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Resumen psicología social

Psicología Social (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales)

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Resumen de psicología social

UNIDAD 1

Worchel, S. (2002). Psicología social. México; Australia: Thomson. Capítulo I -


El qué, el porqué y el cómo de la psicología social. Pp. 2~32

a) Defina Psicología Social según Allport


La psicología social es una disciplina que se vale de métodos científicos para
entender y explicar la influencia que la presencia real, imaginada o implícita de los
otros tiene en las ideas, los sentimientos y la conducta de los individuos. La
psicología social se concentra en el individuo, y no en un grupo u otra unidad. Su
propósito es comprender como actúan la mayoría de las personas en determinada
situación. La intención es entender las tendencias generales de los actos,
sentimientos e ideas de las personas.

b) En qué contexto surge la disciplina científica.


La psicología social surgió en el siglo XX en Occidente, específicamente en
Norteamérica. Los acontecimientos sociales y mundiales han ejercido una gran
influencia en los temas y los asuntos estudiados por sus practicantes. Entre ellos se
destacan:
* El primer experimento de psicología social realizado por Norman Triplett en 1897
*El texto publicado en 1908 por Ross, quien afirmaba que la conducta social era
causada por imitación o sugestión
*El texto publicado por McDougal en 1908 en el que postulaba que gran parte del
comportamiento humano era el resultado de instintos, que son tendencias
conductuales innatas comunes a los miembros de una especie.
*La obra publicada en 1929 por Thurstone y Chave, la cual suponía que era posible
conceptuar y medir las actitudes y las opiniones.
*En 1934 se fundó el primer instituto de sondeos de opinión pública
*Kurt Lewin (1935), un defensor del método científico, comprobó el efecto de varios
estilos de liderazgo en el desempeño y en la dinámica de los grupos
*Asch y Milgram realizan investigaciones acerca de la conformidad y la obediencia.
*La Gran Depresión
*Desempleo
*Fascismo creciente en Europa

c) ¿Cuál fue el primer experimento en psicología social y qué consistió?


El primer experimento de psicología social se realizó en 1897 por Norman Triplett.
Éste examino los registros oficiales de las cerreras de bicicletas y observo que la
velocidad máxima de los ciclistas era 20 porciento mayor cuando competía con otros
que cuando corrían solos. Para demostrar esto, a través de un estudio de laboratorio
hizo que unos niños recorrieran una línea en un carril de pesca ya fuera solos o en la
presencia de otros niños que realizaban el mismo cometido.

d) ¿Qué ideas básicas plantea el autor para estudiar al individuo?


En el esfuerzo por ser congruentes al estudiar y hacer públicos los sucesos, los
investigadores establecen un conjunto de normas que rigen estos procedimientos.

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Este conjunto de normas constituye una ciencia. La ciencia es una actividad que
pretende describir, predecir y explicar los fenómenos. Es una búsqueda interminable
de conocimientos de acuerdo a un conjunto de reglas. Para ello, los investigadores
deben formular teorías e hipótesis. Una teoría es un enunciado sistemático que
explica por qué dos o más fenómenos están relacionados. Las hipótesis, por otro
lado, son conjeturas informadas sobre la relación entre fenómenos. Estas pueden
derivarse de las teorías o bien plantearse a partir de los datos que se tengan.
Además, pueden ser correctas o incorrectas.

e) ¿Qué métodos utiliza la Psicología social? Explique en qué consisten.


*Estudio de caso: es un método para poner a prueba la hipótesis tomando a
algunos entrevistados y analizando a fondo sus reacciones.
*Búsqueda documental: se examinan las referencias históricas de una variedad de
incidentes que compartieran una o más características para tratar de identificar
respuestas comunes a esos hechos. Si encontramos esquemas comunes de
comportamiento, podríamos generalizar a más de un caso concreto, es decir,
aprovechar la información recogida de nuestra muestra de situaciones para predecir
y explicar la conducta en situaciones semejantes.
*Encuestas: sirven para describir las actitudes, sentimientos y conductas
manifestadas de las personas acerca de cierto hecho. Estas encuestas presentan dos
problemas: la gente no suele recordar con exactitud que hizo en determinada
situación y además, es posible que los entrevistados falseen sus respuestas a una
encuesta con el fin de mostrarse bajo una luz más favorable. Por otra parte, algunas
personas no están dispuestas a ser entrevistadas.
*Experimentos: para examinar relaciones de causa y efecto, el investigador debe
ejercer algún control sobre las variables que pretende estudiar y debe ser capaz de
eliminar la posibilidad de que alguna variable sin especificar afecte
sistemáticamente los resultados. Para esto, se realiza una asignación aleatoria, en la
que cada sujeto tiene las mismas probabilidades de estar en cualquiera de las
condiciones experimentales, de esta forma, las particularidades de los sujetos no son
la causa de las diferencias en los resultados. El experimento es un procedimiento
para comprobar la validez o exactitud de una hipótesis.

Barra Almagiá, E. (1998). Psicología social. Concepción: Vicerrectoría


Académica, Dirección de Docencia. Capítulo 1 “El campo de la psicología
Social”. Pp. 1 a 13

a) ¿Qué es la psicología social? ¿Cuál es su objeto de estudio? ¿Qué


metodología utiliza?
La psicología social trata cómo percibimos a los otros, cómo desarrollamos
sentimientos positivos y negativos hacia ellos, qué esperamos de los otros y a qué
atribuimos sus conductas, cómo las personas se comunican lo que piensan y sienten,
cómo tratamos de influir sobre los otros y a su vez somos influidos por ellos, cómo
reaccionamos a los diversos intentos de influencia de que somos objeto
continuamente por parte de personas y/o grupos, etc.
1968, Allport : "La psicología social es una disciplina en la cual las personas
intentan comprender, explicar y predecir cómo los pensamientos, sentimientos y

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acciones de los individuos son influenciados por los pensamientos, sentimientos y


acciones percibidos, imaginados o implícitos, de otros individuos"
Baron & Byrne (1994): la psicología social es el campo científico que busca
comprender la naturaleza y causas de la conducta y pensamiento de los individuos
en situaciones sociales. La psicología social se focaliza principalmente en
comprender las causas o factores que moldean nuestros pensamientos, sentimientos
y conductas en situaciones sociales. Intenta lograr esta meta a través de la
utilización del método científico, y toma en cuenta que nuestra interacción con otros
está influenciada por un amplio rango de factores sociales, cognitivos, ambientales,
culturales y biológicos.

b) ¿Con qué disciplinas se relaciona?


Con respecto a la psicología general su relación es obvia, ya que la psicología
social es una rama de aquella y de ahí su énfasis en el nivel individual de análisis. A
la psicología general le corresponde estudiar toda la conducta del individuo,
independientemente de su grado de determinación social. En cambio la psicología
social se focaliza en estudiar las diversas formas de influencia social sobre la
conducta del individuo.
La sociología se interesa especialmente en el estudio de la sociedad, 5 las
instituciones sociales y las relaciones entre organizaciones o grupos dentro de un
sistema social. A pesar que tales entidades están formadas por individuos, los
sociólogos están más preocupados por los aspectos de estructuras y procesos
sociales que por el individuo particular. Se puede afirmar que ambas disciplinas se
interesan en el comportamiento social, pero que difieren en su perspectiva y nivel de
análisis. La perspectiva sociológica está más interesada en las estructuras
macrosociales (clase social, religión, etc.) y en los macroprocesos (industrialización,
movilidad social, etc.), y sus niveles de análisis más propios son el grupal,
intergrupal y societal. En cambio la psicología social tiene un enfoque más
microscópico, privilegiando los niveles de análisis individual, interpersonal y de
grupo pequeño.
En el caso de la antropología cultural, esta disciplina se dedica en particular al
estudio de los diversos productos, patrones, formas de interacción, etc. de los
diferentes grupos culturales, con un enfoque comparativo. Existen diferencias
importantes de perspectiva y nivel de análisis entre la antropología y la psicología
social, siendo esta última más orientada hacia el individuo y sus variables
psicológicas, en tanto la antropología tendría un nivel de análisis más societal o
cultural.
También la psicología social tiene relaciones con otras disciplinas interesadas en
fenómenos conductuales y sociales, tales como la educación, la ciencia política, y la
economía.

c) Explique los tres momentos desarrollados por Hollander (1981) acerca del
estudio de la conducta social.
Es posible distinguir tres grandes aproximaciones al estudio de la conducta social

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que se han originado en momentos históricos muy diferentes, pero que todos ellos
se prolongan hasta la época contemporánea. Estas aproximaciones son la Filosofía
Social, el Empirismo Social y el Análisis Social.
La Filosofía Social surge desde la antigüedad y se basa en la conjetura. Consiste
en reflexiones y especulaciones acerca de la naturaleza humana y la conducta social,
sin ninguna forma sistemática de recolección de datos ni verificación de las
afirmaciones.
El Empirismo Social, que surge a finales del siglo XIX y se basa en la descripción.
Representa un avance hacia un conocimiento más completo de algunos fenómenos
sociales, a través de una recolección sistemática de datos que va más allá de la
mera especulación.
El Análisis Social, surge sólo durante las 7 primeras décadas del siglo XX, y
enfatiza la causalidad. Mientras el Empirismo Social proporciona una descripción de
características de individuos o eventos sociales, el análisis social busca establecer un
fundamento científico para comprender lo que se describe. Busca relaciones
causales utilizando los datos derivados de la investigación sistemática. Va más allá
de la simple descripción para verificar relaciones entre variables, cómo las diversas
variables se interrelacionan para determinar o influir la conducta social de los
individuos.

d) Describa los cuatro aspectos principales que determinan a la Psicología


social como disciplina científica.
Cualquier disciplina científica puede ser caracterizada en términos de cuatro
principales aspectos que, referidos a la Psicología Social, serían los siguientes:
a) Un conjunto de fenómenos de interés: en nuestro caso corresponde a todos
aquellos fenómenos que involucran influencia social, en cualquiera de sus formas y
niveles
b) Un cuerpo de teorías acerca de tales fenómenos: en este caso,
proposiciones y explicaciones acerca de los fenómenos de influencia. Las teorías
consistirán en algunos conceptos y proposiciones acerca de la relación entre ciertos
eventos, con el objetivo de explicar y predecir un fenómeno de interés
c) Un conjunto de métodos de investigación: destinados a obtener evidencias
acerca de los fenómenos de interés, mediante procedimientos sistemáticos y
controlados. Algunos de tales métodos serán los experimentos de laboratorio y de
campo, los procedimientos de autoinforme y la observación.
d) Un cuerpo organizado de hallazgos acumulados: el conocimiento y las
evidencias obtenidas de la investigación, y organizados alrededor de las teorías y
modelos en los distintos tópicos de interés.

Moscovici, S., Abric, J.-C., Ibáñez, T., & Rosenbaum, D. (1991). Psicología
social, I: influencia y cambio de actitudes, individuos y grupos. Barcelona:
Paidós Ibérica. Introducción: el campo de la psicología social. Pp. 19 a 37 [P-
E]

a) Explique las dos fórmulas definitorias que utiliza Moscovici para delimitar

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el campo de la psicología social


Como objeto central, exclusivo de la psicosociología, encontramos todos los
fenómenos relacionados con la ideología y la comunicación, ordenados según su
génesis, su estructura y su función. Por lo que respecta a los primeros, sabemos que
consisten en sistemas de representaciones y de actitudes. A ellos se refieren todos
los fenómenos familiares de prejuicios sociales o raciales, de estereotipos, de
creencias, etc. Su rasgo común es que expresan una representación social que
individuos y grupos se forman para actuar y comunicar. Es evidente que son estas
representaciones las que dan forma a esta realidad mitad física y mitad imaginaria
que es la realidad social. Por lo que hace a los fenómenos de comunicación social,
éstos designan los intercambios de mensajes lingüísticos y no lingüísticos (imágenes,
gestos, etc.) entre individuos y grupos. Se trata de medios empleados para
transmitir una información determinada e influir sobre los demás. Empleo
intencionadamente la noción global de «comunicación social» para indicar que
incluye tanto los fenómenos de comunicación de masas de influencia colectiva
(propaganda, publicidad, etc.) como los procesos puramente lingüísticos y los hechos
semánticos.
Entonces, la psicología social es la ciencia de los fenómenos de la ideología
(cogniciones y representaciones sociales) y de los fenómenos de comunicación. A los
diversos niveles de las relaciones humanas: relaciones entre individuos, entre
individuos y grupos, y entre grupos. Para cada uno de estos fenómenos disponemos
de un conjunto más o menos desarrollado de conocimientos, teorías o experiencias,
que aunadas nos permiten comprender las actividades mentales superiores y ciertos
aspectos psíquicos de la vida social de los grupos

b) ¿En qué consiste la visión psicosocial propuesta por Moscovici?


Ningún límite preciso separa a la psicología social de otros campos de la psicología,
como la psicología infantil, la psicología clínica o incluso lo que se da en denominar
psicología general. Tampoco hay frontera precisa entre la psicología social y la
antropología. Todas estas disciplinas comparten en gran medida un mismo interés
por las interacciones humanas y los grupos humanos. Además, tienen en común un
buen número de conceptos como la representación, la influencia, el aprendizaje, etc.
Nuestra disciplina no se distingue tanto por su territorio como por el enfoque que le
es propio. Es, antes que nada, una manera de observar los fenómenos y las
relaciones. En este sentido podemos afirmar que existe una visión psicosocial.

c) Establezca la diferencia entre la lectura binaria y ternaria de los hechos


sociales
El psicólogo y, a menudo, el sociólogo, enfocan los hechos. Utilizan en general una
clave de lectura binaria. Esta clave corresponde a la separación del sujeto y del
objeto, que son dados y
definidos independientemente uno del otro. El psicólogo pone de un lado el «ego» (el
individuo, el organismo) y del otro el «objeto», o bien, de una parte un repertorio de
respuestas y de la otra el estímulo: e — O, o R — S. No obstante existe una visión
psicosocial que se traduce por una lectura ternaria de los hechos y las relaciones. Su
particularidad consiste en sustituir la relación a dos términos, entre sujeto y o b jeto,
heredada de la filosofía clásica, por una relación en clave de tres términos: Sujeto
individual — Sujeto social — Objeto. Para expresarme de otra manera: Ego — Alter —

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Objeto, obviamente diferenciado. Pero esta relación de sujeto a sujeto en su relación


con el objeto puede concebirse de manera estática o dinámica, es decir, puede
corresponder a una simple «co-presencia» o a una «interacción» que se traduce en
modificaciones que afectan el pensamiento y el comportamiento de cada individuo.
A este respecto podemos distinguir dos mecanismos que ilustran perfectamente esta
distinción: la facilitación social de una parte y la influencia social, por la otra. La
primera consiste en que la simple presencia de un individuo o de un grupo haga que
un individuo prefiera o aprenda con mayor facilidad las respuestas más familiares y
las menos originales. Como si se inhibiese, el individuo expresa o retiene las
respuestas dominantes, comunes a todos. La influencia social consiste en que un
individuo sometido a la presión de una autoridad o de un grupo adopte las opiniones
y conductas de dicha autoridad o grupo.

Gladys Adamson. (2014). Primera Parte - La Psicología de E. Pichón Rivière.


Fundamentos teóricos, metodológicos y técnicos. En La Psicología Social de
Enrique Pichón Rivière Buenos Aires: Lugar Editorial. Capítulo I - Convulsionado
Siglo XX p.17~23 -

¿En qué contexto socio-económico surge la psicología social en Argentina?


El contexto socio-histórico de la Argentina entre los años 1910 y 1977 se caracterizó
por ser un período de profundos y a veces convulsivos cambios económicos, políticos y
culturales. Desde el punto de vista económico, en 1910 la Argentina era un país
agroexportador, alineado comercial y monopólicamente con Gran Bretaña. A nivel
internacional, entre 1914 y 1919 se desarrolló la Primera Guerra Mundial, y en 1917,
la Revolución Rusa. En el plano nacional, tuvieron sucesos de mucho impacto como la
Semana Trágica, en 1919, donde a partir del planteo de reivindicaciones obreras se
inició una huelga que se prolongó durante diez días. En ese tiempo hubo
enfrentamientos entre la policía y los obreros, liderados por las principales centrales
sindicales socialistas y anarquistas. Esto produjo la muerte de alrededor de mil
personas. También la huelga en La Forestal y su posterior represión, que comenzó en
1921, y produjo centenares de muertos.
Alrededor del siglo XIX el gobierno argentino impulsó la inmigración europea, la
mayoría se instaló en Buenos Aires, trabajando en los ferrocarriles, artesanos, en
construcciones privadas y estatales y en la actividad portuaria. Así se formó el
proletariado urbano. La convivencia en los conventillos, los barrios y el lugar de trabajo,
dio inicio a la formación de organizaciones sindicales, sobre todo la actividad del
Partido Socialista que era intensa, contando con numerosos miembros en el
Parlamento.
Durante esos años, el contexto internacional fue golpeado por la crisis económica
mundial de 1929, llamada la Gran Depresión, la Guerra Civil Española (1936-39) y
la Segunda Guerra Mundial (1939-45). A causa de estos sucesos, la importación de
productos industrializados se vio dificultades. Lo que llevó a un incremento del
desarrollo industrial argentino, lo que lleva a la sustitución de importaciones. Esto dio
lugar a una migración masiva desde el campo a la ciudad, y desde las provincias del
norte hacia Buenos Aires. En 1943, la expansión del sector industrial superaría a la
del sector agropecuario. Estas transformaciones económicas y sociales fueron tomadas
por Juan Domingo Perón, quien proclama objetivos que habían sido inicialmente

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planteados por los socialistas, tales como la justicia social. El peronismo y su apoyo
popular, provocaron en el socialismo el debilitamiento de su discurso en la clase obrera
y la pérdida de su capacidad de convocatoria y movilización de masas. Más los
conflictos internos, lo llevaron a una progresiva disgregación partidaria.
Aunque la Iglesia Católica atacaba al positivismo, al cientificismo y al evolucionismo
darwiniano, la concepción positivista triunfó en las ciencias. Surgieron teorías
sociales, intentos de dar respuesta política a la necesidad de integración social y
cultural y de impulsar el progreso material. Estas teorías se relacionaban con ciertas
problemáticas como la criminalidad, analfabetismo, asistencia médica y mental entre
otras. Así a finales del siglo xix se inicia el desarrollo de una psicología argentina
orientada hacia la Psicología Social. Sus preocupaciones estaban referidas a
cuestiones como la raza, el carácter nacional, el alma colectiva, etcétera. En 1908 se
funda la Sociedad de Psicología de Buenos Aires que constaba de una sección
abocada a la Psicología Social. En 1909, en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, se ofrece el curso de Psicología dictado por José
Ingenieros, donde incluye una unidad de Psicología Social. A partir de 1920 comienza el
auge de los desarrollos fenomenológicos y gestálticos, lo que produjo un cambio de
paradigma en relación al positivismo.
El cosmopolitismo, volvió necesario incorporar una orientación nacionalista en la
escuela elemental. La pedagogía que sirvió de guía era practicista y racional. Esta
perspectiva positivista dominó la formación de los maestros en las Escuelas Normales
de Paraná, Mercedes y La Plata.
Durante la primera década del siglo xx surge una bohemia porteña, donde se vivía un
clima de revolución o de vanguardia iniciática, lo que hizo que aparecieran numerosas
revistas. A las transformaciones en otros ámbitos de la ciencia como Física, Filosofía,
Biología y demás se le suma el predominio del modernismo y el impresionismo,
modificado localmente. Con esta nueva sensibilidad, se valoraba lo nuevo, lo vital, se
percibía una magnífica oportunidad para crear, esto se vivió hasta 1930 cuando se
produce el Golpe de Estado del Gral. Uriburu, que dio inicio a la Década Infame
(1930-1943). La tendencia nacionalista se acentuaba, y la retracción económica
mundial, hizo que los países se retrocedieran sobre sí mismos. En 1928 la Argentina se
cerró el flujo inmigratorio para poder prevenir la desocupación y también para mitigar y
contener el proceso de cambio vinculado a las demandas sociales, asociadas con las
ideologías portadas por los extranjeros.
En la Argentina, entre 1956-1976, los intelectuales, la clase media y sectores
populares, estaban empapados de un imaginario social, una sociedad en crisis, con
ideas, afectos y una sensibilidad que ocupaba una amplia gama como el hipismo y la
rebeldía revolucionaria de Fidel y el Che Guevara.
Se crearon las Facultades de Psicología en varias universidades del Estado: la
primera en Rosario (1956), luego en la UBA (1957) y ese mismo año, la carrera de
Sociología; en Córdoba (1958), en La Plata (1958), en San Luis (1958), en Tucumán
(1959). La Facultad de Antropología se crea en 1958. Las figuras que sobresalían en ese
momento eran José Luis Romero en Historia Social, José Bleger en Psicología y Gino
Germani en Sociología, se planteaba así, un desarrollo científico en cada una de esas
disciplinas, pero a su vez se promovía arduos debates políticos-sociales.
En 1955 comienza el revisionismo histórico y la relectura del peronismo por
parte de la izquierda argentina. Los debates abarcaban todas las áreas disciplinares,

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incluidos el arte, el psicoanálisis, el teatro entre otros. A mediados de la década del 60


emerge la teoría estructuralista y sus aplicaciones en el marxismo, el psicoanálisis
lacaniano y la antropología estructural. En 1970, la actividad cultural argentina quedó
supeditado a la conflictiva situación política del país. Entre los intelectuales de
izquierda se planteaban los modos de llevar adelante la lucha revolucionaria
como ser movimientos de masas, lucha de guerrillas, una guerra prolongada, etcétera.
En 1976 se produce el último Golpe Militar que pone Gral. Videla al mando de la
presidencia de la Nación.

Definición de ECRO (Esquema Conceptual, Referencial y Operativo).


ECRO es un conjunto organizado de conceptos generales, teóricos, referidos a un sector
de lo real, a un determinado universo de discurso, que permiten una aproximación
instrumental al objeto particular (concreto). El método dialectico fundamenta este
ECRO y su particular dialéctica.
 “Esquema” porque se trata de un conjunto organizado de conceptos o de
conocimientos. Remite a una sistematización conceptual con una construcción lógica
que lo hace transmisible y aprehensible por otros. Esto permite la comprensión de cada
hecho particular desde una organización o articulación de conceptos universales.
 “Conceptual” porque es teórico, es una organización conceptual. Son síntesis más o
menos generales de proposiciones que establecen las condiciones según a las que se
relacionan entre si los fenómenos empíricos. La investigación psicológica, sin un
adecuado sistema conceptual, seria ciega e infructuosa.
 “Referencial” porque remite a un recorte especifico de las prácticas sociales sobre la
que se indaga y opera: las tramas vinculares, ya sean estas grupales, institucionales o
comunitarias. Pero también el marco teórico y los conceptos instrumentales son
referencias al momento de operar.
 “Operativo”: indica que no se trata de un corpus exclusivamente teórico, sino que el
destino final de su obra es intervenir en el campo social, incidir y producir
transformaciones en la sociedad en su dimensión microsocial.
La operatividad representa el criterio tradicional de verdad. No nos interesa solo que la
interpretación sea exacta, nos interesa la adecuación en términos de operación. El
criterio de operación es concebido, en contexto microsociales como producción
planificada de cambio en relación al logro de los objetivos propuestos. Se considera la
evaluación del propio ECRO en función de su operatividad o no, al incidir en situaciones
concretas.

Supuestos básicos de E. Pichón Riviere.


Concepción de la Psicología Social.
Surge del descubrimiento de una dimensión de las prácticas sociales, que
corresponden a estructuras vinculares. Se dirige a develar las estructuras vinculares
subyacentes. Esto lo obligo a sistematizar sus teorizaciones previas y a producir su
ECRO para que fuera transmisible.
Tiene carácter interdisciplinario. La define como una interciencia. Los conceptos de
las diversas teorías son instrumentos que toma para dar cuenta de una práctica
específica, que tiene su pertinencia en el campo intersubjetivo. Puede extraer
conceptos de muchas otras disciplinas sin establecer con ellas ninguna dependencia.

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No responde a una tradición académica ya que surge de demandas de intervenciones


microsociales concretas. La sociedad en su conjunto se constituye en un inmenso
laboratorio social, con problemáticas de rupturas y exclusiones del tejido social.
La psicología social debe dar cuenta de “el hombre en situación”, aludiendo que nadie
puede ser entendido solo en términos de sí mismo. Debe definirse que cada ser se
halla inmerso en sus circunstancias y el contexto de sus determinaciones, y que el
investigador también posee un pensamiento situado de sus características personales
y del medio o contexto que este indagando.
La psicología social debe dar cuenta de cómo la estructura social deviene en mundo
interno: La relación entre estructura social y configuración del mundo interno del
sujeto, relación que es abordada a través de la noción de vínculo.
La psicología social debe estar centrada en una concepción de “sujeto productor y
producido”. No solo el ser es producto de sus circunstancias históricas, sino que es de
carácter activo en la producción de dichas circunstancias.

La concepción de Sujeto.
La subjetividad es de naturaleza social en toda experiencia humana, siempre está el
otro social. El individuo humano es un ser de necesidades que se satisface socialmente.
El sujeto no es solo un sujeto relacionado, es un sujeto producido. No hay nada en el
que no sea la resultante de la interacción entre individuos y clases.
Ubica la construcción de la subjetividad en una dimensión interaccional simbólica. El
sujeto es un representante singular de un entrecruzamiento de discursos y de las
tramas vinculares en un momento y lugar determinados. La subjetividad se juega, por
tanto, en el adentro – afuera, en el interior – exterior. La socialización es concebida
como un largo aprendizaje que da lugar a la conformación de un esquema referencial
que va a denominar “aparato para pensar la realidad”
El esquema referencial da cuenta de la reproducción inconsciente que hace el sujeto de
sus condiciones de existencia (inclusive explotación o sometimiento)
Cada subjetividad no es una parte de un todo (la sociedad). El sujeto es una parte total
de la sociedad.

Concepción de salud
Abarca un conjunto de operaciones vitales que el sujeto realiza para transformar el
mundo. Esto requiere de tolerancia al fracaso parcial ante lo real, que siempre se
presenta como enigmático e inasible simbólicamente. La capacidad y la posibilidad de
laborar es expresión social de esa acción transformadora, ya que, de esta forma, se
apunta a que cada sujeto sea incorporado al tejido social a partir del ejercicio de un rol.
En pocas palabras, se vuelve necesaria la plasticidad y el manejo y solución integrador
de conflictos.

Concepción de enfermedad
Como reacción al biologicismo imperante en la psiquiatría, se diferencia de la tradición
medica pensando a la enfermedad como una desviación de la norma. Esta concepción
es una construcción social y de época que responde a posicionamientos ideológicos y
de distribución de poder. El criterio de salud, entonces, es pensado como competencia
social, como condensación de ideas de la clase dominante, funcional con sus intereses
y objetivos.

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¿Cómo funciona el proceso de interacción? Como circuito abierto de trayectoria en


espiral o como un circuito cerrado en la estereotipia. En todo proceso de interacción
hay miedos básicos, cuando son excesivos se convierten en ansiedades básicas:
 Ataque (Ansiedad paranoide) En la nueva situación en la que el sujeto no se siente
adecuadamente instrumentado.
 Perdida (Ansiedad depresiva) De un equilibrio logrado en la etapa anterior.
Ambas están presentes y coexisten en todo grupo. Constituyen la resistencia al cambio:
temor a lo desconocido, a elementos insuficientes ante situaciones nuevas, etc.
Esta resistencia se sostiene en una situación estereotipada, que impide una adaptación
activa a la realidad. Ante la inminencia de un cambio la intensidad de las ansiedades
aumentan, ese aumento es responsable de la aparición de las resistencias al cambio,
destinadas a destruirlas.

Grupo operativo y sus diferentes roles.


El grupo operativo es un dispositivo que tiene una serie de prescripciones y
normatividades. Es un grupo centrado en la tarea. Tiene un número de hasta veinte
personas, con una duración de una hora y media de reunión, donde se fijan roles muy
precisos para sus miembros: integrantes del grupo, observador y coordinador.
Los primeros deberán trabajar en función del objetivo que se ha planteado el mismo
grupo, los observadores registraran y confeccionaran una crónica de la producción
grupal, el coordinador colaborara en la fluidez de la producción grupal.
Pichón Riviere entiende que un grupo es un conjunto restringido de personas que,
ligadas por constantes espacio temporales, el cual, articulado en su mutua
representación interna, se propone en forma implícita y explícita una tarea que
conforma su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y
adjudicación de roles.
Así, de acuerdo al marco teórico de la psicología social, la meta de los grupos
operativos es aprender a pensar. En efecto, no puede perderse de vista que el
pensamiento y el conocimiento son producciones sociales. Necesariamente, para
aprender a pensar, el individuo necesita del otro, ora con su presencia, su discurso, su
diálogo, u otras formas de expresión posibles. Pensar, siempre es pensar en grupo.

Existen cuatros roles universales en todo grupo:


1. Portavoz: Miembro del grupo que en cierto momento comunica un
pensamiento, un sentimiento o una decisión que es expresión de un común
denominador
2. Chivo emisario: Cuando el grupo atraviesa una situación de cambio que
provoca incertidumbre aparece el rol de chivo emisario. Se trata de un integrante
al que se adjudica la culpa de todas las torpezas, errores y fracasos.
3. Líder : Se hace depositario de los aspectos positivos del grupo, sus propuestas
logran consenso y son tomadas por el grupo y cumple varios vectores
(pertenencia, pertinencia …)
4. Saboteador: Integrante que ejerce el liderazgo de la resistencia al cambio. No
solo es un disidente, sino que lleva a cabo acciones y propuestas tendientes al
mantenimiento del status quo y a impedir el cambio.
Vectores

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Son categorías que describen los fenómenos grupales. Permiten evaluar el


funcionamiento grupal a partir de la clasificación de modelos de conducta grupal.
Son seis: Pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje y
telé.
1) Pertenencia (Afiliación): El sujeto no se incluye totalmente. Permite
establecer la identidad del grupo y establecer la propia identidad como
integrante de ese grupo. Favorece la elaboración de una estrategia. Hace
posible la planificación
2) Cooperación: Es la contribución a la tarea grupal. Para lo cual deben existir
roles diferenciados donde cada uno haga lo suyo pero con una tarea en
común. A través de la cooperación se pone de manifiesto el interjuego entre
horizontalidad y verticalidad.
3) Pertinencia: Las conductas del grupo son pertinentes cuando tienen relación
con la tarea prescripta y el esclarecimiento de la misma.
4) Comunicación: Es el intercambio de mensajes verbales o preverbales, y el
cómo se los transmite
5) Aprendizaje: Se logra por sumación de información de los integrantes del
grupo. Es la apropiación de la realidad para modificarla. Genera un cambio
cualitativo traducido en términos de: resolución de ansiedades, adaptación
activa a la realidad, creatividad, proyectos, etc.
6) Telé: Es definido por Moreno como la disposición positiva o negativa para
trabajar con un miembro del grupo. Configura el clima grupal, que puede
traducirse como transferencia positiva o negativa del grupo con el
coordinador y de los miembros entre sí.
El cono invertido
Todo lo que sucede en un grupo y su manera de manejarse puede ser
representado por el esquema del cono invertido, que emana una situación
espiralada que va a dar en un punto determinado en el que se plantea la
resistencia al cambio. Este esquema está constituido por vectores, que son
categorías que describen los fenómenos grupales, y permiten evaluar el
funcionamiento grupal.

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Robertazzi Margarita. (2011). Psicología social latinoamericana: una


respuesta neoparadigmática. Material de cátedra de Psicología Social II
- UBA. Material inédito.
a) Describa en qué contexto surge la psicología social en Latinoamérica, qué
problemáticas atiende y desde qué metodología.
Hasta bien entrados los años ‘60, la Psicología Social en América Latina tendía a
reproducir teorías, métodos y técnicas de estudio imperantes en USA y en Francia.
Pero, ya en la década del ‘70, esa dependencia comenzó a cambiar. En tal sentido
pueden distinguirse distintas fases en la evolución de la Psicología Social en América
Latina que van desde una “una protopsicología social” hasta la “fase de desarrollo
propio de la Psicología Social Latinoamericana”, atravesando distintos períodos y,
obviamente, uno de crisis. Al mismo tiempo, nuevas prácticas y concepciones
teóricas comenzaban a introducirse. De ese modo, la Psicología Social fue
acercándose cada vez más a las ciencias sociales, fue perdiendo su sesgo
individualista, comenzó a encontrar nuevos enfoques metodológicos, mientras que a
la vez adquiría relevancia social. La disciplina buscaba un nuevo paradigma y, en
síntesis, postulaba lo siguiente: apertura metodológica, carácter histórico de los
fenómenos a estudiar, preferencia por la investigación en contextos naturales,
rechazo a la hegemonía del modelo que se quería imponer desde las ciencias
naturales, argumentando sobre el carácter activo de los sujetos de la investigación
como productores de conocimientos que asumen un compromiso político y social, así
como el carácter dinámico, dialéctico y simbólico de la realidad social. La Psicología
Social Latinoamericana se convertía en un campo “reconocible y reconocido”, pero
con fronteras difusas, en la medida en que estaba generando permanentemente
nuevas áreas: comunitaria, política, ambiental, a la vez que desarrollaba otras de
carácter interdisciplinario: salud, educación, trabajo. Páez la caracterizó como una
Psicología Social sobre América Latina, dado que abordaba los problemas que la
aquejaban: la pobreza, la represión y la dominación, entre otros tópicos no menos

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importantes. Se trataba de una Psicología Social mucho más social y crítica que la
europea y la de USA, pues sostenía una defensa de la diversidad cultural y una lucha
contra la imposición de un único modo de hacer ciencia
b) Describa en qué consiste la psicología social comunitaria, crítica y de la
liberación.
La Psicología Social Comunitaria, la Psicología Social Crítica y la Psicología Social y
Política de la Liberación constituyen tres expresiones que atienden a las particulares
configuraciones del poder que se instalan en América Latina, a la vez que pretenden
contribuir a la transformación de las sociedades, los grupos, los individuos y sus
relaciones, es por eso que cada una influye sobre las otras.

 La Psicología Social Comunitaria: es el estudio de los factores psicosociales


que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y el poder que los
individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar
sus problemas y producir cambios en el ambiente y en la estructura social. Este
enfoque aborda los procesos de cambio y transformación situando el origen en la
propia comunidad o grupo, al considerar que sus integrantes son sujetos activos, o
actores y actrices capaces de conducir y modificar sus vidas. Además no atribuye
a los agentes y las agentes externas la función de ser rectores de tales
transformaciones, sino sólo agentes de cambio y facilitación en una comunidad o
grupo que es preexistente a sus intervenciones. Se trata de facilitar los cambios
desde las propias comunidades, porque sus miembros son considerados sujetos
constructores y transformadores de la realidad, capaces de reflexión y
concientización, a partir de una historia previa que no puede obviarse. El objeto de
la psicología comunitaria coloca a la comunidad o al grupo como ámbito y sujeto
de la acción psicosocial comunitaria y de sus transformaciones posibles. En ese
sentido está referida al desarrollo local o comunal, aunque mantiene diferencias
con otras modalidades de trabajo comunitarias, porque uno de sus aspectos
distintivos es la utilización de métodos participativos. Entre ellos es de uso
frecuente la investigación-acción participativa, pero no como único método.
Este enfoque propone como tarea inicial la identificación de las necesidades
como práctica realizada por la propia comunidad. Además, la participación y el
compromiso son conceptos desarrollados por esta perspectiva que ya marcan un
estilo definido. Se entiende por identificación de las necesidades al conjunto
de actividades grupales, colectivas, de carácter participativo, mediante las cuales
se busca que una comunidad o grupo señale aspectos de su vida en común que
sienten como insatisfactorios, inaceptables, problemáticos, perturbadores,
limitantes o imposibilitantes, que impiden alcanzar un modo de vida diferente que
se percibe como mejor y al cual se aspira. En tanto la participación presenta un
vínculo indisoluble con la democracia porque implica responsabilidad en la
construcción de nuevas realidades y la posibilidad de modificar situaciones de
desigualdad, injusticia y exclusión, ocupando el espacio público en función del
ejercicio de la ciudadanía. Referida al contexto de la comunidad, la participación
es la actuación conjunta de un grupo que comparte objetivos e intereses; es
también un proceso de enseñanza y aprendizaje, una acción concientizadora y
socializante que produce una movilización de la conciencia respecto de las
situaciones vitales, sus causas y sus efectos. Este proceso de transformación

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social produce un tipo de organización para el logro de metas compartidas en el


que la dirección, ejecución y toma de decisiones se realizan conjuntamente
mediante formas horizontales de comunicación. La participación implica
necesariamente a la capacidad de reflexión, como un modo de examinar y
reexaminar lo realizado, las decisiones tomadas, los caminos emprendidos, las
necesidades experimentadas y el papel desempeñado por cada participante. Cada
organización de espacios participativos hace surgir sus propias reglas para el
trabajo compartido y la reflexión conjunta. Participación y compromiso están en
relación, ambos cambian de acuerdo con los acontecimientos que ocurran
respecto del grupo y de sus necesidades, uno en función del otro y a lo largo del
tiempo. Mediante la participación se adquiere identidad, se ofrece el aporte de
cada uno al colectivo y se recibe de él. En el proceso de participar siempre está en
juego la responsabilidad pues se trata de modificar algún orden establecido y, de
este modo, transformar también el supuesto modo natural e instituido de ser de
las cosas. No se valora el proceso de participar como bueno o malo en sí mismo
dependerá de los valores y de la concepción ética que oriente la acción. No se
trata de promover ni la dependencia ni la pasividad, sino de facilitar el acceso al
control y a las decisiones para que una comunidad se fortalezca y desarrolle sus
propios recursos. Este proceso no es una entidad estable, pues va variando en
función del contexto y del momento en que ocurre. Depende directamente de las
características que tenga el grupo que participa: su experiencia en participación,
su nivel y forma de organización, los liderazgos y los recursos con que cuenta para
afrontar el problema o la necesidad que lo moviliza. También interviene el tipo de
proyecto en el que se involucre, el acceso a los recursos que se requieran, sus
posibilidades de control y la predisposición de la sociedad a la participación o las
condiciones políticas del momento en que ocurra. Este proceso de movilización de
las comunidades se desarrolla en función de condiciones internas y externas.
Entre las primeras hay que destacar el liderazgo y la organización, los que
toman forma y evolucionan a lo largo del proceso participativo.

 La Psicología Social Crítica: Inicialmente surgió como una posición


antipositivista y política, en el sentido de denunciar las condiciones
socioeconómicas, sus efectos en el campo de las ciencias y en el tratamiento y la
interpretación de los fenómenos sociales, intentando generar una política
liberadora que contrarrestara las formas opresivas que existían en la psicología de
la época. El eje central de la discusión en la comunidad científica fue el modo de
producción de los conocimientos, su función tanto para mantener o transformar el
mundo en que se vive y no un mero dilema metodológico. Así, debe subrayarse la
necesidad de deconstrucción permanente de los conocimientos científicos
adquiridos, dado que sólo constituyen interpretaciones posibles de la realidad,
contextualizadas en tiempo y espacio, las que modifican la misma realidad que
están estudiando. Esta perspectiva no postula entonces una división entre la
realidad y su conocimiento, pues las categorías con las que pensar la realidad
están construidas por las personas, y entre ellas se encuentran quienes se
dedican a la ciencia, aunque no de modo exclusivo. Se acentúa de este modo la
responsabilidad por los discursos, las prácticas y los intercambios que como
ciudadanos y ciudadanas nos competen respecto del modo en que contribuimos a

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construir aquello que llamamos realidad. La Psicología Social Crítica desde sus
inicios se ha propuesto subvertir lo que puede denominarse el modo “natural” de
ver las cosas, evidenciar los mecanismos del poder que sostienen posiciones
establecidas y abrir nuevas perspectivas al conocimiento. Su cuestionamiento a la
racionalidad científica no enfoca meramente la dimensión metodológica, o el uso
de tal o cual técnica, aunque utilice de modo preponderante la investigación
cualitativa, como un modo de acceder a los procesos de construcción de
significados, trabajando en lo que se ha denominado paradigma interpretativo,
desde una posición antipositivista y antirepresentacionista. Para esta Psicología
Social Crítica, aquello que la psicología convencional llama entidades mentales o
aparato psíquico, no tiene su origen dentro de la cabeza de la gente, ni tampoco
son internalizaciones producidas en la vinculación con un ámbito exterior. Éstas
son en sí mismas procesos sociales constituyentes y constituidos de aquello que
llamamos subjetividad.

 La Psicología Social de la Liberación Se trata de una corriente teórico-práctica


democratizadora y fortalecedora, ética y crítica, que propone la participación
activa de los ciudadanos y las ciudadanas en la construcción de la realidad. Su
foco está puesto en quienes resultan víctimas de las situaciones de opresión y se
encuentran excluidos de los bienes sociales y de las decisiones que los afectan; su
finalidad es potencializar todos los recursos que poseen esos grupos de personas
que habitualmente están silenciadas. La construcción de una Psicología de la
Liberación surgió en el contexto de las luchas armadas en Centro América,
poniendo el acento en las necesidades concretas de las personas y planteando la
urgencia de contribuir a conformar una sociedad más justa y más digna. Este
modo de cuestionar los saberes convencionales de la disciplina implicaba
encontrar un camino capaz de abordar las subjetividades propias del continente
latinoamericano y, a la vez, una respuesta a las realidades sociales y políticas
para las que la psicología tradicional no tenía respuesta alguna, pues tampoco se
hacía preguntas. Entre las tareas urgentes que la psicología latinoamericana tenía
pendientes podrían mencionarse: la recuperación de la memoria histórica, la
desideologización del sentido común y de la experiencia cotidiana y la
potenciación de las virtudes populares. Montero afirmaba que la Psicología de la
Liberación es la que trata del estudio psicosocial de aquellos procesos y
conductas que conducen hacia la liberación de la opresión, a adquirir poder
y control sobre la propia vida, a la transformación y al desarrollo de una
identidad social positiva. A partir de estas características distintivas no es de
extrañar que la Psicología Social Comunitaria se haya unido a la Psicología de la
Liberación y también a la Psicología Crítica y se influyan las tres entre sí. Dentro
de estos enfoques pueden estudiarse algunos procesos psicosociales, tales
como los de naturalización, habituación y familiarización que ponen de
manifiesto la postura acrítica de considerar naturales las situaciones que se viven,
aunque sean adversas o claramente injustas e inequitativas. Es posible analizar
otros procesos que contribuyen a la desnaturalización: los procesos
psicosociales de problematización, concientización y liberación. La
problematización implica movilización de la conciencia, o concientización, en la
medida en que permite cuestionar los modos de construir conocimientos sobre el

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mundo en que se vive, sobre uno mismo y el papel social desempeñado en ese
proceso. El paso de una conciencia ingenua a una conciencia crítica no ocurrirá
solamente por predicar normativa, discursiva o abstractamente que las personas
debieran concientizarse sobre determinada realidad insostenible, inmoral o
expropiadora; sino que resulta indispensable incluir la praxis, así como la reflexión
ética y política sobre esa praxis, lo que Freire denominaba “politicidad de la
educación” o bien acción-reflexión-acción. El proceso de liberación, desde la
perspectiva de Dussel puede entenderse como una nueva intersubjetividad de
validez futura.
A lo largo del desarrollo del pensamiento del filósofo estuvo presente la necesidad
de discernir los sistemas de opresión y de trabajar junto a las víctimas,
constituyendo lo que denomina comunidades críticas para lograr transformaciones
sistémicas. En su postura la relación con el Otro es constitutiva del ser, del
conocimiento y de la ética. La relación ética consiste siempre en una tarea
inclusiva, basada en la igualdad y el respeto por las diferencias individuales y la
singularidad. La concepción de Otro que está en juego trata siempre de aquel que
se encuentra a distinto nivel, es decir el huérfano, la viuda y el extranjero; los
indefensos y necesitados frente a los cuales siempre se es rico y afortunado. En la
postura de Dussel es necesario que ese Otro ingrese a la historia, se concrete
políticamente y se supere así la mera especulación filosófica reservada para unos
pocos entendidos. El acto de liberar supone todos estos momentos: el material, el
formal procedimental, las mediaciones factibles (críticamente, desde las víctimas)
y, como transformación no reformista, parte desde una norma, acción, institución
hasta un sistema de eticidad global. El criterio de liberación parte de las
necesidades no cumplidas de las víctimas, materiales, formales y factibles, las que
se cruzan con alternativas discursivas y críticas de los movimientos sociales
emergentes. En síntesis, se trata de argumentar a favor del sentido ético de la
lucha por la supervivencia y la validez moral de la praxis de liberación de las
personas oprimidas y excluidas. El principio ético-crítico reconoce que -a partir de
que existen víctimas de un sistema que les niega la posibilidad de vivir- no puede
aceptarse la bondad del sistema dominador, porque pierde validez y verdad; lo
que implica que se debe actuar creativa y co-solidariamente para transformarlo. A
partir del principio ético material universal se deduce la prohibición de matar a las
víctimas, la prohibición ética de empobrecerlos, de hacerlos sufrir, de provocar la
muerte al Otro. Finalmente, una vez iniciada la crítica por los grupos de
dominados puede comenzar a crecer una comunidad de comunicación
antihegemónica, en un proyecto de bien futuro, democrático, no real pero posible.
Se realizan acuerdos consensuadamente que no son aún válidos para la sociedad
dominante. Esta procesualidad crítico-temática-existencial crece desde diferentes
frentes de lucha de dominación y/o exclusión de la alteridad, y comienza a
comportarse como una nueva intersubjetividad de validez futura. Es el proceso de
liberación propiamente dicho.

UNIDAD 2

Myers, D. G. (2003). Psicología social. Capítulo 4 – Formación de grupos.


México: McGraw-Hill

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Marvin Shaw define grupo como dos o más individuos que interactúan e influyen el uno
en el otro. Los grupos pueden existir por un cierto número de razones: para satisfacer
la necesidad de pertenencia, para brindar información, para ofrecer recompensas, para
lograr objetivos, etcétera. El proceso para que un conglomerado de personas, reunidas
en un tiempo o espacio determinados, se convierta en grupo depende de factores como
son el grado de integración, y la interacción e interdependencia que demuestren sus
elementos o miembros. Por lo tanto, cualquier reunión incidental de personas donde los
integrantes sólo tienen un interés común emanado de la naturaleza del lugar en que se
encuentran y no requieren de la interacción con los demás para el logro de su meta.
Además, este tipo de reunión de personas carece de expectativas respecto de los roles
que deben desempeñar las otras personas y no desarrollan normas sociales que
regulen el comportamiento en general de los presentes. De aquí concluimos que una
reunión incidental de personas no puede considerarse grupo.

Tipos de grupos

Según la duración de su existencia, los grupos se clasifican en: permanentes y


temporales. Los permanentes son aquellos que se mantienen por prolongados
periodos; por ejemplo, la familia. Los temporales son los que existen para cumplir
ciertos objetivos o tareas, y cuando éstos se han obtenido el grupo se desintegra; por
ejemplo, el equipo organizador de las olimpiadas juveniles.
Según su origen, los grupos se dividen en primarios y secundarios. Los primarios son
aquellos que surgen y se mantienen unidos básicamente por el afecto recíproco entre
sus miembros, más que por las funciones que cumple cada uno dentro del grupo; por
ejemplo, los amigos. Los secundarios son los que surgen y se mantienen unidos
principalmente por las funciones que cumple cada integrante dentro del grupo. Por lo
tanto, cuando estos roles o tales funciones dejan de cumplirse o requerirse, el grupo
desaparece; por ejemplo, las personas que trabajan en la misma oficina.
Según el tipo de pertenencia, los grupos se clasifican en: de pertenencia y de
referencia. Los primeros son los grupos en los cuales los individuos se hayan inmersos
gracias a su nacimiento o condiciones de vida; sin embargo, esto no implica
necesariamente que estén identificados con él; por ejemplo, las personas de clase
media. Los segundos son grupos con los que los individuos se identifican
psicológicamente. Por lo tanto, no sería extraño que quisieran pertenecer al mismo; por
ejemplo, el conjunto de jóvenes en una escuela que tienen fama de ser excelentes
deportistas o de estar siempre a la moda.
Según la rigidez y/o laxitud en el establecimiento de las características.
Considerando dicho criterio, los grupos se pueden clasificar en: formales e informales.
Los formales se caracterizan por la designación oficial y abierta de quienes serán los
jefes, y por la expresión, clara y escrita, de las reglas que deben cumplirse; por
ejemplo, el equipo de la selección mexicana de futbol. Los informales se caracterizan
por la ausencia de reglas escritas; sin embargo, pueden establecerse de manera
natural los papeles que desempeñará cada miembro dentro del grupo; por ejemplo, las
personas que se reúnen cada fin de semana para ir de pesca.

De qué manera se forman los grupos

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Los grupos se pueden formar a partir de dos sucesos:


1. Los encuentros casuales entre personas con una motivación común; por
ejemplo, los muchachos que se reúnen en la esquina de un vecindario para fastidiar a
las muchachas que pasan por allí.
2. La decisión deliberada y consciente de algunos individuos para formarlo;
por ejemplo, los scouts de la sección X o el ballet folclórico de alguna institución.

Las fuentes de satisfacción de necesidades que proporciona la pertenencia a un grupo


pueden resumirse en las siguientes:
La atracción hacia los miembros del grupo o atracción interpersonal, que
incluye variables como:
* la proximidad, el contacto y la interacción
* la atracción física
* la semejanza (de actitudes, de personalidad, de nivel económico, de raza, de sexo, de
habilidades percibidas, etcétera)

La atracción hacia las actividades del grupo:


* La atracción hacia los objetivos y las metas grupales.

La propia pertenencia a un grupo; puede resultar gratificadora por sí misma


para los miembros, y facilitar la obtención de una serie de recompensas y
beneficios; por ejemplo:
* facilitar la formación de la identidad personal y social
* proporcionar apoyo social
* convertirse en el marco de evaluación y comparación de conducta, actitudes, valores,
etcétera

Fases evolutivas del grupo

El primer periodo, identidad de grupo, incluye el descontento de los candidatos para


formar el nuevo grupo con su grupo actual; en general sienten que sus necesidades no
son atendidas y que su participación en el mismo es poca o nula. Después de lo
anterior, se presenta un suceso precipitante que marca la separación de las personas
de su antiguo grupo y están en la búsqueda de una nueva opción más gratificante. El
fin de este periodo se presenta cuando el grupo recién formado se ve a sí mismo como
un nosotros diferente de los otros, fomenta la conformidad con las normas internas y
estimula la competencia con otros grupos.
El segundo periodo, productividad grupal, se caracteriza por la planeación de las
estrategias para la consecución, la distribución de las tareas entre sus miembros, y
solamente se admiten relaciones de cooperación con otros grupos si esto beneficia al
logro de las metas generales.
El tercer periodo, individuación, es la antesala del fin. Los integrantes reclaman
reconocimiento individual por sus aportaciones, surgen los subgrupos y se manifiestan
actitudes positivas hacia otros grupos, e incluso se coquetea con la idea de formar
parte de ellos.
El cuarto y último periodo, declive grupal, marca el final. Éste se caracteriza por la
aparición de dudas y desconfianza hacia muchos miembros y hacia el verdadero valor
de pertenencia al grupo. La motivación para conformarse con las reglas internas es

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escasa o nula. Los inconformes abandonan el grupo para incorporarse a uno ya


establecido o a un proceso de formación, con lo que se vuelve al primer periodo.

Definición de norma

Las normas son los lineamientos que regulan el comportamiento y las actividades de
cada uno de los integrantes de un grupo. Las normas sociales en un grupo varían según
la importancia otorgada por éste, lo cual refleja su escala de valores. Características de
las normas:
Las implícitas son aquellas que no están escritas en algún código, pero los integrantes
sobreentienden y aceptan que éstas regulen su comportamiento; por ejemplo, ser
cortés y educado al encontrarse con algún compañero, o mantenerse atento y en
silencio durante la misa.
Las explícitas son las que están escritas en un código creado con anticipación o que
surgen en la convivencia de un grupo. Los integrantes perciben claramente qué se
espera de ellos, así como lo indeseable y las sanciones que se aplicarán en caso de no
obedecerlas; por ejemplo, el reglamento interno de una escuela, el reglamento de
tránsito, la Constitución mexicana.
Las normas verbalizadas, por el contrario, no están escritas en un código; sin
embargo, pueden situarse dentro de la categoría de las explícitas, ya que no sólo son
más claras que las implícitas, sino que también su incumplimiento trae en ocasiones
consecuencias más graves que la no observancia de las implícitas.

La formación de normas como proceso de influencia social

1. El grupo incrementa su uniformidad.


2. Las normas se imponen por sí mismas al estar interiorizadas.
3. El poder del grupo es mayor, pues es aceptado libremente.

 Conformidad: Cambio en el comportamiento o en las creencias como resultado


de una presión grupal, real o imaginaria. Si nuestra docilidad se presenta frente
a una orden explícita, la llamamos obediencia.
 Docilidad: Forma de conformidad que incluye la actuación en público siguiendo
la presión social, pero que en privado está en desacuerdo.
 Aceptación: Forma de conformidad que compromete tanto a la actuación como
a las creencias, de acuerdo con la presión social.

¿Cuándo se conforman las personas?

Cuanto más inseguros nos sintamos respecto de nuestros juicios, más influenciados
estaremos por los demás. También la naturaleza del grupo ejerce una influencia
importante. La conformidad es mayor cuando el grupo tiene tres o más personas y es
cohesivo, unánime y de alta posición social. También es más alta cuando la respuesta
es pública y se hace sin un compromiso previo.

EL CLIMA GRUPAL

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El ambiente social se refiere al tipo de relaciones que se dan entre los miembros de
un grupo, al grado de cohesión, a la satisfacción o la insatisfacción experimentada por
ellos, sea por la distribución de las tareas, los beneficios obtenidos o el trato recibido, o
a la mayor o menor identidad con el grupo, entre otros.
El ambiente físico se relaciona con las características del medio en el cual el grupo
lleva a cabo sus actividades; por ejemplo, el espacio amplio o reducido.
Existen factores internos en el grupo que determinan el tipo de relaciones que se
originan entre sus miembros y con otros grupos; por ejemplo, el tipo de liderazgo, las
características particulares de cada miembro, la efectividad para lograr las metas
grupales, etcétera.
Los factores externos son aquellos que no dependen del grupo; sin embargo, tienen
incidencia directa o indirecta en él; por ejemplo, la sociedad mayor a la que pertenece
y la cultura.

Ovejero Bernal, A. (1998). Las relaciones humanas: psicología social teórica y


aplicada. Capítulo XVII - Psicología del comportamiento colectivo: nociones
básicas. Madrid: Biblioteca Nueva

Según la psicología social, el ser humano es un ser social que vive en grupos pequeños,
como la familia o el pequeño grupo de amigos (psicología de grupos) y en grupos
grandes o colectivos (la nación, el sindicato, el partido, etc.). Ahora bien, la psicología
social llamada científica ha estudiado a lo largo de todo este siglo más los fenómenos
grupales (grupos pequeños) que los colectivos. Esto se debe a dos razones:

 Dado que la psicología social ha utilizado sobre todo, como método de


investigación, el experimental, obviamente resultaba más difícil reproducir en el
laboratorio las masas que grupos pequeños, de entre dos y ocho personas.

 En segundo lugar, los psicólogos sociales han sido generalmente personas


liberales y de clase media más interesados en estudiar los modos de vida y los
valores de las personas de clase media que los de las de clase baja. En
consecuencia, las masas han sido poco estudiadas en nuestra disciplina y
cuando lo han sido, han salido malparadas

Le Bon: “el ascenso de las masas es sinónimo del declinar de la raza y de la


civilización” “el simple hecho de que se hayan transformado en masa les dota de una
especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir, pensar y actuar de un modo
completamente distinto a como lo haría cada uno de ellos por separado” “La
desaparición de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad
inconsciente, la orientación de los sentimientos y las ideas en un mismo sentido, a
través de la sugestión y el contagio, la tendencia a transformar inmediatamente en
actos las ideas sugeridas, son las principales características de la masa”

Ortega: lo que define a la masa no es su número sino su cualidad, su forma de


instalarse en el mundo. Así, si socialmente lo que caracteriza a la masa es su
incapacidad para dirigir su destino, psicológicamente el hombre masa se identifica con
el hombre medio incapaz de actuar de acuerdo con ideas propias. Para Ortega la

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psicología es una ciencia social e histórica porque social e histórica es la naturaleza del
ser humano: Los problemas humanos no son, como los astronómicos o los químicos,
abstractos. Son problemas de máxima concreción, porque son históricos. Y el único
método de pensamiento que proporciona alguna probabilidad de acierto en su
manipulación es la “razón histórica”.

Teoría de la identidad

Existe una fuerte relación entre identidad y comportamiento colectivo, al menos en dos
sentidos:

 En primer lugar, el individuo puede entrar a formar parte de un grupo o una


colectividad, como puede ser una secta, algunos movimientos sociales o un
partido político extremista, como un intento de buscar una identidad personal
que no se tiene, es decir, que el tener problemas serios con la propia identidad
personal hace a los individuos más propensos a ser captados por ciertas
colectividades, como las sectas.

 En segundo lugar, cuando los individuos se encuentran actuando dentro de un


grupo o una colectividad, actúan como miembros de ella y no según sus propios
rasgos personales, de tal forma que será la identidad social del grupo y, por
tanto de esos individuos, lo que mejor explica su conducta y la conducta de la
colectividad.

En ambos casos, la identidad, tanto la personal como la social, está estrechamente


vinculada con los procesos de socialización, pues es en ellos y a través de ellos
como se constituye. «Cada sociedad, cada cultura, dispone de un repertorio propio de
normas, valores, configuraciones perceptivas y cognitivas y tipos de respuesta
conductual y afectiva a los estímulos interpersonales. Cada individuo que nace como
miembro potencial de dicha sociedad o cultura, se ve en la necesidad de actuar de
acuerdo con dichas normas, hacer suyos tales valores, adquirir determinadas
configuraciones o estilos cognitivos e interiorizar unas peculiares formas de respuesta
a los estímulos interpersonales. Este proceso de aprendizaje e interiorización, se llama
proceso de socialización». De ahí que a través de los procesos de socialización
vayamos internalizando la estructura social así como las normas y valores sociales, y
los vayamos asimilando para construir nuestra propia personalidad. Ahora bien, existen
dos principales tipos de socialización:

1) Socialización primaria, que es la fundamental y se produce en la primera


infancia, generalmente en el seno de la familia. «El agente personal más
determinante, la madre, se inserta en primer lugar en un grupo pequeño
formalmente estructurado que es la familia. Este grupo confiere al niño su primera
identidad social y marco de referencia normativo, referida a un contexto de
interacción más amplio que la relación diádica primaria. El conjunto de valores que
el microgrupo familiar mantiene, representa para el niño el sistema total de valores
de la sociedad en que vive»

2) Socialización secundaria: es menos inclusiva que la primaria; afecta a áreas más


concretas de la experiencia personal que la socialización primaria. Se trata de

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complementar la identidad personal añadiéndola a la que se construyó en la


familia, la identidad determinada por la asunción de la significación social de
determinados roles.

El paso de la identidad personal a la identidad social, o de la conducta interpersonal a


la conducta de grupo, pone en movimiento una cadena de efectos cognoscitivos y
motivacionales y son estos efectos los que producen la acción colectiva y la conducta
de grupo y median en el conflicto intergrupal. Efectivamente, la búsqueda de
identidades positivas, la necesidad de afirmarse positivamente en el proceso de
comparación social, genera en ciertos casos movimientos de transformación de la
identidad del grupo al cual se pertenece, o bien su abandono, aspecto este último
condicionado a que exista contextualmente tal posibilidad.

Si bien el movimiento no depende de la identidad, ya que el elemento determinante


para su generación es la presencia de un conflicto intergrupal, esa identidad
constituye, sin embargo, un factor fundamental en tanto ella también es construida, a
partir de la confrontación con otros grupos significativos. La identidad del actor no
puede ser definida independientemente del conflicto real con el adversario y del
reconocimiento del envite de la lucha.

Psicología colectiva

La psicología social surge a lo largo de la segunda mitad del siglo xix, y lo hace como
psicología colectiva, principalmente en tres países: Francia, Italia y Alemania. Se generó
una masiva emigración de las masas del campo a la ciudad, lo que, al producir una
gran disrupción de las formas tradicionales de las relaciones sociales e interpersonales,
fue llevando a una nueva clase de importantes problemas sociales. Todo ello fue lo que
dio lugar a la necesidad de analizar las nuevas estructuras y conductas interpersonales,
y de orientar a la gente sobre las conductas sociales e interpersonales a seguir, ya que
las categorías previas de conocimiento social e interpersonal habían quedado
totalmente obsoletas. Así, surgió una nueva disciplina, la psicología social, pero surgió
precisamente como psicología de las masas.

La psicología social surgió para dar cuenta de esta parcela de conocimiento dejado de
lado por las otras ciencias sociales, con lo que la psicología de las masas puso fin a la
indiferencia de las ciencias sociales hacia este nuevo aspecto de la civilización
occidental.

La Psicología Colectiva surge cuando se reconoce que los fenómenos colectivos pueden
y deben ser objeto de la ciencia. Rasgos: a) las leyes psicológicas que rigen las masas
no son las mismas que las que rigen a los individuos; y b) las multitudes son
manifestaciones patológicas de la naturaleza humana.

Características de las masas y principales contenidos de la psicología


colectiva

Las masas siempre, pero sobre todo durante la segunda mitad del siglo xix, produjeron
una mezcla de extrañeza y miedo, a causa principalmente de las enormes dificultades
para predecir su conducta. Esta impredictibilidad del comportamiento de las masas
proviene en gran medida de sus características definitorias:

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1) impetuosidad: hasta el punto de que alguien definió a la muchedumbre como


«el animal humano liberado de su correa»

2) emocionalidad: que tal vez sea el principal rasgo definitorio de las masas: éstas
no se mueven por razones sino por emociones

3) irracionalidad: como consecuencia de las dos características anteriores, las


masas suelen ser bastante irracionales.

Memoria colectiva

La memoria es siempre memoria social, compartida, es decir, un producto de la


colectividad, hasta el punto de que la gente «funciona colectivamente como sistema
integrado de recuerdos». «La reconstrucción de recuerdos a partir de datos o nociones
comunes obedece a la necesidad de establecer una comunicación afectiva. Los
pensamientos y sentimientos más personales tienen su origen en medios y
circunstancias sociales definidos. Así, la memoria individual constituye un punto de
vista sobre la memoria colectiva, cambia según el lugar del individuo en el grupo, lugar
que cambia a su vez siguiendo las relaciones de éste con sus miembros y con otros
medios sociales»

La psicología del comportamiento colectivo

Tiene como objeto el estudio de cómo el organismo puramente biológico que éramos al
nacer se ha transformado en la persona que somos ahora, cómo nos hemos convertido,
en definitiva, en sujeto. Es decir, cómo las diferentes colectividades de las que el
individuo ha formado parte, tanto en sentido amplio y sociológico (la nación, la clase
social, el macrogrupo religioso, etc.) como en sentido más restringido y psicosocial (la
familia, el grupo de amigos, etc.), han ido formando la personalidad, las cogniciones,
etc., de ese individuo. En resumidas cuentas, cómo esas colectividades han ido
construyendo al sujeto humano, al sujeto social. De ahí que se trate de una disciplina
eminentemente interdisciplinar, ya que le son absolutamente indispensables las
aportaciones no sólo de la psicología, sino también de la sociología, la historia o la
antropología cultural.

Rojas Trujillo, G. (1997). Psicología social y nuevo lider (1. ed).


Sociopsícología de la conducta espontánea. Santa Fé de Bogotá, Colombia:
Cooperativa Editorial Magisterio

Concepto de conducta espontánea


En psicología social se habla básicamente de dos tipos de conductas grupales. En
primera instancia tenemos la conducta organizada, planeada, la cual depende de la
voluntad y la conciencia del individuo para actuar conjuntamente con otros sujetos. Y
en segundo lugar, tenemos la conducta espontánea, en donde la voluntad y el deseo
de los individuos están limitados por influencias directas o indirectas de otras personas.
Así entonces, la conducta espontánea se define como conducta no organizada pero
idéntica y relativamente singular de gran número de personas. Como ejemplos de esta

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conducta, las más conocidas son la muchedumbre, la turba, el motín, el pánico, la


propagación de rumores, etc. La conducta espontánea del grupo se caracteriza porque:

 No posee objetivos comunes y reales muy precisos como ocurre con los grupos
organizados
 Son una cantidad de personas relacionadas entre sí por similitud de estados
emocionales
 El mecanismo más importante que ayuda a que surja y se desarrolle la conducta
espontánea es la reacción circular (el giro o contagio emocional), el cual se
explica por la estimulación emocional a nivel psicológico.

Comunicación semántica: un grupo de personas puede llegar a un acuerdos por


consenso, luego de escuchar y opinar sobre un tema que para ellos es importante, pero
las mismas personas siguen conservando su individualidad a pesar de la unanimidad
en la decisión tomada.
Reacción circular: desaparecen situacionalmente las diferencias individuales a pesar
de la unanimidad en la decisión tomada. En este fenómeno, la conducta y el estado
emocional de los individuos está determinado no tanto por la interpretación consciente
de la situación (lo que si ocurre en la comunicación semántica), como por la conducta y
estado emocional de las personas que están a su alrededor. Entonces hay mayor grado
de sugestión de las personas por la influencia de la muchedumbre; lo cual obedece a
que hay una disminución de nivel crítico de los sujetos por la pérdida de la capacidad
de captar la información que viene de fuera de la muchedumbre. Podríamos decir que
el giro emocional tiene connotaciones positivas o negativas. El primer caso ocurre
cuando se presenta la fascinación, el éxtasis que conlleva a un estado elevado de
espiritualidad y de placer. En el caso en que el giro emocional adquiera un carácter
negativo, entonces se destruye la cooperación de grupo, generando ansiedad,
desconcierto, agresividad, y muchas veces, conductas escapistas.

Muchedumbre

Se la denomina como una aglomeración no organizada de gran cantidad de personas.


Según el carácter de la conducta y el tipo de emoción predominante en la misma, se
presentan varios tipos de muchedumbre.
Muchedumbre fortuita: Es la que surge debido a algún suceso inesperado. La
emoción fundamental en estas personas que integran la muchedumbre es la
"curiosidad". Ejemplo: riña callejera, un accidente automovilístico.
Muchedumbre convencional: Es la que se crea con motivo de un acto o suceso
programado con anticipación en una ciudad. Aquí la gente tiene un interés concreto y
se encuentra predispuesta al convencionalismo, o sea está preparada en cierto modo a
seguir determinadas normas admitidas. Ejemplo: concierto musical, evento deportivo,
manifestación política.
Muchedumbre expresiva: Por lo general surge de la muchedumbre fortuita o de la
convencional, cuando la gente que hace parte de la misma, a partir de determinados
eventos o desarrollo de los mismos, es dominada por un estado anímico común como la
alegría, la incertidumbre, la amenaza, la indignación, etc. Se expresa en forma conjunta
y, por lo general de manera rítmica. Existe una forma extrema de muchedumbres
expresivas, denominada muchedumbre extática que ocurre cuando la gente llega al

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éxtasis en actos de plegaria, rituales o de otro orden. Ejemplo: hinchas de un equipo de


fútbol cuando éste logra convertir un gol, a las personas que corean consignas en una
manifestación política.
Muchedumbre activa: Se considera esta muchedumbre como la más importante
desde el punto de vista político y, pueden existir los siguientes tipos:

 Muchedumbre agresiva: Es el conjunto de personas cuyo móvil de acción es la ira y


que se complacen en destruir, exterminar o asesinar.
 Muchedumbre aterrorizada: Es la que se encuentra movida por el miedo, por el
deseo de evitar ciertos peligros reales o imaginarios.
 Muchedumbre ávida: Son un grupo numeroso de personas que entran en conflicto
directo y desordenadamente entre sí por el intento de poseer tales o cuales
artículos que son insuficientes para satisfacer las necesidades de todos los
presentes.
 Muchedumbre rebelde: Se caracteriza por una considerable homogeneidad de
grupo y fidelidad sin reservas a los valores políticos de los líderes y de la
organización que los convoca. Sus objetivos se consideran como orientados en
forma inmediata a transformar las condiciones que son injustas, que son adversas
desde el punto de vista social, económico y político para las personas que hacen
parte de la muchedumbre. La muchedumbre rebelde es una variedad de
muchedumbre activa, que con el aporte de principios organizadores y agitacionales
convierte la acción espontánea en acto consciente de lucha política.

Cambio de conducta de la muchedumbre


Se precisa estar alerta y tener el conocimiento respectivo, de que la muchedumbre se
transforma relativamente fácil de un tipo a otro y, justamente sobre este fenómeno se
basan los métodos empleados para influenciarla. Dependiendo de factores como el
tiempo, las necesidades, el motivo y el giro emocional de las personas en la
muchedumbre, así mismo será la dinámica de conversión de un tipo de muchedumbre
a otro o, en su defecto la extinción como tal. Se ha evidenciado que es más fácil influir
en la muchedumbre desde dentro de ella, que desde la periferia. La muchedumbre es
más compacta en el centro y dispersa en los flancos, y en su conducta se manifiestan
tanto las influencias ideológicas, valorativas, como los cambios psicológicos.

El pánico

Se entiende por pánico, la conducta aterrorizada de las personas movidas por un


sentimiento de miedo extremo. Los diversos factores que coadyuvan para que se den
las condiciones propicias objetivas para el aparecimiento del pánico son: cuando la
información es muy restringida, ineficiente o exagerada difusión de algo peligroso que
pueda ocurrir, por la falla del sistema informativo existente en la comunidad, por el
cambio de las condiciones situacionales de la organización y, por elementos de orden
fisiológico o psicológico en las personas.

¿Cómo ocurre el pánico?


El pánico se produce cuando las personas que perciben en forma sistemática el
estímulo chocante reaccionan desesperadamente intentando escapar del momento o

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de la situación que lo produce. Cuando el estímulo chocante es percibido, sucede


entonces que esto hace que se "corte" la conducta precedente y se suspendan las
acciones realizadas previamente por las personas. El estímulo para generar pánico
deber ser, suficientemente intenso, duradero o reiterado y debe suscitar además, la
concentración de la atención en la persona misma y la reacción de temor.

El rumor

Los rumores son considerados como formas espontáneas de transmitir información.


Ellos son una forma importante para expresar estado de ánimo y opiniones sociales. El
rumor es un canal por el cual se forman opiniones y estados de ánimo social.
La característica expresiva refleja el estado emocional que contiene el rumor y, al
mismo tiempo, el tipo de reacción emocional que provoca. El nivel expresivo puede
tener el carácter de: Psicología social y nuevo líder
Rumor deseo: Estos rumores interpretan deseos, esperanzas, sueños irrealizados o
necesidades insatisfechas y, tienen como fin esencial desmoralizar a los receptores.
Rumor amedrentador: Estos rumores surgen en períodos de tensión social, tales como
las guerras, las tragedias, la preparación de golpes dictatoriales, la agresión armada a
una población indefensa. Dichos rumores varían desde los que son pesimistas hasta los
que conducen al miedo intimidados.
Rumor agresivo: Surgen igualmente en períodos de tensión social y buscan
primordialmente generar conflictos entre grupos y/o clases sociales.
A nivel informativo, el rumor refleja el grado de veracidad de los mismos. Estos van
desde los absolutamente falsos hasta los relativamente próximos a la realidad. No
existen rumores totalmente verídicos.

Condiciones para el surgimiento de los rumores

 El interés del grupo, de la comunidad por determinado problema y, que haya


insatisfacción con el problema en sí.
 El déficit de información fiel sobre el tema o problema que es de interés para la
población.
 Factores complementarios, como sería la tensión emocional en el grupo.

Formas de prevenir y cesar el rumor

 Las preventivas, que tienen la finalidad de crear un ambiente emocional entre


la organización que excluya la posibilidad de propagación de rumores.
 Las contramedidas, fundamentalmente se orientan a suprimir el rumor con
hechos y no destacarlo con un desmentido directo. Consiste en efectuar actos o
publicitar los mismos, que contradigan el rumor sin mencionarlo o hacer alusión
a su posible aparición.

Las Decisiones en Grupo (Doise y Moscovici)

Todos somos miembros de un grupo: cada uno de nosotros participa en diversos grupos
a lo largo del tiempo y por diversos motivos, ya sea por gusto, por trabajo o para tomar
una decisión. En el último caso, decimos que no existe una forma a priori que permita

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fijar las reglas a seguir. Este tema es estudiado por los psicosociólogos debido a que,
por un lado, las decisiones tomadas por este tipo de grupos resultan decepcionantes e
inapropiadas. Esto se da porque, en general, el producto final resulta ser una mezcla de
opiniones de todos los miembros, de modo que, al fin y al cabo, ninguno de ellos
resulta completamente satisfecho. Así, los miembros empiezan a adoptar una visión
negativa acerca de los encuentros y, de manera gradual, las decisiones son sustituidas
por las preferencias de un solo individuo. Por otro lado, dentro de este estudio resulta
interesante destacar las diferencias existentes entre las decisiones tomadas por los
individuos y las que adoptan los grupos.

Decisiones individuales y decisiones colectivas: la intervención de la autoridad y la


jerarquía que existen en la mayoría de los grupos produce efectos negativos. Los
grupos tienden a elegir la solución que se espera de ellos a fin de disminuir el riesgo de
tener que enfrentarse al poder del que dependen. Más precisamente:

 Creencia en la moralidad inherente al grupo, que lleva a sus miembros a no


tomar en consideración las consecuencias morales o éticas de sus decisiones.
 Presión directa sobre cualquier miembro del grupo que exprese una disidencia
con respecto del resto del grupo.
 La autocensura de aquellos que no están de acuerdo con el consenso del grupo.
 Ilusión de unanimidad, esto es, interpretar el silencio de los disidentes como
acuerdo o apoyo a la postura mayoritaria.

El pensamiento grupal: el hecho de que las decisiones de los individuos son diferentes
a las decisiones de los grupos permite pensar en la existencia de un pensamiento
grupal. Se parte de la idea de que resulta contradictorio que individuos racionales
opten conjuntamente por una solución que no es racional. Este pensamiento será una
fuente de ilusiones, de imprudencias y de ideas preconcebidas, y tendrá por resultado
una menor eficacia intelectual y un menor contacto con la realidad, un debilitamiento
en los juicios morales.

Efecto de normalización: es un proceso por el cual las personas llegan a ponerse de


acuerdo para establecer cuál es la norma a seguir, con un marco de referencia, con
unas pautas. Con la normalización, la presión grupal adquiere gran importancia, puesto
que las interpretaciones minoritarias acabarán cediendo posiciones ante las
mayoritarias.

Efecto de polarización: se define como la acentuación de la postura inicialmente


dominante (sea riesgosa o prudente) tras la discusión de grupo. Efectivamente, los
grupos son “más extremos” que los individuos, pero hacia la dirección que se tendía
previamente. Mientras mayor sea la implicación, más polarizadas serán las decisiones.

Todo lo que disminuye la intensidad y la frecuencia de las interacciones sociales


disminuye el conflicto y favorece el compromiso entre individuos. Por el contrario, todo
lo que permite poner de relieve puntos de vista diferentes y su confrontación, conduce
a la polarización y, por consiguiente, al cambio y a la interacción. Se evidencia que los
grupos en que las relaciones están formalizadas se polarizan menos que aquellos en
que las relaciones continúan siendo informales. Además, decimos que el conflicto y las
interacciones disminuyen a medida que aumenta la autoridad.

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UNIDAD 3

Worchel, S. (2002). Capítulo 2 - Cognición social. En Psicología social


Llamamos cognición social al proceso de entender o conferir un sentido a las personas.
Sus dos componentes fundamentales son: hacer atribuciones sobre por qué la gente
actúa de cierta manera, y formar una impresión general con base en lo que sabemos, o
creemos que sabemos, acerca de las personas como individuos y miembros de grupos.
Procesos de atribución
Las cualidades o características que distinguen a una persona o grupo de otro se
denominan disposiciones, cuya existencia inferimos al hacer atribuciones sobre las
causas de los actos de la gente. Es decir, hacemos atribuciones al inferir si cierta
conducta es causada por una disposición general o por algún elemento de la situación.
Si decimos que una disposición personal causo alguna conducta, hacemos una
atribución interna, mientras que, si pensamos que una conducta refleja un aspecto
del entorno o la situación, hacemos una atribución externa. Conocer las
disposiciones de alguien o sus rasgos personales no solo nos ayuda a comprender el
ambiente social, sino también, mediante predicción y control, a actuar en forma eficaz
en ese ambiente.
 Principio de descuento: la función de cierta causa como productora de cierto
efecto se desestima si están presentes otras causas posibles.
 Principio de aumento: si para determinado efecto están presentes tanto una
causa inhibitoria como una causa facilitadora plausibles, el papel de esta última
como efecto será juzgada mayor que si estuviera sola como una causa plausible
de dicho efecto.
 Regla de la sustracción: la aportación de incentivos situacionales debe ser
restada de la disposición personal implicada en la propia conducta.

a) Carácter distintivo: se refiere a si un individuo manifiesta conductas distintas


en situaciones diferentes. Si una conducta es inusual, podremos hacer una
atribución externa, mientras que, si el acto no es raro, haremos una atribución
interna.
b) Consenso: se da cuando todos los que enfrentan una misma situación
responden de la misma manera ante la misma. Cuando el consenso es grande,
solemos hacer atribuciones externas a los sujetos, pero si no hay mucho
consenso, hacemos atribuciones internas.
c) Congruencia: hace referencia a si la persona responde de la misma manera a
través del tiempo. Cuanto más consistente sea la conducta, mas tiende el
observador a atribuirla a causas internas. Por el contrario, si no hay mucha
congruencia, solemos atribuir causas externas.
La estabilidad hace referencia al grado en que las causas se consideran como más
o menos constantes en el tiempo. Los sujetos suelen percibir la capacidad y la
dificultad de la tarea como factores estables y el esfuerzo y la suerte como
inestables.
La globalidad hace referencia al hecho de que juzgamos si las causas tienen
efectos muy específicos o si son generales, es decir, si influyen en algunos
resultados o en muchos.

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La controlabilidad se refiere al grado en que una persona puede controlar las


causas de su conducta.
 Causas internas y estables: producen atribuciones referidas a la
capacidad.
 Causas internas e inestables: producen atribuciones referidas al esfuerzo.
 Causas externas y estables: producen atribuciones referidas a la dificultad
de la tarea.
 Causas externas e inestables: producen atribuciones referidas al azar o a
la suerte.

Sesgos en la atribución
 Sesgo de la correspondencia: tendemos a sentirnos más a gusto cuando
atribuimos el comportamiento a factores internos, como resultado a esto solemos
subestimar la función de las fuerzas situacionales como causales de la conducta.
Exageramos la parte de las disposiciones personales y suponemos que el
comportamiento de los demás no hace más que reflejarlas.
 Inferencias espontaneas de los rasgos (IER): son inferencias automáticas
hechas acerca de las características de una persona con base en el conocimiento
de su conducta.
 Sesgo de la preponderancia: cualquier estimulo vívido y preponderante en una
situación nos parecerá la causa del comportamiento en tal contexto.
Un esquema es una estructura cognoscitiva que comprende nuestros conocimientos
generales sobre cualquier persona, objeto o hecho. Como aprovechamos los que
sabemos para conjeturar lo que ocurrirá en el futuro, también podemos pensar en
nuestros esquemas como expectativas generales o preconcepciones acerca de los
demás. Estos esquemas están muy relacionados con los guiones, los cuales son nuestro
conocimiento de cierta situación y de la forma en que se desenvuelven ahí los
conocimientos.
La preparación hace referencia al proceso por el cual traemos a la mente ciertos
atributos, por lo general conductas y características personales. Es decir, los
activamos. En algunos casos, la preparación se hace en forma subconsciente, de modo
que la persona preparada no está al tanto de las ideas activadas.
Inferencia social: juicios acerca de las personas
 Desaprovechamiento de la información de tasa base: ignoramos
información general disponible y prestamos atención a casos concretos.
 Efecto de dilución: es posible suavizar una impresión si la información de
diagnóstico, la relevante, se diluye con información irrelevante. La tendencia de
dejarse influir o distraer por tal información se denomina efecto de dilución.
 Correlación ilusoria: en este caso concluimos en que hay una relación entre
dos elementos cuando tal conclusión no se desprende de los datos.
Hacer juicios sobre la frecuencia o la probabilidad de los acontecimientos con base en
los ejemplos que recordamos de manera fácil o rápida se denomina sesgo de la
disponibilidad.

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Una regla práctica común para juzgar si una persona forma parte de un grupo se
denomina sesgo de la presentatividad. Acostumbramos a saltar a la conclusión de
que una persona con ciertas características habituales de un grupo pertenece
probablemente a él.
Una profecía autocumplida es una falsa creencia que, directa o indirectamente, lleva
a su propio cumplimiento. Este proceso implica tener una falsa creencia sobre alguien,
tratar a la persona de una forma que encaje con la falsa creencia y que la persona debe
responder al tratamiento que recibe confirmando la falsa creencia.

Araya Umaña, Sandra. (2002). Las representaciones sociales: ejes teóricos


para su discusión
La focalización es señalada en términos de implicación o atractivo social de acuerdo
con los intereses particulares que se mueven dentro de la persona inscrita en los
grupos de pertenencia. La focalización será diversa y casi siempre excluyente.
Presión a la inferencia. Socialmente se da una presión que reclama opiniones,
posturas y acciones acerca de los hechos que están focalizados por el interés público.
Esto significa que la vida cotidiana, las circunstancias y las relaciones sociales exigen
del individuo o del grupo social que sean capaces, en todo momento, de estar en
situación de responder. Las exigencias grupales para el conocimiento de determinado
evento u objeto se incrementan a medida que su relevancia crece. El propósito
fundamental es entonces no quedar excluido/a del ámbito de las conversaciones, sino
poder realizar inferencias rápidas, opiniones al respecto y un discurso más o menos
desarrollado. Estas tres condiciones de emergencia (dispersión de la información, grado
de focalización y presión a la inferencia) constituyen la base que permite la aparición
del proceso de formación de una representación social y al conjugarse hacen posible la
génesis del esquema de la representación.
Sus dimensiones
Las RS como forma de conocimiento aluden a un proceso y a un contenido. En tanto
proceso refieren a una forma particular de adquirir y comunicar conocimientos. Como
contenido, a una forma particular de conocimiento, que constituye un universo de
creencias en el que se distinguen tres dimensiones: la actitud, la información y el
campo de representación.
La actitud: Consiste en una estructura particular de la orientación en la conducta de
las personas, cuya función es dinamizar y regular su acción. Es la orientación global
positiva o negativa, favorable o desfavorable de una representación. La actitud expresa
el aspecto más afectivo de la representación, por ser la reacción emocional acerca del
objeto o del hecho. Es el elemento más primitivo y resistente de las representaciones y
se halla siempre presente aunque los otros elementos no estén. Se puede decir que las
RS contienen a las actitudes y no a la inversa, ya que aquellas van más allá del
abordaje tradicional de las actitudes y acercan mucho más el concepto al campo social.
La información: Concierne a la organización de los conocimientos que tiene una
persona o grupo sobre un objeto o situación social determinada. Se puede distinguir la
cantidad de información que se posee y su calidad, en especial, su carácter más o
menos estereotipado o prejuiciado, el cual revela la presencia de la actitud en la
información. Esta dimensión conduce a la riqueza de datos o explicaciones que sobre la

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realidad se forman las personas en sus relaciones cotidianas. El origen de la


información es un elemento a considerar pues la información que surge de un contacto
directo con el objeto, y de las prácticas que una persona desarrolla en relación con él,
tiene unas propiedades bastante diferentes de las que presenta la información recogida
por medio de la comunicación social.
El campo de representación: Refiere a la ordenación y a la jerarquización de los
elementos que configuran el contenido de la RS. Se trata concretamente del tipo de
organización interna que adoptan esos elementos cuando quedan integrados en la
representación. En suma, constituye el conjunto de actitudes, opiniones, imágenes,
creencias, vivencias y valores presentes en una misma representación social. El campo
de representación se organiza en torno al esquema figurativo que es construido en el
proceso de objetivación. Este esquema o núcleo no sólo constituye la parte más sólida
y más estable de la representación, sino que ejerce una función organizadora para el
conjunto de la representación pues es él quien confiere su peso y su significado a todos
los demás elementos que están presentes en el campo de la representación. En efecto,
las actuaciones tendientes a modificar una representación social no tendrán éxito si no
se dirigen prioritariamente a la modificación del esquema puesto que de él depende el
significado global de la representación. En síntesis, conocer o establecer una
representación social implica determinar qué se sabe (información), qué se cree, cómo
se interpreta (campo de la representación) y qué se hace o cómo se actúa (actitud).
Conceptos afines
Las RS no son las únicas producciones mentales que tienen un origen social. Otras
modalidades del pensamiento surgen también del trasfondo cultural acumulado a lo
largo de la historia. Tampoco son las únicas que se forman con base en instancias
sociales estructuralmente definidas y que tienen un modo de existencia social. Las RS,
por último, no tienen la exclusiva de desempeñar funciones sociales específicas. Otras
producciones mentales de tipo social cumplen también funciones pragmático-sociales,
orientando la interpretación-construcción de la realidad y guiando tanto las conductas
como las relaciones sociales.
Las ideologías: Una ideología es el sistema constituido por un conjunto de
representaciones sociales y la relación entre ambas pertenece por lo tanto al tipo de
relación que une a las partes con el todo. Las RS son siempre representaciones de algo
y de alguien y siempre son construidas por grupos o personas, lo cual excluye la
existencia de representaciones sociales genéricas y socialmente indiferenciadas en
cuanto a sus portadores. En oposición con estas características, la ideología sí tiene un
carácter de generalidad que la asimila a un código interpretativo o a un dispositivo
generador de juicios, percepción, actitudes, sobre objetos específicos, pero sin que el
propio código esté anclado en un objeto particular sino que atraviesa todos los objetos,
además de que no es atribuible a un agente particular. La ideología, al igual que las
conversaciones, las vivencias, la ubicación de las personas en la estructura social, es
una de las condiciones de producción de las RS. En definitiva las ideologías y las
representaciones sociales son objetos distintos pero estrechamente vinculados entre sí
por relaciones de causalidad de tipo circular.
Las creencias: Las creencias son proposiciones simples, conscientes o inconscientes,
inferidas de lo que las personas dicen o hacen, capaces de ser precedidas por la frase:
“Yo creo que...” El contenido de una creencia puede:
 Describir el objeto de la creencia como verdadero o falso, correcto o incorrecto.

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 Evaluarlo como bueno o malo.


 Propugnar un cierto curso de acción o un cierto estado de existencia como
indeseable.
La percepción: Los estudios de percepción social se centran en los mecanismos de
respuestas sociales y de procesamiento de la información, mientras que los de RS en
los modos de conocimiento y los procesos simbólicos en su relación con la visión de
mundo y la actuación social de los seres humanos.
Los estereotipos: Los estereotipos son categorías de atributos específicos a un grupo
que se caracterizan por su rigidez. En este sentido son más dinámicas las RS pues
éstas se modifican constantemente en la interacción diaria de las personas. Asimismo
la RS se diferencia de los estereotipos por su función: los estereotipos son el primer
paso en el origen de una representación; cuando se obtiene información de algo o de
alguien se adscribe en el grupo o situación a las cuales ese grupo o situación
pertenece, o sea los estereotipos cumplen una función de “economía psíquica” en el
proceso de categorización social.
La actitud: Una de las principales diferencias entre el concepto de actitud y el
concepto de RS estriba en que la actitud se sitúa exclusivamente en el polo de las
respuestas. El concepto de actitud implica la existencia de un estímulo “ya constituido”
hacia el cual se reacciona según el tipo de disposición interna que se haya construido
hacia él. Por el contrario, la RS entrelaza la respuesta y el estímulo de forma
indisociable. La actitud determina, orienta la respuesta frente a cierto estímulo; la R S
constituye el estímulo y la respuesta que se da. La disposición a responder de cierta
forma no se adquiere, por lo tanto, como un fenómeno separado de la elaboración del
estímulo.
La opinión: La opinión es una fórmula socialmente valorizada a la que las personas se
adhieren y, por otra parte, una toma de posición acerca de un problema controvertido
de la sociedad o de objetos sociales cuyo interés es compartido por el grupo. La opinión
propicia la utilización de conceptos; no obstante, ella no es el origen de tales conceptos
porque los significados que los originan provienen de las RS que se confrontan en el
contexto de la comunicación y la divergencia. Es decir, la diferencia entre la opinión y
la RS es que esta última informa del contexto, de los criterios de juicio y de los
conceptos subyacentes en la opinión, mientras que la opinión solo informa sobre la
reacción de las personas hacia los objetos dados desde afuera independientemente de
los y las actoras sociales. Los estudios de opinión se refieren a la toma de posición
frente a cuestiones sociales de relevancia. En cambio, el estudio de las R S considera
las relaciones y las interacciones sociales, pues son ellas las que generan los cambios
de opinión de las personas frente a circunstancias distintas: personas, lugares,
situaciones.
La imagen: Tanto la imagen como la representación social hacen referencia a ciertos
contenidos mentales fenomenológicos que se asocian con determinados objetos,
supuestamente reales. La imagen, sin embargo, es una reproducción pasiva de un
exterior en un interior. Esto equivale a decir que la imagen se construye esencialmente
como reproducción mental de un objeto exterior y se relaciona básicamente con los
mecanismos perceptivos. La RS consiste en un proceso de construcción mental de un
objeto cuya existencia depende en parte del propio proceso de representación. Es
decir, aunque la representación alude a imágenes y figuras, es algo más que un puro

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reflejo del mundo exterior por el marcaje social que contiene y por la función que
cumple en la interacción social.
En resumen, las RS son conjuntos dinámicos, su característica es la producción de
comportamientos y de relaciones con el medio, en una acción que modifica a ambos y
no una re producción de esos comportamientos, o de estas relaciones, ni una reacción
a un estímulo exterior dado.

Farr Robert M. (1993). Las representaciones sociales. En Psicología social, II:


pensamiento y vida social, psicología social y problemas sociales
Al tener el mismo significado para quien habla y para quien escucha, el lenguaje
permite tanto representar un objeto ausente o invisible, como evocar el pasado o el
futuro, liberando así las relaciones humanas de las limitaciones del espacio-tiempo.
La comunicación de las masas refleja, crea y transforma las representaciones sociales,
ordena la forma y el contenido de las conversaciones. Numerosas representaciones son
sociales porque son transmitidas por los medios de comunicación. Nos encontramos
ante representaciones sociales cuando los individuos debaten temas de mutuo interés
o cuando se hacen eco de los acontecimientos seleccionados como significativos.
Las representaciones sociales trascienden la esfera de las opiniones, imágenes y
actitudes. Se trata de sistemas cognitivos que poseen una lógica y lenguaje
particulares de teorías, de ciencias sui generis, destinadas a descubrir la realidad y
ordenarla.
Decimos que una nueva teoría científica se convierte en un componente de la realidad
y por esa misma razón, en un objeto de legítimo interés para la psicología social. Una
vez difundida, la teoría se transforma en una representación social autónoma que ya no
puede tener gran semejanza con la teoría original.
a) Representaciones sociales de salud y enfermedad, y del cuerpo humano : cuando
hablamos de salud, decimos que se puede tener la suerte de haber nacido con
una buena constitución y, por consiguiente, se goza de una salud floreciente. Por
el contrario, la enfermedad debe ser explicada. Es atribuida en gran parte al
entorno, al carácter artificial del ritmo de vida urbano, a una alimentación
malsana y a la contaminación. En cuanto a las representaciones sociales del
cuerpo, Jodelet relaciona la evolución del pensamiento social con la evolución de
la vivencia corporal del individuo. A las transformaciones en la sociedad, como la
difusión de conocimientos biológicos, la ascensión del feminismo, la expansión
del interés por el equilibrio físico, el deporte y el regreso a la naturaleza, la
franqueza que tiende a dominar el discurso sobre la sexualidad, responden
modificaciones al nivel de la representación y, a través de ésta, en la vivencia y
en las prácticas sociales.
b) La representación social de la enfermedad mental : a través de diversas
investigaciones se concluyó en que el status de los enfermos mentales
internados en institutos hacía de ellos extraños permanentes a fin de evitar
contagios. La política aparentemente ilustrada de las autoridades sanitarias,
dirigida hacia la reinserción, chocaba contra la aparición de un código de
discriminación social.
c) Representaciones sociales de la infancia: Chombart de Lauwe descubre que la
infancia constituye un mundo diferente, distinto al de los adultos, al que a

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menudo se opone. Sin embargo, estos mundos imaginarios de la infancia no son


más que la creación de los adultos. Basándose en diversas representaciones del
niño, este autor muestra cómo se elabora todo un mito sobre la naturaleza de la
infancia.
d) Representaciones sociales de la vida profesional : los factores de satisfacción
profesionales están relacionados estrechamente a la libertad y a la autonomía en
la organización y la realización del trabajo, así como al sentimiento de ser
responsable con estas. Por el contrario, las fuentes de desagrado están menos
relacionadas con el contenido del trabajo que con las malas condiciones debidas
a las relaciones jerárquicas, al salario, al ruido o a la incomodidad, etc. Cabe
destacar que la falta de insatisfacción en el trabajo no tiene nada que ver con la
satisfacción profesional.
Las representaciones sociales tienen una doble función: hacer que lo extraño resulte
familiar y lo invisible, perceptible. Lo que es desconocido o insólito conlleva a una
amenaza, ya que no tenemos una categoría en la cual clasificarlo.
“Que desaparezca la palabra neurosis y que entre en escena la palabra desorden, es
un hecho que tiene un alcance que va más allá de su simple sentido en una frase o en
psiquiatría. Son las relaciones y el pensamiento colectivo los que se ven afectados y
cambian.”

Jodelet, Denise. (1993). La representación social: fenómenos, conceptos y


teoría. En Psicología social, II: pensamiento y vida social, psicología social y
problemas sociales
Una representación social constituye la designación de fenómenos múltiples que se
observan y estudian a variados niveles de complejidad, individuales y colectivos,
psicológicos y sociales.
En tanto que fenómenos, las representaciones sociales se presentan bajo formas
variadas, más o menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de
significados; sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e
incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las
circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver;
teorías que permiten establecer hechos sobre ellos. Y a menudo las representaciones
sociales son todo ello junto. Vemos que siempre se trata de una manera de interpretar
y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma de conocimiento social. Y
correlativamente, la actividad mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar
su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que
les conciernen. Lo social interviene ahí de varias maneras: a través del contexto
concreto en que se sitúan los individuos y los grupos; a través de la comunicación que
se establece entre ellos; a través de los marcos de aprehensión que proporciona su
bagaje cultural; a través de los códigos, valores e ideologías relacionados con las
posiciones y pertenencias sociales específicas.
Los conocimientos constituidos a partir de nuestras experiencias, de las informaciones,
conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la
tradición, la educación y la comunicación social, son conocimientos socialmente
elaborados y compartidos. Bajo sus múltiples aspectos intenta dominar nuestro
entorno, comprender y explicar los hechos e ideas que pueblan nuestro universo de

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vida o que surgen en él, actuar sobre y con otras personas, situarnos respecto a ellas,
saber lo que significan los descubrimientos de la ciencia y el devenir histórico para la
conducta de nuestra vida, etc. En otros términos, se trata de un conocimiento práctico.
El hecho de que la representación social constituya una forma de conocimiento implica
el riesgo de reducirla a un acontecimiento intraindividual, donde lo social tan sólo
interviene de forma secundaria. El hecho de que se trate de una forma de pensamiento
social entraña el peligro de diluirla en fenómenos culturales o ideológicos.
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico
orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social,
material e ideal. En tanto que tales, presentan características específicas a nivel de
organización de los contenidos, las operaciones mentales y la lógica. La caracterización
social de los contenidos o de los procesos de representación ha de referirse a las
condiciones y a los contextos en los que surgen las representaciones, a las
comunicaciones mediante las que circulan y a las funciones a las que sirven dentro de
la interacción con el mundo y los demás.
Elementos para acotar la noción de representación social
La representación social se define por un contenido: informaciones, imágenes,
opiniones, actitudes, etc. Este contenido se relaciona con un objeto: un trabajo a
realizar, un acontecimiento económico, un personaje social, etc. Por la otra, es la
representación social de un sujeto (individuo, familia, grupo, clase, etc.), en relación
con otro sujeto. De esta forma, la representación es tributaria de la posición que
ocupan los sujetos en la sociedad, la economía, la cultura. Toda representación social
es representación de algo y de alguien. Así, no es el duplicado de lo real, ni el duplicado
de lo ideal, ni la parte subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto. Sino que
constituye el proceso por el cual se establece su relación.
La representación es el representante mental de algo: objeto, persona, acontecimiento,
idea, etc. Por esta razón, la representación está emparentada con el símbolo, con el
signo. Al igual que ellos, la representación remite a otra cosa. No existe ninguna
representación social que no sea la de un objeto, aunque éste sea mítico o imaginario.
Por otra parte, representar es representar, hacer presente en la mente, en la
conciencia. En este sentido, la representación es la reproducción mental de otra cosa:
persona, objeto, acontecimiento material o psíquico, idea, etcétera. En todos estos
casos, en la representación tenemos el contenido mental concreto de un acto de
pensamiento que restituye simbólicamente algo ausente, que aproxima algo lejano.
Características de la representación:
 Siempre es la representación de un objeto
 Tiene un carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo sensible y
la idea, la percepción y el concepto
 Tiene un carácter simbólico y significante
 Tiene un carácter constructivo
 Tiene un carácter autónomo y creativo.
La representación siempre conlleva algo social: las categorías que la estructuran y
expresan, categorías tomadas de un fondo común de cultura. Estas categorías son
categorías de lenguaje.
Estas ópticas constituyen diversas maneras de formular cómo se elabora la
construcción psicológica y social que es una representación social. Las principales son:

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Primera: se limita a la actividad puramente cognitiva a través de la cual el sujeto


construye su representación. La representación presenta dos dimensiones. Una
dimensión de contexto: el sujeto se halla en situación de interacción social o ante un
estímulo social y la representación aparece entonces como un caso de la cognición
social, tal como es abordada por la psicología social. Una dimensión de pertenencia:
siendo el sujeto un sujeto social, hace intervenir en su elaboración ideas, valores y
modelos provenientes de su grupo de pertenencia o ideologías transmitidas dentro de
la sociedad.
Segunda: pone el acento sobre los aspectos significantes de la actividad
representativa. Se considera que el sujeto es productor de sentido, que expresa en su
representación el sentido que da a su experiencia en el mundo social. La
representación también es considerada la expresión de una sociedad determinada.
Tercera: trata la representación como una forma de discurso y desprende sus
características de la práctica discursiva de sujetos situados en la sociedad. Sus
propiedades sociales provienen de la situación de comunicación, de la pertenencia
social de los sujetos que hablan y de la finalidad de su discurso.
Cuarta: es la práctica social del sujeto la que es tomada en consideración. Actor social
inscrito en una posición o lugar social, el sujeto produce una representación que refleja
las normas institucionales derivadas de su posición o las ideologías relacionadas con el
lugar que ocupa.
Quinta: el juego de las relaciones intergrupales determina la dinámica de las
representaciones. El desarrollo de las interacciones entre los grupos modifica las
representaciones que los miembros tienen de sí mismos, de su grupo, de los otros
grupos y de sus miembros.
Sexta: basa la actividad representativa en la reproducción de los esquemas de
pensamiento socialmente establecidos, de visiones estructuradas por ideologías
dominantes o en el redoblamiento analógico de relaciones sociales.
Al estudiar cómo penetra en la sociedad una ciencia, S. Moscovici puso de manifiesto
dos procesos principales que explican cómo lo social transforma un conocimiento en
representación y cómo esta representación transforma lo social. Estos dos procesos, la
objetivizacíón y el anclaje, se refieren a la elaboración y al funcionamiento de una
representación social, pues muestran la interdependencia entre la actividad psicológica
y sus condiciones sociales de ejercicio.
La objetivizacíón: lo social en la representación
En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el agenciamiento y la forma
de los conocimientos relativos al objeto de una representación, articulándose con una
característica del pensamiento social, la propiedad de hacer concreto lo abstracto, de
materializar la palabra. De esta forma, la objetivizacíón puede definirse como una
operación formadora de imagen y estructurante.
a) El proceso de la objetivizacíón: La representación permite intercambiar
percepción y concepto. Al poner en imágenes las nociones abstractas, da una
textura material a las ideas, hace corresponder cosas con palabras, da cuerpo a
esquemas conceptuales. En el caso de un objeto complejo como es una teoría, la
objetivizacíón implica varias fases:

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 Selección y descontextualización de los elementos de la teoría: Las


informaciones que circulan sobre el psicoanálisis serán objeto de una
selección en función de criterios culturales (todos los grupos no tienen un
igual acceso a las informaciones) y, sobre todo, en función de criterios
normativos. Estas informaciones son separadas del campo científico al que
pertenecen, del grupo de expertos que las ha concebido y son apropiadas
por el público que, al proyectarlas como hechos de su propio universo,
consigue dominarlas.
 Formación de un «núcleo figurativo»: una estructura de imagen
reproducirá de manera visible una estructura conceptual. Los conceptos
teóricos se constituyen en un conjunto gráfico y coherente que permite
comprenderlos de forma individual y en sus relaciones. Pero asimismo
permite transformar el aparato psíquico en una visión compatible con otras
teorías o visiones del hombre.
 Naturalización: el modelo figurativo permitirá concretar, al coordinarlos,
cada uno de los elementos que se transforman en seres de naturaleza. Las
figuras, elementos del pensamiento, se convierten en elementos de la
realidad, referentes para el concepto. El modelo figurativo utilizado como si
realmente demarcara fenómenos, adquiere un status de evidencia: una vez
considerado como adquirido, integra los elementos de la ciencia en una
realidad de sentido común.
b) Implicaciones del paradigma de la objetivización : al modelo de la objetivización
se lo puede generalizar a toda representación e implica importantes
prolongaciones desde el punto de vista de la lógica y del funcionamiento del
pensamiento social.
El anclaje: la representación en lo social
Este segundo proceso se refiere al enraizamiento social de la representación y de su
objeto. En este caso, la intervención de lo social se traduce en el significado y la
utilidad que les son conferidos. Sin embargo, el anclaje implica la integración cognitiva
del objeto representado dentro del sistema de pensamiento preexistente y a las
transformaciones derivadas de este sistema, tanto de una parte como de otra. Se trata
de su inserción orgánica dentro de un pensamiento constituido. El proceso de anclaje
articula las tres funciones básicas de la representación: función cognitiva de
integración de la novedad, función de interpretación de la realidad y función de
orientación de las conductas y las relaciones sociales. El proceso de anclaje se
descompone en varias modalidades que permiten comprender:
a) El anclaje como asignación de sentido: La jerarquía de valores que se impone
en la sociedad y sus diferentes grupos contribuye a crear, una «red de
significados» a través de la cual son situadas socialmente y evaluadas como
hecho social. El grupo expresa sus contornos y su identidad a través del sentido
que confiere a su representación. Al poner de manifiesto un «principio de
significado», provisto de apoyo social, se asegura la interdependencia de los
elementos de una representación. Este enraizamiento de la representación en la
vida de los grupos constituye un rasgo esencial del fenómeno representativo, ya
que explica sus lazos con una cultura o una sociedad determinadas.
b) El anclaje como instrumentalización del saber: Esta modalidad permite
comprender cómo los elementos de la representación no sólo expresan relaciones
sociales, sino que también contribuyen a constituirlas. El sistema de interpretación

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tiene una función de mediación entre el individuo y su medio, así como entre los
miembros de un mismo grupo. Capaz de resolver y expresar problemas comunes,
transformado en código, en lenguaje común, este sistema servirá para clasificar a
los individuos y los acontecimientos, para constituir tipos respecto a los cuales se
evaluará o clasificará a los otros individuos y a los otros grupos. Se convierte en
instrumento de referencia que permite comunicar en el mismo lenguaje y, por
consiguiente, influenciar.
c) Anclaje y objetivización: La situación experimental a la que se enfrenta un
sujeto moviliza un trabajo de apropiación cognitiva que permite comprenderla,
anticipar lo que se producirá, preparar la interacción con el compañero y dar
sentido al propio comportamiento. Todas las interpretaciones se organizan en
función del núcleo central de la representación de la situación experimental. Este
núcleo depende del objeto representado, de la relación que el sujeto mantiene con
él y de la finalidad de la situación. En los discursos o las respuestas que dan
acceso a las representaciones, estos elementos intervienen efectivamente como
organizadores de contenido y como operadores de sentido: con ellos lo que
alcanzamos es un pensamiento en actos, pues hacen inteligible su
funcionamiento. Por otra parte, son proporcionados por el lenguaje y funcionan
como un lenguaje que sirve para codificar la realidad.
d) El anclaje como enraizamiento en el sistema de pensamiento: Así como no
surge de la nada, la representación no se inscribe sobre una tabula rasa, sino que
siempre encuentra «algo que ya habla sido pensado», latente o manifiesto. El
contacto entre la novedad y el sistema de representación preexistente se halla en
el origen de dos órdenes de fenómenos, opuestos de cierta manera, que dan a las
representaciones una dualidad en ocasiones sorprendente. Esta dualidad consiste
en ser tanto innovadoras como rígidas, tanto movientes como permanentes, y en
ocasiones, en el seno de un mismo sistema. Fenómeno al que S. Moscovici se
refiere con la hipótesis de la «polifasia cognitiva».
 La incorporación social de la novedad puede ser estimulada por el carácter
creador y autónomo de la representación social. Las necesidades de la
colectividad que la integra hacen de ella un instrumento que producirá sus
efectos al convertir los marcos habituales de representación de la realidad y al
cambiar el contenido de nuestras experiencias y de nuestras percepciones. De
esta forma, el cambio cultural puede incidir sobre los modelos de pensamiento y
de conducta que modifican de manera profunda las experiencias por mediación
de las representaciones.
 La «familiarización de lo extraño», junto al anclaje, hará prevalecer los antiguos
marcos de pensamiento, alineándolo en lo ya conocido. Esta modalidad de
pensamiento caracterizada por la memoria y el predominio de posiciones
establecidas pone en práctica mecanismos generales como la clasificación, la
categorización, el etiquetaje, la denominación y procedimientos de explicación
que obedecen a una lógica específica. Comprender algo nuevo es hacerlo propio
y también explicarlo. El sistema de representación proporciona los marcos, las
señales a través de las que el anclaje clasificará dentro de lo familiar y explicará
de una forma familiar. Las clasificaciones en relación con un prototipo nunca son
neutras. Los prototipos que orientan las clasificaciones no sólo tienen
propiedades taxonómicas, sino que corresponden a expectativas y coacciones
que definen los comportamientos adoptados. La interacción con ellos se
desarrolla de tal forma que confirman los caracteres que se les atribuyen. De
esta forma, el anclaje garantiza la relación entre la función cognitiva básica de la

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representación y su función social. Además, proporcionará a la objetivización sus


elementos gráficos a fin de elaborar nuevas representaciones. Ante un nuevo
acontecimiento o un nuevo objeto sobre el que no disponemos de conocimiento
alguno, explicar mediante una causalidad es una manera de representárselo,
pero esta explicación no se hace únicamente en base a las informaciones y
observaciones de que disponemos: no procedemos tan sólo por inferencia, sino
también por deducción. Por esta razón, S. Moscovici hace que coexistan dos tipos
de causalidad: la causalidad por atribución, eficiente atribución de una causa
a un efecto, como en el procedimiento científico, y la causalidad por
imputación, que busca las intenciones que hay detrás de los actos, el porqué de
su finalidad. En el pensamiento social a menudo se produce un deslizamiento de
un tipo de causalidad al otro y una transformación de la intención en causa o una
transformación de la causa en intención.

UNIDAD 4

Duschatzky, S., & Corea, C. (2002). Chicos en banda: los caminos de la


subjetividad en el declive de las instituciones.

ESCENARIOS DE EXPULSIÓN SOCIAL Y SUBJETIVIDAD

La pobreza define estados de desposesión material y cultural que no necesariamente


atacan procesos de filiación y horizontes o imaginarios futuros. La pobreza no
necesariamente afecta a la "creencia" o a la confianza de que es posible alcanzar otras
posiciones sociales. La exclusión pone el acento en un estado: estar por fuera del orden
social. El punto es que nombrar la exclusión como un estado no supone referirse a sus
condiciones productoras. La exclusión nos habla de un estado en el que se encuentra
un sujeto. La idea de expulsión social, en cambio, refiere la relación entre ese estado de
exclusión y lo que lo hizo posible. Mientras el excluido es meramente un producto, un
dato, un resultado de la imposibilidad de integración, el expulsado es resultado de una
operación social, una producción, tiene un carácter móvil.

La expulsión, considerada como una serie de operaciones, nos da la oportunidad de ver


un funcionamiento, la producción en la situación del expulsado. La expulsión social,
entonces, más que denominar un estado cristalizado por fuera, nombra un modo de
constitución de lo social. El nuevo orden mundial necesita de los integrados y de los
expulsados. Éstos ya no serían una disfunción de la globalización, una falla, sino un
modo constitutivo de lo social.

Agamben define la vida humana como aquellos modos, actos y procesos singulares
del vivir que nunca son plenamente hechos sino siempre y sobre todo posibilidades y
potencia. Un ser de potencia es un ser cuyas posibilidades son múltiples, es un ser
indeterminado. Un ser de nuda vida es un ser al que se le han consumido sus
potencias, sus posibilidades.

A simple vista los indicadores o rastros de la expulsión social pueden advertirse en un


conjunto de datos fácilmente constatantes: falta de trabajo, estrategias de
supervivencia que rozan con la ilegalidad, violencia, falta de escolarización o
escolaridad precarizada, ausencia de resortes de protección social, disolución de los
vínculos familiares, drogadicción, etcétera. Estos datos retratan determinaciones,

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actos, hechos, pero no hablan de los sujetos. Decidimos distinguir entre actos o datos
reveladores de la expulsión y prácticas de subjetividad, es decir, operaciones que pone
en juego el sujeto en esa situación de expulsión. Las prácticas de subjetividad permiten
rastrear las operaciones que despliegan los sujetos en situaciones límite y las
simbolizaciones producidas. Las formas de producción de la subjetividad no son
universales ni atemporales sino que se inscriben en condiciones sociales y culturales
específicas.

La potencia soberana del Estado fue sustituida por la potencia soberana del mercado.
El Estado-nación se muestra impotente para orientar el devenir de la vida de las
personas. El mercado se dirige a un sujeto que sólo tiene derechos de consumidor, y no
los derechos y obligaciones conferidos al ciudadano. El consumo, entonces, no requiere
la ley ni los otros, dado que es en la relación con el objeto y no con el sujeto donde se
asienta la ilusión de satisfacción. Para satisfacer el "deseo" de consumo necesito del
objeto y no del sujeto; para trabajar necesito que el azar recaiga sobre mí y no sobre el
otro porque no hay lugar para todos; para estar integrado dependo de mi capacidad de
gestionarme dado que es aquí, en la gestión del sí mismo y no en el lazo donde se fija
la ilusión de la posibilidad.

Hablamos de violencia como sustrato, como condiciones cotidianas, para diferenciarla


de la violencia como accidente, práctica excepcional, revuelta colectiva orientada hacia
algún fin o violencia simbólica tendiente a imponer comportamientos y percepciones
sociales. Digamos que la violencia es hoy una nueva forma de socialidad, un modo de
estar "con" los otros, o de buscar a los otros, una forma incluso de vivir la
temporalidad. Imbert (1992), "hasta las conductas más anémicas dicen algo, expresan
un sentimiento, aunque sea de impotencia, remiten a un lenguaje, aunque sea secreto
o inarticulado". Admitir que la violencia, aun como expresión fallida de lo simbólico,
puede constituir un lenguaje, permite que la veamos como una respuesta de urgencia a
situaciones de emergencia.

Dufour (1990) destaca que muchos de los valores de la modernidad están aún
disponibles pero ninguno cuenta con el prestigio y la autoridad suficiente para
instituirse, y esta caída de toda narrativa en la que anclar es la que modifica el suelo de
constitución subjetiva. El punto clave desde el punto de vista de este autor es que no
se trataría de un sujeto constituido alrededor de algún sistema de referencia
compartido, sino de un sujeto que se define a partir de sí mismo, un sujeto
fragmentado, despojado del lazo.

La violencia en los ámbitos analizados se presenta bajo cuatro formas: como estallido
(en la escuela), como forma instituida (en los ritos), como componente de un
acontecimiento (en fiestas), o como matriz cotidiana (en la calle).
 En la escuela, la violencia no es vivida por sus protagonistas como un acto de
agresividad, sino como un modo de trato habitual y cotidiano. La violencia en la
escuela es identificada como tal por un observador y no por sus agentes. Son los
docentes, en la posición de observadores, quienes hablan de violencia cuando
constatan que los comportamientos habituales de los alumnos son la negación
de la representación que corresponde a la condición de alumno. La violencia con
el otro, la violencia a modo de descarga o pulsión descontrolada es el índice de
la incapacidad del dispositivo para instituir una subjetividad regulada por la ley
simbólica. La violencia como estallido es una suerte de energía pulsional no

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controlable. La idea de que la educación podía transformar a los bárbaros en


civilizados o semejantes hacía que el otro fuera siempre una potencia pasible de
educabilidad: los niños son los hombres del mañana, sostenía el discurso cívico
de la Nación. Cuando fueran hombres serían semejantes. Entonces, lo que
escapaba a la acción educativa -vago, indigente, vicioso, de malas maneras,
inculto- era encerrado o era reeducado. La violencia en la escuela es un fuera de
lugar, una irrupción que resulta inconsistente con la representación de una
escuela, lugar eficaz para controlar las disrupciones y moldear la moralidad del
sujeto.
 En la fiesta cuartetera, los chicos pueden protagonizarla, registrarla y tratar
de evitarla pero en todos los casos no se trata de meros observadores externos
sino de participantes del escenario. Los chicos se socializan en una fiesta que
contiene la violencia como una de sus formas de expresión. Es decir, no la viven
como un fuera de lugar. La fiesta es al mismo tiempo catarsis, lugar de
encuentro, de sentido colectivo, de contacto violento. La violencia en la fiesta es
parte de la estética del acontecimiento.
 En los ritos, la violencia es una forma instituida en tanto es la marca mediante
la cual un miembro del grupo adquiere un cierto estatuto. Atravesar por una
serie de actos "violentos" sobre el propio cuerpo y el cuerpo del otro es un modo
de alcanzar un nuevo lugar legitimado en el grupo. La violencia en estos casos
no es ni un fuera de lugar como en la escuela ni un componente más de la
socialidad como en la fiesta, sino una marca fundante de reconocimiento, en las
fronteras de las legalidades del grupo.
 En la calle, la violencia se presenta constituyendo la matriz del lugar. A
diferencia de la fiesta, aquí se trata de un lugar del que no se puede escapar. A
la fiesta se elige ir, en cambio la calle es un lugar ineludible.

LAS INSTITUCIONES EN LA PENDIENTE

Según Rosanvallon la familia tradicional ofrece un punto de equilibrio al individuo, al


mismo tiempo que lo inserta en un espacio de sostén social y redistribución económica.
La familia hacía posible la inscripción en una genealogía y constituye para la tradición
moderna el primer eslabón en el proceso de filiación y construcción de la cadena
intergeneracional.

Por su parte, para el psicoanálisis no hay sujeto desde los orígenes sino que se trata de
posibilidades que sólo se materializarán si encuentran una serie de condiciones. El otro
es entonces condición y posibilidad de subjetivación. Ese primer otro es la madre que
nutre, cuida, brinda afecto, toca, habla.

Para Piera Aulagnier es la madre la que dice si el niño tiene hambre, frío, está triste,
prefiere un juguete u otro, un paseo u otro. Se trata entonces de una "violencia
primaria" fundada en una asimetría que será constitutiva del sujeto mientras no se
instale como un modo de relación perdurable que obture las posibilidades de
enfrentarse a las propias decisiones.

¿Qué papel le confiere el psicoanálisis al padre? Se trata de una función


simbólica, es decir, no importa quién la ejerza sino la posibilidad de que sea inscripta
significativamente. El padre es el representante de la ley y como tal el portador de los
discursos sociales legitimados. El padre es el encargado de romper la simbiosis entre

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madre e hijo y el que reparará esa "pérdida" con la puesta a disposición de objetos
sustitutos (símbolos, ideas, instituciones, ritos) que facilitarán la exogamia.
¿Qué ha sucedido con estas representaciones familiares? Se han alterado una
serie de condiciones en las que se basa el principio jerárquico: pérdida de la condición
salarial, incertidumbre respecto del futuro, flexibilidad laboral, dilución del trabajo como
pilar de estructuración social, pérdida de las protecciones sociales, borramiento de las
fronteras generacionales, pasaje del saber a la información con sus efectos
concomitantes en la devaluación de la experiencia y la transmisión intergeneracional.
Nuevos modos de vinculación familiar, otros tipos de familia. No se trata de
configuraciones familiares respetuosas de la lógica de la autoridad simbólica tradicional
sino de múltiples modos de relación que rompen la estructura paterno-filial.

¿En qué momento se deja de ser humano? Según Agamben lo propio del humano
es la posibilidad de dejar de ser humano. El sobreviviente se presenta como una figura
ambivalente de lo humano y lo inhumano: se puede sobrevivir sin humanidad; pura
nuda vida, el viviente.

Desubjetivación: la desubjetivación no se trata de un estado puro. Lo que sí advertimos


son modos desubjetivantes de habitar los vínculos familiares o un no poder hacer casi
nada con la situación. Es decir, se trata de la imposibilidad de apropiarse
simbólicamente de la realidad tanto interna como interna (darle un significado). Se
trata de un modo que despoja al sujeto de la posibilidad de decisión y de la
responsabilidad. Una de las condiciones de la desubjetivación en el entorno-familiar es
la visible indiferenciación de los lugares tradicionales de padre, madre e hijo, con la
consecuente disolución de las posiciones de protección y autoridad de los padres hacia
los hijos. En ese marco de disolución y confusión, la desubjetivación consiste en la
imposibilidad de gestionar lugares de enunciación desde los cuales habitar esas
transformaciones. La maternidad y la paternidad aparecen desinvestidos de aquel
sentido heredero de la tradición cultural. Padre, madre, hijo ya no se perfilan como
significantes de una relación intergeneracional basada en el principio de autoridad, sino
que parece tratarse de lugares simbólicamente destituidos. Trabajos "compartidos" en
condiciones de alta precariedad, chicos que "protegen" a las madres, figuras
masculinas borrosas o en descomposición, actos ilegales "legalizados" por sus
progenitores en la urgencia por sobrevivir, caída de la frontera entre lo permitido y lo
prohibido. Chicos expuestos o puestos como escudo en disputas de pareja, chicos
ocupando el lugar de proveedores.

Resistencia: La resistencia expresa cierta actitud de defensa, algo así como un modo de
abroquelarse para protegerse de los efectos riesgosos que acechan la existencia. La
familia aparece aquí como el lugar de refugio y preservación. La alteración del modelo
se registra entonces en el tránsito de una familia que propiciaba la salida al mundo a
una familia que preserva de los riesgos del mundo. Tradicionalmente la familia era la
encargada de instalar al niño en el mundo mediante una serie de prácticas de
socialización que atendían a su autonomización progresiva. El mundo era apetecible en
tanto prometedor de nuevas posibilidades. Los relatos construidos en la investigación
testimonian la alteración del significado de esta mediación. El mundo se ha vuelto
inhabitable y la familia procura entonces dilatar la salida de sus hijos. La calle es
peligrosa, amenazante, y en consecuencia el cuidado familiar no es aquel que fortalece
al hijo para salir al mundo sino el que lo preserva de los riesgos del mundo.

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Invención: La modalidad de la invención pone de relieve la producción de recursos para


habitar la situación. Se trata de hacer algo con lo real, de producir aberturas que
desborden la condición de imposibilidad, de producir nuevos posibles. Aun en
condiciones de destitución del dispositivo familiar se registra la producción de
operaciones de subjetivación. A pesar de la destitución social de la autoridad simbólica
y la precariedad de los resortes que habilitaban la posición de proveedor, la institución
de un lugar protector no necesariamente desaparece. Se trata de la construcción de
una posición de enunciación que gráfica la búsqueda de un "poder ser" en el borde de
un "no poder". Las operaciones de subjetivación se plantean allí donde opera la
imposibilidad.
¿Cuál es la posición de la escuela? ¿Qué experiencias escolares se pueden
producir en situaciones de profunda alteración? ¿Qué tipos subjetivos se
habilitan en esas experiencias?
La destitución no es la inexistencia, no es el vacío, no es la ausencia de algún tipo de
productividad. Tampoco la falta de respuesta a un tipo de demandas. La destitución
simbólica de la escuela hace alusión a que la "ficción" que ésta construyó mediante la
cual eran interpelados los sujetos dejó de tener poder performativo. Cuando decimos
que la escuela se encuentra destituida simbólicamente no decimos que enseña mal,
que no está a la altura de las demandas competitivas o que, como suele escucharse,
hace asistencialismo en vez de pedagogía. Lo que sugerimos con la hipótesis de la
destitución de la escuela es que se percibe una pérdida de credibilidad en sus
posibilidades de fundar subjetividad. Sin embargo, en ese sustrato de destitución no
todo se desvanece. No se trata de una desaparición absoluta de la subjetividad sino, en
todo caso, de la desaparición de algunos tipos subjetivos, de algunas posiciones de
enunciación, de algunos recursos y lógicas que se revelan estériles para hacer algo en
esta situación. La destitución también puede ser procesada y habitada; en ocasiones, la
destitución no es un derrumbe, sino el escenario complejo y extremadamente duro en
el que se despliegan operaciones de invención para vivirla.

Desubjetivación: La desubjetivación hace referencia a una posición de impotencia, a la


percepción de no poder hacer nada diferente con lo que se presenta. Persisten lógicas
devaluativas del pobre, pero, además, desde la percepción de los docentes ya no los
habita la esperanza del progreso sino la resignación y la pérdida de confianza en
civilizarlos, disciplinarlos o emanciparlos. El problema, a juzgar por los relatos docentes,
es su impotencia enunciativa, que es igual a decir la desubjetivación de la tarea de
enseñar.

Resistencia: El respeto a la autoridad, la disposición para la obediencia, la sumisión, el


deseo de progreso, la capacidad de adquirir normas básicas de interacción social,
constituían la matriz básica de la educabilidad sobre la que la escuela no sólo
intervenía para ejercer su tarea formadora, sino que ella misma fundaba en
colaboración solidaria con la familia. Los chicos de ahora no sólo expresan la ausencia
de esa matriz básica, no sólo una fuerte resistencia a dejarse moldear por esa matriz;
también son la expresión de la incomunicación profunda entre la escuela y la familia en
condiciones de disolución estatal. Si ya no son respetuosos, estudiosos, disciplinados,
receptores de la experiencia de las generaciones anteriores, no es por mala fe, mala
voluntad o mala intención; si los niños y los jóvenes ya no son lo que eran, desde la
perspectiva de la subjetividad, esto se debe a que las condiciones institucionales que
hicieron posible tales tipos subjetivos hoy han perdido eficacia. Estas representaciones
que por décadas permearon el imaginario de docentes y padres han estallado.

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Entonces la resistencia es la expresión del desacople entre las representaciones viejas


y las situaciones actuales que no se dejan nombrar por esas representaciones. La
resistencia es un obstáculo porque impide que una subjetividad se altere para poder
enunciarse en las nuevas condiciones. La posición que resiste insiste en seguir
suponiendo un alumno que ya no existe: obediente, capaz de postergaciones, en
condiciones de prever y anticipar, disponible para recibir algo del adulto. Por eso
cuando nos enfrentamos a una subjetividad que contradice esas expectativas la
pensamos como disvalor o como una expresión de violencia.

Invención: El enemigo de la educación es la idea de lo definitivo, de la determinación,


de la impotencia, de la irreversibilidad. La invención supone producir singularidad, esto
es formas inéditas de operar con lo real que habiliten nuevos modos de habitar una
situación y por ende de constituirnos como sujetos. La educación igualadora es la
acción que hace posible la subjetivación, la que emprende la difícil e incontrolable tarea
de introducir a un sujeto en otro universo de significación de modo de ayudarlo a
construir su diferencia. La educación consiste en examinar una situación de
imposibilidad contingente y en trabajar con todos los medios para transformarla. La
transmisión ofrece a quien la recibe un espacio de libertad. La pregunta no es cómo
aprendieron los alumnos lo que les enseñé sino qué hacen con lo que les enseñé. Y sólo
sabré que enseñé algo si los sujetos habrán sabido hacer algo con eso.

Rodríguez Rabanal, C. (1989). Cicatrices de la pobreza: un estudio


psicoanalítico.

La formación de una personalidad autónoma e integrada, está íntimamente ligada,


según los postulados psicoanalíticos, a las condiciones de existencia de los primeros
años de vida. Las condiciones favorables de la socialización primaria determinarán
igualmente la mayor o menor disponibilidad de recursos personales para vivir una
existencia creativa. Cuando hablamos de un entorno facilitador u obstaculizados del
desarrollo infantil, consideramos no solamente las condiciones particulares de la
interacción temprana con los padres, sino que entendemos que están inscritas en el
campo de las tensiones sociales. La madre se encuentra
dentro de una trama social y, por ende, su praxis es expresión de la sociedad (de su
clase social, de pautas culturales, etc.). El monto de las carencias suele afectar la
formalidad de la personalidad. La indigencia material se transmuta en pobreza psí-
quica, en lacra social, forjando personalidades con estructuras yoicas débiles, poco
diferenciales, con restricciones en el código lingüístico y en la capacidad de
simbolización.

Encontramos que, muchas veces, la conciencia de las necesidades y problemática


infantil es reducida. Los niños están para la realización de los proyectos paternos,
mientras que éstos no se plantean el problema de las necesidades específicas de
aquéllos. Más allá de lo que la tradición cultural otorgue como marco de referencia
explicativo, resulta evidente la existencia de factores perturbadores en la persona del
adulto, que limitan significativamente su disponibilidad emocional para satisfacer
adecuadamente las demandas instintivas y de protección del niño. La relación adulto-
niño poco empática acentúa la asimetría contribuyendo a producir en los niños un
sentimiento de infravalorización y permutabilidad.

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En suma se constata un menoscabo de las posibilidades de contención de los padres, lo


que propicia desarrollos precoces que no promueven un adecuado desarrollo de las
funciones autónomas. La diferenciación precoz de la estructura yoica ocurre cuando el
niño tiene que hacerse cargo de la acomodación a la realidad externa. Pareciera que las
condiciones de vida signadas por la pobreza y sucesivos traumas son el caldo de cultivo
en que germinan personalidades que recurren tempranamente al desarrollo de
estrategias de supervivencia. Los intentos de elaboración de los factores perturbadores
procedentes del mundo interno y externo fracasan, limitando las posibilidades de
creatividad, autonomía e iniciativa personal.

A las situaciones traumáticas de la temprana infancia se suma la influencia de las


instituciones sociales (colegio, partidos políticos, medios de comunicación, etc.), las
cuales suelen reflejar los planos formales de la realidad, eludiendo sus marcadas
contradicciones; fomentarían procesos regresivos, de “inconscientización”. Las
relaciones sociales, tal como se dan en sectores de la población pauperizados, ejercen
una presión tal, que propician en los individuos trastornos de índole narcisista.
Mediante el recurso a mecanismos de
defensa regresivos se intenta mantener un sentimiento de sí mismo suficiente para la
preservación del yo.

Garcia del Castillo, José A. (2015). Concepto de vulnerabilidad psicosocial en


el hábito de la salud y las adicciones
Wisner, Blaikie, Cannon y Davis: son aquellas características con las que cuenta una
persona o un grupo de personas en una situación determinada, que tienen la
posibilidad de influir en su capacidad de anticipación, resistir y poder recuperarse
óptimamente de una amenaza.
Ruiz (2011, 64): la vulnerabilidad se define siempre en relación con algún tipo de
amenaza, sean eventos de origen físico como sequías, terremotos, inundaciones o
enfermedades, o amenazas antropogénicas como contaminación, accidentes,
hambrunas o pérdida del empleo.
Se podría definir la vulnerabilidad psicosocial en el contexto de la salud y las
adicciones como el grado de susceptibilidad que tiene una persona hacia los problemas
relacionados con la salud y las adicciones. También se la puede considerar una
condición que modula la probabilidad de padecer enfermedades, accidentes o lesiones
autoinfligidas.
Esta forma de vulnerabilidad percibida entraría en los supuestos de que una persona se
sienta especialmente vulnerable ante acontecimientos vitales sin que tercie una base
real en ellos, bien porque se encuentra más débil para afrontar los riesgos, bien porque
esté pasando un periodo de mayor estrés y ansiedad, desapego, proceso de
enfermedad o por otros motivos inespecíficos difícilmente clasificables. Tanto la
vulnerabilidad real como la percibida, pueden ser además previsibles o imprevisibles,
estas últimas son predictoras de futuras vulnerabilidades. Las variables principales que
actuarán como moduladoras de la vulnerabilidad psicosocial son:
 El riesgo: entendido desde el ámbito de la salud, se puede abordar desde una
vertiente real o subjetiva, así como desde una faceta individual y colectiva, como
la posibilidad o evidencia de que el comportamiento se vea expuesto a
acontecimientos que puedan provocar consecuencias negativas para la salud.

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 Afrontamiento: un proceso que se pone en marcha ante la presentación de una


amenaza, independientemente de que sea percibida o real, con el único fin de
intentar reducir o eliminar los conflictos emocionales que pudieran conllevar y
reducir o eliminar la amenaza. Las estrategias se refieren a aquellas acciones
que se ponen en marcha a nivel cognitivo y comportamental ante situaciones de
estrés. Los estilos representan un conjunto de estrategias que pueden utilizarse
en diferentes situaciones de la vida y que han sido aprendidas por la experiencia
personal.
 Resiliencia: un fenómeno mediante el cual una persona es capaz de alcanzar
buenos resultados ante situaciones adversas. Es la capacidad de recuperación y
adaptación tras el abandono o incapacidad inicial ante una situación estresante.
 Estrés: es una respuesta vegetativa de carácter inespecífico a una amenaza.
 De alarma, cuando el cuerpo reacciona a un estímulo que provoca estrés
intentando que vuelva a reestablecerse el equilibrio.
 De resistencia, donde existe un proceso de adaptación continuada que
proporciona la supervivencia de la persona.
 De agotamiento, donde la respuesta de adaptación se interrumpe
pudiendo llevar a la persona a un proceso de enfermedad.
 Apego: se refiere a una forma de comportamiento que tiene como consecuencia
el permanecer junto a otra persona a la que se considera más capacitada para
enfrentarse a la vida. Podemos encontrar cuatro estilos parentales:
 Estilo parental del cuidado óptimo, cuyas características principales
se orientan hacia una sobreprotección baja, junto con un alto cuidado.
 Estilo parental de compulsión afectiva, donde todo es superlativo,
con una muy alta sobreprotección y un cuidado excesivo.
 Estilo parental de control sin afecto, cuyas características principales
se orientan hacia una alta sobreprotección y unos cuidados bajos.
 Estilo parental negligente, donde todo se centra en la
despreocupación, con una baja sobreprotección y un bajo cuidado.
 Inteligencia Emocional: es la capacidad de controlar los sentimientos propios y
de los otros, discriminarlos y usar esa información para guiar el pensamiento y
las acciones de uno mismo.

UNIDAD 5

Hartog, G. (2011). Discriminación y violencia: formas, procesos y alternativas


Cuando en una sociedad los derechos de los individuos o de ciertos grupos sociales son
violados sistemáticamente y cuando una parte de la población, no puede desarrollar
suplen o potencial o vive en condiciones adversas, se obstaculiza su desarrollo. Se
fomenta así, un clima de injusticia que fragmenta las identidades sociales y que tiene
el potencial de incentivar la violencia, ya sea la de grupos que tienen el poder sobre los
más vulnerables o la violencia de los de abajo sobre los de arriba para liberarse de la
opresión sentida o vivida. De allí la necesidad social de encontrar los mecanismos para
desarmar la violencia, incentivando el pacifismo y un clima de justicia social.
 Violencia simbólica: Fomentar ideas o imágenes negativas que humillan,
degradan o encierran en estereotipos a un grupo de personas.
 Violencia psicológica: Ignorar a alguien, hacerle sentir menos o sin importancia.
Insultar, desaprobar sistemáticamente y hacer bromas sobre los asuntos que son

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importantes para una persona. Limitar la libertad o las iniciativas de alguien


controlando sus actividades y comportamientos. Chantajear, acusar, amenazar,
castigar o abusar del poder.
 Violencia sexual: Hostigar, ofender, denigrar y no respetar la integridad sexual
de una persona. Obligar a alguien a tener prácticas sexuales que no desea.
Violación. Usar o comprar el cuerpo de una persona como un objeto sexual a su
servicio.
 Violencia física: Poner en peligro la salud física de una persona, infligir castigo
corporal. Gritar, cachetear, empujar, golpear, torturar y hasta asesinar a una
persona. De manera indirecta: pegar en la pared, azotar la puerta, acelerar la
velocidad del vehículo con el fin de asustar, entre otras.
 Violencia económica: Mantener en la miseria a alguien, sin protección social,
explotarla, no pagarle un salario justo por el trabajo cumplido o imponer
condiciones laborales que no respeten la dignidad humana.
 Violencia legal: Recurrir a los procesos jurídicos o amenazar con utilizarlos para
ejercer el poder sobre otra persona. Abusar de los procedimientos jurídicos para
legalizar una situación u otorgar un derecho.
 Violencia estructural: Negar a una población, de manera indirecta, el acceso a
sus necesidades básicas.
Existen varios términos para nombrar los diferentes aspectos y procesos que
intervienen en el fenómeno de la discriminación:
1) Estereotipo. Una imagen que generaliza y encierra a todas las personas de un
mismo grupo bajo ciertos rasgos.
2) Prejuicio. Una idea preconcebida, un juicio antes de conocer bien a una persona
o a un grupo social. Puede ser positivo o negativo, aunque generalmente se
invoca la idea de prejuicio cuando se devalúa a alguien antes de tener una
experiencia que permita apreciarlo de manera justa.
3) Discriminación. Una forma de otorgar un juicio o un trato social diferente de las
personas bajo ciertos criterios de distinción como los estereotipos y los
prejuicios.
4) Segregación y exclusión social. Leyes, políticas y prácticas que limitan,
castigan y niegan el acceso a las mismas oportunidades y derechos a ciertos
grupos de personas.
5) Estigmatización social. Identificar a algunas personas a partir de un
determinado rasgo que las deja marcadas socialmente y que las condena a
recibir ciertas formas de maltrato.
6) Categorización social. Proceso mental que permite agrupar a las personas y
grupos sociales en ciertos conjuntos sociales y atribuirles un valor basado en los
estereotipos, prejuicios o representaciones sociales que los estigmatiza y
permite jerarquizarlos entre ellos.
7) Cognición social. Proceso mental que permite percibir una situación de
interacción social, seleccionar la información, decodificar e interpretar los hechos
con el fin de proporcionar una respuesta adecuada a la situación.
8) Representación social. Saberes comunes o teorías ingenuas que son
generadas por la sociedad, se utilizan en la vida cotidiana y permiten elaborar
las categorías sociales, así como predecir las acciones.
9) Aprendizaje social. Enseñanzas que recibimos a través de nuestro entorno
social y se refieren a procesos de observación, imitación y conductivismo.

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10) Atribución. Proceso mental por el cual se legitima o explica la causa de


un problema social a un cierto grupo.
Según el grado de repulsión o de atracción que se tiene hacia algunos grupos, las
personas fomentan diferentes formas de discriminación o, al contrario, se involucran en
las luchas para eliminarlas. De la actitud de hostilidad hacia la de identificación con
estos grupos más vulnerables existe todo un abanico de posibilidades de
posicionamiento que va de lo más refractario a lo más favorable, pasando por niveles
intermedios, más neutros.
 Odio: Actitud de rechazo y hostilidad; culpar a un grupo social por los problemas
que se viven en una sociedad; pensar que ciertas personas no deben existir y
que deben ser maltratadas, aisladas, deportadas o exterminadas.
 Fobia: Tener miedo a la gente que pertenece a otro grupo social, sentimiento de
invasión o hasta de amenaza hacia su integridad personal.
 Desprecio: Pensar que ciertos grupos valen menos o que no son tan importantes
como los demás.
 Dudas: Minimizar o no otorgar importancia a las diferentes formas de violencia o
discriminación que viven algunos grupos.
 Indiferencia: Desinterés por la situación o las reivindicaciones de los grupos
discriminados.
 Tolerancia: Aceptar las diferencias o las molestias en la convivencia de un grupo
diferente del propio, pero guardando las distancias.
 Simpatía: Tener una actitud favorable con las causas, los valores o propósitos de
un grupo.
 Identificación: Sentirse parte, comprometido o involucrarse con la búsqueda de
justicia o dignificación de un grupo particular en la sociedad.
Motivos, tipos y criterios de discriminación.

MOTIVOS TIPOS CRITERIOS


Fortuna Clasismo Ser pobre o de otra clase social, no
tener el mismo poder adquisitivo.
Nacionalidad Xenofobia, Provenir de otra región o de país
nacionalismo diferente
Raza Racismo Tener rasgos físicos, como el color de
piel y la fisonomía, diferentes
Etnia Etnicismo Hablar otro idioma, no provenir del
mismo lugar, tener otras costumbres y
rasgos físicos.
Discapacidad Normalismo Tener una discapacidad física o mental.
Genero Sexismo, machismo, Pertenecer al otro sexo.
misoginia, misandria
Orientación y Homofobia, Pertenecer a una minoría sexual.
diversidad sexual heterocentrismo
Edad Adultocentrismo, Ser demasiado joven o anciano según
ageismo los criterios sociales vigentes
Nivel de belleza Gordofobia, Tener un cuerpo que no corresponde a
superficialismo los estereotipos de belleza en boga.
Ideas diferentes Fanatismo, No compartir las mismas opiniones,
dogmatismo intereses y puntos de vista
Ideas políticas Fanatismo Tener una adscripción política diferente
Creencias Fanatismo, Creer o practicar una religión diferente.

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religiosas fundamentalismo
Contagio Miedo a contraer una Provenir de un grupo considerado de
enfermedad riesgo, ser portador de un virus o
enfermo de problema de salud
contagioso.

Urie Bronfenbrenner, a través de sus estudios sobre las condiciones importantes que
hay que tomar en cuenta para el desarrollo sano de las niñas y de los niños, elaboró un
modelo ecológico que permite identificar los factores que influyen en el entorno, así
como la complejidad de las interrelaciones que establecen entre sí. Por medio de la
adaptación del modelo circular que maneja tres niveles de interinfluencias: el
microsocial, el mesosocial y el macrosocial, se pueden identificar los obstáculos para
fomentar un ambiente de socialización no contaminado por la discriminación y la
violencia. A partir de allí, se generan estrategias que buscan cambiar las dinámicas
actuales para crear una sociedad más incluyente desde diversos ámbitos.

Microsocia Elementos Estrategias


l
Personal Estereotipos internados, procesos Tomar conciencia de las diferentes
cognitivos de categorización y de presiones sociales y de los
distinción, sentimientos de elementos que desde su propia
repulsión-atracción hacia los experiencia o contexto influyen en
demás y hacia sí mismo, así la manera de percibirse a sí mismo
como sentimientos de y a los demás.
inferioridad o superioridad hacia Tener menos flojera intelectual y
ellos emocional, cuestionar los
estereotipos propios y desarrollar la
capacidad de ver más allá de su
propia realidad interesándose en la
de los demás.
Familia Normas y valores adquiridos en Crear un ambiente abierto a las
el entorno familiar, presencia de diferencias, en donde se transmitan
personas que pertenecen a los valores comprometidos con la
diferentes grupos discriminados. justicia social.
Mesosocia Elementos Estrategias
l
Escuela Políticas discriminatorias, manejo Desarrollar estrategias de
de las diversidades y trato que integración , medidas que permitan
reciben las minorías; normas el respeto de las minorías y que
valores y estereotipos que mantengan un diálogo entre los
circulan y son enseñados. diferentes grupos
Barrio- Nivel socio económico, diversidad Crear espacios y eventos colectivos
colonia o uniformidad en cuanto a la con objeto de mejorar la calidad de
clase social, grupos étnicos, vida de la comunidad,
presencia o ausencia de desarrollando una mayor
organización comunitaria y de solidaridad y participación
espacios compartidos. comunitaria entre sus miembros,
así como un sentimiento de
pertenencia al lugar.
Macrosoci Elementos Estrategias
al
Medios de Bombardeo de estereotipos, Reglamentar y responsabilizar a los
comunicac invisibilidad o descalificación de medios de comunicación para que

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ión ciertos grupos, manejo de valores mejoren la calidad de sus


superficiales orientados hacia el contenidos y eviten los
consumismo, desinformación y estereotipos, promoviendo la
escasos espacios para la tolerancia, dignificando a los
reflexión y el análisis. grupos vulnerables y creando
programas comprometidos con su
potencial educativo y de reflexión.
Desarrollar el sentido crítico del
público frente al material
presentado.
Sociedad Clima de injusticia y desigualdad Repartir mejor la riqueza, crear un
social, corrupción, desempleo, clima de justicia social donde se
diferencia en el acceso a la salud respete la dignidad humana, se
y a la educación, cultura clasista promueva la democracia y se
y fatalismo. invierta en el bienestar de su
población.
Historia Ignorancia de los procesos socio Reconstruir la memoria histórica
históricos que han sucedido. para entender sus secuelas y
buscar alternativas para el futuro.

Las ideologías, sus compromisos y sus oposiciones.

Ideologías Compromisos Oposiciones


Activismo Acción social, conciencia Conformismo, ignorancia
social de las realidades sociales
Humanismo Dignidad humana Maltrato, tortura,
explotación, sufrimiento
Pacifismo No violencia Uso de la fuerza, guerra
Democracia Libertad, igualdad y Abuso de poder, dictadura
justicia
Comunitarismo socialismo Bienestar común, justicia Desigualdad social
social
Liberalismo Bienestar individual No respeta las libertades
individuales
Ecologismo Preservación del medio Sobreconsumismo,
sobreexplotación de los
recursos naturales
Feminismo Igualdad de genero Patriarcado, machismo y
sexismo. Violencia y
malestar de genero
Multiculturalismo Diversidad cultural Dominación o hegemonía
interculturalismo cultural
Diversidad sexual, Pluralidad de las Imposición de lo que se
disidente, queer identidades considera normal o
hegemónico.

Estrategias y alternativas para las víctimas o testigos de hechos


discriminatorios o violentos

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Visualizar  Abrir los ojos, no justificar su ejercicio o minimizar sus


consecuencias.
 Identificar las prácticas discriminatorias o violentas.
 Investigar la realidad de los grupos vulnerables y los procesos
discriminatorios o violentos.
Denunciar  Hacer públicos los hechos.
 Depositar una queja.
 Exigir justicia.
Resistir No dejar que los hechos produzcan los efectos deseados sobre las
víctimas
Huir o evitar  Alejarse de situaciones potencialmente explosivas o peligrosas.
 Evitar las confrontaciones.
 Buscar refugio en un lugar seguro.
Unirse  Construir redes de apoyo.
 Asociarse con personas que viven la misma situación o que son
sensibles a la misma causa.
Elaborar una Proponer actividades o acciones que puedan mejorar la situación de
contrapropues las personas o de grupos vulnerables aumentando su capacidad de
ta autodeterminación.

Habilidades por desarrollar y retos de la resolución pacífica de conflictos.

Aprender a debatir ideas  Apreciar las diferencias.


 Saber desarrollar y escuchar argumentos sin agredir
o sentirse agredido.
Experimentar y comunicar  Reconocer sus propias emociones.
emociones como la  Saber comunicarlas sin agredir.
frustración, el miedo o el  Poder entender y legitimar las emociones que viven
enojo los demás sin sentirse agredido.
Buscar soluciones más que  No buscar venganza.
culpables  Aprender del conflicto.
 Construir puentes

Domenach, J.-M. (Ed.). (1981). La violencia y sus causas.


Lo que llamamos hoy "violencia" se cristaliza progresivamente en tres aspectos
principales: el aspecto psicológico, explosión de fuerza que cuenta con un elemento
insensato y con frecuencia mortífero; el aspecto moral, ataque a los bienes y a la
libertad de otros; el aspecto político, empleo de la fuerza para conquistar el poder o
dirigirlo hacia fines ilícitos.
A partir del momento en que cada persona está llamada a la categoría de ciudadano,
en que se reconoce su derecho a la libertad y a la felicidad, la violencia no puede ya
confundirse con la fuerza, no es ya del orden de las necesidades físicas (calamidades
naturales), o políticas (jerarquías de derecho divino); es ahora un fenómeno que tiene
relación con la libertad y que puede y debe ser combatido y superado.
¿Si la naturaleza no es violenta, lo son los animales? la especie estudiada evita
la violencia, o por lo menos la limita estrechamente utilizando dos medios principales:
la separación (definición de un "territorio") y la jerarquización (dominación de los más
fuertes sobre los más débiles). Sólo el hombre es capaz de ejercer su fuerza contra sí

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mismo. Sólo la especie humana es capaz de destruirse, precisamente porque ha


perdido la capacidad de regularse. La violencia es específicamente humana por cuanto
es una libertad (real o supuesta) que quiere forzar a otra. Violencia es el "uso de una
fuerza, abierta u oculta, con el fin de obtener de un individuo, o de un grupo, algo que
no quiere consentir libremente".
La violencia no está relacionada solamente con los bienes del hombre, o con su cuerpo,
sino con su propio ser. La violencia está inserta, arraigada en la condición humana, en
cuyo nacimiento está presente, y cuyas más altas expresiones colorea a veces: la
mística, el arte, el sentimiento de rebeldía, el amor. Es verdaderamente demasiado
fácil, e ineficaz, condenar la violencia como un fenómeno exterior, e incluso extraño al
hombre.
Hay que distinguir entre la violencia de la clase dominante, actualmente la burguesía,
que contraria el desarrollo de las fuerzas históricas, y la violencia de la clase
oprimida, el proletariado, que la ejerce en favor de la emancipación general.
Es inútil buscar una respuesta, en la filosofía o en la moral, al problema que plantea la
violencia. Por su aspecto ontológico, la violencia no puede disociarse de la condición
humana. Proscribirla mediante condenas morales o mediante resoluciones políticas no
tiene sentido alguno. Por respetable que sea la no violencia, no puede representar una
posición coherente y defendible en un mundo en que la violencia es difusa y se
encuentra vinculada a casi todos los aspectos de las relaciones humanas. La violencia
presenta una multitud de aspectos concretos que obligan a definiciones precisas y que
requieren respuestas particulares. La violencia de la huelga no es de la misma
naturaleza que la violencia de la bomba atómica. Análogamente, la violencia
"institucional" o "estructural", que se oculta tras máscaras legales y se ejerce
pacíficamente, es muy distinta de la violencia revolucionaria o militar. En general
llaman más la atención las violencias abiertas que las ocultas, y por consiguiente son
aquéllas las que se denuncian con más vehemencia.
La reflexión sobre la violencia no puede separarse de la consideración de los medios,
de las circunstancias y de los fines. La evaluación moral de la violencia debería
depender ante todo de la relación entre la doctrina proclamada y los medios
empleados; después, de la relación entre los medios y el fin; en tercer lugar de la
relación entre el hombre y su violencia. Hay que analizar pues siempre en serie, como
una red. Sus formas aparentemente más atroces, y a veces mucho más condenables,
ocultan de ordinario otras situaciones de violencia, menos escandalosas por
encontrarse prolongadas en el tiempo y protegerlas por ideologías o instituciones de
apariencia respetable. La violencia de los individuos y de los pequeños grupos debe
ponerse en relación con la violencia de los Estados; la violencia de los conflictos, con la
de los órdenes establecidos.
A medida que se desarrolla una conciencia "civilizada", que no tolera el espectáculo de
la violencia, ésta se disimula y se desplaza en dos direcciones. Por una parte, se
interioriza y se expresa de manera imprevista e indirecta: así, a través del discurso
filosófico y crítico, cada vez más áspero y excluyente. La violencia común se
"desahoga" de múltiples maneras, a través de una agresividad flotante que, casi
siempre, se fija sobre un adversario concretado por el azar. Pero por otra parte la
violencia se exterioriza y se encarna en las formas colectivas, anónimas, que le ofrecen
la técnica y la política. Hay una violencia técnica, impersonal, abstracta, que ha dado

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lugar a muchos estudios. Pero hay también, más profundamente, una violencia de la
técnica.
El Estado, cuya instauración ha hecho retroceder el salvajismo, el bandidaje, la justicia
sumaria, es precisamente el que instituye la violencia fuera de toda norma moral y
jurídica, puesto que es siempre capaz de recurrir a los medios extremos de la fuerza si
considera que su vida está amenazada. La guerra es esa "situación límite" en la que el
Estado coloca al ciudadano ante el dilema "matar o ser matado". El Estado, tanto para
quien cree que reduce la violencia como para quien considera que la desencadena,
está ligado a ella. A decir verdad, toda institución política está más o menos sumergida
en la violencia. Puesto que no se puede contar con la violencia para detener la
violencia, es preciso que cada sociedad haga prevalecer objetivos económicos sobre
intereses particulares. Es preciso que una práctica de dialogo y una moral del amor, o
simplemente de la comprensión, modifiquen las instituciones y las costumbres.
Los medios de comunicación social: ¿síntomas o causas de la violencia?
A lo largo de la historia ha sido frecuente acusar a las innovaciones en la tecnología de
la comunicación de producir perturbaciones sociales. Sin embargo, crece el sentimiento
de que la representación de la violencia por los medios de comunicación y sobre todo
por la televisión constituye un problema social importante. La gente se queja, forma
grupos y proyecta acciones colectivas con la esperanza de llegar a una solución,
generalmente basada en la censura, del problema que les preocupa. Que la
preocupación esté justificada o no es otra cosa. Todo hace pensar que el proceso de la
influencia, la función de los medios de comunicación social y la índole de la violencia no
se comprenden, y que, en consecuencia, el problema queda mal definido. El problema
de la violencia en los medios de comunicación se debe estudiar en relación con otras
instituciones y con la violencia en la sociedad como un todo, y debe formularse en los
marcos sociales, políticos y económicos adecuados.
Mucho de lo que hoy aceptamos, que damos por supuesto y que disfrutamos es fruto
de una acción violenta anterior, aunque ahora ya esté completamente legitimado. Los
medios de comunicación social, junto con las instituciones educativas y otras,
desempeñan un papel en el proceso de legitimación.
La sociedad puede contribuir a la violencia al dar su aprobación a determinadas formas
de violencia, sobre todo las que han sido Iegitimadas en nombre del orden social.
Muchas de esas personas, conscientes de que sus intereses se identifican firmemente
con el sistema establecido, condenan a gritos la violencia ilegitima y, a la vez,
reclaman que se utilice la que consideran legal o "legitima", para proteger el orden
vigente, y con ello proteger asimismo su propia posición o sus propios intereses. Existe,
naturalmente, una diferencia entre violencia legítima y violencia legal. La primera
depende del consenso. La violencia legal no es necesariamente legítima. Las raíces del
comportamiento violento difieren evidentemente de un país a otro.
Naturalmente, existen otros importantes agentes de frustración que actúan a diversos
niveles, desde los interpersonales hasta los ambientales, pero sería absurdo pasar por
alto la posibilidad de que los medios de comunicación social, en su funcionamiento
diario, mediante la presentación de esas normas y esos valores, están aumentando y
alimentando las expectativas, especialmente de la población más pobre, de un modo
poco realista, agravando los problemas existentes, contribuyendo a la frustración, y por
consiguiente a la agresión y a la violencia que pueden derivarse de todo ello. La
condena del contenido de los medios de comunicación es muy selectiva. No se

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condenan todas las formas de violencia en los medios de comunicación, ni todas las
formas de conducta violenta. Muchos de los que consideran que la violencia en los
medios de comunicación social es un problema grave, no sólo tienden a expresarlo en
forma agresiva, sino que también adoptan un enfoque más bien negativo y punitivo
frente a otros problemas sociales. No se ha demostrado todavía que los medios de
comunicación social tengan efectos considerables sobre el nivel de violencia en la
sociedad.
No hay que descartar la hipótesis de que lo que se dice en los periódicos, se oye por la
radio y se ve en la televisión pueda influir en las ideas del público sobre la índole y la
extensión de la violencia en nuestra sociedad. Lo que realmente debemos estudiar es
la combinación, la interacción o las relaciones mutuas entre, por una parte, las
experiencias de los medios de comunicación social y, por la otra, las experiencias
ajenas a ellos o relativas a situaciones. Estas experiencias diferirán según las
cuestiones, las personas, los países, etc.
La insistencia en los sucesos hace que algunos aspectos de un asunto tengan más
posibilidades que otros de ser considerados como noticia. La cuestión de la violencia,
por ejemplo, es relacionada directamente con las formas visibles de los
acontecimientos en la calle. Pero esta preocupación por los incidentes y los
acontecimientos tiende a excluir el examen de los antecedentes y de los problemas
subyacentes.
Cualesquiera que puedan ser los elevados ideales que se proclamen, el número de
lectores, de radioescuchas y de telespectadores, y la economía de la publicidad,
desempeñan un papel importante en la formación de esos valores y de las noticias a
las que sirven de base.
Se ha podido demostrar que al informar sobre la violencia y los comportamientos
aberrantes los medios de comunicación social incurren en exageraciones,
sensacionalismo y estereotipos, y que las percepciones del público derivadas de estas
formas de presentación pueden modificar o incluso crear la conducta de que se trate. El
efecto global de este tipo de presentación de la conducta aberrante y de los problemas
sociales podría ser el de eliminar o reducir las posibilidades de imaginar un orden social
distinto. El proceso de selección de la información, por lo tanto, puede tener una
significación ideológica para el mantenimiento del status quo del poder y de los
intereses, manipulando los conflictos y las disensiones en beneficio del orden
establecido.
Por lo general, la violencia en los medios de comunicación se considera negativamente,
y es criticada o condenada por sus supuestos efectos perturbadores. Pero estas
presentaciones de la violencia y de la conducta aberrante podrían desempeñar una
función "positiva" actuando como instrumentos de control social y manteniendo el
status quo.
Gerbner considera la violencia en la televisión como el medio dramático más sencillo y
barato disponible para exponer las reglas del juego del poder, para reforzar el control
social y mantener el orden social existente. El mecanismo de mantenimiento parece
funcionar mediante el fomento de una sensación de peligro, riesgo e inseguridad. Esto
conduce, especialmente en lo que respecta a los grupos más débiles de la sociedad, a
la aquiescencia y a la dependencia de la autoridad establecida. Facilita también la
legitimación el uso de la fuerza por las autoridades para mantener su posición.

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Las causas de la violencia desde una perspectiva socio-psicológica


La violencia no puede realmente ser sublimada. Siempre es, como dice Delgado, "un
ejercicio de fuerza con la intención de causar daño o perjuicio"; podríamos añadir que
puede también adoptar la forma de una amenaza de utilizar la violencia a menos que
se satisfagan los fines deseados. Suele distinguirse entre violencia individual y
colectiva: la primera incluye el homicidio y otros crímenes, y es en su mayor parte
objeto de la atención del jurista y del criminólogo; la segunda, que aparece en tumultos
y revoluciones, ha sido estudiada más frecuentemente por el historiador, el sociólogo y
el politicólogo. Hay una segunda distinción entre violencia (o agresión) instrumental
realizada con una intención deliberada de alcanzar fines particulares y, por otra parte,
la violencia constituida por reacciones impulsivas que conducen a tumultos, o la
asociada a manifestaciones callejeras o resultante de enfrentamientos entre
estudiantes y policías.
¿Existe un instinto agresivo? Uno de los argumentos más corrientes en favor de la
inevitabilidad de la violencia en los seres humanos es el de la continuidad biológica con
otros animales. "La naturaleza nos da únicamente la capacidad para la violencia; de la
circunstancia social depende que ejerzamos efectivamente esa capacidad, y la forma
de ejercerla'' La violencia no es universal, ni inevitable, ni instintiva; hay individuos y
grupos que muestran un alto grado de violencia, y otros individuos y grupos que
muestran muy poca.
Violencia instrumental: si la violencia tiene éxito habrá una gran tentación de utilizarla.
Se aprende del éxito más fácilmente que del fracaso.
La violencia aprendida: al margen de los demás factores que puedan contribuir, no
cabe duda de que el aprendizaje de la agresividad desempeña un papel destacado.
La violencia y los medios de comunicación de masas: en general la percepción de la
violencia engendra violencia. Cuanto mayor es el nivel de violencia televisada que
presencia el niño, más dispuesto está a recurrir a la violencia, a proponerla como
solución de un conflicto y a considerarla eficaz.
La subcultura de la violencia: los medios de comunicación de masas contribuyen
probablemente a esta violencia, pero en gran medida reflejan actitudes ya dominantes
frente a ella. La violencia puede convertirse en una manera de vivir, en una forma
aceptada de conducta, respaldada por los hábitos populares y la moralidad
convencional; en otras palabras, una subcultura. El machismo puede considerarse
como un ejemplo.
La hipótesis frustración-agresión: la frustración aumenta la probabilidad de violencia,
pero otros varios factores contribuyen a que se dé realmente un comportamiento
violento.
El cambio social rápido: la violencia está relacionada con la rapidez del cambio social.
Esto puede significar que tal cambio trae consigo nuevas expectativas, y por lo tanto
nuevas frustraciones que conducen a la violencia. Puede significar también que se
asocia un mayor índice de cambio con una mayor inestabilidad.
La ética de la violencia: en distintos tiempos y lugares se han aprobado ciertas formas
de violencia, al menos en ciertas circunstancias. Su aceptación o rechazo por otros
dependerá de las propias convicciones mantenidas.

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Otros factores de violencia:


 Edad y sexo
 Clase social
 Raza y grupo étnico
 Causas biológicas y psicologías
 Aglomeración excesiva
 Características psicológicas
Es imposible encontrar una sola causa de todas las formas de violencias. Está claro que
nos encontramos ante un fenómeno multidimensional, y para comprenderlo tenemos
que tener presentes simultáneamente muchas facetas.
Storr, A. (1973). La naturaleza de la agresión humana. Sobre la violencia
Suele suponerse que la psicoterapia, y especialmente el psicoanálisis freudiano, se
ocupa principalmente de las complejas ramificaciones del impulso sexual, cuyos
orígenes, gracias a Freud, han sido ubicados en la niñez, al igual que las estribaciones
de otros instintos.
A lo largo de los últimos treinta años, el psicoanálisis ha afirmado con creciente
insistencia la importancia de los impulsos hostiles y destructivos en la comprensión de
la psicología individual, aunque sin dejar de lado el papel que juega la sexualidad.
Siendo así, puede parecer sorprendente que no se haya logrado establecer un acuerdo
general sobre la materia. En efecto: aunque los psicólogos están de acuerdo en
reconocer que la agresión humana es omnipresente, algunos sostienen que esto resulta
invariablemente un producto de la frustración, por lo tanto eliminable, mientras otros
advierten que se trata de un aspecto del equipamiento instintivo del hombre, y por lo
tanto inevitable.
Ashley Montagu: El aspecto más notable de la conducta humana reside en que se
trata de una conducta aprendida. Todo lo que hace un ser humano lo ha tenido que
aprender de sus congéneres. El hecho es que, exceptuando las reacciones instintoides
de los infantes ante los repentinos retiros de apoyo y los sonidos intensos, el ser
humano carece por completo de instintos.
Su explicación de la agresión y la destructividad humanas se basa en «los muchos
valores falsos y contradictorios que, en un mundo superpoblado, altamente competitivo
y amenazador, resultan inadecuados para la vida del hombre. Lo que requiere nuestra
atención en un mundo de tales características no es la naturaleza humana, sino la
nutrición del hombre»
Otros antropólogos pintan un cuadro por completo distinto. «A lo largo de la mayor
parte de su evolución el hombre se adaptó a formas de vida radicalmente distintas de
las actuales, y no ha contado con el tiempo necesario ni con las posibilidades de control
imprescindibles para alterar la biología de la agresión humana, reemplazando los
elementos adaptativos del pasado por los que resultan adecuados en el presente.
Durante la mayor parte de la historia humana, la sociedad ha dependido de los jóvenes
machos adultos, encargados de cazar, guerrear y mantener el orden social por medio
de la violencia».
Robert Bigelow sostiene que el hombre primitivo no sólo vivía en grupos pequeños
que se encontraban en estado perpetuo de hostilidad entre sí, sino que, además, fue la
propia guerra el principal elemento propulsor del enorme crecimiento evolutivo que

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registra el tamaño del cerebro humano. Bigelow presenta una impresionante serie de
ejemplos que tienden a demostrar que los grupos humanos primitivos eran
invariablemente hostiles entre sí.
Shorter Oxford English Dictionary presenta la siguiente definición de agresión: «Un
ataque no provocado; el primer ataque en una disputa; un asalto.» Los psicólogos
utilizan la palabra en este sentido; pero también le otorgan, a veces, el antiguo y
original sentido de movimiento activo hacia algo.
Actualmente, algunos psicólogos utilizan la palabra agresión para referirse a conductas
no necesariamente hostiles, ni vinculadas con el odio. La tendencia a dominar el medio
ambiente, a luchar para extraerle los medios necesarios para la supervivencia, es, en el
sentido en que estos psicólogos utilizan el término, un «impulso agresivo»; una
actividad deliberada, contrapuesta a la espera pasiva o la retirada.
El doble uso indica que existe cierta área de experiencia en la cual los dos conceptos
están efectivamente conectados; y al separarlos podría agravarse la confusión. Como
dice Schilder: «Resulta difícil distinguir entre la actividad, que es una característica
general de la vida, y la agresividad... Esta actividad en agresividad tiene una relación
íntima con los impulsos motores y con los instintos en general. Sin duda alguna esto se
funda en la estructura orgánica, y sus variaciones guardan estrecha relación con la
constitución infantil, los procesos orgánicos pueden influir en la descarga general de
energía. El niño hiperkinético demuestra un gran aumento, no sólo de la actividad, sino
también de la agresividad.» En otro pasaje escribe: «El hombre, como animal carnívoro,
tiene que matar para vivir... En su relación con las plantas y el mundo inanimado, el
hombre utiliza su fuerza. Tiene que destruir estructuras y utilizar sus materiales sin
consideración alguna por su organización interna. Existe una íntima relación entre estas
actividades y la agresividad hacia los animales y los seres humanos. De esto deriva la
teoría freudiana de que dichos instintos del ego, que sirven a la autoconservación, son
idénticos a las tendencias destructivas, y que originariamente se dirigen hacia el propio
yo y sólo secundariamente hacia el mundo exterior»
Así como el niño hiperkinético muestra un aumento de la agresividad al mismo tiempo
que incrementa su actividad, la persona cuya agresividad resulta inhibida o reprimida
registra cierta declinación de la actividad. En los casos de grave depresión puede
demostrarse que el paciente suprime o reprime, invariablemente y con toda intensidad,
sentimientos violentos por lo general dirigidos hacia personas que le rodean en la vida
cotidiana. Quienes sufren severas depresiones muestran, también, cierta disminución
de la iniciativa y la actividad motriz que, en casos psicóticos, puede llegar al extremo
de una inmovilización casi total. Los niños en quienes la agresión ha sido castigada con
excesiva severidad suelen mostrar cierta resistencia en cuanto a iniciar actividades y
un exagerado temor por la agresión de los otros niños, ya que no están autorizados a
hacerse respetar; incluso suele registrarse cierta declinación en sus trabajos escolares,
pues se encuentran impedidos de atacar o dominar adecuadamente los temas de
estudio.
Es muy frecuente que al suprimir la hostilidad reprimamos la iniciativa.
Para comprender la destructividad humana resulta vital que distingamos entre la
agresión como actividad deliberada, como impulso hacia el dominio del medio
ambiente, que no sólo resulta deseable sino también necesaria para la supervivencia, y
la agresión como hostilidad destructiva, que en general deploramos y que parece
militar contra la supervivencia.

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Wynne-Edwards: «Cualquier competencia abierta supone cierto tipo de asociación


entre los rivales; y descubriremos que cuando los premios que se persiguen son de
carácter convencional, la asociación de los rivales constituye, automáticamente, una
sociedad. Invirtiendo la proposición una sociedad puede ser definida, para nuestro
propósito, como toda organización capaz de proveer una competencia convencional:
esto, al menos, parece ser su formulación original y su función más primitiva, que sin
duda sobrevive en las sociedades civilizadas modernas.» «Esta propiedad bifacética de
la hermandad, combinada y templada por la rivalidad, es absolutamente típica del
comportamiento social; ambas facetas son esenciales para establecer el marco
adecuado a cualquier competición convencional»
Puesto que gran parte de la violencia y la crueldad humanas ocurren entre individuos
que resultan indistinguibles por el olfato, la raza u otras características físicas, estas
diferencias no pueden justificar toda la destructividad de los hombres; pero estos
factores contribuyen en algunos casos. Por otra parte, si consideramos al hombre como
primate, más avanzado que sus primos animales pero todavía relacionado con ellos,
resulta verdaderamente extraño que se muestre tan destructivo y cruel con su propia
especie. Los animales han resuelto ampliamente el problema de reconciliar las
necesidades individuales con la preservación del grupo; al ritualizar la agresión han
eliminado la destructividad y preservado el dinamismo. Los hombres, en cambio, no
sólo se destruyen mutuamente en grandes cantidades; también demuestran una
intensa crueldad.
Los Russell creen que «la violencia no es el resultado de una propensión innata hacia
la agresión, independiente de las condiciones, sino una respuesta a la tensión en las
sociedades». Sugieren que «la violencia forma parte de un complejo de respuestas
desarrolladas para reducir drásticamente una población que corre peligro de crecer en
exceso, tornando escasos sus recursos vitales»
La tendencia humana a obedecer a la autoridad está ligada, probablemente, con el
hecho de que la obediencia es un elemento biológicamente adaptativo para los
animales que viven en grupos.
Para comprender la crueldad humana es imprescindible que comparemos el
comportamiento de los hombres con el de otros animales, especialmente los primates:
ellos están muy cerca de nosotros en la escala evolutiva.
UNIDAD 6

Marin, Olga Leticia. (1999). Una mirada psicosociopolitica de la corrupción


La corrupción es uno de los principales problemas que le preocupan a la gente, sin
embargo se acepta que es difícil de combatir. No se puede dejar de pensar que esta
preocupación puede formar parte de un discurso de deseabilidad social ante un
fenómeno que se inserta en una cultura transgresora. Una cultura que facilita la
trivialización de estos hechos, porque forman parte de un particular estado anómico
por el que transita la sociedad.
En Argentina, a comienzos de 1990 los medios de comunicación y las conversaciones
escuchadas en distintos ámbitos reflejaban una gran preocupación por la corrupción
que penetraba y se extendía en las esferas de la actividad pública, tanto nacional como
de nuestra comunidad de San Luis. Esto se producía en un marco de agudización de los
problemas económicos y sociales de la población. En aquel momento, nos interesó

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estudiar las diferentes dimensiones actitudinales que la comunidad de San Luis tenía
frente a la corrupción. En ese sentido analizamos la percepción del fenómeno, las
ideas, los sentimientos y las disposiciones conductuales ante los hechos que, sobre ese
tema, se iban denunciando a diario. Se trabajó con 150 hombres y mujeres de edades
comprendidas entre los 18 y 60 años y con un nivel económico social medio. La
muestra estaba formada por empleados administrativos, profesionales médicos y
abogados, estudiantes y docentes universitarios y de nivel medio. En la composición de
la muestra se tuvo en cuenta que quienes la integraran no estuvieran afiliados a un
partido político, dado que nos interesaba evitar el posible sesgo en los resultados a
partir de un apoyo u oposición al gobierno provincial o nacional. Se utilizó un
cuestionario ad hoc de nueve ítems, unos presentaban distintas alternativas de
respuestas y otros de respuesta abierta. Se utilizó como recurso metodológico lo que
los encuestados creen que piensan y siente la gente, proyectando así en los otros sus
propias ideas y sentimientos.
En ese estudio el 100% de los sujetos señalaba que “la gente cree que hay corrupción”,
lo cual es un indicador gravísimo de la insalubridad social. Se comparte la idea que es
un problema fundamentalmente ético y se manifiesta en el área económica, política y
administrativa. La Universidad es la institución que en menor porcentaje se percibe
como corrupta, sin embargo, figura con un 39% nada despreciable.
Otro aspecto interesante es que mayoritariamente la gente asocia la corrupción al
ejercicio del poder y a los niveles de toma de decisiones. Frente a ello, se refleja
mayoritariamente un sentimiento de falta de control sobre el que se estructura una
actitud fatalista. Ante la imposibilidad de modificar la situación, la única alternativa es
la salida individual, “irse del país”, expresan los jóvenes; “alentar a los jóvenes para
que se vayan del país”, dicen los adultos, que ven imposible, en sí mismos, esa
posibilidad de fuga. La falta de confianza en la participación y en las acciones
colectivas, se ve reflejado en que el 80% de la muestra atribuye a la gente un
sentimiento de impotencia, es decir, que no se puede hacer nada frente a la
corrupción. En otra sección de la investigación, se les pide a los sujetos que ordenen
ocho situaciones de mayor a menor corrupción, de acuerdo a su propia evaluación y ya
no metaperceptualmente.
Si definimos la corrupción como la utilización del poder público para el beneficio
personal o de grupos que funcionan corporativamente, entonces, la corrupción es un
hecho fundamentalmente político. Se presenta ligado a la vida política de un país, allí
donde esta actividad. Hombres y mujeres aceptan lo que le muestran los medios, sin
valorar, muchos de ellos, las consecuencias que este actuar delictivo tiene sobre su
realidad inmediata y sobre los destinos de toda una sociedad. El enfoque psicosocial
que adoptamos, nos permitió no sólo acercarnos a las implicaciones que este fenómeno
tiene en la vida de nuestra comunidad, sino también ver la resonancia psicológica que
tiene en las personas.
En el curso del año 1998 la consultora Sofres Ibope realizó 500 entrevistas a hombres y
mujeres que viven en la ciudad de Buenos Aires. Este estudio permite concluir que para
el 73% de los entrevistados la corrupción se agravó mucho en los últimos cinco años.
La idea básica es que si bien la corrupción siempre existió, nunca alcanzó los niveles
actuales.
Otro aspecto de este estudio, que es interesante mostrar, se relaciona con el grado de
importancia que la gente le atribuye a la corrupción. Entre los problemas generales

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más importantes del país, se destaca la corrupción, después del desempleo y los bajos
salarios, y un 41,4% sitúa en el sector público de actividad la mayor deshonestidad.
Este nivel de corrupción en el Gobierno y en el sector público se menciona como factor
de riesgo–país, señalándose que el ciudadano medio sitúa la corrupción entre los
principales problemas tanto objetivos como subjetivos.
En la mayor parte de los estudios empíricos sobre el fenómeno de la corrupción se
trabaja sobre el nivel subjetivo del mismo. Esto se debe en parte a la dificultad de
poder acceder a un nivel objetivo, dado el ocultamiento y el secreto con que se
desarrollan estos hechos. O bien, porque cuando emergen a la luz merced a denuncias
periodísticas o de un implicado de segundo nivel, los datos se escurren por los
intersticios que les proveen las estructuras ligadas al poder. Entonces, lo que se mide
es la percepción que las personas y organizaciones tienen de la existencia e incidencia
de la corrupción, no la cuantía ni la profundidad de hechos ilícitos que se producen en
un determinado espacio político geográfico. Como psicólogos sociales no nos interesa
diferenciar ambos niveles, por cuanto la realidad psicosocial de un fenómeno se define
sobre la base de la significación que las personas le atribuyen, en base a la cual
construyen la representación social de los hechos que las afectan como comunidad. La
corrupción es percibida por el ciudadano común y por los empresarios e inversionistas
locales y extranjeros, como un problema instalado en las sociedades contemporáneas,
pero frente al cual los niveles de impunidad e inmunidad imperantes juegan un papel
relevante a la hora de evaluar la extensión y la intensidad del fenómeno.
Estos estudios permiten conocer el impacto subjetivo e intersubjetivo que tiene un
fenómeno objetivo como la corrupción, que prospera en el desequilibrio del sistema
sociocultural como una de las consecuencias de la imposición de políticas neoliberales
que polarizó claramente a la sociedad argentina en ricos y pobres. El síndrome
fatalista, con sus expresiones de impotencia, desesperanza, descreimiento y
desconfianza, son manifestaciones que se relacionan con las dimensiones de anomia
psicológica descritas por Seeman (1959) como correlato subjetivo del estado de
anomia de un sistema social incapaz de contener a sus miembros. Estas dimensiones
representan sentimientos que experimentan las personas cuando se encuentran
ubicadas en posiciones desventajosas para ejercer control sobre poderes reificados en
el imaginario social. También refuerzan esos sentimientos la convicción que sólo a
través de comportamientos desviados es posible lograr los objetivos promovidos
socialmente por, entre otros, los medios de comunicación masiva. Se produce una
ruptura de la cohesión social y de la moral, que las personas experimentan como una
falta de adhesión a las normas y una carencia de sentido a todo intento personal o
colectivo por modificar las situaciones.
Por esto, todo intento de combatir las prácticas corruptas debería contemplar una
transformación sociocultural en la que la sociedad modifique esta actitud fatalista que
impregna la representación del fenómeno naturalizado bajo la creencia rectora de su
inevitabilidad. Es necesaria la recuperación del protagonismo, de los espacios de libre
expresión pero, fundamentalmente, de nuestra conciencia histórica.
Otro aspecto se relaciona con los cambios estructurales bruscos –de tipo político,
económico y social– a los que se ha visto sometida la población, con la instrumentación
de políticas de ajuste económico, producto de la globalización de un modelo neoliberal,
de la que los poderes económicos internacionales hacen participar casi
compulsivamente a cualquier Estado que sea deudor de la deuda externa.

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“El programa neoliberal (...) tiende globalmente a favorecer la ruptura entre la


economía y las realidades sociales”. En estas palabras, Bourdieu sintetiza la esencia de
su crítica al sistema. El sociólogo centra su esperanza en los sujetos colectivos, pero
precisamente son los sujetos colectivos, al igual que los individuos, los que se
encuentran desesperanzados y desmovilizados, frente a todo lo que esté más allá de lo
próximo o inmediato. Bourdieu concede un lugar especial a los Estados, tanto
nacionales como supranacionales, para contrarrestar la acción destructiva de los
globalizados mercados financieros. Sin embargo, actualmente resulta difícil diferenciar
al Estado del propio gobierno.
El Estado argentino perdió su capacidad regulatoria y su función de garante en el
cumplimiento de las leyes, dejando a la población en una posición de indefensión frente
a las agresiones permanentes, que derivan de la aplicación de políticas
deshumanizadas. Lo que agrava situación descrita tiene que ver con la fragmentación
social que caracteriza a la Argentina, como una expresión más de la debilidad con que
hemos interiorizado el concepto de Nación.
Nuestra representación de la Nación Argentina ha sido construida sobre la base de una
historia de desencuentros, de enfrentamientos de intereses sectoriales, de instituciones
atomizadas, de desprecio por las diferencias y de lo autóctono, de soberbias que nos
aislaron de nuestros vecinos latinoamericanos y distorsionaron nuestra identidad
mirando hacia Europa. Ello no nos ha permitido desarrollar un sentimiento de
pertenencia nacional ni una posición clara hacia adentro ni hacia fuera del país.
También los partidos políticos tienen su cuota de responsabilidad en esta
fragmentación de la sociedad, ya que los mismos no supieron generar colectivos
fuertes de presión y de poder, capaces de articular intereses comunes en proyectos
hegemónicos duraderos.
En la Argentina actual, hasta la justicia como institución ha caído en el descrédito y,
amplios sectores de la población, manifiestan su desconfianza en los procedimientos y
decisiones judiciales. No sólo hay jueces corruptos, algunos de los cuales han
terminado presos luego que la prensa los denunciara y presionara públicamente, sino
que la vida institucional del país está teñida por los jueces del poder, los cuales son
adictos o complacientes con la voluntad del gobierno, ya que fueron instalados en la
magistratura por aquél.
Un Estado que abandona su función regulatoria y de protección de los derechos
esenciales de las personas, que modifica sus estructuras para adecuarlas a las
demandas de un proyecto económico–político que estimula el individualismo y el
descompromiso; una sociedad fragmentada socialmente, sin fuertes vínculos que reúna
a sus miembros en torno a objetivos comunes, con instituciones atomizadas y
permeables a todo tipo de transgresiones; una justicia dependiente que facilita la
impunidad, son factores más que propicios para que prospere la corrupción. En
diversos sectores de la actividad social, se aumentan las ganancias de una minoría
privilegiada a costa del bienestar y hasta de la vida de los otros que no gozan de
privilegio alguno y solamente tienen obligaciones.
En el plano de las costumbres cotidianas, también es posible observar
comportamientos transgresores que reflejan una falta de consideración hacia el
prójimo, aunque –en el fondo– trasmiten la falta de solidaridad, de integración social,
de cultura comunitaria, de desprecio por lo público y lo privado que no sea lo propio.
Así la mayor parte de las veces el perjuicio recae sobre el público consumidor de bienes

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y servicios, pero también este público suele ser parte activa de las mismas
transgresiones que benefician su interés.
Para Durkheim, la anomia se produce cuando los individuos no encuentran
expectativas de comportamiento adecuadas a los cambios bruscos y rápidos, por lo
tanto pierden el límite de lo esperable. Los cambios súbitos son fundamentalmente de
orden económico financiero y los individuos son expuestos crudamente a un nuevo
orden para el cual no tienen un repertorio de respuestas adecuado con el cual
reaccionar. La falta de regulación por parte del Estado de las relaciones laborales y del
mercado; la indefensión del individuo ante las exageradas y no siempre posibles de
satisfacer demandas de la sociedad de consumo; la progresiva exclusión de amplios
sectores de la población del mercado laboral y de la participación social y política, son
hoy importantes fuentes de anomia. Frente a ello, la corrupción es una forma de
acceder rápidamente a los objetivos para aquéllos que se encuentran ubicados en
lugares privilegiados de posibilidad y oportunidad, ya que son las mismas estructuras
del sistema las que proveen inmunidad e impunidad.
Para poder ser partícipe de los grandes hechos de corrupción es condición necesaria
encontrarse vinculados a las estructuras de poder político y ocupar una posición
estratégica en los niveles de decisión en el momento adecuado. De esa forma las
habilidades y conocimientos que se recibieron en una formación profesional, por
ejemplo, economistas, administradores, contables, abogados, etc., son puestos al
servicio de hechos ilícitos, en una clara transferencia de aprendizajes lícitos a la
comisión de hechos desviados o claramente delictivos. Es más probable que la
oportunidad de realizar actos de corrupción la tengan quiénes se encuentran cobijados
bajo las alas del poder o gozan de la inmunidad que brindan las estructuras públicas,
cuando se han debilitado los controles de una sociedad desesperanzada y
fragmentada. Una sociedad que asiste, por momentos, insensible al enriquecimiento
desmedido de algunos con un fuerte exhibicionismo de sus riquezas, mientras que la
mayoría se debate en la lucha cotidiana por la supervivencia o por encontrar la forma
de acomodarse a los nuevos tiempos, en un sálvese quien pueda es, sin dudas, una
sociedad condenada.
Consecuencias objetivas y subjetivas
Una sociedad es una red de expectativas recíprocas y compartidas. Toda sociedad
alimenta su integración en la fe pública, en esa confianza de que cada uno de sus
miembros hará, desde la función que le haya tocado desempeñar, aquello que los
demás esperan que realice. Cuando esto no es así, cuando durante largos períodos de
tiempo la administración de la cosa pública se ve teñida por la discrecionalidad,
arbitrariedad y ambiciones personales, sobreviene una crisis de confianza, de
credibilidad hacia los políticos, los legisladores, los sindicalistas, los magistrados y los
dirigentes de niveles intermedios en general.
De modo que la corrupción tiene un efecto devastador a todos los niveles en el ámbito
social. En el nivel objetivo se liga al imperio de la pobreza, a la agudización de las
desigualdades, a la polarización socio–económica y la disminución general de la calidad
de vida de la mayoría de los habitantes, por cuanto se desvían ilegalmente importantes
sumas de recursos que deberían cubrir políticas sociales, para las cuales siempre se
dice que no existen fuentes adecuadas para el financiamiento de las mismas.

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En el nivel subjetivo se generaliza un sentimiento de impotencia, indiferencia y


descreimiento hacia los líderes de la comunidad, así como la convicción interna que las
condiciones imperantes favorecen al deshonesto y no al que trabaja.
Mecanismos psicosociales
La permanencia en el tiempo de tal situación de desamparo y de desconfianza,
conduce a la búsqueda de distintos mecanismos psicosociales, que permiten a los
individuos defenderse de una realidad que les es hostil en lo cotidiano y que les niega
la posibilidad de pensar en un futuro que vaya más allá del aquí y ahora. Estos
mecanismos, caracterizan a importantes y masivos sectores de la población y si bien la
adopción de uno u otro, o la combinación de varios, dependen de la particular historia
en que se construye la subjetividad de cada individuo, son instituciones, grupos,
sectores de la comunidad los que legitiman estos mecanismos a partir de argumentos
ideacionales que justifican sus prácticas. Uno de ellos es el distanciamiento de las
personas con respecto a los asuntos públicos. Se refleja en un descompromiso político
que reduce la participación a la mera emisión del voto –y porque en nuestro país es
obligatorio– pero luego se produce una especie de separación entre las personas y todo
lo que tenga que ver con la práctica política.
La exaltación del individualismo conduce al refugio en los grupos primarios, como la
familia, los amigos, atendiendo sólo a las necesidades inmediatas al interior de estos
grupos. Otros buscan asilo en las nuevas religiones, que brindan una cohesión
comunitaria y redes de apoyo que permiten compensar en lo espiritual lo que les es
negado en lo material. También dentro de este panorama, no pueden faltar los
resentidos, que sobrellevan la frustración de no tener la habilidad o la oportunidad de
ser corruptos como forma de mejorar sus condiciones de vida. Predomina en ellos un
sentimiento de falta de sentido en relación a todo lo que emprenden, porque están
convencidos que no es trabajando como lograrán acercarse al modelo de logro
personal que promueve la cultura de fin de siglo.
Otra forma que tienen los individuos de defenderse de esta realidad ominosa, es dar a
la cotidianidad un sentido de presentismo, aislada del pasado y del futuro. Las acciones
se orientan hacia situaciones placenteras del momento.

Chóliz Montañes, Mariano. (2004). Capítulo 4 - Motivo de poder. En Psicologia


de los motivos sociales
El poder es una relación entre varias personas, en la que una ejerce control sobre la
conducta de las demás, lo que se traduce en una capacidad para modificar el
comportamiento de los otros.
El motivo de poder es el interés por dominar y controlar el comportamiento de los
demás. Winter (1973) defiende que las características principales de este motivo
estarían definidas por una tendencia estable a buscar influencia, persuasión y control
sobre los demás y conseguir reconocimiento. Las personas con puntuaciones elevadas
en necesidad de poder buscan satisfacer este motivo de diferentes formas, bien como
líder de un grupo u organización, bien eligiendo profesiones en los que se requiera tal
necesidad, etc. Una de las diferencias entre las necesidades de poder y de logro estriba
en que los sujetos con un motivo de poder elevado son conservadores y utilizan el
poder para mantener la situación tal y como está, mientras que los sujetos con alta

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motivación de logro aceptan con agrado los cambios, siempre que ello favorezca el
rendimiento.
Las manifestaciones del motivo de poder están relacionados con variables tales como
el sexo, clase social, o maduración. Así, McAdams (1982) argumenta que en los varones
se caracteriza por conductas más competitivas y asertivas que en las mujeres. De la
misma manera, señala que los varones de clase baja se comportan más agresivos que
los de media-alta y que depende del estadio evolutivo para que la necesidad de poder
se plasme mediante comportamientos más o menos espontáneos.
El patrón conductual característico de las personas con motivo de poder elevado se
caracteriza por las siguientes manifestaciones comportamentales:
 Aquellos que detentan necesidad de poder intentan convencer y persuadir a los
demás acerca de diversas cuestiones.
 Los varones son asertivos, competitivos y agresivos. Las mujeres no manifiestan
dichas características en mayor intensidad que los demás.
 Realizan conductas cuyo objetivo es lograr prestigio ante los demás.
 Utilizan a los miembros del grupo al que pertenecen para obtener beneficio
personal. Suelen hacer alianzas de conveniencia con otras personas, que las
deshacen en el momento que no obtienen el provecho que habían planificado.
 Pueden llegar a ser buenos líderes, en el caso de que su comportamiento se
oriente a la tarea y se rehúya el beneficio personal.
 En la evaluación y juicio de los demás, se guían por estereotipos, siendo más
susceptibles de ser influidos por prejuicios.
McClelland (1985) estima que la necesidad de poder cumple con los requisitos
fundamentales para ser considerada como un motivo, debido a que tiene funciones
energizantes, orientadoras y selectivas de la conducta. Así, en cuanto a la función
energizante, según este autor, el motivo de poder está directamente relacionado con
los fundamentos biológicos del mismo, en concreto, por la activación del sistema
nervioso simpático y del catecolaminérgico. La función orientadora viene manifestada
por el hecho de que los individuos con elevada necesidad de poder presentarían mayor
actividad cerebral ante estímulos relacionados con poder que ante estímulos neutros y
manifestarían mayor actividad que aquellos que tenían un motivo de poder bajo. Por
último, la función selectiva se evidencia por el hecho de que recuerdan selectivamente
mejor las escenas y experiencias relacionadas con poder.
Evaluación del motivo de poder
La primera categorización de las imágenes de poder fue realizada por Veroff (1957)
utilizando como modelo los candidatos a unas elecciones de estudiantes. Después de
realizar una investigación en la que se compararon escenas de la imaginación entre
candidatos y no candidatos en instantes antes de la elección de estudiantes, el factor
principal que aparece y que distingue entre ambos grupos es el deseo de tener
repercusión o impacto sobre los demás. Algunas de las escenas habituales que denotan
esta necesidad son las siguientes:
 Realización de una acción vigorosa con impacto en los demás.
 Intento de convencer y persuadir.
 Intento de controlar y dirigir.
 No pedir, ni solicitar ayuda.
 Realizar acciones que tienen repercusión emocional en los demás.

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 Búsqueda de reputación y prestigio


En primer lugar debe aparecer una imagen de poder, en la que el individuo manifiesta
interés por ejercer control o influencia sobre una persona o grupo de personas más o
menos amplio. En el caso de que se puntúe la imagen de poder, se interpreta el resto
de los contenidos del relato en las subcategorías de prestigio, necesidad manifestada
de poder, obstáculos personales o ambientales que se presentan en la consecución del
poder, anticipaciones de poder (positivas o negativas) presentes en el relato, acciones
encaminadas a la consecución del objetivo de poder, ayuda por parte de otras
personas, emociones y estados afectivos positivos o negativos asociados con el
objetivo de poder y consecuencias del ejercicio de las acciones de poder sobre uno
mismo o en otras personas. Cada vez que aparece una de dichas características en el
relato, se califica con un punto.
En el proceso de evaluación debemos distinguir entre las escenas que indican motivo
de poder y las que reflejan temor. Winter y Stewart (1978) consideran que las escenas
indicativas de temor son de cuatro tipos:
 Si el objetivo de poder se busca para beneficio de otra persona
 Si se duda de la capacidad para influir en los demás
 En el caso de que se ironice acerca del objetivo de poder
 Si el poder no logra hacer feliz al individuo.
Desarrollo del motivo de poder
Para McClelland y Pilon (1983), uno de los factores principales en la formación del
motivo de poder es la educación ejercida por las madres durante la infancia. Aquellos
niños que son educados con tolerancia en sexo y agresión mostraban mayor necesidad
de poder en la edad adulta. Por contra, indicaron que quienes fueron educados con
hábitos rígidos mostraron al cabo de los años conformismo e inhibición del desarrollo
del motivo de poder. El uso de castigos físicos estuvo relacionado con puntuaciones
bajas de necesidad de poder en varones, pero no se encontró relación alguna en las
mujeres. Para estos autores, la relación entre hábitos educativos y desarrollo del motivo
de poder posterior tiene una causa biológica. Defienden que la tolerancia en el sexo
produce una activación simpática en las áreas del sexo y de la agresión, lo cual activa a
su vez el sistema de catecolaminas, que está implicado en la necesidad de poder, de
modo y manera que mediante este tipo de prácticas educativas el motivo de poder se
ve activado indirectamente.
Cabe cuestionar de qué manera la actividad simpática y su mediación
catecolaminérgica pueden estar determinadas y prefijado su nivel de activación por
una serie de pautas educativas ejercidas en la primera infancia. Sin duda que la
actividad del sistema nervioso simpático contiene respuestas fásicas que dependen de
factores presentes en la situación en un momento determinado, pero no se ha
demostrado de qué forma los niveles de neurotransmisores afectan a una característica
motivacional específica, sino que más bien son los responsables de un nivel de
activación más o menos elevado y global, pero no determinan la cualidad afectiva ni
motivacional. Y cómo la estimulación temprana, por muy duradera e intensa que ésta
sea, llega a afectar de tal forma al sistema nervioso como para provocar un motivo de
poder durante la etapa adulta.
En cuanto al desarrollo de la necesidad de poder, Stewart (1973) defiende que ésta
discurre por una serie de etapas a lo largo del periodo evolutivo que están íntimamente

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relacionadas con el desarrollo psicoevolutivo normal. Tales etapas fueron descritas por
este autor como de recepción, autonomía, aserción y comunalidad, cada una de las
cuales está en función de la solución de diferentes conflictos según la concepción del
desarrollo psicosexual de Freud.
Lo más probable es que el motivo de poder dependa de las pautas educativas
familiares y escolares, de los valores predominantes en el ambiente sociocultural y en
los grupos de referencia, de las exigencias profesionales posteriores, así como de otras
variables difíciles de precisar y cuantificar. Pretender que la necesidad de poder
posterior va a estar determinada exclusivamente por la mayor o menor tolerancia al
sexo y a la agresión en la infancia, es suponer un determinismo insostenible
actualmente en la explicación científica del comportamiento.
Diferencias sexuales en el motivo de poder
Para Winter (1988) no hay diferencias en el motivo de poder entre varones y mujeres,
sino que es de la misma naturaleza en ambos. La diferencia entre los sexos se
manifiesta no ya en la propia necesidad, sino en el tipo de conductas implicadas que
son deseables socialmente para cada uno de los sexos. Existen conductas relacionadas
con el motivo de poder que se asume que forman parte de un rol masculino y que, por
el contrario, son indeseables dentro de un comportamiento típicamente femenino. Tales
patrones de comportamiento hacen referencia a la competitividad, agresividad, o
asertividad.
Aspectos biológicos del motivo de poder
Steele (1977) evocó experimentalmente la necesidad de poder mediante la
presentación de escenas grabadas en las que aparecían situaciones que podían
producir ese motivo. Los resultados de la investigación pusieron de manifiesto que
quienes habían escuchado dichos discursos mostraron mayor número de imágenes de
poder que el grupo control y que los niveles de adrenalina y noradrenalina en sangre
estaban directamente relacionados con los contenidos de poder aparecidos en dichos
relatos. Bajo las demás condiciones (incluso en la condición de producir motivo de logro
elevado) no hubo correlaciones significativas entre motivos y nivel de catecolaminas.
Estos resultados serían coherentes con el hecho de que el hemisferio derecho está más
relacionado con la producción de norepinefrina, lo que supondría que se presenta una
actividad mayor en éste cuando se evoca la necesidad de poder. A su vez, el hemisferio
derecho está implicado en el reconocimiento y evocación de estímulos emocionales, lo
cual es coherente con el hecho de que las personas con motivo de poder elevado son
más capaces de reconocer el tono emocional de un discurso cuando el contenido de
poder no es evidente en la exposición de dicho mensaje.
Relación entre motivo de poder y otras conductas
La necesidad de poder está relacionada con determinados patrones de conducta, entre
los que podemos destacar los siguientes:
 Motivo de poder, conductas asertivas y agresión: una de las variables
principales que modulan la aparición de tales patrones de comportamiento
agresivo o asertivo sea el sexo. Las mujeres no suelen mostrar comportamientos
agresivos, ni aún en el caso de poseer una necesidad de poder elevada. Esto
corrobora el hecho de que el comportamiento agresivo está determinado por
muchos otros factores, entre los que el motivo de poder sólo ejercería una
influencia discreta.

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 Motivo de poder y profesión: Winter (1973) argumenta que las personas con
elevada necesidad de poder eligen profesiones relacionadas con la persuasión e
influencia sobre los demás, de tal forma que quienes se dedicaban a profesiones
tales como sacerdocio, psicología, enseñanza, periodismo, o actividades
empresariales, obtenían puntuaciones superiores en motivo de poder que
quienes se dedicaban a otras profesiones, en las que también estaban incluidas
derecho y medicina. No obstante, en las investigaciones que estudian la relación
entre estas dos variables, no siempre ha habido una evaluación fiable del motivo
de poder previo a la elección de la profesión, por lo que este motivo puede haber
sido consecuencia del propio ejercicio profesional de dicha actividad. La relación
entre motivo de poder y éxito profesional no es concluyente.
 Motivo de poder, necesidad de prestigio y relaciones interpersonales:
Las personas con puntuaciones altas en necesidad de poder se rodean de
personas que admiran su forma de comportarse y que pueden ser seguidores no
competitivos. Prefieren relacionarse con grupos que establecer relaciones con
escasas personas, puesto que de esta manera tienen más oportunidades de
obtener reconocimiento social. Generalmente obtienen mayores beneficios en
las relaciones competitivas y ejecutan con frecuencia alianzas y coaliciones en
su provecho, rompiendo dichas relaciones para comprometerse con otras
personas, si ello le resulta de utilidad. En reuniones de diversa índole, las
personas con elevada necesidad de poder hablan más tiempo que los demás,
influyen más en las decisiones del grupo, no favorecen la discusión de los temas
tratados, buscan su propio provecho personal, abordan los temas que les
interesa, evalúan más negativamente al resto de la gente (y, a su vez, son
percibidos por los demás también de forma negativa) y su comportamiento se
considera excesivamente agresivo. Winter (1973) encontró relaciones
significativas entre el motivo de poder y conductas asociadas al mismo, tales
como posesión de coches extranjeros, o mayor número de tarjetas de crédito.
Parece que las personas con necesidad de poder elevada también demuestran
patrones de conducta de ostentosidad, que no son sino indicadores sociales de
influencia y prestigio.
 Motivo de poder y creatividad: Según Fodor (1990), la creatividad es un
factor que acrecienta el sentimiento de poder. Barron (1969) realizó una
investigación en la que una serie de ejecutivos debían autodefinirse en
diferentes aspectos. En lo que se refiere a la originalidad y creatividad, todos los
adjetivos que utilizaron para referirse a ellos mismos en cuanto creativos,
también denotaban motivo de poder.
 Motivo de poder y Patrón de conducta Tipo A: El patrón de conducta Tipo A
se caracteriza por un estilo conductual en el que predomina la competitividad,
hostilidad, ira e impulsividad. Cualquier situación se percibe como una amenaza
y debe resolverse exitosamente. La necesidad de poder está asociada a
conductas tales como deseo de influir en los demás, interés por alcanzar un
estatus elevado, o agresividad, manifestaciones conductuales características
también del patrón de conducta Tipo A. Una de las variables relevantes en el
patrón de conducta Tipo A es la inhibición de la expresión de conductas
excesivas. Tal característica estaría directamente relacionada con la inhibición
del motivo de poder, si bien esta última hace referencia especialmente al control
de la expresión de los impulsos de poder, mientras que el Tipo A está
relacionado con la inhibición de conductas excesivas en general. La dificultad de
expresarlas de forma adaptativa (especialmente la ira) está relacionada con la

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aparición de trastornos cardiovasculares. Ambos procesos (inhibición de motivo


de poder y patrón de conducta Tipo A) manifiestan una activación autonómica
simpática excesiva y mantienen un sustrato biológico y psicológico similar.
 Motivo de poder y expectativas sobre sí mismo y los demás: El poder
fomenta los estereotipos y éstos, a su vez, mantienen el poder. Los estereotipos
son una forma de categorizar a las personas simplemente en función de su
pertenencia a un determinado grupo. Dado que los que están subordinados
están evaluados más desfavorablemente y que las relaciones de poder tienden a
conservar dichas categorías, el status quo se mantiene y se facilita el que
permanezcan las relaciones de desigualdad. Quienes detentan el poder son más
susceptibles de estar influidos por los estereotipos que quienes no lo poseen.
Fiske (1993) asume que la asimetría en el control de los demás es la
característica definitoria del poder. Para esta autora, esto se pone claramente de
manifiesto si consideramos la atención que se dedican los diferentes miembros
dentro de una relación de poder. La atención siempre va dirigida al poderoso,
que conoce menos de todos los subordinados que estos de él. Para poder ejercer
el control, el poderoso demanda la atención de los subordinados. Si los
subordinados están pendientes del poderoso y su capacidad cognitiva está
restringida, es más fácil mantener los estereotipos, que a su vez sirven para
mantener las relaciones de poder y la situación establecida, deviniendo de esta
manera en una forma de control eficaz. Si bien los estereotipos son una forma de
categorización de los subordinados por parte de quienes detentan el poder, éstos
últimos tampoco están libres de ser categorizados de esta manera y ello puede
ser importante cuando los subordinados poseen medios para modificar las
relaciones de poder. El motivo de poder también influye en la evaluación de
personas con diferente estatus. Winter (1973) hipotetizó que los que poseen una
necesidad de poder elevada sienten antipatía y aversión por quienes detentan
poder y muestran preferencia por personas desconocidas cuando se les coloca
en la tesitura de elegir a miembros de un grupo para realizar cualquier actividad.
En ocasiones, la necesidad de poder no va relacionada con éxito profesional, ni
con sensaciones subjetivas agradables de competencia, sino que suele estar
asociada a problemas conductuales, bebida excesiva, fracaso académico, etc.
Según Assor (1989), para compensar esta situación, las personas que
manifiestan un motivo de poder elevado tienden a devaluar el éxito y
competencia de los demás, especialmente si se trata de individuos de estatus
alto, dado que son una amenaza para ellos. Gough y Heilbrun (1975)
argumentan que las personas con necesidad de poder elevada perciben que su
comportamiento contiene aspectos antisociales, lo que determina que tengan
una autoimagen más negativa de sí mismos que las personas con un motivo de
poder normal.
Inhibición de la actividad
La inhibición de la actividad es un término que hace referencia al motivo para hacer
uso del poder con fines sociales, más que personales. En aquellas personas en las que
no aparece inhibición de la actividad, su conducta llega a ser agresiva, soez e iracunda
(desadaptativa). Por contra, para que un individuo realice un patrón de conducta
deseable, deberá existir cierta suerte de inhibición. Más coherente es la postura de que
tanto las conductas adaptativas como las desadaptadas son aprendidas, de forma que
no tenemos la necesidad de apelar a "la bestia" (término poético) para explicar los
comportamientos desviados.

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Liderazgo
Relacionado con el motivo de poder está el rol de liderazgo, dado que el líder ejerce
una poderosa influencia sobre las conductas del grupo al que pertenece. Existen dos
tipos de líder: el líder socioemocional, cuya función es la de crear un clima de
armonía en el grupo, y el líder de tarea, encargado de que las actividades del grupo y
de sus miembros se realicen adecuadamente. Las funciones más generalizadas de esta
figura son: ser quien inicie y descubra los objetivos del grupo, dirigir al grupo hacia
dichas metas, establecer normas, desplegar mayor actividad para la consecución de los
fines, transmitir seguridad y buscar el beneficio del grupo.
Por lo general, el líder es quien detenta el poder en el grupo y ejerce una mayor
influencia sobre los miembros, de forma que quien posea una elevada motivación de
poder deseará ser su adalid para satisfacer dicha necesidad. Tanto el líder como los
miembros del grupo tienen la expectativa de que es él quien detenta el mayor poder,
por lo que al acceder a una posición de liderazgo su poder e influencia aumentará.
El atractivo social del líder depende de la coincidencia de los motivos de éste con los de
la sociedad en ese momento, teniendo en cuenta que lo relevante es la coincidencia o
discrepancia global, de todos los motivos, no el grado de discrepancia de un motivo
particular.

Grimaldo Mucho Trigo, Miriam Pilar. (2007). La teoría de L. Kohlberg, una


explicación del juicio moral desde el constructivismo.
La Teoría del Juicio Moral de Lawrence Kohlberg
Kohlberg señala que el desarrollo moral es el incremento en la interiorización de las
reglas culturales básicas y este incremento es entendido desde el planteamiento
cognitivo del desarrollo en estadios, en el cual se menciona que las estructuras de los
estadios superiores reintegran a las estructuras elaboradas en estadios inferiores.
Utiliza el concepto de «juicio moral», entendiéndolo como un modo de evaluación
prescriptiva de lo bueno y de lo recto.
Kholberg considera la invariabilidad necesaria en la sucesión de etapas. Este autor,
encuentra que las etapas son las mismas en los diversos países en los cuales se
realizaron sus estudios. Establece que el contexto cultural marca las diferencias, pero
no el orden.
Kohlberg, asume la existencia de tres niveles, cada uno de los cuales se sub-divide en
dos etapas o estadios. Cada estadio, se define por tres elementos: a) Una perspectiva
en relación con las normas sociales, b) Un conjunto de razones para juzgar las acciones
concretas como «buenas» o mala» y c) Un conjunto de valores preferidos.

Así, se obtiene un primer nivel denominado Pre-Convencional, característico de niños


pequeños, algunos adolescentes y muchos delincuentes. Aquí se ubican, las etapas 1 y
2. En este primer nivel, pre-moral los juicios se basan en criterios externos, es decir en
el castigo o la recompensa que recibe el autor de la acción. Lo correcto y lo incorrecto,
constituyen criterios absolutos, establecidos por la autoridad de los padres,
principalmente. En este nivel el individuo no ha alcanzado a entender y mantener las
normas sociales convencionales. En este primer nivel, encontramos dos estadios,
siendo estos los siguientes:

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Estadio 1: Castigo y Orientación a la Obediencia : Las consecuencias físicas,


determinan si la acción es buena o mala. Hay confusión de la perspectiva de la
autoridad con la propia. Es incapaz de relacionar dos puntos de vista diferentes.
Estadio 2: La Orientación Instrumental Relativista: Lo correcto es seguir las reglas sólo
cuando es para el interés inmediato de sí mismo; actuar para satisfacer los propios
intereses y necesidades y permitir que otros hagan lo mismo.

En el segundo nivel, denominado Convencional, el castigo, la recompensa, lo


agradable y desagradable pierden importancia. Los juicios, se basan en normas y
expectativas de grupo. Lo que el grupo señala es correcto. En este nivel, encontramos
la importancia que tienen los criterios de la familia y de los grupos pares, entre otros.
Se observa la identificación con las reglas sociales y con la sociedad, de la cual siente,
que forma parte. Se encuentran los siguientes estadios:
Estadio 3: La Orientación de la Concordia Interpersonal : El buen comportamiento es
aquel que agrada a los demás, a la familia, a los compañeros, entre otros. Se busca la
aprobación de los otros. Se toma en cuenta, las necesidades e intervenciones ajenas. El
comportamiento se juzga frecuentemente por su intención. Ser bueno significa también
mantener mutuas relaciones de gratitud, lealtad y confianza. Desde la perspectiva
social, hay comportamientos compartidos, acuerdos y expectativas, que son
primordiales. Tiene conciencia de acuerdos, sentimientos y expectativas compartidas
que toman primacía sobre los intereses individuales. Aún no considera la perspectiva
del sistema social más amplio.
Estadio 4: La Orientación de la Lev v Orden: La importancia se desplaza, hacia la
sociedad; lo correcto es lo que dice la ley, es así como, cumplir con los deberes,
respetar a la autoridad, mantener el orden social y las leyes religiosas son absolutas. La
autoridad se respeta no por su poder de castigo, sino porque constituye la expresión de
un orden social y moral. Desde el punto de vista social, diferencia el punto de vista de
la sociedad, del acuerdo ó motivos interpersonales. Toma el punto de vista del sistema
que define los roles y las reglas. Considera las relaciones individuales en términos del
lugar dentro del sistema.

En el nivel Post-Convencional, Kohlberg procuró encuadrar el ideal de hermandad,


justicia, reciprocidad, igualdad de los derechos humanos y comunidad. Cada situación
se examina de forma cuidadosa, con el propósito de obtener unos principios generales
que guíen una actuación adecuada. El individuo supera la identificación con las normas
sociales, y con la autoridad, o las personas que la sostienen. Se observan los siguientes
estadios:
Estadio 5: La Orientación Legalista del Contrato: Lo justo debe ser respetado por un
motivo de reciprocidad y de utilidad colectiva que pueda asumir la forma de contrato
social. Hay valores y principios válidos, más allá de la autoridad de las personas o los
grupos. Los valores de la sociedad son correctos, pero pueden equivocarse y hay
medios para cambiarlos. Desde el punto de vista social, se observa la perspectiva de
un individuo racional, conciente de los valores y los derechos anteriores a las ataduras
sociales y a los contratos. Integra las perspectivas por medio del acuerdo, el contrato,
la imparcialidad objetiva y el debido proceso. Considera puntos de vista legales y
morales; reconoce que a veces están en conflicto y encuentra difícil integrarlos.
Estadio 6: La Orientación de los Principios Ético Universales: En este estadio, lo que
guía es la conciencia moral, allí se fundan los principios. Los juicios se basan en

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principios fundamentales y universales. Hay preocupación por la auto condena


emanada de la violación de los propios principios. El individuo en este estadio se guía
por principios éticos auto escogidos (Barra, 1987). Los principios son universales, en
donde se considera: la justicia, igualdad de los derechos humanos y el respeto por la
dignidad de los seres humanos como personas individuales.

Investigaciones referidas al juicio Moral y el nivel socio económico


Se aprecia que mayoritariamente los estudiantes de nivel socioeconómico bajo y
medio, se ubican en etapas globales correspondientes al nivel convencional de juicio
moral, confirmando así la secuencia invariable de las etapas encontradas por Kohlberg.
Sin embargo, las diferencias se encuentran en las etapas globales al interior de este
nivel.
Los procesos de pensamiento lógico y el de la conciencia moral, se producen
simultáneamente como consecuencia de la interacción entre el sujeto y el medio. La
estructura de la conciencia moral, lo mismo que la estructura cognitiva, dependerá del
tipo de relaciones que el sujeto establece con el medio social. De esta manera, las
relaciones que el individuo construye en su medio socio cultural resultan determinantes
en ambos procesos psicológicos. De esta manera, un estudiante que crece en un medio
en donde la estimulación cognitiva es limitada, en donde ni la familia, ni la escuela le
brindan las oportunidades necesarias para desarrollarse, tendrá dificultades para
acceder a un nivel de pensamiento formal y consecuentemente a un nivel convencional
o post convencional de juicio moral. Niveles en donde para el primer caso, los juicios
son de carácter autónomo y en el segundo, en donde los criterios están basados en
principios morales universales.
Por su parte, Piaget y Kolhberg sostienen que para el desarrollo moral del individuo, el
desarrollo lógico o cognitivo es una condición imprescindible. La conducta moral
requiere de un desarrollo del pensamiento lógico de tal manera que permita hacer
juicios morales correspondientes a cada una de las etapas.
Investigaciones referidas al juicio Moral y la edad
Los resultados prueban la hipótesis planteada por Piaget y retomada luego por
Kohlberg, quienes coinciden en señalar que el juicio moral sigue un proceso de
crecimiento psicológico; por ello González señala que se puede proponer una teoría
constructivista del juicio moral. Si esto es así, la edad constituye también un factor de
influencia. Se ha encontrado que conforme avanza la edad, de la misma manera se
alcanzan mayores puntajes en el Cuestionario de Reflexión Socio Moral.
Conclusión
El proceso mediante el cual se avanza en la secuencia de estadios y por el cual el
desarrollo de un estadio puede recuperarse o propiciarse tiene claramente un
componente comunicativo, por lo tanto es importante que la familia y la escuela
desarrollen formas comunicativas interactivas, que animen abiertamente a discusiones
igualitarias de temas morales, logrando niños maduros moralmente.
La concepción constructivista, parte del hecho de que la escuela hace posible que los
alumnos no sólo construyan su aprendizaje en el ámbito educativo; sino que debe
suponer incluir capacidades de desarrollo y equilibrio personal; así como de relación
interpersonal. Siendo ello fruto de una construcción personal, en la que no sólo

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participa el sujeto que aprende; sino otros agentes culturales que facilitan el
intercambio.

Benbenaste Narciso, Etchezahar, Edgardo, & Del Río, Marta. (s. f.). Psicología
de la anomia.
El grado y tipo de comportamiento anómico detectable en una población es relevante
para su calidad de vida cotidiana así como un fuerte condicionante de sus actitudes
hacia las instituciones.
La anomia en Durkheim
Durkheim se refiere a la anomia como la falta de regulación jurídica y moral que
caracteriza a la vida económica. Los conflictos que se producen en ese ámbito son
especialmente graves dado que las actividades económicas ya han dejado de tener un
papel secundario en las sociedades que son o tienden a ser industriales. El autor afirma
que el estado de irreglamentación no favorece la expresión de la libertad individual. Por
el contrario la libertad es producto de una reglamentación. En la reflexión
durkheimniana el concepto de anomia se constituye entonces en dos planos, desde la
sociedad y desde el individuo.
La conciencia colectiva es el “conjunto de creencias y sentimientos comunes el
término medio de los miembros de una sociedad”. De acuerdo con las diferentes
sociedades, esta conciencia colectiva implica más o menos extensión o fuerza. En las
sociedades con solidaridad mecánica, la conciencia colectiva engloba a la mayor parte
de las conciencias individuales. En cambio, donde reina la solidaridad orgánica,
Durkheim cree observar simultáneamente una reducción de la esfera correspondiente a
la conciencia colectiva, un debilitamiento de las reacciones colectivas contra la
violación de las prohibiciones, y, subsecuentemente, un margen más amplio de
interpretación individual de los imperativos sociales.
En síntesis la pérdida de influencia de la religión, el papel subordinado del Estado a la
vida económica, el desencadenamiento del deseo por la influencia cada vez mayor del
mercado, determinan que “el estado de crisis y de anomia es allí constante, y por así
decir, normal”.
La anomia en Robert k. Merton
Merton señaló que la teoría funcional intenta determinar cómo la estructura social y
cultural engendra una presión hacia la conducta socialmente divergente sobre
individuos situados en diferente posición en dicha estructura. De esta manera se
deslindaba de las tendencias que desde el individualismo veían la trasgresión
conductual como un fenómeno psicopatológico.
Entre los elementos que componen la estructura social hay dos de gran importancia.
Las metas de la cultura son aquellas por las que vale la pena esforzarse, por ejemplo,
ser rico, ser poderoso, ser culto, etc. Los que alcanzan dichas metas reciben
reconocimiento y prestigio. El segundo elemento de la estructura social son las reglas
que se habrán de emplear para alcanzar las metas culturales. Estas reglas toman
formas concretas en las instituciones que regulan la conducta en sociedad.
Lo que Merton llama anomia social surge cuando la cultura logra más importancia
(valores que definen las metas) que la fuerza social para alcanzar aquellas de forma

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legítima (valores que definen las normas). Cuando los grupos sociales aceptan que
lograr las metas es a pesar de las normas sociales, se fomenta el estado de anomia
social. El término anomia social surge tomando como referencia las desviaciones de las
normas sociales por parte de distintos grupos en la sociedad norteamericana.
La anomia en Carlos Nino
Carlos Nino señala sobre la base de observaciones realizadas en la población argentina
una larga serie de conductas que configuran un conjunto social anómico: la forma en
que se transita por los espacios públicos, la naturalidad con que se evaden las
responsabilidades cívicas (pago de impuestos, por ejemplo), la forma en que se
contamina el ambiente, la extensión de la corrupción etc., Nino distingue tres tipos de
ilegalidad diferentes:
a) La mera desviación individual que ocurre cuando los individuos encuentran
conveniente (para sus intereses) dejar de observar la ley (dado el probable
comportamiento de otros).
b) La que se presenta cuando ocurre un conflicto social que lleva a un sector a
desconocer la legitimidad de la autoridad que dicta las normas en cuestión.
c) La que denomina anomia boba, que implica situaciones sociales en las que todos
resultan perjudicados.
La inobservancia de tales normas, en el caso de la “anomia boba”, adquiere
básicamente tres formas:
a. El comportamiento finalista: cuando se adhiere a los fines generales pero
pretendiendo satisfacerlos a través de una conducta diferente a la prescripta por
la norma.
b. El comportamiento formalista/ritualista: se observa cuando la norma ignora los
fines a la que ella sirve (aun cuando tal comportamiento frustre los fines). Estos
comportamientos distinguen a la conducta típicamente burocrática.
c. El comportamiento “chicanero”: refiere a cuando se aprovechan los intersticios
de las normas para satisfacer fines personales (aun cuando ello frustre los
objetivos del conjunto).
Robert K. Merton había señalado que la conducta anómala puede considerarse como un
síntoma de disociación entre las aspiraciones culturales y los caminos socialmente
estructurados para llegar. Nino sugiere que las normas sociales se formulan para
reducir las anomalías y permitir alcanzar los fines o aspiraciones.
Psicología de una población en que la anomia no es un disvalor
En el caso de sociedades como la argentina se trata de que, vivir al margen o en el
borde de las instituciones es una costumbre. Los rasgos que implicados entre sí,
sostenemos, conforman la estructura psicológica básica en una población con conducta
anómica generalizada son:
 El desarrollo individual representado como egoísmo, en particular la búsqueda de
riqueza
 Tendencia a representarse la jerarquía como autoritarismo esto es indiferenciar
autoridad y autoritarismo
 La primarización de los vínculos secundarios
 El machismo.

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Esos cuatro rasgos tienen una vigencia generalizada en la práctica psicosocial cotidiana
de la población, lo que no significa en igual medida su reconocimiento verbal. De ahí
que en esta clase de indagatoria es imprescindible la técnica de la observación. La
eficacia de tales rasgos se debe a que operan desde niveles etarios tempranos y, por
tanto, hacen a la socialización básica de cada miembro de la sociedad.
a) La iniciativa individual como egoísmo: En la acepción cotidiana argentina el
término “individualista” tiende a ser asimilado a egoísta. La representación de que en
la significación de lo individual predomina la satisfacción de los impulsos particulares es
lo que fundamenta esa equiparación. Consecuentemente aquello de lo público que
aparece para regular los impulsos privados, las normas, tiende a ser denegado, resulta
un disvalor. Cada uno imagina que los demás también se erigen como individuos en
tanto se halan sostenidos por la similar búsqueda de satisfacción de lo particularista.
Por tanto se generaliza la idea de lo individual como ser egoísta. Ahora bien, esta
tendencia de buena parte de la población argentina a tildar de individualista a quien
busca el interés personal en especial cuando se trata del beneficio económico, coexiste
con una avidez por el consumo que, psicológicamente analizado, podemos denominar
de placeres inmediatistas.
b) La Jerarquía como disvalor: Cuando en una población la jerarquía social no es un
valor significa que en tal sociedad se tiende a una indiferenciación entre la noción de
autoridad y la de autoritarismo o más bien, a una asimilación de la primera en la
segunda.
c) La “primarización” de los “vínculos secundarios”: En los grupos primarios
prevalece el vínculo incondicional, alguien es aceptado por ser amigo, hermano o hijo
por ejemplo. En cambio lo que caracteriza a los grupos secundarios es el vínculo
condicional, las personas son aceptadas según puedan cumplir sus roles socialmente
instituidos. En una población donde la anomia aparece como lo frecuente, el tipo de
vínculo propio del grupo primario impregna al de los grupos secundarios. Las “excusas”
habitualmente son una expresión de esa insuficiente asunción del cumplimiento de los
vínculos formales. La excusa supone la solicitud de que el otro no lo juzgue con el rigor
supuesto según las pautas impersonales socialmente vigentes para la tarea laboral o
actividad pública en cuestión.
d) Machismo: Definimos machismo como la vigencia del vínculo poder (en el
predominio de su forma autoritarismo) en las relaciones psicosexuales.

Downloaded by Samuel Pilar (samu-pilar@live.com)

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