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LAS SEMICUSPIDES

TOPOCENTRICAS

JERONIMO JERRY BRIGNONE

Capítulo 15 del libro Ensayos astrológicos: abriendo nuevos


caminos. Investigación, aplicación, difusión, 2012, Ed. F.Caba, de
Jerónimo Brignone. Texto de la investigación presentada en 2003 en
el 7º encuentro de la revista GeA en Buenos Aires, donde recibió el
Primer Premio a la Excelencia Astrológica. Publicado luego en la
revista española Mercurio 3, desarrolla pormenorizadamente el
centro de las Casas topocéntricas como punto sensible con rasgos
muy especiales, ampliamente utilizado luego en trabajos de colegas.
CAPITULO 15

LAS SEMICUSPIDES TOPOCENTRICAS

I. INTRODUCCION
II. ANTECEDENTES
III. INTERPRETACION
IV. FORMULAS
V. REFERENCIAS
VI. DATOS NATALES

I. INTRODUCCION
Este capítulo tiene como objetivo exponer algunas reflexiones
y hallazgos vinculados a la mitad (centro) de las Casas astrológicas,
tomada como un punto eclíptico sensible. A dicho punto lo he denomi-
nado "semicúspide" para diferenciarlo de las cúspides propiamente
dichas, considerando para el caso las del sistema topocéntrico de
Casas desarrollado en Buenos Aires durante las décadas del sesenta
y setenta por Vendel Polich y Anthony Nelson Page.

II. ANTECEDENTES
La idea de dividir las Casas por la mitad y el tomar el punto de
división como un punto significativo tiene antecedentes tanto lejanos
como, sobre todo, recientes. Esta división está emparentada con el
uso gradual y cada vez mayor (históricamente documentado) de
divisiones análogas de la eclíptica en la forma de aspectos primero
múltiplos de 30, luego de 45, y luego de su máximo común denomi-
nador, 15. La combinación de ambas nociones con aquella de
considerar a las cúspides intermedias como puntos sensibles pasibles
de ser aspectados, deviene en la posibilidad lógica de tomar también a
la mitad de las Casas a tal efecto. Presentaré aquí los antecedentes
conocidos, en la medida que sean pertinentes, así como algunas de
las interpretaciones dadas por diferentes astrólogos a fin de contrastar-

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las entre sí y con mis hipótesis finales, surgidas de mi experiencia
personal y reflejada en los ejemplos expuestos.

II.1. Las divisiones por ocho de la eclíptica


La división en cuatro partes del espacio circundante (y de su
representación, el círculo) pareciera ser una tendencia natural del ser
humano en todas las culturas, tal como lo ha señalado Carl Gustav
Jung a lo largo de su obra. A las primeras divisiones binarias (arriba-
abajo, izquierda/-derecha, adelante-atrás, aquí-allí) se les agrega su
consecuencia lógica, el cuadrado o potencia del dos (que en este caso
es también la suma), y así lo desarrolla Platón en su Timeo cuando
combina lo uno y lo otro ("lo idéntico y lo diferente") y luego Aristóteles
al sistematizar las así llamadas cualidades primitivas, en donde a la
primera división de frío y caliente, agrega la posibilidad de su posibili-
dad extrema (seco) o templada (húmedo), generando en sus combina-
ciones los cuatro elementos anterioremente definidos por Empédocles
y que serán fundamentales para la cultura occidental (los cuatro tem-
peramentos de la medicina y la psicología, la cruz cristiana, los cuatro
evangelistas, etc.).
Pero sobre todo la estructura espacial de los cuatro puntos
cardinales, coincidente con la secuencia temporal de las cuatro esta-
ciones (sintetizadas ambas en el Zodíaco), será la expresión más
recurrente en diversas culturas del mundo, inclusive entre los pueblos
aborígenes australes más alejados de la cuna conocida de nuestra
Astrología occidental (capítulo 19), constituyéndose en base del orde-
namiento urbano, arquitectónico y sagrado (tanto ritual como cosmoló-
gico). Dicha división fundamental del espacio en cuatro puntos lleva
naturalmente y siguiendo la lógica del 2 a la consideración de la otra
cruz intermedia equidistante a los mismos y que en la Rosa de los
Vientos corresponde a las direcciones NE, NO, SO y SE. Llegamos así
a una división arquetípica en ocho partes iguales y según Dane
Rudhyar, "el ritmo de las liberaciones básicas de la energía, por lo
menos en lo que se refiere a la vida (de actividad biopsíquica y orgá-
nica), debería simbolizarse y medirse esencialmente utilizando el nú-
mero 8. Esto se realizaba así en el simbolismo chino, hindú y gnóstico
cristiano;” (Rudhyar, 1987 p.64). Demetrio Santos (Santos Santos,
1978 p.145) lo refiere asimismo explícitamente al Pa Kuá u ocho
trigramas chinos, mientras que, del mismo modo, en la doctrina occi-
dental de los cuatro elementos, éstos solían ser posicionados en una

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cruz intermedia a la de las cuatro cualidades primitivas, generando de
nuevo un esquema óctuple.
Que la equidistancia a los tan importantes puntos cardinales
tuviera su expresión zodiacal no es de extrañar, y según el astrólogo
siderealista Cyril Fagan, cuando al igual que los hindúes intentaba
determinar el 0º de Aries sidéreo (puesto que el trópico es de
determinación inmediata por los movimientos del Sol y la Esfera
Celeste) y no era transparente qué estrella puntual era el inicio de la
constelación del Carnero, a partir de estudios de inscripciones en
tablillas, bajorrelieves e investigación estadística metereológicos con
ingresos de la Luna determinó con Donald Bradley que la estrella de
la Espiga de la Virgen, Spica, era el 0º de Libra, y por ende su
opuesto el 0º de Aries. Lo interesante es que posicionando así el
Zodíaco estelar, dos estrellas rojas muy brillantes exactamente
opuestas entre sí quedaban con toda precisión ubicadas en la mitad
(15º) de Tauro Aldebarán, el ojo enfurecido del Toro, y en 15º de
Escorpio Antares, el corazón sangrante del Escorpión (Fagan, 1988).
Asimismo, la Esfinge de Gizeh y sus antecedentes mesopotámicos y
luego griegos (el mito de Edipo) reúnen a los cuatro signos fijos (el
cuerpo del Toro, las patas del León, las alas del Águila –Escorpio–, y la
cara del Hombre –Acuario–) en la "Cruz de Poder", llamada así por su
asociación con la concentración centrípeta de energía (contrapuesta a
la liberación centrífuga asociada con los ejes cardinales) muy tenida en
cuenta por la Magia Ritual de los esoteristas renacentistas y del siglo
XIX y presente a lo largo de toda la Edad Media en los rosetones de
las catedrales y otros íconos religiosos que representaban a los cuatro
evangelistas con las figuras animales mencionadas rodeando a Jesu-
cristo con sus respectivos signos zodiacales.
No hay elementos suficientes para asociar esta presencia del
centro de los signos fijos a un uso arcaico de su aspecto astrológico
correspondiente de 45 y 135°, más bien lo contrario. A partir de las
investigaciones realizadas por Robert Schmidt y Robert Hand al frente
del Proyecto Hindsight, aquel titánico emprendimiento de recuperación
del pasado astrológico de Occidente, ya no queda casi lugar a dudas
de que durante todo el período helenístico los astrólogos contaban sus
aspectos astrológicos "por signo" (o mejor dicho, "por Casa", que en
ese entonces era lo mismo), e inclusive el Tetrabiblos de Ptolomeo
permite ser leido de ese modo. Gradualmente durante la Edad Media y
al principio por influencia árabe se fue pasando, de contar por signos, a

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medir el ángulo entre los planetas, interpretándose luego los textos
antiguos según esa práctica.
Recién podremos asociar oficialmente los ángulos de 45 y
135 con aspectos astrológicos desde la fértil propuesta de Johannes
Kepler (1571-1630), quien, dentro de una época ya instalada en el
conteo de grados en vez de signos enteros, y a partir de sus propias
búsquedas astronómicas, matemáticas y místicas, propuso en 1619 en
el capítulo VI de su Harmonica Mundi Libri V las divisiones del círculo
por 12, 8 y 5, generando así el semisextil, el quincuncio, la semicua-
dratura, la sesquicuadratura, el quintil y el biquintil. Estos aspectos
tardaron un tiempo en imponerse dentro del pensamiento astrológico,
si bien ya Nicholas Culpeper (1616-1654) los tuvo en cuenta al hablar
de las ocho fases críticas de la Luna en su tratado sobre el
Decumbiture (la Carta horaria levantada para el momento que se cae
enfermo), puntualmente retomado en 1647 por William Lilly en su libro
canónico sobre Astrología horaria en el capítulo correspondiente a
preguntas sobre salud: "En cuanto a las crisis o a los días críticos: Si
no se trata de una enfermedad crónica, podrá notar cómo el paciente
sufre grandes alteraciones en aquellos momentos en los que la Luna
se sitúe a una distancia de 45, 90, 135 y 180 grados de la Figura."
(Lilly, 1989 p.171).
Estos aspectos (exceptuando la serie de los quintiles, que tar-
dó más tiempo en popularizarse) fueron definitivamente incorporados
por los astrólogos del resurgimiento astrológico del siglo XIX, tal como
lo evidencia la edición de 1852 de Zadkiel del libro de Lilly recién
mencionado, en su listado inicial de los aspectos (Lilly, 1989 p.31).
Unas décadas después, las ocho fases lunares se instalan en la
Astrología Humanística a partir de la doctrina de los ciclos desarrollada
por Rudhyar y sus consecuentes "ocho tipos de lunaciones de person-
alidad" (Rudhyar, 1987, Cap. III). Paralelamente, en Alemania, Alfred
Witte y su brillante discípulo Reinhold Ebertin desarrollarán un sistema
astrológico completo que funda sus bases en las relaciones angulares
entre los planetas y sus puntos medios, tomando en cuenta divisiones
del círculo por 2 (180), por 2x2 (90) y 2x2x2 (45), llegando eventual-
mente a la división por 16, con el aspecto de 2230', la semisemi-
cuadratura, usada por algunos de los practicantes de esta escuela.
La justificación para utilizar exclusivamente múltiplos del 2 es
intrínseca a la técnica de las equidistancias o puntos medios, en donde
se divide por ese número, y al hecho de que la escuela fundada por
Ebertin, llamada "Cosmobiología", buscaba, como su nombre lo indica,
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describir y predecir fenómenos perceptibles en la realidad material
tales como las enfermedades y los comportamientos observables, y las
crisis físicas y eventos físicos en general han sido más bien asociados
tanto antes como ahora con los aspectos así llamados "inarmónicos".
Pero Ebertin lo deriva de su experiencia y es la base de un sistema
practicado en exclusiva desde hace décadas por miles de astrólogos.
Más cerca en el tiempo, las famosas estadísticas de John H.
Nelson en su trabajo comisionado en 1950 por la RCA demostraron sin
lugar a dudas y de un modo impresionante (Dean, 1977 p.309) que la
recepción de ondas de radio se ve mucho más perturbada cuando los
planetas del sistema solar guardan entre sí relaciones angulares de
45 y sus múltiplos (los tradicionales aspectos inarmónicos, aquí medi-
dos heliocéntricamente). Al mismo tiempo, la teoría de las Armónicas
desarrollada por John Addey en Londres amplificó y fue acostumbran-
do a los practicantes modernos de la Astrología a la división del círculo
en números distintos al 12 y sus submúltiplos. De este modo, hay ya
una rica bibliografía interpretativa rodeando los aspectos de semicua-
dratura y sesquicuadratura sobre la cual haré una breve referencia.
Bil Tierney, autor contemporáneo representativo no tanto por
su originalidad como por la popularidad surgida de su claridad de
expresión al transmitir contenidos convencionales, escribe que la semi-
cuadratura nos hace "inadaptables y resistentes a aceptar los cambios
necesarios en nuestro medio ambiente", así como "susceptibles,
críticos", y la asocia con "persistencia y propósito", "respuesta tempe-
ramental", "irritabilidad, cansancio y una tensión friccional importante."
(Tierney, 1990 p.28). Por otro lado, la sesquicuadratura hace "reaccio-
nar irracionalmente o comportarse sin moderación a expensas de los
demás" y sentirnos "fácilmente incomodados, emocionalmente inesta-
bles" (Tierney, 1990 p.47).
El español Demetrio Santos también sigue la tradición cuando
asigna a la semicuadratura la palabra clave "fricción", y a la sesquicua-
dratura, "agitación, inquietud" (Santos, 1978 p.133). Tito Maciá, quien
junto a Miguel García ha llevado adelante una formidable investigación
sobre los armónicos, afirma que el octavo, generador de los aspectos
mencionados, "se relaciona con sucesos que provocan miedo, inquie-
tud, desasosiego, nerviosismo, excitación sexual e hiperactividad,"
(Maciá, 2001), así como con "momentos de bloqueos, detenciones o
sobreesfuerzos, pérdida de libertad, ataduras severas o excesiva
dependencia de otros." Respecto de su investigación vinculando los
armónicos con las glándulas, afirma que "este armónico tiene relación

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con la adrenalina", y que "representa la fuerza de los deseos", es decir,
"situaciones en las que el mundo circundante pone delante del indivi-
duo a los objetos de sus deseos", provocando así una "neurosis de an-
gustia", "fricciones", "estrés". "Se encuentra uno a sí mismo en un am-
biente desalentador y se siente incapaz de cambiarlo" y, por consi-
guiente, "depresivo". En suma, "tiene una cierta similitud con el planeta
Plutón".
Es interesante preguntarse qué relación guardan estas inter-
pretaciones, bastante congruentes entre sí y empíricamente verifica-
bles, con los puntos análogos del círculo de Casas que veremos a
continuación, así como con la división del Zodíaco en tramos de 15.

II.2. Las divisiones por ocho del círculo de Casas


El astrólogo francés Patrice Guinard, quien se ha destacado
en los últimos años por su intensa promoción del acercamiento entre el
mundo astrológico y el académico, ha desempolvado de una supuesta
antigua tradición la división del círculo de Casas en ocho partes
(Guinard, 1999). Si bien sus referencias son fundamentadas, el trabajo
no es concluyente. Robert Schmidt dice que en el siglo II D.C., en su
"Antología", Vetius Valens "menciona un sistema de ocho divisiones
aparentemente usado por Nechepso/Petosiris", autores legendarios
que parecen haber escrito en el II A.C. (Schmidt, 1996). Pero también
fueron ellos quienes supuestamente legaron de Hermes el Dodeca-
topos (doce lugares), a diferencia del Octotopos (ocho lugares), al que
se pretende anterior. Cyril Fagan señala que la división en ocho era
temporal, más que estrictamente espacial (Fagan, 1988, Cap. 19) y
que, como tal, seguía el orden del movimiento diurno de los astros en
el cielo, es decir en el sentido de las agujas del reloj (contrario al orden
zodiacal). Estaba emparentado con las horas romanas, el sistema óc-
tuple de división de tiempo que luego sobreviviría en las horas canóni-
cas de la orden benedictina.
El sistema, según Fagan, está copiosamente ilustrado en los
horóscopos más antiguos de que nos queda registro, pero Geoffrey
Dean y otros (Dean, 1977 p.168) han sido bastante reacios a dar por
ciertos sus asertos, dado que en el estudio detallado de horóscopos
griegos antiguos de Neugebauer y Van Hoesen, no se menciona nin-
gún sistema de 8 Casas, sólo 12 Casas contadas en la misma direc-
ción que los signos y por otro lado "un estudio similar de Bouché-
Leclerq cita un sistema de 8 Casas dado por Manilius alrededor del 10

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DC (150 años antes de Ptolomeo), pero el Asc y el Mc definen
cúspides, el orden del conteo es oscuro y los significados de las Casas
son diferentes a los de Fagan", opinión con la que coincido plenamente
luego de varias lecturas de la traducción de Santos de Manilius
(Manilius, 1982) y el trabajo mismo de Guinard. De todos modos, hay
suficientes referencias como para suponer que hubo alguna vez
alguna división del cielo local en ocho partes.
Por su parte, Reinhold Ebertin, quien en su sistema descartó a
todos los sistemas de Casas por considerarlos contradictorios y poco
fiables, utilizó mucho el punto medio entre el Ascendente y el Medio-
cielo, así como su oposición y cuadraturas, es decir, las equidistancias
a los ejes de la Carta. No como sistema de división de Casas, sino
como puntos sumamente sensibles de la Carta, generando de nuevo
una doble cruz local. Sin dar mayores especificaciones interpretativas,
considera que "cuando son activadas por progresiones o tránsitos,
indican importantes períodos de la vida" (Ebertin, 1960 p.214), y que
representan "la relación entre el Ego y la Personalidad", "el tipo
fenoménico (la representación pictórica de la propia apariencia)". En
escritos de Astrología médica los vincula a áreas sensibles en términos
orgánicos, de fácil somatización, interpretación que podemos asociar
con la acumulación de toxinas propia de estas zonas centrípetas, a
diferencia de la posibilidad de acción y extroversión vinculada a los
planetas angulares. Como sea, este importante punto medio es ya tan
popular que aparece consignado directamente en las Cartas (junto con
el PM Sol/Luna) en muchas opciones de programas de computación
no específicamente ligadas a esta técnica (ej.: Winstar).
Otro astrólogo alemán, Alexander Marr, trabajó también la
equidistancia a los ejes pero en términos estrictamente domales. En el
sistema topocéntrico de Casas (al que abrazó desde su creación), los
polos de las cúspides se logran con fracciones proporcionales de la
tangente de la latitud geográfica. Así como en el Mediocielo es 0, y en
el Ascendente es la tangente de dicha latitud, en el punto medio, será
media tangente. Aplicando dicho polo a la mitad de las Casas suce-
dentes, logró dos ejes sensibles a los que llamó H1 y H2. Según la
reconocida astróloga británica Dra. Margaret Millard, "Alexander Marr
descubrió la importancia de los “ángulos medios” cuyos puntos de
AO/DO se encuentran sumando o restando 45 de la ARMC." (Millard,
1975 p.26) y el mismo Marr comenta que "tanto el H1 como el H2 se
los ha encontrado efectivos en relación con las Direcciones Primarias"
(Marr, 1986 p.12). Los incluyó en su segundo libro Análisis y Predic-

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ción (Marr, 1986) en todos los dibujos de los mapas natales así como
en unas pocas direcciones primarias, aunque luego ya no son mencio-
nados en sus tres libros siguientes.
Las legendarias estadísticas de Michel Gauquelin también
invitan a pensar en una estructura óctuple, si consideramos no sola-
mente las crestas o picos de la curva de distribución, sino también las
depresiones. Los esposos Huber lo hicieron al hablar de zonas
"expansivas" que rodean a los ángulos, es decir, las Casas angulares
y cadentes, y zonas "contractivas" en su equidistancia, es decir, las
Casas sucedentes. Según ellos en las zonas expansivas se destacan
los "procesos" (Huber, 1994 p.84), vinculables a las luminarias (las
Casas angulares con Sol y las mutables con Luna), mientras que en
las zonas contractivas, es decir las Casas sucedentes, "no hay proce-
sos dinámicos, no hay eventos sino estados, estados fijos y estables"
(p.101). A dichas zonas contractivas "las comparamos mas bien con el
principio saturnino: estabilizando, afirmando, delimitando" (p.85).
En rigor las Casas sucedentes eran el Locus Piger (lugar pere-
zoso) de la Astrología clásica y en esa línea insistieron los siderealistas
Cyril Fagan y Ronald Bradley (quien también escribió con su
seudónimo Garth Allen) cuando dividían las tres cruces de Casas en
tres niveles graduales de intensidad de expresión de los planetas
presentes: "primer plano" (foreground) en las angulares, "medio plano"
(midground) en las sucedentes y "trasfondo" (background) en las
cadentes (Fagan, 1988), muy acorde con la tradición occidental. Pero,
más que tripartito, el sistema pareciera acercarse a una inmensa
armónica 4 con sus depresiones en las Casas sucedentes, dado que
es "en las cúspides de" dichas Casas que hay "acción lenta", y en las
de las cadentes, una "nota sorda", un "futuro distante", "horizontes
remotos" (Fagan, 1988 p.184). Por consiguiente, el espacio perezoso
se da gradualmente entre las cúspides de las sucedentes y las caden-
tes, es decir, en la superficie toda de las sucedentes; y esto más aún si
consideramos que tanto los siderealistas como la tradición occidental
toman la angularidad y el comienzo de las Casas unos cinco grados
antes, siguiendo la indicación ptolemaica. Son, como señala Robert
Schmidt, las Casas que se dan "después del ascenso" (epanaphora),
el nombre que les daba la Astrología helenística (Schmidt, 1999/2000),
sugiriendo de nuevo la idea de una depresión física, frente a las
crestas o picos estadísticos de Gauquelin justo antes de los ángulos.
Como decía Manilius, "No debes contentarte con haber deter-
minado los círculos cardinales. Hay que tener en cuenta el espacio

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situado entre ellos, en estos grandes espacios también se muestra su
energía." (Manilius, 1982 p.72). El asunto es determinar qué tipo de
energía. ¿Tendrá que ver con la interpretación antes referida (II.1) res-
pecto de los aspectos múltiplos de 45, es decir, el centro de los signos
fijos?
En su sistema de ocho fases lunares, Rudhyar asocia a los
puntos correspondientes a éstas con contenidos que parecieran suge-
rir los signos y Casas relacionados. En la primera semicuadratura "em-
pieza a aparecer un estado de tensión más o menos agudo" (Rudhyar,
1987 p.57), y "se puede decir que en la fase de 45 grados del ciclo Sol-
lunar, el mundo exterior ataca al organismo en expansión, mientras
que en la fase de 135 grados, es el individuo quien deliberadamente
quiere aplastar a cualquier obstáculo en su camino" (p.58), remitiendo
al simbolismo leonino y de Casa V. La siguiente sesquicuadratura,
"con respecto a las finalidades básicamente sociales, produce un senti-
do creciente de responsabilidad; pero por otra parte, si la configuración
opera negativamente, ocasiona un sentimiento de derrota o de ´¿de
qué sirve?´" (p.61), como en Escorpio y Casa VIII, y en la última
semicuadratura, "entramos en el terreno... del sacrificio personal. El
personaje simbólico que concentra sobre el drama social y el mártir"
(p.62), como en Acuario y Casa XI. Allí "entramos en el territorio de la
siembra de la semilla."
Respecto de las perezosas semillas, fundamentales al pensa-
miento de Rudhyar, y acercándonos al tema que nos ocupa, nos acla-
ra que éstas "poseen una superficie muy resistente, y su principal atri-
buto es que no se pueden modificar. Se crean sobre la fuerza de la ne-
cesidad extrema y de la fuerza intransigente e inflexible que se perpe-
túa a sí misma."

II.3. Los aspectos múltiplos de quince grados


La astróloga Kay Cavender en la página web del siderealista
Magee (www.magee.demon.co.uk) sostiene que "admitir que los arcos
de 45 y 135 son funcionales es admitir el arco de 15 como un todo",
opinión que suscribo. La profusa utilización en este último siglo de
todos los aspectos múltiplos de 30 y 45 (los mayores y menores "clá-
sicos"), lleva a considerar naturalmente el máximo común denomina-
dor de todos ellos, es decir, el ángulo de 15. Sus antecedentes
posibles en la Astrología hindú serán tratados en el próximo apartado

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(II.4), mientras que en éste desarrollaremos algunas de sus expresio-
nes en la Astrología occidental contemporánea.
Es difícil precisar con total certeza quién comenzó exactamen-
te a estudiar este aspecto y sus múltiplos menos conocidos (75, 105
y 165). Casi todos los astrólogos que fueron proponiéndolo tenían en
común la práctica intensiva de la rectificación como una forma de
investigación astrológica. Quizás el hecho se deba a que los aspectos
múltiplos de 30 (es decir, los aspectos mayores más el semisextil y el
quincuncio) son fáciles de ver de un simple vistazo para cualquier
practicante, sobre todo cuando se usan orbes pequeños, como
generalmente hacen los astrólogos al rectificar, dado que los factores
tienen aproximadamente el mismo gado. Y por otro lado, la forma de
ver asimismo fácilmente los aspectos múltiplos de 45 es sumarle 15
al valor a aspectar, y luego buscar con los mismos criterios que en los
múltiplos de 30, es decir, la repetición de aproximadamente el mismo
grado y minuto en otros signos. La mirada entrenada para localizar los
aspectos de la familia del octil (armónico 8: semicuadraturas y sesqui-
cuadraturas) llevó naturalmente a percibir también otras relaciones
exactas antes no vistas entre factores pertinentes a un evento con los
ángulos múltiplos de 15 hasta entonces no estudiados.
Ya vimos (II.1) que Ebertin y sus seguidores observaban y
difundían la posibilidad del uso de la semisemicuadratura (2230'). El
mínimo común denominador de 15 y 2230' es 730', y al respecto,
dos astrólogos de la talla de John Addey y Theodore Landscheit lo han
bautizado, en forma independiente, con el término "microaspecto"
(Dean, 1977 p.278). La reconocida astróloga Edith Wangemann, que
junto a decenas de discípulos realizó un importante trabajo sobre
rectificación de miles de casos, afirma que dichos microaspectos
tienen un matiz mercurial (Wangemann, 1975). Por su parte, John H.
Nelson los estudió en las estadísticas antes mencionadas referidas a
la recepción de ondas de radio (II.1), observando que "ángulos más
pequeños (7,30 grados y sus múltiplos) no tenían efectos por sí
mismos pero empeoraban la recepción ... cuando se relacionaban con
un aspecto duro." (Dean, 1977 p.309). Es decir, se potenciaban o
revelaban como más intensos o significativos cuando eran parte de un
síndrome armónico, o en otras palabras, de una configuración formada
por múltiplos de dicho valor, confirmando así la observación común a
todos los estudiosos de las armónicas y los aspectos sutiles en
general.

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En la década del '20 el genial Edward Johndro, creador del
Vértex y de los Equivalentes Geodésicos, había propuesto un fárrago
un poco demasiado variado e inconexo de palabras clave para los as-
pectos múltiplos de 15 (Johndro, 1929), y a tal punto es probable
pionero en la observación de estos ángulos, que el aspecto de 165 es
llamado por Zane B. Stein "the Johndro aspect" (el aspecto Johndro).
Edith Wangemann dice que el de 15 "es un aspecto muy importante"
(Wangemann, 1975) y los astrólogos creadores del sistema topocén-
trico, Vendel Polich y Anthony Nelson Page, también validan a dicho
ángulo y sus múltiplos menos conocidos (Polich & Page, 1970 p.120),
del mismo modo que la norteamericana Laurie Efrein en su excelente
libro sobe rectificación (Efrein, 1988 p.200).
La anteriormente citada siderealista Kay Cavender comenta
que quien la introdujo a estos aspectos fue el libro de Edward R.
Dewey Cycles, the mysterious forces that trigger events, publicado a
mediados del '70 a partir de las investigaciones de John H. Nelson.
Este útimo había observado que "dos planetas separados por 45
grados o por otro múltiplo de 15 grados, y con otro tercer planeta con-
junto, cuadrado u opuesto al punto medio, usualmente no tenía mucho
efecto por sí mismo, pero empeoraba la recepción ... cuando cualquie-
ra de los tres planetas estaba ligado a otro aspecto duro" (Dean 1977,
309). Pocos años después del trabajo de Nelson, John Addey, en una
estadística sobre obesidad, encuentra aspectos de Luna/Neptuno y de
Venus/Saturno sin excepción: "Los aspectos eran mayores y menores
más los de 75/105/165 grados; los últimos tres sumaban un 25% del
total" (Addey, 1957).
La astróloga María Vicenta (Rubí) Leza, Presidente y Directora
de la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires (Caba) durante la
década del '90, trabajó exhaustivamente con estos aspectos. Al res-
pecto, opinaba que el ángulo de 15 era la mínima unidad perceptible
por el hombre, ya que resulta de la división del círculo por 2x2x2x3, los
números presentes en los aspectos mayores y menores "clásicos",
algo así como un ladrillo básico en la interacción aspectual de dos
símbolos astrológicos. Compone todos los aspectos mayormente
usados, así como otros menos conocidos, múltiplos de 15 pero no de
30 y 45. Leza especializó su mirada sobre cada uno de estos ángu-
los sobre todo al rectificar, observando en eventos dados su interac-
ción entre cúspides y planetas (II.5).

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El aspecto de 15 propiamente dicho, al estar todavía "dentro"
del signo de Aries (si comparamos ángulos de aspecto con la secuen-
cia zodiacal correspondiente expresada en grados), dada la analogía
natural de Aries con la Casa I que propone la modernidad, tendrá una
manifestación primitiva, primaria y, sobre todo, física del simbolismo
involucrado, dado que todavía no pudo acceder al primer paso en la
evolución natural de la consciencia en los doce pasos arquetípicos del
Zodíaco. Análogamente, su ángulo suplementario, el aspecto de 165,
al ser un aspecto de 15 "al lado del Descendente", refleja una mani-
festación física y primaria del simbolismo pero con una importante
presencia "del otro" (Libra y Casa VII) o somatizaciones (Virgo y Casa
VI), revelándose por ello más difícil. Las interpretaciones de otros
astrólogos no están tan lejos de las interpretaciones de Leza, también
confirmadas por mi experiencia personal.
Vendel Polich y Anthony Nelson Page afirman, por su parte,
que "los aspectos de 15, 75, 105 y 165; [son] todos aspectos que
zodiacalmente tienen valor y cuya cualidad es permitir más o menos el
retorno a la normalidad; o sea que el significado de los aspectos de 15,
75 y 105 es llegar a un estado normal, sin trabas. El aspecto de 165,
en cambio, incluye ya en sí algunos trastornos." (Polich & Page, 1970
p.120). Selma Polich, hija de Vendel Polich y gran investigadora en el
área de estadísticas, confirmaba en sus cursos de Direcciones
Primarias dictados en el Caba el costado desagradable del aspecto de
165, vinculándolo a Saturno, mientras veía en el de 15 un aspecto
más débil, vinculado a Mercurio y a la posibilidad de obra, de hacer
cosas (Rodríguez Vázquez, 2003). Y si bien Edith Wangemann tiene
miradas más suaves sobre estos ángulos, vinculando el de 15 a
Venus y la armonía, especialmente corporal (es decir, la salud), y el de
165 con un "talento especial por el cual uno puede diferenciarse"
(Wangemann, 1975), por su parte Laurie Efrein, quien llama "especia-
les" a los aspectos de 75, 105 y 165, afirma que "acompañan a
estados de inquietud. El aspecto de 165 parece ser más agresivo y
agobiante que los otros dos. En la delineación natal, este aspecto
significa persistencia eterna (como lo clarificaron W. Kenneth Brown y
Al H. Morrison)... parece mostrar los efectos que permanecerán mucho
después de haber ocurrido un suceso." (Efrein, 1988, p.201).
Efrein relaciona los aspectos de 75 y 105 con "estados cróni-
cos o insidiosos de los asuntos, con ramificaciones poco claras, ansie-
dad, motivaciones ambivalentes, efectos que se prolongan." (Efrein,
1988 p.201), y agrega que son "puntos de ´no puedo tomar una deci-
286 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone
sión´", y que "donde ocurren abundantemente, las nubes en la vida del
nativo tardan en desaparecer." Wangemann también opina que "tienen
que ver con el decidir" (Wangemann, 1975). Selma Polich vinculó a
75 con un costado irritativo, relacionado a Marte, y el 105 con un
matiz realizador y benéfico, más placentero, relacionado con Venus
(Rodríguez Vázquez, 2003). Análogamente, Leza vió en el primero un
matiz de libertad, mientras que en el segundo, suplementario, un claro
componente de no libertad, de sujeción a las iniciativas ajenas. Existen
además otros trabajos positivos de investigación sobre estos aspectos
realizados por estudiosos latinoamericanos del Sistema Topocéntrico
cuyos detalles desconozco.
Indudablemente hay discrepancias en la interpretación puntual
de cada aspecto y no tienen todavía un nombre consensual: Kay
Cavender propone los de "cuartisextil" (15), "postsextil" (75), "pretrígo-
no" (105), "postquincuncio" (165), y junto al investigador argentino
Roberto Martori fallecido en 1992 habíamos propuesto para los 75 y
105 el de "semiquincuncio", pero dada la falta de un uso generalizado
preferí mencionarlos aquí a todos por su número de grados, como es
la usanza. Más allá de las discrepancias, han sido muchos los
astrólogos de renombre que postularon en el siglo XX una efectividad
de todos los aspectos múltiplos de 15, tal como se vio en este aparta-
do (II.3), sobre todo cuando operan en configuraciones armónicas de
sus múltiplos, por lo cual algún valor seguramente deben tener. Y
como dijo Wangemann, "quince grados es la mitad de un signo, y
existe una teoría de que las dos mitades del signo representan los
lados elemental e intelectual del ser." (Wangemann, 1975). Sobre esta
división de signos y Casas en dos mitades es que posaremos ahora
nuestra mirada.

II.4. Las divisiones de las Casas en mitades


Está ampliamente atestiguado que durante siglos los astrólo-
gos occidentales (y todavía hoy los hindúes, quienes mantuvieron la
herencia helenística recibida) contaban los aspectos astrológicos por
signo y no con la medición del ángulo correspondiente, por lo cual se
trabajó con los aspectos múltiplos de 30. Si luego, ya instalada tras un
proceso gradual la práctica de medir el arco, se pudo dividir a los
signos fijos en mitades con las semi y sesquicuadraturas, el partir al
resto de los signos en dos fue una consecuencia inevitable. Pero no

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 287


necesariamente moderna, ya que hay sólidos antecedentes en la As-
trología india.
Dentro de la ancestral técnica de las Amsas, a la que moder-
namente se llama "Cartas armónicas" por su similitud parcial con las
técnicas desarrolladas hace unas décadas por John Addey, existe la
Carta Hora, "el armónico 2", que, sin ser idéntico matemáticamente a
éste, divide a todos los signos en dos mitades, marcando con su línea
divisoria 24 tramos de 15 grados en el Zodíaco. En ella, la primera
mitad de los masculinos es solar y la segunda, lunar, ocurriendo lo
inverso con los signos femeninos. La asocian con cuestiones
generales y, más específicamente, de Casa dos. También tienen una
Carta "armónica 24", en este caso de hecho más cercano a nuestro
concepto de armónicas, llamada Siddhamsha, a la cual asocian con el
desarrollo espiritual, las capacidades parapsíquicas y los estudios
superiores. No hay rastros de uso difundido de una "armónica 8", y
esto es característico de la cultura india, que da en general más
importancia al número 3 y sus múltiplos, y nos muestra además que
esta división zodiacal en 8 no estaba todavía instalada en el período
helenístico, que es cuando los hindúes asimilan el grueso de la teoría.
Lo más interesante aquí, sin embargo, es el término Hora,
dado a la segunda Amsa. Remite, por supuesto, al concepto de "hora"
en el sentido temporal, creado por los babilonios y con probables
antecedentes sumerios, es decir, la división todavía hoy operativa del
día en veinticuatro partes, que naturalmente implica que a cada uno de
los doce signos zodiacales le correspondan aproximadamente dos
horas (también deriva de dicha palabra nuestro conocido "horóscopo").
La práctica de la antigüedad, previa a la sistematización de los relojes
mecánicos, consistía en dividir tanto a la noche como al día en 12
partes iguales, acorde a la extrema importancia que tenía dicho núme-
ro en la cultura babilónica. A cada hora le fue asignada uno de los siete
miembros visibles del sistema solar y así se constituyó, de paso, el or-
den del nombre de los días de la semana hoy vigente. Demetrio San-
tos opina (Santos, 1978) que la importancia de las horas planetarias,
así como de toda división armónica del círculo (espacial o temporal),
radica en los momentos de cambio, es decir, el "punto" crítico en el
espacio o en el tiempo en el que se pasa de un "bloque" al otro (la
intersección de la sinusoide con la circunferencia propiamente dicha).
Yo he confirmado esa opinión, sobre todo en las divisiones en
7 del año usadas por los Rosacruces (fuente de la tan difundida idea
de que los últimos 52 días previos al cumpleaños son saturninos), en

288 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


donde el día del año personal en que se daba el paso de un planeta al
otro marcó en muchos casos acontecimientos fundamentales de la
vida del sujeto acordes al simbolismo combinado de los dos planetas.
También de hecho los astrólogos usamos dicho concepto cuando
consideramos el grado zodiacal 29 como crítico, los aspectos en
general o la división en Casas, dando valor al área de la cúspide como
zona sensible. Desde este punto de vista el sistema de Casas de
Plácidus, llamado "temporal", es el que verdaderamente refleja esta
división, así como, desde otra perspectiva, el topocéntrico. Dicha divi-
sión en 12 y luego en 24 es la que mejor se ajusta a las 24 horas
planetarias de un día (no uniformes si tomamos al reloj como paráme-
tro). En suma y con otras palabras, podemos considerar las tradiciona-
les horas planetarias como divisiones en mitades de las doce Casas
de Plácidus o las topocéntricas. El reconocido investigador norteameri-
cano Charles Jayne propuso también por su lado una división del
círculo de Casas de Plácidus en veinticuatro partes (Jayne, 1975).
Sin embargo los hindúes, más allá de la significativa relación
entre el segundo Amsa y las veinticuatro horas, tenían y usan todavía
otra división por la mitad de las Casas astrológicas. El sistema de
Casas más popular es el sistema de "signos iguales", históricamente
previo al de Casas iguales y usado por la gran mayoría de los astrólo-
gos del mundo durante todo el período helenístico (siglos IV A.C. a IV
D.C.), partiendo como Casa uno del signo ascendente completo, el
Rasi (signo) Lagna (ascendente) Chakra (rueda), o del signo de la
Luna, el Rasi Chandra (Luna) Chakra. Pero también existe, entre las
múltiples Cartas anexas propias de su Astrología, un sistema de Casas
más incluyente del espacio local tal como nuestra tradición lo ha ido
desarrollando y que es el que nosotros conocemos como de Porfirio (si
bien es anterior al de dicho astrólogo; Schmidt, 1996), y que consiste
en la trisección (división en tres partes iguales) del arco de eclíptica
comprendido entre el Mediocielo y el Ascendente. La presencia de
este sistema atestigua los últimos contactos de la Astrología hindú
clásica con el Occidente y "está descripto en libros Paddhati en
sánscrito y muy utilizados en la India" (Ojha, 1972 p.93). Sin embargo,
tanto el erudito védico norteamericano David Frawley como muchos
otros autores hindúes prefieren el sistema de Casas iguales (el que to-
ma el Ascendente como cúspide de Casa uno y luego prosigue con di-
visiones de 30 iguales) por considerarlo anterior y, por ello, más fiable,
acorde a la actitud tradicionalista característica de esta cultura (Ojha,
1972 p.94; Kapoor, 1976, p.73). De todos modos, ambos sistemas no

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 289


arrojan demasiadas diferencias en las latitudes geográficas bajas
propias de la India.
Estos sistemas de Casas, sean el de Porfirio o el de Casas
Iguales, son considerados de un modo muy diferente al modo occiden-
tal actual: "En la Astrología Hindú la cúspide es el punto medio o centro
de la Casa y ésta se extiende 15 a cada lado." (Ojha, 1972 p.94). Es
decir que la Casa propiamente dicha comienza en la mitad de la Casa
anterior y "la cúspide es el punto medio de la Casa" (Kapoor, 1972,
p.75). Las posiciones por presencia de los planetas se hacen tomando
en cuenta este criterio, mediante el Bhava (morada) Chalit (íd.) Chakra
(rueda) y en cambio las regencias de los planetas para cada Casa se
toman en cuenta considerando las cúspides propiamente dichas, me-
diante el Bhava Madya (cúspide) Chakra. A la cúspide se la toma
como un lugar de posibilidad de máxima expresión de un planeta, y en
el método de evaluación de las fuerzas relativas llamado de "fuerza
residencial", estará más fuerte cuanto más cerca esté de ella siguiendo
una simple regla de tres, y más débil cuanto más alejada, es decir,
más cercana a los puntos de inicio de cada Casa, llamados Sandhi, y
que son, sencillamente, el punto medio entre cada par de cúspides.
Según palabras del legendario B. V. Raman, "si un planeta está en
Bhaba Sandhi está totalmente impotente y los resultados que produce
son prácticamente nulos" (Raman, 1992 p.5).
Robert Schmidt, en su investigación realizada sobre la Astrolo-
gía helenística (como dijimos, mantenida todavía hoy por los hindúes),
encontró que también allí al hablar de las Casas se diferenciaba el
concepto de topos (lugar) del de oikos (domicilio), tomando al primero
para la presencia, y al segundo para las regencias (de ahí viene
nuestra terminología familiar de "planeta en domicilio" para hablar de
regencia). Asimismo, las cúspides eran consideradas "un lugar de
actividad" (Schmidt, 1996) privilegiado de los planetas cercanos a ella.
En nuestro siglo, los astrólogos Bruno y Louise Huber también
estudiaron las posibilidades de expresión general de un planeta según
su posición dentro de una Casa.
Los Huber no dividieron exactamente las Casas en dos
mitades, sino que tomaron la así llamada "división áurea", la conocida
proporción atesorada por el mundo clásico y renacentista (y en
muchas ocasiones por el ocultismo), consistente en la relación
(a/b)=(b/(a+b)), hallable en muchas formas de la naturaleza. Dicha
proporción divide la unidad (0.382 + 0.618) en un punto análogo al de
las intersecciones internas del pentáculo o estrella de cinco puntas.

290 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


Según ellos, la división de cada Casa según esa proporción "ha sido
encontrada pragmáticamente, luego de arduas investigaciones"
(Huber, 1994 p.133). Aplicando dicha división hacia uno y otro lado del
arco eclíptico de una Casa, definieron dos puntos, a los que llamaron
"puntos de reposo", considerados como "puntos muertos" (al primero
lo llamaron también "punto de inversión).
Según ellos, "en las cúspides de las Casas, las fuerzas se
dirigen hacia afuera (centrífuga) y en los puntos de reposo caen sobre
ellas mismas (fuerza centrípeta)" (p.135). "La región de las cúspides de
las Casas son zonas muy activas de rendimiento. Las fuerzas se acu-
mulan y son dirigidas intensamente hacia el exterior, potencializadas al
máximo. ... Las capacidades correspondientes indicadas por los
planetas pueden ser utilizadas plena y eficazmente en la vida. ... Reac-
cionan intensamente a estímulos exteriores y encuentran confirmación
por el entorno" (p.137). En cambio, en los puntos de reposo, "las fuer-
zas estimulantes que dan los impulsos llegan a pararse. La actividad
vital está frenada y dirigida hacia los sectores interiores de la vida"
(p.143). Los planetas allí "son eficaces en el interior y no pueden ser
utilizados plenamente en la vida exterior. Necesitan impulsos estimu-
lantes especiales y, con frecuencia, un largo tiempo de desarrollo"
(p.138) y "hay una falta de confirmación por el entorno en la medida
deseada" (p.146).
De modo que en la "curva de intensidad" que ellos proponen,
"en cada una de las cúspides de las Casas están las fuerzas más
vitales e impulsadoras de la Casa, y en los valles, los llamados ´puntos
de reposo´, las fuerzas reposan, se unen, se asimilan y maduran para
ser utilizadas en nuevos hechos" (p.135). Pero si bien toman en cuenta
los dos lugares surgidos de aplicar la división áurea hacia uno y otro
lado en la Casa, también analizan los tramos previos y posteriores a
los tres puntos críticos (la cúspide, el punto de inversión y el punto de
reposo): "un planeta antes del ´punto de reposo´ estará sometido
fuertemente a las fuerzas de persistencia y de estancamiento" (p.147).
Lo interesante para el tema que nos ocupa es que, si realmente la
zona central de la Casa que se extiende entre los dos puntos
"muertos" (el punto de inversión y el de reposo) y a la cual ellos
asociaron con los signos fijos (dado que la primera parte sería cardinal,
y la última, mutable) tiene una dimensión aproximada de 7 en una
Casa promedio de unos 30, se extendería entonces a unos 330' de
cada lado del punto medio de la Casa, un orbe bastante aceptable de

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 291


conjunción si consideramos a dicho punto medio como un punto
sensible, aunque fuera en un sentido negativo.

II.5. Los aspectos a las cúspides intermedias


Los primeros aspectos mencionados en la literatura astrológi-
ca son interplanetarios, pero ya desde la época helenística tenemos
referencias de que se tomaba el aspecto de un planeta al Ascendente,
aunque se computara considerando el aspecto que tenían naturalmen-
te los signos correspondientes entre sí. Ya señalamos que durante la
Edad Media se fue pasando de aspectar por signos a considerar el
ángulo concreto entre los dos factores, fueran dos planetas o, más
adelante, un planeta y el Ascendente o el Mediocielo. A partir de esta
práctica, encontramos plenamente instalada en el siglo XVII, con su
hermosa culminación de la Astrología (lamentablemente en los dos
sentidos de la palabra), la práctica de aspectar también los planetas a
las cúspides intermedias, ejemplificada en dos insignes astrólogos: el
inglés William Lilly (1602-1681) y el francés Jean Baptiste Morin de
Villafrance (1583-1656), quienes usaron para ello en muchas ocasio-
nes el sistema de división de Casas de Regiomontanus.
En la habitual versión del libro de Astrología horaria de Lilly
que Zadkiel publicara en 1852, hay algunas menciones sobre el uso de
aspectos a cúspides intermedias: "Considere el signo situado en la
Casa dos, a su regente y a los planetas allí ubicados o en aspecto con
la cúspide, con su regente o con la Rueda de la Fortuna" (Lilly, 1989
p.121), "el regente del Ascendente arroja un buen aspecto a la cúspide
de Casa tres" (p.130); "Las cuadraturas formadas entre los Infortunios
y la cúspide de la Casa cinco indican que no habrá concepción"
(p.153). Y más importante, porque es un caso del mismo Lilly del 29 de
agosto de 1646 en el que hay menos dudas sobre una posible
tergiversación de Zadkiel: "Como Mercurio... formaba un aspecto de
Trígono con la cúspide de la Casa seis, deduje que el perro no se
hallaba demasiado alejado del lugar" (p.234).
El astrólogo argentino Spicasc, en una publicación dedicada
a revisar la obra de J. B. Morin, citaba los siguientes aforismos de
éste: "4) Son eficaces para un nativo dado los tránsitos sobre los
lugares radicales de las doce cúspides, los planetas y la Parte de la
Fortuna, como también sobre sus aspectos y antiscios" (Spicasc,
1977 p.45). Asimismo, determina el estado celeste de una astro
según "II - Los aspectos que recibe y emite a astros y cúspides"

292 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


(p.21) y a "XIII - La posición cercana o lejana de la cúspide de la
Casa que ocupa" (p.22). Alexander Marr, en un artículo también
dedicado a Morin, en el apartado "afirmaciones del autor basadas en
su propia experiencia y en aquellas reglas de Morin que son
viables:", comenta que "6. La experiencia muestra que todos los as-
pectos mutuos de planetas, como también los aspectos a las
cúspides de las Casas, tienen que ser muy exactos para realizar una
sólida interpretación de cualquier asunto." (Marr, 1987 p.5), y que "5.
(...) La influencia de planetas en ciertas Casas del mapa pueden pa-
sar inadvertidas a través de toda la vida a menos que ellos no estén
en conjunciones mundanas cerradas o aspectos zodiacales con cús-
pides de Casas o asociados con otros cerrados aspectos planeta-
rios." (íd).
En Buenos Aires, la tradición astrológica traida por los
inmigrantes europeos valoró en grado sumo la teoría de Morin,
popularizada sobre todo por la Astrología Racional de Adolf Weiss
(1946). En esa línea, la utilización de los aspectos a las cúspides
intermedias de Casas está ejemplificada en el libro de José Garaña
Astrología Magistral, también muy tenido en cuenta a durante la
década del '60: "Todo ocupante en fuerte aspecto (cuadratura, trígono,
oposición) exacto a la cúspide de un sector combina de un modo
íntimo su naturaleza y estado con los que presente el regente de éste"
(Garaña, 1961 p.323), "prevalecen el estado y disposición del aspecto
formado entre el regente y el radio que rija" (íd), "los principales
indicadores de (...) cambio próximo [dependen] del III sector (regente,
ocupantes y aspectantes al radio y dispositor del regente)" (p.349),
"Indices de pobreza: 1 Regente o radiolinde de II hostilizado por
Saturno, Neptuno, Plutón o Marte disonantes" (p.343). En su texto
llama a las cúspides indistintamente “radiolinde”, “radio” y “cúspide”
propiamente dicha.
A los referentes mencionados se suman los estudios
intensivos basados en las Direcciones Primarias desarrollados por
Erich Karl Küher, Friederich y Gustav Schwickert, Vendel Polich,
Nelson Page y Alexander Marr, entre otros, que hicieron un hábito el
considerar las relaciones de aspecto entre planetas y cúspides
intermedias en los sistemas predictivos. Finalmente, a partir de estos
referentes y sus investigaciones, Rubí Leza popularizó en Buenos
Aires la mirada sistemática de los aspectos de los planetas a las
cúspides en la Carta natal misma, tal como lo ejemplifica su artículo "El

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 293


Caso María Soledad" (Leza, 1996), así como en las técnicas predicti-
vas y en la rectificación.
El sistema de Casas utilizado prioritariamente fue el topocéntri-
co, nacido en la Argentina en la década del sesenta y setenta y que
arroja valores muy cercanos a los del sistema de Plácidus (en general
dentro de 1º), todavía el más popular en Occidente. Respecto de este
fenómeno comenta Dean: "Margaret Hone y otros han señalado que la
popularidad de Placidus se debe no a su mérito, sino al hecho de que,
entre 1700 y principios del 1900, eran las únicas tablas de Casas
disponibles" (Dean, 1977 p.168), y lo mismo podría imputársele a las
cúspides del sistema topocéntrico, dado que por la difusión iniciada por
Eloy R. Dumón de tablas de Casas calculadas para el hemisferio Sur,
resultó siendo el más utilizado en América del Sur y Central, así como
muy popular en el importante movimiento australiano y neozelandés.
Pero la experta rectificadora Laurie Efrein acota que, de todos modos
y, más allá de los supuestos motivos editoriales que justificaron su
popularidad, "el sistema de Casas de Placidus es el que cronometra
los acontecimientos externos de la vida con mayor precisión. No es
posible sustituirlo por el sistema de Casas de Koch o cualquier otro y
obtener los mismos resultados en la rectificación de Cartas" (Efrein,
1988 p.139). Las cúspides topocéntricas, como ya dijimos, no se hallan
lejos de las mismas.
No me extenderé en la apología que merece el sistema
topocéntrico de Casas, pero al ser el que tomo en cuenta para esta
propuesta, creo que se justifican algunas consideraciones. Por lo que
afirman sus autores Polich y Page (Polich y Page, 1984/5), surgió de
búsquedas experimentales y no de presupuestos teóricos, como todos
los otros. Por otro lado sintetiza con inmensa elegancia matemática
(léase, simplicidad: tercios de tangente de la latitud geográfica para los
polos de las cúspides) los tres sistemas previos de mayor basamento
lógico: Campanus y su correcta división del espacio local (trisección
del Primer Vertical), Regiomontanus y su correcta división de los
círculos de movimiento diurno de los planetas (trisección del Ecuador
y, por lo tanto, de los semiarcos) y Placidus y su correcta división del
tiempo (trisección de los tiempos de ascensión). Todo ello mediante el
proceso de pasar de fórmulas calculadas sobre la esfera a aquellas
aplicadas al llamado "cono de ascención", que modeliza el movimiento
real del cielo tal como es percibido por el observador, quien no está en
el centro de la Tierra sino en su superficie y consituye así su lugar
(topos) como centro del espacio vivido. Este sistema ha sido estudiado

294 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


y defendido internacionalmente por muchos astrólogos reconocidos
tales como Charles Harvey, Geoffrey Cornelius, Alexander Marr,
Margaret Millard, Chester Kemp, David Bennett, Dymock Brose y los
argentinos Gerhard Houwing (ingeniero residente en Dallas y experto
en Astrología antigua y estadísticas), Eloy Dumón, Roberto Martori y
Rubí Leza.

III. INTERPRETACION

III.1. La metodología aplicada


Guiado por algunas esporádicas pero intensas percepciones
personales, con el tiempo mi interés se fue centrando en estos posi-
bles puntos sensibles pensables en la mitad de las Casas topocéntri-
cas y a las que denomino "semicúspides". Cuando decidí sentarme a
verificar si había algún sustento real para la postulación de dichas
semicúspides, paralelamente a la búsqueda más organizada de los
referentes concretos que me habían llevado a este interés (II), decidí
por supuesto mirar sistemáticamente en toda Carta que se me cruzara
el posible funcionamiento de estos puntos sensibles. Comencé con mi
base de datos personal, es decir las cientos de cartas de amigos, pa-
rientes, conocidos y clientes, posando mi mirada en los planetas que
parecían estar en el centro de alguna Casa y consignándolos (el cálcu-
lo mental aproximado de la semicúspide de una Casa se logra sencilla-
mente promediando el valor de las dos cúspides adyacentes; es decir,
su semisuma o punto medio) y luego apliqué el mismo proceso a la
enorme cantidad de cartas dibujadas en las diversas fuentes de la Bi-
blioteca de la Fundación Caba.
De los muchos ejemplos que me quedaron, además de ver
qué elementos comunes podía vivencial o intuitivamente derivar de los
casos que yo conocía personalmente, hablé con muchos de ellos so-
bre sus vivencias y experiencias al respecto. En el caso de los perso-
najes públicos descarté aquellos de quienes no conociera algún dato
biográfico o cuya fuente de la hora natal me fuera desconocida o de-
masiado dudosa. De este modo me quedaron un par de cientos de ca-
sos puntuales, a partir de los cuales y, teniendo en cuenta los antece-
dentes antes desarrollados, pude postularme satisfactoriamente algu-
nas hipótesis interpretativas que intentaré ejemplificar mediante los ca-
sos de figuras públicas que considero más ilustrativos.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 295


Las semicúspides fueron calculadas usando la fórmula del
Ascendente y las correspondientes acumulaciones de 15 en la ascen-
sión oblicua y de sextos de tangente para los polos (ver sección "Fór-
mulas", IV). En algunos casos que detallaré también consideré la rela-
ción entre la ascensión oblicua de la cúspide y la del planeta.

III.2. Hipótesis intepretativas


Partiendo de las interpretaciones mencionadas de los antece-
dentes expuestos (II) de división del círculo en doce y ocho partes, así
como sobre todo en su mínimo común múltiplo, veinticuatro, sea tanto
en la forma de la división del Zodíaco mediante los aspectos como en
la de la división del círculo de Casas y los aspectos a las cúspides
intermedias, pude organizar la percepción y comprensión de los ejem-
plos que fui encontrando según las siguientes posibilidades, a mi pare-
cer bastante coherentes entre sí.
Si un planeta posicionado en la cúspide se halla literalmente
en una cresta o pico (“cúspide”) de su potencia y posibilidades de
expresión individual, el caso contrario de la semicúspide es el del valle
o depresión en la que se hunde con una ineficacia inicial respecto de
su exteriorización medioambiental que puede luego provocar diversas
reacciones. En principio y por supuesto, dificultades, esfuerzos reitera-
dos sin falta de concreción y la eventual depresión e impotencia. Ante
los sentimientos de estancamiento del planeta que ha caído en ese
pozo, acumulación de tensión y de preocupaciones respecto de ese
tema que se siente que involucran una toma de decisiones y resulta
finalmente en reacciones desmesuradas y explosivas no muy bien
manejadas por el sujeto. Las cosas "le suceden" (muy acorde con la
palabra "sucedente"), "le ocurren", sea desde exabruptos, síntomas
físicos involuntarios o la proyección a secas en terceros. En muchas
ocasiones se objetivará no solamente en esas figuras persistentemen-
te proyectadas sino en objetos u obras por las que será reconocido. Es
decir que la sobrecompensación redundará en una demanda del
medio a una respuesta no tanto activa como cosificada del planeta, el
encasillamiento en una suerte de imagen o identidad social o rol
arquetipal no necesariamente buscado, a veces inmanejable y al cual
estará sólidamente asociado.
Estos procesos y comportamientos remiten de algún modo a
aquellos muy estudiados de otros elementos “no integrados” a priori de
la Carta Natal, tales como los de los signos interceptados tan brillante-

296 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


mente expuestos por Joanne Wickenburg, o los de los planetas inas-
pectados o ferales, antiguamente muy estudiados y excelentemente
compendiados por Bil Tierney (Tierney, 1990) y Geoffrey Dean (Dean,
1977 pp.356 a 366) a partir de su verificación estadística, así como los
retrógrados o los presentes en Casa XII o en aspecto a Saturno o a
Plutón.
Voy a tomar de un modo deliberadamente fragmentario los
conceptos volcados por los autores citados en la sección "Anteceden-
tes" (II) respecto de los diversos factores que fui refiriendo, y con
ánimo de un espíritu sobre todo evocativo, tendiente más a abrir
posibilidades que a cerrar conclusiones, sugerir algunas palabras clave
para los planetas en semicúspide: impotencia, anulación (Raman),
estados crónicos, indecisión, persistencia, ansiedad, inquietud (Efrein),
tener que decidir (Wangemann), tensión, obstáculo, derrota, resisten-
cia, persistencia, inflexibilidad (Rudhyar), pereza, lentitud, futuro
distante, horizontes remotos, nota sorda (Fagan), somatización
(Ebertin), inquietud, desasosiego, bloqueos, detenciones, sobreesfuer-
zos, ataduras, dependencia, miedo, adrenalina, deseos, angustia, fric-
ción, estrés, depresión, hiperexcitación, plutoniano (Maciá), inquietud,
fricción, agitación (Santos), estancamiento, persistencia, maduración,
necesidad de estímulos especiales, contracción, detención, estados,
centrípeto, estabilización, saturnino, delimitación (Huber), reacción,
inmoderación, inestabilidad emocional, incomodidad, persistencia,
fricción, tensión, irritabilidad, cansancio, inadaptación, susceptibilidad
(Tierney).
Creo que con ello ha sido sugerida una cierto tendencia con
muchas variaciones semánticas. Comenzando con los ejemplos con-
cretos, la conjunción del Sol de Enrique VIII de Inglaterra, en 1439' de
Cáncer, con la semicúspide (centro) de la Casa X en 13°51´, simboliza
sus esfuerzos infructuosos para lograr una sucesión que lo llevaron a
pasar por seis esposas, así como su reacción al poderío papal por el
mismo problema mediante la afirmación imperial nacionalista que
marcó el primer gran cisma religioso europeo y, en cierto sentido, el
principio político de la modernidad. El Plutón del presidente norteameri-
cano Richard Nixon, en 2839' de Géminis, conjunto a la semicúspide
de Casa X en 2705', simboliza adecuadamente la manipulación de
información desmesurada y eventualmente infructuosa al punto de
llevarlo a la caída en el resonado caso Watergate. Otro Plutón en se-
micúspide de X es el de Isabel la Católica, en una cerrada conjunción
de 335' a 346' de Leo, combinación de símbolos que refleja la

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 297


inmensa fuerza de voluntad que a la larga y a toda costa puso en
juego para la imposición del poder monárquico sobre toda España,
incluyendo la expulsión de los judíos y los moros.
Los exabruptos y explosiones a los que puede llegar el planeta
en semicúspide cuando se siente frustrado son elocuentemente refleja-
dos por la Carta del temperamental tenista John Mac Enroe, con
Urano en 1349' de Leo conjunto a la semicúspide de X en 1252' y
Marte en 249' de Géminis sobre la semicúspide de VIII (19'). Que son
los mismos dos planetas que el presidente norteamericano George W.
Bush Jr. tiene también en semicúspide: Marte en 919' de Virgo junto
a la semicúspide de II en 924', reflejando sus sostenidos esfuerzos
por comenzar la guerra con Irak para apoderarse de su patrimonio y
desarrollar la propia industria armamentista y Urano en 1900' de Gé-
minis conjunto a la semicúspide de XI en 1907', su ruptura de los tra-
tados y convenciones grupales (Naciones Unidas). Desde la perspec-
tiva de lo proyectado en otros, ese Urano también es amigos "que se
rebelan", como su antiguo socio comercial Bin Laden, y el hecho de
que le tocó ser presidente durante el primer ataque (Marte) sorpresivo
(Urano) recibido en el propio suelo de los Estados Unidos en su
historia.
Siguiendo con los exabruptos, Fabián Tablado, el resonado
caso de un adolescente skinhead argentino que en 1996 apuñaló 113
veces a su novia Carolina en un acceso de celos, tiene a Plutón en
1059' del vincular Libra en la semicúspide de VIII en 1033'. La exas-
perada vivencia de víctima amorosa que luego proyectó en su pareja
se puede ver con más orbe en la conjunción de Venus, en 1749' de
Acuario, a la semicúspide de XII en 1918' y de Neptuno en 1357' de
Sagitario con la semicúspide de X en 158'. En otro orden de eventos,
Neptuno en 112' de Sagitario sobre la semicúspide de VIII en 123'
también refleja el agua y el ahogo en la tragedia del accidente aéreo
de la década del setenta en el que los mejores bailarines del Teatro
Colón de Buenos Aires perdieron la vida hundiéndose en las aguas del
Río de la Plata. Y si de excesos se trata, el tortuoso simbolismo escor-
piano aparece vinculado a semicúspide de los jerarcas nazis Himmler
(Plutón en 1732' de Géminis sobre la semicúspide de IV en 1632'),
Goebbels (Marte en 1335' de Escorpio sobre la semicúspide de IV en
1316') y Goering (Luna en 1552' de Escorpio en una muy abierta
conjunción a la semicúspide de XII en 1925'). Completa el triángulo de
Casas de agua, más cerca en el tiempo y en el espacio, el almirante

298 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


argentino Emilio Massera (también Luna en Escorpio a 2227'
conjunta a la semicúspide de VIII en 2344'), uno de los líderes del
sangriento golpe militar de 1976 que se ocupó de que mucha gente
también terminara sus días en el fondo del Río de la Plata.
Pier Paolo Pasolini fue un artista e intelectual reconocido por
su exasperada lucha por sus principios ideológicos, sus numerosos
ataques a la Iglesia y al Parlamento italiano, así como decenas de
juicios absurdos que le entablaron por inmoralidad y que siempre ga-
nó. Su lucha, más bien infructuosa como tal, fue detenida por su muer-
te violenta, todo lo cual podría sintetizarse en su Marte en 706' de
Sagitario sobre la semicúspide de IX en 648'. El presidente argentino
Carlos Menem tiene a Mercurio en 2513' de Géminis en semicúspide
de XII en 2358' y a Neptuno en 129' de Virgo junto a su semicúspide
de II en 2927' de Leo, reflejando ambos elocuentemente las innume-
rables denuncias y sospechas de malversación excesiva, corrupción y
negocios ocultos que marcaron su mandato. Ese mismo Mercurio
también simboliza la misteriosa muerte de su hijo (Mercurio, hijos; XII
pérdidas y, como derivada, VIII de V, muerte de hijo), según muchos a
causa de dichos negocios (Géminis). Y hablando de negocios y de
Argentina, la Carta Natal del país tiene a Mercurio en 633' de Cáncer
(conjunto al Ascendente de Menem), presente y regente de Casa IX,
exactamente sobre la semicúspide de IX en 720'. El comercio exterior
para el beneficio de Francia e Inglaterra fue el motivo primordial de la
declaración de la independencia respecto de la corona española que
generó esta Carta y marcó el destino del país; comercio exterior que lo
enriqueció inmensamente durante décadas, y el mismo que luego,
organismos internacionales mediante, ayudó a su ruina.
El hacer síntoma físico de los planetas en semicúspide puede
estar reflejado en el compulsivo engrosamiento del ex-galán norteame-
ricano Marlon Brando con Júpiter en 1954' de Sagitario sobre la
semicúspide de Casa I (cuerpo) en 195', y en tres muy obesos y
famosos cómicos argentinos: Enrique Pinti con, otra vez Júpiter,
ahora en 227' de Aries (cuerpo) sobre la semicúspide de II (ingesta)
en 035', Jorge Porcel con su Luna en 2033' de Géminis sobre la
semicúspide de la voraz VIII en 2044' y Angel Bergara Leuman con
la oposición de Saturno en 2842' de Capricornio a Venus en 2643' de
Cáncer sobre las semicúspides de V/XI en 292', remitiendo a los as-
pectos encontrados por Addey en su estadística sobre exceso de peso
mencionada anteriormente (II.3).

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 299


También son bastante evidentes los casos de proyección. El
presidente argentino Juan Domingo Perón tenía a Neptuno en 1759'
de Géminis sobre la semicúspide de VII en 1918', simbolizando a sus
esposas, la actriz Eva Duarte, quien mediante su carismática comuni-
cación con el público llegaría a ser considerada una Santa y a la
"bailarina" Isabel Martínez, que se convertiría, con su muerte, en la
confundida presidente del país. La joven heredera norteamericana
Patty Hearst, secuestrada en los setenta por un grupo de jóvenes
guerrilleros idealistas al que luego se unió, inclusive en pareja, tiene a
Mercurio en 165' de Piscis sobre la semicúspide de VII en 1547' y
cuando fueron apresados, luego se casó con su guardiacárcel (Piscis).
El popular cantante argentino Sandro, con Luna en 233' de Capricor-
nio sobre la semicúspide de VII en 224' ha convivido siempre recluido
con su madre y desde hace décadas cosecha la admiración de millo-
nes de fans, característicamente y sobre todo señoras mayores, mien-
tras su exasperado sex-appeal estaría también simbolizado por Plutón
en 1021' de Leo conjunto a la semicúspide de X en 86'. El polémico
gurú hindú Osho (Rajneesh) que atacaba a los pilares según él co-
rruptos de la sociedad, tenía a Saturno en 2128' de Capricornio
opuesto a Plutón en 2142' de Cáncer sobre las semicúspides de II/VIII
en 2037', y la cúpula del poder de esa sociedad atacada se volvió en
su contra cuando el gobierno de los Estados Unidos y la CIA lo se-
cuestraron, envenenaron y deportaron ilegalmente en 1985 llevándolo
a la muerte.
Otro caso de proyección del contenido plutoniano en una
virulenta reacción pública fue la del gran filósofo, pacifista y defensor
de los derechos Bertrand Russell, cuyo Plutón en 1933' de Tauro
conjunto a la semicúspide de VII en 2033' simboliza su violento
enfrentamiento con la pacatería anglosajona de su tiempo, sobre todo
sexual. El filósofo tan conocido por su estudios sobre la sexualidad y el
poder, Michel Foucault, tenía a Plutón en 1557' de Cáncer en semi-
cúspide de II en 1423' y una de las causas de su muerta fueron sus
excesos sadomasoquistas. Pero quizás el ejemplo más impresionante
de proyección sea el de Anna Freud, cuya profesión e identidad social
estuvieron fuertemente determinadas por la obra y personalidad de su
padre, el pensador Sigmund Freud, y tiene a Plutón (psicología) en
1146' de Géminis en oposición al Sol (padre) en 1113' de Sagitario
(Dios), exactamente sobre las semicúspides de I y de VII en 1104'.

300 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


Pese a los casos más difíciles y a la sensación de agobio del
conjunto de palabras claves referidas al principio (III.2), afortunada-
mente es más frecuente encontrar en las Cartas de figuras públicas a
planetas en semicúspides que simbolizan aquel rol o producto que las
ha caracterizado en su proyección social, sobre todo en términos de
una elaboración más teórica o artificial de los mismos. Obviamente, la
manifestación aquí es más agradable y constructiva, remitiendo a la
resultante final del proceso postulado al principio de este segmento
respecto de la interpretación de los planetas en semicúspides. Famo-
sos diseñadores tienen la Luna en semicúspide en algún signo femeni-
no o estético: Christian Dior, Luna en 275' Cáncer sobre la semicús-
pide de IX en 277', Cocó Chanel, Luna en 1130' de Piscis en trígono
a la semicúspide de X en 1217' de Escorpio y en conjunción mundana
con la semicúspide de II: la ascensión oblicua de ésta es 34235', y la
de la Luna, 34316', Pierre Cardin, Luna en 1733' de Libra sobre
semicúspide de XII en 1735' y Herbert de Givenchy, Luna en 1221'
Libra sobre semicúspide de V en 1304'. Si de Lunas en Libra se trata,
Walt Disney, quien hasta la fecha “diseñó” las fantasías de generacio-
nes enteras de infantes occidentales, tiene dicha luminaria en 910' de
Libra en conjunción a la semicúspide de I en 747'.
Es asimismo interesante asociar la conjunción de Saturno en
251' de Piscis a la semicúspide de IV en 31' del filósofo Jean Paul
Sartre con su concepto central de náusea, el vacío interior y la angus-
tia existencial, complementario al Plutón en 2125' de Géminis sobre la
semicúspide de VIII en 1915', o el Mercurio en 338' de Géminis sobre
la semicúspide de III en 340' del pensador Karl Marx, que fundó en la
actividad económica y la dialéctica su comprensión del fenómeno
humano, explayada en vastos escritos, mientras Júpiter en 1257' de
Capricornio sobre la semicúspide de XI en 1151' también refleja sus
ideas de mejora de la estructura social. El Urano en 117' de Virgo jun-
to a la semicúspide de III en 2914' de Leo de Albert Einstein muestra
al arquetipo del genio del siglo XX. Hugh Hefner, el magnate fundador
de la revista Playboy, tenía a Plutón (sexo) en 1238' de Cáncer (¡co-
nejos!) sobre la semicúspide de X en 1219' y William Hearst (abuelo
de la antes mencionada Patty Hearst), pionero consciente del poder de
la prensa norteamericana como formadora de opinión y constructora
del poderío económico personal y nacional, tenía a Marte en 10' de
Cáncer y, como Bush, sobre la semicúspide de II en 16'. Por su lado
el filántropo Albert Schweitzer tenía a Júpiter en 009' de Escorpio so-

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 301


bre la semicúspide de I en 010' opuesto al otro regente de Piscis,
Neptuno, en 281' de Aries en VII (¿los aborígenes africanos?).
En el caso de los actores, que trabajan una construcción social
de la autoimagen que no guarda necesariamente relación con su per-
sonalidad, encontramos al modelo escocés Sean Connery encasillado
en James Bond, arquetipo del agente secreto, con Marte en 2816' de
Géminis conjunto a la semicúspide de VI en 293' y Mercurio en 291'
de Virgo no muy lejos de la semicúspide de VIII en 24' de Libra, a la
luminosa y seductora belleza de Grace Kelly, simbolizada por el Sol
en 1934' de Escorpio sobre la semicúspide de I en 1831' y convertida
en Princesa (Sol) de Mónaco, estado basado en movimientos financie-
ros millonarios (Escorpio). También a la actriz fijada desde hace déca-
das en la conducción del programa televisivo argentino "Almorzando
con Mirtha Legrand", que tiene su conjunción de Urano (televisión) en
280' de Piscis (glamour) y Venus (belleza, ingesta) en 2654' abrazan-
do a la semicúspide de VI (hábitos) en 2712' o la vedette argentina
Moria Casán, quien con Neptuno en 1515' de Libra cerca de su semi-
cúspide de I en 1727' y sobre todo su Urano en 759' de Cáncer en
conjunción a la semicúspide de X en 833', ha sido identificada por sus
diversas actividades, sobre todo sus pioneros talk-shows de la tarde,
como la revolucionadora de los prejuicios del ama de casa promedio.
Y ya que de Urano hablamos, María Soledad Morales, la
adolescente argentina que fue violada y asesinada por elementos de la
cúpula política de la provincia argentina de Catamarca, lo tenía en
2146 de Libra sobre su semicúspide de VIII en 2154, simbolizando a
nivel personal su búsqueda de liberarse de las convenciones sociales
provincianas en lo que respecta a los vínculos (Libra) sexuales (VIII),
mientras que a nivel social su muerte (VIII) despertó (Urano) dramáti-
camente en todo el país la consciencia de las fallas en la justicia
(Libra). Y mi ejemplo favorito, el caso del genial Orson Welles, cuyo
Urano en 1534' de Acuario en conjunción sin orbe con la semicúspide
de IX en 1534' simboliza tanto a la invasión extraterrestre como la mí-
tica transmisión radial con ese tema que lo inmortalizó.
No quisiera dejar de mencionar otros aspectos de un planeta a
las semicúspides, dado que hasta aquí privilegié casi en exclusiva la
conjunción. Tal como el caso del líder espiritual indio Mahatma
Gandhi, cuyo Júpiter en 1124' de Libra se halla cerca de la semicús-
pide de XII (1311') y desde allí aspecta dentro del grado de orbe a las
semicúspides de I/VII (118' de Escorpio/Tauro), II/VIII (1050' de Sagi-

302 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


Figura 31. Carta Natal de Eduardo VIII

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 303


tario/Géminis), III/IX (1116' de Capricornio/Cáncer) y X/IV (1233' de
Leo/Acuario). Ejemplo sumamente elocuente de su condición de líder
espiritual y sobre todo su persistente resistencia pacífica al poder
británico que logró a la larga la independencia de la India, tal como la
red de aspectos a tantas semicúspides (medioambiente) permite ver.
El caso opuesto es el de un individuo con tres o más planetas
propios emplazados en semicúspides. Lo vi en varios conocidos míos
y puedo asociarlo con una sensación de estancamiento, destinos difíci-
les, oscuros o demasiado enredados en condicionamientos medioam-
bientales. No es de extrañar que no haya tantas Cartas públicas para
ejemplificarlo. Ya comenté el caso de Fabián Tablado. Otro buen
ejemplo es el de Eduardo VIII (figura 31), el soberano inglés que abdi-
có para poder casarse con una norteamericana divorciada, Wallis
Simpson. Tiene al Sol en 221 de Cáncer sobre la semicúspide de V
en 136', Venus en 2318' de Tauro sobre la semicúspide de III en
2359', Neptuno en 140' de Géminis sobre la semicúspide de IV en
1356' y la Luna en 337' de Piscis, muy cerca de la semicúspide de I
en 546'. Todos ellos son planetas "románticos" (incluidos los tres fe-
meninos) situados debajo del horizonte en Casas o signos de esas
mismas características, por lo que no sorprende que el joven príncipe
de Gales se sintiera incómodo con las pesadas cargas del protocolo
real y que se atrincherara en su casa de campo a cuidar flores, profun-
dizar en su vida interior y mantener un círculo de íntimos. La muerte de
su padre y el ascenso al trono no fueron buenas nuevas para él, y
cuando el amor y las presiones políticas de su nuevo cargo (a Churchill
no le hacían ninguna gracia sus simpatías germanófilas) se volvieron
incompatibles, acudió a Urano, el único planeta sobre una cúspide pro-
piamente dicha (en conjunción exactísima a la IX) y de hecho el más
elevado, cortando mediante su abdicación con el rol que se le había
impuesto (Urano ha sido el enemigo arquetípico –oposición de Acuario
a Leo– de las monarquías) y llevando empecinadamente hasta sus
últimas consecuencias las connotaciones amorosas del simbolismo de
sus planetas emplazados en las semicúspides para hacerse de un
lugar muy particular en la historia del siglo XX.

III.3. Las semicúspides en los sistemas de predicción


El concepto de semicúspide es también por supuesto aplicable
a las técnicas predictivas, aunque de un modo no tan evidente como
en el caso de las cúspides propiamente dichas, ya que éstas favorecen

304 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


la expresión del simbolismo planetario mediante eventos concretos,
mientras aquellas tienen más que ver con estados, detenciones,
interiorizaciones, etc. Pero valga como primer ejemplo mi propio caso
(figura 28), en el que las dos pérdidas más importantes que he tenido
han sido acompañadas, en el caso de la muerte de mi hermano
(8/11/78), por Mercurio (hermanos) en Géminis (hermanos) regente de
mi Casa III natal (hermanos) estacionado por progresión secundaria
sobre mi semicúspide de Casa XII (pérdidas; además, él era de
Géminis con Mercurio en XII) con 8' de orbe, y en el de la muerte de mi
padre (28/6/87) por el Sol (padre) progresado en Cáncer (progenitor)
arriba de la semicúspide de Casa I (a la que había conjuntado con 1'
de orbe seis meses antes la Luna nueva progresada, cuando se decla-
ró su enfermedad), rigiendo por exaltación mi Mediocielo (progenitor)
natal en Aries (además él era Aries con Ascendente Aries y Sol en I).
A la hora de elegir un caso público, creo adecuado el de
Eduardo VIII de Inglaterra, dado el rol protagónico de las semicúspides
en su Carta Natal, tal como viéramos al finalizar el apartado anterior
(III.2). Cuando su abuelo falleció el 6/5/10 y su padre accedió a la
corona actualizando las posibilidades de su propia futura regencia, el
Ascendente progresado conjuntaba a esa Luna natal sobre la semicús-
pide de I (mientras el Mediocielo progresado conjuntaba, por supuesto,
a Júpiter). Un mes antes de la muerte de su propio padre que lo llevó
irremediablemente al trono (20/1/36) ocurrió un eclipse de Sol en 31'
de Capricornio, opuesto al Sol natal (padre, monarquía) sobre la semi-
cúspide de V (siete meses antes había ocurrido un eclipse total de Sol
a apenas 5' de orbe de antiscio a dicho Sol natal). Abdicó antes de
transcurrido un año, el 11/12/36, dos días antes de que un nuevo eclip-
se de Sol (Rey) conjuntara ahora a una cúspide propiamente dicha (el
eclipse en 2149' de Sagitario sobre la cúspide de XI en 2249') para
casarse dos días antes de un eclipse de Sol, otra vez total, en 1736'
de Géminis, cerca de su Neptuno natal sobre la semicúspide de IV.
Respecto de los tránsitos y las Revoluciones Solares, la Solar
correspondiente al fallecimiento del abuelo activó a planetas que en la
Carta Natal conjuntaban a semicúspides (detalle interesante, dada la
vivencia de estar atrapado en el propio destino que dimos a estos
puntos), poniendo en un primer plano mediante la conjunción al Medio-
cielo de la Revolución Solar a Venus y Neptuno, así como a la Luna,
en conjunción ahora a la cúspide de XII. Dos meses antes de la muerte
de su padre Saturno se había estacionado en 335' de Piscis, a minu-
tos de su Luna natal en semicúspide, mientras Júpiter transitaba en X

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 305


una exacta oposición a su Neptuno natal en semicúspide. Este tránsito
se repetiría dos veces durante los difíciles meses de su corto reinado,
hasta oponerse al Sol natal en semicúspide el día de su abdicación
con medio grado de orbe. Durante toda esta época, coincidente con su
relación con Wallis, la amorosa Venus, que en la Natal estaba en semi-
cúspide, progresada ahora por Arco Solar pasaba arriba de su Sol
natal en semicúspide de V y en la revolución solar lo conjuntaría en
tránsito junto al Nodo negativo (separación por amor del monárquico
Sol natal).
Es interesante contrastarlo con la acción de Urano, el único
planeta natal en exactísima conjunción a una cúspide propiamente
dicha, como ya señaláramos. Estacionado durante su breve reinado en
935' de Tauro, se oponía así en tránsito con un cierto orbe a su Urano
natal, marcando el clásico momento de reorientaciones en la vida y
desafíos a las pautas exteriores ya transitadas. Este planeta, quizás el
único posibilitado de accionar con verdadera eficacia por su presencia
sobre cúspide intermedia y a diferencia de tantos otros planetas suyos
sobre semicúspide, hizo luego el partil definitivo (oposición con 0º0’ de
orbe al Urano natal, y por lo tanto a la cúspide intermedia) exactamen-
te el día de su casamiento, es decir su liberación definitiva para vivir
plenamente sus planetas en semicúspide.

III.4 Epílogo
No estoy seguro sobre si este aporte, aunque fundamentado,
será una pieza esencial del arsenal astrológico, la investigación de ter-
ceros en la misma línea lo dirá con el tiempo. Las últimas décadas han
visto una proliferación de puntos sensibles que, en su acumulación,
amén de en muchas ocasiones su carácter francamente especulativo,
es más lo que confunden y, de ese modo, empobrecen, que lo que de
hecho enriquecen al quehacer cotidiano del astrólogo. Pero como
estas semicúspides pueden ser muy útiles para comprender la
problemática, vivencias y potenciales positivos de algún planeta
puntualmente allí emplazado o aspectante a muchas de ellas y quizás
dichos contenidos no hubieran sido de otro modo vistos con claridad,
confío justificado haberlas compartido en este capítulo.

306 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


IV. FORMULAS
El cálculo de las cúspides y semicúspides topocéntricas se logra con la
llamada Fórmula del Ascendente, es decir:
TAN(LONG) = (SEN(E) x TG(FI) - COS(E) x COS(AO) ) / SEN(AO)
en donde LONG es la longitud eclíptica (expresable luego en grados
zodiacales);
E es la oblicuidad de la Eclíptica (el ángulo entre ésta y el Ecuador), es
decir, unos 2327';
FI es el polo de la cúspide: la latitud geográfica en el caso del
Ascendente, 1/3 de dicha latitud en las cúspides de las Casas XI y III y
2/3 en las cúspides de las Casas II y XII. En el caso de las
semicúspides, 1/6 para las Casas sX y sIII, 1/2 para las Casas sXI y
sII, y 5/6 para las Casas sI y sXII (la “s” previa al número romano es de
“semicúspide”);
AO es la Ascensión Oblicua de la cúspide: Casa XI, ARMC + 30;
Casa XII, ARMC + 60; Ascendente, ARMC + 90; Casa II, ARMC +
120; Casa III, ARMC + 150. Para las semicúspides, Casa sX, ARMC
+ 15; Casa sXI, ARMC + 45; Casa sXII, ARMC + 75; Casa sI,
ARMC + 105; Casa sII, ARMC + 135; Casa sIII, ARMC + 165;
ARMC es la Ascensión recta del Mediocielo, es decir, la Hora Sidérea
del evento (lograda después de los cálculos habituales para determinar
la domificación) multiplicada por 15, o, de otro modo, la posición
eclíptica del MC traducida a su equivalente ecuatorial, la Ascención
Recta Eclíptica (ARe), según la fórmula TAN(ARe) = COS(E) x
SEN(LONG) / COS(LONG), en donde si la longitud eclíptica es mayor
que 90 y menor que 270, hay que sumarle 180 al resultado.
Si la AO es menor que 180, sumar 90 al resultado finalde la
semicúspide; si es mayor que 180, sumarle a dicho resultado 270.
También podemos lograr visual o mentalmente un primer cálculo
aproximado de las semicúspides (el grado de aproximación será
mayor cuanto menor sea la latitud geográfica) determinando el punto
medio (semisuma) de la longitud eclíptica de las dos cúspides
(topocéntricas o de Placidus) adyacentes: (cúspide A + cúspide B) / 2.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 307


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Taraporevala Sons, 1972
POLICH, VENDEL, El Sistema Topocéntrico, Buenos Aires, Editorial Regulus,
1976
POLICH, WENDEL y ANTHONY NELSON PAGE, Tablas de ascensión recta
eclíptica con manual de direcciones primarias, Buenos Aires, Centro
Astrológico de Buenos Aires, 1970
----- "El Sistema Topocéntrico de Casas", Buenos Aires, Revista Astrología
N96, 97, 99 y 100, 1984/5
RAMAN, BANGALORE VENKATA, Graha and Bhava Balas, New Delhi, UBS
Publisher's Distributors, 1992
RODRIGUEZ VAZQUEZ, ELSA, e-mail personal dirigido al autor en marzo de
2003, originalmente enviado a la lista astrológica Ptolomeo el
29/3/2001
RUDHYAR, DANE, El ciclo de las lunaciones, Barcelona, Editorial Sirio, 1987
SANTOS SANTOS, DEMETRIO, Investigaciones astrológicas, Madrid, Editora
Nacional, 1978
SPICASC (CARLOS RAITZIN), "La interpretación de las direcciones,
revoluciones y tránsitos según Morin de Villefrance", Buenos Aires,
Revista Astrología N 68 (especial), 1977
SCHMIDT, ROBERT, "The Facets of fate: The Rationale underlying the
Hellenistic System of Houses", Grass Valley, Revista The Mountain
Astrologer, Dic/Ene 1999/2000
----- "House Divisions, Planetary Strenght and Cusp in Hellenistic Astrology",
Proyect Hindsight, 1996
TIERNEY, BIL, Dinámica y análisis de los aspectos, Barcelona, Revista
Mercurio-3, N31 (especial), 1990
WANGEMANN, EDITH, "The Astrological Aspects", Londres, Revista
Astrology, Vol 49 N1/2, 1975

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 309


VI. DATOS NATALES

ABREVIATURAS:
N.: el nativo
P.N.: partida de nacimiento, registro de bautismo o similares

FUENTES:
A.I: "Astrodata I, Profiles of Women", Lois M. Rodden, American Federation of
Astrologers
A.II: "Astrodata II, The American Book of Charts", Lois M. Rodden, A.F.A.
A.III: "Astrodata III, The Ocult Collection", Lois M. Rodden, A.F.A.
A.IV: "Astrodata IV, The Culture Collection", Lois M. Rodden, A.F.A.
A.V: "Astrodata V, The Crime Collection", Lois M. Rodden, A.F.A.
AJ: Revista Astrological Journal, Londres
AKP: "Astrologers, Kings, Politicians and others", Alexander Marr, Ediciones
Sirio
Caba: Base de Datos de la Biblioteca de la Fundación Centro Astrológico de
Buenos Aires
F: Fowler's Compendium of nativities, M. Harrison
P.A.: "Political Astrology", Alexander Marr, Ediciones Sirio
P.III: "Prediction III", Alexander Marr, Ediciones Sirio

CARTAS:
La hora natal está en todos los casos expresada en G.M.T. o T.U. (Tiempo
Universal) y la fecha en Calendario Gregoriano.

ACCIDENTE BAILARINES, 22:05, 10/10/1971, 34s36 58w26, Caba (registros


periodísticos)
ARGENTINA, 16:26:08, 9/7/1816, 26s50 65w12, A.P., rectificada por
Alexander Marr, Eloy R. Dumón y Roberto Martori sobre datos del
historiador y astrólogo Juan José Cresto
BERGARA LEUMAN, ANGEL, 21:30, 5/9/1932, 34s36 58w26, Caba
BRANDO, MARLON, 5:00, 4/4/1924, 41n17 96w01, A.II (citado por Doris
Chase Doane)

310 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


BRIGNONE, JERONIMO, 8:31, 7/6/1962, 34s36 58w26, P.N. (8:30), rectificada
por N. y Rubí Leza
BUSH, GEORGE W. (JR.), 11:26, 6/7/1946, 41n18 72w55, Caba, AJ Sep/Oct
1999
CARDIN, PIERRE, 13:00, 2/7/1922, 45n41 12e22, A.IV, P.N. en mano (a
Steinbrecker)
CASAN, MORIA, 12:05, 16/8/1950, 34s36 58w26, Caba, rectificada por Rubí
Leza (P.N. 11:50)
CONNERY, SEAN, 17:05, 25/8/1930, 55n57 3w11, A.II, P.N.
CHANEL, COCO, 16:0:20, 19/8/1883, 47n17 0w05, A.I, P.N. (en mano, Dana
Holliday)
DIOR, CHRISTIAN, 1:20:40, 21/1/1905, 48n50 1w36, A.IV, P.N. (en Cahiers
Astrologiques N73)
DISNEY, WALT, 6:35, 5/12/1901, 41n49 87w37, A.IV (de Disney Studios,
según Marion March)
EDUARDO VIII, 22:03, 23/6/1894, 51n26 0w16, AKP, rectificada por Alexander
Marr, Registro Anual de la Corona (22:00)
EINSTEIN, ALBERT, 10:49:45, 14/3/1879, 48n24 10e0, AKP, rectificada por
Alexander Marr; A.II, P.N. en mano (a Ebertin, 10:50)
ENRIQUE VIII, 10:40, 7/7/1491, 51n29 0w0, F., registros contemporáneos
citados por Martin Harvey
FREUD, ANNA, 14:15, 3/12/1895, 48n13 16e20, A.I., carta de Simund Freud
citada por Grazia Bordoni
GANDHI, MAHATMA, 2:48, 2/10/1869, 21n38 69e36, F. (dato tradicional
unánime)
GIVENCHY, HERBERT, 11:30, 20/2/1927, 49n26 2e05, A.IV, P.N. (en mano a
Steinbrecker)
GOEBBELS, PAUL JOSEPH, 22:30, 29/10/1897, 51n10 6e27, P.II. P.N.
(Gauquelin)
GOERING, HERMANN, 3:00, 12/1/1893, 47n51 12e6, P.II, P.N. (Gauquelin)
HEARST, PATTY, 2:01, 21/2/1954, 37n47 122w25, F., P.N.
HEARST, WILLIAM RANDOLPH, 14:47:40, 29/4/1863, 37n47 122w26, A.IV
(mostrada por N. a dos de sus asociados)
HEFNER, HUGH, 22:20, 9/4/1926, 41n49 87w37, A.IV, P.N. (en mano a Smyth
& Wilson)

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 311


HIMMLER, HEINRICH, 14:30, 7/10/1900, 48n08 11e35, P.II, P.N. (Gauquelin)
ISABEL LA CATOLICA, 16:57, 1/5/1451, 51n05 5w0, A.I (obstreta, citado en
las Crónicas de Valladolid)
KELLY, GRACE, 10:31, 12/11/1929, 39n57 75w11, AKP, rectificada por
Alexander Marr, AJ Primavera 82/83, PN (5:31 +5)
LEGRAND, MIRTHA, 0:47, 24/2/1927, 34s01 61w36, Caba, rectificada por
Rubí Leza según dato "de una conocida" de N.
MAC ENROE, JOHN, 21:30, 16/2/1959, 50n05 8e14, A.III (carta de la madre
de N. a Marc Penfield)
MARX, KARL, 1:35:36, 5/5/1818, 49n45 6e06, A.II, P.N. (según Wemyss)
MASSERA, EMILIO, 21:00, 19/10/1925, 34s36 58w26, Caba
MENEM, CARLOS SAUL, 11:08, 2/7/1930, 28s49 66w57, Caba, rectificada por
Rubí Leza
MORALES, MARIA SOLEDAD, 20:59, 19/9/1973, 28s28 65w47, Caba,
rectificada por Rubí Leza según dato "de una conocida" de N.
NIXON, RICHARD, 5:10:51, 10/1/1913, 33n50 117w46, AKP, rectificada por
Alexander Marr, F. (P.N. 21:30, enfermera 21:44)
OSHO (SHREE BAGHWAN RAJNEESH), 11:43, 11/12/1931, 23n15 77e23,
A.V, dato proporcionado por la madre
PASOLINI, PIER PAOLO, 5:31, 5/3/1922, 44n29 11e20, A.III, P.N. en mano
(Steinbrecher)
PINTI, ENRIQUE, 17:55, 7/10/1939, 34s36 58w26, Caba, dado por N.
PORCEL, JORGE, 12:30, 8/9/1936, 34s36 58w26, Caba
RUSSELL, BERTRAND, 17:55:52, 18/5/1872, 51n45 2w43, P.II (biografía)
SANDRO, 6:13, 19/8/1945, 34s36 58w26, Caba, rectificada por Rubí Leza
sobre P.N. mostrada en televisión por N. (6:20)
SARTRE, JEAN PAUL, 15:05:40, 21/6/1905, 49n50 2e20, P.II, P.N.
(Gauquelin)
SCHWEITZER, ALBERT, 23:20:56, 14/1/1875, 48n09 7e16, P.II, P.N. (según
Huber)
TABLADO, FABIAN, 8:42, 6/5/1976, 34s27 58w34, Caba (rectificada por Rubí
Leza, quien recibió los datos de una vecina del N.)
WELLES, ORSON, 13:00, 6/5/1915, 42n35 87w49, A.II, P.N. (Steinbrecher)

312 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone

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