Recortes de Historias del Chubut

Suecos en el Chubut
Oscar Lundqwist en 1914. a principios de 1900
A fines de 1898 Oscar Lundqwist llega a Buenos Aires como marinero
el bergantín sueco Urania. Tenía solo 20 años y decidió quedarse. Los
primeros días frecuentó el bar de marineros Svenska Fina en La Boca y
le luego le roban todo su dinero. En la Boca estaban reclutando gente
para trabajar en la comisión límites entre Chile y Argentina. Toma el tra-
bajo la comisión 8 Chubut. Parten en diciembre en el vapor Guardia Na-
cional y luego de 7 días de viaje llegan a Puerto Madryn y toman el tren a
Trelew. El escritor (el
Allí parte —en un viaje de 45 días— en una caravana encabezada por último de la derecha)
y sus gendarmes
300 caballos y mulas, seguidos por unos 10 gauchos, luego veintena de en Sarmiento.
grandes carretas tiradas por 8 o 10 caballos cada una y al final un grupo
de ingenieros, asistentes y jornaleros a caballo. Llegan para continuar el
trabajo en la zona cordillerana de Río Pico.
Luego regresa a Rawson y se hizo amigo del jefe de policía Justo
Alzua —que actuaba como gobernador cuando el cargo estaba vacan-
te— y vivía en la comisaría. Cuando aprendió el idioma español, le ofre-
ció el puesto de jefe de policía en Colonia Sarmiento.
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 A los 22 años fundó la comisaría en
aquel pueblo y es el primer Comisario.
Lundqwist allí se inicia en el comercio,
y parte a San Martín. En ese momento
también se comienza a poblar lo que
luego conoceríamos como Gobernador
Costa. Se dedica a su negocio de
Ramos Generales y luego a la cría de
ovejas y ganado. Su negocio era conoci-
do como la Casa Blanca o Almacén de
los suecos.
Lundqwist fue testigo del nacimiento
de tres ciudades: Sarmiento, Comodoro
Rivadavia y Gobernador Costa.
En 1914 regresa a Suecia, vendiendo
parte de sus propiedades, y otras
quedan a cargo de su hermano y otros
suecos que había alentado a venir. Pos-
teriormente, entre 1920 y 1945 fue
cónsul sueco en Santos, Brasil, y jefe de
la oficina de Johnson Line allí. Luego
regresó a Suecia y
allí publicó su au-
tobiografía de su
estadía en el
Chubut Argentina
entre 1898 y 1914.
El libro era Hårda
tag i Argentina Detalle del mapa de algunos de los recorridos
Lundqwist por el Chubut.
—Tiempos duros en Ar-
gentina— y fue publicado en Suecia en
1946. Es una autobiografía que descri-
be su vida en la Patagonia entre 1898 y
1914.
En 2011, con la traducción de Eduar-
do Berezán, es publicado por Secretaría
de Cultura de la Provincia de Chubut,
por primera vez en castellano.
Transcribimos aquí algunos de sus
testimonios del viaje entre Sarmiento y
San Martín, y los inicios de Gobernador
Costa.
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Bloqueado por la nieve en el desierto
Con aires de triunfo inicié el camino
hacia los Andes conduciendo una de las
carretas,…. A mitad de camino nos sor-
prendió un temprano y muy crudo invier-
no. Viajaba solo con un indiecito y tuvi-
mos que acampar durante cuatro meses.
Había llegado hasta Barranca Blanca en
el río Senguer... El río cruza una alta
meseta a mil metros sobre el mar. Los
veranos allí son ventosos y los inviernos
muy severos. Las nevadas no son tan
comunes pero el invierno de 1902 queda-
rá en el recuerdo. Habíamos hecho cam-
pamento en una de las partes donde se
podía vadear el río y allí pensábamos
quedarnos unos días. El tiempo era
bueno y los animales que no estaban
acostumbrados a tirar de las carretas
estaban en malas condiciones. Al día
siguiente de nuestra llegada comenzó a
nevar y así siguió durante toda una
semana. El manto de nieve tenía ahora
medio metro de espesor. Vino un deshie-
lo de dos días y después un frío atroz
formando una capa dura en la nieve que
se quedaría durante tres meses.
Alivié la carga y pude enviar a la tropi-
lla hacia un lugar cerca de la costa para
que los animales no se murieran de
hambre. Construí dos paredes con los
toneles de vino y cajones de conservas y
con la lona y unas estacas de la carreta
armé un techo, con eso me preparaba
junto con el indiecito a una vida bastan-
te monótona en la nieve.
No vi a nadie durante semanas, solo el
humo que salía cada tanto del rancho
del austríaco Antonio Steinfeld que era
uno de los pioneros de la zona. El lleva-
ba su aislada vida allí junto con un peón
y unas mil ovejas.
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…Un día vi un bulto del otro lado del río y San Martín - La nueva casa comercial
era el pobre austríaco que finalmente nos Retorné al valle del Genoa (había estado
había escuchado y se acercaba hacia no- antes con la comisión límites), el lugar de
sotros. Había estado enfermo y las vacas y mis primeras vivencias de la Patagonia.
los caballos habían huido. Su peón fue tras Esta vez llegué a la cabeza de un grupo de
ellos y nunca más volvió. carretas con mercaderías para abrir una
Volvió más tarde hacia nuestro campa- filial del almacén de ramos generales que
mento, ya curado, y nos trajo media oveja. estaba en la nueva ciudad portuaria de Co-
Sus animales sobrevivían con la nieve modoro Rivadavia.
pero ya habían empezado a morderse la El valle fue declarado colonia nacional y
lana y él sacrificaba cuantas podía. Carne la población recibió el nombre de Colonia
no nos iba a faltar mientras siguiera el General San Martín. Llevé unas 15 tonela-
frío… Comenzamos a intercambiar alimen- das de mercaderías, además de troncos y
tos… chapas de zinc para construir una casa.
A fines de septiembre, cuando la nieve También llevé a un español, Santiago, que
se había derretido y las tormentas de pri- hacía las veces de asistente, cocinero y
mavera ya habían secado el terreno, recibí carpintero y traje mis pertenencias más
carretas y caballos de la costa. Empeza- queridas, mi arcón de marinero y la caja
mos de nuevo y al cabo de dos meses lle- con el violín.
gamos al valle del Genoa y al lugar donde Después de recorrer la zona durante
estaría la Casa Blanca… dos días encontré el lugar apropiado

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 Lundqwist en su
para levantar la casa. La construimos con despacho de
Juez de San
troncos y chapas de zinc. Pusimos unas Martín.

enormes piedras en el techo para que no se

volara. La casa quedó lista, fue pintada de
blanco y recibió el nombre de Casa Blanca.
Tenía dos habitaciones, una para el alma-
cén y otra para el depósito. Un cobertizo,
construido con dos planchas de zinc colo-
cadas en forma de carpa, pasó a ser la
cocina.
Mi compañero Santiago era inestimable
durante este tiempo. Hacía trabajos de car-
pintería, albañilería, pintura y además Interior de la
lavaba y cocinaba las más ricas comidas Casa de los
Suecos.
con los ingredientes más sencillos.
Además, manejaba el almacén mientras yo hacer las cuentas. Yo tenía mis libros de
estaba afuera comprando productos o con- contabilidad y él, unas hojas estrujadas
siguiendo nuevos clientes. llenas de garabatos, rayas y figuras.
Santiago no sabía leer ni escribir, pero De esa manera contabilizaba lo que él
tenía una memoria prodigiosa. Solíamos había vendido y comprado al contado y a
sentarnos por la noche en cajones vacíos y cuenta.
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 Cuando estábamos listos dejábamos
los libros y Santiago preparaba mi cama
con cueros de oveja, mantas de caballo y
ponchos. Una tela enrollada hacía de al-
mohada. Él se tiraba en el piso de tierra
del depósito con cuatro perros que le
hacían compañía. El pobre y honesto San-
tiago murió de tuberculosis dos años
más tarde en un hospital de Buenos
Aires.
Los colonos eran un grupo heterogéneo
compuesto por muchas nacionalidades.
La mayoría eran italianos y españoles que
tenían algún pequeño capital ahorrado
para poder comprar doscientas ovejas y
algunos caballos y empezar su nueva
vida.
Uno de esos italianos era Feliciano Pro-
massaz, un hombre pequeño de Piamon-
te. Llegó al Chubut con un dinero de la
familia que le alcanzó para comprarse un
par de carretas y caballos con los que co-
menzó a traer y llevar mercaderías entre
la costa y la cordillera. Promassaz se
compró también un par de terrenos,
vacas y ovejas y se trajo al cuñado y a la
hermana para que cuidaran sus intereses
mientras él seguía por los caminos.
Cuando lo conocí ya era un hombre adi-
nerado. Promassaz era compatriota y
amigo de la infancia del gran comercian-
te de Rawson, Luis Costa. Costa se había
desarrollado igual que Promassaz llevan-
do y trayendo mercancías con la diferen-
cia de que había sido marinero y tenía
una embarcación con la que hacía el tra-
yecto Buenos Aires-Rawson. Costa
quería expandir su actividad a San Martín
y Promassaz me propuso una sociedad
con ambos. Mi idea era que repartiéra-
mos la ganancia por partes iguales y
ambos aceptaron…
Antes de dejar la Casa Blanca hice una
gran fiesta que duró tres días y a la
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que concurrió gente de todos lados. Nati- vuelta me iba a traer a mi hermano más
vos e indios vinieron con sus familias e chico. Cuando volví a la Colonia puse el
hicieron sus campamentos en las cerca- nuevo almacén de ramos generales en un
nías protegidos del viento por los arbus- terreno de Promassaz en la parte oriental
tos. Por las noches los fogones ilumina- del valle. Cuando se planeó la colonia se
ban el lugar en todas direcciones y cada dejaron terrenos del lado oriental para
mañana se carneaba una res y así seguía una futura ciudad. Esto era normal ya que
el asado durante todo el día. el único contacto con la costa y la civili-
Se comía y se tomaba y se organizaban zación eran los pequeños pueblos sobre
carreras de caballos y tiro al blanco para la desembocadura del río Chubut y el
lo que se usaban botellas vacías y se camino hacia ella pasaba por la ribera
volvía a beber, los que ganaban de alegría oriental.
y los que perdían para
ahogar la tristeza y el des-
encanto…
Me fui luego a Comodoro
Rivadavia para arreglar mis
cosas allí, tomé el barco a
Buenos Aires y de allí a
Hamburgo y finalmente a
Suecia que no había visto
Algunas piezas arqueológicas llevadas desde el Chubut, están hoy en museos suecos.
desde hacía siete años. En el viaje de Världskulturmuseet - Museo de LA Cultura Mundial en Gotemburgo.

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 Por ese entonces Comodoro Rivadavia
comenzó a marcar el camino del desarro-
llo y yo estaba convencido de que el
futuro estaba del lado occidental del
valle. Tiempo después, cuando se esta-
bleció la línea de telégrafo desde la costa,
logré impedir que la hicieran pasar por la
región oriental y pude convencer a los
ingenieros que ubiquen la estación del
telégrafo al lado de mi comercio, mi Casa
Blanca.
Mi nueva residencia estaba compuesta
de dos casas bajas con paredes de adobe
de medio metro de espesor. Cada casa
tenía dos habitaciones con puertas colo-
cadas al abrigo del viento. No tenían ven-
tanas y la luz del día solo entraba por las
puertas. Una de las casas servía para el
almacén y el depósito. Allí, al lado del an-
gosto mostrador dormía mi hermano. En
la otra tenía mi dormitorio y una cocina
con su fogón en el medio. Los peones
dormían afuera a cielo abierto.
En mi dormitorio tenía algún lujo. Había
hecho estantes empotrados en la pared y
de allí colgaban unas bellas
telas arrugadas. Delante de
la cama tenía una alfombra
hecha de treinta cueros de
zorrillo que me habían cos-
tado cinco kilos de azúcar…
Mi objetivo era establecer-
me en la parte occidental y
para llevar a cabo mis planes
debía tomar el terreno de Hermán Fai-
sings... Iniciamos negociaciones… y el
terreno en la montaña pasó a ser nues-
tro. Poco después compramos unas par-
celas y Hermán quedó rodeado. Nos ofre-
ció finalmente su terreno y otras propie-
dades, le pagamos lo que él quería y ter-
minó yéndose.
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ÉXITO. Comercio
en grande - Cría de ovejas
… El camino estaba ahora abierto para
el desarrollo. Casas apropiadas para
locales comerciales, vivienda y depósito
se habían erigido en las parcelas adqui-
ridas. Se crearon filiales en otros luga-
res y la actividad crecía todo el tiempo.
Pero todo era una lucha. Había com-
petencia y disputas por el control del
mercado local. Mi lado fuerte era mi re-
lación con Rawson donde estaban las
autoridades políticas y administrativas
del territorio…
Comencé a importar mercaderías di-
rectamente desde Europa. Lo hacía a
través de Comodoro Rivadavia. El
puerto estaba exento de impuestos
aduaneros para fomentar el desarrollo
económico en el país. Una verdadera
guerra por el transporte de mercaderías
se había desatado entre empresas na-
vieras inglesas y alemanas. Traía mis
mercaderías desde Inglaterra, Alema-
nia, España e Italia y el transporte me
costaba veinte o treinta shillings por
tonelada. El transporte por tierra desde
el puerto costaba cuatro o cinco veces
más.
La lana y los cueros se mandaban a
las subastas en Buenos Aires. Las cara-
vanas de caballos, muías y bueyes se
abrían paso por el desierto durante
todo el año. Promassaz seguía su vida
por los caminos. Ahora como cochero
de una carreta de cuatro toneladas.
Desde su asiento a dos metros del
suelo pegaba latigazos bien dirigidos
contra alguno de los diez caballos que
aflojaba la marcha. Transportar lana
por los caminos del Chubut no era por
aquel tiempo un juego de niños.
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 Foto Sergio Caviglia.

Las majadas de ovejas del álbum de Lundqwist. Tomado de Chubut Business Consulting. Antiguas tumbas de otros colonos suecos —Alenius y Frykund— en San Martín.

La cría de ganado lanar comenzó a tener sus servicios. El trabajo era a destajo, pero
un lugar destacado en mi actividad. Se le- los que eran habilidosos podían ganar en
vantaban cercos en los lugares de pastoreo unos días lo que un peón rural ganaba en
y se construían plantas para centralizar el un mes.
trabajo con las ovejas. Se iba a medias con Sin dudas que no hay una actividad eco-
los colonos de la zona y las ovejas se ubi- nómica más lucrativa que la cría de ovejas
caban con ellos en rebaños de 500, 1000 o en la Patagonia. …
1500. Era una gran ventaja que las mismas Y así llegó el día en que en nuestro terre-
ovejas portaran su lana hasta los lugares no se iban a construir casas para las auto-
donde se llevaba a cabo la esquila... ridades locales y para la actividad comer-
La esquila la hacían grupos de esquilado- cial. Después llegó el piquete policial, la
res. Era gente de todas las clases y edades estación de telégrafo, el juez de paz y la
que iban de rancho en rancho ofreciendo administración de la colonia.
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 Foto Sergio Caviglia.

Se formó una expedición para rril iba a ser ubicada en la colo-

estudiar la factibilidad de una nia…
línea ferroviaria entre Comodoro NOTA: Todas las imágenes en
Rivadavia y el lago Buenos Aires. que no se aclara son del libro:
Todavía sigue siendo solo un pro- Lundqwist, Oscar [1946] 2011.
yecto, pero la estación de ferroca- Tiempos Duros en Argentina.

Juzgado de Paz, Comisaría y Almacén en lote 53 de Gobernador Costa. Membrete del Negocio de Ramos Generales de Fernado Lundqwist (hermano de Oscar) en sociedad con
Barreneche. Museo de Gobernador Costa “Valentín Sayhueque”.

Chubut Business Consulting http://chubutbusiness.com/

Recortes de Historias del Chubut Lundqwist, Oscar [1946] 2011. Tiempos Duros en Argentina. Traducción

12.
de Eduardo Berezán, Secretaría de Cultura de la Provincia de Chubut.
Equipo CPIE Rawson, 160 pp.
Coordinación: Maggiori Ernesto Daniel 2002 Gobernador Costa. Historias del Valle del
Paola Orihuela Genoa. Com. Riv. 247pp
Tiempos duros en Argentina, memorias de un pionero sueco en la pata-
Investigación, compilación gonia http://berezan.blogspot.com/2011/07/tiempos-duros-en-argenti-
y Redacción: na-memorias-de.html
Sergio E. Caviglia Un marinero sueco es jefe de policía en la Patagonia. https://web.archi-
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Christian B. Sar /Gabriela A. Schanz nargentina.com.ar/historia/patagonia.html