17 de agosto del 2021, Santo Domingo, D. N., Rep. Dom.
RESUMEN: Ciencias de la complejidad y otros pensamientos. Cap. II: El problema más difícil.
La distinción entre complejidad y pensamiento sistémico.
Antes de iniciar se hace necesario saber qué es la complejidad y el pensamiento sistémico exactamente. Bueno, el concepto de complejidad hace referencia a algo que se encuentra constituido por diferentes elementos que se interrelacionan. Por otro lado, el pensamiento sistémico determina su propio ámbito de trabajo: se interesa en “sistemas”, o sea, en complejos de elementos que se encuentran. Ahora bien, a partir de la capacidad de relacionar, el pensamiento sistémico plantea un cruce o una integración entre disciplinas y ciencias diferentes, y esta integración se daría justamente en el marco de la teoría general de sistemas (von Bertalanffy) o de las aproximaciones sistémicas. Por lo tanto, concluimos que en el pensamiento sistémico existen las expresiones abiertas y cerradas, y como ejemplo de ello tenemos: Una expresión abierta de parte de von Bertalanffy (y no refutada explícitamente por ningún pensador sistémico) es el hecho de que reconoce que existen sistemas abiertos y sistemas cerrados. En la complejidad ocurre distinto, únicamente existen sistemas abiertos. De hecho, aquí ni siquiera existen los sistemas cerrados o aislados; se trata, tan sólo de abstracciones. Todos los sistemas son abiertos, incluyendo incluso el universo en el que vivimos. Podemos decir que el pensamiento complejo y el pensamiento sistémico son visiones que conducen a analizar las situaciones complejas de manera más holística. Ambos surgen ante la debilidad del método científico para analizar situaciones humanas, sociales y ambientales, en las que no es posible separar el todo en sus partes. El pensamiento sistémico, se basa en la percepción del mundo real en términos de totalidades para su análisis, comprensión y accionar. Mientras que el pensamiento complejo aborda el conocimiento como un proceso que es a la vez, biológico, cerebral, espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico. Otras diferencias que podemos citar respecto a la complejidad y el pensamiento sistémico son: el primero (complejidad) sirve para establecer ligación de las partes en el todo estableciendo relaciones entre ellas y considerando sus diferencias, mientras que el segundo (pensamiento sistémico) sirve para ver interrelaciones en vez de cosas; patrones de cambio en vez de imágenes estáticas.
La distinción entre ciencias de la complejidad y pensamiento complejo.
El pensamiento complejo constituye una aproximación científica al estudio de los sistemas complejos; su novedad es de orden metodológico y técnico y no implica, necesariamente, una renovación epistemológica. Mientras las ciencias de la complejidad se basan en el empleo intensivo de métodos formales (en rigor, el modelado y la simulación matemática y computacional) para tratar nuevos problemas científicos, fundamentalmente, el comportamiento caótico, las propiedades emergentes y la dinámica no lineal. El rasgo definitorio más claro del pensamiento complejo de E. Morin es que se inscribe plenamente en la mejor tradición francesa de la filosofía del sujeto (philosophie du sujet). Para Morin, decir complejo equivale a decir: “positivo”, “favorable”, “deseable”, “mejor” o “superior”. En el plano de la lógica, sostiene Morin que los principios del pensamiento complejo son tres: distinción, conjunción e implicación. Por otro lado, tenemos las ciencias de la complejidad. El mundo de las ciencias de la complejidad se ocupa de las transiciones orden/desorden; es decir, ¿por qué el orden se rompe? Y también: ¿cómo es posible que a partir del desorden sea posible el/otro orden? Son ciencia en el sentido del rigor: rigor conceptual, metodológico, matemático, computacional, sintáctico, y demás. En conclusión, la diferencia más clara entre las ciencias de la complejidad y el pensamiento complejo es precisamente éste, a saber: en el caso de Morin se trata de intuiciones, ideas, espíritu y propósitos que, ciertamente, no son rechazables sin más. En el caso de las ciencias de la complejidad se trata de argumentos, demostraciones, lógica(s), rigor, experimentos, modelaciones y simulaciones que han enriquecido de manera fundamental la comprensión del mundo y del universo, y que constituyen, a todas luces, una auténtica revolución en el conocimiento. Con las ciencias de la complejidad se trata, evidentemente, de un avance de la ciencia, un progreso del conocimiento humano.
La distinción entre ciencias de la complejidad y cibernética.
Las ciencias de la complejidad se fundan, se derivan y son hereditarias de la cibernética. Son los enfoques sistémicos y el pensamiento complejo lo que, acaso de manera indiscriminada, recurren a la cibernética como análoga o complementaria o constituyente del estudio de los fenómenos, sistemas y comportamientos caracterizados por complejidad. La cibernética, por su parte, se funda en dos nociones fundamentales, así: la idea de un observador y la noción de comunicación y de control. El observador siempre lleva a cabo una observación local, y trabajando en comunicación y control, la idea de que es necesaria una función central para ambos para que un organismo o una sociedad funcione. Esta se divide en dos, cibernética de primer orden y de segundo orden. La cibernética de primer orden estudia el control y la comunicación entre máquinas y seres vivos; la cibernética de segundo orden, por tanto, estudia todos los temas sociales y, por derivación, todos aquellos atinentes a cuestiones como responsabilidad social, cooperación, acción colectiva, y otros que apuntan, ulteriormente a dominios diversos como la ética, la administración, la economía y la política. En otro orden, pensar en términos de las ciencias de la complejidad significa trabajar con la ausencia de sistemas jerárquicos, con la afirmación de la ausencia de un control central rígido, en fenómenos y procesos en paralelo. en el marco de las ciencias de la complejidad, existe un diálogo cruzado entre lo natural y lo artificial, entre elementos y estructuras bióticas y abióticas, y ciertamente no a priori a la escala humana o antropocéntrica sobre cualquier otra. Un rasgo propio de las ciencias de la complejidad en general es el hecho de que por encima de la idea de causalidad y de centralidad, reconoce de entrada y trabaja sobre ella, la idea de procesos y sistemas en paralelo, no jerarquizados, sin control central y en la que el centro emerge siempre en función de cada tarea o situación en un sistema determinado cualquiera.