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Ediciones Apóstrofe
EDICIONES APÓSTROFE
Colección n p O~( I D Ó H
BARCELONA
Índice
ISBN: 84-455-0187-9
Segunda Parte: Poética de la arquitectura neoplastica. El
lenguaje de la descomposición cuatridimensional
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares
del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción p. 223 Función de la poética de la descomposición
parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, compren- 227 1. Theo Van Doesburg en el circuito del
didos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejem- Bauhaus
plares de ella mediante alquiler o préstamo público. 287 11. Historicidad del movimiento de STIJL
335 III. Prosistas y poetas del neoplasticismo
Impreso por Tesys 407 IV. La ciudad neoplastica de Piet Mondrian
Printed in Spain 427 V. La metodología de la descomposición como
Impreso en España instrumento crítico
Depósito legal: B-22.205-1999
6 ÍNDICE
Pero de la noche a la mañana intervino la justicia vengado- de las manías de pureza geométrica y estereométrica. Estallan
ra. En el terreno del desconstructivismo se ha encendido la entonces las oquedades contra envolturas obligadas, a media-
estrella de Frank O. Gehry como si pretendiera demostrar que dos del siglo pasado el movimiento Arts and Crafts de Wi-
el "grado cero" no era una aspiración tan remota como eso, lliam Morris desafía la cerrazón de la caja, al igual que el Art
sino una manera de comunicar cosas adquiridas, simple, po- Nouveau de Horta, Mackintosh, Olbrich y Hoffmann y, más
pular, por muy atónitos que dejara y por mucho que asustara a tarde, la desl1).ontancon su clamoroso grito Gaudí, Mendel-
tantos seudointelectuales. Llegados a este punto, la función de sohn, Haring y la racionalidad de Adolf Loos. En 1917 (tema
los tres ensayos experimenta un cambio: separados y con del segundo ensayo) Theo van Doesburg elabora una sintaxis
abundancia de aparato erudito, eran factores distintos de una para la arquitectura moderna: la lección neoplástica De Stijl
dirección posible de la marcha; juntos, en cambio, reunidos en que elimina la tercera dimensión, descompone la envoltura de
una versión sucinta, su misión es liberarlos a todos de trabas la construcción convirtiéndola en planchas que organiza a
clasicistas residuales a fin de proceder hacia metas creativas placer, elimina el "dentro" y el "fuera", como en el pabellón
parecidas o diferentes de las de Gehry, pero en cualquier caso barcelonés de Mies van der Rohe. Gracias a Le Corbusier, el
avanzadas y ubérrimas. Un mito milenario ha acabado por clasicismo cubista sufre una derrota en toda la línea y se abre
salir de las nieblas de la ilusión, se ha convertido en realidad. la puerta a la arquitectura orgánica de Ronchamp.
Vamos a recapitular. A principios de siglo entra en escena el genio de Wright. Su
La arquitectura orgánica nació en la era paleolítica, entre acción revolucionaria es lenta comparada con las de Brunelles-
pueblos nómadas que vivían en cavernas. Derrotada en parte cm, Miguel Ángel y Borromini. Va introduciéndose gradual-
durante el periodo neolítico, cuando los asentamientos agrí- mente, apunta en los espacios vividos, plasmándolos y proyec-
colas se "ordenaron" según trazados ortogonales, supo resistir tándolos hacia el exterior, sustrayendo a la homologación
pese a todo. Data de entonces el conflicto entre concepciones alturas y espesores. De ahí el diálogo con los jardines de las
clásicas, reglamentadas y represivas, y desobediencia creado- zonas periféricas de las metrópolis del Middle West y, después
ra, supremacía del individuo y de la diversidad, inmune a de regresar de Europa, con el paisaje de Taliesin en Wisconsin.
tabúes como proporciones, simetrías, estabilidad, armonía, El desgarro data, como es bien sabido, de los años treinta:
ritmos y octavas. Helenismo contra civilización griega, mo- Fallingwater, el Johnson Wax en Racine y Taliesin West en
vimiento registrado por el Erecteo, inaudito gesto rebelde de Arizona. El camino hacia lo orgánico no resiste el feroz es-
Mnesicles en la acrópolis ateniense. Mundo etrusco contra ley crutinio del anticlasicismo: se autogenera, vive una vida pro-
romana, desvitalizada de la espléndida epopeya de la antigüe- pia, ni más ni menos que la dodecafonía de Arnold Schon-
dad tardía. "Grado cero" de la escritura espacial en el cristia- berg. Cuando en Racine el cuerpo básico del cornisamento se
nismó de las catacumbas. Batalla bizantina para evitar que el hace translúcido, la caja de la construcción ya ha dejado de
organismo cerrado volviera a recomponerse. Nuevo "grado existir y hasta su recuerdo se ha perdido. La figura helicoidal
cero" en la alta Edad Media. Y finalmente, el "lenguaje bal- expandida del Guggenheim y la "montaña de luz" de la sina-
buceante" del románico y el vértigo dinámico y transparente goga de Philadelphia son confirmaciones de la victoria, triun-
del periodo gótico, que involucra a Brunelleschi. El clasicis- fo de la arquitectura orgánica.
mo renacentista es una superestructura anulada por el saco de Pero, ¿qué Ocurre después de la apoteosis de un genio?
Roma de 1527 y, más aún, por la erosión operada por los ¿Cómo se pasa de su lenguaje al habla corriente?
manieristas: Miguel Ángel, Palladio, Borromini. En la mes- Ya lo hemos comentado varias veces. Cuando desaparece
colanza psicótica de los estilos, el propio eclecticismo se mofa un genio, unos cuantos discípulos astutos dilapidan la heren-
10 INTRODUCCIÓN EL TRIUNFO DE LA ARQUITECfURA ORGÁNICA 11
í
cia en tanto que otros la guardan bajo llave. No hay más que En tan faustas e imprevistas condiciones, el lenguaje orgá-
considerar la talla ínfima de los alumnos de Brunelleschi, la nico abandona la élite, se hace popular. Cualquiera puede
práctica inexistencia de los que tuvo Miguel Ángel arquitecto, leerlo, escribirlo y hablarlo. Señala con el dedo un hábitat
los entecos y desorientados que dejó Borromini. Una ley his- agitado y risueño, una ciudad desafiante, expandida y demo-
tórica manda que, por lo menos durante cincuenta años, la crática. Las siete invariantes son el puente que lleva a esta
obra del genio quede en la sombra. orilla.
Lo intentaron con Wright, utilizaron todos los medios para
asesinarlo, desde el International Style al Post-Modern, desde
el silencio de los mediocres profesores universitarios a los
oídos sordos de las instituciones profesionales. Pero no se
salieron con la suya, porque una minoría decidida, diseminada
por todo el mundo, impidió el crimen. Los orgánicos, los
seguidores de Wright soportaron vejaciones e injusticias hasta
1994 cuando, treinta y cinco años después de la muerte del
maestro, el MOMA de Nueva York celebró su desmesurada
grandeza con una exposición colosal cuyos ecos resonaron
por todos los rincones de América y del mundo.
Hemos llegado al último acto. Salvar la herencia de
Wright era indispensable, pero no suficiente. Los orgánicos
han ido en aumento, se han incrementado a través de la es-
cuela de Bruce Goff, de informales como Pietila, de neoex-
presionistas y desconstructivistas; las "siete invariantes" han
pasado a ser objeto de un reconocimiento cada vez más am-
plio. Pero no bastaba con esto. Para que la arquitectura orgá-
nica bajase del nivel poético de Wright a la prosa, a la lengua
hablada, a la jerga, era precisa otra intervención excepcional,
la de Frank Owen Gehry. Éste estudia a conciencia las siete
invariantes anticlásicas y las concreta espontáneamente, es
minimalista, pop y Kitsch, lo pone todo a debate exaltando el
"cheapscape", las escenas de euforia y rabia, el deleite y la
angustia que produce el paisaje desolado. Nuevo Mnesicles,
cobra autoridad sin perseguirla, proyecta y construye con
éxito, recibe el Pritzker Prize y, con el American Center de
California, desemboca en París.
Gehry: Wright = Cage: Schonberg. A la dodecafonía y a
los "espacios desprovistos de caja de Fallingwater, la nueva
vanguardia incorpora los ruidos de matriz futurista, la poética
del azar, el silencio.
Primera parte
truyen no hacen sino balbucear, emitir sonidos inarticulados, hablar arquitectura en clave anticlásica; si lo logramos, el
desprovistos de sentido, sin transmitir mensaje ninguno, igno- aparato teórico surgirá por sí mismo, inherente a la excava-
rando los medios para comunicar nada: he aquí por qué no ción lingüística.
dicen nada ni tienen nada qué decir. Y hay otro peligro más Se cuentan por millares los arquitectos y los estudiantes de
grave aún: una vez desautorizado el movimiento moderno, ya arquitectura que proyectan, pero que desconocen el léxico, la
no estaremos en condiciones de leer las imágenes de todos los gramática y la sintaxis del lenguaje moderno que, en relación
arquitectos que hablaron una lengua diferente del clasicismo, con el clasicismo, son el antiléxico, la antigramática y la anti-
es decir, los paleolíticos, los maestros de la antigüedad y los sintaxis. Los críticos, situados en el doble nivel profesional y
medievales, los manieristas y Miguel Ángel, Borromini, las didáctico, juzgan; pero, ¿con qué criterio?, ¿con qué legitimi-
figuras Arts and Crafts y Art Nouveau, Wright, Loos, Le dad, cuando éste falta? He aquí el desafío que debemos
Corbusier, Gropius, Mies, Aalto, Scharoun, ni tampoco los afrontar nosotros, los productores y los usuarios; para que nos
jóvenes, desde Johansen hasta Safdie. entendamos, debemos utilizar una misma lengua, hacer con-
No hay nadie hoy que adopte los órdenes clásicos. Sin em- cordar los términos y procedimientos. Es una cuestión que si
bargo, el clasicismo es una forma engañosa que sobrepasa los ahora nos parece gigantesca es únicamente porque se encuen-
"órdenes", llegando a congelar incluso los razonamientos tra sin explorar.
desarrollados con palabras y verbos anticlásicos. En efecto, el Un objetivo que se pretende sea provocador: establecer
sistema Beaux-Arts codificó el gótico, después el romántico, una serie de "invariantes" de la arquitectura moderna basán-
el barroco, el egipcio, el japonés y, finalmente, incluso el donos en los textos más significativos y paradigmáticos. Sur-
moderno valiéndose de un sencillísimo procedimiento: hiber- ge una duda: mientras cuando se trata de lengua verbal se
nándolos, es decir, convirtiéndolos en clásicos. Por lo demás, hace imprescindible servirse de un código, so pena de inco-
cuando se demostrase imposible codificar en sentido dinámi- municación, en arquitectura cualquiera está en condiciones de
co el lenguaje moderno, no quedaría otra cosa que esta solu- saltárselo si quiere, sin renunciar por ello a construir. Puede
ción suicida, invocada ya por algunos infelices, ya sean críti- construir, qué duda cabe, incluso en estilo babilónico si se le
cos y/o arquitectos. antoja, aunque no comunicando otra cosa que la propia neuro-
Es preciso, pues, experimentar inmediatamente todos los SiS.
problemas teóricos cuyo estudio constituye a menudo una He tratado la cuestión de la lingüística arquitectónica con
coartada para ulteriores dilaciones, sin caer en la veleidad de profesores universitarios y con profesionales, especialmente
resolver a priori, es decir, al margen de las comprobaciones con estudiantes inquietos, confusos, exacerbados ante la cir-
concretas. Hay libros por docenas y ensayos por centenares cunstancia de que no haya nadie que les enseñe una lengua
que discuten si es posible asimilar la arquitectura a una len- con la cual poder hablar. De estos intercambios ha resultado
gua, si los lenguajes no verbales poseen o no una doble arti- una conclusión: aunque existan buenas razones para no abor-
culación, si el propósito de codificar la arquitectura moderna dar un tema tan difícil y traumático, hay que salir de este
no está destinado a desembocar en el cese de su desenvolvi- embrollo y comenzar de nuevo.
miento. La indagación semiológica es fundamental, si bien El presente ensayo todavía es más breve que el ya bastante
no podemos pretender que desenvuelva los problemas ar- sucinto de Surnmerson. Tan sólo analiza siete invariantes. Se
quitectónicos al margen de la arquitectura. Bien o mal, los pueden añadir a ellas otras diez, veinte o cincuenta, siempre a
arquitectos comunican; hablan arquitectura, sea o no una condición de que no contradigan las anteriores. La validez de
lengua. Conviene documentar con exactitud qué implica este enfoquese compruebaen las obras y en las mesas de dibujo.
18 PREÁMBULO HABLAR ARQUITECTURA 19
-.::; :
episódico de las aberturas, altas y bajas, rectas o torcidas, no toso. Si hay que proyectar la moldura y la posición de cada
obligadas por las relaciones axiales, deja de ser un objeto ventana siguiendo este mismo procedimiento, para diseñar
cerrado, autónomo, que tiene su fin en sí mismo, y establece una fachada con diez ventanas es preciso un esfuerzo de re-
un diálogo con el entorno, adoptando una función de partici- flexión excesivo, incongruente desde el punto de vista profe-
pación: no es ya un elemento extraño y hostil en el rostro de sional. La segunda contraataca: ¿no nos va a llevar todo esto a
la ciudad o del paisaje. la "academia del desorden", al triunfo de lo arbitrario?
El ejemplo de las ventanas parece inoportuno en un razo- A la primera objeción se responde lo siguiente: así es,
namiento en tomo a la arquitectura moderna porque, como una ventana es el resultado del estudio del espacio que debe
veremos, el principio del catálogo excluye la noción de "fa- iluminar, cuyo valor perceptivo y comportamental depende
chada". Con todo, al tener que intervenir en tejidos urbanos en gran medida de la luz; en realidad, para configurar las
condicionados por urdidos y volumetrías fijados de antemano, ventanas, es preciso haber proyectado ya espacios y volú-
es frecuente que el arquitecto se vea obligado a diseñar una menes, el edificio en su totalidad. ¿Es difícil la arquitectura
fachada. No por ello renunciará, sin embargo, a hablar de un moderna? Indudablemente, pero es maravillosa porque cada
lenguaje actual. A partir del momento en que diferencie las uno de sus componentes guarda relación con un contenido
ventanas por la forma y la colocación, rechazará la fachada social. Si fuese fácil, la mayor parte de los edificios que hoy
tradicional, sus connotaciones clásicistas. Por otra parte, po- se construyen serían modernos; en cambio, basta con obser-
drá denunciar su inutilidad situando algunas ventanas en vo- var las ventanas para entender que es fruto de la inconscien-
ladizo, encajando otras, jugando con el grosor de las paredes cia académica.
para dotar de un marco de sombra al espejo vítreo o, por el Por lo que a la segunda objeción se refiere: ¿arbitrarie-
contrario, para exponerlo al fulgor de la luz. Y por otra parte, dad? Por el contrario, el clasicismo es totalmente arbitrario,
¿por qué no inclinar las ventanas con respecto al plano de la dado que falsea el orden abstracto, opresivo de la libertad y
fachada? Una podrá mirar hacia abajo, enfocando una plaza, de las funciones sociales. ¿Qué el catálogo conduce al de-
un árbol, un portal situado ante ella; otra podrá dirigirse hacia sorden? ¡Bendito desorden que socava el orden idolátrico,
arriba, captar el cielo en el circuito espacial. La inclinación los tabúes de la "serie", de la masificación alienante! Desa-
puede efectuarse hacia la izquierda o hacia la derecha, recupe- fía la producción industrial neocapitalista, como hizo a me-
rando imágenes panorámicas profundas y estimables, la pers- diados del siglo XIX la recuperación llevada a cabo por
pectiva de una calle, un monumento, el mar. Unos frentes con William Morris con respecto a la paleocapitalista. La indus-
ángulos abundantes, donde las superficies vítreas no sean tria hace las cosas uniformes, las clasifica, las tipifica, las
nunca paralelas a la del fondo. hace clásicas; los últimos rascacielos involucrados con el
El principio del catálogo, aun circunscribiéndolo al detalle sistema "curtain wall" están más bloqueados y son más es-
de las ventanas, desafía la ventana clásica, rompe su acabado, táticos que los levantados hace cincuenta años; esto se reco-
muerde el marco dando un tijeretazo en las aristas y en lo alto, noce también gracias a las ventanas.
entre el último nivel y el techo. Así se consigue un doble Las dos objeciones revelan un poso psicológico turbio. La
objetivo: aumentar las alternativas de iluminación en los inte- arquitectura moderna multiplica las posibilidades de elección,
riores y exaltar la carga comunicativa del edificio. en tanto que la clásica las reduce. La elección origina la an-
Me parece escuchar dos objeciones: la primera es de ex- gustia, una neurótica "ansia de certidumbre". ¿Qué hacer? No
travío, la segunda intenta ocultarlo con coartadas de carácter existen tranquilizantes para evitarla. Sin embargo, ¿es que los
ideológico. La primera protesta: es un trabajo enorme, espan- hay en otros campos? ¿No desencadenan acaso angustia la
26 CAPÍTULo PRIMERO EL CATÁLOGO COMO METODOLOGÍA DEL PROYECTO 27
pintura abstracta y la informal, la música dodecafónica y siguientes verificaciones. Una voluntad de liberación de los
aleatoria, el arte conceptual? ¿No es angustioso tal vez con- dogmas idolátricos sustenta los móviles de la arquitectura ac-
templarse en un espejo por vez primera y reconocerse en una tual. Comenzando por los famosos cinco principios enunciados
imagen que no es la propia? ¿O bien enterarse con estupefac- por Le Corbusier: la planta "libre", la fachada "libre", los pilo-
ción que la tierra gira, cuando en realidad parece no moverse? tes que dejan "libre" el terreno debajo del edificio, el tejado-
Miedo a la libertad de los movimientos irracionales. Supon- jardín que implica el uso "libre" de la cubierta, incluso la ven-
gamos por un momento que, a igualdad de rendimiento fun- tana longitudinal como elemento de control de la fachada "libe-
cional, las ventanas puedan ser iguales o distintas. El lenguaje rada" del armazón estructural.
moderno decide; diferentes, para ofrecer más elecciones. El La metodología del catálogo evoluciona de continuo, so-
clásico dice, en cambio: todas iguales, para que resulten orde- mete a comprobación incluso los cinco principios, como hizo
nadas... como cadáveres. No obstante, la hipótesis de que el el propio Le Corbusier en la etapa senil, desde Ronchamp en
rendimiento sea el mismo es absurda, verdaderamente arbitra- adelante. El "purismo" imponía un pesado límite, puesto que
ria. Por consiguiente, se confirma un hecho conocido e in- la "planta libre" lo era tan sólo dentro del perímetro de una
controvertible, pero bastante difícil de inculcar en la concien-
cia de los arquitectos: lo que parece racional, porque está
reglamentado y ordenado, es humana y socialmente desatina-
do, tiene su lógica únicamente en el poder despótico, mientras
que en general aquello que se presume irracional nace de un
hábito de intensa reflexión y de un reconocimiento valiente
del derecho a la fantasía. El clasicismo casa bien con los ce- .
menterios, no con la vida. Únicamente la muerte resuelve el
"ansia de certidumbre".
Cuanto se ha dicho sobre las ventanas es válido también pa-
ra todo aspecto de la metodología de la proyección, a cualquier
escala: volúmenes, espacios, ensamblajes volumétricos y espa-
ciales, redes urbanas, planos territoriales. La invariante es
siempre el catálogo. ¿Por qué debe ser cúbica o prismática una
estancia, en vez de tener una forma libre, dictada por sus fun-
ciones? ¿Por qué el conjunto de habitaciones debe formar una
caja elemental? ¿Por qué ha de concebirse un edificio como el
embalaje de diferentes cajitas dentro de una caja enorme? ¿Por
qué tiene que estar encerrado en sí mismo, determinando una
clara cesura entre cavidades arquitectónicas y paisaje urbano o
natural? ¿Por qué los espacios de un apartamento deben tener 3. Metodología del catálogo en los volúmenes. El clasicismo, antiguo o pseudomo-
todos la misma altura? Y así sucesivamente. La invariante del demo, encajona las funciones humanas coartando sus detalles específicos; después,
lenguaje moderno, ¿consiste acaso en los por qués?, en no superpone y yuxtapone las cajas para formar como un cajón (a la izquierda). El
catálogo da nuevo valor semántico a los volúmenes y, al reagruparlos, se preocupa
sufrir leyes apriorísticas, en el replanteamiento de cualquier por su individualidad (a la derecha).
afirmación convencional, en la hipótesis sistemática y las con-
28 CAPÍTULo PRIMERO
el asentamiento neolítico y los cazadores cultivadores se so- prismas, controlable a tiro de fusil o de metralleta. Los ataú-
meten a un jefe de tribu, tenemos el tablero de ajedrez. Todos des sirven para encerrar los cadáveres, pero éstos por lo me-
los absolutismos políticos geometrizan, ordenan el escenario nos, gracias a su forma trapezoidal, se adaptan a la morfología
urbano en ejes y más ejes paralelos y ortogonales. Todos los del contenido. Pero los hombres vivos no tienen reservada la
cuarteles, las cárceles, los edificios militares son rígidamente misma suerte: a éstos se los encajona de manera inorgánica,
geométricos. No se permite a un ciudadano que se vuelva a la abstracta, cínica.
derecha o a la izquierda con un movimiento orgánico, si- Desde el final de la Edad Media se ha perdido el gusto por
guiendo una curva: tiene que hacer un salto de 90°, como si la liberación de la geometría regular, que coincide emblemáti-
fuera una marioneta. De manera similar, los tejidos urbanos camente con el gusto por la libertad tout court. Un edificio
están diseñados como un urdido en parrilla; en casos excep- como el Palazzo Vecchio, de Florencia, conjuntos como Siena
cionales, no llevados a la realidad, según un esquema hexago- y Perusa, parecen pertenecer a otro planeta; los arquitectos ya
nal o triangular. Nueva York es un tablero de ajedrez que no saben dibujarlos, su lengua no se lo permite. Para volver a
admite tan sólo la diagonal de Broadway. El París imperial se educarlos, habría que prohibir las reglas T, las escuadras, los
basa en los cortes crueles que, sádiCamente, descuartizan el compases, los tecnígrafos, todo el arsenal preparado en fun-
tejido popular preexistente. La colonización de América latina ción de la gramática y de la sintaxis clasicistas. La antigeome-
se produjo a través de leyes perentorias, que imponían formas
geométricas a las ciudades de una manera a priori, cualquiera
que fuese la topografía.
Las ciudades, especialmente las capitales, son víctimas
constantes de la intervención geométrica; únicamente se sal-
van porque su crecimiento hace claudicar el diktat político-
administrativo. En cambio, los pueblos, especialmente las
aldeas rurales, normalmente no son geométricos; por otra
parte, lo son, con rigor implacable, los dominados por la ma-
fia en Sicilia.
Un cáncer tan secular, aunque desmentido por excepciones
ilustres como la civilización medieval y el mundo del campo,
únicamente puede ser desarraigado con ayuda de una inexora-
ble voluntad. El arquitecto se encuentra tan condicionado por
una geometría artificiosa e inhumana que la siente "natural" y
"espontánea"; no conoce otra lengua. Es un cáncer ancestral,
reforzado con los mismos instrumentos de dibujo: regla T,
escuadra, compases, tecnígrafo. Sirven para trazar líneas pa-
ralelas, paredes paralelas, habitaciones paralelas, calles para-
lelas, parcelas paralelas y, posteriormente, se formarán orto-
gonalmente más paredes paralelas, techos paralelos a los 7. Con la regla y la escuadra, la mesa de dibujo y el tecnígrafo, resulta difícil y
suelos, más calles paralelas, demarcaciones ortogonales. Un agotador reproducir un episodio urbano medieval como la plaza del Campo, en Siena.
Con ayuda de estos instrumentos se pueden concebir únicamente arquitecturas de
universo perfectamente encasillado dentro de rectángulos y cajón, fácilmente representables con el mecanismo del sistema de la perspectiva.
38 CAPÍTULo SEGUNDO
III.
tría, la fonna libre y, como consecuencia, la asimetría y el
Tridimensionalidad antitética de la perspectiva
antiparalelismo, son invariantes del lenguaje moderno. Signi-
fican la emancipación de la disonancia.
Schonberg escribía que las disonancias no se consideran
condimentos picantes de sonidos insípidos. Son componentes
lógicas de un nuevo organismo que vive, con la misma vitali-
dad de los prototipos del pasado, en sus frases y en sus moti-
vos. Descubrió que una música que dejase de referirse a una
tónica, a un centro armónico, era plenamente comprensible y
capaz de suscitar emociones. La tonalidad equivale a la sime-
tría, a la proporción, a la consonancia geométrica. Los arqui- A comienzos del siglo xv se produjo la hecatombe. Fue el
tectos todavía no lo han descubierto. triunfo de la perspectiva. Los arquitectos dejaron de ocuparse
de arquitectura, limitándose a dibujarla. Los estropicios fueron
enonnes, se multiplicaron con el transcurso de los siglos, si-
guen en aumento con la construcción industrializada. Esta
paradoja quizás no tenga paralelo en otras actividades: entre el
arquitecto y la arquitectura se abre una sima que no puede col-
marse. No nos sorprende que haya muchos arquitectos que ni
siquiera sospechen en qué consiste la arquitectura.
La perspectiva es una técnica gráfica destinada a repre-
sentar una realidad tridimensional sobre una hoja de papel
bidimensional. Para facilitar la labor, indujo a cuadricular
todos los edificios, reduciéndolos a prismas regulares. De
pronto, quedó inutilizado un gigantesco patrimonio visual
compuesto de curvas, asimetrías, desviaciones bruscas, mo-
dulaciones, ángulos que no eran de 90°: el mundo pasó a
componerse de cajas y los "órdenes" sirvieron para distinguir
partes superpuestas o yuxtapuestas. La perspectiva hubiera
tenido que ofrecer los instrumentos para adquirir con un ma-
yor conocimiento de causa la tridimensionalidad. En cambio,
la anquilosó hasta el punto de convertir su representación en
algo mecánico, casi inútil. Nueva prueba sintomática de
aquello que afinnan los lingüistas: la lengua "no habla", no
podemos pensar si no tenemos un código. El clasicismo rena-
cido, que gira alrededor de la perspectiva, depauperó de ma-
nera drástica el lenguaje arquitectónico. Dejaron de inventarse
espacios propios para la vida humana para pasar a diseñar
envolturas que sirven para enfundarla. Con la perspectiva dejó
40 CAPÍTULo TERCERO TRIDIMENSIONALIDAD ANTITÉTICA DE LA PERSPECTIVA 41
el manierismo en adelante, tiende a superar la visión de la rio de millones de personas y de todos los arquitectos cultos.
perspectiva, y las vanguardias renovadoras, desde el impre- Pero, ¿cuántos hay de éstos que, tranquilizados ante prece-
sionismo a 10informal, aceleran este proceso. La arquitectura dente tan explosivo, hayan tenido el atrevimiento de situar dos
se ha quedado atrás con respecto a la pintura y a la escultura; edificios frontales en sentido no paralelo?
la mentalidad de la perspectiva resiste y corrompe una infini- Entre paréntesis recordaremos otra arrebatadora empresa
dad de obras que en otros aspectos son actuales. Sin embargo, de Miguel Án~el: sus dibujos para las fortificaciones florenti-
basta conocer un poco de historia para advertir que todos los nas de 1529. Impetu inédito de los espacios interiores y pai-
arquitectos auténticos, desde 1527 a 1973, han afrontado la sajísticos, encargados de la proyección de escarpas y baluar-
batalla contra la perspectiva. Es preciso que ahora la conclu- tes, estructuras de muros retorcidos, nunca paralelos, en
yamos. función de la resistencia estática y de la doble agresividad
Ya en el ocaso del siglo xv nos encontramos con Biagio espacial. Pues bien, durante cuatro siglos no ha habido nadie
Rossetti, el urbanista de Ferrara, "la primera ciudad moderna que mirara nunca estos dibujos, nadie que los descubriera,
europea". No es un arquitecto famoso, por lo que comprende pese a ser perfectamente conocidos. En términos de lenguaje,
las necesidades fundamentales de la ciudad, que desconocen en términos de código nuevo y revolucionario, no sirvieron
en cambio los grandes, desorientados por una óptica centrada para nada. ¿Por qué?
exclusivamente en el edificio. ¿Qué descubre este modesto La lengua de Miguel Ángel no se había formalizado; por
artesano que construye Ferrara sin diseñarla siquiera? Sim- consiguiente, nadie podía hablarla; y lo que es 'peor, no había
plemente que, para pertenecer al contexto, los edificios no nadie que pudiera entender qué decía Miguel Angel. He aquí
pueden ser simétricos, autosuficientes, acabados; el ángulo es el motivo del despilfarro. La codificación de la lengua moder-
el núcleo privilegiado, la bisagra de todo episodio urbano; lo na -10 repetimos- es una condición indispensable para hablar
demás surge por sí solo. En el trazado de la Addizione Ercu- hoy día a través de la arquitectura, como también para com-
lea, Rossetti se compromete en los edificios situados en los prender los textos del pasado, adulterados por el clasicismo.
cruces de las calles, cuyos ángulos exalta. Constituye el único Este es el punto básico de toda esta cuestión: la arquitectura
ejemplo de conjunto renacentista pensado en términos de moderna coincide con la manera moderna de ver la arquitec-
perspectiva concretamente tridimensional. Después de tres tura del pasado. Se describe en clave nueva si se lee en clave
siglos y medio, el París del barón Haussmann: fachadas allí nueva, y viceversa. Ello confiere a la lengua contemporánea
donde hay ángulos. una instrumentalidad de alcance formidable también a efectos
Miguel Ángel es otra figura extraordinaria de desafiador historiográficos.
de la perspectiva central. En la plaza del Campidoglio profana Se objeta: si la única lengua codificada es la clasicista,
el código vigente, aferra el espacio y 10 retiene, rompe el ¿cómo se puede pretender que, adoptando una lengua anticlá-
canon baricéntrico de la geometría elemental, transmuta un sica, se consiga comunicar? En el lenguaje verbal no se pro-
rectángulo en un trapecio invertido con respecto al de la pers- ducen revoluciones improvisadas y tan radicales como para
pectiva, llega a negar el paralelismo en los dos espacios, aun poder decir: hasta ayer se hablaba de esta manera, a partir de
siendo idénticos, que flanquean 10 invadido. Es increíble: hoy se hablará a la inversa. Y además, ¿cómo puede funda-
Miguel Ángel es el artista más célebre de la historia del arte, mentarse un código arquitectónico nuevo sobre la simple base
se glorifican sus obras, se valoran, se copian; en Montreal de unas cuantas obras de unos pocos artistas que, entre otras
existe una reproducción calcada de San Pedro, a escala mitad cosas, suelen aceptar simetrías, esquemas geométricos, con-
de la real; el Campidoglio es parada obligatoria en el itinera- sonancias, planteamientos de perspectiva? ¿No será ligereza?
44 CAPÍfULo TERCERO TRIDIMENSIONALIDAD ANTI1ÉTICA DE LA PERSPECTIVA 45
No. La lengua arquitectónica moderna no nace de repente medieval, en la etapa tardía romana, en Grecia, en el auténtico
en el año 1859, con la "Casa Roja" de William Morris. No se mundo helénico, no en el violentado por la hermenéutica
vale de códigos incomprensibles; sus mensajes encuentran Beaux-Arts y, más atrás aún, hasta llegar a la época paleolíti-
amplias anticipaciones en el eclecticismo, en el barroco, en el ca. ¿Es que el clasicismo es el único código formalizado?
mismo renacimiento -como hemos visto-, en la epopeya Pero nosotros no somos inermes contra él. Tenemos de nues-
tra parte la fuerza de la fenomenología histórica: sabemos que
no hay un solo monumento del pasado que obedezca aquel
código, ni un solo templo griego que tenga las proporciones
institucionalizadas en abstracto por el "templo griego". Las
civilizaciones llamadas "clásicas" no lo son en absoluto, ni en
sombras siquiera. Los grandes arquitectos, sobre cuya autori-
dad se funda la codificación clasicista, son los primeros en
desmentida concretamente. ¿Es clásico acaso Bramante? ¿Es
clásico Palladio? ¿Lo es quizás Vignola?
La circunstancia de que Wright, Le Corbusier, Gropius,
Mies van der Rohe, Aalto y otros maestros del movimiento
moderno adopten, generalmente descontextualizándolos, cier-
tos elementos clásicos, es algo que no nos desconcierta. El
nuevo lenguaje, al desarrollarse en contraste dialéctico con la
idolatría Beaux-Arts, ha debido tener en cuenta la estrategia
enemiga. Se trata de una relación análoga a la existente entre el
italiano y el latín (aunque, en arquitectura, lo moderno no deri-
ve en absoluto de lo clásico). Durante los primeros siglos, el
"vulgar" está plagado de palabras latinas, en tanto que el latín
se encuentra "corrompido" con términos vulgares. A medida
que avanza el tiempo, el latín va siendo cada vez menos latín,
la estructura del código es vulgar. En el curso del siglo xv, en
sincronización con la perspectiva y por razones afines, el latín
vuelve a cobrar auge y, referido a su código específico, parece
prevalecer; pero en aquel momento se suicida, puesto que la
operación es antihistórica,represiva, absurda.
¿Han levantado los maestros edificios simétricos, acordes
con la perspectiva? Hay que hacer distinciones. Cuando Gro-
9. Annado con la regla T, el arquitecto no piensa ya en la arquitectura. sino tan sólo pius, Mies, Aalto los producen, el hecho constituye un acto de
en la manera de representarla. La lengua de la perspectiva lo incita a hablar obligán- rendición: a falta de una codificación moderna, se detienen y
dole a proyectar en términos de prismas y de órdenes prismáticos superpuestos, ya hacen marcha atrás hasta el vientre materno del clasicismo.
sea a través de los palacios renacentistas o del horrendo y grotesco "Coliseo cuadra-
do" del Eur, de Roma. Con Mendelsohn no sucede lo mismo: su expresionismo es
tan destructivo que el bloque tridimensional de la perspectiva
46 CAPÍTULo TERCERO
rayas? Basta un gesto en diagonal para hacer más dinámico un Frente cóncavo, que sorbe el mundo exterior; a la izquierda,
plano. Y hoy en día el campo de la supergráfica está al alcan- un ángulo saliente, el más extraordinario de la historia de la
ce de todo el mundo. arquitectura, que penetra en la pequeña callejuela lateral;
Se dirá: cosmética. En efecto, puede tener una función co- larga pared opaca, con perforaciones casi episódicas, diso-
rrectiva y protestataria. El código clásico está plagado de nantes; al llegar a la plaza del Orologio, la amplitud urbana
recursos cosméticos: desde las columnatas inútiles a las ven- incita al edificio a levantarse con una torre, como para cos-
tanas fingidas. El moderno, a lo menos, los adopta en clave quillear el cielo con sus arabescos lineales de hierro forjado.
provocadora, para indicar la angustiosa exigencia de una al- Los textos "modernos" del pasado dominan a los clásicos. La
ternativa espacial. vida siempre ha descompuesto, articulado, aumentado o sus-
Además, la cosmética moderna no es cara ni supone un traído. Delacroix afirmaba que no existe la línea recta. Los
despilfarro, mientras que la antigua, entre simetrías, propor- científicos comprueban que la simetría no es una ley de la
ciones, revestimientos marmóreos, resulta prohibitiva. Obsér- naturaleza. Análogamente, en arquitectura no existe el clasi-
vese el palacio ochocentista de la reina Margherita de la Via cismo sino que existe tan sólo en los manuales Beaux-Arts y
Veneto, en Roma. Al estar concebido según bases clásicas, en los edificios que los copian.
tenía necesidad de un majestuoso "lleno" en lo alto, para que
sobresaliese la comisa. En consecuencia, con esta única fina-
lidad se construyó todo un piso, inhabitable por estar despro-
visto de ventanas. ¿No es una desfachatez? Pues bien, después
de la última guerra, los americanos adquirieron el palacio para
convertido en la embajada de los Estados Unidos. Descubrie-
ron el piso superior, quisieron aprovecharlo y agujerearon la
comisa con una serie de pequeñas ventanas. Doble insensatez:
una embajada real con ribetes de "efficiency". El lenguaje
moderno no consiente dar realidad, ni tan siquiera proyectar,
un edificio parecido, y menos aún un Vittoriano ni un palacio
de Justicia. Por haber nacido con unos propósitos sociales,
psicológicos, humanos, abomina de las representaciones áuli-
cas, superestructurales. La arquitectura clásica cuesta mucho
dinero: es simbólica, debe imponerse y ahogar al ciudadano.
El método de la descomposición constituye, pues, una in-
variante: incluso cuando el problema se refiere a la integra-
ción, ésta es válida en la medida en que deriva del proceso de
la descomposición. De otro modo no es reintegración, sino
integración apriorística, clásica.
La cuarta invariante no fue imaginada por De Stijl en
1917. Obsérvese el convento de los Felipenses, concebido por
Borromini: enorme bloque, desmembrado en sectores funcio-
nales con respecto a los espacios interiores y a la ciudad.
54 CAPÍTULo CUARTO
V.
Estructuras en voladizo, caparazones y membranas
cajón desgraciado con columnas de cemento armado, provis- del código clásico, especialmente en las envolturas del capa-
tas incluso de estrías y de capiteles de acero; no faltan más razón y membrana, de plástico o de aire comprimido. En estas
que las colosales estatuas faraónicas para convertido en tem- "telas" se funden arquitectura e ingeniería, el espacio plasma
plo egipcio. Sala de las audiencias pontificias, en el Vaticano: las estructuras y se forma con ellas.
huelga cualquier comentario. Palazzo dello Sport, en el Eur: La invariante estructural del lenguaje moderno concierne
torta cilíndrica acerca de la cual diremos únicamente que más que a los voladizos, membranas y caparazones al princi-
concuerda perfectamente con el conjunto placentiniano. Pa- pio de la participación de todos los elementos arquitectónicos
lazzetto dello Sport, en el Viale Tiziano: no cabe duda que es en la orquestación estática. Se sabe que la resistencia de una
mejor, pero, ¿dónde se apoya la corona de horquillas que estructura depende de la forma, de la tensión de las curvatu-
sostiene la cúpula? Bajo tierra se oculta un anillo circular de ras. Pero, ¿cuántos lo tienen en cuenta? Veamos un balcón
cemento armado precomprimido, verdadero ligamento es- corriente: lo único que trabaja es la soleta, no el parapeto; de
tructural del organismo. Y además, ¿por qué esta manía de las ahí el derroche. Contemplad, en cambio, la célebre Casa de la
cúpulas? El simbolismo de la cúpula corresponde a la divini- Cascada. Parecía tan temeraria en sus tramos que los obreros
dad, a los ídolos, a las monarquías absolutas, al sagrario-tem- se negaron a desmantelar los tabiques, temiendo un derrum-
plo, al estado dictatorial; en el plano psicológico, a la seguri- bamiento. Mientras cuantos lo presenciaban contenían el
dad o a la imitación de la misma, dado que es la forma clásica aliento, Wright los abatió; también en el campo de la ingenie-
por excelencia, uniformemente simétrica y cerrada. Nervi no ría hablaba la lengua moderna, templada en empresas que los
se inspira en las cúpulas anticlásicas de Santa Sofía de Cons- bienpensantes, los académicos, juzgan desatinadas y suicidas.
tantinopla, ni de Santa Maria del Fiore, en Florencia, sino en En el campo de la construcción, la ciencia vegeta en un
el Pantheon. Multiplica "tours de force" para reducir el espe- estadio antediluviano. Hay enormes organismos que, como
sor del envoltorio: allí donde el Pantheon acumula materia, los transatlánticos, flotan, pero las edificaciones urbanas pe-
abre toda una serie de ventanas. Pero el espacio sigue blo- san de manera absurda. No se pone a rédito un imponente
queado, sin diálogo con el mundo que lo rodea: una seguridad capital de experiencias constructivas. Dice Sergio Musmeci:
al abrigo de los ídolos clásicos es miedo disfrazado. "la carencia de previsión tecnológica es causa de la crisis
¿Qué le ocurrió a Nervi después de los tinglados de Orbe- actual de la arquitectura y lo que impide hacerse verdadera-
tello? ¿Se agotó su creatividad? Basta observar las fábricas de mente moderna. El historicismo está integrado por un vuelco
papel Burgo, en Mantua, e innumerables detalles de las mis-
mas obras comentadas anteriormente, para excluir la hipóte-
sis. El motivo es más simple y más grave: cuando habla ar-
quitectura, habla latín, el código clásico que malogra la mayor
parte de los ingenieros. ¿Cuántos son inmunes a él? Riccardo
Morandi, especialmente para el salón subterráneo del auto-
móvil, en Turín; Buckminster Fuller, para las cúpulas geodé-
sicas aerotransportables y para los proyectos de ingrávidos
rascascielos; Eduardo Torroja, para las marquesinas del hipó- 14. Superficie ondulada, diseñada por la computadora del Aerospace Division, de la
dromo de Madrid; Félix Candela, para los paraboloideos hi- Boeing Company. Sería casi imposible configurada con ayuda de los rígidos instru-
perbólicos; Frei Otto, para las tensiestructuras transparentes, mentos del arquitecto: regla y escuadra, compases y tecnígrafo. La computadora
estimula la invención de formas a través del enriquecimiento del léxico, la gramática
así como muchos jóvenes que, lentamente, van liberándose y la sintaxis arquitectónica.
60 CAPÍTULo QUINTO ESTRUcrURAS EN VOLADIZO, CAPARAZONES Y MEMBRANAS 61
Hay que temporalizar el espacio. ¿Cómo? Louis Kahn in- pionero del individuo. En Taliesin, en Wisconsin y en Arizo-
dica uno de los medios: distinguiendo la arquitectura de reco- na, vivía en contacto con la naturaleza, percibía y estudiaba el
rrido de los espacios de llegada. Un pasillo: aquel que lo con- tiempo. Por otra parte, nadie sitúa una casa sobre una cascada
cibe con unas paredes paralelas, como un prisma estático, si no ha adquirido conciencia del fluir de las cosas. En el
desconoce el abc de la arquitectura. Tampoco pueden ser Guggenheim se atornilla una hilera de vidrios a la espiral, a
estáticos los espacios de llegada, la sala de estar, el estudio, fin de iluminar los cuadros mediante una dosificación de luz
los dormitorios, a fin de favorecer el intercambio, la tensión exterior y de luz artificial: temporaliza el paisaje desde la
intelectual, el despertar después del sopor. La vida se encuen- ciudad al museo y viceversa. La parte invadida cambia de
tra siempre investida de acontecimientos; se trata de graduar tono cada hora y cada estación.
su dinamismo, pero en ningún caso podrá reducirse a cero. En Temporalizar. ¿Dónde? En todas partes. ¿Cómo? De infi-
una habitación cualquiera se efectúan recorridos, se entra, se nidad de maneras. Pensad en los suelos: ¿puede admitirse que
cruza, se sale: todo esto tiene que preverse, configurarse, el pavimento de un pasillo sea igual que el de una sala de
arquitecturizarse. ¿Qué es la planta libre, el principio de la estar, de un cuarto de baño, de un estudio o de un dormitorio?
flexibilidad, la eliminación de las divisorias fijas, la fluencia
de un ambiente dentro de otro? Una manera distinta de expre-
sar la temporalidad. En la Villa Savoye, de Poissy, el volu-
men, desde el suelo al tejado-jardín, se encuentra cortado por
una rampa que es visible desde todas partes. Le Corbusier la
denominó "promenade architecturale": una arquitectura para
pasearse por ella, para recorrerla.
Es indudable que las escaleras son recorridos, pero en el
noventa y nueve por ciento de los casos se encuentran agaza-
padas en el interior de tubos verticales. En el pabellón suizo
de la Universidad de París sobresalen del volumen, en tanto
que las acaricia una pared encantadora "de mano libre". Un
ejemplo más avanzado: las escaleras fusionadas con los pasi-
llos, animando espacios y volúmenes, formando serpentinas
dentro de los dormitorios del MIT de Aalto. Otro salto: ¿una
arquitectura totalmente de recorrido? El Guggenheim Mu-
seum, de Nueva York, itinerario continuo, "promenade" heli-
coidal extrovertida.
Norris Kelly Smith sostiene que, con Wright, el pensa-
miento bíblico entra por vez primera en el campo arquitectó-
nico, dominado durante dos mil años por las concepciones
grecorromanas. Cierto es que, al no haber experimentado una 19. Frank Lloyd Wright, desde el catálogo a la reintegración. Arriba: asonometría de
educación Beaux-Arts, realizó un esfuerzo menor para libe- las casas Martin y Barton, construidas en Buffalo, N.Y., en 1903-1904, según una
I1lclodología que articula los cuerpos funcionales aislados. Abajo: esbozo del Gu-
rarse del clasicismo. Además, odiaba la metrópoli, las institu- ggenheim Museul1l, de Nueva York, de 1946-59, espiral extrovertida sobre la metró-
ciones burocráticas, la autoridad, el poder, mantenía el orgullo poli.
70 CAPÍTULO SEXTO
El palacio de la Ford Foundation, de Nueva York, tiene un Montreal, acumula células incrustando el espacio arquitectó-
parque interior cubierto, sobre el cual se asoman las oficinas. nico con el urbano, tiene calles a todos los niveles, de am-
En Roma, el palacete de Via Romagna reintegra, superponién- pliarse podría adicionar en el sentido de la altura escuelas,
dolas, la función comercial (tiendas), la direccional (despachos) hospitales, plazas, jardines y parques; un bricolage que Louis
y la habitativa (casas). El Murnmers Theater, de Oklahoma Kahn querría libre de la geometría, que fuera fluctuante. Ma-
City: piezas y circuitos, derribos y tubos, action-architecture, croestructuras que no pueden posponerse por más tiempo a
como demuestran los esbozos de Johansen. El Habitat '67 de menos de resolver el problema demográfico con una guerra
nuclear, pero que no resultan aterradoras sino que, por el
contrario, son reconfortantes y vivas, tan incitantes en los
espacios colectivos como íntimas en los reservados.
Reintegración ciudad-campo; por consiguiente, arquitectu-
ra-escenario natural. El psicoanálisis y la antropología ense-
ñan que el hombre, en el curso de la civilización, ha perdido
ciertos valores esenciales: la unidad del espacio-tiempo, la
componente nómada, errática, el placer de vagar sin las impo-
siciones de la perspectiva. Debemos y podemos recuperarlos:
las comunidades hippies, la revuelta juvenil contra la sociedad
de consumo, la ciudad magmática y perversa, las instituciones
represivas son síntomas de esta urgencia de aniquilación cul-
tural. Pero hay que anular al tiempo que se avanza, ofreciendo
alternativas concretas, adoptando el lenguaje moderno que
permite expresarlas; de otro modo, uno queda empantanado
en la protesta romántica, anclado a cero.
Como siempre, queremos ejemplificar en tomo a cosas
tangibles, verificables; el lector puede hacer por su cuenta las
extrapolaciones a escala de ciudad-región y de territorios
urbanizados. ¿Qué significa reintegrar la arquitectura a la
naturaleza? Entrad en una caverna o en una gruta natural, tal
vez refugio del hombre prehistórico. Hay que caminar sin-
tiendo la tierra, gozando de la tierra, felicidad perdida con
nuestras calles asfaltadas y los pavimentos bruñidos. El techo
...... no está encuadrado sino que se continúa en las paredes curva-
das y ásperas, que se prolongan en el suelo. La luz, incidiendo
sobre las masas rocosas o rozando la bóveda, consigue efectos
22, Bricolage de células residenciales del Habitat '67, en Montreal. proyectado por mágicos, arrebatadores, que cambian con el paso de las horas.
Moshe Safdie, Arriba: dos caricaturas del Habitat, ejecutadas por Ting y Daigneault.
Abajo: un esbozo de Louis Kahn que, al tiempo que critica la rigidez de cajón que Cuando se trata de grutas marinas, las aguas reflejan la luz
presentan las células, propone un ensamblaje libre, "como las hojas en las ramas de después de colorearla en sus profundidades, la luz se mueve
un árbol",
con las olas, registra el cielo sereno o nublado, se comunica
78 CAPÍTULO SÉPTIMO REINTEGRACIÓN EDIFICIO-CIUDAD- TERRITORIO 79
23. Arriba: recuperación de los valores táctiles y figurativos de las cavernas prehistó-
ricas en un edificio comunitario con estructuras neumáticas, proyectado por 1. P.
Jungmann del grupo francés "Utopie". Abajo: escenario de reintegración urbana, con
macroestructuras y tubos de comunicación, propuesto por el grupo inglés Archigram.
VIII
Conclusión: arquitectura no-acabada y Kitsch
trastocaba la cabeza, a él igual que a todos los demás. Y la un proceso de formación, no a la forma, a una arquitectura apta
única original era la clase trabajadora... Oh, no. No y no, ni para el crecimiento y la transformación, no ya aislada, sino
por asomo." La sociedad proletaria de Stalin había copiado la incluso dispuesta a entrar en diálogo con la realidad externa, a
arquitectura de la autocracia y del despotismo; en Occidente, ensuciarse poniéndose en contacto con el Kitsch. No hay nadie
los contestatarios globales "derivaban evidentemente de algo. que quiera objetos "bellos" y consoladores. El arte baja de su
¿De qué? ¿De los Paiutes, de Fidel Castro? No, de las com- pedestal para ir al encuentro de la vida y capta las valencias
parsas de Hollywood. Se las daban de rníticos... Mucho mejor estéticas de lo feo, de lo desechado. Burri pinta harapos; 01-
será aceptar la inevitabilidad de la imitación e imitar lo bue- denburg descubre el mensaje de una máquina de escribir "soft",
no... ¿Una grandeza sin unos modelos? Inconcebible. Con- inservible; el ruido no es antimúsica, sino música "autre"; por
viene, pues, pactar con la mediación." otra parte, también en arquitectura, el Murnmers Theater acu-
Es necesario un lenguaje arquitectónico, Sarnrnler tiene ra- mula restos comprados en los escombros.
zón, pero el moderno tiene una tensión liberadora dirigida Lo no-acabado incide a todo lo largo del itinerario históri-
hacia los objetivos de Hundertwasser: enseña a profanar cá- co, desde Mnesicles a Rossetti y Palladio, culminando con
nones y preceptos iluministas para multiplicar las eleccio- Miguel Ángel. Pero el arte contemporáneo lo codifica en el
nes concretas. Las siete invariantes descritas se refieren a ímpetu de un proceso de comunicación interrumpido, que
modelos concretos, desde la "Casa Roja" de William Morris exige que el usufructuario lo integre. Por tanto, la participa-
hasta las obras maestras de Wright, Le Corbusier, Gropius,
Mies, Aalto para llegar a las experiencias recientes de Safdie
y Johansen y también, a través del pasado, hacia Borromini,
Miguel Ángel, Rossetti, Brunelleschi y hasta el mundo me-
dieval, el tardío antiguo, Villa Adriana, las acrópolis helénicas
y hasta la prehistoria -para sustentar que el lenguaje moderno
de la arquitectura no es únicamente el lenguaje de la arqui-
tectura moderna, capta las herejías y disonancias de la histo-
ria, las innumerables "excepciones a la regla", hoy emancipa-
das por fin y capaces de vertebrar una alternativa lingüística.
Participación: estandarte agitado por políticos, sociólogos
y artistas, no sin una amplia dosis de demagogia. ¿Qué signi-
fica en arquitectura? ¿Poner en manos de la gente la regla T,
la escuadra y los compases, exhortándola: "construid como
queráis"? No haría sino imitar simiescamente los modelos
clásicos más retrógrados. ¿Presentar varias soluciones para
decir después: "escoged"? ¿Con qué criterio? Interpretada de
esta manera, la participación se convierte en un eslogan. 24. Proyecto de un "proyecto de ciudad": Plug-in City, elaborado por el grupo inglés
Cuando en realidad es un corolario esencial de las siete inva- Archigram. Para salvar el territorio del magma de los edificios, favoreciendo una
vida social más intensa, se precisa de grandes condensaciones urbanas, de selvas de
riantes del lenguaje moderno. rascacielos conectados a diferentes niveles, funcionalmente reintegrados, rodeados
Desde el catálogo hasta la reintegración, estas invariantes de extensas zonas de vegetación.
fluencias espaciales dirigidas por planchas De Stijl; o bien puede parecer más compleja e hipnótica, pero no es menos
Gropius, que en el teamwork americano había eliminado el ingenua y regresiva.
método de la descomposición en volúmenes funcionales, glo-
ria del Bauhaus. El propio Le Corbusier, con su ocurrencia
de Ronchamp, se había desvinculado de los deberes didácti- 2. Manierismo y lenguaje
cos aislándose, repudiando hijos y nietos, forzándolos a la
"manera corbusiana" del convento La Tourette y de los tra- ¿Es verdaderamente indispensable poseer un lenguaje co-
bajos de Chandigarh. dificado? Si se toman sus invariantes de las obras capitales
Por tanto, ya no hay padres. Hay que hacerse adulto, de los maestros, ¿no basta con inspirarse en ellos? En otros
emanciparse de la tutela de los "mayores", hablar una lengua términos, ¿por qué hay que sufrir la mediación, necesaria-
autónoma, es decir, codificada, que naturalmente deriva de la mente reductora, de la lengua en lugar de acudir a las fuentes
obra de los maestros, pero despojándose de las poéticas indi- originarias?
viduales y de la hipoteca de sus desbordantes personalidades. No hay duda que, hasta que no fueron formuladas las
¿Existe acaso una alternativa? Ninguna que no reitere el constantes del lenguaje moderno, el único camino histórica-
infantilismo hasta lo grotesco. Huérfanos, perdidos al faltar- mente legítimo consistía en el manierismo. A nivel teórico no
les la referencia del padre, algunos intentan volver a cobijar- hay ninguna objeción, sino que, por el contrario, hay que
se en el maternal regazo de la academia, de la ideología entonar un himno al manierismo: hace laicas las poéticas de
clasicista del poder, de los dogmas geométricos, de la aso- los genios al contaminar las matrices, las despoja de la carga
nancia y de la proporción; en resumen, movidos por el ansia mesiánica de un Wright y del doctrinalismo de un Le Corbu-
de seguridad, se suicidan. Otros caen en el error contrario: sier. Si tuviese, además, la fuerza de hacerlas populares,
con tal de no aceptar el lenguaje moderno, exaltan la afirma- disponibles a todos, verdaderamente no habría necesidad de
ción a ultranza, el caos, la anticultura, el rechazo a cualquier codificar un lenguaje; desgraciadamente, no es así. El manie-
sistema de comunicación y de verificación. rismo no divulga ni democratiza; constituye una operación de
Las etapas del desarrollo musical están claras: atonali- elevadísimo nivel intelectual, pero casi intransmisible. Consi-
dad, desestructuración expresionista; después, racionalismo dérese a Rosso Fiorentino y a Pontormo, en los raros segui-
dodecafónico; finalmente, ciclo postdodecafónico, aserial, dores de Miguel Ángel y de Borromini, o bien en los de
que se sustrae al rigor racionalista, pero no para referirse al Wright, Le Corbusier, Mendelsohn: suman una docena en
caos. En arquitectura son menos evidentes estas etapas por- todo el mundo. ¿Por qué motivo? Los manieristas actúan
que la afirmación expresionista (Gaudíy, más tarde, Mendel- sobre los resultados, sobre los productos acabados, pasando
sohn), en vez de precederla, se entreteje con el racionalismo. por alto los procesos que los determinaron. El suyo es, como
Esto hace que la etapa postracionalista, orgánica, esté pla- suele decirse "un discurso sobre el discurso": trabajan sobre
gada de recuperaciones expresionistas, especialmente en las las formas, no sobre al estructura y sobre la formación; las
serpentinas de Aallo; la misma chapelle de Ronchamp es una comentan y distorsionan con intervenciones sagaces, aunque
mezcla de expresionismo y de informalidad, con algún ingre- limitadas y aristocráticas. Los textos de los maestros se dedu-
diente de "persuasión barroca" en las fuentes luminosas cen de las realidades de la vida; los de los manieristas, de los
acariciadoras o agitadas. Hay que subrayar por ello que los textos. Los maestros desestructuran continuamente el código,
refugios en el regazo maternal son dos: el clasicismo acadé- anulan, vuelven al catálogo, es decir, a las funciones capta-
mico y la reevocación expresionista-barroca; esta última das en toma directa. Los manieristas, en cambio, tan sólo
..
88 APOSTILLAS APOSTILLAS 89
perciben la realidad a través del filtro de imágenes seleccio- y vacíos. La disonancia representa un espacio más avanzado:
nadas y ensalzadas; por esto se cansan pronto y la academia, no se contenta con registrar las diferencias funcionales, sino
siempre al acecho, los absorbe nuevamente (neocinquecentis- que toma conciencia de ellas señalando sus contrastes. Es
mo, neo clasicismo, neohistoricismo contemporáneo). evidente que estas dos primeras invariantes no pueden inter-
No hay que olvidar sobre todo la tara genética del manie- cambiarse. La tridimensionalidad antitética de la perspectiva
rismo: para corromper, desquiciar con arrebato o desarticu- madura con el expresionismo y sobre todo con el cubismo,
lar con ironía los modelos clásicos, se ve obligado a preser- cuando no se observa ya el objeto desde un punto de vista
varlos como emblemas de una sacralidad que hay que desmi- privilegiado, sino dinámicamente, desde infinitos puntos de
tificar; para desafiar su autoridad, tiene necesidad de reco- vista. Consigue con ello la descomposición cuadridimensio-
nocerla. Las derogaciones, las disonancias manieristas supo- nal, sintaxis analítica del grupo De Stijl. ¿ Cabría pensar que
nen la tiranía de las consonancias clasicistas. En realidad, De Stijl preceda al cubismo, cuando constituye en realidad
¿qué manierismo puede ejercerse sobre metodologías crea- una de sus aplicaciones? Tal vez podría desplazarse la inva-
tivas anticlásicas, miguelangescas, borrominianas o wrigh- riante quinta, es decir, la participación en el juego estructu-
tianas? Si falta el imperio despótico de la academia, los ma- ral de toda membratura arquitectónica, dado que tiene que
nieristas ya no tienen nada contra lo que poder luchar y sus ver con toda la circunstancia de la ingeniería moderna; pero
invectivas quedan reducidas a gruñidos. Wright en los ocho esbozos reproducidos en la página 54, la
Dado que no lo hay, no puede haber un paso desprovisto correlacionó con la poética de las estructuras en voladizo,
de mediaciones entre escritura de los maestros y lenguaje con la descomposición de la caja en planchas disonantes. Por
popular. Es ilógico decir a la gente: acudid a las raíces, leed lo que se refiere a la temporalización del espacio, le corres-
la "Divina Comedia" y aprenderéis italiano. Si una lengua ponde el sexto lugar y no podría ser de otra manera: en sus-
debe ser hablada por todos es necesario destilar de las obras tancia, traslada la operación volumétrica del cubismo a los
de los poetas ciertas invariantes que permitan comunicarse huecos, a los vacíos vividos, a los lugares que son específicos
también mediante la prosa cotidiana. de la arquitectura. Finalmente, es ocioso repetir que no se
reintegra sin haber, antes, desconectado; de otro modo se
integra a priori, volviendo a caer en el clasicismo.
3. Sucesión e historicidad de las invariantes En conclusión, la serie de las siete invariantes, fijada por
un proceso histórico desarrollado a lo largo del arco de más
¿Puede modificarse a capricho la secuencia de las siete de un siglo, no parece que pueda alterarse sin que se produz-
invariantes? ¿Podríamos anteponer, por ejemplo, la reinte- can graves inconvenientes. Cada arquitecto debe recorrer
gración a la tridimensionalidad antitética de la perspectiva o cada una de las etapas de este itinerario, refiriéndose de
la temporalización del espacio al catálogo? continuo a las invariantes que le precedieron, sin saltarse una
Una hipótesis así no tiene en cuenta la génesis histórica y sola, hasta la primera, al catálogo, a la anulación de toda
el crecimiento gradual del lenguaje. Las invariantes no son convención o frase hecha, a la radical desestructuración del
axiomas temporales, verdades absolutas, sino etapas marca- discurso arquitectónico.
das por experiencias concretas. William Morris desestructura El lenguaje moderno permite una crítica concreta, casi
el código clásico, lo anula, propugna el catálogo, el inventa- despiadada, se ofrece como papel de tornasol para medir
rio de las funciones, la independencia de cualquier canon de científicamente la actualidad o no actualidad de una poética.
simetría, proporción, ejes, alineaciones, relaciones de llenos Considérese el caso de Alvar Aalto: catálogo, disonancias,
90 APOSTILLAS APOSTILLAS 91
tridimensionalidad antitética de la perspectiva, estructuras en productos de los genios creadores, para someter a examen
voladizo, temporalización espacial, reintegración: seis inva- únicamente los edificios "típicos" o "paradigmáticos" que
riantes magníficamente concretadas. Sin embargo, falta la representan el estándar medio de la arquitectura. Así se pasa
descomposición cuadridimensional, de modo que la reinte- por alto el hecho de que, a falta de un código apto para di-
gración de Aalto resulta dudosa, como se señalaba ya, puesto fundirlo, el lenguaje moderno no pudo permear la construc-
que se basa en reviviscencias de temas expresionistas y ba- ción corriente, que se limita a comunicar pensamientos in-
rrocos. ciertos y escasamente significativos. Al dejar al margen las
No es preciso aplicar todas las invariantes, pero sí indis- obras maestras, se castra el lenguaje moderno; queda la
pensable respetar su progresión. Mackintosh es un poeta su- mediocridad, académica siempre. Por consiguiente, hay que
premo, pese a detenerse en el catálogo. Gropius se caracteriza volver del revés el procedimiento: hay que deducir las reglas
a través del catálogo, las disonancias, la tridimensionalidad a partir de la excepción, puesto que tan sólo en ellas se en-
antitética de la perspectiva y la descomposición volumétrica; carna plenamente el nuevo lenguaje.
pese a ello, ignora el espacio temporalizado y la reintegración. Por otra parte, la lengua italiana se formalizó partiendo
Mies, en los textos europeos, triunfa en la descomposición y de los máximos textos, comenzando por la Divina Comedia;
en la dinámica espacial que surge como consecuencia de ella; después, una vez estructurada, la lengua se recibió a todos
en América, se olvida del catálogo y de las disonancias, des- los niveles, incluso en la prosa común. Lo mismo puede suce-
pués incluso de la tridimensionalidad antitética de la perspec- der en arquitectura: las invariantes inferidas de las obras
tiva y, en consecuencia, vuelve a caer en la academia. ¿Le maestras pueden ser correctamente aplicadas incluso por los
Corbusier? Explora todas las invariantes, pero no simultá- constructores más modestos; sin embargo, es inútil tratar de
neamente: en las obras racionalistas faltan el catálogo y la localizarlas en las obras "típicas" o "paradigmáticas", que
reintegración (que aparece con espléndido vigor, sin embargo, lo son porque no las poseen.
en el plan de Argel); raras veces descompone, yen la inhibida Se observará que la lengua italiana era ya hablada por el
acepción purista; en Ronchamp, cataloga y reintegra, exal,ta la pueblo mucho antes de su codificación en la Divina Comedia.
tridimensionalidad antitética de la perspectiva y temporaliza el En efecto, es análogo lo que ocurre en la arquitectura: en las
espacio: sacude pero no descompone. casas de los campesinos, en los edificios utilitarios, en las cons-
En algunas obras de Wright pueden detectarse las siete trucciones vernáculas, es decir, en las "arquitecturas sin arqui-
invariantes simultáneamente: en grado máximo en la Casa de tectos", es frecuente que se identifiquen las siete invariantes,
la Cascada, Divina Comedia del lenguaje arquitectónico espontáneamente adoptadas. La Divina Comedia nace de la
moderno. lengua vulgar, legitima un impulso que viene de abajo y que,
codificado, desemboca en la lengua italiana. Pues bien, la Casa
de la Cascada es el resultado de un trabajo dirigido a deses-
4. Equívocos sobre la relación langue/parole tructurar los armazones académicos y ofrece un lenguaje popu-
lar, apto para todos.
A menudo, las investigaciones semióticas adoptan instru- Algunos semiólogos insisten: la arquitectura está hecha de
mentos nuevos para finalidades viejas, favoreciendo incons- reglas y revocaciones. Lo único que podemos codificar noso-
cientemente regurgitaciones académicas. tros son las reglas. ¿ Cuáles? Dado que el lenguaje moderno
Consiste un primer equívoco en excluir de la codificación se compone únicamente de revocaciones, las "reglas" son las
lingüística las obras maestras, las obras excepcionales, los académicas y, al codificar/as, se corre el riesgo de retomar
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al prejuicio Beaux-Arts: asonancias como regla, disonancias ¿ Cuántos años, cuántos decenios será preciso que trans-
como revocación. Lo contrario de lo que atestigua la música curran para convencer a los arquitectos de aquello ya asimi-
moderna, que fija precisamente la regla en las disonancias. lado desde hace tiempo por la música? Tienen miedo de la
Theodor Adorno lo explica claramente: "El estadio más libertad, pretenden la coherencia armónica a toda costa y,
avanzado de los procedimientos técnicos musicales perfila aun cuando la vida está plagada de disonancias, prefieren
unos deberes ante los cuales los acordes tradicionales [leyes: inhibirla mediante un orden a priori. Los italianos sobre todo
clasicistas] se revelan como impotentes clichés. Hay compo- caen en la autocensura, depauperando el lenguaje. En reali-
siciones modernas en cuyo contexto se diseminan ocasional- dad, deberían colgar en las paredes de sus estudios este
mente acordes tonales; pues bien, estos acordes perfectos son fragmento de Adorno: "El culto de la coherencia se convierte
cacofónicos, no las disonancias..." En términos arquitectóni- en idolatría". El material ya no se plasma y articula para
cos: son arbitrarias e incongruentes las reglas académicas, servir a la intención artística, sino que su disposición se or-
no las invariantes modernas. Y además: "El predominio de la dena previamente para convertirse en intención artística: la
disonancia parece destruir las relaciones racionales 'lógicas' paleta pasa a ocupar el puesto del cuadro. En arquitectura,
en el interior de la tonalidad [leyes: simetría, proporción, la paleta es todo el equipo fetichista de la simetría, de la
esquemas geométricos, armonía de llenos y de vacíos, equili- proporción, de la perspectiva, de la monumentalidad instiga-
brio de masas, axialidad y alineaciones dentro de la perspec- da por el poder.
tiva, etc.], es decir, las relaciones simples de acordes perfec- Hay otros semiólogos que afirman: no nos interesan las
tos. Pero en esto la disonancia sigue siendo más racional que diferencias entre el lenguaje clásico y el anticlásico, sino las
la consonancia: en efecto, sitúa delante de los ojos, de mane- afinidades, los elementos que los hacen comunes. Tesis sólo
ra articulada aun cuando compleja, la relación de los sonidos aparentemente plausible porque olvida que el clasicismo no
presentes en ella, en lugar de conseguir la unidad mediante es un lenguaje, sino una ideología lingüística sin parangón en
una mezcla 'homogénea', es decir, destruyendo los momentos la fenomenología arquitectónica del mundo grecorromano y
parciales que contiene...". Trasladémonos a la arquitectura: del Renacimiento. He aquí el meollo de la cuestión: negar la
las frases hechas, convencionales, desprovistas de valor se- diferencia entre teoría arquitectónica y experiencias reales,
mántico, son siempre consonantes, tonales clasicistas; mien- entre interpretaciones abstractas Beaux-Arts y lenguajes
tras que los mensajes significativos, que comunican cosas, concretos griego, romano y renacentista, implica explotar la
realidades, comportamientos, son disonantes. Y hay que evi- semiótica en beneficio de la reacción. Más que tratar de lo-
tar el grave error de creer, junto con los manieristas, que calizar una zona común a lo clásico y lo anticlásico, se com-
únicamente es posible la disonancia en contraste con la con- prueba que los arquitectos válidos, antiguos o contemporá-
sonancia, reduciéndose por ello a una revocación de la tona- neos, son todos anticlásicos. Como superestructura artifi-
lidad. No es así en absoluto: "Los nuevos acordes no son los ciosa del poder, tal vez podría asimilarse el clasicismo al
inocuos sucesores de las antiguas consonancias, sino que se latín áulico remozado en el curso del siglo xv para uso de
diferencian de ellas dado que su unidad está totalmente arti- una élite dirigida a eludir los problemas de un lenguaje vital.
culada en sí misma: los sonidos del acorde se unen aislada- ¿No sería absurdo tratar de indagar en qué está asociado el
mente para conformarlo, pero en su interior se distinguen al italiano del siglo xv con el latín de los cortesanos?
propio tiempo unos de otros como sonidos individuales. De La relación "langue/parole" de De Saussure desencadenó
este modo, siguen siendo 'disonantes', no con respecto a las innumerables equívocos en la lingüística arquitectónica. Y
consonancias eliminadas, sino en sí mismos". ello por dos motivos: a) se entendió por "langue" no la len-
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gua concreta de las obras, sino lo contrario, la ideología geométrica determinada de antemano, cuadradas o rectan-
formal Beaux-Arts; b) en consecuencia, las "paroles", es gulares, redondas o hexagonales. Descomponer la caja del
decir, los actos creativos fueron interpretados como revoca- edificio equivale a descomponer el plano cerrado de la ciu-
ciones o anomalías, que no debían absorberse en la "langue" dad clásica. ¿Espacios temporalizados? Valen tanto a escala
sino que debían dejarse al margen. En la lengua verbal, las urbana como dentro de la dimensión arquitectónica. En
"paroles" se filtran desde el nivel inicial de excepciones al cuanto a la reintegración, resulta en urbanística incluso más
normal de la "langue"; en cambio, en arquitectura permane- urgente y acucian te, para poder revitalizar organismos secto-
cen siempre como excepciones porque la "langue" clasicista rializados hasta un grado esclerótico.
no es una verdadera "langue ", sino una abstracción teórica Urbatectura. Reintegrar la ciudad significa volver a tejer
impermeable a lo nuevo. ¿ Qué "paroles" de Miguel Ángel o la trama de las construcciones incentivando la polifunciona-
de Borromini han conseguido penetrar en el lenguaje clasi- lidad de sus coeficientes. Se ha observado muchas veces: una
cista? Como es lógico, ninguna, dado que se trata de una escuela es una estructura que trabaja a un régimen muy bajo
pseudo- "langue ", cristalizada por la naturaleza. Lo mismo si el plan regulador la confina a un lugar aislado; permanece
cabe decir de Wright, Le Corbusier, Gropius, Mies, Mendel- inutilizada durante muchas horas al día, durante la noche, los
sohn, Aalto, cuyas "paro les " no han rozado nunca el engra- días festivos y los largos meses de vacaciones. Todos los edi-
naje Beaux-Arts. ficios públicos están caracterizados por un derroche similar
Las dificultades que surgen en las discusiones con los se- (teatros, cines, ministerios, iglesias, etc.), que únicamente
guidores de Saussure derivan de este equívoco: presumen que puede evitarse reintegrando las funciones educativas, socia-
la "langue" arquitectónica sea la clasicista; nosotros sabe- les, direccionales, productivas, comerciales, recreativas, en
mos que es la anticlásica, tanto hoy como en épocas pasadas. una disposición diferente de la ciudad. En urbanística, como
Por esto el lenguaje arquitectónico está compuesto para no- en arquitectura, el lenguaje moderno abomina los despilfa-
sotros sólo de "paro les ", revocaciones, disonancias; mien- rros económicos y culturales.
tras que para ellos las "paro les " no pueden existir sin una Entre sus múltiples efectos, el código anticlásico debería
"langue" y, a falta de ella, las refieren a la no-" langue" del contar con el de curar a los urbanistas de una frustración que
clasicismo, con resultados desastrosos. data por lo menos desde mediados del siglo xv, época en que
se dedicaron a proyectar "ciudades ideales", concebidas
según esquemas geométricos, en parrilla o radiales. Trazados
5. Las siete invariantes de la urbanística opresivos, despóticos, totalitarios, dictaminados por el poder
para confirmar la vida social dentro de un "orden" férreo e
La disciplina urbanística se identifica con la arquitectura implacable, que afortunadamente se han quedado por reali-
hasta el punto de justificar el término "urbatectura ". Las zar, por no decir convertidos en insignificantes episodios. La
siete invariantes se adaptan a un edificio de la misma manera "ciudad ideal" ha venido infiriendo desde siglos importantes
que a la ciudad y al territorio. En un plan regulador, ¿no es lesiones en la psiquis de los urbanistas. Puesto que sus pro-
el catálogo el primer acto a realizar? ¿No es indispensable la gramas megalómanos e hibernados se veían combatidos por
disonancia para romper la alienante monotonía del zoning? la sociedad, se acurrucaron en un neurótico complejo de
De manera análoga, la tridimensionalidad antitética de la persecución: no había nadie que los apreciase; el desarrollo
perspectiva sirve para vencer la manía de los ejes monumen- urbano no tenía en cuenta para nada los planes; políticos,
tales, del cuadriculado de las calles, de las plazas en forma administradores, contratistas, ricos y pobres, mostraban la
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tolera coartadas ni escapatorias: al no afrontar la cuestión de código; ciertamente que mantiene muchos de sus elementos,
los contenidos, se vuelve a caer en el clasicismo. aunque descontextualizándolos de la lengua vigente y vol-
viendo a contextualizarlos en la nueva. De la misma manera,
Una crítica basada en las invariantes sirve para juzgar
la arquitectura moderna recupera "lo positivo del pasado",
una obra realizada, pero ¿y un proyecto? Y más especial- desvelando su esencia anticlásica. No rechaza y reduce a cero
mente, ¿un plano urbanístico? el pasado, sino su sofisticación, operada por la normativa
Las invariantes ofrecen un instrumento de control preciso en Beaux-Arts.
cada fase del proyecto, desde el esbozo preliminar al general y Con todo, ¿por qué hay que condenar la simetría, tan di-
al ejecutivo. Lo hemos comprobado cientos de veces, tanto en fundida en la arquitectura antigua y que aflora incluso en
el terreno de la profesión como en la escuela. Naturalmente que muchos trabajos de Wright?
un proyecto general no permite justificar, por ejemplo, el grado
de profundización de las disonancias o la descomposición cua- Cesare Beccaria se ocupaba Sobre los delitos y las penas
dridimensional. Sin embargo, la crítica se mantiene ajustada: no de comunidades libres y democráticas. Y sin embargo
¿en aquel estadio el proyecto admite ser desarrollado respetan- afirmaba: "Es un concepto falso de la utilidad aquél que que-
do el principio de las disonancias y de la descomposición? Si la rría dar a una multitud de individuos aquella simetría y aquel
respuesta es negativa, se trata de un proyecto cerrado, reaccio- orden que únicamente está en condiciones de recibir la mate-
nario, clasicista y se encuentra condenado. Tal vez en una fase ria inanimada". Epígrafe que convendría grabar en las mesas
inicial basta con el catálogo; sin embargo, es preciso compro- de trabajo de los arquitectos y urbanistas. Si se entiende el
bar que la solución sea lo suficientemente abierta como para edificio como objeto inanimado, monumental, que hay que
poder recibir las demás invariantes. contemplar pero no disfrutar, será muy conveniente la sime-
tría porque representa el autoritarismo político y burocrático.
La operación proyectual no se produce a través de fases Pero si ha de responder a funciones y contenidos específicos
sucesivas, según los momentos analíticos de las invariantes. no puede ser simétrico, porque la simetría y, en términos
Normalmente los arquitectos proceden por síntesis, intuyendo
generales la consonancia, vincula cada elemento al que se
la solución global. ¿De qué sirven entonces las siete inva- encuentra antes, después, sobre, debajo, anonadando su pecu-
riantes?
liaridad en aras de un diseño global, uniformizador, jerárquico
Para asegurarsede que la síntesis,perfectamentelegítima,no e inalterable. Por lo que toca a Wright, hay que decir que una
sea rígida. No hay que partir del análisis,pero si la síntesis no es nueva lengua no se inventa en un día: él tenía que luchar con-
capaz de comprobación funcional y semántica, resbala en el tra el clasicismo triunfante (el "latín" arquitectónico) y no es
clasicismo. motivo de escándalo que se recurra a veces a esquemas par-
cialmente simétricos. Pero, ¿qué es más importante detectar
¿Sería posible una reducción total a cero en el campo en Wright, los escasos residuos tradicionales o el mensaje
cultural? ¿Existe verdaderamente "el grado cero de la escri- revolucionario? La óptica académica valora en cada genio,
tura" en torno al cual formula su hipótesis Barthes? ¿Los desde Brunelleschi a Palladio, cuanto subsiste de anticuado;
espíritus creadores no se revolucionan incorporando lo posi- nosotros debemos identificar las conquistas originales. ¿Por
tivo del pasado y del presente a su imagen delfuturo? qué todo este miedo a las disonancias y a la asimetría? Gia-
Baste pensar en la relación latín/italiano. La lengua vulgar como Devoto escribe: "Es extraño que los estudiosos más
reduce a cero el latín en el sentido de que desestructura su calificados no se resuelvan a aceptar el fecundo principio de
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la contraposición de marginalidad y centralidad, que constitu- ción demagógica, adquiriendo una fuerza de persuasión infi-
yó el paso importante de la lingüística unidimensional a la nitamente más acusada.
bidimensional, en espera de la tridimensional, vinculada a la
sociolingüística moderna". La simetría aplana, reduce, cuando y finalmente, ¿por qué hasta ahora no se ha codificado el
"el arsenallexical es inmenso. Lucrecio, ya en el siglo I antes lenguaje moderno? ¿Por qué este inexplicable retraso que ha
de Cristo, deplora en varias ocasiones la 'sermonis patrii impedido adoptarlo en gran escala, tanto en la profesión
egestas', la pobreza del idioma patrio". Además, "lo que en como en la enseñanza, durante decenios defebril actividad en
Platón era la hipótesis de la lengua como nomos, 'ley' o 'con- el campo de la construcción?
vención', vivificó el concepto de 'analogía'. Lo que, en Pla- Pregunta angustiosa, casi obsesiva, a la que no es posible
tón, se definía como 'creatividad' o 'enérgeia' de la lengua, dar ninguna respuesta que no sea meramente consoladora.
dio vida a la doctrina de la 'anomalía' ...". Veredicto tajante Cabe aducir varias justificaciones: a) mientras operaban los
sobre la lengua verbal de los italianos, que resulta también maestros del movimiento moderno persistía la ilusión de que
apropiado en arquitectura: "Sobre la exigencia funcional, que una "manera", ligada a sus poéticas, estaría en condiciones de
mira al enriquecimiento, predomina una exigencia subjetiva sustituir la lengua codificada; b) los estudios estructuralistas,
clasicista, selectiva y, por ello, empobrecedora. Esto constitu- semiológicos y lingüísticos no eran lo suficientemente evolu-
ye un rasgo del lenguaje de Italia, que se dejará sentir durante cionados para hacer zozobrar el mundo de la arquitectura; c)
toda su historia, tal vez hasta nuestros días". El terror del era preciso una reducción global a cero, no tan sólo arquitec-
cambio desemboca en lo geométrico y en la simetría. tónica sino existencial, como la de la primavera parisina de
Hoy en día no interesan los discursos en torno a la lengua 1968, para estimular, después de un quinquenio, la codifica-
y, en general, en torno a la arquitectura. El desafío es extra- ción de una lengua democrática. Son plausibles ésta y otras
disciplinario, guarda relación con la batalla en favor de una explicaciones, si bien resultan tautológicas. Subsiste el inte-
ciudad nueva, de un hábitat diferente. ¿Por qué demorarse en rrogante. SchOnbergcreó y codificó el lenguaje musical mo-
las siete invariantes? derno. Wright, Le Corbusier, Gropius, Mendelsohn crearon el
arquitectónico, aunque no lo codificaron, ¿por qué?, ¿por qué
Para hacer esta batalla más eficaz y más escandalosa. Úl- no hubo nadie que lo hiciera y ahorrara de este modo decenios
timamente se ha comprobado el hecho a propósito de un ba- de desaprovechamientos y de destrozos, de ideologismos y de
rrio dormitorio construido en Roma, en las proximidades de la huidas tan pronto hacia adelante como hacia atrás? De todos
zona de Pietralata. Un grupo de estudiantes extraparlamenta- modos, ha llegado ya el momento de popularizar el lenguaje
rios había preparado una "exposición protesta" sobre las con- democrático de la arquitectura.
diciones de aquel ambiente: grandes carteles con fotografías y
escritos sobre la carencia de equipos, sobre las clamorosas
manifestaciones organizadas por los habitantes, sobre las
intervenciones de la policía y otras cosas por el estilo. Éxito
tan vistoso como genérico. En un determinado momento, el
grupo decidió analizar el barrio con el instrumento de las siete
invariantes, añadiendo otra serie de carteles en los que se
demostraba que en el proyecto no se había aplicado ninguna
de las mismas. La "exposición protesta" perdió toda connota-