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CAMBIO CONSTITUCIONAL, ARMA IDEOLOGICA DEL COMUNISMO

por Sergio Tapia

Desde los orígenes del comunismo, a mediados del siglo XIX, y hasta fines del siglo XX,
el baño de sangre jamás imaginado para la humanidad, lo a causado el comunismo, mediante
guerras internacionales y guerras civiles, con guerrillas contra el Estado y terrorismo contra el
pueblo, los civiles.

No siempre los partidos comunistas se han denominado así, “partido comunista”. En el


Perú, en sus orígenes se ocultó su nombre, José Carlos Mariátegui lo denominó Partido
Socialista del Perú, y dejó constancia escrita de la razón táctica que lo inspiró.

En muchos países el partido comunista se llamó “Frente de Liberación Nacional”, como


en Argelia, en Nicaragua y en otros países más. Incluso, en el Perú, se usó esa denominación a
inicios de los años 60s, bajo el liderazgo del general Pando y del “Cura” Bolo. Quienes
constituyeron es premonitorias representaciones de sectores del país objeto de la
ideologización marxista: El ejército, a fines de los 60s lo expresaría con el nunca bien analizado
velasquismo (“enfermedad infantil” de los militares, parafraseando a Lenin), y en la Iglesia la
teología de la liberación que es contaminación del materialismo dialéctico, que se extiende
hasta nuestros días. Su durabilidad y permanencia rememora la época de la lucha contra las
herejías que la Iglesia siempre supo emprender sin descanso.

En los años setenta, los comunistas peruanos ensayaron otras denominaciones


(Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Partido Mariateguista, Frente Obrero, Campesino
Estudiantil y Popular, Izquierda Unida, etc.). Pero, sea cual fuese la denominación adoptada, la
identidad ideológica permaneció incólume. En nuestros días, el partido Perú Libre (PL) es una
organización de marxistas que ya asumió el control político del Perú, a pesar de su
incuestionable ilegitimidad de origen, por fundadas dudas sobre la honestidad del escrutinio
electoral.

El partido PL ha obtenido el 28% del total de parlamentarios que tiene el Perú, en


cámara única. El partido PL intentó obtener la presidencia del Congreso, conversó con algunos
partidos demo-liberales (se sabe con Acción Popular, Podemos, Alianza para el Progreso), pero
finalmente sólo hizo alianza con los pequeños grupos de izquierdas, subiendo sólo al 38% de
los parlamentarios. Representación insuficiente para ganar la presidencia del Congreso, para la
que ni siquiera lograron inscribir su lista de candidatos, por ignorancia de los procedimientos
parlamentarios.

El partido PL ha demostrado, en la sesión de instalación del Congreso del 27 de julio,


que carece de representatividad suficiente para obtener por sí mismo y con los aliados que ha
conquistado, la votación simple para aprobar proyectos de ley ordinarias y, más aún, para
aprobar reformas constitucionales que exige votación calificada.

Además, el propio Congreso, debido a la atomización de las bancadas partidistas, no


encontrará fácil el número de parlamentarios que sumen la mayoría calificada para designar a
los Magistrados del Tribunal Constitucional, para ratificar el nombramiento del presidente y
tres miembros del Directorio del Banco de Reserva, del Defensor del Pueblo y el Contralor de
la República.
Los comunistas están al servicio de la Revolución (así, con “R” mayúscula”), su diosa
racionalista que subvierte la moral (todo lo que contribuye al triunfo de la revolución, es
moral, decía Lenin) y también trastoca las dimensiones político-socio-económica (que Marx
proclamó como alienaciones, que para extirparlas debía el partido en lo político instituir la
dictadura deshumanizante y el totalitarismo de Estado, en lo social desaparecer la paz
mediante la violencia, la lucha de clases y la confrontación permanente, en lo económico
desautorizar la propiedad privada y negar el derecho de la iniciativa empresarial al ser
humano.

Para los objetivos de la revolución comunista, astutamente camuflados en los párrafos


inconsistentes del Mensaje Presidencial del 28 de julio, la “nueva constitución” es
imprescindible. Como lo fue antes la guerrilla, y fue no hace mucho el terror (somos la
generación que sobrevivió a la masacre por el terrorismo marxista). Hoy el arma, para los
mismos fines, se llama Constitución.

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