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PARTERAS, COMADRONAS

Y MEDICOS

LA INSTAURACION DE LA

OBSTETRICIA EN MEDELLIN
1870-1920
Libia J. Restrepo
Revista
UNIVERSIDAD
PONTIFICIA
BOLIVARIANA

U NA PROFESORA EN OBSTETRICIA

Prudenciana Yépez de Vásquez ofrece sus servicios en esta materia. Las personas que quieran
ocuparla la encontrarán en su casa de habitación "Quinta de los señores Muñoces" frente a los
camellones "Bolívar" y "Carabobo". Para comprobar su actitud en esta profesión publica a
continuación el certificado siguiente: CERTIFICAMOS: Que la señora Prudenciana Yépez
de Vásquez se ha dedicado por algún tiempo bajo la dirección de algunos profesores en Medi­
34 cina al estudio teórico de la obstetricia en cuyo estudio ha logrado adquirir conocimientos
nada comunes, por medio de los cuales puede ser sumamente útil a las personas que quieran
ocuparla. La Sra. Yépez de Vásquez no conoce en tocología el arte de hacer altas operaciones;
pero sí sabe y puede practicar con provecho, las pequeñas maniobras de la profesión. Sobre
todo, la señora a quien recomendamos podrá ser muy útil a las familias, en dos casos:
1 o Cuando se trata de dar una asistencia esmerada para funciones de partos sin complicacio­
nes; y
2° Para dar oportuno aviso a las circunstancias que exigen la intervención de un profesor
inteligente. Juan de D. Uribe - Manuel Uribe A. - Tomás Quevedo.
( PER Boletín Industrial , Año VII, Serie II, N° 549. Medellín, 14 de noviembre de 1876. p.
1655.)

<<A la mujer le dijo: "Multiplicarás los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos." >>
(Génesis III,16).
El anuncio y certificado transcritos son tan sólo una breve referencia a un largo y complicado
proceso en la historia de la Obstetricia en Medellín iniciado después de la segunda mitad del
siglo XIX (1); y una de sus manifestaciones es la presencia organizada de parteros al lado de
médicos y cirujanos en los hospitales de caridad -por reglamentación del Ministerio de Ins-

1. Proceso que en Europa se había desarrollado desde el siglo XVII


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trucción Pública y la Desde el siglo XVIII, surge la novedad


Junta Nacional de desencadenante: El Estado-Nación. El fu­
Higiene en 1895-, y turo y la prosperidad de los países estaban
aparentemente con­ íntimamente ligados a una población nume­
cluido hacia 1920 con rosa, sana y virtuosa. "La población-rique­
la fundación de ca­ za, la población-mano de obra o capacidad
sas de salud y clí­ de trabajo, la población en equilibrio entre
J
'IIM nicas de partos su propio crecimiento y los recursos de que
1 a particulares, por dispone" (3). El asunto no sólo tiene que
fr� ',/; efectos de la cris- ver con los individuos, sino con los fenóme­
___- -
'f' talización de ideas nos específicos de población: natalidad,
de progreso y de- morbirnortalidad, fecundidad y demografía.
sarrollo económico (2).
Hay que analizar, registrar y medir las varia­
Largo proceso, repito, no sólo de orden mé­ bles de los alumbramientos -legítimos e ile­
dico-científico por la lenta introducción en gítimos-, las condiciones de los matrimonios,
el país de las teorías pasterianas y, en el cam­ el cuidado de los futuros ciudadanos desde
po de la obstetricia, los conceptos de infec­ su origen: la preñez y las madres. Hay que
ción durante las fiebres puerperales, conta­ vigilar la bastardía: los hombres depravados
gios, antisepsia de los partos que dejarían nacen de mujeres deshonestas que comuni­
atrás, con otros estudios, la doctrina galénica can a sus hijos sus defectos y malas costum­
de los temperamentos y el aristotelismo se­
cular. Paralelamente, estas transformaciones
bres, la degeneración de la raza humana.
35
Para finales del siglo XIX, Antioquia (así
provocaron paulatinas rupturas entre coma­ corno los demás departamentos colombianos),
dronas resistentes a ser desplazadas de una se encontraba en pleno de sus aspiraciones
actividad que hasta entonces les había per­ en tal sentido, acorde con las reglas de las
tenecido: "el arte de partear" -envuelto to­
bodas y nacimientos, objetos de análisis,
davía en ciertos misterios y pudores-, matro­
vigilancias e intervención oficial en una len­
nas enfrentadas a una medicina legitimada ta pero amplia medicalización. La primera
por el Estado a instancias de órdenes socia­
misión del médico se constituyó como pro­
les, económicos, políticos y jurídicos. Fue
tección de la institución del matrimonio de
entonces cuando tuvo lugar una convergen­
la que dependía finalmente una sociedad
cia de dos discursos: la ginecología, "civilizada". A las nuevas instancias de po-
legitirnidada por la ciencia y las autorida­
des europeas, y el sancionado por los "secre­
tos de damas": viejas tradiciones -en su 2. En 1919 se funda la primera Casa de Salud,
mayoría orales-, de saber popular, saber fan­ que dos años y medio más tarde se convertiría
tasmal y misterioso, impreciso en el lenguaje en la Clínica Gil. Cfr. Alzate B., Delia. REV
Labor de Medicina y Farmacia. Año III , Na 22.
por carecer de uno científico. Prácticas empí­
Medellín, julio de 1925. pp. 595-597.
ricas que nunca se habían cuestionado sino
más bien justificado por la necesidad de de­ 3. Foucaul( Michel. LA VOLUNTAD DE
fender el pudor y la flaqueza de las mujeres SABER. Historia de la sexualidad. Siglo XXI.
dentro del ámbito privado de los hogares. México, 1985. p. 35.
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der les interesaba garantizar una unión sa­ Las observaciones de los directores de hi­
grada primero, legítima después, y ensegui­ giene y los informes publicados por las so­
da, la fecundidad. La mujer y su cuerpo se ciedades científicas y filantrópicas en todo
convirtieron en objeto de estudio científico el país (4) dirimían, entre otros, el problema
porque de su salud física y moral dependía de la morbinatalidad, las condiciones higié­
la armonía familiar y el progreso de las na­ nicas de los partos, los conocimientos de las
ciones. parteras, el lugar del alumbramiento, los
cuidados pre y post-natales, el cuerpo de las
mujeres, sus cambios, riesgos y funciones.
4. Cfr: Carta del señor Luis Bermúdez de la Precisamente campos de saber que se habían
Sociedad Filantrópica "Amistad Unida" de caracterizado hasta entonces por ser de do­
Bogotá. En: Ujueta, Gabriel D. GUÍA DE minio exclusivamente femenino y que co­
PARTURIENTES Y PARTERAS. Impr. de menzaron a ventilarse en tesis, informes y
Sivestre y Cía. Bogotá, 1881. pp. 4-5. Sobre el publicaciones a instancias de un nuevo or­
papel de estas sociedades "Ilustradas" Cfr:
den social (5). El cambio quiebra las con­
Obregón Torres, Diana. SOCIEDADES
cepciones en torno al embarazo y el parto,
CIENTÍFICAS EN COLOMBIA. Banco de la
República, Santafé de Bogotá, 1992. pp. 51-55.
aunque el destino de los discursos médicos
es aún coercitivo y plagado de prédicas mo­
5. Ujueta, Gabriel D. op. Cit. Tavera B., Juan rales sobre la conducta de las mujeres y el
de Dios. INSTRUCCIÓN POPULAR DE
futuro de los hijos.
PARTOS. Dispuesta para el hogar. Impr. de
36 Torres Hermanos y Cía. Tunja, 1882. Lince,
Eduardo. PARTO PREMATURO ARTIFI­
No obstante, aún hacia 1920 en Medellín, se
consideraba inmoral la atención de los partos
CIAL. Tesis en Medicina y Cirugía. Impr. de y de las gestantes en las casas de salud, máxi­
Echeverría Hermanos. Bogotá, 1893. me si la medicina y la cirugía eran oficios ex­
Touventait. MANUAL DE COMADRONAS Y clusivamente masculinos. Los prejuicios es­
ENFERMERÍ A. (Trad. por J.B. Londoño). taban demasiado arraigados como para ser
Impr. del Departamento. Medellín, 1896.
admitida de inmediato una atención clínica
6. Alzate B., Delia. RE V Labor de Medicina y hospitalaria. Los argumentos médicos debían
Farmacia. Año III , W 20, abril de 1925. p. 532. apelar a la anestesia (eliminación del dolor),
7. Término propuesto por Velpeau para pero que tenía sus detractores morales como
diferenciarlo de Obstetricia, Obstetrix (Latín: veremos más adelante, y a la asepsia (dismi­
comadre). Cfr: Nubiola, Pedro y Zárate, nución de las infecciones) (6), que más que
Enrique. TRATADO DE OBSTETRICIA. pretextos, conferían una novedosa dimensión
Tomo I, Ed. Labor S.A. Barcelona, 1951. p. S. a la práctica clínica de la Tocología (7)
8. La otra profesión, mediante la cual las En este punto analicemos los hechos y las
mujeres percibían un salario por sus servicios condiciones que hicieron posible la apari­
era la de ama de cría o nodriza. Cfr: Segura ción del anuncio-certificado:
Graíño, Cristina. "Las Mujeres Castellanas de
los Siglos XV y XVI y su Presencia en Hispa­ Prudenciana Yépez de Vásquez, vecina de
noamérica". En: LAS MUJERES EN LA Medellín en 1876, casada o viuda, vivía -pro­
HISTORIA DE COLOMBIA. Ed. Norma, bablemente sola-, en "la quinta de los seño­
Santafé de Bogotá, 1995. pp. 53-54. res Muñoces". " Partera de profesión" (8)
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como orgullosamente lo anuncia. Poco sa­ ran ocuparla y a sus familias, como a las auto­
bemos de sus características personales aun­ ridades médicas que velaban por el correcto
que su decisión de publicar un aviso en que ejercicio de tan delicada profesión.
se indica que prodiga "asistencia esmerada",
No está enunciado en el aviso que comenta­
respalda o incrementa el posible prestigio
mos las reglas en proceso, el tipo de compe­
de las condiciones que reunía para ejercer
tencias y polémicas que se estaban estable­
su oficio en el encierro de los espacios do­ ciendo en torno a la práctica de la partería
mésticos. para desarraigar a las empíricas sin título y
Esos requisitos formaban parte de una secu­ ceder el lugar a los médicos -teóricos sin
lar intromisión médica en Europa (9) y se praxis-. Estos también ofrecían sus "servi­
enumeraban así, entre otros: "La primera que cios en obstetricia" (13), o anunciaban estar
sea muy experta", ingeniosa, discreta y "dedicados especialmente a las enfermeda­
previsiva para examinar los partos difíciles; des de las mujeres" (14) y a quienes el Esta­
de buenas costumbres, "de buena casa y bien do había conferido una legalidad y una pro­
formados sus miembros", es decir, buena tección en sus dominios de saber por medio
complexión y robusta; "gozosa porque con
sus palabras alegre la que pare"; honrada
9. Carbón, Damián. LIBRO DEL ARTE DE
para dar buenos y castos consejos; "secreta,
LAS COMADRES Y DEL REGIMIENTO DE
que es la parte más esencial. Cuántas cosas LAS PRE ÑADAS Y PARIDAS Y DE LOS
le vienen a las manos que no han de comu­ NIÑOS. Mallorca, 1541. Citado por: Ortiz,
nicar por la vergüenza y daño que se segui­
ría". Buena cristiana, "dexe [sic] cosas de
Teresa. "Luisa Rosado, una matrona en la 37
España Ilustrada". REV Dynamis. Acta
sortilegios, ni supersticiones y agüeros", Hispánica ad Medicinae Scientiarumque
devota de la Virgen María (10). Historiam Ilustrandam. Vol. 12. Universidad
de Granada. España, 1992. pp. 323-346.
Doña Prudenciana rompe con audacia el si­
lencio al anunciar públicamente su profesión 10. Carbón, Damián. Op. Cit. Citado por:
(11). Mujer de aspiraciones, animada por ver Fisas, Carlos. HISTORIAS DE LA HISTORIA.
reconocidas sus aptitudes y con ánimo de Círculo de Lectores. Bogotá 1983. pp. 219-220.
progresar, "logrando conocimientos nada 11. En una exhaustiva revisión de periódicos
comunes". Como excepción a la regla sabía de Medellín, para esta época, encontramos
leer y escribir (tal vez de alta posición eco­ que sólo doña Prudenciana publica estos
nómica), lo que le permite dedicarse en va­ anuncios.
rias ocasiones "al estudio teórico de la obs­ 12. Rodríguez R., Ricardo. "Recomendación".
tetricia", teniendo el buen cuidado de ha­ Revista Industrial. Año I, Trim I, N° 1. Mede­
cerse expedir certificados y recomendaciones llín, 14 de agosto de 1879. p. 4.
de sus "inteligentes" y prestigiosos profeso­ 13. Posada Arango, Andrés. Boletín Oficial,
res (12). Año III, No 163. Medellín, julio 2 de 1866. p.
De esta manera, consciente o no de las nue­ 216.
vas reglas que se estaban instaurando, "la 14. Riera, José Salvador. PER La Restauración.
comadre" Prudenciana se las ingenió para Trim X, N° 118. Medellín, 21 de febrero de
tranquilizar tanto a las personas que quisie- 1867. p. 478.
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de títulos que avalaban sus estudios. Hacia ¿Cómo enfrentar esos secretos funestos? Con­
1880, las estrategias se refuerzan, se multi­ tra el oscurantismo, la ilustración:
plican las obras de vulgarización médica so­
"Cuando se camina entre abismos y en ple­
bre ginecología y obstetricia (presentes en na oscuridad, ¿qué debe hacerse? Luz, luz y
Europa desde el siglo XVII), y que contie­
más luz para evitar los escollos. Pues bien,
nen no sólo las modificaciones de los cono­ en esta materia más de un noventa por cien­
cimientos anatómicos y fisiológicos, sino to marchan en plena oscuridad, pongamos
también una nueva concepción del médico luz en los pueblos, luz en los campos y en
práctico: la mujer es un ser débil que hay
todos los hogares" (17).
que proteger inclusive de sus propios erro­
res. Por otra parte, los infantes se constituían Había surgido un afán por romper el silen­
como objeto de otra incipiente especialidad cio general que anteriormente determinaba
médica: la pediatría. que en esos "asuntos de mujeres" no había
nada qué decir, ni ver, ni saber" (18), escan­
Sin embargo, a pesar del aval del Estado, la
dalizados de ver la mortalidad de las criatu­
mentalidad no cambia por decreto. Los au­ ras al nacer y de las madres al dar a luz, por
tores de manuaies populares de partos fue­ prácticas erróneas y por la ignorancia de las
ron conscientes del escaso alcance de sus personas que asistían a las parturientes. El
obras. En algunos casos por el ningún cré­
espanto es explícito.
dito de sus nombres, fallándoles el recono­
cimiento y prestigio social y, en otros, "por Las excusas cunden cuando los eminentes
médicos se dedican a la "imprescindible ne­
38 indiferencia; otros por no saber leer" (15),
analfabetismo común en la mayoría de las cesidad de tratar de la mujer, y después de
familias. Por añadidura, en el colectivo fe­ la madre en el embarazo, en el parto y des­
menino, la norma, el consenso de las muje­ pués del parto" (19). Con excepción de las
res "dan más crédito a los cuentos fantásti­ tesis de grado en medicina y cirugía, los ma­
cos de las comadres, referidos generalmente nuales populares son sólo educativos y ape­
para adquirir mayor preponderancia sobre lan a la autoridad que les confiere el conoci­
sus compañeras, que a las prudentes obser­ miento.
vaciones de un profesor" (16).

15. Ujueta, Gabriel. Op. Cit. p. 5.


16. Ibid.
17. Tavera B., Juan de Dios. Op. Cit. p. v.
18. "Vista la necesidad de las mujeres [sic]
en el tiempo de su preñez y parir fue necesa­
rio por honestidad dexar [sic] estas cosas en
poder de la muger". Carbón, Damián. Citado
por Fisas, Carlos. Op. Cit. p. 219.

19. Ujueta, Gabriel. Op. Cit. p. 6.


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"¿Qué se ha hecho hasta hoy, y qué se hace "Muchas de las parturientes perecen antes o
en estos casos? O los interesados permane­ después del parto, o las mejor libradas su­
cen fríos espectadores de la agonía de la en­ fren más de lo regular con pe�uicio de sus
ferma hasta que muere, o la llenan de bebi­ desgraciadas criaturas, por ignorancia de
das que frecuentemente aceleran sus mo­ nuestras comadres" (23).
mentos produciendo fuertes desangres o
Solicitaba instrucción "en términos senci­
inflamaciones violentas en las vísceras, sin
llos, no limitándola al tratamiento ordina­
que puedan tener influencia alguna en el
rio sino apreciando además aquellos casos
cambio de posición de la criatura, cuando difíciles en que pueda operar una persona
por otra parte la más lijera [sic] maniobra
no profesora del arte y haciendo algunas
bastaría para salvar una y otra vida?" (20). advertencias severas sobre ciertas prácticas
Los peligros se iniciaban "por el descuido que que merecen calificarse de bárbaras" (24).
se tenía en hacer examinar a buen tiempo las Prácticas de comadres analfabetas, que tenían
preñadas por un médico competente sobre
que ver con una oposición moral y supues­
todo a las primíparas y sólo se llamaba al tas objeciones religiosas para utilizar
cirujano cuando su presencia era irrevocable anestésicos y suprimir el dolor más allá de
y el tiempo de obrar había pasado ya" (21). lo regular durante el parto, y que más bien
La justificación de los textos de vulgariza­ reforzaban la costumbre de inflingirlo con
ción es asombrosa: el sufrimiento de las pe�uicio de las desgraciadas criaturas, basa­
mujeres y las criaturas en manos de las par­ das en la creencia de que "el todopoderoso -
teras "como si el médico mismo estuviera con su indudable sabiduría- juzgaba opor­ 39
espantado por los males, por la terrible an­ tuno enviar para facilitar la labor" (25).
gustia que aún no sabe dominar, como si por
último, el hombre se sintiera responsable" 20. Tavera B., Juan de Dios. Op. Cit. P. III-IV.
(22). La sociedad se siente comprometida y
21. Línce, Eduardo. Op. Cit. p. 8. Además,
en un súbito acceso de compasión las socie­
solamente cuando se trataba de extraer el feto
dades filantrópicas encargan los textos a los
en pedazos, la comadrona llamaba en su
especialistas, costeando la impresión, para auxilio, al cirujano a quienes los médicos les
repartirlo gratuitamente como un "benéfico habían delegado las operaciones. Cfr. Car­
deber". Los manuales o instrucciones no se bón, Damián. Op. Cit.
escriben con argumentos, pruebas o estadís­
22. Berriot-Salvadore, Evelyne. "El Discurso
ticas de casos clínicos, como sí las tesis de
de la Medicina y la Ciencia". En: HISTORIA
medicina y tocología que generaban largas
DE LAS MUJERES EN OCCIDENTE. T. III p.
y doctas polémicas. Los manuales son tan 404.
sólo "consejos" a las mujeres y explican la
mecánica o "maniobras simples" reservándo­ 23. Carta del señor Luis Bermúdez. Citado

se las "complejas". por Ujueta, Gabriel. Op. Cit. p. 4.


24. Ibid.
Como caso particular y ante la gravedad de
las consecuencias, un miembro de la Socie­ 25.Graham, Harvey. HISTORIA DE LA
dad Filantrópica "Amistad Unida" de Bo­ CIRUGÍA. Joaquín Gil Ed. Barcelona, 1942. p.
gotá, escribía en 1880: 362.
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Magulladuras, mordiscos, golpes y El asunto tenía que ver con la importancia


sacudimientos, "la cuestión es producir un de los nacimientos en el seno de la sociedad
dolor, con lo cual creen aumentar la acción y, además, con la vida misma. La degenera­
del útero" (26). Estas mujeres se exaspera­ ción de las razas (problema ventilado desde
ban ante la lentitud de un parto y daban a finales del siglo XX) comenzaba en el ori­
las parturientes bebidas "compuesta de vino, gen, en las enfermedades congénitas o mal­
canela, ruda, ajos morados, romero, alhuce­ formaciones de parto, aspectos que se privi­
ma, anís, etc.", brebaje diabólico que ni legiaron precisamente con la instauración en
locas debían convenir en tomarlo. Antioquia de la Anatomía Patológica. De
Para impedir tales abusos y peligros había allí la preparación teórica obligada a las co­
que ejercer un control a través de la instruc­ madres "para que puedan practicar con pro­
vecho las pequeñas maniobras de la profe­
ción de las madres y comadronas
sión [-licencias-] , en partos sin complica­
normatizando los conocimientos, exigiendo
ción" [-límites-].
y expidiendo licencias y certificados. Es de­
cir, organizar una práctica racional alejada Se incluye en algunos textos la descripción
del empirismo. Educar a las parteras signi­ de la operación cesárea, con las debidas ad­
ficó librar a las madres y a sus hijos de la vertencias de su peligrosidad: "Yo la coloco
muerte o de los sufrimientos por las malfor­ aquí, no para que cualquiera la practique
maciones congénitas de los niños y las do­ durante su vida a no ser un hábil cirujano",
lencias crónicas de las madres "que hacen a después de muerta la madre, "para salvar la
40 unos y a otros inútiles para la sociedad y aún
para ellos mismos" (27).
criatura" (29). Pero salvar la criatura para la
vida terrenal y obligatoriamente para la vida
eterna, bautizándola tan pronto quedara al
"Habiendo texto al alcance de todos, fácil es
establecer en cada departamento una escue­ descubierto en el vientre materno.
la normal de obstetricia y dar título a las Otros manuales anexaban grabados de las
personas instruidas. Esta puede ser una pro­ distintas posiciones que adopta una criatu­
fesión como todas, y más importante que ra ilustrando la maniobra para facilitar su
todas, porque el hombre tiene que estar na­ extracción.
ciendo y debe ser tratado racionalmente, para
Se exigía, además, otra contraprestación:
impedir que al abrir sus ojos a la luz tenga "Dar oportuno aviso de las circunstancias
que cerrarlos eternamente".(28)
que exige la intervención de un profesor in­
teligente". Medicalizar el parto en la medi­
da que las disposiciones legales y sociales
26. Ujueta, Gabriel. Op. Cit. p. 21.
exigían un control de nacimientos y muer­
27. Ibid. p. 5. tes. Asegurar el vigor de los cuerpos en
28. Tavera B., Juan de Dios. Op. Cit. P. III. nombre de una urgencia biológica e históri­
ca justificada por los afanes del Estado
29. Ibid. pp. 104-105.
(Biopoder) (30). La población y demografía
30. Foucault, Michel.LA VOLUNTAD DE antioqueñas se erigieron como un problema
SABER. Historia de la sexualidad. Siglo XXI. socio-económico, y como una cuestión jurí­
México, 1985. p. 35. dica: los infanticidios y abortos provocados,
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"secretos funestos" de las comadronas corno de su misión: conservar la simiente que se


prácticas anticonceptivas seculares, que re­ desarrolla en sus entrañas" (32).
querían los dictámenes de la medicina le­ El problema era complicado, ofensivo y eno­
gal. Aunque en este campo, que no se deta­ joso, no siendo terna de dominio público.
llará con profundidad por razones de espa­ Ante la inminencia de un trabajo de parto
cio, los médicos, sin proponérselo, fueron se decía que "había síntomas de la llegada
cómplices de las curanderas por el simple de la Virgen". Acto seguido se preparaba
hecho de calificar sus prácticas abortivas un paseo para los niños de la casa, "que no
corno ineficaces, siéndolo, exonerándolas de podían ser testigos ... de lo que iba a ocu­
toda culpabilidad con tal de no reconocer rrir" (33). La procreación, así corno el sexo,
sus terapéuticas y para no sugerir tales mé­ eran ternas vedados, pecaminosos, tabú. El
todos a quienes quisieran liberarse del fru­ convencionalismo exigía la utilización de
to de la concepción. fórmulas explicativas: "Se enfermó fulanita";
Otro problema estuvo constituido por el o evasivas: "cumplido el acto de la natura­
enfrentamiento de una tradición puritana: leza". El niño surgía de la nada, por la ben­
el pudor de los recintos ocultos en los cuar­ dición de Dios -siempre y cuando la mater­
tos matrimoniales. No se trataba de "indife­ nidad estuviera legitimada por el matrimo­
rencia de la mayor parte del cuerpo médico, nio Católico, Apostólico y Romano-. Para
que si bien admitía la creación de la primera no ofender el recato y el pudor, las palabras
Casa de Salud, nada hacía por despertar el alusivas fueron cuidadosas para no generar
entusiasmo entre el elemento social" (31) o
de formar una conciencia colectiva para fo­
inquietudes vergonzosas.
41
Si la criatura no había nacido en el seno de
mentar la atención clínica de los partos así un hogar bendecido se la llamaba "engen­
corno de las cirugías más sencillas. dro del pecado" o "fruto de la senda del
A las niñas no se les podía educar en tal mal", lo que funcionaba corno una con­
sentido. Sería tanto corno corromperlas dena de desaparición, espacio para las
en cosas que debieran ignorar -oja- prácticas de aborto e infanticidio.
lá para siempre-. Las jóvenes, Hasta finales del siglo XIX, existía una
en vísperas de su matrimonio saturación de proscripciones y secretos,
eran instruidas sobre "el una limpieza moral acerca de
acto de la naturaleza", ��• lo impronunciable. En
en donde la relación
la primera década del
sexual no tenía otro siglo XX en Medellín, la
fin ni misión que el
higiene es corporal y
de lograr la germina­
ción de la simiente en
el útero [ ... ] un em­ 31. Alzate B., Delia. REV Labor. Año III, N°
22. Medellín, junio de 1925. pp. 595-597.
brión que no tardará
en ser un niño, y des­ 32. Ujueta, Gabriel. p. 8.
de ese instante co­ 33. Macías, Justíníano. MIS MEMORIAS.
mienza lo más noble Torno IV. 1898-1902. ff. 339r-340v.
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social bajo prescripción médica. Además, na, los médicos incluyeron un rechazo por
para que fuera posible la atención clínica de los afeites y modas, para ello elabora, ade­
los partos era necesario que ésta, en su sen­ más de una fisiológía y anatomía femeninas,
tido moderno, estuviera instaurada. La so­ una higiene y una estética exclusiva como
ciedad, por mediación de la medicina, esta­ estrategia médica.
bleció una vigilancia sobre los dominios
Además de una práctica médica indiscreta e
privilegiados de una nueva tecnología: la
insistente, el hospital medicalizado fue otra
fisiología femenina, la regulación de los na­
de las condiciones necesarias para que la
cimientos, y el cuidado de los niños -el fu­
ginecología y la obstetricia desplazaran a las
turo de las naciones-. Como parte de la pre­
comadronas y parteras, al menos en las ciu­
ocupación médica por establecer una moral
dades con alguna importancia urbana. Im­
y ética privadas, garantía del orden social
portancia alcanzada por Medellín en las pri­
que se desequilibra ante la belleza femeni-
meras décadas del siglo XX.

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