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1. Unidades de conservación:
Las unidades de conservación son el elemento más delicado para tratar dentro de un
depósito de archivo. Como es la primera actividad de limpieza a realizar, hay que tener
en cuenta que se debe crear el espacio en el que se van a desplazar las unidades de
conservación durante la misma, evitando situaciones que pongan en peligro su
integridad y el contenido. Extremar la precaución al manipularlas. El personal de
limpieza debe prever que su indumentaria no esté mojada, ni sus manos, provistas de
guantes, y elementos de limpieza (trapo de algodón o similar) húmedos. Esto indica el
detalle obvio de la tarea: la limpieza “a seco”.
El criterio respecto de la cantidad de unidades de conservación a limpiar, debe ser
considerado antes de iniciar la actividad, porque depende del espacio “ocioso” o libre
del que se dispone dentro del ámbito del depósito. Ello, teniendo en cuenta tanto la
calidad de la limpieza y la actividad del personal, como la seguridad de la unidades y,
obviamente también, de ese mismo personal. Así, aunque parezca redundante, se hace
evidente que la funcionalidad de la labor es comenzando desde la parte superior de la
estantería hacia la superficie, razón por la que se le asigna a las tareas la correlatividad
indicada.
2. Estanterías:
3. Pisos:
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Equipamiento de personal afín: