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No obstante, la Corte Constitucional estima que una interpretación sistemática de la Constitución permite en
efecto afirmar que, es posible fundamentar un derecho constitucional en cabeza de los trabajadores a mantener
el poder adquisitivo real del salario. Igual conclusión se impone de la interpretación constitucional a la luz de los
tratados y convenios internaciones de protección al salario (artículo 93 inciso 2 C.P.). Es así como los Convenios
95 y 99 de la Organización Internacional del Trabajo relativos a la protección del salario, aprobados
respectivamente mediante las Leyes 54 de 1962 y 18 de 1968, refuerzan la conclusión según la cual el derecho a
un salario justo presupone derecho a mantener el poder adquisitivo del mismo. Asimismo, De la jurisprudencia
también se deduce que el derecho a mantener el poder adquisitivo del salario desarrolla principios fundantes de
la república colombiana constituida como Estado social de derecho y basada en la dignidad humana, la
solidaridad social y el trabajo (art. 1 C.P.). La anterior interpretación está acorde con numerosas sentencias de
esta Corporación en el sentido en que el reajuste salarial, fundado en la dignidad humana, no comprende
exclusivamente el salario mínimo.
El derecho a mantener el poder adquisitivo real del salario no es absoluto. El derecho constitucional a mantener
el poder adquisitivo real del salario no es un derecho absoluto, como no lo es ningún derecho en un Estado Social
y Democrática. La conceptualización del derecho a mantener el poder adquisitivo real del salario como derecho
limitable es un desarrollo específico de la doctrina según la cual los derechos, incluso los fundamentales, no son
absolutos, de lo que se deriva la posibilidad de armonizarlos para asegurar en la práctica su ejercicio efectivo. Así
lo ha reiterado esta Corporación cuando ha interpretado derechos de diversa naturaleza y contenido
Ratio Decidendi La movilidad salarial no se predica exclusivamente del salario mínimo legal y la Constitución protege un derecho
al mínimo vital que no es equiparable al salario mínimo legal (art. 53, en concordancia con los arts. 1, 2, 13, etc. y
el Preámbulo). La política pública salarial está llamada a propender el mantenimiento del poder adquisitivo de los
salarios de los trabajadores y empleados del sector público central (artículos 187 y 53); todos los servidores
públicos tienen derecho a mantener el poder adquisitivo real de su salario, los salarios de dichos servidores
públicos deberán ser aumentados cada año en términos nominales.
Los salarios de dichos servidores públicos que sean inferiores al promedio ponderado de los salarios de los
servidores de la administración central, deberán ser aumentados cada año en un porcentaje que, por lo menos,
mantenga anualmente su poder adquisitivo real.
Los salarios de los trabajadores no cobijados por el criterio anterior, serán aumentados de tal forma que los
reajustes anuales de estos servidores consulten el principio de progresividad por escalas salariales con el fin de
que el incremento de quienes ganen menos sea porcentualmente mayor. Para que dicha progresividad sea
estricta no deberá existir entre uno y otro grado o escala una diferencia desproporcionada. Las limitaciones al
derecho a mantener anualmente el poder adquisitivo del salario de estos servidores sólo son admisibles
constitucionalmente si ellas están dirigidas a alcanzar un objetivo de gasto público social prioritario y son
estrictamente necesarias y proporcionales para lograr la realización efectiva de este objetivo.
Si al aplicar el cuarto criterio, resultare una diferencia entre el aumento salarial nominal anual y el aumento
salarial real anual, ambos globalmente considerados, éste ahorro fiscal deberá destinarse a gasto público social
en beneficio de las personas especialmente protegidas por la Constitución, como por ejemplo los niños, las
madres cabeza de familia, los desempleados, los discapacitados, los desplazados o los integrantes de otros
grupos vulnerables, o a programas sociales constitucionalmente prioritarios, como por ejemplo, los de
alimentación y cuidado de indigentes, cubrimiento de pasivos pensionales, educación y capacitación y salud.
Para dar cumplimiento a la Constitución, en los términos de la presente sentencia, las autoridades adoptarán las
decisiones y expedirán los actos de su competencia.
La justificación y defensa de una política pública salarial que incluya una ponderación de circunstancias
macroeconómicas extraordinarias, de su relevancia constitucional y de su carácter imperioso, compete a las
autoridades que la adoptaron. La Corte constata que en el presente proceso dicha carga no fue integralmente
cumplida por las autoridades sobre las cuales recaía y que sólo las finalidades sociales definidas por la propia
Constitución como fundamentales justificaron en este caso las limitaciones analizadas en la presente sentencia.
La Corte puede oficiosamente apreciar elementos de juicio fácticos, pero no suplir la insuficiencia de los
argumentos aportados por quienes solicitan un cambio total de su jurisprudencia y estiman que se pueden
establecer limitaciones más gravosas a los derechos constitucionales.
Decisión Declarar la EXEQUIBILIDAD del artículo 2° de la Ley 628 de 2000, en los términos del condicionamiento precisado
en el numeral 6.2 de esta sentencia.
Estos magistrados salvan su voto pues consideran se incurrió en desconocimiento de la cosa juzgada material y bajo la hipótesis de que no
hubiera cosa juzgada material, la Corte Constitucional, ha debido declarar la existencia de una omisión legislativa por no haberse incluido en el
presupuesto nacional para el año 2001 una partida suficiente para el mantenimiento del poder adquisitivo del salario de los servidores
públicos, y, en consecuencia, la decisión ha debido ser exactamente la contraria a la contenida en esa sentencia, pues el citado artículo 2 de la
Ley 628 de 2000, en virtud de dicha omisión, es violatorio de la Constitución Política en forma ostensible y sin lugar a duda alguna.
Aclaración de voto
ALVARO TAFUR GALVIS
Expresan concuerdan con la decisión, pero con consideraciones diferentes, pues a su juicio los criterios y elementos en análisis son también
cabalmente razones que sirven de fundamento a la decisión, que constituyen los parámetros expresados por el juez para enmarcar el ámbito
de la decisión. Que estos condicionamientos, constituyen las razones que fundamentan y encauzan la decisión de constitucionalidad.