Está en la página 1de 36

Toda puesta en escena de este texto deberá contar con la autorización de Argentores:

info@argentores.org.ar

CHAU CHAU
Marcelo Bertuccio

Escrita especialmente para, y en colaboración con:


Lucía Asencio Arancón, Martina Barber, Lara Bovisio Ejarque, Tamara Jalif, Chipi Mañá, Sol Michaux,
Belén Páez, Gabriela Páez, Karina Páez, Johnatan Sánchez, Lena Simón, Brigitte Torres

PERSONAJES:
Olímpico
Hidra (tres mujeres unidas)
Solange
Daniela
Agustina
Samantha
Olimpia (Noelia)
Juana
Mariela
Marcela
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 2

Evento
1
(Aplausos. Música: “Downtown” de Tony Hatch, interpretada por Petula Clark.)

OLÍMPICO: (Saluda.) Gracias. Adiós, buenas noches. Adiós.


HIDRA: (A público.) Pueden ir saliendo, por favor. Vamos a ofrecerles una copa en el sector de la
fuente. Por acá, por favor. (Se van por la salida de la sala.)

(OLÍIMPICO saluda a algunas personas que se acercan, mientras sale el público. Cuando se queda
solo, descansa, se relaja, toma agua, bosteza.)
HIDRA: (Se asoma.) Olímpico, ¿vienes?

OLÍMPICO: En un momento.

(HIDRA se va de nuevo. OLÍMPICO guarda y acomoda.)

2
(HIDRA vuelve y se suma a la actividad.)
HIDRA: Ya se están retirando.

OLÍMPICO: Qué rápido.

HIDRA: Es que no había nada para comer.


OLÍMPICO: ¿Será por eso?
HIDRA: Cuando no hay comida se van más rápido.
OLÍMPICO: ¿Y las autoridades? ¿Van a venir?

HIDRA: Nos esperan en su oficina para un brindis privado.

OLÍMPICO: Uf… Yo querría irme temprano.


HIDRA: ¿Todavía te sientes mal?
OLÍMPICO: Cansancio. Mucho cansancio. Y tú, ¿estás mejor?

HIDRA: No del todo. Me siento… dividida.


OLÍMPICO: (No sabe qué decir. No le interesa.) ¿Quieres que posterguemos la labor para mañana?
HIDRA: No, hagámoslo ahora. ¿Qué pasó?

OLÍMPICO: Es que ya me cansan un poco las trompetas del tema.


HIDRA: ¿Te cansan las trompetas?
OLÍMPICO: Las trompetas de la introducción. Quiero una versión sin trompetas.
HIDRA: ¡Lo sabía! ¡Soy tu asistente perfecta! Traje otra versión, si quieres la escuchamos ahora.
(Hacia la cabina.) Perdón… Señorita… ¿estás ahí?
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 3

SOLANGE: (Desde la cabina, desganada.) Estoy.

HIDRA: ¿Podría llevarte un cidí para probar?


SOLANGE: Ya me voy.
HIDRA: (Mientras busca en su cartera y saca un cd.) Es un minuto, te lo ruego. Es solo para escuchar
el comienzo de un tema.
SOLANGE: Okéi.
(HIDRA sale hacia la cabina con el cd.)

3
DANIELA: (Entrando por la puerta de acceso, con su bolso colgando del hombro.) Perdón, ¿puedo
pasar?
OLÍMPICO: Sí, adelante. ¿En qué puedo ayudarte?

DANIELA: Creo que me olvidé el bolso. ¿Lo puedo buscar?


OLÍMPICO: Sí, pasa. Ya nos estamos yendo.
(Vuelve HIDRA.)

HIDRA: ¿Qué pasa?


DANIELA: (Mientras busca.) Me olvidé el bolso.
HIDRA: Qué curioso.
DANIELA: (Mientras busca.) Me gustó mucho la tesis.

OLÍMPICO: ¿Ah, sí?


DANIELA: Me gustaría mucho hacer el curso.
HIDRA: Es una carrera.
DANIELA: Ah, ¿es una carrera?

OLÍMPICO: Se te ve un poco nerviosa.

HIDRA: La lleva colgando la cartera. El bolso.


OLÍMPICO: Lo lleva colgando.

DANIELA: Es verdad. Acá está mi bolso.


HIDRA y OLÍMPICO: Mmh…
DANIELA: Sí, perdón, era mentira que me olvidé el bolso; mentí para volver a entrar, y estaba tan
ansiosa que ni siquiera escondí el bolso.

OLÍMPICO: ¿Y no te importó que nos diéramos cuenta de que nos estabas mintiendo?
DANIELA: Es que yo necesitaba coraje para volver a entrar, y pensé que la mentira de que me había
olvidado el bolso me iba a dar ese coraje, y no me di cuenta de que lo tenía que esconder, que
ustedes no lo tenían que ver. No me di cuenta.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 4

HIDRA: También podías haber inventado otra cosa. Algo más fácil.

OLÍMPICO: Mmh…
DANIELA: Pero… es bueno lo que pasó. Quise mentir y no pude.
HIDRA: ¿Cómo?

DANIELA: Quise mentir, pero inconcientemente dije la verdad, porque dije que no tenía el bolso y me
olvidé de esconderlo. Mi inconciente no miente.
OLÍMPICO: Ningún inconciente miente.

DANIELA: Pero yo soy capaz de confesar que mentí. Soy una persona confiable.

HIDRA: Mmh…
OLÍMPICO: Disculpa, pero tenemos que terminar un asunto.
HIDRA: (Hacia la cabina.) Señorita, ¿estás ahí?

SOLANGE: (Asiente con un bufido.) Mhfh…


OLÍMPICO: ¿Dónde guardamos esto, Hidra?
HIDRA: Detrás del telón. (Hacia la cabina.) Detrás del telón, ¿no? (Silencio. Con un gesto, HIDRA
decide que sí.)

(OLÍMPICO sube al escenario y busca por dónde abrir el telón.)


DANIELA: (Un poco incómoda.) Bueno…
HIDRA: (Hacia la cabina.) Es el corte siete.
(Comienza a sonar otra versión del tema, sin trompetas, mientras OLÍMPICO abre el telón.)

Barco
4
(En el escenario está AGUSTINA, sentada sobre una de las cajas de depósito que ocupan el espacio. A
una seña de HIDRA se corta la música.)

DANIELA: Ay… Parecía que iba a empezar una comedia musical o algo así.
OLÍMPICO: (A HIDRA.) Sí, vamos a usar esa desde ahora.
HIDRA: Okéi, / ¿vamos? / Es un minuto…

OLÍMPICO: Vamos, vamos…


DANIELA: O Hamlet.
(HIDRA apaga la luz de sala y sale con OLÍMPICO por la puerta de entrada. Se escucha un pájaro.)

DANIELA: ¿Un teatro al aire libre?


AGUSTINA: Daniela.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 5

DANIELA: ¿Sí? ¿Nos conocemos?

AGUSTINA: ¿No te acordás de mí? De las tesis de Clark.


DANIELA: Ah, sí… ¿Cómo estás?
(Entran por la puerta de entrada, OLÍMPICO e HIDRA.)

AGUSTINA: Más o menos. Un poco angustiada.


DANIELA: Ay, sí… Yo también.
OLÍMPICO: No terminaba nunca ese agasajo.
HIDRA: Deberías / ser más / agradecido.

OLÍMPICO: Lo soy.

AGUSTINA: Menos mal que estabas conmigo, si no no sé qué hubiera hecho.


DANIELA: ¿En la tesis?

AGUSTINA: No, en el campo. Bah… en ese lugar que parecía un campo de concentración, o un centro
de detención… ¿Cómo habíamos llegado ahí? Te lo preguntaba todo el tiempo, y vos me repetías una
y otra vez que no lo sabías, que no lo podías saber, que dejara de preguntarte eso para lo que no
tenías respuesta. Yo, por suerte, había conservado mis ojotas.

OLÍMPICO: La que habla se está portando bien.


HIDRA: Monologa. / Monologa. / …
OLÍMPICO: Se porta bien.
AGUSTINA: Estaba lleno de gente, ¿viste?, gente poco afín, por no decir enemigos. Había una sola
mujer, rubia, muy blanca, que parecía cocinar, ¿te acordás? Vos y yo estábamos quietas en un rincón,
¿no? (DANIELA duda.) Sí, estábamos en un rincón.
OLÍMPICO: Estamos en un barco. Este es el auditorio del barco.

HIDRA: Un / crucero. / ¿Es eso?


OLÍMPICO: Un crucero pero…
HIDRA: Sí, / ya lo sé, / un crucero muy especial.

AGUSTINA: Cuando no pude más, y me decidí a ir al baño, al pasar por una especie de dormitorio,
pisé sin querer la sábana de una cama armada en el piso húmedo y sucio, y me morí de miedo. ¡Qué
miedo! La limpié inmediatamente aunque siempre había estado sucia, embarrada, aceitosa. Un
hombre desdentado, que llevaba en una oreja un audífono y tenía la otra como destrozada por un
martillo, se me acercó y me dijo que se sentía muy bien, como que le gustaba verme, como que me
conocía y me quería, pero me parece que quería sexo conmigo, sexo salvaje, sin amor, y yo me dije
“va a haber que lidiar con esto… todos van a querer sexo conmigo, y yo voy a tener que cumplir con
ellos, o me van a matar”. Me da miedo esa gente.

OLÍMPICO: No sé de qué tienen tanto miedo, si soy un pan de Dios.

HIDRA: Cobardes. / Se burlaban de mí, y míralas ahora. / Míralas ahorita.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 6

AGUSTINA: Al volver del baño, noté que había oscurecido muchísimo, era muy difícil distinguir las
formas, y no veía luz artificial por ninguna parte. Y pensé “menos mal que no nos pusieron
capuchas”. Hay una comunicación por radio. Una persona, a través de la radio, da una noticia que no
recuerdo, la verdad, ¿vos no te acordás? (DANIELA no sabe si se acuerda.) No sé lo que dice, pero
dice algo de otra facultad, y eso me hacía pensar que estaba pasando lo mismo que en los 70.
DANIELA: ¡Pero no habíamos nacido!
HIDRA: Y ahora / van / a morir…
OLÍMPICO: ¡No, Hidra, cuidado! ¡Cuidado con la violencia explícita!

AGUSTINA: Algo me decía que pronto iba a terminar esa tortura, pero al mismo tiempo sentía lo
contrario: que no iba a terminar nunca más. Soy muy contradictoria yo… Pensaba en la higiene
también. Pensaba que en poco tiempo íbamos a empezar a oler mal. ¿Cómo sería vivir así? Vos y yo,
abrazadas en silencio. ¿No te acordás?
DANIELA: No sé… Pero vos, eso… ¿lo soñaste?
AGUSTINA: ¡No! ¿Vos no te acordás?

DANIELA: No. Pero eso no es ninguna garantía. A lo mejor estuve.

AGUSTINA: Y si hubieras estado, también podrías mentirme y decirme que no estuviste. ¿Cómo
saber?
DANIELA: Es verdad, podría mentirte. Pero estoy intentando no mentir, ¿eh? En general. De verdad.
OLÍMPICO: También podría ser un barco pirata. Y tú serías mi asistente.

HIDRA: Alguna vez / podríamos imaginar que tú / eres mi asistente…


AGUSTINA: Si lo soñé, cuando me desperté aparecí en este barco. (Se escuchan una gaviota y una
ola.)

DANIELA: ¡Ah, es un barco!...


AGUSTINA: Después me volví a dormir y soñé que estaba en mi casa, en Buenos Aires, y que mi gata
degollaba a una paloma que entraba por la ventana. Volví a despertarme en el barco, y me volví a
dormir. Por suerte. Pero volví a soñar. Soñé que se me caía el celular al piso y se me hacía pedazos, y
yo no tenía un peso para comprarme otro. Estaba con vos, en un bar al aire libre, en una vereda creo,
vos comías jamón y yo tomaba leche de coco. El chancho del que habías sacado el jamón, se
desangraba a tus espaldas. (Silencio.) Y vos no tenías un peso tampoco.

DANIELA: ¡Tengo un hambre…! (Saca de su bolso algo para comer.)

OLÍMPICO: Cúbranme. Voy a picar carne. Perdón… Cúbreme.

HIDRA: Sí. / O… / kéi…


(OLÍMPICO sale por la puerta de entrada.)
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 7

5
HIDRA: (A DANIELA.) ¡Daniela, / acá no se viene / a comer! (Silencio expectante.) ¡Daniela, acá no / se
viene a / comer! (Nueva expectación. Hacia afuera.) ¡Samantha! / ¡Samantha! /¡Samantha!
SAMANTHA: (Ingresa abruptamente.) Agustina, no dejes la cámara de tortura toda mojada, ¿cuántas
veces te lo tengo que decir?

AGUSTINA: Hago lo que puedo, Samy.


SAMANTHA: (A Daniela.) ¿Cómo estás? ¿Vos eras… Mariela?

DANIELA: Daniela.

(SAMANTHA parece confundida.)


HIDRA: Estúpida. / No entra. / Se equivoca el nombre.

AGUSTINA: Ella es Daniela. Mariela es la que está en el Sector C. Y ella es Samy.


DANIELA: Ah… -hola, Samy-… hay varios sectores.

AGUSTINA: Tres.
SAMANTHA: El A, el B, y el C. Yo estoy en el A. Así que vos sos Daniela…
AGUSTINA: Y este es el B.

DANIELA: (A AGUSTINA.) Ah, por eso la había perdido de vista a Samy. (A SAMANTHA.) Por eso te
había perdido de vista a vos.
HIDRA: (Hacia la cabina.) Señorita… / allá arriba… / Downtown tortura.
(Se escucha una versión de Downtown interrumpida regularmente por gritos femeninos de pánico.
HIDRA disfruta especialmente cuando escucha los gritos.)
SAMANTHA: Otra vez está torturando.

(DANIELA queda absorta en sus pensamientos.)


AGUSTINA: ¿Ves? No vale la pena secar. Si se va a mojar todo de nuevo…

SAMANTHA: No puede parar este tipo.


AGUSTINA: Me parece que se está abusando un poquito, ¿no?
SAMANTHA: Y, sí. Ya se pasa de la raya.

DANIELA: Downtown.

AGUSTINA: ¿Cómo?
SAMANTHA: (A AGUSTINA.) El tema que pone. Downtown.
DANIELA: ¿Es Petula Clark o Petula?

HIDRA: Petula / Clark, / señoritas.

AGUSTINA: No sé quién es.


DANIELA: La que canta. Petula… o Petula Clark.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 8

SAMANTHA: ¿Petula?

DANIELA: No creo, parece inglés y ella es inglesa.

HIDRA: Petula / Clark, / señoritas.


SAMANTHA: ¿No es norteamericana?

DANIELA: No. Es inglesa.


AGUSTINA: ¿Esta que canta es inglesa?
DANIELA: Sí. Petula Clark… Petula… Ay, ¿quién sabrá?...
SAMANTHA: Cuando se desocupe le preguntamos a Olímpico.

HIDRA: Petula / Clark, / señoritas.

DANIELA: Saben que… en la casa de mis abuelos había un disco de… Clark, y no lo escuchaban nunca.
Me contó mi papá. Hasta es posible que no lo hayan escuchado nunca entero.

AGUSTINA: Te lo contó. No sabés si es verdad.


SAMANTHA: Claro. Y él tampoco sabe. Tu papá… tampoco sabe. A lo mejor, cuando él no estaba en la
casa, tus abuelos lo escuchaban todo el tiempo.
DANIELA: Pero él me dijo que sus abuelos…, no, mis abuelos… sus padres… le dijeron que no lo
escuchaban. Y que creían que no lo habían escuchado nunca.
AGUSTINA: ¿Eso te lo contó tu papá?
DANIELA: ¡Sí!
SAMANTHA: ¿Seguro?

DANIELA: No, la verdad, lo inventé. (Silencio incómodo.) Es lo mismo. Mi papá es un mentiroso.


(Entra OLÍMPICO con la ropa ensangrentada. Todas se detienen a observarlo.)

OLÍMPICO: No me saludan. No me cumplen la palabra. Me quieren robar la plata. Me quieren robar


el puesto. No me dan lo que necesito. No me contestan cuando les pregunto. No me responden los
correos. No se hacen responsables por mi salud. Me quieren convertir en otro. Me quieren hacer
creer que estamos en un barco mientras yo sé muy bien que estamos en un palacete.

SAMANTHA: ¿Qué es un palacete?

OLÍMPICO: Mienten que me quieren.


AGUSTINA: Un palacete.
OLÍMPICO: Mienten que me esperan.

SAMANTHA: ¿”Acete” qué es?

OLÍMPICO: Mienten que me regalan.


DANIELA: “Acete” es hacete. Hacete un churrasco.
OLÍMPICO: Mienten que les gusto.

SAMANTHA: No, no debe ser eso.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 9

OLÍMPICO: Se olvidan de mi cumpleaños.

AGUSTINA: (Hace señas con las manos.) Un palacete.


OLÍMPICO: Quieren que escuche y no me quieren escuchar. Me venden porquerías. Mienten que no
me mienten. Mienten que me escuchan. Me tergiversan. Hacen de mí una entelequia.

SAMANTHA: Uh… ¿y entelequia?


(AGUSTINA y DANIELA se apartan con gesto de “no me voy a meter en ese quilombo”.)
HIDRA: ¡Señoritas!

HIDRA: Ustedes están / dentro de un palacete / y son en sí mismas / una entelequia. / ¿Para qué
quieren saber / qué quiere decir?
DANIELA: (A HIDRA.) ¿Cómo palacete? ¿No era un barco?
SAMANTHA: (A OLÍMPICO.) Pero a vos se te está yendo la mano, me parece.

AGUSTINA: Un poco.
OLÍMPICO: Y bueno… ¿qué quieren? ¿Que no reaccione? ¿Como Hamlet?

Cabaret
6
(Empiezan a armar el cabaret, hacia el número musical, el único momento completamente teatral, en
el sentido de artificioso, del espectáculo.)

OLIMPIA: Hola, chicas, hola, Olímpico, se me hizo tarde. Hola, Hidra.


HIDRA 1: (Violenta.) ¡Siempre tarde!

HIDRA 2: (Autoritaria.) ¡Empieza ya!


HIDRA 3: (Burlona.) “Se me hizo tarde.”
DANIELA: (A AGUSTINA.) ¿Dónde está Juana?

OLIMPIA: Perdón, es que…

AGUSTINA: No sé. Espero que aparezca.


OLÍMPICO: (Turbado, desde que entró OLIMPIA.) Vas a tener que salir antes, Noelia.

DANIELA y SAMANTHA: ¿Noelia?... ¡Oh…!

AGUSTINA: Si no, me va a oír este tipo.


OLIMPIA: ¡Olimpia! ¿Cómo te lo tengo que decir?
OLÍMPICO: Lo que tú quieras. Para mí siempre serás Noelia.

AGUSTINA y SAMANTHA: ¿Noelia?... ¡Oh…!


DANIELA: A mí a veces me decís Mariela.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 10

SAMANTHA: Y a Mariela le decís Marcela.

AGUSTINA: Y a Samy le decís Juana…


OLÍMPICO: ¡No me interesan los nombres de ustedes! ¡No puedo retener tantos nombres! ¡Para mí
ustedes son un coro! ¡Nombres todos iguales, nombres de muñequitas mantenidas, nombres de
vecina, nombres de nadie!
OLIMPIA: Yo me llamo Olimpia, Olímpico. Lo olvidás. Siempre lo olvidás. Y Olimpia no es nombre de
nadie. Es casi Olímpica.
OLÍMPICO: ¿Tú me hablas a mí de olvidar, Noelia? No me hagas hablar, Noelia. Mejor no me hagas
hablar.

AGUSTINA, DANIELA y SAMANTHA: ¿Noelia?... ¡Oh…!


OLIMPIA: Chicas, chicas, ustedes ya me conocen, yo soy Noelia…

AGUSTINA, DANIELA y SAMANTHA: ¿Noelia?... ¡Oh…!


OLIMPIA: No, perdón, disculpen. Yo me llamo Olimpia, como ustedes ya saben.
AGUSTINA: Sí, ya sabemos.
OLIMPIA: Noelia, nada. Olimpia. ¿Cómo me llamo yo?

AGUSTINA, DANIELA y SAMANTHA: Olimpia…


OLÍMPICO: (Por lo bajo, angustiado.) Mi Noelia…
HIDRA 1: ¡Estúpidas!
HIDRA 2: ¡Empecemos de una vez!

HIDRA 3: “Mi Noelia…”

7
(Entra JUANA, descalza pero con un bolso lleno colgando del hombro.)

OLÍMPICO: ¿Qué haces con ese bolso?


DANIELA: ¿De dónde venís?
JUANA: (Incómoda.) Eh… Nada, estaba ordenando la cámara de tortura y… lo levanté para pasar un
trapo en… se me quedó colgado. Me lo olvidé colgado, quiero decir.
AGUSTINA: Parece que volvieras de un viaje.
OLIMPIA: No, si está descalza.
SAMANTHA: Siempre está descalza.

OLIMPIA: (A JUANA.) ¿Vos estás siempre descalza como dice Samy? No me di cuenta.
JUANA: Siempre… eh… (No recuerda el nombre.)

SAMANTHA: (Por lo bajo, a JUANA.) Olimpia.

JUANA: … Olimpia.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 11

OLIMPIA: ¿Vos venís caminando descalza por la calle?

JUANA: ¡Sí, Olimpia! ¿Vos tenés una fijación con mis pies, te gustan mis pies, querés que te los
regale?
HIDRA 1: ¿Qué pasa?

HIDRA 2: ¡Tranquilas!
HIDRA 3: “¿Vos tenés una fijación?”
JUANA: Desde que llegamos me preguntó cinco veces si yo camino descalza por la calle, y cada vez le
contesté que sí.

HIDRA 1: Es raro eso.


HIDRA 2: Se va a pillar una infección.
HIDRA 3: “Y cada vez le contesté que sí”.

JUANA: Es verdad, nunca uso calzado, solo uso unas chatitas muy finitas cuando hace frío, eso se lo
dije unas siete veces, cada vez que me lo pregunta, y ahora me lo vuelve a preguntar, entonces yo le
pregunto si tiene una fijación con mis pies, porque no es sano fijarse en una parte del cuerpo. Es
buena intención, además. Lo digo por ella más que por mí.

OLIMPIA: Están muy limpios tus pies como para que andes descalza por la calle.
JUANA: Bueno, no me los quiero ensuciar, después no tengo dónde lavármelos acá, pero se puede
imaginar, ¿no?
HIDRA 1: Las esclavas.

HIDRA 2: A ponerse las esclavas, todas.


HIDRA 3: “Las esclavas”.
(Silencio desorientado.)

OLÍMPICO: No hay más esclavas. Hay que hacerlo sin esclavas.


SAMANTHA: Qué raro que unas pulseras se llamen esclavas.
AGUSTINA: Esclavas, sí... Qué mal suena, ¿no?
JUANA: Esclavas eran las mujeres hasta que se liberaron a principios del siglo veinte.

DANIELA: Esclavas porque son como esposas.

OLIMPIA: Una esposa esclaviza, no es esclava.

HIDRA 1: Se hace tarde, tortugas.

HIDRA 2: ¡Apurando!
HIDRA 3: “Qué mal suena, ¿no?”
JUANA: A veces me parece que Hidra son tres personas distintas.

AGUSTINA: Son tres personas distintas.

DANIELA: Depende. A veces es tres y a veces, una.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 12

SAMANTHA: ¿Y no pueden ser las dos cosas al mismo tiempo?

OLÍMPIA: ¿Hidra es tres personas, dicen ustedes, chicas?

8
MARIELA: (Entrando por la puerta de acceso con unas carpetas.) Perdón, me distraje en cubierta.

OLÍMPICO: ¿En cubierta?


AGUSTINA: Disfrazada.
SAMANTHA: Escondida.

MARIELA: ¡No! En mi pieza, quise decir. Trabajando. Elaborando la tesis.


OLÍMPICO: Empecemos, por favor, Marcela.
MARIELA: Mariela, yo soy Mariela.

DANIELA: Mariela, Daniela. ¡Versito! ¿Se habían dado cuenta?

SAMANTHA: ¡No! Mariela, Daniela…


MARIELA: Por favor, Samy…
AGUSTINA: ¡Y Marcela!

JUANA: Mariela, Daniela, Marcela…


OLÍMPICO: (A OLIMPIA.) Noelia…
OLIMPIA: No sé a quién le hablás.
OLÍMPICO: (Dolorido.) Está bien. Olimpia…

OLIMPIA: (Dispuesta.) ¿Qué, Olímpico?


OLÍMPICO: Empecemos.
HIDRA 1: ¡Estoy yo acá, nena!
HIDRA 2: ¡No corresponde!

HIDRA 3: “¿Qué, Olímpico?”

OLIMPIA: (A MARIELA.) Dale.


MARIELA: Bueno, para empezar, la canción que se eligió no me parece lo suficientemente sexy para
un lugar de estas características.
OLÍMPICO: Ya dije que vamos a darle un cambio de rumbo, Mariela. ¿En qué idioma tengo que hablar
para que me entiendas, Mariela?

HIDRA 3: “No me parece lo suficientemente sexy”.

HIDRA 1: (A HIDRA 3.) ¿Vas a hacer alguna otra cosa además de imitar burlonamente algo de lo que
se dijo recientemente?

AGUSTINA: Se armó.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 13

JUANA: Ya salió la violenta.

HIDRA 1: (A JUANA.) ¿A quién le dices violenta?


DANIELA: Mirá cómo se pone la no-violenta.
HIDRA 3: Salgamos un momento. Esto es un papelón.

(Salen. Se las escucha discutir fuertemente.)


SAMANTHA: Contestale, Mariela.
MARIELA: Olímpico, yo opino que, aunque sea en un cambio de rumbo, es una canción muy pavota,
muy antigua.

OLIMPIA: Pero va a ser esa la canción, Mariela. Y la que no esté de acuerdo, ya sabe lo que le espera.
OLÍMPICO: ¡Eso es, Noelia!
OLIMPIA: (Estalla.) ¡Me llamo Olimpia, Olímpico! ¡Olimpia! ¿Por qué me hacés sufrir así?

HIDRA 1: (Se asoma.) Juana, ven aquí.


HIDRA 2: (Se asoma.) Juana, ven aquí ya.
HIDRA 3: (Se asoma.) Juana, ven aquí ya mismo.
OLÍMPICO: Perdona.

JUANA: ¿Yo, de nuevo?


OLÍMPICO: Tal vez sea por todo lo que tú me hiciste sufrir cuando te fuiste.
HIDRA 1: ¡Ya!
OLIMPIA: ¿De dónde me fui?

HIDRA 2: ¡Ya mismo!


OLIMPIA: ¿De dónde?

HIDRA 3: ¡Ya mismo, ya!

(JUANA busca su bolso y sale por la puerta de ingreso.)


OLÍMPICO: No me hagas recordar tu traición, mala mujer. ¡No sigas matándome! ¡Hidra! ¿Qué pasa?
¿Por qué no vuelves? ¡No puedo más solo con estas mujeres que me van a llevar la ruina! (Sale.)

DANIELA: ¿Qué pasa, Olimpia? ¿Cómo te llamás vos?

OLIMPIA: Me llamo Olimpia y se acabó. Y no sé quién es Noelia.


SAMANTHA: Pero algo pasó entre ustedes.
AGUSTINA: ¿Estuvieron juntos?

OLIMPIA: ¡No voy a contestar eso!

DANIELA: Y la mentirosa soy yo.


AGUSTINA: ¿Vos tuviste algo que ver con Olímpico?

SAMANTHA: ¿Y te llamás Noelia?


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 14

MARIELA: ¡¿Qué carajo les importa?! ¡Nunca abro la boca y una vez que me preparo para hacer una
exposición como la gente, no me dejan hablar! ¡Y se dicen amigas! ¡Amigas de mierda!
DANIELA: ¿Y esta, ahora?
AGUSTINA: ¿Qué pasó con Juana?

OLIMPIA: Se fue de viaje.


DANIELA: Tuvo una entrevista privada con Olímpico, y la dejó salir para hacer un viaje.
MARIELA: ¡Basta!

HIDRA: (Entrando.) ¡Basta, señoritas!

HIDRA 1: Sin gritar…


HIDRA 2: No empecemos.
OLÍMPICO: (Entrando.) A trabajar, vamos.

HIDRA 3: No sé para qué hemos hablado.


DANIELA: Dicen que Juana tiene privilegios. ¿No es cierto que para usted somos todas iguales?
SAMANTHA: Nadie dijo eso. ¿Usted se da cuenta de que Daniela es una mentirosa, no?
AGUSTINA: ¿Dónde se fue Juana?

MARIELA: ¿Puedo seguir?


OLÍMPICO: ¡Silencio!
OLIMPIA: ¡Silencio, he dicho!
OLÍMPICO: ¡Hidra! (Le hace un gesto para que se lleve a Olimpia.)

(HIDRA se lleva a empujones a OLIMPIA.)


OLIMPIA: ¡Dejame! ¡A mí no me podés llevar! ¡Delante de todas! ¡Vos creés que yo quiero tu lugar al
lado de Olímpico, pero no es así para nada! ¡Vos sos una paranoica! ¿Cómo se me va a ocurrir algo
así? ¿En qué cabeza cabe? ¿O será que vos harías algo así? O peor, ¿vos hiciste algo así? ¿Vos le
quitaste el puesto a la anterior? (Se la llevan. OLÍMPICO sufre.)
OLÍMPICO: (Se repone.) Continúa… (No recuerda el nombre.)

SAMANTHA: Marcela.

MARIELA: ¡Mariela!

AGUSTINA: ¿Dónde se fue Juana?


OLÍMPICO: (Desbordado emocionalmente.) ¡Continúa, por favor!

MARIELA: (Con pizarra y puntero.) Un señor llamado Tony Hatch escribió una canción titulada
“Downtown” que grabó una señorita llamada Petula Clark…
DANIELA: Me parece que es Petula.
OLÍMPICO: ¡Silencio!

HIDRA 1: Bruto.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 15

HIDRA 2 y 3: ¡Sh!

MARIELA: … que grabó esta señorita Clark en 1964. La canción versa acerca de las ventajas que tiene
acercarse al Centro - el Downtown- de una ciudad, para no sentirse solo.
OLÍMPICO: Muy bonito.

HIDRA 2: Muy bonito.


HIDRA 3: No tanto, un poco bobo.
MARIELA: Que el ruido y el apuro lo pueden ayudar a uno cuando está preocupado, y que el tránsito
y las bocinas y los embotellamientos son como una música, y que en el Centro todo es genial y que
no hay un lugar mejor y más seguro, y que podés ir al cine…

(MARIELA hace una seña a la cabina. Aparece una pantalla blanca. Se escucha a Petula Clark cantar:)
Downtown
Things will be great when you're downtown
No finer place for sure, downtown
Everything's waiting for you
(Al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla:)

en el Centro
las cosas serán maravillosas cuando estés
en el Centro
sin duda no hay otro lugar mejor
que el Centro
todo te está esperando
MARIELA: Que podés escuchar una bossanova, que podés bailar… Y, sobre todo, que podés encontrar
a alguien bueno que te entienda y que te ayude, y que no esperes un minuto porque en el Centro
todo lo bueno te está esperando.

AGUSTINA: ¿Dónde se fue Juana?


OLÍMPICO: ¡Llévensela!

AGUSTINA: ¡No, por favor, me callo, me callo!


OLÍMPICO: (A HIDRA, que avanza sobre AGUSTINA.) ¡Quieta, Hidra! ¡¿Para qué hablo yo?!
MARIELA: Esta canción tuvo tanto éxito, que fue traducida a muchos idiomas. Pero aquí es donde
aparece el problema. Porque las traducciones no lo son tanto. Son versiones, y en algunos casos,
hasta letras completamente diferentes, completamente nuevas.
DANIELA: ¡Eso es una estafa!
HIDRA 2: ¡Silencio!

(Entra JUANA, muy deteriorada, con una valijita.)

AGUSTINA: Juana, ¡volviste!


SAMANTHA: ¿Dónde estuviste?
DANIELA: ¿Qué te pasó? ¿Quién te dejó salir?
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 16

JUANA: Hola, chicas. De viaje. Estuve de viaje.

MARIELA: Qué pronto volviste.


JUANA: ¿Viste?
MARIELA: De la versión alemana no puedo hablar porque no domino mucho el alemán, y no encontré
a nadie que pudiera ayudarme. No se habla mucho alemán por acá.
JUANA: Bueno, entre el público, quizá haya alguien que hable alemán y nos pueda ayudar.
MARIELA: ¿Qué público, Juana?

OLÍMPICO: ¿De qué estás hablando, estás loca?

HIDRA: ¡Cómo vas a decir una cosa así!


DANIELA: No hay público, ¿qué público?
AGUSTINA: ¿Vos ves público, Juani?

MARIELA: ¡No me digas que hay público!


(Silencio.)
AGUSTINA: (A SAMANTHA.) Samy…
SAMANTHA: ¿Vos ves público, Juani? (Desconcierto de AGUSTINA: Repitió su frase.)

JUANA: (En complicidad con el público.) No, no, imaginario quiero decir, ¿cómo va a haber público?
En la realidad no hay público, nada más que en el teatro hay público. Claro… Bueno, si hacemos de
cuenta que acá hay público… Para decirlo de mejor manera: Si acá hubiese público, podríamos
preguntar: “¿Hay entre los presentes un germano-parlante que nos ayude a traducir la versión
alemana de la canción, de ‘Downtown’?”
SAMANTHA: (A AGUSTINA.) ¿Parlante?
(JUANA se pone en contacto con un espectador imaginario y le pide la traducción literal del
fragmento en alemán. OLÍMPICO cronometra la improvisación, que se detiene cuando dice:)
OLÍMPICO: ¡Stop!

(Se escucha a Petula Clark cantar:)

Downtown
so viele Gesichter rum
Downtown
so viele Lichter rum
Downtown
die alle laden dich ein

(Al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla:)


Downtown
tantas caras (rostros) alrededor (presentes)
Downtown
tantas luces alrededor (presentes)
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 17

Downtown
todas ellas te invitan
MARIELA: De la francesa tampoco puedo hablar mucho, pero sí localizo en el estribillo que, en lugar
de decir Downtown, se dice “Dans le temps”, que quiere decir algo así como “en aquellos tiempos”,
“otrora”, “antaño”…
DANIELA: ¿”Totora”?

SAMANTHA: ¿”Ancaño”?
OLÍMPICO: ¡Silencio, ignorantes! ¡”Otrora”, “antaño”, “en otro tiempo”, “en el pasado”! ¿Qué idioma
se habla en sus países?

MARIELA: ¿Puedo seguir?


HIDRA 2: ¡Pues claro, sigue, tonta!

HIDRA 1: ¡Ay! ¿Con qué necesidad?


MARIELA: Bueno, el hecho es que “dans le temps”, “en otro tiempo”, en lugar de “Downtown”, “el
Centro”, ya nos habla de una tergiversación.

(Se escucha a Petula Clark cantar:)

dans le temps
comme on s'aimait, oh oui!
dans le temps
je m'en souviens, oh oui!
dans le temps
qui a passé depuis

(Al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla:)

qué tiempos
cómo nos queríamos, ¡oh sí!
qué tiempos
me acuerdo, ¡oh sí!
qué tiempos
que después se fueron
MARIELA: Luego podemos observar la supuesta traducción italiana. Los italianos reemplazaron
“Downtown” por “Ciao ciao”.
SAMANTHA: Qué brutos son los italianos.
HIDRA 1: Y por si fuera poco, xenófoba.
DANIELA: ¿En qué idioma habla esta gente?

AGUSTINA: No sé, en chino.


OLÍMPICO: ¿Va a haber que golpearlas para que entiendan que deben hacer silencio? ¡También le
hablo a Hidra, eh!
HIDRA 2: Perdón, señor.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 18

OLÍMPICO: ¡Continúa tú! ¡Y termina de una vez, que ya me estoy aburriendo!

HIDRA 1: Es interesante.
HIDRA 3: ¡Cállate!
MARIELA: En italiano, la canción no habla del Centro. Habla de alguien que se reencuentra con un
amor del pasado, y le dice “Ciao ciao”, que no voy a traducir por ahora porque puede provocar cierto
nivel de polémica.
DANIELA: Claro, “dans le temps”.

HIDRA 1: Sigue, Mariela.

MARIELA: Bueno, dice que esta persona vuelve a una playa donde conoció a la otra y se encuentra
con sus amigos de antaño… (Silencio tenso.) … de otro tiempo… (Alivio general.) y que se encuentra
con el hombre que ama y que lo saluda diciéndole “Ciao ciao”, que en italiano quiere decir “Hola
hola”.
SAMANTHA: Y también quiere decir “chau chau”.
MARIELA: ¿No te digo? (Repentinamente desencajada.) ¡DESPUÉS! ¡Eso después! ¡Déjenme hablar!

(HIDRA, a un gesto de OLÍMPICO, le da a SAMANTHA una sonora cachetada. SAMANTHA llora.


Estupor general.)
MARIELA: (Restablecida.) Y le dice que pasen un lindo verano, porque el amor un día se termina y
entonces le va a decir “Ciao ciao”… (Con intención, a SAMANTHA.) que en este caso quiere decir
“Chau chau”.

(Se escucha a Petula Clark cantar:)


ciao ciao
rido chiamandoti
ciao ciao
amore abbracciami
ciao ciao
sono tornata da te

(Al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla:)


hola hola
río llamándote
hola hola
amor, abrázame (abrazame)
hola hola
he vuelto a ti (vos)

(Silencio.)
OLÍMPICO: ¿Y?
MARIELA: Terminé.
OLÍMPICO: ¿Y en castellano?

MARIELA: En castellano no la tengo.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 19

(Desaparece la pantalla. Todas se dispersan, desilusionadas.)

OLÍMPICO: Esto no es una tesis, Marcela. (Silencio furioso de MARIELA.) Todo es aproximativo,
general, dubitativo,…
MARIELA: No, bueno, una tesis es (Lee en un papel.) un hecho demostrable.

OLÍMPICO: Sí.
MARIELA: La aseveración de una idea que se expone públicamente.
OLÍMPICO: Sí. No lo leas.

MARIELA: Si no lo leo no me acuerdo. La afirmación derivada de una hipótesis.

OLÍMPICO: Sí, es lo que se encuentra en Internet.


MARIELA: Sí. Es una proposición que se mantiene con razonamientos.
OLÍMPICO: Sí, pero lo estás leyendo.

MARIELA: Sí.
OLÍMPICO: Dime esto último de otra manera. (MARIELA lo intenta pero no lo consigue.) Bueno,
piénsalo con tiempo.
JUANA: ¿Yo puedo?

OLÍMPICO: A ver…
JUANA: Yo te digo, por ejemplo, que tenés que comer más semillas y menos químicos, y escribir
“Buen Día Te Amo” en la pared de tu habitación para que eso sea lo primero que veas en el día, y vos
te lo creés porque yo lo fundamento detalladamente como si fuera verdadero. (Silencio
desconcertado.) Eh… no sé… Que te lo puedo explicar, quise decir.
(Silencio.)
MARIELA: No la tengo en castellano.

HIDRA 1: ¡Marcela la tiene en castellano!


OLÍMPICO: ¿Marcela no es esta?
HIDRA 2: Esta es Mariela, señor.

HIDRA 3: Marcela tiene la versión castellana, señor.

OLÍMPICO: ¿Dónde está? ¿Por qué no está acá ahora?


HIDRA 1: La encerraste…
HIDRA 2: En la pieza de Noelia.

HIDRA 3: Ahí están las dos, ahora.

OLÍMPICO: Liberen a esas cerdas y tráiganlas. ¡A las dos! ¡Ya!


HIDRA 2: Recuerda, Olímpico, Marcela es la enamorada.

HIDRA 3: Y Olimpia es Noelia, la trepadora.

(HIDRA 2 e HIDRA 3 se disponen a salir, pero se detienen al ver que HIDRA 1 no las acompaña.)
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 20

HIDRA 2: (A HIDRA 1.) ¿Y tú?

HIDRA 1: No hacen falta tres personas para traer a dos.


HIDRA 2: ¿Así que para ti somos tres personas?
HIDRA 1: (Dolorida.) Sí, lo siento.

HIDRA 3: (Igual.) Para mí no, hermana, pero si eso te hace feliz…


OLÍMPICO: (A las tres.) ¡Ve a buscarlas de una vez! ¡Dividida o entera, no me importa, pero tráelas!
(El silencio de HIDRA 1 es elocuente. Salen HIDRA 2 e HIDRA 3.)
OLÍMPICO: Creo que no sé hacerme entender. Sé que lo que digo no está siendo comprendido, pero
ya no sé cómo decirlo. Y a veces, yo mismo dejo de comprender lo que estoy diciendo cuando me
escucho; pero sé lo que quiero decir… Me asfixio.

9
(HIDRA 2 e HIDRA 3 traen, empujándolas, a OLIMPIA y MARCELA. OLIMPIA se queda por ahí,
ensimismada, preocupada.)
OLÍMPICO (A MARCELA.) ¿Así que tú tienes la versión castellana?

MARCELA: Sí, Olímpico.


OLÍMPICO: Muéstramela.
MARCELA: No la tengo escrita, Olímpico. La sé de memoria.

OLÍMPICO: Bueno, entonces recítala. (A HIDRA.) Y tú, ve a buscar papel y lápiz para que pueda
escribirla.
HIDRA 2: (A HIDRA 1.) Ve tú sola ahora, a ver cómo te sientes.
HIDRA 3: (A HIDRA 2.) Déjala en paz.
(HIDRA 1 sale silenciosamente.)

AGUSTINA: (A OLÍMPICO.) ¿Y no podría escribirla en la compu? Es más práctico.


OLÍMPICO: (A AGUSTINA.) La computadora, Samantha, …

AGUSTINA: (Interrumpe.) Agustina.

OLÍMPICO: (Furioso.) ¡Me da igual! (Silencio.) La computadora, a la que tú, Agustina, llamas
estúpidamente “compu”, es de mi uso exclusivo y personal. (De repente, otra vez furioso.) ¡¿O crees
que soy un imbécil como tú?!
JUANA: (A SAMANTHA.) En el barco pirata pasaba lo mismo, ¿te acordás?

SAMANTHA: ¿Qué barco pirata?


JUANA: El barco que nos trajo acá, ¿no era un barco pirata?
SAMANTHA: Yo no vine en barco acá.

JUANA: No, ya sé… Pero… Que Olímpico era el Capitán Pirata…


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 21

SAMANTHA: No, la verdad, no me acuerdo.

(Vuelve HIDRA 1 con cuaderno y lapicera. Se las entrega a MARCELA, quien empieza a escribir en
silencio.)
OLÍMPICO: (A MARCELA.) ¡Ahora no, idiota! Ahora la recitas y luego la escribes para que se la
aprendan todas estas, si es que saben leer.
MARCELA: (A OLÍMPICO, a los ojos.) “Vuelvo a la playa donde te conocí, y el mar me canta así: Chau
chau. Y los amigos que antaño dejé…”
AGUSTINA: (A SAMANTHA.) ¿”Ancaño”?

JUANA: ¡”Antaño”, chicas!

HIDRA 2: ¡Silencio!
HIDRA 3: ¡Cállate!

MARCELA: “… van saludándome: Chau chau.”


SAMANTHA: Está mal eso.

OLÍMPICO: ¿Qué pasa ahora?


OLIMPIA: (Saliendo de su ensimismamiento.) ¿Me la llevo, Olímpico? (Nadie la registra.)

SAMANTHA: Esa es la parte donde el “Ciao ciao” italiano se traduce como “Hola hola”. Deciles,
Mariela.
JUANA: Che, ¿y la versión original en inglés? (La busca, la encuentra, se tira por ahí y la lee íntegra en
voz alta, mientras continúa la situación.)

When you're alone and life is making you lonely So go downtown


You can always go downtown Where all the lights are bright, downtown
When you've got worries, all the noise and the hurry Waiting for you tonight, downtown
Seems to help, I know, downtown You're gonna be alright now, downtown

Just listen to the music of the traffic in the city Downtown


Linger on the sidewalk where the neon signs are pretty Downtown
How can you lose?
And you may find somebody kind to help and understand you
The lights are much brighter there
Someone who is just like you and needs a gentle hand to
You can forget all your troubles, forget all your cares
Guide them along
So go downtown So maybe I'll see you there
Things will be great when you're downtown We can forget all our troubles, forget all our cares
No finer place for sure, downtown
So go downtown
Everything's waiting for you
Things will be great when you're downtown
Don't hang around and let your problems surround you Don't wait a minute more, downtown
There are movie shows downtown Everything is waiting for you, downtown
Maybe you know some little places to go to
Downtown (downtown)
Where they never close downtown
Downtown (downtown)
Just listen to the rhythm of a gentle bossa nova Downtown (downtown)
You'll be dancing with 'em too before the night is over Downtown (downtown)
Happy again
The lights are much brighter there
You can forget all your troubles, forget all your cares

AGUSTINA: Deciles, nena, dale.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 22

MARIELA: Claro, eso es lo que yo decía en la tesis que expuse hace un rato, pero vos no estabas,
Marcela.
AGUSTINA (A SAMANTHA.) Mariela-Marcela, ¿te habías dado cuenta?
SAMANTHA: ¿De qué?

MARIELA: La versión castellana se hizo traduciendo la italiana, no la inglesa original. Y no se fijaron


que “Ciao ciao” primero quiere decir “Hola hola” y en la segunda parte, “Chau chau”. Una gran
torpeza, para variar.
MARCELA: ¿Y cómo voy a decir? ¿”Y el mar me canta así: Hola hola”?

DANIELA: No, podés decir “hola” una vez sola. “Ho-la”.

OLÍMPICO: ¡¿No pueden concentrase un minuto en una sola cosa, señoritas?!


OLIMPIA: ¡Concéntrense, señoritas!

HIDRA 2: ¡Cállate, Noelia!


OLIMPIA: ¡Olimpia!

OLÍMPICO: ¡Cállate!
HIDRA 3: ¡Cállate!

HIDRA 1: Concéntrense, chicas, por favor.


OLÍMPICO: Sigue, Mariela.
MARIELA: Marcela.
(Silencio tenso.)

MARCELA: (Continúa, a los ojos de OLÍMPICO.) “Lo veo todo igual, nada ha cambiado en el ambiente.
Y con la mirada yo te busco entre la gente. ¡Ya te encontré! Radiante, tu cara de alegría. Vienes
corriendo. De lejos sonriéndome. Chau chau…”

DANIELA: “Ho-la.”
MARCELA: ¡Ay, cierto! (Hablándole claramente a OLÍMPICO, utilizando la letra de la canción.) “Hola,
yo voy gritándote. Hola, tú contestándome. Hola, ven a mis brazos, mi amor. No sabes tú cómo los
días conté hasta volverte a ver. Hola. No quiero estar ni un momento sin ti, y te lo…”

OLIMPIA: (Se le escapa.) ¡Olímpico!


OLÍMPICO: (A MARCELA.) ¡Basta, Mariela!

MARIELA e HIDRA 1: ¡Marcela!

OLÍMPICO: (A MARCELA.) Abandona ese jueguito de una vez o voy a volver a encerrarte. Ya te he
dicho mil y mil veces que no.

OLIMPIA, HIDRA 2 e HIDRA 3: ¡Que no!


(De pronto, todos cantan y bailan en número musical, durante el cual desaparece OLÍMPICO.)

Vuelvo a la playa donde te conocí Y el mar me canta así:


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 23

Hola Si no puedo estar contigo


Y los amigos que antaño dejé Porque vendrá
Van saludandomé: El día fatal en que muy triste
Hola Me marcharé
Y entre besos yo te diré
Lo veo todo igual
Nada ha cambiado en el ambiente Chau chau
Y con la mirada Tú me contestarás
Yo te busco entre la gente Chau chau
Ya te encontré Seca las lágrimas
Radiante tu cara de alegría Chau chau
Vienes corriendo Nunca me olvides, mi amor
De lejos sonriéndome Chau chau
Chau chau
Hola
Yo voy gritándote Deseo que pasemos
Hola Un verano divertido
Tú contestándome Mas no me divierto
Hola Si no puedo estar contigo
Ven a mis brazos, mi amor Porque vendrá
Hola El día fatal en que muy triste
Hola Me marcharé
Y entre besos yo te diré
No sabes tú cómo los días conté
Hasta volverte a ver Chau chau
Hola Yo voy gritándote
No quiero estar ningún momento sin ti Chau chau
Y te lo digo así Tú contestándome
Hola Chau chau
Nunca me olvides, mi amor
Deseo que pasemos
Un verano divertido Chau chau…
Mas no me divierto

MARCELA: No sé por qué, algo me hace acordar a Hamlet.


JUANA: ¿Algo de esto?
MARCELA: Sí.

Velatorio
10
(Comienzan a desarmar el Cabaret. Desarman el artificio creado. Se percibe un clima angustioso.)
MARCELA: Siempre la muerte me hace pensar en Hamlet.
JUANA: Claro, se mueren todos en Hamlet, ¿no?

MARCELA: Casi. Queda un amigo, para contar todo.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 24

JUANA: ¿Será verdad lo que cuenta?

MARCELA: ¿Cómo no va a ser verdad?


HIDRA 1: Yo creo que ustedes son un mal ejemplo. Ustedes toleraron que se le vendiera veneno al
suicida. A un suicida no se le vende veneno. Se lo disuade.

DANIELA: ¿Disuade?
HIDRA 2: Nadie te obliga a hacerlo. Es más, no queremos que lo hagas. Tus manos están limpias. No
puedes separarte de nosotras solo porque se te lastiman los principios.

HIDRA 1: Sí puedo. Cualquiera puede. Pero mientras tanta gente siga pensando como tú piensas, no
se podrá. No debemos aceptar nunca jamás que se vulneren nuestra libertad y nuestra ética, hay que
ser capaz de renunciar a todo por los principios.
SAMANTHA: Me cansa esto del Amor, así con mayúscula. ¿Qué amor?

HIDRA 2: No sé qué pudo haberte hecho nuestro padre para que hables de él como si fuese tu
enemigo.
HIDRA 1: Debería darte vergüenza defenderlo. La vergüenza que no tuvo él. Los arios nos han
dominado siempre. Son los únicos artífices de esta decadencia que nos angustia tanto. Ellos y su
barbarie disfrazada de civilización. Pero nosotras no podemos hacer lo mismo que ellos, nosotras
estamos para otra cosa.
HIDRA 2: No te entiendo.
HIDRA 1: Me da pena que no lo entiendas… que no lo veas. Pero te quiero igual, hermana, y te
perdono.
SAMANTHA: (Burlona.) Y te mando mucha luz.
HIDRA 1 se pone un abrigo, toma un bolso o una cartera, abraza a sus hermanas y se va sin saludar a
nadie.
AGUSTINA: Se pusieron un nombre cada una.
DANIELA: ¿Un nombre distinto para cada una?
OLIMPIA: Juana, Mariela y Marcela.

MARCELA: ¡No!

OLIMPIA: ¡Sí!

MARIELA: Pero se van a confundir Mariela con Marcela. Cuando las llame desde lejos no se va a saber
bien a cuál llama.
MARCELA: Claro. Los nombres tienen que ser muy distintos entre sí.

SAMANTHA: ¿Vos creés que se van a confundir?


JUANA: En el barco pirata me gustaba él, pero sobre todo por la ropa.

MARIELA: Sí, yo sí, yo creo que se van a confundir.


DANIELA: No, a mí no me gustó nunca. Pero me enamoré de su interior.

MARCELA: Yo también creo. ¿Vos no, Samy?


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 25

JUANA: Yo ya no me enamoro. Yo trascendí el amor.

SAMANTHA: No, me parece que son bien distintos.


MARCELA: ¿”Ela ela” te parece distinto?
SAMANTHA: Sí.

OLIMPIA: La que se fue, fue Juana.


JUANA: ¿Qué dicen de Juana?
HIDRA 1: (Se asoma por la puerta de acceso.) Disculpen. He vuelto para recordarles que están
esperando que llegue el cuerpo. La última noticia que tengo es que hubo un error administrativo.
Ahora sí: adiós, hermanas.
HIDRA 2: (A HIDRA 1.) ¡Espera, Juana!
(JUANA no entiende.)

HIDRA 2: Me voy contigo. (Se pone un abrigo y toma un accesorio.)


HIDRA 1: ¡No, por favor!
HIDRA 2: ¡Tranquilízate, me voy contigo de aquí, pero afuera nos separamos!
HIDRA 1: Así, sí.

HIDRA 3: (A HIDRA 2.) Piénsalo bien, Marcela.


(MARCELA no entiende.)
HIDRA 2: ¡Vamos! (Abraza a HIDRA 3; también lo hace HIDRA 2. Se van HIDRA 1 e HIDRA 2.)
AGUSTINA: (A HIDRA 3.) Qué bueno que se rebauticen. Es muy importante decidir qué es uno y qué
sexo y qué nombre y qué cuerpo, qué cara… todo. Pero ¿viste que dos de los nombres que eligieron
suenan bastante parecido?
HIDRA 3: No, me parece que no.

AGUSTINA: No, es verdad, tenés razón.


HIDRA 3: Juana, Mariela y Marcela. No encuentro el parecido.
AGUSTINA: No, no, Juana no. Yo decía Mariela y Marcela, pero no, tenés razón. Ahora… ¿no
pensaron que acá hay chicas que se llaman así? Mirá, yo llamo ¡Juana!

JUANA: ¿Qué?
AGUSTINA: Nada, disculpá.
HIDRA 3: No entiendo.

AGUSTINA: Mirá. ¡Mariela!

MARIELA: Sí.
AGUSTINA: Nada, perdón.

(HIDRA 3 mira a JUANA, interrogante.)

AGUSTINA: ¡Marcela!
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 26

MARCELA: ¿Qué?

AGUSTINA: Nada, nada.


MARCELA: ¿Y para qué me llamás para nada?
AGUSTINA: Disculpame, estaba dando un ejemplo.

MARCELA: ¿Y por qué no te buscás a otra como ejemplo? (De golpe se pone a llorar. Las demás no la
consuelan, solo hacen una especie de “silencio de compañía”. Después de un tiempo:)
AGUSTINA: ¿Te das cuenta de lo que te quiero decir, Marcela?

MARCELA: ¡¿Qué?!

HIDRA 3: Mariela.
AGUSTINA: (A MARCELA.) Nada. (A HIDRA 3.) Mariela, sí. ¿Me entendés?
HIDRA 3: Sí, pero es distinto en este caso.

AGUSTINA: ¿Cómo distinto?


HIDRA 3: Y, es distinto, porque nosotras somos casi idénticas.
AGUSTINA: Ah… claro…
HIDRA 3: Y también me voy, “claro”.

(HIDRA 3 toma su abrigo y su cartera y sale sin saludar a nadie.)

11
(Silencio. Se van colocando en dos grupos, dejando espacio para el ataúd, y colocando los elementos
necesarios para realizar un velatorio: coronas, palmas, crucifijos, café, etc. De un lado: MARIELA,
MARCELA y JUANA. Del otro: SAMANTHA, DANIELA y AGUSTINA. Sola, en un extremo: OLIMPIA.)
MARCELA: (A OLIMPIA.) Te saliste con la tuya.
OLIMPIA: ¿De qué hablás? No entiendo de qué hablás.

MARCELA: Vos sabías que disgregando a Hidra lo matabas.

OLIMPIA: Yo no disgregué a Hidra.


DANIELA: ¿”Disgregué”?

OLIMPIA: Se disgregó sola. La disgregó la naturaleza.


MARCELA: Pero vos sabías que eso lo iba a matar. Y lo permitiste. No hiciste nada para impedirlo. Al
contrario, lo estimulaste.
DANIELA: ¿Vos estás segura de que está muerto?

MARCELA: Lo vi. ¿Vos no lo viste?


DANIELA: No.
AGUSTINA: Yo tampoco lo vi.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 27

MARCELA: Porque no les importó. Yo le cerré los ojos. Ustedes estaban de viaje.

SAMANTHA: Yo no estaba de viaje. Y tampoco lo vi muerto.


MARCELA: ¡Nunca fuiste a verlo vivo! ¿Qué tiene que ver el viaje?
SAMANTHA: ¡No fui a verlo porque no se lo merecía!

JUANA: Me parece un poco frívolo decir que alguien que murió se merecía o no se merecía haber
muerto.
AGUSTINA: Mirá quién habla de frívolo: la vegetariana.

MARIELA: Ustedes se están dando cuenta de que yo hace rato que no abro la boca, ¿no?

DANIELA: No, la verdad que no me di cuenta.


AGUSTINA: Para lo que decís cuando hablás…
MARIELA: Qué violentas están de golpe ustedes. Cuando él vivía, bien achicaditas estaban. Cobardes.

JUANA: A lo mejor es por la ubicación, ¿no?


DANIELA: ¿Qué ubicación?
MARCELA: ¿Cómo qué ubicación? ¿No ves que estamos tres de un lado y tres del otro?
OLIMPIA: ¿Y yo dónde estoy?

MARCELA: Vos no estás en ningún lado.


OLIMPIA: Soy independiente.
MARCELA: Sos una porquería.
(Silencio. Repentinamente, OLIMPIA rompe en llanto. A los pocos segundos, la sigue MARCELA.)

JUANA: ¿No quieren que probemos cambiar de lugar?


SAMANTHA: Yo no tengo problema.

JUANA: Gracias, Samy.

AGUSTINA: Yo tampoco tengo problema. Cambiemos.


JUANA: Daniela, ¿querés que cambiemos de lugar?
DANIELA: Sí, no sé, me da lo mismo.
MARIELA: ¿Y si yo no quiero?

JUANA: Si no querés, no te cambies. Es una propuesta nomás, a ver si podemos relacionarnos un


poco mejor.
MARIELA: Bueno, cambiemos.

(Todas se levantan. Las que estaban de un lado se sientan del otro, y viceversa. OLIMPIA queda de pie
en su lugar, desorientada por unos segundos, hasta que vuelve a sentarse en el mismo lugar.)

MARCELA: Yo no puedo creer que no hayan ido a verlo ni cinco minutos.


MARIELA: Cómo pueden tener tanto odio.

JUANA: La verdad, chicas, qué mala onda.


CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 28

AGUSTINA: Ustedes nos quieren hacer creer que murió, y yo sé que no. Que debe estar escondido en
alguna parte.
SAMANTHA: Nadie vio el cuerpo.
DANIELA: Si no lo veo no lo creo.

MARCELA: Lo único que pretenden es dividir. Por eso las estoy odiando.
MARIELA: Los que quieren dividir en lugar de unir, no cuenten conmigo.
JUANA: Lo único que vale es la unión. Y yo no me uno a los que quieren dividir.

AGUSTINA: Ustedes quieren dividir.

SAMANTHA: El que quiere unir no divide. Yo quiero la unión, por eso no quiero saber nada con
ustedes.
DANIELA: Lo único que falta. Que ustedes hablen de unión cuando lo único que quieren es la división.
Nosotras no nos unimos a ustedes. Nosotras queremos unión, y no es eso lo que ustedes proponen.
OLIMPIA: Yo siempre trabajé para la unión.

AGUSTINA: Vos sos una trepadora.


MARIELA: Una mentirosa.

JUANA: Poco evolucionada.


DANIELA: Ignorante que se las da de culta.
SAMANTHA: Loba con piel de cordero.
MARCELA: Una porquería, mala persona.

OLIMPIA: (Llorosa.) Chicas, por favor… Me están haciendo daño.


(Silencio.)
DANIELA: Voy a ver si alguien me puede explicar qué pasa con el cuerpo.

SAMANTHA: ¿Cómo qué pasa con el cuerpo? Si nosotras pensamos que no murió.
AGUSTINA: ¿Vos no tenés ideología, Daniela?

MARIELA: Daniela, Mariela, mirá vos.


JUANA: Y Marcela, también. “Ela ela ela”.

DANIELA: Bueno, che… me había olvidado de la ideología que tenemos, tanto lío por una pavada…
Entonces, voy a ver si alguien sabe por qué no llega, a ver si me confirman que no murió. ¿Ahora sí?
(SAMANTHA y AGUSTINA asienten en silencio, no muy convencidas. DANIELA sale.)

JUANA: Qué debilidad.


MARIELA: Poca convicción.

MARCELA: (Llorando.) Les pagan para que digan eso. Y a esta (Por OLIMPIA.) también.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 29

12
MARIELA: Mirá vos… Marcela, Mariela. Por una letrita no es el mismo nombre.

SAMANTHA: No entiendo qué hacemos acá, si el cuerpo nunca va a llegar.


JUANA: Dos letritas.
AGUSTINA: Bueno, nos quedamos a comprobar que nunca va a llegar.

MARIELA: No, una.


SAMANTHA: La verdad que yo no necesito comprobar nada. Con saberlo, me alcanza. Y yo
estoy segura de que no murió. ¿Vos no?

JUANA: Dos.
AGUSTINA: Yo también, Samy, pero lo quiero comprobar igual para sacarme las dudas.
MARIELA: La c por la i, y la i por la c.
SAMANTHA: Entonces tenés dudas, Agus.

JUANA: Dos letritas.


AGUSTINA: Ay, no me digas, Agus, Samy, los diminutivos no me gustan.
MARIELA: Una.

OLIMPIA: No es un diminutivo. Diminutivo sería Agustinita. Agus es un apócope.


JUANA: Un espacio, dos letritas.
SAMANTHA: ¡Callate vos, traidora, trepadora, golpista!
MARIELA: No te entiendo. Nunca te entiendo.

OLIMPIA: ¡Tengan piedad, chicas! ¡Estoy embarazada!


TODAS: ¿Embarazada?
MARCELA: ¿De quién? (OLIMPIA no contesta.) ¿De quién? (MARCELA llora. OLIMPIA también)
(Silencio.)

MARCELA: Decime de quién estás embarazada.


SAMANTHA: ¿De quién va a ser? Del tirano este que la debe estar esperando en algún país limítrofe.
AGUSTINA: Cualquiera sale o entra como se le canta de este país, claro.

MARIELA: Él está muerto, ¿no lo pueden entender?

AGUSTINA: No nos consta.


JUANA: Están llenas de odio.

SAMANTHA: Y ustedes están llenas de…

AGUSTINA: De…
SAMANTHA: Sí, de mierda.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 30

MARCELA: Juana, ¿no era que había que cambiar de lugar para que pudiéramos ponernos un poco de
acuerdo?
MARIELA: A lo mejor no funcionó porque nos cambiamos completamente de lugar.
JUANA: Debe ser porque nos cambiamos todas, ¿no? Si lo que estaba de un lado pasa al otro, y lo
que estaba en el otro lado pasa al otro, no hay cambio real, solo cambio aparente. Intercalémonos.
AGUSTINA: Y bueno, intercalémonos. A mí me tiene cansada este enfrentamiento, la verdad.
(Todas se levantan. Las que estaban de un lado se sientan del otro, y viceversa. OLIMPIA queda de pie
en su lugar, desorientada por unos segundos, hasta que vuelve a sentarse en el mismo lugar.
Mientras:)

SAMANTHA: A mí también.
JUANA: Claro, no es natural.

MARIELA: Es cultural.
(Silencio.)
AGUSTINA: La verdad es que las odio más que antes.
MARIELA: Yo también. ¿Qué pasa, Juana? ¿Vos sabés lo que nos estás haciendo hacer?

JUANA: Por supuesto. Pero no puedo darme cuenta de qué es lo que no funciona.
MARCELA: ¿Será porque ellas son dos y nosotras tres?
SAMANTHA: Puede ser… Y… ¿dónde está Daniela?
AGUSTINA: Salió.

MARIELA: Recién estaba ahí. (Señala la silla vacía de enfrente.) No, bueno, en realidad acá. (Señala
una silla de su lado.) No, ahí. (Vuelve a señalar la silla vacía de enfrente.)
JUANA: Ya va a volver. Seguro.

OLIMPIA: ¿Qué pasa con el cuerpo? ¡Vaya alguien a averiguar, por favor! (Llora.) ¡Mi querido!
MARCELA: ¡Callate, mala persona! (Llora también.)
AGUSTINA: Voy a ver si alguien me puede explicar qué pasa.

SAMANTHA: ¿Con el cuerpo? Pero si nosotras estamos convencidas de que no murió. ¿Vos no tenés
ideología, Agustina?

MARIELA: Marcela, Mariela, mirá vos.

MARCELA: Yo no le encuentro ningún parecido.

AGUSTINA: Bueno, che… me había olvidado de la ideología que tenemos, tanto lío por una pavada…
Entonces, voy a ver si alguien sabe por qué no llega, a ver si me confirman que no murió. ¿Así te
parece bien, Samy?
(SAMANTHA asiente en silencio, no muy convencida. AGUSTINA sale.)
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 31

13
JUANA: ¿Probamos cambiar otra vez de lugar?

MARCELA: ¿Para qué? ¿Si ya no pasa nada?


MARIELA: Creo que no hace falta.
OLIMPIA: Voy a ver qué pasa. (Sale.)

(Quedan en silencio. JUANA se levanta y va a sentarse junto a SAMANTHA, quien se levanta de


inmediato y comienza a pasearse por el espacio.)

JUANA: ¿Ves que no se puede?

SAMANTHA: ¡Claro que no se puede!


(MARCELA comienza a llorar de nuevo.)
MARIELA: Quedate tranquila, Mariela…
MARCELA: ¡Marcela!

(Otra vez el silencio.)


SAMANTHA: Parece Hamlet, ¿no?
JUANA: ¿Hamlet?

MARIELA: ¿Todo parece Hamlet?


SAMANTHA: Sí, ¿qué hay?
MARCELA: ¿Vos leíste Hamlet?
SAMANTHA: No, me dijeron.

JUANA, MARCELA Y MARIELA: (Sin ironía.) Ah…


SAMANTHA: ¿Dónde está Agustina?
JUANA: Salió.
MARIELA: Ya va a volver. Seguro.

SAMANTHA: (Muy alterada.) Quiero decirles… a todos… que me sentí descontextualizada todo el
tiempo… sin contenido… y que me voy sin terminar de entender lo que pasa. (Va a salir.)

MARIELA: Ya que vas, preguntá qué pasa que no traen el cuerpo.

(SAMANTHA sale.)

Evento
14
OLIMPIA: (Entra, de prisa.) Chicas, discúlpenme la tardanza, pero me demoré en el médico.

MARCELA: No te preocupes.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 32

MARIELA: Estábamos armando, no sé si va a ser así, o te parece que hay que cambiar algo.

JUANA: ¿Estás enfermucha?


OLIMPIA: Estoy embarazada.
(MARIELA y JUANA mienten bien una gran alegría. MARCELA puede disimular menos.)

MARIELA: ¡Qué lindo!


JUANA: ¡Felicitaciones! ¡Que sea lleno de luz!
MARCELA: ¡Te felicito!
OLIMPIA: Pero eso no es nada. Todavía no lo puedo creer.

JUANA: ¿Qué?

MARIELA: ¿Qué?
OLIMPIA: ¡Son trillizos!

MARCELA: ¿Tres nenas?


OLIMPIA: ¡TrillizOs! ¡Tres varones!
JUANA: ¡Ay, qué amor!
MARIELA: ¿Y ya tienen los nombres?

OLIMPIA: No, no tenemos, tengo yo sola, el padre murió.


MARIELA: Ah, perdón, no sabía.
JUANA: Ah, ¿qué le pasó?
OLIMPIA: Preferiría no hablar de eso. Es una historia muy triste. ¿Me disculpan?

JUANA: Sí, claro.


MARIELA: No, disculpanos a nosotras.
MARCELA: Se murió hace poco, entonces.

OLIMPIA: Sí, muy poco. Llegó a enterarse de mi atraso, nada más, pobrecito.
JUANA: Bueno, no pienses en eso ahora. ¿Tenés los nombres?
OLIMPIA: Se van a llamar Yamel, Gamel y Damel.
MARIELA: Qué lindos, pero… ¿no se van a confundir?

OLIMPIA: No, ¿por qué?


JUANA: No, claro, no, ¿por qué?

MARIELA: No, claro.

MARCELA: Es verdad, qué prejuicioso puede ser uno, ¿no?

OLIMPIA: ¿Viste? Eso decía yo. Seguro que va a haber mucha gente que me va a preguntar eso. Y la
verdad, que no entiendo por qué.

MARCELA: Sí, tenés razón. Somos muy complejos los seres humanos.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 33

MARIELA: Jodidos, diría yo.

JUANA: Oscuros. Por eso tenemos que subir hacia la luz, iluminarnos.
OLIMPIA: Bueno, vamos a ver. El espacio está perfecto. Acá va a haber unas botellitas de agua,
vamos a ver si conseguimos tres micrófonos… (Hacia la cabina.) Solange, ¿estás ahí? (No hay
respuesta. Se acerca a un teléfono interno que hay junto a la pared y marca dos números.) Solange,
Olimpia, en el teatro. Estoy preparando las premiaciones de las tesis. ¿Me das luz, por favor? Gracias.
(Cuelga.)
MARIELA, MARCELA y JUANA: ¿Querés que vaya a buscarla?

(Ríen las cuatro.)

OLIMPIA: ¿Se acuerdan de Hidra?


MARIELA: ¡Sí!

MARCELA: ¿Qué habrá sido de Hidra?


JUANA: Pobre…
OLIMPIA: Parecían Hidra recién, hablando las tres al mismo tiempo. (Piensa.) Y yo me debo parecer a
Olímpico, ¿no?

MARCELA: Para nada.


JUANA: Un poco, a lo mejor.
MARIELA: Completamente.
MARIELA, MARCELA y JUANA: ¿Vamos a leerlas?

(Ríen las cuatro.)


OLIMPIA: No, es un embole. Las leen en la ceremonia, mañana. Ahora ensayamos un poco el orden…
y ustedes pueden aprovechar para hacer una síntesis de presentación.

MARCELA: Ah, yo hubiera preferido leerla.


MARIELA: Sí, es lo mismo.
JUANA: Mejor, leemos mañana directamente.
OLIMPIA: Bueno, chicas, siéntense. Yo me voy a quedar aparte, porque soy la institución. (MARCELA,
MARIELA y JUANA se sientan en sus lugares.) A mí me gustaría que tuvieran una luz cada una, para
hacer algo de show, que no sea solo una lectura, para que sea más divertido. El telón debería estar
cerrado, ahí vamos a proyectar el logo. Yo voy a explicar la sigla del logo…

OLIMPIA: Y después digo que ustedes han sido las ganadoras de las tesis, con diez, nueve y medio, y
nueve y cuarto, respectivamente, que van a hacer un crucero pedagógico como premio, porque son
las mejores, y que disfruten la frustración y el fracaso de los perdedores, las presento, … y arrancan.
MARIELA: Bueno, mi tesis es una investigación acerca del hambre en el planeta y de su posible… eh…
resolución.

OLIMPIA: ¿La tuya no era la de una canción… cómo era… Down… algo?
MARIELA: No.
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 34

JUANA: No. Esa era la de Daniela. Que a su familia le gustaba mucho una cantante que se llamaba…
Petunia no sé cuánto…
OLIMPIA: Ah…
MARIELA: (Molesta.) ¿Puedo seguir? (Breve pausa.) Bueno, que mil millones de personas en el
planeta pasan hambre.
OLIMPIA: Disculpame, Marcela…
MARIELA: Mariela.

OLIMPIA: Sí, Mariela, voy a ver qué pasa con la técnica, que no viene. Sigan ustedes. Que siga…
nueve cincuenta…

JUANA: Yo.
OLIMPIA: Bueno, sí, vos. (Sale muy contrariada.)

15
JUANA: Bueno, ¿seguimos solas?
MARIELA: Y… Eso dijo.

MARCELA: Sí, sigamos, aunque sea para nosotras.


JUANA: Bueno, yo voy a exponer que hice mi tesis para demostrar que deberíamos dejar de comer
carne, porque la carne mata más que la nicotina. (Se escuchan unos ruidos en la cabina y se arma una
luz teatral que la ilumina solo a ella.) Entonces, en mi tesis propongo que reemplacemos la carne por
soja texturizada, por gluten de trigo, que no son muy buenos tampoco para la salud, ni muy ricos,
pero por lo menos no están manchados…
MARIELA: (Interrumpe, de mal modo.) Claro, de sangre.
JUANA: Nos liberan de la crueldad.

MARCELA: Claro, sí, sí…


JUANA: (Después de un silencio ofuscado.) Voy a ver qué pasa con Olimpia, que no viene. (Sale.)

16
(Silencio desconcertado.)
MARCELA: (Se pasa a la silla donde estaba JUANA.) ¿Sigo yo, te parece?
MARIELA: Y… si querés…

MARCELA: Pero… ¿para nadie?

MARIELA: Para nadie, no. Para mí. Yo te puedo ver.


MARCELA: ¿Qué habrá pasado con Olimpia?
MARIELA: (Hacia la cabina.) Perdón, ¿no sabés dónde se fue Olimpia?
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 35

SOLANGE: ¿A mí?

MARIELA: Sí.
SOLANGE: ¿Qué?
MARIELA: Si no sabés dónde se fue Olimpia.

SOLANGE: No.
(Silencio.)
MARIELA: Bueno, dale.
MARCELA: Eh… Yo voy a hablar de que es recomendable el consumo de carne, y también de leche y
de huevos… Y que no me hablen de crueldad para con los animales…
MARIELA: Va a estar muy bueno, che. Disculpame, voy a ver qué pasa que no vuelven. (Salen.)

17
(MARCELA, creyéndose sola, canta la versión castellana de “Downtown”. De pronto, se enciende toda
la luz.)

SOLANGE: ¿No terminaste todavía?

MARCELA: (Sorprendida y un poco avergonzada.) Ah… ¿terminamos?

SOLANGE: Afuera no hay nadie ya. Es tarde.

MARCELA: Me vienen a buscar en un rato.

SOLANGE: ¿Cómo, perdón?

MARCELA: ¡Me vienen a buscar!

SOLANGE: ¿Tu novio?

MARCELA: No… Mi novio murió… hace unos meses ya… Jovencito se murió… Yo todavía… recuerdo…
sus gritos… su brutalidad… Era bueno, pero muy inseguro. Era tan bueno, que sentía que tenía que
ser malísimo para hacerse respetar. Malísimo era. (Largo silencio.) Hice bien. (Otro silencio.) Él había
estado enamorado de… otra chica, que se llamaba Noelia. Antes de conocerme a mí. Estaba
obsesionado él con esa chica. Ella no lo quería, parece. Y yo a él lo quería mucho, me gustaba mucho
además. Entonces escribí su nombre en un papel, y en otro escribí el mío, y puse los dos papelitos
abrazados en un frasquito con miel en el freezer… y entonces se quedó conmigo… Pero no conseguí
que se sacara de la cabeza a Noelia. Yo nunca le vi la cara a ella. A veces pienso que no existe, que no
existió nunca, y que él estaba mal de la cabeza… Él trabajaba de capitán pirata en una parrilla con
show, donde yo empecé a cantar… Después se hizo empresario… de… Me decía que la verdad de la
vida está en el medio, en el equilibrio, no en los polos, … o sea… entre los polos. Pero era tan
autoritario él… que me confundía… Hoy, justamente, yo quería comprar un libro por Mercado Libre…
un libro valioso… porque es un libro escrito por un revolucionario… por un guerrillero… que fue
periodista… Y… el vendedor me dijo que… me escribió que… me recordó, en realidad… que el libro no
tenía tapa ni contratapa. Y como él tuvo tan buenos modales para responderme, o por lo menos yo
CHAU CHAU (Marcelo Bertuccio) 36

entendí que eran buenos modales… y no estoy acostumbrada… me pareció bien comprarlo…
porque… y también por el valor que tiene un libro deteriorado… roto… Entonces, le pregunté…
primero le agradecí… y… le escribí que… bueno, que… le agradecí lo que me había dicho… y le dije… a
ver… textualmente le dije… (Busca y lee en el teléfono.) “Gracias. Quizá pueda parecerte una tontería,
pero me gustaría saber si tiene el lomo. Muchas gracias.” Porque… claro, me dijo que no tenía tapa ni
contratapa pero no me había dicho nada del lomo. Y entonces… me di cuenta de lo que escribí… Y…
¿No era mucho escribir “gracias” y “muchas gracias” en una sola línea?... Pero yo sé que agradezco
tanto porque… No porque sea agradecida… Porque… le tengo mucho miedo a una reacción violenta.
Porque mientras escribo empiezo a escuchar como que el otro me va a responder algo como… “Pero,
pelotuda, ¿vos me estás cargando?, ¿cómo me preguntás esa boludez?, si no tiene tapa ni contratapa
tampoco tiene lomo, forra…, no me hagas perder el tiempo, conchuda del orto…” Eso es lo que hace
que yo agradezca tanto… (Largo silencio.) Y mientras pensaba en esto… me llegó su respuesta… Eh…
(Busca en el teléfono y lee.) “No, tampoco tiene el lomo. Me olvidé de aclararlo. Perdón. Agustín”. Y
yo… me sentí… enamorada… Lo amé. Porque no me agredió. Y entonces le compré el libro. Sin decir
nada más. Fue un logro enorme. Porque me di cuenta de que él no era el que me tortur... el que me
maltrataba. Mi marido… Él me maltrataba, pero yo también… Yo también me maltrataba. Él y yo
éramos los que “me” maltrataban. Es difícil expresarse cuando uno se desdobla, ¿viste? Quiero decir
que, por ejemplo, no se puede decir “Vos y yo… ¿‘me’ amo?... ¿o ‘nos’ amo?”… No, eso sería otra
cosa… “Vos y yo ‘me’ amamos”… Por ahí es… “Él y yo ‘me’ maltrataban”. “Él y yo ‘me’
maltratábamos”… Bueno, fue un gran descubrimiento. Y encima vengo acá y me entero de que mi
tesis ganó el primer premio con 10, y que me voy a hacer un crucero. Es increíble cómo puede
cambiar todo de un momento para otro. Somos circunstancias, puras circunstancias… ¿No te parece?

SOLANGE: Disculpame, no te escucho bien de acá arriba, ¿qué pasó? ¿Te vas?

MARCELA: ¿Cómo te llamabas vos?

SOLANGE: Solange. (Silencio. La espera de Marcela obliga a Solange.) ¿Y vos?

MARCELA: Mariela. (Rápido.) Perdón, Marcela. (Silencio.) No hay ninguna Noelia acá, ¿no?

SOLANGE: ¿Acá dónde?

MARCELA: Acá en “CLARK”.

SOLANGE: Que yo sepa, no.

MARCELA: Bueno, mejor voy saliendo.

SOLANGE: Sí, tienen que limpiar.

MARCELA: (Va saliendo de la sala.) Sí, espero afuera. (Se detiene antes de abrir la puerta. Saluda con
la mano hacia la cabina, desde donde no obtiene respuesta. Abre la puerta, sale y la cierra.)

SOLANGE: (Para sí, en voz alta.) ¡Chau, nos vamos!

OSCURIDAD.

Marcelo Bertuccio. Buenos Aires, noviembre de 2013.

También podría gustarte