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1.1. EL SUELO
El suelo es un sistema que almacena agua y nutrientes para los cultivos y sirve de anclaje y soporte para las
plantas. La cantidad de agua que puede almacenar un suelo, depende de sus características físico-químicas.
La importancia de la capacidad de almacenamiento de agua del suelo se debe a que determina la frecuencia
de riegos, factor fundamental para el desarrollo de los cultivos.
El agua aplicada al suelo es tomada por las plantas, mediante sus raíces. Por otro lado, disuelve las sales,
minerales y fertilizantes que se encuentran en el suelo y permite que las plantas los puedan absorber.
Para realizar un correcto manejo del agua de riego, debe conocerse muy bien el suelo con el que se trabaja, ya
que varía sus propiedades, dentro de una misma parcela.
El suelo es una mezcla de partículas de diferentes tamaños. La fase sólida, constituida por la matriz del suelo,
compuesta por sustancias minerales y orgánicas, suele ocupar aproximadamente de un medio a un tercio del
volumen total del suelo. La fase líquida del suelo, constituida por una solución de agua y sales disueltas. La fase
gaseosa, constituida por una mezcla de aire y vapor de agua, es muy importante para la respiración de las
raíces y de los organismos del suelo.
Hay una relación recíproca entre el volumen ocupado por el aire y el agua. En los poros del suelo, las fases
líquida y gaseosa están en mutua competencia, variando sus contenidos a lo largo del tiempo. Lo ideal es tener
un suelo que, una vez drenado, tenga aproximadamente la mitad de su volumen de poros llenos de agua.
a) Profundidad efectiva
La profundidad es uno de los factores principales en la determinación de la cantidad de agua que puede retener
un suelo. Un suelo profundo tiene mayor capacidad para retener agua, a la vez da un mayor espacio para la
exploración de las raíces, las que dispondrán de niveles más adecuados de humedad, aire, temperatura y
nutrientes. Esta característica es muy importante para definir el tipo de cultivo que puede desarrollarse en un
determinado suelo.
En el siguiente Cuadro se indican las profundidades efectivas que pueden alcanzar las raíces en diversos
cultivos durante su fase de maduración o de vegetal adulto.
b) Textura
La textura del suelo es la proporción de arena, limo y arcilla. Es una propiedad del suelo que no cambia con el
tiempo. Por los porcentajes del peso de arena, limo y arcilla se puede conocer el tipo de textura, con la ayuda del
Triángulo Textural.
En función de su textura, los suelos se dividen en tres tipos básicos: pesados (arcillosos), medios (francos) y
ligeros (arenosos).
Los suelos arenosos carecen de propiedades coloidales y de reservas de nutrientes, presentan mala estructura,
buena aireación, muy alta permeabilidad y nula retención de agua.
Los suelos arcillosos son muy activos desde el punto de vista químico, adsorben iones y moléculas, son muy
ricos en nutrientes, retienen mucha agua, bien estructurados, pero son impermeables.
Los suelos limosos no tienen estructura, sin propiedades coloidales, son impermeables y con mala aireación.
Los suelos francos son equilibrados y compensados en casi todas sus propiedades. En el Cuadro siguiente se
presenta, en resumen, las características más importantes mencionadas.
c) Estructura
Es la forma como están dispuestas y orientadas los diferentes tipos de partículas. Las partículas del suelo no se
encuentran aisladas sino que forman agregados. Puede variar, según la compactación o su soltura.
Una buena estructura permite una eficaz aireación y absorción del agua y nutrientes, lo que favorece el
desarrollo de las raíces y evita la erosión por escurrimiento.
Existen varios tipos de estructuras: laminar, prismática, granular, etc. La granular es la más adecuada para
cultivos por ser más estable, contener mayor cantidad de materia orgánica y mejor retención de agua; se
caracteriza por aglomeraciones en gránulos más o menos redondeados y similares en forma y tamaño.
La densidad real (dr) se calcula con la relación del peso de suelo seco (Pss) y el volumen de sólidos (Vs).
dr Pss / Vs
Considera el contenido total de la porosidad del suelo (volumen de poros). Es importante para el manejo del
suelo porque refleja la compactación y facilidad de circulación de agua y aire. Se determina dividiendo el peso de
suelo seco por el volumen.
da Pss / Vt
El concepto de la densidad aparente involucra la textura, estructura y compactación del suelo. Varía de 1.1 a 1.3
3 3 3
g/cm , para suelos arcillosos o pesados; de 1.3 a 1.5 g/cm , para suelos francos y de 1.5 a 1.7 g/cm , para
suelos arenosos o ligeros.
La densidad aparente varía según los cambios que se produzcan en el suelo, respecto al volumen de poros. La
compactación por la labranza disminuye el volumen de poros. La disminución de materia orgánica suele
incrementar la densidad aparente del suelo debido a que se halla asociada a una reducción en el volumen total
de poros.
f) Porosidad ()
Entre las partículas elementales y entre los agregados del suelo existen vacíos o poros, cuyos tamaños varían
según su estructura interna.
La porosidad () es un índice del volumen relativo de poros en el suelo. Se expresa como el volumen de los
espacios vacíos (Vv) llenos de agua (Vl) o de aire (Va), expresado en porcentaje del volumen total del suelo (Vt).
Vv / Vt (Vl Va ) / Vt
1 da / dr
En la mayoría de suelos la porosidad varía entre 0.3 y 0.6 (30-60%). En los suelos de alto contenido de materia
orgánica puede ser mayor de 0.9 (90%).
Los suelos de texturas gruesas tienden a ser menos porosos que los de texturas finas, aunque sus poros
individuales son más grandes. En los suelos arcillosos, la porosidad es muy variable, a medida que se agregan y
dispersan, se expanden y contraen o se compactan.
Algunos valores referenciales de densidad aparente y porosidad, según la textura del suelo, se presentan en el
Cuadro siguiente.
Es el volumen de los espacios de aire (Va), expresado en porcentaje del volumen total del suelo (Vt). Es la
diferencia entre la porosidad del suelo () y su contenido volumétrico de humedad ().
Ea Va / Vt
Ea
El contenido de agua en el suelo es un dato indispensable para el cálculo de los aportes de riego. Puede
expresarse en forma de porcentaje, en relación a una determinada base constante que puede ser masa, volumen
o lámina.
Es frecuente expresar la humedad del suelo, mediante la relación (en porcentaje) entre la masa de agua que
contiene y la masa de suelo seco, es decir:
También se puede relacionar el contenido de agua del suelo con el volumen que éste ocupa. Para ello se utiliza
la relación:
. da
Lámina de agua (La)
Es útil expresar el contenido de agua del suelo en unidades de altura o lámina de agua, al igual que la
precipitación y la evapotranspiración.
La . Pr of
100
Donde es la humedad volumétrica.
Es el método de referencia para obtener datos de contenido de humedad. Se efectúa tomando muestras de
suelo, a las profundidades que correspondan. De cada muestra se obtiene el peso de suelo húmedo (Psh) y el
peso de suelo seco (Pss). La humedad gravimétrica de la muestra se determina mediante:
Psh Pss
x100
Pss
b) Métodos indirectos
Se puede utilizar diversos métodos indirectos. A medida que los cultivos son más rentables, se usan métodos
más precisos para medir la humedad del suelo, como los tensiómetros.
El tensiómetro es un instrumento constituido por una cápsula porosa unida por medio de un tubo cerrado a un
medidor de vacío o a un manómetro de mercurio. Una vez lleno de agua se introduce en el suelo, haciendo llegar
la cápsula porosa hasta la profundidad deseada. Al succionar el suelo parte del agua de la cápsula, se produce
en ella un vacío que se mide en el manómetro y que equivale a la tensión a la que se encuentra retenida el agua
en el suelo.
Conforme el suelo se va secando, parte del agua pasa del tensiómetro al suelo, a través de la cápsula porosa,
generándose una tensión (o succión), entonces mide una tensión creciente. Al humedecerse el terreno, ocurre el
proceso inverso, es decir, el paso del agua del suelo al interior del tensiómetro a través de la cápsula porosa.
La mayoría de tensiómetros están calibrados de 0 a 100 centibares (0 a 1 atmósfera), pero sólo pueden operar
con suficiente garantía de 0 a 85. Lecturas de 0 a 10 indican que el suelo está saturado o cuanto menos a la
“capacidad de campo”. Lecturas de 70 ó superiores: indican que la planta está padeciendo estrés y se acerca al
punto de marchitamiento, ya que le resulta muy difícil extraer la humedad.
Normalmente se colocan al menos dos tensiómetros a distinta profundidad en cada punto a controlar.
En función de la proporción de agua en los poros del suelo, y su disponibilidad para las plantas, se definen los
siguientes niveles de humedad:
Saturación
Cuando todos los poros están llenos de agua. El contenido de humedad es del 100%.
Es un concepto muy útil para realizar cálculos prácticos de las cantidades aprovechables de agua. Es el nivel de
humedad que el suelo retiene contra la gravedad, se consigue dejando drenar el agua del suelo saturado.
Este nivel de humedad es la mayor cantidad de agua que queda retenida en los poros, es decir, que el suelo
puede llegar a almacenar sin drenar. Se expresa en porcentaje en volumen de agua existente con respecto al
suelo seco.
En un suelo bien drenado, por lo general se llega a este punto, aproximadamente 48 horas después del riego.
A capacidad de campo (o límite superior de almacenamiento de agua en el suelo), el agua está retenida con una
fuerza equivalente a un tercio de atmósfera.
Se conoce como tal al porcentaje o nivel de humedad del suelo al cual las plantas se marchitan en forma
permanente.
Si el suelo no recibe nuevos aportes de agua, la evaporación desde el suelo y la extracción por parte de las
raíces hacen que el agua almacenada disminuya hasta llegar a un nivel en el que las raíces ya no pueden
extraer agua del suelo.
El punto de marchitez no es un valor constante para un suelo dado, sino que varía con el tipo de cultivo. Se
considera que el punto de marchitez permanente de un suelo coincide con el contenido de humedad que le
correspondiente a una tensión de 15 atmósferas.
Es la diferencia entre la capacidad de campo y el punto de marchitez permanente, siendo diferente para cada
suelo, porque depende básicamente de su textura. Es la cantidad de agua del suelo que teóricamente está
disponible para las plantas.
Esquema que muestra, por analogía, los conceptos de contenido de humedad a capacidad de campo, a marchitez
permanente y la humedad disponible para las plantas
En la práctica, la mayor cantidad que el suelo puede almacenar y poner a disposición de las plantas es alrededor
de 70% de la cantidad de agua representada por la humedad disponible.
Los suelos arenosos presentan valores muy bajos de capacidad de campo y los arcillosos, valores muy altos de
capacidad de campo.
Aunque, teóricamente, las plantas pueden extraer agua del suelo hasta el PMP, existe un nivel de humedad a
partir del cual las raíces tienen muchas dificultades para extraer agua del suelo, por el mayor esfuerzo de succión
que deben desarrollar. A este nivel se le denomina nivel de agotamiento permisible o descenso tolerable (DT) y
normalmente se representa como una fracción de la humedad disponible.
El déficit de humedad máximo tolerable se establece teniendo en cuenta, en cada lugar, el cultivo, las
condiciones del suelo, el sistema de riego y la mano de obra disponible. Un valor adecuado es 0.65, pero en
cultivos con alto valor económico, como los hortícolas, no debe ser mayor de 0.5 para asegurar que el cultivo no
sufra, en ningún momento, carencia de agua que repercutiría directamente en su producción.
En el Cuadro siguiente se indican algunos valores referenciales de los parámetros de humedad, según la
textura.
EJEMPLOS PRÁCTICOS
EJEMPLO 1: Se pide determinar la humedad del suelo, expresada como lámina de agua, para los siguientes
datos:
Suelo franco-arcilloso
Humedad disponible: 185 mm/m
Cultivo algodón, profundidad de raíces: 0.90 m
Descenso tolerable “DT” o nivel de agotamiento permisible “NAP”: 0.65
La = Hd x Prof. x DT
La = 185 mm/m x 0.90 m x 0.65
La = 108.2 mm
3
EJEMPLO 2: Un suelo cuya densidad aparente es 1.4 g/cm se encuentra con una humedad volumétrica de
15%. Llueven 20 mm que se distribuyen en un estrato de 40 cm de profundidad. Calcular los nuevos niveles de
humedad en masa y en volumen.
Antes de lluvia:
= 15% y Prof. = 400 mm
La = x Prof
La = 15/100 x 400 mm
La = 60 mm
Después de lluvia:
La = 20 + 60 = 80 mm;
La = x Prof.
= 80 mm/400 mm x 100
= 20%;
= /da = 20 / 1.4
= 14.3 %
3 3
EJEMPLO 3: Un suelo tiene una densidad aparente de 1.25 g/cm y una densidad real igual a 2.6 g/cm . Se
encuentra saturado y se pretende drenar hasta que en los 80 cm superiores haya un espacio aéreo del 20%.
¿Con qué humedad queda el suelo y cuánta agua hay que eliminar por hectárea?
La cantidad de agua que se elimina es el exceso (20%), por lo tanto el volumen de agua (Va) que se debe
eliminar por hectárea:
Va = Ea x Vt/100
2
Va = 20%/100 x 0.8 m x 10000 m
3
Va = 1600 m /ha
EJEMPLO 4: En un campo con cultivo de maíz, cuya profundidad de raíces es de 30 cm, tiene una humedad
volumétrica en capacidad de campo de 32%. Se efectúa un muestreo antes del riego a fin de conocer la lámina
de agua que debe aplicarse. El contenido de humedad en ese momento es de 25% en volumen y su contenido
de humedad a punto de marchitez es de 10% en masa. ¿Cuál es la lámina de agua que debe aplicarse y cuál es
3
la humedad disponible? La densidad aparente del suelo es 1.42 g/cm .
2.1. INTRODUCCION
Al igual que el Potencial Hídrico del suelo, el agua en las plantas está sometida a un potencial:
g m p o (1)
Donde los potenciales g, m, o son similares a los del suelo, sin embargo el o solo se manifiesta en
presencia de una membrana semipermeable, situación que se presenta en la absorción del agua del suelo
por las raíces.
Respecto al potencial de presión p, si una célula vegetal entra en contacto con una solución hipotónica
(< presión Osmótica), se produce un flujo de agua hacia el interior de la célula que se hincha, es decir hay
turgencia y en este caso p es positivo (expulsa el agua)
Por el contrario en una solución hipertónica, la célula pierde agua o se chupa y se denomina plasmólisis; en
este caso el p = 0 (marchitez).
Respecto a los otros potenciales, g = 0 (salvo árboles altos), m es negativo, casi reducido, y el o es
siempre negativo.
En su recorrido por la planta (xilema) el agua se dirige desde el suelo (raíces) hasta la atmósfera (por los
estomas). Sale como vapor.
Las plantas aspiran varios litros/día hasta 100m de altura (fuerza de cohesión).
La absorción del agua del suelo (paso a través de las raíces hacia el xilema) se produce principalmente por
el gradiente de potencial generado por la transpiración de las plantas aéreas) denominándose ABSORCION
PASIVA.
Existe también una ABSORCION ACTIVA (con acumulación de sales).
Existe una analogía entre el movimiento del agua con el flujo eléctrico (Resistencias): la velocidad del agua
“V”, transmitida por los distintos órganos de la planta es directamente proporcional a la diferencia de
potencial “” e inversamente a la resistencia “R” que cada órgano presenta al movimiento.
suelo raíces raíces xilema
V
R suelo R raíces
xilema hojas hojas atmosfera
(2)
R xilema R hojas
E a (Re al)
CWSI 1
E p ( Potencial)
47.7 mm
7.3 días
6.5mm / dia
¡OJO! No se tiene en cuenta las distintas pérdidas que se pueden producir
Entonces:
En la TABLA 1, se muestran, para varios cultivos, los valores del potencial hídrico del suelo que NO SE
DEBEN SUPERAR para que NO se produzca una disminución inaceptable de la transpiración y en
consecuencia de los rendimientos.
A pesar de que no contiene a cultivos importantes y su rango es amplio, su cálculo es mucho menos
incorrecto que el anterior. Una vez conocido el óptimo, la determinación del momento de riego se hace
con TENSIOMETROS.
Sin embargo, a efectos de proyecto es necesario calcular la DOSIS y el INTERVALO DE RIEGO, para lo
cual se necesita conocer la relación potencial-humedad (-). De los cuatro componentes de , el
gravímetro (g) y de presión (p) NO AFECTAN la absorción del agua. El problema, por tanto, se reduce a
conocer las relaciones cuantitativas entre la humedad y los potenciales mátrico (m) y osmótico (o).
TABLA 1
Potencial hídrico óptimo de riego
(valores negativos en bares)
Los valores inferiores se refieren a condiciones de alta ET y los superiores a baja ET.
(1) valores superiores a los indicados durante la fase de maduración.
La relación m – es un dato que debe aportar el laboratorio. Para la relación o - se pueden aplicar las
fórmulas siguientes:
oAGRONOMIA
COMPLEMENTO A LA PRIMERA UNIDAD: oe DEL RIEGO
V 13
UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO RUIZ GALLO CURSO: RIEGO PRESURIZADO
FACULTAD DE INGENIERIA AGRICOLA PROFESOR: M.I. Juan Hernández A.
o x0.36 CE e (3)
V
lo que a su vez requiere que el laboratorio proporcione los datos (porosidad total) y CEe (conductividad
eléctrica del extracto de saturación del suelo).
Ejemplo 2:
Calcular el punto óptimo de riego, la dosis y el intervalo de riego para cultivos de sorgo y col con los datos
siguientes:
= 48%
C.C. = 30%
P.M. = 8.6%
CEe = 0.65 mmhos/cm
Otro dato es la relación m y , constituye las columnas (1) y (2) del Cuadro 1.
CUADRO 1
En el mismo cuadro se han calculado el o y el para cada estado de humedad. El o según la fórmula (3)
y el como suma de m + o.
Para el Sorgo
A la vista del Cuadro 1, se decide regar cuando el potencial hídrico del suelo sea de -1 bar que corresponde
un porcentaje de humedad en el suelo () del 24 por 100. La dosis de riego (D) será:
C. C 30 24
Dp 800x 48mm
100 100
Intervalo de riego (Ir):
Para la Col
Sorgo
1 C. c. P. m. 1 30 8.6
D xp x800x 57.1mm
3 100 3 100
57.1
Ir = 9.4 días = 9 días
6.1
Col
Resumen
Criterio
SORGO
D (mm) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 57.1
i (días) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.9 9.4
(% Volumen) . . . . . . . . . . . . . . 24 22.9
% del A.U. consumido . . . . . . . . . 28 33.3
% del A.U. en el suelo . . . . . . . . . 72 66.6
COL
D (mm) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 29.9
i (días) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.6 8.6
(% Volumen) . . . . . . . . . . . . . . 24 22.9
% del A.U. consumido . . . . . . . . . 14 33.3
% del A.U. en el suelo . . . . . . . . . 86 66.6
Agua requerida para mantener una humedad deseada en el suelo y un nivel de sales apropiado.
Se debe diferenciar el cálculo para sistemas de riego de baja frecuencia o convencionales (SRBF o SRC)
y para riegos localizados de alta frecuencia (SRLAF); y también distinguir entre las necesidades de agua
en parcela (el presente caso), en subsectores de riego y en zona regable.
El cálculo de NHC puede hacerse a partir de los datos que suministran la experiencia local o por medio de
métodos empíricos que, en general evalúan la EVAPOTRANSPIRACION a partir de registros climáticos y
otros factores.
En la Práctica Dirigida Nº 1, se muestra el método y la FIG.1, que muestra el cálculo que puede hacerse
para cualquier PERIODO DE TIEMPO, aunque no es recomendable que sea superior a un mes.
Doorembos y Pruitt (FAO-Nº 24), seleccionan 4 métodos para el cálculo de ETo. Ver tabla siguiente, donde se
relacionan los métodos indicando en cada caso los datos medidos (1), los datos estimados (2) y los no
indispensables pero convenientes (3).
METODO
Temperatura 1 1 1 -
Humedad 2 2 1 2
Viento 2 2 1 2
Insolación 2 1 1 -
Radiación - 3 3 -
Evaporación - - - 1
Condiciones Locales 2 2 2 1
2
La Radiación neta se mide en Langley / min = 1 cal/cm -min = 0.017mm/min.
CALCULO DE ETC
La Evapotranspiración de cultivo ETC se calcula a partir de ETo, según: ETc= KcETo, donde Kc es el
coeficiente de cultivo, que es diferente para cada especie y en el que intervienen algunas circunstancias tales
como las fases de crecimiento en los cultivos herbáceos, mes del año, cultivo con o sin labores en algunos
árboles, etc.
(Ver Anexo con Tabla de Kc)
Los efectos de las condiciones locales que influyen en la ET se cuantifican por medio de coeficientes
siguientes:
Llamando ETrc a la Evapotranspiración en riego convencional o de baja frecuencia, es decir, incluyendo ya las
correcciones por condiciones locales, las necesidades netas de riego de los cultivos se calculan así:
Nn = ETrc – Pe – Gw – W (1)
Donde:
Pe = Precipitación efectiva, es decir, la parte de la lluvia que puede ser utilizada por los cultivos.
(Para su cálculo se recomienda consultar: “Precipitación efectiva en la Agricultura de Regadío” (N.G.
Dastone, FAO Roma, 1974))
Gw = Aporte por capilaridad a la zona radicular, cuando hay una capa freática próxima. (G w 0).
W = Agua que el suelo puede haber almacenado procedente de lluvias, riegos anteriores, etc. y que la planta
puede ir agotando para satisfacer sus necesidades (W 0).
Para su cálculo se debe tener en cuenta las PERDIDAS DE AGUA y LAS NECESIDADES DE LAVADO.
Las pérdidas de agua se refieren a las pérdidas en las PARCELAS que incluyen las pérdidas por
escurrimiento superficial hasta las pérdidas por percolación profunda.
Ea = Eficiencia de aplicación en parcela que representa la fracción del agua aplicada que queda retenida
en la zona radicular a disposición de los cultivos.
Por lo tanto:
Nn
Nt (2)
Ea
Las necesidades de lavado de sales se refieren a que es necesario añadir agua en exceso, provocando que
una fracción del agua aplicada supere a la capacidad de campo del suelo y percole a más profundidad,
arrastrando consigo sales.
Si las pérdidas inevitables dan lugar a una percolación superior a R; es decir si R < N t (1 – Ea), la aplicación
de la fórmula (2) es suficiente para el cálculo de Nt. Cuando no ocurre así, Nt debe ser calculada mediante
una combinación de (2) y (3):
Nt = Nn + Ps + R (4)
R
LR (5)
Nt
CE i
LR (6)
5CE e CE i
COMPLEMENTO A LA PRIMERA UNIDAD: AGRONOMIA DEL RIEGO 17
UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO RUIZ GALLO CURSO: RIEGO PRESURIZADO
FACULTAD DE INGENIERIA AGRICOLA PROFESOR: M.I. Juan Hernández A.
CE i
LR (7)
2CE e
donde:
CEe= Conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo (valor que se impone como objetivo a
conseguir con el lavado y que depende de los cultivos a implantar).
3.4. SALINIDAD
Un suelo se considera SALINO cuando tiene EXCESO DE SALES SOLUBLES. Como “sales” se entienden
los diferentes componentes químicos que entran en la alimentación de las plantas, o bien se encuentran en la
solución del suelo.
- Proceden de la meteorización de los minerales y rocas que constituyen la corteza terrestre, que se
compone de: O = 49%, Si = 26%, Al = 7.5%, Fe = 4.2%, Ca = 3.2%, Na = 2.4%, etc.
- De estos elementos, los que participan en las sales de los suelos salinos son: Ca, Mg, Na, K, Cl, S y C, y
en menor frecuencia N, B y I.
+ ++ ++ - = =
CATIONES (Na , Mg , Ca ), ANIONES (Cl , SO4 , CO3 , etc.)
- Los cloruros, nitratos, sulfato y carbonatos de iones alcalinos y alcalinotérreos, son las sales que con más
facilidad han de formarse como consecuencia de la meteorización.
- La mineralización progresiva de las aguas salinas depende de factores climáticos e hidrogeológicos. Los
lavados con agua de lluvia eliminan sales de la zona. Si predomina los factores salinizantes (Evaporación
y Transpiración) frente a los de lavados, las aguas minerales irán paulatinamente mineralizándose (Áreas
en climas áridos). Si estas aguas freáticas salinizadas están a menos de 3 m de la superficie del terreno,
éste puede salinizarse por el aporte capilar de sales que se acumulan en los horizontes superiores y que
pueden permanecer en la solución del suelo dificultando el desarrollo de los cultivos. Si el contenido de
Na es elevado puede ser absorbido por el complejo de cambio en cantidades excesivas (arcillas se
dispersan, pierde estructura el suelo y se hace impermeable).
a) DEFINICIONES:
parte por millón = ppm (Si la densidad de la sustancia en una solución es la unidad), ppm = mg/l, donde
mg/l = miligramo por litro
++
Ejemplo: El ión Ca tiene p.e. = 20.04
p. p. m.
meq / l
p. e
Ejemplos: El ión Calcio tiene 20 mg contenidos en un meq, mientras que el ión carbonato tiene 30 mg.
Contenidos en un meq.
b) SOLUBILIDAD DE LAS SALES:
A mayor concentración salina de la solución suelo, mayor es su efecto perjudicial sobre los cultivos. Las poco
solubles precipitan antes de alcanzar niveles perjudiciales.
La solubilidad disminuye cuando lo hace la Temperatura (los lavados pierden efectividad en las épocas frías)
La presencia de sales con iones comunes disminuye la solubilidad de las sales. Si los iones son diferentes
suele aumentar la solubilidad de la sal menos soluble.
Ejemplo:
Se encuentra con frecuencia en suelos y aguas. Su solubilidad es muy elevada, variando mucho con
la temperatura (70 a 429 gr/l).
Como resultado de la hidrólisis provoca una fuerte alcalinidad en el medio, de hasta pH = 12.
Es muy tóxico para las plantas por su elevada solubilidad y alcalinidad. En suelos con 0.1% ocasiona
la degradación de las arcillas con pérdidas de la estructura del suelo, baja la permeabilidad, etc.
El bicarbonato sódico es menos alcalino que el carbonato, debido a que el ácido carbónico neutraliza
en parte su efecto, la solubilidad del bicarbonato es menor que la del carbonato.
Suelos con mucho carbonato y bicarbonato sódico son salino-alcalinos. Su recuperación requiere
enmiendas químicas y lavados.
Alta solubilidad (353 gr/l) perjudicial para las plantas. Son los solonchak húmedos.
Forma de expresar la salinidad de una solución, al igual que los gr/l o meq/l. Una solución conduce la
electricidad tanto mejor cuanto mayor sea su concentración de sales.
1 dS/m = 1 mmho/cm
La CE varía con la temperatura. Para normalizar las medidas se ha convenido expresarla siempre a 25º
C. VER TABLA
TABLA
Variación de la CE con la temperatura
CE25 = CEt x ft
ºC ºF ft ºC ºF ft ºC ºF ft
La “CEt” medida a una temperatura T ºC se multiplica por el factor “ft” para transformarla en la
correspondiente a 25 ºC, “CE25”.
Se cumple:
CE cc PMP
CE pmp CC
meq / l
a) CE mmho/cm
12
b) (CE mmho/cm ) x0.64 g / l
CE máxima ocasionada por las distintas sales:
e) INTERCAMBIO DE CATIONES
Las propiedades químicas del suelo dependen fundamentalmente de los coloides electronegativos, que
son las arcillas y los ácidos humícos.
Las arcillas tienen propiedades fisicoquímicas pronunciadas debido a su elevada superficie específica y a
las cargas eléctricas de los silicatos que las constituyen.
Los coloides electronegativos están rodeados de dos capas: La primera es una capa sólida, unida a la
masa de la molécula y cargada negativamente; la segunda es una capa líquida con cationes que le
confieren su carga positiva y que se encuentran retenidos por las capas negativas de la primera capa. A
esta retención de los cationes se llama ADSORCION. El conjunto de estas dos capas se llama CAPA
DOBLE DIFUSA (CDD), propiedad que afecta a la dispersión o floculación de los coloides. Los cationes
+ ++ ++ + +
adsorbidos pueden ser IONES H o cationes metálicos (Ca , Mg , K , Na ), son llamados “de Cambio” :
pueden participar de un procesos de intercambio reversible con los cationes que existen en la solución del
suelo (INTERCAMBIO DE CATIONES), y al conjunto de coloides que participan en él se llama “Complejo
de cambio”.
CAPACIDAD DE INTERCAMBIO DE CATIONES (CIC) es la cantidad máxima por unidad de masa que un
suelo puede adsorber. Se mide en meq por 100 gramos de suelo a pH = 7 (CIC decrece cuando aumenta
la acidez).
Cuanto mayor es la concentración salina del agua del suelo, mayor es la presión osmótica que las plantas
han de superar y puede llegar un momento en que la absorción de agua del suelo por las raíces se detiene.
Ej. Plantas halófitas. FORMULA DE MAAS-HOFFMAN (1976), que establece la relación entre la salinidad del
suelo y la producción de los cultivos (p%)
Altos % de Na (altos valores de PSI) afectan la estructura del suelo y crean problemas de toxicidad.
Tienen que ver con la floculación y dispersión de los coloides (espesor de CDD), con las fuerzas de repulsión,
el hinchamiento de los suelos agregados del suelo, el efecto dispersante del Na de cambio y la dispersión PSI
y CEe.
SODIO: Se concentra en las hojas (sequedad o quemadura) del tejido en los bordes exteriores de las hojas.
Por Ejemplo:
Sumamente sensibles (PSI = 2–10): Frutas, Cítricos. Sensibles (PSI=110-20): Frijoles; Moderadamente
tolerantes (PSI=20-40): Trébol, arroz; Tolerantes (PSI=40-60): Trigo, alfalfa, tomate.
CLORUROS: El anión cloro no es absorbido por el complejo de cambio, pero se encuentra disuelto en la
solución del suelo, de donde puede ser absorbido por las raíces y conducido a las hojas, donde se puede
acumular hasta niveles perjudiciales. Estos son del orden del 0.3 a 0.5 % respecto a la hoja en peso seco.
Afecta a especies arbóreas.
Propuesta por el U.S. Salinity Laboratory (Richards 1954) y perfeccionada por Massoud (1971). Utiliza dos
parámetros para identificar a los suelos, la CEe y el PSI. Ver Tabla Siguiente
CEe < 2
Normal - -
Inexistentes
PSI < 7
La solución definitiva del problema de la salinidad consiste en la recuperación de los suelos afectados
mediante la aplicación de enmiendas químicas y/o la aplicación de técnicas de lavado.
DE RECUPERACION
TECNICAS
DE MANTENIMIENTO
Conviene que el suelo tenga fósforo P hasta 40-50 ppm, y Potasio K hasta 350 ppm.
4.1. CARACTERISTICAS
Restricción de uso
SODICIDAD
(Riesgo de pérdida
de estructura) RASº usar figura 4.3
TOXICIDAD
Sodio
Riego Superficial RAS < 4.3 3-9 >9
Aspersión meq/l <3 >3 >3
Cloro
Riego Superficial meq/l <4 4-10 >10
Aspersión meq/l <3 >3
VARIOS
Nitrógeno mg/l <5 0.7-3 >3
PH amplitud normal: 6.5-8.4
(1)
Si no se dispone de la Conductividad eléctrica, se puede utilizar el TSS (Total de sólidos en solución). Entre
ambas existe la relación aproximada: CE x 0.64 = TSS.
(2)
Valores que afectan a los cultivos sensibles.
El empleo de aguas residuales para riego puede tener ciertas ventajas como el aporte de abundantes
elementos nutritivos, pero conlleva riesgos sanitarios y un alto riesgo de obturaciones en los emisores de riego
localizado. La Organización Mundial de Salud (OMS) ha establecido unos criterios sanitarios para el
aprovechamiento de aguas residuales:
TABLA II
Al (aluminio) 5.00 Puede volver improductivos Suelos ácidos (pH<5.5); pero en suelos con pH>7 el Al
precipita y elimina la toxicidad.
As (arsénico) 0.10 El nivel tóxico varía ampliamente en las plantas, desde 12 mg/l. Para el pasto de Sudán
hasta menos de 0.05 mg/l para el arroz.
Be (berilio) 0.10 El nivel tóxico par las plantas varía ampliamente, desde 5 mg/l para la col rizada hasta
0.5 mg/l para los frijoles.
Cd (cadmio) 0.01 Tóxico para los frijoles, Remolacha y nabo en concentraciones tan bajas como 0.1 mg/l en
soluciones nutritivas. Se recomiendan límites bajos debido a su acumulación potencial en
suelos y plantas, peligrosa para seres humanos.
Co (cobalto) 0.05 Tóxico para las plantas del Tomate a 0.1 mg/l en soluciones nutritivas.
Cr (cromo) 0.10 Generalmente no se reconoce como esencial. Valores bajos recomendados por falta de
conocimiento sobre toxicidad.
Cu (cobre) 0.20 Entre 0.1 a 1.0 mg/l es tóxico para ciertas plantas en soluciones nutritivas.
F (flúor) 1.00 Inactivado por suelos neutros y alcalinos.
Fe (hierro) 5.00 No es tóxico en suelos con buena aireación; contribuye a la acidez y a la indisponibilidad
del fósforo y del Mo. La aspersión puede causar depósitos blancos en hojas, etc.
Li (litio) 2.50 Tolerable por muchos cultivos hasta 5 mg/l; móvil en el suelo. Tóxico para cítricos en
concentraciones < 0.075 mg/l. Actúa en forma similar al boro.
Mn (manganeso) 0.20 por lo general, tóxico sólo en suelos ácidos desde unas cuantas décimas hasta unos
pocos mg/l.
Mo (molibdeno) 0.01 En concentraciones normales no es tóxico para las plantas; pero lo puede ser para
ganado alimentado con pastos cultivados en suelos con alto contenido de Mo.
Ni (niquel) 0.20 Entre 0.5 y 1.0 mg/l, tóxico para ciertas plantas, su toxicidad es reducida en medios de
pH>7.0
Pb (plomo) 5.00 En altas concentraciones, puede inhibir crecimiento celular.
Se (selenio) 0.02 Tóxico para plantas en concentraciones tan bajas como 0.025 mg/l; también lo es para el
ganado alimentado con pastos cultivados en suelos con niveles relativamente altos de Se.
Esencial para animales pero en concentraciones muy bajas.
Sn (estaño)
Ti (titanio) - Excluido por las plantas; tolerancia específica desconocida.
W (tungsteno)
V (vanadio) 0.10 Tóxico para muchas plantas a niveles relativamente bajos.
Zn (cinc) 2.00 Tóxico para muchas plantas a variados niveles de concentración; su toxicidad es reducida
con ph>6 y en suelos de textura fina y en los orgánicos.
Ejemplo: Si el análisis de la muestra de agua determina Ei = 0.9 dS/m y Ca = 30.2 mg/l, Mg = 15 mg/l,
N2 = 20.4 meq/l entonces:
Na 20.4
RASº 4.29
Ca Mg 30.2 15
2 2
NOTA: Disminuye la velocidad de infiltración cuando hay una proporción alta de sodio con respecto al Calcio y
al Magnesio. El Na provoca la dispersión de agregados del suelo en partículas más pequeñas; que taponan los
poros dificultando la “i”.
El Ca y Mg favorecen la buena estructura que facilita “i”.
Los análisis requieren tomar una muestra representativa del agua a analizar, para lo cual se seguirán las
normas siguientes:
- El recipiente de recogido será de vidrio o de plástico, con una capacidad de litro a litro y medio, y se limpiará
escrupulosamente con el agua que se quiere analizar.
- En pozos dotados con bomba de extracción se dejará correr el agua durante algún tiempo, antes de proceder
a la toma.
- En ríos y embalses se recogen varias tomas en diferentes puntos representativos, y se mezclan en una sola
muestra. En el supuesto de recoger una sola toma se hará en el centro de la corriente del río.
- Tomar la muestra momentos antes de ser llevada al laboratorio, ya que los resultados de los análisis serán
tanto mejor cuanto menor sea el intervalo de tiempo transcurrido entre la recogida de la muestra y el análisis.
Será preferible que este intervalo no exceda de 24 horas.
- A ser posible, antes de tomar la muestra, ponerse en contacto con el laboratorio, para informarse.
En la tabla III se indican los valores normales de los análisis del agua de riego.
TABLA III
5.1. INTRODUCCION
Según Pizarro (Ref. 3), los riegos localizados de alta frecuencia (RLAF) se caracterizan por dos hechos
fundamentales: la localización y la alta frecuencia.
La localización consiste en que sólo se humedece parte del volumen del suelo y se pretende que las raíces
obtengan de ese volumen el agua y los nutrientes que necesitan. El resto del suelo prácticamente no se aprovecha
y éste es un buen momento para adelantar que no es tan fácil aumentar las producciones con marcos de plantación
más densos que los tradicionales para aprovechar esa parte no utilizada del suelo: las limitaciones no están en el
suelo sino en la competencia por la luz o en la exigencia de espacios libres para las labores.
A su vez la alta frecuencia del riego tiene unas consecuencias importantes en el régimen de la humedad; el suelo
se mantiene “constantemente” a una humedad elevada, lo que afecta a la absorción de agua, concentración de
sales, aireación, etc.
En los ítems precedentes se han estudiado una serie de cuestiones agronómicas de gran importancia para toda
clase de riegos, como son las relaciones suelo – agua, agua – planta o la salinidad. En este ítem se analizan las
peculiaridades que esas cuestiones presentan en el caso de riegos localizados de alta frecuencia. El método de
estudio va a consistir precisamente en analizar las repercusiones que sobre ellas tienen el “efecto localización” y el
“efecto alta frecuencia”. Se van a revisar cuestiones importantes, algunas de las cuales han dado lugar a tópicos
acerca de las necesidades de agua o los rendimientos de los cultivos con estos sistemas de riego, y se van a sentar
las bases teóricas para el diseño y los cálculos agronómicos a nivel de proyecto.
Según Pizarro (Ref. 3), es opinión muy extendida que una de las mayores ventajas de los RLAF es el ahorro de
agua. Para verificar hasta que punto esto es cierto, se debe estudiar cómo la localización y la alta frecuencia afectan
a las pérdidas, a la evaporación directa y a la transpiración. La localización se consigue conduciendo el agua por
medio de tuberías y aplicándola muy cerca de la planta. Esto elimina las pérdidas por infiltración y evaporación en
los canales, acequias, surcos, bancales, etc., lo que supone un importante ahorro de agua que está fuera de toda
duda. El que los cultivos necesiten menos agua es un asunto más complejo que se analiza a continuación.
Recordemos la ecuación del balance de energía, donde la radiación neta (Rn) que incide en un terreno agrícola
es:
Rn = H + ET + G + M (1)
Donde:
H es la energía que se utiliza en calentar el aire.
ET es la energía que se utiliza en la evapotranspiración (E + T).
G es la energía utilizada en elevar la temperatura del suelo y las plantas.
M es la energía utilizada en los procesos metabólicos (fotosíntesis, etc.).
En el riego localizado sólo se moja una parte de la superficie del suelo mientras que en el riego convencional se
moja toda. En consecuencia, la evaporación directa desde el suelo (E) será menor en el riego localizado, lo que
constituye un mecanismo de ahorro de agua. En cambio la transpiración (T) puede aumentar ligeramente por varias
causas. Una de ellas es que el suelo seco se calienta más que el húmedo, por lo que emite más radiación de onda
larga, que es proporcional a la cuarta potencia de la temperatura absoluta del cuerpo emisor, en ese caso el suelo.
Parte de esta radiación es captada por la parte aérea de la planta, lo que equivale a un aumento del primer término
de la ecuación (1) y en consecuencia a un aumento también de la transpiración. Asimismo, el aire situado sobre el
suelo no mojado se calienta más que si todo el suelo estuviera húmedo, y por medio de fenómenos de
microadvección aporta más energía al follaje, aumentando igualmente la transpiración.
El efecto de alta frecuencia también favorece el aumento de la transpiración, ya que en los riegos
convencionales la humedad desciende bastante en los días anteriores al riego y la transpiración es más difícil. Este
hecho sólo se presenta cuando el intervalo de riegos es incorrecto y por tanto, en rigor no se puede considerar como
inherente al sistema de riego, aunque en la práctica es una situación que se presenta con frecuencia.
El mayor ahorro de agua con riegos localizados se consigue con plantaciones jóvenes de árboles, que es cuando A
alcanza valores muy reducidos. A medida que los árboles crecen, el consumo se va aproximando al de riegos
convencionales. En cultivos en hileras tales como hortalizas, la disminución en la ET es prácticamente despreciable.
Como conclusión respecto al tema del ahorro de agua, se puede decir que hay importantes ahorros por la
disminución en las pérdidas, ciertos ahorros en el caso de árboles sobre todo en los primeros años y
prácticamente no se ahorra nada en cultivos en hileras. En el diseño agronómico, se explicarán unos métodos
prácticos de calcular las necesidades de agua de los cultivos en RLAF.
Esta es una pregunta que se hace con mucha frecuencia y que no tiene una respuesta sencilla, como seguramente
le gustaría al que pregunta: el 30%, el 50%, etc. Como hemos visto, hay dos causas para el ahorro de agua: una, la
menor evapotranspiración, y otra, la eliminación de las pérdidas de conducción y la gran disminución de las de
aplicación. En cuanto a la menor evapotranspiración, ya se ha visto que hay un cierto ahorro en el caso de árboles,
sobre todo en los primeros años, y prácticamente no se ahorra nada en cultivos en hileras. En cuanto a las pérdidas,
que es donde se produce el gran ahorro, las cifras son muy variables, según la cuantía de dichas pérdidas en los
métodos de riego tradicionales.
Una línea reciente de investigación enfocada hacia el mayor ahorro posible de agua, propugna una técnica
denominada riegos deficitarios de alta frecuencia. Se pretende aplicar agua con alta frecuencia pero en
cantidades inferiores a la ET máxima, y se supone que en esas condiciones las plantas experimentan unas
adaptaciones que hacen que los rendimientos no disminuyan.
Las primeras experiencias en tal sentido, realizadas por Millar en 1977 con remolacha, trigo y judías arrojaron unos
resultados positivos. Fereres ha estudiado dichas experiencias y al parecer, el déficit de agua de riego fue
compensado por las plantas con extracciones del agua almacenada en el suelo. Este último investigador ha
experimentado los riegos deficitarios de alta frecuencia en casos en que el agua almacenada en el suelo era
insuficiente, con cultivos de sorgo, judías y tomate, concluyendo que cuando las plantas disponen de agua en
cantidad inferior a la ET máxima, las producciones disminuyen. En tales condiciones, el hecho de aplicar el riego
con alta frecuencia puede incluso ser contraproducente, ya que al mantener constantemente una humedad
más alta las pérdidas por evaporación pueden aumentar.
Un hecho sorprendente observado por el citado investigador al regar melocotoneros por goteo aplicando del 25 al 33
por 100 de la ET es que al finalizar la temporada de riego, el suelo regado contenía menos agua que un suelo no
regado con el mismo cultivo. Al parecer, las modestas cantidades de agua de riego fueron suficientes para mantener
abiertos los estomas durante más tiempo que en el caso no regado, ocasionando una mayor actividad de las
plantas y una mayor extracción de agua.
En conclusión, no parece que los riegos deficitarios de alta frecuencia tengan las posibilidades que hace
unos años se esperaba. Los cultivos responden a regímenes bajos de humedad disminuyendo sus
producciones. En cambio, ese sistema de riego puede ser de aplicación a algunos problemas particulares. Por
ejemplo, en caso de sequía, la aplicación localizada y frecuente de pequeñas dosis de riego puede trasladar
el período de estrés hídrico hasta después de la recolección, disminuyendo sólo ligeramente la cosecha,
aunque reduciendo el crecimiento vegetativo posterior.
Otra aplicación interesante de los riegos localizados de alta frecuencia es el caso del algodón en ciertos climas en
que la floración coincide con una época de lluvias. Si se provoca un ligero estrés hídrico en primavera, se adelanta la
floración, alejándola de la época de lluvias. Igual ocurre con la uva de vino. Pero estos casos particulares no quieren
decir que los cultivos se adapten a estados deficitarios de humedad, sino que dichos déficits ponen en marcha unos
mecanismos que pueden paliar problemas distintos a los de escasez de agua.
En una gran Conferencia dictada en Expo Riego 2002 en Chile, el destacado investigador israelí Dr. Amos Naor,
(dirige el Instituto Golán de Investigación, de la Universidad de Haifá en Israel y es especialista en la técnica de riego
por estrés, nueva tendencia de irrigación en el mundo), le preguntaron: ¿En qué consiste el riego por estrés,
cuándo surgió, se puede aplicar en todo tipo de terreno y cultivo?
El Dr. Naor, respondió: “Soy especialista en programación de riego en cultivos en general. Durante la última década
estuve trabajando en el uso de plantas de riego por stress, indicadores para programación de riego. Esto significa
que estamos buscando una medida que le avisa al agricultor en qué forma el cultivo llena con el régimen actual de
riego. El agricultor puede cambiar su régimen (plan) si el status del agua en la planta ha pasado por cierto límite.
Después de 10 años de estudios recomendamos al agricultor que performa la calculación de medio día de agua
potenciar de una hoja usando una cámara de presión portátil. Nosotros usamos un cierto procedimiento (la hoja es
cerrada en una bolsa plástica cubierta por papel aluminio por 90 minutos, mientras todavía adherida al árbol,
después cortamos la hoja y la ponemos en el cámara). Este valor específico de agua potencial (nosotros lo
llamamos "stem water potential") está altamente correlacionado con el ratio fotosintético, producción y tamaño de
fruta en: manzanas, peras, duraznos y en ciruelas. Esta calculación es conducida en el campo usando una cámara a
presión portátil. Nosotros y un grupo americano de California del profesor Ken Shackel desarrollamos el uso de esta
técnica para la programación de riego en paralelo.
En el pasado, los agricultores mayoritariamente usaban indicadores de tierra que les indica la humedad de la tierra.
Nosotros encontramos que los indicadores de agua a presión, especialmente los de agua potencial son mejores que
los de tierra. Nosotros podemos recomendar usar stem water potential en arboles de hoja caduca, uvas y litchi (es
una fruta) como hemos conducido experimentos en estas especies. En principio, eso debería servir en muchos otros
cultivos”.
Según Pizarro (Ref. 3), se denomina bulbo húmedo a la parte de suelo humedecida por un emisor de riego
localizado. Explica cómo se crea el bulbo y los factores que afectan su forma. Precisa que la explicación se hace
para el caso de un emisor puntual; cuando es del tipo de una larga cinta porosa, el suelo humedecido es un cilindro
cuya sección toma la forma de un bulbo húmedo.
A pesar de que los emisores de riego localizado arrojan pequeños caudales, cuando el agua empieza a fluir incide
sobre una superficie muy reducida del suelo, provocando un pequeño charco (Ver Figuras), cuyo radio se va
extendiendo a medida que el riego continúa. Cuanto más húmedo va estando el suelo, la velocidad de infiltración “i”
del agua disminuye, ya que aunque la conductividad hidráulica, K(o), aumenta al aproximarse a la saturación, el
potencial, (dy/dz) disminuye en una proporción mucho mayor. La disminución de “i” favorece aún más el incremento
del radio de charco y cuando la “pluviometría” del riego (caudal del emisor dividido por la superficie del charco)
iguala a “i”, el charco se estabiliza.
A partir del disco del suelo saturado que es el charco, el agua se distribuye por los poros vecinos, cuya humedad es
menor. El potencial de esta zona vecina no saturada está compuesto por el potencial gravimétrico (g) y el mátrico
(m). Si el contenido de humedad es bajo el m tiene una magnitud muy superior (en valor absoluto) al g, que solo
empieza a intervenir en el movimiento del agua cuando se supera una cierta humedad. La acción combinada de las
fuerzas mátricas y gravimétricas origina la forma característica del bulbo húmedo, que en general presenta la
configuración indicadas en las figuras.
Los factores que afectan a la forma del bulbo son: el tipo de suelo, la estratificación y el caudal del emisor y tiempo
de riego. Mayores detalles se mostrarán en la Segunda Unidad del Curso.
Según Moya (Ref. 2), se puede comparar el bulbo o bolsa húmeda como si fuera un “recipiente” o depósito capaz
de almacenar agua. Pero este recipiente tiene una característica diferente a una maceta o depósito normal, ya que
sus “paredes” no son impermeables, pero suplen esta carencia a base del grosor o espesor de las mismas,
entendiendo como tal, el límite hasta donde es capaz de llegar la humedad.
Por lo tanto, no son del todo válidas para sacar conclusiones, las experiencias que utilizan macetas o recipientes de
paredes impermeables (que limitan el paso de raíces, agua y gases), para explicar las relaciones agua-suelo-planta.
Por otra parte, estos “recipientes” de paredes anchas y permeables, serán más o menos alargados según el tipo de
suelo y el tamaño estará en función de la cantidad total de agua echada y de la duración del riego. Las raíces
contenidas estarán en una proporción más o menos elevada, según la calidad del resto del suelo.
En la actualidad, existe una tendencia aconsejar que los bulbos o zonas húmedas de los goteros, se solapen para
evitar esta posible acumulación de sales en la capa superficial.
Desde luego, cuando se trate de cultivos hortícolas, con separaciones de plantas inferiores al medio metro, es
seguro que existe el solape, convirtiéndose en un riego localizado por bandas, casi con los mismos efectos que los
riegos localizados de pie por regaderas, apareciendo las eflorescencias salinas por los bordes de las bandas.
Sin embargo, en el cultivo frutal, regando con aguas sin problemas de exceso de cloruros o sodio, se han sacado
las siguientes conclusiones, a través de varios seguimientos:
1) El solape de los bulbos es innecesario, y cuando se dosifica siguiendo un buen programa, se puede
considerar hasta un despilfarro, si se exagera el tiempo.
2) En dosificaciones deficientes puede ser muy conveniente, ya que al menos, en el volumen solapado,
puede haber un porcentaje óptimo de agua.
3) En dosificaciones excesivas, el despilfarro se incrementa en las zonas solapadas.
4) Para los problemas de las sales, la única solución efectiva, es el lavado con un riego total, que se puede
realizar abundantemente al principio y/o al final de la temporada, si no hay lluvias copiosas de verano que
lo sustituyen.
Aplicar agua adecuadamente en la zona de raíces en el ratio y horario deseado, para asegurar el estado óptimo del
agua de la planta y para evitar graves pérdidas de agua fuera de la zona de raíces, eso incluye equipos para aplicar
el agua y controladores electrónicos para el riego y fertilización automáticos. El controlador también detiene el riego
cuando hay algún error en el sistema hidráulico para evitar pérdidas de agua y una desuniforme aplicación de agua
en el huerto.
La moderna estrategia de programación de riego está usando datos básicos en los requerimientos de riego de cada
cultivo durante la temporada y eso permite cambiar el nivel de riego, según los cambios en el clima (los cambios de
día a día por el clima, por ejemplo, el consumo de agua en un día caluroso y seco, es mucho más alto que en un día
nublado y húmedo).
Los agricultores que aplican la moderna estrategia de programación de riego pueden recibir estimaciones
diarias del consumo de agua por cultivo, el cual es afectado por el clima, por lo que los agricultores cambian
el nivel de riego según cambia el clima. La segunda parte de la estrategia moderna de programación de riego es
ajustar los requerimientos de riego para cada cultivo específico por el uso de indicadores de agua, los cuales
permiten corregir inseguridades de los factores mayores como tamaño, carga de cultivo y la eficiencia de riego.
La importancia del riego tecnificado está en que mejora la eficiencia del riego, en otras palabras, se pierde menos
agua en la zona de raíces. Adicionalmente permite crear al agricultor un estatus óptimo de agua de la planta en cada
paso fonológico, que incrementa la producción del cultivo y su calidad.
6.1. INTRODUCCION
En la programación del riego vamos a determinar cuándo se ha de regar y cuánta agua aplicar. Para esto es
imprescindible conocer las características del cultivo, las características físicas del suelo y las condiciones climáticas
de la zona. Con la programación del riego podemos perseguir una maximización de la producción, de la calidad de
los productos, ahorro de abonos, de agua etc.
La influencia del cultivo y su estado fenológico es importante ya que las necesidades hídricas dependerán del tipo de
planta y de su estado de desarrollo. A si mismo, las raíces de un cultivo ocupan distintas profundidades en función
de la fase de desarrollo con lo que la cantidad de agua en distintas zonas debe variar acorde con el crecimiento.
Atendiendo al tipo de suelo tendremos distintas capacidades para retener agua por lo que las estrategias de riego
serán diferentes. A esto añadimos que las necesidades varían mucho en función del clima, la radiación solar, el
viento, la precipitación, etc. por lo que se hace necesario conocer las características climáticas de la zona y del
cultivo para programar adecuadamente los riegos.
Todo esto es aplicable a todos los cultivos si bien algunos de ellos requieren prácticas de riego especiales. También
hay que tener en cuenta las características específicas que un suelo pudiera tener (por ejemplo la presencia de
patógenos). Por la gran variedad de casos que pueden presentarse, se desarrollará a continuación una
programación genérica sin atender a casos particulares. Sin embargo es preciso tener en cuenta que la práctica del
riego no es algo independiente sino que está íntimamente ligada al resto de las prácticas de cultivo en que este se
desarrolla.
La determinación de las necesidades de agua de los cultivos es el paso previo para establecer los volúmenes de
agua que será necesario aportar con el riego.
La cantidad de agua que las plantas transpiran es mucho mayor que la retienen (la que usan para crecimiento y
fotosíntesis). La transpiración puede considerarse, por tanto, como el consumo de agua de la planta. Además
debemos de considerar que hay pérdidas de agua por evaporación del agua desde la superficie del suelo.
La cantidad de agua que suponen ambos procesos, transpiración y evaporación, suele considerarse de forma
conjunta simplemente porque es muy difícil calcularla por separado. Por lo tanto se considera que las necesidades
de agua de los cultivos están representadas por la suma de la evaporación directa desde el suelo más la
transpiración de las plantas que es lo que comúnmente se conoce como evapotranspiración (ETP). La
evapotranspiración suele expresarse en mm de altura de agua evapotranspirada en cada día (mm/día) y es una
cantidad que variará según el clima y el cultivo. Aunque en realidad existe una interacción entre ambos, puede
admitirse la simplificación de considerarlos por separado y por lo tanto la evapotranspiración se calcula como:
a) EVAPOTRANSPIRACIÓN DE REFERENCIA.
Para poder calcular la evapotranspiración (ETP) se parte de un sistema ideado para este fin, consistente en medir el
consumo de agua de una parcela de unas medidas concretas sembrada de hierba, con una altura de unos 10-15
cm, sin falta de agua y en pleno crecimiento, donde se ha colocado un instrumento de medida. Al dato obtenido se le
llama evapotranspiración de referencia (ETPr). Como el cultivo es siempre el mismo, será mayor o menor según
sean las condiciones del clima (radiación solar, temperatura, humedad, viento, etc.) y del entorno (no es lo mismo
calcular la ETPr dentro de un invernadero o en el exterior). El cálculo empírico de la evapotranspiración de referencia
es difícil y para obtenerla normalmente recurrimos a las entidades públicas, centros de investigación, etc.
b) COEFICIENTE DE CULTIVO.
El coeficiente de cultivo (Kc) describe las variaciones de la cantidad de agua que las plantas extraen del suelo a
medida que se van desarrollando, desde la siembra hasta la recolección.
Para los cultivos leñosos, permanentes, los coeficientes de cultivo suelen venir expresados por meses y
usualmente en función del grado de cobertura del suelo (que indica el porcentaje de superficie de suelo que ocupa la
masa arbórea).
En caso de que exista algún cultivo implantado entre las filas de los árboles, los coeficientes de cultivo aumentarían
debido al consumo que tal cultivo implica. Ocurriría lo mismo si existieran malas hierbas.
Ejemplo: Si la ETPr en la provincia de Ferreñafe es de 5 mm/día en el mes de Marzo, se desearía saber cual es la
ETP diaria del cultivo de maíz situado en las proximidades de Ferreñafe, que se encuentra en fase media.
Utilizando las tablas se obtiene un Kc de 1,15 en la fase media. Así pues la ETP diaria será:
Antes de calcular el agua que vamos a aportar con el riego, debemos conocer la profundidad del suelo ocupada por
las raíces. A continuación se muestran algunas profundidades máximas de raíces para algunas especies.
En algunas ocasiones cuando las condiciones del suelo y agua son favorables, se han encontrado valores mayores.
La cantidad de agua del suelo que teóricamente está a disposición para las plantas viene determinado por el
Intervalo de Humedad Disponible (IHD) también llamada Agua Útil (diferencia entre el límite superior (capacidad
de campo) e inferior de humedad (punto de marchitez)).
Al límite superior también se le conoce como Capacidad de Campo. Si saturamos un suelo, la cantidad de agua, la
cantidad de agua que queda retenida en los poros sin ser arrastrada por el peso de la gravedad, es la Capacidad de
Campo o Capacidad de Retención. La capacidad de campo se valora por el porcentaje en volumen de agua
existente con respecto al suelo seco. Según diferentes autores alcanza los siguientes valores:
Suelos arenosos 6%
Suelos ligeros 10-15%
Suelos medios 20-25%
Suelos pesados 35-40%
Al límite inferior también se le conoce como Punto de Marchitez (el esfuerzo de absorción de las raíces no es
suficiente para competir con las fuerzas de retención que ejercen las partículas del suelo y las sales existentes). El
agua que aún queda, pero que no es capaz de aprovechar la planta, se llama Agua Inerte o Agua Higroscópica y,
en general, tiene los siguientes valores en volumen con respecto a la tierra seca:
Suelos arenosos 2%
Suelos ligeros 6%
Suelos medios 9%
Suelos pesados 18 %
El valor del Intervalo de Humedad Disponible (IHD) (Agua Útil) es diferente para cada suelo dependiendo
básicamente de su textura.
Esto quiere decir que en un suelo franco-arcilloso con un Intervalo de Humedad Disponible de 185 mm de agua por
metro de profundidad de suelo, en un cultivo de algodón que tiene una profundidad de raíces de 0,9 m., la cantidad
de agua teóricamente disponible corresponde a una lámina de agua de altura:
Como acabamos de ver el agua útil o intervalo de humedad disponible es la diferencia entre la capacidad de campo
y el punto de marchitez y su valor referido a % en volumen de agua con respecto al suelo seco se deduce de las
tablas anteriores:
Suelos arenosos 4%
Suelos ligeros 5 al 9 %
Suelos medios 10 al 15 %
Suelos pesados 17 al 22 %
Aunque las plantas pueden extraer agua del suelo hasta un nivel de humedad que corresponde con el límite inferior
(punto de marchitamiento), existe un nivel de humedad entre el límite superior y el inferior a partir del cual las raíces
encuentran dificultades para extraer el agua (aumenta el esfuerzo metabólico por la succión), produciéndose una
disminución de las transpiración que implican pérdidas de producción (menor vegetación y frutos más pequeños). A
este nivel se le denomina Nivel de Agotamiento Permisible (NAP) y normalmente se representa como una fracción
del Intervalo de Humedad Disponible.
Cuando programamos el riego, normalmente empleamos valores entre 0.6 y 0.8 (un valor de 0.65 se considera muy
adecuado), pero en cultivos con alto valor económico, como por ejemplo las hortícolas, no debe usarse un valor de
NAP mayor de 0.5 para asegurarnos que el cultivo no sufrirá en ningún momento carencia de agua que repercutiría
directamente en la producción.
La humedad correspondiente al Nivel de agotamiento Permisible es la cantidad de agua que el suelo debería tener
siempre, como mínimo, para que la producción fuera siempre la máxima posible. Para el caso del ejemplo anterior,
la humedad del suelo (expresada como altura de la lámina de agua) que corresponde a un nivel de agotamiento
Permisible de 0.65, será:
Supongamos un suelo que tiene una humedad correspondiente al límite superior. A partir de este momento la
evapotranspiración comienza a consumir agua, y esta se va agotando día a día. La cantidad de agua que va
faltando con respecto al límite superior se denomina Déficit de Agua en el Suelo (DAS) y será mayor a medida que
pasa el tiempo.
El sistema formado por el suelo y el cultivo tiene unos aportes y unas salidas de agua. Sin tener en cuenta el riego,
estas cantidades no son iguales, por lo que el contenido de humedad del suelo irá cambiando, quedando de
manifiesto el papel del suelo como almacén de agua.
Las entradas de agua pueden ser debidas a la lluvia (LL) o al riego (R). Por su parte, las salidas de agua se deberán
a la evapotranspiración (ETP), la escorrentía (S) y la filtración profunda (Fp).
Se considera un sistema de riego bien diseñado aquel cuya escorrentía y filtración profunda es cero. De esta forma,
la cantidad de agua que necesita el cultivo y se ha de aportar con el riego o "Necesidades netas de riego (Nn)"
corresponderán con la diferencia entre la cantidad de agua que el conjunto suelo-planta pierde (la
evapotranspiración) y el agua que se aporta de forma natural (la lluvia).
Esta cantidad de agua, expresada en altura de lámina de agua por metro cuadrado de superficie de suelo, se
denomina lámina de agua requerida. Por ejemplo, una lámina de agua requerida de 50 milímetros de agua
corresponderá a:
3 2 2 3
50 milímetros = 0.05 metros = 0.05 m /m = 50 litros/m = 500,000 litros/ha = 500 m /ha.
Pero no todo el agua que aportamos al suelo es aprovechada por la planta (parte se pierde por escorrentía, filtración
profunda. Definimos la "Eficiencia de aplicación del riego" al porcentaje de agua que aprovechan las raíces con
respecto del total aplicada. Su valor es diferente para cada método de riego, aspersión, superficie, riego localizado y
dentro de cada uno de ellos distinto según cada sistema. Ver Cuadro.
Por lo tanto conociendo la eficiencia de aplicación se pueden determinar las necesidades brutas (Nb), o sea, la
cantidad real de agua que ha de aplicarse durante el riego para satisfacer las necesidades netas de riego. Se
calculan utilizando una fórmula muy simple:
A la lámina de agua que supone la cantidad de agua aportada con las necesidades de riego brutas se llama lámina
aplicada.
En el caso en que haya que destinar una cantidad para el lavado de sales, las necesidades de riego brutas se
calcularán teniendo en cuenta dicha cantidad. Así, ha de conocerse el valor de las necesidades de lavado y
transformarlas en fracción de lavado (simplemente dividiendo por 100).
Las estrategias de riego se pueden entender como criterios para decidir el momento de efectuar un riego y la
cantidad de agua a aplicar.
1. Un criterio general es aplicar las necesidades brutas de riego (Nb) cuando el Déficit de Agua en el Suelo
(DAS) sea igual al Nivel de Agotamiento Permisible (NAP), teniendo en cuenta estrictamente el balance de
agua (agua que se aporta al sistema suelo-planta menos agua que se extrae del sistema) es la estrategia
más recomendable, ya que así se evitan problemas de extracción de agua y por tanto no habrá
repercusiones en la producción final.
2. Si el valor comercial del cultivo es muy alto, nos aseguraremos de que las raíces de las plantas no tengan
problemas en extraer el agua en ningún momento. Para ello aplicamos las necesidades brutas de riego
antes de que el DAS alcance el NAP. Así aumentamos el número de riegos, y dependiendo del método de
riego empleado, su coste.
3. En ocasiones es conveniente aplicar una cantidad de agua fija con los riegos, de manera que se aproveche
al máximo el sistema de riego. Los sistemas de riego automatizados de riego por aspersión (por ejemplo el
pivotante, más conocido como "pivot") es un claro ejemplo de aplicación de una cantidad fija, que depende
de la velocidad a la que se desplace la maquina. En estos casos, el momento de realizar el riego es aquel
en el que el Déficit de agua en suelo iguala a las necesidades netas, pero teniendo en cuenta que se
aplicarán las necesidades netas.
4. En numerosos sistemas de riego (fundamentalmente en riego por superficie) existen restricciones para
elegir el momento del riego ya que están organizados por turnos en los que cada agricultor riega cuando le
está permitido. En este caso puede ser que el Déficit del Agua en el suelo supere al nivel de agotamiento
permisible. Lo más usual es que el agricultor procure aplicar el agua correspondiente a las necesidades
brutas, es decir cargar el suelo de agua en previsión de que el turno de agua se pueda retrasar.
En las estrategias anteriores aplicamos necesidades brutas. Aplicar cantidades mayores supone incrementar las
pérdidas por filtración profunda o drenaje, mientras que aplicaciones inferiores disminuirían la evapotranspiración
que incidiría negativamente en la producción.
Las estrategias de riego son unos criterios generales, que se concretan elaborando un calendario medio de riegos
en el que se precisan el momento de riego y la cantidad de agua que se aplica en cada uno de ellos.
Contando con los datos del cultivo, el suelo y el clima, se puede establecer un calendario medio de riegos
asumiendo el caso más simple, en el que se supone que la lluvia es nula durante el ciclo del cultivo y que los valores
de evapotranspiración de referencia son los de la media de los últimos años. Necesitaremos por tanto contar con los
siguientes datos:
Deberá elegirse una estrategia para determinar el criterio con el cual se calculará el momento de efectuar el riego.
Usando parte de los datos anteriormente citados se calculará el déficit de agua en el suelo y el nivel de agotamiento
permisible que indicará el momento de riego, mientras que la cantidad de agua a aplicar dependerá del criterio
elegido, aunque lo más frecuente es que se apliquen las necesidades brutas.
Ejemplo: Se desea elaborar un calendario medio de riegos para un cultivo de maíz en una finca situada en la
Ciudad de Ferreñafe con los siguientes datos:
Cultivo: Maíz
Fecha de siembra: 1 de Mayo.
Eficiencia de aplicación del sistema de riego: 75%
Suelo: Franco con intervalo de humedad disponible de 150 milímetros por metro de profundidad.
Nivel de agotamiento permisible: 0,65
Profundidad media de las raíces: 0,5 m.
Se establece el criterio de regar cuando el déficit de agua en el suelo alcance el nivel de agotamiento permisible y
aplicamos las necesidades brutas de riego.
1. El primer paso es calcular la evapotranspiración diaria (en milímetros por día) usando la ETP y el coeficiente de
cultivo Kc.
2. El déficit de agua en el suelo se calcula acumulando la evapotranspiración que se produce cada día.
Normalmente no se utilizan decimales y se indica el valor más próximo en milímetros.
Para el día 4 de mayo se han acumulado 2,3 + 2,3 + 2,3 + 2,3 = 9,2 mm que redondeamos a 9 mm.
3. Calculamos para cada profundidad radicular, cual es la cantidad de agua en el suelo (en mm de altura) que
supone el nivel de agotamiento permisible.
4. Ahora para cada día se comprueba si el déficit de agua en el suelo es mayor o menor que el nivel de agotamiento
permisible. En el momento que se supere, será el momento de regar. El día 10 de Mayo DAS = 23 mm Y NAP=49
mm, es decir DAP<NAP por lo que no es necesario regar. El 20 de Mayo es el primer día donde DAS>NAP (DAS=
72 mm y el NAP=68 mm) que nos índica que debemos dar un riego con las necesidades brutas de riego.
A partir del 20 de mayo el déficit vuelve a ser 0, Comenzamos a calcular el nuevo déficit según la ETP que se
produzca cada día. El proceso lo continuamos de la misma manera hasta el final de la campaña. Es decir
Se denomina programación en tiempo real al que utiliza datos en tiempo real, es decir medidos diariamente o en
fechas cercanas al momento actual. Llamamos calendario medio al que se elabora teniendo en cuenta valores
medios de varios años.
En realidad es muy difícil encontrar valores de ETPr diarios, por lo que la programación en tiempo real no suele
utilizarse. A este respecto, en España, los Servicios de Asesoramiento al Regante, como entidades de apoyo que
prestan orientación y recomendaciones en materia de riegos, son una ayuda valiosa para hacer un uso eficiente del
agua.
En los climas mediterráneos de España, las lluvias se producen en otoño, primavera y ocasionalmente tormentas de
verano. En esta situación se mantienen las fechas de riego obtenidas con un calendario medio de riego, y restamos
el agua de lluvia que ha caído desde el último riego a la cantidad de agua a aplicar al riego siguiente.
En estas zonas también es una opción bastante recomendable no regar hasta alcanzar el contenido de humedad
correspondiente al límite superior (que es lo más común), sino dejar parte del almacenamiento del suelo sin rellenar
para aprovechar el agua de lluvia durante los días posteriores al riego.
En conclusión, la Programación de Riegos, consiste en determinar el momento más idóneo para regar,
estableciendo la cantidad de agua a aplicar de forma que se obtenga una eficiencia de aplicación aceptable y
se consiga una buena producción y calidad de cultivo.
En el riego localizado, la importancia del suelo como almacén o reserva de agua para el cultivo es mucho menor que
en el riego por superficie o aspersión. En estos casos se aporta el agua que cubra las necesidades diarias del
cultivo, y no se permite que el agua se almacene en el agua en el suelo y vaya liberando poco a poco el agua. El
agricultor sólo tiene que establecer el tiempo de riego necesario para aportar las necesidades brutas de riego.
Para calcular el tiempo de riego debemos conocer:
Necesidades brutas de riego.
Distancia entre emisores.
Distancia entre laterales.
Caudal de los emisores.
En número de emisores por m2 se calcula muy fácilmente si conocemos la distancia entre los emisores y la distancia
entre las tuberías laterales.
Algunos cultivos como zanahorias, remolacha de mesa, clavel, rosal, etc se cultivan en las llamadas banquetas o
mesillas. En estos casos la separación entre las tuberías laterales no es uniforme. Para calcular el número de
emisores por m2, distribuimos los laterales como si tuvieran separaciones uniformes contando con la anchura de la
banqueta y del pasillo.
Otra forma de programar los riegos es mediante la toma de medidas indirectas del contenido del agua del suelo
mediante la utilización de tensiómetros. Suelen instalarse por parejas, uno en la zona de las raíces (para detectar la
escasez de agua cuando se produce) y otro por debajo de ella (para detectar la infiltración profunda que nos estará
indicando que se está produciendo un exceso).
Al ser medidas indirectas del contenido del agua, usaremos los tensiómetros con precaución.
Su uso solo es completamente fiable en suelos arenosos y homogéneos. En cualquier caso nos indican cuando
regar pero no cuanto regar.
Finalmente presentamos un Cuadro conteniendo las Consideraciones a ser tomadas en cuenta en la Selección del
Método de Riego a Presión.