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ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.) o
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS c
ECONÓMICO c
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UNDÉCIMA EDICIÓN c ■
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T o d o s los derechos reservados
© by Editorial ABELEDO-PERROT S. A. E. e I.
Lavalle 1280 - 1328 ~ 1048 * Buenos Aires — Argentina
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
I.S,B.N.; 950-20-0569-2
IMPRESO EN ARGENTINA
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INDICE GENERAL
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I. — NATURALEZA DE LA ECONOMIA +' '
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VI. — MONEDA
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VIII. — EL MERCADO LABORAL
X. — COMERCIO EXTERIOR
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Una vez más me encuentro frente a la propuesta
de la casa editorial para llevar a cabo una nueva edición f
de este libro. Me dan nuevamente la oportunidad de t -
introducir agregados en base a algunas de las discusio
nes y contribuciones recientes. Esta vez me encuentro
frente a la imposibilidad de llevar a cabo una tarea de
esa naturaleza. En esta Argentina turbulenta los acon f*
tecimientos se suceden vertiginosamente; las demandas
y requerimientos que se me formulan hacen que mi
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tiempo fenomenológico se achique notablemente. De «c
mandas y requerimientos que no siempre son de índole f -
académica con lo que uno tiende a dispersarse más de lo V
que aconsejaría una razonable y bien entendida especia-
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lización, distante, claro está, de los peligros que encie
rra "el celibato intelectual”. De todos modos los agre r
gados que introduciría —y que espero introducir algu r
na vez— no modificarían Jas elaboraciones y las conclu <c
siones del libro. Más bien se circunscribirían a incluir
bibliografía aparecida recientemente con las correspon v
y
dientes referencias a los temas abordados.
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Esta décima edición, en alguna medida, se debe a
una especie de “mercado cautivo” ampliado. Ahora soy
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profesor titular en dos facultades' de la Universidad ?
de Buenos Aires donde los cursos ¿on por lo general muy
numerosos. Lamentablemente en esta universidad, los
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ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
F. A. H ayek
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Durante los últimos años he estado señalando la r
importancia crucial que reviste el apoyo que debe brin o-
darse a una necesaria “contraintelligentsia” en el cam
po académico y en otros dirigentes que forman opinión r
a los efectos de constituir una oposición eficaz a todas
las formas de colectivismo.
Pongo especial énfasis en el valor de las ideas pues
to que me doy cuenta de que a través del proceso po
lítico solo resulta imposible logt'ar cambios sociales que
perduren. Sin duda se requieren victorias políticas,
pero éstas pueden lograr bien poco sin una sólida fun-
damentación intelectual y una opinión pública recep
tiva. Por tantoj me resulta especialmente gratificante
presentar Fundamentos de Análisis Económico al lec
tor de habla inglesa ya que su autor, el doctor Alberto
Benegas Lynch (h.), es un destacado exponente de la
referida e<contraintelligentsiaf> en su país, Argentina.
E n su desempeño como asesor económico de la Cama-
rfi Argentina de Comercio, la Sociedad Rural Argen
tina y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y como
Director del centro académico de posgrado ESEADE
(Escuela Superior de Economía y Administración de
Empresas), permanentemente expone los principios
inherentes al mercado libre.
Fundamentos de Análisis Económico constituye
u n logro notable del doctor Benegas Lynch. La edito-
17
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G ALBERTO BENEGAS LYNCH ŒU
N e Y o r k , septiembre de 1981.
W il l ia m E. Sim ó n
Ex Secretario del Tesoro
del Gobierno de Estados
Unidos de Norteamérica
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INTRODUCCION ^
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
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NATURALEZA DE LA ECONOMIA
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.. ihe afirmado
. reiteradamente,
. fui un neo
clásico de hondas convicciones. Croft y sigo cre
yendo, en las ventajas de una competencia ideal y
51
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.l
nido que el hombre es una máquina en ei. sentido de que está pro
gramado por la naturaleza y, por ende, predeterminado. Este antro
pomorfismo desconoce el propósito deliberado en el -ser humano
y las ideas que, como un hecho nuevo, lo impulsan; además, claro
está, de desconocer todo lo referente a la dignidad del ser humano
y los principios éticos que de ello se deriva puesto que no existirían
tales cosas cómo voluntad, responsabilidad, justicia y libre albedrío,
L. von Mises señala que " [es] inútil discutir con los patrocinadores
de una doctrina que no muestra cómo funciona [ . . . ] . Si el surgi
miento de las ideas debiera tratarse del mismo modo que los fenó
menos naturales, no sería permitido distinguir entre proposiciones
falsas y verdaderas [.. .No tendría sentido] distinguir entre lo que
sirve y lo que no sirve. Esta distinción introduciría en la cadena del
razonamiento un elemento desconocido en las ciencias naturales: la
finalidad. Una proposición o una doctrina sirve si con el comporta
miento correspondiente se logra el fin buscado. Pero la elección del
fin'está determinado por ideas [ . . . v aquella postura] al descarta"
las posibilidades dé distinguir lo verdadero y lo falso elimina toda
posibilidad y sentido a las operaciones mentales [ . . . ] . Para una
doctrina que sostiene que los pensamientos son al cerebro lo que la
bilis es al hígado, no es más permitido distinguir entre ideas verda
deras y falsas que entre bilis verdadera o'falsa”. (The ultímate. .
op. clt., págs, 29-30). Por su parte K. Popper observa que ‘‘según el
determinismo [ . . . ] nos estamos engañando a nosotros mismos (y
estamos físicamente determinados a hacerlo) cuando creemos que'
existen cosas tales como argumentos o razones que nos hacen abrazar
el determinismo. En otras palabras, si el determinismo físico fuera
Yerdaderó, no es defendible, ya que debe explicar todas nuestras re
acciones (incluso las que nos parecen creencias basadas en argu
mentos) en términos de condiciones puramente físicas” (Conocimien-
to objetivo, Tecnos, 1974, p. 208). Y en la página siguiente del
mismo libro Popper dice que cuando se reta a los “oponentes a que
especifiquen alguna realización observable del hombre que, en
principio, no pueda llevar a cabo una máquina [ .. .] este desafío
es una trampa intelectual: al especificar un tipo de comportamiento
suministramos condiciones para la construcción de un .computador”.
Para ampliar la discusión del tema vid. B. Blanshard (The Nature
■of Thought, Humanities Press., 1978, v. I, p. 477 y sigs.). K. Popper;
J. C. Eccles (El yo y su cerebro, Labor Universitaria, 1982, p. 85
a 112) y muy especialmente, N. Branden,,"Free wíll, moral responsa-
oility and the law” en The Libertarían Aíiernative (T. R. Machan
pomp., Nelson Hall, 1974),
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and interest (Libertarian Press, 1959, Vol. II, pág. 121 y sigs.E A.
Shand (Op. cit., pág. 46) señala que parte, aunque no principal,
del análisis austríaco fue adelantado en esa época por H, H. Gossen,
}. Dupuit, W. F. Lloyd y M. Longüeld.
33 W. S. Jevons. Theory of political economy (Macmillan.
1927) y L. Walras, Elements of pure economics (Kelley, 1970).
34 A. Marshall, Principios de Economía (Aguilar, 1963) j vid.
su célebre metáfora de las dos hojas de la tijera. Sobre la base de esta
vertiente se intentó aplicar la teoría de los juegos para abordar las
mediciones "también desestimando las características únicas de la
acción humana la cual no puede tratarse como una dase probabi
lísima compuesta por miembros homogéneos", G. S. Shackle, Ex-
pectation in economics (Cambridge University Press, 1949, pág. 31),
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
ría del precio justo 25 con lo que, por una parte, se apun
taba más bien al esfuerzo o mérito de los participantes,
en la transacción y, por otra, se hacía referencia a un
valor objetivo susceptible de ser determinado por un
tercero ajeno a la transacción. De todos modos, a la luz
de investigaciones posteriores, las equivalencias en las
valorizaciones demostraron negar el sentido mismo del
intercambio puesto que, precisamente, la desigualdad
de valorizaciones en sentido opuesto hace posible la
capacidad de cambio. Si una persona le atribuye idén-'
tico valor al bien A que posee, respecto del bien B que
posee otra persona, no será posible la transacción entre
estas personas respecto de estos bienes. Tampoco habrá
intercambio si la persona que posee el bien A estima
que el valor del bien B que no posee es menor. De lo
anterior se desprende que en toda transacción librejy
voluntaria ambas partes estiman que obtendrán ga
nancia. ' ~
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5. Valores absolutos, relativismo moral y evolución
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ALBERTO BENEGAS LYNCH <H.)
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G 48 F. A. Hayek, L a w ... (Op. cit., págs. 171-173).
49 Law. . . , {Op. cit., pág. 174).
G 50 G. B. Chisholm, "The re-establishmént of a peace-tíme
soctety,' (Psychiatry, Vol. VI, 1946) en L a w ..,, (Op. cit., pág. 174);
G también en la misma obra Hayek cita al profesor H. Read, T q helt
G whh culture; democratic valúes and rtew valúes (London, 1941).
51 Cultura quiere decir "resultado o efecto de cultivar los
G conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las.
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
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Una de las implicancias lógicas del axioma “ac •t
ción Hum anales l a libertad; sin libertad no hay acción
humana propiamente dicha puesto que ésta significa
elección o preferencia entre diversos medios para el lo
gró de determinados fines. Cuando el economista
muestra que la libertad está implícita en la ciencia que
estudia no,está diciendo que suscribe el sistema de la
libertad, simplemente está señalando un hecho. Ahora
bien, cuando alguien como el que estas líneas escribe
se dice liberal está formulando un juicio de valor sus
tentado en normas éticas. Está diciendo que, dado que
el fin de la vida del hombre es la felicidad (cam
biar una situación menos satisfactoria por otra más
satisfactoria) y dada la subjetividad en la valorización,
resulta necesario (bueno) adoptar la norma ética de
la libertad (esto es, el respeto a las autonomías in
dividuales) para que cada cual siga su camino sin inter
ferir con el de otros. También está diciendo que sin
libertad carece por completo de significado la idea de
la moralidad o la inmoralidad de los actos puesto que
donde no hay ^libertad no hay responsabilidad.
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y ~ ;' ? | P o n e m o s de manifiesto en la definición que. se tra-
¡;¿L ¡ ta de Ínteraccioiies de las valorizaciones pqrqutTqio ?e-
¡ véhnflas v ^onzáciones del comprador ni las del ven-
| dedor sino que expresarp el resultado de Ja confúncwh
i de aquellas valorizaciones. Como veremos más adélan-
^ t e , puede ocurrir que aun cuando el valor que el corn
il prador atribuye a cierto bien le permite pagar hasta
(] | 100, finalmente puede adquirirlo en $ 5. Esta últi-
,y ma cifra no expresa la valorización del comprador sino
que expresa el resultado de las interacciones de las va-
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
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113
ALBERTO BENEGAS LYNCH OD
115
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
g - 88 Op. cit„ pág. 130 (en noto al pie). Por nuestra parte
recordemos que lodos son bienes o valores económicos y en modo
alguno se circunscriben a lo material como entendía Marx.
En la sección relativa al marco institucional nos volveremos
a referir al tema de derechos de propiedad; para profundizar el punto
vid. E. G. Fumboín y S. Pejovich, The Economías of Properly
(4 Righls (Baüingcr Pub., 1974),
89 The Jree and prosperous CommomveaUIt (Van Nostrand,
1962, pág. 19).
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118
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
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131
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
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ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
* * *105
139
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Por otra parte, es también corriente que los bene
ficios extenios, curiosamente, aun basándose en la mis
ma concepción que hemos expresado al principio, se uti
licen como fundamento para la intervención guberna
mental. Es así que se sostiene que no debe tolerarse
que la acción de algunos beneficie a otros (jree-riders
o beneficiarios gratuitos) y, por tanto, se conclu
ye que esos otros deben pagar impuestos por el valo-r de
lo quewse considera reciben. Se sigue diciendo que esto
‘‘demuestra’' que el mercado no optimiza resultados
y, por ende, el gobierno debe intervenir.
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Tengamos en cuenta que todos somos /ree-riders
de la experiencia y los descubrimientos de nuestros an
tepasados. No podríamos vivir como vivimos, ni viaja*
143
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
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ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
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ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
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£ cluirlo en su concepción de la historia y la institución
de la propiedad privada. Esta idea fue tomada por
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K. Marx para circunscribirla a la supuesta enajenación
€ (“Pasar o transferir a otro el dominio de( una cosa o
£ algún derecho sobre ella“ m) del obrero a las máqui
£ nas que, a través de la especialización, terminaría ven
diéndose como una mercancía con la consecuente mu
C tilación de su ser. E. Fromm ofrece una versión mo
c derna de la teoría de la alienación marxista m la cual es
€ adoptada con algunas variantes por no pocos autores
contemporáneos. Todos estos trabajos apuntan, directa
£
o indirectamente, a debilitar —cuando no a eliminar
€ los fundamentos de una sociedad libre. Así se sostiene
€ que las sociedades modernas (generalmente denomina
das “industrializadas'’) deshumanizan, crean un alto gra
c do de ansiedad, se insta al consumo de drogas, la por
c nografía, la prostitución, la contaminación ambiental,
G la irreligiosidad, .la pérdida de la identidad y el vacío
r, interior.
C
G En el aspecto cataláctico de la economía, la socie
G dad libre, al liberar la mayor dosis de energía creativa
que resulta posible, ha producido un aumento en el
G ingreso y una tasa de crecimiento vegetativo nunca an
■G tes vista ni soñada por la humanidad m. Los años de123
G
C 111 Diccionario de la Lengua Española (Real Academia Es
G pañola, 1970).
G 112 Se realiza un exhaustivo análisis de esta postura de Fromm
en'N, Branden, The dísowned. .. (Op, cit., pág. 112 y sigs.).
Q 113 Para estudiar las condiciones prevalentes antes de la re
volución industrial y el significado de este fenómeno Yid. los tra
G bajos de T. S, Ashton, B. de Jouvenel, L. Hacker, W, H. Hutt y
G F. A. Hayek (comp.) en El capitalismo y los historiadores (Unión
Editorial, 1974) y, también de varios autores, The long debate on
G poverty (Institute for Economic Affairs, 1972), esp. el trabajo de
G 150
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163
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y jjf que la demanda iguale a la olería. Ahora el gobierno
c lija un precio máximo de %-l} con lo cual se sucederán
las siguientes consecuencias:
€
C Primero, se producirá una expansión de la deman
£ da, puesto que ahora que el precio político se ha ubi
£ cado en z-1 habrá más gente que pueda comprar, res
C pecto de la situación anterior cuando el precio se ubi
caba en z. La cuantía de la expansión de la demanda
£
tendrá lugar según sea la diferencia entre el precio de
£ mercado y el precio máximo, es decir, si el precio po
lítico fuera de z-10 en lugar de z-1, la expansión de la
demanda sería mayor.
£
C Segundo, si sacáramos una “fotografía” del instan
c te en el cual se establecen los precios políticos, obser
varemos que por el hecho de que inmediatamente haya
c crecido la demanda, no resulta posible aumentar en
€ el acto la disponibilidad del bien cu cuestión. Por
£ tanto, en esta etapa se produce un fallante artificial, lo
cual quiere decir que hay individuos que teniendo la
£
necesidad del bien y los recursos necesarios para adqui
Q rirlo no lo encuentran disponible. De allí es que se
a suceden las “colas” y las frustraciones provenientes de
c
este faltante artificial.
o
(j Tercerot la producción de un bien puede llevarse
a cabo por productores relativamente más eficientes y
o por productores relativamente menos eficientes. En
o última instancia la escala de eficiencia empresarial se
o refiere a las ganancias totales que el productor .realiza.
o Los relativamente menos eficientes se denominan pro
ductores marginales, puesto que se encuentran en el
ÍJ límite (o en el margen) respecto de las condiciones que170
ÍJ
170
ÍJ
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
177
ALBERTO BENEGAS LYNCH <H.)
178
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
181
ALBERTO BENEGA ü L.YNCH Gí.)
€
tC provocan, lo cual, como queda dicho, es absorbido pol
¿T la “empresa privada” m. Explica C. Twight que:
%
ta sobre la base de los mismos bienes objeto del cálculo, fP
teoría que no resiste mayor análisis puesto que no re
sulta posible efectuar cálculo alguno basado en bienes
heterogéneos. f f
rr
Otros autores proponen recurrir a la unidad 'ú til"
para calcular económicamente en un sistema socialista, &-
lo cual también resulta difícil de concebir puesto que,
como hemos visto, la utilidad sólo es susceptible de re r~
ferirse en números ordinales.
r*
En otras oportunidades se sostuvo que no es necesa
r*
rio contar con precios y, por tanto, con propiedad pri r^
vada para calcular económicamente en el sistema socia
lista. Simplemente, se decía, para conocer cuál es el me
jor método de producción se debe elegir aquel que de
muestre las mejores condiciones técnicas. Pero no re f?
sulta posible otorgar un significado a la optimización de ri
las condiciones técnicas en el contexto económico. Para
evaluar económicamente los diversos procedimientos téc
nicos resulta indispensable contar con precios. Técnica
mente es posible hacer agua sintética con dos moléculas
de hidrógeno y una de oxígeno; por el momento no re
sulta viable tal procedimiento, precisamente, por ser an
tieconòmico. Podrán seleccionarse los procedimientos
técnicos que,, por ejemplo, producen el bien a mayor ve
locidad. Este es un criterio pero nada dice acerca del
aprovechamiento o dilapidación de recursos, en otras pa
labras, nada dice acerca de la economicidad del proceso.
.192
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
# # #
# * *
206
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213
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# * *
Empresas mixtas
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222
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
223
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
# # #
j 65 ‘'The fii-st world, íhe ihhti world and ihc surviva! of frcc
sociclics” en The jirsl world, . . . (Op. di., págs. 2, 3 y 6). Res
pecto de los orígenes de las Naciones Unidas y su actuación a tra
vés de la asamblea general, el consejo de seguridad, así como tam
bién el comportamiento de sus organismos dependientes, fue anali
zado por el que estas líneas escribe en Los Nociones Unidos: ¿co/u-
¡dot comunista del siglo? (Pensamiento Económico, N? 409, segundo
semestre 1977). Véase también de varios autores. A world without
a UN (The Hcritngc Foundation, 1982), donde se exponen las larcas
contraproducentes que llevan a cabo los organismos satélites de las.
Naciones Unidas, principalmente en cuanto a ecología,. educación,
economía y agricultura.
166 Dejamos de lado las consideraciones y las explicaciones
sobre las consecuencias que provocan las injerencias gubernamen
tales en el área monetaria, laboral, fiscal y de comercio exterior
puesto que estos temas serán tratados en secciones separadas. Tam
poco trataremos aquí, en la explotación de recursos, las regulaciones
en materia de edificación para lo cual sugerimos consultar a B.
IL Siegan, Latui use without zomng (Lcxington Books, 1973),
226 ' '
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
•229
ALBERTO BENEGAS LYNCH (ID
A: No se.
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
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que los Estados Unidos, 24 y 25, respectivamente
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|\ . ,] El próspero Japón, con un ingreso superior ■\ ^
al de muchas naciones europeas, tiene más habí- Cr
tantes por kilómetro cuadrado que la India” m.
237
ALBERTO BENEGAS LYNCH UD
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
245
ALBERTO BENEGAS LYNCH (11,1
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ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
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ALBERTO BENEGAS LYNCH CH3
257
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
258
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
* * *
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Se ha sostenido que si la moneda en el mercado
Q
es, por ejemplo, el oro y se descubren yacimientos au
ríferos esto, se dice, producirá inflación. Sin embargo,
Í4 sí el descubrimiento tiene lugar en cantidades (pie ci
mercado considera "excesivas’' la utilidad marginal del
i-4 oro bajará y, cvcntualmcnte, esta moneda será sustitui
O da por otra. Es importante reservar los términos in
•O flación y deflación para las anteriormente señaladas cau
o sas exógenas, es decir, para aquellas que adulteran los
precios. El aumento en la producción aurífera (en el caso
de que el oro sea la mercancía-dinero que el mercado
prefiera) es un fenómeno que tiene lugar en el seno del
u mercado. Pongámoslo de otra manera, supongamos que
en cierto lugar se utiliza la plata como moneda y los suje
u
tos en el mercado desean un volumen de dinero mayor.
X i Esto se pondrá de manifiesto a través del aumento en la
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262
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
271
ALBERTO BENEGAS LYNCH di.)
277
ALBERTO BENEGAS LYNCH (II.)
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presente consisten, precisamente, en postergar la utilización de bienes
materiales.
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227 Demás está decir, primero, que los "valores” no necesa
i.) riamente son bienes materiales y, segundo, que el "consumo futuro”
no necesariamente se refiere al propio sujeto actuante como cuando
:£> ahorra pava sus nietos, etc.
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286
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
P1 P2 PS P4 P5
(](>(){)) 10 90 ' 900 . 100
(1000) 900 90 10 100
232 Man, economy. .., (Op. cit., p. 857 y 860). Debemos reite
rar que Rothbard, al ser partidario del 100 por ciento de encaje,
considera inflacionaria a toda producción secundaria de dinero.
295
ALBERTO liENEOAS LYNCH (II.)
Q 236 Para que sea uniforme debe inyectarse nuevo dinero entre
Q gándolo simultáneamente a todos los miembros de la comunidad
lo cual, claro está, acarreará gastos administrativos, de papel y los
£ 4
problemas inherentes al mayor número de ceros.
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
299
ALBERTO BENEGAS LYNCH (II.)
G
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
# #
307
ALBERTO BENE CIAS LYNCH (II.)
1
240 Gil. por L. R. Coudra, Elementos. .. (Op. cit., piíg. 230).
309
m
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
314
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
245 Curso de ..... (Op. c íí„ . págs. 430, 431 y 433). La cursiva
•es mía.
315
ALBERTO BENEGAS LYNCH UL)
316
KUNDAMMN'I OS D ÍÍ^ N A U S IS ECONOMICO
517
ALBERTO BEÑÉGAS LYNCH (H.)
319
ALBERTO BENE AS LYNCH íIT.)
£20
ALDEFÍTO BENEGAS LYNCH OI.)
321
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I tercera parte
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VIII
EL MERCADO LABORAL
326-
FUNDAMENTOS DE ANÁLISIS ECONOMICO
r :
Se suele afirmar que los salarios e ingresos en tér
minos reales derivan de la “sensibilidad’social” de los {&
empleadores para con los empleados, de las organizacio fC-
nes sindicales, de las huelgas que son capaces de llevar
a cabo los sindicatos o de la capacidad del gobernante f f
para decretar salarios mínimos. Sin embargo, ninguno fe
de estos elementos ni ninguna combinación de estos ele fe
mentos tiene relación alguna con los salarios. El único
factor, el factor determinante de los ingresos, y salarios
es el capital que, en el contexto del mercado, se traduce
en equipos, maquinarias, herramientas e instalaciones
que hacen de apoyo logxstico al trabajo aumentando
su rendimiento. Allí donde el stock de capital es mayor
en relación con el trabajo, los salarios serán más elevados.
Estos salarios no son más elevados porque el trabajador
realiza mayor esfuerzo, por el contrario, el esfuerzo se
rá menor j , eventualmente, las jornadas más cortas,
pero la productividad es superior debido a que los equi
pos de capital potencian la energía humana, lo cual per
mite los mayores rendimientos,;;.
257 M. A ,a u « ,o t/js lÄ “
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los l o c a b a qUC “ to ‘»orificaciones que
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objetivo servirlo, d) para servir e cani aZ n
ofrecer bienes en el mercado el m L T , ■ mmeM
mercado se requiere el
intelectual y f) para atraer el trabajo « ^ K d e í c
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.>
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333
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
# * #
346-
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
349
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
351
ALBERTO BENECAS LYNCH « U
* # #
292 Vid. S. Potro, The tabour policy of the jree socteiy (The
Ronald Press, 1957, Primera Parte)' y A. Benegas Lynch (h.),
Acerca del liberalismo (“Contribuciones”, Revísta de la Funda
ción Adenaucr, N? III).
356
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
360
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
361
ALBERTO BÉNEGAS LYNCH (H.)
363
c ALIìERTO REN EC AS LYNCH ill.)
C
El iUtrnífú^ío tic I8-18 ‘m, sugiere la adop
c
ción de dio?, puntos en un programa para lograr sus pro
£ pósitos a través de ‘‘centralizar Lodos ios instrumentos
< de producción en manos del Estado" 2W. Estos diez pun
C
tos se refieren a la reforma agraria (primer pumo,
que ya liemos estudiado anteriormente) , al estableci
£ miento de un impuesto progresivo a los ingresos e
£ idéntico criterio para aplicarlo a la herencia apuntan
£ do a su abolición (puntos segundo y tercero, que es
tudiaremos en la sección referida a los principios de
£
tributación), a la presión moral que debe ejercerse a
£ los opositores tendiente a la confiscación paulatina de
C sus bienes a través de diversos medios (punto cuarto),
€ a la centralización de ia manipulación del dinero y el
crédito a ttavés de un banco estatal (pumo (plinto que
C ya es!lidiamos en oportunidad de analizar la banca
c central), la cstatización dirigida especialmente a las
nicas de transporte y comunicaciones (punto sexto,
g
que estudiamos cuando explicamos las empresas esta
g
tales), la planificación central '(puntos séptimo y no
c veno, (pie estudiamos cuando explicamos el cálcu
G lo económico), sindicatos coactivamente establecidos
(punto octavo, que liemos estudiado en la presente
G
sección) y educación gratuita, obligatoria y estaLal (pun
G to décimo, al que nos referiremos cuando estudiemos
G el marco institucional). En verdad resulta difícil con
G cebir la actividad “anticomunista" de gran parte del
llamado mundo libre al tiempo que se adoptan los pos
O tulados del enemigo que se dice combatir 392800. Como es
G
O 298 K. Marx y F. Engels, The communist manifest (Penguin
G Books, 1980. págs. 104-5).
299 ìbidem,- pág. 104.
G 500' Para estudiar la coincidencia del manifiesto comunista
O con d manifiesto fascista de 1943 y las raíces marxistas y hcgclia-
nas del fascismo, vid. À. J, Gregor, The ideology of fascism (Mac
C millan, 1980).
G 364
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
367
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IX
PRINCIPIOS DE TRIBUTACION
369
ALBERTO BENEGAS LYNCH <H.)
* * #
# # #
# # #
c
fi Uno de los procedimientos para lograr la re-dis
tribución de ingresos es la aplicación del impuesto pro
fi gresivo, A diferencia del impuesto proporcional que
significa alícuotas iguales, el impuesto progresivo im
plica queda alícuota está en progresión con el monto del
objeto imponible. Habitualmente, a medida que los
n impuestos aumentan, tíende.a ser mayor la proporción
que se; destina al consumo con respecto ai ahorro, lo
r% cual hace que el impuesto progresivo afecte progresi
vamente la acumulación de capital. Impuesto progre-
'3 8 4
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
385
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
* # #
387
ALBERTO BENEGAS LYNCH <H.)
COMERCIO EXTERIOR
393
ALBERTO BENEGAS LYNCH O-I.)
# # #
401
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
* * #
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ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
411
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
# * #
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
423
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
EL M ARCO INSTITUCIONAL
332 Law, legislation. .., {Op, cit.), pág. 59, tomo II.
430
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
( '
r
r ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
'fi.
De todas maneras, como el propio Hayek lo ex
presa m, el término naturalisa en definitiva, significa
lo que no es producto del designio humano; es decir,
|t . el deredi o que no es el resultado de la legislación po-
sitiva sino que existe antes que el legislador.
..j 4
!
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH,)
445
ALBERTO BENEGAS LYNCH Ά
363 Law, legislation,,., (Op. cii.), tomo li, pag. 56. La ci
ta de Keiscn cs de Das naiurrecht in tier poìilischen TIteorie (1963).
364 The logic of ihe law (Basic Books, 1971), pag. 4.
365 The concepì of Law (Oxford University Press, 1951),
pegs. 188-189.
449
ALBERTO HENEGAS LYNCH (1U
( ■
ALBERTO BENEGAS LYNCH (ID
465
ALBERTO BENEGAS LYNCH (II.)
* * *
más b:i jos que inoraban la libertad por sus hazañas con
sideradas heroicas en el campo de batalla o por con
traer matrimonio con miembros de la nobleza, o, sim
plemente, constituidas por aquellos que podían huir
del sistema. A los habitantes de estos burgos se los ha
denominado burgueses>quienes practicaban el sistema
de la libertad en sus aldeas y quienes, en última instan
cia. socavaron el privilegio feudal e inspiraron la revo
lución francesa con la idea de derrocar el absolutismo
monárquico. Las luchas burguesas contribuyeron a abo
lir la esclavitud y establecer frenos al abuso del poder
gubernamental. El burgués es el partidario de la fami
lia, la propiedad privada y los gobiernos con poderes
limitados. La burguesía no es una “clase social’’ sino
un espíritu, una concepción consustanciada con la filo
sofía de la libertad. De allí los encendidos ataques que
dirigió Marx contra el burgués.
(
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
477
ALBERTO BENEGAS LYNCH UI.)
principios fundamentales. -3
485
ALBERTO BENEGAS LYNCH CEO
489
ALBEUTO B ENE GAS LYNCH ai.)
!
3
En ultimo término, en este apartado, haremos una
breve referencia al anarquismo. Dentro de esta postu
la, encontramos dos lincas de pensamiento: la tradicio
!
nal —socialista, representada por P. Kropotkin417418— y la
s
contradictoria version autodenominada anarcocapilalis-
ta 4IB. No es necesario detenerse en la concepción tradi
cional puesto que en el transcurso de todo nuestro tra
f?
bajo hemos intentado mostrar los inconvenientes del
colectivismo desde distintos ángulos. De todos modos,
como veremos, al anarquismo puede aplicársele con ri
gor el adjetivo de utópico puesto que es irrealizable
(en cualquier versión), además de que, como hemos di
cho, el colectivismo totalitario resulta destructivo pa
ra el bienestar espiritual y material del hombre.
497
ALBERTO BENEGAS LYNCH (ID
* * *
501
ALBERTO BENEGAS LYNCH CII,>
503
ALBERTO líENEÜAS LYNCHUD
505
ALBERTO BENEGAS LYNCH (ID
507
ALB F. ItT O HKN BC A S L Y N C H fit,)
429 The xp ir il..., (O/x c/7.), pág. 130. Véase respecto deí
“solidnrismo" basado en la compulsión estatal los quince trabajos
incluidos en The^ kindness that kills (The Social Affairs Unit,
J984, Comp, D. Anderson y R. Harris); también sobre el mismo te
ma, vid. G. Le IIon, Psicología dal socialismo (Daniel Jorro, ed.„
192Í, pág, 389 y sigs).
FILN D A MK N TO S DK A N A L IS IS E C O N O M I C O
509
ALBERTO BENEGAS LYNCH (U.)
513
ALBERTO BENEGAS LYNCH ÍH.>
515
f-
7~ ALBERTO BENEGAS LYNCH OL)
519
c
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
442 The education and the state (The Institute for Econo
mic Affairs, 1972), p£g. 33 y sigs.
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
525
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
527
ALBERTO BENE GAS LYNCH CH.)
529
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ALBERTO BENEGAS LYNCH Cti.)
531
1
ALBERTO BENEGAS LYNCH CHJ
533
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
472 Cit. por S. Hook, Poder político., ( Op. cit.)-, pág. XVI.
473 La constitución y el federalismo en la política (Ed. Vea
y. Lea, 1947), págs. 34-35.
534
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
535
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
X
-£ si, con pleno conocimiento de causa, se une o colabora
en cualquier movimiento contrario a los principios en
X que tal privilegio descansa. La tolerancia no presupo
£ ne que la intolerancia hayft de ser amparada. Este es
£ el motivo por el que, en mi opinión, aconsejo el no con
£ ceder a un comunista un cargo en propiedad” m.
£
£ Gomo en el resto de los sectores, en el caso de la
£ educación un programa de gobierno debería incluir
£ políticas de transición a los electos de recorrer con la
mayor fluidez posible el camino desde la situación
actual apuntando en dirección a los objetivos finales.
En este sentido, es necesario formular dos refle
xiones previas. La primera desde luego implica la de
£ cisión política de introducir modificaciones en el área
£ educativa. Para adoptar aquella decisión política, re
£ sulta indispensable tener sentido de la prioridad respec
£ to de los distintos problemas que deben encararse según
sea su peso relativo. Pensamos que, a pesar de la gran
Cj importancia que reviste el área educativa, resulta indis
pensable que la opinión pública previamente acepte
la introducción de otras medidas en otros campos. Sin
esta previa comprensión y ejecución resultaría imposi
(J ble el intento de incursionar en la educación. Hemos
( i dicho que la educación no se desprende del hecho de
O que existan instituciones estatales de enseñanza (más
o bien se presume lo contrario). Como queda apuntado,
o para que reciban educación formal en instituciones de
enseñanza todos los que deseen hacerlo, no resulta ne
o cesario que existan instituciones estatales de enseñanza.
o
<j 476 Los fundamentos. .., (Op. cit.), tomo II, pág. 227; la
<» cursiva es mía. Véase también G. Roche, Education in Ame
rica (FEE, 1970), pág. 109 y sigs. bajo el subtítulo de ífAcademic
(» . freedom for what?”.
<» 536
c»
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FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
537
ALBERTO BENEGAS LYNCH ŒD
479 Demás está decir que en ningún caso estos colegios se
rán asociaciones coactivas. El reconocimiento por parte de asocia
ciones científicas de prestigio, en la práctica, otorga mayor valor
que el reconocimiento estatal* (En realidad, nada significa que, pot
ejemplo, Idí-Amin, entre otros muchos títulos oficiales acumulados,
resulte ser médico por la Universidad de Uganda.) Respecto del
significado de diplomas, títulos oficiales y, en general, el abuso de
grados académicos, véase J. Barzum, “The PhD octopus”, en Teaeh-
ing in America (Liberty Press, 1981), pág. 275 y sigs., y I. Sprrng.
“ Sociological and polítical rumínations” en The twelve year sen■-
tence, radical views on compuísive schooling (comp. W. F- Rick-
enbacker, Dell Pub. Co., 1974), pág. 140 y sigs.¡ especialmente su
concepto del “ diploma madness”; Spring concluye, entre otras co
sas, que “el otorgamiento oficial de diplomas y grados es uno
de los medios más potentes por los cuales la compulsión estata
en materia educativa mantiene su poder”, pág. 152.^
480 Todo este razonamiento es aplicable también para el ca
so de la salud. Por ejemplo, en nuestro país en el año 1977 e
538
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
# # *
costo por día por cama del Hospital Rawson —entonces conside
rado modelo— era ocho veces superior al costo por día por cama del
Sanatorio Mater Del consíderadó 'cómo el mejor de los privados. En
este sentido, los que tienen problemas de salud y no están cubiertos
por mutuales de medicina estarían becados para que elijan el sa
natorio que, a su criterio, presta el mejor servicio, lo cual elimina
problemas administrativos de ía "empresa estatal" que significan
ios hospitales con todo el manejo desaprensivo de equipos, etcétera.
481 The economic and social impact of free tuition", en
Economic forces, .., (Op. cit.), pág. 208.
539
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
541
ALBERTO BENEGAS LYNCH <H.>
491 Cit por L. E. Read, Comes the dawn {Op. cit.), pág. 137.
492 Al pensar en la libertad solemos limitarnos a la liber
tad de pensamiento, de prensa, de opinión religiosa. Esto es un com
pleto error de hecho, la libertad de acción es la necesidad
primaria'’. A. N. Whitehead, Adventure..., (Op. cit.)J pág. 73.
545
ALBERTO BENEGAS LYNCH OL)
547
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
552
O
(A
FUNDAMENTOS DE ANALISIS ECONOMICO
553
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.) .
555
ALBERTO BENEGAS LYNCH CH.)
c
c que sí se pueden juntar bandas suficientemente nu
merosas tienen el poder legal de asaltar la riqueza
f
de otros ciudadanos, lo cual significa que tienen el
f poder de asaltar el esfuerzo, la energía y la vida de
f otros ciudadanos. Ninguna sociedad decente puede
funcionar sobre esta base [. ..] necesitamos deses
f
peradamente una contraintelligentsia que enfrente
f estos ataques. Hay muchos miles de intelectua
c les auténticos que no aceptan el autoritarismo y no
c aspiran a dictar el curso de la vida de sus semejan
r. tes. Hay millones de personas inteligentes en todas-
las profesiones, en todos los comercios, en cada re
r. gión que desconfían del gobierno sobredimensiona-
¡r do y de la intelligentsia del establishment gober
nante [• . .] Una poderosa contraintelligentsia de
r, be ser organizada para combatir la ‘nueva clase* del
o establishment que influye en la opinión pública
o —una intelligentsia que se dedique específicamente
<. a defender el valor político de la libertad individual
sobre todas las cosas y que entienda el peligro de la
c\ mediocridad, al tiempo que comprenda el valor-
& de la propiedad privada y el mercado- libre [. . .]
c> Soy consciente de que se me dirá que no soy ‘rea
lista’ y que quiero ‘atrasar los relojes de la historia’
o [. . .] La historia no es un camino en donde la di
o rección de los acontecimientos está inexorablemen
o te inducida hacia el colectivismo, éste es un punto-
o de vista determinista que no comparto. La verdad
es que los acontecimientos han ido en dirección
o opuesta muchas veces [. . .]. No hay nada ‘históri
o camente inevitable' respecto de la situación en que
o nos encontramos. Tampoco tiene nada de ‘realista’
el aconsejar a la gente que se adapte a la corriente.
Q Esto es lo mismo que aconsejar a la gente que se re
O signe al colapso financiero o a la pérdida d.e la liber
D tad. En realidad, el realismo requiere la capacidad
O 556
O
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FUNDAMENTOS D E ANALISIS E C O N O M I C O
557
ALBERTO BENEGAS LYNCH (H.)
559
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INDICE DE AUTORES
561
Clapham, J., 281, d’Entréves, A. P., 434, 442, 443,
Clark, G, 132. 444, 449, 450.
Clark, J. M., 116. Epicuro, 558.
Cobden, R., 361. Epstein, R., 317.
Cohen, C., 495. Estrada, J. M„ 488, 525.
Colbert, }, B„ 394. Eulenburg-Wiener, R. von, 552.
Coleridge, S. T., 553.
Conant, C. A., 244. Fabry, J. B., 79, 152, 542.
Constant, B„ 361, 484, Fairchild, F. R., 403.
Cooley, O. W., 357. Ferguson, A., 360.
Corso, G., 495. Ferrari, G., 314.
Cortés Conde, R.: 314. Fetter, F. A., 284.
Cournot, A., 50. Fink, R. H., 281.
Courtney, P., 526. Fisher, I., 251, 252, 284.
Coyne, J., 355. Forrester, T. W„ 140.
Frankl, V., 79, 152, 548. 550.
Chafuén, A., 62. Freud, S., 78, 79, 547.
Chamberlain, E. H., 116, Friedman. M., 159, 182, 253,
Chodorov, F., 386. 254, 255, 269, 271, 280, 480,
Darwin, C., 74. 537.
Darwin, E., 74. Friedman, R., 159, 182. 269.
Davis, K., 530. Frola, 56.
Debreu, G., 50. Fromm, E., 15Ó.
De Graff, H., 472. Furubotn, E. G,, 118, 429.
Del Campo, C., 458,
Demsetz, H,, 429.' Gaius, 433.
Dessaner, F., 509. Galbraith, J. K., 128.
Diaz Alejandro, C. F., 314. Galileo, 509, 546.
Diaz Macho, R. P. A., 505, Gallo, E., 314.
Dicey, A. V., 488, 523. Garcia Belsunce, H., 488.
Dickinson, H, T„ 163, 165, Garcia Venturini, J., 476.
Dìetze, G., 62, 429, 490. Gentile, G., 495, 496, 527.
Diffurth, H. von, 504. Gibson, E., 509.
Dolan, E. G., 429. Gini, C., 495.
Dozer, D., 224, Goethe, J. W., 545, 559.
Duarte, J. S., 386. Goldschmidt, W., 450.
Du jNoiiy, L.. 540. 541. 548: Gombrich, E. H., 547.
Dupuit, J., 63. Gondra, L. R , 307, 309, 314.
Kccles, i. C., }60. González Calderón, J. A., 314,
Einaudi, L„ 391. 315, 488.
Einstein, A., 546. Goodrich, P„ 514.
Engels, F„ 185, 324, 341, 364, Gosen, H. H., 63, 184.
365, 494. Goumay, 361.
562
Gray, J., 46, 79, 430, 431. Hutt, W. H., 94, 95/ 126, 15 R
Gregor, A. J., 364; 497, 528. 346, 352, 357, 558.
Gresham, T., 257. Huxley, A., 30,
Grosseclose, E., 242,' 244.
Grotius, H., 437, 439. Ihering, R. von, 555.
Guttman, W., 296, Irigoin, A. M., 314.
Haberler, G., 92, 294.
Hacker, L., 151. Jaffe, J. H., 548.
Hansen, A. H., 347. Jaspers, K,, 543,
Harberger, A. C., 328. Jefferson. T., 491, 516,
Harlow, A. B., 352. ■Jellinek, J., 436, 437,
Harper, F., 330. Jevons, W. S., 63, 244, 258. 284,
Harris, R., 508, 341. .
Hart, H. L. A., 449, 450. Johnson, H. J., 225.
Hartwell, R. M., 151. Johnson, P., 518, 546.’
Hayek, F. A., 25, 26, 40, 46, Jouvenel, B, de, 151, 485.
54, 74, 75, 78, 82, 133, 151, Jung, C. G., 79, 139, 152.
168, 184, 256, 258, 264, 282, Justiniano, 435.
293, 299, 316, 317, 318, 353,
361, 363, 428, 430, 431, 432, Kant, E., 29, 445,-547.
444, 447, 448, 455, 487, 489, Katz, H. S., 247.
510, 535. Kauder, E., 62.
Hazlett, T. W., 390. Kelsen, H., 444, 445, 447, 448.
Haziitt, H., 64, 74, 75, 82, 97, 449.
133, 135, 224, 249,.257, 281, Kelso, L., 215.
347, 349, 352, 457, 459, 460. Kemp, A., 257, 429.
Hegel, G. W. H., 29, 49, 149, Keynes, J. M., 50, 53, 92, 93,
444, 494, 495. 97, 249, 255, 346, 347, 348,
Heilperin, M. A., 412. 349, 352.
Hicks, J., 50. Kipling, B., 355.
Hitler, A., 477, 488, 493, 528, Kirzner, I. M., 41, 42, 73, 116,
533. 121, 429.
Hobbes, T., 444. Knight, F. H., 80.
Hoff, J. B., 186, 187, 188, 193, Koch, C. G., 162.
196. Korn, F., 139.
Holmes, O. W„ 548, Krause, B., 465,
Hook, S., 533, 534, 535. Krauss, M., 224, 412.
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Pellegrini, C., 312. Rogers, C. R., 79.
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Perrin, J. W., 522. Rosa, J. M., 307.
Peterson, M. B., 182. Ross, A., 445.
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Petty, W., 394. 82, 133, 200, 212, 244, 251,
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Pigou, A. C., 143, 383, 385, 386. 279, 281, 294, 295, 300, 350,
Pinedo, F., 363, 415. 380, 429, 437, 43,9, 522, 523,
Pío XI, 503. 524.
Planiol, M., 466, 468. Rougier, L., 363, 504, 509.
Platón, 521. Rousseau, J. J„ 437., 482, 491.
Polanyí, M., 550. Rueff, J., 132, 245, 257, 399,
Popper. K.. 49, 60, 77, 546. 400.
Poradowsky, R. P. M., 502. Rushdoony, R. J., 472.
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95-,. 96^ 97, 561. Story, J., 488.
Schoeck, H., 387. Strauss, L., 435, 441.
Schumpeter, R, 62, 94, 97, 116, Sumner, W. G., 367.
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Schweitzer, A., 8, 29, 153, Sutton, K. C., 247.
\539. I ' ^zaz, T. S., 79.
Scoto, D. de, 62.
Scovxlle, J, W„ 344.
Séneca, L. A., 554, Talmond, J. L., 475, 482.
Senior, N., 43. Tannehill, L., 497.
Sennholz, H., 251, 257, Tannehill, M., 497.
Sennholz, M , 133, _ T-hirlby, G, F., 71, 72.
íhornton, G., 281.
Shackle, G. S,, 63.
Thrine, R. W., 540.
iShand, A., 59, 63, 133.
Tocqueville, A. de, 361, 437,
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Shenoy, S. R,, 299,
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Shoeck, H.. 39, 387. 455, 508, 509.
Siegan, B, H,,“226. Toynbee, A., 559.
Simeons, A. T. W., 557.
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Simon, J. L., 228, 230.
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Simon, W. E„ 555.
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Sirie, L,, 355.
^wight, C., 182.
Sismondi, ]. C. L. de, 92, 96
> Smidt, S.j 292.
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S m Ä V. C., 271. ^Viliey, D., 397, 50f.T-
S o c le s, 432. Vitoria, F. de, 62.
Solzhenitsin, A., 423. Voltaire (F. M. Arouet), 449.
Sorel, G., 495, 527.
, Sowell, X., 39, 40, 92, 93, 95," •Walker, M., 178.
96, 147, 235, 358. ' Walras, L., 50, 52, 63, 97.
Spadaro, L. M., 133. Watts, O., 352.
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567