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La interpretación en psicoanálisis, una revisión teórica

Por Nadezda Berjón M.

La labor del psicoanálisis, a diferencia de otros abordajes terapéuticos,


plantea la existencia de fuerzas internas inconscientes, más allá de lo verbal y de
la cognición, que se filtran por todo el psique-soma y, si bien no marcan de modo
absoluto a la personalidad, sin duda la moldean. Dentro de este contexto,
podemos decir que el encuentro psicoanalítico es íntimo y personal y su objetivo
es proporcionar al paciente una información que desconoce, pero que le
corresponde.

La interpretación surge por vez primera en el trabajo de Sigmund Freud, “La


interpretación de los sueños” de 1900. Actualmente, los elementos esenciales
incluyen aquellos fenómenos que ocurren entre analista y analizando, es decir, lo
transferencial-contratransferencial, así como el establecimiento de un encuadre
fijo y estable que permita su despliegue:

En la práctica psicoanalítica intervienen la experiencia del analista, su


personalidad e ingenio, sus limitaciones, intuición, inspiración, la naturaleza de la
enfermedad del paciente, las necesidades del paciente en particular, las
consideraciones reales, la cultura, factores comunicacionales y operacionales.
Puede decirse que hay tantas técnicas como psicoanalistas. (Bernstein, 2001).

Por otra parte, Etchegoyen (1986) señala que la interpretación es el


instrumento del que el analista dispone para abordar lo que trae el paciente, que
es material inconsciente en forma de sueños, lapsus, fantasías, transferencias,
resistencias y demás manifestaciones. Para este fin, el autor describe los tres
niveles de la metapsicología freudiana mediante los cuales se puede construir la
interpretación:

 Topográfico: llevar del lugar inconsciente al consciente. Por ejemplo, un niño


juega en sesión a que golpea un muñeco y lo envenena. El paciente tuvo un
hermanito hace unos meses. Aunque, según narra la madre, el niño se porta
muy bien con el recién nacido, a partir de este material se le intepretar,
mientras juega, que guarda mucho rechazo y enojo hacia ese bebé que vino a
quitarle la atención de mamá. Aunque lo quiere mucho, le gustaría pegarle y
desaparecerlo, por lo enojado que se siente. Traemos así lo inconsciente al
consciente, en este caso, como parte de la técnica de juego que permite la
liberación de la fantasía sin amenazar los vínculos.
 Dinámico: venciendo resistencias específicas de acuerdo a la estructura. A
un paciente neurótico que sueña frecuentemente pero que dice no recordar
nada, se le puede señalar que parece preferir borrar todo lo que hubo en su
mente porque le parece amenazador o inquietante. Así intepretamos su
resistencia a recordar como una manifestación de la represión.
 Económico: develando los afectos cristalizados; se dirige la atención hacia
un síntoma o defensa que da muestra de la lucha pulsional interna. Por
ejemplo, una mujer se enferma cuando su pareja le propone matrimonio y
deben postergar la decisión. Podemos comunicarle mediante la
interpretación que quizá este padecer expresa una ambivalencia. Más
adelante, se muestra que identifica a su pareja con el padre, por lo que la
ambivalencia y el síntoma se acentúan.
Asimismo, Etchegoyen (1986) indica que, a grandes rasgos, la interpretación
puede ser:

1. Histórica. En referencia a un evento del pasado infantil, reconstruyendo los


recuerdos y recuperando los afectos ligados a dichas vivencias. Por ejemplo,
una mujer cuya madre padecía ceguera y era poco afectuosa con su hija, al
grado de no satisfacer sus necesidades básicas, se comporta en la vida como
una sombra silenciosa sin expresar deseos ni emociones. Se le puede decir en
cierto punto que quizá el no ser mirada por su madre cuando niña le causó
un gran impacto y dolor, como ahora que no cree poder ser mirada en el
trabajo o en la relación de pareja que mantiene.
1. Sobre el aquí y ahora, es decir, la transferencia. A la misma paciente se le
puede interpretar que tal vez crea que yo no la miro realmente, que sus
necesidades me son indiferentes y que por ese motivo viene a sesión
desanimada, con ganas de quedarse en casa, sola.
1. Cuando es pertinente integrar aspectos del pasado con los actuales
cubriendo todas las áreas del fenómeno psíquico. Considerando las dos
clasificaciones anteriores, implica comunicarle a la paciente cómo estos
eventos de su infancia la afectan y de qué manera dichas experiencias
impactan en sus relaciones actuales, incluyendo lo que surge en la sesión.
Etchegoyen (1986) apunta que la interpretación pertenece al paciente, ya que
proviene del material que aporta inconscientemente. Por tanto, debe nutrirse
esencialmente de lo que el paciente trae a la sesión, ya sea preverbal o
verbalmente. Es necesario abstenerse de teorizaciones lejanas al conflicto del
individuo y procurar la comprensión de su dinámica particular.
La interpretación debe ser desinteresada, en tanto persigue el fin único de
informar al paciente sobre sus modalidades más profundas. Es importante que se
ofrezca cuando es pertinente y requerida por el paciente, ya que su objetivo no es
constatar la sabiduría o creatividad del analista. Una buena intervención debe
conducir al insight, aunque sea a lo largo del tiempo. Asimismo, liga significados,
promueve nuevos sentidos e, idealmente, transforma la mente haciendo
consciente lo inconsciente mientras se interpreta el contenido psíquico, las
defensas y resistencias dentro de un marco transferencial.
El psicoanálisis considera la preeminencia de una realidad psíquica sobre la
real y a través de ella lleva a cabo su cometido. En la teoría freudiana existen
fantasías infantiles comunes a todos, con temas como la rivalidad, el deseo
incestuoso, los impulsos agresivos de muerte, la curiosidad por la reproducción,
los celos, la ansiedad de castración y otros (Bleichmar, 2001). La fantasía
inconsciente forma el escenario sobre el que se desarrolla la vida mental, dando
lugar a múltiples libretos internos. El analista escuchará el relato de los sucesos
externos, pero su atención estará especialmente dirigida a la experiencia  interior
de su paciente (ídem).

Como analistas debemos permanecer atentos y comprometidos tanto con


cada nuevo encuentro, como con el continuo estudio de nuestra profesión.

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