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En este paso debes realizar una primera lectura exploratoria o general, con el fin de
anticipar o predecir tanto el propósito del texto, como su contenido. Recuerda que sub-
títulos, gráficos, pie de páginas, fotografías, etc. también entregan información relevante
para identificar el sentido global del texto. Puedes anotar tus primeras impresiones del
texto.
Para continuar, vuelve a leer el texto de forma más detallada. Si no entiendes una parte,
reléela para lograr comprenderla. Luego, subraya la idea más importante de cada párrafo o
escríbela con tus propias palabras. La respuesta a la pregunta ¿de qué se habla en el
párrafo? te ayudará a identificar la idea principal de éste. Recuerda que debes tener presente
todo el párrafo para formular su idea principal y no detenerte sólo en una oración de éste.
Reúne todas las ideas principales que extrajiste de cada párrafo e identifica la frase temática
del texto, es decir aquel concepto que se reitera en gran parte de las ideas extraídas. Para
reconocerla acertadamente, se debe tener en cuenta que esta información o concepto puede
aparecer reiterada con la misma palabra o bajo la forma de un sinónimo.
En forma jerárquica, ordena las ideas de cada párrafo, es decir, de la más a la menos
importante. Para poder identificar cuál o cuáles son las ideas más importantes, debes
reconocer aquellas que otorgan mayor o menor información a la frase temática.
Paso 5: Formular la idea principal del texto a partir de las ideas extraídas.
Luego de jerarquizar las ideas, piensa si realmente la frase temática abarca por completo el
tema central del escrito. Si piensas que hay ideas que complementan o acotan la frase
temática respecto del tema del texto, agrégalas a ella.
1- “En la isla de Utopía (…) si alguno se ha instruido bien en una profesión y desea
aprender otra, se le permite, y cuando las conoce bien se dedica a aquella que es más de su
gusto. Además, se evita que haya vagabundos, antes bien, cada uno está bien ocupado en su
profesión.
3.- Dividen el día y la noche (…) dedicando seis horas diarias al trabajo, tres por la mañana,
al final de las cuales van a comer. Tienen una siesta de dos horas después de la comida, y
una vez descansados vuelven al trabajo por otras tres horas, que se terminan con la cena.
4.- (…) Cada uno emplea su tiempo libre con lo que mejor cuadra a su gusto; pero no de
manera que se disipe en excesos y holgazanerías, sino que libre de su trabajo se ocupe en
algún ejercicio honesto de su elección. La mayor parte de estas horas libres las dedican a
los estudios literarios, ya que es costumbre que haya lecciones públicas antes del amanecer
(…) y concurre voluntariamente gente de todo estado (…).
5.- Estos tiempos libres, si alguno lo quiere emplear en su profesión, pues no se inclinan a
cosas de estudio, no se les prohíbe, antes bien, se les alaba por la utilidad que reportan a la
República”.