Está en la página 1de 8

Junio 16, 2023

Taller de
Métodos y
Técnicas
Documentales

Alatorre García Aurora

Caminando entre ciudades


Ensayo sobre la construcción simbólica
de la Ciudad de México

Carrera: Sociología
Profesora: María de Lourdes Zariñana Nava
Profesor adjunto: Rodolfo Bautista García

Sexto semestre
Nosotras sentimos la ciudad dependiendo de cómo es que la transitamos, es la forma en como
la conocemos y ella nos conoce a nosotras, y es que la ciudad ya tiene una larga historia de
estudios de algunos que caen ante sus promesas y otros tantos que sus ojos pueden ver el
nerviosismo que la caracteriza. Tal como nos lo explica el texto La metrópolis y la vida
mental (Simmel, 1998), en la cita:

El tipo de individualidad propio de las metrópolis tiene bases sociológicas que se definen en
torno de la intensificación del estímulo nervioso, que resulta del rápido e ininterrumpido
intercambio de impresiones externas e internas. Siendo el hombre un ser diferenciante, su
mente se ve estimulada por el contraste entre una impresión momentánea y aquella que la
precedió (pp. 2).

El diseño urbano es, por lo tanto, un arte temporal que se le ve con diferentes luces, su imagen
está envuelta de recuerdos y significados. Es el producto de muchas construcciones que viven
en un constante cambio, lo que también se nos presenta como un reto constante en el cual
tener que “acostumbrarnos” o “reconocernos” en estos espacios es una tarea de nunca acabar.

Tal como lo expresa la cita del texto La imagen de la ciudad (Lynch, 2008): “Potencialmente,
la ciudad es en sí misma el símbolo poderoso de una sociedad compleja, Si se la plantea bien
visualmente, puede tener asimismo un intenso significado expresivo” (pp. 14).

Es sin duda la ciudad un gran objeto de estudio, imposible de poder abarcar de una tajada,
por lo que, en este ensayo nos centraremos en la construcción simbólica de la ciudad, en
específico la Ciudad de México, y como es que este ordenamiento hace que nuestra
experiencia y formas de relacionarnos con los espacios sea distinta dependiendo en qué parte
nos ubiquemos.

Sin olvidar la importancia emotiva de la orientación, saber por qué algunos espacios nos
hacen sentir desorientados y fuera de lugar a determinados grupos sociales, podríamos
llamarlo efectos de lugar según Bourdieu. Que se relaciona con la idea de que las estructuras
sociales y culturales varían de un lugar a otro, lo que resulta en diferentes conjuntos de
oportunidades y restricciones para las personas que viven en esos lugares.

Bourdieu sostiene que las condiciones materiales y simbólicas del entorno en el que una
persona se encuentra moldean sus percepciones, expectativas, comportamientos y
posibilidades de movilidad social. Y la importancia de poder tener presente esta categoría de
Bourdieu es poder tener una base que nos pueda ayudar analizar el inicio de la construcción
de la Ciudad de México (CDMX), cómo las características materiales y simbólicas de un
lugar específico pueden limitar o facilitar la movilidad social y afectar la forma en que las
personas se ven a sí mismas y se relacionan con los demás.

Tal como lo menciona el texto La ciudad letrada (Rama, 1998) en la cita:

La ciudad latinoamericana ha venido siendo básicamente un parto de la inteligencia, pues


quedo inscripta en un ciclo de la cultura universal en que la ciudad paso a ser el sueño de un
orden y encontró en las tierras del Nuevo Continente, el único sitio propicio para encarnar…
se habían apartado de la ciudad orgánica medieval en la que habían nacido y crecido para
entrar a una nueva distribución del espacio que encuadraba un nuevo modo de vida, el cual
ya no era el que habían conocido en su orígenes peninsulares (pp. 17).

El resultado en América Latina fue un diseño damero, una planificación y diseño urbano que
se caracteriza por calles rectas y perpendiculares que forman una cuadrícula, un orden
riguroso que traducían una jerarquía social. Se basa en una estructura repetitiva de manzanas
y parcelas que responde a la concepción de la razón ordenadora para que la distribución del
espacio urbano asegure y conserve la forma social.

Es así como se constituye el centro histórico de la CDMX, donde se organiza y desarrolla


una “ciudad letrada”, lo que significa una centralidad de todos los símbolos culturales,
políticos y económicos. Tan sólo pensemos en la cantidad de museos, bancos, teatros,
escuelas, centros comerciales, lugares de recreación y edificios de gobierno que se condensan
en el centro, los cuales expresan una jerarquía del espacio.

Y no es que se ponga una barrera física para evitar que se entre a esta cuadricula donde se
condensan las elites culturales; sino que, respondemos a un ordenamiento simbólico de un
proceso de larga data de la ciudad. Siendo ésta el proyecto de la colonia, una dominación
cultural para iniciar de cero, una destrucción física y social de un ordenamiento simbólico ya
existente, lo que trajo una segregación de la población indígena que ya habitaba esa zona, lo
que se hizo al final fue un borrado de su presencia.

Lo que podemos vincular con lo anterior mencionado sobre el efecto de lugar, que
acompañado con las construcciones de las ciudades en América Latina entendemos que las
barreras no necesariamente son físicas, son sociales y culturales, desde cómo se utiliza el
espacio y cuál es la razón por la que los transitamos, ¿vamos a estos lados a trabajar? ¿a
consumir? ¿sólo a ver?

Y ¿qué es lo que vemos? La mayoría de estos lugares (por no decir que todos) tiene una
representación de una ciudadanía ajena a la mayoría de la población que habita la CDMX,
no sólo es un blanqueamiento de los individuos, sino también de la cultura, de los espacios y
nuestras relaciones en ellos, debemos de “comportarnos” en los museos, en los restaurantes,
en el teatro, etc. Me gusta rescatar esta cita de la novela Mapocho (Fernández, 2021) y como
se crea la imagen de la ciudad desde estos lugares segregados:

El poto de la virgen. Cada vez que te pierdas, Rucia, recuerda que vivimos mirando el poto
de la virgen. La doña no tiene ojos para nosotros, sólo mira a los que están del otro lado del
río, así que mientras el resto de la ciudad le reza a su cara piadosa, nosotros nos conformamos
con su traste (pp. 29).

La ciudad concentra la vida social de las ideas, donde se crea y difunden las producciones
intelectuales, no es coincidencia que la mayoría de las conferencias, congresos, exposiciones
de arte y ferias de libros se concentren en esta zona del centro de la ciudad, que la podríamos
ubicar desde la escuela de San Carlos hasta Lomas de Chapultepec. Lo que conlleva una
división geográfica y del trabajo de la ciudad, una que produce ideas y otra que se debe al
trabajo de mano de obra.

Pensemos en un ejemplo sencillo, la hora en la que empiezan abrir los locales y centros
comerciales del centro histórico, la parte que se encuentra más cerca a la merced y todos
estos lugares de mayoreo de Tepito, empiezan a laborar desde las 6 y 7 de la mañana,
transportando mercancía y con un gran movimiento de personas; en cambio, todos los locales
cercanos a Bellas Artes, plazas comerciales y restaurantes de la zona empiezan abrir después
de las 9 de la mañana.

Y esto no quiere decir que las personas que trabajan en estos lugares empiecen a laborar
desde las 9, sino que al sector de la población a la que están dirigidos empiezan su día en un
horario aproximado. Entonces el espacio se nos presenta como un lugar de poder simbólico,
que debe ritualizarse para poder instaurarse en la población, el medio que se utiliza es un acto
político, convertir a la burocracia en algo sagrado, una especialización del saber y organizar
geográficamente lo lugares donde se va a distribuir este conocimiento.

En los medios audiovisuales tenemos bastante representaciones de esta burocracia rigurosa


que se sigue en los centros de las ciudades; sin embargo, la película Brazil (Gilliam, 1985)
nos muestra las contradicciones en las que, está sumergida esta especialización de la
burocracia, donde sólo un pequeño grupo de personas son las que le dan forma a la ciudad y
organizan el espacio mediante papeleos, a los que el resto de la población solo se les presenta
como un mar de papeles imposibles de descifrar y que quedan sujetas a la dominación de los
mismos; entonces, tanto en el filme como en la ciudad, el orden es moldeable dependiendo
que persona es la que se puede mover entre ese universo de signos.

Esta burocracia organizada es la que se encuentra en la ciudad letrada que nos menciona
Rama, la cual tiene un componente de ruptura racial en la creación de ciudades, y es que no
sólo es el desplazamiento físico de la población, es como esta organización dispone de un
grupo especializado para la jerarquización social de la dominación.

Por consiguiente, entendemos que el orden urbano no es estático, al encontrarnos en


diferentes ciudades que están aglomeradas en una urbe (en nuestro caso la CDMX) creamos
una relación antropomórfica con la ciudad, una mezcla entre nuestro uso del cuerpo en ella
y cómo es que nuestras corporalidades se ven sometidas a determinados órdenes. Tal como
se había mencionado anteriormente, perdemos esta intimidad con los espacios al no poder
encontrar ningún tipo de vínculo o representación de nuestras corporeidades.

Son espacios que permanecen “silenciosos”, no nos cuentan ninguna historia, no tenemos
recuerdos, no están entretejidos con la identidad de uno. Es la aceleración a la que nos vemos
sometidos en nuestra cotidianidad de los traslados largos y cansados dentro de la urbe, donde
siempre se encuentran en nuevas construcciones, nuevas tiendas, nuevos centros comerciales,
nuevas vialidades que nos vuelven extraños en los espacios. Tal como lo explica el texto
Alienación y aceleración Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad
tardía (Hartmut, 2016) “De esta manera, la aceleración social genera mayor movilidad y
desprendimiento respecto del espacio físico, pero también afianza la alienación respecto de
nuestro entorno físico o material” (pp. 149).
Es curioso cuando se escucha “voy a México” refiriéndose al centro histórico, cuando esta
persona claramente se encuentra en México, pero todo el mundo entiende que se dirige a la
capital, y no a cualquier parte de ella, sino a esta particular ciudad dentro de la CDMX. Es
un nodo de arterias por las que se mueven infinidad de relaciones comerciales, sociales,
políticas y culturales.

Nosotras mismas lo experimentamos día a día al transitar por la ciudad, algunas que viven
en las zonas periféricas transitan entre diferentes ciudades dentro de la urbe metropolitana,
son claros los bordes en los que se construye la ciudad letrada. Por ejemplo, nadie dice “voy
a México” refriéndose a Xochimilco, no representa un nodo como lo es el centro histórico.

Y es que el caso de Xochimilco lo podemos utilizar con los procesos de metropolización y


forma de extensión de la ciudad, donde hubo un choque cultural entre la ciudad normalizada
y los migrantes, que venían del impulso de la industrialización de algunas zonas de la urbe y
que poco a poco empezaron proceso de asentamiento. En Xochimilco, ya se tenía un patrón
de población de consolidación que venia de los pueblos ya existentes antes de esta expansión
urbana; sin embargo, a la llegada de esta ola modernizadora de la expansión de la ciudad
crearon tensiones entre los pueblos y la conformación de una ciudad normalizada.

Tal como lo explica el texto Los autores de la ciudad: propuestas para mejorar la imagen
urbana en un ámbito local: la experiencia de Xochimilco (Chávez Barragán, 2013) con la
cita:

La falta de identidad de los pobladores no tradicionales, aunado a condiciones de


deterioro de las condiciones de vida, de ingresos y otros factores de stress y presión
económica han derivado en manifestaciones de violencia…En el año 1970 comienza una
lucha intensa por la ocupación del suelo ubicado alrededor de los pueblos, barrios y
colonias…esto propicia el cambio de imagen urbana y la pérdida de su identidad, la
ocupación irregular o ilegal del suelo haciéndola perder su valor productivo, turístico,
patrimonial y comercial, con la destrucción sistemática de su ambiente (pp.125).

De ahí que, la violencia poco a poco se ha ido haciendo más presente en la alcaldía, que
también lo podemos pensar desde el texto de Establecidos y Marginados (Elías, 2016) en la
que la población tradicional tiene un miedo constante de una “contaminación de su lugar” a
la llegada de la nueva población. La cohesión social que ya se tenía se empieza a poner en
duda, al igual que el sistema de valores ya establecidos en la comunidad tradicional, tal como
lo explica la siguiente cita:

Por consiguiente, en esta pequeña comunidad se encontraba lo que parecía ser una regularidad
universal de cualquier configuración entre establecidos y marginados: el grupo establecido
atribuía a sus miembros características humanas superiores, excluía a todos los miembros del
otro grupo de cualquier tipo de contacto social no laboral con sus miembros; el tabú de estos
contactos se mantenía con vida a través de controles sociales como el chisme elogioso para
quienes lo cumplían y la amenaza del chisme recriminatorio contra los supuestos infractores
(pp. 29).
Observamos una tensión entre los establecidos y el ascenso de la otredad, creando rastros de
la degradación, una erótica del poder, donde los espacios disciplinan la construcción social
del morbo, lo sucio y lo limpio, cuando pensamos en lo limpio difícilmente se nos viene una
imagen de alguna zona periférica o marginada al no ser la representación de una modernidad,
y es que esto es el doble filo de la modernidad es la urbanización, un mundo abierto a todas
las posibilidades donde terminamos en un juego de identidades entre la ebullición
metropolitana y una realidad hiper moderna. Es lo que Bourdieu llamaría el efecto de club,
en su texto La miseria del mundo (Bourdieu, 1999) en la cita:

Ciertos espacios, y en particular los más cerrados, los más “selectos” exigen no sólo un capital
económico y cultural sino también un capital social. Procuran capital social y capital
simbólico mediante el efecto de club resultante de la reunión duradera (en los barrios
elegantes o las residencias de lujo) de personas y cosas que, diferentes de la mayoría, tiene
en común no ser comunes…el barrio elegante, como un club fundado en la exclusión activa
de las personas indeseables consagra simbólicamente a cada uno de sus habitantes
permitiéndoles participar del capital acumulado por el conjunto de residentes; al contrario, el
barrio estigmatizado degrada simbólicamente a quienes lo habitan…no comparten sino su
común excomunión (pp. 124).

A modo de conclusión, observamos que nuestras identidades y corporeidades están también


constituidas por nuestra interacción con la ciudad, cómo nos desplazamos y comportamos en
determinadas zonas también nos posiciona en el espacio, vemos y sentimos diferentes, por
ejemplo, el centro histórico, que no es por mera cuestión individual, sino por la construcción
de este. Los espacios ordenan el cómo nos expresamos o no, y son los mismos que expresan
las contradicciones de la modernidad.

La ciudad se construyó bajo la segregación racial, con diferentes tipos de ordenes que
responden a los diferentes tipos de ciudades que convergen en la urbe metropolitana, las
personas que diariamente se trasladan algún nodo, no sólo se están moviendo de manera
física en el espacio, sino entre diferentes ciudades y los ordenes a las que estas responden.

Bibliografía:
Chávez Barragán, E. (2013). Los autores de la ciudad: propuestas para mejorar la imagen
urbana en un ámbito local. UNAM Coordinación de Humanidades.

Simmel, George (1998). La metrópolis y la vida mental. Antología de Sociología Urbana,


compilación de Mario Bassols, Roberto Donoso, Alejandra Massolo y Alejandro Méndez,
México, UNAM.

Lynch, Kevin (2008). La imagen de la ciudad. Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona.

Rama, Ángel (1998). La ciudad letrada, Editorial Arca, Uruguay, Montevideo.

Fernández, Nona (2021). Mapocho, Fondo de Cultura Económica, México.

Gilliam, T. (director). (1985). Brazil [Película]. Embassy International Pictures

Hartmut, Rosa, (2016). Alienación y aceleración Hacia una teoría crítica de la temporalidad
en la modernidad tardía, Katz, Buenos Aires.

Elías, Norbert (2016). Norbert Establecidos y Marginados, Fondo de Cultura Económica,


México.

Bourdieu, Pierre (1999) La miseria del mundo, Fondo de Cultura Económica, Argentina.

También podría gustarte