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DANZA DE LAS CINTAS

El baile de las cintas es un baile tradicional de varios departamentos. Generalmente, se baila sin
fecha específica o en los carnavales, como un símbolo de unión entre los pueblos. En Jujuy los
niños danzan junto a los nacimientos que arman en las aceras. Se ejecuta generalmente desde
Navidad hasta Reyes. Para los bailarines el árbol o el palo significaba la llegada de la primavera,
para vivificar los surcos, los frutales, el ganado y las mujeres; con sus retoños energía la vida
renovada y los hombres querían atraer sus misteriosos beneficios. Por eso lo adornaban con cintas
de colores (símbolos de frutos) y danzaban en torno.

El baile consiste en un grupo de personas, pares y


generalmente más de ocho. Éstos, se colocan formando una
circunferencia, y en el centro de la circunferencia se ubica un
mástil con una cantidad de cintas igual a la cantidad de
participantes. Las cintas son de determinados colores, según la
ocasión. Por ejemplo, las cintas pueden representar colores
patricios o simplemente ser aleatorios. Luego, cada participante
agarra una cinta, y comienzan a dar vueltas respetando la
circunferencia, al compás de la música. Al avanzar, cada uno
debe pasar por abajo de la cinta del otro, e inmediatamente
después dejar pasar al que quiere avanzar en sentido contrario
por abajo de la cinta que se acarrea. Debido a ese vaivén, en el
mástil se va tejiendo una especie de hilado, generalmente
formando alguna variación de colores en especial.

HISTORIA

Es una de las típicas “danzas de trenzar” que ha llegado a nuestro tiempo. Inspirada en danzas
precursoras, cuyas evoluciones se realizaban en torno a un animal sacrificado o a un altar, a
canastos llenos con frutos o a un árbol que simbolizaba el espíritu del mundo vegetal, la
fecundidad de la naturaleza.

Trasmitida milagrosamente por vía oral, hoy esta danza sólo se baila en el noroeste argentino y
quizás en algunas ocasiones puede llegar hasta el centro del país, aunque seguramente en la
antigüedad fue conocida en casi todo el territorio nacional. Por su forma y los detalles que la
identifican, es muy posible que haya llegado a la Argentina desde las vecinas regiones bolivianas.
Como toda danza folclórica, viva, muere en algunos lugares y rence en otros, por la simple
traslación de sus adeptos. En la provincia de Jujuy, los niños van por las calles los días de procesión
y danzan junto a los pesebres callejeros que se arman desde Navidad hasta Reyes.
Los antecedentes de esta curiosa danza rural, se remontan a los tiempos en que buena parte de la
humanidad, inerme y en lucha permanente, atribuía espíritu y sensibilidad a los animales, a los
vegetales, a los elementos y a muchas otras cosas muertas o vivientes. Como directa o
indirectamente, dependían de ese mundo que los circundaba, le rendían ingenuo culto bailando.

Transformados algunos de sus antigüos componentes, hoy es lo que se llama una “danza de
trenzar”, donde los participantes, llevando en una de sus manos una cinta de color, atada por su
otro extremo a un palo que permanece fijo en el suelo, realizando diversas evoluciones, giros,
marchas y contramarchas, alrededor del palo, logran trenzar un tejido que lo va cubriendo y
descubriendo alternadamente, adoptando figuras en su urdimbre, que dependen de los
movimientos que se hayan realizado.

Se comienza por clavar firmemente en el suelo (o se le confía mantenerlo así a una persona), un
palo de aproximadamente 3 metros de largo por seis a diez centímetros de diámetro, al que se le
atan en su extremo superior, tantas cintas de diferente color y de tres metros de largo, como
participantes tenga la danza

Pueden intervenir entre doce a veinte bailarines, siempre que sea un número divisible por 4 e
importa mucho que no difiera mucho la estatura de los participantes para lograr el efecto
buscado. Cada uno de los bailarines tomará con una de sus manos, una de esas cintas, que
extendidas en toda su longitud, ubicará a los danzantes formando un amplio círculo alrededor del
palo. Puestos en movimiento, cuando comienza a sonar la música, los bailarines siguen una rutina
preestablecida y mediante giros, marchas y contramarchas, cruces y vueltas sobre la línea del
círculo, van tejiendo con sus cintas, a medida que éstas van envolviendo el palo, un tejido que
tendrá diversos diseños, según sean las evoluciones realizadas.

La “Danza de las cintas” no tiene una música propia y exclusiva. Recurre por ello a la música
vernácula que se adapte a este juego y a villancicos navideños, cuya letra se modifica y es
repetida, cuantas veces sea necesario, hasta que el palo haya sido cubierto y descubierto, por lo
menos una vez, con el trenzado de las cintas

Tradiciones
Durante el carnaval, es muy común ver este baile. Casi siempre es ejecutado al compás de música
con un ritmo muy marcado. Las cintas y los trajes son de colores muy alegres, debido a que es un
acontecimiento alegre. Es muy importante el sexo de los bailarines. En la República Dominicana,
por ejemplo, el baile de las cintas es bailado generalmente por hombres; la mitad de ellos están
disfrazados de mujer.
En Europa, en sus orígenes a este baile se lo consideraba como el baile de la fertilidad, aunque
actualmente, casi ni se baila.[cita requerida] En las Islas Canarias, donde se hacen estos tipos de
baile es en la Bajada del Socorro. También es típico en más partes de España, por ejemplo en
Castilla, donde muchos grupos de danza tradicional, siguen bailando y manteniendo. En la
actualidad se sigue bailando

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