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ENSAYO

EL CUERPO HUMANO: VENTANA PARA


COMPRENDER LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE
LAS CIUDADES
KATHERIN CHAMORRO RODRÍGUEZ
LUIS GUZMÁN PALENCIA 
1
EL CUERPO HUMANO: VENTANA PARA COMPRENDER LA
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LAS CIUDADES

KATHERIN CHAMORRO RODRÍGUEZ

LUIS EDUARDO GUZMAN PALENCIA

MsC. ARMANDO GUTIERREZ

PLANEAMIENTO REGIONAL Y URBANO

INGENIERÍA CIVIL

FACULTAD DE INGENIERÍAS

UNIVERSIDAD DE SUCRE

SINCELEJO

ABRIL 30 2019

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EL CUERPO HUMANO: VENTANA PARA COMPRENDER LA
CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LAS CIUDADES

Todo lo que se encuentra en el confín del universo posee un rango o condición estética,
incluso las cosas que nos parecen poco estéticas tienen características propias que las hacen
sobresalir de cierta forma. Desde las artes, arquitecturas, pasando por la naturaleza y las
maquinarias utilizadas en las industrias, están inspiradas en la obra más perfecta y bella
existente: el cuerpo humano. Tanto así, que desde los inicios las ciudades mostraron una
fuerte inspiración en éste para llevar a cabalidad lo relacionado con lo urbano. Cabe señalar
que la evolución de las ciudades se produjo a lo largo de los tiempos, incorporando la
desnudez, la anatomía corporal, entre otros aspectos como símbolos principales para la
construcción y la configuración urbana.

Si bien es cierto, muchos autores a lo largo de los años han investigado la influencia que ha
tenido el cuerpo humano, en la construcción social de las ciudades. Uno de éstos es Richard
Sennett, en su libro “Carne y Piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental"
(2003), en el cual señala su interés en analizar el individuo y la imagen del cuerpo humano,
como también las colectividades representadas en la ciudad. Su investigación estuvo
enfocada principalmente, en el papel que desempeñan los cuerpos humanos en las
relaciones espaciales de la sociedad antigua occidental hasta la modernidad 1. Por tanto, se
evidencia en dicho estudio una explicación clara de la manera en como los individuos
reconocen su forma física, cuando están inmersos en relaciones espaciales, que determinan
sus reacciones y reconocimiento corporal frente a otros. De esta forma, puede ser captada la
práctica democrática ateniense, la credulidad en las imágenes para los romanos, y las
perturbaciones que giraron alrededor del ideal de la libertad corporal.

Es importante destacar además que, la primera parte de la obra Carne y Piedra nos acerca a
un autor que plantea la existencia de cierta articulación entre la cultura urbana, el hombre
que la habita, y sus relaciones sociales, mientras que en la parte culminante de la obra, se

1
Arteta Hernández, Cecilia María: Reseña de "Carne y Piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización
occidental" de Richard Sennett. Historia Caribe, vol. VI, núm. 18, enero-junio, 2011, pp. 199-203

3
demuestra que las diferencias multiculturales que emergieron en la ciudad, con la
concepción del cuerpo en movimiento y el nacimiento del capitalismo, no fueron un
obstáculo para el contacto de los individuos entre sí durante la revolución francesa. Estas
diferencias, que parecían ser entendidas como rasgos culturales disímiles, se fueron
convirtiendo en expresiones de la modernidad y en puntos de contacto en lugar de rechazo.2

De la misma manera, Arlette Farge en su obra “Efusión y Tormento” (2008), maneja una
visión entre el cuerpo y la jerarquía que estructura a una sociedad. En sus palabras, “De
arriba abajo del cuerpo se desgranan los tempos de la jerarquía social, pero la cabeza irriga,
con su poder y su saber, a los otros miembros de las clases sociales. El pueblo pobre es la
parte baja del cuerpo, la que obedece y se encuentra bajo el yugo de la realeza y de su
sistema social y económico. Dentro de ese universo vivo, pues la idea del cuerpo es una
metáfora social, la masa de las personas desfavorecidas se mueve sin que le conceda ningún
poder, ningún pensamiento e, incluso, ninguna inteligencia”3 Dentro de este contexto, el
autor toma como referencia el cuerpo humano como una manifestación del establecimiento
de las clases sociales, eligiendo entonces como símbolo central la cabeza, la cual es
asociada a la inteligencia y autoridad, porque además de albergar el cerebro que es fuente
del saber, es quien maneja las extremidades a su antojo, lo cual se hace referencia a lo que
aún evidenciamos hoy día, las personas que ocupan altos cargos son los que manejan a su
conveniencia, a las poblaciones pertenecientes a las clases menos favorecidas.

Es oportuno además, explorar una serie de transversalidades e intersecciones analíticas


entre el cuerpo, las emociones, la ciudad y la espacialidad, haciendo referencia a Alicia
Lindón en su artículo “La construcción socio espacial de la ciudad: el sujeto cuerpo y el
sujeto sentimiento”(2009), en el cual se manifiesta que el cuerpo y las emociones
constituyen dos componentes esenciales de la vida, que vienen siendo reconocidas
crecientemente en las Ciencias Sociales como una forma de comprender lo social en
sentido amplio. Como tantas otras componentes de la vida social ameritan ser estudiadas en
sí mismas. Sin embargo, el propósito es analizar y visualizar un conjunto de relaciones en
otras dimensiones desde el punto de vista social.
2
Sennett, Richard, (2003), Carne y Piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, Madrid, Alianza
Editorial, p. 275.
3
Farge, Arlette, (2008), Efusión y Tormento. El Relato de los Cuerpos. Historias de pueblo en el siglo XVIII,
Buenos Aires, Katz Editores, p., 15.

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Es importante además evidenciar que, las prácticas espaciales desarrolladas por los sujetos
están encadenadas o entretejidas en secuencias de prácticas, orientadas a alcanzar algo. Al
mismo tiempo, las prácticas de un sujeto se relacionan con las de otro, en esos haceres
encadenados de múltiples sujetos que convergen por instantes en ciertos lugares y ciertos
fragmentos de tiempo, y luego se distancian y protagonizan nuevas convergencias espacio-
temporales con otros sujetos y en otros lugares, se va desarrollando la construcción socio-
espacial de la ciudad, de manera permanente, fragmentada y al mismo tiempo,
interconectada. Se dice entonces que eses una construcción fragmentada porque en cada
lugar y en cada instante ocurren fenómenos singulares, con vida propia, que le van
marcando rumbos precisos a la ciudad. 4
Es justo entonces decir que, la ciudad es el espacio de relación y encuentro entre el cuerpo
individual y el colectivo que existe en la dimensión de lo objetivo y lo subjetivo, armazón
que se construye en base a lo físico, psicológico y sensorial. Por tanto, todo lo que nos
rodea nos afecta, nos define, nos cambia, tanto así que no podemos hablar de espacio sin
considerar el propio cuerpo, sus necesidades, su forma, sus dimensiones, así como la carga
social y cultural que pesa sobre éste. Se denota además que el cuerpo humano es la
referencia base para la construcción de espacios y objetos; tanto así que existe una metáfora
asociada al proceso circulatorio y arterial que quedó expresada en las vías de comunicación
entre las ciudades. Este aspecto transformó la planificación urbana de las ciudades y a sus
individuos circulantes, en tanto que la emulación del proceso circulatorio como modelo,
establecía un diseño organizado que antes no se percibía.

En conclusión, no se aborda el cuerpo como objeto de estudio en sí mismo, sino en relación


con otras dimensiones: se considera entonces el cuerpo humano acompañado de sus
emociones como una ventana para comprender la construcción social de la ciudad, de lo
urbano y sus lugares, a través de las personas, comunidades y sociedades que la habitan
corporal y emocionalmente.

CONCLUSIONES

4
Lindón, Alicia, “La construcción socioespacial de la ciudad: el sujeto cuerpo y el sujeto sentimiento”
CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº1, Año 1, p. 06-20, Dic. 2009

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Al llevar a cabo la construcción de un espacio urbano, se debe tener en cuenta cierta
singularidad que ayude a la transformación del mismo, en el caso de una ciudad, algo muy
importante y particular es la capacidad de las personas para autorreferenciarse o ubicarse
en un sitio en específico. Con esto, se asegura que en la configuración espacial, se
incorpora la vivencia y la experiencia, haciendo que la construcción social de los lugares
sea una composición entre la apariencia y la subjetividad.

Esta singularidad se puede entender de manera más profunda, como la composición entre la
apariencia y la subjetividad de las construcciones, dando lugar a las transformaciones
urbanas y el sentido de los lugares, logrando así que los espacios urbanos sean
estructurados para la comprensión del sujeto mismo o por las personas que interactúen en
él.

Además, se puede concluir, que los espacios urbanos influencian al desarrollo y acciones de
las personas, haciendo que éstas combinen sus sentimientos y emociones con el entorno,
por lo tanto, la planeación y proyección de una ciudad se debe hacer de la manera en la cual
se garantice que lo material y lo subjetivo se complementen, y con esto maximizar las
posibilidades de una ciudad donde las personas se sientan en libertad, sin ataduras internas,
fomentando la vivencia pacifica en una sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

6
 SENNETT RICHARD, Carne y Piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización
occidental, Alianza Editorial, Madrid, 2003.

 ARTETA HERNÁNDEZ, CECILIA MARÍA: Reseña de "Carne y Piedra. El


cuerpo y la ciudad en la civilización occidental" de Richard Sennett. Historia
Caribe, vol. VI, núm. 18, enero-junio, 2011, pp. 199-203.

 FARGE, ARLETTE, (2008), Efusión y Tormento. El Relato de los Cuerpos.


Historias de pueblo en el siglo XVIII, Buenos Aires, Katz Editores, p., 15.

 LINDÓN, ALICIA, “La construcción socio espacial de la ciudad: el sujeto cuerpo y


el sujeto sentimiento” CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, Nº1,
Año 1, p. 06-20, Dic. 2009

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