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serie de medidas que afecten la esfera jurídica de los particulares, dentro de ellas se encuentra la
potestad sancionadora.
Ahora, la facultad de ejercer este “Poder Sancionador” por parte de la administración, posee una
naturaleza “potestativa” y no contractual como la propia contraloría lo ha entendido 1. En otras
palabras, este poder sancionador, es una “sanción administrativa” que constituye una
manifestación del “ius puniendi” del Estado, el cual generalmente se manifiesta a través de la
aplicación de una “multa”, y no constituye una indemnización de perjuicios que derive del
incumplimiento contractual.
Con respecto a las “multas” en materia contractual administrativa, estas han sido entendidas
como una “sanción pecuniaria”, la cual se aplicará en el evento que el contratista incumpla su
obligación contractual. El fundamento de esta sanción, proviene de la infracción que ha cometido
el contratista, independiente de los daños o perjuicios que se hayan producido.
Sin embargo, para nuestro ente Controlador “el fundamento que origina las multas es un
incumplimiento contractual y no una infracción, por lo que no revisten la naturaleza de una
sanción administrativa, sino de cláusulas penales que amparadas en el artículo 1.535 de Código
Civil, las bases y el respectivo contrato no implican el ejercicio del ius puniendi o potestad
sancionatoria del Estado”2
Al entender nuestro ente Contralor que la naturaleza de las multas corresponderían a “Clausulas
penales”, deja de lado el hecho de que las multas son sanciones impuestas de forma unilateral,
que tienen su origen en la voluntad de la Administración, y cuyo principal objetivo es sancionar la
infracción cometida por el contratante. “las clausulas penales” a diferencia de las multas, son
sanciones pecuniarias que nacen en virtud de un acuerdo entre las partes (administración –
contratante), quienes de forma conjunta establecen el monto a resarcir, frente a los eventuales
daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento del contratante.
1
Dictamen N° 11.961-2018
2
Dictamen N° 30.003-2014
señaló, son una expresión del ius puniendi del Estado, y como tal expresión, debe ser precedida
por un debido proceso, debiendo observar y resguardar el respeto a los principios de legalidad,
tipicidad, irretroactividad de la sanción, presunción de inocencia, interdicción de agravar el ius
puniendi administrativo, proporcionalidad de la sanción y al principio de contrariedad en la
aplicación de las sanciones. Por otro lado, las clausulas penales se rigen por el derecho privado, y
su aplicación resulta ser facultativa debido a su origen netamente contractual.
Estimada:
En mi opinión creo que las “multas” si pueden considerarse como una sanción administrativa,
toda vez que ellas son una verdadera manifestación de la potestad Sancionadora de la
Administración, puesto que dentro de las prerrogativas que detenta la administración,
encontramos la facultad para imponer sanciones sin necesidad de recurrir a un órgano
jurisdiccional.
Es decir, dentro de las bases de licitación y los contratos que propone la administración, vienen
establecidas de forma unilateral las sanciones que se impondrán al contratante negligente o
incumplidor, sanción que normalmente consiste en una “multa” y que se aplican sin más, al
constatarse el incumplimiento por parte del contratante. Por tanto, la multa tiene su origen en la
voluntad de la administración, siendo esta la reacción legitima frente a una infracción
administrativa. Adicionalmente, las bases de licitación, constituyen un verdadero marco de
habilitación normativa, el cual permite a la Administración establecer infracciones y asignar
sanciones.