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Lecturas

EDUCACIÓN INICIAL
FORTALECIMIENTO DE LA TAREA EDUCATIVA EN INSTITUCIONES MATERNALES

Apostar al cuidado
en la enseñanza
Conferencia de Perla Zelmanovich

La conferencia incluyó la proyección de la película Camino a casa


(Lee Jeong-Hyang, Corea, 2002, 85´)
Un niño de siete años es enviado por su madre junto a su anciana
abuela. Sus mundos son tan diferentes que la relación entre ellos no
pareciera tener chances de progresar, sobre todo por el carácter del
niño, pero la tranquilidad y la naturalidad de la anciana irán abrién-
dose camino en el corazón del pequeño.

Perla Zelmanovich

Psicoanalista y educadora, con paro. También produjo, junto a


experiencia clínica con niños en Diana González, Silvia Gojman y
el Hospital Durand y en el Silvia Finocchio, Efemérides,
Equipo de Niños del Hospital entre el mito y la historia. Es
Español. Se ocupa en la actuali- autora de numerosos artículos
dad de investigar el vínculo in- en revistas y libros especializa-
tergeneracional. En la dos. Trabaja desde hace mu-
compilación Enseñar hoy, de chos años, sobre las
Silvia Finocchio e Inés Dussel, articulaciones entre psicoanáli-
LECTURAS

aborda las cuestiones de la in- sis y educación.


temperie, el amparo y el desam- 1
PRESENTACIÓN A CARGO DE PATRICIA REDONDO

Para comenzar, les queríamos en este momento, pero uno la


contar que todo el itinerario que puede encontrar en el tema de
tenemos pensado para este año las Ciencias Sociales, y segura-
versará sobre cómo, desde otros mente ustedes hayan leído otros
lenguajes, como es el caso del textos suyos en otras temáticas,
cine, nos vamos apropiando de pero hoy, su particular preocupa-
una mirada, que ya venimos ción recae sobre el vínculo inter-
construyendo en este proyecto de generacional, el lugar de los
trabajo en los Jardines Materna- adultos en su relación con los
les. Otra mirada sobre la infan- niños, particularmente mirando
cia. Cómo las imágenes nos la escuela. En esa dirección, hay
permiten entrar desde otro lugar un texto de Perla que ha tenido
a pensar aquello que nos ocupa muchísima resonancia a lo largo
todo el tiempo –y las ocupa a us- del país, que pertenece a la com-
tedes fundamentalmente–, que pilación Enseñar hoy, de Silvia Fi-
es cómo mejorar, cómo ampliar nocchio e Inés Dussel. Allí sitúa
las oportunidades educativas de las cuestiones de la intemperie,
los niños que tenemos en nues- el desamparo y el amparo. Este
tras manos. texto sigue teniendo resonancia
Hoy nuestra invitada es Perla Zel- por su vigencia, por las situacio-
manovich. Psicoanalista y educa- nes que la infancia atraviesa en
dora, con una experiencia muy nuestra sociedad, y por momen-
importante, en otros años, en la tos, la mirada casi indiferente en
clínica con niños, en el Hospital relación con los niños, y particu-
Durand, participando en los equi- larmente con respecto a los niños
pos de estimulación temprana, más pequeños, donde la vulnera-
desde su posición como psicoa- bilidad se acentúa.
nalista. También, en el Equipo de Le damos la bienvenida a Perla a
Niños del Hospital Español, con nuestro espacio. Y después
una pasantía de la Universidad vamos a ver la película Camino a
de Buenos Aires de la Cátedra de casa, que ella va a introducir en
Clínica con Niños. su exposición y que después de
Perla tiene muchos campos de verla retomará para pensarla con
LECTURAS

trabajo, que no vamos a ampliar ustedes.


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Perla Zelmanovich

Tratar este tema, para mí es en- ¿Por qué me parece que el apos- está vulnerado. Entonces, lo que
contrarme con un aspecto de mi tar es importante? Porque queda yo invito a pensar, a poner a con-
trayectoria, de mis pensamientos del lado nuestro. Como decía Pa- sideración y a discutir, es en qué
y de mis preocupaciones que me tricia, a mí me preocupa espe- medida sostenernos en una
es especialmente caro, por lo que cialmente en este tiempo, apuesta compartida entre educa-
significa encontrarse con un pensarnos con los niños, es decir, dores/as –y también, en alguna
bebé, con un niño tan pequeño no pensar sobre el niño, como medida con las familias, pero
que es pura promesa. nos pasó en gran parte de nues- particularmente pensando al in-
Yo le puse como título a esta charla tra formación, en que de lo que terior de las escuelas o de otros
con ustedes: "Apostar al cuidado en la se trataba era de hablar y de es- espacios educativos –, nos puede
enseñanza". Quiero empezar por con- tudiar acerca del niño, sobre los ayudar a trabajar sobre nuestro
tarles por qué yo pensé en este título. estadios y su evolución. No digo propio desamparo en función de
En primer lugar, por qué el apos- con esto que no sea en alguna ellos, en función de los niños. En-
tar. En el apostar hay algo que medida necesario. Pero me pa- tonces, esa es la primera cues-
convoca a quien realiza la rece que en esta época, por los tión de mi título: “el apostar”.
apuesta. Y en ese realizar una problemas particulares que hoy Ahora bien, agrego a esto otra
apuesta, uno se sostiene, uno atravesamos y sobre los cuales proposición: sostenernos a no-
confía en que va a “ganar” – me voy a detener luego, es rele- sotros en una apuesta en función
como una apuesta en el juego–, vante subrayar cómo nos ubica- de ellos, pero “en el cuidado”. ¿A
aunque también haya un riesgo mos frente a ellos. qué me refiero con cuidado? Vale
de perder. En una apuesta no hay En este sentido, y en ánimo de la aclaración ya que, como todas
un final cierto y seguro, pero uno pensarlos a ellos con relación a las palabras, ésta también es po-
igual la hace, y va con todo el en- nosotros, es que la apuesta lisémica, y puede significar mu-
tusiasmo, aun sabiendo que es puede ser una manera prove- chas cosas diferentes en
posible que haya avatares, que chosa de hacerlo, porque en la contextos diversos. El sentido
no gane tanto, que pierda, que apuesta estamos nosotros. Es que le doy al cuidado en esta
pierda un poco y gane otro tanto. decir, están ellos, pero a través ocasión, es el de estar atentos al
Lo que importa es la confianza de nosotros. sujeto en el niño, es decir, qué
en que algo bueno puede ocurrir. ¿En qué sentido digo que esta- hay de sujeto en el niño. Y
mos nosotros? En el sentido de cuando digo sujeto, que parece
En el apostar hay algo sostenernos allí. En la actuali- una obviedad, digo qué hay de
que convoca a quien dad, si bien Patricia hablaba de particular, qué hay de singular,

realiza la apuesta. (...) la vulnerabilidad de los niños, en cada uno. También el cuidado
creo que es importante situar refiere a qué hay de particular y
En una apuesta no
también nuestra propia vulnera- de singular en cada uno de no-
hay un final cierto y bilidad. Estamos en una época sotros, en esa apuesta en la cual
seguro, pero uno igual en la cual el desamparo también sostenemos nuestro trabajo, que

la hace, y va con todo nos toca a nosotros como adul- es desde algún deseo particular y
tos. Y es difícil sostener a otro singular. Aun cuando tengamos
el entusiasmo, aun sa-
cuando uno mismo está desam- una apuesta colectiva, para que
biendo que es posible parado, cuando uno mismo está se haga carne en cada uno, re-
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que haya avatares... jaqueado, cuando uno mismo quiere ser atravesada por algún
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deseo personal; que alguna fibra Esa orientación hacia lo simbó- la ficción, me refiero a la litera-
se nos mueva personalmente. Y lico, que está vehiculizada por la tura, al arte, a todos los conteni-
en el cuidado hacia el niño, esto enseñanza, en el caso de los más dos de la cultura que podamos
es crucial. En este sentido, hay pequeñitos, desde mi punto de imaginar y con los cuales ustedes
una reciprocidad. Cuidar es apos- vista, tiene tres grandes pilares. trabajan y les ofrecen cotidiana-
tar y estar atentos al sujeto que Uno de ellos es –por el momento mente a los chicos. Desde poner-
hay en ese niño, a su particulari- de constitución de esa ternura, les a disposición esos estímulos
dad, desde un deseo singular y de esa arcilla tan fresca con la visuales, los mejores posibles,
particular de nuestro lado. que estamos trabajando– el cui- esas imágenes de Miró que po-
dado de la filiación, de la pro- demos colgar en las salas, hasta
Cuidar es apostar y ducción de un amarre. Es un hacerlos escuchar no sólo las

estar atentos al sujeto sujeto que, en esta etapa de la canciones infantiles, sino a un
vida –no solamente, pero espe- Paco de Lucía haciendo sonar su
que hay en ese niño,
cialmente en esta etapa de la guitarra. Se trata de una produc-
a su particularidad, vida–, está construyendo un ción de sensibilidades estéticas,
desde un deseo amarre a un Otro, que es indis- que tiene todos los soportes que

singular y particular pensable para su supervivencia. podamos imaginar y que son la


Otro de los pilares es el cuidado materia prima con la cual se se-
de nuestro lado.
por la construcción del no, de la dimentan esos tres pilares.
distinción entre lo prohibido y lo Situadas las tres cuestiones que
Finalmente, agrego al hecho de permitido. Y un tercer pilar es el incluye el título de esta convoca-
apostar al cuidado, que sea “en cuidado por una separación, por toria –la apuesta, el cuidado y la
la enseñanza". Porque –"zapatero la producción de un sujeto que enseñanza–, sostenidas en esta
a tus zapatos"– para eso se nos pueda descompletarse de un etapa de la vida en los tres pila-
convoca, y es en la enseñanza. Otro. Que pueda separarse de res que acabo de mencionar –la
Nuestra tarea no es de cuidado una mamá, que pueda separarse filiación, el no y la separación–,
como son los cuidados de una de una abuela, que pueda sepa- que requieren de un soporte par-
enfermera en un hospital, que rarse también de una maestra ticular –el juego y la ficción–, me
también son cuidados, pero de para poder relacionarse con otras voy a detener ahora en el primer
otro tipo. Nuestros cuidados son y con otros chicos. Entonces, asunto, el de la apuesta. Porque
de un orden “simbólico”. Aunque sitúo estos tres pilares que sos- es un modo de empezar por
hagamos tareas “materiales”, y tienen la enseñanza en esta abordar el problema de nuestro
muchas, aunque cambiemos pa- etapa, que son de un orden cons- propio desamparo en esta época,
ñales, aunque brindemos una titutivo para el sujeto, y agrego y en tanto es allí donde podemos
mamadera, aunque lavemos que en esta etapa de la vida se encontrar algún amparo para
unas manitos, nuestro cuidado – vehiculizan fundamentalmente a nuestra tarea educativa.
y ésta es la dimensión que me través del juego y de la ficción en Comienzo por ubicar algunas
parece importante no perder de general. cuestiones con respecto al de-
vista, sea cual fuere la tarea que Entonces, la filiación, el no y la samparo. Una es que nosotros,
nosotros hagamos concreta- separación, que valen también como adultos, seamos más o
mente– tiene una orientación para otras etapas de la vida, son menos concientes de ello, esta-
hacia lo simbólico. Y la ense- de particular relevancia en ésta, mos sostenidos en un determi-
ñanza tiene que ver con eso, con por cuanto se trata de la produc- nado discurso. Y cuando digo
una orientación hacia lo simbó- ción de esos cimientos. Y cuando discurso me refiero a los enuncia-
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lico. digo vehiculizados por el juego y dos que estabilizan significados


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en una época, en determinado modo en que nosotros nos para- Tal vez es muy lineal el ejemplo
momento socio-histórico y en mos en la vida, en el modo en que les estoy dando, pero quiero
cada contexto particular. ¿A qué que nos situamos frente a nues- connotar la idea de que no es
me refiero? Por ejemplo, un dis- tra tarea. Estar advertidos de menor estar advertidos de cuáles
curso sobre la escuela o un dis- cuál es el discurso o los discursos son los discursos circulantes,
curso sobre los docentes puede por los cuales estamos atravesa- porque hay versiones de los dis-
ser: "los docentes son el ejemplo" dos, nos lleva también a darnos cursos con relación a la docencia
o "las maestras que trajo Sar- la oportunidad de posicionarnos y a la escuela, que hablan por
miento eran la avanzada". Estos de una manera o de otra, a saber ejemplo, de cierta desconfianza –
enunciados expresan un discurso que estamos lidiando con un de- todos la vivimos cotidianamente–
de una época con relación a un terminado discurso de época . Entonces, ¿qué hacer frente a
asunto determinado. Y no es frente al cual algo podemos esa desconfianza?
nimio, porque produce efectos en hacer. Es un discurso eficaz en la Hay muchas posibilidades. Una
la persona que es aludida por ese medida que forma parte de aque- es construir una posición defen-
discurso. Otro discurso en rela- llo que condiciona nuestro tra- siva y abroquelarnos. Entonces,
ción al mismo tópico puede ser bajo y es por eso mismo será "ellos y nosotros", lo cual nos
"los docentes tienen que actuali- necesario de ser considerado a la deja en la misma lógica, la de la
zarse porque no saben". Claro hora de pensar nuestro quehacer desconfianza. Distinto es ubicar-
que esto ubica al docente en otro cotidiano. nos en una posición de produc-
lugar. "Los docentes no cuidan a Volviendo a nuestro primer ejem- ción desde aquello que sí
los niños" o "los docentes son los plo, un discurso que sitúa al do- podemos hacer. Ni defensiva, ni
que deben cuidar a los niños". cente como aquel que no sabe, al ataque, sino propositiva. Se
Son todos discursos que no son como aquel que debe actuali- perfilan así tres alternativas posi-
ajenos a lo que nos pasa cotidia- zarse porque no sabe, marca una bles para ubicarnos frente a un
namente y que, de algún modo, diferencia con un discurso que lo discurso, pero es la última la que
en mayor o menor medida nos considera como aquel que se ac- nos puede involucrar en una pro-
condicionan. tualiza con el afán de tener viva puesta activa, desde algún deseo
Podríamos pensarlo en otros la necesidad de acompañar los singular y personal.
temas. Los jóvenes de Malvinas cambios de los tiempos en que En un registro más general, un
en un momento histórico deter- desarrolla su tarea. En un caso es aspecto del discurso de la época
minado eran los héroes, los hé- situarlo desde el déficit, por lo que hace a nuestro propio de-
roes de Malvinas; después fueron que no puede, y en el otro es si- samparo, y en el cual también el
las víctimas. Para un sujeto, no tuarlo por lo que sí podría, por discurso más particular de la
es lo mismo ser nombrado como aquello por lo cual hay que seguir desconfianza encuentra su sus-
héroe que ser nombrado como para adelante para poder acom- tento, es el debilitamiento de los
víctima. "Los ancianos son los sa- pañar los cambios de la época. lazos sociales, una de cuyas for-
bios, son aquellos a quienes hay Entonces, situarnos frente a un mas es el “ser necesario para el
que consultar", o "los ancianos discurso u otro, de una determi- otro”. Ubico este aspecto del
son una carga". Vemos que para nada manera o de otra, nos lazo, que me parece importante:
el mismo sujeto, no da lo mismo. puede dar la ocasión de cons- el ser necesario para el otro. No
Entonces, en el sentido en que lo truirnos con una posición frente ser descartable, en el sentido de
estoy planteando, el discurso al encargo social de saber de qué que, si se cae uno viene otro en
tiene una eficacia que voy a lla- se trata eso de atender a los su reemplazo. Esto lo vemos muy
mar eficacia simbólica. Eficacia niños pequeños en esta época y difundido hoy en el mundo del
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simbólica porque incide en el dar señales de esto. trabajo y Richard Sennet lo tra-
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baja de manera muy elocuente adultos para trasmitir. El caso ex- nes y los niños. Digamos que
en su obra La corrosión del ca- tremo es el de las culturas en las aquí lo que está reposicionado es
rácter. Allí no habría sujeto, sino cuales no es la escritura la que el futuro, no sólo que desconoce-
un objeto que es intercambiable. permite vehiculizar las trasmisio- mos, sino sobre el cual hay una
Esto hace a nuestra propia vulne- nes sino que es necesario el gran incertidumbre. ¿Cómo re-
rabilidad, en tanto conlleva por adulto de cuerpo presente. Allí percute esto en nosotros como
ejemplo, hacernos y gestionarnos los ancianos son los sabios. educadores de niños muy peque-
muy en solitario la vida coti- En cambio, en aquellas culturas ños? Hace veinte, treinta años,
diana; aunque la docencia es uno generacionales que ella llama co- cuando nacía un niño, según
de los espacios laborales en los figurativas, los adultos aprenden cada sector social, según cada
que todavía contamos con una entre sí de sus coetáneos, pro- cultura, había una trayectoria
cierta estructura que nos permite ducto de los grandes cambios imaginada hacia el futuro. Hoy,
y nos da la oportunidad de poder culturales, de los avances cientí- esa trayectoria imaginada se di-
hacer lazo y construir una tarea ficos y tecnológicos. Podría ubi- ficulta, también para nosotros
compartida. car aquí, por ejemplo, a la mismos. ¿Qué imaginamos para
generación de mis padres, que estos chicos? ¿Qué imaginamos
Un aspecto del dis- fue la primera generación de la para nuestros hijos? ¿Qué imagi-

curso de la época que televisión, de la llegada del hom- namos para ellos? ¿Qué prefigu-
bre a la Luna, o del satélite, que ran ellos respecto de ese futuro
hace a nuestro propio
permitió tener información al ins- que a nosotros se nos torna difícil
desamparo (...) es el tante, producida en espacios físi- aprehender?
debilitamiento de los camente alejados entre sí. Sin embargo, una idea que se me

lazos sociales, una de Entonces, es un trastrocamiento dibujaba al respecto esta ma-


de la temporalidad que hace que ñana, revisando lo que iba a con-
cuyas formas es el
ya no se aprenda sólo de la expe- versar con ustedes era: ¿qué
“ser necesario para el riencia de la generación anterior estamos cuidando cuando cuida-
otro”. –mi mamá no aprendía sólo de la mos a este bebé, a este nene?
experiencia de mi abuela sino de Estamos cuidando un futuro, el
Otro aspecto que hace a nuestra la vecina–. Se trata de un apren- de todos nosotros, porque ellos
vulnerabilidad es el trastroca- dizaje entre los contemporáneos. son el futuro. Y con una particu-
miento de la temporalidad en lo Y, finalmente, un tipo de cultura laridad: que es un futuro sin de-
que hace a la transmisión entre generacional pre-figurativa en la masiadas certezas. Entonces,
generaciones. Hay un texto muy cual aprendemos del futuro en- recae sobre nuestras espaldas –
interesante al respecto, escrito en carnado en los jóvenes y los individuales– estar preguntándo-
1969 por la antropóloga Marga- niños que saben más que nos aquello que ya estaba dado
ret Mead, que se llama Estudios nosotros de algunas cosas, por- por un discurso colectivo, por
sobre la ruptura generacional. que tienen una experiencia que ejemplo, cuando yo entraba a la
Ella sitúa allí tres tipos de cultu- no tuvimos y nos resulta difícil escuela, allá lejos y hace tiempo.
ras generacionales. Las culturas aprehender, imaginar. No así a Y aun antes, cuando llegaron los
post-figurativas, en las cuales el ellos. Y de esto tenemos eviden- inmigrantes –nuestros abuelos, o
pasado es el que prima en la cias. Acá hay muchas generacio- bisabuelos, para algunos de us-
transmisión, y se corresponde nes, pero aun así podemos sentir tedes–, estaba claro que cuando
con las sociedades tradicionales, esa incertidumbre que nos ge- mandaban a sus hijos a la es-
en las cuales es necesaria la pre- nera el desconocer mucho de la cuela era para integrarlos a esta
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sencia de los ancianos y de los experiencia que tienen los jóve- sociedad, y era para aprender el
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idioma, para aprender la geogra- fines del siglo XIX y principios del ques de pánico, el estrés, las
fía y la historia nacional; el sen- XX. ¿Detrás de qué vamos hoy, adicciones, las impulsividades,
tido era construir la nación, en el XXI? Bueno, hay muchos son parte de los padecimientos
estábamos construyendo una futuros posibles, tal vez, y en con los que nos tenemos que ver
nueva nación. ¿Hoy cuál es ese cada colectivo se trata de poder en esta época y que son expre-
sentido? pensar cómo articulamos, cómo sión de nuestro propio desam-
nos articulamos entre nosotros, paro.
¿Qué estamos cui- haciéndole lugar también, in- Frente a ellos, hay recursos dife-

dando cuando cuida- sisto, a aquello que nos van pre- rentes que la propia sociedad se
figurando los niños y los jóvenes. va dando para afrontarlos. Una
mos a este bebé, a
Esta idea de pluralidad la pode- de las formas ilusorias es el con-
este nene? Estamos mos agregar a las tres cuestiones sumo. Otra es la medicalización.
cuidando un futuro, el que señalé y que nos permiten La medicación que se supone va

de todos nosotros, pensar el propio desamparo, que a traernos ese remanso y ese ali-
son: las dificultades en la pro- vio, que puede ser para poder
porque ellos son el fu-
ducción del lazo social, en parti- dormir o para poder calmar a los
turo. Y con una parti- cular el sentirnos necesarios para niños. Y hago acá una acotación
cularidad: que es un otro; la transformación de las re- alarmante sobre –no sé si uste-

futuro sin demasiadas laciones temporales, entre pa- des lo ven en sus propias institu-
sado, presente y futuro en los ciones– lo que es el suministro
certezas.
procesos de transmisión; y junto de Ritalina a niños cada vez más
Hoy el futuro es algo incierto, y a esto último, la incertidumbre pequeños, frente al llamado sín-
nos puede desestabilizar porque con relación a los sentidos que drome de desatención –ADD–,
no hay referencias tan claras, no se dibujan como orientación con o sin hiperactividad.
pero tenerlo como sentido de clara. Ahora bien, ¿cuál es la función
orientación al mismo tiempo, y Voy a incorporar una cuarta cues- de estas respuestas ilusorias?
ubicar qué podemos leer que se tión: el papel de la mercantiliza- Son modos de intentar reponer
va prefigurando sobre el mismo ción en la gestión de nuestras algo en el lugar del sentido. Pero
en cada niño que atendemos, vidas. Los objetos que el mer- nosotros, que tenemos otras he-
que educamos, puede ser una cado ofrece cumplen una función rramientas, que son simbólicas,
oportunidad para construir una que viene a intentar reponer ilu- sabemos que esa necesidad de
orientación anclada en nuevos soriamente un sentido. producir sentidos para un hu-
sentidos en construcción. Una Son al menos esas cuatro cues- mano no se salda con objetos
oportunidad de poder construir y tiones, que me parece impor- sino que, a diferencia de cual-
pensar juntos qué futuro –qué fu- tante situar para nosotros quier otro cachorro de cualquier
turos, en plural– queremos para mismos, y que nos pueden ayu- otra especie, el ser humano se
nosotros, para y con nuestros dar a ubicar las manifestaciones constituye siempre en relación
hijos y alumnos. producidas en los propios adultos con Otro, y es con esa mediación
El plural que agrego habla de y que se traducen en padeci- que es posible producir sentidos.
otro signo de la época, y es que mientos que tienen alguna marca Ejemplo de ello es el ya clásico
no hay tal homogeneidad, que de la época. Porque cada época trabajo de Spitz, cuando relataba
hoy no vamos todos detrás de construye sus propios síntomas y –allá lejos y hace tiempo– la ex-
aprender la lengua castellana sus propios padecimientos. Las periencia de niños huérfanos,
para formar una nación, como a depresiones, los llamados ata- que eran muy bien atendidos en
LECTURAS

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hospitales por enfermeras, pero cesario. ¿Cuál es el Otro que ne- ficultades para consentir con re-
sin una filiación singular, que por cesita hoy cada sujeto? cibir el alimento. No sé si ustedes
ello terminaban muriendo de lo Todo el mundo vive apurado, y se encuentran, a veces, con estas
que él llamaba marasmo. Ma- no hay ni tiempo como para con- situaciones de niños que son re-
rasmo, que podríamos llamar versar. Esa pausa para detenerse acios a recibir el alimento o a
simbólico, porque no había un en cada uno, en ese diálogo, en quedarse sentaditos en el lugar
Otro con un deseo particular ese estar atento. Hoy el sujeto que los aloja en la mesa, en la
hacia ese sujeto singular. Ma- necesita de un Otro que cons- sala. Entonces, estar atentos y
rasmo simbólico, desamparo truya una pausa y un estar estar advertidos de que ahí hay
simbólico. atento. Estar atento a qué nece- un niño, queda de nuestro lado.
Entonces, esto que hace a nues- sita ese sujeto singular. Vemos Avancemos un paso más sobre la
tra condición humana, nos ubica así que la atención o la desaten- pregunta “¿qué Otro necesita?”.
hoy, en este panorama de de- ción queda de nuestro lado y nos Necesita de un Otro que no baje
samparo, ante una apuesta convoca a estar advertidos que, su programa de ofrecer aquello
doble. Por un lado ante el des- así como nosotros estamos atra- que un adulto tiene para darle.
amparo de época, pero que se vesados por determinados dis- Porque el primer reflejo suele ser
inscribe en un desamparo estruc- cursos, también los niños, la el rechazo. Entonces, esta persis-
tural, constitutivo para el hu- infancia está atravesada por de- tencia y esa obstinación de la
mano, y que requiere de esa terminados discursos de la que Patricia [Redondo] habla en
mediación que conlleva el am- época. Estar atentos y advertidos su artículo del mismo libro al que
paro simbólico. Siempre, en cada que detrás de las impulsividades, hizo referencia al comienzo, esa
época, hay un malestar. Si bien de las desatenciones, hay un obstinación sé que muchas veces
no me voy a explayar al respecto niño que aparece con una impos- no es fácil de sostener. Sin em-
hoy, quiero señalar que ese ma- tura –esto para los niños más bargo, vale la pena recordarnos
lestar puede ser también el motor grandes, como el que vamos a cada vez, que tenemos algo para
de un impulso. Es eso que falta y ver en un rato en la película– que darles. Aunque muchas veces
nos impulsa a una búsqueda. En- aparece con una impostura de un hay un discurso que nos desauto-
tonces, la apuesta que yo pro- niño terrible, odioso, frente al riza, y los mismos niños lo
pongo es convertir este malestar, cual puede surgir un “más vale hacen, estar advertidos de ello
este desasosiego y este desam- démosle la pastillita o enchufé- permitirá tal vez volver a autori-
paro personal nuestro en una moslo el playstation” para que se zarnos en aquello que tenemos
apuesta en lo simbólico, para el calme, porque no lo soportamos. para darles, para ofrecerles. Ese
cuidado de los niños que llegan Sin embargo detrás de esa forma cuadro de Miró, esa música de
al mundo con ese desamparo de presentarse hay un niño en Paco de Lucía, o ese juego.
constitutivo y que requieren de estado de necesidad. El punto es ¿Qué Otro necesita? Quizás más
una mediación, siempre encar- que es más trabajoso para que en otros tiempos, estar ad-
nada en Otro que cumple la fun- nosotros, en esta época, hacer vertidos de que el juego, asunto
ción adulta. que el niño consienta con que del cual ya hablamos un poco y
Ahora bien, esto puede sonar a nosotros tenemos algo para sobre lo cual ustedes vienen con-
una declamación muy linda y darle, aceptarnos como mediado- versando y practican desde hace
muy interesante. Sin embargo, res, como ese Otro necesario, ya mucho tiempo, es constitutivo
tener en cuenta las particularida- que es más inmediato satisfa- para tejer esa malla simbólica
des de la época y sus discursos, cerse con los objetos de con- que le permite al niño anclarse
nos puede orientar en la pregunta sumo. Esto tal vez, en los más en algún lugar en el mundo. Es
LECTURAS

acerca del mediador, del Otro ne- pequeñitos se traduzca en las di- una herramienta para nuestra
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mediación que recubrimos de fic- quita autoridad, sino por el con- una anciana, que por ahora voy
ción, con la cual es más seguro trario, nos legitima. Es un sí pre- a llamar sólo anciana. Bajo la
que encontremos allí una chance vio necesario, que puede idea –que yo planteo– de que
para que el niño consienta con lo habilitar luego un no. Porque alumnos no llegan a la escuela,
que nosotros le estamos ofre- para que haya un no, para que los alumnos se producen en la
ciendo, con la cual al mismo un no sea aceptado, es necesario escuela, como efecto de una ope-
tiempo estamos construyendo un que haya primero un sí. Un sí de ración de filiación; que hijos no
soporte simbólico, un anclaje aceptación al sujeto, a eso nuevo nacen, nacen bebés y los hijos se
simbólico. que trae y que tiene para ofrecer- producen –y esto vale para los
Entonces, ese Otro que necesita nos. Allí donde el sujeto se siente sobrinos, para los nietos, etcé-
hoy un niño es un otro que le aceptado con su don, allí puede tera–. Las preguntas con las que
provea, mucho más que en otras consentir y puede aceptar un no. invito a mirar la película son:
épocas, de estos recursos simbó- Digamos, que el no tiene un re- ¿qué se produjo en esos dos
licos mediados por el juego y la quisito previo, que es un sí. meses durante los cuales trans-
ficción, como ya advertimos al Vamos a dejarnos llevar ahora curren las situaciones que nos
comienzo. por la metáfora fílmica para pen- muestra la película? Y luego,
sar qué Otro necesita el sujeto en ¿qué Otro fue ese adulto, que es
Un aspecto para seña- esta época. Digo metáfora por- el protagonista de la película;

lar es la necesidad de que no es lo mismo ver una pelí- qué operaciones hizo, en qué lu-
cula acá que verla en el cine. Yo gares se ubicó, qué cualidades
un Otro que no se
la elegí como una metáfora para tuvo ese posicionamiento de ese
erija omnipotente, que poder pensar qué posibilidades Otro para ese niño, para que se
se puede traducir en tenemos de constituirnos en ese produjera algo allí?

que se deje enseñar Otro necesario que pueda incidir Después de la proyección las re-
con su eficacia simbólica en la tomamos.
también por el niño.
relación con los niños en las par-
ticularidades de esta época, que (Proyección de la película Ca-
Un último aspecto para señalar se traducen en discursos particu- mino a casa.)
es la necesidad de un Otro que lares, que llamaré también cli-
no se erija omnipotente, que se mas sentimentales. Ustedes van Yo los había invitado a ver la pe-
puede traducir en que se deje en- a ver que esta película, que se lícula con un par de preguntas.
señar también por el niño –prefi- filmó en el año 2002 y se estrenó Una, qué pasó en estos dos
gurativamente, poniendo a jugar en la Argentina en el año 2003, meses. Qué se produjo. Y la otra,
la categoría que nos ofrece Mar- es una de las pocas y primeras cuáles fueron las condiciones y la
garet Mead–. Lo vemos en películas filmadas en Corea del posición de este Otro para que
cuánto disfrutan los niños Sur, y van a ver que allí están ju- algo de lo que vamos a ver que
cuando nos dejamos dar de gando dos climas sentimentales se produjera, se pudiera producir.
comer por ellos, o con los más hacia la infancia, dos discursos Entonces, abramos un poquito el
grandes, cuando nos dejamos simbólicos en relación con la in- juego para ver qué es lo que us-
enseñar cómo funciona la Inter- fancia muy distintos. Uno, que tedes vieron, porque segura-
net o cómo se usa un programa viene de la mano de la mamá; y mente vieron otras cosas.
de computación, y que no nos otro, que viene de la mano de
LECTURAS

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DOCENTE. YO NOTÉ, DESDE UN PRIMER MOMENTO, QUE LA COMUNICACIÓN ENTRE
MADRE E HIJO ERA MUY DIFERENTE A LA COMUNICACIÓN ENTRE ABUELA Y NIETO.

NO HABÍA PALABRAS DE POR MEDIO, HABÍA MUCHOS GESTOS. O SEA, LA GRAN DI-
FERENCIA ESTÁ ENTRE LA COMUNICACIÓN MADRE-HIJO Y ABUELA-NIETO. SI BIEN EN
LA DE MADRE-HIJO HABÍA PALABRAS DE POR MEDIO –ENTRE COMILLAS PALABRAS,
PORQUE NO HABÍA MUCHAS, MÁS BIEN HABÍA MUCHOS GESTOS; LA MADRE COMO

QUE NO TENÍA MUCHO INTERÉS DE ACERCARSE A SU HIJO A VER QUÉ LE PASABA,

Y COMO QUE QUERÍA SACÁRSELO DE ENCIMA Y SE LO LLEVÓ A LA ABUELA–, EN LA

RELACIÓN ABUELA-NIETO, MIENTRAS AL PRINCIPIO ERA TODO LO CONTRARIO –NI SI-


QUIERA LA TENÍA EN CUENTA COMO ABUELA, SINO COMO UNA PERSONA A LA CUAL

NO CONOCÍA–, TERMINA LA PELÍCULA ESTABLECIÉNDOSE UN LAZO.

PZ. En diferentes escenas podemos apreciar cómo se produjo ese lazo.


Tomemos la escena en la que el chico descubre un bicho, se asusta y
clama por el insecticida en un medio rural despojado. Es interesante para
nosotros porque allí la anciana, luego devenida en abuela, primero da un
sí y accede al pedido del chico, que estaba asustado por la presencia del
bicho. Primera operación: advierte que allí hay un niño en estado de ne-
cesidad, a pesar de su rechazo, de su impostura inicial. Pero hay algo a lo
que ella no consiente y es a matar al insecto. O sea, en ese gesto hay una
enseñanza. Esto que vos llamas "en acto". Ella no baja su programa, diga-
mos, su oferta; ella ahí persiste. Aquí va otra operación que produce lazo:
el persistir en la oferta, en la obstinación, que se traduce en un no, pero
sobre un sí previo. Ayudarlo a sacar al bicho es el sí a aplacar el miedo;
sobre esa base hay un no luego aceptado: devolver el bicho a su lugar.
En relación con otra escena, en la que el chico reclama el pollo, “chic-
ken”, el primer gesto de la abuela fue mostrarle que no tenía dinero
para comprarlo. Pero igual intentó satisfacerlo, a su manera. Y esa do-
cilidad –vamos a llamarlo así–, pensando en qué Otro necesitó este
niño para que se produjera algún lazo y de su mano algún conoci-
miento, permitió establecer una relación entre su necesidad inicial, su
demanda, y luego su deseo de comer, cuando accedió a comer el pollo
que ofreció su abuela, que no era chicken. Pudo reconocer el esfuerzo
que hizo para satisfacerlo, pero a posteriori.
Hay otra escena que señalás como un punto de filiación, donde hay un
indicador de que ahí se estableció un lazo, y es con la ropa colgada.
Hoy descubrí algo que no había visto en otras oportunidades, y es que
cuando el nene se da vuelta varias veces para ver la ropa colgada, en
realidad, lo que intenta es ubicar la ropa en el mismo lugar que lo había
hecho la abuela. Bueno, a mí se me había perdido ese detalle. Leo allí
un primer movimiento de situarse en el campo del deseo de quien em-
pieza a ser reconocida como abuela. Lo que había leído antes, era lo
que habías leído vos también. Que es en esa escena en la cual el nene
comienza a devolver, comienza a producirse una suerte de reciprocidad.
LECTURAS

Devolver algo que da cuenta de que primero hubo algo que él recibió.
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Como una condición del dar, que requiere previamente de un recibir. El
ser necesario para el otro sobre lo cual se construye el lazo, decíamos
al comienzo. Es importante pensar esta cuestión en esta etapa de la
vida con la cual nosotros trabajamos, en donde el recibir tiene una re-
levancia tan importante y que sienta las bases de la posibilidad de que
el niño después pueda dar.

DOCENTE. ES INTERESANTE TAMBIÉN ESA ALTERNANCIA DE LA ROPA COMO TESTIGO


DE LA TRAMA. Y ESTAS VUELTAS A MIRAR PARA ATRÁS LA TRAMA.

PZ. Es muy interesante esta lectura que hacés.

DOCENTE. A MÍ ME LLAMÓ LA ATENCIÓN EL TEMA DE IR AL BAÑO, CÓMO LO RE-

SOLVIERON LOS DOS. PORQUE ÉL LO DESTRUYÓ CUANDO ESTABA ENOJADO. PRI-


MERO LE DIJO QUE SE FUESE, CUANDO ESTABA HACIENDO CACA. LE DICE QUE SE

VAYA. LO ROMPE, PERO DESPUÉS, CUANDO VUELVE A TENER LA NECESIDAD, EN-

CUENTRA EL OTRO ESPACIO. NO SÉ SI LA ABUELA LO CONSTRUYÓ, SI LO TENDRÍA

O QUÉ, PERO ÉL LE PIDE QUE SE ACERQUE.

DOCENTE. SIN EMBARGO, EN LA PRIMERA ESCENA, ELLA NO SE FUE, SE QUEDÓ.

NO ACCEDIÓ AL PEDIDO DEL CHICO.

PZ. No accedió a su pedido. También esto es importante destacar. No


es una docilidad de sometimiento la del adulto, es una docilidad que va
acompañando, atento a la particularidad de ese sujeto, pero no some-
tiéndose al capricho. Para el trabajo que hacemos con los niños peque-
ños también es importante el ser dócil. La escuela ofrecerse esa
docilidad de no poner por delante la norma y la estructura, sino que la
norma y la estructura se flexibilizan y se docilizan al servicio de acom-
pañar, de no hacerle obstáculo al aprendizaje que el niño va haciendo,
estando atentos, que es una de las posiciones la que ahora sí podemos
llamar abuela, en el film. Llegó un niño y había una anciana, pero no
había una abuela y un nieto desde el vamos. Abuela y nieto se produ-
jeron a partir de esos movimientos y esas operaciones que hizo la abuela
–al principio la anciana y luego la abuela–, que permitieron ir produ-
ciendo estos puntos de anclaje que son los que hacen a la filiación.
Me detengo un poco en esto. La filiación requiere de al menos dos ope-
raciones: una es la inscripción; la inscripción, que va teniendo estos
puntos de anclaje. Inscripción que la podemos pensar en distintos pla-
nos. Una inscripción que es jurídica –el tener un nombre–, no es lo
mismo estar anotado que no estarlo, tener documento que no tenerlo,
estar en la lista de la escuela que no estar. Una inscripción social: este
nene pertenece a la salita verde, y cuando falta, nos damos cuenta y
nos preguntamos qué pasó que no vino, y no es que da lo mismo que
LECTURAS

haya venido o que no. Y una inscripción en una genealogía: ser abuela
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de, ser nieto de, ser alumno de.
Recuerdo ahora una anécdota que me contaron hace poquito, que me
llamó mucho la atención. Hablando ya de chicos más grandes, de ado-
lescentes. Un chico judicializado, que llama a la directora de la escuela
estando en la cárcel y le pide que le guarde la vacante. Digamos, ahí
hay un punto de inscripción, un punto de anclaje, aunque sea mínimo.
Pensarlo en los gestos y en los detalles, que construyen grandes cosas,
como en este ejemplo.
Entonces, filiación implica inscripción; un proceso de inscripciones. Y
también, de reconocimiento. Acá hubo un proceso de reconocimiento;
reconocimiento de que ahí había un sujeto con otros saberes, con otras
experiencias, que ella no conocía. Otros tiempos. Me parece muy inte-
resante para pensar, además, cómo movernos en un marco de desco-
nocimiento de lo que hay del otro lado. Abrirnos. Digamos, transitar
del estigma –toda la primera parte y hasta ya bastante avanzada la pe-
lícula, uno podría rápidamente situar un estigma para este chico: es un
hiperquinético, un insolente, un maleducado- al reconocimiento de un
sujeto.

DOCENTE. ÉSE ES EL APORTE QUE YO QUIERO HACER. LA SABIDURÍA DE ESA AN-

CIANA, QUE FUE LA ABUELA, Y QUE TODAS LO CREÍAMOS, PORQUE EN ALGÚN PUNTO

NOS AFECTABA TAMBIÉN ESE JUEGO DE ESE NENE, QUE NO TENÍA NADA QUE VER

CON LA REALIDAD DE ESA ANCIANA, QUE VIVÍA EN UN ESPACIO TOTALMENTE SE-

RENO, DIVINO, Y CÓMO PERMITIÓ QUE ESE NENE SEA. ESE JUEGO QUE ÉL HACÍA,

DE LLAMAR LA ATENCIÓN , DE PROVOCAR, Y QUE ELLA PERMITIÓ QUE ÉL LO

DESARROLLARA . Y CREO QUE TODAS NOS REÍMOS PORQUE, EN ALGÚN PUNTO,

CUANDO ESE JUEGO SE TORNA UNA PROVOCACIÓN, UNO INTERFIERE, ANULÁNDOLO,

NO PERMITIENDO QUE ESE CHICO SE EXPRESE.

PZ. Uno no termina de ser dócil –ahí está la docilidad–, de dejarse lle-
var, acompañar, pero no consentir con todo. Y lo que vos decís, me
hace pensar en algo que me parece importante. Si pensamos a la
abuela como una metáfora de la escuela y a la mamá como una metá-
fora de las familias, dimensionar el desarraigo cultural que siempre, en
cualquier caso, a veces más y a veces menos, significa entrar en la cul-
tura escolar. En esta escena que vos señalás y que me parece intere-
sante: el nene con sus patines, con sus rollers, y la abuela ahí, con su
horizonte. Ahí hay dos universos, que requirieron de determinados mo-
vimientos de este adulto.

Patricia Redondo. Yo pensaba en algo que a mí, por lo menos, me


llamó la atención. Esta disposición de la abuela. Esta disposición para
darle lugar al nieto, que tampoco conocía, que venía de un lugar que
ella desconocía. Y pensaba, respecto de lo conocido y lo desconocido,
cuánto nosotros hacemos conciente lo desconocido que es para un niño
LECTURAS

muy pequeño ingresar a un Jardín Maternal, y lo harto conocido que


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son para nosotros los lugares de trabajo en los cuales estamos cotidia-
namente. Los espacios, los olores, las ambientaciones, las voces, los
adultos que circulan. Para nosotros está tan naturalizado ese espacio
en el cual transcurre una parte de nuestra vida, aunque sea la vida la-
boral, que a veces me parece que no advertimos el movimiento que re-
presenta para un niño, más allá de su edad, entrar a una temporalidad,
a una interacción y a un espacio absolutamente distinto del que habi-
tualmente vive y vivencia. Entonces, pensaba en esto de las experien-
cias infantiles, y cuánto hay que poner a disposición. Pensaba en cómo,
en el nivel inicial, la puesta a disposición se cristalizó como en el perí-
odo de adaptación y en una lógica de cantidad de tiempo. Como que
esta idea de un proceso se estereotipó en una cantidad de tiempo que,
además, se congeló: una semana y media. Esto ha generado, y sigue
generando, cada vez más desconfianza de las familias, en relación con
la justificación de tiempo, cuando a veces, la familia en tiempos labo-
rales no los tiene. No me refiero en esta edad, me refiero, por ejemplo,
a una sala de cinco años con Experiencia. Pensaba en cómo pregun-
tarse sobre los niños que uno recibe, que recibe todos los días, abriendo
este puente entre lo desconocido y lo conocido. Y cuánto uno tiene que
poner a disposición frente a familias que uno no conoce, y que no va a
llegar a conocer plenamente. Y pensaba en que quizás, el puente que
transitamos ahí, en un espacio educativo compartido con las familias,
esto de lo conocido y lo desconocido, como un lugar para construir bue-
nas preguntas en relación, a veces, con problemas que se cronifican en
las instituciones de nivel inicial.

PZ. Yo quiero retomar esto. Me das pie, porque tomás el tema de la


adaptación, y creo que alguien habló del adaptarse de la abuela. Ahí
estuvo invertido.
Les quiero leer un fragmentito de un artículo que se llama "Jardín de
Infancia Patinete, encontrar su camino". Dice así: "En edades tan tem-
pranas, nos planteamos la llegada de un niño al Jardín de Infancia no
tanto en términos de adaptación a la institución, sino en términos de
incorporación a un espacio nuevo". Que es un poco lo que vos plante-
"La adaptación queda
abas. "La adaptación queda de nuestro lado. Es la institución la que ha
de encontrar la estructuración necesaria para poder flexibilizarse ante de nuestro lado. Es la
las particularidades de cada niño". institución la que ha
Digo, en esto de la relación adulto-niño, que a veces es difícil de pensar de encontrar la estruc-
por la cultura escolar, es necesario romper esa cultura, que está muy
turación necesaria
arraigada y naturalizada. Pareciera que siempre fue así y así va a seguir
siendo, que es natural. Sin embargo, abrir preguntas, como decía Pa- para poder flexibili-
tricia [Redondo] recién, con relación a esos momentos que hacen al zarse ante las particu-
desarraigo –como la patineta, el chico con sus patines, en ese escenario laridades de cada
tan distinto–, lo que significa, y todos los puentes y esas zonas de in-
niño".
LECTURAS

tercambio.
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Por ejemplo, la puerta del jardín puede ser ese espacio de intercambio.
En el artículo que les mencioné, es muy interesante el lugar que le dan
a la puerta como ese lugar donde se está atento a escuchar a la familia,
a quien trae a los niños. Y la escena que se da. Estar atento y advertido
acerca de por dónde le va a este sujeto en particular. Y que, de algún
modo, esto que parece por momentos tan difícil porque tenemos tantos
chicos, y parece muy difícil hacerle lugar a la particularidad de cada
uno, sin embargo, vemos que después esto revierte en favor también de
nuestra propia tarea, porque lo que logramos es que el niño consienta,
que dé su sí a recibir de nosotros, como pasó en la película. Al principio
era un no, porque no había un sí previo. Sin embargo, esa construcción
permitió que nuestro protagonista en la película consintiera, por ejem-
plo, a la caricia. Cuando la ve a la abuela, ahí aparece el niño; esa im-
postura del nene malo se cae y en el llanto aparece el niño.

DOCENTE. A MÍ LO QUE ME LLAMÓ MUCHO LA ATENCIÓN FUE ESA POSTURA DEL

NO SABER DE LA ABUELA, QUE DENTRO DE LA ESCUELA, JUSTAMENTE, NO ESTÁ

ARRAIGADO. PORQUE NOSOTRAS SOMOS LAS QUE SABEMOS. POR EJEMPLO, LLEGA
UN NIÑO Y YA DIAGNOSTICAMOS. O CREEMOS SABER LO QUE SUCEDE EN UNA FA-

MILIA. EN CAMBIO, ESTA ABUELA SE POSICIONÓ EN UN NO SABER; EN UN OBSERVAR


Y EN UN TRATAR DE ESCUCHAR, MÁS ALLÁ DE QUE ELLA ERA SORDA. ME PARECE

QUE ESO ES MUY SIGNIFICATIVO, EN UNA SOCIEDAD COMO LA NUESTRA, DONDE

TODO ES MUY TECNIFICADO Y DONDE EL SABER ESTÁ MUY ARRAIGADO.

PZ. Y en donde hay una ilusión en un saber, que en realidad, deja afuera
al sujeto. Me parece que el saber del cual nosotros no podemos desen-
tendernos es el de la orientación, hacia dónde nos orientamos. Esto que
yo planteaba al comienzo. Cuál es nuestra orientación en el trabajo con
un niño. Hacia dónde orientamos ese trabajo. Yo decía: hacia el sujeto
del niño. Esto nos orienta. Y todas las herramientas que tenemos están
a disposición de eso. Por un lado, orientarnos con relación al niño, y
también con relación a nuestra posición. Hay dos campos de preguntas
que me parecen importantes. Uno, con relación a dónde está el sujeto,
por dónde va. El otro campo de preguntas es en relación al Otro que ne-
cesita ese sujeto. Y acá podríamos decir, sintetizando las operaciones
que hace esta abuela, que por un lado, está advertida de que ahí hay
un niño, y se sigue sosteniendo en una posición de asimetría, no se pone
en el plano simétrico en ningún momento, a pesar de que el niño la in-
sulta y le dice que no sabe. Y es cierto que no sabe. Sin embargo, la pre-
gunta es cómo sostenerse en una asimetría, en una autoridad,
reconociendo que hay cosas que no sabemos, que hay muchas de las
cosas que traen los niños que no sabemos. Y en este sentido, convertir
este primer estigma –rápidamente: es un ADD, o es un niño hiperqui-
nético, o es un niño terrible, en fin, todos los estigmas que conocemos–
LECTURAS

, para convertirlo en un enigma. Es decir, transitar del estigma al


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enigma. Que para nosotros sea un enigma, y que en ese enigma poda- La pregunta es cómo
mos sostener nuestra apuesta. Porque la apuesta es poder encontrar sostenerse en una asi-
dónde está la orientación, tratando de estar atentos. Entonces, éstas
metría, en una autori-
son algunas de las operaciones: estar advertida y sostener su asimetría.
La otra operación es estar disponible. Digamos que el enseñar, el cui- dad, reconociendo que
dado en la enseñanza, no es estar imponiendo todo el tiempo nuestro hay cosas que no sa-
saber, sino estar también disponible. Recuerdan cuando en la película, bemos, que hay mu-
en una de las primeras escenas, el nene intenta buscar algo en un es-
chas de las cosas que
tante alto, y la abuela está ahí observando, y se lo ofrece cuando ve que
el niño no puede llegar a tomarlo. Entonces, ésta es una segunda ope- traen los niños que no
ración: estar disponible, y al mismo tiempo, persistir –"Yo sé que la mú- sabemos.
sica es algo bueno para este sujeto, y aunque haya un rechazo, buscaré
los modos". Esto de persistir como ella persistió con el bicho: no matarlo,
hay que tirarlo, devolverlo a su habitat.
También hay una operación que es la del reconocimiento. Y el recono-
cimiento abre lugar al conocimiento. Este nene pudo conocer qué sig-
nifica el gesto con el cual lo recibió la abuela, pudo conocer que es
necesario para su abuela, que tiene una abuela que lo puede llegar a ne-
cesitar cuando esté enferma, a partir de un reconocimiento que esta
abuela hace de él. Me parece que esta fórmula, de que el conocimiento
tiene su motor en el reconocimiento, es una cuestión clave.
Y finalmente, el no erigirse omnipotente. Un adulto que se descompleta
–vamos a llamarlo así–, que trabaja para mostrarle al niño que no puede
todo –que a veces tiene los bolsillos vacíos–, y que habilita, de esta ma-
nera, enviarlo hacia otros y hacia otras cosas. Fíjense este movimiento
de que, al no haber todo –al no haber pilas, al no haber dinero–, se abre
la posibilidad de un deseo para este niño hacia otros niños, hacia otros
adultos. Digamos, es como un adulto que está a disposición de un niño,
pero que no es un niño para él. Entonces, esta cuarta operación me pa-
rece muy importante: un adulto que se descompleta, que no es omni-
potente, y que abre lugar a otros.
En el artículo que comenté cuentan el caso de un nene con problemas,
que una de sus actividades era abrir puertas todo el tiempo. Entonces,
el maestro, el educador, hizo lo siguiente. Algunas puertas estaban abier-
tas y otras, cerradas. El maestro fue poniendo como un límite. Y sobre
algunas puertas, le dijo: "La llave no la tengo yo, la tiene este otro maes-
tro". Es decir, ahí hay otra operación. El ejemplo es con un niño autista,
pero no importa; a veces los casos extremos nos ayudan a dimensionar
lo que se juega en una relación de dos, que requiere siempre de una ter-
ceridad. Y la terceridad es algún otro maestro, porque los niños no son
exclusivos. Se trata de “una práctica entre varios”. Habilitar una práctica
entre varios en donde los niños puedan ser pensados entre todos, y en
donde los contenidos de la cultura –los juegos, la ficción– entran como
ese tercero, porque uno no es completo, no tiene todo, como adulto.
LECTURAS

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DOCENTE. CUANDO ENTRA EL TERCERO, ENTRA LA CULTURA Y ENTRA LA LEY. O
SEA, DE UNA ENDOGAMIA VA A UNA EXOGAMIA.

PZ. Exactamente. Y en esa tarea estamos. Nosotros recibimos al niño


en ese momento de transitar esa separación. Por eso yo decía al co-
mienzo, que la nuestra es una apuesta que se funda en una práctica
orientada por el no pero que requiere de un sí previo, que trabaja para
una filiación, y al mismo tiempo, para una separación mediada por el
juego y por la ficción.
LECTURAS

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