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La Inflación: 

Causas y desafíos
Facultad de Economía, UMSNH.

La inflación es un fenómeno que, a partir de la posguerra, ha pasado a ser un rasgo


estructural del sistema capitalista. Se trata de un fenómeno contradictorio que a la par
que beneficia al sistema también le genera problemas; que beneficia a ciertos grupos
sociales y perjudica a otros; que plantea a los gobiernos la disyuntiva de la inflación o
el paro. Es un fenómeno relevante y complejo, que para ser comprendido y explicado
debe ser analizado extensa y profundamente, pero también puede ser conocido,
cuando menos como una primera aproximación, en términos breves y sencillos. Este
último es el propósito del presente escrito, tiene como objetivo servir como
introducción al estudio del fenómeno inflacionario.

El fenómeno inflacionario

No existe una definición comúnmente aceptada. Cada una de las principales escuelas
del pensamiento económico moderno, sobre todo cuando se trata de explicar las
causas, tiene su propia visión y definición acerca del tema. Sin embargo, si
consideramos la percepción general de fenómeno, es decir, si partimos empíricamente,
la inflación se define como aumento sustancial y sostenido en el nivel general de los
precios. (Teigeiro, 1983a: 63)

Continuando con las definiciones empíricas, si la vemos desde la perspectiva del


ingreso, la inflación se manifiesta como una pérdida del poder de compra del
dinero. (Teigeiro, 1983a: 66) Se trata de la posición de los monetaristas, que ponen el
énfasis fundamentalmente en el aspecto monetario de la inflación y consideran que la
causa principal de la misma es un crecimiento demasiado rápido de la cantidad de
dinero.

Por su lado, Galbraith engloba las anteriores definiciones en una sola, al respecto dice:
Si se pregunta al hombre de la calle qué es la inflación, probablemente no tenga
mayores dificultades para responder y la defina como un aumento en el nivel de
precios o como una situación en la que con la misma cantidad de dinero cada vez
puede comprar menos cosas. De ese modo, se tendrá una definición muy poco
sofisticada, pero básicamente satisfactoria, de lo que es la inflación. La inflación,
agrega, es un aumento en el nivel de precios o disminución en el poder adquisitivo del
dinero (...) es un aumento sostenido en el nivel general de precios. (Galbraith, 1975:
21-23).

Otro autor norteamericano (Bach, 1974:69) nos dice: La inflación, suele decirse a
menudo, consiste en mucho dinero en busca de pocos bienes. Se trata de una
afirmación tosca, pero que contiene sin embargo un elemento de verdad. Esta
definición se deriva de lo que el autor considera la causa fundamental de la inflación,
es decir, cuando la demanda total de bienes y servicios supera a la oferta de los
mismos.

Otras escuelas aducen que la inflación se genera por el aumento de los sueldos y los
salarios, lo cual implica la existencia de mayores cantidades de dinero. Desde luego,
sin más dinero no puede haber inflación, sin embargo debemos considerar que es una
condición necesaria pero no suficiente. Asimismo, para que aumente la cantidad de
dinero en circulación es necesaria la intervención del banco central: cuando el banco
central de un país decide aumentar la cantidad de dinero, no salen a la calle los
funcionarios de dicha institución y empiezan a repartir billetes y monedas entre los
transeúntes que pasan por allí. Es preciso encontrar una forma de canalizar ese
aumento en la circulación de dinero, de manera que se refleje en un mayor poder de
compra. Aquí es donde las distintas escuelas del pensamiento económico se separan y
cada una toma un camino distinto. (Teigeiro, 1983a: 66)

A pesar de las diferencias, entre las distintas teorías existe un denominador común
respecto a la naturaleza básica del proceso inflacionario. Consideran que la inflación es
consecuencia de la lucha de agentes económicos y sociales por el reparto del ingreso
nacional, cuyo resultado dependerá de la fuerza que cada uno tenga. Los agentes son
el gobierno, que trata de apropiarse de una mayor parte del ingreso vía impuestos; el
sector privado, que busca el mismo fin elevando los precios; y los sindicatos que
persigue lo mismo a través de presiones para lograr aumentos de sueldos y salarios,
cuando dicho aumento no es resultado de aumentos de productividad. Por otro lado, la
inflación puede transmitirse de unos países a otros a través del comercio internacional.

Formas de medir la inflación

La magnitud de la inflación es variable y existen tres formas fundamentales para


medirla:

1.  El deflactor del producto bruto interno: Es el único índice que mide la variación
en los precios de todos los miles y miles de bienes y servicios que se producen
en la economía de un país. Con él se convierte una cantidad nominal en otra
real. Así, si el producto nacional bruto nominal en un año aumentó en un 10%,
habrán contribuido a ello dos elementos: un crecimiento real de la producción y
otro debido a los mayores precios. Si éstos subieron en un 4% del primer año al
segundo, sólo podemos atribuir un 6 % del incremento del producto a una
mayor producción, y el resto al alza de precios. Esta operación de corregir el
incremento  del producto debido sólo a los precios se llama deflactar, y el índice
de precios que se utiliza es el deflactor. Esta forma de medir la inflación es la
más completa.

2.  El índice de precios industriales: Se suele calcular mensualmente y sobre todos


los bienes industriales.

3.  El índice de precios al consumidor (IPC): Se estructura en base a una encuesta


de consumo. Refleja las variaciones de los precios de dichos bienes y servicios
(canasta básica) en cada período, respecto de los precios que tenían en un año
determinado, que se llama año base.

Las causas de la inflación

Para comenzar es necesario apuntar que una economía se encuentra en equilibrio, es


decir funciona bien, cuando la generación y distribución del ingreso nacional se realiza
de tal manera que el valor de todos los bienes y servicios producidos es igual al valor
de todos los bienes y servicios demandados. Es la lucha entre los agentes económicos
y sociales por apropiarse de una mayor porción del ingreso la que genera la inflación,
excepto si el ingreso nacional crece de manera suficiente para absorber las presiones
de los distintos grupos o, de igual manera, si las presiones de los agentes económicos
y sociales se neutralizan entre sí.  La inflación ha sido atribuida a varios factores:

1. El tirón de la demanda.  A partir de Keynes, especialmente de sus estudios sobre


cómo financiar los gastos bélicos, el nivel del gasto nacional o demanda empezó a
concebirse como el principal determinante de la elevación del nivel de precios.
(Teigeiro, 1983b: 82). La inflación se genera cuando la demanda aumenta debido a
que el gobierno, las familias y las empresas, por separado o simultáneamente, deciden
aumentar su gasto en consumo e inversión.

En el caso del gobierno se supone que eleva su gasto más allá de lo que le permite la
recaudación de los impuestos tradicionales, en consecuencia, para financiar su déficit
entre sus ingresos y sus gastos, será necesario que recurra a fuentes de ingresos
adicionales, tales como créditos del banco central o mediante la deuda pública interior
y exterior.1

Una expansión de la demanda (autónoma o inducida), no tiene por qué reflejarse


inmediatamente en una elevación de los precios, ya que a través de un aumento de las
importaciones puede atenderse el crecimiento de la demanda. La medida en que esto
sea posible dependerá de la capacidad del país en cuestión para soportar y financiar el
déficit de la balanza de pagos consiguiente. La inflación se presentará cuando el
exceso de demanda no se pueda cubrir debido al agotamiento de las reservas y a la
imposibilidad de recurrir al financiamiento exterior. En este momento, el exceso de la
demanda por encima de la producción nacional se tendrá que traducir necesariamente
en un aumento de precios de tipo inflacionista.

Para Bach (1974: 69-70), la presión inflacionaria se presenta fundamentalmente


cuándo y dónde existe un exceso de demanda total de bienes y servicios ofrecidos en
venta a los precios usuales del mercado. Sin que medie tal situación, una inflación
importante no va a poder continuar existiendo. Siendo esta la causa fundamental nos
dice: Para saber predecir presiones inflacionarias en el futuro, por lo tanto, uno deberá
fijarse no solamente en las fuerzas que generan un empujón de los costes hacia arriba,
sino lo que es más importante- en el probable nivel del gasto total respecto del nivel
probable de los bienes y servicios totales que estén disponibles para su adquisición (o
sea, el producto nacional bruto).

2. La inflación de costes.  La elevación de costes, según otra teoría, es también una de


las causas que dan origen a la inflación. Dentro de los costes se consideran los
salarios, las materias primas, los impuestos, los intereses y los beneficios. Sin
embargo, dicha teoría atribuye fundamentalmente a la subida de los salarios el motivo
de la inflación.

Se argumenta que si el ritmo de crecimiento de los salarios se acelera más


rápidamente que el correspondiente a la remuneración de los otros factores, traerá
como resultado que el proceso de inflación se inicie por una presión de los costes. En
consecuencia, los empresarios necesitarán más circulante para sostener la producción
y el empleo, por lo que tendrán que acudir al endeudamiento a través de la solicitud de
préstamos al sistema financiero.2

Además de las materias primas, la inflación por empujón de costes también puede ser
el resultado de una elevación fuerte y sostenida de los impuestos, los intereses y los
beneficios. El gobierno puede aumentar fuertemente los impuestos para financiar un
aumento de sus gastos sin que se produzca déficit. En respuesta, las familias tratarán
de proteger su ingreso demandando mayores salarios; por su lado los empresarios lo
harán trasladando el impuesto al consumidor vía precios, lo que dará lugar a un nuevo
impulso inflacionista.

Por su lado el sistema financiero también puede impulsar la inflación por medio de la
elevación de los intereses que cobra por los préstamos que otorga. Cuando esto
sucede, lo más probable es que las empresas reaccionen trasladando al consumidor el
aumento de costes en forma de subida de precios.

El aumento de los beneficios repercute doblemente: por un lado el aumento de los


precios que lo hizo posible y; por otro, la demanda de mayores salarios por parte de
los trabajadores motivada por el aumento de precios.

3. La visión estructuralista. Para algunos teóricos, particularmente de origen


latinoamericano, no basta con considerar el tirón de la demanda y la presión de los
costes para explicar el origen de la inflación. Estos teóricos expresan que, para
localizar las raíces de la inflación, es necesario considerar los desajustes y las
tensiones económicas y sociales que surgen con el desarrollo económico de los países
no industrializados. Para esta corriente de pensamiento la inflación no se explica por
factores monetarios, sino por factores reales, que se traducen en la incapacidad de
adaptación de la producción interna a una demanda cuya intensidad y canalización no
se ajustan a las exigencias de crecimiento de tales economías. (Galbraith, 1975: 55)

Según el enfoque estructuralista, las causas de la inflación radican en la problemática


estructural y en la situación de dependencia en la que se encuentran los países
subdesarrollados. En dicho enfoque se considera que los problemas estructurales más
importantes son los siguientes:

a)     La inflexibilidad y regresividad del sistema tributario, que da lugar a un gasto


público inflacionario, debido a que es necesario atender necesidades sociales
apremiantes.

b)  Las deficiencias en las estructuras productivas. En la agricultura, que se


caracteriza por una desigual distribución de la propiedad y con sus posibilidades
de explotación desaprovechadas, se presenta gran rigidez para adaptarse a la
demanda de alimentos, lo que se traduce en una fuerte presión inflacionaria. En
la industria, influida por la política de sustitución de importaciones, también se
presenta rigidez. El tipo de industrialización no permite ahorrar divisas, deja al
margen las exigencias de competitividad y se caracteriza por estructuras
monopólicas, lo que genera una situación nada favorable para la estabilidad de
precios.
c)  Los términos de intercambio desfavorables a los países subdesarrollados, que se
presentan en su sector externo y que originan tensiones constantes en sus
balanzas de pagos, han obligado frecuentemente a que dichos países devalúen
sus respectivas monedas con las consiguientes presiones inflacionarias.

d)  Además de los problemas mencionados hay que añadir las deficiencias de orden
institucional, social y político; las tensiones demográficas, las políticas
económicas inadecuadas, la inestabilidad política, la distribución injusta del
ingreso y la riqueza y la baja productividad, que también han actuado
negativamente en lo que respecta a la estabilidad de precios.

e)  Igualmente, las distorsiones del crecimiento económico que resultan de imitar a
las economías avanzadas. Por un lado el consumo conspicuo ha reducido las
posibilidades de inversión y; por otro, la inversión se ha orientado a la
producción interna para satisfacer dicho consumo que propicia un tipo de
crecimiento que difícilmente armoniza con la estabilidad de precios.

Por lo tanto, son inconvenientes las recomendaciones ortodoxas referidas a la


implantación de políticas estabilizadoras, fiscales o monetarias. Para evitar la inflación
es necesario resolver los problemas estructurales mediante transformaciones
estructurales de la economía: diversificando la estructura de la actividad económica y;
actuando sobre la distribución del ingreso y los patrones de consumo, es decir, sobre
la estructura social, y al mismo tiempo modificando la estructura de la producción,
exportación e importación. Este enfoque es original, sin embargo, sería interesante
saber si, considerando los profundos cambios del sistema capitalista, se sigue
sosteniendo.

4. El enfoque monetarista.  Para la escuela monetarista, la inflación sucede si se


financian las presiones originadas por un aumento de la demanda, por un aumento de
los costes o por un problema estructural. Apuntan que si no se altera la disponibilidad
de crédito, y por lo tanto la cantidad de dinero existente en un momento dado, no
puede generarse inflación, debido a que, por ejemplo, una mayor demanda de crédito
del gobierno, repercute en una menor disponibilidad de recursos para atender las
necesidades de financiación del sector privado. Si, por el contrario, es el sector privado
el que aumenta su consumo e inversión, el sector público deberá reducir sus
necesidades de financiación. Si se origina un aumento de costes, sólo se traducirá en
inflación si la autoridad monetaria está dispuesta a aumentar el crédito otorgado a los
empresarios. Si el problema es estructural y, por ejemplo, crecen excesivamente
rápido las exportaciones, se propone absorber el mayor ingreso mediante instrumentos
de esterilización monetaria (depósitos obligatorios, aumento de impuestos a las
ganancias excesivas, etc.). Si se trata del fenómeno inverso (descenso en las
exportaciones), se debe reflejar en una contracción del crédito o de la cantidad de
dinero en circulación.

Según Rojas y Rojas (1983: 83-84): La inflación se produce cuando el Banco Central
emite una cantidad circulante que sobrepasa las necesidades de mediación de la
circulación de la economía en su conjunto (...) el exceso de circulante en relación a las
necesidades de la realización o venta de las mercancías, conduce a una desvalorización
de la unidad monetaria. Y agrega:

La emisión de un exceso de circulante representa una <expropiación> de valor por


parte de la banca a todos los poseedores del mismo. Cuando la banca pone un exceso
de circulante (crédito) en las manos del gobierno o del público, lo que está haciendo es
otorgarle capacidad de compra que el resto de los poseedores de dinero pierde al
desvalorizarse la moneda. El crédito que la banca concede no puede ser ilimitado, sino
que tiene ciertas fronteras que no deben ser superadas si no se quiere producir un
efecto inflacionario. Cuando la banca va más allá de esos límites la moneda se
desvaloriza. Hay dos formas en que se puede llegar a esto, una de ellas es cubrir el
déficit gubernamental mediante nueva emisión o crédito del Banco Central. Si el
gobierno gasta más de lo que recibe de ingresos -fiscales o de otro tipo-, entonces
debe recurrir a los préstamos de la banca estatal o privada para llenar el hueco de sus
finanzas. Como el valor no se puede crear de la nada, la transferencia de valor que
recibe el gobierno mediante la desvalorización de la moneda la paga toda la sociedad.

Sin embargo, los críticos de la escuela monetarista arguyen que, al ignorar las causas
de los fenómenos que originan las presiones inflacionarias, el remedio puede ser peor
que la enfermedad. No cabe duda que una reducción suficiente en el ritmo de
crecimiento de la cantidad de dinero, o aun en su nivel absoluto, es un instrumento
capaz de producir una disminución en la inflación. Lo que sucede es que si se trata de
reducir el aumento de los precios solamente por vía de control monetario, se puede
perjudicar gravemente la actividad económica y el empleo, e incluso llegar a inducir la
recesión y el paro.

5. El enfoque de los cambios del sistema capitalista. Existe otro enfoque (Heilbroner y
Thurow, 1985: 144-152) que analiza de manera muy original el fenómeno de la
inflación. Respecto a las causas de la inflación los autores que defiende el presente
enfoque plantean lo siguiente:

a)  Los diferentes y numerosos intentos de explicar las raíces de la inflación


contienen algo de verdad, sin embargo, carecen de un marco coherente que las
incluya y que permita su interconexión y reforzamiento mutuo.

b)  Dicho marco se conforma con las contradicciones del sistema capitalista, las
cuales ya no desembocan en depresiones sino en inflación y en recesiones
limitadas y persistentes.

c)  Esto es así porque en la estructura económica y social del capitalismo han
ocurrido grandes cambios: el surgimiento de los sectores públicos grandes y
poderosos, que a través del gasto público inciden en la economía; el
surgimiento del poder privado, es decir, de las grandes empresas y sindicatos;
la gran proporción de servicios que hay en la economía y con una productividad
que aumenta con más lentitud que la de los bienes, así como la lucha sindical
de policías y barrenderos. El más importante es el primero.

Veamos el enfoque con más detalle. ¿Cuáles son las raíces de la inflación? No existe
una sola respuesta. Las respuestas dependerán de la posición política y del enfoque
teórico de los economistas. De acuerdo con la respuesta los responsables pueden ser:
el banco central por expandir demasiado el crédito (explicación monetarista); las
grandes corporaciones por aumentar sus precios más rápido que la elevación de sus
costos; los sindicatos por demandar aumento de salarios por arriba del aumento de la
productividad; el gobierno (economía de la oferta), porque eleva los costos debido a la
excesiva regulación y desalienta los negocios con altos impuestos; los costos militares;
la elevación de los precios del petróleo; la caída de la productividad; la indexación de
los gastos sociales; la gente quiere vivir bien ahora y pagar más tarde. ¿Cuál es la
explicación correcta? Todas tienen algo de verdad, pero carecen de un marco
coherente que las incluya y que permita su interconexión y reforzamiento mutuo.

Es necesario partir del hecho de que las economías capitalistas están siempre en
estado de tensión nerviosa, de movimiento real o potencial, de desequilibrio patente o
latente....  Esta vulnerabilidad del sistema no se resuelve en depresión sino en
inflación, la cual aparece como el modo en que el sistema capitalista responde a los
golpes y desequilibrios de la situación institucional del fin del siglo XX. Esto se debe a
los grandes cambios que ocurrieron dentro de la estructura social y económica del
capitalismo en todo el mundo.

El más visible e importante ha sido el surgimiento de sectores públicos grandes y


poderosos, los cuales mediante el gasto público dan un apoyo a la actividad económica
que antes no existía y, con ello, pueden transformar una depresión mundial en
inflación mundial. El gasto público (seguridad social, seguro de desempleo, etc.) no
impide la llegada de todas las recesiones, pero si puede evitar pasar de una recesión a
una depresión más profunda. A través del gasto público: Las depresiones acumulativas
y sin fondo fueron convertidas en recesiones limitadas aunque persistentes.

Además la implantación del nuevo sector público aumenta enormemente la


responsabilidad política de los gobiernos respecto del funcionamiento global de sus
economías. Esta es la razón de porque los bancos centrales (...) tienen tantos
problemas para llevar adelante las políticas monetarias restrictivas que podrían
detener la inflación si fueran aplicadas. Los bancos centrales pueden  -y lo hacen- tirar
de las riendas monetarias para restringir el crédito. Pero es muy difícil continuar con
esos programas durante un largo tiempo (...) Cuando se tira muy fuerte de las riendas
monetarias y se las mantiene así durante mucho tiempo, el gobierno recibe una ola de
protestas de todos los empresarios, de los trabajadores desempleados, y consumidores
frustrados. (...) los representantes del pueblo sienten (...) que el gobierno tiene
la responsabilidad de evitar que las recesiones se profundicen (...) tarde o temprano
las autoridades monetarias renuncian a esta cruzada antiinflacionaria. Las riendas
monetarias se aflojan, respiramos nuevamente, y los precios retoman su tendencia
ascendente.3

El segundo cambio es el surgimiento del poder de las grandes empresas y sindicatos,


que contribuye a la propensión inflacionaria. Actualmente a los picos inflacionarios no
les siguen largos períodos deflacionarios, porque los precios de las mercancías tienden
a subir, debido a que predomina la producción industrial y no la agrícola como en el
pasado y los precios agrícolas han sido siempre más variables, particularmente hacia
abajo. Una segunda característica es que el sector industrial ha cambiado. En las
primeras décadas del siglo XX era común que las grandes compañías anunciaran
disminuciones salariales en los malos tiempos; además los precios bajaban como
consecuencia de los avances tecnológicos y de la fuerte competencia de precios entre
las empresas.

Hoy la agricultura es una pequeña parte del producto nacional, la tecnología sigue
bajando los costos, pero estos menores costos son anulados por el freno al descenso
que mostraron los salarios y los precios después de la 2. Guerra Mundial. Los salarios
suben, pero rara vez o nunca bajan. La concentración empresarial y el poder sindical,
junto con el temor a la competencia entre las empresas, trajo como resultado que los
salarios y precios generalmente se muevan hacia arriba. Salvo en casos extremos,
ninguna gran compañía baja los salarios. Los aumentos salariales se repercuten en los
precios con un 10% más. Estas tendencias alimentan el impulso inflacionario.

El tercer cambio que estimula la inflación es la gran proporción de servicios que existen
en la economía y el hecho de que su productividad aumenta con más lentitud que la de
los bienes, así como la lucha sindical de policías, barrenderos, etc. La inflación tiene su
origen en acontecimientos específicos que dan inicio al proceso y que después se
alimenta con otros acontecimientos. En el caso de un país deben considerarse tanto los
factores internos como los externos. También contribuye a la presión inflacionaria la
indexación del gasto social que contribuye a sostener las compras; así como el cambio
de mentalidad, es decir las expectativas de la gente de que los precios seguirán
subiendo y que los motiva a comprar antes de que vuelvan a subir. Por lo cual las
expectativas se transforman en realidad.

Los efectos de la inflación

Según Teigeiro: la inflación de demanda tiende a producir, entre otros, los siguientes
efectos: 1) aumento de precios; 2) aumento de beneficios; 3) disminución de salarios
reales; y 4) aumento del empleo y actividad económica en general, mientras la
inflación va en ascenso. Por su parte, la inflación de costes resulta en: 1) aumento de
precios; 2) disminución de beneficios; 3) aumento de salarios reales; y 4) disminución
del volumen de empleo y actividad. Es decir, los efectos dependerán del origen o causa
de la inflación.

Asimismo, la inflación redistribuye la riqueza. Igualmente, la inflación significa un


impuesto oculto, ya que cuando el gobierno aumenta su déficit y lo financia con
emisión monetaria o por cualquier vía de endeudamiento, que permita
simultáneamente una aceleración en el ritmo de crecimiento de la cantidad de dinero,
resulta una elevación de precios que provoca una disminución del poder adquisitivo de
la moneda, lo cual es lo mismo que si el gobierno hubiera decidido aumentar los
impuestos para pagar el exceso de gasto con la recaudación tributaria adicional. Sin
embargo, es importante aclarar que en la actualidad, debido a los cambios profundos
que ha sufrido la economía, no necesariamente se producen los efectos tal y como los
menciona Teigeiro.
Por su lado Rojas y Rojas, señalan que en términos generales, la inflación da lugar a
los siguientes efectos: 1) Es un medio para abaratar la mercancía fuerza de trabajo, el
cual tiene como contrapartida el aumento de las ganancias de los empresarios y 2) En
general afecta a todos los que perciben ingresos constantes o que crecen menos que la
tasa inflacionaria y; beneficia a los que pueden subir el precio de lo que venden a
niveles superiores de a las tasas inflacionaria.

Los autores del enfoque de los cambios del capitalismo niegan que la inflación erosione
el nivel de vida en EUA. Afirman que el deterioro del poder adquisitivo no es uno de los
males de la inflación. En períodos inflacionarios todos tienen un mayor
ingreso nominal. Pierden aquellos cuyos ingresos aumentan menos rápidamente que la
tasa de inflación. En algunos casos el deterioro de los ingresos reales no tiene como
causa la inflación sino la mayor oferta de trabajo respecto a la demanda. La inflación si
redistribuye el ingreso de tal manera que lo que unos pierden otros lo ganan. Los
ganadores pueden ser un grupo de trabajadores estratégicamente ubicado o un grupo
de empresarios.

Tradicionalmente se piensa que las personas de ingresos fijos son los perjudicados, lo
cual sería correcto si los gastos de seguridad social no estuvieran indexados. Los que
pierden son los poseedores de acciones, siempre que los precios de las mismas
permanezcan fijos y los precios de los bienes y servicios crezcan. Las acciones no han
servido de protección contra la inflación por dos razones: el enorme aumento de las
tasas de interés provocado por la inflación y el pesimismo de los inversionistas
respecto al futuro. La inflación sí es un problema económico de primer orden pero
debemos distinguir entre los peligros que representa y los costos reales que impone. El
gran riesgo es que se pierda el control de la inflación y ésta tienda a acelerarse.

Peligros de la inflación

1.   Con nivel de precios descontrolado desaparece el valor de los activos financieros,


es decir, devora el valor de las cuentas de ahorros, de las pólizas de seguros y de
otros activos fijos.

2.   El clima inflacionario hace difícil la inversión racional. Muchas familias sucumben
buscando protección en colecciones, monedas de oro, arte, antigüedades y bienes
raíces. No siempre las inversiones salen bien.

3.   También la inflación tiene efectos sobre los préstamos. En tiempos de inflación
todos quieren endeudarse si pueden conseguir fondos suficientemente baratos,
pero por la misma razón los bancos sólo prestan a tasas muy altas.

     Las tasas de interés aumentan en la lucha por conseguir dinero, lo cual pone serios
obstáculos a muchos tipos de inversión. La economía se carga con
endeudamientos. Los consumidores toman créditos muy grandes que es difícil
soportar, las empresas se cargan con altos costos financieros y disminuye la
flexibilidad y capacidad de readaptación de los mercados crediticios del país. Existe
el peligro de que una gran insolvencia provoque situaciones peligrosas en el mundo
bancario. La inflación aumenta el riesgo y la inestabilidad financiera a escala
nacional.

En suma, precios descontrolados, desaparición de activos y crisis financiera son


peligros implícitos en una inflación crónica. Pero los costos reales son el desempleo y la
correspondiente pérdida de ingreso como producto de la recesión que resulta de las
políticas antiinflacionarias.

Los remedios contra la inflación y sus consecuencias

Para combatir la inflación se recurre a políticas anti inflacionistas, a las cuales -según
sea la forma de su aplicación y su dimensión temporal- se les denomina programas de
estabilización, saneamiento o ajuste estructural.

El requisito mínimo de una política anti inflacionista es que la cantidad de dinero en


circulación se adapte al crecimiento real de la producción o de la actividad económica
mejor de lo que lo hacía durante el período de inflación. Generalmente esto suele
significar una desaceleración en el ritmo de crecimiento de las magnitudes monetarias;
pero en casos extremos puede llegar a ser necesario un frenazo total, o incluso una
disminución en el nivel de la liquidez. Los efectos de la política monetaria sobre la
actividad económica y el empleo dependerán en gran medida del uso que se haga de
las demás políticas. Sin embargo, para lograr resultados en el combate a la inflación es
necesario que cuando se aplica una política monetaria, también se apliquen de manera
simultánea, coordinada y coherente las políticas fiscal, de ingresos, cambiaria, etc.  El
control de precios es otra medida para combatir la inflación, pero su aplicación sólo
puede ser temporal, debido a que a largo plazo distorsiona la asignación de recursos. 
Las subvenciones o subsidios a los precios de ciertos productos también ayudan al
control de la inflación, pero igualmente distorsionan la asignación de recursos y, al
final, alguien tiene que pagar los subsidios y generalmente lo hace el Estado
motivando un mayor déficit.

Las políticas anti inflacionistas repercuten sobre el tipo de cambio y, a través de él,
sobre la balanza de pagos, debido a que una política monetaria restrictiva tiende a
fortalecer artificialmente el tipo de cambio: al reducir el ritmo de crecimiento de las
magnitudes monetarias se disminuye automáticamente la demanda de bienes y
servicios importados. A su vez, el fortalecimiento del tipo de cambio incide
desfavorablemente sobre las exportaciones y alienta las importaciones.

Los autores del enfoque de los cambios en el capitalismo destacan que en gran medida
el costo real es el desempleo provocado por las medidas para remediar la inflación, es
decir, por las políticas monetarias restrictivas. Estos costos aparecen disminuidos en la
consideración política porque son soportados solo por una pequeña porción de la
población. La desocupación, con todas sus repercusiones sociales destructivas,
permanece relativamente desatendida mientras los gobiernos dirigen sus esfuerzos a
controlar la inflación. Por ello, dicen: La parálisis de una política social constructiva es
el mayor desafío de nuestra era inflacionaria.

¿Cuál es la mejor manera de combatir la inflación? El arte de combatir la inflación


consiste en pensar medidas económicamente efectivas y políticamente aceptables. Las
posibles medidas son:

1.  Equilibrar el presupuesto público (gasto igual a ingreso) y mejor aún si se logra que
sea superavitario. El problema es que hay diversas maneras de equilibrar:
aumentar los impuestos para igualar el ingreso con el gasto ¿Quién acepta un
aumento de impuestos? Otra manera es reducir impuestos y recortar gastos hasta
igualarlos con los ingresos. El problema es que harán los ciudadanos cuando
aumente su ingreso disponible ¿Ahorrarán o aumentarán su consumo? Si hacen lo
último presionarán la inflación al alza.

2.  Restringir el dinero. La restricción de la oferta monetaria, es decir, la restricción del


crédito mediante su endurecimiento, disminuye el ritmo de compras y producción
(supuestamente intensifica la competencia y ello presiona al descenso de los
precios) de la economía y en menor grado la inflación, aunque no hay una ley de
hierro que diga que al disminuir la producción y las compras deba disminuir la
inflación. Los problemas son, en primer lugar, que golpea duramente a las
pequeñas empresas y no a las grandes; en segundo lugar, la política monetaria
restrictiva es una política de freno y avance, debido a las presiones sociales,
primero por disminuir la inflación y luego por aflojar el crédito.

3.  Provocar una gran recesión, mediante una política monetaria recesiva severa, que
impida que aumente la oferta monetaria y por lo tanto el crédito. Esta es una
solución ingenieril que se acompaña con los siguientes problemas: a) alto costo
humano y probablemente inaceptable; b) la desocupación es una manera muy
inequitativa de combatir la inflación y; c) la desocupación afecta fundamentalmente
a los más débiles económica y políticamente (jóvenes, negros, mujeres y latinos)
porque están poco entrenados y tienen muy poca capacidad de presión política, por
lo que su impacto sobre la tendencia de los salarios es muy pequeño. Además, la
medida es inequitativa y no es efectiva. Es por ello que las tasas de desocupación
aumentan y las de inflación no bajan obedientemente.

4.  Estableciendo controles voluntarios, tales como sugerir límites a los aumentos de


salarios y precios. Con esta medida  se puede disminuir la inflación sin cambiar la
posición relativa de las personas, siempre y cuando todos acepten los límites y no
hagan trampas. Otra modalidad de adhesión voluntaria es la de Planes de
Incentivos Fiscales, que consiste en aplicar multas fiscales a las empresas que den
aumentos salariales superiores a los pautados, sin embargo, es costosa
administrativamente (burocracia)  y permite la intromisión del gobierno, generando
fricción. Otro tipo son los controles compulsivos, que consiste en imponer límites
máximos a los precios o salarios administrados, pero deben ser permanentes y
apoyados con fuertes impuestos con lo cual se corre el riesgo de motivar la evasión
y los controles son costosos (ejército de inspectores, además de que irritan a la
gente y es difícil decidir cómo se deben ajustar los precios y los salarios cuando la
economía crece y enfrenta nuevos cambios; sin embargo es una medida efectiva.

El gran problema es que sólo es posible controlar la inflación reduciendo el ingreso de


alguien ¿de quién? Todas las medidas para controlar la inflación tienen un costo para
algunos y beneficios para otros ¿Cuál es la mejor medida?

Bibliografía utilizada

Bach, G.L., La nueva inflación,  Editorial Labor, S. A., España, 1974.

Galbraith, John Kenneth, La inflación,  Salvat Editores, S. A., España, 1975.

Heilbroner, Robert L. Y Lester C. Thurow, La economía explicada, Aguilar, Argentina,


1985.

Rojas, Antonio y Raúl Rojas, Por qué se devaluó el peso, En: Teoría y Práctica N9, Juan
Pablos Editor, México, enero-marzo 1983.
Teigeiro, José Diego, La inflación, qué es, qué la causa, cómo se mide, En: Enciclopedia práctica
de economía N 4, Ediciones Orbis, S. A., Barcelona, 1983a.

Teigeiro, José Diego, La inflación: causas, efectos, remedios, En: Enciclopedia práctica de
economía N 5, Ediciones Orbis, S. A., Barcelona, 1983b.


A este tipo de demanda se le conoce como autónoma, para distinguirla de
la inducida, es decir, aquella que se genera por crecimientos de costos (aumento de
salarios, por ejemplo).


Según la curva de Phillips, el paro se reduce (o sea, el empleo aumenta) cuando la
inflación se acelera (o sea, cuando los salarios crecen más aprisa); y cuando la
inflación se reduce, ocurre lo contrario.


Además de la presión política hay otra razón que hace difícil que las autoridades
monetarias restrinjan el crédito, pues las grandes empresas tienen acceso al crédito
mediante la emisión de pagarés llamados aceptaciones,  sin importar que hagan las
autoridades.

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