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Filosofía

El hobby, o de la creación impertinente

Como en la mayoría de estos ensayos será mejor comenzar mostrando las


definiciones cotidianas del concepto. Pero antes de ello será bueno aclarar que los
sinónimos de la palabra también conformarán parte de la divagación ya que son tan
relevantes para nuestros fines, como aquel.

Hobby

(Voz inglesa) M. Ocupación o pasatiempo que se practica fuera de las horas de


trabajo, afición: la lectura es su mayor hobby. (pl. hobbies); (Voz inglesa). M. Pasatiempo,
entretenimiento que se practica habitualmente en los ratos de ocio; (Sustantivo masculino)
Afición o pasatiempo favorito para entretenerse en los ratos de ocio.

Una afición -también llamado hobby o hobbie, y a veces también pasatiempo- es


una actividad cuyo valor reside en el entretenimiento de aquél que lo ejecuta, que algunas
veces no busca una finalidad productiva concreta y se realiza en forma habitual.
Generalmente el término aficionado o amateur se aplica a todo aquello que se realiza sin un
carácter de ejercicio profesional, por afición personal. Así, por ejemplo, un deportista
amateur es aquél que, en contraste con uno profesional, practica un deporte por afición, es
decir, sin que ello tenga una motivación económica. Básicamente, se trata de la persona que
hace algo sólo por vocación. El otro significado de la palabra, tal vez un poco olvidado
deriva de la lengua francesa, a su vez derivada de la raíz de la palabra en latín, la cual
significa "amar a" o "el amador de". En este sentido un amateur puede ser tan hábil como
un profesional, sin embargo su motivación es el amor o la pasión por una cierta actividad y
no tiene el fin de ganar dinero por realizarla.

Afición

Del Latín affectio, -onis, afección. (Sustantivo femenino): 1. Inclinación que se


siente hacia alguna persona, actividad o cosa; 2. Actividad o cosa hacia la que se siente esa
inclinación: Tiene una gran afición por la pintura; 3. Conjunto de personas que asisten

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frecuentemente a un espectáculo, deporte, Etcétera, especialmente los toros y el fútbol, o


muestran especial interés por ellos; 4. Empeño, interés; 5. Afecto, cariño.

Tendencia, inclinación, propensión, querencia, afinidad, gusto, apego, afecto,


devoción, empeño, interés, pasatiempo, diversión, distracción, hobby.

Muchas actividades pueden ser aficiones, y sus cultores se llaman aficionados, en


contraposición a los profesionales. En el momento en que la persona que cultiva una afición
logra un nivel de calidad o perfeccionamiento a nivel casi profesional, recibiendo un lucro
además (ejemplo trabajos en electrónica) pasa a la categoría de “Aficionado Pro”
(denominación extendida en algunos países latinoamericanos) debido a su condición de
recibir ingresos extras a su actividad cotidiana y directamente producidos por el ejercicio de
su afición. Ya se mencionaron la cocina y la jardinería. Hay personas que tienen por afición
programar computadoras, la carpintería, la fabricación de vino o papel, y muchas otras.

Pasatiempo

(Sustantivo masculino): Juego o entretenimiento con que se pasa el rato.

Pasatiempo quizas pudiera referirse a un puzzle, juego de ingenio, conocimiento del


lenguaje, resolución de problemas espaciales, etc., habituales en muchos periódicos y
revistas de información general.

Dilettanti

Palabra italiana, en singular dilettante, puede referirse a Amateur.

–o–

Para continuar podemos ir saboreando estas definiciones; Primero, dentro de las del
hobby es notable la aparición del “ocio” y, porque no, se puede hacer una conexión griega.
Aristóteles fue un gran constructor de la pertinencia del ocio.

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Hobby es el nombre -stético por cierto-que se le da a un tipo muy vago de actividad,


ocupación, práctica, etc. que es utilizada con algunos fines particulares dentro de los que se
destacan el „aso del tiempo‟o pasatiempo y una satisfacción personal, como el haber
terminado un proyecto o el considerarse, como en la manufactura de un modelo o puzzle,
un pequeño ingeniero, artista, arquitecto, etc. Al parecer, estas prácticas vienen
principalmente de dos vertientes: 1. Una la actividad regular y consistente de una ocupación
que no alcanza un nivel disciplinado y reconocido -alidado-por una institución de altos
estudios, ejemplo: coleccionar imágenes; 2. Una disminución y relajación proveniente de
una disciplina validada por la institución, ejemplo: Arquitectura. Para esto la definición
también da luces: Se trata de una actividad de entretenimiento -o diversión podríamos
añadir- donde la finalidad sólo reside en la afición que uno le impronta a aquello que realiza
como hobby. Es decir, esta práctica no busca -dentro de un nivel amateur, no violentamente
competitivo, aficionado, etc.- una “responsabilidad productiva” entendida en un nivel
artesanal a su vez entendido como una relación requiero-produzco capitalizada ($), se busca
una satisfacción complementaria a las recompensas que provienen de lo cotidiano.

Podríamos también aclarar que existe un abanico de posibilidades dentro de las


cuales se encuentra difusa la distinción entre hobby y disciplina, esto último es importante
también para la comprensión del texto sea completa.

Por último, al parecer la finalidad del hobby es el amor propio, o en palabras


francesas, una afición. ¿Será entonces posible generar conocimiento riguroso y aplicable a
través de distender su rigurosidad y aplicabilidad? En otras palabras ¿Podremos confundir,
de manera pedagógica o guiada, disciplina y hobby o ciencia y juego con el fin de obtener
conocimiento aplicable localmente?

Por otro lado, dentro del entendimiento recopilado sobre afición es importante
recalcar lo difuminado de su accionar. Puede ser tanto una actividad estética (afición a las
corridas de toros), como una actividad creativa -fición a la construcción de modelos a
escala. Entonces esta situación difuminada de la afición es importante para construir o
reconstruir las nociones que se tienen de conceptos como creatividad, percepción, estética,
construcción, etc. Insistimos también en notar que hobbies, como la construcción a escala

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combinada con la electrónica de modelos, existe hoy en competencias tan importantes


como las de robótica, estas últimas concertadas entre instituciones de enseñanza superior
por cierto. También es importante recalcar la afición a la actividad humana como la
importancia del „amor hacia‟ dentro de los resultados de la creatividad. Sin embargo esto es
una pequeña utopía ya que las epistemologías validadas son aquellas „desapasionadas‟.

Como bien dice más adelante, el cultor de la afición es el aficionado y este es un


antónimo de profesional. De por sí esta sentencia, aunque culturalmente comprendida, es
un tanto confusa ya que si existen entes activos que cultivan la afición, pareciera que la
distinción corresponde a cierta prerrogativa y a una valoración ancestral representada en
una impresión (credencial, título universitario, revalidación, medalla, etc.) y no parece
referirse a una actividad concreta y desapasionada. Con lo que de nuevo es ideal esta
distinción difusa, tal vez luego veamos porqué.

¿De qué manera, el hobby hace „pasar el tiempo‟? ¿Qué relación tiene con este?
¿Qué diferencia habría entre el transcurso temporal disciplinado – profesional, o el hobby -
amateur?

La noción de pasatiempo ha de ser la más específica a este respecto y, tanto como el


„lapso‟ provee de temporalidad a la „intención‟, el pasatiempo da temporalidad al hobby.
Entendemos por otro lado que pasatiempo no se refiere hoy a un período específico de
tiempo, sino a un epíteto estético que, de muchas maneras desacredita alguna actividad. Por
ejemplo, si a un joven se le ocurre pasarse la vida tocando la guitarra, se le impondrá la
valoración de „pasatiempo‟ a su actividad. Sin embargo han de ser pocas las personas que
consideran la contabilidad como pasatiempo. Entonces probablemente nuestra noción de
tiempo disciplinado, en contraparte con el tiempo indisciplinado, esté relacionada con una
cantidad heterogénea de sufrimiento con el cual sufrimos aquel transcurso para llegar a
culminar alguna tarea. Es decir, la prerrogativa con la que denostamos al pasatiempo está
relacionada a un tipo de sufrimiento negativo proveniente de un trabajo superior.

La construcción temporal relativa a lo afectivo, donde se halla la construcción


concreta del hobby - rompecabezas terminado, diseño de un campo de guerra en miniatura,
el tren en funcionamiento, etc.-, resulta tan confusa que dejamos a Bergson la

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conceptualización filosófica de esta complejidad. El concepto de duración, rediseñado por


éste es ideal para comprender la relación heterogénea entre efectividad y afectividad dentro
de un transcurso temporal. Aquí la relación lúdica al fin interviene: a pesar de existir reglas
o pasos a seguir para la concreción de un pasatiempo, lo que dura cada paso es
intersubjetivo; a pesar de que para la realización de estas reglas o pasos deba existir cierta
experimentación previa y que se resuma en un estudio cognitivo, lo que dura cada paso
dependerá de demasiadas y suficientes consideraciones como para anular cualquier estudio
psicológico funcional o estudio de mercado. El concepto de duración, intrínseco en
cualquier actividad humana (disciplinada o no) es una categoría que nos permite
adentrarnos en la experiencia misma, incluidas las situaciones sufridas negativamente y las
opuestas a las que corresponde el pasatiempo. Este concepto nos permite transitar desde
una experiencia estética periférica -desde la que se propone la prerrogativa antes
mencionada- hacia una experiencia creativa en situación.

Aquí es donde el concepto de lapso podría integrarse para comprender la totalidad


de la experiencia temporal relacionada a un hobby en particular. También podría servir para
explicar aquella duración compartida en ciertas actividades -padre-hijo por ejemplo- para
concretar algunos hobbies que dependan de más de un interesado -o cultor de la afición. El
estudio de las posibilidades interintencionales, inter-subjetivas, inter-temporales será objeto
de un estudio mayor en otro momento.

En relación a la estética del acto concretado ¿Qué diferencia podrán generar, en un


espectador cotidiano, un „producto profesional‟ en relación a un „producto hobby‟”? Sin
responder aún tendríamos que considerar que tal vez, dentro del producto profesional no
existe un formato de registro predefinido -histórico, impreso, etc.-, es decir, una práctica
artística puede concluir en una sonoridad tanto como en un graffiti. Sin embargo un hobby
tiene un formato predeterminado por quien emprende esta actividad; tal vez estemos
equivocados también, y sólo en actividades profesionales no institucionalizadas ocurra
aquella indeterminación del soporte. Si ponemos atención, en las prácticas artesanales
profesionales, como la zapatería por ejemplo, el formato también está predefinido, es decir,
si un zapatero quiere hacer un zapato y termina con una sandalia entonces su
profesionalismo podría ponerse en duda. Tanto como la habilidad para tal o cual hobby,

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pasatiempo o afición resulta confrontada pero, a diferencia del artesano, las consecuencias -
capitalistas o mercantiles- son diferentes. Ahora sí respondiendo esquivamente la pregunta,
podemos asegurar que es muy similar la respuesta estética de un espectador que contempla
una escultura de hielo o una caída compleja de dominós, que un espectador que contempla -
o queda estupefacto ante- una obra de arte actual. Si es que quisiéramos insistir en definir
concretamente un producto disciplinado de otro indisciplinado tal vez las palabras
profesional y hobby nos sobran. Si una práctica constante, transformada en rutina nos lleva
a un producto que tenga la etiqueta con uno u otro nombre, es cuestión de nuevo
mercadotécnica, el impacto de esta producción, como lo veremos más adelante, es
innombrable y funciona dentro de una urdimbre mucho más compleja que cualquier
nomenclatura que diseñemos.

¿Podría darse preferencia a una práctica, como el pasatiempo para, por ejemplo,
entrenarse en la interpretación de la guitarra o iniciar el estudio de un idioma? Lo que es
seguro es que a los adultos les sirve esto. Ellos emprenden el estudio de una disciplina a
través de prácticas no disciplinadas. Tal vez la disciplina, en su faceta tonal, sea un
ejercicio que sólo puede implantarse en quien no tenga la habilidad para defenderse; 170 y
aquel que a la inversa, encuentre el poder a través del cual argumente una inconformidad,
será desplazado de quien hace uso de la disciplina, por ejemplo, las instituciones
educativas. En aquellas es necesaria alguna relevancia en el orden y la rigurosidad, sin
embargo, validar y premiar a aquellos que son los más ordenados y los más rigurosos
funciona sólo de manera endogámica ya que, como se prueba constantemente en la „vida
social‟, aquellas características son superfluas. Tal vez las vicisitudes médicas o los
accidentes sean la refutación más clara sobre la practicidad del ordenamiento o la
rigurosidad en las prácticas escolares premiadas.

Aquí es importante tomar nuestro primer dato histórico y describir, someramente, la


aparición de la figura del diletante en el ámbito artístico: Existe bastante definición sobre el
diletantismo ya que, como corriente artística, tuvo un impacto profundo en la sociedad. El
hecho de acercar el público a la creación artística surge desde Inglaterra donde en 1734 se
crea la “Society of Dilettanti”. La palabra italiana dilettante o "el que se deleita" implica
una posición contemplativa y de goce estético, de recreación en el gusto artístico, diferente

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tanto a la del artista como a la del experto profesional. Decía Benjamín: La floración hace
al diletante, el fruto hace al maestro.

Dos cuestiones interesantes: 1. Debe haber sido la epistemología que, con más
efectividad, transitó desde el arte a las ciencias; A. I. Hertzen será su mejor exponente
teórico; 2. Los detractores de diletantismo parecen encontrar en aquella práctica algo de
desidia, poca rigurosidad, desorden y quien sabe que tantas cosas más. Lo interesante será
notar que estas críticas surgen cuando aquellas disciplinas detractoras, que van desde el
periodismo, el surrealismo o el teatro –Stanislavsky- se vuelven institucionales y „de
galería‟, en otras palabras, consolidadas y habiendo conseguido aquello que en nuestras
latitudes es un virus, las disciplinas importadas son embebidas de un entorno pedagógico y
comienza su repetición artesanal. Dentro de este ámbito, y específicamente en el ámbito
artístico, las pretensiones de artistas de la talla de J. Cage o J. Beuyz son ejemplares para
demostrar este inicial diletantismo tanto creativo como estético que, luego de consolidarse,
deja esta faceta para volverse prácticas ordenadas y rigurosas, es decir, institucionales.

Entonces el diletante crea cómo si un artista se estuviera divirtiendo. Si la finalidad


de aquella creación está confrontada con una responsabilidad social, y lo que esta le
remunere, es una cuestión difusa también ya que la sociedad vive constantemente
independizada de los críticos culturales y nombra genio o artista a cualquiera que ella
designara.

Para concluir una coincidencia. Suele pasar en el trabajo diletante que la falta de
rigurosidad puede llevarnos al error. El andar divagando en esta investigación nos llevó a
un texto de suma importancia que podría refutarlo todo. Estas palabras se encuentran en el
capítulo IV del libro Móvil Perpetuo, antes y ahora del escritor V. M. Brodiansky. Aquí el
agudo escritor describe que, al paso de una disciplina conocida a otra puede uno sentir que
descubre algo que los “nativos” no conocían y caer en la falacia, como la conceptualización
o el empecinarse en teorías no fundamentadas por ejemplo. De esto parte la idea de que
aquel Móvil Perpetuo -de segunda especie- está construido y defendido sobre bases falsas.
Sin embargo nuestra defensa se deja llegar por nuestra primera inspiración, lo humano: el
Móvil Perpetuo se refiere a un mecanismo que no requiera de fuerza humana o animal; este

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texto apunta a un sentido más humanista que aquel Móvil con lo que, a pesar de dar en el
clavo sobre aquel bache que se deja mostrar en la interdisciplina, los resultados de una y
otra motivación están apartados de su punto de llegada. Fíu.

Luego, ¿qué pertinencia tiene lo lúdico dentro de este divagar? La práctica que tal
vez obtenga más pertinencia dentro de este texto sea la del „ajedrez‟. Para esto tomaremos
nuestro segundo dato histórico. Dentro de los textos relativos a este „juego‟ se puede trazar
una historia que describa el transitar entre los ámbitos sociales en los que recibía
importancia este deporte. El ámbito guerrero, el mágico, y por último, pero no menos
afortunado, el aficionado. El evento más singular, y que por cierto marca lo que tal vez
podría considerarse como el cambio entre hobby y disciplina, es la creación del “Café de la
Régence” en 1681 (antes llamado Café de la Plaza del Palacio Real). Los ajedrecistas que
allí participaron se convirtieron en leyenda (o grandes profesionales de la afición): P. Sant-
Amant, H. Staunton, P. Morphy o D. Harrwitz por ejemplo.

Es más, para definitivamente acuñar importancia relativa a este evento en relación a


la construcción de este texto, señalaremos que, también dentro de aquel café se reunían
intelectuales como Diderot, Russeau y otros iluminados que también, a parte del ajedrez
practicaban los „juego-ciencia‟; donde se ejercían discusiones entre aficionados
intelectuales. El mismo Diderot comenta:

Si el tiempo es frío o lluvioso, me refugio en el café de La Régence.


Allí, me divierto viendo jugar al ajedrez. París es el centro mundial del ajedrez,
y el café de la Régence el lugar de París donde mejor se juega. En casa de Rey
(gerente del Café) rivalizan Legal el profundo, Philidor el sutil, el sólido Mayot,
allí se contemplan los movimientos más sorprendentes y se oyen las peores
palabras; pues se puede ser hombre inteligente y buen jugador de ajedrez, como
Legal, pero también se puede ser un gran jugador de ajedrez y un perfecto
necio, como Foubert y Mayot.

Luego este evento tiene una doble perspectiva que concilia 1. El paso -también
entendido como un lapso- de un deporte a una disciplina respetada, la cual hoy en día se

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estudia y genera tantos recursos al practicante como el ejercicio de la contabilidad por


ejemplo y; 2. Un punto de reunión donde el aficionado accedía al conocimiento intelectual.

¿Será el hobby un arte popular, mientras que el arte profesional corresponde a una
élite? ¿Lo lúdico y lo académico reunidos en la coincidencia? Esta „creación de cafés‟ es
una de las tantas características que dieron paso al romanticismo, aquel romanticismo que
Ortega y Gaset denuncia como „popular‟, en donde las prácticas sufren un deslizamiento
notable: Los deportes surgen como disciplinas académicas y el conocimiento, elitista desde
la edad media, se populariza entre los aficionados con interés. Es importante notar como
describimos la aparición de un café y no una universidad o centro de altos estudios.

También será importante interrumpir aquí. ¿Habrá quien reclame una „figura de
autor‟ dentro de las prácticas del pasatiempo? Al parecer existe, de manera casual aunque
no inintencional, una pertinencia creciente del reclamo de la figura de respeto, en relación
temporal con la traducción de un pasatiempo, a una actividad disciplinada. Habrá mejor que
definir que tan bien o que tan mal resulta la generación de esta figura ya que,
inevitablemente parece que dentro de cualquier práctica humana existe un rito y un mito –
Dorfles-, con lo que este campo mitológico inevitablemente se ha construido y se construye
con dioses o, en palabras de Platón, personajes endiosados.

Entonces, y para retomar la actividad artística: ¿Será que, en algún momento de la


historia, algo de la actividad artística fuera rebajada a hobby, o al revés, glorificada a
hobby? ¿Tiene entonces algo que ver el tipo de „hogar‟ donde existan las renovaciones o
paradojas para modificar las prácticas artísticas disciplinarias? ¿Es tan relevante el fuera
como el dentro de la arquitectura para dar lugar o situación a estas actividades? Tal parece
que el transcurso de un epíteto estético a otro corresponde a un tipo de accionar social,
donde no hay una sola persona que lo imponga, sino que se „auto-impone‟. Sin embargo
seguirán existiendo aquellos que tomen la postura visionaria y realice apuestas sobre el
porvenir de una ilusión. Los resultados, hemos visto, son variables y, aunque seres
humanos aquellos videntes, adivinan sobre objetos más que uno u otro accionar humanos,
es decir, cuando se previene sobre una la imposición de un epíteto estético se está
adivinando sobre una objetualización.

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Las acciones artísticas toman lugar dentro de una situación, es decir, en un lugar y
espacio - escenario es mejor- específicos y concretos, dando como resultado un solo tipo de
epíteto. Epíteto que al parecer es resultado de un ejercicio de poder, de convencimiento, de
diálogo interrumpido institucionalmente, y que solo designa más no interviene en las
maneras de la creatividad. Si esta actividad es pertinente o no, está intrínsecamente
relacionado, pues, con la situación en la que surgió y en la que se haga uso de ella. Debería
suceder que si uno quiere ser un profesional de las artes y estudia en una institución que
enseña maneras europeas, no podría accionar en otros lugares. Sin embargo ocurre algo
peor: Las sociedades con instituciones de enseñanza artística superior europeizantes,
terminan anulando la cultura local, por ejemplo: si la institución produce músicos europeos,
difícilmente puedan accionar culturalmente sobre la música regional o local. Si así osaran
hacerlo quedarían en ridículo; no sólo por interesarse en un tipo de música no-europea, sino
que también por el desastre que resulte de aquel intento. La razón es simple -e insistimos
con el ejemplo del zapatero-: si aprendo a hacer zapatos en un lugar donde se usan
sandalias, entonces, o haré zapatos como hobby o iré a donde usan zapatos para ejercer mis
estudios. En el lugar de origen, el estudiante será llamado aficionado a la zapatería,
mientras que en el otro, un semi-profesional. El asunto de lo semi es complejo y difuso,
para ejemplificarlo podríamos decir que, el aprendizaje de la confección de telares en algún
lugar del medio oriente incluye, dentro de la educación, el proceso para venderlo, es decir,
todo aprendizaje convive o comprende con su entorno. En cambio si aprendo aquella
artesanía en Europa, tal vez llegue a la maestría igual que aquellos pero difícilmente sepa
insertar el esfuerzo del trabajo dentro de la economía. Digamos que un semi-profesional es
aquel que conoce el oficio pero no puede insertarse dentro del modelo económico
ejecutado.

Luego, y para concluir, las actividades creativas parten de una necesidad humana
que concluye en sí misma más que en otros. Si, por coincidencia, surge la inter-subjetividad
entonces la actividad será remunerada y se le aplicará un epíteto, que luego servirá para que
una institución lo capitalice y lo venda al gobierno para repetirlo en forma pedagógica. El
producto resultante de esta actividad creativa tendrá una efectividad que no se mide, es
decir, heterogénea y que está intrínsecamente relacionada a un tipo de duración afectiva que
convive en un entorno social. Al finalizar esta duración surgen las paradojas de su

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aplicación e, idealmente, cambiarán las prácticas y las políticas de su reproducción. En


occidente surge la figura antropológica que defiende el estancamiento de ciertas prácticas;
específicamente en Latinoamérica este estancamiento surge de la imposición de ciertas
prácticas educativas europeizantes, las cuales confrontan el sentido de identidad en la
producción local, con lo que el museo se vuelve necesario para la preservación de esta
figura, la cual luego se vuelve estandarte y es utilizada por los políticos con fines
monetarios.

De existir una renovación de las prácticas culturales en nuestra región


Latinoamericana y del Caribe, entonces no tendríamos necesidad de conservar ninguna
actividad ancestral, estas irían modificándose -teleológicamente o no, insistimos que no
depende de ningún ser humano individualhasta llegar a un punto donde se entienda que
estas modificaciones sólo sirven para ser germinadas y no relatadas en cuentos, en
partituras, en lienzos o representadas en teatros o televisión. Las prácticas culturales locales
y sus modificaciones serían mucho más ágiles de poder comprender la problemática de las
pedagógicas colonialmente impuestas en nuestra región. Pero esto es un problema
primeramente político; si hubiera dentro de esta casta, algún iluminado que consumiera arte
local y que lo promoviera para su creación única, sucedería que se reviviría la artesanía y
las prácticas artísticas locales sufrirían un rotundo cambio en el enfoque dentro de la
creación. Se pasaría de un estado culturalmente colonizado a uno promotor de la cultura y
de las nuevas maneras de su aplicación. No hay que olvidar que Europa está en un proceso
de post-humanización -que ya habría detectado en el arte Ortega y Gaset- y que se puede
aprovechar, en el sentido de tomar y revitalizar aquello que se olvida en aquellas
postdesarrolladas culturas. Se debería tomar la postura humanista y ampliar el espectro
cultural de las masas humanas, comprendidas como conjuntos de sujetos aislados pero
unidos por necesidades que van más allá del mercantilismo popular. Hay suficientes
investigadores, pedagogos y eruditos para modificar o localizar los contenidos culturales
con la finalidad de, por lo menos para comenzar, independizar la cultura. Pero no nos
referimos a un tipo de rescate unívoco de la cultura Latinoamericana o Caribeña; desde
hace muchos años no existe ya un producto “puro” que provenga de estas culturas, ya hay
mucho daño hecho. Lo que se propone es partir de donde estamos hacia delante, y para esto
el provocar inquietudes sobre la estética y su aplicación es un buen inicio.

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Posdata

1. Aristóteles habla de la música como adecuada al tiempo libre, al ocio, al


pasatiempo y deifica la práctica musical aplicada al placer.

2. Pascal comenta en sus diversiones como estas prácticas liberan de


preocupaciones a aquellos que están sumidos en una ideología pero secretamente creen lo
contrario, él pone el ejemplo de la diversión en los religiosos.

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