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Un preludio al Apocalipsis

I, Frankenstein (2014), cinta de ciencia ficción dirigida por Stuart Beattie, sitúa a la

mítica criatura concebida en la obra postrera de la literatura gótica clásica y la precursora de

la ciencia ficción (Ballesteros, 2019) Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley,

en medio de una guerra que ha sido planteada a lo largo de la historia por distintas religiones:

la disputa entre el bien y el mal. Esta contienda se compone de dos bandos; el bien,

representado por la Orden de las Gárgolas, y el mal, un ejército de demonios que busca el

control de la humanidad, siguiendo las órdenes de un príncipe demoniaco, llamado Naberius,

a quien da vida, de manera estupenda, el actor británico Bill Nighy.

Frankenstein, representado por el Aaron Eckart -recordado por su papel como Harvey

Dos Caras Dent, en la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan- se ve inmerso en

esta guerra en la que es forzado a elegir un bando, ya que Naberius intenta capturarlo para

entender la forma en la que Víctor Frankenstein, su creador, lo trajo a la vida. El desarrollo de

esta historia se puede considerar como un preludio al último libro perteneciente al texto más

vendido en la historia de la humanidad, la Biblia.

Pese a que la película llega a ser estática y puede, en algunos casos, cansar al

observador debido a un conjunto de particularidades como el frenético cambio de tomas, que

en su gran mayoría no cuentan con más de 4 segundos de duración; la combinación de

diálogos predecibles, atiborrados de clichés; escenas de acción muy similares entre ellas, y

algunos errores argumentativos, se ha de destacar el ingenio de los escritores al desarrollar la

historia de la criatura de Shelley en la actualidad, siendo, en gran parte, bastante cuidadosos y

fieles al relato original.


El respeto que se evidencia frente a la novela propicia interesantes diálogos

intertextuales para los conocedores de la obra, como lo es el destinar un nombre a la criatura,

su inagotable ansia de contar con una compañera de su especie y el mismo desarrollo de la

historia, que es un final alternativo, al abierto y subjetivo propuesto por Shelley. El desenlace

de la película honra los deseos siempre insatisfechos de la criatura, al contrarrestar la visión

que esta tenía de sí misma: “el ángel caído se convierte en pérfido demonio” (Shelley, 1818,

p. 540); puesto que se le otorga casi la importancia de un arcángel, y, a la vez, al concederle

su más grande anhelo: el amor.

Puede, lector, que llegues a apresurar un juicio negativo frente a la cinta, pero te

aseguro que detrás de este, una belleza escondida aguarda a ser descubierta.

Brayan Patiño.

18 de agosto de 2020.

Fuentes

Beattie, S. (2014). I, Frankenstein [película]. Lakeshore Entertainment.

Ballesteros, A. (2019, 28 de enero). Mary Shelley y Frankenstein: la creación de un mito

[video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=kVpXxMwBINs

Shelley, M. (1818). Frankenstein o el moderno Prometeo. Recuperado el 18 de agosto de

2020 de El Libro Total. https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=1&d=11148

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