como por eje1np1o las torturas y desa- supos1c1on es que tal cinis1no popular, aunque sin duda está anuy extendido 1 es
paricio11es en Argenth1a, o el uso de las violaciones en inasa como parte de la t:>o1o una entre 1as heterogéneas teorías en co1npetencia que constiruye la ecología
limpieza étnica en Bosnia señalan, no el desvelamiento de unas prácticas que mental de 1a mayoría de la..-s personas, AJgunos desernnascaramie11tosJ algtn1;:i..s
se han ocultado o naturalir.ado, sino una pugna entre diferentes n1arcos de desn:1tificaci~ncsi alglln~as testificaciones/testimonios son 1nuy eficaces (aunque
visibilidad. Es dec].T, una violencia que fue paradigmática y espectacular desde con frecuencia son de1 tipo anticipatorio). Otras muchas que son tan verdaderas
sus ·iriicios, señalada. directan1ente 1 cuya intención era servir de aviso público y y tan convincente.__.:;; no tienen ninguna efccthicL.1.d, sin embargo) y en la medida
aterrorizar a los iniembros de una con1unidad concreta) se combate mediante de que eso es as-í, tenemos que adn1itiT que la eficacia y la direceionalidad de tales
los esfuerzos por desplazar y redirigir (así como por simplemente expa11dir) su actos reside en otro sitio, no en su relación al conoci1niento per se.
resquicio/rendija de visibilidad. Escribiendo en 1988 -es decir 1 clespu_és que el reagani.smo 11ubiera coin-
Otro proble1na que se presenta en estas prácticas críticas: i.qué tiene que pletado sus dos mandatos en los Estados Unidos- D.A. Millcr propone que
decirle l1na 11cr111e11éutica de la sospecl1a y de la denuncia a las fOr1naciones s1ga111os a Foucault y desmiti:fiquernos "el cuidado 'pastoral' inte11sivo y con-
sociales en las que la. propia visibilidad constituye una buena parte de la vio- tinuo que la sociedad libera} se propone dar a todos los que están a su caro'o"
lencia? El asunto del restablecimiento de las cadenas de presidiarios en varios (1988: v-iii). ¡cón10 si fuera así! Yo estoy n1ucho menos preocupada porquet:imi
estados sureños de Estados Unidos no trata tanto de obligar a que los presos terapeuta n1c considere una persona patológica que por la cobertura detre-
1

hagan trabajos forzados sino a que los con\'Ícto.s tengan que hacerlo ante la ciente de n1i seguro de salud n1ental-y eso teniendo la enorn1e suerte de tener
mirada del público, y el entusiasn10 patente e11 1a aplicación de un ]_nodclo de algún tipo de cobertura 1nédica. Desde el comienzo de la re,111elta contra los
justicia estilo Singapur que se expresó popularn1ente en }os Estados U nidos i111puestos, el gobierno de los Estados Unidos -y cada vez n1ás los gobiernos
1 1

cuando se apaleó a lv1ichael l~ay 1 reveló un senti1niento crecie11tc de que el de las Ha1nadas den1ocracias liberales- l1an echado a correr para deshacerse de
estigma de la vergüenza bien publicitado es la receta que prescribe el médico/ responsabilidad aJguua respecto de los que están a su cargo, sin que se haya
la n1ejor n1etlicina para la juventud recalcitrante. Aquí tenen1os un índice muy propuesto ninguna otra institución para llenar ese hueco.
significativo sobre los can1bios l1istórieos: solían ser las personas que se opo- Este desarrollo, sin en1bargo, es 1a últin1a cosa que aJgu-Uen habría espe-
nían a la pena de ]_nuc:rte los que argl..nncntaban, que caso de llevarse a cabo, rado ele leer la prosa neohistoricista, que constituye una comp1eta genea1ogía
debería hacerse públicamente para vergüenza del estado y <le los espectadores del estado del bienestar secu1ar que tuvo su n1on1cní[o álgido en las décadas de
dando a conocer Ja violencia judicial previamente oculta. Hoy en día, no son los años sesenta y setentai junto a una pru_cba irrefutable de por qué debe ser
los anin1adores contra la pena capital, los que Henos de una ambición triunfal, cada vez n1ás, y por sie1nprc, así. Nadie puede culpar a un esc1ito:r en los años
consideran que el lugar adecuado para la ejecución de 1a pena capital es la te- ochenta por no habcT prc\ri_sto los efectos del Contrato con BJ~~UU de los re-
levisión. lQuién 1e pone precio ahora a las habilidades de los críticos culturales publicanos en 1994. Pero si, conno dice IvriHer, "la sorpresa ... es p1,ecisan1e:nte
148 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses Lectura paranoica y lect1Ha repar2.drn·a, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. 149

lo que el paranoico quiere elin1inar'\ debería admitirse que, co1no una forrna 11orrrbrcs fneron c:n coche a desde Bagdad, para
de paranoia) el neohistoricisnH) ha fracasado de forma espectacular. Mientras testificar en contra. argumentos contra. la Dobb qucJ a pesar de
que su dicho general "1as cosas están ina] y \rana peor" es imposible de refutar, lo poco convincentes qnc uno los encuentre) se presentan e] color
cualquier valoT de predicción más específico -:y, con10 resultado) se puede dis- del razona1niento poHti.co con.vencionaL Pero lino de 1os tcstJgos de .A~rJ-
cutir) cualquier ·valor para l1accr una estrategia de oposición- l1a sido nulo. 'fa] 7.0na se opuso a la ley con a.rgu1nentos q_ue poden1os considerar repre-
acelerado fracaso pa.ra anticipar el can1bio se encuentra, aden1ás, tal y corno he sentativos de un estilo para.noico, al insistir que "era un nuevo intento de
iT1encionado) con1pletarnente en la naturaleza. del proceso paranoico, cuya es- un poder subversivo de hacernos forrnar parte de un gobierno socialista
:fera de influencia ( co1no la del propio ncohistoricisn10) sol u se expande cuan- n1undial", y que an1enazaha con "crear el caos" que ayudaría a "nuestros
do cada desastre no anticipado parece dcn1ostrar de forn1a más concluyente ene1nigos" a ton1ar e1 poder. (5)
que, adivinad qué, nltnca se es lo sujicientenzente J'Yaranoico,
Si conte1nplan1os desde la ventqja que da hacerlo en el presente el rnuy in- No voy 11egar que haya gente que sienta nostalgia por una época en la
fluyente ensayo de Ilichard Ho-fStadtcr '"fhe Para11oid Style in Ai11erican Politics" que la retórica del lobh.Y de 1as armas parecía una total chaladura - un ejemplo
["El estilo paranoico en la política estadounidense"] publicado en 1963 nos dare- "sencillo y no controvertido" de un "juicio distorsionado"- en vez de repre-
mos cuenta <le hasta qué punto se ha producido un potente can1bio discursivo. E1 sentar a una plataforn1a práctica1nente incuestionada de un partido político
ensayo de liofstadter es una eApresión singlltlar del consenso liberal, coercitivo y dominante. Pero ei ejemplo espectacu1arn11ente anticuado <le Hofstadter no
complaciente que práctican1ente suplica que se dé el tipo de des1nitificación para- constituye única111cntc un indice de hasta qué punto el ce1Ttro político ha gi-
noica en el que, por ejcn1plo, D.A. JVIiller educa a sus lectores. Su estilo es anecáni- rado hacia la derecha desde 196::-L También constituye un signo de hasta. qué
can1cntc equitativo: I-Iofstadter considera que hay para110Ü:1 tanto en la izquierda punto ha. devenido norn1ativa dicha fOrn1a de pensar en cada aspecto del es-
como en la derecha: entre los abolicionistas, los anti-católicos, a11ti-n1011J1ones y pectro político. En un sentido raro, rne siento n1ás cercana al pensamiento del
anti-masoncsi los nativistas y los populistas y aquellos que creen en la conspira- hombre de Ai·izona que a] de Hofstadter -aunque, o n1ás bien poTque, ~yo tam-
ción de los banqueros y de los fabricantes de n1uniciones; en todos aquellos que bién doy por hecho que e1 de Arizona es n1ie111bro de una n1ilic]a que defiende
dudan de que JFl( fue asesinado por un solo hon1brc, "en la prensa popular de la supremacía de la identidad blancal cristiana y homófoba que preferiría. qui-
izquierda) en ]a derecha estadounidense conte1nporánca, y a lnnbos lados de la tantne de e11 n1edio de un tiro antes que n1irarn1c. Pcter Slotcrdijk no explicita
actual co11h·oversia racial" (I-Iofstadter 19G5: 9), i\unque estas categorías parecen que el cinismo popular de la entendida/sabia "falsa conciencia ilustrada", que
referirse a inucha gente, sin embargo aün signe utilizando un "nosotros" -que él considera se encuentra práctica1nente en todas partes es) específican1ente 1

parece referirse a práctica111ente a todo el inundo- que pueda estar de a.cuerdo e11 de estructura paranoica. Pero tal i:onclusión parece ineludible. Es discutib1e
contemplar tales puntos de ··vista como extremos desde un entendimiento tran- que este cinisn10 cotidiano, bastante incoherente y de 1ría estrecha) sea 1a 1na-
quilo y que abarque un terreno intern1edio, en el que todos "nosotros" pode1nos nera en la. que la para11oia se presenta hoy en día cuando funciona co1no una
estar de acuerdo en que, por eje1np1o, a1u1que "innumerables decisiones sobre ... teoría débil inás que co1no una teoría fi1erte. Se puede no estar de acuerdo/
la guerra fría puedan ser fallidas", representan "si1nples errores de l1on1bres con debatir, que este cinisn10 cotidiano, bastante incoherente y de ·vía e-.s~recha 1 es
buena intención" (86). Ho-fStadter no tiene problen1as en ad1nitir qUe las perso- como ]a n1anera en la que la paranoia se presenta hoy en día cuando funciona
nas o los movimientos paranoicos puedan percibir cosas que son verdad, aunque corno una teoría tlébi1 más que co1110 una teo1ía fu.ert.e. Seg;uir Heganclo a esta
"un estilo distorsionado ... una posible señal que pueda ponernos en a1erta frente escena paranoica) hiper-desmitificada con las "noticias" de 1a her111enéutica de
a un juicio distorsionad.o, justamente igual que en el caso del arte, un estilo teo
1 la sospecha, en cualquier caso, es un acto que difiere cnorn1c1ncntc de lo que
nos da una clave de los defectos fundarnentales en relación al gusto" (6): ta1es desvelamientos habrían sido en los años sesenta.

Unos eje1nplos scnci11os y relativamente no controvertidos pueden acla-


rar por co1npleto (la distinció11 entre contenido y esti1o). Justo después La parodia subversiva y dcsn1itificadora, las sospechosas arquco1ogías del
del asesinato del presidente I(enncdy, se dio inucha pub1ic1dad a una pre.:;;ente, la detección de inodclos ocultos de 'liolcncia y su dcsvela1niento:
ley ... para estrechar el control federal sobre la venta de arn1as de fuego tal y co1no he estado argrnn1entando, estos protocolos infinitamente enseña-
por correo. Cuando se estaba debatiendo 1a ley sobre dicha n1edida, tres bles y factibles se han convertido en moneda común y corriente e11 los estu-
150 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan pa(anoico, que quizás pienses ..
Lectu1·a pa1·anoica y leclu1·a reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses_.

dios culturales e l1istoricistas. Si un e\'idente en el triunfalisrno tatativo. Jl'ero supongarnos que uno to111_a en serio la idea, con10 la que articula
de una hern1enérrtica paranoide) es que el barrido conceptual arn.p1io de tal Tonnk.ins y también otros escritores de los que disponernos, qu_e la teoir1<1 de
asurición metodológica, los acuerdos a.ctua1es de casi toda la profl;sión sobre lo cada dia .afecta cua.litati'n:UJ.1ente a1 coD_ocirniento :Y a la experiencia de cada
que constituye una uarrativa o una. c::\_'Plicaciún o una historización adecuada clío.; y supongan1os que una no q_uicre establecer una diferencia 1nuy onto1óg1-
puede, si persiste de forn1a incuestionada, en:i_pobrcccr sin quererlo la resc1rva ca entre la teoría acadén1ica y ]a teoría del dia a · }T supongamos que a una
genética de 1as perspectivas y habHidades de la crítica literaria. El problc1na de le in1porta n1ucho 1a cualidad de la experiencia y el conoch11iento prop]o y de
una reserva genética superficial es, por supuesto) su decreciente habilidad para otra gente. En estos casosi tendría sentido -si uno pudiera elegir- no culti·var
responder a 1os carnbios 1nedioan1bientales (por eje1nplo, políticos). la necesidad de una ruptura sistemática"";/ auto.acelerada entre lo q_ue uno l1ace
()tro 111odo quizás n1ás preciso, de describir el presente consenso para-
1
y las razones por las que lo hace.
noico, sin en1bargo, es que en lugar de desplazarse con1pleta1nentei haya ne- Iv1ientras que los procedin1icntos teóricos paranoicos dependen y refuer-
vado a cabo/ requerido una dcsarticulación un rechazo y un erróneo reco110-
1
za:rt a 1a vez e] do1ninio estructural de la "teoría fuerte" monopolista, ta1nbién
cin1iento de otros n1odos de cntendilniento de forinas inenos orientadas a la
1
podemos ex"traer beneficios al explorar las for1nas diná:u.-nicas, extren1adarnen-
sospecha de las que se practican en la actualidad, con frecuencia, por los inis-· te variadas e históricalinente contingentes en las que los constructos teóricos
n1os teóricos y como parte de los inisn1os proyectos. El prograrna n1onopolista fuertes se interrelacionan con los débiles en la ecología del conocin1iento -una
del pensamiento paranoico imposibilita sisten1átican1ente cualquier recurso exploración que obvia1r1ente no puede continuar sin tener un interés respetuo-
explícito ligado a los motivos reparadores, que en crnanto se articulan se ven so por los actos teóricos fuertes así como por los débiles. To1T1_kins nos ofrece
son1etidos a que sus raíces sean arrancadas metóclicarnente. l.os Jnotivos repa- bastantes 1nás modelos para acercarnos a tales proyectos de los que he sido
radores, una vez q ne se explicitan, se co1T\rierten en inadmisJblcs para la teoría capaz de rcsun1ir aqui. Pero la historia de la critica literaria tarnbién puede
paranoica porque tratan de] placer ("1neran1ente estético") y porque quieren conte1nplarse colino un repe1iorio de n1ode1os alternativos para pcrn1itir que
apo1tar iT1.ejoras ("meramente refürmistas"), 2 ¿Qué es lo q_ue hace qne el placer enC<=\ien las teorías fuertes y débiles. (.Qué puede representar n1ejor a '1a teo-
"'Y 1a 1nejora sean tan "meros"? Solo la exclusividad de la te que tiene la paranoia ría débil, un poco rnejor que u11a descripción de los tenó1nenos que intenta
en c1 desvclan1icnto dcs1nitificado:t, Solo su asunción cru_e} y despreciativa de explicar"i que la destreza de la lectura atenta ]maginativa de la devaluada y
que lo único que hace falta para que se haga la revolución n1undial, exploten casi obsoleta Nueva Crítica [Ne-vv Criticisn1]? 3 Pero lo que una vez fue verdad
los roles de género o lo qr1e sea, es que la gente (es decir, que otra gente)J una
1
en Exnpson y Burkc ta1nbién es verdad hoy en día, au11quc de una forma dife-
vez que tengan suficientemente exacerbados los dolorosos efectos de sn opre- rente: hay hnportantcs tareas fenon1enológicas y teóricas que pueden lograrse
sión, su pobreza o su estado de engaño conviertan su dolor en algo consciente solo a través de teorías loca.les ytaxo11on1ias del mo1nento (nonce ta.""{onornies);
( con10 sii además, no lo hubiera sido) e intolerable ( co1no si las situaciones los n1ecanisn10 potencialmente innu1nerablcs de su relación con teorías linás
intolerables se caracterizaran por generar soluciones excelentes). fuertes siguen siendo una cuestión de arte y del pensamiento especulativo.
Tru.1 ásperas prescripciones no las ofrecen en serio la inayoría de las teo- La paranoia, tal y con10 he señalado) represe11ta no solo una teoría fuerte
rías paranoicas, pero hay 1nucha teoría paranoica que sin eanbargo está regu- sobre el afecto sino una teoría fue1ie de] afecto negativo. La cuestión de la
lar1nente estructurada com,o si las ofreciera. Esta clase de aporía.: ya la hen1os fuerza ele una teoría dada (o la de la relación entre la teoría fuerte y la dé-
debatido en 11ze 1Vovel anll the Police, donde se in1pulsa a los lectores a través bil) puede ser ortogonal a la cuestión de su cuali(lad esencial afectiva (quale)
de una lúgubre estructura lnonolitica de teor]a fuerte paranoica n1ediante su- v ca.da una es capaz de ser explorada de forn1a diferente. U na teoría fu:erte
cesivos con1pro1nisos con o±e1tas intelectuales y literarias bastante diversas de 1 (por ejelinplo una reduccionista y de aanplio espectro) que se organizó funda-
n1cnor escala y que con frecuencia parece q_ue están profunda1nente orientados mentahnente en torno a la anticipación, la identificación y la defensa frente al
al placer, tan1bién se encuentra en otra inucha y buena crítica. Cie1ian1ente) afecto negativo de la hun1illació11 se parecería a la paranoia en cie1tos aspec-
yo la reconozco for111a11do una buena parte de 1ni propia escritura. ¿Importa tos pero diferiría de eHa en otros. Creo, por eje1nplo, que esta podría ser una
cuando Jos lectores no entienden dichos proyectos o e1Jos no se describen a sí caracterización justa de la sección precedente de este capitulo. Porque inclu-
n1-isn1os de fo1111a aceitada? No sugeriría que la fuerza de ninguna escritura so especificar la paranoia como una teoría del afecto negativo deja abierta la
potente pueda tener una transparencia total en relación a sí rnis1na, ni que sea distinción entre dos o n1ás afectos negathrosJ existe la oportunidad adicional
probable que de cuenta dé s'Í n1isn1a de fon_11a 1nuy adecuada a tn1 nivel co11s- de experünentar con un vocabulario que hará justicia. a una a.n1p1ia gan1a afee:-
í 52 Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses. Lectura pa1·anoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. í53

ti,.ra, De nuevo, no solo con los afectos negativos: tan1hién ser rcificado en los que incluyo en buena n1edlda a los lTIÍos prop1osi 11an as1nnido. Una
y coercitivo tener un solo 1nodclo totalizador del afecto positivo s1en1prc en la ·visión n1ás ecológica de 1a paranoia no ofrecería el privilegiar ]os asuntos
n1isn1a posición destacada, Una gran ca111tidac1 de teoría n101esta por lo excesi- gays y lesbiano.;:; de la forn1a tran.s11istórica y casi autonJ_áth:an1cntc concep-
va parece explícita1ncnte acon1eter la proliferación de un solo afecto , o quizás tual que una visión freudiana ofreceº
dos, de crnalquier tipo -ya sea el éxtasis, la sublin1idadi el hacerse polvo a u110 Aden1ás, creo que nos dejará en 1nucha n1ejor posición hacer justicia a
]nisn10 el gozo [jouissanceL la sospecha, la abyección, el saber, el horror) la
1
una riq_ucza de prácticas características, centrahnente crnlturales, a n1ucl1as
aspereza) 1a satisfacción o la indignación inoralista, Es co1110 el antiguo cl1iste: de las cuales se les pueden llan1ar rcparadorasi que eRnergen de la expe-
"Al llegar la revolució11, can1ara<la todo el n1undo cornerá rosbif cada día".
1 riencia queer pero se l1acen invisibles o ilegibles bajo una óptica paranoi-
"Pero, camarada, no me gusta el rosbif'. "Al llegar la revolució11, ca1narada, te caº Como, por eje1nplo, las que señala Joseph Litvak (en una co1nunicación
g·ustará el rosbif'. Al Uegar la revolución, ca1naradai esos chistes deconstrnc- personal en 1996)
tivos te harán cosquiHas hasta que te partas de risa; te clesn1ayarás de puro
aburrilniento cada lnomento que no estés destrozando el aparato del estado; Me parece que la impo1iancia de los "errores" en la lectura :Y la escritura
seguro que tienes sexo del bueno veinte o treinta veces al día. Estarás triste y q_ueer tiene inucho que ver con aflojar los lazos que parecen inc·vitablcs
11nHitante. Nunca le querrás decir a Deleuze y Guattari, "esta nocl1e i10, queri- entre los errores y la humillación. A 1o que ine reti.ero es a que, si inucha
dos) ine duele la cabeza". de la energía queer, digan1os que en torno a la adolescencia se dirige a lo
R.econocer en la paranoia una distintiva relación rígida con la te1npo- que Barthes Uamaba "le vouloir-étre-intell'igent [el querer seT inteligente]
ralidad, a la vez anticipatoria y retroactiva, que tiene aversión sobre todo ( con10 en "si tengo que ser desgraciado por lo n1en.os deja11.11c que sea n1ás
1

a la sorpresa) es ta1nbién atisbar los rasgos de otras posibilidades. En este hrilllliTtc que el resto"), dando cuenta en buena parte del e11orme presti-
sentido, quizás Klein nos ayude n1ás que 'ro1nkins: leer desde la posición gio de la para11oia e.orno la auténtica rúbrica de la inteligencia (una inteli-
depresiva significa renunciar al ansioso conocimiento para11oico de que nin- gencia que duele)) m_ucha energía queer prosigue n1ás adelante en, .. unas
1

gún horror, aunque aparentemente parezca in1pensable, nunca le parecerá prácticas que se dirigen a sacar el terror del error y a hacer que el cometer
a1 lector algo nuevo; para un lector que se sitúe en la posición reparadora, le errores sea algo seAJ', creativo e int:luso potente desde e] punto de vista
puede resultar realista y necesario experilnentar sorpresa. Al igual que puede creativo. lAcaso una lectura quecr no s]g11ifica leer, entre otras cosas que 1

b_abcr sorpresas terribles, también puede haber sorpresas buenas. La espe- los errores pueden ser buenas sorpresas en ve:¡; de inalas sorpresas?
ranza, que con frecuencia se experin1enta co1no algo que fractura y es incluso
trau1nático, se encuentra entre las energías n1ediante las que los lectores de Creo que es apropiado que estas apreciaciones pudieran ser desarrollos con-
posición reparadora intentan organizar los fragmentos y las partes-objeto tingentes en vez de apreciacio11es definitorias o transhistóricas~ no son cosas
que eUa encuc11tra o crea. 4 Al tener la lectora espacio para pensar que el fu- que tengan que ser inevitablemente inherentes a la experiencia, po11ga111os por
turo puede ser diferente del presente, tan1bién es posible que ella contempie caso, ele cada nTujer que an1a a una rnujer o <le cada ho1nbrc que a111a a un
las posibilidades ética1nente cruciales, profundan1entc dolorosas y pro-fun- ho1nbre. Porque sí, como he señalad.o, una práctica de lectura para11oica está
darnente aliviadoras de que el pasado asimis1no podría haber sido diferente estrecl1amente unida a la idea de ]o inevitable, 11a.y otros rasgos de la lectura
de cónno fue. 5 queer que son exquisita1nentc acordes con el latido de lo contingente.
¿,Dónde deja este argun1e11to a los proyectos de lectura queer, en parti- La terca narrativa, rígida y defensiva de una ten1p0Ta1idad paranoica,
cular'? Con el decreciente énfasis de la cuestión de la "diferencia sexual" y de después de todo, en la que ei ayer no puede haber diferido del hoy y del n1aña-
la "mis1nidad" sexual, y con la posibilidad de desplazarse de una co1npren- na y pueda ser aún n1ás así, toma su forn1a de una narrathra generacional que
sión de la paranoia centrada en la hon1o±Obia freudiana a otros inodos de se caracteriza por una singular reg1Jlaridad y repetición edípica: 1e sucedió al
entendin1iento como los de l(lein o los de Tomkins, que no son particular- padre de n1i padre, le sucedió a ini padre, me está sucediendo a rní, le sucederá
11nente edipicos y que están inás centrados en los afectos que en las pulsiones, a n1i hijo y al 11ijo de Ini h~jo. Pero lacaso no es un rasgo de la posibilidad queer
también estoy sugirie11do que la 11nutua inscripción de1 pensamiento queer -solo un rasgo contingente, pero un rasgo y uno que, ei1 ca1nbioJ refuerza
en relación al ten1a de la paranoia puede ser 1111enos necesaria, inenos defini- la fuerza de la propia contingencia- que 11uestras relaciones generac]onales no
toria, naenos co1npleta1nente constitutiva que escritos anteriores sobre clla 1 tengan siempre que desarrollarse de una forma tan rígida?
Lecí.u1·a paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. 155
í 54 Lectura paranoica y lectura rep81-.sdora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses ..

Pc11sen1os en la epifanía1 prufnsan1cnte reparadora del ú1tirno vuh_u11en que no cuentan co:n asistencia ':l ·para ]as personas q_nc en
industrir~s peligrosasi y p;:~xa 111.nchas otras; y as11o hacen para. nJJ.s an1igos
de Proust, en e1 que el narrador, después de 11aberse retirado durante inucho
ticn1po de la soc-iedadi ·va a una ficst:1- <lande al princ1pio él se cree que la gente y p.ara rní. En 111i cas<:.1¡ corno ~vivo con un cáncer de inJJJ1.a ª"'2J1za\.lo, tenEo
lleva atuendos ]nuy e]ahorados que pretenden ser antiguos, para darse cuenta pocas posibilidades ele curnplir la edad qt_,-:i_e rni rnayor tiene ahor<L No
después de que son antiguos, y que el tan1bién es viejo -y se ve asaltado por parece 111uy probable que rrás anligos de treinta. lleguen a n1i ]nediana edad:
una cantidad de diferentes conmociones rnne1nÓJTicasJ por el c1in1a:x de un.a uno tiene un cáncer ;:1va112ado causado por un JL11asivo traurn_a inedioarnbicnta1
serie de "verdades" jubilosas sobre la relación entre la escritura y el tiempo. (básican1cnte creció en encin1a de un ve1tcdero de residuos t(n,_icos); el otro es
E1 narrador no lo dice nunca pero ¿;:u:aso no merece la pena scfíala:r que la seroposithro, Es rnucho n1ás probab]e que e} amigo que tiene 111uy buena salud
completa desorientación ten1pora1 que lo inicia en este espacio de revelación a sus sesenta añus sea el que esté \ivo <lenícro de quince añosº
habría sido in1posible en un pCre defftmille heterosexual, en uno que mientras Es duro decir e incluso duro sabcy, cón10 estas relaciones son di±Crentes
tanto se hubiera encarnado bajo la forn1a de la identidad y los roles inexora- de aquellas compa1tidas por personas de edades diferentes en un paisaje cuyas
blemente "progresivos" de la regular llegada de hijos y de nietos'/ líneas de perspectiva convergen en un punto evanescente con1ún, Estoy seguro
que nuestras relaciones están n1ás intcnsa1nente morcivadas: aparte de otras
Y ahora con1prendía lo que era la vejez: la vejez, que de todat:i las reali- cosas que sepan1osi sabernos que no tcnen1os tien11po de andarnos con cho-
dades es quizá aquc11a de la que 1nás tien1po conser\.'an1os una inoción rradas. Pero lo que signifique identificarnos con el otro debe de ser ta1nbién
puran1ente ahstTacta, rnirando los calendarios, fechando nuestras car- n1uy dit'erente. En este escenario, una persona n1ayor no quiere a una joven
t~.:;; viendo casarse a nuestros amigos, a los hijos de nuestros a1nigos 1 sin co1no a alguien que algún dia ocupará su lugari o viceversa. ~Jadie va a pasar
con1prender, sea por 1niedo, sea por pereza, lo que esto significa 9 hasta a la otra persona 1 por decir]o de alguna manera1 el no1nbre ele l<t familia; se d:1
el día q11e vemos una silueta desconocida 1 con10 la de 1Yíonsieur d'Ar- una sensación de que el relato de nuestras ·vidas apenas se solaparán. Hay otra
gencourt, la cual nos entera <le que vivimos en un nuevo ITJ.undo; hasta sensación en la que se rozan inutuamente de for1na rnás íntin1a que si estu,ie··
el día que el nieto de uno de nuestros a1nigosJ un joven al que i:nstintiva- ran avai1zando según el progran1a habitual de las generaciones. Es ]nrnedia-
Jnente tratarían1os co1no un ca1naracla 1 sonríe corno si nos burlára1nos ta1nente n1utuo, n1ntuo en una pllenitnd presente de un llegar a ser cuyo arco
de él porque nos ha visto como a un abuelo; comprendía lo que signifi- quizás no se ex"tien<la n1ás, del que cada cual dcbe1nos aprender lo n1cjor que
caban la muerte, el amor, los goces del espíritu) 1a utilidad del dolor, la poda1nos a aprehender, a alcanzaT una plenitud. y a acon1pañarnos. ~
vocación, etc. (Proust vr: 354-355). A un nivel textrnali me parece que las prácticas relacionadas con el co-
nocin1iento reparador pueden residir, de forn1a poco reconocida. y apenas ex-
Una continge11cia n1ás reciente, en el hrntal acortamiento de la extensión de plorada) en el corazón de n1uchas historias de intertextualidad gay, lesbiana y
tantas vidas qucer, ha des-rutinizado la te1npora1idad de 1nuchos de nosotros, quecr. I.,a práctica. dc1 ca1np que se identifica con lo qneer, poT eje1nplo, puede
en formas que solo intensifican este efecto. Mientras co1nento esrco, estoy pen- ser analizada de forn1a muy crTÓnea cuando se ve 1 con10 hace Butler y otros
sando en tres a1nistades mias inuy queer. Uno de n1is an1igos tic11e sesenta autores, a través de lentes paranoicas. Con10 hen1os visto 1 el camp se suele
años; los otros dos treinta, y yo, con cuare11ta y cinco, ine encue11tro exacta- entender co1no únicamente apropiado para proyectos ligados a la parodia) a
mente en 1a mitad. Nosotros cuatro sornos profesores universitarios y tcne1nos la desnaturallzacióni a la desn1itificación y al dcsve]an1icnto burlesco de los
en co]nú:n n1ucl1os intereses, energías 1 ilusiones; y ta1nbié11 cada uno de no- e1en1cntos y creencias de la cultura do1nin.ante. Y el grado en e1 que 11acer carn-
sotros está con1pron1etido con diversos activismos. En un relato generacional pinp; está n1otivado por el a:n1or parece con frecuencia entenderse so1o corno
"norrna1", las identificaciones de unos con otros se alinearían con 1a expecta- el nivel de la co111plicidad del odio por uno n1is1110 con un opresivo statu quo,
tiva que dentro de quince años, estaría comparativan1cnte situada donde hov Mediante este relato 1 la n1irada de rayos x del ilnpulso paranoico en e) ca1np ve
está n1i amigo de sesenta, inientras que inis an1igos de treinta se situarían a su de 1nodo transparente un descarnado esque1eto de 1a cultura; la estética para-
vez en donde yo tne encuentro ahora. noica que ve es una de elegancia rni:nhnaHsta :y econornía conceptual.
Pero so1.nos co11scientes que las bases de esas tnnistades hoy en día es El cleseo del ilnpulso reparador, por otro 1ado, s1u10a de forn1a creciente.
posible que difieran de tal 111odelo. Lo hacen en el interior de ]as ciudad.es, Sn n1icdo es un 1niedo Tealista: que lla cultura que 1o rodea sea inadecuada o
para las personas que están son1etidas a la violencia racista, para las personas no esté interesado en :nutrirla; quiere reunir y conferir plenitud ;_TL un objeto
156 Lectura paranoica y lectu1·a reparadora, 0 1 eres tan paranoico, que quizás pienses. Lectura paranoica y lectura reparadora, o, eres tan paranoico, que quizás pienses .. í 57

que a can1bio tendrá rccuTsos que ofrecer a un se!'f<cffab1·íufüirio. c:mitE:mp


el can1p con10) e11trc otTas cosas, nna exploración co1nnna.l e histórican1ente
densa de una ,rariedad de prácticas rcpa.radoras es ]1acerle rnás justicia/darle
la razón a 111uchos de los elen1entos que definen el can1p cláslco: las sabrosas
y sorprendentes exhibiciones de una erudición excesiva) por ejcn1plo; el apa-
sionado y con frecuencia hilarante gusto por lo antiguo, la pródiga producción 1 Laplanche y Pontalls, en 1a entrada qne se encuentra bsjo el títnlo de "El prineipio del
placer" inuestran q11e Freud llevaba n;ucho tie1npo siendo consciente de esLe proble-
de historiografías alternativas; 1a "excesiva" querencia por lo fragn1entario, lo
n1a. Así resu1nen ellos 1a posición de áquel: "l.deben1os, por lo Lanto, estar l'.ontentos
margina], los deshechos y los productos desperdiciados; la rica ''ariedad afec-
con una definición 111cnnnente econónlica y aceptar que el placer y el displacer no son
friva tan inno1ladora, la irreprin1ible fascinación por los experin1entos con la
na<la más que }a traducción de uunbios cuantitativos en tén11ú1os cualitativos?" ¿y
ventTi1oquia, las desorientadoras ytLxtaposiciones del presente con el pasado, cual es la correlación precisa entre estos dos aspectos, lo cuantitativo y 1o cualitativo?
y de }a alta cultura con la cultura popular. 6 Con10 en la escritura de D. A. Mi- Poco a poco, Freud llegó a enfatizar de fonna considerable sobre 1a gran dificultad que
ller, un pegamento de exceso <le belleza) de excedente de inversión estihstica., conllevaba el intento de dar una respuesta únü_:a/sencilla/ simple a esta prep.,i_1nta?
del inexplicable aflorJJ11ie11to de ;:uncnazas 9 de desprecio y de deseo cen1cnta y 2 La apenas disi1nulacla 1nueca que le da Leo Bersani al térnlino "redención" (redcmp-
anin1a la amalgama de las potentes paKtcs-objetos en las obras de ltonald Fir- tion) en toda su The Culture qfRedernption [La cu1tnra de ]a redención] podría ser un
bank, l)juna Barncs, Joseph Cornell ICenneth Anger) Charles Ludlan1, Jack
1 buen eje1np1o de este ú1tin10 tipo de uso, si cxceptuan1os que 1a revulsión de Bersani
Smithj John Waters y Hol1y Hughes. parece no estar ligada a qne 1as cosas se podrían inejorar, sino n1ás bien a 1a pia reifi-
La sola inención de esos nombres, algunos de ellos ligados a personali- cación del J\rte co1no el agente seleccionado para que tal can1bio se lleve a c;ibo.
dades casi legendariamentc para.noicas tam_bién confirn1a de que no se trata ,) Agradezco a 'fylcr Cuitain que 1ne señalanl esto.
de la gente sino de las posiciones inutahles -o, querría decir, prácticas- que 4, ¡\quí n1e viene a la cabeza la interpretación de Tünothy Goukl (que n1e conn1nicó per-
sonalrnente en 1994) sobre el poe111a de Enü1y Dickinson que e1npicza "La esperanza
pueden dividirse entre paranoicas y reparadoras. Con frecuencia, las personas
es la cosa con p1un1as /Que se instala en el ahna" [Hope is thc thing >vith feather /
que rnás tienden a la paranoia son las que inás pueden y necesitan desarrollar
That perches in the sou]] (Dickinson 1960: 116). Gou1d considera qne los sínto1nas de
y dise1ninar las inás ricas prácticas reparadoras. Y si la paranoica o la posición
una esperanza vibrante/palpitante se ase1nejan a} desorden de estrés postrau111ático,
depresiva operan en una escala menor que al :n]vel de la tipología individuat
ccn1 la diferencia de que la causa de la perturbación aparentcn1ente ausente reside en
tan1hié:n operan en una escala n1ayor: la de las historias co1npartidas, co1nuni- el futuro, en vez de en el pasado.
dades e1nergentes y el tejer discursos interte:x1:u_ales. !'i No qulero hipostasiar aquí "en la tOnna en la que rcahnente" sucedió, ni negar lo
Lo mis1no que ocurre en Proust, el lector reparador "se ayuda a si mis- construida qne esta expresión "realmente sucedió" pueda ser-dentro de ciertos cons-
mo una y otra vez"; no solo es ünportante sino que también es posible enco11- treñimientos. El terreno de aquello que podría haber sucedido pero no sucedió, sin
trar fürmas de prestar atención a esos Jnotivos y posiciones reparadores. El e1nbargo, es ordinaria1nente rnás arnplio y inenos constreñido, y por ello parece ün-
vocabulario para articular el n1otivo reparador de u11 lector en re]ación a un portante que no colapscn1os el uno en e1 otro; ya que de otro niodo, el conjunto de 1a
te:&'to o una cultura ha sido tan ñoño, estetizante, defensivo, anti-intelectua1 posibilidad de que las cosas sucedieran de olra.forma se pierde.
o reaccionario desde hace _1_nucho tiempo que no es de extrañar que pocos es- G A S1nall Boy and (Jthers lUn ni fío pequeño y otros] de Michae11\tloun es un libro qne
critores tengan ganas de describir su relación con ta1es rnotivos. E] prob]en1a con He-va este rico sentido de la cultura qneer
prohibitivo sin e1nbargo, reside en las 1ilnitaciones de] vocabulario teórico del
1

presente n1ás que en propio motivo reparador. Y con i10 menos agudeza que
una posición paranoica, no 1nenos realista, no n1enos ligada a un proyecto de
supervivencia, y tan1poco ni más ni n1enos engañosa o tantas1nática, la posi-
ción de la lectura reparadora aco1nete una diversa gama de afectos, a1nbicio-
ncs y riesgos. Lo que n1~jor podemos aprender de tales prácticas es, quizás las
n1uchas personas y co1n1~11idades que han conseguido extraer nutrientes de los
objetos de una cultura -incluso cuando el n1anifiesto deseo de dicha cultura ha
sido con frecuencia no darles sustento.
Capítulo cinco í59

lQué significa que nuestros gatos nos traigan a casa a pequeños anin1ales heiri-
dos? l,a n1a~¡roría de la gente interpreta estas entregas con10 ofrendas o regalos
cuya intención -por desacertada que sea Ra e1ección del objeto- es con1placer-
nos o co11graciarse co:n nosotros) los hurnanos <le los gatos, Pero seg{111 la antro-
póloga Elizabeth Marshall Tl1ollnas, "1.os gatos pueden estar asun1icndo el papel
de educadores al n1eter dentro de casa a sus presas .. , Una 1nadre gata en1pieza
a transn1itir enseñanzas a sus gatitos desde el momento en que estos en1piezan
a seguirla ... Después los pone a hacer prácticas lanzando de lln lado a otro a sus
vícthnas, e}f.::1.ctan1cnte lo misino que hace un gato cuando juega. Las inadres
gatas llevan a sus guaridas a sus presas (heridas) para que sus gatitos puedan
practicar en casa, espcciahnente si sus presas son de un tamaño 1nanejable. Asíi
que, quizás, los gatos que liberan a sus presas aún vivas en nuestras casas estén
intentando que hagamos prácticas para q_uc perteccionen1os nuestras destTezas
cazadoras" (Thomas 1994: 105),
Para las personas dedicadas a la pedagogía y a los gatos, esta especulación
de Thomas puede resultar desestabilizadora a varios niveles. En prin1er lugari
nos encontramos con la herida narcisista: cuando pensába1nos que se nos ad-
1niraba o que tenía1nos poder, que éramos figuras casi paternales y n1aternales
para nuestros gatosi se nos adjudica el papel de torpes recién nacidos con ne-
cesidades educativas especiales. O aún peor, ni siquiera hen1os aprendido nada
de esa educación. A pesar de la meticulosa puesta en escena que llevan a cabo
los gatos, parece que brillan1os por nuestra estupidez, siendo incapaces siquiera
de percibir que se tTata de una escenificación pedagógica lEs verdad que solo
son1os capaces de aprender cuando so1nos conscientes de que nos están ense-
ñando? i.Cón10 he1nos 11egaclo a confu_ndir tanto el acto ilocucionario de la dá-
diva con el de la enseñanza? Otro prob1e]_na añadido en este acto de habla es el
relativo a la in1itación: el gato daba por hecho ( lpero cóino lo pode]_nos saber?)
que sus propios ino\.'Íllnientos trans1nitían pautas a linit:1.r por nosotrosi no L1.
intención de q_uc les 11iciéra111os sitio, o q_uc los aceptán-1n1os con generosidad.
Un gesto cuya finalidad era suscitar una respuesta silnétrica ha suscitado, en su
lugar, Ull1a comp1en1entariaº
Por otro 1ado, aunque hubiéramos reconocido que e] proyecto del gato era
pedagógico, tal vez no habríamos respondido de for1na adecuada, "perf€ccio-
nando nuestras destrezas cazadoras" con la presa herida y teu1blorosa. Quizás
no querc1nos aprender 1a lección que nuestro gato nos está enseñando. En ese
La pedagogía del budismo
160 La pedagogía del budismo

caso, si bien en un registro afectivo, nos cncontran1os de nuevo con un error to lliposta.siado, llan1ado 'budisn10' q_ue por habe1' sid.o cread.o en Europa,
rc]aitivo a la rnimesis: 1a presunción ele] gato de que nos ldentifican1os con él lo tan1bién ser controlado por ella" (1995: 7)º f:ntre las distorsiones n1anifiestas de
bastante co11110 para querer cornpo.rtarnos corno é11o hace (por ~jernplo, de,.ro- tal hipóstasis se encuentra un relato de declive que deslegitilna lo rrnodcrno y 1o
rando roedores \rJvos). J\ un educador hun1ano, e] escaso éxito pedagógico del 'Jernáculo en los estudios un deseo de atribuir raíces occidentales a las
gato le recuerda n1ui::has pesa<liHas cotidianas, Hay estudiantes que conten1- representaciones budistas las historias de con1plicidad con pro·;,rcctos
p1an el gran esfuerzo de sus profesores co1no una ofrenda que se hace en su colonialistas y nati.vi.stas de Japón, así corno de complicidad con proyectos fascis-
honor con carácter servil -y desagradable por añadidura. Hay otros estudiantes tas en Italia; plantea:n1ientos arrogantes e ígnorantes con10 1os de Jnng1 c11ando
que aceptan los pla:ntcarnientos ofrecidos con gratitud, con10 si fueran rega~os, habla en non1hre de una psique orient<.:¡¡J :l un rcclutan1icnto de los bu-
pero sin pe11sar en in1itar su proceso de producción. Sin duda nos encontran1os distas asiáticos que crea un doble \.Í.JJ_cu]o [_double bináJ al atribuirles los roles
1

ante un ilnpasse con1ún a1 que tan1bién se han enfrentado psicoterapeutas y incompatib1es de inforn1ante y g111i1 frente a ]os acadénlicos occidentales.
psicoanalistas. A veces in1pa1iier1do clase a alumnos de grado de origen privile- r:Qné fraerza poseen tales logros críticos'? ¿En qué sentido}' para quién
giado) n1e asaltaba una gélida sospech_a: n1ientras que yo confiaba en su deseo son in1po1iantes? El sent-Udo cornún indica que tienen inenor iinpacto para
de identificarse con mis destrezas y 1ni conociiniento con10 en un espejo, a ellos los estudiantes no 1JJ1iyersitarios del budisn10 que para 1os in,restigadores de
les n1otivaba conte1nplar1ne con10 una contra-fig1Jra aleccionadora: un eje1np]o dicho ca1npo. J\To solo son esos rigurosos estudios (la n1ayor1a de eHos publica-
de en qué se podían convertir si no eran lo suficicnten1ente estupendos lcool], dos por editoriales universitarias) rnenos accesibles para aquellos q_ue no son
in1pecablcs y adaptables para poder escapar de la rnaraña del mundo acadé1ni- investigadores sino que los n1otivos más irnportantes para leerlos tan1hién se
co y dirigirse al de la empresa. basan en el modo en que difieren. Por decido claran1ente 1 h1s y los in,restiga-
Y junto a 1as frustraciones del pedagogo felino están las inás aleccionado- dores acadén1icos del hudis1no han optado vocacionaln1ente por encontrar un
ras de su estúpido dueño hu1nano. Con frecuencia, tarda1nos de1nasiado tien1- sendero, por n1rny asintótico que sea, hacia c1 conocin1iento de su(s) n1atcria(s)
JPO en reconocer la "resisten e] a" (el ratón n10\1.éndose de un sitio a otro) de un de estudio que estaría nnenos distorsionado por la ignorancia, la presunción
estudiante/paciente con10 una forn1a de pedagogía dirigida hacia nosotros y ünperialista, y e1 anhelo de que sus deseos se co1Tviertan en realidad, o n1edian-
una invitación a que los in1iten1os. Puede que nos pregi__1nte1nos n1ás tarde si (y tc n1odclos característicos de la cuJtura occidental. La pregunta ¿es este re]a-
cón10) podrían1os haber logrado convertirnos en el terapeuta o pedagogo con- to certero o está tergiversado? puede dar paso a la pregunta de estos Hecto res
creto que cada cual necesita. Quizás lo que querían decirnos era: Prueba a 1ni i.funciona esta práctica o no?
inruJera, si lne quieres enseñar. O tal vez querían decirnos: tengo que enseñarte El 1ugar y el mo111ento en que e!:i"ta pregunta h-Il.<:.tórica se fürmn1a sin l1acc:r
algo 111ás in1portante que lo que tú n1e tienes que enseñar a mL uso de p-reg11ntas espec-Utieas se ha descrito con acic1to en térn-ünos de fuerzas
pluralistas del mercado libre dc11tro de unas sociedades fu_ndan1cntalrnente
seculares (ver Peter Berger). I\!Iás recienten1enteJ ha sugerido la existencia de
Entre las conexiones pedagógicas cuasi-fallidas que voy a ana1izar en este capí- un nicho de inercado específico que es incluso iT1_enos respetable con las ense-
tulo, es evidente que la relación fundacional en torno al tema del propio budis- ñanzas budistas de divulgación dirigidas a consnn1idores no asiáticos 1 bt~io 1as
n10 discurre entre Ac;ia y Euro-Ai11é1ica. Desde hace dos décadas, aún cuando la i·úbricas un tanto estig111a.tizadas de la "autoayuda"j la "Ne\v .l\g(_!''y la "para-te-
prolongada presencia de elcn1entos budistas en la cultura cstadounide11sc se ha rapéutica". De este hecho es de donde surge el presente capítulo, que refleja los
venido 11aciendo a todas luces visible desde hace mucho tien1po, la investigación cinco años de ünplicació11 de una educadora no especializada con la literatura
crítica b_a esti.1diado los lnuchos malentendidos y las confusiones sisténlicas que budista en lengua inglesa, desde la producida para el rnercado de inasas hasta
parecen subyacer en esta pedagogía de an1bos lados del océano Pacífico. Con10 los textos de investigación acadé1nica. I,a motivación inicial -y auto-asisten-
lector de la investigación critica, u11 "buClista estadounidense" podría llevarse una cial- que 111e llevó a está in1ll1ersión fi1e abic1ian1entc soterio1ógica, \riéndose
cura de hun1ildad al enterarse de las numerosas, decisivas y casi invisibles ina- suscitada al scr1ne diagnosticado a los cuarenta y tantos años que el cáncer que
neras en las que su acceso a los textos, prácticas y conocinllentos asiáticos se ha padec-Ua había 11echo n1etástasis. Sin embargo, con10 este capitulo indica, n1í
visto perjudicado por la historia de su transn1isión en occidente. Por ~jemplo, interés I)Or la literatura budist.,1.'0obre la vicl.:1. y la rnuerte se hizo inseparable de
Donald López rcsun1e su inodélica antología de ensayos críticos con1entando que mi identi-ficac-Uón con ias pasiones y las a1lltinornias _pedagógicas que se repiten
lo que l1a llegado a n1anos de los lectores occidentales modernos es solo "un obje- a lo largo de todas ]as tradiciones de la rama budista Mahayana.
162 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo "163

El topos acadé111ico don1inantc y, ciertarnente, la rnás que ya se ha in1plicado coD.scienternente en un intercarn'l.1io directo e indirecto
frecuente en las di·v1.1]gaciones occidentales del pensarniento budista es el de con las enseiia11zas budistas e hind11istas'?
la VV:Cltanschuurt;;) bien se acla1ne o se lan1cnte dicha adaptcu:ión, ~~llo in1pli-
ca que 1un origin.Ed asiático está adaptándose o está siendo adaptado por las El prl.n1er libro que encontré en nüs budistas -y iJU.e en fürrnas
sensibilidades, hábitos y f!Veltanschaunp; [la concepción del inundo] occiden- quizás poco analJzadas estructura aún rni rc1ación con el budisn10 con10 ten1á-·
ta1. Del lnis1no 111odo, una deÍcnsa común de ]as prácticas adaptativas budis- ti ca- fue El libro tibetano de los vivos y los 1nuertrJs) el éxito de ventas ele Sogyal
tas se ha ido modificado con frecuencia a lo largo de la historia, a 1a vez que Jlinpoché. Dicl1a obra está construida corno una briHante extensión de El libro
tannbién han ca1T1biando las diversas culturas que su peri patética historia ha tibetano de los rrtuertos y consta de una introd11cción para principiantes sobre
ido encontrando. Este capitulo, centrado sin1ultánea1nentc en_ la pedagogía el budis1110 tibetano y, anuncia en la contraportada de la edición de 1.JolsiUo,
co1no te1na y con10 relación, intenta algo diferente a tal defensa: considera que es "i¡_n1 manual para la --vida y para la. n1uerte L.J el clás]co defh1itivo sobre
que la adaptación no es el único u.i_odelo posible _para analizar los encuentros 1a nueva espiritualidad de nuestra época';,
occidentales con las enseñanzas budistas de divulgación. La adaptación hace l\!Iás que el budisn10 Zen o la tradicJón Theravada -otras tradiciones
hincapié en cómo el _pensamiento budista se altera) se modifica y se adecúa budistas q_ue han conseguido gozar de una gran popularidad entre los esta-
al dar] e nn uso diferentei y, a la vez, en córno se descentra y se retira de una dounidenses no asiáticos en el siglo xx- el budismo tibetano corre el riesgo
órbita anterior n1ediante e] tirón gravitacional de un cuerpo ajeno. Hasta de parecer indisolublernentc ligado a 1as circunsta.ncias culturales e histó-
cierto punto, la aptitud de ese topos es -innegable. Aden1ás hay nurnerosos ricas de su desarrollo asiático. Quizás e} foco inás ligado a la meditación de
mandan1ientos escriturales q_ue lo co11firman: el canon Pali, los sutTas, las otras tradicio11es budistas concede a éstas una ilusión de transparencia y de
históricas Jakata 1 todos ellos contienen ejen1plos privilegiados de enseñanza posibilidad de acceso universal de las que el budis]no tibeta.110 carece. Qu]zás
que han sido radicalmente adaptadas a las diversas capacidades y a los dife- la relativa accesibilidad geográfica de Japón y del sudoeste asiático deja al
rentes marcos de sus auditores, budisn10 tibetano n1ás inírensa1nente 1nezclado (para los ojos occidentales)
A pesar de ello, en este cap-ítu1o quiero poner a prueba otros recursos con 1o local, con las opacidades del lenguaje, con las costurnbres en 1a "creen-
diferentes q_ue se encuentran en el gran tesoro de las fenornenolog-ías budistas cia" y, por decirlo de forma -resumida (conno lo decían los prin1eros budólo-
sobre el aprendizaje y la enseñanza. ¿podría ser, por ejemplo) que un topos gos)J con la "superstición". El Da1ai Lan1a señala con regularidad que "n1i
realrnente canónico como el de el reconocimiento/ la apercepción 1 describiera religión es ]a an1abiliclad" pero desplazarse de esa introducción de apariencia
aJo·unas di11á1nicas ele la divnlzación del budismo occidental rnejor que el to-
º ~ translúcida es encontrar rápidainente prácticas y cosmollogías cuya extrañe-
pos unidireccional de la adaptación? I~o cierto es que se a1nolda 1nucho n1ejor za, desde un punto --vista occidental) pueden ser prácticamente irreductiblesº
a las subjetividades y las preocupaciones episte1nológicas de aqueHos que co11- ¿cómo negocia Sogyal con el riesgo de perder lectores en este desencuentro
sun1en tales textos ele divulgación. cultura]? El párrafo inicial del prefacio nos d~ja estupefactos desde un punto
Un interés subsidiario de este capítulo consiste en ilustrar algunas con- de vista narrativo:
secuencias de lo que hoy en día es una obviedad sobre el pensamiento religioso
asiático: que ''ba llegado y l1a influido" en el pensan1iento occidental de 1nu- Nací en rfibet y a los seis 1neses ingresé en el monasterio de i11i n1acstro
rhas nJ.ancras, a través de nurncrosos encuentros entre a1nbos llevados a cabo Jan1yang Kl1ycutsc Chóky1 YJodró en la Pro\i11cia de KhanL En el Tibct
a lo largo de n1uchos siglos. De este 1nodoi hoy en día, un encuentro budista tcnen1os la especial tradición de buscar la reencarnación de los grandes
con la "cultura occiclental" tiene también que entenderse co1no un e11cuentro rnaestros que han fallecido. Se eligen nii1os pequeños y se les da una edu-
con un pa1i1npsesto de 1as corrientes e influencias asiáticas (y viceversa). Por cación especial con objeto de prepararlos para que sean los maestros del
ejen1plo, los estadounidenses con1pran con frecuencia libros budistas en las futuro. A n1i n1e pusieron el nombre de Sogyal, aunque todavrí'a habría de
estanterías de autoayuda de librerías conocidas. Pero si la forma de n1arketing pasar algún tic1npo para que mi 1naestro n1e reconociera con10 reencarna-
tle ]a autoay11da resuena a "producto estadounidense" de fürn1a sospechosa, ción de Tertón Sogog}'<lli reno]nbrado n1ístico que hahia sido uno de sus
¿,no se deherá, por lo inenos en parte, a que encuentra nn referente inuy direc- propios profesores y n1acstro del dechn.otercer 11a1ai Lan1a,
to en "el in1pulso de confiar en sí n1islno" de En1crso11 de con1ienzos del siglo rvn maestro, J a1nyarng Kiliycutse, era alto para lo q1rne es corriente
XCT y en la obra "Canto a n1i misn1a:/' de 1/Valt V'lhit1nan, es decir, en un i1npu]so entre los tibetanos, y por ello su cabeza sien1pre parecía destacar sobre las
164 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo í65

den1ás entre la n1ultitnd. 1'cnía el cabello plateack\ rnrry corto) unos ojos de la suya. Un sonido que n11nca ol\idar es el tab1eteo de las cuentas de su
arnables que }Yrillaban por su sentido del 11u1nor y una. llargas corno Inala -el rosario budista- n1ientras él susu1Ta.ba sus oraciones. Cuando In_e iba
lias de Budaº (1998: xi) a acostar) 61 ya estaba allí sentado practicando }'¡ cuando rne por la
1nañana lo en_contraha ;/a despierto 1 sentado y practicando de nnevo, rebosante
Este cornienzo propio de u11 cuento de hadas z:::unb11lle al lector en un sistcn1a de beatitud y de poderº Cuando abría los ojos :Y 10 n1e inundaba una cúHda
de ana1ogiÍas y c11carnaciones que no le resulta fallni!iar. Si:n c1nhargoJ con fin y rcconfOrtante scnsacJón de dicl1DL Tal era el aura de paz que lo cn\rolvía.'; (:xiü)º
estratégico) el pu11to de vlsta de] lector se \i.ncula al n1isn10 tic1npo a 1a aún n1ás Igua.ln1ente, se va cx'tcn<lic11do el tien1po presente de 1a iniciación del lector:
radica] desorientación del niño de seis n1eses (no se n1cnc.iona a sus padres), "J a1nyang I<hyentse es el fundarnento de n1i vida y la inspiración de este libroº
que "entrú en el n1onasterio" 1 adquirió un "maestro" y se sounetió a unos oonfu- Fue la encarnación de un n1aestro qu_e transfOrrnó la práctica del bndisn10 en
sos procesos para que lo encontraran o lo "eligieran" coJLno la reencarnación de nuestro país" (xi), "He o-.ído decir que n1i 111acstro afirn1ó que yo contribuiría a
Sogyu] antes de que supiera hablar o andar. continuar su obra, y ciertamente) siernpre inc trató coano si fuera su propio hijo.
E1 resto del prefacio continúa con una estrategia sin1.ilar de iniciaciones Pie11so que lo que he podido lograr l1asta ahora en D1i trabajo, ycl público a1 que
para1e1as. Co1no lectores conscguünos i11forn1ación del tipo "en e1 'fihet, nunca he podido Hegar1 se debe a que la bendición que n1c otorgó ha n1adurado" (Aii).
era suficiente llevar el nombre de una encarnación, sic1npre habfa que ganarse Y e1 prefacio ter1uina: "Rezo para que este libro transn1ita al inundo algo de la
el respeto n1cdiante el propio saber y ]a práctica espiritual" (Ai). A la vez, otro gran sabiduría y compasión de ini n1acstro) y para que gracias a ellas, tan1bié11
elcn1ento de la voz del autor representa a un niño que intenta darle sentido a su usted, esté donde esté, pueda sentirse en presencia de su sabia 111ente y encon-
confuso entorno y a su estatus dentro del n1isn10: "yo era un chico tra:vicso, nin- trar un.a conexión ·viva con é1" (xiv).
guno de .1.nis tutores conseg11ía inculcarn1e disciplina. Cuando inte11tahan pc- A pesar de que en el prcfiu:io quedan n1ucl1os detalles q_ue dejarían per-
gar1ne, corr'Ía a csconder1ne detrás de rni inaestro donde nadie osaba acercarse. plejo a un lector no fan1iliarizado con 1as tradiciones de1 budismo tibetano, su
Allí, agazapado, rne sentía orgulloso y satisftl'.ho de 1ní 1nism_o; él se Hn1itaba sencfllo le11guaje ya habrá conseguido involucrar a los lectores en un serie de
a reír. Hasta que un díaJ sin que yo lo supiera) ini tutor fue a l1ahlar c-011 él y 1e relaciones pedagógicas, co1nplejas y afectivamente orientadas. l,a n1ovilidad de
explicó que, por n1i propio bien, las cosas no podían continuar así. 1.a siguiente la posición profesor-alUJunno se encarna en prhner lugar en e1 propio Sog}ral,
vez que fui a escondcr1ne 1 1ni tutor entró en la sala, hizo tres postraciones ante que con1icnz:a el prefacio con seis n1eses y lo tc:rn1ina co1no profesor -pero sin
mi n1aestro y n1e sacó a rastras. Recuerdo que mientras n1e sacaba de la habi- que haya un cambio aparente en Ja cualidad de la dependencia respecto de su
tación me pareció inuy extraño que rni tutor no 1e tlrviera 1niedo a rni rnacstro" "n1aestro". Lo cierto es que a lo largo del ca1nino se le ha "reconocido" como una
(xii). La extrañeza que el 11illo encuentra parece que se debe a su inusual estatus encarnación del propio profesor de sn 111aestro. lQuién de eHos será entonces e1
tuck,y, a la vez que a u11a. mayor extrañeza (o facticidad) de la que un n1undo maestro del lector? En apariencia, un cierto proceso de ventriloquia entre ellos
presenta a cualquiera que no esté versado en él -se trate de un lector occidental asegura que realn1ente no bay necesidad de escoger ni tani.poco ha:;,' for1na de
o de nn niño tibetano. distinguir entre Sogyal Rinpoché e1 estucliante/pTofesor y el n1aestro Rinpo-
El prefllcio de Sogyul llh1poché nos transpo1ta a un tiempo pasado en el ché en cuya radiante presencia. ninguna otra persona podiÍa ser u110º l)e hecho:
que un niño es aculturado a trompicones junto a un tie1npo preserlte in1plícito "Para mí era el Buda, de eso no tenia ningT1na duda. Y todo e] mu11do tan1bién
en el que el lector se encuentra. La dicción ingenua)' la estructura de la oración lo reconocía co1no tal" (xiii).
de Sog:yal con1prin1e los dos tiempos en uno solo. Pero su iniciación tan1bién Este contexto de enseñanza) evidentc1nente, se alin1enta de una persona-
procede de otros dos ejes generales. Uno es el de una tonalidad en1ociona] sin- lidad y de relaciones e1nocio:na1es íntimas, y a la vez funciona con10 un disol-
gu]ar, la de la gratitud 1nez:clada con 1.a ternura. El otro, al que dicha tonalidad vente misteriosamente potente de 1a identidad_ indi·viduaL
se sun1a, es la continua influencia de "nni maestro". "Todo el nTIJ_ndo 1o llama T,,a disolución de la identidad es, desde luego, un lugar con1ún e11 el budis-
Rin¡Joché 'el Precioso', que es el titulo que se le da a un inaestro, título que n10. Perol en realidad, e1 prefacio de Sogy~aJ dice poco del budisn10 per se y nada
jan1ás se daría. a otro profesor estando el mismo presente, Su presencia era tan de sus principios. En lugar del "budisn10", nna lectora que con1ience a 1eer este
in1presionante que n1uchos le Han1aban 'el Buda Prim_ordial' "(xiii). En la in- libro y q_ue parta de su desorientación, se ve interpelada por la re1acionalidad de
fancia del narrador) su _1_naestro era una presencia sensorial: "Por lo general, yo la propia pedagogía que es rica pero disolvente. En dicho nIJJ_ndo parece que la
so1ía dorn1ir en el cuarto de ini maestro, en una can1a pequeña situada a los pies relación solo JJodría ser pedagógica y, por flicha razón, rad]ca1n1cnte trans-h1-
La pedagogía del bud1srno La pedagogía. del budismo 167
166

divicluaL "Cada vez que cornparto con otros esa atn1ósfcr0. de nli rna.estro;. se asuras) los bodlrisattvas )'los los los de\/as
puede percibir esa sensación profunda que él despertaba en rni fue, pues, y 1os dragones, los gandharvas 1 los garudas, los dioses, los dnefios
lo que inspiró en rní Jan1yang lJna confianza inquebrautablc en las y i.:noradorcs de una casa, [os seres producidos Tnúgicnrnente, los n1onjcsi los
ensefianzas en las que estaba inn1c:rso. y la convicción de que 1a in1portancia del No-reencarnablcs y los lTni-rcencarnablcsi los pratyekas) , Sak1·as, 'sra-
n1aestro es crucial, drarnática", (xiii) 111.anas y , Sravakas, ]_os que entran en el flulri los yaks.as- todos eHos considera
que no ha:y nada n1ás preciado qru.e recibir las enseñanzas de1 l)harrna. En 1as
escrih1ras 1Víahayanas, las escenas de enseñaT y aprender se desean uni,Iersa1 ...
Ciert;unenteJ es fácil argun1c1Ttar que ]a relación pedagógica es consustancial n1ente y a la vez son rnedios instrumcnta1es.
al budisino V aj rayana, o "larnaísn10" co1110 1o Han1aba 1a F,uropa del siglo xrxJ
q_uc está basado en la excepcional preen1incncia q_ne se le daba al lan1a-gurú
co1no proÍcsor de iniciación. No solo el Vajrayana sino todo el budismo Ivla- En 18441 cuando Elizaheth Pahner Pca1body public-ó en The D1:al la prin1era
hayana, por su parte) se autodefine radicaln1ente en térn1inos pedagógicos. traducción de unos sutras en lengua inglesa) sus prin1cros ]ectores eran algunas
En esto el lVIal1ayana (el vel1ículo 1nás gTande) es superllori después de todo 1 al de sus a,i11istades de los círculos transccndentalistas de la zona de Boston. La
shravaka-yana y al pratyeka-ya:na. Los vchil'.u1os "unen.ores" cuyos seres perfec- selección que ella escogió de 1a traducción del Sutra del Loto se basaba en la
tos, los no enseñantes shravakas (auditores) y los pratyekas (que despiertan a1 traducción francesa de Eugkne Burnou_f, que a 1a ,.·ez que con1parte el énfUsis
budisn10 de forn1a solitaria) son solo estudiantes o autodidactas) que Hegan al de dicho sutra en la unidad últin1a de las enseñanzas budistas se distll1gi._1eJ sin
i1h'·Fana por su cuent~L ernbargo, cuidadosan1cnte de entre los vehículos dcl 1bndisn10. Su exceso de celo
El ideal Mahayana, contrasta radicalrnente con los clos vehículos ante- quizás ocasionara una niistificación en los lectores, dado que en ese n1on1ento
riorn1entc citados, ya que la figura del bodhisattva está ligada a "el que aspira 1os 1nás dedicados a la investigación de entre ellos apenas distinguían entre
a conseguir la budeidad1 y se dedica a realizar actos altruistas que 11acen posi- 1brah1nanes y budistas. Sin en1bargo, Pcabody se to1nó el trabajo de explicarles
ble que otros seres se ilu111inen" (Chang 198«3: 471). De este n1odo 1 como los n1ctliante unas notas a pie de página, por ejen1plo, que un Pratycka Buda es
shravakas y los pratyekasi e1 bodhisattva sigue siendo tarnbién un estudiante y un tipo de Buda egoístai que posee la ciencia pero uo se n1olesta en cxtendeT1a"
u_n aspirante, al que se le aconseja "ser un alurn1no todo el tiempo" (Santideva (Peabody (trae!.) en The Dial enero 1844: iv. 3: :i9s).
1995: 40\ Para el bodhisattva, sin embargo, el imperativo pedagógico de hacer Pero esta distinción se po11e a su vez al servicio de un panegírico sobre la
posible la iluminación de otros es prioritario incluso a1 propio av.ance espiritual an1pHtud indiscriminada de la pedagogía de Buda. "R'>.plico la 1ey a las criaturas
de uno 1nis_11_no: un bodhisattva retrasa su entrada en el nirvana hasta que tu<los después de ha1bcr reconocido sus inclinaciones" dice en la selección <le Peabody 1
los demás seres sintientes hayan aprendido a hacerlo. La traducción de1 bodhi- "adapto n1i lenguaje al St\ieto y a la fuerza de cada cual":
sattva que hace Thomas Cleary es la de "un ser ilu1ninado", por lo tanto con una
doble referencia a ilun1inar a otros y a rrecer en la i1urninación de uno n1is_11_no, Es, O I\:fi¡;yapa, como si una nube ascendiendo por encirna del universo,
1

resulta ser un c;:u11ino adecuado para eAlJresar esta condensación esencial 1 que lo cubriera por entero, ocultando la tierra ... extendiendo de u.n modo uni-
presta una n1ayor ayuda a la hora de) especificar la situación de él o de ella en fOrine una i:nn1ensa masa de agua, y resplandeciendo con los Telán1pagos
dichos ejes. _._i\.dernás, el con1promiso de cualquier persona con el budisrno n1a- que escapa11 de sus flancos, hacen q_11c 1a t]erra se regocije. Y 1as p1antas
hayana tiene lugar en las din1ensiones del budisn10, el "sendero de! budis1110" n1edicinaJes q_ue han estaHado en la supc:rfic]c de la tierra, las hierbas, los
junto al p1ano fürrnado por estos ejes que no se reservan so1o para las p~rso~ arbustos, 1os reyes del bosq11ci los árboles grandes y pequeños, las diferen-
nas espiritualn1ente avanzadas. J__,a figura definitoria de1 bu<lis1no n1al1ayana, el tes sen1iUasJ y todo lo que constituye }a ·vegetación; toda la 'Vegetación que
hodhJsattva, en can1bio, se define sin1plcn1cnte como 1111 ser cuyo co1npron1iso se encuentra en las n1ontañas, en las cavernas y en los setos; las hierbas
con la relacionaHdad pedagógica se aproxiina al horizonte de la eternidad. y ]os anatorrales; esta nu_be las llena de a1egria, eA1:iendc alegria sobre la
Pese a (o por) ser obvio de por si, también merece la pena subrayar que, tierra seca, y hu1ncdcce 1as p1antas n1edicina1es; y esta hornogénea agua
al igual que los Diálogos de Platón, los n1ucho 1nas extensos sutras budistas en de la nube, la._,;; hierbas y los arbusto.,;; suben) (41.da uno según su fuerza
realidad so1o consisten en una serit de escenarios de instrucción teatralizados. y su objeto ... P_,__bsorhen el agua por su.s troncosi sus r¿nnitas, su co1teza,
Adernási entre las populosas jerarquías de seres qne pnebla11 los su.tras -las sus ra1nasJ sus ]natas, sus hojas, la grandes plantas n1cdicinales crecen en
168 La pedagogía del budismo
La pedagogia del budismo º169

forrn_a de flores y frutos. Cada una scg{1n su ft1CIZa) srt )' se En los 111anifiestos educativos fOrr:_n.alcs e inforn1Rlcs de lo.s Transcen-
confiJr1nan con la naturaleza de su gcrrnen, q_uc es de donde surgen, pro- dcntalistas no l1ay ninguna referencia a las prácticas pedagógJcas asiáticas
ducen una fruta singnhu", y sin en1bargo hay un agua l1o:n1ogénca como la reales; h1clt1so su funda1ncnto en la fan1i1iaridad con las escrituras sagradas
que de 1a nube, Por eso 1 O ICái;yapa1 e1 Buda Hcga al nTun.doi con10 asiár.icas es muy tenue, En la década de 1830, los intereses hinduistas y bu-
una nube que cubre el universo , . }' enseña a las criaturas la verdadera distas de los Transcendental-üstas estaban muy J11ediatizados por los del Ro-
doctr1na (1844: 398-899 )_ manticisnlo europeo, Con todo) las fÜT1nas adoptadas por los intereses de los
eruditos alemanes y británicos sobre .l\sia correspondientes a este periodo se
_Es de suponer que para los lectoTes trasccndentalistas lo sig:nifieativo de seme- co11templaban desde un punto de Yista pedagógJoo diferente. Los 1nétodos
jante pas<\ie no radicara en la pron1esa de una "doctrina verdad.era") sino en el comparatistas tanto en la filología como en la religión hahian dado co1110
énfasis en una ardua problen1ática, in1nersa }''<J. en sus propias preocupaciones resultado una 'risión, de la India en particular 1 co1no e] origen [naternaJ o
Tonuinticas acerca del concepto de Bildung [forn1ación l: córno una fürma de 1a "cuna" del griego y del cristianis1no 1 y <le todas las lenguas y de todas las
enseñar po<lr]a nutrir los destinos indh,i_<luales asi con10 1as necesidades con1u- religiones europeas (Halbfass 1988: 61)_
nes de sus destinatarios. De este n1odo, la referencia de Peabody rernite a la filología orientalista así
Porque si alguna vez hubo un grupo tan fanático de la pedagogía co1110 como al sentimiento do1néstico cuando escribe: "no ba:y nada en la verdadera
los dra;naiis personae de los sutras 1 sin duda deben haber sido los tra.nsccn- educación que no tenga su gern1en en e1 sentilniento Inaterna], 'J cada inadre
dentalistas y 1 si exceptuan1os a Thoureau, todas y todos ligahan su esperanza encontraría mucha fi1osofia espiritual en sus propios afectos) solo con dejar que
más ·vital a alguna práctica pedagógica ·viva voce- prácticas que, en cada caso, su n1ente leyera su corazón [. ..]. Cua11do una filosofia inadecuada) que ha pre-
con ii1depcndencia de certificaciones universitarias o eclesiásticas, denostaban valecido durante mucho tiempo, ha adulterado el 1enguaje y la in1aginaci6n
de fOr1na activa las den1andas de la autoridad inclinándose a favor de Jos reque- Inaternal del corazón de forn1a.s muy diferentes) es preciso lavarlo de i1uevo en
.rimientos de la e.-x--periencia. Del misn10 n1odo, al igual que en el nlundo de los los "pozos inn1aculados" del scntin1iento y del pensa111iento, que es de donde
sutras, pero de for1na mucho más infrecuente porque se trata de ()ccldente, la surge la lengua en primer lugar, esas fuertes y contundentes pa1abras iT1.aternas
gan1a de tales prácticas) desde la Temp1e School a 1as Conversaciones de Iviar- que proceden de la filosoña de las ideas ]nnatas, y a las que) desde su declive)
garct Fuller en la Concord School of Philosophy -abarcaba a gente de todas las se les ha dado de lado dándo1es una patada como si fu.eran guijarros "a los que
edades 1 desde 1os niños que estaban aprendiendo a andar) a personas ancianas, no se les hace caso" y se les arroja a los surcos polvorientos de la rueda de la
y nunca se seleccionaba a ningl'í.n grupo de edad por la consideración de que costu1nbre (1835: 181-182). Peabody manifiesta una narrativa doble parecida
estuviera en una fase adecuada para la educación, Así, dicho aspecto del ideal sobre la ontogcnia y la filogenia espiritual cuando señala: "el primer tramo de
J\fahayana, que se i1icga a diferenciar a nhrel de identidad entre el profesor y el la verdadera religión quizás sea, por fuerza) el panteísn10, Y la infancia primera
ah1111no 1 coincidía con dicho ideal. Incluso cuando los adultos enseñaban a los es el n1omento adecuado del panteís1no. Desaparecerá y dará origen al teísn10
niños pcqueños 1 con10 escribió Elizaheth Pcabody en Recorcl qfa School [-Regis- cristiano cuando aparezca la individualidad" (183)"
tro de una escuela], un relato dctaHado de la 'fe1nple School de Bronson Afcott, Aunque Peahody describe Asia de una forma convencional y lo l1ace
escuela que tuvo una escasa duración: "un profesor nunca debe olvidar que la como si esttrviera aplastada por unos anticuados "ídolos e instituciones que
mente que está dirigiendo puede ser inejor que la suya; que sus sensibilidades han degradado la raza por debajo de los hombres" (187) y a pesar de que su
pueden ser inás profundas, 111ás tiernas, 111ás an1plias; que su in1aginación pue- afiliación con el cristianisn10 no era solo no1ninal, Peabody, al razonar desde el
de ser n111cho n1ás rápida; que su poder intc1ectual de dar :y de razonar puede "genio de las lenguas prilnitivas", ve en el i11onotcísmo occidental una caida ra-
ser inás potente y que sien1pre debe tener la h1nnildad ele sentirse a veces en el dical del idealis1no que identificaba espiritualn1ente al antiguo Este. Atürtuna-
lugar del niño y la inagnanimidad de enseñarle forn1as de defenderse de la pro- clamente, sin e1nbargo, allí intervh10 lo que tanto Alcott co1no ella veían con10
pia influencia de su profesor" (Peabody 1835: 19-20)_ Bronson Alcott también su reencarnación pedagógica crucial en la Grecia clásica: "la filosoña teórica
siguió el principio de "enseñar, empeñándose en prcsc1-var el entendimiento de Al1axágoras fue la reafirmación en Grecia ele la -fl1osofia religiosa del Este.
detrás de la creencia implícitaº' (Alcott 1991: 318)_ Otro de los mandatos que La inente es Dios, dijo el gran maestro de Pericles y Sócrates. Y de ello surge
se h11ponía consistía en: "enseñar tratando a los alu1nnos con una familiaridad en 1\tenas la filosofla práctica del conócete a ti 1nis-m,o. Si el ser humano es una
uniforn1e y con p~u:iencia 1 con la mayor a1nabilidad, ternura y respeto" (319). generación de ese Espiritu que precedió a la e:Aistencia de la Materia (así ra-
170 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo "171

zonaba Sócrates), entonces, una conciencia de sus propias por ejen1plo, dado cuenta de que, a pesar de toda srt suena descri-
de sí rnisrna, debe ser el punto de partida desde el que se deben ver e] resto de be i11uy bien ]u que se siente al aprender o aceptar estas enseñanzasº Describe
las cosas; y, sin afirmar nada) él n1is1TH1 con1enzó a hacerse preguntas y a guiar fnnd~unentahnente u:n lntercan1bio de reconocin:1iento -en su llUnto de
a otros que ta1nbién se preguntaban por la distinción entre lo accidental y 1o sorprendente reconoci1niento. Con10 s1 eR n101de de la verdad ya estuviera den-
real" (189 )º La visión de un Bildung cristiano que Alcott y Peabody y, más tar- tro de] que escucha, y sus propios perfiles se \rieran clarificados por e1 encuentro
dei Fu11er pusieron c11 práctica en la Tcn1plie Scl1ool 1 es deudora de Platón, que con una enseñanza que podría ser entonces aprehendida corno "verdad",
inira hacia el Este, más que a su fOrma dialógica socrática. _AJ concebir, segú11 Al igua1 que a los Tran._<:;cendentalistn. .<;;i a nosotros nos cuesta trab.rrjo saber
comenta Peabody "que todas las otras aln1as son en potencia lo que Jesús fue có1no pe11sar sobre esta situación hern1enéutica. Sería plausible desacreditar
en acto, que cada ahna es una encarnación de 1o infinito; sobre la que nunca se tal "aprendizaje" como comp1etamente tauto1ógico, la proyección de los lugares
pensará clarainente hasta que se haya transcendido mentalmente el tiempo y co111unes occidentales, nuestro ya-sabido proyectado en una-pantalla que da
el espacio; que jamás nadie se sentirá en armonía con u110 mismo hasta que su glan1ur a ]a fantasía orie11taL O tal encuentro podría describirse co1110 una esce-
sensibilidad no esté e11 proporción con la de todos 1os seres vivos" (191)º na de adaptación, donde el consun1idor occidental selecciona de una compleja
tradición budista, so]o aquellos elen1entos que responden sin1étrican1cnte a las
necao;;idadcs de situaciones específicas y etiqueta, con arrogancia, el resu]ta<lu
De este modo, au11que la traducción del priincr sutra en inglés apareció cuando coxno "budis1no" a secas.
17w Dial publicó lo escrito por Peabody sobre El Sutra del Loto, casi una década Otra posibilidad es que el sentido de reconocimiento surja de reunir junto
después de su Record ofA School, los Transcendentalistas eran n1uy conscientes al pensa1niento budista original 1 alguna idea que t1..rviera un origen histórico
de que el estudio del budismo tenía poco de virginal. Sabían que los antiguos budista pero que ya había sido naturalizada en e1 pensanllento occidental por
griegos, así con10 los Romá11ticos alemanes, sus dos puntos principales de iden- haberse utilizado de for1na co11tinnada. Por ejemplo, cualquier expresión que
tificación con la cultu.ra "occidental') 1 escribieron prolijamente sobre Asia como haga hincapié en el pensanllento no-dualista es susceptible de "que n1e sue-
un probable lugar de migen intelectual, lingüístico y espiritual (Halbflass 1988: ne a verdad" a mÍi teniendo en cue11ta que yo no soy la priinera persona que
2-3, 69-138). Aunque no estaban en buena posición para conocer e! pensa- ha i11tentado rastrear un tropisn10 mediante un recorrido no dualista desde
1niento budista e hinduista, su propio pensamiento) como bien sabían) no era el punto de .vista histórico apiicando las e11señanzas de la. deconstrucción y las
inocente sino que estaba, en muy buena medida, ya constituido por ellos. Ha- de sus predecesores n1odernos, a un conjunto de referentes asiáticos cada vez
bían incluso propuesto al igual que Max Müller, el indólogo de siglo XL'<, de que inás especulativos que se re1nontan a través de distintas herejía.s cristianas, al
"todos procedemos del Este, todo lo que más valoramos nos ha llegado del Este nco-p1atonisn10~ al gnosticisino, a Platón, a ios presocráticos, etcétera..
y yendo al Este, todo el inundo debería sentir que va a su 'antiguo bogar', que Sin embargo, esta perspectiva genealógica abre dos tipos de regresión in-
está lleno de recuerdos si somos capaces ele leerlos" (Müller 1883: 29). finita. Uno es histórico porque, al igual que sucede al1ora, en la época de los
Sin dramatizar el n1istcrio germánico de la imagen de Müller, me gustaría Transcendentalistas sien1pre hubo una fi1ertc tradición (que se puede rastrear
detenerme y reconocer en este 1nomento de Nueva Inglaterra una situación por lo .1.nenos hasta el Renacin1iento) de reconstrucciones especulativas que
hern1enéutica que me parece muy significativa. Es la de muchas y n1uchos ü1- co1nparten la n1isn1a fOrma y el rnismo objetivo. De este modo, lo que empieza
vestigadores occide11tales que buscan encuentros con el pensa111iento asiático, co1no un discurso empirista de la historia intelectuaL se convie1te rápidamente
conscie11tes a la vez tanto de una ignorancia total sobre el inismo co1no de la en un juego vertiginoso de espejos de lo que puede ser una especie de l1istorio-
siempre ya co11solidada posición de Asia dentro de la cultura intelectual y espi- g:rafías fantasmáticas que contienen lo her1ncneútico, lo esotérico, lo inasónico,
ritual "occidental". lo teosófico, lo oculto, los rosacruces y otras tradiciones parecidas basadas en
Hay en los Estados U nidos una inarca de audiograbacioncs (en cinta 1nag- occidente. A la vez, la perspectiva de una historia personal es igualmente frus-
netofónica) de contenidos divulgativos budistas (Sogyal Rinpoché, J__,a111a Surya trante. Si ]as cintas de audio de Sounds 1;rue rne suenan verdaderas, ¿no puede
Das, n1úsicas para la mcditació11) que se Han1a Souncls True [Suena Verdade- ser sil11plemente porque me resulten parecidas a la deconstrucción? Después
ro l. Yo solía pensar que habían elegido inuy mal el 11ombre de las e11scñanzas de todo lqué es lo que hizo que la cleconstrucción parec1'.era verdad? I-Iasta don-
espirituales e imaginaba que hablaban como con el encogimiento de l1ombros de puedo recordar (por si os inerece la pena saberlo) las enseñanzas no dualis-
que expresa escepticisrno "parece verdad, pero [. .. ]".Más recientemente me l1c tas siempre me han parecido las más verdaderas.
172 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo

Otra posibilidad de esta situ.ac]ón hern1enéutica es que las enseñanzas so- ching· on to ·il [pillar lo que quiere decir} hacerse con rlla], lalcing it s11.1n1u.1m 1
bre las que gravitan parezcan ,,,erdnd porque sea;n verdad y que haya personas, Ltornársela en serio], hat.iing it sin];; in [cuando la idea va calando en tu n1ente],
occidentales t1 orientales) que sünp1e1nentc 1as reconozcan con10 tales a través y TOTUJJTrin.g yunr 1nind urouri.rl ii [ct1ando absorbes de \.'erdad todo 1o que ü11..
de alglu1 tipo de acceso individual a un 1nundo ahistórico 1 un estrato que com- plica], ~reniendo en cuenta que esto, por supuesto es algo que la lengua inglesa
1

porta todo el universo de la philosophia peren.nisº (y otras) pcr1rnite lHfercnciar) e] problerna de 1a tauto1ogia desaparece. En el
Todas estas tOrn1as de ver la situación de modos divergentes tienen su pensarnlento budista, el espacio de tales difercn.cias es fi1nd¿nnental n1ás que
prupia historia y su propio análisis y cada una apela a territorios subjetivos de epitE:non1enoliógico. El recorrido que n1edia entre saber algo y darse cuenta de
la experiencia, del pensamiento y de la política. Sin embargo, tienen en con1ún aligo, en la foranul.acíón de Peabody se entiende con10 u11a tarea de gran den-
1

que tratan de la naturaleza aparentemente tautológica del propio escenario sidad procesual que pue<le requerir para llevarse a cabo inucl1ísin10 tie1npo o
pedagógico. Del criterio de "parece verdad" se puede aparente1nente aprender hasta toda una "'Vida, Incluso "tolerar" la idea inabarcable de que todas las cosas
solo 1o que una o uno ya sabe, bien sea porque se conoce a partir de la cultura son no nacidas, por eje1nplo -incluso para un bodhisattva- cornprende tres es-
nativa "propia" o inediante una introyección cultural duradera que sucedió tados evolutivos separados del conoci.:tnicnto de lo rnisn10 (Thurn1an 1976: 5}
en algún mome11to Illlto de la :nostalgia por las ideas foráneas a través de una Y el entendin1iento de la fOrma que cada cual tiene y que se va desarro1lando 1

intuición directa. pasa a través de hitos específicos corno el ver la forn1a; la '1-isión de la forn1a
l~a pedagogía budista no es el único n1odelo que entra en este círculo ex-terna 1nediante e] concepto de la flilta de forma interna, la a.percepción fisica
herrnenéutico que nos resulta familiar. El escándalo /el hnpasse /la paradoja delia liberación de la forma y su consolidación concluida con éxito; la completa
l1eideggeriana de que solo se pueden aprender versiones de lo que ya se sabe o entrada en la infinitud del vacío a través de 1a trascendencia de todas las con-
encontrar solo lo que ya se ha aprendido a buscar es algo que nos resulta fa1ni- cepciones de la n1ateria; la con1pleta entrada en 1a infinitud de la conciencia
liar, tanto desde u11 punto de vista teórico como desde un punto de ·vista estra- 11abicndo transcendido la esfera de la infinitud del espacio; ]a co111pleta entra-
tégico en las disciplinas que el inundo occidentaJ ha in,,---estigado de forma 1nás da en 1a infinitud de ]a nada habiendo transcendido la esfera de la infinitud
exhaustiva. Aquí, la tautología hern1enéutica se presta sie1npre a ser punto de de la conciencia; y la con1pleta entrada en ia esfera ni de la conciencia ni de la
a.poyo para una maniobra de cleslegitimación aunque no esté co1npletamente -Ilnconscie:ncia, 11abiendo transcendido la esfera de la nada.
integrada, en la prác'tica en ningún protocolo disciplinario, lCón10 podía estar- Una razón de peso por la que el budis1no co1oca en un ]ugar tan destacado
lo? Co1no mucho, es en sí inisn1a un objeto de estudio. su rica pedagogía del aprendizaje, en vez de denostar cua]quier aparente cir-
En el pensam.ie11to pedagógico budista, sin embargo, la apare11te tautolo- cularidad co1110 hace la inayoría del pensan1icnto occidenta1i se debe a1 hecho
gía ele aprender 1o que ya se sabe no parece que sea una paradoja ni t111 in1passe de que el reconocimiento es en sí mismo un fin, asi con10 un incdio del cono-
ni un escándalo. Ni siquiera es un problen1a. Más bien es una práctica delibe- cimiento budista. En rnuchas 111aniftstaciones, especiahnentc del JYlahayana,
rada y definitoria. percatarse o co1nprender sigi1ifican substantivan1ente reconocer -que el Buda,
Cuando Elizabcth Paln1er Peabody iba paseando y chocó contra un ár- la naturaleza, la inente, los fenómenos, el gnrú, e1 vacío, las apariciones en el
bol le pregu.ntaron i1aturalmente si es que no había ·visto el camino. Se hizo Bardo) no son otros que ,yo 'lnismo, Clararnentei ta1 reconoci1niento quizás no
famosa por su respuesta: "lo vi, pero no me di cuenta" (Ronda 1999: 261\ Si el sea un acontechniento cognitivo superficial.
relato apunta a una iinprecisión transcendental, también indica su interés en Un nuevo pliegue, entonces, se presenta en la situaci.ó;1 hermenéutica
una apertura específicamente budista a 1a psicología y a la fenon1enologia del de ]os Transccndcntalistas y en algunas de las nuestras. La lectora y el ]cctor
conocimiento. Para el sentido común occidental, despué....;; de todo) aprender occidenta] atraídos por el pe11san1icnto pedagógico del hudisn10 correría 111ás
algo consiste en traspasar un cierto u1nbra1; una vez que has aprenclido algo, riesgo de descontextualizarlo y no reconocer)o bien, allanando lia diferencia
lo sabes y sie1npre lo sabrás a no ser que se te olvide (a 110 ser que 1 quizás, lo re- cultural, o incluso reconstruyéndola a su propia in1agen y sen1ejanza (los peo-
prim,as). Para este 1nodelo 1 aprender lo mismo de nuevo tiene el misino sentido res vicios orientalizantes identificados por la investigación crítica reciente)
que encargar que te traigan una pizza a casa dos veces. justo en la n1cdida en que puedan aprehenderlo a través de una forma d.e
Coloquiahnente -aunque solo coloqniahnente- incluso una lengua como conocirr1iento bu<list..'l en lugar de una occirlental. Y al revés, dentro de un
e1 inglés distingue entre expresiones con10 beirlg e:rposed to a g--Z:.ven 'idea O'l' n1arco de respeto budista a la a.percepción entendida con10 densos procesos
proposition lhaber escuchado antes una proposició11 o una idea dada]J ca.t- y prácticas activasi un escepticis1no acadé1nico teorizado que duda de que el
174 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo 175

bndis]TIO pueda ser aprendido por los nccidcntalcsi puede rc·velar su de- aprender en ausencia de un reconocin1iento es_pon.táneo. I)espués de todo 1
depen_dcncia respecto del tenue espectro de una fcnonncnología occidentaJ del 1a n1ultidünensionalidad ·y eA'tcnsa duración de 1a pedagogía bodhisattva seña-
"saber". lan su d]ficultad con la rnisn1a claridad con la q1ne los relatos de ilun1inación
repentina señalan su gran sin1pHcidacl Los lñrn.ites Incuta1cs para Bronson Al-
cott tenían q_ue_ver exclusivan1entc con ]a dificultad de concebir que algo fiiJ.era
Cada vez que quiero que nli gata rnire algo instructhro -pongamos la luna He- negativo. Corno observa Peahody en uu.a clase "la palabra ninp,·u1Lo se ren1itía a
na, o una fütografia suya- se desarrolla una coreografía predecible. Señalo lo su origen en las pa1abras ni-uno" El señor Alcotl: les preguntó si podían pensar
que quiero que ella n1irc y ella) guiada por la curiosidad, fija 1a atención en la en nada en absoluto, o si no pensaban en algunos o en uno para poder llegar a
punta de n1i dedo indice extendido y e1npieza a explorarlo olisqueándolo con la idea abstracta de nada r"""l El señor Akott cree que es de sabios que los
delicadeza. niños aprendan los límites del entend.irniento tratando de que los sientan de
Cada vez que representan1os esta escena de pedagogía fallida (cosa fre- vez en cuando" (Peabody : 1835: 29 )"
cuente, ya que a m] no se me da mejor aprender a no señalar que a mi gata Para la propia Peabody, al ig11a] que para Alcott, la propia i1aturaleza de1
aprender a no olisquear) las dos nos hallan1os atrapadas en una problc1ná- lenguB;ie suscitaba pocos proble1nas pedagógicos; si acaso, ofrecía un medio de
tica pedagógica que ha fascinado a los maestros del budismo desde Sakya- providencial aptitud para la instrucción espirituaL "El lenguaje", escribe Pea-
111uni. De hecl10, su non1bre técnico e11 los escritos budistas es "señalar a 1a body, "al pertenecer a alnhas naturalezas 1 la espiritua] }' la inaterial, construye
luna", y ren1ite a un conjunto de cuestiones sobre el lenguaje y lo no 1ingüís- una esfera elemental para la "'Vida intelectual, inás allá de lo material; dicho
tico q_ue solo resultó atrayente para los inaestros y los discípulos occidentales breven1ente: construye un n1undo inetafísico en el que los espíritus finitos e in-
en el siglo xic finitos se comunican con otros espíritus finitos y con el Espíritu In.fh1ito" (1988:
Parece probable que para Elizabctb Peabody, Bronson Akott y muchos 93)º Pero se problcmatizaba aún lnenos, si cabe, la prioridad teórica del recurso
otros n1aestros occidentales del siglo XIX 1 la dhnensión de reconochniento/ a métodos ostensivos no verbales: esencialn1ente, a señalar a las cosas. General
co1nprensión-aprehensión en la pedagogía budista) q_uc acaba1nos de ver n1ás Maxims (on Education) [Máximas generales (sobre la Educación)] de Akott
arriba, pern1itia sustanciales fhl1os de reconocimiento, sobre todo en la imagen incluye el precepto de "enseñar principalmente un conoi:imiento de las cosas,
de su propia esperanza de encontrar una pedagogía de identificación afirn1a- no de las palabras" así como "enseñar ilustrando inediantc objetos sensibles y
tiva sin fisuras. 'fal y como señala 1'hon1as Tvveed en su obra 11ie Americari tangibles"º Con el paso de los años y bajo la influencia del educador romántico
Encounter ITJith Bitclclhism: 1844-1912 [Encuentro estadounidense con el bu- ale1nán l4'roebel, Peabody insistió n1ás aún sobre la hnportancia de indicar las
disn10: 1844-1912], incluso los estadou11idenses rnás interesados en el budisn10 "cosas": "es un a.-TI01na fu.ndan1ental que el objeto, el n1oviiniento o ]a acción,
n1ostraron históricamente una resistencia con respecto a la mayoría de los tc- deberían preceder a la palabra que los non:1bra r.. .] es en las leyes de ]as cosas
n1as decisivan1ente negativos de éste. Desde los inicios de la Indo1ogía europea, donde están las leyes del pensamiento" ( 48)º
por ejen-oplo, y a pesar de encontrarse expresiones en e1 misn10 sc11tido en la 'Tanto sobre el decir las cosas como sobre el señalarlasi la pedagogía bu-
Grecia clásica, los académicos occidentales levantaron un muro de pétrea in- dista es mucho menos opthnista. Con10 resun1c V'í!alter I-Isie11: "c1npleando el
credulidad frente al a.Jáoma -tanto hinduista co1110 budista- que Sostiene que habla corno 11ábil método) el Buda pronunció Inuchos sutras, que solo debería-
1a n1ejor fortuna es no haber nacido (o renacido). Exceptuando a Schopenhaucr 1nos ver co1no 'el dedo que señala a la luna' 1 y no corno la propia luna. El Buda
y al últhno Freud, hallar inotivación para el no-ser era considerado 1 por alguna d~jo: 'no he enseñado una so]a palabra durante los cuarenta y nueve años de
razón, equivalente a situarse fuera de los límites definitorios de lo hun1ano. Del 1ni prédica dei Dharn1a'. I~os sutras con frecuencia nos recon1iendan confiar
rnis1no 111odo, el n1onisn10 de los 1'ranscendentalistas rechazó en gran medida más en el sentido que en las n1eras palabras L.. t Quienes leen deberían tener
todo el giro negacionista del budismo; la intuición de que naturaleza y espíritu presente que no son las propias palabras en si sino el apego a e11as lo que es pe-
son u110, y lo sólido un espejismo de los sentidos, nunca desen1bocaron en una ligroso. La función crucial de los sutras colno la de un dedo que señala a la luna,
enscña11za del vacío. debería mantenerse" (Chang 1983: 23: 20)º Lo que implica la imagen del dedo
Análogamente 1 en su ávida aprehensión del aprendizaje co1no una forrr1a y la luna es que aunque señalar acarrea 1nenos malentendidos que hablar, ni
de reconocimiento los rrrascendentalistas nunca lidiaron -como sí han hecho siquiera esta concreción no-lingüística logra evitar los resbaladizos problemas
nu111erosas tradiciones budistas-, con la cuestión del cómo -y si sé que se pue- que rodean a 1a referencia.
176 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo "177

Por decirlo de otro .1rnodo, la discípula con exceso de 3-pl"go -por ejen:1plo, Dalai Larna c11ando ofroce el interior de una ca1npan_a corno irnagen del vacio.
ni.i gata- está confundiendo el tipo de acto de habla-o digan1os sü11plen1ente el Tathata, por añadidura, ade1nás de -,,rincu.lar la fOrma con el -vacío, vincula todas
-tJpo de acto- que es seña1ar: para 111-iJ la ilocuclón relevante es "indicar" n1icn- las for1nas las unas co11 las otras de n1ancra no dual: "cada una idéntica a la
tras que para ella es "ofrecer". Es cl u1is]110 tipo de error q_ue encuentra Stcphcn totallldad de todo lo q_ue es y abarcando a todas las otras dentro de sí nTis1na"
BatchcJor en el trata1nicnto corno profesión de fé que se le da a las cuatro verda- (Stone 1999: 201).
des de Buda) corno creencias proposicio11ales paralelas ("]a \.rida es sufrinliento", Asi pues) desde la vis]ón de la talidad, hasta la distinci61n entre dedo y
"1a ca11sa del sufrün_iento es el apego".º. y así sucesivan:1ente), antes qu_e con10 luna se disuelve, y con ella) quizás) la interdicción in1ncmoria1 que pesa sobre
n1audatos diferenciados acthra y perforn1ativamente ([debernos] "entender la la confusión entre an1bas. Co1no señala un abad_ Zen conte1nporá11co: "el dedo
angnstiai desligarnos de sus fuentes) darnos cuenta de que ha cesado) culti·var señalando a la luna es la lu11a, y la luna es el dedo f. ..] se realizan mutua1nente el
el sendero" (Batchdor 1997: 4-ó). uno al otro" (Loori 1995: 8). Un comentario a este koan añadiría: "cuando se le
Quizás la rnás representativa de las \'Ías a las que ha recurrido el budis1no preguntó al monje sobre el significado de 'la luna', el maestro [Fa Yen] respon-
Iv!aha:y-ana para sortear "el dedo señalando a la luna" sea el discurso ostensivo dió: 'señalar' y cuando a1guien más le pregrnntó sobre el significado de señalar el
de la "talidad"' (del sánscrito Tathiita). Cómo escribió Kukai, "el Dharma está 1naestro respondió: 1a 1una', i,Por qué era así? Probablemente el razonan1-iento
más allá del habla, pero sin el habla no puede revelarse. La Talidad transciende más profundo se hallaba en 1a n1en.te Ilu1ninada del n1aestro Ch'an, donde no
las forn11as, pero no puede realizarse sin depender de 1as for1nas. Aunque a veces había distinción entre lo que la mente común Uaana 'señalar' y '1a lu11a', Para éL
podcn1os errar al to1nar el dedo que señala la luna por 1a propia luna1 las ense- la re}ación entre ainbas era semejante a 1a relación entre un océano y sus olas"
ñanzas de Buda que guían a la gente son ilimitadas" (Hakeda 1972: 145-146). (Holstein 1993: 49).
Cuando se refiere a un Buda como el Tatl1agata o "taln1ente-llegado" o cuando Pero por muy conceptualmente liberador que sea, co1nprimir unos sig-
un tex-to japonés del siglo xu aconseja que incluso la contcmplació11 n1omen- nificados resultantes de la elaboración de semejante co1np1ejidad en "tal cual"
tánea de la "talidad" de las cosas comunes y corrientes es una garantía de la y "tal como" indica también una irreductibilidad pedagógica. Sugiere que 1a
iluminación rápida (Stone 1999: 199), se está utilizando el gesto de indicar al pedagogía budista no ofrece una unidad de notación o de n1cdida más c1cn1en-
menos en un se11tido doble, que alude a 1a supuesta evidencia e in1nediatez ta1 para el entendhniento. Cuando el propio gesto de señalar que constituye la
del fenómeno señalado, pero también a la inefabilidad e imposibilidad de que forma por defecto de una enseñanza inarticulada incluye ya de ante1nano la.
sea aprehendido y, en verdad, al vacío de la naturaleza del yo. "En su aspecto lección dificil, podemos encontrarnos ante una de esas situaciones en las que "si
diná1nico" según 1a für1nulación <le W. T. De la talidad seria "la n1a11ifcs- te hace falta preg11ntar, nunca te vas a enterar", (Al inenos no en esta vida). En
tación, el fenómeno, el ámbito de los Hechos" (1969: 167). En este sentido, po- contrac;te con el opthnismo democrático de la educación estadounidense donde
dría co1npararse a la "haecceidad" , que es el térnllno latino acuñado por Duns se presupone que cada lección puede sub-dividirse en unidades cada vez más
Scoto para referirse a la talidad que Dclcuze tomó prestado para designar a la pequeñas, y que resulten cada vez n1ás asimilables, las tradiciones sapienciales
pura presencña, la "perfecta individualidad" de "una hora, un díaJ una estación del budisn10, debido a su estructura holográfica, han de presuponer que los
L.. ] un grado de calor, una intensidad", por ejemplo (Delcuzc y Pamct 1977: estudiantes ya han sobrepasado un llnnbral de reconocimiento bastante alto.
92). Según VV.'f, de Bary, no obstante, en su "aspecto estático" en el budis1no "la
Talidad es el Vacío, e] noún11eno, el án1bito del Principio". Yen este.sentido de
vacío, la talidad puede también corresponderse con la haecceidad de Deleuze 1 En los Estados Unidos, parece haber recaído en los di·v11lgadores del Zen en el
refiriéndose a todo aquello que, aún evocando la percepcióni ni con Heva una siglo x:x 1a tarea de co1nenzar a articular la centralidad que ocupa en muchas
]dcntidad intrínseca ni u11 corte entre percibido y perceptor. for1nas de budismo esta duda radical sobre ln comunicabilidad de una com-
La talidad parece asi condensarse en un único gesto -el recurso pedagó- prensión o apercepción básica. Después de todo, si bien la práctica del Zen no
gico elen1cntal que consiste en señalar- el doble movilniento de una atracción nos puede pron1etcr que nos Uevará metódica1nentc hasta el nivel de estudio
aperceptiva hacia los fenómenos en toda su inconmensurable e inarticulable superior cercano al 1unbral del satori, por lo n1enos ofrece prácticas singulares)
especificidad, y a la vez, en una evacuación de los terrenos aparentemente on- tales co1110 1as de lidiar con los koans, que escenifican y tal vez agotan la ünpo-
tológicos de su especificidad y, ciertamc11te, de su ser. La energía y el resonar sibilidad de1 aprendizaje :u.netódico. Adcmási el antl-cscolasticis1no del Zen y,
incesante de este doble inovimiento nos sugieren lo que puede querer decir el con frecuencial el anti-inte1ectualis1no de la contracultura se frindieron en una
178 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo "179

conciencia per1nanentc sobre Jos Hn1itcs de la a:rticulación \rerbal El rnornento y articulados, de los n1uchos que se han ·visto especialn1ente afectados por esta
c~Jmbre de -estas investigaciones en los años sesenta de! siglo xxi incluso n1ás enterrnedad gradual hasta 1a fecha incurablc 1 ha consistido en un es-
que e1 r110111euto cumbre d.c los Transccndeni:alistas, coh1ci{_H6 con un tien1po
en el que la crítica a las instih1ciones educativas se co1T"virtió en vcbiculo de los rnoribundos. Este espacio que hasta 1os afios ochenta estuvo f0rc1uido por ]os
afanes utópicos en casi todas sus fOrn1as; si bien 1as exploraciones budistas fue- n1elodranJas <le las prestaciones n1édicas n1od.crnasJ tamb]én se ha conve1tido
ron periféricas respecto del movhniento estudiantH, éste últhno no obstante las hoy en día en un espacio cada vez rnás disponible para otros que se enfi."entan
potenció y se vio potenciado por eHasº a la posibilidad. de una inrterte tc1npranu1 asi co1no para algunas personas an-
En la medida en la que esta forma de negación fue ganando preeminencia cianas. Es interesante señalar que, a pesar de no tener los con1unita-
entre los dhrulgadorcs del Zen, también permitió que la "idea del vacío" fuera rios de algunas de las políticas llevadas a cabo en la década de los sesenta) el
n1ás inteligible de lo que había sido para los estadounidenses y ta1nbién inostró ino\1.miento para una n1uerte consciente tie11e un co1npro1niso mayor con la
que era importante tanto desde un punto de ·vista pedagógico como inetafisi- pedagogía budista del no-se[/:
co. El influyente y prag1nática1nentc detallado teA'toi Los tres pilares del Zen, Quizás no resulte sorprendente que aquellos de nosotros que ahora nos
publicado en 1965 introclt~jo a un público nurneroso tanto a 1a práctica co1no a n1ove1nos por esta subjetividad nos haya1nos concedido un perrniso poco fre-
la teoría de la enseñanza Zen. Dicha enseñanza gira en torno a consejos co1no cuente para explorar aspectos del buclis1no que eran muy proble1náticos para
éste de Rinzai: "110 hay nada en particular de lo que l1aya que daJ'Se cuenta" los estadounidenses del siglo XDL Seguro que hay todavía \roces estridentes
(I(apleau 1989: 194). 3 Los lectores de posgu. crra respondieron con un recono- que nos ad"'llii.erten, especialmente, en non1bre de la medicina mente-cuerpo,
cin1iento Heno de excitación a este enfOque q_ue conte1nplaba la enseñanza y el oriental-occide11tal que son1os las últh11as personas a ]as que .se nos debería
aprendiz[\ie co1110 tareas (casi) ilnposib]es de lograr, tareas solitarias cuando no permitir dejar que entre en declive un incesante régin1en de pensan1iento
de hecho conflictivas. Con10 escribió Alan Watts en 1957: "1a posición básica del positivo. Pero cuando los epítetos históricos occidentales que inás condenan
Zen es que no tiene nada que decir, nada que enseñar L..] por eso el n1acstro i10 la negatividad asiática -el pesimismo, el quietismo 1 la eA'tinción, el cansan-
'a:yuda' al alumno de ningún modo. Al contrario, él se sale de su ca1nh10 para cio- ya for1nan una pa1ie ineludible del fluir de conciencia cotidiana. ¿Qué
poner obstáculos y barreras en el sendero del estudiante" (Watts 1989: 613 ). En juicio descalificador permanece contra la exploración de los terrenos n1ás
su búsqueda, los practicantes del Zen de los años cincuenta y sesenta del siglo vibrantes del "no" del pensa1niento budista?
xx se inspiraron en una ética basada en 1a heroica soledad existencial del alma. El Bardo\ que se extiende desde el diagnóstico hasta la n:i.uerte, hace que
Kapleau, por ejemplo, cita el consejo de Mumon para trabajar el prin1cr koa11: alguna gente recurra a 1a enseñanza budista. En inuchas enseñanzas budistas,
"no construyas el Mu como la nada y no lo concibas en térn1inos de eAistencia sin e1nbargo, ese periodo se conten1pla en sí n1is1no como una extraordinaria
o no existencia, [debes alcai1Zar el punto donde te sientas] co1no si te 11uhieras herra1nienta pedagógica. Quizás nada escenifica tanto la distancia entre el co-
tragado una bota <le hierro caliente que no puedes regurgitar a pesar de todos nocimiento y la apercepción (entre el saber y el darse cuenta) con mayor efica-
los csfücrzos que hagas" (Kapleau 1989: 76). Bajo su tropismo bacia lo negativo cia que el diagnóstico de una enfer1nedad incurable. rfal y como se publicita1
discurría e11 gran medida una celebración del "puro poder de la ·voluntad" (95); concentra la inente maravi1losa1nente (aunque sea 1.nachacái1dola) y co1Tviertc
en ese sentido, los divulgadores del Zen ofrecieron una versión de la identidad la distancia entre saber que uno se va a morir y darse cuenta de ello en algo
del yo [se!jhooc[J cuya relación con el vacío y el no ser apenas superaba en clari- ineludihlen1ente ·vívido. El efecto se ve reforzado aún 1nás por todos los usos
dad a la de los Transcendentalistas. tan exigentes que a lo largo de toda una "'Vida le hc1no.s ido dando a la idea de
'fanto e] afloramiento de la contracultura ele la década de 1960 como la morir, ya sea en for1na de depresión, histeria, hipocondría, estoicismo o drama
sensació11 de dcsánhno poHtico fruto de su derrumbe se encuentran entre las eAistencial: todos ellos contrastan sobremanera con la aparente y abso1uta opa-
condiciones que propiciaron el desarrollo del 1viovin1iento para una Muer- cidad de la propia muerte frente al saber cognitivo. Un índice de la realidad:
te Consciente en Inglaterra y c11 los Estados U nidos en la época posterior a cuando estaba sana yo daba por hecho que la apuesta de Pascal solo podía ser
los años ochenta. La influencias cercanas de este desarrollo se debieron a la entendida con10 algo bastante innoble.
creciente diáspora tibetana, la alta visibilidad de la en1ergcncia del sida y e] I~os escritos y las prácticas para el n1orir consciente incorporan una es-
1novimientoi ya en n1archa, de los establccin1ientos de cuidados paliativosº Un tética de profuso n1inin1alis1110 zen o las, por otro lado 1 exuberantes multipli-
efecto de la repc11tina aparición del sida entre los hon1bres jóvenes instruidos caciones de las enseñanzas del budis1n.o tibetano. Desde Be Ifere JVow [Estar
180 La pedagogía del budismo la pedagogia del budismo í81

aquí ahora] de Baba Rarn Dass de 1971, al texto liVho l)ies'? 1nrnere?] de que en dia nos re,stllta Í~1rniliaL En por ejen1plo, al su as-
Stepl1en Levine pu1Jlicado once años inás ta.:rde 1 a El libro tibetano f.le los ·vivos prrm:ión de conversaciones espirituales y políticas para las n11Ltjercs
.Y de los rnuerl-os tibetanos de Sogyal Rinpoché publicado once años después adultas de Boston y sus alre<lcdores 1 la tr.anscendentalista :rviargaTet FuHcr no
de éste 1 el relato de la enseñanza del Bardo crece de forllna exponencial de u11a estaba, segura de si sus interlocutorJ.s la iban a entender si tocaba una nota
for1na 1nuy deta11ada y CA1Jresiva. Aún así 1 Sogyal, tal y con10 heJLnos '<listo, n1an- nueva: "sé que para (las participantes) es rnuy dejar de lado las generali-
tenia a los lectores conectados con una silnplicidad. retórica casi infantil; parece dades vagasi la jerga de la critica de 1as camarillas pu11tillosos rechazos de
un inodo en el que el lector puede 1T1ovcrse libremente a tr~r1,rés de las severas la buena sociedu.d para adentrarse en la luz sin nlicdo aunque esta Jluya de] sol
dislocaciones del vhtje, Ir del libro de Sogyal a casi cualquier otro texto tibetano de la. verdad. Con todo, y como sin esa va~entia generosa no se puede consegtür
en inglés, además de los muchos libros que no están confor1nados por esta par- na.da, ni aprender, espero ver que rnuchas [... ] sean capaces de ello. El silencio
ticular conversación anglo-estadounidense-tibetana sobre las personas que se general o el habla de las ca111arillas Kne paralizarla. Me sentiría 1nuda y fuera de
están muriendo, obliga a pararse en seco debido a la densidad de una alteridad lugar si tixviera que ccl1ar den1asiadas arengas. Otras veces he co11segtüdo que
que apenas se 1.ris]umbra. resulte fUcH e incluso agradable que veinticinco personas 1 de un total de treinta,
A] llamar casi zen a la estética de estos escritos, no lnc refiero a su tona- se hagan cargo de lo que les corresponde hacer) preguntar 1 dcfiniT, n1encionar y
lidad afectiva. l'odos ellos, incluidos los de Sogyal, rebosan expresividad en10- a_nalizar sus opiniones. Si ahora no se pudiera hacer lo lnisn10, consideraría que
cional E! aspecto zen, n1ejor Ua1narle se1nejante al Tao, aparece en un lugar he fracasado y me retiraría" (Komfckl 1997: 98-99).
extremada1nente valorado sobre la eco11omía de medios. l,as propias "destrezas A finales del siguiente siglo, por otro lado, la descripción muy parecida
de medios" de Buda, que siempre se refieren a los medios pedagógicos) pueden de la propia pedagogfa de la modestia de Buda que Rohert Thmman ofrece
tomar unas formas sumamente elaboradas a través de los sutras. En este pro- en su obra Essential Tibetan Buddhism [E] budismo tibetano esencia]], da la
yecto inoderno de aprender y el1señar a lnorirJ por el contrario) la acción sile11- in1presión de tener sus raíces en conocidas forn1as culturales estadounidenses
ciosa o incluso la acción negativa rcpresenta11 la destreza. Se intenta trabajar con110 son los grupos de terapia o los coordinadores de co1nités: "De este modo 1
tanto como se pueda en una fürmulación de Vhnalakirt-Il "mediante el silencio, se suponía que la encarnación de un Buda era una manifestación de con11pasión
la inexpresi,~dad y aquello que no se puede enseñar" (Thurman 1995: 86). Na- sin ning1in otro propósito que ayudar a que la gente se abriera para consegl..lir
die deja de morir, co1no lnucho, puede apartarse de su camino, llevar a cabo su potencial n1á,s alto. Un Buda no tiene un sentido sólido de nn
De este modo, las instrucciones para morir son reahnente las misn1as que centro con10 el que nosotros te11en1os. La energía de un Buda está co111pleta-
las instrucciones para trab~\jar con los que se están n1uriendo. Tanto c11señar n1ente con y para nosotros cuando la encontramos; no hay ni poca ni rnucb..a
como aprender e11 esta situación requieren actuaciones míni1nas y muy pasivas. energía que se oponga a la nuestra[. . .]. Un ser tal, sea la forn1a que él o ella
"Abrirse a" (una persona o un predicamento), "abrirse en torno a" o "atenuar" tenga 1 es el nódulo fOcal de un terreno en el que otras personas encuentran las
un espacio de dolor, escuchar, relajación, espaciosidad, paciencia en el sentido 1nayores oportunidades para su propio avance evo1utivo, al rnejorar enorme-
de patear o permanecer t1unbado y abrirse) practicar la respiració11 compar- mente su comprcnsió11J al n1cjorar sus emociones, percepciones y entendin1len-·
tida: estas prácticas de no-hacer, a]g11nas de ellas parecidas a los lugares co- to) sintiéndose inucho n1cjor 1 siendo capaz de afrontar una situación dificil y
rnunes de la Nevv Age, parecen apoyar un sentido inagnético de ]o real hasta entendiéndola y resolviéndola mucho mejor°'. (Tlmrman 1995)
el umbral de la identidad en extinción. Como escrihe Sandra Butler: "ha sido No quiero sugerir que el sonido estadounidense de la escritura de Tl1ur-
la expe1iencia lilninal ele cuidar a los que se están inuriendo, sus carnes dete- n1aJ1 lo seña]e co1no distorsionado o apropiacionista. En vez de eso 1 conside-
rioradas, sus mentes atrapadas en cuerpos que se desn1orona11, sus corazo11es ro que sus innchas maneras de estar situado en "Occidente" lo sitúa en una
latiendo 1 la ·vida palpitando entre sus estrechas costillas, lo que me ha enseñado conversación continua, paHn1sépstica pero muy dinámica conJ entre 1 o incluso
los silencios i1eccsarios entre palabras, las pausas desde donde emerge la res- dentro de una variedad de enseñanzas asiáticas. 5
piración, la insonoridad de la conexión" (Butler S. 2001: 4). Y resulta sorpren-
dente, aunque no debería ser1o, que un no hacer cercano a la extinción sea 1a
condición de posibilidad del aco'mpañaniiento en esos territorios del deshacer. ¿Qué puede significar ver el dedo que sefia1a y ]a luna a la que se señala corno
Co1no una estética pedagógica, este niinima1is1no que se borra a si mismo inseparables en úitiina instanciJ.'? .Entiendo esta iinagen corno parte de una
se ha ·visto influido por Oriente y Occidente en un bucle de retroalhnentación continua incditación budista sobre la relación entre los fines y los n1edios. lJna
La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo í 83
182

imagen no pcdagógica1 parecida a t·'er que el punto de desti:no no es otro que indecible entre los n1edios y los firH:s 1 de su carácter real1:nente casi inseparable,
el v1-aje en sí) nos pcr1nite ver con facilidad que }os n1cclios y los fines son inse- es una sefia de ide11tidad consistente de este de hecho 1 oon_stituye
parables. Pero con una irnagcn q_uc e\roca necesariarncnte un escenario peda- la rnanifestación n1ás potente de su econornía. ele 111edios. Lo oue pcTmanece
gógico. -,,r en el contexto de la amplia) y plcnarnente auto-reflexiva tra.<l]ción del irreductible en las ensefianzas tlbetanas 1 sin en1bargo, incluso e;lJ st{s vcr0 ]ones
pensa1;;iento hern1enéutico budista, 1:~1 parecer se considera necesario subrayar más an1ables c11 relación a Occidente es su énfasis pragmático sobre la reen-
la no-Jdentidad ele 1os fines y de los inedias pedagógicos de forn1a y carnación y su seguro relato que confia en 1a experiencia subjetiva de ]os ·que
pocas veces se apela a su inseparabilidad. realmente se están !nuriendoº
},a pedagogía de [a enfcr1nedad y de 1a muerte, sin embargo 9 con10 ya h_e Cuando hablo con gente sana sobre la experiencia de la enferlneda<l en el
señalado) aúna los fines y los n1edios en mutuas Telaciones poco frecuentes y contexto de este inovin1iento, nuestra discusión con frecuencia se corta sin llÜ-
pone de relieve lo dificil que es asignar }as etiquetas de alu1nno1 profesor y en- ra1nientos por el escollo que plantea el ten1a de la reencarnación: ¿e.reo en ella'?
señanza con una base estable. Del inválido Vhnalaka1ti se dice que se 1nanifes- La persona con la que estoy hablando dice que ella no podría creerlo. -Estas con-
taba a sí n1isino "con10 si estuviera enfermo" "1nediante su propia y n1uy diestra versaciones suelen conducir al aislamiento y ser defensivas por ambos lados.6
técnica liberadora" (Thurn1an 1995: 21). J__.as enseñanzas del Bardo tratan la Desde u_n punto de '1-'Ísta pedagógico, las enseñanzas tibetanas sobre los
propia muerte con10 '1a llave del instn1n1ento que nos perm.ite descubrir y re- Bardos y la reencarnación son de una riqueza desbordante. El marco dle la
conocer (oportunidades para liberarse) y hacer el uso 1nás complleto de cl1as" rcenca111ación sitúa la vida hu_n1ana aislada en el contexto dlc un proyecto <le
(Sogyal 1993: 104). enseñanza de inayor amplitud y de gran co1nplejidlad. En vez de tratarse de
Es un lugar con1ún en el movirnie11to para 1a n1uerte consciente 1 pero ta1n- una única y portentosa clase n1agistral calificab]e como aprobada o suspensa,
bién algo 1nás que un lugar co111ún que, con10 afirma Cice1y Saundcrs, "todos con10 en el caso del cristianisn10 -o inc1uso sin caJificación 1 como en la v~rsión
los que trabajan con los que están inuriendo saben 1nás pronto o más tarde 1 que secular- el periodo de vida individual se asemeja más a un año de enseñanza
están recibiendo más de lo que están dando'° (Sogyal 1993: 177). De hecho, hay precedido y seguido por otros años escolares de los niveles correspondientes.
un subgénero de los libros espirituales de divulgación que llevan títulos co1no La Reencarnación) sin embargo, es diferente de la PrhnariaJ la Secundaria y la
Lessonsjrom the Dying [Enseñanzas de los que se están muriendo] y Final Gifts Universidad en algunos aspectos importantesº Todos los ·veranos, casi todos los
[Últimos regalos] sobre lo que la gente sana puede aprender de la gente que se alumnos se olvidan práctican1ente de quiénes son. Llega septiembre y a la 1na-
está muriendo. Hay incluso un programa de auto-ayuda de un afio de duración yoría casi se les suele olvidar en qué se han matriculado. Aunque en principio
que incluye pretender que se tiene una enfermedad terminal (Le,ine 1997). l1ay una secuencia de niveles organizada por cursos, poquísi111os a1lnnnos se
De este modo, [. ..] aunque en el lecho del enfermo o en el lecho de muer- inueven por ella de forma organizada; en su lugar, retroceden cinco cursos, se
te, se produzca constante1nente una escena privilegiada para el apre11(lizaje, la gradúan directan1ente desde el jaTdín de infancia o repite11 cuarto curso varias
tarea del rol pedagógico es inestable y también lo es la tarea de los medios y los nTiles de veces. (No se pasa de curso por edad. Pero la a1nnesia anual consigue
fines. ¿constituyen las enfern1edades y la muerte los medios para unos fines que la gente ni se avergüence ni se <lesanin1e por su fracaso). Los estudiantes
ulteriores o son problemas que se resuelven utilizando otros n1cdios? Practi- difieren también en los objetivos que conceden a su educación. A alg1111os les
car el ·vivir consciente1ncnte co1no si se estlrvicra en la presencia constante de gustaría que continuara para sicn1pre. Otros, a los que estudiar no les gusta) lo
la inuerte, poder morir como se ha vivido -con conciencia y dignidad; poder, ven co1no una. época de preparación para poder dejar la cn.scñ.anza para siem-
co1no Vin1alakirti, aprender y enseñar sobre el vacío a través de la proximidad pre. Otros no piensan en la existencia dle un n1undo fuera de las aulas y están
de la muertei experimentar los Bardos de la lTl!Uerte y del devenir de tal 1nodo deseando volver a la enseñanza en calidad de profesor ahunno. De hecho, por el
que se logre la libertad de una reencarnació11 involuntaria -estos objetivos i10 problen1a de la n1en1oria antes n1encionado, a n1uchos de cada curso se les deja
son mutuan1cnte excluyentes, pero so11 cie1tan1ente singulares. Entre ellos es que especulen si e11os o sus compañeros de clase ya son profesores a1un1nos.
diñen decir qué dedo está apuntando a qué lunaº En el n1on1euto presente) al n1cnos, lqué sentido tendría creer o dejar
I~a escritura de todo el Movi1niento para n11a Muerte Consciente, incluso de creer en la reencarnación? Lo más y lo incnos que puedo decir es que ha-
la de Sogyal Rinpoché, co1nparte un con1pro1niso no confesional diseñado para berse expuesto a ello, ü1cluso en los aspectos inenos parecidos a ]as co111edias
hacer que los lectores de diversas afiliaciones religiosas o de ning;una religió11 sla71stick, ha n1odificado el paisaje de ]a conciencia que n1e rodea en relación a
puedan fOrmar parte del Movin1iento. Es decir, que el sentido de la cercanía 1os temas ligados a la inue1te, Para ser n1ás precisa, el paisaje se ha hecho n1ás
184 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo í85

espacioso. Tengo en 1nente los dolo.rosos D_ndos epistcrnológicu-·p.sicológicos en valentía a arriesgarse a to1nar una postura que no sea ni dog1nática ni evasiva"
los que era capaz ele adentrar1ne pero de los que no era capaz de salir . .¿1\le da a cerca de "1os asuntos c::\_istenciales in1poriantes" (38). "El agnosticisrn{_; no ex-
rea}n1ente 1niedo ]a n1uertl\ sí o no? ¿cómo puedo saber realn1cDte la diferen- cusa la indecisión") le recuerda graven1cnte a un lJO i.déntico a sf 1rrisrrio. "S] ali?:o
cia que hay entre la fatiga de 1a ·vida y la atracción por la n1ne1i.e? ¿córno sé si es, es un catalizador de la acción" (38), Constr~ir y sostener n1orah11cnte e~·~a
1ni seguro ate-isn1_0 se rnarcl1itaxá 001no se rnarchita una hoj;:1. cuando hace un figura n1usculosa es una tarea que sale cara. Entre las cosas que se sacrifican
viento caluroso? ¿_N![e doy cuenta de verda-d, inclu.so en este n1ismo ino1ne11toJ etitá la conciencia de la transitoriedad o, incluso) el "'V-&ciado (le dicha concienc-1a
de que soy n1ortal'? :n1cdiante el que 1a propia figura pudiera reconocerse a sí n1is1na con10 no sie1n-
l~a naturaleza. obsesiva y liinitada de e..'ltn.!:i preg11ntas es quizás suficiente-:: pre diferente de los "otros" que tienen necesidad de un trata111iento con1pasivo.
inente evidente por cómo se agarran a la prin1era persona de1 singular, como A este respecto, la pedagogía del movimiento para una inue:rte consciente que
si se tratara de un espéchnen al que hay que n1ov-ilizar en vez de un apoyo sin circula constantemente parece naás flexible 1 ir1_ultidireccional y eficazº
run1bo. La peor señal de su inutHidad es que a la vez que nos obsesionan1os En todo caso, desconozco si es posible que todas las n1últiples reencar-
con ellas 1 dichas preguntas nos aburren de una forn1a que nos liace perder la naciones samsáricas den un gran consuelo. Lo que me resulta más palpable
sensibilidad. es la destreza de la ensefianza tibetana corno una prcscnc1a c-n el n1undo de la
La pregunta sobre si realrnente creo en la reencarnacióni no debería für- gente que se relaciona con la n1ortaliclact Ser y aprender a la vez a no ser un yo
1nnlarse de ese 1nodo o, en verdad, podría ser inás interesante. Para responder idéntico a si rnisrno [se[f] es asfixiante en un espacio 1nayor y, a la vez, apoya la
a la insistente pregunta sobre la reencarnación, Robert 111ur111an y el libro de an1nesia, ]a meta1norlüsis y una re1acionalidad cambiante todo el tien1po, que
Stephen Batchelor de 1977, Buddhúm Withont Belief3 [Un budismo sin creen- verdaderamente las sostiene como el crisol de todos los "fenón1enos.
cias] intentan articular una postura que no consiste en creer ni en no creer. Bat- El simple hecho de estar ünplicado en esta enseñanza n1axca muchas rnás
che1or basa sus argumentos partiendo de principios agnósticos como la n1ejor diferencias que lo que supone el creer o no creer en ella. 'fomcn1os, por ejen1plo,
manera de negociar entre '1a responsabilidad del futuro" por un lado (10.3) y, el juego o 1a meditttción (que suele aflorar con la enseña11za de la reencarna-
"los clichés y dogmas de otras épocas", por el otro (104)º A pesar de todoi sus ar- ción) que consiste en figurarte tu vida, o aún tu carácter, distintos de có1no son.
g1u11ento.s tienen una fuerte dependencia de un e1npiris1no del siglo XJí: queJ con Surgen tantas preguntas. Con todoi no -viene a un contexto de culpa o auto-cul-
frecuencia 1 no se cuestiona. Batchelor incluso se queja de que especular sobre la pabilizacióni i1i de voluntad o resolución. Es un espacio más parecido a ... ¿qué?
reencarnación "nos aleja de 1a perspectiva agnóstica y prag1nática y nos adc11tra i.Deseo, ojalá? Algún lugar, al menos, liberado por la posibilidad y la imposibi-
en visiones n1etafisicas que no pueden ni de1nostrarse ni refutarse, ni probarse lidad, y en especial por la relativa desvinculación respecto del yo.
ni dejarse de probar" (30). "Un budista agnóstico no contenap1aría el l)harn1a Supongan1os que pienso en a1gunas cosas buenas que no he hecho i1unca
con10 una fuente de 'respuestas' a preguntas sobre de dónde vcnirr1os, a dónde por tin1idcz, por ejen1plo, o por aversión a 1a incomodidad física. Encue11tro
va1nos, qué ocurre tras la muer-te. Buscaría tales respuestas en las disciplinas ahora que la pregt1nta "¿qué habría hecho que esas cualidades fueran diferen-
adecuadas: la astro-fisicaJ la biología evolutiva, la neurociencia, etc" (18). (Jvlc tes?" -planteable hasta lo mas profu11do de la historia de una vrida, e incluso
sorprendió aprender que cualquiera de estas disciplinas estudia lo q_ue sucede lnás aHá- me sorprende por lo fácil de ge11erary seguir que resu]ta. Numerosas
después de la lnuertc). Incluso a su nivel menos programático) el agnosticis1no reflexio11es pueden "abrirse en torno" a esta pregunta, con10 nunca antes, nun-
de Batchelor aparece 1narcado por un recbazo infatigable al consuelo. Ivlcnos- ca cuando se trataba de una pregunta deontológica -y vergo11zosa1ncnte Hn1i-
precia la creencia en la reencarnación como "el lujo del consuelo" (43). tada- sobre 1rií. I-Iay tanto espacio cordia1 en la diferencia imaginable y tutelar
Pese a que reivindica ah1irse y no saber, el libro de Batchelor corr1parte de un ser al que el Yo presente ya no conocerá nunca, y que al cabo no necesita
con frecuencia el scntin1iento de esos prietos y dolorosos nudos psíquicos tales nunca preguntarse sobre el hilo de esperanza que se teje de a]gún xnodo sobre
co1no lMe clo.y cuenta realnLente... ? ,1\ísla e inmoviliza el yo de una fürn1a pare- su propio y característico valor. lTiene sentido pregt1ntar si tales enseñanzas
cida. A pesar de todo el uso despreciativo de la palabra, no creo que Batc}1clorJ concierne11 al presente o al futuro? Al inenos para algunas personas, a través
que habla del "deseo de lnejorar la angustia de otros", considere rcahnente e] de un conjunto de historias, concebir las enseñanzas budistas en sentido pe-
consuelo como algo despreciable (104). En cambio) parece evidente que é1 nun- dagógico nos ha ofreciclo clesde hace mucho tie1npo una n1anera de reconocer
ca debe desear i1i necesitar consuelo. Las demandas existenciales que le exige lo elusivo de sus fines en 1a íntima habilidad <le sus medios.
a alg'uien son despiadadas; expresa el desprecio "por el fracaso que no añade
186 La pedagogía del budismo La pedagogía del budismo ·¡37

5 Tan1bién rcn1itc a 11na tradición inini1nalista alternativa dentro de la pedagogía ro-


1nántica europea (ver 1a obra de Rancif.n:e). Y hay que señalar que estos tres ejc1nplos
están ton1ados de un trabajo educativo dirigido a los adultos, Tiene sentido que el
uso de n1cdios ininünalistas en 1a enseñanz;:~ pudiera surgiT con n1ayor facilidad en
el trahajo con los adultos -aj01tiori, con 1os gue están n1uriendo- que con los niños.
Este ensayo está escrito desde el vivo recuerdo de nü a1nigo y ahnnno Brian Selsky, Tan1bién hahría que subrayar que el üiterés de los Trascendentalistas por la educación
que se quitó la vida el día del Yo111 I(ippur de 1997. de adultos quizás sea lo n1ás iinportante de su legado. Aunque: Pcabody, después de
estudiar con Froehc] en A1e1nania, se convirtió en la pionera del n1ovin1iento de los
1 [N. de la T.] En c1 inglés en d original: Realization, sustantivo derivado del ve1·bo to jardines de infancia de los Estados lJnidns, que tantísimo éxito ha conseguido, e! corn-
realize ("percatarse", "apercibirse", "darse cuenta", "ser consciente de algo") de uso pro1niso sostenido de los Trascendentalistas con una pedagogía no con1pensatoria,
tanto en la lengua co1nún con10 en la jerga filosófica. En español el sustantivo equiva- orientada espirituahnente y capaz de implicar a los adultos de su propia clase sot:ial,
lente solo es de uso en filosofía o psicología: apercepción: percepción o con1prcnsión constituye un logro aún más original y cabe pensar que aúri más influyente.
consciente de la realidad o del objeto percibido. 6 El destino que tuvo la Ten1plc School de Bronson Ak:ott nos indica hasta qué punto
2 [N. de la T.] Talidad: Según la RAE, "condición de ser tal, coIJ las dctcr1ninaciones puede 1a cuestión de la reencarnación establecer una línea divisoria en Occidente.
que caracterizan a a1g;uien o algo" (http://cl1e.rae.es/?i<l=Yz111fí111Jz). En cl 13udis1no El torrente de criticas públicas que acabó con la .Escue1a en 1836-1837 se atribuye
Nfahayana, la realidad o verdadera naturaleza de las cosas tal cual es en un deternüna- genera1111ente a "los run1ores de que en 1a Tc1nplc Schoo} se ünpartian conferencias
do ino1nento. Del sánscrito Tathata (11erar); en inglés en e1 oógina1 thvsness o suchness sobre Ja concepción y el parto" (Ronda 1999: 128). Pero según pensaba Peabody, que
(francés ainséité; italiano talitá o sú;ceitá.; ale1nán Soheil). Veáse Cornu, P., Dicciona- intentó sin éxito desa1tit:ular tal controversia, el tema inás sensible ocasionado por
rio A/cal del budisn10, Madrid: Akal, 2004. los debates de la Escuela sobre "el hecho de nacer", no fue 1a educación sexual, sino
s La visión del Dhanna como adverso a ser transmitido no deja de cuestionarse en los la reencarnación . .El1a negó tajanterncnte que A1cott enseñara la doctrina oriental de
sutras. Pcabody encontró una visión de 1a educación espiritual niuy diferente, casi la pre-existencia y la emanación" pero escrihió: "es cierto que el señor Alcott cree que
sin fisuras, cuando se puso a traducir el Sntra del Loto. Incluso en Vin1alakirti, que el nacin1iento es un acto espiritual y un hecho anterior a la reencarnación [. ..].Yo,
era fa1noso por su silencio inso1uble, hallamos una gama sorprendente de técnicas por n1Í pa1te, considero que esta es Ja única fürn1a <le concebir la unidad de un espí-
pcdag'Ógicas: "hay terrenos del hudis1110 que cumplen el trabajo de Buda mediante los ritu; y esta es la pre-existencia a la que se refería la "()da a la In1nortalidad" de1 poeta
bodhisattvas; otros que lo hacen mediante la luz; otros que lo hacen n:icdiante el árbol Vllords\.vorth, y a Ja que el inis1no P1atón se refería en sus enseñanzas; y ésta es, cierta-
de la iluminación; otros que 1o hacen inediante la belleza física y las señales del Tatha- 1nente, la doctrina del cristianismo que enseña Jesucristo" (128). La an1algama creada
gata; otros que lo hacen inediante los ropajes religiosos; otros que lo hacen mediante por e1 escándalo sexual junto al escándalo de la reencarnación es n1ny llamativa, ya
la comida; otros que Jo hacen mediante e} agua; otros que Jo hacen mediante 1os fuera producto de }os 1nisn1os bostonianos de la década de 1830 o de los historiadores
jardines; otros que lo hacen mediante las casas; otros que lo hacen mediante las 111an- posteriores.
siones; otros que Jo hacen inediante las encarnaciones rnágicas; otros que lo hacen
111ediante el espacio vacío; otros que lo hacen mediante las luces del cielo" (Thurman
1995: 86). Y en el Sutra de los l\1edios J-Iábiles da la in1presión que el bodhisattva en-
seña rnediante algo parecido a una extensión fisica de un ca1npo de fuerzas münético:
"Venerable Señor, así es como es. Todos los seres sinticntes que se 1nuestran delante
de Su1nera, el rey de las 1nontañas, tienen el n1is1no color -el color dorado..:. ya sean sus
pensan1ientos de odio, de serenidad o de dependencia, o pensa1nientos que bloquean
el acceso a la dochina. Del misn10 inodo, Venerable Señor, todos los seres sintientes
que se inuestran ante 1os bodhisattvas, con pensamientos de odio, de serenidad o
de cercanía, o con pensan1ientos que impiden los accesos a la doctrina, todos tienen
pensamientos del mis1no color, el color de la omnisciencia" (Tatz 1994: 4:5).
4 [N. de la T.] Bardo: en el budis1no tibetano, estado o plano intenneclio de existencia
situado entre la inue1te y la reencarnación, y cuya duración varía según la conducta de
la persona durante su vida y el n1odo de su mue1te. La autora introduce aqui figurati-
vamente otro "Bardo" o periodo intennedio anterior a la 1nuertc 111is1na.
·¡ 89

Ada111s, Jaines F.li, Dandies and Desert Saints: S'(yLes o_/Viclorian 1\1anhood, Tthaca, Nueva
York, Cornell University Press, 1995,
AJcott, A. Bronson, How Like an Ang·el Carne I Doron: Conversaf'iuns zerith Clúldren on the
Gospels, Alicc O. Huvvell (ed.), Hu<lson, Nueva York, Lindisfarne Press, 1991, Rein1-
presión de Conver::;ations zoith ChiLclren on the Gospels, Boston, Jan1es Munroc and
Co., 18,'36. 2 vols.
_i\n<lcrson, Bcncdict K. O'G., 111y!ho!ogy arid lhe ToLerance o_j"lhe .Javcrnese, Tthaca, Nueva
York, Corncll Univcrsit:y. J\;!odern Indonesia Project, 1965; rein1p. 1969.
i':..nstin, J. L,, Hon') io Do Thing~ roith Ti7ords, J. O . Urn1son (cd.), Nucva '{ork, ÜA'Íord Uni-
versity Press, 1970. ['frad. cast., Cómo hacer cosas cori palabras. Palabras l:J acciones,
trad. Genaro R. Carrió y Eduardo A. R.abossi, Barcelona, Paidós Ibérica, 1981].
Basch, lVEchael Franz, "The Concept of Affcct: A Rc-Exan1ination", en Journal qftheArne-
ricanI's:i;choanarljticAssociation, vol. 24, nQ 4, 1976, pp. 759-777.
Eatchclor, Stcphcn, Buddlásni Without Belie.fi;: ~1 Conleniporar.Y Cuide Lo~4zoaJcening, Nue-
va York, Riverhead Books, 1997- [Trad. cast., Budi:o"1no sin creencias. Una guia con-
te1nporánea para despertar, trad. José Ignacio Mora~.a, Madrid, Gaia, 2008].
.Benjarnin, VValter, Charles 1-iaudelaire: A Lyric JJoel in the Era oj'High Capitalisrn, 'frad.
liarry Zoh11, l ,onchcs, \Terso, J983. [Trad. cast., Baudelaire: Un poeta en el esplendor
del capilahsnio, trad. Jesús 1\guirre, Ivfadrid, 1'aurus, 1972].
Benveniste, E1ni1e, Problems in General Linguislics, trad. hiary Elizaheth Ivfeek, 1V[ia111i_,
l,Tnivcrsity ofMianli Prcss, 1971. [Trad. cast., JJroblemas de lingiiistica p;eneral, lvléxi-
co, 2 vols., trad. Jnan 1\ln1ela, IVféxico, Siglo XXI, 1971.Y 19771
Berger, Peter L., The Sacred Canop.Y: Elenwnls oj'a S'ocioLop;ica! Theo1:y o_j"Religion, Nueva
York, Do11b1cday, 1966. [Trad. cast. l!,"l dosel sagrado: para una teoría sociológica de la
rehgión, trad. Néstor lvTíguez, Buenos Aires, Ainorrortu, 1969].
Bersani, Leo, The Culture q( Flede1n1Jfiori, Can1bridge, :Iviassachusetts, Harvar<l University
rress, 1990,
Ilishop, Elizabeth, Thc Cornp1ete Poerns 1g27-1979, Nueva York, Farrar, Straus and Ciroux,
1979. [Trad. cast,, Anto!og'ia poética, trad. ()rlando José I-iernández, ·valencia, Con-
sorci d'Editors Valcncians, 1988].
Bont- P,,,cnu, "Outing Texture", en I'lovel Gazing: &(peer Readings in Fiction, Evc J(osofSky
Sedg\vick (ed.), Durharn, Carolina del Norte, Duke University Press, 1997, pp. 94-127.
Broucek, .Francis J., "Shan1c and Its Rc1ationship to Early Narcissistic DeYelopments", en
Internotional.Journal qj'Psychoana.!;i¡sis, vol. GS, 1982, pp. 369-378.
Butler, Ju<lith, Gender l'rouble: _l·i'eniinism, and l-he S'!rbvcrsion qf'JdenlÜ.IJ. Nueva York, Rout-
ledge, 1990. rTrad. cast., El género en disputa, E(/eniinismo y la subversión de la iden-
tidad, trad. lVfónica J\1ansour y Laura l\ifanrí.qucz, 1Jéxico, Paidós y "lTNAJ\1, 20011
190 Bibliografía Bibliografía 191

- - - , "Perforn1ativc ¡\cts and c;cnder Constitution: A_n Essay in Pbc11on1enology and - - - , ?\lliddlonarch. A Sfu(ZIJ o.l ]Jrovúu:ial L~fe, 1871-1872, Londres, Peng;uin, 1966,
Fcn1inist Theory'', en Pnjór1ning .FCuárásr11s: Fenánist (}rifica! The(n:lj arul Thea- [Trad. cast. lvliddlernarch. [Tn estudio de lu vidu de pro1)incias, trad. lVP, Engnu:ia
trc, Sue-:Ellcn Case (ed.), Ba1tiniorc, John f-Iopkins t:rniversity Press, 1990. [Trad. l)uja1s, l\tlad.Tid, Cáte<lTa, 19931
east. J. Butler y 11aric Lourties, "1\ctos perfonnativos y constitución de género: un Fchnan, Shoshana, The L-itenu:i; é}peechAci:: Don Juan rr;ith :J.L. _Austin, or S'eductio-n in 'f'roo
ensayo sobre fcno111enología y teoría fe1ninista", en Debate Fernirdsta, vo1. 18, 1998, Languages, trad. Catherinc Porter, lthaca, Nueva Yor};, Corncl1·universityPress,198,3.
pp. 296-314]. Foucanlt, Miche1, "The J-Jislory oJ'Se:ruali~y . ..,\loL I, An Iniroclucf'inn, trad. R.obcrt Hurlcy,
Bu'ller, Sandra, "A VVritcr Rcturns to Silence", en YVomen ~· Cancer Resource Cenler 1\Terusle- Nueva York, Pantheon, 1978. [Trad. cast., J-Iisloria de la se:cuatidad. 1, La ·oo1untcul de
Uer, 9.5, otoño 2001, p. 4. saber, trad. Wiscs (-;-uiñazl1, lYiéxico/l'Vladrid, Siglo XXI, 1977].
Cavafy, C. P., Collecled Poems, George Savidis. E<l1nund Keelyy Philip Shcrrard (cds.). Prin- Freud, Sigmund, Tite S'landard Edition vj'the Cornplete Psyr:holog;·ical T-17orks uj'Signurnd
ceton, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1992. [Trad. cast., Poesía Cornpletu Ji'reud, J an1es Strachey (ed.), Londres; Hogarth Press, 195.'3-1975, 2LJ, vols. [Trad. cast.,
de Constantino Cavaj'i¡, trad. Juan IV[anuel Macías, Valencia, Pre-Te:x1:os, 2015]. Obras co1npletas, trad. José Luis Etchevcrry, Buenos Aires, An1orrortu, 24 vo1s., 1974-
Chang, Garn1a C. C. (ed.), A Treasury q/1\dahayana Sutras: Selectionsfrorn the lvlaharal- 1985)"
nakuta Sutra, trad. inglés por la _._4.sociación Budista de Estados Unidos, Univcrsity f<'ried, IVlichael, Absorplion and Thealricahl;y: Painling and Beholder in lhe Age oj' Dide-
Park, Pennsylvania Statc Univcrsity Press, 1983. rot, Chicag·o, 1Jniversity of Chicago Press, 1988. [Trad. cast,Absorción y teatralidad:
Cleary, Thornas (trad.), Entry into the Realm oJ'R.earity: The Text. A Translation q/the c;an- los orígenes de la estética rnoderna, trad. An1aya Bo~.al, Madrid, Antonio ]\Jachado,
davyuha, the 1'Ynal Book q(TheAr1at(unsaka Sutra, Boston, Sharnbhala, 1989. 20001
Cvetkovich, Ann, _l\![Li'ed F'eelings: Fentinisnt, ]\;[ass Culture, and Victorian Sensationalisrn. (;ibson, .Ja1nes J., 171e Senses Considered as J>erceptual Systems, Boston, Houghton IVliffiin,
Ncvv' Brunsvvick, Nueva Jersey, Rutgers University Press, 1992. 1966"
Da1ai Laxna, H.H., (Jral leac!úng on dependent origination, Nev1,r York, Chnang-Yen J.vlonas- Gra1nsci, ,\ntonio, Prison 1\Totebooks, Josepl1 A. Bttttigieg (ed.), Nueva York, Col11n1bla lJni-
tery, 25-27 <le n1ayo de 1997. versity Press, 1996. [Trad, cast. Cuadernos de la cárcel, Edición critica a cargo de Va-
l)e Bary, Wil1iarn Theodorc (ccl.), The Buddhisl Tradition in India, China, and :Japan, lentino Retana, trad. Ana J:vlaría Palos, México, Era, 19811.
Nueva York, Vintage, 1969. Gregol)', Richard L. Y 0.1. Zang"vil1 (cds.), The O:JjiJrd Cornpan-ion /;o lhei\!lind, Nueva York,
Deleuze, Gilles y Claire Parnet, Dialogues, trad. IIugh Toinlinson y Barbara liabbe1ja1n. OxfOrd University Press, 1987.
Nueva York, Columbia Univcrsity Press, 1.977. [Trad, cast., Diálogos. trad. José Váz- Hakeda, Yoshito S., J(ukfci: Majar VVorks 1'ranslated zu-ith anL1ccount qfl--Jis L'ife anda Stucly
quez Pérez, Valencia, Pre-Textos, 1980]. q/His Thought, Nucva."'fork, Cohnnbia Univcrsity Prcss, 19'/2.
de 1'v1an, Paul, AlLegories q/ Reading: 1''igural Lanp_,'uage in Ronsseau, ]\íietzsche, Rilke, and fla1bfass, 1,?llilheln1, India and Europe: An Essay in Uriderslanding, 1\lbany, State Universi1y
Proust, Ne,v I-!avcn, Yale University Press, 1979. [Trad. cast.,Alegorfas de la lectura, of Ne\v York Press, 1988. [Trad. cast. India :y _Europa. -4'/ercicio de entendúniento.filo-
trad. Enrique Lynch, Barcelona, Lumen, 1990]. sQfico, trad. Óscar Figucroa Castro, lVIéxico, FCE, 20131
Deriida, Jacques, "Signature Event ConteA't", en MargJns of Philosophy, trad. Alan Bass. Halley, Janct, "Sexual Oricntation and thc Politics of Biology: J\ Critique of the 1\rgnment
Chicago, Chicago University Press, 1982. lTrad. cast., "Firn1a, acontccilniento, con- fron1 In1n1utahility", en S'lan}Ord Latf) Review, voL 46, 11 9 .'-3, febrero 1994, pp. 508-568.
texto", en 1\!fárgenes de la Filosofía, trad. Carmen González Marín, Madrid, Cátedra, I-Iebb, D.()., Or;g;anization qfBehavior, Nueva York, John VVilcy and Sons, 194,9. [Trad. cast.
20081, Organización de Ja conducta, trad. Ton1ás del An1or lVIartín, Barcelona, Debate, 1986].
Descon1bcs, Vincent, Modern F'rench Philosoph;i;, trad. L. Scott-Fox y J.M. IIarding, Can1- Heins, Stcvc J., Cybernetics G-rnup, Ca1nbridge, lVIassachusetts, h1IT Press, 1991.
bridge, Inglaterra, Ca1nbridgc University Press, 1980. [Trad. cast., Lo núsrno ;i; lo otro. I-Icrtz, Neil, The End qfthe Line, Nueva York, Cohnnbia Univcrsit:y Prcss, 1985.
Cuarenta y cinco años defilosojlaj'rancesa (1988-1978), trad. E1ena Benarroch, Ma- Hinshehvood, R, l).,A Diction<n:IJ qfT<.leinian 7hought. No1-thvale, Nueva Jersey, 1\ronson,
drid, Cátedra, 1982]. 1991. [Trad. cast. Diccionario del pensanl.ienlo Jcleineano, trad. José Luis Etcheverry,
Dü.:kens, Charles, A1nerícan Notes, 18~:1:<2, Londres, Penguin, 2001, [Trad. cast. J\Totas de Buenos Aires, Al.norrortn, 2002].
Anlérica, trad. Beatriz Iglesias Lan1as, Madrid/Barcelona, Ediciones B, 200fíJ. I-Tocguenghe111, Guy, Jiornose...-r:ual Desire, trad. Danidla Dangoor. Durha1n, Carolina del
- - - , Dornbey and Son, 1848, Nueva York, O:xford Uuivcrsity Prcss, 2001. [Trad. cast. Norte, Duke University Press, 1993. [Trad. cast. El deseo honiose:vual, trad. (-;eoffrcy
Do1nbey e hijo, trad. Diego Navarro, Madrid, Ediciones del 1\zar, 2002]. Efuard de la Marre, Santa Cruz de Tcneiifc, J.\/Ielusina, 2009].
Dü.:kinson, Ernily, C0"1nplete Poerns oj-Ernily Dic!cinson, Boston, Litt]e Bru\vn, 1960 [Trad. Tiof:Stadter, Richard, The Paranoid S't.yle in Arnerican Pohtics and ()lher Essa:ys, Nueva
cast., Poesía Conipleta, trad. Enrique Goicolea, l\tladrid, Arnargord, 2012]. York, Knopf, 1965. [El articulo central de éste libro está traducido al castellano en
Eliot, Georgc, Daniel Derorula, 1876, Londres, Pcnguin, 1967. [Trad. cast. IJaniel IJeronda, algunos hlogs, con10: https: // noticiasdcabajo.\vorclprcss.co1n/ 201:1/08 / 22/ el-csti-
trad. Jacinto Fonnent, 1\1adrid, Ho1no Legens, 2010]. 1o-paranoico-en-la-poli tica-estadounidense- i /] .
192 Bibliografía Bibliografía 193

t-Iolstein, Alexandcr, Pointinp_; at the }/[oon: ·One Ilundred Len KounsfÍ'OHl Chincse 1\-Ias- Lyotard, Jean-Fra111;ois, The PostJnodern Condition: A Ileporl: on IVnuzoledge, trad. l~eoff
iers, Rntland, >/crn1ont, Charles E. Tuttle, 199.'3. [Trad. cast., 100 kourus del bulhsnio Benning,ton y Brian lvfassunli, J\'Iinneapolis, University of lvlinnesota Press, 1984.
chan. l!,"nscñanzas de los 1nuestros primitivos chinos, trad. 1\lfonso Colo<lrón, Nia<lrid, [Trad. cast. La concrición posllnoderna. I1?forme del saber, trad. JVfariano Axlto1fn
EDAF, 19961 Rato, J'viadrid, Cátedra, ~J987J.
Jacobs, HarrietA., Inciden Is iri theL?fe qfu Slave Girl. VVritten b_y I-ícrself, Jcan Fagan Ycllin Macgrcgor, John 1vf., Metarno'lphosis: The .FiberArl qf']udith Scott. 17w Outsidcrr1rtist and
(cd.), Can1bridge, fvlassachnsctts, 1-Iarvard Univcrsity Press, 1987. [Trad. cast., 1'/lerno- r'.he E:rperiCnce q_fthe Down'.'! S'yndronie, Oal<lanll, California, Crcati·ve GrrO\'lth Art
rias de una esclava, trad. JVfaría José Bacal1ado Arias, J\'Kadrid, Grijalbo-Mondadori, Center, 1999.
1992J. l\J.illcr, D. A., The Novel and lhe Pollee, Berkeley, lh1iversity of California Press, 1988.
Jan1es, Henry, 'The Art qfthe f-lovel, Eoston, Northeastcrn lhiivcrsity Prcss, 1984'. ['frad. Jv[iJler, J. Hillis, Trapes, Parables, Pe1.formative: E'ssa:i;s on Trtxnf'ieth-Century Literature,
cast. .EJ arte de la novela: prefücios críticos, trad. Félix Rodríguez Rodríguez, Edición Durha1n, Caro1ina del Norte, Dnkc ·universii:y Press, 1991.
bilingüe, C. de Langre, San Lorenzo del Escorial, 20141 Moon, J\;ljchac1, A Sniall Boy and Others: Jm,itation and Jnitiation in Anwrican Culture
- - - , The Golden Bou.JÍ, Hardmonswo'r1h, Penguin, 1980. [Trad. cast. La copa dorada, froni Henry Ja1nes toAnd,y Hlarhol, Durharn, Carolina del No1te, Duke University
trad. Andrés Bosch Vilalta, Barcelona, Planeta, 19811 Press, 1998.
- - - , Notcbooks oflTcnry Ja1nes, F.(). h1atthicssen y Kenneth B. Murdoch (eds.), Nueva IYlorris, ·vvil1ian1, J\Tezvsji·o'm Nore1here and ()ther HTritingco, 1890, Londres, Peng;uin, 1994.
York, ()xfOrd University Press, 1947. [Trad. cast., Cuadernos de notas (1878-1911), [Trad. cast. Noticias de ninguna parte, Mad1id, Ciencia Nueva, 19681
trad. Marce1o Cohen, Barcelona, Península, 1989l Iviüller, F. M., India: lVhat Can It Teuch úTs?, Londres, Longn1an, Green, 188«3,
.Ja1nes, \Villian1, The Correspondence qf J;Villúun. Jarne8. Vol. I, HTillia'ln und He.n- Nathason, Donald L., Sharne and Pride: A.fféct; S'err:, and the Búth ofthe Se{f, Nueva York,
t:1J:l861-1884, Ignas IC. Skl'npkelis y Eli:.-.abeth M. Berke1ey (eds.), Charlottesville, Norton, 1992.
University Press ofVirginia, 1992. Ne\.vton, Esther, 1vlother Camp: Ji~e1nale Impersonators inAnierica, Chicago, Chicago Uni-
Jarrell, Randa1l, The CornpletePoerns, Nueva York, Farrar, Straus y G-iroux, 1969. versity Prcss, 1979. [Trad. cast., Mother Camp. Un estudio de los tran~funnistasfe­
i(apleau, Roshi Philip, The Three Pillars ofZen, Nueva York, Doubleday Anchor, 1989. rnerl'inos en los Estados Unidos. trad. M~ José Belbcl y Paloma U ría, Ed. María José
[Trad. cast., Los tres pilares del Zen, trad. l\1arta Carpio Carreón, lYJaclrid, Gaia, Belbel Bullejos, Madrid, 2016].
1994,]. Peabody, Elizabeth Pahner, Lectures in the Tra'ining S'choo(f'or Kinde1ga.Iten, Doston, D. C.
1(ornfcld, Eve, lvfargaret Fuller: A Briq/Biography zmfh Docun1ents, Boston, Bedford Books, Heath, 1988.
1997. - - - , Record oj·a School, l!::rempl[-fying the General Principles oj'S'piritual Culture, Bos-
Laplanche, J. y J. B. Pontalis, T7ie Language q_f Ps,ycho-Analysis, trad. Donald Nicho1- ton, J. Munroe, 1835.
son-S1nith, Nueva 'lork: Norton, 1973. [Trad. cast., Diccionario de psicoanálisis, trad. - - - (trad.), "Thc Preaching of Buddha", en The Dial: Al'vfagazinejOr Literature, Philo-
Fernando Güneno Cervantes, Barce1ona, Paidós Ibérica, 1996]. sophy and Rehgion, vol. 4.3, enero, 1844, pp. 391-4·01. (Publicado de forn1a anónima
Levine, Stcphcn, f!Vho lJies? An Investigation q_l Conscious Living and Consc'ious D,l)'ing, aunque se le ha atribuido a Thorcau).
Nueva York, Doubleday Anchor, 1982. [Trad. cast., ¿f?¿}áén nu1ere?, Buenos Aires, Pope,r\Jexander, ThePoenw oj'Ale.Jxt:nderPope, John Butt (ed.), Ncv1r IIaven, Yale University
Errepar, 19931 Prcss, 1963.
- - - , A Y'eur to Live: .flow to L'ive this Year As ~f It Were 'Y'our T,ast, Nueva York, 13c11 Proust, Jviarcel, In Search qf'Lost T'i'me, 6 vols, D. J. Enright (ed,), Andreas MayoryTcrcncc
To\ver, 1997. [Trad. cast., [_In afio de v·idu: para vivir este afio con10 siji1era el últ-i-m,o, Kihnartin (trad.), Nueva York, Modern Lihrar~y, 1992. [Trad. cast. En busca del t-iem-
trad. Eduardo Roselló Toca, Los Libros del Con1ienzo, l\.1adrid, 20011 po perdido, 7. vols., trad. Pedro Salinas, José J\Taría Quiroga Play Consuelo Berge,
Litvak, Joscph, Caught in theAct: Theatricafü.y in the 1\Tir1.eteenth CentuI:IJ Enghsh 1'roveL 1\1adrid, Alianza, 19661.
Berkeley, University of CalifOrnia Press, 1991. Ram Dass, Baba, Be IJere J\lor.o, San Cristóbal, Nuevo Nléxico, Lan1a Foundation, 1971.
Loori, Abbot John Daido, :::VI. R. ()., "Trans1nissio11 ofThe Light", Talk given during the Soto [Trad. cast., Estar aquí ahora, San Cristóbal, Nuevo 1vf éxico, Lama Foundation, 19711.
School's Tukubetsu Sesshin. Zen lVIountain 1Ylonaste11', Nueva York, 1995, \V\V\v.zcn- Ranciere, J acques, The Ignorant School 1vla8ter: Five Lessons in Jntellectual Entancipation,
nltn.01·g/;,,1nrn/talks/tcisho2.l1tn1 trad. Kristin Ross, Stanford, Stanfürd University Press, 1991. [Trad. cast., EL n2aestro
Lopez, Donald S., Cura101:<:; qf'lhe Buddha: Y7te Study oj.Buddhisni under Colonialis'ln, Chi- (r;norante. Cinco lecciones sobre la ernanc'ipac'ión intelectual, trad. Núria Estrach, Bar-
cago, Chicago University Press, 1995. celona, Laertes, 20031
Luger, (~eorge F., y Willia111 A. Shibblef-ield,.Jlrtfficialintelhgence: Structures and Strategies Ricoeur, Pau1, Freud and Philosoph;I): An Essay on lnterpretation, trad. Danis Savagc, Nev\'
.fOr Co1nple:c ProblenJs S'o[ving, Re<-hvood City, California, Benja1nin/Cu1n1nings Pu- Haven, Yate lTniversit:y Press, 1970. [Trad. cast. Freud. [!na inte'lpretación de la cul-
blishing·, 199s, tuxa, trad. Armando Suárez, México, Siglo AAT, 1970].
194 Bibliografía Bibliografía ·¡ 95

Roa.ch, Joseph R.,"Slave Spectacles and 'fragic Octoroons. l\ Cultural Genea1ogy of iil1tebe- \'Valker, .PJice, .ivlcridiun, Nueva York, Fiarcou1t Brace, 1976. [Tra<l. t:ast. lvferidicrn, trad.
11um .Per:fonnance", en Theatre S'urve,i;, vol. 33, n~ 2, 1992, pp . 167-187. l'v.L:un1el García ''lcrdcda, La li.al:iana, i\rte y Literatura, 2004].
R.onda Bruce, A., Elizabeth Palmer I'eabudy: rl .Fú;forntcr on l-Ier Ocon Terrns, Can1bridge, '/\Tatts, iJan, The Hla_y 1?/Zen, Nueva York, Pa11thcon, ~1957, Rcin1p . Nncva Yor1~, \Tinta-
Ivliassachusetts, Harvard Univcrsity Press, 1999- ge, 1989. [Trad, cast., El carnino del /":en, tracl.1\.clol±O \Tázquez, Barcelona, Eclhasa,
Santidcva, The Bodhica'/~l)avatara, trad. K_atc Crosby y .l'i._ndre\v Skilton, N"ucva "'fork, O:xford 2004·1.
University Prcss, 1995. [Trad. cast. El Bodhiccl1:1Javatara. [!na guia para lajOnna de \)Vil<len, ¡\nthony, S'ysle1n and Structure: Essa.ys in Connnunication and R:cchange, lLon-
vida del budhisaltva, trad, Reverenda Yin Zhi Shakya, {)HY]. \'V\O.T\V,acharia.org dres, 1'avistock, 1972. [Trad. cast., Sis tenia .lJ estructura. E'nsayos sobre cornnnicación
Scarle, John R., Speech .11cts, Can1bridge, Can1bridge University Press, 1969. [Trad. cast. c -intercccrnb'io, trad. Ubaldo lYlartínez Vcig;a, lY1adrid, AJ.ianza, 1979].
Actos de habla, trad. Luis IVL Valdés Villanueva, !vladrid, Cátedra, 1980]. "'\}llittgenstein, Lud\vig, Philosophical Investigat'ions, trad. G. E. 1\.nscornbc, Nueva York,
ScdgvFick, Evc J(osofsky, Belween 2Yfen: Enghsh L-iterature and 1\1ale J-Io1nosocial Desire, Prentice Hall, 1999. [Trad. cast, Invcstigaciones.filosQficas, trad. Jesús Padilla Gá1-
Nueva York, Columbia Univcrsity Press, 1985. vcz, JVJadód, Trotta, 2017].
- - - , The Cohereru;e qfGothic Conventions, Nueva York, ?victhucn, 1986.
---,AlJialogue on Lave, Boston, Bcacon, 1999.
- - - , Epist-unology of'the Closet, Berkeley, Univcrsity ofCalifornia Press, 199L [Trad.
cast. Epi8teniologia del arniario, trad. Teresa Bladé Costa, Barcelona, La Tcinpcstatl,
1998].
- - - , Tenrlencies, Durham, Carolina del No1te, Duke University Press, 1993.
Silvennan, ICaja, "Too Early/Too Late: Subjectivity and the Prilnal Scene in Henry J;_unes",
en1Vovel: A Forani on Ficlion, vol. 21, n~ 2/3, 1988, pp. 14<7~ 173.
S1otcrdijk, Peter, Critique ofC.)Jnical Reason, trad. !v:[ichael Eldred, Minneapolis, Minnesota
U niversity Press, 198 7. [Trad. cast, Critica de la razón cínica, trad. Miguel Ángel Vega
Cernuda, Sjrucla, Madrid, 200.'3].
Smitb, Barbara Lee, "Judith Scott: Finding a Voice", en Fiberarts, verano 2001, pp. 36-39.
Sog,yal Rinpoché, 1'he 'l'ibetan Book oj"Living and D_ying, Patrick Gaffney y Andre\v Harvey
(eds.), San Francisco, T-iarper, 1993, fTrad. cast., El libro tibetano de la vida p de la
Tnae'rte, trad. Jorge Luis Musticlcs Rebullida, Barcelona, Urano, 2006].
Stone, Jacqueline L, "The Contc1nplation of Suchness", en Religions qfJapan in Prac-
tice, Gcorgc J. Tan abe (ed.), Princeton, Nueva Jersey, Princeton University Prcss,
1999.
Tatz, JY1ark (trad.), The Skills in Means Sutra (Upayakausalya), Delhi, J\1otilal Barnasidass
Publishcrs, 1994•.
Thomas, Dcborah J\., Thackeray andSlavery, Athens, Ob5o Univcrsity Prcss, 1993.
Thon1as, Elizabeth JY1arshall, The Tribe oj'Tip;er: Cats and Their Cullure, Nue\-Ta York, Sin1on
and Schustcr, 1994.
Tbtun1an, R.obcrt A. F., EssentiaL Tibetan Buddhism, Nueva York, I-Iarper'Col1ins, 1995.
[Trad. cast., EL budismo tibetano esencial, trad. Carn1e (;erones y Carlos Urritz, Bar-
ce1ona, RobinBook, 1998].
- - - (trad.), The lloly Teaching qfVinialalárti: A 1Wahayana Sc1·i:pture, Univcrsity Park,
Pennsylvania State University Press, 1976.
Ton1kins, Silvan S.,4ffect Irnage,ry Conciousness, 4 vols., Nueva York, Springer, 1962-1992.
- - - , "The Qucst fOr Prünary Motives: Riography and Autobiography of an Idea'', en
JournaL qf'Personality and Social Psychology, vol. 41, n~ 2, 1981, pp. 306-329.
- - - , Shame and Its Sisters. A Silvan TorriJUns Reader, Eve K.osofsky Sedgvi'ick y Ada1n
.:Frank (eds.), Durhan1, Carolina del No1te, Duke University Press, 1995.
1\ctivis1110, político: vertarnbú!n l\tíatrirnonio;
abolición, 1"18; PerfOrn1aLividad; Periperforn1atividacl;
activista contra el sida, 29-S6, 129-1:30; Esclavitud, EE, U U,;
control de anuas, 148; Espacialidad
derechos ci\iles, ~31, 66; Atlan1s, Ja1nes Eli, 1.'33
dcsobcclient:ia ciYil, 29-SO; Afecto, 19-24, 98-126;
estudiante, 178; asco, 4•3, 101, 121;
feminisn10, 66, 97,130; desprecio, 87, 121;
g;ay afroa1nelicano, 29-36; disfrute-CA'Jlectación, 24·, 43;
n1orir consciente, 178-185; emoción vis-a-vis, 27 n. 1;
orgullo negro, 66; gratitud, 164-165;
orgullo gay, 66; interés-excitación, 24, 4·3-4•4·;
pena de 1nue1te, 146; n1otivación vis-a-vis, 23;
supervivientes de incesto, 66; positivo y negativo, 136, 151-152;
trab;:tjo, 31. ypulsión vis-a-vis, 17-21, J01, J07, 14•6;
vertarnb'ién Tdentidad; Espacialidad; sorpresa-sobresaltarse, 136-139, 152;
1\ctos de habla vergüenza-hu1nillación, 21-2"3, 89-69, 84-
Actos de habla: 89, 101, 119-121, 146-14·7, 151, 153, 185.
avergonzar, 33-36; ·ver taTnb'ién 'fornki11s, Silvan
aviso, 79; J\gencia, 82
co1nprar, 82; ver también duo.lis111os; de agencia
clar rega1os, 79-81, 159; Alcott, /\. Bronson, 168-170, 174-1'75, 187
declaración ele guerra, 80; i-\lexander, Irving, 99,102
deshacer la interpelación, 73; Althusser, Louis, 72
desubedienóa civil, 29-30; Alnherst College, 30-31
enseñar, 159; Analógico y digital, 81-82, 104-112. 120-121,
exigir, .'38; 125 11. 12
inaldccir, 77, 79-SJ; Jindcrson, Benedict, 124 n. 3
n1anifestación, 3:5; l\nger, K.enneth, 156
inanun1isión, 82; Antiesencia1is1no. Ver Epistcn101ogía:
pro111ctcr, 79; antiese11cialista: Esencialisn10 y
rechazo, 30; antiesencialisn10
retar, 72-7:'3; Arte teA-til, 5, 24-26
señalar, 174•-177; Austcn, Jane, 94 n. 7
silencio, 30, 186 n ..'3; ~4..nstin, J .L.:
testigo, 29-,'30, 75-81, 85-89; Cón1u hacer cosa:::; con palabras, 4-8, 4,g_
venta, 84-86. 49, 71-7"1, 80, 93, 94-95 n.4 y n. 8;
198 Índice Índice 199

y n1atrin1onio, 48-49, 71-74; Tiudisrno Zen. Ver Budisn1ci: Zen ver iamfn'én Proscenio: inúvil; ver tarnbién Fcnon1enologia: del
y textura, 19. Burke, K.enneth, 151 Psicoanálisis; Espacialidad aprendizaje
'ver tarnbién Pe1fonnatividad; Actos de, Burnouf, EugCnc, 167 Dickens, Charles: Eroti.si.110 ana1, 15
habla Butlcr, Judith, viii-ix, 5-8, 72; l)avfr{ Coppeifield, 137; YJer i'rNnbién Jan1cs, 1-Icnry: analidad y
J'.J..utotélico, lo, 21-24 El género en disputa, xiii, xx:i, .4,, 9, 11, .Donibey e H1jo, 83-89; digestión en,
184-139, 144,155. J1Ticholas 1-Tickleby, 46; 'Esclavitud, EE.UU., 10, 69 n. 7, 82-93
Baba R.a111 Dass, J80 ver ttunbién Episte1nologia: 1\Tolns de Aniéricu, 90-91; Esencia1isnio y a11ticscni:iahs1no, 7-8, 10,
Barncs, Djuna, 156 antiesencialista; Esencialisrno y Nuestro {llnigo corn{ui, 4·6. 11.S-118, 120 n. 10, 144-145
Rarthes, Roland, 153 antiesencialis1no Dickinson, Enüly, S0,157 n. 4 ver tam.bién Episte1nolog:ía:
Basch, Ivlichacl Franz, 4<0-4'J Butlcr, Sandra, 180 Diff:rencia sexual, 188-189, 141, 152 antiescnciahsta; Epistcinología:
Batchelor, Stephen, 176, 184 Digital. Ver Analógico y digital paranoide
Bateson, Gregory, 103 Can1p, 66-68, 155-156, 157 n. 6 Dualisinos: :Espacialidad: 111ás al1á, debajo, y junto a,
Henjan1in, '\)Valtcr, 16, 18 Cáncer, 15, 29-37, 154<-155, 161 de agencia, 10, 15, 16, 28, 27 n. 2, 80-81, 10-11;
Bcnveniste, Énüle, 8 Carlyle, Thon1as, 84 97-98; centros y circunferencias, :54-56, 72;
Bersani, Leo, 182, 157 n.2 Cavafis, C.P., 94 n. 2 csthnulo vs. respuesta, 107-108, 117; y pcrfonnance, 11, 71;
Bjnarisinos. Ver Dualismos; Cavcll, Stan]ey, 78 hegen1ónjeo vs. subversivo, 14-15; y perfOnnatividad,
Estructuralis1no Círculo herrnenéutico, ley del de en1ncdio excluido, 10; yperiperfonnati"vidad, 7, 71-73;
Biología y biologis1110, ver tcunbién .Feno1nenología n1ediosvs. fines, 23, 103, 167, 172, 181- y reencarnación, 184-185;
y polivalentesjlrl'itos (n>2), 97, 105-114, Cristiandad, 170, 183, 187 n. 6 182 (ver tcrmbién i>...utotélico, lo); vacío, 185 n. 1.
115-118, 125 n. 10 Con1plejidacl, 20, 27 n. 2 n1ente vs. cuerpo, 117; ver tam.bién Activismo, político;
Bishop, Elizabeth, 5 'ver también Teoría del caos; Teoría de naturaleza vs. cultura, 98; Budismo: vacío en; Proscenio;
Bloon1, lTarold, 139 sistemas on vs. off, 96 (ver tanrbiénAnalógico y Esclavitud, EE.UlT.; Actos de habla
Bodhisattvas. Ver Budisn10: bodhisattvas CornelJ, Joseph, 156 digital); .Esthnulo, 107-108
llora, Renu, 15-17 Curtain, Tyler, xx:i, 157 n. 3 presencia vs. ausencia, 98; Estructuralismo. 97, 109, 128- 124, 124 n. 5
Borensztein, Lcon, 24· CYetkovich, i\nn, 113-116, 125 sclf ,rs. otro, 97;
1
Enripides, 80
Broucek, Francis J., 41 Cibernética. Ver Teoría de siste1nas sí vs. no, 94·-95 n. 8;
Bu<ldha, Sah,.·yarnuni, 175 Cientificis1110 y anticientificismo, 98 subversivo vs. begcn1ónico, 11-15, 114; Falta, 1a, 23, 25, 98
Budisn10, 4, 24, 159-187; ver también Biología y hiologicisn10 sujeto vs. objeto, 10, 24, 97; Fay, IVIichcl, 146
bodhisativas en, 166-167, 175, 186 n. 3; verdadero vs. falso, 94-95 n. 8. .Feedback, Ver Teoría de sisten1as
Estadounidense, 160-163; Dalai La111a, el xrv, 163, 177 ver lanibién la Falta; No dualis1no; Fclman, Shoshana, 6, 74
1V1ahayana, 166-168, 17"3, 176; Dante, 7:3, 94 n, 2 Hipótesis represiva; Diferencia sexual Ferninisn10. Ver Activisn10, político:
Theravada, 163; de Bary, VV. T., 176 Duns, Scotus, 176 feniinis1no,
Talidad en, 176-177; Deconstrucción, 8, 65, 80, 130, 152, 171 Fcno1ncnología, 22-23, 151;
Tibetano (Vajrayana), 163-166, 178-185; ver también Episten101ogía: Eliot, (~eorge: <le1aprendizaje,162, 172-1'77, 178-185.
vacío en, 174, 182, 185; antiesencialista; Esencialisn10 y Dan·ielDeronda, 79, 81; Fetichis1no, 17
Zen, 177-180. antiescncialisrno Mfrldlernarch, 17 Fi1osofia pre-socrát:il'.a, 171
ver tan1bién Identidad, lndología; Deleuze, G·illes, 152-176 Emerson, Ralph v·valdo, 162 Firbank, Ronald, 156
Señalar; Reencarnación De Man, Paul, 9 E1npson, VVilha1n, 151 .Foucault, Miche1, Aii, 7, 97, 101, 113-115,
Bt1clisn10 Mahayana. Ver Budisn10: Depresión, L~2-4,3 Episternología: antiescncialista, 8, 10, 119, 114; 137, 142-147;
1V1ahayana Derrida, Jacques, 5, 7, 8, 72, 78, 97 Budista, Hisloria de la se:rualidad, vol. I, 4•, 11-15,
Budis1no Theravad<t. Ver Ruclisino: ver ta1nb'ién Deconstrucción de la n1ucrtc, 19-20;
Theravada. Dcscon1bcs, ""\Tinccnt, 124 n. 5 del n1atrin1onio, y perfOrn1atividad, 80, 94 95. 1,

Budis1no Tibetano. Ver Budismo: Tibetano Deseo. Ver Pulsiones paranoica, ver tcnnbién Hipótesis represiva
(Vajrayana) Desplaza1niento, 17, 147, 150 proustiana, Frank, Ada1n, x, xii, x.,"\'.:i, xxii, 4•, 20, 97
200 Índice Índice

Freud, Sign1und, xi, Aii, 20-23, 58, 95 n. 10, E{ a1nericano, iJ:<7, 60; l'vle<litación, 163 71;
97, 102-104, 118, 122, 12,'311.3, 130-135, ana1idad y digestión en, 47-60; ver también Bu<lis1no pcrlocutivo, 72,81;
137-139, 143-144, 152-J53, 1s711J, 17s. Rl arte de lu norx!a, >iii, xxii, 39. 65; :vriUer, D. A,: queer, lo, :rvii, 17, «31-35, 44-'1,5, 65-67,
ver trnnb'ién Psicoanálisis "La bestia en la jungla", 47; The 1\Trrvel und thc Police, 1.'JS-137, 14,~l- 75, 1.'31-133, 'l.38, J52-155, 157 n. G.
Fricd, lVlichael, 9 La copa dorada, 76-79; 148, 156 ver ünnbién J\ilatrin1onio; Queerness,
Froebcl, Friedrich, 175, 187 n. S "Guy l)on1ville", 42; h1i1lcr, J. I-IiJls, 9 Espacialidad: y pe1fonnativldad; ~4-ctos
Fu}Jer, lVlargaret, 168-:170, 181 Edición de Nueva '1{ork, (rX'I' lanihién El Nlilton, John, 14,0 de habla
arte de la novela); 42-47 Moon, h1ichael, x, xv, xviii, x,-.0., 157 n. 6 PeriperfOnnativiclad: 17, 7l-74•, 76-87, 89-
Gatos, 159-160, 174-176 "O•ven \?{ingrave", 6:3; Morris, V''lilliam, 18 90, 92-93, 94 n, 7
(1ihson, J;unes J., 15 relaciones con hon1brcs jóvenes, 44 Movin1iento de autoayuda, 161-163 ver tanibién Espacialidad:
(;oodn1an, Paul, 103 Los despojos de Po;i;nton, 45; 1v1ül1er, l\!lax, 170 peripc1fon11atividad,
Gótico, lo, 77 La rnusa trág-ica, 56; J\iun1on, 178 PhilosophJa Perenn'is, 172
Gould, Tilnothy, xxi, 125 n.10, 157 n. 4 Otra vuelta de tuerca, 4•7; Platón, 12511. 10, 166, ~!70, 171, 187 n. 6
Gra1nsei, Antonio, 14 Las alas de !a palorna, xxii, S4, 56, 60. Nathanson, Dona1d L., 123-124 Pontalis, J. B., 135, 15711. 1
(~rcenblatt, Stcphen, 97 1/Villiarn, J a1ncs, 52-53 N co-Platonis1no, 171 Pope, 1\.lexandcr, 52, 69 n. 5
Jan1eson, Frcdric, 114, 131 Nevvton, Esi:hcr, 11, 17 Posición esqnizo/paranoica. Ver KJein,
Ha11cy, Janet, xxi, 125 n. 10 J a1nyang Khyentse, 163-166 Nietzsche, Friedrich, 130-131 Me1anic
l-Iebb, Donald, 105, 107 J arrel1, Randa11, 29 Niño interior, 4«3, 48 .Posición reparadora. Ver KJein, l'v1e1anie
I-leideg;gl:r, 1viartin, 173 Jung, C, G,, 161 No dualismo, 3, 171-177; Po\vcrs, Hiram, 83
Hcnnenéutica de la sospecha, 129-131, y polivalenlesj/lútos (n>l), 112-118. Proscenio, 75-76, 78, 87;
144-152 IGsssinger, Henry, 133 ver también l_)ualis1nos inóvi.1, 10, 92.
Hertz, Ncll, xxi, 80 Klcin, Tvle1anic, x, Ai, xvi, 134-138, 142-144, ver también PedOrmancc, teatralidad
I-linduisrno, 163, 169-170 152 ()rientalis1110, 160-163, J69, 173 Proust, Marccl, x,xi, X\'ii, 102, 110, J43,
Hinshehvood, R.. D., xi, 1«34 Kukai, J76 ver también lndologia 154-166
Hipótesis represiva, 11, 15, 19-20, 67, 98, Psicoanálisis, L\'., 3, L3, 17, 20, 57, 68, 80,
101, 114 Lacan, J acques, 97, 103, 138, 139 Paranoia, 131-1:16 95 n. 10, 99, 102, 111, 113, 130-J33, 135,
Hocquenghen1, Guy, 1.'32 ver tamJJién la Falta; Diferencia scxua1 Pascal, B1aise, 179 188-139, 160;
Hofsta<ltcr, Richard, 148, ]4,9 Laplanche, Jcan, 135, 157 n. 1 Patton, Cindy, x,'{i, 129-1:34 co1nplejo de Edipo, 101, 152-153;
J-Io1nofObia, 112, 123 n. 4, 132, 152 Lévi-Strauss, Claude, 97 Peabody, Elizabeth Pahner, 167-170, 172- falo, 63, 138;
Hsieh, Vilalter, 175 Lev1-is, l\tfathe>v (~rcgory: El },1onje, 77 175, 186y187 n. 3 y n. 5, 187 n. 6 represión, x, 11-J5, 21, 40, 57, 68, 98,
Hughes, I·Tolly, 166 Libcralis1no, 10, 13, 145-149 Pedagogía, 159-163, 165-168, 172-177, 179, 101, 111, 114, 132.
Lincoln, Abraha1n, 71 181-182, 185, 18711. 5 ver tatnb·ién la .Falta; Hipótesis
Identidad, 102, ]21; Litvak, Joseph, xJá, 4•3, J53 rerfonnance, teatralidad, 5-15, 19, 72, 1~15; represiva; Diferencia sex1_1al
yBudisn10, 165, 176, 184-185; Loori, John Daido, 177 en J-Icnry Ja1nes, "19-42, 48-49. Psicología: conductista, 24, 27 n. 3, 102,
y vergiienza, 39-4,2, 67-68. Lopez, Donald, x:á, IDi, 160 ver tranbién Proscenio; Esc1avitud, 108, 110, 118;
!locución, Ver PcrfOnnatividad: ilocución LucUa111, Charles, 156 EKUU. clínica, 101;
lndolog;ía, 161-16$, 166, 167-171 Lynch, 1\tlichacl, xv, 35 Pcrformatividad: X\i, ID, xxii, 5-15, 19, 4·2, cognitiva, 111, 116;
Interpelación, 72, 164-166 Lyotard, Jcan-Franr;ois, 9 48-49, 65, 67, 72, 74•-75, 82, 91, 145; de la percepción, 16;
enunciados pe1{onnativos explícitos, 64- del desarrollo, 41, 46, 101, 13¿1;
J acobs, I-Iaráet, 91-92 l\!lac Gregor, John M., 27 66, 71-74, 76-78, 82, 87, 93; expcrünental, 101;
Jacobs, John S., 92 Ma:triinonio, 10, 48-49, 71-93 en 1-Tcnry Ja1ncs, 76-78; Gestalt, 94-95 D•• 8, 108, 120-121, 125;
Ja1nes, Hen.ry, xxi, xxii, 9, 15; ver tarnbién Proscenio ilocución, 16, 72, 81-82, 84, 94-95 n. 8, neuropsicología, 102;
"El altar de los muertos", 47; Ivlarxis1no, 13, 80, 11.'3, l.'30- 131, 14,5 159, 177; self, 101, 114·, 123 n. ,'3, 156, 178-179, 185;
Los eniba)adores, 46, 51; Jvfasones, 171 cnullciados perfürn1ati1,,.-os, xvii-xix, 65, social, 102, 124-12:5 n. 8.
202 Índice Índice 203

zxr tumfrién Psicoanálisis Si1vern1an, l(aja, 5'7 n. 4, 124 n, 4y11. 7, 125 n. 11 y n. 12, lS4,
rulsioncs, xi-:xii, 10, 22-24, 67, 102-104, Sloterdijk, Peter, 147, 149 139-l'f,3, 152
112,152; S1nitb, Barbara Herrnstciri, xxi, 26, 26 ·uer i'arnbién Afr~cto
afectos vis-3--·vis, xi-xii, 22-23, Snlith, Jack, 156 Ton11in, Lily, 66
So,gyal Rjnpoché, 16,'3-165, 170, 180, 182 Tocar, X\'i., 15-19, 2S, 25
Queer, 1o, 64-65, 138, 155 Sounds True, 170, 171 ve1· f'r11nbién Textura
ver tanibién Activisn10, político; Stcin, Gertrudc, vii, 100 Transcendentalisn10, 167-174, 178, 181
Pe1for111m1ce, teatralidad; Surya l)as, La:rna, 170 Tulku (bodhisattva renacido). Ver
Pe1forn1atividad; 'fcoría: queer. Reencarnación
Taoís1110, 180 'l\veed, Thomas, 174
Rain Dass, Raba, 180 T&'\:onornías, 7, 8, 151;
RanciCrc, Jacques, 187 perfOnnativo y constatativo, xvii, 19, 48, \Terbal y no verba}, relación entre, 8-9, 17:5
Renacer. Ver Reencarnación 94·-95 11, 8. ver también Señalar
Reencarnacjón, 163-164, 169, 182-185, 186 Teatro. Ver Perfonnance, teatraEdad; 1/crg;ücnza. Ver Afecto: vergüenza-
11. <J:., 18711, 6 Proscenio humillación; Actos de hab1a: avergonzar
Ricoeur, Paul, 130-131, 14·4 Tcrnple School. Ver A!cott, 1\. Bronson; Vü11alakirti, 180, 182, 186 n. 3
Riggs, IV!arlon, 29, 3~3 Peabody, :Elizaheth Pahner
Rinzai, 178 Teoría del caos, 110 1,Valker, Alice, 35, 37 n. 2
Roach, J oseph, 83 ver tam.bién Complejidad; Teoría de VVaters, John, 156
Romanticisn10, 169 siste1nas \Vatts, A1an, 178
Roscnb1att, Frank, 111 Teoría de siste1nas, 10, 14·, 15, 27 n. 2 y n . .'3, ·vvcdg>vood, J osiah, ss
Rosacrucismo, 171 ]02-10.'3, 115-112, 139 VVhitinan, v·valt, 162
Teoría: de Jos afectos (ver tcnnbién iúccto); VVilden,Anthony, lOfí-106, 120-121, 126
Saundcrs, Cicely, 182 119-121, 139-142, 151; n.12
Schachter, Stanlcy, 116 crítica, :xvi, 4, 117, 130-131; \Vittgenstein, Ludvi:ig, 8
Sc.ott, Judith, 24-26 fne1te vs. débil, 121, 125-126 n. 12, 140- ·vvordsvvo1th, 'il\Tillian1, 78, 187 n. 6
Scar1c, John, 8 142, 14•9, 151; YVorld Tradc Center, .'39
Sedg-wick, Eve l(osofsky: qucer, viii-xiii, :c\0., J35.
"The Beast in the Closet" [La. bestia en el Teosofía, 171
annario], :11; Testificar. Ver Matrimonio; Actos de habla:
Bel1c;een1Vlen [Entre hon1bres], xiii, xiv; testificar
The Coherence of'Gothic Conventions Textura, ix, _;,_-vi, 8, 16, 2:5-26, 125-126 n. 12;
[La coherencia de las convenciones en la y afecto, ix, A'vi, 15-19, 2S;
novela gótica], xii, xv; y J.L.1\ustin, 19;
A Dialogue on Lave [Un diálogo sobre e1 lingüística, 8.
an1or], xvi, xvii-xviii, 4, 24,; ver tarnbién Tocar
Episl:e1nologí.a del arrnarin, viii, xi, xiii, Thackcray, VVillian1 Makcpcacc, 84, 86
xiv, A'VÜ, 4, 125 n. 8. Thon1as, Elizabcth Marshall, 159
Selsky, Brian, 186 Thoreau, I-Icnry David, 30
Senil sublin1e, lo, 26 Thnrn1an, Robe1t, 173, 180 -184, 186 n. 3
Señalar, 174-177 Tin1idez, 66, 185
Shakcspcarc, \i\Tillia111, 69 n. 4•, 95 n. 9 Tornkins, Si1van, vii, xii, xvi-xvii, xxi-xxii,
Shelley, l\/Iary: J<rankenstein, 77 4, 14·, 20-24, 27 n.l y n. 2 y n. 3, 41, 43,
Sida,Aii, xiv-xv, 15, 31, 36, 123 n. 4, 129, 178 97-108, 110-112, 117-122, 123 11. l yn. 3 y

También podría gustarte