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HGstiroia Sicoal
HGstiroia Sicoal
Desde los primeros años de la formación del Estado Argentino, los proyectos de
educación fueron espurios y no tuvieron una gran continuidad en el tiempo. Las
primeras escuelas formalmente organizadas estaban bajo el sistema Lancaster de
enseñanza, el cual tenía sentido dentro de la lógica colonial. A un gran número de
personas, pocos y casi nulos docentes, los estudiantes se convertían en mentores de
sus propios compañeros.
Desde un punto de eficiencia esto puede parecer lógico, lo cual suena en demasía
extraño en el contexto actual.
Por otra parte, la educación referida a las costumbres morales caló hondo en la
sociedad Argentina. Si bien los primeros proyectos de los padres de la patria no
tenían un componente per se católico como si lo tendría el proyecto de Rosas, la
educación basada en el componente moral tuvo su influencia en los primeros años
de la naciente Argentina.
Sin embargo, hubo cambios. A nivel organizacional, la educación fue pasando de manos
privadas a manos estatales y luego a privadas nuevamente con el ascenso de Rosas. Esto se
conjuga con el hecho de que no existía en la Argentina estabilidad institucional. Sin un
presupuesto coherente no se podía tener una estabilidad educativa.
En cuanto a los proyectos educativos, hubo una idea naciente por parte de la revolución de
Mayo en la cual los niños deberían tener una educación, si bien básica, pero también con
bases para lograr el poder del soberano. Pero la conclusión es clara, no hubo en Argentina
proyectos educativos estables, quedando todos estos truncos a partir de 1820 con la derrota
del gobierno de Buenos Aires, cada provincia tomó control de la educación de la población
según los recursos que tuviese, quedando en muchos casos en control del clero.1