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Preguntas
Las preguntas deben estar planteadas a partir de la tarea que viene ejecutando el estudiante, para
lo cual el docente debe previamente informarse de lo avanzado; además, la pregunta debe ser
dirigida y específica para explorar el grado de comprensión de la actividad, despertar la curiosidad
de los estudiantes por continuar con la actividad, motivarlos a corregir el error (en caso lo hubiera)
e invitarlos al análisis para llegar al logro del propósito de la actividad encomendada. Así se tendrá
mayor probabilidad de comprometer a los estudiantes en la búsqueda de respuestas abiertas para
promover el dialogo, el debate o la reflexión.
Diálogos
Es necesario formular preguntas abiertas cuando se desee iniciar un dialogo, debate o reflexión;
estas generalmente comienzan con "qué" "cómo", "por qué". Los diálogos, discusiones,
comentarios y lluvia de ideas (Alvermann, et al. 1987) constituyen procedimientos interactivos que
permiten evaluar los conocimientos previos de los alumnos, dado que sus respuestas e
interacciones revelarán sus conocimientos, sus desconocimientos y sus concepciones
equivocadas.
Instrumentos
Otro de los mecanismos para el recojo de la información sobre el avance y/o dificultades de los
estudiantes durante el proceso de aprendizaje lo constituye la aplicación de instrumentos de
evaluación. Estos no necesitan ser exámenes rigurosos, extensos o formales, sin embargo, ofrecen
resultados parciales y oportunos que pueden utilizarse para un diagnóstico de la enseñanza
durante el desarrollo de las actividades, además, aportan información para decidir qué partes de
estas necesitan más análisis y trabajo y sobre cuáles se hará una posterior retroalimentación.
Algunos instrumentos pueden ser: lista de cotejo, pruebas breves de desarrollo, registros,
cuestionarios, escalas de valoración, etc.
Revisión de tareas
La enseñanza en clase debe ocupar a los estudiantes en actividades de aprendizaje (o tareas), las
cuales deben estar lo más directamente relacionadas con productos reales que evidencien el
aprendizaje esperado de la sesión. Si queremos que los estudiantes sean capaces de leer libros,
periódicos y poemas, ellos deben en realidad hacerlo con las consignas e indicaciones claras, sean
escritas u orales, de parte del docente; en ese sentido, es conveniente brindar espacios para
comprobar que realmente se comprendieron (a través de preguntas y repreguntas dirigidas).
A la vez, para que el docente haga el monitoreo de esas tareas es recomendable primero leer o
escuchar el trabajo de comienzo a fin sin comentar los errores. La idea es generar una apreciación
global antes de decidir el área o tópico prioritario para entregar la posterior retroalimentación.
Algunas tareas pueden ser: resúmenes, cuadernos de clase, resolución de ejercicios y problemas,
pruebas orales, motrices, plásticas, musicales, etc.
El que los estudiantes aprendan a formular buenas preguntas durante la sesión debe ser una
prioridad para los docentes. Un primer paso en ese sentido consiste en no matar la curiosidad de
los niños cuando están en la edad “en que todo lo quieren saber”. La curiosidad intelectual es una
cualidad innata del ser humano que se activa cuando encontramos espacios vacíos de información.
Es entonces cuando se genera la motivación para formular las preguntas que permitan abrir un
camino hacia la adquisición de la información que posibilite llenar ese vacío. En tal sentido, es
crucial evitar frases como “¡Ya deja la preguntar!” “¿Es que usted no se cansa de preguntar?” “¡Eso
fue lo mismo que me preguntó ayer!”.
En ese sentido, durante la sesión un docente es receptivo cuando acoge las diversas inquietudes
que surjan de los estudiantes considerando que:
Las preguntas se relacionen con el propósito de la sesión.
Pueden ser conocimientos previos (básicos o tratados anteriormente).
Para valorar la calidad de la retroalimentación se debe considerar el nivel más alto alcanzado en la
interacción pedagógica. Por ejemplo, un docente podría iniciar una retroalimentación por
descubrimiento diciéndole al estudiante la respuesta correcta. Sin embargo, luego le pregunta por las
diferencias que encuentra entre su propia respuesta y la brindada por él y finalmente, lo guía a través
de preguntas abiertas que le ayudan a hacer consciente su razonamiento y a identificar el origen de
su error.