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AS 8 CASAS 

(2/2): EL
DOMINION
por Patrice Guinard
-- traducción Angeles Rocamora --

4. Origen e Historia de las 8 Casas


5. Organización del Dominion
6. Semántica de los Dominios
7. La Domificación
8. Cuadriversidad y Culturas

4. Origen e Historia de las 8 Casas


"Había en la Antigüedad un sistema de ocho, más que de doce casas."
(John North: Horóscopos e historia)

     Los navegantes de la antigüedad, nómadas infatigables de las extensiones


acuáticas, fueron los primeros en pensar la forma del espacio y de la tierra.
¡Los vientos! El viento del oeste y el viento del sur difieren. No se
aventuraban impunemente y sin precaución en una dirección sin conocer las
propiedades y las cualidades. El espacio es heterogéneo y vivo, "vi-
viente". [*] Y es la Rosa, la de los vientos, con sus ocho direcciones, la que se
impone con evidencia al espíritu de estos pioneros.[1]

      Los astrólogos heredaron esta concepción octoádica del espacio,


probablemente en la época prehistórica de la astrología. Se conserva aún una
proclamación del soberano asirio Sagon II (721-705 a. de C.): "Delante y
detrás, sobre todas las superficies expuestas a los ocho vientos, yo he abierto
ocho grandes puertas".[2]  Los adivinos Etruscos, contemporáneos de Sargón,
utilizaban igualmente una división entre ocho. [3]  Se sabe que la tríada divina
sumeria, cosmogónica, AN (Anu) / EN.LIL (Enlil) / EN.KI (EA) había sido ya
reemplazada por la tríada planetaria semítica Sî (Luna) / Shamash (Sol) /
Ishtar (Venus) antes del siglo XIV a. de C.), época en la que aparecen sus
emblemas. Se reconoce la media luna, la estrella venusina de ocho puntas y el
disco solar con 4 ejes y 4 radios intercalados, sobre un kudurru que data de la
época del rey casita Melishipak (1188 - 1174).[4]  King observa: "La
presencia de los emblemas del Sol, de la Luna y de Venus bajo la forma de
una estrella de ocho puntas en la parte superior de los Kudurru (mojón), incita
a pensar acerca de un carácter astral subyacente". [5]  La representación de
Venus, y también de todo astro en general, bajo la forma de una sigla de 8
brazos, atestigua una división muy antigua del espacio celeste en 8
sectores, como parece demostrarlo el único planisferio mesopotámico
conocido, el cual divide la esfera celeste en 8 zonas. [6]  La división de la
esfera local en 8 sectores existía también en la primera astrología china,[7]  y
el célebre Mânava-Dharma-Shâstra (El tratado de las Leyes de Manu),
procedente de la tradición bramánica, menciona las 8 regiones celestes.[8]

      ¿Esta división natural del espacio ha sido integrada a una prototeoría de
las Casas Astrológicas entre los asirios o entre los caldeos, o esta asimilación
ha sido el fruto de una especulación elaborada posteriormente por los
primeros astrólogos Griegos? Lo que es seguro, es la preexistencia entre los
Griegos de un sistema de 8 casas sobre el de 12 casas, como lo subraya John
North, cuya obra sobre los horóscopos es una autoridad, especialmente en lo
que concierne a los diversos modelos de domificación entre los Griegos y los
Árabes.[9]  La localización de las casas (8 o 12) aparece muy raramente entre
los horóscopos griegos que nos han sido legados: ¡los más significativos datan
de septiembre del 498 d. de C. y de octubre del 497 d. de C. ¡ [10]

      El astrólogo estoico Marcus Manilius (~48 a de C - 20 d. de C) hace


alusión a este sistema de ocho lugares, al cual los antiguos astrónomos
habrían dado el nombre de octopos. [11]  Mientras tanto, Manilius parece
confundir el sistema antiguo con el sistema de los 12 lugares, o al menos trata
de hacer la síntesis, el carácter poético de su enunciación, impidiéndole entrar
en detalles. Resulta de ello un texto oscuro en dos partes, la primera
presentando los 4 ángulos del cielo y los 4 intervalos que los separan (ed.
Alleau, pág. 160 -163), la segunda describiendo las 12 casas ed. Alleau, pág.
164-170). Los comentarios de René Alleau sobre estos pasajes son tan oscuros
como la traducción del bibliotecario de Sainte-Geneviève en París, y la
edición londinense de 1697 no es más esclarecedora. [12]

      Del mismo modo, Firmicus Maternus, hacia el 335 a. de C., consagra el
capítulo 14 de su segundo libro a los ocho loci (1 vida, 2 esperanza (de
riquezas), 3 hermanas y hermanos, 4 padres, 5 hijos, 6 salud, 7 cónyuge, 8
muerte), antes de proseguir con el de las 12 casas. [13]  En el libro IV
enumera nuevamente los lugares de genitura: "el de lo natural, de la
subsistencia, de la raza, el de los padres, de los hermanos, del matrimonio, de
la descendencia, del último día de la vida."  [14]  Bouché-Leclerq sugirió
desde 1899, en su polémica obra, la anterioridad del octopos (u oktopos) sobre
el dodekatopos: "Ha debido existir una tradición abandonada que dividía el
círculo de la genitura en ocho casas, o en doce compartimentos de los cuales
sólo ocho eran considerados como activos, y (...) este sistema no ha podido ser
comprendido ni por Manilius, ni por Firmicus, el uno y el otro capaces de
desfigurar, incapaces de innovar." [15]  Esta anterioridad del sistema de ocho
casas parece confirmado por los significados clásicos atribuidos a las casas I
(la vida) y VIII (la muerte). Es al término de la octava casa cuando un nuevo
ciclo diario podría empezar.[16]
     Encontramos de nuevo vestigios del octotopos en los pocos y raros
fragmentos que se conservan de los escritos de un discípulo de Hiparco,
Serapio de Antioquía (~ 125 a. de C.), del astrólogo de Tiberia, el famoso
Trasilo,[17]  y del ateniense Antíoco (siglo II d. de C). El célebre astrónomo-
astrólogo indio Varâha Mihira (~505-585), heredero de la astrología griega así
como de las teorías babilonias, ha preservado en su Brihat-Samhitâ la teoría
de los 8 sectores, ligados a las 8 direcciones del espacio y a las divinidades
hindúes.[18]

     Wilhem Gundel propuso en 1936 una teoría de la evolución del sistema de
las Casas astrológicas en 4 etapas: una organización inicial en 4 cuadrantes
definidos por los puntos cardinales (sucediéndose en el sentido de las agujas
del reloj y simbolizando las 4 edades de la existencia), una organización en 8
sectores de 45° (cuadrantes y sectores cardinales), una organización en 12
sectores (siempre contados en el sentido de las agujas del reloj), y por último
la organización en 12 sectores (contados en el sentido contrario a las agujas),
que ha dado nacimiento a los sistemas comúnmente utilizados hoy en día y de
los cuales Hermes Trismegisto habría sido el inventor y "Nechepso-Petosiris"
el legatario. [19]

     Es posible que el modelo de las 8 casas haya sido organizado en relación
con el sistema de los Elementos y de los valores elementales, en una época
bastante remota, anterior por tanto a los primeros escritos astrológicos
herméticos (~250 - 200 a.de C.), quizás en los ambientes estoicos de
principios del siglo III a. de C., a los que, retomando la sucesión platónica de
los elementos (Fuego, Aire, Agua, Tierra)[20]  y ordenándolos en el sentido
del movimiento diurno, les habrían adjuntado los valores elementales
intermedios (seco, cálido, húmedo, frío), marcadores de los 4 movimientos
característicos de la trayectoria solar (salida, culminación superior, caída,
culminación inferior). De ello resulta un modelo que habría estado en
rivalidad con el modelo elemental zodiacal (Aire = Primavera, Fuego =
Verano, Tierra = Otoño, Agua = Invierno), en el cual los símbolos de los
cuartos se suceden en el orden inverso del movimiento diurno. Las dos
organizaciones circulares, una girando en el sentido de las agujas del reloj, la
otra en el sentido inverso, concuerdan si se superpone lógicamente el
mediodía al solsticio de verano. Este modelo ha podido ser el prototipo de una
teoría unificada de las Casas astrológicas y de los Signos zodiacales.[21]
     Sabemos, por otra parte, que los gnósticos valentinianos habían establecido
una procesión de los Eones (esencias o energías inmortales) en número de 30:
es la teoría del Plérôme, paradigma de la Totalidad. Los 30 eones se reparten
en 3 grupos: la Ogdoada, la Década y la Dodécada. Markos de Haeresiarcha
(fines del s. II d. de C.) desarrolló un modelo asimilando los eones
valentinianos a los operadores astrológicos: la Ogdoada formada por las 4
emanaciones o eones primarios (los elementos) y de los 4 agentes (los valores
elementales), la Década constituida por los 7 planetas, de la "octava esfera",
por el Sol y por la Luna, y la Dodécada por los 12 signos zodiacales.[22]  Lo
que es notable en la relación concisa de su contemporáneo Ireneo, es que no
sólo "la Ogdoada" parece relacionarse evidentemente con el octotopos, sino
también que los gnósticos tenían una especie de presentimiento de la
existencia de Urano y Neptuno.

     Conocemos también un texto contemporáneo, del s. II d. de C, el


texto esencial en la materia, redactado por un astrólogo anónimo, que expone
un sistema de 8 casas o lugares (loci) que se atribuye a Asclepio: "A partir del
horóscopo buscamos todo lo que concierne a la vida, a partir del segundo
sector, yendo hacia arriba, se busca la vida material, a partir del tercero los
hermanos y las hermanas, a partir el cuarto los padres, a partir del quinto a los
hijos, a partir el sexto el infortunio y las pruebas, a partir del séptimo a la
mujer, a partir del octavo el destino y la muerte-que-pone-término-a-la-vida,
según aquellos (los planetas) que ejercen una influencia dominante en sus
casas...". [23]
     Los ocho sectores de aproximadamente 45°, cuatro de ellos centrados
sobre los Ángulos, se suceden en el sentido del movimiento diurno. En
el dodekatopos los sectores se cuentan a partir de los Ángulos, que definen las
cuatro "puntas" de referencia e, ilógicamente, en el sentido inverso del
movimiento diurno. La triple divergencia entre los dos sistemas (el número de
las Casas, su posicionamiento, y su dirección de sucesión) se explicaría por la
incomprensión del sistema inicial, del cual resulta la elaboración
relativamente tardía, por los griegos, de una distribución duodecimal, calcada
sobre el modelo zodiacal. Esta asimilación facticia priva al espacio
domificado de sus características específicas e implica una redundancia de la
estructura zodiacal. El astrólogo Cyril Fagan dice: "Los griegos han asimilado
el dodekatopos al zodíaco, comenzando en el primer grado de Aries, a pesar
del hecho de que las casas se suceden de oeste a este, mientras que los signos
del zodíaco se suceden de este a oeste. De allí su incompatibilidad: no es
posible aparear doce signos y doce casas cuando éstas se suceden en un
sentido opuesto". [24]

     La lección del octotopos no ha estado olvidada en el Renacimiento: Tycho


Brahe expone en 1573 un sistema de 8 casas de 45°, divididas a partir de la
primera vertical.[25]  El octotopos es utilizado asimismo en la astrología
médica por Cardan, por Thomas Finck (1561-1656) en
su Horoscopographia (Schleswig, 1591), por el pionero de la astrología
inglesa, Christopher Heydon, en sus diarios inéditos,[26]  y por Nicolás
Culpeper (1616 - 1654) que lo asocia al ciclo lunar y a la teoría de los "días
críticos" (el 7°, 14°, 21° y 28° del ciclo lunar).[27]  Más recientemente, el
doctor Hans Michel de Nuremberg ha presentado un sistema de 8 casas
fundado en los trabajos del geofísico F. Lehner. [28]

Si la idea de las ocho direcciones espaciales es realmente la base original


y operativa que ha guiado la elaboración del sistema de las casas astrológicas,
debe ser posible encontrar rastros de ella en la literatura antigua y en las
representaciones culturales.

     El tema de "la Ogdoada" es recurrente en la teo-cosmogonía egipcia: de


acuerdo con Isha Schwaller de Lubicz, las cosmognias sucesivas de Memphis,
de Hermopolis y de Tebas admiten cada una de ellas, según su modo de
organización, la preponderancia de 4 pares de "Neter" o Dioses principio
primordiales.[29]  Esta interpretación parece compatible con la presentación
de Séneca: "Los egipcios han colocado cuatro elementos y han hecho una
pareja con cada uno de ellos."[30]

     El Kaushîtaki Upanishad indio (~600 - 400 a. de C.) pone en paralelo dos


series de situaciones, cada una formada por cuatro pares que ilustran la
coincidencia de las posibilidades divinas y humanas. En el plano divino
coexisten "el que está en el sol" y "el que está en la luna", los que residen "en
el relámpago" y "en el trueno", "en el viento" y "en el espacio", "en el fuego"
y "en el agua". Estas 8 estaciones corresponden en el nivel individual a una
serie de cuatro parejas polares: respectivamente, los que están "en el espejo" y
"en la sombra", "en el eco" y "en el sonido", "en el sueño" y "en el cuerpo",
"en el ojo derecho" y "en el ojo izquierdo".[31]  Por otro lado, el simbolismo
solar de la rueda está atestiguado desde tiempo atrás en los escritos védicos y
en los Brâhmanas. Lo encontramos en la arquitectura: las 8 direcciones,
representadas en la rueda del templo de Konarak (cerca de Puri), dedicada al
dios Sol Sûrya, simbolizan los 8 rayos solares.[32]  En el kemari (juego de
pelota japonés del s. VII d. de C., pero datado en China en el s. II a. de C.), 8
jugadores ocupan las 8 direcciones espaciales y deben enviarse una pelota que
simboliza el sol.[33]

     Estos ejemplos tienden a mostrar que el mismo círculo arquetipal ha sido
interpretado bajo modos diferentes en el seno de culturas relativamente
independientes, y contrariamente al zodíaco, la razón de ser del dispositivo se
debilitó a lo largo de los siglos. Es probable que el ordenamiento espacial por
ocho haya precedido al ordenamiento más estructural de doce, de un manejo
más delicado. Con el zodíaco se deja lo concreto, lo terrestre, por lo abstracto,
lo celeste. La desafección de la sensibilidad al espacio (y al tiempo) no data de
hoy: denota la incapacidad de la consciencia "moderna", sumergida en el kali
yuga desde 3101,[34]  el 28vo año del 7° Manu, de pensar por lugares y por
momentos.
 

5. Organización del Dominion


"Puesto que es justo sobre este punto también,
escuchar el testimonio de la experiencia:
como lo que, antes que nada, ha forjado la la convicción
primera antes que las razones."
(Kepler: Harmonices mundi, IV 5)

     El espacio domificado se organiza en Sectores orientados o Dominios: es la


teoría de las Casas Astrológicas. Las incertidumbres que subsisten en esta
rama disputada de la astrología han incitado a numerosos practicantes a
evacuarlas, a la manera de Kepler. En efecto, no llegan a un acuerdo ni sobre
su localización, ni sobre su número, ni incluso sobre su naturaleza, su función
o su significación. A la inversa del Zodíaco o del Planetario, el Dominio no es
hoy en día objeto de ninguna correlación neurofisiológica convincente,
susceptible de guiar la elaboración de un modelo. Es posible que nuevos
avances científicos, sobre todo en el campo geomagnético, puedan contribuir a
aclarar el embrollo.
     Los zodíacos pueden ser definidos como ciclos geocéntricos y
estructurantes de los planetas, donde los signos zodíacales representan las
fases sucesivas: ciclo "anual" para el sol, ciclo "mensual" para la luna, ciclo de
12 años para Júpiter (esencial en la astrología china), ciclo de 165 años para
Neptuno... La domificación es un recorte de la esfera celeste, de las diferentes
fases de su ritmo diario, ritmo aparente debido a la rotación de la tierra sobre
sí misma. Ésta conceptualiza el arraigamiento espacio-temporal del organismo
sobre la Tierra y permite el ordenamiento de las posiciones sucesivas de los
planetas por un observador situado en un lugar específico de la superficie
terrestre.[35]  Las casas son divisiones topocéntricas de la esfera celeste. De
ello resulta que la delimitación de las Casas, dependiente de la hora y del
lugar de nacimiento del nativo, "personalizan" un tema natal entre una
multiplicidad de temas, todos los similares para un día dado.

     La tierra gira sobre ella misma, de Oeste a Este, en 24 horas siderales, de
modo que parece desplazarse durante este período, de Este a Oeste, el
conjunto de la esfera celeste e incluyendo en ello a los actores privilegiados
del sistema solar que son los planetas, el astro que los mantiene en su campo
de atracción, y el satélite terrestre. El movimiento diario aparente de estos
astros se registra en una curva sinusoidal de 4 fases, similar a la que
caracteriza su movimiento zodiacal: desde el Ascendente hacia el Medio
Cielo, el astro se eleva sobre el horizonte, desde el Medio Cielo hacia el
Descendente vuelve a descender, siempre por encima del horizonte, desde el
Descendente hacia el Fondo del Cielo declina por debajo del horizonte, desde
el Fondo del Cielo hacia el Ascendente se eleva, pero por debajo del
horizonte. Estas 4 fases definen los semiarcos diurnos y nocturnos del astro.
[36]

    El movimiento diario de un astro atraviesa ocho fases sucesivas que


delimitan ocho porciones espaciales, ocho dominios específicos, diurnos
(positivos, abiertos), luego nocturnos (negativos, cerrados), según su
localización por encima o por debajo del horizonte:

 1. El astro se eleva y pasa el Ascendente.


 2. Se eleva por encima del horizonte al Este (a la izquierda de un
observador dirigido hacia el Sur).
 3. Alcanza su máxima elevación (culminación superior en el
Medio Cielo).
 4. Desciende al Oeste, por encima del horizonte.
 5. Se esconde y pasa el Descendente.
 6. Vuelve a descender por debajo del horizonte al Oeste.
 7. Alcanza su punto más bajo (culminación inferior en el Fondo
del Cielo)
 8. Se eleva de nuevo, pero por debajo del horizonte, al Este.
     La organización del Dominion en 8 sectores diferenciados deriva de un
doble principio: la alternancia de un cuaternario diurno (casas 1, 2, 3 y 4) con
un cuaternario nocturno (casas 5, 6, 7, y 8), y la imbricación de un cuaternario
angular (casas 1, 3, 5, y 7) con un cuaternario intermedio (casas 2, 4, 6, y 8).
En las fases 1, 2, 3, y 4 del movimiento diario, el astro está por encima del
horizonte (sectores diurnos); en las fases 5, 6, 7 y 8, está por debajo del
horizonte (sectores nocturnos). En la fase 1, el astro se eleva y se vuelve
visible (Objetivación); en la fase 3, culmina (Individuación); en la fase 5, se
esconde y se vuelve invisible (lo diurno se une a lo nocturno: Aligación; en la
fase 7, alcanza su culminación inferior (Participación).[37]  El ángulo ASC
marca la introversión (una actitud del espíritu dirigida hacia el interior, el
ángulo MC marca la extroversión (una actitud del espíritu dirigida hacia el
exterior), el ángulo DSC la exteriorización (una tendencia a proyectar hacia
afuera lo que está dentro) y el ángulo FC la interiorización (una tendencia a
restablecer en el interior lo que está fuera).[38]

     Una lógica formal sobrentiende la organización del Dominion. En efecto,


admite un centro de simetría que opone los sectores Aligación a los sectores
Objetivación y los sectores Individuación con los sectores Participación, y
un eje de simetría que opone una segunda vez los sectores diurnos a los
nocturnos: la individuación a la objetivación y la aligación a la participación.
Por otra parte los sectores angulares (3, 5, 7, 1), así como los sectores
intermediarios (8, 2, 4, 6) se suceden desde la individuación a la objetivación,
pasando por la aligación y la participación, en el sentido del movimiento
diario aparente del astro.

     Las curvas puestas en evidencia por las investigaciones estadísticas de "los
Gauquelin" ilustran esta distribución. En efecto, salvo por su interés dudoso
en cuanto a su proyecto de validar o invalidar la realidad astral, éstas muestran
que la distribución de las posiciones natales angulares de ciertos planetas en
los individuos que ejercen ciertas actividades específicas presenta una curva
característica, y en particular con Marte en los militares y deportistas, con
Saturno en los científicos y Júpiter en los políticos. A pesar de la exuberancia
de artículos que se refieren a los trabajos de los astro-estadistas franceses, son
pocos los que sólo consideran lo que, a mi forma de ver, es el único verdadero
descubrimiento, inconsciente, de sus trabajos, a saber la inscripción en las
curvas globales de las ocho casas astrológicas.[39]  En el gráfico que sigue,
extractado de uno de las primeras obras de Michel Gauquelin,[40]  he
adjuntado los límites de los 8 sectores, tal y como resultan lógicamente del
trazado de los 16 segmentos de la curva.
     Ocho sectores, las cuatro zonas angulares y las cuatro zonas intermedias, se
registran en un esquema que podría encontrar su explicación en el
magnetismo terrestre.[41]  Yo pensaba que el desfase con respecto a los
Ángulos que aparece en los sectores podía provenir del hecho que los
muestreos de Gauquelin contienen una mayoría de horas aproximadas,
frecuentemente cerca de media hora, y que la tendencia natural de los padres
era declarar al estado civil una hora de nacimiento posterior a la hora de
nacimiento real. No obstante, ahora me parece que latitud de los temas natales
muestreados (zona septentrional templada) está igualmente involucrada, y que
habría que cuestionar su localización angular (cf. infra: La domificación)

     La disposición circular de los Trigramas llamados "sucesión del cielo


anterior" y tradicionalmente atribuída a Fou Hi, el inventor legendario de los
Hexagramas del I Ching chino, ha podido ser un protomodelo del Dominion.
Las 8 direcciones espaciales, tradicionalmente asociadas a los 8 vientos y
simbolizadas por los 8 Trigramas, forman una rosa de los vientos: LI al Este,
TUI al Sudeste, CH'IEN al Sur, SUN al Sudoeste, K'AN al Oeste, KEN al
Noroeste, K'UN al Norte y CHEN al Noreste.[42]

     CHEN, LI, TUI y CH'IEN son considerados "masculinos" (diurnos) debido
a que se encuentran plenamente situados en su base; SUN, K'AN, KEN, K'UN
son femeninos (nocturnos). Además los Trigramas se emparejan por el centro
según su morfología estructural y su significado: "El cielo (CH'IEN) y la tierra
(K'UN) determinan la dirección. La montaña (KEN) y el lago (TUI) unen sus
fuerzas. El trueno (CHEN) y el viento (SUN) se excitan el uno al otro. El agua
(K'AN) y el fuego (LI) no se combaten. Así, los ocho trigramas se casan".[43]

     Respetando la polarización común a la organización de los Trigramas


como la del Dominion, y comparando los significados simbólicos de los
Trigramas con los del Dominion (cf. infra), pueden admitirse las siguientes
relaciones:

 CHEN (el Trueno, el despertador): Objetivación diurna (la


Comunicación)
 LI (el Fuego, el que se une): Aligación diurna (la Amistad)
 TUI (el Lago, el alegre): Individuación diurna (la Situación)
 CH'IEN (el cielo, lo creativo): Participación diurna (la Armonía)
 SUN (el Viento, lo penetrante): Individuación nocturna (el
Renombre)
 K'AN (el Agua, lo insondable): Participación nocturna (el
Misterio)
 KEN (la Montaña, la inmovilización): Objetivación nocturna (el
Conocimiento)
 K'UN (la Tierra, lo receptivo): Aligación nocturna (la Pareja)

     Resulta de esto que la sucesión de los Trigramas en la disposición dada por
Fou Hi es isomorfa a la del Dominion, por la sustitución de una simetría
axial a la simetría central[44] , y comenzando por CHEN, el primer trigrama
diurno.[45]  Así, los trigramas serían los símbolos, mejor o peor interpretados
y comprendidos desde los tiempos remotos de su invención, de las casas
astrológicas, y su organización sería un prototipo del Dominion.
 

6. Semántica de los Dominios


"La naturaleza de la casa es más fuerte que la del signo"
(Marcus Manilius: Los Astrológicos)

     Vemos desde hace mucho tiempo que los "significados" atribuidos a las
casas del Dodekatopos parecían obedecer a una cierta lógica y reclamaban de
alguna manera una sistematización: por ejemplo las casas 3 (hermanos y
hermanas), 7 (cónyuge) y 11 (amigos), asociados artificialmente a los signos
zodiacales de Géminis, de Libra y de Acuario, y más artificialmente aún, al
elemento AIRE, apuntando a una categoría común, la de las relaciones.
Diversas tentativas fueron elaboradas, llegando todas a una división similar.
He encontrado el mismo esquema cuadripartito repetido en un intervalo de 32
años: con Alan Leo (1913), las casas 1, 5, y 9 están asociadas al Fuego y el Yo
(self), las casas 2, 6, y 10 a la Tierra y el No-Yo (not self), las casas 3, 7, 11 al
Aire y a la Relación, las casas 4, 8 y 12 con el Agua y al Balance
(summation). Con Marc Edmund Jones (1945), las casas 1, 5 y 9 están
asociadas al Yo, las casas 2, 6 y 10 con los negocios y los objetos (concern),
las casas 3, 7 y 11 con las relaciones, y las casas 4, 8 y 12 con las
recompensas y los resultados (reward). Con Jean-Pierre Nicola (1977), las
casas 1, 5 y 9 están asociadas al Sujeto, las casas 2, 6 y 10 al Objeto, las casas
3, 7 y 11 a la Relación, y las casas 4, 8 y 12 a la Integración.[46]

     Además del hecho de que estas distribuciones sistematizan, a mi punto de


vista, un sistema de Casas caduco, el del dodekatopos, calcado sobre el
zodíaco[47]  y donde los elementos se suceden en el sentido inverso al
movimiento diurno, se refieren a una exterioridad. ¿Cómo podrían aparecer
los objetos del mundo tangible en el tema natal? Kepler, detractor de la teoría
clásica de las Casas, señala que "el cielo no le da al hombre sus hábitos, su
historia, su felicidad, sus hijos, su riqueza, su esposa (...)"[48]  Ningún
"objeto" del mundo tangible puede estar registrado en el tema natal de un
nativo.

     Incluso si sólo se enuncia que la tercera casa no concierne a "los


hermanos", sino la relación que podemos tener con ellos, entonces subsiste,
sin embargo, un existente exterior que no tiene nada que ver con el astral.
Sería necesario por ejemplo que ¡todos los hijos únicos tuviesen un tipo de
configuración similar en "la casa de los hermanos"! Y, ¿por qué la existencia
de hermanos y hermanas, acontecimiento aleatorio de orden biológico, estaría
inscrito en el tema de un nativo donde su nacimiento, en ciertos casos, es
anterior a dicho evento?

     Las Casas no pueden designar planes de realización individual exteriores a


la conciencia; no se relacionan con los objetos exteriores, sino con estados,
con motivaciones interiores. La diferenciación del espacio simbólico
presupone diversos campos de organización de las impresiones. Las Casas
astrales son para la conciencia los modos de aprehensión subjetiva de su
ambiente, las texturas relacionales que ésta recorta en su medio. Éstas
traducen la manera de la que percibe la relación con lo que la rodea, el modo
en el que se siente implicada en el mundo, su modo de inserción
existencial, su modo de-ser-en-el-mundo. Así, cada uno construye su
espacio a través de una u otra de estas estructuras astrales.

     El Dominion está constituido por cuatro grupos de dos Casas, una diurna y
la otra nocturna. Cada uno de estos grupos marca un cierto grado de
apertura de la consciencia hacia lo que la rodea. Yo los
llamo, Individuación, Aligación, Participación y Objetivación. La apertura de
la consciencia es máxima en Objetivación, mínima en Individuación. Se
pueden definir las implicaciones condicionales de estos diversos modos
relacionales con el mundo que guían la consciencia. Así, la casa 3
(Individuación diurna = casa 10 del dodekatopos) no designa la ocupación, la
profesión, ni incluso la carrera, los honores o la reputación, sino el modo de
integración de la consciencia con el mundo, el modo individual, que incita a
creer que la búsqueda de los honores y la gratificación social son el valor
evidente que justifica su existencia, a pesar de los resultados efectivos de las
acciones que pudieran inducirle a llevar a cabo para realizar sus ideales.

     Las casas Individuación[49]  marcan una tendencia a individualizarse, a


adquirir caracteres distintivos, y a realizarse por aquello que tiene de más
particular, de más personal, de más subjetivo, a desmarcarse de las realidades
circundantes, e incluso a oponerse a todo el resto. Lo individuado se siente
aislado: se bate y se debate en la liza de la competición.

     Las casas Aligación[50]  marcan una tendencia a exteriorizarse, a abrirse a


los otros, a acercarse a realidades o a personas particulares, a unirse a ellas en
una relación de reciprocidad, a desarrollarse en la relación y en la
transparencia de las consciencias. Lo "aligado" se siente ligado: se mueve en
el área de la interacción.

     Las casas Participación marcan una tendencia a interiorizar las realidades


más diversas con vistas a lograr una interdependencia con estas realidades, a
sentirse como una parte viviente de una totalidad englobante y orgánica, en la
resonancia hacia una multiplicidad de seres y por una receptividad indefinida
con lo viviente. Lo participado se siente rodeado, absorbido: se baña en la
esfera de la integración.

Las casas Objetivación marcan una tendencia a abstraerse de lo real, a


relacionarlo con una exterioridad que prolonga y diversifica los fenómenos
aprehendidos, a perder él mismo toda su identidad definida hasta convertirse
en el elemento, entre otros, de una complejidad que induce para cada uno de
ellos relaciones determinadas: Lo objetivado se siente insertado: se abstrae en
la red de la incorporación.

     Los pronombres personales del lenguaje ilustran esta cuadripartición. El


YO (individuación) marca el aislamiento y la afirmación de un sujeto
separado afrontando una multitud indistinta. El TU -y el VOSOTROS-
(aligación) marca la relación con los otros, la puesta en perspectiva de la
alteridad bajo la forma del diálogo, del intercambio y la permeabilidad de las
consciencias. El NOSOTROS (participación) marca la integración a un
conjunto orgánico que actúa al unísono, y no la simple asociación en vistas a
los intereses comunes. El ELLOS -ELLAS, ELLA, EL- (objetivación)
muestran la exterioridad y la objetividad de la mirada. Estas formas de
enunciación en la literatura y en la escritura en general son frecuentemente
indicadores, bastante fiables, de las tendencias del escritor: el YO de Agustín,
de Montaigne y de Descartes, el TU de los diálogos de Platón, el NOSOTROS
Heraclitiano...

     Los pronombres llamados "posesivos" no marcan invariablemente la


posesión, pero se aplican, de acuerdo a las situaciones, a uno u otro de los
cuatro modos relacionales: si evoco mi bolígrafo, mi gata que ronronea debajo
de la mesa, mi estado de salud, o mi texto, el pronombre posesivo indica,
respectivamente, la pertenencia, la conexión, la integración, o la imbricación.
Mi bolígrafo es un objeto exterior a mí mismo: yo lo utilizo, podría
intercambiarlo, no existe más que para serme útil. Mi gata es un ser con la
cual mantengo una relación particular: ella tiene sus gustos, sus repentinos
cambios de humor, sus ardides, y yo tengo los míos. Cuando hablo acerca de
mi salud, difícilmente imagino hablar de otra cosa que de mí mismo. Y el
texto que estoy escribiendo me es externo, ya que me pliego a múltiples
obligaciones, pero es también, tal como trato de llevarlo a cabo, el reflejo de
mi comprensión de un lenguaje y de un pensamiento que no me pertenecen
como propios: por el acto de la escritura, me someto siempre a la
infraestructura de una lengua y de un universo mental que existen antes que
yo.

     El carácter "individuado" -que es precisamente tal, individuo, sólo bajo


este modo- busca aumentar su prestigio y adquirir poder en el mundo que
frecuenta. Dirige sus "empresas" con vistas a un provecho sustancial, material
ó social. Su modo de aprendizaje es pragmático: busca resultados concretos
mediante su transformación activa del mundo circundante. Para él son
prioritarios la eficacia de la acción y el carácter utilitario del conocimiento.
La diferencia ontológica de un individuo con su semejante, con
su competidor, es vivida bajo el modo de la separación de las conciencias. El
Yo se concibe a sí mismo como limitado y bloqueado por el No Yo: Fitche.
La consciencia se siente alienada por toda alteridad o exterioridad: Sartre.

     Individuación diurna o abierta (la Situación): multiplicación de


experiencias a fin de dejar su impronta en las cosas, afirmación del ego a
través de la acción, realización de un proyecto o de una empresa susceptible
de satisfacer el sentimiento subjetivo de poder, exaltación permanente en la
persecución de objetivos. Sólo es real aquello que valida la fuerza.

     Individuación nocturna o cerrada (el Renombre): preservación de sus


intereses y encierro en sí mismo, apropiación de la energía disponible en el
medio, constitución y afirmación de sí mismo bajo una forma unívoca,
asimilación y reorganización egocéntrica de la exterioridad. El intelecto como
medio para el poder personal.

     El carácter "aligado" vive en simbiosis con los otros. Construye su


personalidad a través de sus encuentros, del diálogo y del intercambio. Se
despierta bajo la mirada del otro y en función de sus reacciones. Su modo de
aprendizaje es afectivo: crece en la confianza y la calidez creadas por la
presencia de los otros. El otro es alguien: es la condición para la
transformación mutua de las consciencias. La diferencia ontológica es sentida
como una imperfección, como una insuficiencia de cada ser aislado, y
predispone a que cada uno encuentre a su (o sus) complementario(s). La
socialización es sólo posible en el espacio de las conciencias que se
reconocen: Rousseau. Lo real ofrece inmediatamente a la consciencia no el Yo
sino el Otro: Scheler.[51]

     Aligación nocturna o cerrada (la Pareja): constitución de un espacio


protector, permitiendo relaciones privilegiadas y cargadas de emoción,
adhesión visceral a lo más cercano, a lo más íntimo, abandono y atención a
aquello que se ama, efusión simultánea de las consciencias, cohabitación total
en lo mejor y en lo peor. Equivalencia de lo mío y lo tuyo.

     Aligación diurna o abierta (la Amistad): participación en un campo


comunitario donde se preserva la integridad y donde se reserva la función de
organizador, creación de figuras, de roles y de escenarios en un espacio de
convivencia donde cada uno encuentra su lugar, realización a través de la
escenificación de lo cotidiano. Cada uno juega su personaje en la comedia
humana.
     El carácter "participado" aspira a su ser esencial y se atiene a la voz de
su interioridad. Inmerso en el movimiento indefinido del mundo, toma parte
en sus mínimas variaciones, en sus más ínfimas vibraciones. Su modo de
aprendizaje es ético: incita a la realización de lo que reclama la situación, en
el abandono al momento y por la aceptación previa de las consecuencias de
sus actos. La virtud resulta de una contemplación desinteresada, animada por
una exigencia interior. La diferencia ontológica es una condición previa a la
integración diferencial de cada uno al todo mismo. Cada ser expresa una
perspectiva particular de una totalidad armoniosa: Liebniz. La
intersubjetividad, por sí sola, es susceptible de llenar la brecha que separa a la
consciencia del mundo: Husserl.

     Participación diurna o abierta (la Armonía): impregnación inmediata de


las realidades más sutiles, apertura a lo posible y a lo intemporal, búsqueda
del clima propicio para la realización, integración de la atmósfera intemporal
que baña lo real, contemplación de su belleza indecible más allá de las
apariencias. El mundo es mágico y está vivo de parte a parte.

     Participación nocturna o cerrada (el Misterio): desposeimiento de sí


mediante el cuestionamiento de toda identificación formal, atención a lo
improbable, capacidad de transformarse a sí mismo en el seno de un campo
estrecho pero localmente intensificado, espiritualización de la consciencia
sensibilizada hasta lo indecible. El mundo es insondable y no es lo que parece
ser.

     El carácter "objetivado" busca un conocimiento que trata, por una


misma lógica, los fenómenos externos y los que dirigen su espíritu, y
aprehende un conocimiento susceptible de liberarlo de sus motivos egoístas
que resultan de su arraigamiento existencial. Su modo de aprendizaje
es cognitivo: presupone la adecuación del intelecto y del lenguaje al mundo
exterior, y se desarrolla mediante la abstracción y el razonamiento. La
diferencia ontológica está regida por leyes generales. Lo real es racional en su
totalidad: Hegel. Lo real puede ser el objeto de un análisis lógico infinito:
Peirce.

     Objetivación nocturna o cerrada (el Conocimiento): control de las


restricciones y obligaciones que lleva a trascender toda dependencia material
o existencial, despojamiento y eliminación de artificios, adormecimiento de
toda excitación, construcción razonada de sí mismo y del mundo. El
conocimiento libera de la ignorancia y de la agitación.

     Objetivación diurna o abierta (la Comunicación): experimentación de sí


mismo por la implicanción en un tejido de relaciones abstractas,
multiplicación de sus relaciones mediatizadas con el ambiente, abolición del
ego y del sentimiento trágico del aislamiento. El saber acerca a los hombres.

     Las 8 casas se inscriben en una sucesión bastante lógica.[52]  En


Comunicación y en Amistad, el hombre busca superar su aislamiento:
despierta al mundo, y luego se une a otros. En Situación y en Armonía, busca
superar su impotencia: se instala en la sociedad, después se abre a la vida en
toda su diversidad.[53]  En la Pareja y el Conocimiento, busca superar
lo incompleto de sí: se retira junto con lo que ama, y luego con lo que sabe.
En Misterio y en Renombre, alcanza el término de su existencia y busca
trascender su destino: abandona todo y descubre la inefabilidad del mundo,
puesto que ya no está allí, y lega su herencia, sus propiedades y su nombre.

     Las designaciones griegas de las Casas astrológicas (la Puerta Infernal, la
Mala Fortuna, el Dios...) fueron abandonadas y reemplazadas por simples
números, lo que a mi parecer es un signo del fracaso del sistema de 12 Casas
en el plano simbólico. Si comparamos ahora los "significados" de las 12
casas[54]  con los que propongo en mi interpretación del octotopos, se
observa una relativa concordancia:

 1 (dodekatopos) la vida = 1 (octotopos) la Comunicación, el


despertar al mundo
 11 (dodekatopos) los amigos= 2 (octotopos) la Amistad
 10 (dodekatopos) los honores = 3 (octotopos) la Situación, la
carrera, los honores
 9 (dodekatopos) los viajes, las revelaciones = 4 (octotopos) la
Armonía, la experiencia espiritual
 7 (dodekatopos) el matrimonio, el conjunto (las sociedades) = 5
(octotopos) la Pareja
 6 (dodekatopos) la salud, el trabajo, la pena = ? 6 (octotopos) el
Conocimiento
 4 (dodekatopos) los padres, los orígenes = 7 (octotopos) el
Misterio
 2 (dodekatopos) el dinero, las propiedades = 8 (octotopos) el
Renombre, la herencia

     Por otra parte, desde hace mucho tiempo estoy desconcertado por el
emparejamiento incoherente de las designaciones griegas de las 12 casas: La
Buena Fortuna (Agathê tuchê) y la Mala Fortuna (Kakê tuchê) de las casas 5 y
6, el Buen Espíritu (Agathos daimôn) y el Mal Espíritu (Kakos daimôn) de las
casas 11 y 12, el Dios (Theos) y la Diosa (Thea) de las casas 9 y 3, las dos
primeras parejas asociando casas contiguas, el tercero casas simétricas. Yo
propongo la siguiente explicación: las casas 5, 12 y 3 habrían sido agregadas
posteriormente, así como la casa 8 cuya designación griega continúa siendo
problemática. Habría existido así otro modelo del octotopos que no
comprendía, además de las 4 casas angulares, más que las casas 2 (Aidou
pulê = latín Porta inferna = la Puerta de Hades o Puerta del Infierno), 6 (Kakê
tuchê = latín Mala fortuna = la Mala Fortuna), 9 (Theos = latín Deus = el
Dios) y 11 (Agathos daimôn = latín Bonus daemon = el Buen Espíritu)
del dodekatopos ulterior. Este sistema es coherente por las siguientes razones:
la Mala fortuna (Kakê tuchê) y la Porta inferna (Aidou pulê) se encuentran
por debajo del horizonte (nótese su carácter femenino y negativo), el Deus y
el Bonus daemon por encima del horizonte; la Mala fortuna se opone
semánticamente al Bonus daemon y la Porta inferna al Deus; la Porta
inferna es lógicamente la última casa, la que marca el pasaje a la muerte. Así,
aquí está probablemente, la versión griega, probablemente la más antigua
del octotopos, y su equivalencia con el modelo del Dominion:

 1 el Marcador de la Hora (griego hôroskopos) = AS = la


Comunicación, el despertar al mundo
 2 el Buen Espíritu (= Casa 11 del dodekatopos) = la Amistad
 3 el Medio Cielo (griego mesouranêma) = MC = la Situación
 4 el Dios (= Casa 9 del dodekatopos) = la Armonía, la
experiencia espiritual
 5 el Lecho (griego dysis) = DS = la Pareja
 6 la Mala Fortuna (= Casa 6 del dodekatopos) = el Conocimiento
 7 lo Subterráneo (griego hupgeion) = FC = el Misterio
 8 la Puerta de Hades (= Casa 2 del dodekatopos) = la Fama = la
Herencia
     La existencia de un octotopos, organizado en el sentido diurno, y yendo
desde la casa 1 (vita) hacia la casa 8 (muerte) está atestiguado (cf. supra). La
existencia de este otro octotopos, organizado también según el movimiento
diurno, me parece, pues, fuertemente probable: además es totalmente
compatible con el Dominion, tal como lo he imaginado, intuitivamente, desde
1982. Es probablemente anterior al otro octotopos, el cual no habría aparecido
hasta después de la asimilación de los doce signos zodiacales con las doce
casas del Dodekatopos, según al diagrama que guía aún, desgraciadamente, la
mayoría de las interpretaciones: Aries / la vida, Tauro / el dinero, Géminis /
los hermanos...

Retomemos el diagrama evolutivo de Gundel, pero esta vez, en 6 etapas:

 1: Un sistema inicial con 4 cuadrantes


 2: Una organización en 8 sectores de 45°, muy antiguo bajo su
forma griega (~ 350 a. de C. ?), y quizás de origen babilonio ó
asirio.
 3: Una organización en 12 sectores contados en el sentido de las
agujas del reloj, con la agregación de las 4 casas de las que se
han conservado los nombres griegos
 4: La organización hermetista en 12 sectores, contados en el
sentido inverso de las agujas del reloj y calcado sobre el modelo
zodiacal (~ 250 a. de C.)
 5: La asimilación de los nombres de ambos dodekatopos, girando
de ahora en adelante en el mismo sentido.
 6: Un octotopos anterior a Manilius (~ 100 a. de C.), datado en el
s. II d. de C., calcado sobre el dodekatopos "zodiacal", del cual
se habría conservado sólo 8 casas, de las cuales la octava, la
Muerte, parece corresponder a la Puerta Infernal del
primer octotopos.

    Así, frente a este verdadero rompecabezas, a saber, la existencia de al


menos dos modelos semánticos concurrentes del octotopos, y de diversas
variantes del dodecatopos, no es sorprendente que Manilius no pudiera
aclararlo: lo que es cierto, es que Bouché-Leclercq, 1900 años después,
tampoco lo ha comprendido.

7. La Domificación
"Estos reinos no han venido de un punto exterior.
Vienen de las cuatro divisiones de tu corazón."
(Bardo Thödol)
     Alrededor de 60 sistemas de domificación (es decir, de organización de las
Casas astrológicas en la esfera celeste) han sido elaborados. Teóricamente
podríamos imaginar muchos más, en función de un cierto número de criterios:
el número de casas, su situación en relación con los puntos de referencia
(casas contadas a partir de puntos o puntas, o bien centradas sobre las puntas),
su sucesión (sentido del movimiento diurno o sentido inverso), los planos de
división (eclíptica, ecuador, horizonte, vertical, meridiano), la proyección o no
de los puntos de división sobre la eclíptica...

     John North ha mostrado que los sistemas de domificación atribuidos a


Campanus (s. XIII), Regiomontanus (s. XV) y Placidus (s. XVII) son muy
antiguos.[55]  El gran al - Bîrûnî (973-1049) preconizaba el "método
Campanus". Geoffrey Dean ha clasificado los métodos de domificación en
tres categorías: los que dividen directamente la eclíptica (como el sistema de
casas iguales), los que proyectan sobre la eclíptica los puntos resultantes de
otro plano de división (como en el sistema de Jean-Baptiste Morin, y los de
Campanus y Regiomonatanus), los que resultan de la división de los
semiarcos diurnos y nocturnos (como en el sistema atribuido a Placidus, el de
Walter Koch (1895-1970), y el método topocéntrico (1963) de Wendell Polich
y Anthony Page).[56]  Otro método original, basado sobre varios planos de
división la esfera celeste, ha sido adoptado por el astrólogo italiano Aldo
Lavagnini.[57]

     Los sistemas de división que se demuestran impracticables para las


latitudes extremas me parecen, enseguida, descalificados (por ejemplo
Placidus), así como los que, para las mismas latitudes, presentan grandes
desproporciones entre las casas (como Campanus). Debido a la inclinación de
la eclíptica en relación con el ecuador, se observan horarios desiguales para la
aparición o ascensión de los signos zodiacales a lo largo de un mismo día. La
principal dificultad de las técnicas de domificación resulta de su intención
de proyectar las casas sobre la eclíptica. A continuación presento, sin
embargo, un sistema de domificación original, y adaptado al Dominion,
bastante cercano al desconocido sistema de Lavagnini, totalmente convencido
de que no es necesario proyectar las puntas de las casas sobre la eclíptica. Su
interés es esencialmente práctico.

      Las casas tienen extensiones comparables sobre la eclíptica, pero no


iguales, y se suceden en el sentido del movimiento diurno. Se calculan a partir
de 3 puntos: el ASC, el MC y el "Punto del Este" (ESTE), es decir, "el
Ascendente ecuatorial", dicho de otro modo, el grado zodiacal que resulta para
un nacimiento ecuatorial, o también el punto de intersección oriental entre los
planos del horizonte y del ecuador. A partir del punto medio (M) entre el
Ascendente y el Punto del Este, se calcula la diferencia angular (D) entre el M
y el MC. Se pueden presentar dos casos:
 1. Si D>90°, entonces la extensión de las casas 2 y 6 vale 45°+
(D-90) / 8, y la de las casas 4 y 8 vale 45°- (D-90) / 8.
 2. Si D<90°, entonces la extensión de las casas 2 y 6 vale 45°-
(90°-D) / 8, y la de las casas 4 y 8 vale 45°+ (D-90°) / 8.

    Elijo el divisor 8 porque hay 8 casas. Las casas angulares (1,3,5 y 7) tienen
una extensión de 45° cada una, y la casa 2 se localiza siempre a igual distancia
del punto M y del MC. Tomemos el tema natal de Paul Valéry: AS=78°,
MC=321°, PE=56° (valores aproximados).

78 - 56 = 22 de donde M = 56 + (22 / 2) = 67°


D = (360 + 67) - 321 = 106°
D > 90 ° donde la extensión de la casa 2 = 45 + (106 - 90) / 8 = 47°
Mitad de la casa 2 = (321 + 67 - 360) / 2 = 14°
Inicio de la casa 2 = 14 + (47 / 2) = 37° 30
Inicio de la casa 3 = Fin de la casa 2 = 37° 30 + 360 -47 = 350° 30
Inicio de la casa 4 = 350° 30 - 45 = 305° 30
Inicio de la casa 5 = 305° 30 - 43 = 262° 30
Inicio de la casa 6 = 262° 30 - 45 = 217° 30
Inicio de la casa 7 = 217° 30 - 47 = 170° 30
Inicio de la casa 8 = 170° 30 - 45 = 125° 30
Inicio de la casa 1 = 139° 30 - 43 = 82° 30
     Prácticamente, es la posición del Sol, y luego las de la Luna y de una
eventual agrupación planetaria, quien determina la cualidad sectorial del
nativo. Así en el tema natal de Valéry, el Sol, en 7° de Escorpio, está en la
casa 6 (el Conocimiento) y la Luna, en 4° de Géminis, está en casa 1 (la
Comunicación), las dos casas de la objetivación. Generalmente, una natividad
presenta una casa principal y una casa secundaria. Con la ayuda de un
programa de valorización y de jerarquización de los operadores astrológicos
(planetas, signos zodiacales y casas), que trabaja bajo DOS, con en el que he
estado trabajando desde Agosto de 1983, y que pondré quizás algún día a
disposición de los lectores de C.U.R.A., busqué temas natales de escritores
que presentaban una evaluación particular en lo que concierne a los planetas y
signos zodiacales (dicho de otro modo, casi un sólo signo y un sólo planeta, lo
cual es bastante raro) a fin de ilustrar la importancia del operador sectorial en
el tema natal, y encontré los datos siguientes, que "hablan" por sí mismos:

Valéry, nacido el 30 de Octubre de 1871, a las 19h, Sète: Escorpio, Marte,


Objetivación Nocturna.
Baudelaire, nacido el 9 de Abril de 1821, a las 15h, París: Aries, Marte,
Participación diurna.
Proust, nacido el 10 de Julio de 1871, a las 23,30h, París: Cáncer, Saturno,
Participación nocturna
Miller, nacido el 26 de Diciembre de 1891, a las 12,30h, Brooklyn (New
York): Capricornio, Mercurio, Individuación y Participación diurnas.
Freud, nacido el 6 de Mayo de 1856, a las 18,30h, Freiberg (Moravia): Tauro,
Urano, Aligación nocturna.

     Sostengo que es imposible comprender estos temas sin tener en cuenta el


Dominion. El autor de los ensayos Du vin et du haschisch (1851) y Les
Paradises artificiels (1860) es un niño de la casa 4. El de La Soirée avec
Monsieur (1896) y Cahiers, esta empresa colosal y única de análisis
distanciado, aquél para quien, ¡desgraciadamente! (en vista del mundo en el
que vivimos) la estupidez no era el punto más fuerte, es un hijo de la casa 6. Y
los conceptos de resistencia y de transferencia juegan un rol motor en esta
terapia inter-relacional (Casa 5) que es el psicoanálisis.

8. Cuadriversidad y Culturas
"Sólo hemos traído tres.
El cuarto no quiso venir:
Decía ser el que tiene razón,
El que piensa por todos ellos."
(Goethe: Fausto 2.2)

     La cultura hindú ha elaborado diversos tratados[58]  que legislan sobre uno
u otro de los cuatro dominios de la actividad humana, esos campos de
despliegue del comportamiento, que son también las cuatro finalidades de la
acción, a través de los cuales cada uno es invitado a consumar su humanidad.
[59]  La individuación incita a buscar artha (el interés, el éxito) por la
posesión material (riqueza y prosperidad) o por el reconocimiento social
(honores, respetabilidad, celebridad), la Aligación kâma (el amor, el placer), a
la vez satisfacción de los sentidos, goce, y afecto, deseo, realización de la
felicidad, la participación dharma (el deber, la virtud) por el cumplimiento
virtuoso de la ley inmanente propia a cada uno, y la objetivación moksha (la
salud, el alivio) que es la liberación, descondicionamiento, el franqueamiento
de la ignorancia y superación de las otras tres metas de la existencia.

     Cada una de estas finalidades cardinales de la existencia (el interés, el


amor, la virtud, la sabiduría) reclama un modo de comportamiento específico:
comportamiento realista en individuación, comportamiento ritual en
vinculación, comportamiento ético en participación,
comportamiento idealista en objetivación. El comportamiento realista se
define por la propensión a utilizar los medios adecuados a fin de tomar parte
del ambiente y de sus posibilidades presentes; el comportamiento ritual está
marcado por la imitación de los usos y costumbres, por el respeto concedido a
la organización social y a las diferencias personales; el
comportamiento ético está marcado por la atención puesta hacia la integridad
de cada uno y por la propensión a seguir sus inclinaciones, expurgadas de todo
fin egoísta o interesado; el comportamiento idealista se define por la
preocupación de aprehender lo real, depurado de sus manifestaciones
contingentes, en una racionalidad total.[60]

     Max Weber presenta una concepción similar, y cuaternaria, de las


motivaciones de la acción y de los tipos de comportamiento, así jerarquizadas,
de la más simple a la más evolucionada: el comportamiento "estrictamente
tradicional" (ritual), el comportamiento "estrictamente afectivo" (ético), el
comportamiento "racional por valor" (idealista) y el comportamiento "racional
por finalidad" (realista).[61]

     La perspectiva propia a cada sistema de pensamiento, en el seno de un


mismo espacio cultural, se inscribe necesariamente en uno u otro de estos
espacios relacionales. Quedémonos en la India donde cuatro corrientes
principales inervan la metafísica. En el brahamanismo (aligación), la
salvación se opera por la reunificación con el brahman, sustancia única,
presente en todo ser, y a quien cada uno puede unirse bajo la forma de Sí
(âtman). En el jaïnismo (individuación), la mónada de vida (jîva), alma única
y particular de cada uno, se distingue absolutamente de la materia kármica (a-
jîva) y se separa de ella al término de sus reencarnaciones sucesivas. En
el budismo (objetivación), la vacuidad universal (çûnyatâ) subraya la ilusión
(mâyâ) de los fenómenos, artefactos del espíritu que los percibe, y de los
cuales puede liberarse por la extinción (nirvâna). En
el hinduismo (participación), la primera, última y eterna concepción de la
India, la salvación es independiente de toda intencionalidad y se obtiene por la
acción desinteresada y por el reconocimiento de sus beneficios.[62]  Vishnú
está dotado de 4 brazos y se manifiesta a través de un número teóricamente
indefinido de avatares que regeneran al mundo. Que nos disciplinemos
mediante el ejercicio (yoga) o que nos consumemos en la experiencia
inmediata (bhoga): es todo uno. Los cuatro caminos conducen a uno mismo
fin: artha, kâma, dharma y moksha son una misma y única cosa.[63]

     Asimismo, en el seno de las diversas escuelas de la China prebudista, se


desprenden cuatro corrientes principales: la Escuela de las Leyes que enseña
el arte de legislar y administrar (individuación), la Escuela de las
Denominaciones que enseña la lógica y el arte de las designaciones
(objetivación), la corriente taoísta (participación) que enseña la autonomía y
el desapego del mundo, y las Escuelas del Bien Público de Confucio y de Mao
Tse (aligación), mezcladas hasta la dinastía Han, "bajo una designación
común (jou-mö)".[64]

     Esta cuadripartición (diferenciación cuaternaria) es susceptible de aparecer


en el seno de una misma corriente de pensamiento. En el Bardo Thödol, el
famoso tratado budista tibetano, la sucesión de los cuatro "Budas", después de
la aparición de Vairocana (el maestro de todo objeto de conocimiento), ilustra
la cuadriversidad de los puntos de vista y de los caminos de la sabiduría: por
la aligación con Vajrasattva Aksobhya (representando la sabiduría "semejante
al espejo"), por la objetivación con Ratnasambhava (representando la
sabiduría de la ecuanimidad), por la individuación con Amitabha
(representando la sabiduría discriminativa), y por la participación con
Amoghasiddhi (representando la sabiduría "que todo puede lograr").[65]

     La filosofía griega ha buscado volver a rendir cuentas del movimiento y de


la multiplicidad del mundo fenoménico -de la agitación, respecto al
pensamiento chino, y aún de la exterioridad respecto de la metafísica hindú-
pero también del origen de ese mundo fenoménico, por medio de las nociones
de Principio (Heráclito, Zenón de Citio), de Modelo (Pitágoras, Platón), de
Fundamento (Parménides, Aristóteles), y de Causa (Demócrito, Epicúreo).
Estas formas arquetípicas del comienzo han sido cristalizadas en las cuatro
grandes corrientes del pensamiento griego, que han marcado el destino de la
filosofía occidental durante dos milenios.[66]

     Para Platón (aligación), el mundo temporal ha sido creado a la imagen de


un mundo ideal, intemporal, al cual el alma, en el pasado, estaba ligada, y que
ha olvidado, y al cual, ocasionalmente accede, indirectamente, mediante
la reminiscencia. Así el mundo sensible, segundo, no existe por sí mismo, sino
por su dependencia al mundo inteligible. El deseo (eros) es la aspiración
al complementario, a la mitad perdida (mito de la androginia) que no existe
verdaderamente más que en el mundo original. El Modelo es la última
referencia judicativa del parecido de las copias a su arquetipo ideal.

     Con Aristóteles (individuación), cada parte del mundo es autónoma y


autosuficiente. Todo puede aprehenderse a partir de la sustancia presente, de
lo existente, de "el ser en acción", particularizado y
actual, individualidad lograda (entelequia), orgánica o inorgánica. Lo real se
concibe de manera múltiple y presupone la absoluta trascendencia de un
primer motor, Dios, que ha producido el mundo sin haberse mezclado con él,
y donde la existencia no tiene ninguna incidencia moral directa. Es el
Fundamento, el cimiento, que legitima toda manifestación fenomenal
individual.

     Epicúreo (objetivación) preconiza un materialismo integral aplicado a la


totalidad de los fenómenos. El mundo es estrictamente corporal, compuesto
de átomos, en número infinito, con propiedades definidas, y donde las
diversas combinaciones determinan la multiplicidad fenomenal indefinida.
Algunas premisas en número limitado, que tienen que ver con la pesadez y la
declinación de esas partículas, son suficientes para rendir cuentas del
movimiento material, del deseo humano y de las pasiones, así como de la
diversidad de las lenguas y de las culturas. La Causa es la condición de una
explicación in extenso de la realidad fenomenal, natural y cultural.

     En la filosofía de Zenón (participación), la penetrabilidad de la materia


supone la existencia de una fuerza unificante, el aliento (pneuma), intrínseco a
la sustancia corporal. El mundo es Uno, organismo inmanente, viviente y
divino de parte a parte, uniformemente sembrado de vida y espíritu,
eternamente regenerado. Todo conspira en el seno de una simpatía cósmica.
El Principio justifica el origen común de la multiplicidad fenoménica de la
que deriva y de la armonía universal de la que resulta.

     El neoplatónico Damascius (~462-538), el último gigante de la filosofía de


lengua griega, coordina las tres teorías rivales del autor de Timeo y
de Parmenide, y reserva la "última palabra" al Modelo -incluso si éste último
no hubiese terminado de "dar que hablar"- en el seno de una metafísica
sincretista del Uno, el cual es el arquetipo supersencial de la mirada que tiene
el filósofo sobre el mundo, y del que los tres modos son la pura subsistencia
como manencia indiferenciada o el Uno-Todo (próximo al mundo estoico), la
procesión hacia lo múltiple como vector de pluralidad o el Todo-
Uno (próximo al átomo epicúreo) y la conversión versus el Uno como vector
de composición o lo Unificado (próximo a la entelequia aristotélica).[67]

     El cuaternario aparece en la filosofía bajo múltiples formas que son


ilustraciones de la cuadriversidad de los puntos de vista, así como del ejercicio
de la razón matricial. Por ejemplo Johann Fichte señala la separación absoluta
de cuatro formas de consciencia que traducen, sea la diversidad absoluta de
los objetos (objetivación), sea la unidad y la identidad del sujeto
(individuación), sea la moralidad de la acción procedente del puro Yo de la
consciencia (participación), sea la unidad real o la adecuación sujeto-objeto
(aligación).[68]

     Maurice Merleau-Ponty distingue cuatro estados de la


percepción (auditiva): "un sonido objetivo que resuena fuera de mí en el
instrumento" (objetivación), "un sonido atmosférico que está entre el objeto y
mi cuerpo" (participación), "un sonido que vibra en mí como si yo me hubiera
convertido en la flauta" (aligación), y un sonido que "desaparece y deviene la
experiencia (...) de una modificación de todo mi cuerpo" (individuación).[69]

     El cuaternario sectorial rinde cuentas de una axiología: los valores


prácticos (lo Fuerte, lo Útil, lo Eficaz...), los valores afectivos (lo Bello, lo
Agradable, lo Amado...), los valores éticos (lo Bueno, lo Justo, la Virtuoso...)
y los valores cognitivos (lo Verdadero, lo Exacto, lo Lógico...). Los valores
prácticos privilegian al Yo y sus intereses; los valores afectivos suponen la
capacidad de volverse hacia el otro; los valores éticos reclaman una atención
para todos y cada uno en particular; los valores cognitivos privilegian el
análisis abstracto de las relaciones entre los seres. Este cuaternario inaugura
también el I Ching, introducido por el
hexagrama Chien (=K'IEN): yuán (causa inicial) - heng (libre expansión)
- li (bien) - tsheng (perfección): "La causa inicial (energía), es esa que hay de
más primordial en el bien; la libertad, es la reunión de todas las bellezas; el
bien, es la armonía de los deberes; la perfección, es el tallo que soporta todas
las cosas."[70]

     Es sabida la preferencia de Platón por la idea del Bien. El pensamiento


moderno en su conjunto finge dar privilegio a los valores cognitivos, mientras
que se somete muy frecuentemente a los valores prácticos. Benedetto Croce,
ese sobreviviente del brillante pensamiento italiano del Renacimiento, postula
una igual magnitud para las cuatro formas o "funciones del espíritu": lo
económico-técnico, lo estético, lo ético, lo lógico. Éste insiste sobre la idea
que la lógica no juega ningún rol privilegiado en el cuaternario: no es ella
quien hace la distinción; ella se contenta solamente con aportar el concepto
de distinción: "Está en el interior y no en el exterior de la filosofía, de la
misma manera que (...) el espejo de agua que refleja el paisaje es una parte del
paisaje." [71]

     Las manifestaciones de esta cuadrialéctica son innumerables en la


filosofía. Hay siempre cuatro mundos, o más bien cuatro visiones al mundo,
que se enfrentan y cohabitan. Los sistemas de pensamiento adoptan
necesariamente y buscan imponer la primacía de una u otra de estas
perspectivas: filosofías del Yo y de la consciencia (individuación), filosofías
del otro y de la relación (aligación), filosofías panteístas y organicistas
(participación), filosofías analíticas y estructuralistas (objetivación). En el s.
XVII se confrontó el Cogito [**] cartesiano, la visión en Dios de
Malebranche, el monismo pluralista de Leibniz y el atomismo mental de
Locke.

     Las Casas astrológicas determinan ópticas: representan los modos de


arraigamiento existencial en el seno de los cuales cada uno se inserta: la liza
del poder social, el área de la convivencia, la esfera de la espiritualidad, o la
red del conocimiento. Informan acerca de la receptividad de la consciencia
para un cierto contacto relacional con el mundo, y finalmente acerca de la
autoridad que cada uno reconoce sobre su propia existencia: la de la sociedad
en su conjunto, la de personas particulares, la de lo sagrado e indefinido, y aún
la de una comunidad sabia más o menos ideal. Esa mirada, y ella sola, es juez
ante nuestra conciencia, de lo que valemos. Si se trata de las "cuentas a
rendir", éstas se definen en estos lugares.

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