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Trabajo Práctico Nº 3 - Problemáticas Socioculturales 2

Integrantes del grupo: Chiara Gamino, María Constanza Carna, Francesca Tallone, Iñaki
Joaquín Gonzalez, Julián Gabriel Aguirre.

Guia de lectura Naturalizando la nación; aliens, apocalipsis y el estado postcolonial de Jean


y John Comaroff.

Preguntas.
1. ¿Qué sucedió en Ciudad del Cabo en el año 2000 y que explicaciones suscitó en la
sociedad? Tené en cuenta quienes son los autores y desde donde escriben.
2. ¿Cuales son los significados de la noción de naturalización? Utilizá este concepto para
pensar qué problemáticas más profundas se reflejan en la ansiedad sobre la flora foránea.
3. Para pensar la pregunta anterior vinculalo con los dos períodos de las construcciones de
estados-nación poscoloniales y las características destacables del mismo en la Era del
Capitalismo neoliberal.
4. Explicá la paradoja de las fronteras en el capitalismo neoliberal global. Relacionarlo con el
significado y la connotación de “alien” en la sociedad sudafricana.
5. ¿A qué se refieren los autores cuando dicen que el Estado Sudafricano ejerce un rol
ambiguo? ¿Y qué quieren decir con el término “forma post-racista de racismo”?

Respuestas.
1. Jean y John Comaroff fueron profesores de universidad de Chicago, se especializaron
en estudios africanos y el estado postcolonial.
El texto en palabras del autor es conceptualizar las políticas postcoloniales, no busca
teorizar sobre ellas, sino que presenta sus características.
Se pregunta cómo un desastre ambiental puede mostrar la difícil situación que
atraviesa el estado-nación poscolonial. Dentro de esto define las dos caras de la
naturalización.
El punto de partida de este análisis es un incendio que se produce en ciudad del cabo
que provoca la destrucción de 9000 hectáreas, la muerte de animales y vegetación.
Esta situación durante semanas generó una repercusión social, y se moviliza la
sociedad civil y se generan acciones del gobierno.
Se plantea que el incendio es accidental, y se lo adjudica a plantas foráneas, que
amenazaban su herencia natural. La cual de alguna manera los obliga a definirla, porque antes
de esto muchos árboles nativos no eran tenidos en cuenta o de hecho se menciona que había
vegetaciones foráneas que no eran puestas en discusión como el maíz.
En esta situación , fueron decisivos los medios de comunicación, que por ejemplo
representaron la situación con un ovni flotando sobre la ciudad del cabo.
La pareja de antropólogos se plantea que había detrás de esta situación, que
significaban los pánicos morales que surgen.
Uno de los temas que se había percibido en los últimos años, es que comenzó una
retórica de la autoctonía, y todo lo extranjero era mencionado como algo negativo.
Lo que incluye es que esta situación está entremezclada con temas de ciudadanía,
identidad y la construcción de la nación en la era del neoliberalismo, y como se presenta la
situación política de los estados nación postcoloniales.

2. Los autores retoman el concepto de naturalización para pensar esa situación. Uno de
sus significados es la asimilación de personas, signos y prácticas extranjeras dentro del
orden establecido de las cosas. El estado-nación sudafricano (como muchos otros) no es un
objeto definitivo, sino una formación histórica lábil, a través de cuyas fronteras ingresan
humanos de otros lugares con sus prácticas, que se transforman en ciudadanos. También
ingresan animales y vegetales que comienzan a cumplir roles importantes como alimento,
combustible, material de construcción, posibilitando puestos de trabajo e ingreso de divisas.
Muchas plantas que no son nativas están naturalizadas. Se consideran autóctonas
aunque en un pasado no lo eran. Lo mismo sucede con los actuales ciudadanos sudafricanos.
Los autores escriben:“la línea entre lo ‘naturalizado’ y lo ‘nativo’ es mucho más fluida”
(2002:106/7). Nunca antes habían generado el tipo de alarma que se experimenta en nuestros
días.
La revalorización del fynbos y el temor a las plantas foráneas (invasoras) se vincula
con el segundo significado de naturalización: el despliegue de la naturaleza como alegoría
para tornar extraños personas y objetos, y fraguar así nuevas distinciones y fronteras
políticas y sociales que afirman el orden natural de las cosas.
La naturaleza permite verbalizar problemas que no pueden ser canalizados mediante
otros discursos o políticas: en este caso, la conformación de la autoctonía y la ansiedad frente
a los inmigrantes dentro del estados-nación en un contexto neoliberal. “Al desplazar el
argumento sobre los foráneos hacia el reino vegetal, se hizo posible, por analogía, contemplar
y legitimar la discriminación contra inmigrantes humanos que no estaban incluidos en el
cuerpo de la nación” (Comaroff,2002:122).

3. Los autores se centran en el estudio de las políticas poscoloniales del Estado-nación en


Sudáfrica para observar las contradicciones que comporta el esfuerzo de realizar políticas
modernistas en estos tiempos neoliberales y post modernistas. .
Para ello realiza una breve periodización del desarrollo de los Estados-Nación
poscoloniales. Un primer momento se engloba dentro del movimiento de la descolonización
del Tercer mundo. Los estados africanos encuentran una promesa de autonomía y progreso en
contraposición a la continua deuda y dependencia hacia los estados coloniales. Una segunda
época de los estados poscoloniales comienza en 1989 a la par de un clamor popular en la
África subsahariana por la demanda de “democracia”. A la par del crecimiento político del
capitalismo neoliberal global, se representa un universo más fluido, liderado por el mercado
por encima de los estados-nación. La libertad ocupa un lugar predominante, el derecho a
elegir identidades, subjetividades, religiones, mercancías, etc. Momento de cuestionamientos
de lo establecido y la norma, incluso la “sociedad” misma se pone en “peligro”.
A su vez, les interesa trabajar sobre algunas características destacables de todo este
período, especialmente en las consecuencias del Capitalismo neoliberal:
1) La “Re-figuración del sujeto-ciudadano” : Ocurre una explosión de políticas en torno a
la identidad, etnias, género, religiosidad, estilos de vida, entre otros. La homogeneidad
como “fantasía nacional” se quiebra para dar cuenta del reconocimiento intrínseco de la
diversidad.
2) La despolitización de la política: El capitalismo neoliberal no ofrece nada, ni otra
ideología, ni otro sistema de economía ni siquiera se preconfigura la posibilidad. Este
nuevo orden esconde un andamiaje ideológico tras los dictados de la eficiencia
económica y el crecimiento del capital en el fetichismo del mercado libre. La politica se
ve reducida a la busqueda de puras ventajas o a las luchas contra intereses y temas
“especiales”: el medio ambiente, el aborto,el cuidado de la salud. Los problemas
urgentes del momento se convierten en la materia prima de la acción colectiva.
3) Obsesión por la vigilancia de las fronteras: los límites de la soberanía. Los gobiernos no
pueden controlar más la corriente de dinero, flora, fauna, sustancias, extranjeros.
Produce una paradoja: los gobiernos necesitan abrir sus fronteras mientras tiene un
deseo de asegurarlas y controlarlas. Por un lado, necesitan abrir lo máximo posible
debido a la presión del mercado por el no controlar el flujo comercial, económico,
humano entre distintas parte del mundo. Mientras que surge una necesidad de regular
para conseguir una ventaja competitiva con el resto de los países con el interés último
de atraer inversiones transnacionales, sobre todo un tipo “aceptable” de emigrantes.
Aparece la idea de Estado-nación como una empresa más dentro del juego del
capitalismo.

4. Todas estas contradicciones derivadas de las características específicas de la etapa


neoliberal del Estado postcolonial se expresan en las ansiedades que explican el pánico moral
hacia los aliens. El concepto de alien refiere a los elementos extraños y foráneos. Las
interminables plantaciones de las poderosas corporaciones madereras fueron descritas como
“largas hileras de ‘alienígenas’ (aliens) invasores”. La categoría de alien aludía a ese pánico
hacia los extranjeros, tanto vegetales como humanos.
Dado que hubo un tiempo en el que en el Cabo se experimentó un gran entusiasmo con
la importación de plantas, que no era visto negativamente, los autores se preguntan: ¿Cómo
pudieron convertirse unas deseables importaciones en elementos invasores, “plagas”,
“colonizadores” e, incluso, “cánceres verdes”? El Working for Water Programme (WFW) de
1995, por ejemplo, se centraba de lleno en la erradicación de la vegetación importada “[Las
plantas invasoras] son como una epidemia que se extiende sin control”.
La respuesta y tesis de los autores es que fueron las contradicciones inherentes a la
creación de la nación de la antigua colonia bajo las condiciones generadas tras 1989 las que
explican este temor y ansiedad, los cuales los procesos de naturalización hicieron posible
nombrar. Así se abordó la estigmatización de los inmigrantes y refugiados, apenas
desplazada a las plantas. Sudáfrica se había convertido en el destino de llegada de muchos
inmigrantes, y la hostilidad hacia ellos era en este país de las más altas del mundo. Estas
inquietudes hacia los aliens se manifestaron en el lenguaje de la autoctonía. esto permitió
canalizar las inquietudes que acompañan esta era de migraciones globales, de fronteras, al
tiempo abiertas y cerradas, y de reducción del bien público.
Con todo, esto permite concluir que la preocupación acerca de los límites, la soberanía,
la autoctonía y la alien-nación se ha implantado recientemente.

5. Este ensayo presta atención a la situación del estado-nación poscolonial en Sudáfrica a


través de la catástrofe medioambiental: cómo la alegoría de las plantas “invasoras” pueden
llegar a ser un problema político y afectar las relaciones entre ciudadanos, comunidad y
soberanía nacional bajo condiciones neoliberales. Las tres dimensiones claves que enfatiza
Comaroff sobre las políticas postcoloniales: la refiguración del sujeto-ciudadano, la crisis
de las fronteras de soberanía y la despolitización de la política, permiten que los
“invasores”, tanto plantas como personas, queden envueltos en contradicciones de frontera y
pertenencia.
Comaroff atribuye al Estado sudafricano un rol ambiguo ya que por un lado, se
esfuerza por defender y sostener los estándares del universalismo liberal, insistiendo en la
necesidad de proteger los derechos humanos de manera total; y por el otro, en ocasiones
contribuye, consciente o inconscientemente, al sentimiento de xenofobia.
Mientras crecía la ansiedad sobre las plantas invasoras durante las primeras semanas
de 2000, el gobierno anunció su intención de adoptar leyes de extranjería “a imitación de las
americanas para librar a Sudáfrica de los inmigrantes ilegales” y penalizar a aquellos que, a
sabiendas, los contrataran. El paralelismo no pudo ser más claro
Surge una nueva forma post-racista de racismo: una forma de racismo que, plasmada
en el lenguaje de la autoctonía y de la naturaleza importada, viene a coexistir con la cultura
transnacional de los derechos universales. Frente a esto, Comaroff plantea el interrogante de
por qué la autoctonía, un modo de atadura que liga a las personas a un lugar, que naturaliza
la nación, que autoriza derechos, se ha vuelto tan central en una época en la que la
nacionalidad aparece como algo clave y, sin embargo, en crisis, en la que las fronteras
aparecen en todo lugar como paradojas, en la que una sitiada imaginación política se afana
por construir sentido del ser social en un mundo guiado por la filosofía del laissez faire (dejar
hacer). La autoctonía constituye una frontera esencial en donde lo no humano puede ser
incluido dentro del grupo indígena o foráneo.

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