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la diagonal árida argentina: un límite climático real

Author(s): enrique d. bruniard


Source: Revista Geográfica, No. 95 (ENERO-JUNIO 1982), pp. 5-20
Published by: Pan American Institute of Geography and History
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40992410 .
Accessed: 16/09/2014 12:50

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la diagonal árida argentina:
un límiteclimático real

enrique d. bruniard*

Una de Ias características más destacables de la cli- Hacia los 35° S, se produce una combinación de
matografía de América del Sur está dada por Ia factores que posibilita una mayor aproximación
"diagonal árida" o "diagonal arreica" -según De entre las zonas húmedas dependientes de ambos
Martonne-, nombres con los que se identifica la océanos. Por una parte el descenso del nivel del
franja de escasas lluvias que atraviesa sesgadamente cordón andino permite una mayor proyección de
el continente, desde el norte del Perú hasta las cos- los efectos del Pacífico hacia el oriente; y por otra,
tas patagónicas. el estrechamiento continental y el término meri-
Esta franja se desarrolla sobre una serie de encla- dional de la Precordillera y de las Sierras Pampea-
ves áridos sucesivos que interrumpen la continuidad nas, especialmente, posibilitan una penetración más
de las zonas húmedas, según una combinación de marcada de la influencia atlántica hacia el interior
factores que se escalonan de norte a sur sobre las continental. De este modo la diagona árida parece
distintas zonas de circulación. En las costas del Perú escindirse, si nos atenemos a los valores pluviomé-
y norte de Chile se adicionan, para intensificar la tricos, en dos grandes conjuntos: uno al norte, más
aridez, la divergencia anticiclónica, el efecto estabi- fraccionado, constituido por los desiertos del Perú,
lizador: de las corrientes oceánicas frías y las surgen- norte de Chile, desierto de Atacama y bolsones
cías de aguas profundas causadas por el fenómeno* intermontanos; y otro más amplio y continuo, en
de impulsión de los alisios. Sobre el noroeste argen- el sur, representado por la Patagonia extraandina.
tino la Cordillera Andina, las barreras interpunales,
laPrecordillera, las Sierras Subandinas y Pampeanas, Esta extensa franja, de notable desarrollo latitu-
forman un sistema de cordones aproximadamente dinal y de ancho variable, plantea -como todos los
paralelos, de desarrollo submeridiano, que fraccio- grandes desiertos- la misma opción desde el punto
na la franja árida en altiplanicies, bolsones y valles, de vista geográfico y climático: puede considerár-
bajo un doble efecto de sotavento provocado por sela como una gran unidad físiográfica, es decir,
la interrupción orográfica de las ya debilitadas in- como un espacio con caracteres propios derivados
fluencias tanto del Atlántico como de las más es- de su común aridez; o bien, dejando de lado su
porádicas del Pacífico. Más al sur, en pleno dominio condición areal, puede ser tratada como un límite,
de los oestes, la aridez patagónica, a la sombra de sea lineal o como una franja más o menos angosta,
las lluvias de los Andes meridionales, se proyecta pero con significación limitante más que espacial.
hasta las mismas costas atlánticas. El primer punto de vista es el más frecuente en
los estudios climáticos y geográficos; en efecto, si
* Con la colaboración de la profesoraLucila B. Osuna de partimos de su común aridez, el desierto constitu-
Brocal. ye un concepto "aparentemente simple de definir",

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6 Enrique D. Bruniard REVISTA GEOGRAFICA 95

como lo señalan Estienne y Godard1. "La aridez una cierta dosis de subjetividadpara ambos, que se
-afirma Miller- le da aspecto parecido a todos los traduce en la falta de unidad de criteriostanto pa-
desiertos del mundon, y remarca la idea cuando ra la definiciónespacial del desiertoelimáticocomo
sostiene que "el único criteriopara definirestos del desiertocomo entidad naturaly geográfica.
climas es el de la sequedad*12.Debe observarsesin El segundo punto de vista,que es el que desarro-
embargo que esta sencilla proposiciónnos enfrenta llaremos en este trabajo, es menos frecuentado,y
con el problema práctico de sus límites y es aquí consiste en considerarno la unidad geográficadel
donde emerge la dificultadpara "fijar los límites desiertoen función de su aridez,sino su condición
de la aridez", como destacan también Estienne y climática limitante,es decir, en cuanto barrerain-
Godard3, dificultadque se reflejaprecisamenteen terpuestaentre las zonas húmedas colindantes. En
la falta de unidad de criteriospara determinarla efecto, la localización general del desierto dentro
extensióndel desierto. del esquema climático mundial aparece como una
La mayor parte o quizás todos los "índices de franja que interrumpela continuidad de las zonas
aridez" o "factoresde humedad", de uso corriente húmedas, según un dispositivo en diagonal que
en el campo geográfico,presentanun cierto grado cruza sobre distintaszonas de circulación. Señala-
de subjetividad cuando se trata de seleccionar un ba De Martonneque "el grupo de los climas desér-
valor limitante que se encuentra inscritodentro ticos está constituido por formas de degradación
de una grabación pluviomètricarelativamentecon- de los climas cálidos y templados"4; y desde el ex-
tinua. Así por ejemplo, los criteriosnuméricosde tremo opuesto, Millerindica que "en casi todos los
Koeppen, De Martonne,Thorntwaitey otros,pre- tipos climáticos podemos observaruna progresiva
sentan diferenciasnotables que, si en términosde degeneraciónque atiende al desierto,conservando
valores pluviométricosalcanzan sólo a algunos mi- hasta el límite, en todos los casos, las característi-
límetros,al ser aplicados al espacio concreto de las cas climáticasde su tipo a excepción del totalanual
zonas áridas,donde los montos de lluvia obviamen- de la lluvia, que disminuye,y de las consecuencias
te son muy bajos, se traducenen franjasde discre- que ello implica. . ."5. Según estas observaciones
pancia bastante amplias, que pueden ser evaluadas los climas húmedos degradarían paulatinamente
en términosde centenasde kilómetros. hasta llegar a un máximo de aridez, a partir del
Por otra parte, la respuesta del paisaje a esa cual empezaría a concretarsela versiónárida de otra
común aridez se reflejaa travésde una fisonomía combinación climática diferente.Ahora bien, esa
particular,especialmente discernibleen la vegeta- línea de máxima aridez, o de inversiónde los gra-
ción natural.Pero ocurretambiénque las divisiones dientes pluviométricos,representaríael eje de ago-
fitogeográficas,basadas en criteriosfisionómicos, tamiento o de máximo alcance de la fuerzaa partir
resultan más o menos subjetivas,en virtud de la de los climas húmedos de la periferia.
misma gradación continua del factor básico del Esta concepción geográficade los climas áridos
cual dependen; y cuando se trata de establecerlos deberá tener tambiénsus reflejosen las variaciones
límites cartográfiosde las zonas áridas -carentes que sufrela vegetaciónnatural.Frenguelliseñalaba
de ocupación y de observaciones-, se suele recurrir que, para Wagner,el desiertocorrespondía "a las
al auxilio cartográficoque le prestanciertas isolí- áreas de máxima pobreza vegetativa,hasta carentes
neas interpoladas de valores pluviométricospuros de toda vegetación;y observa que no representaun
o en su combinación con valores térmicos. A su tipo propio, sino el territoriodonde los demás tipos
vez el climatòlogo para establecerlos límitesde sus (matorrales,hierbas y tundras), por el progresivo
áreas específicas,en virtudde la misma gradación aumento de sus lagunas vegetativas,termina por
continua, suele apoyarse en divisionesfitogeográfi- ceder lugar al desierto absoluto".6 El cambio que
cas, aparentementemás significativas;esta es el sufre el paisaje vegetal no sería solo fisionomico,
caso de las clasificaciones de base biológica de sino que ese eje de mayoraridez -o desiertoabso-
Koeppen y Miller, por ejemplo. De la aplicación luto- debe significartambién una inversiónde la
práctica de estos procedimientosresultaun cierto composición de las asociaciones colindantes, es
trasvasamientorecíproco de los fundamentos,con
4. De Martonne Emm. (1957), Traité de Géographie
1. Estienne P. y Godard A., (1970), Climatologìe, ed. Physique, éd. Colin, Paris, t. I.
Colin, París, p. 200. 5. Miller Austin 1951 , op. cit., p. 290.
2. Miller Austin (1951), Climatología, ed. Omega, Bar- 6. Frenguelli Joaqu in (1941), Rasgos Principales de Fi-
celona, p. 120. togeografîa Argentina, en Revista del Museo de La
3. tstienne r. y uoaara a. i i y /uj, op. c/r., p. zu i . Plata, t. III. p. 68.

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decir, una discontinuidadfloristica. Precisamente


Newbiginobserva que, en términosgenerales,"di-
fícilmentepuede decirse que los desiertostengan
una flora característicao propia; pues es mejor ex-
presarque las plantas que existenen tales regiones
representano comprenden en parte vegetaciones
de áreas vecinas,que pueden o no sufriradaptacio-
nes especiales".7 Y refiriéndose
a la franjadesértica
sahariana, por ejemplo, señala la existencia de un
"límite floral",8 que separa las avanzadas empo-
brecidasdel mundo tropical del sur,de las medite-
rráneasdel norte.
Considerando estas ideas y la posibilidad de su
aplicación al caso de América del Sur, intentare-
mos detectar la posición de la línea o franja de
agotamientode las influenciasde los climas húme-
dos colindantes,según lo sugierela figura1, en la
que procuramosdiferenciarlos dos puntos de vista
expuestos, ese eje de máxima aridez y de asimetría
entre climas opuestos deberá contener el límite
floristicoy fisionómicode los complejos naturales
que degradanhasta llegara coalescer en él, es decir,
un límite climático real que trasciendea los com-
plejos naturales.

FlG.l para la Patagonia y la Provinciade Mendoza,10 y


del Grupo de Trabajo del Atlas Climático de Amé-
rica del Sur para el noroesteargentino.11La menor
Si bien la informaciónbásica es poco densa en generalización de estos mapas, especialmente el
el sector que trataremos,la utilizaciónconjunta de que conrrespondea la Patagonia, que contó con
las series pluviométricas1913-1937, 1921-1950 y 280 localidades con informacióny 1 200 datos es-
1931-1960, permiteseñalar ciertosrasgosdel cam- timados, permiten trazar con mayor precisión el
po pluvial medio. En la figura2 hemos representa- eje de máxima aridez que separa los núcleos lluvio-
do conjuntamente un perfilsubmeridianode las sos dependientes del Atlántico y del Pacífico. En
alturas mínimasde la Cordillerade los Andes, cada el mismo mapa hemos incluido los ejes de mayor
10' de latitud,según el trazado originalde Castillo aridez obtenidos por interpolación cartográfica
y Rodano,9 y un mapa de lluviasanualescompuesto de los mapas de lluvias anuales de las series 1913-
sobre la base de los trabajos de Defina y Sabella

10. Cf. Defina y Sabella, en Dimitri Millán J., La Región


7. Newbigin Marion (1949), Geografía de Plantas y de los Bosques Andino Patagónicos, 1972, ed. Colee.
Animales, ed. Fondo de Cultura Económica de Méxi- Científica INTA, Buenos Aires.
co, p. 176. 1 1 . Grupo de Trabajo del Atlas Climático de América del
8. Cf. Newbigin (1949). op. cit. p. 176. Sur (1971), La Distribución Geográfica de las Preci-
y. Ct. Castillo Miguel y Rodano Raul, Líneas de Inesta- pitaciones en el Noroeste Argentino, en Meteorología,
bilidad en el Hemisferio Sur, 1976, Ed. ATEPSA Rev. del Centro Arg. de Met., Buenos Aires, vol. Ill,
(1976) Buenos Aires. núms. 1-2-3.

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1937,12 1921-195013 y 1931-1960.14 Debe seña- estos procesos en la época de mayor desarrolloen
larse la marcada aproximación de estos ejes y su latitudesmedias y bajas, la propagación de los sis-
extensión en territorioargentinodesde los 27° S, temas ciclónicos del Pacífico hacia la Patagonia,y
en el límite argentino-chileno,hasta aproximada- el efecto de barrerade los andes, especialmenteal
mente los 44° S, en la costa atlántica. Por otro nortede 35° S.
lado, la mismafigurapermiterelacionarla posición
de esos ejes de mayor aridez con los diferentesni-
veles de la barreraandina en su desarrollosubmeri-
diano; hacia el sur de Mendoza y en Neuquén, a
medida que los pasos cordilleranosdesciendenhasta
niveles inferioresa los 2 000 metrosy la influencia
del Pacífico se proyecta hacia el oriente,la franja
más árida se aleja de los cordones montañososhas-
ta alcanzar la costa patagónica.
Es indudable que el trazado interpoladode esos
ejes de aridez y el hecho de representaruna caracte-
rística del campo pluviomètrico,no los convertiría
por esas solas condiciones en un límite climático
de primerajerarquía; además coincide con el límite
de agotamientode los procesos pluviométricosde-
pendientesdel Atlántico y del Pacífico, o si su lo-
cal ización obedece a factoreslocales.
Para corroboraresa posibilidades necesariopre-
cisar el alcance de los regímenespluviométricos
correspondientesa ambas áreas húmedas, y ello es
factiblesi tenemos en cuenta que se trata de regí-
menes opuestos. En efecto,la zona lluviosa depen- El área de influenciaatlántica,lógicamentemás
diente del Pacífico se caracteriza por sus máximas
extensa, penetra hacia el interiorcontinentalespe-
invernales,típicos de los climas subtropicales y cialmente en época estival,siguiendo el efecto de
templados de costa occidental. Peña Alvarez,en su la profundizaciónde la baja terminadel noroeste
clasificacióngenética de los climas chilenos,separa
argentino,17de maneraque los regímenesde lluvia
mediante el paralelo 27° S, aproximadamente,el propios del borde orientalde la franjaárida acusan
clima con influenciasanticiclonalescálidas al norte, marcados máximos estivales: RégimenSubtropical
y aquél con influenciasanticiclonalesy ciclonales Continental, según Prohaska.18 La extensión de
alternativas,caracterizado por lluviasinvernales.15 este régimenhacia el sur del país alcanzaría, según
En la figura3, según Rivero y Bischoff,16las ¡so- el mismo autor, "más o menos el curso del río Ne-
líneas de pasaje de ciclones en invierno(junio-sep- gro".19 respecto de este límitedebe advertirseque
tiembrede 1967), permite destacar el alcance de el propio Prohaskaseñala que "las frecuentessitua-
ciones anticiclónicas sobre la Patagonia en el mes
1 2. El Régimen Pluviomètrico de la República Argentina de octubre ante todo, ocasionan en su límite sep-
(1943), normales de lluvia de 25 años (1913-1937), tentrionalvientos del sector este que transportan
Ed. Direc. de Met., Geofísica e Hidrol., Buenos Aires. masas de aire húmedo desde el Atlánticoa esta re-
13. Atlas Climático de la República Argentina (19600,
ed. Serv. Met. Nacional. Buenos Aires. gión aumentandola actividadpluvial".20 En virtud
14. Atlas Climático de América del Sur (1 975), Dir. José
J. Hoffmann, ed. OMM-WMO, UNESCO, Cartogra- 1 7. Cf. Schwerdtfeger Werner (1954), Análisis Sinóptico
phie, Hungary. y Aspecto Climatológico de dos distintos tipos de
15. Ct. rena Alvarez urlando (1980), un tnsayo ae ua- depresiones bóricas en el norte de la Argentina, en
siflcación Genética de los Climas Chilenos, ed. Uni- Rev. Meteoros, ed. Serv. Met. Nac, Buenos Aires,
versité du Quebec a Chicoutimi, Canadá. año IV, num. 4.
16. Cf. Rivero Omar y Bischoff Susana (1971), Ciclogé- 18.. Cf. Prohaska Federico (1952), Regímenes Estaciona-
nesis, Movimiento y Distribución de Depresiones en les de Precipitación de Sudamérica y Mares Veci-
los Océanos Atlántico y Pacífico Sur Durante el pe- nos. . ., en Rev. Meteoros, ed. Serv. Met. Nac, Bue-
ríodo abril 1967 a marzo 1968, en Meteorológica, nos Aires, año II, núms. 1-2. p. 79.
ed. Centro Arg. de Meteorólogos, Buenos Aires, vol. 19. Prohaska 1952 )top. cit., p. 82.
II, num. 1-2-3. 20. Prohaska (1952), op. cit., p. 93.

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de este efecto se diseña en el norte patagónico un halla algo más al norte, en el verano algo más al
área que se proyecta hacia el noroeste,con máxi- sudoeste".24
mos en octubreocasionados por influenciaatlántica Dada la significaciónque atribuímosa este lími-
que, entendemos, debe ser anexada al área de in- te y las diferenciasaludidas, trataremosde precisar
fluencia de este océano, llevando así su término su posición en funciónde la informaciónexistente.
meridionalmás al sur del río Negro (véase figura4. Para lograreste cometido hemos trazado una serie
de perfilesaproximadamentemeridianosy zonales,
interceptandola diagonal árida, sobre la base de
J r{ / 'w p' regímenes pluviometricos I 'I{J-
* los denominados por Koeppen "diagramas de iso-
jr --P/K'fN"'Os*9Ún
PR0HASKA hietas".25 Estos diagramastienenla virtudde ofre-
¥ '*{lj ' I /C«^
* RegimenTropicalen verano y Subtropical en invierno. cer simultáneamentea la vistalas variacioneslocales
o espaciales y cronológicasde los regímenesde llu-
via, pero en lugar de los valores medios mensuales
) V i II B ^'men Subtropical continental.
)|^; 'j¿.

hemos utilizado los valoresporcentuales,reducidos


a meses de igual duración (valores mensuales rela-
^ Ntgifnen SubtropicatPacffico en verano y de
tivos), en cuanto resultanmás adecuados para ex-
/ Jk' S . ! fv'hj i S

presar las variaciones de los regímenesen sentido


estricto.Además, estos valores proporcionanense-
fïïïïn 1913-1937
ñanzas de particularinterésque han sido destacadas
)ji' 'J
por Ensaiem en el estudio de la distribuciónde las
lluvias relativas por estaciones, en cuanto ellas
"permitenuna interpretaciónde la evolución anual
de los tipos de tiempo'1}6
Debe señalarseque el límite que fueraestableci- En la figura 5 hemos situado los seis perfiles
do por Prohaska,fueadoptado porCapitanelli,para realizados y la franjade mayoraridez, según la po-
definirlas áreas de influenciade los sistemasPací- sición de los ejes contenidos en la figura2. De sur
fico y Atlántico,pero sin dejar de señalar la exis- a norte,en los dos primerosperfiles-de disposición
tencia de una "franja de transición".21 También submeridiana- la escala horizontalestá expresada
Capitanelli, al tratarel mismo límite en el tramo en kilómetros;y en los restantesen gradosde lon-
correspondientea la provinciade Mendoza, señala gitud.
la existencia de una "zona de interferencia"en vir- En la figura 6 el perfil Macachín-Santa Cruz
tud del dinamismo atmosférico.22En un trabajo
sigue, aproximadamente,la costa atlántica de la
posterior,el mismo autor, incluye la Payunia vol-
Patagonia; en ella están representados,además de
cánica del sur mendocino en el área de influencia
las lluvias mensuales relativas,los montos anuales
del anticiclóndel Pacífico, rectificandoasí el límite
y la proporciónporcentualde las lluviasdel semes-
establecido por Prohaska.23 Agreguemostambién
tre cálido (octubre-marzo). En lo que hace a los
que Maurstad había observado que los regímenes
regímenespueden advertirsedos modelos diferen-
de vientos de los sistemas Atlántico y Pacífico
ciados, uno en el tramonortecon máximosestiva-
"están separados por una región transicionalque les desdoblados (marzo y octubre); y otro, en el
son el Este de Río Negro-centrode La Pampa-norte
sur, con máximos invernales(mayo, junio y julio).
de Mendoza (la regiónde Cuyo es más bien 'neu- Entre Trelew y Comodoro Rivadavia se localiza la
tral1). En invierno-agrega- la línea divisoria se zona de mayordiferenciación.También los montos
anuales sufrenen esta zona la mayorinterrupción:
de norte a sur decrecen hasta alcanzar el mínimo
21 . Cf. Capitanelli Ricardo (1 976), Les Basses d'une Cla- en Trelew, o probablementealgo al sur de esta lo-
ssification Génétique des Climats de L 'argentine, en
Mélanges de Géographie Offerts a M. Tulippe, éd.
Duculot, Gembioux, p. 201. 24. Maurstad A.f (1946), El Tiempo en la República Ar-
22. Cf. Capitanelli Ricardo (1 967), Climatologia de Men- gentina, en Geografía de la República Argentina, ed.
doza, en Boletín de Est. Geog., Univ. Nac. de Cuyo, Soc. Arg. de Est. Geog., Buenos Aires, t. V. 29.
Mendoza, vol. XIV, núms. 54-57, p. 208. 25. Koeppen Wilhelm, (1948), Climatologia, ed. Fondo
23. Capitanelli Ricardo (1969), Bosquejo climático de la de Cultura Económica, México, p. 231.
Provincia de Mendoza, en Bosquejos Geográficos de 26. Ensaiem René (1971), La Distribution Continentale
la Prov. de Mendoza, éd. Soc. Arg. de Botánica, Men- des Régimes Pluviomètriques des Basses Latitudes,
doza. en Annales de Géographie, Paris, num. 437, p. 6.

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45° S a la altura del extremo norte del Golfo de


San Jorge".27

Obsérvese que entre las localidades de Río Co-


lorado y General Conesa se advierte también un
cambio en las condiciones del régimen-que es el
límite adoptado por Prohaska -pero que resulta
de menor entidad que el localizado más al sur,que
acabamos de describir.
Los máximos de estación fría del tramo meri-
dional, y especialmentelos correspondientesal mes
de mayo, se producenen conexión con las frecuen-
tes situaciones depresionariasen estas latitudesdel
Pacífico, en el momentoen que el anticiclónde es-
te océano ha migradohacia el nortey se ha reduci-
do la frecuencia de anticiclones móviles sobre la
Patagonia. Los máximos de octubre,característicos
del tramo norte,correspondena la mayorfrecuen-
cia de anticiclonesmóvilesque, al alcanzarel Atlán-
tico, posibilitan la penetración de aire marítimo
calidad, para aumentar nuevamente más al sur; hacia el interiorcontinental.En este mes el alcance
mientrasque la proporción de lluvias estivalesal- de este efecto sobre la distribuciónde las lluviases
canza su mínimo en Comodoro Rivadavia. De muy definido.
manera que entre ambas localidades, en 44° S, Hacia el norte,el perfilMacachín-PuertoMontt
aproximadamente,puede fijarse la posición de la (figura7), presentacaracteressemejantesal anterior.
zona de mayoraridez y de inversiónde los regíme- La mayor aridez se observaentrelas localidades de
nes. En la descripción del campo pluviometrico, Falckner (161 mm anuales) y Maquinchao (173
obtenido de la serie 1913-1937, se señala, precisa-
mente, que en la costa atlánticaargentinalas preci- 27. El RégimenPluviomètricode la República Argentina
pitaciones "aumentan hacia el norte a partir de (1943),op.cit.

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mm); la primeraparticipa del régimenatlántico y do, con marcada concentración en octubre, y el


se asemeja a las distribucionesde Choele-Choel y segundo por una notable sequía estival.
Macachin. En Maquinchao se observa cierta inter- Más al norte la franja de inversiónaparece muy
ferenciade regímenes,y hacia el oeste, Bariloche neta, en cuanto los regímenes dependientes del
y Puerto Montt, evidencian una marcada concen- Atlántico y del Pacífico presentanuna oposición
tración invernal,característicadel modelo depen- más acentuada, en virtudde la mayorconcentración
dientedel Pacífico. estivale invernalrespectivamente.En la figura9, el
perfil Unión-Chillanevidencia claramente la posi-
ción de la franja de cambio entreColonia Alveary
Malargüe. En esta localidad se superponenambos
modelos pluviométricos,pero aparece con más vi-
gor el régimenmediterráneodel oeste. Capitanelli
ha señalado que Malargüeparticipadel régimenpa-
tagónico o pacífico28 y, en un minucioso croquis
climático regionalde Mendoza, localiza una franja
de transición o de confluencia de efectos de los
anticiclones de ambos océanos y de la depresión
del noroesteargentino,29que coincide con la franja
cuya posición estamos tratando de definir.El mis-
mo autor precisael alcance del efecto atlánticoha-
cia el occidente advirtiendoque las "sudestadas"
pueden producir nieve al pie de los Andes y en
"ciertas ocasiones deben penetrar por lo menos
hasta los 2 000 metros de altitud, en el valle del
río Atuel", hacia los 35° S; y señala que el régimen
de lluviasinvernalesdel oeste termina,en el mismo
valle, entre la Laguna del Sosneao y la estancia del
mismo nombre,a los 1 800 metrosde altura.30
Para el perfilRío Colorado - Temuco, represen-
tado en la figura8, hemos contado con mayorden-
sidad de información.Las lluviasanuales degradan
desde Río Colorado, con 344 mm,hasta un mínimo
de 128 mm en Challacó; a partirde Zapala aumen-
tan hacia el oeste. Precisamenteentre estas dos
últimaslocalidades se verificael mayorcambio en-
tre los regímenesdel Atlántico y del pacífico. El
primerorepresentadopor lluvias del semestrecáli-

28. Cf. CapitanelM(1967), op. cit., p. 156.


29. Cf. CapjtaneIN(1969), op. cit., p. 7.
30. Capitanelli(1967), op. cit., p. 104.

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En perfilSan Luis-Valparaíso (figura10), per- Francisco, evidencia que en las tres primeraslas
mite advertirel neto contrasteque se verificaentre pocas lluvias registradasson netamenteinvernales,
Mendoza y Puente del Inca, con dos modelos plu- mientrasque en Negro Francisco, situada por arri-
viométricosopuestos hacia el este y oeste. Capita- ba de los 4 000 metros,a escasa distanciadel límite
nelli precisa la posición de este límite señalando argentino-chileno, el régimenes transicionaly pre-
que en el valle del río Mendoza, hacia los 33° S senta dos épocas de lluvias,una en inviernoy otra
aproximadamente,el régimeninvernalpuede darse en verano. En el mismo estudio se destaca "que es
por terminadoa los 2 000 metross.n.m.,entrelos imposible establecersi los dos períodos de lluviase
arroyosPicheuta y Cortaderas.31 presentan cada año o si, para cierto número de
años, predomina un período de lluviasde verano o
uno de invierno.Los registrosno permitenafirmar
que ocurra esto último, aunque parece ser la situa-
ción".33

Debe señalarse que en la vertienteoriental del


cordón andino, muy alto en estas latitudes,las llu-
vias invernales-aunque escasas- pueden deberse a
que las pocas depresionesdinámicasque remontan
en época fría hasta estas latitudes,sufrenun proce-
so de oclusión sobre el flanco occidental,y el paso
de las gotas frías de altura puede originarinestabi-
lidad o frentesde alturaa sotavento. Precisamente
en la ciudad de Mendoza el proceso pluvial más
activo,segúnWolcken,es el frentefríode altura.32
Más al norte,el perfilCatamarca-Copiapó (figu-
ra 11), muestra claramente la franja de cambio
entre Punta del Agua y Copiapó, pero la escasa De manera que hacia los 27° sur la franja de
densidad de la informaciónhace que la posición de cambio de los regímenescruzaría la Cordillerades-
la franjade contrasteaparezca menos precisa.Sobre de la vertienteorientala la occidental.Más al norte,
la vertientechile los perfilespluviométricosdes- sobre el paralelo 22° S aproximadamente,el perfil
criptosen el estudio RecursosHidráulicosde Chile, de las localidades chilenas de Tocopilla, Chuquica-
permiten algunas observaciones de interés. En mata, Calama y San Pedro, permite destacar la
efecto, sobre el paralelo 27° S aproximadamente, ausencia de lluvias en las tres primeras,o escasas
el perfilzonal formado de este a oeste por las lo- lluvias invernales,mientrasque San Pedro, situada
calidades de Caldera, Algarrobo,Copiapó y Negro a 2 500 m.s.n.m. en la mismavertiendeoccidental
del Andes, tiene lluviasde verano.34
31. Cf. Capitanelli (1967), op. cit., p. 104.
32. Cf. Wolcken Kurt (1954), Algunos Aspectos Sinópti- 33. Recursos Hidráulicos de Chile (1960), Informe Pre-
cos de la Lluvia en la Argentina, en Rev. Meteoros, parado por la Secretaría de la Comisión Económica
ed. Serv. Met. Nac, Buenos Aires, año IV, num. 4, para América Latina, ed. U.N., México, p. 17.
p. 352. 34. Recursos Hidráulicos de Chile pybUj, op. cu., p. i /.

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La diagonal árida argentina. . . 13

Al tratarla distribuciónde las lluviascasi exclu- de manera que en una escala topoclimática su tra-
sivamente estivales de las montañas del noroeste zado debería adaptarsea la imposiciónorográfica.
argentino,Feruglio fija el límite meridionalen el Debe señalarse,además, que este eje de máxima
paralelo 28° S.35 Respecto de la circulación at- aridez y de inversiónde la marcha anual significa
mosféricaen el mismotramode los Andes, Prohas- también una franjade marcada concentracióndel
ka observa que la localidad de Cristo Redentor gradientede temperatura.En el tramosubmeridiano
(32° 50' S y 3 832 m.s.n.m.) participade la circu- que sigue la vertientecordilleranael efecto orográ-
lación atmosféricade la zona templada duranteel fico produce la disposición norte-surde las isoter-
inviernoy ello se revela en la mayor nubosidad y mas y un notable acercamientoentreellas; pero es
en los cambios de tiempo más frecuentes;mientras dable advertirel mismo incrementodel gradiente
que más al norte,Corrida de Cori (25° S y 5 200 térmico. Knoche y Borzacov, al describirel campo
m.s.n.m.), tiene un clima autóctono puro, no afec- térmico estival (isotermas de enero del período
tado por el sistemade vientosdel Pacífico.36 En el 1901-1920), destacan la marcada penetración de
ámbito puneño Prohaska distinguelos regímenes un lóbulo de altas temperaturasen el norte de la
del Pacífico y del Atlántico, el primero"con ne- Patagonia y agregan que ello indica, duranteesta
vadas y granizadas sobre todo invernales", y el estación, que "el aire cálido invade la zona central
régimenatlántico con actividad pluvial estival; y del país, llegando hasta la Patagonia".39
agregaque "los dos regímenesestán separados por La franjade alto gradiente,próximaalacordille-
las sierrasinterpunalesy los desiertosdel Altiplano, ra en Mendoza y Neuquén, se proyectaasí hacia el
carentes de precipitaciónalguna (en términome- centro de Río Negroy nordestedeChubut. Ese con-
dio), y que representan,así, la zona divisoriaentre traste puede resultarno sólo del efecto advectivo
ambos regímenes".37 mencionado sino tambiénde la adición de factores
Weischety Havlik diferencianen las lluviasoro- locales (topografíay posición de los observatorios),
gráficasdos procesos genéticos: en el régimende pero la escasa densidad de la informaciónno per-
origenatlánticoel desarrollometeorológicoestaría mite mayores precisiones. El mismo aumento de
gobernadopor procesos predominantesde "tiempo gradientese constatatambiénen los mapas térmicos
de convección", mientrasque en los regímenesex- mensuales y anual del Atlas Climático de la Repú-
tratropicalespor "componentes ciclónicos de ad- blica Argentina,40donde el trazado de las isoter-
vección".38 Esta diferenciaciónpermite también mas se ajusta al borde de las mesetas basálticasdel
comprenderla desigual distribuciónverticalde las suroeste de Río Negro,y aislan este ambiente,con
lluvias en los flancos montañosos de oriente y alturas del orden de los 1 000 metros,respectode
occidente. la planicie atlánticay de la regiónpróximaal curso
En síntesis,la franjade contacto de las últimas medio e inferiordel río Negro, en forma muy
avanzadas de los efectos del Pacífico y del Atlán- aproximada al eje de mayoraridez.
tico sobre el régimeny la distribuciónde las lluvias, Chiozza y Van Donselaar menciona,como rasgo
que arrancaen la costa patagónica hacia los 44° S, interesante,este aumento del gradiente térmico
continúa hacia el norte, con mayor definición, entreel valledel río Negroy el borde de la meseta41;
remontandola vertienteoriental de los Andes has- y Schmieder,al tratarel clima patagónico,destaca
ta trasponerel límite internacionalhacia los 27° S. que "en el norte, los veranos son tan cálidos que
Debe observarseque si bien esta franjase desarro- todavía se cultiva en el valle del río Negro la vid
lla en un área de máxima aridez,el relieveenérgico con muy buen éxito", y agregaque, "desde los 42
y contrastadointroducevariacionesde exposición, grados de latitud sur los veranosse hacen más fres-
cos".42 Esta mención a una latitud determinada,
35. Feruglio Egidio ( 1 957), Los Glaciares de la Cordillera,
en Geog. de la República Argentina, ed. Soc. Arg. de 39. Knoche Walter y Borzacov Vladimir (1946), Clima
Est. Geoß.. Buenos aires, t. VIL d. 6. de la República Argentina, en Geografía de la Rep.
36. Cf. Prohaska Federico (1961), Algunos Aspectos del Argentina, ed. Soc. Arg. de Est. Geog., Buenos Aires,
Clima de la Alta Cordillera y de la Puna Argentina, en t. V., p. 222.
Bol. de Est. Geográficos, ed. Univ. Nac. de Cuyo, 40. Atlas Climático de la República Argentina (1960),
Mendoza, vol. Ill, num. 3, p. 24. op. cit.
37. Prohaska (1961), op. cit., p. 27. 41. Cf. Chiozza E., y van Donselaar (1958), Clima, en La
38. Cf. Weischet W. y Havlik D., (1966), La Diversa Dis- Argentina Suma de Geograffa, ed. Peuser, Buenos
tribución Vertical de la Precipitación Pluvial en las Aires, t. Il, p. 23.
Zonas Tropicales y Extratropicales; sus razones y 42. Schmieder Oscar ( 1965), Geografia de América Lati-
efectos geográficos, ed. Unión Geog. Internacional, na, ed. Fondo de Cultura Econòmica de México, Mé-
Conf. Reg. Latinoamericana, México, t. Ill, p. 467. xico, p. 363.

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14 Enrique D. Bruniard REVISTA GEOGRAFICA 95

dentro de una gradación térmica supuestamente En la figura12 hemos trazado un perfildel pe-
continua, puede considerarse indicativa de un ríodo libre de heladas, que va desde General Pico
aumento de la variación latitudinal,que coincide, (La Pampa) hasta Río Pico (Chubut), segúnlos da-
en el centro patagónico, con la franja de cambio tos consignados por Burgos43y reproducidosen el
pluviomètrico. siguientecuadro.

Localidad Altura en m. Período libre Distancia Gradienteen


de hei (dias) en Km días/100 Km

Gral. Pico 140 195 205 U6


Gral. Ache 223 165 -24 6
230
Choele-Choel 132 222 535
215
Talcahuala 585 107 5'4
13Q
Maquinchao 888 100 ^'g
^^q
Gob. Costa 675 87 55 ^
Río Pico 635 77

Puede advertirse,tanto en el perfilcomo en el A los efectos de relacionarla duracióndel perío-


cuadro, que el cambio más notable se verificaentre libre de heladas con la altura sobre el niveldel mar
Choele-Choel y Talcahuala, en la zona de contacto
entre la planicie y la meseta; en ésta el período sin 43. Cf. Burgos Juan (1 963), Las Heladas en la República
heladas oscila en torno a los tres meses y en aque- Argentina, ed. Inst. Nac. de Tecnol. Agropecuaria,
lla se duplica. Buenos Aires.

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La diagonal árida argentina... 15

FIG. 13

en localidades situadas en diferenteslatitudes,he- cos del Atlánticoy del Pacífico; y tambiénse trata
mos representadoambas variablesen la Figura 13 de un límite que resulta de la propia distribución
(período libre de heladas en abcisas y alturasen el geográficade los elementos del clima; es decir de
eje de las ordenadas). Puede observarse que no un límite climático real, no deducido de un siste-
obstante las diferenciaslatitudinalesexistentesen- ma clasificatorio,sino determinado o producido
tre algunas localidades, éstas tienden a agruparse por la propia naturaleza; de manera que bastaría
en torno a dos ejes o curvasde relación,separados verificarsus efectossobre el paisaje y especialmente
por una franja amplia cuyo eje centralse localiza sobre aquellos elementos que dependen más direc-
en coincidencia con la franja de incrementodel tamente de la variableclimática,como es la vegeta-
gradientetérmicoy con el eje de cambio pluviomè- ción natural,para estarfrentea un límiteclimático
trico. real y a la vez trascendente.
Puede afirmarse,en síntesis, que el descripto A los efectos de confrontareste dispositivocli-
constituyeun verdaderolímitegenético,indicativo mático con la distribuciónde la vegetaciónnatural,
de la zona de contacto de los regímenesatmosféri- hemos recurridoa los diversosmapas fitogeográfi-

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cos> de escala nacional, que reconocen grandes Colorado Patagónico y sobre el río Negro,donde
Formaciones,Provinciaso Regionesfitogeográficas; por bruscos cambios en la naturalezadel suelo, co-
desde el pionero esquema de Lorentz (1876) hasta mienza la estepa patagónica. . .",45 o sea que el
los más recientes.A travésde ellos puede advertirse cambio fisionòmicoderivaríaen estecaso del factor
la mayor aproximación del límite que separa las edàfico.
Formaciones del Monte y de la Patagonia, a esta
franjade contrasteclimático. Incluso la evolución EVOLUCIÓN DEL LIMITE FITOGEOGRÁFICO
de este límitefitogeográfico,a medida que el cono- MONTE - PATAGONIA
cimiento de la flora del país se intensificaba,per-
mite advertiruna creciente adaptación al límite
climático. En efecto,según las propuestasde los di-
versosautores (véase figura14), puede advertirseun
doble desplazamiento del límite Monte-Patagónia.
En el ambiente de planiciesy mesetasdel nordeste
patagónico, el primitivolímiteestablecido por Lo-
rentz, sobre el río Colorado según un dispositivo
casi zonal, ha sufridoun movimientode rotación
hacia la derecha,con un progresivodesplazamiento
de la Formación del Monte hacia el sur, en detri-
mento de la Patagonia. Mientrasque en el noroeste,
en el ambientevolcánico de la Payunia mendocina
y en los cordones precordilleranos,la Formación
Patagónica ha ganado terrenohacia el norte,a ex-
pensas de-aquel Monte que definieraLorentz; has-
ta llegara formaren los mapas actuales una línea
aproximadamentesubmeridiana,que se ajusta en
formanotable al dispositivoclimático.
Frenguelliy Ruiz Leal han historiadolas modifi-
caciones sufridaspor el límite norte de la Patago-
nia, y tambiénMorello ha hecho lo propio al tratar
la Provinciadel Monte. Ruiz Leal señala que "para
Darwin, M. de Moussy o Grisebach,el límite norte
lo constituía, aproximadamente,la línea que mar-
can los cursos de los ríos Limay-negro,mientras
que para Lorentz,lo era la del río Colorado".44 Es
probable que en la definiciónde estas fronteras
hayan influidolas condiciones que caracterizanlos La modificación de este primitivo límite co-
extremosoccidental y oriental,es decir,el notable mienza con Holmberg (1898), cuando señala que
aumento de las precipitacionesa sotavento de los "como no hay motivo para suponerque el río Ne-
Andes, producido por el descenso del nivel cordi- gro sea un límite fitogeográficonatural,podemos
llerano hacia los 37°S, y la marcada disminución admitirahora que esta subformaciónde la Jarillao
de las lluvias que se observaen la costa atlánticaal del Monte occidental se extiende aún más al sur
sur de Bahía Blanca; o tambiénla consideraciónde que el río Negro y que va a terminaral pie de las
factoresrelacionadoscon las condicionesgeológicas mesetas de la Patagonia austral.. ,".46 Posterior-
mente Roveretto (1914), aunque sin adjudicar a
o morfológicasque diferencianla Pampa de la Pata-
cada una de las partescolindantesdenominaciones
gonia. Frenguelli recuerda, precisamente,que la coincidentes con las de Monte y Patagonia, traza
Estepa de gramíneasde las Pampas terminaba-se- una línea de separación que desde el centro-oeste
gún el criteriode Griscebach(1872)- "sobre el río de Mendoza cruza el orientede Neuquén y penetra

44. Ruiz Leal Adrián (1955), La Presencia de Géneros


Patagónicos dentro de la Flora Mendocina, en Bol. 45. Frenguelli (1941), op. cit., p. 115.
de Estudios Geog., Univ. Nac. de Cuyo, vol. Il, num. 46. Holmberg, citado por Frenguelli (1941), op. cit., p.
9, p. 275. 116.

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en la Patagonia hasta el centro de Chubut, para extiende aproximadamente desde la región de


volver nuevamentehasta las proximidades de los Chos Malal, en el norte del territoriode Neuquén
ríos Negroy Colorado en la costa atlántica. hasta unos kilómetrosal sur de Rawson, pasando
Hauman, en 1920, establecióun límiteque parte entre Los Menucos y Cerro Abanico. De Neuquén
de los 44° S, sobre el Atlántico,y se extiende ha- hacia el norte,la estepa Patagónicase prolongaa lo
cia el noroeste hasta alcanzar el paralelo 37° en las largo de la Precordilleraformandouna estrechafaja,
proximidadesde la Cordillera,siguiendola tenden- hasta cerca de la provinciade San Juan1'.52En lo
cia mencionadaanteriormente.Poco después Kühn que se refierea este tramo Ruiz Leal (1948), había
(1922 y 1930), vuelvea los antiguoslímites,es de- llegado a conclusiones análogas a las de Cabrera,al
cir, a la posición septentrional,pero sitúa los suyos analizar ciertasespecies patagónicasen la provincia
aún más al nortedel río Colorado. Es probable que de Mendoza, y aclara este autorque "solamenteque
tambiénen esta delimitaciónhaya influidola apre- no circunscribíamosese territoriofitogeográfico
ciación de otrasvariables,en cuanto el mismoautor dentro del límite político interprovincialni le dá-
destaca que "en la regióndel río Colorado, se veri- bamos un nombre,sino que lo prolongábamosen
fica la transiciónpaulatina, imperceptible,de la la misma forma,pero con trazo lleno y con un in-
Formación del Monte a la Formación Patagónica, terrogante,dentrode la provinciade San Juan".53
en parte muy semejante a aquélla";47 y en otro En el mismotramoseptentrional,Morello(1 958)
párrafo observa que la transición"se hace sentir observa que el límiteoeste del Monte entraen con-
reciénal norte del río Colorado de modo que este tacto con la Provincia patagónica "desde la pro-
río no puede formarun límite";48 y cuando trata vinciade Mendoza y probablementetambiéndesde
los elementosmorfológicostípicos de la Patagonia San Juan";54 y Capitanali (1967), precisa su po-
-las mesetas y sus escalones- observa que ellos sición desde el punto de vistageomorfológicoseña-
"atraviesan el río Colorado y pasan, por último, lando que "la Patagoniaalcanza su mayorextensión
bajando de nivel poco a poco, a la llanura de la en la regiónvolcánica del Payún o Patagonia men-
Pampa,sin límitevisible".49 docina; hacia el norte -agrega- se ha instalado,
Más tarde Hauman (1931), insistesobre el lími-
especialmente,sobre el glaciscordillerano",55
te que establecieraen la década anterior,y con él
En el tramomeridional,y como resultadode los
coinciden los esquemas posteriores de Parodi
estudios de Soriano (1950), el límite norte de la
(1 934 y 1945) y Castellanosy PérezMoreau (1944).
Patagonia adquiere mayor precisióny, bajo la for-
Frenguelli,en 1941, con su concepto de "este- ma de un arco, se extiende desde la Península de
pas arbustivas"hace penetrarla Patagoniaen terri- Valdéz -que queda incluida en la Patagonia- hacia
torio mendocino, "en formade una cuña entre la
el centro-oestede Chubut y desde allí remontaha-
ProvinciaCentral(Monte) o Estepa xerófila(Monte)
cia el noroeste. El mismo autor destaca que en
o Estepa xerófila (Monte Occidental) y la Provin-
"Mendoza y en Neuquén y aún en algunos puntos
cia Andina o Desierto Andino".50 Según lo señala
de Río Negro se hallarán mezclados elementos
Frenguelli,es Holmberg quien confirma "la anti-
Altoandinos, del Monte y Patagónicos, que más al
gua e interesanteobservaciónde Darwinacerca del sur aparecen claramenteseparados".56
parecido fisionómicoentre la vegetaciónde la Pa- En la figura15 hemos localizado los topónimos
tagonia y la de Mendoza".51 Si bien Frenguelli mencionados en las descripcionesde este límite y
participa de esta traslación del oeste patagónico la franjade discontinuidadclimática, a los efectos
hacia el norte, en la costa atlántica mantiene su de facilitarsu comparación.
límiteen las proximidadesdel río Negro.
Cabrera (1947), tomando en consideración las
esencias que integranla Formación Patagónica,fija
su límitenorte"medianteuna línea oblicua que se 52. Cabrera Angel (1947), La Estepa Patagónica, en Geo-
grafía de la Rep. Argentina, ed. Soc. Arg. de Est.
Geog., Buenos Aires, t. VII, p. 253.
47. Kühn Franz (1922), Fundamentos de Fisiografía 53. Ruiz Leal (1955), op. c/f., p. 280.
Argentina, ed. Biblioteca del Oficial, Buenos Aires, 54. Morello Jorge (1958), La Provincia Fitogeográfica
p. 181. del Monte, en Opera Lilloa II, ed. Inst. M. Lillo, Tu-
48. Kühn (1922), op. cit., p. 20. cumán, p. 143.
49. Kühn (1922), op. cit., p. 64. 55. Capitanelli (1967), op. cit., p. 145.
50. Frenguelli, citado por Ruiz Leal (1955), op. cit., p. 56. Soriano Alberto (1956), Los Distritos Florîsticos de
277. la Provincia Patagónica, en Rev. de Investig. Agríco-
51. Frenguelli (1941), op. cit., p. 116. las, Buenos Aires, t. X, num. 4, p. 325.

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18 Enrique D. Bruníard REVISTA GEOGRAFICA 95

arbustos,que es un tipo climático (zonal) y el bos-


que, que es un tipo edàfico (azonal) y aparece sólo
en lugareshúmedos".58 En lo que hace a la estepa
climáxica predominantres especies de Zigofiláceas
del género Larrea conocidas con el nombre vulgar
de jarillas, de las cuales "la más difundida,base de
la asociación, es Larrea divaricata".59 Según Hau-
man,Larreanítida caracterizala fronterameridional
y occidental del Monte y puede servirpara trazar
los límites sur y oeste de la Formación por ser ex-
clusiva del Monte.60 El mismo autor señala que
Larrea nítida "es la sola Jarillaque se observa en la
orilla misma del Atlántico en Puerto Madryn(42°
49' Lat. S.), lo mismoque en Las Lajas, al pie de la
Cordilleraen el Neuquén, y a 2 200 metrosde alti-
tud en los Andes, frentea Mendoza. . .".61
Morello observa que "en el Monte austral,entre
los 37° y los 39° de latitud sur, en el cerro Auca
Mahuida (2 200 m.s.n.m.), por ejemplo, el jarillal
terminaa los 1 000 m; primerodesaparece Larrea
cuneifolia, entre los 900 y 1 000 m. luego Larrea
divaricata entre los 1 100 y 1 200 m y por último
Bougainvillea spinosa, que sube hasta mezclarse
con los elementos andino-patagónicos,a 1 300 m.
En el límite austral del Monte se repitesecuencia
parecida,marchandopor el río Limay,de Senillosa
al sur, primerodesaparece Larrea cuneifoiia;5 Km
al norte de Picún Leufú terminaMonttea aphyla y
La evolución sufridapor este límite fitogeográ- y el jarillalsigueal surcon Larrea nítida, L. ameghi-
fico no es la consecuenciade una traslacióngradual, noi, L. divaricatay Bougainvilleaspinosa, siendo la
sino que algunos autores,aún contando 44° S en la última la que avanza más en la ProvinciaPatagóni-
costa atlántica,han vuelto a insistiren un trazado ca";62 En cuanto a los árboles del Monte,el mismo
más septentrional,éste es el caso de Kühn (1922 y autor señala un empobrecimientode nortea sur,y
1930) y Frenguelli(1941); pero debe señalarseque el último que llega al límite sur es el sauce colora-
la posición de estos autoresse fundamentaprecisa- do, en la galería del río Chubut, "desde Trelew a
mente en un punto de vista fisionómicopara des- Gaiman y en la zona de Las Plumas".63
lindar ambas unidades;57 mientras que el límite En la figura 16 hemos representadoel límite
localizado más al sur se sustentaen criteriosmás meridionaly occidental del Monte,según Morello,
amplios y objetivos: floristico, según Cabrera y ciertas precisionesde su trazado en el tramoco-
(1947); y geográfico-ecológico- floristico, según rrespondientea la provincia de Neuquén. Más al
Morello (1958). Estos últimos revelantambién el sur, en la provinciade Chubut, sigue al que fuera
avance producido especialmenteen el conocimien- establecido por Soriano, y que Morello recoge en
to de la florade esta parte del país. su mapa original.Tanto en esta figuracomo en las
Las descripcionesde una y otra Formacióncon- precisionesque aportan las mencionesa determina-
finantepermitenalgunasprecisionesrespectode la dos topónimos, se puede advertirel ajuste entreel
posición del límite fitogeográficoque nos ocupa.
El Monte, según Morello,"es un territoriofitogeo-
58. Morello (1958), op. cit., p. 8.
gráficocaracterizadopor un amplio predominiode 59. Cf. Hauman Lucien (1947), Provinciadei Monte (o
las familiasZigofiláceas.. . fisionómicamentees un dei Espina/),en Geografíade la Rea. Argentina,ed.
mosaico de dos tipos de vegetación: la estepa de Soc. Arg.de Est. Geog., Buenos Aires,t. VII, p. 213.
60. Cf. Hauman (1947), op. cit., p. 214 y 229.
61. Hauman (1947), op. cit., p. 214.
57. Cf. Kühn (1922), op. cit., p. 178 y Frenguelli(1941), 62. Morello 1958 , op. cit., p. 102-103.
op. cit., p. 71. 63. Morello (1958), op. cit., p. 90.

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límite fitogeográficoy la franja de discontinuidad aparentemente muy precisos y definidos, existe


climática. La mayor precisióndel trazado del lími- consenso en que tales líneas representanen reali-
te fitogeográficose debe lógicamente a la mayor dad franjas de transición.Hauman señala que el
continuidadespacial que brindala cubiertavegetal; pasaje del Monte a la patagonia "se hace paulatina-
y sus mayores irregularidadesseguramenteobede- mente y existe una franjatransitoriabastanteancha
cen a la intervenciónde factoresmenores,extracli- (unos 150 Km ?), en la cual encontramosuna mezcla
máticos. de elementos de las dos formaciones".64También
Soriano menciona "un vasto territorio ecotonal",65
LIMITE OCCIDENTAL Y MERIDIONAL DEL MONTE y el mismo mapa no lineal,en cuanto aparecenislas
5E6UN MORELLO montañosas de vegetación patagónica dentro del
Monte.
Dada la correspondenciaespacial entreel límite
fitogeográficoy la franjade discontinuidadclimá-
tica y considerando que al trasponerseel eje de
mayor aridez, desde el Monte hacia la Patagonia,el
régimen de precipitacionesse invierte,aumentan
las lluvias invernalesy especialmentelas nevadas,y
la temperaturadisminuyeen forma marcada, por
lo cual la eficacia de las lluviasse incrementanota-
blemente,pero en la estación térmicamentedesfa-
vorable, deberemos buscar la causa del cambio
fitográficoen este contrasteglobal del clima o en
alguno de sus componentes más importantesy es-
tables.
Sin hacer referenciaa los factoresque producen
el cambio fitogeográficoy después de describirla
posición del IimiteMonte-Patagonia,Cabreraobser-
va que a partir de esa línea "la Formación del
Monte, que se presentaen su aspecto más pobre, es
substituida por la estepa de arbustos enanos. . .",
y agrega que, "a pasar de la Formación del Monte
a la Estepa Patagónica se nota un manifiestoempo-
brecimientode la vegetación,mientrasque la flora
se enriquece en formanotable".66
Hauman atribuye el cambio al factor térmico
básicamente cuando señala que "la vegetación del
Monte cede el paso, en el sur,a la estepa patagóni-
ca y, en el oeste y norte,a la de los Altos Andes
(Dominio Andino), cuando, por razón de la latitud
o altitud, aumentan los fríos.. .".67 Morello, sin
hacer referenciaa una discontinuidad climática,
destaca, sin embargo,la existencia de un tramode
aumento del gradientetérmicocuando observa "la
rápida caída de la temperaturaentre Cipolleti y
Gobernador Costa, es decir, en el pasaje entre
Monte y Patagonia. . . y un acortamientonotable
del período vegetativo en Gobernador Costa";
también advierteque la penetracióndel Monte co-
mo una cuña en el centro de la Patagonia,hasta los

64. Hauman (1947), op. cit., p. 229.


Por otra parte debe señalarse que aun cuando 65. Soriano,citado por Ruiz Leal (1955), op. cit., p. 278.
66. Cabrera 1947 , op. cit., p. 253.
los mapas fitogeográficos
presentanlímiteslineales, 67. Hauman (1947), op. cit., p. 209.

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20 Enrique D. Bruniard REVISTA GEOGRAFICA 95

44° 20' S, use explicaría por la menor rigidezdel los grandescomplejos naturalesque se desarrollan
clima térmicodel centro de la Patagonia'1,y señala a ambos lados.
el mismo contrastede temperaturaentrelas locali- Cabe agregarfinalmenteque en la mayor parte
dades de Cipolleti y Picún Leufú, esta última mu- de las divisionesregionalesdel país, enfocadas des-
cho más fría.68 de el punto de vista geográfico,tales como las de
RecientementeProtomastro(1980), en un estu- Kühn (1930), Daus (1969), Difrieri(1958), y otras
dio bioclimático,cuyo objetivo se centraen la eva- menos difundidas,el límite norte de la Patagonia
luación de la importanciadel clima en la separación es localizado aproximadamentesobre la franjame-
monte-patagonia,concluye en que "el régimenhí- sopotámica de los ríos Colorado y Negro, o algo
drico es más importanteque la preòipitaciónmedia más al norte. Esta discrepanciacon el límiteclimá-
y que las temperaturasextremasson más importan- tico y fitogeográficoque hemos descripto podría
tes que las medias", y señala que, "para el Monte obedecer a una mayor valoración de otros elemen-
son importanteslas siguientescaracterísticas:lluvias tos del paisaje, especialmente lo morfológico o
concentradasen la época térmicafavorable,defen- morfogénico:plataformade erosiónen la Patagonia,
sas para las temperaturasextremasaltas, menores frentea una planicie de acumulación en la llamada
defensas que la flora patagónica para las tempera- Pampa Seca o Estepa, según la nomenclaturade
turas extremas bajas. . . Para la Patagonia son im- Daus. Para este autor la región de la Estepa está
portantes las siguientescaracterísticas: lluvias no dotada "de una granhomogeneidadglobal. El clima
concentradas en la época térmicamentefavorable, seco que caracteriza a este espacio intermediola
defensa para las temperaturasextremasbajas y me- diferenciade la Pampa, pero no de la patagonia", y
nores defensasque la floradel Monte para las tem- agregaque, "la Estepa se diferenciaglobalmentede
peraturasextremas altas".69 Lamentablementeel la Patagonia por un cúmulo de rasgossignificativos,
resumen de Protomastro,que hemos consultado, a comenzar por el relieveque es de planicie en esta
no contiene un mapa con la posición del límite de regióny muy complejo en aquella. De ello derivan
referencia.A travésde estas opiniones, más o me- consecuencias sustantivas.. .".71
nos divergentes,se valoriza el efecto del contraste Evidentemente,el factor morfológico y sobre
climáticoglobal de dos sistemasdiferenciadossobre todo morfogénicoy, probablementeconsideracio-
las formasvegetativasy sobre su composición. nes ajustadasal criteriofisionómico y a la valoración
Debemos señalar además que la jerarquía que de la aridez en función de valores pluviométricos,
adquiere este límite sobre la vegetación,supera la hayan primado en esa escala de trabajo, sobre los
escala de las Provinciaso Regiones fitogeográficas contrastesclimáticos que hemos descriptoy sobre
que han sido reconocidas en el país; en efecto,se- la composición de las entidades fitogeográficas pa-
gún Cabrera el límite Monte-Patagoniaconstituye ra la delimitaciónde las regionesnaturalesdel país.
también,aunque en formaparcial,la divisiónde los Quizás en una escala menos generalizada, podría
Dominios FitogeográficossudamericanosChaqueño pensarse en un reajuste de los límites regionales
y Andino70 de maneraque la diagonaláridacontie- clásicos, o en la inclusiónde franjascríticas,mejor
ne en su interiorla franjade contrasteclimático y adaptados a las condiciones climatogénicasy cli-
fitogeográficomás importantede AméricaAustral, matogeográficas,y a sus efectos sobre el complejo
es decir,la causa básica y la consecuencia visiblede fitogeográfico.

68. Morello(1958), op. cit., p. 51 a 53.


69. ProtomastroJ.J. (1980), Estudio Bioclimático del
Monte y la Patagonia, resumencontenido en Vili
Reunión Argentinadé Ecología, Santa Fe, p. 18 y ss.
70. Cabrera Angel y WillinkAbraham, (1973), Biogeo-
grafiade AméricaLatina, ed. Org. de Estados Ameri- 71. Daus Federico (1 971 ), Fisonomía Regionalde la Re-
canos, Washington,Monog., num. 13. pública Argentina,ed. Nova, Buenos Aires,p. 161.

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