Está en la página 1de 2

HISTORIA DE LA ORTOGRAFÍA

El hecho de tener una buena ortografía resulta una auténtica ventaja a día de hoy ya que influye
positivamente en la imagen que transmites a los demás.

Todo aquel que realice un buen uso de las normas proyecta seriedad en su faceta personal y
profesional.

No solo es necesario saber comunicar o expresar nuestras ideas o escritos si a la hora de


plasmarlos cometemos errores que puedan nublar las características principales.

El tener una buena ortografía también implica seguridad y claridad, incluso en mensajes cortos,
esta habilidad debe estar presente para evitar situaciones de ansiedad o frustración a la hora de
sacar tu obra adelante. Los pequeños detalles también marcan la diferencia.

Es necesario expresarse con coherencia, una correcta escritura ayuda a que el mensaje llegue de
una forma clara y directa al destinatario y, por tanto, la comunicación será la adecuada, se
entenderá perfectamente y no se perderá por el camino.

Técnicamente hablando, la palabra ortografía procede del griego clásico y se divide en dos partes:

“ORTO-“: prefijo que significa correcto o recto.


“-GRAFÍA”: sufijo que significa escritura, expresión o reproducción gráfica.

Ortografía ¿Qué es?


La ortografía es la parte de la gramática que estudia el correcto uso al escribir de las letras,
acentos, mayúsculas y signos auxiliares de escritura, para poder ser comprendidos e interpretados
correctamente cuando se lean.

La ortografía es una parte muy importante de la lengua, sobre todo cuando existen numerosos
dialectos. De hecho, las normas ortográficas fueron el resultado del consenso de la comunidad
lingüística para conservar la unidad de la lengua escrita.

Origen de la ortografía
El origen de la ortografía es antiquísimo, tanto que se remonta a los años del reinado de Alfonso X
“el sabio”, (S. XVIII).

Un día, este rey decidió reunir a toda su corte para elaborar un libro que recogiera unas normas
aceptadas oficialmente por todos los hablantes. Se empleó el Romance como lengua intermedia
para traducir textos escritos en árabe y en latín, como en el caso del corpus.

Muchas de las imprecisiones que existían en las grafías del periodo alfonsino se debían en gran
parte a la diferencia que existía entre el sistema fonológico de entonces y el de ahora.

Otros aspectos característicos de la grafía alfonsí eran la variación en la escritura de las vocales
átonas, por ejemplo en el Cantar del Mío Cid aparece contemplada tanto “veluntad” como
“voluntad”, y la eliminación de la “–e” final, como en el caso de noche, que también estaba
contemplada como “noch”.

La aparición de la imprenta en 1440 supuso un aumento de las obras escritas, que terminó con el
sistema alfonsino. Pero no fue hasta el S. XVIII que la Ortografía comenzó a codificarse, cuando la
recién creada Real Academia Española (RAE) estandarizó en 1927 las primeras normas
ortográficas con la publicación del Diccionario de Autoridades.

Objetivo de la ortografía
El objetivo de la ortografía es crear un sistema común que englobe una serie de conocimientos,
reglas y normas establecidas por los que pudieran regirse todos los hispanohablantes a la hora de
escribir y expresarse.

No obstante, no todos lo consideran como una ventaja ya que hay quien lo considera un
inconveniente. Este es el caso de Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel, que solicitó
la abolición o simplificación de las reglas de la ortografía.

Desde su última publicación de la ortografía de la lengua castellana en 1854 no se han realizado


demasiadas modificaciones. Aunque sí es cierto que la RAE está en constante evolución y
desarrollo, ya que actualmente sigue incorporando y aceptando nuevas palabras.

También podría gustarte