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o 9253
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Versos de la canción de la Soka Gakkai de Tohoku, «El juramento de Aoba». En la estructura organizativa de
la Soka Gakkai, la región de Tohoku se compone de las prefecturas de Aomori, Akita, Iwate, Miyagi,
Yamagata y Fukushima.
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El «Juramento de Aoba» se refiere al compromiso que un grupo de miembros pioneros de la División de
Jóvenes hizo al presidente Toda en abril de 1954, en las ruinas del Castillo de Aoba, en la ciudad de Sendai,
capital de la prefectura de Miyagi, en la región de Tohoku. En respuesta a la famosa declaración que el señor
Toda hizo ese día —«El castillo que construirá la Soka Gakkai estará hecho de valores humanos de enorme
capacidad»—, ellos juraron construir un castillo así en Tohoku.
Sin duda, Nichiren Daishonin ha de estar consciente de la labor que han hecho
estos últimos nueve años; a todos ellos les diría que, a lo largo de esos casi tres mil
trescientos días, han acumulado incontables e indestructibles «tesoros del corazón».3
Estoy entonando Nam-myoho-renge-kyo sinceramente en memoria de quienes
perdieron la vida en esta catástrofe y de los que fallecieron después como
consecuencia de ella.
No tengo la menor duda de que todos los familiares, compañeros de fe y amigos
que hoy ya no están con nosotros vivirán eternamente envueltos en la infinita luz de
felicidad de la Ley Mística, una luz universal que trasciende la vida y la muerte.
3
Las tres clases de tesoros, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 892.
4
The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente),
traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 141.
5
Ib., pág. 91.
2
Estoy seguro de que el señor Makiguchi los elogiaría como emblemas vivientes
de la nobleza propia de los budas, tal como describe el Daishonin.
Nuestros miembros de la División Futuro y de la División de Jóvenes que
tuvieron que afrontar el trauma del terremoto y tsunami hoy han crecido de manera
admirable. Estos inspiradores jóvenes son una enorme esperanza para todos; habiendo
superado la peor adversidad, están abriendo y desplegando su vida como
extraordinarias flores de loto.
En la fría mañana, antes de que salga el sol, nuestros «héroes sin corona» están
recorriendo las calles casa por casa para repartir el Seikyo Shimbun, nuestro diario de
la Soka Gakkai. A ellos, a quienes les debo una gratitud infinita, quiero decirles:
¡cuiden su salud y su seguridad cada día!
El Seikyo Shimbun, un baluarte de la pluma, hoy tiene la tremenda misión de
llevar a sus lectores palabras de esperanza y de valor.
Una señora de la División Femenina de Higashi-Matsushima —ciudad de la
prefectura de Miyagi afectada por el desastre de marzo de 2011 en Tohoku—, está
repartiendo el diario con el orgullo de poner en manos de otros la posta de la felicidad
y de la victoria. Superando el dolor personal de haber perdido a su madre y a uno de
sus hijos en el tsunami, se ha dedicado a apoyar y a alentar a los demás con el sincero
deseo de hacer todo cuanto esté a su alcance.
La doctora Sarah Wider, expresidenta de la Asociación Ralph Waldo Emerson
con quien publiqué una compilación de nuestros diálogos, viajó desde los Estados
Unidos para visitar a las miembros de la División Femenina de Tohoku (en octubre de
2012). La impresionó profundamente esa «gente de corazón fuerte» que halló en cada
preciado encuentro y, en un mensaje que escribió a algunas de estas amigas, dijo estar
agradecida de compartir con ellas la determinación de hacer siempre lo mejor, a cada
instante.
Hace poco, recibí una hermosa carta de una señora de Tohoku que vive en la
zona de Sanriku, dentro de la prefectura de Iwate.
A comienzos de febrero de este año, el Coro Shinano de la Banda Juvenil
Masculina de la Soka Gakkai ofreció un ciclo de conciertos titulado «Conexiones de
esperanza» en seis localidades de la costa de Sanriku: Otsuchi, Yamada, Miyako,
Tanohata, Fudai y Hirono.
Cada uno de estos lugares recibió con beneplácito las voces de nuestros
gallardos intérpretes, que inspiraron a todos una brisa primaveral de valentía. Muchos
miembros locales invitaron a sus amigos, quienes luego elogiaron los conciertos y
dijeron sentirse vigorizados por el espíritu de los miembros de Gakkai, o inspirados a
3
seguir viviendo muchos años más, sin dejarse derrotar por el reto permanente que
enfrentan.
Nuestros miembros no han dejado de trabajar infatigablemente en ayuda de su
comunidad, sembrando un jardín florido de amistad y de confianza. Están avanzando
sin flaquear, día tras día, dedicados a apoyar a quienes los rodean con sinceridad
conmovedora. El fulgor de su humanismo es un faro de esperanza que irradia la luz de
la felicidad, y es también una potente fuerza impulsora de la recuperación y la
reconstrucción.
4
Este 11 de marzo se recuerda, asimismo, el 65.o aniversario del histórico debate
de Otaru,6 celebrado en Hokkaido, donde demostramos ante la sociedad japonesa la
justicia de la Soka.
Justo antes de la solemne ceremonia del 16 de marzo de 1958, donde el
presidente Toda transfirió la misión del kosen-rufu a sus jóvenes sucesores, él alentó
afectuosamente al primer responsable del cabildo Otaru:
Los inviernos en el norte del Japón son largos e implacables. Pero incluso
mientras soplan los vientos fríos, las plantas conservan pacientemente su fuerza vital y
esperan el momento de dar nuevos brotes verdes y tiernos.
En setiembre de 2011, seis meses después del terremoto y tsunami, comencé a
escribir el capítulo «La luz de la felicidad» de mi novela La nueva revolución humana
(perteneciente al volumen 25). Allí narro la visita de tres días que hice a Fukushima,
el 11 de marzo de 1977, para alentar a los camaradas de Tohoku. En ese momento, les
dediqué varias obras caligráficas que llevaban la palabra «cerezo», como «Cerezo de
la montaña de la Soka».
Lo hice para expresar mi deseo de que, por mucho que duren los inviernos de la
adversidad y de los contratiempos, nuestros miembros sin falta puedan sortearlos y
florecer espléndidamente, y transmitan el mensaje esperanzador que dice: «Los que
creen en el Sutra del loto parecen vivir en invierno, pero el invierno siempre se
convierte en primavera».7
Nuestros compañeros que con espíritu valiente e invencible han probado que «el
invierno siempre se convierte en primavera» son como hermosos cerezos que crecen
en la montaña de la Soka, envueltos en la luz de la felicidad y adornados de flores.
Nichiren Daishonin escribe: «Hay algo extraordinario en [...] la forma en que el
verano, el otoño, el invierno y la primavera se suceden unos a otros. También ocurre
6
Debate de Otaru: Debate público realizado entre representantes de la Soka Gakkai y sacerdotes de la secta
Nichiren Shu (escuela Minobu de budismo Nichiren), en el Centro Cívico de Otaru, Hokkaido, el 11 de marzo
de 1955. En el debate, que contó con la participación del joven Ikeda como moderador, se estableció la
superioridad de la posición planteada por la Soka Gakkai.
7
El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.
5
algo inusitado cuando una persona común logra la Budeidad. En ese momento,
invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios; pero cuando ello
sucede, los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás».8
No tengamos miedo a los cambios. Sigamos, todos y cada uno de nosotros,
creando valor como personas de bravura y de sabiduría.
8
Los tres obstáculos y los cuatro demonios, en END, pág. 668.
9
Véase Toynbee, Arnold J.: Democracy in the Atomic Age: The Dyason Lectures 1956, Melbourne: Oxford
University Press, 1957, pág. 16.
10
La apertura de los ojos, en END, pág. 300.