El presente ensayo argumentativo lo realizo a partir de el comienzo filosófico en el cual los pensadores hablaban de teoría del conocimiento muy diferente a lo que sucede en la modernidad en la cual los pensadores hablan de filosofía de la ciencia. Al respecto hace alrededor de 500 años Nicolás Copérnico puso al Sol en el centro del sistema planetario, Johann Kepler estableció que las órbitas no son circulares, sino elípticas y Galileo Galilei, entre otros hallazgos, mostró que el Sol no es el centro de todos los movimientos y poniendo las leyes físicas en ecuaciones, Isaac Newton cerró el ciclo de estos dos siglos brillantes y es que desde la perspectiva de los resultados obtenidos, analizando los principios, el método científico así como su validez y su verdad a través de las ciencias es que la filosofía se ocupa de la ciencia. En este sentido desde el punto de vista del inicio de la revolución científica se le otorga a Nicolas Copérnico (1473-1543) quien Nació en Polonia y estudió leyes, medicina, filosofía y bellas artes y, por no dejar, aprendió una cierta cantidad de astronomía. Estudió todo el sistema de Tolomeo, pero no era un gran astrónomo, sus observaciones no fueron exactas. Fue un gran pensador revolucionario del Renacimiento. Resolvió según lo descrito por Velázquez (2004), que “el viejo sistema de los cielos era una verdadera maraña y que la Naturaleza no podía ser así” (p.82) . Debido a que en este periodo se descarta la teoría geocéntrica de Claudio Ptolomeo, considerado el padre de la astronomía, quien ya en el siglo II d. C. planteó que el centro cósmico era la Tierra y que a su alrededor giraban los cuerpos celestes. Esta visión del universo concordaba con las escrituras bíblicas y los dogmas cristianos. Copérnico reformuló a su manera la teoría Heliocéntrica del Sistema Solar, formulada inicialmente por Aristarco de Samos con la publicación de su obra sobre el movimiento de los astros. Por consiguiente, la diferencia fundamental entre la propuesta de Aristarco en la antigüedad y la teoría de Copérnico es que este último emplea cálculos matemáticos para sustentar su hipótesis. Precisamente a causa de esto, sus ideas marcaron el comienzo de lo que se conoce como la revolución científica. A partir de la publicación de su libro y la refutación del sistema geocéntrico defendido por la astronomía griega, la civilización rompe con la idealización del saber incuestionable de la antigüedad y se lanza con mayor ímpetu en busca del conocimiento. Relacionado a lo expuesto ya en siglo XVI Nicolás Copérnico llega a utilizar una comparación mística entre el sistema solar y la Trinidad, en la que se sostenía que el universo era en su conjunto la imagen y analogía de la Trinidad. El Padre era el centro (el Sol), el Hijo las esferas en torno, mientras el Espíritu era el complejo de relaciones dentro del universo (Khun, 1985). En realidad, la analogía entre Dios y el Sol no era suya, sino que provenía del culto neoplatónico al Sol. Como señala Ferris (1990), la idea en sí misma era muy popular en su época, y de hecho no podemos olvidar que Cristo fue modelado por los pintores del Renacimiento sobre bustos de Apolo, el dios solar. Sin embargo, para el momento histórico en el que Copérnico aporta su teoría no se contaba con un método científico claramente delimitado, ni de las herramientas conceptuales adecuadas ni de instrumentos como el telescopio herramientas que permitieran conjugar adecuadamente experimentación y razonamiento teórico motivo por el cual su teoría tardo en ser comprobada, esto nos deja claramente un razonamiento que implica el hecho de que para que toda investigación fluya la misma debe poseer las herramientas para que se comprobada. Al igual que Copérnico, Johannes Kepler (1571 – 1630) sostuvo que sería el Sol el cuerpo celeste más importante y centro de todo el universo. Dedujo pues las leyes de la dinámica del sistema planetario y dio sentido a las intuiciones de Copérnico. Pero antes de que esto pudiese ser aceptado, la posibilidad del sistema tenía que ser establecida por la observación directa. Este iba a ser el trabajo de Galileo Galilei. No fue hasta Galileo Galilei (1564-1642), considerado el padre de la física moderna e importante observador astronómico quien sistematizó y confirmó los descubrimientos de Copérnico utilizando el telescopio en sus observaciones. Galilei estableció que la galaxia era una agrupación de miles de estrellas y que la superficie de la Luna no era lisa, sino que tenía montes y valles. Descubrió también los satélites de Júpiter y las manchas solares, reafirmando la idea de que la Tierra no era el centro del universo. Galilei, al igual que Copérnico, fue duramente cuestionado por la Iglesia católica, que consideraba las nuevas teorías contrarias a las Sagradas Escrituras. La investigación científica comenzó a apegarse a una concepción lógica y matematizada del mundo y del universo. La idea heliocéntrica del universo, que Copérnico puso en marcha, que fuera rescatada nuevamente por Kepler y llegara a quedar establecida con Galileo, es decir, lo que se ha dado en llamar “revolución copernicana”, implicó una seria derrota para el pensamiento medieval (que aún hoy busca persistir, como todos sabemos). Kepler necesitó a Copérnico para colocar al Sol en el centro del Universo, y a Galileo para demostrar que Copérnico estaba en lo cierto y que los cuerpos celestes no son perfectos. Galileo reitera pues lo que Copérnico ya había afirmado, basándose en las observaciones de que disponía sobre los astros. La Tierra, al igual que el resto de planetas del Sistema Solar, giraba diariamente alrededor del Sol, que permanecía fijo y que era el centro del Universo conocido hasta entonces. En consecuencia, la ciencia moderna comienza a introducir datos verificables y comprobables que fortalecen el método científico. La importancia de los aportes de Galileo radica en la aplicación de un método científico que dio un nuevo valor al papel de la experiencia y de la matemática en el conocimiento. Se sentaron las bases del método científico que es aportado por Galileo (problema, hipótesis, experimentación o comprobación empírica y conclusión) en varios campos desde la medicina, la matemática, la geografía, la física, hasta la astronomía. la Revolución Científica significó el corte de la tradición medieval dando paso al racionalismo y pensamiento moderno, que desplazó la fe medieval como principio regente de la vida y al nacimiento formal de las ciencias, basadas en el método científico y en el empirismo racionalista.
Bibliografía
Ferris, T. (1990). La aventura del Universo. Barcelona: Crítica.
García, A. (2010). La unión entre ciencia y poesía en el primer cuarto del XVIII en Inglaterra. Universidad de Cordoba. Disponible en: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/DialnetLaUnionEntreCienciaYPoesiaEn ElPrimerCuartoDelXVIII-3353280.pdf consulta: [6 septiembre 2023] Khun. T. (1985). La revolución Copernicana. Barcelona: Ariel. Velásquez, H. (2004). Origen, naturaleza y conocimiento del universo. Cuadernos de Anuario Filosófico. Departamento de Filosofía Universidad de Navarra.
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