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La liebre, muy divertida y confiada de su victoria, aceptó y todos los animales se reunieron para presenciar
el reto. ¡Comienza la carrera!
Con ese aire de superioridad que tenía, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya
si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!
Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar.
Enseguida, la liebre se adelantó tanto que decidió detenerse junto al camino y descansar y ahí se
quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta
llegar a la meta.
Cuando la liebre se despertó y se percató de lo que ocurría, corrió con todas sus fuerzas pero ya
era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse
jamás de los demás.
Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la
ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de
oro.
¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a poco,
con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca.
Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
- ¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que
lleva dentro.
Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina.
A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este bobo aldeano malogró la fortuna que tenía.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando en la
Tierra y que te cuidara.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y como entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras mas dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con
cariño te enseñará a hablar.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía
con lágrimas en sus ojitos sollozando...
Pero cuando iba a abrir sus fauces para comerse al pequeño ratón, el pequeño animal que sorprendido y
aterrado comenzo a temblar, se atrevió a decir:
- Señor león, no sabía que estaba sober usted, tiene que perdonarme. Sálveme la vida y quizás, algún día,
pueda yo salvar la tuya.
El león, al escuchar aquella vocecilla no pudo por menos que echarse a reír.
- ¡Qué ocurrencia! ¿Cómo tú, un insignificante y pequeño ratón va a salvarme a mi, el más grande de todos
los animales, el rey?- sentenció. Sin embargo, no se puede dudar de que eres gracioso y demasiado
pequeño para que el bocado me sepa a algo. Te dejaré ir.
Pasaron los días, las semanas y los meses y, un buen día el ratón comenzó a escuchar unos fuertes aullidos.
Se encontró al león, atrapado en una red que los hombres habían puesto para cazarlo.
- Señor león, hace un tiempo usted me salvó la vida. Hoy, yo salvaré la suya.
El ratoncito, comenzó a roer las cuerdas que aprisionaban al león y, en unos instantes, pudo zafarse de las
redes y escapar de la trampa.
- Nunca pensé que alguien tan pequeño y tan insignificante como tú, pudiera alguna vez salvarme la vida
como lo has hecho hoy.
- ¡Qué deseo más tonto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo.
- Eso es lo único que quiero.
Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa.
Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.
Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se
volvieron de oro. Entonces Midas no aguantó más. Salió corriendo espantado en busca del dios.
- Te lo dije, Midas - dijo el dios-, te lo dije. Pero ahora no puedo librarte del don que te di. Ve al río y métete
al agua. Si al salir del río no eres libre, ya no tendrás remedio.
Midas corrió hasta el río y se hundió en sus aguas. Así estuvo un buen rato. Luego salió con bastante miedo.
Las ramas del árbol que tocó adrede, siguieron verdes y frescas.
¡Midas era libre! Desde entonces el rey vivió en una choza que él mismo construyó en el bosque. Y ahí
murió tranquilo como el campesino más humilde.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando
dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con
todo, y hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en
ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Érase una vez un padre que tenía tres hijos muy perezosos. Se
puso enfermo y mandó llamar al notario para
hacer testamento:
- Señor notario -le dijo- lo único que tengo es un burro y quisiera que fuera para el más perezoso de mis
hijos.
Al poco tiempo el hombre murió y el notario los mandó llamar para leerles el testamento y a continuación
les explicó:
- Una vez me caí al mar y, aunque sé nadar, me entró tal pereza que no tenía ganas de mover los brazos ni
las piernas. Menos mal que un barco de pescadores me recogió cuando ya estaba a punto de ahogarme.
- Otro perezoso -dijo el notario- yo te habría dejado en el agua hasta que hubieras hecho algún esfuerzo
para salvarte.
- Señor notario, a mí lléveme a la cárcel y quédese con el burro porque yo no tengo ninguna gana de hablar.
Y exclamó el notario:
- Para tí es el burro porque no hay duda que tú eres el más perezoso de los tres.
El racimo colgaba de una rama alta y la zorra tuvo que saltar por
él. La primera vez que saltó quedó todavía muy lejos. Así que se
alejó y dio un salto corriendo, solo para quedarse corta una vez
más. Una y otra vez lo intentó, pero en vano.
Ahora se sentó y miró las uvas con disgusto.
- Qué tontoa soy, dijo. Aquí me estoy agotando por conseguir un racimo de uvas amargas por las que no
vale la pena quedarse boquiabierto.
Moraleja: Son muchos los que fingen despreciar y menospreciar lo que está fuera de su alcance.
PROTEINAS
Las proteínas se construyen a partir de aminoácidos1 y son los componentes principales de todas las células
del cuerpo. Los seres humanos podemos producir internamente algunas proteínas, sin embargo, otras
debemos obtenerlas forzosamente a través del consumo de alimentos con proteína.
Las proteinas son uno de los 3 principales “macronutrientes”1, al igual que la grasa y los carbohidratos. Los
macronutrientes son nutrientes que suministran la energía al organismo y son requeridos en grandes
cantidades por nuestro cuerpo1. A diferencia de las grasas y carbohidratos, el cuerpo no almacena
proteínas, lo que significa que no tiene reservas para aprovechar si las necesita de nuevo. Es por esto que la
alimentación del ser humano debe ser rica en proteínas en cantidades acordes a cada grupo de edad.
LIQUIDOS
Una dieta líquida completa se compone de líquidos y alimentos que son normalmente líquidos y alimentos
que se vuelven líquidos cuando están a temperatura ambiente, como el helado. También incluye:
CARBOHIDRATOS
Los carbohidratos son un tipo de macronutriente que se encuentra en muchos alimentos y bebidas. La
mayoría de los carbohidratos se encuentran naturalmente en alimentos de origen vegetal, como los granos.
Los fabricantes de alimentos también agregan carbohidratos a los alimentos procesados en forma de
almidón o azúcar agregada.
VITAMINAS
Las vitaminas son micronutrimentos necesarios para el metabolismo y vitales en nuestra dieta. La
importancia de las vitaminas está directamente relacionada con la salud, puesto que se ha demostrado que
la aparición de ciertas enfermedades se genera a partir de la carencia de ciertas vitaminas. Adicionalmente,
las vitaminas pueden ayudar a prevenir algunas enfermedades crónicas1.
Algunas vitaminas son sintetizadas o producidas directamente por nuestro organismo, sin embargo, no son
suficientes para cubrir las necesidades del cuerpo, por lo que es necesario incluirlas a partir de los alimentos
que contienen vitaminas.
MINERALES
Los minerales son nutrimentos inorgánicos esenciales, y su presencia e intervención en nuestro organismo
es imprescindible para la actividad de las células. Los seres humanos requerimos de cantidades
relativamente pequeñas de minerales, es por ello que se clasifican como micronutrimientos 1.
La función de los minerales variará según su tipo, pero algunas de sus funciones y características principales
son:
MAPA DE CENTROAMÉRICA
HECHOS GEOGRAFICOS DE CENTROAMERICA