Está en la página 1de 2

José David Mora González

Regis Jolivet en la Introducción a Kierkegaard alude que toda la filosofía Kierkegaardiana


es todo un entramado y filosofía fragmentaria pero metódica, asistemática, cierta
inclinación a esta opinión de Jolivet al analizar el texto de Blanco Regueira “Existencia y
verdad”, pues entre lo que Kierkegaard va a entender por verdad, paradoja y fe, no se
pueden explicar una sin la otra, y se necesita entender estos conceptos para proseguir en la
interpretación de temporalidad en el filósofo danés.
Verdad
Primeramente Blanco Regueira pone a discusión el criterio de verdad, partiendo de la
cuestión de la pasión de la ignorancia, una afirmación de la ignorancia, que quiere decir un
movimiento de la voluntad lo que llama “voluntad de saber”, para Kierkegaard es un querer
ignorar, afirmación voluntaria de la ignorancia, querer “saber lo absoluto llega así a
implicar el querer ignorarlo”, justamente hay una expresión paradójica de un anhelo por
saber donde ese saber es alcanzar la verdad en la presencia verdadera del Ser “apenas
revelada en el juego de sombras del devenir”; la ignorancia es un dato existencial en donde
se despliega la misma existencia y el existir este en el devenir, no en la quietud de los
conceptos, se afirma en la existencia y es tal que se debe leer partiendo de la subjetividad
como individuo particular existente, es aquí donde cobra sentido la verdad como paradoja,
es decir “la verdad inmanente pero como absoluta trascendencia”, -la verdad reside en un
sujeto existente-, finitud de la existencia en donde reside la trascendencia de lo eterno.
Descubrir lo que ni uno mismo puede pensar. La verdad como paradoja, es tanto mas
ahonda en si mismo el ser existente, y así ahonda mas en su propia finitud y así descubrir
aún más su no-verdad y de esto es lo único capaz de revelarsele.
Paradoja
La paradoja consiste en esta misma dinámica de la paradoja de la verdad, es decir, desde la
cuestión de la pasión por la verdad, hay un deseo por descubrir lo impensable, en la misma
paradoja hay una función ocultante y descubridora, en ella se descubre lo que ningún saber
puede descubrir, pues es tal impensable que allí mismo se descubre la verdad misma.
Hay dos paradojas en Kierkegaard según Blanco, una socrática que tiene que ver con la
incertidumbre objetiva, y una segunda que se afirma por medio del salto hacia la certeza -la
pasión de la fe-; esta paradoja se manifiesta para ambos casos en un contraste entre la
verdad del Ser absoluto y la verdad de la existencia entre lo temporal y la eternidad, entre lo
finito y lo infinito, esta paradoja se revela única y exclusivamente, por un sujeto existente,
meramente en una matriz existencial.
Fe
La pasión de la fe es una paradoja, se explica por la sentencia del Apóstol Pablo,
“escandalo para los gentiles, locura para los paganos” o el “credo quia absurdum est” de
Tertuliano; la locura es el testimonio de la fe, pasión por el testimonio, este testimonio es
absurdo para la razón, se tiene la certeza absurda objetivamente mantenida en la pasión de
la interioridad, de la fe. La adhesión de esta segunda paradoja se explica por medio del salto
de la fe, profunda adhesión interior a la paradoja. Este salto es el descubrir la misma
paradoja en el interior, es decir, descubrir lo impensable de encontrar la trascendencia en la
interioridad, aventurarse a lo desconocido, a la certeza.
Esta paradoja rebasa la pasión de la ignorancia -incertidumbre objetiva- porque en si misma
se asume como impensable y la guarece en lo más recóndito de la interioridad, esta
paradoja de la temporalidad de lo eterno. Este advenimiento de lo Absoluto a la existencia,
el alcance de lo Absoluto y proximidad a mi existencia, una relación personal con lo
Absoluto, pero que se su infinita lejanía.
Tiempo
Hablar de la temporalidad es también hablar de una paradoja, pienso que la filosofía de
Kierkegaard es una paradoja, pues hablar del tiempo supone una vez mas hablar de
paradoja, ahora en la dinámica temporal del ser existente; en términos de duración, no es en
una representación grafica del reloj o de calendario, sino en términos de experiencia, una
tarea urgente de vivir ese tiempo. En ese tiempo hay un tránsito, cual vehículo es el salto,
un pasar por el tiempo estético, ético y religioso; pero este problema del salto es mas bien el
del instante, es ahí donde queda nulificada el concepto de duración en cuanto tal, más bien
la vivencia de una nada: el instante.
El presente fugitivo que se ofrece a mi como una nada, que se deshace mientras se vive, es
aquí la paradójica característica de la existencia temporal: el instante es el equivoco en el
que la temporalidad -digamos- finita se toca con la eternidad; la experiencia del instante,
pensar un tiempo discontinuo es imposible, lo que es anda para el pensamiento es vivencia
de la nada para la experiencia, el instante es un átomo de la eternidad en el tiempo, es ahí la
paradoja del tiempo.

También podría gustarte