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FACULTAD DE HUMANIDADES

D OC T O R A D O E N H U M A N I D A D E
S CO N O R I E N T A CI Ó N E N H I S T O R I
A

POLÍTICA Y
SOCIEDAD EN
SALTA
Y EL NORTE
ARGENTINO
(1780-1850)
Tesista: Mg. Marcelo Daniel
Marchionni Directora: Dra. Sara
Emilia Mata

2013
Universidad Nacional de Salta
130

SEGUNDA PARTE

PODER Y TERRITORIO
154

Capítulo 5. Ciudades y Cabildos en la Provincia.


Integrando el territorio Provincial

El proceso de conformación institucional de la Provincia de Salta se inicia a


mediados de 1821 al darse por concluida la guerra a través de la firma de un armisticio
con las tropas españolas apostadas en el Alto Perú. En esos momentos ha muerto
Güemes a manos de los realistas, ha desaparecido su figura pero no su “sistema”, por lo
que los sectores de la elite salteña y jujeña que se habían opuesto tenazmente a su
autoridad, debieron arbitrar los medios necesarios para institucionalizar a la nueva
Provincia –que se sumaba así al concierto de las otras Provincias que se habían
organizado políticamente de manera independiente-, aunque cuidando de establecer
mecanismos para evitar la emergencia de un nuevo poder despótico, tal como
calificaban a la gestión de Güemes.

Este poder despótico se caracterizaba por el “desembosalamiento” de las


multitudes y la “rebelión” de los gauchos, quienes seguirán siendo junto con sus
oficiales, un factor de poder que las elites atrincheradas en las instituciones
representativas no podrán desactivar por largos años, a pesar de las estrategias
desplegadas y del control que tuvieron de la Junta Provincial, como señalamos en la
sección anterior.

Se inicia de esta manera un complejo proceso de conformación territorial,


jurídica y administrativa de la nueva Provincia, cuyo origen en las circunstancias de la
guerra y no en un movimiento contrario a las autoridades centrales, marca una
particularidad respecto de las demás Provincias, y que de alguna manera condicionó los
rasgos que tuvo el proceso político. Asimismo, tal como lo venimos planteando a lo
largo de varios apartados, la persistencia de las ciudades con sus Cabildos y su
coexistencia con las instituciones representativas provinciales permiten poner en duda
que Salta se haya conformado efectivamente una unidad territorial, jurídica y política, al
menos hasta la separación definitiva de Jujuy.

Podemos cuestionar la existencia de la Provincia como una instancia estatal


también desde lo institucional. Muestras de ello serían, como lo venimos visualizando y
desarrollaremos a continuación, el problema del carácter provisorio de las instancias de
representación, la remisión a los Reglamentos y a las esferas de poder y representación
“nacionales”, la presencia de varias soberanías que no logran fundirse en una noción
unificada del ejercicio de la autoridad, la fragmentación territorial y el decidido apoyo
por parte de las facciones dominantes en la Junta a las ideas a favor del régimen de
unidad.

5.1 Los límites territoriales del poder. “…por ser la Provincia a


todo rumbo un campo abierto absolutamente…”.

El sucesivo y complejo tránsito desde y hacia el Alto Perú de los ejércitos leales
al Rey como así también de las fuerzas militares provenientes de Buenos Aires o desde
Salta y Jujuy, dibujó en la vasta extensión de la antigua Intendencia de Salta del
Tucumán un complejo y cambiante mapa de territorios “leales” o “enemigos” a la causa
de la independencia. Con vértice en Salta, la guerra se extendió hacia el norte por tres
corredores principales: la Puna, los Valles de Jujuy y Quebrada de Humahuaca; y los
Valles bajos a través de Orán y Tarija (ver ANEXOS, Fig. 3).

Al firmarse el armisticio en julio de 1821 que puso fin a las hostilidades se


estableció en su articulado claramente cuáles serían los territorios que quedarían bajo el
mando de los ejércitos reales y cuáles dentro de la nueva Provincia. A la imprecisión en
cuanto a establecer límites precisos para indicar hasta dónde llegarían las áreas de
control político y militar de ambos bandos, se suma la complejidad, ambivalencia e
indefinición que podemos advertir en la referencia a jurisdicciones y espacios, dando
cuenta de esta manera de qué manera no quedaba clara la naturaleza y alcance de la
nueva entidad política a la que se daba origen con la elección de Gobernador.
Extractamos algunos de los artículos del documento, que expresan:

“Las fuerzas del mando del señor Comandante General de Vanguardia que
actualmente ocupan esta Ciudad, la dejarán libre igualmente que todo el
Territorio del Cabildo de Salta, realizando su retirada de ella, hasta un punto
situado en la campaña de Jujuy, a elección de dicho señor, con tal que
sea más allá de la referida ciudad […] Las tropas del Señor Comandante […]
será enteramente libre de toda hostilidad, incursión o cualquiera otra tentativa
de guerra por parte de la fuerza de la Provincia […]El mencionado Señor
comandante […] garantiza por el presente la completa libertad a todos los
Jefes políticos y militares y demás ciudadanos y habitantes, tanto de esta
Ciudad como de la de Jujuy y sus respectivas campañas […] especialmente
en el acto de nombrar un Gobernador propietario de esta Ciudad. […]
Inmediatamente después de posesionado del cargo el Señor Gobernador
electo, se reunirán en la ciudad de Jujuy con la brevedad posible, diputados
por este, el Pueblo de Jujuy, y los que otras Provincias determinasen, con los
que el Señor Comandante General tuviese a bien nombrar por su parte…”53.

Al ratificarse el armisticio, se fijan los límites de jurisdicción de ambas partes,

“de la Provincia de Salta el pueblo de Humahuaca inclusive por el frente, y


por derecha e izquierda línea recta del Naciente al Poniente; y por la de la
Vanguardia del Ejército Nacional del Alto Perú, la Quiaca inclusive, por el
frente, y por derecha e izquierda igual línea de naciente a poniente”54.

A continuación se determinaba que sería neutral el territorio intermedio entre estos


puntos designados.

Así, cuando leemos los textos advertimos una sucesión de referencias


jurisdiccionales y territoriales que remiten al “Territorio del Cabildo de Salta”, “la
campaña de Jujuy”, la “fuerza de la Provincia”, “esta ciudad como la de Jujuy y sus
respectivas campañas”, “Gobernador propietario de esta Ciudad” y “otras
Provincias”. Se alude a las ciudades con sus jurisdicciones o campañas; las fuerzas
militares pertenecen a la Provincia que incluye al territorio que se extiende hasta
Humahuaca (en la jurisdicción de Jujuy); pero el Gobernador electo, lo será de la
“ciudad de Salta”.

Esta aparente confusión nos remite al problema que enfrentan quienes están
abocados a la tarea de organizar políticamente este territorio, que incluye dos ciudades
con sus jurisdicciones. No se incluyen a Orán ni a Tarija en estas negociaciones, aún
cuando a priori deberían ser consideradas como partes interesadas en este acuerdo,
debido en el primer caso a lo señalado anteriormente respecto al poco peso político que
tuvo en la toma de decisiones, encontrándose de hecho subsumida su representación
dentro de la que envía Salta; por su parte, Tarija se encuentra bajo el poder del ejército
realista y por lo tanto, no está integrada efectivamente al nuevo espacio Provincial.

53
ABHS. Biblioteca Zambrano, Carpeta 17. Nº 1057. Fs. 3-6. El remarcado es nuestro.
54
ABHS. AJProv. 21 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 19v.
Esta particular “partida de nacimiento” de la Provincia de alguna manera
condicionará el derrotero posterior de estos territorios. Aún algunos años después de los
inicios de la institucionalización, persiste la percepción de falta de unidad territorial, lo
cual se materializa incluso en discusiones de Reglamentos impositivos diferenciados
para cada una de las ciudades. En este sentido, es ilustrativa una imagen presente en un
acta de la Junta Provincial de 1825 que permite ver la percepción que se tiene del
territorio Provincial. Se discute entonces el cobro de arbitrios en diferentes puntos de la
Provincia, en especial los del tráfico, extracciones e introducciones de mercancías. La
Comisión de Hacienda plantea la limitación de su cobro “sólo a esta Ciudad, no siendo
posible se verifique fuera de ella por ser la Provincia a todo rumbo un campo abierto
absolutamente”55.

Vemos presentes la falta de unidad territorial y jurídica, una autoridad que no


puede aplicarse fuera de la jurisdicción de “esta Ciudad”, Salta, y la necesidad de
diferenciación en la legislación. A la fragilidad de la integración territorial y jurídica se
sumará la provisionalidad permanente de la construcción institucional que se iniciaba.

5.2 La provisionalidad de la Provincia. “…de este estado


verdaderamente lamentable hemos de salir bien
pronto…”.

La representación provincial materializada a través de la Junta Provincial


asumió el carácter soberano, tal como se puede advertir en las actas iniciales de la Junta.
También se evidencia la aparición de la noción de “Provincia” asimilada a la de
“Territorio”, con pretensión de erigirse en instancia soberana y de representación por
sobre las jurisdicciones que la componen. Esto es observable, sobre todo, en las actas
donde se hacen constar los juramentos que se exigen a los diputados y a las demás
“corporaciones” existentes56. En otra instancia de reconocimiento a la Junta se establece
que el mismo se haría a la “autoridad soberana de la Provincia depositada en
esta

55
ABHS. AJPte. 1 de junio de 1825. Carp. 316 Fs. 63v. El remarcado es nuestro.
56
Así se prescribe que la fórmula sería la siguiente: "Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la Patria
reconocer en la actual Junta Provincial toda la Autoridad soberana de los Pueblos libres de la
comprensión del Territorio, [que] vosotros mismos por vuestros sufragios habéis en ella depositado?". en
AJProv, 5 de agosto de 1821. ABHS. Copiador 338. Fs. 2v-3.
Honorable Junta”57. Más adelante se insiste en que la “representación soberana de la
Provincia [se encuentra] reconcentrada actualmente en la honorable Asamblea”58.

Aunque el propósito de esta Junta Provincial era el de elegir Gobernador, se


discutió la necesidad de prefijar normas que establecieran los límites de la autoridad que
se conferiría. De allí que se decide postergar esta elección hasta tanto “se aprueba y
discute el proyecto de Constitución Provincial presentada por el señor Presidente”59.
La urgencia por resolver la acefalía política motiva que el proyecto prácticamente se
aprobara sin discusión, tal como fue presentado por el Dr. Facundo de Zuviría.

Las referencias a este texto son reveladoras del carácter netamente


reglamentario y provisional del mismo, como así también de la indefinición acerca del
alcance jurídico que tiene en referencia al espacio territorial al cual debe organizar, ya
que varían sustancialmente las denominaciones que le dan las actas. En un principio, se
alude al “proyecto de Constitución”, a las “reglas constitucionales necesarísimas en
las actuales circunstancias”60, o a las “leyes fundamentales que a juicio de la
honorable Junta fue necesario prescribir antes del nombramiento de Gobernador
Intendente que haya de regir la Provincia”61.

Una vez sancionado, la referencia al Reglamento ya no será en términos de


“constitución” o “leyes fundamentales”. Podemos leer que se trata de “leyes
municipales que en lo sucesivo han de regir y observarse en la Provincia...” 62, o de
“declaraciones [que] solo regirán mientras el Congreso nacional dicte otras en su
lugar...”63. Cuando se transcribe las alternativas de las ceremonias de juramento, se
decide publicar las “ordenanzas”64; fórmula que se repite al iniciarse la elección del
Gobernador “según lo sancionado en el Art. 2º de las ordenanzas municipales ya

57
ABHS. AJProv, 6 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 3.
58
ABHS. AJProv, 10 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 12.
59
ABHS. AJProv, 6 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 4.
60
ABHS. AJProv, 6 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 4v.
61
ABHS. AJProv, 9 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 10.
62
ABHS. AJProv, 9 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 6.
63
ABHS. AJProv, 9 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 9.
64
ABHS. AJProv, 11 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 13.
publicadas y juradas”65. En los años sucesivos, las referencias serán al Reglamento
Provincial, abandonándose la noción de Constitución u Ordenanza.

Resaltan en estos conceptos algunas cuestiones que permiten aproximarnos al


problema de la institucionalización del nuevo espacio que se está organizando, como así
también a la naturaleza de la vinculación que dentro de este espacio tendrán las antiguas
jurisdicciones de las ciudades. La referencia a “leyes municipales” nos presenta el
alcance territorial que la Provincia tiene en el imaginario de los diputados y que no es
otro que el que corresponde a la ciudad y su jurisdicción; el órgano que dicta este
Reglamento representa a todos los Pueblos de la comprensión del territorio Provincial,
pero en definitiva se reconoce el origen municipal de su representación. Este territorio,
sucesivamente invocado, está unido por las circunstancias que envuelven a la sanción
del Reglamento, que no son otras que el peligro exterior -la finalización de la guerra de
independencia-, que obliga a sus ciudades a unir fuerzas para hacerle frente. Hacia el
interior, se debe prevenir la “anarquía” y el “despotismo”: la primera si no se logra
sujetar a la población movilizada por la guerra, y el segundo, si se repite el fenómeno de
un Gobernador como Güemes, a los ojos de la elite, poco respetuoso del orden y la
legalidad.

También estas expresiones recortan de manera significativa la suposición de


que exista una real pretensión de soberanía proclamada desde un comienzo. El
Reglamento Provincial dictado en 1821 establece claramente su provisoriedad cuando
declara que “todos los actos que proceden, reglas que prescriben, y disposiciones que
según ellas se tomen, queden enteramente sujetas a la aprobación, reforma y
variaciones que el Congreso Nacional quisiere practicar”66; además, se remite
permanentemente al Estatuto de 1817 y a la Constitución de 1819 para regir en algunos
de los asuntos que se prevé en el articulado.

Cabe suponer, entonces, que si bien hubo un real ejercicio de la soberanía


impulsado por las circunstancias que venimos analizando, no existió una pretensión de
estado soberano, al menos en los primeros años, pues la remisión a la “nación” y al
estado territorial conformado por las “demás Provincias” es permanente 67. Por ejemplo,
al discutirse el pedido de auxilios formulados por el gobierno de Buenos Aires para
65
ABHS. AJProv, 16 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 17v.
66
ABHS. Reglamento de 1821. AJProv, 9 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 6v.
67
ABHS. AJPte, 4 de setiembre de 1821, Copiador 338. Fs. 26-26v.
luchar contra el Brasil por la posesión de la Banda Oriental, la representación provincial
de Salta recuerda que compete al órgano nacional “próximo a reunirse” la sanción de
este punto, siendo Salta respetuosa en este sentido de lo establecido por la Constitución
del Estado –de 1819-, “observada” por la Provincia.

Esta hipótesis, explicaría desde otra perspectiva, el alcance municipal del


Reglamento Provincial que aparece en las denominaciones utilizadas: se reconocen
status jurídicos diferenciados entre la Constitución del Estado de 1819 -de alcance
nacional- y el Reglamento Municipal -de alcance Provincial-. Se advierte la
preeminencia de las leyes nacionales a las Provinciales al posesionarse en el mando
interino de la Provincia a José Ignacio Gorriti, quien debía “gobernar con arreglo a la
constitución del Estado y al tenor del Reglamento municipal sancionado y jurado por
la Asamblea General de la Provincia”68. En el mismo Reglamento, se prescribe la
preeminencia de los estatutos nacionales en todo aquello que fuera compatible con el
régimen de la Provincia69.

El carácter provisional del Reglamento se reafirma hacia 1824, momento en el


que se discute la elección de los representantes de la Provincia al Congreso a reunirse en
Buenos Aires. Entonces, las actas hacen referencia al carácter provisorio –e incluso
indeseable a largo plazo- de la “independencia” de las Provincias. Se toma en cuenta en
las discusiones “que en el estado de dislocación en que se hallaban todas las
Provincias, cada una se consideraba, y eran realmente en sí repúblicas enteramente
distintas sin sujeción unas de otras”70, y en este contexto,

“es cierto que la Provincia de Salta es y se estima […] un Estado


independiente de las otras, pero que siendo no solo probable si no seguro que
de este estado verdaderamente lamentable hemos de salir bien pronto
volviendo las Provincias al centro del Gobierno del que antes de su
dislocación dependían”71.

68
ABHS. AJPte, 23 de setiembre de 1821. Copiador 338. fs. 31.
69
ABHS. Artículo 1 del Reglamento Provincial. AJProv., 9 de agosto de 1821. Copiador 338. Fs. 6v.
70
ABHS. AJPte, 14 de febrero de 1824, Copiador 325, fs. 6v.
71
ABHS. AJPte, 14 de febrero de 1824, Copiador 325, fs. 7. El remarcado es nuestro.
Como vemos, hay preocupación por la provisionalidad del estado de dislocación, en el
que se encuentran los estados “de hecho” soberanos, pero que en algún momento deben
volver a organizarse desde su “centro”.

5.3 De Ciudades, curatos, departamentos, territorios y


jurisdicciones… La conformación territorial de la
Provincia

La reconstrucción de la conformación territorial de la Provincia a partir de la


sanción del Reglamento Constitucional en 1821 es posible a través del análisis de la
concurrencia de las ciudades y los curatos rurales de la comprensión de sus
jurisdicciones a través de sus representantes a la Junta Provincial que comienza sus
sesiones en ese mismo año. En este sentido, vemos cómo se van integrando los
espacios convertidos en territorios susceptibles de representación mediante un diputado
–el caso de los curatos- o bien incluidos dentro de la jurisdicción directa de las
ciudades.

A partir de los registros previos a ese año se puede analizar de qué manera se
van incorporando espacios rurales o reconfigurando los existentes. Analizaremos en los
siguientes apartados cuáles fueron los curatos –luego departamentos desde la década de
1820- que integraron las jurisdicciones de las ciudades incluidas en el territorio
provincial, como así también algunas cuestiones referidas a la población y
características que tuvieron estas jurisdicciones.

5.3.1 La ciudad de Salta. “…un capitalismo [que] promovería en todos los


otros Pueblos un celo funesto…”.

La ciudad de Salta fue la capital y asentamiento urbano más poblado de la


Intendencia. Como venimos analizando, su designación como cabeza de la nueva
organización territorial emprendida por los Borbones surgió luego de ser descartada su
instalación en Tucumán. Sus vínculos con el resto de las ciudades de la comprensión,
primero de la Intendencia y luego de la Provincia, fueron dispares en cuanto al nivel de
conflicto a lo largo del período considerado. Sin embargo, hubo voces dentro de la
misma Salta que plantearon la necesidad de mantener la igualdad con el resto de las
ciudades, al adoptar medidas desde la legislación que no se basaran en su situación
preeminente, en principio, respecto al resto, pues hacer lo contrario, “presentaría el
aspecto de un capitalismo y promovería en todos los otros Pueblos un celo funesto al
orden y prosperidad de la Provincia72.

Veamos cómo se integró el territorio de la jurisdicción de Salta, la ciudad y la


campaña. Los curatos rurales incorporados a la jurisdicción de Salta hacia fines del
período colonial fueron: los de la Frontera y Anta (en la Frontera Este), Rosario de los
Cerrillos y Chicoana (en el Valle de Lerma), La Caldera (próximo a la ciudad), San
Carlos y Cachi (en el Valle Calchaquí) 73, los cuales permanecen sin cambios durante los
primeros años del siglo XIX, con la excepción del distrito de La Caldera que aparece
designado como Perico o Campo Santo (en un espacio “intermedio” entre las ciudades
de Salta y Jujuy) (ver ANEXOS, Fig. 3).

En 1815 aparecen designados los curatos rurales al establecerse las comisiones


encargadas de recolectar los auxilios para una expedición militar a pedido de Güemes 74.
Los curatos delimitados son Rosario de los Cerrillos; Chicoana; “Partido” de
Guachipas; Perico, Caldera y Campo Santo (designados de esta manera con sus tres
denominaciones); Rosario de la Frontera; Cachi y San Carlos. En este caso, si bien
aparece designado el Partido de Guachipas (ubicado en el extremo sur del Valle de
Lerma), este espacio no tendrá representación política en la Provincia al igual que los
demás curatos hasta entrada la década de 1820.

Al realizarse la convocatoria a la elección de representantes por Salta y sus


curatos para la reunión de la primera Junta Provincial en julio de 1821, además de la
representación por la ciudad de Salta acuden los siete electos por los curatos de Perico,
Cerrillos, Chicoana, San Carlos, Cachi, Frontera del Rosario y Anta. Hacia 1823, en la
siguiente elección –primera realizada observando el Reglamento Electoral provincial-

72
Discusión sobre la dotación que debían gozar los jueces en las diferentes ciudades de la Provincia.
ABHS. AJProv. 1 de setiembre de 1826. Carpeta. 275 Fs. 1v.
73
AGN. Sala IX. 30-7-7. Interior. Leg. 58. Expte. 9. Elecciones capitulares de 1805.
74
La organización de estas comisiones combinó un criterio corporativo y otro espacial. En el caso de la
ciudad de Salta los encargados designados de la recaudación lo serían por el “Comercio nacional y de
ultramar” y por los “Gremios de la ciudad” (sastres, zapateros, plateros, carpinteros, albañiles y
panaderos); también se integraba otro grupo que comprendía al “Clero de la ciudad y la campaña”. Por
su parte, para el ámbito de la campaña se asigna un curato a cada uno de los encargados de la
recaudación. ACS del 18 de noviembre de 1815, en GD tomo 2, p. 404.
los representantes por la campaña lo hacen en representación de los mismos espacios
que en 1821, a los que se agrega un nuevo “departamento”, La Candelaria, que ha
resultado de la escisión del curato de Trancas cuyo territorio era compartido por Salta y
Tucumán. En este caso, cabe señalar que la separación del curato de Trancas surge de
un problema en la recolección y rendición de los fondos de diezmos, que a partir de la
conformación de las Provincias de Salta y Tucumán, sería un derecho compartido por
ambas75.

Estos curatos, que comienzan a denominarse mayormente como departamentos


hacia mediados de la década de 1820, se mantienen durante los siguientes años y en su
representación seguirán asistiendo a la Junta Provincial reunida en Salta. Sin embargo,
hubo hacia 1831 una reestructuración de la campaña pues todo el ámbito rural se dividió
en ocho departamentos: del Rosario de Cerrillos, de Chicoana, de Guachipas, de la
Caldera, de Campo Santo, de San Carlos, de Molinos y de Cachi76.

Se introducen cambios también en la delimitación de los territorios al norte de


Salta, que por años se mantuvieron en entredicho con Jujuy. Así se dividió y deslindó
Iruya de Santa Catalina –perteneciente primero a la subdelegación de la Puna, luego
incorporada a la jurisdicción de Jujuy-, formando de esta manera dos curatos
independientes77.

Otro tanto sucedió con Santa Victoria, territorio en disputa entre las
jurisdicciones de Jujuy y Orán. Este curato perteneció a la jurisdicción de Jujuy hasta el
año 1794, en que se vio despojada del mismo para incorporarse a la recientemente
fundada Orán. Desde el punto de vista eclesiástico Santa Victoria, junto con San

Andrés e Iruya habían formado parte de los curatos de Yavi y Humahuaca. El 3 de


abril de 1824, el Gobernador de Salta - Juan Antonio Álvarez de
Arenales- atendiendo los reclamos de las autoridades jujeñas,
restituyó los tres distritos a la jurisdicción de Jujuy. Confirma esta
decisión ante el reclamo del Teniente de Gobernador de Orán, “porque Orán y su
comprensión dependen de ésta Capitanía General” y con la facultad que le era
privativa dictó aquella providencia. Cuando asumió el gobierno de Salta

Evaristo Uriburu en 1831, manifestó su disidencia con Arenales y los entregó

75
ABHS. AJPte 29 de noviembre de 1822. Copiador 506, Fs. 30v.
76
De la Cuesta, Marta: Organización institucional de Salta (1821-1855), EUCASA, Salta, 1999, p. 257.
77
ABHS. Libro Copiador 176, f. 112. Acta del 12 de febrero de 1837. Cit. en De la Cuesta, Marta:
Organización institucional…, Op. Cit., p. 257.
definitivamente a Salta78. Luego de algunos intentos por parte de las autoridades de

Jujuy por incorporar estos territorios a su jurisdicción, en 1850 el Gobernador


de Salta decretó que los pueblos de Iruya, San Andrés y Santa
Victoria formarían un nuevo departamento dentro de la
Provincia79.
Finalmente, hacia 1839 encontramos la organización territorial de la Provincia
en departamentos divididos en distritos –ya para entonces se encuentra separada la
jurisdicción de Jujuy que ha conformado una nueva Provincia desde 1834-. Estos eran:
1) Departamento de Rosario de Cerrillos (Distritos: San José de Cerrillos; Silleta;
Quebrada del Toro); 2) Departamento de Chicoana (Distrito: Sumalao); 3)
Departamento de Guachipas (Distritos: Puerta de Díaz; Alemanía; Viña; Vichimi); 4)
Departamento San Carlos (Distritos; Cafayate y Tolombón); 5) Departamento de
Molinos (Distritos: Churcal; Amaicha; Luracatao; Seclantás); 6) Departamento de
Cachi (Distritos: Payogasta; Poma y San Antonio, San José de Escalchi o Calchaquí);
7) Departamento de Rosario de la Frontera (Distritos: Candelaria; Concha; Ortega;
Cañas; Brete; Río de las Piedras) 8) Departamento del Río del Valle (Distritos:
Guanaco; Manga; Miraflores y Horcados); 9) Departamento de Campo Santo
(Distritos: Cobos; Trampa); 10) Departamento de la Caldera80.

Vemos a través de esta descripción que están integradas territorialmente al


espacio político provincial, a partir de la instancia representativa o de la delimitación de
circunscripciones, los curatos/departamentos que se encontraban en las tres regiones que
podemos delimitar en el ámbito de la jurisdicción de Salta. Estos tres espacios se
diferencian básicamente por sus características ambientales, poblamiento, antigüedad de
los asentamientos, vinculación con los circuitos mercantiles, procesos agrarios,
cuestiones que de alguna manera, también tienen vinculación con los comportamientos
políticos y las reivindicaciones que recorrerán los movimientos y la guerra de
independencia81.

Estos espacios son, en primer lugar, el Valle de Lerma, de más antiguo


poblamiento, donde se encuentra la ciudad de Salta, ubicado en la parte central de la
78
Ídem.
79
Ídem.
80
ABHS Carpeta 1840. Noviembre-Diciembre. Diciembre 19 de 1840. Cit. en De la Cuesta, Marta:
Organización institucional…, Op. Cit., pp. 258-259.
81
Esta delimitación “regional” dentro de la jurisdicción y la hipótesis del comportamiento diferenciado
frente a la guerra de independencia, sigue lo planteado por Sara Mata: Tierra y poder…, Op. Cit.
jurisdicción. El Valle Calchaquí, hacia el oeste, corredor entre el Valle de Lerma y la
Puna, fue conquistado, “vaciado” y repoblado con indígenas desde mediados del siglo
XVII luego de las guerras calchaquíes, el espacio con mayor densidad de población
indígena. Y finalmente, la Frontera Este, amplia franja que se extiende desde Tarija y se
prolonga hacia Tucumán y Santiago del Estero, espacio de ocupación más tardía, en
pleno proceso de expansión desde mediados del siglo XVIII en relación con el
crecimiento poblacional y los cambios en el comercio.

Desde el punto de vista poblacional, como aproximación para tener presente el


“peso” demográfico de la masa de habitantes que participa de las instancias de
representación y que eventualmente integran el mundo de los vecinos-ciudadanos,
contamos para Salta y la jurisdicción con algunas aproximaciones 82. La evolución de la
población de la ciudad puede seguirse a través de las estimaciones realizadas por Mena
en 1772, quien da un total de 4.020 habitantes 83; el censo de población de 1776 en el
cual se asigna a Salta 4.305 pobladores84; y una estimación para 1810 que sitúa el total
de habitantes en 6.00085. La población rural de la jurisdicción de Salta, por su parte, se
puede establecer en 7.270 habitantes, según las cifras de 1776.

Hacia 1826 contamos con datos parciales de población que surgen de un censo
realizado en el ámbito de la Provincia con el fin de establecer la base poblacional para la
determinación del número de diputados a la representación nacional, cuyo
levantamiento y registro, no obstante, presentaron algunas dificultades como lo expresa
el acta legislativa analizada, la que da cuenta de ello. Las cifras arrojan una población
total para la Provincia de 43.674 habitantes, de los cuales, a los “territorios de Salta y
Orán” les corresponden 24.709, y a los de San Carlos, Rosario y La Candelaria, que si
bien son los únicos espacios de los cuales no se cuenta con cifras, se hizo una
“regulación” que ascienda a las 9.800 personas.

82
Para un análisis comparativo de la población de todas las jurisdicciones del Tucumán, remitimos al
trabajo de Cristina López: “El espacio y la gente: la dinámica sociodemográfica de la población del
Tucumán tardo y poscolonial”, en Andes, Nº 17, CEPIHA, Universidad Nacional de Salta, Salta, 2006.
83
Mena, Filiberto: “Fundación de Salta. Descripción y narración historial de la antigua Provincia del
Tucumán”, en Rodríguez, Gregorio: La Patria Vieja. Cuadros históricos. Guerra. Política y Diplomacia,
Compañía Sudamericana de Billetes de Banco, Buenos Aires, 1916 [1772]
84
Datos del Censo de 1776 mandado levantar por Carlos III. En Larrouy, Antonio: Documentos del
Archivo de Indias para la Historia del Tucumán, Edic. Atlas, Biblioteca de Autores Españoles, 1965,
tomo II.
85
Hoberman, Louise y Socolow, Susan: Ciudades y Sociedad en Latinoamérica colonial, Fondo de
Cultura Económica, México, 1993, p. 10.
El acta no aclara a cuáles territorios corresponden los 9.165 habitantes que
surgen de la diferencia entre el total Provincial y las cifras reales censadas y las
“reguladas”86. Cabe suponer que se trataría del resto de los curatos rurales de la
jurisdicción de Salta, pues siguiendo las características que asumió la representación de
las ciudades de Salta y Jujuy de manera diferenciada, es más que probable que el
recuento de población para el cálculo de la diputación se hiciera de manera separada en
Jujuy. No queda claro tampoco cuáles territorios se han englobado dentro de la
expresión “territorios de Salta y Orán”; en este caso, y teniendo en cuenta que
aparecen de manera separada mencionados espacios correspondientes al Calchaquí y a
la Frontera, es de suponer que esta cifra atribuida al territorio de Salta y Orán
corresponde mayoritariamente a la ciudad de Salta y los departamentos próximos
sumados a los del Valle de Lerma.

A pesar de la precariedad de las cifras y del registro en general, podemos


apreciar la importancia y el peso demográfico que tuvo la ciudad de Salta dentro del
conjunto de la jurisdicción y cómo los diferentes espacios incluidos en el territorio de la
Provincia con representación en la Junta Provincial también tuvieron dispar
importancia. Aunque la Frontera Este no tuvo el mismo peso demográfico que el Valle
de Lerma o el Valle Calchaquí, su gravitación política será importante en el marco que
abrieron la revolución y la guerra, como veremos en la Tercera Parte.

5.3.2 La ciudad de Jujuy. Es preciso cortar el “resentimiento de aquel Pueblo…”.

A lo largo de este trabajo pudimos visualizar de qué modo Jujuy se transformó


durante todo el período estudiado en la principal fuente de conflictos para Salta. La
presencia del territorio de Jujuy y de su campaña dentro de los que integraban la
Provincia se reflejó en la permanente representación dentro de la Junta, llegándose
incluso a plantearse en más de una oportunidad la conveniencia de trasladar la sede del
gobierno a esta ciudad como medio para aplacar la sostenida y creciente oposición de
parte de los jujeños, pues en la opinión de los representantes, era preciso cortar el
“resentimiento de aquel Pueblo”87. Este Pueblo incluía a la ciudad y su jurisdicción que

86
ABHS. AJProv. Acta del 26 de mayo de 1826 (Acta de la Junta Electoral). Carp. 253. Fs. 55.
87
ABHS. AJPte. 22 de diciembre de 1825. Carpeta 252. Fs. 2v. El remarcado es nuestro.
comprendía territorios incluidos en las tierras altas, en los valles y quebradas
intermedios y en la llanura o Frontera del Este.

Según los registros de diezmos rendidos en la Real Hacienda en 1792, la


jurisdicción de la ciudad de Jujuy comprendía los curatos de Río Negro (en la Frontera
Este), Cochinoca, Cerrillos (o Yavi), Santa Catalina, Rinconada (en la Puna), y
Humahuaca y Tumbaya (en la quebrada). En el caso de la Puna, con la implantación de
la Intendencia se estableció la subdelegación de la Puna que comprendía los cuatro
curatos nombrados (ver ANEXOS, Fig. 3).

Años más tarde, en 1815, encontramos delimitados los “partidos” de la


campaña de Jujuy con la designación del correspondiente responsable, “por no tener
juez”, para la recolección de donativos en la ciudad y en la campaña dispuesta por el
superior gobierno y organizada por el Cabildo. Ellos son: Partido de Perico; Partido de
Tumbaya; Partido de Humahuaca; Partido de Ocloyas, Payo y Lormenta; Curato del Río
Negro, además de los “demás partidos inmediatos a la ciudad” los cuales no se
encuentran identificados y de los que se encargarían los alcaldes de la Hermandad88.

En la convocatoria a elección de representante a la Junta que se reunió en


agosto de 1821 tras el armisticio, como vimos, la ciudad de Jujuy asistió con un total de
cuatro diputados que fueron electos en el ámbito urbano, uno por cada uno de los
cuarteles en que fue dividida la ciudad para tal fin. A diferencia de Salta, entonces, la
campaña de Jujuy no estuvo representada de manera diferenciada.

Para las elecciones de 1823, con el Reglamento Electoral Provincial, los


curatos rurales de Jujuy eligen sus diputados. En esta oportunidad se incorporan los
curatos de la jurisdicción de Jujuy: Humahuaca, Tumbaya y Río Negro –también
presente en la documentación designado como San Pedro-. A partir de entonces, se
realizaron elecciones en todos los curatos-departamentos de Jujuy, quienes se
encontraron representados en la Junta Provincial al igual que la ciudad.

Hacia 1826 encontramos el mismo número de departamentos, pero se han


modificado algunas denominaciones como en el caso de Tumbaya, el cual aparece
designado como Tilcara. Continúan enviando representantes Humahuaca y Río Negro, y
aparece la representación de la Puna de manera diferenciada, luego de la finalización de

88
ACJ del 17 de junio de 1815, en GD., Tomo 2, p. 432. El remarcado es nuestro.
la guerra y de su “devolución” por parte de las autoridades de Potosí, como veremos
más adelante.

En este recuento de los diferentes espacios a los que refiere la documentación


en general, y en particular los que se encuentran representados en la Junta, resalta la
centralidad que tiene la ciudad y los Valles cercanos como así también la Quebrada de
Humahuaca. Aunque de más tardía ocupación e incorporación efectiva a la jurisdicción
de la ciudad, la Frontera Este también tuvo su representación durante el período
analizado.

Si tenemos en cuenta a la población de las diferentes jurisdicciones, a


diferencia de Salta tenemos para Jujuy disponibles más cifras de población y un mejor
registro censal que ha sido trabajado por los historiadores preocupados por las
cuestiones demográficas. De estas cifras surge el enorme peso que tiene en este caso la
población de la campaña respecto de la que se encuentra en la ciudad y dentro de la
campaña, la mayoritaria concentración de habitantes en los partidos o curatos de la
Puna, seguidos de la Quebrada y en último lugar, la más despoblada Frontera.

Así para el censo de 1778-79 tenemos una población para la ciudad de Jujuy de
3962 habitantes; para los curatos rurales los datos son los siguientes: Santa Catalina,
1945; Rinconada, 1999; Cochinoca, 2247; Yavi, 2703; Tumbaya, 1177; Perico, 661;
haciendo un total de 14694 habitantes89. De estos 3962 habitantes censados en Jujuy,
corresponderían 1707 para la ciudad, suponiendo que el total sería el de la población de
todo el curato rectoral que incluye a la población dispersa de los alrededores. Esta cifra
se correspondería con la que podemos encontrar para 1823, cuando estimamos en 1533
el número de habitantes90. La diferencia se debe en gran parte a la situación de guerra y
a las entradas de los ejércitos realistas que provocan varias migraciones y
desplazamientos de población.

Hacia 1826 la población de la ciudad se mantiene prácticamente en los mismos


niveles notándose un incremento importante de la población rural en relación con los
recuentos de fines del XVIII –aunque no podríamos establecer si los territorios sobre los

89
Censo publicado en Rojas, Ricardo (recopilador): Archivo Capitular de Jujuy, Buenos Aires, Tomo I,
1913, utilizado para el Cuadro 1 de Sica, Gabriela y Ulloa, Mónica: “Jujuy en la colonia…”, Op. Cit., p.
72.
90
Padrón del año 1823, en la Caja de Gobierno (CG) de 1823 Nº 1, en Raspi, Emma: “El mundo artesanal
de dos ciudades del norte argentino. Salta y Jujuy, primera mitad del siglo XIX”, Anuario de Estudios
Americanos, Tomo LVIII, 1, 2001, p. 163.
que se hacen los recuentos son los mismos en ambos casos-. Entonces, la población de
la ciudad alcanza los 1667 habitantes, la de la campaña 26633, totalizando 28300
personas91. Hacia 1851 la población de la ciudad se incrementa en mucha mayor
proporción que la de la campaña: Jujuy 2274; campaña, 27335; total: 29609
habitantes92.

Segundo núcleo poblacional, luego de Salta, Jujuy y su jurisdicción se erigen


en el principal territorio en relación a la capital de la Provincia. Aun cuando podamos
visualizar que existió una importante diferencia entre ambas desde el punto de vista
demográfico, en el caso de Jujuy, la Puna estuvo incorporada a su control, territorio que
reunía a la mayor concentración de población indígena. Esta circunstancia que le aporta
a las cajas jujeñas importantes recursos, sumada a la situación geográfica de la ciudad
en el “camino del Perú” y la secular vinculación económica y social con amplios
territorios circundantes, permiten contextualizar la fuerte oposición de su Cabildo y de
sectores de su elite a todo intento de control o medidas que menoscabasen la
“autonomía del Pueblo”.

5.3.3 La ciudad de San Ramón de la Nueva Orán. Por “…ser los vecinos de aquel
Pueblo los más pobres de la Provincia”.

La fundación de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán en 1794 formó


parte de la política de asentamientos para reforzar los espacios de frontera. En este caso
la instalación de la nueva población se realizó sobre la base del anterior asentamiento de
la misión de Nuestra Señora de las Angustias, en el Valle de Zenta, un amplio espacio
en la frontera del gran Chaco, punto ubicado entre las jurisdicciones de Jujuy por el
oeste y Tarija por el norte, más o menos equidistante de las ciudades de Jujuy, Salta y
Tarija.

91
Datos tomados de Raquel Gil Montero, “La población de Jujuy entre 1779 y 1869”, Tesis de
Licenciatura, Universidad Nacional de Córdoba, 1993, Inédito y Teruel, Ana: “Población y trabajo rural
en Jujuy. Siglo XIX”, en: Teruel, Ana (compiladora): Población y trabajo en el Noroeste Argentino,
siglos XVIII y XIX, Universidad Nacional de Jujuy, 1995. Estos datos incluidos en el cuadro 1 de Conti,
Viviana (con la colaboración de Emma Raspi): “De las guerras de la independencia a la organización del
estado…”, Op. Cit., p. 94.
92
Datos tomados de Paz, Gustavo: Province and Nation un Northern Argentina. Peasants, Elite and the
State, Jujuy, 1780-1880, Emory University, Department of History, UMI Dissertation Service, 1999, p.
419. Estos datos están incluidos en Conti, Viviana (con la colaboración de Emma Raspi): “De las guerras
de la independencia a la organización del estado…”, Op. Cit., p. 94.
El fundador, el gobernador intendente Ramón García de León y Pizarro, en el
Reglamento económico que elaboró en julio de 1795 para la nueva ciudad destaca que
su población inicial fue de 158 vecinos “que ciertamente pueden prosperar mediante la
industria y comercio que pródigamente ofrecen la benignidad del clima, la
feracidad del terreno, y las ventajas de la ubicación”93. No obstante, la historia
posterior de Orán hará visible la creciente dificultad de estos vecinos por permanecer y
prosperar a pesar de las bondades del paisaje. La pobreza y la falta de vecinos
suficientes serán la constante en todos los reclamos y presentaciones a las autoridades.
Ya lo expresan estas palabras en 1827 cuando se analiza un pedido de los habitantes de
Orán, a quienes se quiere eximir del pago de diezmos en atención a “ser los vecinos de
aquel Pueblo los más pobres de la Provincia”94.

En este Reglamento dado por Pizarro, desde el punto de vista político-


territorial, se destacan tres elementos que definen la situación de Orán: su erección
como ciudad sufragánea de Salta, independiente del resto de las ciudades de la
Intendencia y su calidad de fuerte. Al respecto, en el artículo primero se declara que

“mediante a distar de la ciudad de Salta que es la más cercana como setenta


leguas y a que ocupa un distrito puramente realengo, deba mantener el título
de ciudad sufragánea con que ha sido distinguida el día de su
establecimiento”95.

Mientras, en el artículo tercero se establece que:

“Quedando la ciudad de la nueva Orán enteramente independiente de las


otras de la Provincia, tendrá como ellas un cabildo, Justicia y Regimiento, que
reconocerá por su inmediato Jefe al Intendente Gobernador y Capitán
General de la Provincia”96.

En el artículo trece se expresa claramente el carácter de fuerte y avanzada de


frontera de la nueva ciudad, al declarar que:

“Como la ciudad de la nueva Orán está más avanzada del país de los indios
infieles, que los Fuertes, que guarnecen estas fronteras, y como todos sus

93
Zorreguieta, Mariano: Apuntes históricos de la Provincia de Salta…, Op. Cit., p. 102.
94
ABHS. AJPte. 16 de noviembre de 1827. Carpeta 385. Fs. 47.
95
Ídem, p. 103.
96
Ídem, p. 103.
vecinos y residentes se deben considerar soldados de continuo ejercicio y en
servicio efectivo (…) deberán tener en sus casas armas de fuego…”97.

Como hemos venido planteando en diferentes apartados anteriores, desde el


punto de vista de la representación, si bien a Orán se le asignaron representantes de
manera diferenciada respecto a las demás ciudades y se realizaron elecciones
efectivamente en la ciudad para su incorporación en la Junta, sus representantes fueron
en la mayoría de los casos vecinos de la ciudad de Salta. En cuanto al espacio que
comprende la jurisdicción de esta ciudad, no se establecieron curatos o espacios rurales
sujetos a representación como ocurrió con las demás ciudades de la Provincia.

Desde el punto de vista político, como vimos, en el caso de Orán su


representación territorial estuvo unida a la que correspondía a Salta. Así, al discutirse
impuestos por ejemplo en la Junta de Arbitrios de 1820 o al elegirse representantes por
la Provincia al Congreso General Constituyente de 1824 y redactarse las instrucciones
que debía llevar a Buenos Aires, la representación de Orán estaba diluida en la de Salta,
conformando de esta manera desde el punto de vista político una jurisdicción
indiferenciada.

Las dificultades económicas se reflejan en la población. Aun cuando no


disponemos de cifras de censos para la fecha, encontramos que hacia 1803 hay
constancia de que se siguen otorgando solares a vecinos que se instalan en la ciudad.
Había alrededor de 107 vecinos morando en la ciudad, provenientes de “Salta, Jujuy,
del Valle de Iruya, de Bacoya, de Puscaya y la mayor parte del Valle de Tarija, de
todos los cuales la mayor parte reside en las estancias o en las chacras que hay en la
ciudad”98.

El primer dato poblacional surgido de un censo es el correspondiente al


nacional de 1869 que arroja para el departamento de Orán un total de 4592 habitantes 99,
territorio que incluye además de la ciudad una extensa jurisdicción rural.

97
Ídem., p. 107
98
Informe del Prefecto Tomajuncosa, en De Angelis, Pedro: Colección de Obras y Documentos relativos
a la Historia Antigua y Moderna de las Provincias del Río de la Plata, Ed. Lajouane & Cía., Buenos
Aires, tomo IV, citado en Poderti, Alicia: San Ramón de la Nueva Orán…, Op. Cit., p. 53.
99
Poderti, Alicia: San Ramón de la Nueva Orán…, Op. Cit., p. 181.
5.3.4 La ciudad de Tarija. “…forma una parte y tan principal de la Provincia…”.

Desde su fundación en 1569 Tarija estuvo integrada territorialmente a la


Audiencia y Arzobispado de Charcas. Puesto de avanzada en el este junto con Santa
Cruz de la Sierra, se convirtió en punto estratégico para el control de extensas
extensiones con una alta densidad de población indígena. Con la creación de la
Intendencia de Potosí y por real cédula de 1783, Tarija y su jurisdicción pasan a
depender de Potosí.

Con la creación del Obispado de Salta en 1806, el cual resulta de un


desmembramiento del antiguo Obispado de Córdoba, se redefinen las pertenencias de
los diferentes curatos. A partir de 1807, Tarija se integra a la jurisdicción del Obispado
de Salta desde el punto de vista eclesiástico y como una forma de mantener la
unificación político-religiosa, también pasa a integrar la Intendencia de Salta100.

De todas maneras no se verificó en la práctica completamente el debido traspaso


desde el punto de vista administrativo. No encontramos, por ejemplo en el Archivo de
Salta documentación que haya sido remitida por las autoridades de Tarija en calidad de
ciudad subalterna, como sí ocurría con el resto de las ciudades de la Intendencia –sobre
todo las rendiciones fiscales-. Según los historiadores tarijeños la relativa autonomía de
que gozó esta ciudad se debió en los primeros años de su incorporación a la Intendencia,
a la convulsión generada por la creación de las juntas de Chuquisaca y La Paz en 1809 y
su posterior represión101.

Desde el punto de vista político, el Cabildo de Tarija reconoció a la Junta de


Buenos Aires en 1810, al igual que las ciudades de la Intendencia de Salta, comenzando
entonces el ciclo de la guerra que tuvo a la Villa como uno de los vértices en el amplio
teatro de operaciones que se extendió por los Valles y quebradas de las jurisdicciones de
Salta y Jujuy. Junto con la ciudad de Orán constituyeron la avanzada de la ofensiva
“patriota” frente a las fuerzas “realistas” en la Frontera Este de la Intendencia. Desde el
punto de vista político-administrativo Tarija quedó en la práctica separada del resto de
las ciudades de la Intendencia y Provincia de Salta al producirse intermitentemente su

100
Ávila Echazú, Edgar: Historia de Tarija, Editorial Luis de Fuentes, Tarija, 1997, p. 185.
101
Trigo O’Connor d’Arlach, Eduardo: Tarija en la Independencia del Virreinato del Río de la Plata,
Plural Editores, Lima, 2011.
traspaso entre las fuerzas leales al Rey y a la revolución. Esta situación se extendió
durante toda la década de 1810 y culminó en 1825 con la entrada de las fuerzas
revolucionarias provenientes del Perú, lo cual dio origen posteriormente a la
independencia del Alto Perú y los inicios de la organización de la República de Bolivia
en agosto de 1825.

Al reunirse la primera Junta Provincial en agosto de 1821, habían sido


convocados dos representantes por la ciudad de Tarija, los cuales nunca se incorporaron
debido a las circunstancias de la guerra. Luego, desde 1825 al finalizar el conflicto
bélico se producen complejos episodios en los que se pone en discusión la pertenencia
territorial de Tarija.

En este sentido vemos cómo en los primeros meses de 1826 se suceden una serie
de acontecimientos y cambios en la situación política en la Villa que evidencian las
fracturas dentro de la elite local tarijeña en torno a la pertenencia política del territorio:
mientras una facción aboga por el restablecimiento del vínculo con las Provincias
Unidas y su integración a Salta, la otra apoya decididamente la anexión a las
Provincias altoperuanas, recientemente transformadas en la nueva República de
Bolivia. En uno y otro caso, los argumentos para justificar las diferentes posiciones
giran en torno a cuestiones económicas principalmente, a la necesidad de reforzar
vínculos con el eje comercial atlántico o pacífico, o a la antigua pertenencia a la
Intendencia potosina, etc.

Estas facciones se suceden en el control del Cabildo de Tarija y sucesivamente


manifiestan su adhesión al estado boliviano, o bien su reincorporación a Salta, en el
marco de las arduas negociaciones que realizan los enviados del Congreso
Constituyente reunido en Buenos Aires y de los enviados del gobernador salteño
Arenales. En ellas se incluyó la propuesta de convertir a Tarija en Provincia
independiente respecto de Salta.

En este contexto, en el breve período en el que se impone en el Cabildo de Tarija


la facción aliada con el gobierno de Salta, entonces encabezado por Arenales, desde
Tarija se envían representantes a la Junta Provincial que se renovaba en abril de 1826.
En esta nueva representación bianual se incorporarían un total de 34 diputados, 12
correspondientes a las ciudades y 22 a sus respectivas campañas. El aumento del
número de diputados respecto a la composición anterior de la Junta que sumaba 22
integrantes se debió a que efectivamente se sumó la representación de Tarija, en este
caso, diferenciando aquellos que asistían por la ciudad y los departamentos o partidos de
la campaña.

En esta convocatoria de 1826 la representación de la jurisdicción de Tarija en


Salta incluye los curatos de San Lorenzo, Las Salinas, Concepción, Padcaya, Yunchara,
Tomayapo y Santa Ana.

La efectiva incorporación de Tarija en la Junta Provincial a través de su


representación fue breve. Sólo se prolongará entre los meses de julio y setiembre de
1826, momento en que entra en receso la Junta, y posteriormente se produce la anexión
definitiva de Tarija a Bolivia tras el triunfo de la facción “anexionista”. Cabe señalar
aquí que durante esta corta participación en la instancia legislativa se produjeron
interesantes debates de los tarijeños que pusieron en evidencia diversas cuestiones
referidas a la naturaleza de la representación, a la existencia de una Provincia unificada
o integrada por diferentes jurisdicciones, a la necesidad de atender a intereses
económicos concretos en vistas a lograr la reapertura del comercio luego de los años de
la guerra, e incluso, algunas primeras referencias a cuestiones identitarias que
comienzan de alguna manera a circular en los registros legislativos.

En el acta de la Junta Provincial donde se discute el cobro de derechos


diferenciados por cada ciudad y en especial a los productos que llegan o se dirigen a
Tarija, se expresa que ello ha sido así

“por que hasta la incorporación de los Representantes de aquel Departamento


no se reputaba de hecho en una parte integrante de tal Provincia, más en
el día en que forma una parte y tan principal de la Provincia, sus hijos deben
gozar de iguales derechos, como ser iguales en las pensiones102.

Sobre estas cuestiones volveremos oportunamente.

5.3.5 El territorio de Atacama. “…este Partido lo fue de Salta…”.

Durante un breve lapso en la década de 1820, Atacama se encontró incluido


como un territorio más de la Provincia de Salta. Esta inclusión fluctuó en tiempos de la
guerra y terminó hacia 1825 con los reclamos que se hicieron desde el gobierno de

102
ABHS. AJProv. 26 de agosto de 1826. Carpeta 276. Fs. 116. El remarcado es nuestro.
Potosí. Si bien desde el punto de vista de la representación política esta población nunca
estuvo integrada en la Junta Provincial, resulta interesante referir al proceso de
integración territorial de Atacama dentro del complejo entramado de la construcción de
la Provincia de Salta.

A partir de 1825 encontramos importantes debates en el seno de la Junta


Provincial sobre el territorio de Atacama, parte integrante de la Intendencia de Salta
desde los tiempos de la guerra de independencia, aunque generando serios pleitos con
Potosí, de quien formaba parte desde la implantación de la ordenanza de Intendentes.
Las autoridades de Potosí reclaman estos territorios que habían sido ocupados durante
las guerras de independencia por las tropas realistas, y luego de liberados, reclamados
por las autoridades de Salta. En 1825 justamente los debates se generan por la entrada
de las fuerzas del gobierno de Potosí, ya liberado del poder español, las cuales toman
Atacama.

Según el historiador boliviano Edgar Ávila Echazú “en febrero de ese año
[1816] el Partido de Atacama, perteneciente a la Intendencia de Potosí, decidió
mediante sus representantes pertenecer a Salta. De los antiguos territorios de Charcas,
las Provincias Unidas del Río de la Plata tenían, pues, a Orán, Tarija y Atacama. En
1811 según disposiciones reales, pasó también a depender de Salta el Partido de
Chichas. Con la medida de los atacameños, el puerto de Cobija estuvo bajo ese
protectorado salteño. Desde poco antes de 1825 y durante los primeros tiempos
republicanos, fue por ese puerto que se llevó a cabo un intenso tráfico comercial
favorable a Salta y Tarija” 103. En esos años, se produjeron algunos problemas entre
facciones locales en Atacama que se generaron en torno de la elección y designación del
Teniente de Gobernador104.

Sobre la pertenencia histórica de este territorio, dicen los diputados en la Junta


Permanente:

“este Partido lo fue de Salta antes de la publicación del Código de


Intendentes, y que así como desde entonces por virtud de lo en él dispuesto
principió a corresponder a aquella, así también en fuerza de la Cédula
posterior que extendió este Obispado e Intendencia hasta el Territorio de
los

103
Ávila Echazú, Edgar: Historia de Tarija…, Op. Cit., p. 214.
104
ABHS. Gobierno, Febrero 1823.
Chichas inclusive, debió quedar Atacama por de esta Provincia o restituirse a
ella, como habría sido de hecho si el asomo de la revolución, no hubiera
frustrado la demarcación que iba a hacerse con arreglo a dicha cédula”105.

Sin embargo, la ordenanza de Intendentes había colocado a este territorio bajo


dependencia de Potosí; sólo cuando los territorios altoperuanos quedaron bajo la
ocupación de los ejércitos realistas desde el gobierno de Salta se anexó y se colocó bajo
protección y control al espacio atacameño.

Es necesario, dice la Comisión encargada dentro de la Junta de elaborar un


documento que responda a los reclamos del gobierno potosino, que Salta ceda en
beneficio de toda América, pues Potosí ha tomado Atacama en momentos de recuperar
su libertad,

“esa libertad de la que la Provincia de Salta ha disfrutado a virtud de su


esfuerzo propio, peleando constantemente por la de todo el continente, pero
que remarcable como se ha hecho en este respecto, debe hacerse también en
generosidad, cediendo por ahora en obsequio a la fraternidad Provincial,
y por una atención a los bienes que ella debe producir aquella parte del
Territorio que se constituy3ó bajo su dependencia por la vía legal de los
auxilios y protección que le prestó, para que una tal cesión, dé la mayor
importancia a esa verdad tan gloriosa para este Pueblo, de que los sacrificios
que ha hecho no han sido por solo él sino por la América toda”106.

En los debates se entrecruzan los argumentos de la pertenencia histórica de


Atacama dentro de la antigua Intendencia de Salta como podemos leer en estas palabras,
pero también las consideraciones de tipo político sobre la conveniencia de profundizar
un enfrentamiento entre Potosí y Salta. Surge con fuerza el argumento sobre la
necesidad de salvaguardar la armonía, sobre todo en momentos en que se estaba
definiendo la suerte institucional tanto de las Provincias del Río de la Plata con la
reunión del congreso en Buenos Aires, como de las Provincias altoperuanas que se
encontraban iniciando el proceso de independencia e institucionalización del nuevo
estado de Bolivia.

105
ABHS. AJPte., 14 de junio de 1825 Carp. 316 Fs. 75.
106
Ídem.
De todas maneras, queda evidente, en las palabras del diputado Zuviría, que el
gobierno de Salta debería hacer los esfuerzos necesarios para que Atacama
permaneciera integrando su territorio, hasta tanto se pudiera resolver a nivel de
Congreso General, teniendo en cuenta las riquezas que encierra aquel espacio, pues al
perderse, la Provincia

“perderá mucho de su acción, y podrá perder también una suma muy


considerable de ingresos, si con motivo de que está en calor la especulación
sobre minas, si aprovechad de la ocasión el Gobierno de Potosí, para entrar
en negociaciones con alguna compañía empresaria, sobre el conocimiento que
se tiene de los ricos minerales que aquel Partido encierra, y que por lo mismo
ofrecen a los que especulen sobre ellos una seguridad en su cálculo, pudiendo
además entretanto apropiarse aquel Gobierno o hacer exclusivo a su
Provincia, el comercio activo de cueros de chinchillas, y privar a la de Salta
de este ramo de producción”107.

La cuestión de Atacama está atravesada por las cuestiones económicas y


políticas que se arrastran desde los tiempos de la colonia y de la guerra de
independencia. Como podemos visualizar, para el gobierno de Salta resulta vital contar
con este territorio que le provee de importantes recursos fiscales, aunque su
incorporación definitiva depende de las negociaciones que se establezcan con las
autoridades altoperuanas.

5.4 Percepciones en torno al espacio. “…entre las que forman hoy


el Estado, sola la de Salta conserva su integridad…”

En este apartado nos centraremos en el universo de las representaciones sobre


los territorios y los diferentes espacios y jurisdicciones que conformaron la Provincia,
que se pueden rastrear en los conceptos presentes en la documentación analizada. De
esta manera, podemos observar cómo los actores designan conceptualmente a las partes
que integran la Provincia dentro de una compleja integración político-territorial.
Conceptos tales como “Provincia”, “territorio”, “Pueblo”, “ciudad”, “departamento”,
“villa”, constituyen la pieza medular de una particular visión del espacio político en

107
Ídem, fs. 78.
construcción, y que se interrelaciona con el paulatino, aunque débil, delineamiento de
marcas identitarias.

5.4.1 Los conceptos y sus usos, siglos XVIII y XIX

Como primera aproximación a la cuestión conceptual que nos permita


visualizar los sentidos y alcances de estos términos, presentes en la documentación a lo
largo del período considerado, nos detendremos a exponer las diferentes acepciones que
dio el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) a lo largo del siglo XVIII y
comienzos del XIX108. A partir de allí expondremos de qué manera aparecen estos
términos en referencia a nuestro caso.

Los núcleos del asentamiento español en América fueron los centros urbanos,
dispuestos a lo largo del espacio conquistado como cabeceras de sus respectivas
jurisdicciones, organizadores de las actividades productivas y eslabones de los circuitos
comerciales que recorrieron el continente. Estos centros urbanos, en su mayoría en sus
inicios pobres caseríos, recibieron diferentes nombres según los status jurídicos
diferenciados.

Las “ciudades” en su acepción reconocen tres dimensiones: la del asentamiento


físico, la población incluida en este espacio material, y las instituciones y leyes que la
gobiernan. De esta manera, en 1729 aparece definida la ciudad como la

“población de gentes congregadas a vivir en un lugar, sujetas a unas leyes, y a


un gobierno, gozando de ciertos privilegios y exenciones, que los Reyes se han
servido de concederlas según sus servicios. (…) Materialmente significa los
muros, torres y demás edificios de que se compone. (…) Significa también el
Ayuntamiento, o Cabildo, y los Diputados, o Procuradores de Cortes, que en
virtud de los poderes que les otorgan, tienen la representación y voz de la
Ciudad que los envía”.

Hacia 1780 el Diccionario de la RAE simplifica estas definiciones


manteniendo en su esencia las tres dimensiones presentes en el registro de 1729, aunque
incorporando la noción de jerarquía respecto de las villas, ya que define a la ciudad
108
Se consultaron los diccionarios de la Real Academia Española de los años 1739, 1780, 1783, 1791,
1802, 1817, 1822, 1832, 1837 y 1843, mediante el acceso de la página http://buscon.rae.es.
como la “población comúnmente grande que goza de mayores preeminencias de las
villas. Algunas son cabezas de reino, y otras tienen este título por privilegio. (…)
También, continúa, llámase (…) así el conjunto de calles, casas y edificios que
componen la ciudad”. Estos sentidos se mantendrán durante el período que nos interesa
aquí, y están presentes en los diccionarios a lo largo de la primera mitad del siglo XIX.

Asociado al concepto de ciudad, encontramos el de “pueblo”, el cual, a su vez,


incluye tres nociones: alude a toda la población que vive en la ciudad, lo identifica con
la ciudad misma, o bien puede atribuirse desde un punto de vista social a un sector de
esta población. Podemos ver entonces que a lo largo de este período, pueblo se define
como “el Lugar o Ciudad que está poblado de gente (…)”; a continuación “se toma
también por el conjunto de gentes que habitan el lugar”; y, por último, “se llama
también la gente común y ordinaria de alguna Ciudad o población, a distinción de los
Nobles”(1737).

Vemos que ciudad y pueblo, desde el punto de vista jurídico resultan términos
equivalentes en cuanto refieren a la población representada en el Ayuntamiento o
Cabildo y sujeto de representación política. Además de las ciudades, tenemos la
presencia de las “villas”, unidades de asentamiento urbano con diferentes connotaciones
jurídicas. En 1739 se definen como “la población, que tiene algunos privilegios, con
que se distingue de la Aldea, como vecindad, y jurisdicción separada de la Ciudad”,
sentido que se mantuvo a lo largo del período considerado.

En ambos casos interesa resaltar que las autoridades residentes en ciudades y


villas ejercen “jurisdicción” sobre un territorio circundante y que es definido
espacialmente con límites que llegan hasta donde efectivamente se ha repartido y
ocupado las tierras entre los vecinos de estos asentamientos. De esta manera, el término
jurisdicción tiene una doble acepción recogida en los diccionarios, que refiere por una
parte a la autoridad y el ejercicio de la misma –sobre todo en las causas judiciales,
piedra angular del gobierno-, y por otra, al espacio donde se ejerce.

Así, la jurisdicción puede entenderse como la

“Facultad, o poder que se concede para el gobierno en la decisión de las


causas; lo mismo que coto, o término de un lugar a otro, o de una Provincia a
otra en que se circunscribe el mando de alguno; Autoridad, poder, o dominio
sobre otro, y que se extiende a todo aquello que domina sobre alguna cosa; Se
toma también por un distrito, en que se ejerce justicia por jueves particulares
y electivos de él” (1791).

Esta noción jurídico/espacial de jurisdicción puede asociarse al término


“territorio”, que da cuenta del alcance que tuvo la autoridad del Cabildo de cada ciudad
o villa. En sus significados aparece como “el sitio, o espacio, que contiene una Ciudad,
Villa, o Lugar (…); se llama también el circuito, o término, que comprende la
jurisdicción ordinaria”. (Diccionario de 1739, sin posteriores variaciones).

Tal como planteamos anteriormente, desde el punto de vista electoral


encontramos divisiones de la Provincia que incluyen a todo el ámbito rural o de la
campaña, de manera diferenciada respecto de la representación de las ciudades. Estas
divisiones aparecen denominadas inicialmente “curatos”, para luego designarse con el
término “departamento”. En 1729 el curato es definido como “el empleo del Cura o
Párroco, y el territorio que le está señalado y, de cuyos frutos se compone su
congrua”; para luego (1780) ajustarse a ser indicado como “el territorio, o la feligresía
que está al cuidado de un cura de almas”. La presencia del curato como unidad de base
electoral no es de extrañar en una sociedad en donde por mucho tiempo luego de la
revolución, las esferas civil y eclesiástica no aparecen diferenciadas y funcionando de
manera autónoma.

Sin embargo su rápida sustitución en la documentación por el concepto


departamento estaría indicando de alguna manera la intencionalidad de que estas
divisiones electorales adquirieran una mayor carga jurídico-administrativa. Así, el
departamento aparece ligado a lo administrativo, en un comienzo limitado, para luego
ampliarse su sentido: en el Diccionario de 1791 es definido como “el distrito a que se
extiende la jurisdicción, o mando de cada Intendente de marina”, para luego
incorporarse la noción de que “suele decirse por extensión de algunas otras divisiones
de territorio, edificio o negociado” (1843). Hacia finales del siglo XIX ha desaparecido
la alusión a la Intendencia de Marina para quedar definido el departamento como “cada
una de las partes en que se divide un territorio cualquiera, un edificio, un vehículo, una
caja, etc.” (1899).
5.4.2 Ciudades y Provincia. “… vincularlos más a formar perpetuamente una
sola Provincia, fuerte y respetable…”.

A lo largo de la primera década de existencia de la Provincia de Salta, los


sentidos de los términos ciudad, villa, jurisdicción, territorio, curato y departamento,
que encontramos en la documentación administrativa son variados, y ponen en
evidencia el problema de la integración territorial, las jerarquías superpuestas y la
indefinición sobre una organización institucional territorial única.

En este sentido, al discutirse la propuesta referida al pronunciamiento de la


Junta Permanente sobre la forma de gobierno a debatirse en el Congreso General
Constituyente reunido en Buenos Aires desde 1824, las actas legislativas reproducen
interesantes intercambios entre los diputados sobre la fórmula que deberá contener
respecto de la naturaleza de la Provincia, la representación de la Junta y los Pueblos. Si
bien los diputados coinciden en apoyar el pronunciamiento por el régimen de unidad en
el Congreso, no hay acuerdos sobre quién es el sujeto que confiere esta declaración y a
quién representa.

Entonces vemos que el proyecto presentado plantea que es “la Honorable


Junta de Representantes de la Provincia de Salta”, quien se pronuncia por el régimen
de unidad. El diputado Zuviría manifiesta por su parte que la declaración debe aludir a
“los pueblos que representa” la Junta, pero no queda claro si la representación de la
Junta lo es de toda la Provincia en su conjunto, o bien de los pueblos comprendidos en
ella. Así lo advierte Zorrilla, cuando plantea que en realidad la expresión “Provincia”
involucra a los pueblos que están representados en ella: “en la expresión Provincia eran
comprendidos los Pueblos que le son pertenecientes, pues que nadie ignoraba, que
entre las que forman hoy el Estado, sola la de Salta conserva su integridad”109.

El término “Estado”, en este caso, está reservado al conjunto del territorio que
pertenecía al virreinato del Río de la Plata y que se intentaba organizar mediante el
congreso general. Resulta interesante que Zorrilla argumente en pos de la unidad de la
Provincia, entendiendo que ha conservado su integridad, o sea, es la única que ha
retenido otras ciudades con sus jurisdicciones, a diferencia de las demás Provincias que
se han organizado a partir del cabildo de la ciudad cabecera de jurisdicción. Así lo

109
ABHS, AJPte. 19 de octubre de 1825. Carp. 254 Fs. 26-27.
corrobora Zuviría al plantear una diferencia sustancial entre Salta y las demás
Provincias, pues plantea que la expresión

“los Pueblos que representa, era con el objeto de denotar la diferencia


que hay en el voto que Salta presta en este asunto con el que presten los otros
pueblos, porque llamándose cada uno de estos Provincia, no debe pesar lo
mismo el que ellos den que el que dé la Provincia de Salta, por los tres
pueblos de que se compone”110.

Más allá de cómo se presente en los debates a Salta frente a las demás
Provincias, lo cierto es que esta Provincia reúne en sí las jurisdicciones de tres ciudades
que no están integradas jurídicamente en un todo territorial. Un aspecto que claramente
evidencia esta afirmación es la organización impositiva, como por ejemplo las
dificultades que encuentra el comercio con el cobro de diferentes derechos por parte de
cada una de las ciudades. Asimismo, se manifiesta la dificultad de las autoridades
Provinciales por imponer más allá de la ciudad de Salta, las obligaciones fiscales bajo
un criterio de uniformidad que sería el deseable.

Esto último se advierte cuando la Junta trabaja sobre el arduo asunto de la deuda
pública de la Provincia y sobre los términos de consolidación de la misma que debían
fijarse para cada una de las jurisdicciones. El Poder Ejecutivo reclama la prórroga del
término de reconocimiento de la deuda pública que venció en marzo de 1825, teniendo
en cuenta las presentaciones hechas en Salta y en los partidos de la Puna. La comisión
de Hacienda presenta un proyecto de prórroga diferenciando a los partidos de la Puna,
territorios de Tarija y Salta, Jujuy y Orán. Entonces, se discute largamente sobre dos
cuestiones: los fraudes que provocan las prórrogas, la oportunidad de prórrogas
diferenciadas según distancias o situación política -Tarija acaba de ser liberada- o bien
la legalidad de una medida que no es uniforme a toda la Provincia. Así, se plantean dos
términos diferenciados basados en la distancia y teniendo en cuenta que los bandos y
decretos muchas veces se desconocen fuera de los términos de las ciudades de Salta y
Jujuy. El proyecto presentado propone que “al territorio de Salta, Jujuy y Orán se
concede prórroga por cuatro meses”, mientras que “a los Partidos de Humahuaca,

110
ABHS, AJPte. 19 de octubre de 1825. Carp. 254 Fs. 26v. El remarcado es nuestro.
San Andrés, Santa Victoria, los de la Puna, y territorio de Tarija se conceden seis
meses para el mismo reconocimiento desde que en ellos se haga igual publicación”111.

El diputado Zorrilla plantea que se debe abrir el término “con respecto a


Tarija, a cuyo territorio no han comprendido las Leyes de la Provincia, mientras ha
estado bajo la dominación enemiga”. Sin embargo no está de acuerdo en general con el
proyecto por no ser conforme al carácter de igualdad “con que debe expedirse una Ley
general extensiva a todos los puntos de la Provincia”112. Esta ley diferenciada según
los territorios y partidos, traería confusión y fraudes,

“por cuanto sabiéndose que los Provincianos residentes en varios puntos de


la comprensión de Orán y Jujuy limítrofes con los Partidos de San Andrés,
Santa Victoria y los de la Puna han acostumbrado tener su respectiva
hacienda unas veces en aquellos y otros en estos, según mejor les convenía
para salvarla o conservarla, sería muy difícil al Gobierno pronunciarse en los
casos en que se le presentase accionistas que comprendidos en un término
como territorianos de Jujuy u Orán alegasen estar también comprendidos en
el otro, en razón de las exacciones que en aquellos otros puntos les hubiesen
sido hechas. Opinó por consiguiente que debía ser uno solo el término para
toda la Provincia y necesariamente aquel que se considere bastante para el
Departamento de ella que esté a mayor distancia”113.

Las alegaciones a favor de la unidad y uniformidad fiscal de la Provincia se


repiten en actas sucesivas y se agudizan al producirse entre los meses de julio y
setiembre de 1826 la incorporación de la representación de Tarija a la Junta Provincial
de Salta. En especial, debemos resaltar la del comerciante tarijeño José Pablo de Hevia
y Vaca, quien aun cuando defienda los intereses de su sector, resulta un referente que
aboga por la unidad territorial, política y fiscal de la Provincia. En efecto, realiza una
presentación solicitando la revisión de los impuestos cobrados a los productos que se
dirigen a Tarija, en el marco de un discurso en pro de la unidad de la Provincia y de la
uniformización tarifaria para favorecer al comercio. Su proyecto recogido en las actas
claramente comienza diciendo:

111
ABHS. AJPte. 13 de abril de 1825. Carp. 316 Fs. 15v.
112
ABHS. AJPte. 13 de abril de 1825. Carp. 316 Fs. 16. El remarcado es nuestro.
113
ABHS. AJPte. 13de abril de 1825. Carp. 316 Fs. 16-16v. El remarcado es nuestro.
“Siendo el Departamento de Tarija una parte integral de la Provincia de
Salta, no es arreglado a la unión de comProvincianos que a los de aquel
territorio se cobre en la ciudad de Jujuy un real por yegua o caballo…”;

para luego continuar alegando que

“siendo tan gravoso, gravite sobre las mismas partes que constituyen la
Provincia de Salta (…). Los de Tarija no extraen los animales fuera de la
Provincia, los conducen a su nativo País para su propio uso, de manera que
exigiéndose tales derechos por vía de extracción, no son, ni deben ser
comprendidos los tarijeños. Nuestra República necesita de tropas de
caballería, y las monturas de Tarija son más fuertes que otras, tal que por sola
esta consideración los de mi País deben ser eximidos de cualesquiera
derechos impuestos al tráfico de animales. Eximir a los tarijeños de la referida
pensión contribuirá completa y enérgicamente a vincularlos más a formar
perpetuamente una sola Provincia, fuerte y respetable. Guardándose
recíprocamente igualdad de derechos, conocerán prácticamente que Salta los
trata como a hermanos, y así en los sucesivo no habrán motivos para solicitar
la separación de Provincias” 114

Aquí vemos de qué manera queda planteado el problema de las


denominaciones para hacer referencia a la cuestión territorial. Tarija aparece, como en
actas anteriores, como departamento/territorio, pero en este proyecto es interesante
cómo queda planteada la cuestión de lograr la unidad: ¿con Salta?, o ¿dentro de Salta?
… ¿Cómo se representan políticamente estos territorios?, ¿Tarija forma parte de la
Provincia o son dos Provincias a las que se intenta unir políticamente? Como
señalamos, aun cuando hay que tener en cuenta el interés concreto en la unidad
territorial que redunda en un beneficio para el comercio, no deja de interesar de qué
manera se brega por una uniformidad fiscal que evidentemente no existía, incorporando
expresiones tendientes a la construcción de un “nosotros” provincial.
La representación tarijeña va más allá en sus argumentaciones reforzando la
idea de esta uniformidad apelando a cuestiones identitarias que tienen que ver con el
lugar de nacimiento. Se incluyen algunas expresiones que intentan igualar a todos los

114
ABHS. AJProv. 31 de julio de 1826; Carpeta 276. Fs. 49. El remarcado es nuestro.
“provincianos”. Entonces, la comisión de Hacienda de la Junta, eleva su dictamen a
propósito de la presentación de Hevia afirmando que
“Que nada es más monstruoso en la economía de un Estado o de una
Provincia que la desigualdad de derechos y deberes entre los individuos que lo
componen; de ella resulta una división entre las mismas partes que componen
el todo: que al fin terminará por su destrucción recíproca.
La comisión abundaría en probar la necesidad de una igualdad legal entre los
Provincianos, si creyese que en hacerlo no ofendía la ilustración de los
Señores Representantes. ¿Y cómo se conservará esta igualdad tan necesaria
gravitando sobre unos miembros de la sociedad Provincial las pensiones de
que están exentos otros? Los hijos de Jujuy pagan algo por tal extracción del
territorio de Salta; los de Salta son acaso pensionados por lo que de Jujuy
extraen para su Departamento, los unos y los otros pagan alguna pensión por
lo que de Tarija extrajesen para Salta o Jujuy? No señores, ¿y será justo que
solo los de Tarija sufran tan grave pensión por lo que extraen de Jujuy para
una parte de la misma Provincia?
Grávese enhorabuena a todo hijo de la Provincia por cuanto exporte de ella y
de sus límites; más no por lo que circula dentro de ella misma con ventaja y
utilidad de toda ella. Y si esto se cree justo, que sea general e igual la pensión,
y que nadie puede moverse dentro de la misma Provincia sin ser gravado, en
cuyo caso nada tendrá de injusto y extraño que el tránsito de un barrio a otro
tuviese un derecho especial. (…)
La comisión ha creído que si el derecho ha gravitado hasta hoy sobre las
bestias que se extraían para Tarija, ha sido por que hasta la incorporación de
los Representantes de aquel Departamento no se reputaba de hecho en una
parte integrante de tal Provincia, más en el día en que forma una parte y tan
principal de la Provincia, sus hijos deben gozar de iguales derechos, como
ser iguales en las pensiones”115.
Resulta todo un alegato para justificar la unidad de la Provincia y la necesidad
de la libre circulación dentro de un territorio que evidentemente no funciona en los
hechos como una entidad territorial Provincial. En estos escritos y en otros posteriores
se apela repetidamente a la expresión “nuestra Provincia”, “nuestro territorio”, haciendo

115
ABHS. AJProv. 26 de agosto de 1826. Carpeta 276. Fs. 116. El remarcado es nuestro.
presente de qué manera se representa la realidad política territorial de la Provincia frente
al problema de la incorporación de Tarija, la cual nunca había sido efectiva a pesar de
las disposiciones de las autoridades.

Capítulo aparte merece la consideración de la ciudad de Jujuy y las difíciles


relaciones que mantuvo con Salta, que como vimos, se extienden desde la fundación
misma, y se mantuvieron luego con la implantación de la reforma de Intendentes en
1782, la gestión de Güemes y posteriormente en los años iniciales de la Provincia.

En los debates legislativos la situación de Jujuy es permanentemente puesta de


manifiesto y en toda disposición que pudiera alcanzar a esta ciudad, se insistió en la
diferenciación de las medidas, en la defensa de los intereses de sus vecinos y en la
necesidad de que participara la representación jujeña al tratarse los mismos. Por
ejemplo, al reunirse el Congreso Constituyente en Buenos Aires en 1824 la elección de
la representación de la Provincia de Salta se realizó de manera separada por las Juntas
Electorales reunidas en Salta y Jujuy. Incluso las instrucciones dadas a los
representantes de la Provincia, fueron redactadas separadamente por las juntas
electorales de ambas ciudades. A fines de ese mismo año, cuando se debatió la
supresión de los Cabildos, como hemos puntualizado, la medida es tomada
expeditivamente para el de Salta, y no así para el de Jujuy –y Orán-, el cual quedó
erigido en órgano municipal defensor de los derechos del Pueblo jujeño.

A lo largo de la década de 1820 se evidencia el crecimiento de las facciones


que intentaban cristalizar la separación definitiva de Jujuy respecto de Salta. Es por ello
que se reforzaron los intentos de los representantes por mejorar los vínculos entre las
ciudades tendientes a una mayor igualdad de la capital respecto de las subalternas, a la
vez que se procuraba reforzar la unidad Provincial. En este sentido resulta interesante
considerar el proyecto presentado por la Comisión de Legislación de la Junta hacia fines
de 1825 que proponía el traslado de las sesiones de la Junta a Jujuy, previéndose
asimismo que también se hiciera de igual modo en Tarija, reflotando un viejo proyecto
que había sido ventilado en los inicios del funcionamiento de la Junta en 1821.

Esta discusión se dio en momentos en que se decidió aplazar la elección de


sucesor de Arenales, medida que ciertamente generaba oposición y resistencia de parte
de las facciones ligadas a los sectores güemistas, y que podría repercutir en el
resquebrajamiento final de los vínculos dentro de la Provincia. Uno de los
considerandos incluidos en la propuesta es elocuente en este sentido al afirmar
“que los principios de verdadera igualdad entre los Pueblos, de
generosidad, y de un verdadero amor patrio que nos rigen, declaman que por
el objeto preindicado y por ejecutar a la Representación del territorio de Jujuy
el gravamen que hasta hoy ha arrostrado de conducirse a esta [ciudad]; se
celebre la próxima sesión en aquella virtuosa y benemérita ciudad, como a su
vez debe hacerse, si fuese posible, en la de Tarija”116.

En sesiones siguientes se argumenta sobre la necesidad de afianzar la unidad de


los territorios de Salta y Jujuy pues es preciso cortar el “resentimiento de aquel
Pueblo”117. Queda claro en estos testimonios que los representantes de Salta deben
negociar con los de Jujuy para poder mantener la unidad de ambos territorios y que la
declamación en los textos sobre la unidad de la Provincia y la igualdad de derechos de
las ciudades, se presenta como una expresión de deseos frente a la fragmentación que
caracteriza a la Provincia. Así, una vez reunida la Junta Provincial y planteada la
continuidad de esta discusión, afirma el Presidente Portal que se encuentran allí

“unidos los Pueblos que componen la Provincia por instituciones libres que
les conservan la igualdad de sus derechos (…) satisfaciendo los votos de
aquella parte interesante y benemérita de la Provincia”118.

El problema de la conformación de la Provincia en base a diferentes territorios,


ciudades y jurisdicciones atravesó los debates en la Junta, generando algunos proyectos
tendientes a clarificar y refuncionalizar la integración territorial. Por ejemplo, el
diputado Cayetano González presentó un proyecto de rejerarquización de los territorios,
redefinición de las jurisdicciones y de la designación de las mismas, que comprendía a
Tarija, Orán y Jujuy. Se fundamentó en

“el conocimiento de que los Pueblos subalternos de que habla, desean las
mejoras que indica, las que por consiguiente servirán a afianzar la unión que
debe ser la base de la prosperidad de la Provincia”119.

En el proyecto se establece que

116
ABHS. AJPte. 21 de diciembre de 1825. Carpeta 254. Fs. 81v. El remarcado es nuestro.
117
ABHS. AJPte. 22 de diciembre de 1825. Carpeta 252. Fs. 2v. El remarcado es nuestro.
118
ABHS. AJProv. 4 de julio de 1826. Carpeta 276. Fs. 3v-4. El remarcado es nuestro.
119
ABHS. AJPte. 11 de octubre de 1825. Carpeta. 254 Fs. 10v. El remarcado es nuestro.
“1º La villa de Tarija será Ciudad. 2º. Los que antes eran Tenientes
Gobernadores de Jujuy y Tarija tendrán la denominación de Gobernadores de
Departamento con la misma sujeción que han reconocido hasta hoy al
Gobierno de la Provincia. 3º. Tendrán el tratamiento de Señoría y el mismo
sueldo que antes han gozado. 4º. Tendrán el mando militar como antes lo han
tenido: pero el Gobierno de la Provincia será el Capitán General. 5º. Los que
se han denominado subdelegados se dominarán [sic] en adelante Tenientes
Gobernadores de Partido, y gozarán el medio sueldo de los Gobernadores de
Departamento, sin tratamiento especial. 6. El funcionario del P.E. General
llevará el renombre de Gobernador y Capitán General de la Provincia sin
aumento de sueldo. 7º. Los Departamentos tendrán su tenencia de Hacienda
sujeta para el buen orden a la Principal; y el que la administre,
denominándose Tesorero de la Hacienda del Departamento, disfrutará el
sueldo de seiscientos pesos. 8º. Orán permanecerá sin variación hasta que el
aumento de la población la haga conveniente; pero su Teniente Gobernador
tendrá desde ahora el sueldo de trescientos pesos anuales. 9º. Los demás
arreglos consiguientes a la presente Ley se reservan a la H.J. General, quien
dispondrá lo conveniente con la concurrencia de los Diputados por los dichos
Departamentos y Partidos”120.

Como podemos leer, en este proyecto se intenta reasignar jerarquías dentro de


la Provincia: las “ciudades” y sus “territorios” (jurisdicciones) pasan a ser
“departamentos”, que se diferencian de los “partidos” rurales (departamentos surgidos
a partir de los curatos). Se jerarquiza la figura del Gobernador de la Provincia sobre los
Gobernadores de Departamento y los Tenientes de Gobernador, estableciéndose de
esta manera una pirámide de tres niveles, que se traslada también a la organización de la
Hacienda provincial. En los fundamentos se advierte la necesidad de dar este paso para
lograr mantener la paz con las ciudades subalternas y afianzar una unión que es frágil y
que es el resultado de una sujeción a medias a las autoridades de la Provincia. Respecto
de la situación de Orán, se puede corroborar lo que afirmamos anteriormente sobre su
situación política, pues no amerita ningún cuidado por su insignificancia como ciudad.

Dentro de este movimiento de búsqueda de la rejerarquización y redefinición


de los vínculos dentro de la Provincia, también encontramos el planteo presentado por
120
ABHS. AJPte. 11 de octubre de 1825. Carpeta. 254 Fs. 10-10v.
el representante de San Carlos solicitando que se eleve a este departamento al estatus de
ciudad o villa. La preocupación por la disgregación recorre esta presentación: la
fragmentación territorial es una consecuencia no deseada de la revolución y es preciso
aunar esfuerzos por reconcentrar la autoridad y redefinir los vínculos entre las partes
que integran la Provincia. Dice el diputado Portal en los fundamentos del proyecto:

“Los Partidos más subalternos amenazan, que sabrán aprovecharse en su


caso de tan perniciosas como repetidas lecciones. Para contener esta fuerza
centrífuga, arreglar los principios subversivos, y conciliar el orden público
con las pretensiones particulares, era de desearse que el Poder Legislativo fije
las aptitudes respectivas para organizar una Provincia, una Ciudad, una
Villa; así sabría cada uno en su clase el rango a que es llamado, sin imponerlo
a la suerte de animosas disputas”121,

para continuar luego refiriendo a las condiciones materiales que tiene San Carlos y que
ameritan su elevación al rango de Ciudad o Villa, como ser “su localidad ventajosa, las
ricas producciones de su suelo afortunado, su número de población, los progresos de
sus vecinos en la civilización, y otras consideraciones”122.

En el artículo 1º del proyecto presentado, se afirma que se erige el Partido de


San Carlos en Villa dependiente del Departamento de la Provincia 123, con lo cual
encontramos un desplazamiento del término “departamento”, en este caso como
equivalente a Provincia, y luego como sinónimo de jurisdicción de la ciudad, lo cual
podemos encontrar en alusiones posteriores. Por ejemplo, este es el sentido en el que
encontramos el término cuando se discuten en 1826 las dotaciones de sueldos de los
jueces de primera elección instalados tanto en el “departamento de Salta”, como los
jueces existentes en los “Departamentos de Jujuy y Tarija”124.

El planteo de en qué medida se extienden los pagos a los jueces fuera de los de
Salta, nuevamente presenta la cuestión de la permanencia de las diferenciaciones entre
las jurisdicciones, y que pondrían en evidencia diferencias que podrían resultar nocivas.
En las actas en las cuales se exponen los argumentos sobre este tema aparece por

121
ABHS. AJPte. 10 de mayo de 1826. Carpeta 253. Fs. 39.
122
ABHS. AJPte. 10 de mayo de 1826. Carpeta 253. Fs. 40.
123
ABHS. AJPte. 10 de mayo de 1826. Carpeta 253. Fs. 40. El remarcado es nuestro.
124
ABHS. AJProv. 31 de agosto de 1826. Carpeta 276. Fs. 127v.
primera vez la referencia a Salta como capital de la Provincia, y portadora de una
política en pos de fortalecer esta posición. El diputado Ormaechea sostiene al respecto
que deben extenderse los sueldos a todos los jueces, además de los de la ciudad de
Salta, pues si no se lo hace, esta dotación “presentaría el aspecto de un capitalismo y
promovería en todos los otros Pueblos un celo funesto al orden y prosperidad de la
Provincia”125. En actas posteriores se verá cómo paulatinamente se va generalizando el
uso del término “capital” para referir a Salta, lo cual modifica lo usual hasta este
momento ya que la ciudad aparecía casi exclusivamente referida como “esta Ciudad”,
“este Pueblo”, o simplemente, “Salta”.

La compleja conformación territorial y jurisdiccional de la Provincia, se ve


reflejada en los conceptos utilizados para designar los diferentes territorios, los cuales,
como vemos en este apartado, oscilan y se resignifican permanentemente. Para
ejemplificar esto y reforzar aún más la evidencia en este sentido, constatamos hacia
1827 la aparición de un nuevo término, nunca antes utilizado, para hacer referencia a
dos departamentos de la Provincia, que cuentan con representación en la Junta. Se trata
del “cantón” de Campo Santo y el de Anta126.

Resulta llamativo el uso del término, y su aplicación sólo en estos dos


departamentos de la Provincia, lo cual puede relacionarse con la intención de establecer
una diferencia con respecto al resto. Si consultamos la definición que el Diccionario de
la Real Academia Española asigna al vocablo “cantón”, encontramos que en 1729 es
definido como “extremo, ángulo exterior esquina de alguna figura que sea redonda,
como de calle, casa, castillo, etc.” aplicado esencialmente a la heráldica 127. Hacia 1817
se incorpora el sentido territorial, al establecer que cantón es “lo mismo que esquina;
País, región”, significados que permanecieron sin cambios a lo largo del siglo XIX.
Entonces, podemos inferir que el uso que los representantes de Anta y Campo Santo
hacen del término, estaría relacionado con la posición geográfica que tienen ambos
departamentos, pues se encuentran situados en las fronteras, en las esquinas, extremos o
ángulos respecto de las ciudades principales, en este caso, de Salta, la capital.
Precisamente se está discutiendo en esas sesiones la reestructuración de los fuertes y de

125
ABHS. AJProv. 1 de setiembre de 1826. Carpeta. 275 Fs. 1v. El remarcado es nuestro.
126
ABHS. AJProv. 22 de agosto de 1827. Carpeta 73. Fs. 175v. y 188.
127
Cfr. http://buscon.rae.es
las fuerzas defensivas desplegadas a lo largo de las líneas de frontera de las cuales estos
cantones forman parte, y que requieren de medidas particulares de parte de la Junta.
Capítulo 6. Ciudades y Cabildos en las representaciones
nacionales

Durante la década revolucionaria de 1810 se intentó en dos oportunidades la


reunión de Congresos “nacionales” destinados a declarar la independencia y organizar
políticamente el nuevo Estado a partir de una constitución escrita. El intento de 1813 no
fue exitoso en ambos sentidos, no así la reunión del Congreso de Tucumán entre 1816 y
1819. Luego, el Congreso de Córdoba de 1820, convocado para debatir una nueva
constitución tras el fracaso de la sancionada en 1819, no logró reunirse. Es por ello que,
tanto en 1812 como en 1815 y 1820, las ciudades del antiguo Virreinato fueron
convocadas para el envío de diputados que las representasen en estos Congresos. En
1819, una vez reconocida la nueva constitución por la Intendencia de Salta, las
ciudades de su comprensión realizaron elecciones para la designación de diputados y
senadores al Poder Legislativo que establecía la nueva carta constitucional.

En estos procesos electorales nos interesa ver de qué manera participaron las
ciudades de Salta, Jujuy, Orán y Tarija, cuál fue la concepción de la representación que
estuvo presente en estas elecciones y de qué manera se concibe el territorio de la
Intendencia y de las jurisdicciones en ella incluidas. Nos centraremos en primer lugar en
la cuestión de la representación de la Intendencia y sus ciudades ante los Congresos
Nacionales, para lo cual presentaremos sumariamente los procesos electorales de 1813,
1815, 1819 y 1820; luego nos detendremos en la representación de la Provincia y las
ciudades en el Congreso Constituyente de 1824-27.

6.1 La Intendencia en los primeros Congresos. “…cada


Municipalidad nombrará un capitular y un propietario […]
para electores…”.

Hacia mediados de 1812 se produjo el ingreso desde el Alto Perú del ejército
realista al mando de Pío Tristán, el cual ocupó sucesivamente las ciudades de Jujuy y
Salta. Por orden de Belgrano se impuso el traslado de la población jujeña –no acatado
totalmente- que de esta manera se retiró hasta la ciudad de Tucumán. También algunos
personajes comprometidos con la revolución hicieron lo propio en Salta. En esos
momentos se produjo la convocatoria realizada por el Triunvirato para la elección de
diputados a reunirse en Buenos Aires en la Asamblea General Constituyente, que fijaba
la representación de las ciudades capitales de Intendencia en dos diputados,
correspondiéndoles a las subalternas, uno a cada una –a excepción de Tucumán a quien
se le otorgaba el privilegio de concurrir con dos en premio a la victoria de la batalla
ganada por Belgrano-.

En esas circunstancias, los vecinos salteños y jujeños que se encontraban en


Tucumán realizaron la elección de sus diputados, recayendo la misma en Pedro Pablo
Vidal por Jujuy y en José Agrelo y José de Moldes por Salta. No contamos con la
documentación correspondiente que nos permita analizar de qué manera se realizaron
estas elecciones y en qué medida respetaron lo establecido entonces por las autoridades
centrales, esto es, una elección indirecta que debía realizarse en dos instancias:
primeramente con la reunión de los ciudadanos en cuarteles, quienes votaban por
electores; luego éstos, debían dar sus votos al diputado electo. La particular
circunstancia de la permanencia de los vecinos en Tucumán seguramente condicionó
que esta elección se realizara de manera excepcional siguiendo mecanismos no
previstos.

Por la referencia encontrada en la bibliografía consultada, que remite a los


órganos de prensa de Buenos Aires que dan cuenta de estos episodios, inferimos que
estas elecciones realizadas en Tucumán no observaron las reglamentaciones ya que
tanto la representación salteña como la jujeña fueron invalidadas por la Asamblea. Aun
cuando en Salta se realizaron elecciones en mayo de 1814 para reemplazar a los
diputados invalidados, también éstas fueron anuladas “por no haberse guardado las
condiciones prescriptas” en la convocatoria realizada en 1812128.

Años más tarde, las elecciones de 1815 para designar diputados por la
Provincia al Congreso General reunido en Tucumán, se realizaron siguiendo la
normativa establecida en el Estatuto Provisorio de 1815, aunque, como vimos
anteriormente, no se cumplió totalmente lo que esta disponía.

En estas elecciones la ciudad de Jujuy eligió un representante y la de Salta


tres, representación que incluía a la de la ciudad de Orán. En el caso de Jujuy, la

128
Canter, Juan: “La Asamblea General Constituyente”, en Academia Nacional de la Historia: Historia de
la Nación Argentina…, Op. Cit. Tomo 6 (I), p. 67.
elección de noviembre de 1815 debió realizarse nuevamente en el exilio: entonces el
Cabildo eligió a Teodoro Sánchez de Bustamante, quien recibió las instrucciones
redactadas por el mismo Cabildo129. En Salta, como ya vimos, se votaron a electores en
la ciudad y en la campaña bajo particulares circunstancias.

Esta elección manifiesta el interés de Güemes y sus partidarios por lograr tener
una representación afín, lo cual se evidencia en los resultados pues son electos José
Ignacio Gorriti, José Moldes y Mariano Boedo, sus aliados políticos. Teodoro Sánchez
de Bustamante, electo por Jujuy, era un férreo opositor a Güemes; su nombramiento
tampoco ocultaba el particular contexto de 1815, cuando recrudece la oposición del
Cabildo de Jujuy a Güemes y a las pretensiones del Cabildo de Salta, al producirse el
nombramiento del Gobernador, conflicto que, como vimos, había puesto de manifiesto
crudamente los enfrentamientos jurisdiccionales, políticos y militares que
caracterizaban la relación entre ambos Cabildos.

Años más tarde, una vez sancionada la Constitución en 1819, fue


inmediatamente reconocida por el Gobernador Güemes y por el Cabildo de Salta el 24
de mayo, organizándose las ceremonias correspondientes de juramento y festejos 130.
Inmediatamente se convocó a las elecciones para designar a los representantes de la
Provincia al Poder Legislativo -diputados y senadores-, bajo los mecanismos previstos
en esta Constitución.

En el caso de la elección para la Cámara de Diputados, se estableció entonces


una representación diferenciada entre Salta y Orán por una parte y Jujuy por otra,
correspondiéndoles tres y un diputado respectivamente. Los tres diputados, elegidos en
Salta por los trece electores reunidos a tal fin (seis electores por la ciudad, uno por cada
uno de los curatos rurales y uno proveniente del Cabildo de Orán), serían “los
representantes en la cámara por esta capital, la ciudad de Orán, y comprensiones de
ambas”131.

En cuanto al Senado la Constitución prevé que cada Provincia esté


representada por un senador, a los que se suman, tres senadores militares, un obispo,

129
Conti, Viviana (con la colaboración de Emma Raspi): “De las guerras de la independencia…”, Op.
Cit., p. 112.
130
ACS del 25 de mayo de 1819, en G.D. T. 6, pp. 146-147.
131
ACS del 26 de noviembre de 1819, en G.D. T. 6, p. 187.
tres eclesiásticos, un senador por cada universidad y el Director del Estado saliente 132.
El mecanismo para la elección de senadores difería del establecido para los diputados,
quienes representaban directamente al “pueblo” en una proporción de uno cada 25.000
habitantes o porción que iguale 16.500. En el artículo XIV de la constitución se
establece que

“cada Municipalidad nombrará un capitular y un propietario, que tenga un


fondo de diez mil pesos al menos, para electores. Reunidos estos (...) elegirán
tres sujetos de la clase civil, de los que uno al menos sea de fuera de la
Provincia...”,

los cuales constituirán una terna que será elevada al Senado, el cual elegirá de entre los
propuestos133.

Como apreciamos, las instancias de elección de senadores son eminentemente


urbanas y se asigna a las “municipalidades” la potestad de la designación de los
electores, que rigurosamente deberán ser miembros de la corporación o propietarios
dentro de la ciudad. A la convocatoria del gobernador Güemes en Salta, asisten los dos
representantes de la ciudad capital, de Jujuy y de Orán, manifestándose en este caso la
concepción de la Provincia como un territorio único integrado por las ciudades que
concurren con sus electores para la designación de senadores, que representan a la
Provincia-Intendencia y no a cada ciudad, tal como se concibe la representación de los
diputados134.

Fracasada la implementación de la Constitución de 1819, sobrevino la caída del


Directorio en 1820, en el contexto de los enfrentamientos entre Buenos Aires y el
Litoral. El Gobernador Bustos, desde Córdoba, impulsó entonces la realización de un
Congreso e invitó a las Provincias a sumarse enviando sus diputados. Güemes informa
al Cabildo acerca de estas gestiones y solicita que ponga en marcha el nombramiento de
un representante que se dirija a Córdoba135. Entonces el Cabildo dispone la
convocatoria a la ciudad y la campaña para que en marzo de 1820 designen sus

132
Constitución de las Provincias Unidas en Sudamérica [1819], capítulo II, X, en: Ravignani, E.
Asambleas Constituyentes Argentinas…, Op. Cit., p. 715.
133
Constitución de las Provincias Unidas en Sudamérica [1819], capítulo II, X, en: Ravignani, E.
Asambleas Constituyentes Argentinas…, Op. Cit. p. 715.
134
ACS del 18 de noviembre de 1819, en G.D. T. 6, pp. 181-183.
135
ACS del 29 de febrero de 1820, en G.D. T. 6, p. 316.
electores. En la Asamblea Electoral se encuentran los seis representantes de la ciudad y
cinco de la campaña (no asisten los de Rosario de la Frontera y San Carlos) 136; estos
electores también incluían la representación de Orán. Por separado, Jujuy realiza la
elección de su representante, reeditando lo acontecido en las elecciones de
representantes para los congresos de 1813 y 1816.

Este repaso sobre las características que asumieron los procesos electorales
permite ver la dispar representación que le cupo a las ciudades de la Intendencia Y LA
Provincia en los Congresos nacionales de la década de 1810. A través de estas
instancias, es posible visualizar la preeminencia de las ciudades por sobre la unidad
territorial mayor que las englobaba. Esta situación evidencia la pervivencia del
imaginario que otorga fuerza a la noción de jurisdicción urbana, la cual, desde otro
punto de vista, se refuerza en la particular noción de representante que acude a las
reuniones generales de estos años. Los diputados, según lo que Chiaramonte ha
señalado en este sentido, asumen más bien el carácter de apoderados de su ciudad, con
poderes e instrucciones dadas por los Cabildos que los eligen.

Para asistir a los Congresos cada ciudad elige su propia representación que
acude a dar cumplimiento a las instrucciones que a tal fin redactan los respectivos
Cabildos. Sólo la elección de senadores para el congreso nacional instaurado por la
constitución de 1819 se realiza en individuos que representan al conjunto de la
Provincia, aunque el cuerpo de electores proviene de cada una de las ciudades. En el
caso de Orán, su representación no tuvo el mismo rango que sí retuvo la de la ciudad de
Jujuy respecto de Salta.

En el siguiente apartado, veremos de qué manera aun cuando a partir de 1821


se organiza la Provincia basada en diferentes fundamentos de representación, la
pervivencia de este imaginario sigue colocando a las ciudades por sobre la nueva unidad
política con atributos soberanos.

136
ACS del 11 de marzo de 1820, en G.D. T. 6, pp. 319-321.
6.2 La Provincia en la Nación, 1824-27. “…pudiendo de esto
resultar que los Diputados de una misma Provincia lleven
instrucciones no solo distintas sino enteramente
opuestas…”.

Nos encontramos en la década de 1820, con la Provincia de Salta ya organizada


con su Reglamento Constitucional, con las ciudades y sus cabildos. Teniendo en cuenta
de qué manera estas jurisdicciones participaron en los primeros intentos por constituir
una organización política de alcance nacional, cabe preguntarse: ¿qué sucede en el
interior de estas Provincias “de hecho” soberanas y dislocadas de su centro político?,
¿de qué manera se manifiestan también dentro de las Provincias las tensiones derivadas
de las pretensiones de soberanía de las ciudades? En el caso de la Provincia de Salta, el
carácter único de la representación de la Junta Provincial inaugurada en 1821 no logra
borrar la autonomía de las ciudades allí representadas, quienes encontrarán en los
Cabildos a sus más firmes defensores. La antigua tensión entre la tradición autonómica
de los Pueblos y la centralización y jerarquización de las ciudades inaugurada por la
tradición borbónica e impuesta desde Salta sigue siendo evidente.

En 1824 se produce una nueva iniciativa de organización constitucional


promovida por Buenos Aires, con la consiguiente convocatoria a las Provincias a que
enviaran a sus representantes. En estos momentos, en la Junta Permanente de Salta se
produce un arduo debate en varios sentidos, que son esclarecedores de la concepción de
la soberanía y la representación que circulan entre los diputados de las ciudades y la
campaña de la Provincia. Aún entonces pervive la remisión a la fórmula de
representación de cada una de las ciudades de la Provincia, cuando se decide elegir los
representantes para el nuevo Congreso Constituyente. Así, aun cuando se aspira a
“reconcentrar en Nación todo el territorio de las Provincias”137, la Provincia asistiría
con diferente representación e instrucciones a los diputados por cada ciudad de su
comprensión.

Al decidirse que la Provincia será representada por tres diputados, se plantea


qué proporción le corresponde a cada una de las ciudades: mientras Jujuy debe elegir un
diputado, a Salta se le asignan dos, aunque incorporando la representación de Orán. Esta
determinación se toma dada la circunstancia de que no se había levantado un censo de

137
ABHS. AJPte. 29 de febrero de 1824. Copiador 325. Fs. 10.
población que permitiera determinar con exactitud la base de representación
proporcional que fijaba el Reglamento Provisorio de 1817, al cual se remiten, dado que

“en el último Congreso concurrieron tres Diputados por parte de Salta


apoyándose sin duda esta determinación en el aproximado cálculo de que
contenga en su seno el número de 45.000 habitantes, lo que si no es cierto, es
demasiado probable”138.

Zanjada esta cuestión, surge la discusión sobre quiénes deben elegir a los
diputados. En torno a este punto surgen tres posibilidades, todas fundadas en diferentes
principios de legitimidad: que sea la Junta Provincial, la Junta Permanente o bien que la
elección se haga “por las [Juntas] Electorales que se formen en esta Ciudad en la de
Jujuy y Orán”139. Como vimos anteriormente, la remisión a la Junta Permanente o a la
Junta Provincial se inscribe en la compleja naturaleza de la representación que asume
cada una de estas instancias: de base territorial y constituyente/legislativa la primera; de
naturaleza legislativa por delegación la segunda. La tercera solución posible,
autonomiza el poder electoral en una instancia “ad hoc” que sería la asamblea electoral
que de todas maneras, sería la reunión de los representantes de la misma ciudad a la
Junta Provincial reunidos para realizar estos nombramientos.

Como vemos, el asunto que se discute no es menor, ya que se pone en debate la


representatividad que tiene la Junta Permanente, ámbito donde se discuten estos
asuntos, debido al reducido número de diputados que la componía y a la ausencia de
representantes de las demás ciudades de la Provincia. Al discutirse la posibilidad de que
sean Juntas Electorales las que realicen la votación, se plantea una nueva dimensión del
problema que encierra también la cuestión territorial y la naturaleza de la
representación: ¿las elecciones deberían ser directas o indirectas?, ¿se debía observar lo
dispuesto por el Reglamento de Elecciones Provincial que fijaba la votación directa de
los ciudadanos –mecanismo observado para la elección de la Junta Provincial-, o bien lo
que normaba el Reglamento de 1817 respecto de los mecanismos de elección indirecta?,
¿se debían seguir los mecanismos puestos en práctica en las elecciones de 1815?

En el fondo, se discutía sobre la preeminencia de reglamentaciones nacionales


o Provinciales, o sea, sobre la prevalencia de la nación o de las Provincias, en el

138
ABHS. AJPte. 29 de febrero de 1824. Copiador 325. Fs. 12.
139
ABHS. AJPte. 29 de febrero de 1824. Copiador 325. Fs. 12v.
particular contexto de la provisionalidad y la “dislocación” que de hecho generaba la
existencia de poderes soberanos. El debate no oculta, por otra parte, la visión que los
diputados tenían de la experiencia política inaugurada con la revolución, que planteaba
la necesidad de fijar gobiernos y representaciones “estables”, libres del espíritu faccioso
que se quería combatir para no reeditar situaciones consideradas “funestas”140.

En defensa de la elección directa se expresa el diputado Cayetano González,


para quien con este tipo de votación “resultaba claramente expresada la voluntad
general de la Provincia sobre los Diputados que debían representarla”. En cambio,
argumenta, con la elección indirecta “los Diputados resultan electos a arbitrio y
voluntad de terceros, cuales son los electores”. Fundamenta esta opinión afirmando que

“las Leyes eran tanto más perfectas, cuanto más se acercaban a la naturaleza;
que ésta era más consonante sin disputa que las elecciones de Diputados se
hiciesen directamente a satisfacción de los mismos que en ellos delegan sus
poderes que a deliberación de otros, la que raras veces o nunca conforman
con la voluntad de los principales Delegantes”141.

Termina diciendo que la naturaleza de la representación Provincial y la de los


diputados al Congreso Nacional es la misma, por lo que no ve fundada la decisión de
que esta última elección se hiciera de diferente manera.

Por su parte, el canónigo Gorriti argumenta a favor de la elección indirecta


fundándose en dos cuestiones principales: la calidad de los electores por sobre el
espíritu de facción que implica una elección directa –basado en la cruda experiencia del
proceso político de entonces- y la inhabilitación de una representación Provincial de
normar por sobre una disposición “nacional” dada por el Congreso, como lo era el
Reglamento provisorio de 1817. Dice Gorriti al respecto

“que era muy equivocado el principio sentado, de que por las elecciones
directas se deducía mejor la voluntad general de los Pueblos eligentes: que las
más veces esta se confundía con las facciones casi imprescindibles en
semejantes casos, según lo ha acreditado la experiencia, arrastrando éstas
tras sí un considerable número de ciudadanos bastante a afirmar una
elección

140
En este contexto se produce la discusión sobre la conveniencia de elecciones directas o indirectas,
asunto al cual ya referimos en la Primera Parte.
141
ABHS. AJPte. 4 de marzo de 1824. Copiador 325. Fs. 13-13v.
indebida como el voto más recto y sano de la parte sensata que no se
contaminó en las citadas facciones”.

Precisamente, sigue el argumento, el Reglamento provisorio había querido


evitar estos males con la implantación de elecciones indirectas, y además, y aquí
continúa sobre la cuestión legal, esta reglamentación

“se hallaba vigente pues que no había sido alterada por la Legislatura
Provincial; lo que fundaba una incompetencia notoria de facultad en la Junta
Permanente para la variación que hoy se pretendía respecto a que a esta
corporación le era denegado el poder de sancionar, y mucho más de revocar
las Leyes fundamentales en cuyo caso debía considerarse la presente
contenida en el ciado Reglamento”142.

Para rematar y reforzar sus dichos, establece claramente la diferencia entre la


representación Provincial y nacional, de acuerdo con los fines que persigue cada una y
afirmando una distancia entre los atributos soberanos de las Provincias –que pueden ser
legisladas por representantes que surjan de la votación directa de los ciudadanos- y los
intereses de la Nación, a la que debe concurrir la más alta calidad en la representación –
surgida de elecciones indirectas- en virtud de la defensa del interés general. Para Gorriti

“era infinita la distancia y muy clásica la desigualdad que había entre la


elección de representantes al Congreso que aquella que miraba a los negocios
particulares de un pueblo dividido y separado de los demás, que es árbitro a
disponer y reglar sus negocios interiores del modo que mejor le pareciese, y
que ésta, dice tendencia a la organización de los correspondientes a la Nación
en general”143.

Finalmente, se dispone que la elección sea indirecta, a través de los


representantes nucleados en la Junta Provincial. No obstante, no se plantea que sea la
Junta Provincial en pleno –que suponía la representación de todas las ciudades y sus
campañas- la que eligiera a los diputados por la Provincia. Aquí se dispone una
fragmentación de la representación Provincial, pues

142
ABHS. AJPte. 4 de marzo de 1824. Copiador 325. Fs. 13v-14.
143
ABHS. AJPte. 4 de marzo de 1824. Copiador 325. Fs. 14.
“en cuanto los que corresponden al territorio de Salta [serán elegidos] por los
representantes electos por los Pueblos de su comprensión a la Junta General,
con exclusión de los de Jujuy”144.

Los representantes de Jujuy no están en condiciones de elegir en el seno de la Junta


Permanente, por no tener “poderes” dados por el Cabildo de Jujuy, por ello se estima
conveniente la elección por aparte de su diputado. En este sentido, resulta importante
destacar que estas instancias constatamos la pervivencia de la figura del mandato
imperativo que opera entre los representantes provinciales.

Una vez resuelta la cuestión sobre quién realizaría la elección y cuántos


representantes corresponderían a cada ciudad, se constituyó en Salta la “Junta
Electoral”, integrada por aquellos representantes a la Junta Provincial correspondientes
a las jurisdicciones de Salta y Orán. Por su parte, los representantes por Jujuy
constituidos en Junta Electoral eligieron a su diputado.

Una vez realizada la elección de los dos diputados, esta Junta Electoral
comenzó a debatir la cuestión de la redacción de las instrucciones; se discutió entonces
“sobre si a la Junta Permanente o a la Electoral competía la facultad de dar
instrucciones a los Diputados de la Provincia” 145. Por una parte, se fundamentaba la
competencia de la Junta Electoral en el hecho de que había sido ésta la encargada de la
elección y por lo tanto le correspondía el otorgamiento de los poderes e instrucciones a
los electos. Por la alternativa contraria encontramos la postura de Zorrilla, quien
consideraba un “error” lo actuado por la Junta Permanente al permitir la elección de
manera separada por los representantes de Salta y Jujuy, cuestión que se originaba en el
no otorgamiento de facultades electorales a los representantes de Jujuy.

El punto central de la argumentación de Zorrilla reside en la consideración de


la existencia de una soberanía única en la Provincia, que se materializa en su
representación Provincial. Afirma que este “vicio” inicial, cometido por la Junta
Permanente, es advertido por la Junta Electoral, y

“es el mismo que ha ocasionado la separación de la elección por lo que


respecta al territorio de Jujuy, cuando a vista de un poder tan amplio y
absoluto cual es el que reside en la Legislatura, y es chocante y muy ridículo,

144
ABHS. AJPte. 4 de marzo de 1824. Copiador 325. Fs. 14.
145
AHBS. Acta de la Junta Electoral (en adelante AJElect). 6 de abril de 1824. Copiador 325. Fs. 31v.
que por otras Juntas extrañas se ejercite un acto de la soberanía que a
aquella sola en toda su extensión compete”146.

Para reforzar su postura afirma que

“si la Junta Electoral que no reviste otro carácter que el de territorial por
Salta y Orán comunicare instrucciones a los Diputados que ha elegido, la
misma Junta Electoral autorizada en Jujuy debería también por sí misma con
independencia de la de aquí, ejecutar otro tanto con el Diputado que ha
nombrado; pudiendo de esto resultar que los Diputados de una misma
Provincia lleven instrucciones no solo distintas sino enteramente opuestas,
cuando el medio más sencillo y más propio de la naturaleza de este negocio
parece ser que la Corporación que reviste un carácter Provincial cual es el
que reside en la Junta Permanente, instruya no sólo a los Diputados de Salta
sino también al de Jujuy”147.

Finalmente se decidió que sea la Junta Permanente quien redactara las


instrucciones a los tres diputados de la Provincia, los dos por Salta-Orán y el de Jujuy.
Se impone de esta manera el criterio “centralista” sostenido por Salta, en el sentido de
unificar las instituciones aún cuando se reconocieran los derechos de los Pueblos a
realizar la elección particular de sus representantes. Se intenta con esto, siguiendo la
argumentación de Zorrilla, subsanar el “vicio” original de la fragmentación de la
soberanía, reconcentrándola para el otorgamiento de las instrucciones.

Este criterio “unificador” de las instrucciones también responde a una


estrategia política que intenta reforzar la posición de la Provincia en el Congreso en sus
reclamos económicos, apoyando el establecimiento de un gobierno de unidad, tal como
se plantea claramente en las instrucciones redactadas para la representación en Buenos
Aires.

146
AHBS. AJElect. 6 de abril de 1824. Copiador 325. Fs. 32 bis. El remarcado es nuestro.
147
AHBS. AJElect. 6 de abril de 1824. Copiador 325. Fs. 32 bis v. El remarcado es nuestro.

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