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2021 UPAO Artículo Art 08 Hesiodo y Su Idea de JUSTICIA
2021 UPAO Artículo Art 08 Hesiodo y Su Idea de JUSTICIA
RESUMEN
Dos fueron los grandes iniciadores de la literatura en la antigua Grecia, Homero quien
después de sus obras maestras, la Ilíada y la Odisea, su fama se extendió dentro de todos los
espacios conocidos y conquistados por los griegos, y Hesíodo, quien a partir de la
competencia en donde pronuncio a su famoso trabajo denominado Teogonía supero en
plena contienda a Homero y logro integrarse dentro del grupo intelectual de la época; es a
partir de la visión de este último pensador, que se ha logrado obtener información sobre el
tema de justicia y la forma en que era pensada en aquella época, concepto que se retoma en
Trabajos y días, y en Escudo, desde diversas aristas, de ahí que sea necesario hablar de
todas en conjunto y por separado para poder exponer el concepto, a través de la
cosmovisión hesiodica y establecer la forma en que el concepto “justicia”, fue o puede ser
hilvanado en diversos pensares pasados y actuales.
ABSTRACT
Two were the great initiators of literature in ancient Greece, Homer who after his
masterpieces, the Iliad and the Odyssey, his fame spread into all spaces known and
conquered by the Greeks, and Hesiod, who from the competition where I pronounce his
famous work called Theogony I overcome in full contest to Homer and managed to
integrate within the intellectual group of the time; it is from the vision of this last thinker
that information has been obtained on the subject of justice and the way in which it was
thought at that time, a concept that is repeated in Works and Days, and in Escudo, from
different angles, hence, it is necessary to speak of all together and separately to be able to
present the concept, through the hesiodic worldview and establish the way in which the
concept of "justice" was or can be stitched together in various past and current thoughts.
SUMARIO
I. ¿Quién debe administrar justicia?. II. Cualidades de quien imparte justicia. III. La
humanidad y el poder en auxilio de justicia. IV. Efectos de la justicia bajo la cosmovisión
Hesíodica. Referencias bibliográficas
En la visión de Hesíodo, la justicia es administrada desde lo alto del olimpo por Zeus, quien
a través de sus designios reordena el mundo de los mortales, y quien también administra
justicia en el escenario de las deidades, es decir la justicia existe bajo un sistema centralista
1
Doctor en Derecho y globalización por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y Doctor
en Ciencias Políticas y Sociales por el Colegio de Morelos; Profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la UAEM; Sus líneas de investigación jurídica son: Derechos Humanos, Derecho Constitucional,
Derecho Procesal Constitucional, y Filosofía del Derecho. Contacto: gustavo.pozas@uaem.mx
y solo puede ser ejercida por el poder superior; justicia que solo entra en acción en el
momento en el cual surja un problema, siendo este el indicativo de que los iguales no
lograron superar sus contradicciones o llegar a una solución de cualquier controversia.
Sin embargo la justicia que imparte Zeus, se transporta hasta el mundo de los mortales a
través de mensajes que se hacen llegar por diversas deidades a los hombres, es decir, la
justicia divina intenta ser impartida desde los dioses mismos y es expuesta a los hombres en
su lenguaje para ser entendida y atendida, so pena de acarrear algún castigo por la
desobediencia2.
Y he aquí que existe una virgen, Dike, hija de Zeus, digna y respetable para los
dioses que habitan el Olimpo; y siempre que alguien la ultraja injuriándola
arbitrariamente, sentándose junto a su padre Zeus Cronión, proclama a voces el
propósito de los hombres injustos para que el pueblo pague la loca presunción
de los reyes que, tramando mezquindades, desvían en mal sentido sus
veredictos con retorcidos parlamentos [Trabajos y días] (Hesiodo, s/f, p. 260-
270).
Aunado a lo anterior, los dioses siempre encontraran la manera de reestablecer el orden que
requieren, de ahí que Zeus, en alguna ocasión, se empleó de Heracles para poder
reestablecer el orden de las cosas y así Heracles ataca Cicno, quien resulta un ser que atenta
en contra de la justicia que imparten las divinidades, pues despojaba a las personas de las
ofrendas que llevaban a Pitia, y al enfrentarse a este y arrancar la vida del impío Cicno,
Heracles también combate con Ares, pero es herido en un muslo, con lo que termina la
batalla [Escudo] (Hesiodo, s/f, p. 320-480).
Lo anterior nos hace ver que la justicia se debe imponer por la fuerza física, en el entendido
de que esta solo le es permitido usar a ciertas personas y no a todas, es decir, solo el
soberano debe indicar quien es el que puede hacer uso de la fuerza para poder cumplir con
los mandatos de la justicia, pues frente al intento de desarticular el orden preestablecido,
solo el uso de la violencia puede reintegrar el estado de las cosas a su habitualidad.
Por otro lado, hay una manera en la cual los hombres pueden servir como una herramienta
de materialización de justicia, se advierte entonces, la existencia de ciertas personas a las
cuales se les encomienda dicha tarea por parte de los dioses mismos, de ahí que se pueda
entender a la manera de un don que los dioses depositan en algunos hombres, pues
únicamente un grupo selecto pueden pronunciarla frente a las divergencias que surjan entre
2
Se debe decir que los dioses hacen llegar a los hombres, los mandatos de los dioses, sin embargo, estos
tienen en algunas ocasiones la osadía de enfrentarse a dichas órdenes y acarrean con ello una serie de
penalidades o perecen en el intento.
los mortales, y estos solo pueden ser aquellos a los que los dioses mismos les han investido
con el poder de dirigir a los grupos poblacionales, lo que implica que, los reyes [Teogonía]
(Hesiodo, s/f, p. 85), son a quienes los dioses les han delegado la tarea de impartir justicia,
en principio, obligados a dictar solución a los problemas surgidos en el grupo poblacional,
pero siguiendo los lineamientos de las deidades.
Todos fijan en él su mirada cuando interpreta las leyes divinas con rectas
sentencias y el con firmes palabras en un momento resuelve sabiamente un
pleito por grande que sea [Teogonía] (Hesiodo, s/f, p. 85-90).
Los dioses deciden entonces dejar en manos del dirigente, la tarea de administrar justicia;
sin embargo, el mismo, no puede hacer de su actividad un ente decisionista, sino que debe
seguir parámetros preestablecidos por los dioses, mismos que no arriban a la manera de
ideas espontaneas, sino que los dirigentes han sido preparados a lo largo de su existir para
hacer nacer en el cualidades, hábitos, conocimientos e intuiciones que le permitan
materializar la justicia, bajo una mirada objetiva, su actuar será siempre juzgado por los
dioses, de ahí que deba obrar de una manera recta para no desagradar a estos.
Una vez que se ha establecido quien debe ser el encargado de impartir justicia entre las
personas y en nombre de los dioses, conviene especificar como ha de ser investido de tal
capacidad, es decir cuál es el camino a seguir para formar a una persona capaz de entender
los propósitos de los dioses y vaciar estos en el mundo de lo material.
El conocimiento adquirido a través del estudio arduo y serio de las cosas, es el adecuado
para adquirir la experticia, cuando se tiene el conocimiento, la fluidez del discurso es
notable, y beneficia a todo aquel que escucha, pues se tiene el conocimiento adecuado de
quien se ha formado con rigor en los temas específicos, por eso cuando el conocimiento es
usado de la manera correcta y en beneficio de la humanidad, a ello se le denomina
sabiduría.
Pues aquí radica el que los reyes sean sabios, en que hacen cumplir en el ágora
los actos de reparación a favor de la gente agraviada fácilmente, con
persuasivas y complacientes palabras [Teogonía] (Hesiodo, s/f, p. 85-90).
Así para poder actuar en cuestiones de justicia, se debe tener sabiduría, de tal manera que,
cada uno de los veredictos beneficien a los que se hicieron en el problema, pero también al
resto de la sociedad, logrando hacer sentir a aquellos que merecen una pena, que es lo que
les corresponde en virtud de su actuar y concientizando a quien ha obtenido el beneficio de
que, no por haber obtenido un triunfo se debe hacer mal alguno a la contraparte, lo que
implica que a todos se les debe persuadir de encaminar sus pasos por el camino del bien.
Como complemento del conocimiento, rumbo a tornarlo en sabiduría, se necesita una sólida
formación moral, misma que solo puede ser obtenida a partir de la práctica de los valores y
virtudes. De ahí que los reyes deban estar formados también en esos términos, para que
logren correctamente destrabar los problemas que se presentan entre mortales, a través de
sus sabios veredictos, ellos les provocara no solo una aceptación institucional, sino una
admiración y liderazgo social, que lo elevara por encima del vulgo con una reputación
digna de un rey.
Pero si quien imparte justicia, dobla las enseñanzas morales, pretendiendo burlar al designo
de las leyes y dejándose corromper por las malas intenciones, dadivas y cualquier otro tipo
de beneficios, ello es el indicativo de que la educación moral no logró cimentar
adecuadamente, por lo que se incorpora en la palestra de discusión si hay que mantenerlo o
darle la oportunidad de reivindicarse en su actuar; en este punto se Hesíodo indica que debe
brindarse la oportunidad a estos de reencontrarse con la naturaleza de un juzgador:
Los hombres, a diferencia de los dioses, se ven constantemente ligados a sus pasiones y,
por regla general, su actuar se define a partir de estas y no de los ideales de justicia divina,
de ahí que la perpetua revisión de la forma en la que la justicia está siendo administrada sea
convertida en una actividad necesaria para evitar que los reyes y los hombres se corrompan
y desvaríen en sus propósitos primordiales en tanto justicia.
Todos fijan en él su mirada cuando interpreta las leyes divinas con rectas
sentencias y el con firmes palabras en un momento resuelve sabiamente un
pleito por grande que sea [Teogonía] (Hesiodo, s/f, p. 85-90).
Al ser los reyes, ese vehículo empleado por la divinidad para hacer llegar la justicia a la
humanidad; impartir justicia adecuadamente implica ir limpiando el espacio de impurezas,
entendiendo por estas aquellas malas prácticas sociales, de algún grupo, sector o persona;
por lo que la justicia ahora se convierte en la herramienta con la cual se dibuja el mundo
factico, en consecuencia su correcto empleo es origen de la corrección de aquello que no es
debido, y hace públicas, a su vez, las buenas formas, de la justicia y la idea colectiva de
esta, depende, entonces, el comportamiento social.
De tal manera la justicia construye los puentes adecuados para la prosperidad social, pero
para poder consolidar el proyecto deviene en necesario que la idea de materialización de
justicia, logre permear dentro del pensamiento común social, lo que se traduce en las
cotidianidades de la población, de no hacerlo así, una antípoda de la justicia se apropia del
escenario y torna todo a su opuesto, dejando de lado incluso el ejemplo indicado por los
reyes al aplicar justicia, los mandatos divinos y demás cuestiones.
De ahí que, la población en su totalidad, deben albergar la idea de justicia y llevarla a sus
costumbres cotidianas, entonces, la forma de distribuir la justicia en la cotidianidad es a
partir de todos los actos que realizan las personas, por lo que se debe entender que la
justicia, no solo es un acto de quien se encarga de administrarla en última instancia, sino
que se auxilia de todos.
Si se mantienen los efectos y designios divinos sobre el tema de justicia ello produce
diversos efectos para los actores inmersos en la cuestión, es así que, la figura de quien
administra justicia forja al realizar bien su labor un respeto que lo coloca como una figura
de respeto, constituyéndose en un ejemplo para su sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS