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Viviana Rébora. Prof.

Filosofía

De oruga a mariposa: una transformación ineludible

En el mundo literario nadie ha plasmado con tanta belleza y estilo los


pensamientos centrales de Hegel como Cortázar. Su Rayuela desde su
estructura, la forma en que el autor pretende que el lector lea su obra, y su
prosa, son un vivo reflejo de los pensamientos hegelianos. El movimiento
dialéctico se hace presente en cada página, y cada desventura de los
personajes se trata con la frescura de la novedad, de aquello que aunque
trágico trae consigo un nuevo aire. Cortázar ha ilustrado desde su monumental
obra los profundos pensamientos de nuestro filósofo moderno. De esta manera
usando algunas ideas de este autor se profundizará en otras ideas de Hegel
fundamentalmente en la relación entre la conciencia natural y Filosófica

La protagonista de la historia; La oruga.

Hacer. Hacer algo, hacer el bien, hacer pis, hacer tiempo, la acción en todas
sus barajas. Pero detrás de toda acción había una protesta, porque todo hacer
significaba salir de para llegar a, o mover algo para que estuviera aquí y no allí,
o entrar en esa casa en vez de no entrar o entrar en la de al lado, es decir que
en todo acto había la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y
que era posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la
falta, de la merma, de la parvedad del presente.
Rayuela; "Del lado de allá" Pág. 16

La mecánica cuántica, el descubrimiento del genoma humano, la


ingeniería genética, los descubrimientos sobre el universo, Las grandes obras
de arte como la Gioconda de Leonardo, las piezas de Luding Van Beethoven
etc. no pueden verse como el logro aislado de determinados seres humanos
con talentos o inteligencia superior a la de los hombres comunes. Cada uno de
estos eventos son resultado del trabajo de una conciencia colectiva, de un
pasaje por cantidad de acontecimientos que perfilaron estos logros y otros
hasta que el trabajo de la conciencia humana como resultado del devenir
temporal dieron lugar a diferentes eventos como los anteriormente señalados.
Así como para Hegel la filosofía es hija de su tiempo, cada descubrimiento
científico, cada hecho histórico, artístico, cultural, cada acontecimiento de
cualquier índole, no pueden verse sino como parte de un entramado, como
producto de muchos otros acontecimientos. realizados no por seres
individuales sino por la conciencia de un conjunto de hombres, de una
conciencia de toda la humanidad, generando los avatares que conocemos y
aún aquellos que nos han de acontecer. Hegel considera esto, porque a pesar
de que en los ejemplos que se dieron antes hay una cuota importante de
talento cada uno de estos acontecimientos en otro tiempo y espacio ya no
serían los mismos, por ende el enclavado cultural e histórico son constitutivo de
lo que son y significaron.
Esta conciencia colectiva a la que Hegel le llama conciencia natural, es
la protagonista de la historia, es la forjadora de cambios, de desventuras y todo

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aquello que podemos leer en nuestros libros de historia. Ella tiene la


característica de estar ciega ante su proceso, de estar privada del saber lo que
ella verdaderamente es. Mucho se ha hablado respecto de la conciencia infeliz.
Pero la perspectiva en la que se centrará la reflexión en esta instancia no es
perfilar la conciencia o caracterizarla como aquella que se encuentra sufriente,
desgarrada, avasallada por lo que ella no es. Si bien estas características
permiten acercarnos al movimiento que la arrastra a diferentes momentos,
donde ella se auto captará y sabrá más de si misma, el punto en el que se
profundizará es en ver a esta conciencia como la productora de innovación.
Como la generadora de un cambio enriquecido y nutrido por las vicisitudes que
le hacen a ésta perderse en una parcialidad que le es desesperante. Este
aspecto no se dará por supuesto, sino que se analizará a luz de otras
afirmaciones realizadas por Hegel. La riqueza de la conciencia natural es algo
que más que dar por supuesto lo pondremos entre paréntesis para luego
reflexionar sobre sus implicancias en relación con la conciencia filosófica.
El papel estratégico que juega la conciencia en la filosofía hegeliana solo
se puede comprender cabalmente profundizando en la larga tradición filosófica
de solipsismo, del logicismo exacerbado y escepticismo que solo han
provocado reduccionismos y dicotomizaciones (neologismo de del autor) que
distan mucho del espíritu de la filosofía hegeliana. Se entiende por esta larga
tradición a los antecesores de Hegel comenzando desde René Descartes. Si
bien estas instancias que Hegel llama proceso abstracto, (entendiendo
abstracción como escisión), son fundamentales, las críticas de Hegel en los
primeros párrafos de la Introducción se dirigen a las filosofías naturalizadas,
aquellas que se pierden en la obnubilación metodológica reproduciendo hasta
el infinito al separación entre el sujeto y el objeto a conocer. Tomando el
conocimiento como mero instrumento o medio pasivo que nunca deja igual el
objeto a conocer sin cumplir con su cometido de representárnoslo en toda su
pureza. Esta tradición filosófica es propia de toda la modernidad desde
Descartes hasta Hegel.
Tanto empirismo como racionalismo han caído en estos vicios que Hegel
puntualiza como una filosofía naturalizada, entendiendo por filosofía
naturalizada, aquella que pretende ser una filosofía de profundidad y en cambio
se quedan en lo natural, en lo inmediato, casi en el nivel del sentido común.
Kant no es una excepción dentro de esta taxonomía hegeliana. Kant también
separa y escinde el fenómeno del nóumeno, lo ontológico de lo epistémico.
Esos inconvenientes que ve Hegel en los modelos que se quedan en el
aspecto epistémico sin entrar a la ontología, a la realidad de lo que es en
verdad, son los que motivan dichas críticas, las cuales no buscan la eliminación
de estas formas de relacionarse con el conocimiento, sino que la parcialización
y el resguardarse en esa formas de entender el conocimiento es lo que hace
que se impida ver la esencia de la realidad. Una Verdad viva, móvil, dinámica,
no estanca.
Así que como una parte del proceso hacia lo absoluto es la
parcialización, la escisión, el estancamiento en los modelos lógicos que ignoran
la realidad dinámica y momentos de auto captación que no se salen del
proceso abstracto. La conciencia se dirige inexorablemente hacia una forma de
auto captación en la que al igual que el prisionero de la caverna logra liberarse
y mirar hacia atrás, viendo que lo que en realidad era de una manera la

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emancipación lo manifiesta de otra. Así, la conciencia naturalizada,


parcializada, natural, esa conciencia que no se conoce, que no sabe hacia
dónde va, ni sabe lo que ella es, se dirige hacia ese momento de inversión
donde devendrá en una conciencia filosófica. Una inversión tal que anulará sus
avatares vividos como su no verdad, como su desesperación.
La conciencia desespera, desespera al no capturar a los objetos,
(entendidos en un sentido amplio, como otras conciencias, cosas, elementos
naturales etc.) en su pureza, e inmediatez. A nada hay acceso inmediato, como
ya había dejado en claro Kant. La inmediatez es la ilusión de esa conciencia
que pretende capturar, que se apropiará de otras conciencias, de otros objetos
de una forma instantánea, completándose así a ella misma. La conciencia
natural es en realidad carencia, incompletud y vacuidad. Ella está vacía, y al
capturar a los objetos en su pureza pretende completarse, quedándose en la
nada. ¿Por qué se queda en la nada? pues encuentra en el objeto lo mismo
que ella depositó en él para poder apoderarse del mismo. En parte eso la lleva
a la desesperación, al camino de la duda. Pero la duda, el error, los
descaminos de esta conciencia es la que la llevan a la Verdad.
¿Qué entiende Hegel por desesperación? el des-esperar, es la
pretensión de la anulación del proceso, que le llevará al absoluto, a un grado
máximo de comprensión y racionalidad. Solo teniendo en cuenta lo anterior se
logra entender la afirmación hegeliana de que la realidad es racional y lo
racional es real. La racionalidad no puede ser entendida como lo fue antes, no
se puede reducir la razón al entendimiento kantiano sinónimo de razón teórica.
De la misma manera que lo real. Lo real no es la materia que está ahí frente a
nuestros ojos, ni impresiones ante la mente al estilo humeano. Lo Real, podría
ser homologado a la Verdad, esa verdad que es absoluta pero cambiante, que
es dinámica y total. Aquí no hay temor a las paradojas, puesto que la lógica
formal bivalente no es el canon a seguir. La verdad implica como veremos más
adelante la conexión de la totalidad de estaciones de tránsito por la cuál pasa
esa conciencia natural. La penetración en dicha Verdad, en “Lo real de lo que
es en verdad” es la racionalidad que sí tiene que ver con el conocimiento, pero
de un conocimiento que emana de la misma realidad y que se auto capta de la
misma forma que como la oruga se transforma en mariposa. ¿Por qué hay que
comprender la desesperación de la conciencia para profundizar cabalmente en
esta trillada afirmación hegeliana? Porque la desesperación de la conciencia y
su intento de cancelar el proceso hacia lo absoluto es lo que da cuenta de una
movilidad propia de la realidad, que si no se estudian los términos hegelianos
en su contexto, correríamos el riesgo de torcer o tergiversar los conceptos con
esquemas mentales impregnados en tradiciones con los mismos conceptos
tales como realidad, racionalidad de forma radicalmente diferentes a lo que
Hegel intenta expresar. Es claro que la noción de racionalidad y hasta de
Razón está al servicio del Espíritu Absoluto, a la totalidad del proceso.
La característica central de esta conciencia de la que ya se ha hablado,
es esencialmente las constantes negaciones que sufre. Constantemente esta
conciencia anula, niega los objetos y se niega a ella misma. Es esa anulación o
supresión que vemos en el proceso dialéctico. Usualmente se ha dicho que la
dialéctica es la tesis, antítesis, y síntesis, pero la dialéctica estrictamente
comprendida por Hegel se manifiesta con toda su fuerza y riqueza en la
anulación en ese refutar del que habla de su prólogo al ilustrar el proceso

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dialéctico mediante la metáfora del capullo. Esa refutación es la fuente de la


innovación, y como es la conciencia natural la que por naturaleza y
esencialmente niega, es ella a pesar de su parcialidad, de su falta de saber, de
su desesperación y ceguera, (como al comienzo citamos ese gracioso
fragmento de Cortázar) la fuente central de innovación. Cada acción es algo
incompleto, carente, cada "hacer" implica un no hacer, y es en ese fragmento
que fue deliberadamente elegido como especialmente ilustrativo de lo que esta
conciencia hace, de los motivos de esta conciencia para constantemente
suprimir, esperando así hallarse, conocerse, completarse, situarse en el clímax
de su ser, es ella la que realiza el esfuerzo, la que hace el trabajo. Es en
definitiva la protagonista de la historia, esa pobre oruga que se arrastra, que ve
un pequeño pasto como si fuese un bosque sin la posibilidad de en su ser
capturar la esencia de la Verdad móvil que implica salirse de la unilateralidad
que la enclava su condición. Esa oruga es la que teje el capullo, es ella la que
con mortal desesperación realiza el esfuerzo. Pero esta conciencia no siempre
estará ciega, ella está destinada a llegar a la luz del saber una vez que se
invierta. Una vez que se de su inversión como cuando vemos un libro en un
espejo y sus letras se ven invertidas así la conciencia llega al grado máximo de
auto captación.
Explicado ya de forma breve cierto bosquejo de esta conciencia de la
que todos somos parte se pasará a continuación a profundizar en la inversión
anteriormente nombrada para adentrarnos más en la conciencia filosófica que
no es más que la mariposa que sale de su capullo sobrevolando a la altura que
le permite vislumbrar su actividad generadora de cambios.

¿Sólo relatadora de la historia?. La mariposa

Hegel ha dado a entender en su Fenomenología que la conciencia


filosófica solo relata el trayecto de la conciencia natural y los diferentes
estadios por los que ésta pasa. Cuando Hegel dice que el nuevo objeto se
revela como algo que ha llegado por medio de la inversión de la
conciencia (Ídem. Pág. 59) podríamos interpretar que la conciencia misma es
invertida pero ¿quien realiza la inversión? y ¿cómo entender dicha inversión?
Frente a la primer pregunta, tenemos dos posibilidades: la inversión es
realizada por la conciencia natural o por la conciencia filosófica.
Antes que nada, el hecho de unir las estaciones de transito es
abandonar la negación o anulación porque la anulación da lugar a nuevos
estadios, a nuevas experiencias, eso es lo que realiza la conciencia natural en
su camino. En cambio el hecho de conectar todas las estaciones de transito
implica dejar de producir nuevas estaciones, solo concatenar las que ya hay, lo
cual es propio de la conciencia filosófica. Por esa razón, la conciencia filosófica
ya no niega, puesto que negar sería producir una instancia diferente, tarea
realizada y exclusiva de la conciencia natural.
Entonces, si la inversión es realizada por la conciencia natural, esta
inversión es claramente entendida como antítesis, supresión, cancelación o
negación que es el proceso dialéctico propiamente dicho, y en esa medida se
vuelve compresible que el nuevo objeto sea producto de la cancelación que es

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la experiencia de la conciencia natural. Ahora bien, también podemos


interpretar este fragmento de otra manera que genera mayores dificultades
para el sistema hegeliano, y esta interpretación se basa en que es la
conciencia filosófica la que realiza la inversión, realiza la inversión de la
conciencia natural, si el concepto inversión es entendido como actividad
dialéctica podría decirse que sería la negación de la conciencia natural, sería
como la negación final y suprema del trayecto naturalizado y abstracto de la
conciencia no real, esa negación es la negación de las negaciones una especie
de supra nación que muestra que la conciencia filosófica ya no ha de negar
sino que ha de relatar y mostrar como cada estación de tránsito estaba
conectado, vinculado con otro generando así la suma auto captación.
Otro problema surge, y este es el que la actividad dialéctica genera
siempre un nuevo estadio, un nuevo objeto, tiene como fruto una novedad,
¿cómo debemos entender entonces la inversión, si es que esta es realizada
por la conciencia filosófica? Quizás sea una actividad dialéctica especulativa y
así como cuando colocamos un libro frente a un espejo vemos invertidos los
grafemas, de esa manera la conciencia filosófica se coloca como un espejo
frente a al tortuoso trayecto de la conciencia natural mostrando que ella ha sido
la protagonista, la que ha realizado la experiencia la que mediante la negación
de su objeto y de si misma y los sucesivos estados o figuras de auto captación
hay llegado a una comprensión cabal de todo el proceso y su rol en el mismo.
Si esa inversión es una actividad dialéctica especulativa, y ligamos esta noción
a la metáfora del espejo antes expuesta vemos que se pierde toda la novedad
al llegar a la conformación de la conciencia en espíritu, es efectivamente eso lo
que hace la conciencia filosófica? ¿refleja lo que ocurrió?
Si ella a través de un relato exhibe la totalidad de las figuras y su
conexión entonces no puede ser el reflejo fiel, ser el reflejo fiel sería la exacta
perspectiva de la conciencia natural, que ve unilateralmente y no de forma
absoluta, por ende hablar del reflejo en el espejo tampoco parece explicar muy
bien la tarea de la conciencia filosófica. La negación de la conciencia natural
generaba novedades
Pero esa novedad tan valorada en la conciencia natural era pura
apariencia, ya que la conciencia natural ve separaciones y dicotomías que son
reales y esto solo puede verse desde la perspectiva del fenomenólogo, de
todas maneras aunque esta novedad no sea genuina novedad, Hegel tiene una
valoración positiva de la apariencia, ya que los enmascaramientos, los
descaminos, las desinteligencias son fundamentales para llegar al espíritu,
pero el punto central que nos hace cuestionarnos el tema de la novedad es que
la conciencia natural no es verdadera novedad, cuando el fenomenólogo relata
el trayecto la conciencia ve una separación que no es real. Si el fenomenólogo
solo relata fielmente, entonces tampoco hubo novedad antes.
Si la novedad es entendida como la producción de algo que antes no
estaba, si es ese el criterio que utilizamos para decir si hay o no novedad en la
conciencia natural, debemos pensar que cada estadio surge como
consecuencia de la negación del anterior dándose una regresión hasta los
primeros estadios, cada época histórica debe sus frutos a épocas anteriores y
se configura como oposición en respuesta a tendencias, maneras de ver de
conocer y se ser previas, si Hegel es consecuente con su sistema, el trayecto
de la conciencia natural es visualizado desde su unilateralidad como algo

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diferente y no verdadero ahí al haber estadios distintos podemos hablar de una


novedad pero cada configuración no puede verse como separada sino que
debe gran parte a la figura anterior. Si somos estrictos con el criterio para
identificar novedades podemos decir que desde toda la filosofía es una nota al
pie en las obras de Platón, e incluso las obras de platón de presentan como
concatenaciones de ideas que no son exclusivas de él sino que se deben a
aportes de los pitagóricos, de Heráclito y Parménides, retrocedemos así en una
búsqueda infinita de la novedad sin tener una respuesta de donde está lo
nuevo.
Para no caer en esta lectura tan tajante de la novedad si afirmamos que
efectivamente hay ganancias en la conciencia natural, ganancias informativas,
saltos cualitativos sería inconsistente afirmar esta novedad en la conciencia
natural y no en la conciencia filosófica, porque el cambio de perspectiva desde
el cual se observa también implica un cambio, y una diferencia, porque no es lo
mismo ver la parte que el todo, porque considerar que la visión de la totalidad
de las configuraciones y su conexión no es innovación es caer en un atomismo
en el cual algo nuevo es pura y exclusivamente un nuevo objeto, pero no hay
nuevos objetos en el mundo. Se pasará a continuación a desarrollar esto.
Las ciencias físicas nos informan que toda la materia está constituida
por partículas sub atómicas llamadas quarks, leptones y bosones. Si bien hay
diferentes tipos de quarks y de leptones la combinación de cierto tipo de estas
partículas generan toda la materia conocida hasta el momento, siendo los
bosones las partículas que permite la comunicación entre los diversos tipos de
quarks y leptones. Tomando estos aportes de la física cuántica nos
preguntamos ¿Donde está entonces lo innovador? en la combinación de dichas
partículas que generan la diversidad de cosas que existen en el mundo. No hay
un componente nuevo, todos los componentes con los cuales las cosas del
mundo está conformada están constituidas de lo mismo.
Desde la perspectiva histórica podemos decir que así como la época
llamada posmoderna para algunos es diferente a la modernidad, y no solo una
consecuencia lógica de la misma, entonces estas diferentes épocas vistas
desde la perspectiva del fenomenólogo y al visualizar todas y cada unas de las
estaciones de tránsito de la conciencia natural, también hay ahí una novedad, y
una genuina novedad no basada en la parcialidad. Porque la conexión de
elementos que antes eran vistos de forma aislada también constituyen en su
conjunto algo distinto, es como si la conciencia fenoménica o natural fuera las
diferentes letras del abecedario, pero la conciencia filosófica es la que ve cada
letra concatenada dando lugar a la Ilíada de homero ¿podemos decir que en su
momento fue una innovación conteniendo riqueza estilística e informativa la
Ilíada de homero? nadie se atrevería a discutirlo, pero ¿Por qué es algo nuevo
si las letras ya existían? no puso el poeta en el libro algo nuevo, una nuevo
grafema que no existiera. Entonces la novedad no está en la producción de
algo inexistente, sino en como lo existente se relaciona, si este es un criterio
más adecuado para reconocer la novedad, podemos decir entonces que ésta
no muere con la conciencia natural, sino que sigue en la conciencia filosófica.
Por otro lado si admitimos que hubo novedad en la conciencia natural y esta
caducó en la conciencia filosófica, ¿No estamos cayendo en una de las
escisiones que Hegel reconocía y que la actividad supresora de la realidad
trabajaba para cancelar? ¿No se abre una brecha entre las dos conciencias?

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en especial cuando sabernos que la misma conciencia filosófica fue conciencia


natural.
Si el argumento utilizado para establecer que no existe novedad en la
conciencia filológica es que este solo será un relato, nos preguntamos porque
un relato no puede implicar innovación. En la conexión de las etapas por las
que pasa la conciencia natural hay una ganancia informativa que no estaba
antes, lo que había en el proceso de la conciencia natural era el tránsito por
dichas figuras, pero no se vislumbraba la conexión entre las mismas si las
conexiones entre diferentes elementos existentes no generan novedad
entonces admitiremos que si un escritor en un artículo vinculara ideas de Kant
con ideas de Hegel, el autor no creo nada nuevo, pero ¿No hay innovación en
la relación que hizo entre estos dos autores? Si bien la conciencia filosófica no
genera los distintos estadios que se conectaran desde el ojo de lo absoluto, en
dicha perspectiva unificadora y totalizadora ahí esta la ganancia así como en la
conciencia natural la ganancia estaba en cada momento de auto captación.

Conclusiones:
La mariposa según esta posición contra la cual se argumentó
sería una mera espectadora de lo que la oruga en su lento tránsito hacia su
inversión va realizando, la temporalidad de esa oruga que representa la
conciencia natural sería el tiempo propio de la humanidad, una temporalidad
rebosante de nuevos acontecimientos distintos a los anteriores, y el tiempo en
la conciencia filosófica parece ser un tiempo repetitivo, un tiempo eterno que
rememora los movimientos de la conciencia hacia su fundición con el absoluto.
Posicionándonos en la postura de que la conciencia filosófica es tan o más rica
que la natural, retomamos las últimas palabras con las que iniciamos, con tan
hermosa frase de Cortázar. "(...)en todo acto había la admisión de una
carencia, de algo no hecho todavía y que era posible hacer, la protesta tácita
frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del
presente". Esa pravedad del presente, esa corrupción e injusticia que presenta
la incompletud del hacer, del actuar, del movimiento, de la actividad propia de
esta conciencia que no puede más que negar y carecer, padeciendo dicha
carencia, es lo que presenta por contrapartida la satisfacción del completar,
llenar, totalizar. En definitiva la gracia del espíritu absoluto que como bella
mariposa sobrevuela con la virtud de la perspectiva perfecta y a diferencia de
ella la seguridad de que el espíritu que no morirá en un día.

Bibliografía utilizada:

• Cortázar; J; Rayuela; F.C.E; Bs.As; 1994


• Gadamer, H,G; La Dialéctica de Hegel; Cátedra; Madrid; 2005
• Hegel, G; Fenomenología del Espíritu; F.C.E; México; 1966
• Findlay, J,N; Re examen de Hegel; ed. Grijalbo; Barcelona,
México; 1969

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