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En el Antiguo Testamento el matrimonio aparece originariamente como una

relación normal —ligada a la más íntima condición del ser humano por el valor y
sentido más profundo del amor y de la vida — dispuesta por Dios, propia de un
periodo de inocencia y desbordante alegría.

una etapa jubilosa que, con el transcurso del tiempo, daría paso a otra de «dureza
de corazón» (Mateo 19, 8), en la que se hicieron indispensables las reglas. El
Génesis (1, 28) establece que la función del matrimonio debe ser la fecundidad, el
medio de asegurar la descendencia: «Procread y multiplicaos, y henchid la tierra;
sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los
ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra» . Por esta razón, en
el ámbito bíblico, mientras la esterilidad era vista como la peor de las desgracias
que podía sufrir una mujer hebrea (1 Samuel 1, 10 ss.) —fruto de un severo
castigo de los cielos (Génesis 20, 18)—, los hijos abundantes se interpretaban
como un signo de bendición Un premio, la mayor gracia de Dios y favor divinos
(Salmos 127, 5). Y si el hijo era varón, amén de perpetuarse la línea familiar, el
muchacho asumía, llegado el momento, el oficio del progenitor, de manera que se
garantizaba la futura prosperidad del linaje.

El contrato matrimonial judío constaba de dos fases. La primera de ellas


comenzaba cuando las familias de los futuros esposos (el varón desde que
cumpliera los trece años, la mujer desde los doce 4 ) negociaban 5 los esponsales
de éstos El hecho de que los padres concertaran los matrimonios de los hijos no
significaba que no se contase nunca con la opinión de éstos. Así, Siquem
(Génesis 34, 4) y Sansón (Jueces 14, 2) pidieron a sus respectivos padres (Jamor
y Manué) que concertasen el matrimonio con las mujeres que uno y otro querían.
Las relaciones familiares eran algo prioritario para los hebreos. Los componentes
de la misma tribu se sentían orgullosos de proceder de un antepasado común y
las esposas se tomaban de entre la propia parentela (cfr. Génesis 24, 38 ss.). Sin
embargo, la ley prohibía el matrimonio entre parientes próximos (Levítico 18, 6
ss.). Constituían los mismos un compromiso más solemne y vinculante que
nuestra actual petición de mano Suponían tales esponsales (o promesa) un
auténtico acto de matrimonio, incluso jurídicamente , y se suscribían en presencia
de dos testigos 8 Durante el tiempo de espera hasta el día de la boda, mientras la
muchacha vivía todavía en el hogar paterno, se dispensaba al novio de ir a la
guerra (cfr. Deuteronomio 20, 7).. Algunas veces, la pareja se regalaba
recíprocamente en este acto un anillo o un brazalete  Estos adornos consistían en
collares, brazaletes, broches, anillos y ajorcas. Cfr. Isaías 3, 16. Por otro lado, a
los israelitas les estaba mandado llevar flecos —orla o borlas— en el borde de sus
mantos y atar los flecos de cada borde con un cordón de color de jacinto
(Números 15, 38). En los Evangelios se destaca la presencia de tales flecos en el
manto de Jesús (Marcos 6, 56; Mateo 9, 20; Lucas 8, 44) . Al padre de la joven se
le tenía que abonar cierta cantidad de dinero (mohar), el «precio de la esposa».
Tal suma podía en ocasiones satisfacerse parcialmente con el trabajo personal del
muchacho. Aunque al padre de la novia no se le permitía tocar dicha suma, sí le
era dado beneficiarse de los intereses que produjese la misma 10. Aquella
cantidad pasaba a manos de la hija cuando fallecían sus padres, o bien si su
marido moría. Labán, suegro de Jacob, infringió esta costumbre y gastó el mohar
correspondiente a su hija (Génesis 31, 15). El padre de la muchacha, a su vez,
entregaba a ésta o a su marido una «dote» (u obsequio de casamiento), que podía
comprender criados o siervos (como aconteció en los connubios de Rebeca y Lía,
cfr. Génesis 29, 24 y 29), tierras u otros bienes 11. La segunda fase, la boda,
luego de la cual se iniciaba la convivencia, tenía lugar un año después del
desposorio, cuando el novio 12, acompañado de sus amigos, se encaminaba al
atardecer a la casa de la novia, quien le aguardaba, luciendo algunos adornos 13
y finos ornamentos 14, tocada con un velo 15 (Génesis 24, 64-67: «También
Rebeca alzó sus ojos, y viendo a Isaac se apeó del camello y preguntó al siervo:
“¿Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?”. El siervo
le respondió: “Es mi señor”. Ella agarró el velo y se cubrió. El siervo contó a Isaac
cuanto había ocurrido, e Isaac condujo a Rebeca a la tienda de Sara, su madre; la
tomó por mujer y la amó, consolándose de la muerte de su madre»

; Cantar de los Cantares 6, 7).  En Ezequiel (16, 10) se menciona un vestido de
recamado, piel de tejón, lino fino y seda. 15 Algunas veces, la novia también se
engalanaba la cabeza con una cinta con monedas, regalo del novio. Quizá se
refiera a una de esas monedas la parábola de Jesús sobre el dracma perdido. Cfr.
Lucas 15, 8.

V En una ceremonia sencilla, se despojaba a la muchacha del velo que le cubría


el rostro y se depositaba éste sobre el hombro del novio. Acto seguido, el joven,
escoltado por los amigos Llevando antorchas en la mano y, con frecuencia, al son
de la música y de la danza., conducía a la muchacha, su ya esposa, al hogar
conyugal (cfr. Mateo 25, 6) ), los detalles de la parábola de las diez vírgenes
(Evangelio de San Mateo 25, 1-13) son algo confusos. ¿La procesión se celebraba
de noche? ¿Estaban abiertas más allá de la medianoche las tiendas que vendían
aceite? (Mateo 25, 9).. A continuación se organizaba un largo banquete nupcial
Mateo 22, 2-14. En estos versículos se habla, bien que se trate del banquete de
bodas del hijo de un rey, de becerros y cebones. En lo que respecta a la bebida,
en el Evangelio de Juan (2, 3) se alude al vino. Cfr. También Lucas (14, 7-11)., en
el que los invitados, portando sus mejores galas y atavíos  Mateo 22, 11-12. 21
Los hebreos de la época bíblica tenían por costumbre comer sobre el suelo (no se
utilizaba la mesa para este fin). Sólo más tarde, y gracias a la asimilación de las
costumbres grecorromanas, empezaron a reclinarse sobre alfombras o
almohadones. La comida se tomaba con la mano, pues, aunque se conocían los
cubiertos, éstos se empleaban únicamente en los sacrificios, degustaban un
suculento ágape 21 y disfrutaban de la ventura que suponía el surgimiento de una
nueva familia (Proverbios 5, 18 ss.; Tobías 7, 10-13). No en vano, el primer
milagro de Jesús ocurrió durante una boda celebrada en Caná de Galilea (Juan 2,
1-11), pues la boda se contemplaba, en idílica imagen 22, como la «fiesta de la
vida»: de la vida que empieza, de la vida que será transmitida, de la vida que se
perpetuará con la prole. «Para el hombre del pueblo —sintetiza a la perfección
Papini—, que tan de raro en raro se expansiona y divierte, que no come ni bebe
nunca todo cuanto quiere, el día de la boda es el más memorable de toda la vida.
Un paréntesis de riqueza, de generosidad, de contento, en la larga y gris
mediocridad de sus días. Los señores que todas las noches pueden banquetear,
los modernos, que se tragan en un día lo que a un pobre antiguo le bastaba para
una semana, no sienten la solemne alegría de ese día. Pero el pobre antiguo, el
trabajador, el hombre de los campos, el oriental, que vivía todo el año con pan de
cebada, higos secos, algún pez que otro y tal cual huevo cocido, y únicamente en
las grandes fiestas mataba un cordero o un cabrito; el hombre acostumbrado a
penar, a medir, a pasarse sin tantas cosas, a contentarse con lo puramente
necesario, veía en las bodas la fiesta más verdadera y grande de toda la vida. Las
demás fiestas, las populares, las religiosas, eran de todos, iguales para todos. Y
se repetían todos los años. Pero la boda era una fiesta completamente suya,
solamente suya y no venía para él más que una vez en el curso de los años»
Gen 2:24 Esto es un aparte en la narración que aporta un comentario sobre el mundo social de
la humanidad en tiempos posteriores. Usa la historia de la creación de Eva como la base para el
principio legal de la separación de las familias. Cuando se realizaba un matrimonio, la esposa
dejaba la casa de sus padres y se unía a la de su esposo. De este modo, se establecían nuevas
lealtades. Además, la consumación del matrimonio está asociada aquí con la idea de que la pareja
llega a ser una sola carne, así como Adán y Eva provenían de un solo cuerpo. Aquí la afirmación de
que el hombre dejará su familia no se refiere necesariamente a una sociología en particular, sino al
hecho de que en este capítulo es el hombre el que está buscando compañía. También refleja el
hecho de que las ceremonias de casamiento, incluyendo la noche de bodas, a menudo tenían lugar
en la casa de los padres de la novia.

16:1-4. Siervas. Las mujeres esclavas o siervas eran consideradas tanto propiedad como una
extensión legal de sus amas. Fin consecuencia, sería posible que Sarai tuviera a Agar para cumplir
con una variedad de tarcas caseras, así como el ser usada como subrogante de su propia
esterilidad. 16:2. Arreglo contractual para la esterilidad. Las "concubinas no tenían la plena
categoría de esposas, pero eran muchachas que llegaban a un matrimonio sin dote y cuyo papel
incluía dar a luz hijos. Por lo tanto, el concubinato no era visto corno poligamia. En Israel, como en
la mayor parte del mundo antiguo, la monogamia era practicada generalmente. 1.a poligamia no
era contraria a la ley ni a los patrones de la moral de entonces, pero no siempre era
económicamente factible. I-a principal razón para la poligamia sería la de que la primera esposa
fuera estéril. En la Biblia, muchos casos de poligamia comúnmente ocurrieron antes del período de
la monarquía. 16:3, 4. Madres subrogantes. Las madres subrogantes aparecen sólo en las
narraciones más antiguas: Agar y las dos siervas de Raquel y Lea (Gén. 30). Allí no se menciona un
contrato, dado que todas estas mujeres eran una extensión legal de sus amas y cualquier niño que
dieran a luz sería considerado como hijo ele su ama. El código * babilónico de 'Hamurabi en el
siglo Xsiglo XVlll a» de J.C. contiene contratos de subrogaría a para las sacerdotisas a las que no se
permitía concebir hijos. Como en los ejemplos bíblicos, éstas tenia una posición legal inferior a la
de la esposa. 16:5, 6. Relación de Sarai y Agar. En el mundo antiguo, Lis mujeres obtenían honor
por medio del matrimonio y de los hijos. Aunque Agar era una sierva, el hecho de que había
concebido un hijo y no así Sarai daba una razón para menospreciar a su señora. La reacción de
Sarai al abusar de Agar puede haberse basado tanto en los celos corno en la diferencia de clase.

24:4. Casamiento dentro de la tribu. La práctica del casamiento dentro de la propia tribu o familia
es llamada "endogamia". Podía ser el resultado de preocupaciones religiosas, sociales o étnicas. En
este texto, parece ser étnica, ya que no hay sugerencia alguna de que la familia de I aban, Rebeca
y Raquel compartieran las mismas creencias religiosas de Abraham y su familia. De! mismo modo,
la posición social a menudo se presenta solo cuando están envueltos los nobles y los miembros del
pueblo o se ven como defmidamente distintas ciertas clases sociales. Las preocupaciones étnicas
generalmente se centraban alrededor de las tradiciones del clan o los terratenientes de la familia.
A veces representaban hostilidades de mucho tiempo entre dos grupos. En este pasaje, la
endogamia pance haber sido motivada por el * pacto que buscaba impedir que Abraham y su
familia simplemente fueran absorbidos por la mezcla étnica de Canaán
24:50-59. Regalos en el desposorio. Para acordar un matrimonio, la familia del novio debía aporrar
d precio de la novia, mientras que la de ésta aportaba una dote. Los objetos de piara y oro, y los
adornos regalados a Rebeca son parte de su transformación en miembro de la familia de Abraham.
La palabra usada en el texto indica metales trabajadas para objetos útiles, ya fueran joyas o
fuentes u otros utensilios. Los regalos entregados a su hermano Labán y a su madre demostraban
la riqueza de Abraham y el anhelo porque se realizara el casamiento. 24:57, 58. Rebeca toma su
decisión. Era inusual en el mundo antiguo que la mujer tuviera una pane en las principales
decisiones. Rebeca no fue consultada sobre el matrimonio (w. 50, 51), pero cuando el siervo pidió
que se fueran enseguida, los hombres buscaron su consentimiento. Los contratos matrimoniales
de este período en general muestran una gran preocupación por mantener la seguridad de la
mujer dentro de la familia del marido. La presencia de la familia de ella era una de las garantías de
que sería cuidada y tratada adecuadamente. Los diez días que pidió la familia de Rebeca (v. 55) le
daría una pequeña oportunidad mis de asegurarse de que todo era como parecía ser. Es probable
que ella hiera consultada por el riesgo serio que implicaba dejar la protecdón de la familia en
aquellas inusuales circunstancias. 24:59. Nodriza de compañía. Era correcto que una dama
comprometida con un hombre rico tuviera un cortejo de servidumbre. Pero la nodriza tenía una
posición superior por ser quien alimentaría al niño que sería parte de su nueva familia y servía
como chaperona en el viaje de regreso. 24:62. Beer-lajai-roí. Este nombre del l

4:62-66. Uso del velo. Como había viajado sin velo, el que Rebeca se lo colocara cuando Isaac fue
identificado sugiere que ésa era la forma de demostrarle que era su novia. Las novias llevaban velo
durante el casamiento, pero lo abandonaban cuando estaban casadas. I as costumbres al respecto
diferían en los distintos lugares y épocas. Las mujeres asiáticas de las pinturas de la rumba de Be ni
Masan (a principios del segundo milenio) no llevan velo, pero según las leves de* Asiría media
(fines del segundo milenio) toda dama respetable debía llevar velo en público. 24:67. Tienda
materna. La tienda de Sara, debido a su posición de señora de la casa, debía haber estado vacia
desde su muerte. Al llevar allí a Rebeca, Isaac demostró que ella era ahora la señora. Esto es
similar a la importancia que se daba al hacer entrar a la casa a la novia en los textos *ugarí ticos.

1. gamos (gavmo”, 1062), boda, casamiento, o fiesta de bodas. Se usa para denotar: (a) la
ceremonia y su celebración, incluyendo la fiesta de casamiento (Joh 2:1,2); de solo la
ceremonia de la boda, figuradamente (Rev 19:7), como distinta de la fiesta de casamiento
(v. 9); (b) la fiesta de casamiento (Mat 22:2,3,4,8,9,10; 25.10; Luk 12:36; 14.8); en Mat
22:11,12 el “vestido de boda” es, lit.: “un vestido de una boda”. En Rev_19, donde, bajo la
figura de una boda, se describe la unión de Cristo, como Cordero de Dios, con su novia
celestial, que tiene lugar en el cielo durante la parousia, v. 7 (indicándose con el tiempo
aoristo, o puntual, un hecho cumplido); a la Novia (numfe, prometida, desposada, novia),
se le llama “su esposa” (gune); la cena de las bodas tendrá lugar sobre la tierra, después de
la Segunda Venida (v. 9). Que Cristo sea llamado Cordero señala a su sacrificio expiatorio
como la base sobre la que tiene lugar la unión. Los antecedentes de esta fraseologí a se
hallan en la descripción en el AT de la relación de Dios con Israel (p.ej., Isa 54:4 :; Eze
16:7 :; Hos 2:19); (c) el matrimonio en general, incluyendo el estado matrimonial, que debe
ser tenido como “honroso” (Heb 13:4).¶ Nota: Entre los judíos, la cena de las bodas tenía
lugar en la casa del marido, y era el gran evento social en la vida familiar. En Mat 22:1-14
se indica una generosa hospitalidad, y resentimiento ante cualquier rechazo a acudir a la
invitación. La boda de Caná exhibe la forma en que se llevaba a cabo una boda en hogares
humildes. Se daba un honor especial a los amigos del novio, “los hijos de la cámara
nupcial” (RVR: “los que están de bodas”; VM: “los compañeros del novio”, Mat 9:15; véase
Nº 2). Al terminar, los padres llevaban a la novia a la cámara nupcial (cf. Jdg 15:1). Véase
MATRIMONIO. 2. numfon (numfwvn, 3567) significa: (a) la estancia o sala de comer en la
que se celebraban las ceremonias de casamiento (Mat 22:10); algunos mss. tienen aquí
gamos, boda; (b) la cámara que contenía el lecho nupcial. El término “los que están de
bodas” significa “los hijos de la sala nupcial”, y se refiere a los amigos del novio, que
estaban encargados de proveer lo necesario para las nupcias (Mat 9:15; Mc 2.19; Luk
5:34).¶

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