Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El caso del ángulo de paralaje nos permite ver que una teoría no es abandonada por el
simple hecho de encontrar una observación en contra. Si miramos la situación que
atravesaban las teorías de Ptolomeo y de Copérnico poco antes de que Kepler
propusiera orbitas elípticas para el movimiento de los planetas alrededor del Sol,
podemos ver que la primera tenía más datos de posiciones planetarias a favor que la
teoría de Copérnico que, por el contrario, no permitía realizar buenas predicciones. Pero
a pesar de esto, con el tiempo, la teoría de Copérnico terminó desplazando a la teoría
de Ptolomeo, algo que no resulta sencillo de explicar a partir de las posiciones
inductivistas o falsacionistas.
Los geocentristas con los que discutía Galileo en el siglo XVII sostenían la física
aristotélica que afirmaba que en la región celeste del Universo sólo podía haber
perfección y, por lo tanto, no podía haber cambios ni objetos que no fueran esféricos.
Cuando Galileo les proponía que observaran la Luna a través del telescopio y que vieran
que no era una esfera, sino que tenía montañas y cráteres, la actitud de los geocentristas
variaba entre quienes se negaban a mirar con ese instrumento, aquellos que miraban
pero sostenían que lo que veían no era la Luna y alguno que sostuvo que esa Luna que
veían con imperfecciones estaba rodeada de una sustancia imperceptible que la tornaba
completamente esférica. ¿Por qué había tanto rechazo a eso que se observaba a través
de ese novedoso instrumento?
Las acciones de Jenner y de Wakefield son similares en algún aspecto; ambos pusieron
en riesgo la salud de algún niño sólo para obtener datos: Jenner inoculó sarampión a un
niño y Wakefield realizó estudios invasivos innecesarios en un grupo de pequeños. Las
épocas son distintas, la tecnología disponible también lo es, así como lo fueron las
consecuencias de sus actos: Wakefield afrontó un juicio y la pérdida de su matrícula
mientras que Jenner enfrentó cierta resistencia social pero no procesos sobre la
dimensión ética de sus experiencias. ¿Por qué estas diferencias?
Nuestra esquemática descripción de los trabajos de Torricelli dejó de lado una serie de
antecedentes que permiten entender cómo llega Torricelli a sus experiencias y a su
propuesta. La del horror al vacío era una hipótesis que explicaba varias cosas en épocas
previas a Torricelli, no solo por qué el agua sube por la bombilla del mate. Si se colocan
dos placas pulidas una contra otra, resulta difícil separarlas porque se cohesionan
fuertemente. Una explicación de esto es que las placas tienen tal cohesión para evitar
los microvacíos que se generan cuando se desplaza el aire que hay entre ellas. Pero
con cierto esfuerzo es posible romper esa cohesión. Galileo pensó que algo similar
ocurriría con el agua al subir por el tubo a más de 10 metros, el peso del agua de abajo
rompería la cohesión y el vacío en la parte superior del tubo no podía soportar el peso
del líquido. Una experiencia para testear esto se hizo con éxito: se montó un tubo de
plomo que en un extremo estaba cerrado con una botella transparente, se lo lleno de
agua y se lo dio vuelta con el extremo abierto sumergido en una cubeta con agua y la
botella del otro extremo se vació, lo que corroboraba la hipótesis de Galileo. Torricelli
supo esto y decidió probar con diferentes líquidos pensando que la altura del tubo en la
117
experiencia era inversamente proporcional al peso del líquido. Cuando probó esto
experimentalmente, expuso sus resultados y allí sugirió que, en lugar del horror al vacío,
lo que ponía un límite a la altura de los líquidos en el tubo era el peso del aire que era
necesario equilibrar. Torricelli escribe “vivimos sumergidos en un mar de aire”, una
metáfora que asocia fenómenos antes explicados mediante el horror al vacío a los ya
muy conocidos fenómenos de hidrostática que tenían su explicación desde la antigua
Grecia merced a los escritos de Arquímedes. ¿Es posible comprender el cambio que
significa pasar de explicaciones por ausencia de materia (horror al vacío) a
explicaciones por la presencia del aire sin revisar cómo se desarrolló la historia de este
proceso? ¿Juega algún rol la forma como se expone un conjunto de ideas para su
aceptación? ¿No estamos en presencia de dos maneras completamente diferentes de
abordar un mismo problema, una que explica ciertos fenómenos por horror a la ausencia
de materia y otra que lo hace por estar sumergido en ella? ¿Por qué elegir una de ellas?
En la época de Platón nació el problema de los planetas. Ptolomeo dio su solución para
ese problema y Copérnico-Kepler dieron otra. Pero ¿era el mismo problema? El término
“planeta” en tiempos del apogeo griego se refería a la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter,
Venus, Saturno y el Sol. Para Kepler y Copérnico, los planetas eran Marte, Mercurio,
Júpiter, Saturno, Venus y la Tierra, pero no lo eran ni el Sol ni la Luna. Si tenemos en
cuenta esto, concluiremos que el problema para uno y otros era diferente y que afirmar
que “Los planetas describen órbitas circulares” no significa lo mismo para Ptolomeo que
para Copérnico ya que el significado de “planeta” cambió.
Todos los casos que mencionamos hasta acá dan lugar a nuevas dudas respecto del
desarrollo de la actividad científica, pero no todos son analizables recurriendo
exclusivamente a las teorías, entendidas estas como conjunto de enunciados. Los
nuevos interrogantes señalados parecen relacionarse mucho más con la práctica
científica que lo que inductivistas y falsacionistas advirtieron. Pero si se quiere entender
cómo se desarrolla la ciencia es menester dar cuenta de estos interrogantes y otros que
surgen a medida que se desarrollan nuevas respuestas.
1
Kuhn fue un físico, historiador y filósofo de la ciencia que propuso un nuevo abordaje para
analizar la ciencia. Sus ideas filosóficas las publicó en su libro “La estructura de las
revoluciones científicas” de 1962. De allí en adelante dedicó la mayor parte de su trabajo a pulir
esas ideas iniciales y responder a las críticas. No seguiremos una trayectoria cronológica de
sus ideas ni tampoco analizaremos todas las críticas. Para el lector interesado, es interesante,
además de la obra de 1962 leer la posdata a esa obra, que se agregó en las ediciones de 1970
en adelante, y el libro que compila varias de sus obras posteriores junto con un reportaje y que
se publicara póstumamente: “El camino desde la estructura”.
118
Kuhn: la ciencia se desarrolla entre calmas y tormentas
Nuevos conceptos
Si la ciencia ahora no va a ser vista exclusivamente a partir de sus productos, las teorías,
sino de una manera más amplia, será necesario disponer de una serie de conceptos
nuevos para poder abordarla. Entre los que propone Kuhn están el concepto de
paradigma, el de enigma y el de anomalía.
Paradigma
El término “paradigma” es de uso corriente en nuestro lenguaje. Pero, como todo término
utilizado en el marco de un desarrollo conceptual particular, adquiere características
propias que lo diferencian del uso corriente. Los que trabajan en el área de informática
suelen hablar de diferentes paradigmas de la programación y en ese contexto el término
adquiere un significado particular que no es el que le da Kuhn en su propuesta. Es
necesario entonces repasar qué características tiene aquello a lo que se nombra
“paradigma” en el marco de la propuesta de Kuhn.
Para este autor “paradigma” es aquello que guía la investigación científica en un área y
una época determinadas. Así, podemos hablar del paradigma aristotélico para la física
que durante varios siglos estableció un marco para abordar y discutir problemas sobre
el movimiento de los cuerpos, el comportamiento de los líquidos o la cohesión de dos
placas pulidas. También podemos citar el paradigma newtoniano que a partir del siglo
XVIII y hasta el siglo XX guió la investigación y la resolución de problemas de
prácticamente toda la física. También se puede hablar del paradigma neodarwinista en
biología e incluso de paradigmas restringidos a grupos más acotados. En la época en
que cada paradigma está vigente, quienes trabajan en ese marco comparten una serie
de elementos que hacen que todos los científicos tengan una forma de ver el aspecto
del mundo que están estudiando de manera similar. Comparten algo que Kuhn llama
“cosmovisión”. Esto es semejante a lo que ocurre cuando leemos una novela de ciencia
ficción o vemos una película de ese género en la que nos tenemos que ‘meter’ en ese
mundo para ver las cosas desde allí y poder comprender lo que sucede en la película o
en la novela. Esta presentación del concepto de paradigma es bastante difusa. Conviene
hacer un análisis con más detalle.
Entre los elementos que componen el paradigma están las teorías. Parte del paradigma
aristotélico es el conjunto de enunciados que conforman la física de Aristóteles. De igual
modo, parte del paradigma newtoniano son las conocidas leyes de Newton. Una versión
acomodada de la teoría de la evolución darwiniana junto con la genética (la llamada
teoría sintética de la evolución) forman parte del paradigma neodarwinista. Pero las
teorías no agotan el paradigma. Hay otros elementos.
Dado que el paradigma guía el trabajo de los científicos, podemos pensar que entre los
elementos que lo componen hay reglas que siguen los científicos. Reglas de distinto
tipo. Reglas que determinan qué tipo de problemas tiene sentido abordar dentro de un
paradigma, o dicho en otros términos, cuáles son preguntas significativas que tiene
sentido responder. En la física aristotélica todo movimiento tiene que tener un agente
que lo produzca, en la física newtoniana no es necesario que algún elemento sostenga
el movimiento, pero se necesita un agente para que cambie el estado de movimiento de
un objeto. Si arrojamos una moneda arrastrándola sobre una mesa observaremos que
en algún momento se detiene. Para el aristotelismo habrá dejado de existir el agente
que mantenía su movimiento y para los newtonianos algo habrá actuado para cambiar
119
el movimiento de la moneda por reposo. “¿Qué elemento detuvo la moneda?” Es una
pregunta que responderá un newtoniano pero que carece de sentido para un aristotélico
mientras que la pregunta “¿Cuál es el agente que dejo de actuar para que la moneda
se detenga?” Tiene sentido para el aristotélico, pero no para el newtoniano.
Otras reglas permitirán decidir qué tipo de soluciones tienen sentido en el marco de un
paradigma. La física aristotélica propone explicaciones teleológicas (aquellas que
apelan a finalidades) para la caída de los cuerpos: Una piedra cae hacia el suelo porque
busca ir a su lugar natural que está en el centro de la Tierra. Este tipo de explicaciones
no se admitirán en el paradigma newtoniano. Una respuesta que asigne finalidades a
objetos inanimados no será aceptable en el marco de este último paradigma: para un
newtoniano las piedras no se mueven porque busquen algo sino porque están sujetas
a las leyes del movimiento.
El marco que brinda el paradigma también incluye las formas aceptables de obtener
datos, de cómo acceder a los fenómenos. Una explicación de por qué los geocentristas
eran recelosos con el telescopio puede ser que el telescopio no es un recurso aceptable
de recolección de datos astronómicos en el paradigma aristotélico.
Otros compromisos que seguramente comparten los científicos que trabajan en el marco
de un paradigma, que Kuhn no menciona explícitamente, son los relacionados con los
aspectos éticos de la investigación. Aunque no hubiera un paradigma en el área,
podemos tomar como ejemplo una de las objeciones que se hicieron a lo hecho por
Wakefield, dado que sus características se asemejan a lo que son estos compromisos
en el marco de un paradigma. No es aceptable que se le realicen a un ser humano
estudios invasivos sin consentimiento y sólo para obtener datos. Tampoco es aceptable
2
Un ejemplo de esto es el desarrollo de una encuesta para determinar el porcentaje de gente
que consume drogas habitualmente. Una primera alternativa era preguntarle directamente en
una encuesta anónima. Sin embargo, los resultados de esta forma de consultar no eran
compatibles con otros datos disponibles. El problema que se encontró era que quienes
consumían droga no respondían con sinceridad por temor a que el anonimato se violase. Fue
necesario cambiar el modo de abordar las preguntas para tener algunos datos compatibles con
los otros existentes. El método original dejó de ser aceptado.
120
esconder información pertinente como hizo este autor al no especificar en su publicación
que algunos de los niños estudiados habían sido derivados a pedido de los
investigadores.
Además, cada paradigma tiene un lenguaje propio. En muchos casos dos paradigmas
distintos usan los mismos términos, pero con significados diferentes, en otros casos
ciertos términos aparecen en un paradigma y están ausentes en el otro. Ya se vio el
caso de “planeta” que cambia su significado cuando se pasa de la teoría de Ptolomeo a
la de Copérnico. Pero también cambia el significado de “movimiento” que en Aristóteles
incluye el crecimiento de una planta o el curarse de una enfermedad mientras que en
Newton es sólo cambio de posición a medida que transcurre el tiempo. Por otro lado,
“lugar natural” aparece en el aristotelismo y no en el paradigma newtoniano y ocurre lo
inverso con “inercia”.
Pero para que este conjunto de reglas constituya un paradigma no alcanza con que
algún científico en particular o un pequeño grupo de científicos las sostenga. Es
necesario que estos elementos sean compartidos por la comunidad científica, si no por
todos los científicos que la forman, al menos por casi todos3. Es necesario que nos
detengamos en dos puntos importantes respecto de esto:
¿Cómo es que estos científicos llegan a compartir un paradigma, es decir ese conjunto
de elementos que mencionamos? ¿Se juntan a comer un asado y deciden que de ahí
3
Puede haber científicos o científicas que trabajen con otras reglas y teorías haciendo lo que
desde la perspectiva de Kuhn puede catalogarse como ‘ciencia marginal’.
121
en más van a compartir tales y tales cosas? Claramente no sucede así. Entre otras
cosas porque los miembros de una comunidad científica suelen no saber qué es lo que
comparten entre ellos. Comparten reglas y un lenguaje, pero no lo saben. Puede parecer
extraño esto, pero no lo es tanto si miramos lo que ocurre en nuestra vida cotidiana
como miembros de una sociedad particular. Compartimos muchas reglas, sin saber que
las compartimos y solemos darnos cuenta de ellas cuando nos insertamos
temporalmente en otra sociedad. Un par de casos pueden servir para aclarar esto. En
muchos países europeos se respetan las reglas de tránsito rigurosamente. Si vamos
caminando por la vereda y llegamos a una bocacalle sin semáforo, el automovilista sin
dudar se detendrá para que crucemos. En nuestra ciudad de Buenos Aires la situación
es diferente: llegados a la esquina, peatón y automovilista suelen desarrollar un diálogo
de miradas entre ambos, mediante el cual se negocia, en escasos segundos, quién pasa
primero, algo que queda señalado por algún mínimo gesto. Un europeo seguramente
tendrá problemas para moverse por esta ciudad. Y nosotros que seguramente ponemos
en práctica esta rutina, manejamos la regla sin poder enunciarla y habiéndola aprendido
en la práctica, sin que medie alguien que nos la haya formulado. Cómo saludamos es
otra de esas reglas tácitas que manejamos en nuestra sociedad: nosotros, los
argentinos, somos de saludar con beso, en otros lugares se dan la mano en la misma
circunstancia (tal vez alguno haya tenido que enfrentar una situación incómoda alguna
vez poniendo la cara para un beso, estilo argentino, y que del otro lado estiren la mano
alejando la mejilla). Si revisamos, encontraremos muchas reglas de este estilo: nos
incomoda que alguien hable con su boca muy cerca de nuestra cara, eso es porque hay
reglas acerca de a qué distancia colocarse para mantener una conversación, o a qué
distancia mínima pararse en la fila del colectivo. Y de nuevo, aprendimos estas reglas a
partir del uso, no las encontramos en ningún libro.
De manera similar los científicos de una comunidad comparten reglas que no pueden
enunciar pero que les permiten decidir, por citar un ejemplo, que una respuesta a un
problema no es aceptable. Es cierto que los miembros de una comunidad comparten
muchos elementos del paradigma que están explícitamente enunciados: la teoría, los
métodos matemáticos, algunos recursos de obtención de datos, una parte del lenguaje.
Pero reglas como la mencionada antes no se sabe que se las comparte ni se las dispone
enunciadas en ningún libro, como sí pueden estarlo la teoría o la descripción de algunos
métodos matemáticos. Lo mismo ocurre con los compromisos que llamamos
“ontológicos” tales como “todo cambio es resultado de la interacción de partículas” en la
mecánica newtoniana. El científico suele no tenerlo expresado de forma explícita, es
tarea del historiador o del filósofo de la ciencia encontrarlo.
4
Al menos con ese nombre lo mencionan los estudiantes de la UBA.
122
En este proceso los novatos se incorporan a una comunidad científica que trabaja en un
área determinada de acuerdo con los lineamientos del paradigma que comparten, como
ya dijimos, aún sin ser conscientes de todo aquello que comparten. Esa interacción con
quienes ya están formados junto con el proceso formativo permite que los estudiantes
aprendan a resolver muchos de los problemas tipo, esos ejemplares que se
mencionaron más arriba. Asimilar esos problemas con soluciones estandarizadas es la
forma de insertarse en la comunidad a partir de incorporar el paradigma. Así, dirá Kuhn,
los miembros de la comunidad ‘ven’ el aspecto del mundo de su interés de una manera
similar. Comparten, como se mencionó antes, una cosmovisión.
Enigma
Un enigma no es más que un problema que, según las reglas del paradigma, tiene
sentido abordar. Su solución se aborda desde el marco general que brinda el paradigma.
Los enigmas suelen ser de distinto tipo. Veamos algunos ejemplos.
En las primeras décadas del siglo XX ya se tenía una teoría acerca de los electrones y
protones que formaban los átomos. Se sabía que ambos tenían carga y había
estimaciones del valor de dichas cargas, pero no se disponía de mediciones de los
valores de la carga del electrón.
Robert Millikan dedicó buena
parte de su vida como científico al
estudio del electrón y en particular
a idear y poner en práctica un
método para medir la carga del
electrón. En la figura se observa
un diagrama del dispositivo de
Millikan. Sin entrar en detalles
técnicos, el objetivo de Millikan
era poder mantener gotitas de
aceite en equilibrio entre dos
placas cargadas, medir luego el
peso de las gotas y con eso
obtener el valor de la fuerza que la
sostenía5. Con este valor
averiguaba la carga eléctrica del
5
No es de interés acá ver los detalles de la experiencia, sólo a título informativo agregamos
que la lámpara y el filtro de calor, así como el microscopio eran parte de los recursos para
detectar lo que se deseaba sin perturbar aquello que se estaba midiendo.
123
electrón apelando a teorías ya conocidas. La experiencia es muy ingeniosa y permitió
disponer de un dato muy relevante para la física. Este método, el dispositivo junto con
las sucesivas modificaciones que tuvo que hacer para resolver las dificultades que se
presentaban al ponerlo en práctica, fue el recurso utilizado para la resolución de un
enigma de un área particular de la física, la que aborda la composición de la materia,
que podemos sintetizar en una pregunta ¿cuál es la carga del electrón?
Desde el paradigma newtoniano era posible determinar con gran precisión las
posiciones de los planetas de nuestro sistema solar a lo largo del tiempo y de esa
manera trazar la órbita que describían. Esas órbitas coincidían bien con las observadas
para la mayoría de los planetas. No así en el caso de Urano y Mercurio. En el caso de
Urano había una diferencia entre lo que se predecía a partir de la teoría y las condiciones
iniciales de las que se disponía y lo que se observaba. Las condiciones iniciales
contemplaban la influencia gravitatoria de los planetas conocidos hasta ese momento.
Urano planteaba un enigma: ¿por qué la órbita no es la esperada según nuestras
herramientas teóricas? La respuesta la propusieron Leverrier y Adams sugiriendo que
había un planeta aún no observado, localizado en cierta zona que si se agregaba a los
ya conocidos, permitía que desde el marco newtoniano se estableciera correctamente
la órbita de Urano. Años después, en 1846 se observó Neptuno identificándolo como un
nuevo planeta de nuestro sistema. Un enigma de la cosmología newtoniana había sido
resuelto.
Los ejemplos muestran al menos dos tipos de problemas que constituyen enigmas
desde la perspectiva de Kuhn. En un caso es un problema de determinación de valores
o identificación de elementos ya conocidos y en el segundo es un problema de
determinación del por qué de una falla predictiva. Como se ve la resolución de ninguno
de los enigmas condujo a cambios radicales respecto de lo que ya se conocía. Son
avances, pero dentro del marco del paradigma. Son cambios que no requieren que se
modifiquen los elementos que hemos descrito como aquellos que forman parte del
paradigma.
En los textos de Kuhn el término usado para mencionar lo que acá llamamos “enigma”
es puzzle que en nuestro idioma se traduce alternativamente como “enigma” o
“rompecabezas”. Los problemas así llamados tienen algo de ambos. Un enigma es algo
que no se llega a comprender porque parece estar oculto detrás de lo que se presenta
a la vista. Algo de eso hay en los enigmas kuhnianos. Pero también hay algo de
rompecabezas, de esos que se compran en las jugueterías. Cuando compramos un
rompecabezas lo que tenemos es una bolsa o una caja que contiene un montón de
piezas sueltas. Nuestra tarea es ensamblar correctamente las piezas para que se forme
una imagen. Pero cuando nos llevamos la bolsa con las piezas, lo hacemos pensando
que las piezas se pueden ensamblar, es decir que el rompecabezas tiene solución. Si
resulta muy difícil empalmar las piezas podremos dudar de nuestra capacidad como
armadores de rompecabezas, pero no vamos a dudar, al menos hasta haber pasado
cierto tiempo intentando armarlo, de que las piezas que nos dieron pueden ensamblarse
correctamente, es decir de que hay solución. También algo de esto tienen los enigmas.
Los científicos enfrentan los enigmas pensando que tienen solución, al igual que
nosotros con el rompecabezas.
Puede resultar que nuestro rompecabezas de 5000 piezas se resista y lo dejemos arriba
de una mesa intentando cada tanto insertar algunas piezas sin lograrlo. Y seguiremos
así hasta que adoptemos alguna decisión. Esto ocurrió en el caso de la perturbación en
la órbita de Mercurio que nos permite introducir otro concepto kuhniano.
Anomalía
124
Así como había diferencias entre la órbita de Urano predicha desde la teoría de Newton
y la observada, también existían diferencias entre la órbita que se predecía para
Mercurio desde el paradigma newtoniano y los datos obtenidos. En este caso hubo
también propuestas de planetas aún no observados o nubes de asteroides que
provocaban las diferencias, pero nunca se localizaron. Los intentos de resolver esto,
que parecía un enigma similar al de la órbita de Urano, fracasaron. El paradigma
newtoniano convivió con este problema pendiente, sin resolver, hasta que fue
abandonado y la historia de la física y la cosmología alumbró uno nuevo: el paradigma
de la relatividad de Einstein. En el marco einsteniano Mercurio recorre la órbita que se
prevé desde la teoría y por lo tanto, el problema de la órbita de Mercurio no es un enigma
del paradigma de la relatividad. Podríamos decir que el problema de la órbita de
Mercurio no se resolvió, sino que desapareció como tal en el nuevo paradigma.
Las etapas
Kuhn advierte que las cosas son diferentes en distintos momentos históricos de un área
del trabajo científico. Esto puede verse en el recorrido que se hizo de la historia de las
cosmologías. Pero veamos algo de la historia del problema de las especies. Hasta fines
del siglo XVIII las especies se clasificaban, habitualmente basándose en características
morfológicas, pero no se pensaba en la posibilidad de que las especies pudieran
cambiar o que pudieran emparentarse de algún modo especies diferentes. Hasta
comienzos del siglo XIX las ideas sostenidas a partir de la interpretación bíblica sobre
el origen de las especies habían dado lugar a una teoría fijista, que hegemonizó la
disciplina que analizamos. Según esta, en una versión “ingenua”, las especies que
existían en ese momento, habían existido desde la creación idénticas a sí mismas (es
decir, no habían sufrido modificaciones a lo largo del tiempo). El fijismo creacionista se
mantuvo durante mucho tiempo sin ser sometido a críticas importantes. Al comenzar el
siglo XIX se encontraron dos problemas que perturbaron el tranquilo devenir de la teoría,
merced al desarrollo de la geología y la paleontología que permitió encontrar y datar
fósiles: por un lado estaban los hallazgos de fósiles antiguos de especies de los que no
se hallaban ejemplares vivos y por el otro, la ausencia, en esas mismas épocas, de
fósiles de especies actualmente existentes. El primero de estos problemas fue
respondido agregando la existencia de catástrofes ocurridas desde la creación. El
segundo, requirió el agregado de nuevos actos de creación posteriores a las catástrofes.
Así surge la “Teoría fijista/ catastrofista” que fue defendida entre otros, por G. Cuvier.
Otro personaje fundamental en esta historia fue el gran opositor al fijismo J. B. Lamarck
quien sostuvo que las especies cambian a lo largo del tiempo, aunque esos cambios
nos resultan imperceptibles a los seres humanos porque son lentos y graduales.
Lamarck, manifestó que los mecanismos de cambio están regidos por leyes. Fueron
esas leyes las que se llevaron gran parte de (si no todas) las críticas que recibió la teoría,
no la idea de cambio en sí. Esta teoría, conocida como “Transformismo” sostenía que
125
había especies que provenían de otras a partir de cambios en éstas, por ejemplo,
sostenía que las jirafas actuales derivaron de jirafas de cuello corto que se extinguieron 6.
¿Qué cambió del siglo XIX a la segunda mitad del siglo XX respecto de las especies?
Para decirlo en términos kuhnianos, se pasó de una etapa de preciencia para el
problema de las especies a una etapa de ciencia normal. Según Kuhn la ciencia
atraviesa diferentes etapas a lo largo de su historia. La caracterización de esas etapas
depende de analizar lo que ocurre en la comunidad científica a partir de los conceptos
kuhnianos. Una disciplina científica o un área de esa disciplina atraviesa las etapas
siguiendo el orden:
6
Lamarck tenía dos leyes que intentaban explicar los cambios: la ley de uso y desuso de órganos
y la de caracteres adquiridos. En el caso de las jirafas de cuello corto, estirar el cuello para
alcanzar hojas altas en los árboles llevó a que luego de muchas generaciones esa característica
fuera “adquirida” dando lugar a jirafas de cuello largo.
7
Para decirlo de manera resumida, esta teoría combina ideas darwinianas con la teoría genética
moderna.
8
Ocurre lo mismo con cualquier período histórico que se establezca. El fin de la edad media y
comienzo de la moderna tiene establecidos límites convencionales. Lo que importa para
distinguir un período de otro son las diferencias en las relaciones económicas, las formas de
organización social y política, etc. De ahí que se pueda afirmar que en nuestros días hay regiones
del planeta en que se vive “como en la edad media” aunque el período histórico no corresponda
con aquella época. Podemos caracterizar que en cierta región, en cierto período están
claramente las características de la edad moderna pero no podemos establecer un momento
exacto como comienzo (porque no lo hay). Del mismo modo podemos establecer que en un
determinado período una disciplina está atravesando un período de ciencia normal pero no
podemos establecer con precisión cuándo comenzó.
126
hay condiciones respecto de cuánto tiempo duran las etapas, ni previsiones respecto de
cuándo sobrevendrá una nueva etapa. Es un análisis que requiere revisar la historia de
las disciplinas (o de un área específica de ellas) pero que nos puede decir poco sobre
el presente y nada sobre el futuro de la disciplina. Veamos algunas características de
cada etapa.
Preciencia
A partir de lo que hemos relatado sobre la historia del problema de las especies, es
posible ver que en el período de preciencia lo que encontramos es una comunidad
científica atomizada en grupos que trabajan según sus propias reglas, lenguaje y teoría.
Los integrantes de cada grupo pueden saber qué dicen las teorías que sostienen los
otros grupos pero eso no influye en nada en su manera de ver las cosas. Estos grupos
conforman lo que Kuhn llama “escuelas” dentro del período de preciencia. Respecto del
problema de las especies antes de la teoría sintética estaban los lamarckianos, lo
creacionistas/fijistas, los mendelianos, etc. Antes del geocentrismo aristotélico había
escuelas que sostenían distintas maneras de entender cómo es el universo 9.
Por razones que habría que analizar en cada caso específico, con el correr del tiempo
puede que alguna de esas escuelas prevalezca sobre las otras de manera que todos
los científicos del área sostengan las mismas teorías, supuestos, reglas, métodos,
lenguaje, etc. Es decir que la comunidad científica se unifique bajo un paradigma que
oficie como marco común para el trabajo en el área. Esa integración de la comunidad
científica que trabaja bajo el marco de un paradigma marca un cambio de etapa. Ahora
la disciplina está en un período de ciencia normal.
Ciencia Normal
Durante la ciencia normal, el paradigma vigente brinda a los científicos las herramientas
que les permiten abordar problemas puntuales. Como se dijo antes, esos problemas
puntuales son aquellos que tienen sentido dentro de ese paradigma, es decir, los
enigmas. También recordemos que los científicos que forman parte de la comunidad de
especialistas en el área no son conscientes de todo lo que comparten con el resto de
los miembros de esa comunidad científica. Manejan muchas herramientas que
adquirieron en la práctica. De algún modo podemos caracterizar el trabajo de los
científicos durante la ciencia normal como el de resolución de enigmas. La perturbación
en la órbita de Urano fue un enigma abordado y resuelto en el siglo XIX. El paradigma
newtoniano brindaba herramientas para su resolución, entre ellas: estaba claro qué
objetos poblaban el Universo, cómo se relacionaban entre sí, cuál era la forma cómo se
movían, qué modelos matemáticos era factible utilizar, cómo recolectar los datos e
9
No hemos visto ejemplos de esto, en parte porque algunas propuestas venían combinadas
con mitologías.
127
incluso estaba también provista por el paradigma la idea de que debía haber un agente
que produjera sobre Urano una fuerza particular para desviar su trayectoria respecto de
la esperada. Resolver el enigma era, de algún modo, armonizar el problema dentro de
la cosmovisión que tenían quienes trabajaban dentro del paradigma.
Puede ocurrir que un científico o un grupo de ellos intente resolver un enigma y fracase,
no es algo raro en ciencia. Si recordamos la analogía del enigma con un rompecabezas
podemos ver por qué los científicos, frente al fracaso en la resolución, no apuntan
inicialmente a buscar herramientas por fuera del paradigma. Así como nosotros
pensamos que es una incapacidad nuestra la que nos impide ensamblar las piezas del
rompecabezas, y no sostener que nos lo vendieron fallado, los científicos en la etapa de
ciencia normal no actúan como si las herramientas no les sirvieran, en lugar de eso,
continúan trabajando como si fueran ellos los que no tienen la capacidad de resolver el
problema10.
Puede ocurrir, sin embargo, que un problema que inicialmente es tomado como un
enigma no consiga ser resuelto pese a los diferentes intentos que se hacen (como
ocurrió con el caso de la perturbación en la órbita de Mercurio que señalamos más
arriba). El problema, que se resiste a ser resuelto, queda pendiente como algo que
espera nuevos tiempos en los que aparezcan otros contrincantes que enfrenten el
desafío. El problema pasa a ser una anomalía de ese paradigma, con el cual convive en
ese período de ciencia normal.
Dijimos antes que en cosmología y física hubo un período de ciencia normal en el que
estuvo vigente el paradigma aristotélico-ptolemaico y otro en el que estuvo vigente el
newtoniano. Claramente el mundo que se ve en uno y otro paradigma es diferente (uno
es finito y el otro no, los objetos se mueven diferente, en uno hay vacío y en el otro no,
los métodos empleados para hablar de la naturaleza son diferentes, etc.). Pero ¿qué
paso entre un período y otro? La respuesta es que ambas disciplinas atravesaron un
período que hemos mencionado como “ciencia extraordinaria”, que involucra los
períodos de crisis y revolución científica.
Crisis
10
Formulado en forma de consigna se dice a veces que los científicos no “culpan” al paradigma
sino que se “culpan” a sí mismos de la imposibilidad de resolver el problema. No cuestionan el
paradigma durante la ciencia normal. Esto puede servir como forma de recordar esta
característica de la ciencia normal pero tiene la dificultad de que los científicos que forman la
comunidad desconocen buena parte de los elementos que forman el paradigma, además de
desconocer que trabajan dentro de un paradigma (a menos que tengan lecturas epistemológicas
que su formación suele no brindar).
11
Kuhn no desarrolla mucho esos otros elementos, aunque hace alguna mención a condiciones
socio-históricas. Recordando lo visto respecto del cambio de la ciencia antigua a la moderna, se
señaló que el renacimiento y sus consecuencias eran un factor que intervino para ese cambio.
128
caso, y más allá de que no se precisen las causas de una crisis, es posible caracterizar
la etapa en sus aspectos más significativos.
Durante la crisis hay anomalías que empiezan a resultar más relevantes de cómo se las
consideraba antes y sobre todo hay un cambio en la actitud de los científicos respecto
del marco que brinda el paradigma. Para continuar con la analogía de los
rompecabezas, si antes la imposibilidad de armarlos era una incapacidad de quien
intentaba armarlo, ahora es cuando se empieza a pensar que tal vez el rompecabezas
está fallado, tiene piezas que no encajan con el resto. De un modo similar, durante la
crisis los científicos empiezan a pensar que las anomalías no se resuelven porque el
paradigma no brinda las herramientas convenientes, hay una pérdida de confianza en
el paradigma. ¿No se dijo que los científicos no eran conscientes de muchos de los
elementos compartidos? Es cierto, pero en este período es cuando los científicos
empiezan a analizar algunas de esas características hasta ese momento ignoradas,
empiezan a reflexionar sobre el paradigma. Kuhn afirma que en ese período los
científicos se comportan como epistemólogos en su análisis. Un ejemplo de esto es lo
hecho por Einstein respecto del concepto de simultaneidad 12. Esa duda sobre el
paradigma lleva a la proliferación de propuestas alternativas. Algunas quedan
rápidamente en el camino, otras se discuten más, pero lo que marca la diferencia es
que alguna de ellas empiece a ganar terreno entre los miembros de la comunidad
científica. Comienza entonces un período de revolución científica.
Revolución científica
Tal vez eso mismo haya sido un factor socio-histórico que intervino para que se dispare la crisis
del paradigma aristotélico-ptolemaico.
12
Hasta el siglo XX, dos sucesos eran simultáneos cuando ocurrían en el mismo instante de
tiempo, independientemente del sistema de referencia del que se observaran. Con la llegada de
Einstein la simultaneidad pasó a depender también del sistema desde el que se observaban los
sucesos.
129
Respecto de los valores que se ponen en juego en las discusiones, son compartidos por
la comunidad, tanto por los defensores como por los detractores del candidato a nuevo
paradigma. Entre esos valores están la adecuación empírica, la consistencia, la
simplicidad, la originalidad, el alcance o la fecundidad, etc. Sí puede ocurrir que, en cada
período, o cada científico en particular, ordene esos valores de manera distinta en
cuanto a prioridad o relevancia. Pero son esos valores compartidos los que permiten la
argumentación y las buenas razones a favor y en contra del nuevo candidato. No existe,
desde la perspectiva de Kuhn, un algoritmo, un método lógico que permita decidir que
el candidato a nuevo paradigma es mejor que el anterior. Lo que predomina en este
período es la discusión y la persuasión fundada en razones hasta lograr convencer al
conjunto.
Como suele ocurrir, y es bienvenido que así sea, la propuesta de Kuhn tuvo sus críticos
y sus defensores, y dio lugar a amplias y profundas discusiones. Algunas de ellas se
asocian con un concepto que utilizó Kuhn para referirse a cierta característica de los
paradigmas: el concepto de inconmensurabilidad.
Inconmensurabilidad
Supongamos que alguien que solo habla castellano está hablando por teléfono con
alguien que solamente habla chino. ¿Cuál es la posibilidad que tiene el hablante de
castellano de expresar en su idioma lo que está diciendo quien sólo habla chino? Es la
misma posibilidad que tiene el que habla chino de expresar en ese idioma lo que
escucha en castellano: ninguna. Distinta sería la situación si ambos estuvieran hablando
personalmente porque podrían emplear gestos para lograr algo de comprensión mutua,
o si ambos hablaran otro idioma común, inglés por ejemplo, o si pudieran disponer de
gif y emoticones para comunicarse. En estos casos lo que se tendría a disposición es
un tercer lenguaje (gestos, inglés o un lenguaje de imágenes) que permitiría hacer un
puente entre lo que se dice en castellano y lo que se dice en chino. Sería posible
expresar mediante, por ejemplo, emoticones lo que se dice en chino para luego poder
expresar en castellano lo expresado en emoticones, de esa manera se podría expresar
en castellano lo dicho en chino y viceversa, teniendo un lenguaje neutral que haga de
puente entre los dos idiomas. Si tal lenguaje no existe, no hay puente posible, de la
misma manera como entre la diagonal y el lado del cuadrado no hay una medida común.
Kuhn sostiene que cada paradigma tiene un lenguaje que es propio y agrega que no
hay un lenguaje neutral, externo a los de cada paradigma, que permita oficiar de puente.
Junto con otros epistemólogos que sostuvieron ideas similares (en la década del 60 del
siglo XX), empezaron a mencionar el tema con el término “inconmensurabilidad”.
130
¿Qué problema traía esto según algunos críticos? Uno importante es la imposibilidad de
comparar los paradigmas. El razonamiento que hicieron quienes cuestionaban a Kuhn
se puede resumir así: cuando hay un cambio de paradigma, no es posible expresar lo
que decía el viejo paradigma en el lenguaje del nuevo (por la inconmensurabilidad), por
lo tanto, no se pueden comparar y determinar que uno es mejor que el otro porque se
habla en diferentes lenguajes.
Kuhn respondió a esta crítica limitando el alcance de lo que quería decir con
“inconmensurabilidad” y mostrando que de todas maneras los paradigmas podían
compararse. Aclaró en escritos posteriores que la inconmensurabilidad a la que se
refería era “local”, limitada a algunos términos del vocabulario de las teorías del
paradigma. Sostuvo que cuando hay un cambio de paradigma, la mayor parte de los
términos de la teoría del paradigma nuevo mantienen el mismo significado que tenían
en el viejo y que sólo hay un conjunto de términos que no pueden expresarse en
términos del otro paradigma. “Lugar natural” es un término de la física aristotélica que
no es posible expresar en términos del paradigma newtoniano, de la misma manera
“inercia” es un término newtoniano que no es expresable en términos aristotélicos. Lo
mismo ocurre con “horror al vacío” que no es expresable en términos de la física
posterior a la aristotélica.
Progreso científico
13
Si el paradigma incluye reglas y métodos, es claro que no tiene sentido hablar de verdad. Una
regla no es verdadera o falsa, en todo caso es algo que se cumple o no. Algo similar ocurre con
los métodos y otros elementos del paradigma por lo que carece de sentido hablar de verdad o
falsedad de un paradigma.
14
Algunas anomalías de un paradigma anterior dejan de ser problemas en uno posterior. La
perturbación en la órbita de Mercurio fue una anomalía del paradigma newtoniano pero deja de
ser un problema en el einsteniano pues en este, el recorrido que sigue Mercurio es el que prevé
la teoría. Es decir, ni siquiera es un enigma del paradigma nuevo.
15
Nuestra idea es dar una versión básica de este problema que es bastante más amplio y
discutido que los pocos párrafos que destinamos en este texto introductorio.
131
Otro punto al que se dirigieron muchas de las críticas hacia Kuhn es respecto de la
posibilidad de dar cuenta del progreso científico.
Para Kuhn, la ciencia no nos provee de teorías que describen cómo es el mundo, sino
que nos brinda herramientas para la resolución de problemas. Con cada cambio de
paradigma cambian los conceptos que se ponen en juego y cambia el lenguaje por lo
que no es posible decir que desde distintos paradigmas se está hablando del mismo
mundo. Pierde sentido hablar de un acercamiento a la verdad del mundo fáctico porque
cada paradigma caracteriza un mundo que es diferente, aunque tengan, en paradigmas
sucesivos, coincidencias en muchos enunciados empíricos. Entonces ¿no hay progreso
científico sino simplemente cambio para Kuhn? Sí hay progreso y lo hay de dos tipos
según en qué etapa se encuentre la ciencia.
132