Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Teoría Del Símbolo de Norbert Elias y Su Aplicación A La Historia Del Arte
La Teoría Del Símbolo de Norbert Elias y Su Aplicación A La Historia Del Arte
225-231
RESUMEN. Se analizan en este artículo las bases críticas de la posible aplicación de la teoría del símbolo defendi-
da por el historiador y sociólogo de la cultura Norbert Elias, circunscrita en un principio al ámbito de los símbolos
lingüísticos, a la teoría del arte, y en especial al problemático campo de la interpretación simbólica de las imágenes.
Palabras clave: Teoría del símbolo, teoría del arte, sociología, Norbert Elias
ABSTRACT. The critical bases of the possible application of the Symbol Theory, supported by the historian and
culture’s sociologist Norbert Elias, to the Theory of Art, are analysed in this article. This theory was at first conceived for
the study of linguistic symbols, but it can be applied to the Theory of Art, and specially to the problems of the symbolic
interpretation of images.
Key words: Theory of symbol, Theory of Art, Sociology, Norbert Elias.
La última obra del historiador y so- que la completaría, la parte del texto acaba-
ciólogo Norbert Elias (1897-1990) permite da posee un carácter autónomo y autosufi-
reflexionar acerca de la pertinencia de sus ciente que permite extraer de ella abundan-
concepciones teóricas sobre la naturaleza tes elementos para la reflexión teórica.
del símbolo para el problema de la interpre-
La obra de Elias plantea una com-
tación simbólica de las imágenes. El libro
prensión del símbolo en la que se acentúan
del historiador polaco ejemplifica perfec-
de manera especial las dimensiones socio-
tamente, al mismo tiempo, algunos de los
lógicas del mismo. El símbolo lingüístico,
desencuentros y malentendidos que se
entendido como una pauta sonora dotada
producen al utilizar un mismo término,
de significado por medio de un acuerdo
como es símbolo, en disciplinas diversas del
convencional de un grupo social, es la no-
campo de las Ciencias Humanas y el estu-
ción que recorre y vertebra todo el discurso
dio de la Historia del Arte.
del autor. Elias rechaza así parte de la tra-
A pesar de que la obra que aquí ana- dición filosófica occidental, centrada en un
lizamos quedó inconclusa a la muerte del individualismo metafísico según el cual la
autor 1 , quien preparaba una introducción posibilidad de hablar, y la creación de sig-
■ ■
1
Véase el análisis introductor de Richard KIL- de antropología cultural, Barcelona, Península, 1994, pp.
MINSTER a la obra de Elias, Teoría del símbolo. Un ensayo 7-25.
225
César García Álvarez
nificado, parecerían ser una función y una de símbolos sonoros, el lenguaje, permite al
prerrogativa exclusiva de individuos aisla- hombre habitar una quinta dimensión, sim-
dos. Según Elias, ni el conocimiento ni el bólica, que abarca y modifica las otras di-
lenguaje son posibles sin una sociedad que mensiones espacio-temporales 4 . Al igual
regule el funcionamiento y significado de que Cassirer, Elias considera la función
las pautas sonoras, las palabras. Todo signi- simbólica como la distintiva y constitutiva
ficado es social, y por tanto “lo que no está del ser humano. La sociedad es una red de
representado simbólicamente en el idioma hablantes que precisa del lenguaje para
de una comunidad lingüística no es conoci- conocer y comunicar.
do por sus miembros; no pueden comuni-
De este modo, la naturaleza del sím-
carse entre sí sobre ello” 2 . La centralidad
bolo lingüístico radica precisamente en
del lenguaje como creador de símbolos,
carecer de ella. Las palabras sólo tienen
como condición de la creación de conoci-
significado si un grupo social lo establece y
miento, de su comunicación a otros seres
lo transmite a cada uno de sus miembros.
humanos, le confiere una cierta autonomía
No es extraño que Elias rehuya y rechace el
respecto a cualquier hablante particular 3 .
problema de los orígenes del lenguaje, por-
Los símbolos sonoros humanos no tienen
que si el significado de una palabra se reci-
un origen absoluto en un momento del
be de un grupo social que antes lo ha fijado,
tiempo, sino que son consecuencia de un
se plantea la condición paradójica de que
proceso de desarrollo ininterrumpido de
tal significado ya existía, por principio,
perfeccionamiento y sofisticación de la fun-
antes de que ningún hablante individual lo
ción lingüística, igualmente presente, en
aprendiese, y por tanto la invención de
menor grado, en los animales. El conjunto
palabras o de significados nuevos resultaría
imposible. Por otra parte, para Elias el sig-
■ nificado de una palabra parece ser siempre
2
N. ELIAS, Teoría..., p. 35. expresado mediante otras palabras, y por
3 tanto lo que el lenguaje no puede hacer
Ibídem, p. 58. Aunque no es el objetivo de este ar-
tículo, no deben ignorarse las implicaciones que el explícito no pertenece al significado de las
antiindividualismo de Elias posee para la teoría del palabras. Se añade la dificultad de que el
conocimiento. En este sentido, la postura de Elias es
reduccionista, puesto que otros marcos teóricos, como
autor no explica el procedimiento por el
la Hermenéutica, si bien reconocen que la formación que las palabras nuevas pasan a estar dota-
de cada individuo exige el conocimiento de lo ya dado das de significado, ni por el que palabras
y presente en la sociedad, en este caso el idioma, pero viejas pasan a poseer significados nuevos.
también las costumbres y las instituciones, al mismo
tiempo perciben este acto de exteriorización del indi-
La idea de significado pasa a ser idéntica a
viduo como la primera parte, incompleta, del proceso la de significado consciente y establecido so-
formativo. Para ser íntegro, éste requiere un retorno a cialmente.
sí después de la enajenación. Es decir, que la dialéctica
del sentido entre la sociedad y el individuo no permite Este es otro de los reduccionismos de
eliminar ninguno de los dos términos, lo cual implica los que, sin embargo, Elias declara explíci-
que el individuo es también portador y creador de
sentido (cfr. H. G. GADAMER, Verdad y método, Sala-
tamente querer huir a toda costa. Tomemos
manca, Editorial Sígueme, 1977, p. 43). De este modo como ejemplo la palabra abracadabra, que el
se aprecia que Elias considera la dimensión social del autor utiliza para demostrar que “no es una
lenguaje no sólo suficiente y necesaria, sino autosufi- palabra, porque no lleva el sello de un gru-
ciente. Esta parcialidad es congruente, como veremos,
con la escasa atención prestada en su libro a las fun-
po humano que la haga entendible para
ciones no denotativas del lenguaje, y quizá explique su
falta de atención al arte, cuyas creaciones rebosan lo
denotativo para incluir lo connotativo, expresivo y no ■
4
racional N. ELIAS, op. cit., p. 90.
226
La teoría del símbolo de Norbert Elias y su aplicación a la Historia del Arte
todos sus miembros como símbolo de una ni preciso, como supone Elias que es pre-
función y objeto específicos. Es un sonido ceptivo para la formación del significado de
sin significado5”. Esto es un error por parti- las palabras. Abracadabra ha pasado a ser
da doble. En primer lugar, abracadabra po- una palabra sin significación concreta, pero
seyó un significado concreto para determi- cuya pronunciación constela alrededor
nados grupos gnósticos y esotéricos cuyo suyo todo un campo de significados implí-
significado proviene al parecer de una de- citos, de connotaciones mágicas, de asocia-
formación del hebreo pronunciada como ciones inconscientes. Toda palabra oculta
“abreg ad hâbra”, es decir, “envía tu rayo bajo su superficie un campo rico y no nece-
hacia la muerte 6 ”. Por tanto, para algún sariamente desordenado de implicaciones y
grupo social, abracadabra fue una pauta connotaciones, que excede a la dimensión y
sonora dotada de significado preciso, y por función superficial de su significado deno-
tanto una palabra, un símbolo. Pero es que, tativo. Las palabras evocan, provocan esta-
además, el significado de abracadabra no se dos de ánimo, reacciones psíquicas comple-
limita a informar a otros hablantes de la jas, que en su mayor parte resultan intradu-
existencia de una realidad concreta o abs- cibles a otras palabras.
tracta, sino que, como fórmula mágica que
El ejemplo precedente muestra algu-
ha sido, trata de provocar en el oyente una
na de las limitaciones de la teoría de Elias.
sensación de misterio o extrañeza, que ga-
El autor ignora, consciente o inconsciente-
rantiza que la manifestación de una fuerza
mente, la amplia variedad de funciones que
sobrenatural a la que se invoca va a produ-
las palabras pueden desempeñar, y que no
cirse. Parte de la carga de significado de
se limitan a las tres funciones que diferen-
abracadabra es, por un lado, emocional, y
cia de los símbolos como medios de orien-
por otro, vaga e imprecisa, la oscuridad
tación al servicio del conocimiento, de len-
incomunicable y difusa de lo numinoso.
guaje al servicio de la comunicación, o de
Incluso, tras la momentánea derrota del
investigación al servicio del pensamiento7.
pensamiento mágico por la racionalidad
Quizá el problema sea solamente termino-
cientifista, significa la referencia cómica e
lógico ya que, al igual que ocurre en obras
irónica a la ineficacia e inutilidad de toda
de teóricos de la semiótica, como Peirce o
palabra ritual, de toda fórmula mágica. De
Morris, el término símbolo se utiliza en un
modo que abracadabra sí es una palabra,
sentido distinto al que las tradiciones filosó-
pero parte de su función semántica reside,
ficas occidentales anteriores al siglo XX
precisamente, en desbordar la capacidad
habían establecido. En efecto, Elias afirma
racional de quien la lea u oiga, amendren-
categóricamente que “el símbolo puede
tándole ante la cercanía de lo irracional. La
percibirse literariamente como una imagen
palabra cumple su efecto, y transporta sig-
o una pintura de aquello a lo que represen-
nificados, incluso si los hablantes o recepto-
ta. Sin embargo, en la mayoría de los casos,
res desconocen el significado etimológico o
en todos salvo en aquellos en los que están
la significación concreta determinada o
representados simbólicamente los propios
acordada por un grupo. Es cierto que la
símbolos, los símbolos son totalmente dis-
comprensión de su sentido requiere en
tintos de lo que simbolizan8”. Quizá resida
todos los casos un proceso social de asigna-
en este pasaje la clave de los malentendidos
ción de significado, pero éste no es concreto
a los que antes aludíamos. La idea tradicio-
■
5
Ibídem, p. 96. ■
6 7
J. CHEVALIER, y A GHEERBRANT, Diccionario de N. ELIAS, op. cit. , p. 122.
8
símbolos, Barcelona, Editorial Herder, 1986, p. 44. Ibídem. p. 172.
227
César García Álvarez
228
La teoría del símbolo de Norbert Elias y su aplicación a la Historia del Arte
naturaleza de la imagen desborda las posi- ilimitado, regular y perfecto. Cualquier co-
bilidades de la palabra. Toda imagen puede lumna figurada (pintada, esculpida, foto-
generar un número en principio ilimitado grafiada, filmada) puede ser entendida, una
de interpretaciones, de discursos traduci- vez entendida esta relación, como símbolo
bles a palabras, pero su condición primera de la fortaleza, pero, y aquí es posible en-
no es la de ser lenguaje, aunque pueda ge- garzar con la teoría de Elias, para que su
nerarlo. Una imagen, si usamos la termino- significado se vuelva explícito, es imprescindible
logía de Elias, sí puede considerase como el concurso de un nombre, de una palabra. No
una pauta, no sonora, sino icónica. Pero es la totalidad de la columna pintada, con
como tal pauta icónica, plástica, puede ser su realidad plástica plena y con todas sus
relacionada con un número a priori no limi- variaciones formales y estilísticas posibles,
table de pautas sonoras. Cada palabra o la que permite afirmar que “la columna
conjunto de palabras que se pronuncia so- simboliza la fortaleza”, sino la aplicación de
bre una imagen contiene una interpretación la pauta sonora “columna” a una forma, y
explícita o implícita de la misma, y la mul- la percepción, o el acuerdo, de que tal apli-
tiplicidad de discursos posibles delata la cación resulta apropiada, que lo descrito
naturaleza parcialmente abierta e inestable como “columna” es una columna y no un
de las formas icónicas, indefensas en oca- percebe o cualquier otra realidad.
siones ante posibles interpretaciones erró-
neas. Sin embargo, a pesar del riesgo de
asignar a las imágenes palabras inadecua- Las palabras son los puentes que
das a su verdadero sentido, el concurso de permiten cruzar desde el terreno de lo ma-
las palabras es imprescindible si se desea terial y formal al terreno de lo semántico,
hacer explícitos y poder comunicar tales signi- explícito y dotado de una dimensión social.
ficados. Como Elias se preocupa ante todo de la
función denotativa e informativa del símbo-
Por otra parte, determinadas imáge-
lo lingüístico, no parece percibir que los
nes son o pueden ser consideradas como
símbolos no verbales, las imágenes, exce-
símbolos. Afirmar que el círculo es símbolo
den los límites, a veces muy estrechos, de la
de eternidad, plenitud, del tiempo o del sí
razón, el lenguaje y los conceptos. Ello no
mismo, que el pelícano es símbolo de Jesu-
impide reconocer que, para hablar de las
cristo, o una columna símbolo de la fortale-
imágenes, son imprescindibles los concep-
za, implica reconocer en determinadas
tos y su reflejo, las palabras. No se puede
imágenes la capacidad de ser significantes
hablar de las imágenes sin utilizar pautas
de determinados conceptos. En estos casos,
sonoras, o mímicas, en el caso del lenguaje
las imágenes son símbolos en el sentido
de los sordomudos. Pero pueden existir
tradicional del término, porque comparten
acercamientos a las formas sin el concurso
con lo simbolizado algunas características
del lenguaje, y los conceptos no son más
comunes. La columna es fuerte, el pelícano
que una parte posible, necesaria incluso,
alimenta con su sangre a sus crías como
aunque no suficiente, de la experiencia
Cristo alimenta a sus fieles, y el círculo
estética, que sin el concurso de las palabras
carece de principio y fin, es completo e
permanece latente cerca o debajo (o incluso
por encima) del umbral de la consciencia y
■
el proceso de pensamiento de cada cual,
palabra como materia de la obra de arte, es decir, la pero no puede ser comunicada a otros.
consideración como arte de la literatura en todas sus Claro que, siguiendo a Wittgenstein, a lo
formas, y al mismo tiempo la presencia de palabras mejor es preferible callar.
escritas como parte integrante de obras plásticas.
229
César García Álvarez
■
■ 13
Una completa síntesis de estos planteamientos
12
Sobre este simbolismo del sol, véase L. SCHNEI- sociológicos, en V. FURIÓ, Sociología del arte, Madrid,
DER, Arte y psicoanálisis, Madrid, Cátedra, pp. 160-170. Cátedra, 2000.
230
La teoría del símbolo de Norbert Elias y su aplicación a la Historia del Arte
231