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Inestabilidad Política Peruana
Inestabilidad Política Peruana
PERUANA
INTRODUCCIÓN
I. CONSTITUCIÓN Y POLÍTICA
I.1. Constitución
Desde los albores de la Constitución y la Política, es evidente que como nos lo
dice Gustavo (2013), toda comunidad de ciudadanos que alcanza cierto grado de
convivencia se encuentra inclinada a la organización constitucional. Hasta
podría conjeturarse: todos los hombres se encuentran organizados o
desorganizados constitucionalmente; no existiría un tercer estadio. En forma
liminar, por constitucional se entiende fundamental; no es necesario que la
constitución, en el sentido advertido, sea escrita ni codificada. (p. 110). No
obstante, en ese contexto en que se origina la Constitución, se destaca su
producto derivado de una presteza jurídica y Política, fenómenos sociales que
han llevado a considerarlo rescatando su carácter jurídico y político como la Ley
Suprema de un Estado. Aunque para hablar de Constitución, Olano (2006)
tenemos que exponer que se trata de un término aparecido después de la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, pero es una
expresión técnica el cual en el tiempo de los romanos era rem publicam
constituere y la función constituyente era conocida como el potere constituente.
(p. 138).
A través de estas explicaciones, se puede afirmar que es justamente la
Constitución donde se ha plasmado disposiciones que crea y ordena los poderes
del Estado, con la misma importancia, establece los límites del ejercicio del
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poder y los derechos fundamentales. En tal congruencia, se puede manifestar
que el poder se encuentra sujeta a reglas que regula el equilibrio entre
gobernantes y gobernados.
I.2. Política
No es menos la trascendencia de la Política, desde los primeros intelectuales
como Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Bodino, Montesquieu y otros; de un
profundo análisis, sus obras han ido de una acepción ligera, como antes se lo
concebía como un saber práctico consistente en el arte de gobernar o de dirigir
una administración u algún asunto de una ciudad, empero resulta insuficiente
para atenerse a un concepto así, la política es actualmente un campo complejo de
acontecimientos sociales, económicos, culturales y jurídicos. A decir de su
origen, Prélot, citado por Zamitiz (1999), se empeñó en aclarar por qué La
Política de Aristóteles se consideraba más un conocimiento filosófico-político
que científico, y señaló que la clasificación aristotélica se apoyaba en la
distinción de tres operaciones del espíritu: saber, hacer y crear. En
consecuencia, según su planteamiento, existían tres grandes categorías de
ciencias: teóricas, prácticas y poéticas. Ello no sería de eludir, pues dentro de las
ciencias teóricas eran consideradas las matemáticas, física y metafísica; las
poéticas incluían la lógica, retórica y poética y, situadas entre ambas, las
ciencias prácticas eran la ética, económica y política. (p. 03). Sin embargo, lo
que sí es un consenso general es que El Príncipe de Nicolás Maquiavelo es el
título del libro con el que inicia la ciencia política moderna. El detentador del
poder absoluto reclama toda la atención. Es a él a quien es necesario conquistar
e instruir. La política se inclina entonces hacia la psicología y la pedagogía y,
aunque bajo estos aspectos continúa fluyendo la corriente antigua, la ciencia
política en la obra de Maquiavelo es una disciplina que no sólo reconoce la
realidad presente en la que se aplica, sino que demuestra ser ciencia
trascendiendo la realidad. No se limita a describir los fenómenos que estudia,
busca siempre las mejores soluciones teóricas y prácticas que se derivan de tales
fenómenos. (p. 04).
Aunque sería prudente señalar Vanegas (2010) que no se puede afirmar que en
la Ciencia Política el objeto de estudio esté claramente delimitado al regirse ésta
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por varios, entre ellos se pueden citar el poder, el proceso de toma de decisiones
o el Estado; realidad que favorece la aparición de múltiples posturas dentro de
los estudiosos afirmando cuál es o debería ser el mismo; pese a la diversidad de
opiniones, la mayoría de ellos concuerdan en que la disciplina se encarga
fundamentalmente de estudiar el ejercicio, la distribución y organización del
poder dentro de una determinada sociedad. (pp. 179-180). A pesar de todo, es
una ciencia que sigue en desarrollo, y considerablemente está relacionada con
otras disciplinas como filosofía política, el derecho constitucional y la sociología
política. Lo que sí se puede decir con intrepidez es que la política como ciencia,
ha sido reconocida como tal, destacando su independencia hasta los tiempos
finales del Siglo XIX y alcanza su mayor desarrollo gracias a la presencia de
procesos internacionales tales como la Primera Guerra Mundial y la Segunda
Guerra Mundial. El proceso para lograr dicha autonomía no fue sencillo; pese a
ello, hoy la tiene se mantiene en un proceso de madurez constante que le permita
desarrollar métodos de investigación propios y vincular las diferentes
perspectivas que existen a lo interno.
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seguida, el designio y determinación entre 1821 – 1920; la aparición de la
Institucionalidad precaria dentro de los años 1920 – 1979; y el advenimiento de
la modernización desde 1980 hasta nuestros días.
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2.4. La inestabilidad política
En consecuencia, de las vicisitudes históricas expuestas, se puede decir que,
desde los tiempos de la aparición de la Política y la Constitución, en los países
del mundo, han cabido problemas de muchas índoles en el que ha sido un
inevitable fenómeno la existencia de regímenes políticos. Aquellos regímenes
políticos tratados como democracias se vuelven más duraderas a medida que
aumenta su ingreso per cápita, y las experiencias democráticas anteriores
tienden a desestabilizar tanto a los regímenes democráticos como a los
autocráticos. A consecuencia de ello, los países que incursionan en las vías
democráticas cuando su nivel de ingreso es más bajo tienden a sufrir una mayor
estabilidad. Más aún cuando no alcanzan un determinado umbral de ingresos,
dichos países tienen menos posibilidades de ser democráticos que aquellos que
al momento de adoptar la democracia, gozan de un mayor nivel de ingreso. Esto
es de forma paradójica la resistencia que pusieron las monarquías europeas a la
democracia condujo a regímenes democráticos más estables que aquellos
surgidos de los movimientos post -independentistas en Latinoamérica. Desde la
independencia y la consolidación de la república peruana, (Constitución Política
de 1823) la situación política jurídica de la sociedad peruana se ha enmarcado en
altercados de índole jurídica, política, económica y social que han conllevado a
distintas dificultades hasta la Constitución Política de 1993. Aunque es notable
la obsesión latinoamericana con el constitucionalismo, no solamente son los
inconvenientes señalados, sino actualmente caben asuntos de corrupción y
descontento social por innumerables necesidades no compensadas desde el
lineamiento de la Constitución que así lo determina. En concreto, se ajustaría a
este supuesto los gobiernos de turno que gobiernan el Estado peruano, aquellos,
distante, sin embargo, no tan lejos de lo sucedido con los primeros “caudillos”,
“hombres fuertes”, “dictadores” o “autócratas” al llegar al palacio presidencial,
tiene la intención de promulgar su propia Constitución Política.
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II. Bibliografía