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Luisa Fernanda Mendoza Loyola

6EM3
Análisis del desarrollo psicomotor y signos de alarma

El desarrollo psicomotor es un proceso continuo que va de la concepción a la


madurez, con una secuencia similar en todos los niños, pero con un ritmo variable.
Es la adquisición progresiva de habilidades funcionales en el niño y reflejo de la
maduración de las estructuras del sistema nervioso central que las sustentan.
Gracias a este proceso el niño adquiere las habilidades del lenguaje, la motora, la
manipulativa y la social; depende del sistema nervioso, de los sentidos y del
entorno.
El niño va a crear independencia y se adaptará al medio.
Se emplea para medir el desarrollo del niño durante los dos a tres años; para
poder saber si nuestro niño está progresando correctamente, debemos saber las
características normales; y son:
De dirección cefalocaudal, de axial a distal, hay una diferenciación en las
respuestas globales a las acciones precisas, los reflejos primitivos son primero a
los movimientos voluntarios y a las reacciones de equilibrio, y para que se
desarrollen los movimientos voluntarios deben de aparecer primeramente los
reflejos primitivos y hasta que estos no desaparezcan la actividad involuntaria se
desarrollará, el tono muscular progresa a flexor y este a un equilibrio flexo-
extensor.
Existe un margen de normalidad en el desarrollo psicomotor, si este se sobrepasa,
quiere decir que algo anda mal. Es
interesante como el niño se va desarrollando
y en cada etapa algo nuevo tiene que pasar;
muchas veces las mamás no se dan
cuenta de estos pequeños detalles y
creo que es importante que los tengan en
cuenta, ya que ahí se podría dar un signo de
alarma y tratarse tempranamente.
Los signos de alarma son un retraso en la aparición del desarrollo o de un área
específica, si existe un signo de alarma, no quiere decir que el niño ya tendrá un
problema; pero es necesario que tenga seguimiento. Existe una variación en la
normalidad del desarrollo.
Algunos de estos pasos son: la pinza manual entre el dedo pulgar y medio,
cuando se desplaza sentado o el gateo apoyando una rodilla, la marcha sin
gatear, rotar persistentemente la cabeza, la marcha de puntas al inicio,
tartamudear a los dos años, entre otros.
No sólo se deben de conocer estas variaciones, sino que se deben interpretar de
la mejor manera; ya que puede estar todo bien y podrán existir algunas fallas, por
ejemplo: interpretar con errores los signos a la exploración, desarrollo motor
grueso normal, no indica normalidad intelectual, confundir la orientación al sonido
con la visual, retraso del lenguaje por otitis, etc.
Luisa Fernanda Mendoza Loyola
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El niño puede estar en riesgo de tener un mal desarrollo, si tiene estos factores:
Neurológicos: Peso al nacer de <1500, prematuro (menor de las 32 SDG),
infección congénita adquirida, APGAR de <4 a los 5 minutos, pH de arteria
umbilical <7, que sea hijo de madre HIV, drogadicta, alcohólica, microcefalia,
convulsiones neonatales, meningitis, hemorragias, leucomalacia, calcificaciones,
hidrocefalia, hiperbilirubinemia >25mg/dl, exanguinotransfusión por Ictericia,
hipoglucemia, necesidad de ventilación prolongada, que tenga hermano con
patología neurológica, cromosomopatías, síndromes dismórficos o
neurometabólicos.
Auditivos: Inmadurez extrema, meningitis, lesión del parénquima cerebral,
hiperbilirrubinemia, antecedente familiar de hipoacusia, malformación craneofacial
y tratamientos ototóxicos.
Visuales: Peso <1250-1500gr al nacer, ventilación mecánica prolongada,
infecciones congénitas del SNC, patología craneal, síndrome malformativo con un
compromiso visual y asfixia severa.
Psicosociales: Familia en situación complicada, con historia de maltrato a sus
otros hijos, niños adoptados, ausencia continua de los padres, progenitor
adolescente, con discapacidad intelectual, con deficiencia sensorial severa, con
dependencia al alcohol o a las drogas.
Son conocidas también las secuelas de prematuridad, que dividimos en precoces
y en tardías, las precoces se detectan al primer año y se dividen en leves, graves
y moderadas. Las tardías en se detectan entre los 6 a los 7 años.
El que sea un niño prematuro tiene más probabilidades de presentar trastornos,
tanto de conducta como de aprendizaje. Un 16% de los pequeños presentan algún
trastorno, como: TDAH, en el lenguaje, en el desarrollo de la coordinación, un
retraso mental, discapacidad psicomotriz, déficit sensorial aislado, como la sordera
o ceguera.
A de saberse que se ocupa el término de retraso psicomotor o discapacidad
intelectual, en menores de cinco años y retraso mental en mayores de cinco años.
Es importante que el pediatra evalúe correctamente al pequeño y así puedan
detectarse los signos de alarma tempranamente, para evitar un trastorno y llevar
un buen tratamiento.
Creo que es importante que la madre también conozca estos signos de alerta y así
pueda llevar con más seguridad al pequeño a chequeo; de cualquier forma, decirle
a la madre que debe mantener la vigilancia en el recién nacido.

Bibliografía
García Pérez MA, Martínez Granero MA. Desarrollo piscomotor y signos de
alarma. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2016. Madrid: Lúa
Ediciones 3.0; 2016. p. 81-93.
Luisa Fernanda Mendoza Loyola
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