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Mejora estas 20 habilidades y desarrolla tu talento profesional

1. Coherencia e integridad: Consigue que la gente se comprometa y coopere contigo


¿Existe consonancia entre lo que dices y lo que haces, incluso cuando tienes que contrariar a personas de igual o mayor status profesional? ¿Reconoces tus
errores sin problemas? ¿Expresas tus intenciones y sentimientos abierta y directamente? ¿Mantienes la confidencialidad prometida y siempre cumples tus
compromisos? Si tus respuestas a estas preguntas son mayoritariamente negativas, es que tienes dificultades para ganarte la confianza de los demás, una
habilidad clave para conseguir el compromiso de otros y que no tiene nada que ver con la honestidad (el respeto a la legalidad).

Aprovecha tu fortaleza

Si ésta es una de tus fortalezas, podrás sacar más partido de ella en cualquier puesto que exija el compromiso de los demás, tanto fuera como dentro de la
organización. Por ejemplo, en departamentos de desarrollo de productos y mejora de servicios para los clientes, en puestos de responsabilidad en los que
sea clave el desarrollo de personas dentro de la organización o para liderar cambios controvertidos dentro de la empresa.

Sin confianza no hay compromiso, algo imprescindible para trabajar eficientemente con otros dentro de un equipo. Si la gente no confía en nuestra palabra
o cuestiona las verdaderas intenciones que hay detrás de lo que decimos, la cooperación es imposible. Para potenciarla más se recomienda el siguiente plan
individualizado de ‘coaching’ para esta competencia:

– Centrándote en los últimos seis meses, haz una relación de los compromisos que no hayas cumplido. Analiza cada una de las situaciones, buscando las
causas por las que fallaste, y viendo qué podrías haber hecho distinto para cumplir. –

– Acostúmbrate a informar de inmediato al otro cuando te resulte imposible cumplir tus compromisos, para no perder tu credibilidad.

– Recoge ‘feedback‘ externo. Intenta conocer cómo te perciben quienes te rodean, sin eludir la opinión de las personas con las que te encuentras menos
cómodo. Si tienes una posición directiva, pregúntales cómo les afectan tus decisiones, mensajes y actuaciones.

– Cuando cometas un error, reconócelo ante otros, comunicando las cosas que realizarás de forma distinta en el futuro.

– Identifica las actuaciones que no son aceptables en tu entorno de trabajo (en colaboradores, colaterales, clientes, jefes) porque van en contra de los
valores asumidos por la organización. Busca ejemplos reales y formula principios que te ayuden a comunicar y reforzar las acciones aceptables.

– Elabora una relación de los aspectos que estás dispuesto a defender contra viento y marea, y aquellos otros por los que no te merece la pena luchar. Esto
te ayudará a evitar sorpresas, desconcierto, duda y debilidad cuando surjan situaciones potencialmente conflictivas.

– Antes de comentar a alguien que la información que le das es confidencial, asegúrate de que efectivamente ha de mantenerse la confidencialidad. No te
apresures a prometer silencio cuando no sea realmente necesario.

– Pon en marcha un sistema para hacer un seguimiento permanente de los compromisos adquiridos, estableciendo una fecha de cumplimiento. No te
olvides de incluir aquellas cosas que pueden parecer insignificantes para ti pero extremadamente importantes para otros (hacer una llamada, devolver un
libro, enviar un artículo…).

2. Flexibilidad: El efecto camaleón te ayudará a asumir imprevistos y avanzar en situaciones de crisis


¿Te cuesta trabajar con eficacia en distintos entornos, situaciones o personas? ¿Te molestan los cambios en las formas de hacer las cosas, asumir tareas
imprevistas o nuevas responsabilidades? ¿A la hora de tomar decisiones te cuesta entender y valorar distintos puntos de vista y no tienes en cuenta los que
contradicen tu propia forma de ver las cosas?

Aprovecha tu fortaleza

En las situaciones de crisis y cuando haya que sacar adelante los proyectos más complicados, porque eres de los que se adapta a las circunstancias e intenta
seguir avanzando cuando los demás tiran la toalla.

Para potenciarla más

– Intenta reducir el tiempo que empleas en planificar tu trabajo y empieza dejando las cosas más sencillas a la improvisación.

– Siempre que puedas elegir, embárcate en proyectos que exijan acción y evita las campañas que exijan un trabajo minucioso y a largo plazo.

– Si tienes personas a tu cargo, crea equipos de trabajo basados en la diversidad, te ayudará a aceptar que no existen verdades absolutas.

– Acostúmbrate a pedir su opinión a tus colaboradores y anota en una hoja los diferentes puntos de vista para resolver cualquier problema. Dedica una parte
de tu tiempo a valorar estas ideas y reflexionar sobre ellas.

– Escribe en un papel los motivos por los que tomaste determinadas decisiones y no intentes mantenerlas cuando la situación haya cambiado.
3. Autoconfianza y autoconocimiento: Aprovecha tu madera de líder y de emprendedor
¿Te gusta asumir nuevos retos? ¿Confías en tu capacidad para realizar con éxito cualquier tarea o para elegir el enfoque adecuado para resolver un
problema? ¿Sabes mantener y defender tus opiniones y decisiones cuando son cuestionadas por los demás? ¿Mantienes el control en las situaciones de
riesgo?

Aprovecha tu fortaleza

La autoconfianza es una competencia clave para la mayor parte de los puestos tradicionales, especialmente los de mayor complejidad, como los
comerciales y directivos. También es imprescindible para el espíritu empresarial. Podrás demostrar todo tu talento en los puestos que te permitan tomar
decisiones importantes, en las situaciones de crisis –porque tu persistencia será clave para conseguir el éxito– y en los momentos de inestabilidad que
exijan alguien capaz de inspirar serenidad y confianza a los clientes y los colegas.

Para potenciarla más

– Atrévete a asumir riesgos, sal de la zona de comodidad y comprueba hasta dónde puedes llegar.

– Acostúmbrate a anotar en un papel tus logros pasados, analiza qué circunstancias los hicieron posibles y siempre que se repitan vuelve a asumir nuevos
retos. Sigue el mismo proceso con los errores, para evitar que vuelvan a repetirse; pero no pierdas el tiempo recreándote en ellos.

– Huye de las personas demasiado protectoras y de los superiores que no saben delegar, limitan tu capacidad para tomar decisiones.

– Para mejorar en autoconocimiento, intenta averiguar cómo te ven los demás. En este sentido, la ayuda de un coach será fundamental.

4. Pensamiento conceptual: Déjate guiar por tu intuición


¿Tiendes a analizar los problemas a partir de una visión de conjunto más allá de cada una de las piezas por separado? ¿Eres capaz de tomar decisiones
acertadas con unas pocas piezas de información? ¿Confías en tu intuición para tomar decisiones cuando te encuentras bloqueado en un problema?

Aprovecha tu fortaleza

El pensamiento conceptual es muy necesario para los emprendedores y para quienes ocupan puestos de alta responsabilidad en las empresas, porque en
entornos de máxima incertidumbre saben tomar decisiones con un mínimo de información.

Para potenciarla más

– Esta habilidad se puede potenciar acostumbrándonos a pensar intuitivamente, con «efecto helicóptero», es decir, viendo las cosas desde arriba. También
es clave desarrollar nuestra capacidad creativa.

– Para resolver un problema, esfuérzate en identificar pautas o relaciones que no resulten obvias a los otros e intenta encontrar más de una solución.

– Acostúmbrate a simplificar la información, identificando puntos clave en los que apoyar tus argumentos cuando tengas que explicar situaciones
complejas.

5. Capacidad de análisis: Todo tiene su lógica


¿Disfrutas desmontando todo lo que cae en tus manos para volver a montar cada pieza paso a paso? Cuando debes presentar un proyecto o resolver un
problema ¿organizas todas las partes de forma sistemática y te detienes a realizar comparaciones entre diferentes elementos? ¿Organizas tu trabajo
estableciendo prioridades de forma racional?

Aprovecha tu fortaleza

En situaciones complejas y ante problemas que exijan tiempo suficiente para reflexionar, porque no se permite el mínimo error.

Para potenciarla más

– Aunque ésta es una de las habilidades más difíciles de desarrollar, se puede mejorar ‘ejercitando’ el lado más racional del cerebro y evitando tomar
decisiones basadas en las emociones. Por ejemplo, ante cualquier problema intenta entender las secuencias temporales y las relaciones causa-efecto de los
hechos.

– Mejora tu capacidad para diseccionar la realidad analizando siempre por separado cada una de las partes que puedan condicionar el resultado de un
problema y pide a alguien que te ayude a descubrir nuevos factores que tú no hayas previsto.

– Acostúmbrate a buscar y escribir en un papel cuál es el motivo ‘lógico’ por el que se ha llegado a una conclusión.

– Disciplina tu mente creando todas las argumentaciones posibles para defender tus ideas o tus propuestas, y sin escatimar en ningún tipo de detalles: datos
y fechas concretas, cifras.

6. Iniciativa: Harás realidad las buenas ideas


¿Te falta confianza en ti mismo? ¿Sueles evitar las situaciones que te exijan tomar decisiones que puedan tener consecuencias importantes? ¿Tu trabajo se
paraliza porque tiendes a analizar todo en exceso? ¿Dejas siempre el trabajo pendiente para el final? ¿Te sientes quemado y desmotivado con facilidad?
¿Cuando te piden hacer una tarea te limitas a hacer estrictamente lo que se espera de ti, sin ir más allá? Si no tienes ninguna de esas carencias, tienes cierta
iniciativa. Para conocer si estás en un nivel medio o alto de esta habilidad, analiza tu forma de actuar en determinadas situaciones. Por ejemplo, si eres
capaz de anticiparte a medio y largo plazo a los imprevistos es que tienes un nivel de iniciativa alto. Por el contrario, si sueles reaccionar en el momento en
que surgen las dificultades u oportunidades, probablemente tu nivel de iniciativa está en un punto medio.

Aprovecha tu fortaleza

Si tienes un nivel de iniciativa alto, tu punto fuerte es tu capacidad para actuar proactivamente (sin esperar a que otros te inciten a hacerlo) para resolver
problemas, conseguir mejoras, aprovechar oportunidades y realizar aportaciones adicionales dentro de tu ámbito de trabajo. La clave de tu fortaleza reside
en la acción; no te quedas en las buenas ideas, siempre las llevas a la práctica. Todas estas cualidades te convierten en una persona clave en compañías que
compiten en entornos donde la velocidad y la innovación son factores clave de éxito.

Para potenciarla más

– Empieza identificando todos los obstáculos que frenan tu iniciativa, tanto los que dependen directamente de ti (como el hábito de invertir demasiado
tiempo en analizar las cosas, falta de prioridades claras, perfeccionismo) como aquéllos sobre los que no tienes ningún control (como el presupuesto que
tienes disponible, la falta de delegación de tu jefe). Una vez identificadas estas barreras, sigue paso a paso el siguiente plan:

– Desarrolla las habilidades asociadas a la iniciativa, como el análisis coste-beneficio, la planificación, la delegación y el análisis del negocio.

– Haz una relación de las áreas sobre las que puedes actuar con independencia (sin necesidad de aprobación) y contrástalas con tu superior directo. Dentro
de cada una de ellas, identifica una oportunidad o un problema latente, haz un análisis coste- beneficio para seleccionar un objetivo, elabora un plan de
acción y llévalo a la práctica.

– Clarifica tus prioridades. Los profesionales más efectivos suelen invertir el cincuenta por ciento de su tiempo en dos o tres prioridades. Centra tu
actividad en las prioridades, evita tareas triviales y dedica el tiempo ganado a la búsqueda de oportunidades de mejora.

– Analiza el siguiente periodo (semana, mes, trimestre, año) y busca oportunidades que puedas aprovechar. Selecciona la que puedas rentabilizar mejor y
prepara un plan de acción. Comunícalo a otros y síguelo con disciplina, haciendo los ajustes necesarios para conseguir tu objetivo. Practica hasta que hayas
convertido en un hábito el pensar con anticipación.

– Ofrece tu ayuda para resolver situaciones difíciles o imprevistas que pudieran plantearse en tu entorno.

– Si tienes tendencia a evitar el riesgo, considera los errores y fracasos como oportunidades para aprender. Analiza los errores cometidos en el pasado e
intenta extraer enseñanzas específicas de ellos. Los buenos directivos cometen, en términos absolutos, más errores que los mediocres, pero aprenden de
ellos y salen fortalecidos para abordar nuevas iniciativas.

7. Comprensión y dominio de la organización: Relaciónate con el poder


¿Tienes facilidad para comprender e interpretar las relaciones encubiertas de poder que existen en tu propia empresa y en otras organizaciones como
clientes, proveedores, etcétera? ¿Comprendes sin esfuerzo las normas y la cultura de tu compañía? ¿Siempre tienes en cuenta a las personas que pueden
influir sobre quienes toman las decisiones?

Aprovecha tu fortaleza

Tienes una capacidad natural para moverte entre el poder. Tu lugar natural son los puestos que exijan tejer redes de relaciones importantes o tomar
decisiones sobre organización de personal.

Para potenciarla más

– Analiza tu organización e intenta averiguar cómo funciona, qué papel juegas en ella, lo que puedes aportar y qué obstáculos puedes encontrarte en el
camino.

– Cuando se anuncie un cambio, intenta prever cómo afectará a las personas y grupos que forman parte de la organización.

8. Orientación al logro: Si tienes unas metas claras, pisa el acelerador y no te detengas


¿Te preocupas por realizar bien tu trabajo? ¿Acostumbras a fijarte objetivos más allá de los establecidos por tus superiores? ¿Intentar superar
continuamente tus propias metas? ¿Eres competitivo? ¿Tienes tendencia a innovar y disfrutas realizando cosas que antes no había conseguido nadie?

Aprovecha tu fortaleza

La orientación al logro puede tener su origen en un afán de competitividad con los demás. En ese caso, serás más brillante en los puestos de trabajo que te
permitan medirte continuamente con otros porque funcionan continuamente por objetivos, como ventas. Si, por el contrario, tu orientación al logro se debe
a un afán de superación personal, serás imprescindible en las compañías de alto rendimiento, donde tengas que demostrar continuamente tus capacidades,
que te permitan aprender, innovar y tomar tus propias decisiones de forma individual.

Para potenciarla más

– La orientación al logro está muy relacionada con las motivaciones personales. Lo primero que debes hacer para desarrollarla es preguntarte qué es lo que
te emociona realmente, qué te gusta hacer, hacia dónde quieres ir y hasta dónde quieres llegar.
– Intenta marcarte metas y fija los objetivos para alcanzarlas. Empieza con metas pequeñas y realizables y ve poco a poco aumentando el riesgo.

– Evita las rutinas en tu trabajo e intenta siempre buscar nuevas formas de hacer las cosas.

– Acostúmbrate a aplazar las recompensas que puedas obtener por tus logros parciales, así evitarás no salirte del camino que te habías marcado.

– El nivel de iniciativa también influye en la orientación al logro. Busca responsabilidades más allá de las estrictas obligaciones de tu puesto, asume
riesgos e intenta romper las inercias de tu lugar de trabajo con la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si…?

– Si no tienes unas metas claras, dedica un día a la semana (durante varios meses) a anotar las tres cosas que más quieres en ese momento. Después, analiza
cuáles son las pautas que se repiten. Puedes conseguir el mismo resultado dedicando una parte de tu tiempo a pensar cómo y dónde te imaginas en un
futuro más o menos cercano.

9. Orientación al cliente: Descubre los deseos ocultos de los otros


¿Inviertes tiempo en escuchar las necesidades de las personas a las que va dirigido tu trabajo? ¿Detectas sin esfuerzo las necesidades de los demás, aunque
no te las comuniquen de forma expresa? ¿Tienes iniciativa y resistencia al fracaso? ¿Eres capaz de automotivarte aunque no existan incentivos externos?

Aprovecha tu fortaleza

Además de los puestos de ventas y comerciales, la orientación al cliente es clave las empresas de servicios y donde las relaciones con los clientes sean la
base del negocio.

Para potenciarla más

– Mejora las habilidades relacionadas con esta competencia como capacidad de comunicación, control de las emociones y flexibilidad para tratar con todo
tipo de personas.

– Cuando tengas que tratar con clientes que no son claros o que tienden a ser demasiado herméticos, acostúmbrate a formular preguntas continuamente,
para descubrir sus necesidades y deseos ocultos.

– Realiza un seguimiento sistemático e histórico de los comportamientos de compra de todos tus clientes.

– Intenta mantener siempre una actitud de disponibilidad hacia el cliente.

– Desarrolla tu empatía, te ayudará a ponerte en el punto de vista de los clientes para entender mejor el servicio que esperan y anticiparte a sus
expectativas.

– Diseña las relaciones con tus clientes siempre desde una perspectiva a largo plazo, informándoles y dándoles seguimiento de la marcha de sus peticiones,
consultas, etcétera.

10. Comprensión interpersonal o empatía: Serás el mejor líder del equipo


¿Cuando alguien te cuenta un conflicto, ¿puedes comprender sus sentimientos y preocupaciones ocultos? ¿Tienes sensibilidad para relacionarte con
personas de otras culturas muy distintas a la tuya? ¿Detectas con facilidad el estado de ánimo de tus interlocutores? Cuando trabajas en equipo, ¿intentas
satisfacer las necesidades de los demás? ¿Sabes interpretar sin dificultades las implicaciones de la mirada, el tono de voz y la postura de tus interlocutores?

Aprovecha tu fortaleza

Esta habilidad resulta clave para los profesionales de servicio y de atención al cliente, tanto externo como interno, incluyendo el liderazgo de equipos de
trabajo. Las personas con mayor comprensión interpersonal tienen mayor autoridad moral para sugerir a los demás y son más capaces de trabajar en
equipo. Por tanto, gestionan mejor los procesos horizontales de negocio.

Para potenciarla más

– La empatía se desarrolla a través de la práctica, primero conscientemente (mejorando la escucha activa, tomando notas sobre lo que el otro ha dicho,
reflexionando sobre su forma de pensar y de sentir y demostrando que hemos entendido), hasta convertirlo en un hábito.

– Acostúmbrate a valorar tus decisiones pensando en las consecuencias personales (mayor o menor nivel de motivación, compromiso o decepción) que
puedan causar a tus colaboradores, en lugar de centrarte exclusivamente en las consecuencias más ‘prácticas’.

– Intenta expresar tus sentimientos en voz alta, ayudará a que los demás se sientan más cómodos al expresar los suyos.

– Fomenta tu relación con aquellas personas que no compartan tus puntos de vista, te ayudará a entender cómo piensan y cómo sienten quienes se rigen por
valores radicalmente distintos a los tuyos.

– Déjate guiar por tu instinto y olvídate de la lógica cuando tengas que tomar decisiones que afecten a otras personas.

– Evita emitir juicios de valor anticipados sobre los demás y esfuérzate por escuchar incluso a las personas que creas que no tienen nada que aportarte.
– Desarrollar la empatía no significa que tengas que convertirte en la almohada de los demás. No temas tomar decisiones impopulares cuando estés seguro
de que son correctas, ni aceptes las decisiones de los demás por no llevarles la contraria. Entender las motivaciones de los otros no te obliga a tenerlas que
aceptar.

11. Capacidad de liderazgo: Si te lo propones, hasta tus superiores te seguirán


¿Te resulta fácil motivar a tus compañeros para que realicen una tarea? ¿Tus colegas suelen pedirte opinión cuando hay que tomar decisiones importantes?
¿Consideras que los demás perciben en ti una autoridad natural más allá de cualquier cargo?

Aprovecha tu fortaleza

En las organizaciones con culturas poco jerarquizadas conseguirás mejores resultados que los demás, porque eres capaz de que los demás te sigan por tu
autoridad moral natural, no por la autoridad que pueda dar un cargo. Si tienes y potencias la capacidad analítica y conceptual, la visión de futuro y el
sentido de la responsabilidad tienes todo lo necesario para llegar a los puestos más altos de tu empresa.

Para potenciarla más

– Intenta ganarte el respeto de los demás dando ejemplo, actuando siempre con coherencia y cumpliendo tus promesas.

– Dedica una parte de tu tiempo a escuchar a los miembros de tu equipo, a conocer lo que están haciendo y sus dificultades para cumplir sus objetivos y
asegúrate de que se sienten motivados y que tienen los medios a su alcance para conseguir sus metas.

– Fíjate en cuánto sonríen las personas con las que trabajas, es el mejor barómetro para medir cómo estás influyendo en tu gente, si están motivados, si
disfrutan trabajando…

– Dedica un tiempo a detectar tus debilidades y fortalezas, tus propios límites, y admite tus errores cuando sea necesario. Tu propia mejora personal es una
fuente de inspiración para que los demás se desarrollen y crezcan.

– Acostúmbrate a valorar el trabajo y las ideas de los demás; identifica las cosas que han hecho bien y házselo saber. Evita centrarte en lo negativo.

– Aprende a controlar tus impulsos. El líder debe ser apasionado, pero no visceral ni irreflexivo.

12. Impacto e influencia en los demás: Saca punta a tu ‘piquito de oro’


¿Tienes capacidad para persuadir a los demás a que te ayuden a alcanzar tus propios objetivos? ¿Disfrutas más influyendo en los otros que planificando
metas orientadas a tu mejora personal?

Aprovecha tu fortaleza

Si tienes una especie de magnetismo inexplicable para que los miembros de tu equipo den lo mejor de sí mismos, puedes llegar a ser un líder en tu
organización.

Para potenciarla más

– Mejora tu capacidad de comunicación verbal –y, sobre todo, no verbal–, tu capacidad de planificación para conseguir las cosas y pon a prueba el efecto
de tus acciones en los demás.

– Cuida con esmero la coherencia entre lo que dices y lo que haces. La seguridad en ti mismo y tu credibilidad son clave para que te sigan.

– No confundas la capacidad de influir en los demás, con la manipulación de los otros. El compromiso se obtiene a través de la confianza. Y para ello,
además de trabajar las habilidades de comunicación, la coherencia, debes preocuparte por conocer a los otros, saber cuáles son sus intereses profesionales y
sus intereses vitales, lo que les motiva a seguirte y confiar en tus intenciones.

13. Desarrollo de relaciones: Despliega tu encanto natural para alcanzar tus objetivos dentro y fuera de la organización
¿Mantienes relaciones a largo plazo con un amplio abanico de gente aunque no sean necesarias para tu trabajo? ¿Te gusta trabajar con personas y te
encuentras como pez en el agua relacionándote con los demás? ¿Tu forma de trabajar está más orientada a las personas que a las tareas? ¿Dominas las
habilidades interpersonales importantes como saber escuchar?

Aprovecha tu fortaleza

Esta habilidad es muy valiosa en roles y organizaciones donde hay que influir en otros sobre los que no se tiene responsabilidad jerárquica (clientes,
colegas, personas en otras unidades de la organización, dirigentes de instituciones, etcétera). Si tienes esta habilidad, tendrás una ventaja adicional en tus
relaciones con las personas internas de la organización. La capacidad para establecer buenas relaciones dentro de la compañía es una de las principales
carencias del directivo. Para potenciarla más sigue el siguiente plan de desarrollo. Empieza analizando los obstáculos que puedan dificultar tu desarrollo de
relaciones: falta de confianza, timidez, falta de tiempo…

– Identifica a alguien de tu entorno a quien se le dé bien establecer y mantener relaciones, y pídele que te ayude en calidad de mentor o ‘coach’. Observa lo
que hace y practica esas conductas.

– Asegúrate de que dominas la escucha activa y cuida con especial atención tu lenguaje no verbal.
– Revela a los demás información de ti mismo; aunque no les sea de utilidad, les resultará interesante y les hará sentirse cómodos contigo.

– Cuida los tres primeros minutos. La primera impresión es esencial en las relaciones. Muéstrate abierto y accesible, procurando que la otra persona confíe
en ti y te proporcione información de sí misma desde el inicio de la conversación o relación. Cuanto más conozcas de la otra persona, más fácil te será
desarrollar la relación con ella.

– Trata a cada uno de forma personalizada. Recuerda detalles importantes de cada persona: hijos, aficiones, proyectos… que te permitan conversar fuera de
los asuntos estrictamente profesionales.

– Cuando una persona te hable de temas no profesionales, escucha sin enjuiciarla, demostrando interés. Señala puntos en común con sus experiencias u
opiniones.

– Busca colectivos con los que pudieras relacionarte con más dificultad y a los que instintivamente esquives: altos directivos, personas de distinta
formación a la tuya, personas de tu mismo sexo o del otro… Intenta comportarte con estos colectivos como si estuvieras con las personas con las que te
relacionas con más fluidez.

– Márcate objetivos específicos para ampliar tu red de relaciones. Por ejemplo, intenta establecer contacto con alguien nuevo en cada reunión o desarrolla
una relación positiva con una persona que no te guste.

– Utiliza tu sentido del humor. Los recursos humorísticos que sueles emplear con tus familiares y personas más cercanas pueden facilitar la relación con
otras personas más lejanas o desconocidas.

14. ‘Coaching’: Haz crecer a tu gente


¿Te preocupas porque las personas con las que trabajas aprendan y se desarrollen profesionalmente? ¿Te esfuerzas por hacer coincidir las necesidades de
las personas que tienes a tu cargo con las necesidades de la organización? ¿Identificas con facilidad el potencial de los demás? ¿Confías plenamente en la
capacidad de la gente que te rodea para mejorar casi hasta alcanzar la excelencia?

Aprovecha tu fortaleza

Para Marcus Buckingham y Donald Clifton, autores del libro Ahora, descubra sus fortaleza, donde mejor se puede aprovechar este talento es en los
puestos que exijan la valoración de las destrezas de otros, como decidir quiénes son las personas más adecuadas para llevar un proyecto adelante, valorar
los méritos de otros y el sistema de recompensas y, en general, en todos los puestos de supervisor, líder de equipo o gerente.

Para potenciarla más

– Para convertirte en coach primero debes recibir las enseñanzas de otrocoach,que te ayude a identificar tus propias áreas de mejora.

– Dedica tiempo a conocer la preparación de tus colaboradores e intenta delegarles tareas acordes a sus capacidades, proporcionándoles nuevos retos y
oportunidades de desarrollo.

– Intenta motivar a las personas que te rodean para que tomen iniciativas y hazles ver que los errores son otra forma más de aprendizaje, y que no se
penalizan.

– Trabaja para dar feedback constructivo a quienes te rodean, para que sepan cómo están haciendo su trabajo.

– Intenta dar siempre prioridad a las formas de desarrollo personal, frente a los cursos de formación tradicionales.

– No te cuelgues las medallas alcanzadas por tu equipo, haz que los otros puedan saborear el éxito.

– Dedica una parte de tu tiempo a medir los logros de los otros.

– Como coach debes aprender a relativizar las cosas y a enfocar los problemas de manera adecuada. En definitiva, debes intentar entender las razones y
motivaciones de la persona a la que intentas ayudar, para motivarle a cambiar.

15. Trabajo en equipo: Puedes poner en marcha los grupos de trabajo más diversos
¿Te sientes cómodo colaborando con otros más que diciendo cómo tienen que actuar? ¿Sueles escuchar y respetar las opiniones de otros aunque no las
compartas? ¿Te sientes más cómodo trabajando para conseguir unos objetivos compartidos que marcándote metas individuales?

Aprovecha tu fortaleza

Tendrás ventaja en los puestos intermedios muy orientados a resultados y cuando haya que sacar adelante proyectos en muy poco espacio de tiempo o que
requieran la formación y dirección de equipos basados en la diversidad.

Para potenciarla más

– Acostúmbrate a escuchar, pedir opinión y colaborar con otras personas del equipo.

– Aprende a respetar las opiniones de los demás aunque no estés de acuerdo con ellos. Cuando quieres imponer tu criterio, hazlo argumentando los
beneficios que se obtendrían con tus ideas.
– En los momentos de tensión, esfuérzate por mantener la calma e intenta serenar los ánimos de los demás aportando ideas y soluciones en lugar de
centrarte en lo negativo.

– Comparte momentos de ocio con tu equipo.

– Aprende a delegar. Es básico para crear un equipo cohesionado y que responda. Debes priorizar en tu agenda, descubrir qué tareas son las que tienes que
hacer tú y cuáles puedes delegar. Otra clave es corregir actitudes equivocadas; por ejemplo, si eres una persona muy orientado a la acción, intenta controlar
tu impaciencia y deja tiempo a los otros para que aprendan la forma de hacer las cosas, que cometan errores…

– Aprende a aceptar las críticas, las personas que siempre dicen que sí a todo, o son un clon tuyo, o realmente no te están diciendo lo que piensan.

– Elimina barreras formales. Yo intento siempre visitar a mi gente en sus despachos, en lugar de hacerles que vengan al mío a rendirme cuentas. Parece una
tontería, pero tiene un efecto muy positivo para el equipo.

16. Visión de negocio: Agudiza tu olfato para anticiparte a todo


¿Te preocupas por estar siempre al día de la actualidad? ¿Tienes tu propia opinión de cuál es el lugar que ocupa tu organización en el mercado y hacia
dónde debería ir? ¿Eres capaz de prever las consecuencias de tus decisiones antes de que se conviertan en un problema? ¿Puedes convertir información
banal en conocimientos para tu empresa?

Aprovecha tu fortaleza

El secreto de tu éxito está tanto en tu gran motivación hacia el logro como en tu capacidad para anticiparte a los problemas antes de que surjan, de detectar
oportunidades donde otros no las ven… Sacarás a relucir todo tu talento en los momentos más turbulentos del mercado, cuando haya que tomar decisiones
difíciles y creativas.

Para potenciarla más

– Acostúmbrate a recopilar información clave relacionada con tu trabajo. La visión de negocio consiste básicamente en conocer a la competencia, definir el
posicionamiento del negocio propio en el mercado… algo que resulta más sencillo si desarrollamos al máximo nuestras fuentes de información.

– Intenta desarrollar tu curiosidad intelectual acostumbrándote a leer el periódico y a disfrutar con la lectura de todo tipo de libros, desde los más
especializados hasta los que no tengan nada que ver con tu negocio. También es importante intentar rodearse de una red de personas que nos hagan estar al
día, acudir a seminarios…

– Dedica una parte de tu tiempo a planificar, analizar, establecer prioridades y estrategias de tus tareas y conviértelo en un hábito. Por ejemplo, dedica, los
viernes por la tarde, dos horas de tu agenda a estas tareas. Si no se organizan estas actividades de modo formal no se hace, a menos que uno sea un curioso
nato.

– Acostúmbrate a analizar la realidad del mercado a largo plazo, contrastando datos del pasado y del presente e intentando detectar las posibles
implicaciones de cara al futuro.

17. Autocontrol y gestión de las emociones: Controla las situaciones difíciles


¿Eres capaz de controlar las reacciones negativas ante provocaciones expresas, posiciones muy enfrentadas e, incluso, cuando los otros demuestran
actitudes hostiles? ¿Tienes capacidad para soportar con naturalidad las situaciones de máximo estrés? ¿Puedes mantener una sonrisa ante personas y
situaciones que violentan tus valores personales?

Aprovecha tu fortaleza

Estarás por encima de la media en puestos que exijan gestionar personas conflictivas, tomar decisiones difíciles en momentos de máxima tensión, en
organizaciones o tareas que generan niveles altos de estrés, en las negociaciones difíciles…

Para potenciarla más

– Aprende a frenar las reacciones negativas. Como forma de control, suele funcionar bien, por ejemplo, decirte a ti mismo: “voy a pararme”, o pedir a
alguien ajeno al problema que te de una valoración externa. El propiocoachsuele adoptar este tipo de papel, porque es un elemento de fuera, que te dice,
párate y mira.

– Deja las decisiones importantes para momentos de mayor lucidez y no tomes decisiones en los momentos de mal humor.

– Utiliza trucos que te ayuden a recuperar el control cuando sea necesario. Por ejemplo, en las negociaciones difíciles yo he aprendido a dominar los
momentos de mayor tensión poniéndome a trabajar con números, hago divisiones, quebrados… hasta que recupero el control.

– Tómate un respiro. Otra estrategia que funciona es la ruptura de la situación. Por ejemplo, marchándote al baño para romper la tensión o cambiando de
idioma si estás en una reunión internacional.

– Utiliza el feedback con frecuencia con tus interlocutores, para descubrir qué situaciones te provocan más tensión y desarrolla estrategias para evitarlas.

– Cuando tengas que tratar temas delicados, anota en un papel cuáles pueden ser las posturas del otro. Anticiparte a sus peticiones más agresivas te ayudará
a estar preparado llegado el momento y evitar un explosión inesperada.
– Potencia tus habilidades interpersonales como la empatía. Entender los puntos de vista de los demáste puede ayudar a comprender sus reacciones
negativas.

18. Comunicación y negociación: El acuerdo siempre es posible


¿Te sientes como pez en el agua cuando los demás te escuchan? ¿Tienes capacidad para iniciar conversaciones con todo tipo de personas? Cuando explicas
temas complejos a tus colegas y colaboradores, ¿captan enseguida lo que intentas comunicarles porque organizas bien tus ideas? Si alguna vez has
necesitado la ayuda de tus compañeros, ¿te han respondido como esperabas o te has sentido aislado? ¿Pides expresamente que nadie te interrumpa cuando
algún colaborador te pide tiempo para contarte algún problema?

Aprovecha tu fortaleza

Podrás sacar partido a tu talento como comunicador y negociador nato en cualquier puesto de responsabilidad, en general, y especialmente como máximo
responsable de ventas o de Recursos humanos.

Para potenciarla más

– Fomenta el feedback con las personas que te rodean; tus colabora- dores, sobre todo, para que te digan cuáles son los obstáculos que limitan tu
comunicación con ellos.

– Acostúmbrate a ampliar la información que te ofrecen tus interlocutores preguntándoles continuamente, pero sin interrumpirles.

– Para evitar los malentendidos y conseguir llegar a acuerdos en momentos difíciles, utiliza expresiones del tipo: “ayúdame a entender…” o “qué pasaría si
en lugar de esto, hiciéramos…”

– Acostúmbrate a controlar tu lenguaje no verbal y evita que tus gestos te traicionen en las situaciones difíciles. Por ejemplo, si tienes que hacer una
negociación en la que estés en una posición débil, intenta no acudir en persona y sentar las bases poremailo por teléfono.

– En las negociaciones, aprendea ganar tiempo o evitar las preguntas comprometidas con frases del tipo: ‘perdona, no he entendido bien’ o repitiendo las
palabrasde tu interlocutor.

– Potencia tu asertividad intentando adaptarte siempre al nivel de comprensión de tu interlocutor, evitando las expresiones demasiado tajantes y
ofreciéndole siempre varias soluciones razonables para que el otro pueda elegir.

19. Toma de decisiones: No dejes que un exceso de análisis te paralice


¿Tienes la facilidad para encontrar soluciones a los problemas con una mínima información o te quedas bloqueado pensando en todas las opciones
posibles? ¿Tienes siempre claros cuáles son los objetivos a los que debes llegar y lo que esperan tus superiores de ti? ¿Puedes sacar adelante trabajos
complejos en los que haya que tomar decisiones de riesgo? Cuando surge un imprevisto, ¿te esfuerzas por resolverlo para evitar que la situación empeore?

Aprovecha tu fortaleza

En los puestos que exijan resultados de aquí y ahora, donde haya más acción que decisiones estratégicas o reuniones prolongadas.

Para potenciarla más

– La toma de decisiones es un proceso que incluye distintas fases. Y lo primero para aprender a tomar decisiones es saber definir los problemas
adecuadamente.

– Analiza cuál es tu estilo en la toma de decisiones. Si eres del tipo Hamlet, que llega a la parálisis por el exceso de análisis o eres del tipo Otelo, que
primero dispara y luego pregunta. Intenta encontrar un equilibrio entre estas dos posturas, acostumbrándote a definir los problemas por escrito, analizando
y definiendo unos criterios para la toma de decisiones. Estos criterios pueden ser de beneficio económico, de ventas, de logro…

– Acostúmbrate a anotar cómo resolviste los problemas más complejos, y utiliza esta información como un recurso cuando te sientas estancado. Recurrir a
estos criterios preestablecidos es una forma de tomar decisiones muy mecánica, pero que se puede desarrollar hasta convertirla en algo espontáneo.

– Acostúmbrate a analizar la información disponible, a sintetizarla y a generar alternativas suficientes para tomar una decisión, pero nunca dejes que la
presión te obligue a tomar decisiones injustificadas. Si la decisión está tomada en base a unos criterios acertados o razonados, podrás defender tu postura
ante tus superiores si al final se produce algún contratiempo que eche por tierra los objetivos.

– Para los proyectos más sencillos, imponte plazos para finalizar las cosas y no acostumbrarte a postergar las decisiones para el último momento.

– Analiza si la dificultad para tomar decisiones tiene que ver con una falta de confianza por parte de tus superiores. Si es así, intenta averiguar cuáles son
los límites establecidos para tomar tus propias decisiones y asegúrate de que son suficientes para desempeñar tu trabajo.

– Cuando te quedes bloqueado, intenta apartar el problema de tu mente. Realiza actividades que te resulten gratificantes, como pasear, hacer algún tipo de
deporte, jugar con los niños…

– Otra opción es, por supuesto, pedir una opinión ajena, averiguar qué solución encontraron otros en situaciones similares o intentar ver el problema desde
otro punto de vista. Hay gente, por ejemplo, que lo que hace es dibujarlo.
20. Aprendizaje y desarrollo personal:Haz de tu trabajo el mayor reto
¿Estás dispuesto a iniciar siempre nuevas tareas y buscar continuamente nuevos enfoques a las formas de hacer las cosas? ¿Te gusta ponerte retos
personales más allá de los estrictamente necesarios para desempeñartu trabajo? ¿Te sientes más motivado con tus logros individuales que con las posibles
recompensas materiales que puedas obtener?

Aprovecha tu fortaleza

Orienta tu talento hacia nuevas áreas de negocio, nuevos mercados, puestos de I+D… donde no existan normas que limiten tu curiosidad.

Para potenciarla más

– Intenta mejorar tu autocrítica, tu capacidad para que los demás te den un feedback y te digan lo que está bien y lo que estás haciendo mal. Si no eres
capaz de aceptar las críticas y asumir tus errores, no hay aprendizaje posible.

– Analiza si la presión o el estrés están limitando tu creatividad y tu afán por aprender. Para alimentar tu curiosidad, intenta dominar el estrés y dedicar
ciertos momentos de la semana a pensar y descubrir nuevas vías de desarrollo de tus tareas.

– Fíjate en que los retos que te plantees te ayuden a desarrollarte como persona y no te centres exclusivamente en la mejora profesional.

– Alimenta el inconformismo contigo mismo y piensa que siempre se puede mejorar. Intenta detectar en qué áreas podrías hacerlo tú. Si llevas tiempo
realizando el mismo trabajo, plantéate qué podrías cambiar para hacerlo mejor, intenta plantearte nuevos retos y alimentar tu curiosidad intelectual.

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