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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR

Seminario sobre Movimientos Sociales – SEC. 01


Licda. María Gabriela Escobar Urrutia.
DANIEL JOSUE ORELLANA GARCIA - 1068619

EL REGRESO DEL ACTOR (PAG. 93 – 106)


Los Movimientos Sociales: ¿Objeto Particular o Problema Central del Análisis
Sociológico?
Alain Touraine

La sociología, definida, generalmente como “análisis del funcionamiento del sistema


social, intenta reconstruir la sociología a través de soluciones muy diferentes, desde
renunciar a la idea del sistema social y reconocer que todo es cambio y que los
movimientos sociales son los actores del cambio, aunque para otros, es totalmente
lo opuesto, y mantiene la idea de un sistema social que se reconstruye a partir de
analizar a los movimientos sociales y la institucionalización de sus “conflictos”.
La construcción nos da un enfoque de categorías generales, desde al menos tres
tipos de conflictos orientados a ellos, desde las conductas colectivas hasta aquellas
acciones conflictivas que pueden ser tomadas como defensa. Y es que se propone
hablar de luchas y con ellos también darle un recurso cultura de (producción,
conocimiento y reglas éticas como la expresión de movimiento social.
Las conductas colectivas, es una dimensión importante de estudiar porque estos
nacen de comunidades bajo amenazas, es decir que esta dimensión es importante
en los movimientos llamados reformistas para las revoluciones del siglo XVIII. Sin
embargo, estas actitudes reformadoras e integradoras parecen, desde hace algún
tiempo, volver a ocupar un lugar importante por el hecho de que los valores
“modernos” (cambio, crecimiento, desarrollo) considerados durante mucho tiempo
como intangibles en la misma forma que el progreso y el movimiento natural de la
historia.
Las luchas, así la referencia a la sociedad y al orden social que tiende cada vez
más, en la mayoría de los países a definir no tanto acciones vinculadas con el
cambio, sino más bien a las acciones que lo combaten en nombre del antiguo orden
o del nuevo. Esto nos lleva muy lejos de lo que llamamos espontáneamente
“movimiento”. Por consiguiente, la tendencia natural de los participantes y
observadores de los conflictos los conflictos sociales en las sociedades industriales
“es insistir, por el contrario, en considerar a estos conflictos como mecanismos de
cambio”
Los movimientos sociales, hablar de conductas colectivas es considerar los
conflictos como respuestas a una situación que debe valorarse por sí misma, es
decir en términos de integración o desintegración de un sistema social, definido por
un principio de unidad. Hablar de luchas, por el contrario, implica una concepción
estratégica del cambio social. Las luchas no son respuestas sino iniciativas, cuya
acción no lleva, ni lo pretende, a construir un si tema social. En consecuencia, la
idea de luchas está más o menos directamente relacionada con la representación
de la sociedad como mercado o campo de batalla. Además de la competencia y la
guerra existen muchas otras estrategias conflictivas, pero tampoco se refieren a la
idea de un sistema social definido por valores, normas e instituciones.
Los movimientos sociales no quedan nunca aislados de los demás tipos de
conflictos. El movimiento obrero, que cuestiona el poder social de los dueños de la
industria, es inseparable de las reivindicaciones y presiones destinadas a aumentar
la influencia de los sindicatos en las decisiones económicas, sociales y políticas.
Pero lo que indica su existencia es presencia de elementos no negociables en las
concertaciones, y en consecuencia la imposibilidad para un sindicato, exponente
del movimiento obrero de ente del movimiento obrero de llevar a cabo una acción
puramente instrumental en lo que concierne a costos y ventajas. Lo que se llamó
sindicalismo de mercado no pertenece al movimiento obrero, de donde, como
contragolpe, el desarrollo de conductas de ruptura: huelgas ilegales, ausentismo,
merma acentuada de las tareas, actos de violencia o de sabotaje que traducen la
presencia reprimida del movimiento obrero en un sindicalismo de mercado,
mercado, o cuyas reivindicaciones están muy fuertemente institucionalizadas.

COMENTARIO PERSONAL:
El trabajo de Alain Touraine contiene aspectos innovadores y necesarios para el
estudio sobre movimientos sociales. En primera medida, ingresar a construir el
objeto de estudio a través de una disciplina tan hermética en sus posiciones como
la sociología, sin duda, es de gran aporte, en tanto compone un campo de estudio
fundamental para el entendimiento de la vida social, más allá de cualquier búsqueda
de totalidad o estructural que dejase afuera a los actores sociales. En segundo
lugar, su incorporación del papel de la cultura en el marco de los estudios sobre la
acción social logra dar oxígeno a las lecturas contemporáneas sobre los
movimientos sociales, en tanto aparece un campo de disputa, producción y
reproducción de la sociedad tan fundamental.
No obstante, existen una serie de límites, que se entienden para su contexto pero
que no está de más mencionarlos. Por un lado, la visión de la sociedad como un
‘sistema social’, que se liga mucho a ciertos elementos del funcionalismo, y que en
muchos casos así queda explicitado en su texto. Cuando se habla del sistema social
como algo que debe tender al orden como principio (aún con momentos de
conflictividad siempre latentes) existe una relativa paradoja, ya que el análisis
sociológico del movimiento social puede limitarse a verlo como una exterioridad,
amenaza o enfermedad, lo cual supone, de antemano, presupuestos
epistemológicos que desestiman la acción social misma, o al menos la que tiene
una tendencia al cambio. Si bien Touraine no cae propiamente en ello, resulta,
cuando menos, curioso, que en la primera parte de su texto ingrese en el combate
por la conceptualización de la sociedad, la desestime parcialmente y se defina por
el sistema social.

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