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Introducción

 Los trastornos alimenticios Se caracterizan principalmente por la gran


insatisfacción corporal que sufre el individuo, el cual tienen pensamientos
distorsionados por lo que respecta a la comida y su cuerpo. Los trastornos
alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se
manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una
gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o
distorsión de la autoimagen corporal, un gran temor a subir de peso y la
adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

También en algunos casos la publicidad marca una gran parte en esto ya que los
jóvenes que miran un anuncio de comida o bebidas se antojan de comerlo o
beberlo, esto hace que, al ingerirlo, lo devuelvan por su mala alimentación
Artículo como la cultura influye en el diagnóstico del trastorno Alimenticio.

La cultura les vende a las personas que estar delgado es bueno y estar gordo es
negativo, brindándole un falso concepto a La belleza femenina, la mayoría de los
problemas alimenticios giran alrededor de la cultura predisponiendo la autonomía
y La autoestima de las personas.

La visión de la delgadez que tienen las personas está mediatizada como algo
positivo, asociado a la salud, al bienestar, al desarrollo y a la vida social activa.
Estar delgado es sinónimo de belleza y éxito. Esta idea se inserta y se internaliza
en las personas desde que son niños, en la pre-adolescencia, A sabiendas que en
la idea de salud una persona delgada o muy delgada tiene más dificultades para
los partos, los embarazos, para resistir la lactancia y para poder soportar posibles
enfermedades infecciosas.

Los trastornos alimentarios ocurren con mayor frecuencia en las sociedades


industrializadas que ponen mucho empeño en la delgadez, principalmente si la
misma está vinculada al éxito. Las revistas, la televisión y Los medios de
comunicación promocionan una imagen irreal de la persona perfecta y exitosa la
presión de ser delgado puede conducir a dieta extrema incluso en niños muy
pequeños lo que puede convertirse en un trastorno alimentario en personas que
tienen más probabilidad están predispuesta a tener esos trastornos.

Las profesiones y los deportes que requieren un determinado tipo de cuerpo


también pueden fomentar los trastornos de la alimentación de manera indirecta. El
ballet, la gimnasia, el modelaje, la interpretación, el correr, el patinaje artístico, la
natación, la lucha libre y el trabajo como jinete profesional (yóquey) a menudo
enfatizan o requieren un cuerpo esbelto y delgado.
Ciertas actitudes o dinámicas familiares pueden contribuir al riesgo de que un niño
o un adolescente tenga un trastorno alimentario. El riesgo de trastornos
alimentarios puede ser mayor en las familias que: Se concentran en altos logros,
se preocupan por la apariencia o que tienen dificultad para hablar o hacer frente a
las emociones negativas como la tristeza o la ira.

El uso de la tecnología y publicidad engañosa, logran que esta idea se inserte en


la mente de los consumidores como verdad absoluta.

En las preferencias por una dieta u otra, influyen mucho las modas. Actualmente,
esta influencia se observa, a través de los medios de comunicación, en la
preocupación por la gordura, o en la obsesión por el colesterol.

A comer se aprende. Según Brillant- Savarin (1825) subraya que el olfato y el


gusto son un solo sentido compuesto, cuyo laboratorio es la boca y su chimenea la
nariz. En el gusto existe una escala: cuando aún el sabor impregna la lengua;
cuando pasa a la parte posterior de la boca, y al final hay como una valoración
global. Diferencia entre necesidad y deseo. Concuerdo con el autor ya que el
placer de comer exige al menos apetito; el placer de la mesa es con frecuencia
independiente de ambos.

Las enfermedades como la anorexia y la bulimia desaprovechan el placer de la


comida. Frecuentemente los pacientes dicen que quieren volver a aprender a
comer, a no situarse en los extremos, en no querer comer o comer demasiado y
en un marco de permanente sufrimiento.

En síntesis, la cultura determina claramente las exigencias a las cuales los


adolescentes deben responder y dichas exigencias se imponen en los contextos
culturales cotidianos.
Opinión:

En este trabajo se habló sobre los trastornos alimenticios las cuales son causados
por una compleja interacción de factores personales, psicológicos y sociales.
Estos trastornos son muy complejos una vez que se desencadenan. Ya que no
suelen tener una única causa. De esta forma se comprende que, lo mejor, es
intentar prevenirlos. No convienen obsesionarse con una alimentación rígida y
extrema, pero está claro que debemos estar alertas y vigilantes. Si bien cualquier
persona puede sufrir de un trastorno alimentario, son más comunes entre las
mujeres adolescentes y jóvenes.

Además de tener un impacto negativo en la salud del individuo y la calidad de


vida, trastornos de la alimentación también afectan a la autoimagen, las relaciones
con familiares y amigos, y el rendimiento en la escuela o en el trabajo. En la
actualidad son cada vez más frecuentes, y ya han roto la barrera de la
adolescencia, llegando a la etapa infantil. Son difíciles de tratar y solucionar,
producen graves trastornos físicos y psicológicos en la persona, y afectan a todo
el entorno familiar de quien los padece.
Bibliografía

Brillant- Savarin en La fisiología del gusto 1825

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