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La Diagonal Arida Arg - Bruniard - 1982
La Diagonal Arida Arg - Bruniard - 1982
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enrique d. bruniard*
Una de Ias características más destacables de la cli- Hacia los 35° S, se produce una combinación de
matografía de América del Sur está dada por Ia factores que posibilita una mayor aproximación
"diagonal árida" o "diagonal arreica" -según De entre las zonas húmedas dependientes de ambos
Martonne-, nombres con los que se identifica la océanos. Por una parte el descenso del nivel del
franja de escasas lluvias que atraviesa sesgadamente cordón andino permite una mayor proyección de
el continente, desde el norte del Perú hasta las cos- los efectos del Pacífico hacia el oriente; y por otra,
tas patagónicas. el estrechamiento continental y el término meri-
Esta franja se desarrolla sobre una serie de encla- dional de la Precordillera y de las Sierras Pampea-
ves áridos sucesivos que interrumpen la continuidad nas, especialmente, posibilitan una penetración más
de las zonas húmedas, según una combinación de marcada de la influencia atlántica hacia el interior
factores que se escalonan de norte a sur sobre las continental. De este modo la diagona árida parece
distintas zonas de circulación. En las costas del Perú escindirse, si nos atenemos a los valores pluviomé-
y norte de Chile se adicionan, para intensificar la tricos, en dos grandes conjuntos: uno al norte, más
aridez, la divergencia anticiclónica, el efecto estabi- fraccionado, constituido por los desiertos del Perú,
lizador: de las corrientes oceánicas frías y las surgen- norte de Chile, desierto de Atacama y bolsones
cías de aguas profundas causadas por el fenómeno* intermontanos; y otro más amplio y continuo, en
de impulsión de los alisios. Sobre el noroeste argen- el sur, representado por la Patagonia extraandina.
tino la Cordillera Andina, las barreras interpunales,
laPrecordillera, las Sierras Subandinas y Pampeanas, Esta extensa franja, de notable desarrollo latitu-
forman un sistema de cordones aproximadamente dinal y de ancho variable, plantea -como todos los
paralelos, de desarrollo submeridiano, que fraccio- grandes desiertos- la misma opción desde el punto
na la franja árida en altiplanicies, bolsones y valles, de vista geográfico y climático: puede considerár-
bajo un doble efecto de sotavento provocado por sela como una gran unidad físiográfica, es decir,
la interrupción orográfica de las ya debilitadas in- como un espacio con caracteres propios derivados
fluencias tanto del Atlántico como de las más es- de su común aridez; o bien, dejando de lado su
porádicas del Pacífico. Más al sur, en pleno dominio condición areal, puede ser tratada como un límite,
de los oestes, la aridez patagónica, a la sombra de sea lineal o como una franja más o menos angosta,
las lluvias de los Andes meridionales, se proyecta pero con significación limitante más que espacial.
hasta las mismas costas atlánticas. El primer punto de vista es el más frecuente en
los estudios climáticos y geográficos; en efecto, si
* Con la colaboración de la profesoraLucila B. Osuna de partimos de su común aridez, el desierto constitu-
Brocal. ye un concepto "aparentemente simple de definir",
como lo señalan Estienne y Godard1. "La aridez una cierta dosis de subjetividadpara ambos, que se
-afirma Miller- le da aspecto parecido a todos los traduce en la falta de unidad de criteriostanto pa-
desiertos del mundon, y remarca la idea cuando ra la definiciónespacial del desiertoelimáticocomo
sostiene que "el único criteriopara definirestos del desiertocomo entidad naturaly geográfica.
climas es el de la sequedad*12.Debe observarsesin El segundo punto de vista,que es el que desarro-
embargo que esta sencilla proposiciónnos enfrenta llaremos en este trabajo, es menos frecuentado,y
con el problema práctico de sus límites y es aquí consiste en considerarno la unidad geográficadel
donde emerge la dificultadpara "fijar los límites desiertoen función de su aridez,sino su condición
de la aridez", como destacan también Estienne y climática limitante,es decir, en cuanto barrerain-
Godard3, dificultadque se reflejaprecisamenteen terpuestaentre las zonas húmedas colindantes. En
la falta de unidad de criteriospara determinarla efecto, la localización general del desierto dentro
extensióndel desierto. del esquema climático mundial aparece como una
La mayor parte o quizás todos los "índices de franja que interrumpela continuidad de las zonas
aridez" o "factoresde humedad", de uso corriente húmedas, según un dispositivo en diagonal que
en el campo geográfico,presentanun cierto grado cruza sobre distintaszonas de circulación. Señala-
de subjetividad cuando se trata de seleccionar un ba De Martonneque "el grupo de los climas desér-
valor limitante que se encuentra inscritodentro ticos está constituido por formas de degradación
de una grabación pluviomètricarelativamentecon- de los climas cálidos y templados"4; y desde el ex-
tinua. Así por ejemplo, los criteriosnuméricosde tremo opuesto, Millerindica que "en casi todos los
Koeppen, De Martonne,Thorntwaitey otros,pre- tipos climáticos podemos observaruna progresiva
sentan diferenciasnotables que, si en términosde degeneraciónque atiende al desierto,conservando
valores pluviométricosalcanzan sólo a algunos mi- hasta el límite, en todos los casos, las característi-
límetros,al ser aplicados al espacio concreto de las cas climáticasde su tipo a excepción del totalanual
zonas áridas,donde los montos de lluvia obviamen- de la lluvia, que disminuye,y de las consecuencias
te son muy bajos, se traducenen franjasde discre- que ello implica. . ."5. Según estas observaciones
pancia bastante amplias, que pueden ser evaluadas los climas húmedos degradarían paulatinamente
en términosde centenasde kilómetros. hasta llegar a un máximo de aridez, a partir del
Por otra parte, la respuesta del paisaje a esa cual empezaría a concretarsela versiónárida de otra
común aridez se reflejaa travésde una fisonomía combinación climática diferente.Ahora bien, esa
particular,especialmente discernibleen la vegeta- línea de máxima aridez, o de inversiónde los gra-
ción natural.Pero ocurretambiénque las divisiones dientes pluviométricos,representaríael eje de ago-
fitogeográficas,basadas en criteriosfisionómicos, tamiento o de máximo alcance de la fuerzaa partir
resultan más o menos subjetivas,en virtud de la de los climas húmedos de la periferia.
misma gradación continua del factor básico del Esta concepción geográficade los climas áridos
cual dependen; y cuando se trata de establecerlos deberá tener tambiénsus reflejosen las variaciones
límites cartográfiosde las zonas áridas -carentes que sufrela vegetaciónnatural.Frenguelliseñalaba
de ocupación y de observaciones-, se suele recurrir que, para Wagner,el desiertocorrespondía "a las
al auxilio cartográficoque le prestanciertas isolí- áreas de máxima pobreza vegetativa,hasta carentes
neas interpoladas de valores pluviométricospuros de toda vegetación;y observa que no representaun
o en su combinación con valores térmicos. A su tipo propio, sino el territoriodonde los demás tipos
vez el climatòlogo para establecerlos límitesde sus (matorrales,hierbas y tundras), por el progresivo
áreas específicas,en virtudde la misma gradación aumento de sus lagunas vegetativas,termina por
continua, suele apoyarse en divisionesfitogeográfi- ceder lugar al desierto absoluto".6 El cambio que
cas, aparentementemás significativas;esta es el sufre el paisaje vegetal no sería solo fisionomico,
caso de las clasificaciones de base biológica de sino que ese eje de mayoraridez -o desiertoabso-
Koeppen y Miller, por ejemplo. De la aplicación luto- debe significartambién una inversiónde la
práctica de estos procedimientosresultaun cierto composición de las asociaciones colindantes, es
trasvasamientorecíproco de los fundamentos,con
4. De Martonne Emm. (1957), Traité de Géographie
1. Estienne P. y Godard A., (1970), Climatologìe, ed. Physique, éd. Colin, Paris, t. I.
Colin, París, p. 200. 5. Miller Austin 1951 , op. cit., p. 290.
2. Miller Austin (1951), Climatología, ed. Omega, Bar- 6. Frenguelli Joaqu in (1941), Rasgos Principales de Fi-
celona, p. 120. togeografîa Argentina, en Revista del Museo de La
3. tstienne r. y uoaara a. i i y /uj, op. c/r., p. zu i . Plata, t. III. p. 68.
1937,12 1921-195013 y 1931-1960.14 Debe seña- estos procesos en la época de mayor desarrolloen
larse la marcada aproximación de estos ejes y su latitudesmedias y bajas, la propagación de los sis-
extensión en territorioargentinodesde los 27° S, temas ciclónicos del Pacífico hacia la Patagonia,y
en el límite argentino-chileno,hasta aproximada- el efecto de barrerade los andes, especialmenteal
mente los 44° S, en la costa atlántica. Por otro nortede 35° S.
lado, la mismafigurapermiterelacionarla posición
de esos ejes de mayor aridez con los diferentesni-
veles de la barreraandina en su desarrollosubmeri-
diano; hacia el sur de Mendoza y en Neuquén, a
medida que los pasos cordilleranosdesciendenhasta
niveles inferioresa los 2 000 metrosy la influencia
del Pacífico se proyecta hacia el oriente,la franja
más árida se aleja de los cordones montañososhas-
ta alcanzar la costa patagónica.
Es indudable que el trazado interpoladode esos
ejes de aridez y el hecho de representaruna caracte-
rística del campo pluviomètrico,no los convertiría
por esas solas condiciones en un límite climático
de primerajerarquía; además coincide con el límite
de agotamientode los procesos pluviométricosde-
pendientesdel Atlántico y del Pacífico, o si su lo-
cal ización obedece a factoreslocales.
Para corroboraresa posibilidades necesariopre-
cisar el alcance de los regímenespluviométricos
correspondientesa ambas áreas húmedas, y ello es
factiblesi tenemos en cuenta que se trata de regí-
menes opuestos. En efecto,la zona lluviosa depen- El área de influenciaatlántica,lógicamentemás
diente del Pacífico se caracteriza por sus máximas
extensa, penetra hacia el interiorcontinentalespe-
invernales,típicos de los climas subtropicales y cialmente en época estival,siguiendo el efecto de
templados de costa occidental. Peña Alvarez,en su la profundizaciónde la baja terminadel noroeste
clasificacióngenética de los climas chilenos,separa
argentino,17de maneraque los regímenesde lluvia
mediante el paralelo 27° S, aproximadamente,el propios del borde orientalde la franjaárida acusan
clima con influenciasanticiclonalescálidas al norte, marcados máximos estivales: RégimenSubtropical
y aquél con influenciasanticiclonalesy ciclonales Continental, según Prohaska.18 La extensión de
alternativas,caracterizado por lluviasinvernales.15 este régimenhacia el sur del país alcanzaría, según
En la figura3, según Rivero y Bischoff,16las ¡so- el mismo autor, "más o menos el curso del río Ne-
líneas de pasaje de ciclones en invierno(junio-sep- gro".19 respecto de este límitedebe advertirseque
tiembrede 1967), permite destacar el alcance de el propio Prohaskaseñala que "las frecuentessitua-
ciones anticiclónicas sobre la Patagonia en el mes
1 2. El Régimen Pluviomètrico de la República Argentina de octubre ante todo, ocasionan en su límite sep-
(1943), normales de lluvia de 25 años (1913-1937), tentrionalvientos del sector este que transportan
Ed. Direc. de Met., Geofísica e Hidrol., Buenos Aires. masas de aire húmedo desde el Atlánticoa esta re-
13. Atlas Climático de la República Argentina (19600,
ed. Serv. Met. Nacional. Buenos Aires. gión aumentandola actividadpluvial".20 En virtud
14. Atlas Climático de América del Sur (1 975), Dir. José
J. Hoffmann, ed. OMM-WMO, UNESCO, Cartogra- 1 7. Cf. Schwerdtfeger Werner (1954), Análisis Sinóptico
phie, Hungary. y Aspecto Climatológico de dos distintos tipos de
15. Ct. rena Alvarez urlando (1980), un tnsayo ae ua- depresiones bóricas en el norte de la Argentina, en
siflcación Genética de los Climas Chilenos, ed. Uni- Rev. Meteoros, ed. Serv. Met. Nac, Buenos Aires,
versité du Quebec a Chicoutimi, Canadá. año IV, num. 4.
16. Cf. Rivero Omar y Bischoff Susana (1971), Ciclogé- 18.. Cf. Prohaska Federico (1952), Regímenes Estaciona-
nesis, Movimiento y Distribución de Depresiones en les de Precipitación de Sudamérica y Mares Veci-
los Océanos Atlántico y Pacífico Sur Durante el pe- nos. . ., en Rev. Meteoros, ed. Serv. Met. Nac, Bue-
ríodo abril 1967 a marzo 1968, en Meteorológica, nos Aires, año II, núms. 1-2. p. 79.
ed. Centro Arg. de Meteorólogos, Buenos Aires, vol. 19. Prohaska 1952 )top. cit., p. 82.
II, num. 1-2-3. 20. Prohaska (1952), op. cit., p. 93.
de este efecto se diseña en el norte patagónico un halla algo más al norte, en el verano algo más al
área que se proyecta hacia el noroeste,con máxi- sudoeste".24
mos en octubreocasionados por influenciaatlántica Dada la significaciónque atribuímosa este lími-
que, entendemos, debe ser anexada al área de in- te y las diferenciasaludidas, trataremosde precisar
fluencia de este océano, llevando así su término su posición en funciónde la informaciónexistente.
meridionalmás al sur del río Negro (véase figura4. Para lograreste cometido hemos trazado una serie
de perfilesaproximadamentemeridianosy zonales,
interceptandola diagonal árida, sobre la base de
J r{ / 'w p' regímenes pluviometricos I 'I{J-
* los denominados por Koeppen "diagramas de iso-
jr --P/K'fN"'Os*9Ún
PR0HASKA hietas".25 Estos diagramastienenla virtudde ofre-
¥ '*{lj ' I /C«^
* RegimenTropicalen verano y Subtropical en invierno. cer simultáneamentea la vistalas variacioneslocales
o espaciales y cronológicasde los regímenesde llu-
via, pero en lugar de los valores medios mensuales
) V i II B ^'men Subtropical continental.
)|^; 'j¿.
En perfilSan Luis-Valparaíso (figura10), per- Francisco, evidencia que en las tres primeraslas
mite advertirel neto contrasteque se verificaentre pocas lluvias registradasson netamenteinvernales,
Mendoza y Puente del Inca, con dos modelos plu- mientrasque en Negro Francisco, situada por arri-
viométricosopuestos hacia el este y oeste. Capita- ba de los 4 000 metros,a escasa distanciadel límite
nelli precisa la posición de este límite señalando argentino-chileno, el régimenes transicionaly pre-
que en el valle del río Mendoza, hacia los 33° S senta dos épocas de lluvias,una en inviernoy otra
aproximadamente,el régimeninvernalpuede darse en verano. En el mismo estudio se destaca "que es
por terminadoa los 2 000 metross.n.m.,entrelos imposible establecersi los dos períodos de lluviase
arroyosPicheuta y Cortaderas.31 presentan cada año o si, para cierto número de
años, predomina un período de lluviasde verano o
uno de invierno.Los registrosno permitenafirmar
que ocurra esto último, aunque parece ser la situa-
ción".33
Al tratarla distribuciónde las lluviascasi exclu- de manera que en una escala topoclimática su tra-
sivamente estivales de las montañas del noroeste zado debería adaptarsea la imposiciónorográfica.
argentino,Feruglio fija el límite meridionalen el Debe señalarse,además, que este eje de máxima
paralelo 28° S.35 Respecto de la circulación at- aridez y de inversiónde la marcha anual significa
mosféricaen el mismotramode los Andes, Prohas- también una franjade marcada concentracióndel
ka observa que la localidad de Cristo Redentor gradientede temperatura.En el tramosubmeridiano
(32° 50' S y 3 832 m.s.n.m.) participade la circu- que sigue la vertientecordilleranael efecto orográ-
lación atmosféricade la zona templada duranteel fico produce la disposición norte-surde las isoter-
inviernoy ello se revela en la mayor nubosidad y mas y un notable acercamientoentreellas; pero es
en los cambios de tiempo más frecuentes;mientras dable advertirel mismo incrementodel gradiente
que más al norte,Corrida de Cori (25° S y 5 200 térmico. Knoche y Borzacov, al describirel campo
m.s.n.m.), tiene un clima autóctono puro, no afec- térmico estival (isotermas de enero del período
tado por el sistemade vientosdel Pacífico.36 En el 1901-1920), destacan la marcada penetración de
ámbito puneño Prohaska distinguelos regímenes un lóbulo de altas temperaturasen el norte de la
del Pacífico y del Atlántico, el primero"con ne- Patagonia y agregan que ello indica, duranteesta
vadas y granizadas sobre todo invernales", y el estación, que "el aire cálido invade la zona central
régimenatlántico con actividad pluvial estival; y del país, llegando hasta la Patagonia".39
agregaque "los dos regímenesestán separados por La franjade alto gradiente,próximaalacordille-
las sierrasinterpunalesy los desiertosdel Altiplano, ra en Mendoza y Neuquén, se proyectaasí hacia el
carentes de precipitaciónalguna (en términome- centro de Río Negroy nordestedeChubut. Ese con-
dio), y que representan,así, la zona divisoriaentre traste puede resultarno sólo del efecto advectivo
ambos regímenes".37 mencionado sino tambiénde la adición de factores
Weischety Havlik diferencianen las lluviasoro- locales (topografíay posición de los observatorios),
gráficasdos procesos genéticos: en el régimende pero la escasa densidad de la informaciónno per-
origenatlánticoel desarrollometeorológicoestaría mite mayores precisiones. El mismo aumento de
gobernadopor procesos predominantesde "tiempo gradientese constatatambiénen los mapas térmicos
de convección", mientrasque en los regímenesex- mensuales y anual del Atlas Climático de la Repú-
tratropicalespor "componentes ciclónicos de ad- blica Argentina,40donde el trazado de las isoter-
vección".38 Esta diferenciaciónpermite también mas se ajusta al borde de las mesetas basálticasdel
comprenderla desigual distribuciónverticalde las suroeste de Río Negro,y aislan este ambiente,con
lluvias en los flancos montañosos de oriente y alturas del orden de los 1 000 metros,respectode
occidente. la planicie atlánticay de la regiónpróximaal curso
En síntesis,la franjade contacto de las últimas medio e inferiordel río Negro, en forma muy
avanzadas de los efectos del Pacífico y del Atlán- aproximada al eje de mayoraridez.
tico sobre el régimeny la distribuciónde las lluvias, Chiozza y Van Donselaar menciona,como rasgo
que arrancaen la costa patagónica hacia los 44° S, interesante,este aumento del gradiente térmico
continúa hacia el norte, con mayor definición, entreel valledel río Negroy el borde de la meseta41;
remontandola vertienteoriental de los Andes has- y Schmieder,al tratarel clima patagónico,destaca
ta trasponerel límite internacionalhacia los 27° S. que "en el norte, los veranos son tan cálidos que
Debe observarseque si bien esta franjase desarro- todavía se cultiva en el valle del río Negro la vid
lla en un área de máxima aridez,el relieveenérgico con muy buen éxito", y agregaque, "desde los 42
y contrastadointroducevariacionesde exposición, grados de latitud sur los veranosse hacen más fres-
cos".42 Esta mención a una latitud determinada,
35. Feruglio Egidio ( 1 957), Los Glaciares de la Cordillera,
en Geog. de la República Argentina, ed. Soc. Arg. de 39. Knoche Walter y Borzacov Vladimir (1946), Clima
Est. Geoß.. Buenos aires, t. VIL d. 6. de la República Argentina, en Geografía de la Rep.
36. Cf. Prohaska Federico (1961), Algunos Aspectos del Argentina, ed. Soc. Arg. de Est. Geog., Buenos Aires,
Clima de la Alta Cordillera y de la Puna Argentina, en t. V., p. 222.
Bol. de Est. Geográficos, ed. Univ. Nac. de Cuyo, 40. Atlas Climático de la República Argentina (1960),
Mendoza, vol. Ill, num. 3, p. 24. op. cit.
37. Prohaska (1961), op. cit., p. 27. 41. Cf. Chiozza E., y van Donselaar (1958), Clima, en La
38. Cf. Weischet W. y Havlik D., (1966), La Diversa Dis- Argentina Suma de Geograffa, ed. Peuser, Buenos
tribución Vertical de la Precipitación Pluvial en las Aires, t. Il, p. 23.
Zonas Tropicales y Extratropicales; sus razones y 42. Schmieder Oscar ( 1965), Geografia de América Lati-
efectos geográficos, ed. Unión Geog. Internacional, na, ed. Fondo de Cultura Econòmica de México, Mé-
Conf. Reg. Latinoamericana, México, t. Ill, p. 467. xico, p. 363.
dentro de una gradación térmica supuestamente En la figura12 hemos trazado un perfildel pe-
continua, puede considerarse indicativa de un ríodo libre de heladas, que va desde General Pico
aumento de la variación latitudinal,que coincide, (La Pampa) hasta Río Pico (Chubut), segúnlos da-
en el centro patagónico, con la franja de cambio tos consignados por Burgos43y reproducidosen el
pluviomètrico. siguientecuadro.
FIG. 13
en localidades situadas en diferenteslatitudes,he- cos del Atlánticoy del Pacífico; y tambiénse trata
mos representadoambas variablesen la Figura 13 de un límite que resulta de la propia distribución
(período libre de heladas en abcisas y alturasen el geográficade los elementos del clima; es decir de
eje de las ordenadas). Puede observarse que no un límite climático real, no deducido de un siste-
obstante las diferenciaslatitudinalesexistentesen- ma clasificatorio,sino determinado o producido
tre algunas localidades, éstas tienden a agruparse por la propia naturaleza; de manera que bastaría
en torno a dos ejes o curvasde relación,separados verificarsus efectossobre el paisaje y especialmente
por una franja amplia cuyo eje centralse localiza sobre aquellos elementos que dependen más direc-
en coincidencia con la franja de incrementodel tamente de la variableclimática,como es la vegeta-
gradientetérmicoy con el eje de cambio pluviomè- ción natural,para estarfrentea un límiteclimático
trico. real y a la vez trascendente.
Puede afirmarse,en síntesis, que el descripto A los efectos de confrontareste dispositivocli-
constituyeun verdaderolímitegenético,indicativo mático con la distribuciónde la vegetaciónnatural,
de la zona de contacto de los regímenesatmosféri- hemos recurridoa los diversosmapas fitogeográfi-
cos> de escala nacional, que reconocen grandes Colorado Patagónico y sobre el río Negro,donde
Formaciones,Provinciaso Regionesfitogeográficas; por bruscos cambios en la naturalezadel suelo, co-
desde el pionero esquema de Lorentz (1876) hasta mienza la estepa patagónica. . .",45 o sea que el
los más recientes.A travésde ellos puede advertirse cambio fisionòmicoderivaríaen estecaso del factor
la mayor aproximación del límite que separa las edàfico.
Formaciones del Monte y de la Patagonia, a esta
franjade contrasteclimático. Incluso la evolución EVOLUCIÓN DEL LIMITE FITOGEOGRÁFICO
de este límitefitogeográfico,a medida que el cono- MONTE - PATAGONIA
cimiento de la flora del país se intensificaba,per-
mite advertiruna creciente adaptación al límite
climático. En efecto,según las propuestasde los di-
versosautores (véase figura14), puede advertirseun
doble desplazamiento del límite Monte-Patagónia.
En el ambiente de planiciesy mesetasdel nordeste
patagónico, el primitivolímiteestablecido por Lo-
rentz, sobre el río Colorado según un dispositivo
casi zonal, ha sufridoun movimientode rotación
hacia la derecha,con un progresivodesplazamiento
de la Formación del Monte hacia el sur, en detri-
mento de la Patagonia. Mientrasque en el noroeste,
en el ambientevolcánico de la Payunia mendocina
y en los cordones precordilleranos,la Formación
Patagónica ha ganado terrenohacia el norte,a ex-
pensas de-aquel Monte que definieraLorentz; has-
ta llegara formaren los mapas actuales una línea
aproximadamentesubmeridiana,que se ajusta en
formanotable al dispositivoclimático.
Frenguelliy Ruiz Leal han historiadolas modifi-
caciones sufridaspor el límite norte de la Patago-
nia, y tambiénMorello ha hecho lo propio al tratar
la Provinciadel Monte. Ruiz Leal señala que "para
Darwin, M. de Moussy o Grisebach,el límite norte
lo constituía, aproximadamente,la línea que mar-
can los cursos de los ríos Limay-negro,mientras
que para Lorentz,lo era la del río Colorado".44 Es
probable que en la definiciónde estas fronteras
hayan influidolas condiciones que caracterizanlos La modificación de este primitivo límite co-
extremosoccidental y oriental,es decir,el notable mienza con Holmberg (1898), cuando señala que
aumento de las precipitacionesa sotavento de los "como no hay motivo para suponerque el río Ne-
Andes, producido por el descenso del nivel cordi- gro sea un límite fitogeográficonatural,podemos
llerano hacia los 37°S, y la marcada disminución admitirahora que esta subformaciónde la Jarillao
de las lluvias que se observaen la costa atlánticaal del Monte occidental se extiende aún más al sur
sur de Bahía Blanca; o tambiénla consideraciónde que el río Negro y que va a terminaral pie de las
factoresrelacionadoscon las condicionesgeológicas mesetas de la Patagonia austral.. ,".46 Posterior-
mente Roveretto (1914), aunque sin adjudicar a
o morfológicasque diferencianla Pampa de la Pata-
cada una de las partescolindantesdenominaciones
gonia. Frenguelli recuerda, precisamente,que la coincidentes con las de Monte y Patagonia, traza
Estepa de gramíneasde las Pampas terminaba-se- una línea de separación que desde el centro-oeste
gún el criteriode Griscebach(1872)- "sobre el río de Mendoza cruza el orientede Neuquén y penetra
44° 20' S, use explicaría por la menor rigidezdel los grandescomplejos naturalesque se desarrollan
clima térmicodel centro de la Patagonia'1,y señala a ambos lados.
el mismo contrastede temperaturaentrelas locali- Cabe agregarfinalmenteque en la mayor parte
dades de Cipolleti y Picún Leufú, esta última mu- de las divisionesregionalesdel país, enfocadas des-
cho más fría.68 de el punto de vista geográfico,tales como las de
RecientementeProtomastro(1980), en un estu- Kühn (1930), Daus (1969), Difrieri(1958), y otras
dio bioclimático,cuyo objetivo se centraen la eva- menos difundidas,el límite norte de la Patagonia
luación de la importanciadel clima en la separación es localizado aproximadamentesobre la franjame-
monte-patagonia,concluye en que "el régimenhí- sopotámica de los ríos Colorado y Negro, o algo
drico es más importanteque la preòipitaciónmedia más al norte. Esta discrepanciacon el límiteclimá-
y que las temperaturasextremasson más importan- tico y fitogeográficoque hemos descripto podría
tes que las medias", y señala que, "para el Monte obedecer a una mayor valoración de otros elemen-
son importanteslas siguientescaracterísticas:lluvias tos del paisaje, especialmente lo morfológico o
concentradasen la época térmicafavorable,defen- morfogénico:plataformade erosiónen la Patagonia,
sas para las temperaturasextremasaltas, menores frentea una planicie de acumulación en la llamada
defensas que la flora patagónica para las tempera- Pampa Seca o Estepa, según la nomenclaturade
turas extremas bajas. . . Para la Patagonia son im- Daus. Para este autor la región de la Estepa está
portantes las siguientescaracterísticas: lluvias no dotada "de una granhomogeneidadglobal. El clima
concentradas en la época térmicamentefavorable, seco que caracteriza a este espacio intermediola
defensa para las temperaturasextremasbajas y me- diferenciade la Pampa, pero no de la patagonia", y
nores defensasque la floradel Monte para las tem- agregaque, "la Estepa se diferenciaglobalmentede
peraturasextremas altas".69 Lamentablementeel la Patagonia por un cúmulo de rasgossignificativos,
resumen de Protomastro,que hemos consultado, a comenzar por el relieveque es de planicie en esta
no contiene un mapa con la posición del límite de regióny muy complejo en aquella. De ello derivan
referencia.A travésde estas opiniones, más o me- consecuencias sustantivas.. .".71
nos divergentes,se valoriza el efecto del contraste Evidentemente,el factor morfológico y sobre
climáticoglobal de dos sistemasdiferenciadossobre todo morfogénicoy, probablementeconsideracio-
las formasvegetativasy sobre su composición. nes ajustadasal criteriofisionómico y a la valoración
Debemos señalar además que la jerarquía que de la aridez en función de valores pluviométricos,
adquiere este límite sobre la vegetación,supera la hayan primado en esa escala de trabajo, sobre los
escala de las Provinciaso Regiones fitogeográficas contrastesclimáticos que hemos descriptoy sobre
que han sido reconocidas en el país; en efecto,se- la composición de las entidades fitogeográficas pa-
gún Cabrera el límite Monte-Patagoniaconstituye ra la delimitaciónde las regionesnaturalesdel país.
también,aunque en formaparcial,la divisiónde los Quizás en una escala menos generalizada, podría
Dominios FitogeográficossudamericanosChaqueño pensarse en un reajuste de los límites regionales
y Andino70 de maneraque la diagonaláridacontie- clásicos, o en la inclusiónde franjascríticas,mejor
ne en su interiorla franjade contrasteclimático y adaptados a las condiciones climatogénicasy cli-
fitogeográficomás importantede AméricaAustral, matogeográficas,y a sus efectos sobre el complejo
es decir,la causa básica y la consecuencia visiblede fitogeográfico.